Somos un grupo de 4 jóvenes estudiantes de Comunicación preocupados por la violencia de género, desiguadad de oportunidades y discriminación en Nicaragua.
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Los hombres también sufren de acoso callejero
Hola, en esta publicación compartiremos un testimonio que nos envió un valiente que denuncia el acoso callejero en Nicaragua. Muchos ánimos para vos, tu orientación sexual no debe ser un factor de tristeza en vos y sobretodo gracias por compartir con nosotros tu historia.
-Pedro
Testimonio:
El acoso Callejero afecta a gran parte de las mujeres de nuestro país, pero ¿y los hombres? ¿Nosotros somos los acosadores, no? Pues se equivocan soy hombre y sufro de acoso callejero.
Tengo 17 años y estudio en la UCA, estoy cansado de salir a la calle y por el simple hecho de ser homosexual ser señalado y juzgado, no es fácil lidiar con este tipo de violencia.
El otro día me dirigía al parque japonés con uno de mis amigos, ese día decidí utilizar el pantalón más ajustado de mi guarda ropa, mientras caminábamos apareció un grupo de estudiantes de secundaria, entre más se acercaban podía escuchar los murmullos, empecé a sentir miedo y desesperación, era obvio que yo no quería estar ahí.
Cuando pasan a la par nuestra comienzan a gritar y reírse, sus comentarios despectivos me afectaron, lo debo admitir, lo único que dijo mi amigo fue: "Así son los de colegio público” luego de eso comprendí la falta tolerancia que existe en nuestro país, es producto de una mala educación y una cultura machista.
Este es un pequeño ejemplo de todo lo que debemos aguantar en las calles de Managua, hace poco estaba sentado comiéndome un quesillo, y unos estúpidos de un microbús comenzaron a decir un montón de cosas, sin duda ya no puedo ni comer en paz, claro se me olvida que soy homosexual y es normal ser acosado.
Sí para una mujer es difícil reclamar una agresión por miedo, créanme que para un hombre es todavía peor, ser el sexo "fuerte" y mostrar debilidad ante la sociedad es algo que no es costumbre de los hombres, cuando soy acosado me pongo en los zapatos de todas las mujeres violentadas, ignorar las agresiones públicas nunca debió ser una opción, convertirme totalmente "en una niñita indefensa" es algo para lo que no estoy preparado.
Escuchar cosas como: "¡Maricón, loca, Cochón!" Sólo demuestra la ignorancia y la intolerancia de nuestro país.
La normalización de estas conductas es totalmente estúpido, la sociedad considera que al ser homosexual todos los "piropos" te agradarán por el simple hecho que provienen de hombres, y lo único que provoca es impotencia, asco y vergüenza.
Lamento haber defraudado a la sociedad y no ser el heterosexual "fuerte, superior" terminé siendo todo lo contrario delicado y atento, cualidades "femeninas"
Cuando camino a las afueras de la UCA sólo debería agachar la cabeza ante el sol que golpea mi cara, no ante los comentarios de hombres y malas miradas de mujeres basados en mis diferencias.
Una desventaja para la sociedad, un error para muchos, pero para mí, un completo privilegio al ser y sentirme diferente.
Anónimo.
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No soy una costilla
A Eva la han condenado por los siglos de los siglos por comer de la manzana, cuando la expulsan,junto a Adán, de éste por comer del árbol del conocimiento, pienso que no tiene sentido... De hecho me recuerda al libro 1984 cuando dice “La ignorancia es la fuerza”. De esto se ha válido el patriarcado, por eso nos quieren en el hogar.
La ignorancia es el medio por el cual han tratado de dominarnos, negándonos espacios de educación y participación ciudadana es cómo a lo largo de la historia han tratado de convertirnos en un mueble más.
La ignorancia y no el conocimiento es el pecado más grande que la mujer puede cometer, negarnos la oportunidad de expandir nuestros horizontes es encadenarnos a las expectativas e imposiciones de una sociedad machista.
