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"El principio del final". Siempre me han gustado los inicios, te permiten crear una nueva realidad en donde tu vida no se esté desmoronando y dejas atrás todo aquello que te atormentaba. La cuestión es que, cuando el inicio es el principio del final, es precisamente todo lo contrario, entre más tratas de correr, más te persigue todo aquello que te duele, te atrapa y te devuelve al lugar más recóndito de tu mente donde no quieres estar.
Debo admitir que me permití imaginarme escribiéndole las mejores cartas de amor, pero nunca escribiéndole una de despedida y, debe saber que el hecho me ha caído como un balde de agua fría, pues siento que he caído de un edificio de treinta pisos y me he desplomado en el concreto del piso únicamente con mi corazón, convirtiéndose en polvo al instante. Te veo demasiado lejana, aunque te tengo cerca. Solía pensar que seríamos eternos, debí saber que te perdería en algún momento, soy incapaz de mantener algo bueno entre mis manos, yo fui un error para ti, aunque tú fuiste para mí el sueño de mi vida, uno que me trajo a la vida y también me llevó a la muerte. Un amor que amé con toda mi alma y mi ser, pero que cada vez que te observaba iba más abajo, es porque por amor estaba cayendo, y el mismo amor que alguna vez me hizo florecer, es el mismo que ahora me está matando, y no es nada más que mi culpa, porque donde antes se escuchaba el sonido de tu risa, ahora lo inunda un profundo e inquietante silencio.
Debo confesarle que había noches en las que me encontraba pensando y sonriéndole al techo al imaginarme toda una vida a su lado y, quizá piense que soy un romántico empedernido al imaginarla de esa manera, usted con arrugas, pero tan hermosa como siempre y yo todo un viejo con una vida plena, pues no había mejor premio que envejecer con la persona que había tenido su corazón desde joven. Más que decepcionante, es doloroso saber que se quedará en un simple deseo de medianoche.
Te amé de una forma en la que no había amado antes, me enseñaste que te pueden doler los huesos al amar con tanta intensidad, y aprendí que también es posible que te duela el alma. Amarte fue un dolor que se extendió por todo mi cuerpo y también fue sentir la calidez de tus besos que calmaban toda tormenta en mi mente. Amarte fue un oscuro silencio y una luz llena de risas. Me llenaste de la dicha de ser un hombre emocionalmente libre, de no comerme ningún sentimiento, y fue así, a tu lado me sentía libre. Te quedaste con cada parte de mí, con mi corazón, mi alma, mis pulmones y me he quedado solamente con un vacío lleno de lo que alguna vez fuimos.
Ya no eres mía, y no te siento mía, no me siento con el derecho de hablarte, ni de besarte, ni de tocarte, menos de mirarte. Siento que, como te perdí, perdí también cualquier derecho sobre tu persona.
No sé si estoy cometiendo un error al desaparecer de esta forma, como tampoco sé si es un error el quedarme y observar cómo nos destruimos mutuamente, porque, amor, tú dejaste de ser tú y sé que no puedo tenerte de vuelta, estás aquí, pero sé que no estás aquí, y aunque decidas quedarte, ya te he perdido. Alguna vez te conté que yo no podía vivir sin tu presencia, pues es verdad, porque estoy experimentando lo que es estar muerto en vida, lo que no es poder respirar sin tu calor cerca, me falla el cuerpo y temo quedarme así por el resto de mis días y, debes saber, dueña de todo mi ser, que mi promesa sigue en pie y voy a amarte hasta que mi corazón deje de latir. Te has convertido en la mujer de mi vida y el amor de absolutamente todas mis existencias, nadie podrá hacerme lo que tú me hiciste sentir y tampoco nadie podrá quitarme tu recuerdo de mis pensamientos. Me cautivaste como nada, ni nadie lo ha hecho, viviré amándote y adorándote por la eternidad, porque una mujer así no se olvida, ni se supera, fue lo mejor que pudo pasarme en la vida y la amé, la amo y la amaré sin importar la distancia, las horas, los días e incluso los años. No te dejo ir porque no te amé, porque es justo que te dejo ir porque te amo como no he amado, ni amaré, pero a mi lado, ya no tienes luz y temo dejarte en una oscuridad. Me salvaste, y siempre estaré agradecido por la forma en que me acogiste cuando no tenía nada y mi mente me mataba día con día. Y aunque ahora esté muerto, tú estás viva en mi corazón.