Perseguir nuestras ambiciones y deseos no debería causarnos culpa, ni provocar que seamos seamos aisladas por no cumplir con esas leyes no escritas pero que todas conocemos, pues han tratado de subyugarnos a través de éstas.
Empoderémonos. Comencemos por reevaluarnos como personas, conozcámonos mejor, aprendamos de nuestras fortalezas y debilidades, sepamos aceptar nuestras actitudes negativas, que sólo entorpecen nuestro proceso de crecimiento. Valorémonos, reconozcamos nuestro valor como personas, así como nuestros talentos. Defendámonos, luchemos por todo aquello en que creemos, luchemos por nuestra libertad. Seamos combativas, ayudemos a construir una sociedad más justa. Informémonos, pero no de fuentes basura; compartamos nuestros conocimientos. SEAMOS SOLIDARIAS, si podemos ayudar a otras mujeres u hombres en situaciones vulnerables, tendamos nuestra mano para el que la necesite. UNAMONOS, porque unidas somas una fuerza que camina en esperanza, porque la utopía es realidad.
- Gladys M. Alonso
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¿Considerarías que debería ser así?
Los roles y estereotipos van de la mano como pareja
Los roles de género determinan acciones y comprenden expectativas que la sociedad establece que este apropiada al sexo que perteneces.
Los estereotipos, se comprende como una percepción, que puede ser exagerada y con pocos detalles hacia una persona.
Si eres mujer, según el entorno, TÚ, tienes que ser “la del sexo delicado” “siempre tienes que andar bien arreglada” “te tiene que gustar la música romántica” “tu trabajo es de secretaria” “eres la ama de casa” , etc.
Si eres hombre, ante los demás, TÚ, tienes que ser “el del sexo fuerte” “tus trabajos son más pesados” “escuchas música de acuerdo con tu hombría” “eres la cabeza de una empresa” “eres el sustento económico”, etc.
Todo esto son puros ESTEREOTIPOS que la sociedad te impone. ¿Por qué seguirlos de acuerdo a los demás? ¿Lo hago porque los demás también? ¿Acaso uno no puede tener criterio propio? ¿Alguna vez te has hechos estas preguntas?
Algunas veces son los mismos padres quiénes te imponen obligaciones según tu género. A MI ME PASA, pero ¿por qué yo tengo que realizar una tarea doméstica si mi hermano también tiene manos? ¿No es a veces injusto? ¡Claro que sí lo es! Siempre busco la manera de que mis padres entiendan que ambos podemos realizar las mismas actividades.
Nadie tiene que decirte que debes o no de hacer, que esta de acuerdo o no a tu persona, sexo o género. Cada quién es dueño de lo que hace con su vida, de sus acciones, y de sus gustos.
Tampoco expreso que la mujer tiene que sobresalir más que el hombre, o viceversa, todo en esta vida es neutro, nadie está en una competencia.
No existe una ley en el mundo donde este establecido un reglamento de cómo tienes que desarrollarte en esta vida.
Cuando decidas cambiar, hazlo por tu bien y no por los demás. Si quieres desenvolverte en esta sociedad es para que tú te sientas cómodx con ella. Las personas cambian por su bien, y la sociedad también puede hacerlo.
-Elizabeth
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Tengo miedo...
Mi nombre es Samantha Frineé, pero prefiero el Frineé. Actualmente tengo 17 años y resido entre las ciudades de León y Managua.
Como mencioné en un post anterior, llevo aproximadamente 8 meses en la capital, Managua. Ahora soy un poco más independiente de mis padres, pues no los tengo a diario.
Para ser honesta, tengo miedo.
Sí, así es, me da muchísimo miedo salir de mi casa y no regresar, me da miedo el solo pensar en ser acosada o violada, me aterra el pensar que me pueden asaltar y matar.
Tengo una que otra experiencia que no he compartido por que me da pena.¿Por qué me deberia dar pena A MI? ¿He hecho algo mal? Pues creo que no.
Este espacio es para denunciar las cosas en las que no estamos de acuerdo y también me sirve de desahogo, así que aquí va la anéctoda de mi viaje más largo.
El viaje más largo
Era lunes, estaba en el interlocal que me traslada a la capital, por desgrafia me tocó irme adelante, en otra ocasión hubiese buscado otro bus, pero iba tarde.
El conductor del bus era moreno, de baja estatura y tenia una sonrisa extraña. No voy a mentir, desde que subió al bus, sentí que me estaba viendo por el retrovisor, y eso que iba a la par mia.
Me sentía incomoda, pero pensé que era cosa mía y decidí ponerme audifonos para distraerme. Fue aquí que empezó lo peor. Este hombre me quito el audifono izquierdo y me dijo: “Ideay, no queres platicar conmigo?”
Simplemente guarde silencio y como dicen me hice la loca, sin embargo, este señor me miró fijamente (sí, mientras manejaba) y me dijo “Hay muchas cosas que me gustan de vos, pero hay dos que me vuelven loco” luego de eso dejó de verme los ojos para verme las tetas. Asqueroso.
A pesar de que solo lo ignoraba, seguía insistiendo y me dijo un montón de cosas vulgares hasta que decidí decirle “Maje, soy menor de edad, ¿no te da pena ir enamorando de manera vulgar a una niña?”, pero el hombre solo se rió y me dijo que ya me había visto viajando los lunes y los viernes, que el ya sabía que estudiaba en la UCA y que había esperado mucho para hablar conmigo, que en cuanto llegaramos a Managua me quedara con él unos 15 minutos.
En ese momento solo queria llorar, me sentía acorralada y aunque la muchacha que iba a la par mía escuchó la conversación, no hizo absolutamente nada, aunque tampoco esperaba que me ayudará.
Es más que obvio que al llegar a Managua, me bajé de ese bus.
He aprendido muchas cosas y entre ellas es a no quedarme callada, así que no sigan mi ejemplo, denuncien el acoso.
-Samantha
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El reggaeton no es machista, los machistas sois vosotros.
Ya que gracias al título tengo vuestra atención…vamos a empezar. Volvemos a lo cotidiano y a ser más directas.
La música está en todos lados. Nos puede gustar más o menos, pero es algo que forma parte de nuestro día a día. Aunque no seas muy de escuchar música puede estar sonando algo mientras haces la compra en el supermercado o cuando estás en el autobús y el chico que tienes en frente decide ponerse su música para él y para toda persona que le rodea.
Estamos totalmente expuestas a la música y en consecuencia, a todo lo que en ella se nos dice, independientemente de cual sea el ritmo que la acompañe.
Y es que de eso venimos a hablar, de ritmos. Una compa escribía ahí atrás: “Si no puedo perrear, no es mi revolución” y que queréis que os diga, no puedo estar más de acuerdo.
Parece ser que el único tipo de música que se considera machista es la latina, concretamente el reggaeton y acusar a la música latina de machista es racista, a parte de etnocentrista.
La música por sí sola no es machista. Es la verbalización de muchos de los ideales que forman parte de la sociedad heteropatriarcal en la que vivimos. Es decir: la sociedad es machista y la música que en ella se crea no es más que un reflejo de la realidad.
Que Maluma nos diga barbaridades sobre “las 4 babys” está fatal pero si Alejandro Sanz nos dice que “si no quieres flamenquito no me toques las palmas” es maravilloso. Apología de la violación camuflada con “mucha gracia”. Que bueno, por criticar ya podemos criticar hasta el propio título de la canción: “No soy una de esas”. Porque claro, la parte cantada por la chica dice: “Aunque me interesa no soy una de esas que tan fácilmente se deja enredar”. Ay Alejandro, qué novedad llamar fácil a una chica por ser sexualmente libre y, lo que es peor, ponerlas en contra entre ellas. Considerarse mejor y ‘más decente’ por ser simplemente más reservada con su sexualidad.
El rapero Costa nos cantaba directamente en una de sus canciones: “esos ojos de guarra piden bofetón”, acompañado de otra serie de despropósitos.