Te amo, espero que en algún momento puedas recordar y entender que mis intenciones fueron rotundamente buenas y que te amé y te seguiré amando como recito en esta carta.
Tú, afuera, radiante, hermosa y ufana, y yo, destruido, enloqueciendo y con un hoyo gigante en el alma.
Hasta siempre y siempre tuyo, Zeús
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My dear;
I met you at the precise moment when I had lost faith, illusions, and the enchantment in everything around me. I was in a state of resignation to anything, thinking I was impenetrable, and believing that no rock could break my soul, which had already turned into a piece of metal. Then you came along, captivating me from the very beginning. You became the escape from the gray world and the ticket to a paradise filled with colors. I had never felt so lost as in your beautiful and bright blue eyes, nor in those finely sculpted lips, or your soft hair, or your warm hands.
I want you to know that without you, I am worth nothing, because if you leave, you take several pieces of my heart with you. With you goes the strength and support I used to have; by your side, I am a man who cries, regrets, and is lost in your gaze. By your side, I am nothing more than weak and frustrated emotions. You are like waking up on a sunny day without alarms or deadlines, like walking barefoot on the beach, like sitting to watch a sunset.
It seems strange to me that you haven't realized that beauty resides in you, that you are the embodiment of perfection in my eyes, that you are a fantasy, a utopia. You are unattainable, incomparable, and unmatched. You are the kind of girl everyone would want to have and the envy of those other women, gray and senseless. You are everything I've always wanted and wouldn't trade for anything. If I ever let you go, it was a mistake, perhaps the biggest mistake I've made in my life. I wish to make amends and also mend you. Amidst a plane full of stars, you are the biggest and brightest, the only company to my lonely moon, and surely the guiding star that led me to become who I am.
You are and will always be the most beautiful flower in an entire garden, the brightest star in the entire sky, and above all, the most important in my heart.
To me, you are sacred, and I have venerated you for a long time, and I will continue to do so until the end of my days
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Estas ahí, buscando con tu mirada el consuelo de mi amor. Mis ojos te dan la respuesta y no te sientes dueña de aquello que te pertenece. Mi voz quiere pronunciar tu nombre, pero es arrullada por el silencio. Mi corazón tiene tatuado el calor de tus labios, pero eres ciega ante tal tinta. Puedo ver tus ojos brillar de tristeza y mis brazos quieren alcanzarte, pero están inmóviles. Y cuando te alejas, el aire vuelve a mis pulmones, pero ya no tienen motivo para seguir respirando.
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Disturbio.
Desespero. Ansías. Miseria. Disturbio. No puedo respirar, no puedo escribir, no puedo hablar, mi corazón sangra y aquel liquido cristalino está gritando tu nombre. Mis manos tratan de parar la pérdida mientras una tormenta cae sobre mis hombros. Ambos líquidos se mezclan, no puedo distinguir cuál es la sangre derramada y cuál es la repentina lluvia que me abraza. Grito tu nombre y mi voz se atasca. Busco tu piel y no puedo tocarla. Anhelo tu calor y me encuentro con el dulce frío de tu ausencia. Mis ojos se cierran y apenas puedo percibir el perfume que te rodea, mis oídos se alertan al escuchar aquellas notas melodiosas detrás de toda esta gran miseria. Es tu voz. Mis manos comienzan a temblar, te reconocería incluso en medio del desespero, la dueña irrevocable del disturbio en mi cabeza, de la tormenta en mis ojos y de la bala atravesada en mi corazón. Y de repente, como si de un milagro se tratase, con solo imaginarte el dolor se convierte en una dulce simpleza, la desesperación se convierte en paz abrumadora cuando te observo danzando en el rio de sangre de mi agonía, mi corazón ya no tiene pulso, pero está latiendo por ti. Y es ese pequeño momento, esa dulce miseria donde sé que podrías quitarme cada uno de los órganos de mi cuerpo y mi alma aún te pertenecería, donde abandonaría el cielo y me dejaría sostener por el pecado de tus labios. Mis pasos hacen eco, pero lo único que puedo escuchar es a tu cuerpo pidiendo el mío, intento tocarte y no te siento, intento acércame y desapareces. Mi voz busca gritar aquello que tanto anhela. Dos palabras y será el fin de mi desgracia. Pero mi voz se ahoga, mi piel aún está sangrando y tú ya no estás aquí.
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