Y claro, si los de Guns N’ Roses nos dicen en inglés que “yo solía amarla pero tuve que matarla”, parece que el machismo pasa desapercibido. A parte de que claro, es rock no reggaeton. Porque el rock mola mazo y el reggaeton no.
La conclusión de todo esto es que el problema no está en el reggaeton, el problema está en los ideales que tienen las personas que escriben las canciones. De cualquier ritmo. No importa.
Amigas, que hay personas maravillosas escribiendo y cantando cosas maravillosas.
Tremenda Jauría
Sara Hebe
Mamba Negra
Chocolate remix
Audry Funk
Gata Cattana
Ezetaerre
(El otro día un amigo me dijo que tenía que escribir sobre ‘Despacito’ y su relación con el orgasmo femenino pero bueno, eso ya es otro tema…).
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Solo tú tienes el poder de cambiar tu vida.
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Mi experiencia a diario
Mi nombre es Elizabeth, y tengo la edad de 17 años. Soy una adolescente que cada vez que decido salir a las calles para tomar el transporte público, o bien, cuando salgo con mis amigos, nunca falta el típico “macho” que quiere sobresalir y te dice: “te acompaño preciosa” “adiós bebé... que maleducada, las señoritas tienen que contestar” “estas exquisita” realmente no quise pasar a cosas mucho más explicitas a como se escuchan en las calles, normalmente algunas mujeres prefieren ignorarlo y seguir su camino, pero NO DEBERÍA DE SER ASÍ.
Mi mamá siempre me dice que cuando me digan ese tipo de cosas, que agradezca, esto es completamente un insulto a mi persona.
En mi país este trato a la mujer se ha normalizado, incluso es parte de la cultura, ¿por qué? Por el simple hecho de que el machismo sobresale y es algo que representa al “hombre”. Sin embargo, esto es una total ofensa para algunos muchachos que verdaderamente aprecian el respeto que se le otorga a una mujer. Incluso, hasta en las autoridades públicas te dicen muchas vulgaridades, como es el caso de la policía, cuando su deber es proteger la integridad de la persona, tanto física como verbal. ¿Qué tan mal estamos? ¿Por qué este trato hacia nosotras se ha normalizado? Muchas se sienten totalmente vulnerables porque no saben qué hacer en estos casos y cuando vas hacia un distrito de la policía, en vez de apoyarte, se burlan y te dan la espalda.
De hecho, estoy tan casada de estas barbaridades en esta sociedad, pero en vez de echarte para atrás por no poder hacer nada, se puede contribuir en tener valor y enfrentarlo, porque de eso se trata, de no tener miedo. Una vez hubo una invitada en mi clase de Género en la universidad, ella recomendó a las mujeres en comprarse un gas pimienta y utilizarlo en el momento de sufrir acoso.
Si no damos el primer paso en hacer el cambio por el bien de cambiar esta manifestación denigrante hacia la mujer, la sociedad seguirá normalizando y pasarlo por alto por futuras generaciones.
No tener miedo, es el primer acto que puedes realizar para comenzar con la transformación de una sociedad sin acoso.
-Elizabeth
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¿Entre Palomas y Candados? ¿Qué significa?
Entre Palomas y Candados, es el nombre con el cual “bautizamos” este blog. Gladys, Samantha, Elizabeth y yo, nos reunimos para realizar una lluvia de ideas con la cual daríamos forma a nuestro proyecto creativo.
En un momento de impulso dije en voz alta ¡Entre Palomas y Candados! Yo creía que así debía ser nombrado nuestro blog porque a demás de llamativo posee mucho significado. Mis amigas estuvieron de acuerdo y gracias a eso ahora les explicaré lo que significa este título para nosotros.
El título del blog es un contraste entre dos realidades. La primera realidad es la de la libertad, la que es representada por medio de palomas y la segunda es la de la esclavitud la cual se expresa por medio de candados. En la sociedad desigual donde vivimos muchos factores pueden ser palomas y muchos otros candados.
Por los roles de género que se nos han asignado, los hombres normalmente gozamos de la libertad, cuando somos hombres podemos decidir sobre nuestros cuerpos y a pesar de que sufrimos actos violentos como el acoso, no lo experimentamos al mismo grado que lo viven las mujeres. Las vidas de las mujeres están representadas por candados dado que todas nuestras costumbres las han convertido en personas con muy poca libertad sobre sí.
El significado del nombre de nuestro blog, no es exacto. Cada persona según su realidad puede interpretarlo de una forma distinta. Recordemos que la moneda tiene dos caras, para mí los candados pueden ser las personas que reprimen su orientación sexual o identidad de género por el miedo al qué dirán y las palomas aquellas personas que son felices y sin miedo aceptan pertenecer a la comunidad LGBTQI.
Las palomas pueden ser esas mujeres que logran dejar los círculos de violencia y los candados todas aquellas mujeres que sufren y no pueden ser felices ya que su vida está condicionada a un hombre o a diversas características socioeconómicas, culturales o raciales.
Todos podemos ser parte del nombre de este blog, Debemos luchar por ser palomas llenas de libertad, que luchan por sus sueños y dejan de un lado los candados de la opresión y la desigualdad. Podemos ser palomas que con su vuelo transforman al mundo y llevan a otras personas la esperanza de que la felicidad se puede conseguir no importando el género, raza, nacionalidad, ideologías, orientación sexual y otros factores que crean diferencias. El cambio depende de todos y para transformar Nicaragua solo basta actuar.
-Pedro
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No hay justificaciones.
Soy Gladys Alonso, tengo 17 años, originaria de la ciudad de León y quiero compartir una de las experiencias más fuertes y recientes que he tenido que vivir como chavala, víctima de la violencia que vive en las calles. Desde que empecé a experimentar cambios en mi cuerpo, o sea desde los 13-14 años de edad hasta la fecha, he experimentado el acoso callejero, al igual que muchas otras jóvenes. Me pasa seguido que discuto con quién sea que me diga las mismas frases de naturaleza machista como: “Si no querés que te digan/hagan algo, no provoques” “Sí, yo sé que no es tu culpa, pero evita riesgos y no uses short/falda/vestido/escote”, “¿Pensás salir así a la calle? ¿no te da miedo? ”, “Es tarde, no es hora para que salga una muchacha sola” , “¿Por qué les contestas a los hombres que te dicen algo? Ignoralos, cállate, te pueden hacer algo”. Entonces ¿Qué puede hacer una “señorita ”? Básicamente, nada. La respuesta siempre es la misma, que en teoría no hago nada mal, pero que hay bandidos allá afuera, la culpa no es mía es de ellos… lo irónico es que sí me responsabilizan por no tomar “precauciones”. Comprendo que el ser y el deber ser son dos cosas distintas, y mi realidad está muy alejada de mi ideal. Pero me pregunto cuándo voy a poder salir a la calle, a la hora que sea, porque sí, me han acosado a las siete de la mañana, como a las doce del medio día, en el mismísimo parque central mientras iba camino al colegio, al igual que en la tarde o de noche. El problema no es mi horario de salidas, es que la amenaza está presente, en todo momento, en cualquier lugar puede pasarme “algo”. El día 22 de julio estaba haciendo una tarea y recopilando información de cómo se conmemora la masacre del 23 de julio en mi ciudad. De camino a mi destino, entré en el nuevo mini super que hay donde antes era el Cine Gonzales, compré algo y cuando salí le desee buenas tardes al guardia de seguridad que a continuación me dijo una sarta de obscenidades, sólo me volteé y le mostré una mueca de asco, pero no dije nada. Strike 1. Estuve en la acera frente a la cancha 23 de julio viendo la representación que hacen los estudiantes de la UNAN, en todo ese tiempo tenía a un hombre cerca, con su esposa e hijo que no dejaba de mirarme y susurrarme cosas que ni entendía bien, cuando terminó la puesta en escena, entré al edificio del CUUN hasta donde me siguió éste hombre, cuando lo vi me hizo un gesto con la lengua que me causó mucha repulsión y salí corriendo de ahí. Strike 2. Ya de camino a la casa de mis familiares, en la cuadra del teatro municipal estaba parqueado un camión distribuidor de cervezas de donde salieron un grupo de hombres que me arrincó a la pared, mientras me decían las mismas groserías de siempre, me dejaron ir porque les dije el número de la placa de su camión. Strike 3. A pesar de todo ésto, y lo más probable es que a quién se lo cuente me acusé de imprudente, quería ir a ver la mentada velada que había en la cancha con cantos testimoniales y eso, porque era mi tarea al fin y al cabo. Me acompañó mi primo. A las doce y media de la noche, se había descargado mi celular y aún no pasaban por nosotros, resulta que soy muy impaciente y convencí a mi primo de caminar a la casa de mi familia que estaba relativamente cerca, todo estaba desolado, pero al parecer íbamos a llegar a salvo. En eso, empezaron a ladrar los perros y cuando volteo hacia atrás veo a un hombre abrazando por detrás a mi primo y es cuando empecé a correr y gritar, ésto pasó a UNA cuadra de la puerta de la casa. El hombre salió corriendo en mi persecución y estando a sólo dos puertas logró tirarme al suelo, igual no podía hacerse con mi mochila porque caí sobre ella, por esto me arrastró por toda la acera hasta que tuvo acceso a ella, además me rompió el vestido, no��se rompió cuando me revolcó por el suelo, él lo hizo mientras estaba tumbada ¿Para qué? No sé, se suponía que era un robo… En ese momento, se logró asomar un vecino, por lo que el sujeto sale corriendo con mi mochila y yo, como me han dicho “de huevoncita” salí corriendo tras él, pero me detuve cuando por fin sentí miedo. Luego pasó otro sujeto corriendo, que luego me diría mi primo trató de apuñalarlo… Después de toda esa escena y con todos los vecinos en la calle, me trasladé a las oficinas de la policía en gobernación, dónde no existe tal cosa como darle un trato medianamente humano a una víctima. Incluso sentí que trataban de justificar al ladrón y mi declaración, si no hubiese sido porque insistía en corregirles, hubiese sido completamente distinta a lo que realmente estaba diciendo, porque me cuestionaban y trataban de invalidar todo cuanto decía. Saliendo de ahí lloré como niña chiquita en brazos de mi papá y le decía cosas que jamás pensé que diría como que hubiera querido ser hombre, que si eso era lo que debía esperar que me pasara toda la vida, que nunca iba a experimentar paz y otras muchas cosas; no es drama, realmente me sentía impotente. No voy a hablar más del suplicio que es recurrir a la Policía Nacional, porque créanme, lo fue, es agobiante darle seguimiento a una denuncia. El lunes 24 de julio fui al juzgado local para ser revisada por el médico forense, mientras esperaba, una señora notó mis vendas y me preguntó si me habían golpeado, le conté mi experiencia a lo que me respondió “Menos mal sólo le robaron, a mí hija le robaron, la golpearon y la violaron, la están valorando ”. Me partió el alma. Cuando salió la hija de ésta mujer, vi que no era una chavala como yo, sino de unos 30 años, “Nadie está a salvo” pensé, la edad y otros factores realmente no significan nada, todas estamos expuestas, parece que no hay manera de defendernos ante ésta ola de violencia. Cuando algunos de mis conocidos se dieron cuenta de lo que pasó, empezó la re-victimización y las bromas, como si fuera una broma... No todos mis conocidos son inconscientes, también recibí palabras de aliento por parte de mis compañeros, maestros, amigos y familiares que están de acuerdo conmigo en que NO ES JUSTO lo que me pasó a lo largo de ese día... A mí y a todas las mujeres, todos los días, el hostigamiento, la persecución, el acorralamiento, la importunación. Aún así, me quebranta el espíritu la gente que cree que hay excusas o justificaciones para los agresores.
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ACOSO: Departamento vs la Capital
Hace 17 años que vivo en León, una ciudad relativamente tranquila, bastante "sana" y segura.
Siempre me he sentido cómoda caminando por las calles en short o vestido que es como me gusta andar, y que me sienta cómoda no significa que no existe acoso, porque si hay y está bastante presente en personas jóvenes.
Son pocas las ocasiones que me he sentido realmente atemorizada e igualmente muy pocas veces he sido acosada, en su mayoría por uniformados, es decir, chavalos de secundario o incluso de primaria Por el contrario, llevó viviendo en Managua aproximadamente 8 meses en los cuales me han acosado más veces de las que nunca imaginé.
Diariamente, mientras camino por el mercado Israel Lewites, escucho chiflidos, besos, vulgaridades e incluso una vez recibí una nalgada, este acoso viene por parte de todo tipo de hombres, desde los más jóvenes hasta los más ancianos. No solo eso, en los buses no importa si voy de pie o sentada, siempre hay un "gracioso" que me pone si pene en cualquier lado y lo restriega.
Entiendo que el bus es un lugar donde lógicamente no vas a ir 100% cómodo y tenes que ir rozando con la gente, pero uno nota cuando es accidente y cuando es intencional.
Desde que estoy en Managua no ocupo shorts ni vestidos, siempre voy de pantalón y camisas "decentes" y eso no es impedimento para ser acosada, camino con miedo de ser agredida o abusada, mi cuerpo no tiene paz.
Entonces surgen las preguntas: ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Estamos dando la educación adecuada en nuestra casa? Por supuesto que algo hay de fondo, y es que nuestra sociedad es machista, totalmente sin valores y esto genera más violencia.
-Samantha
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El género no es el único factor de desigualdad
La desigualdad impera en nuestro existencia, desde hace muchos años hemos normalizado actos que no deben considerarse comunes. La comodidad, el abuso, las etiquetas y otros factores influyen en la creación de grupos dividos por diferencias.
Vivimos en una sociedad desigual donde los hombres tienen el poder, aunque existen hombres menos afortunados que otros y con menor “poder”. En muchas relaciones hay mujeres que tienen mayor mando sobre otras mujeres pero que ante hombres llegan a ser relegadas.
Las relaciones desiguales no solo están basadas en diferencias producidas por el género. La identidad sexual, la posición económica, el lugar de origen, la edad, el nivel de educación y muchos otros factores, determinan el desarrollo de vida de los seres humanos. No es lo mismo ser un hombre de piel blanca, con gran capacidad adquisitiva y heterosexual; que ser un hombre moreno, homosexual y de recursos económicos escasos.
Las diferencias sociales nos afectan a todos. Es triste saber que mujeres y hombres no pueden tener un desarrollo pleno en su vida por todas las condiciones de desigualdad presentes en la sociedad. En la mayoría de las situaciones las mujeres son las más afectadas por todas las diferencias, al igual que los hombres ellas deben cargar con muchas etiquetas y ser el ejemplo ideal de obediencia y servicio.
Debemos recordar que todos somos humanos y no debemos dejar que nuestras diferencias se conviertan en conflictos. A lo largo de la historia los diversos pensamientos, actos y formas de ser, han conllevado a que la sociedad sea testigo de actos inhumanos contraproducentes. Ahora nos encontramos en el año 2017, debemos actuar y pensar con detenimiento recordando que nadie posee la verdad absoluta, todos y todas somos dignos de respeto. La inclusión social, es una meta que se puede conseguir con esfuerzo y ánimo por acabar con las relaciones de poder.
-Pedro
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Bienvenidxs
¡Hola!
Nosotros somos cuatro jóvenes, estudiantes de Comunicación, de la Universidad Centroamericana (UCA). Este blog es parte de nuestro proyecto creativo de la clase Introducción a los Estudios de Género. Es un placer para nosotros abrir un espacio donde podamos postear contenidos interesantes, que nos ayudarán a aprender más sobre la inclusión y los problemas de desigualdad presentes en nuestra sociedad.
Se despiden Elizabeth, Gladys, Samantha y Pedro.
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