El Círculo de lo Imprevisible plantea una serie de encuentros interdisciplinarios, en los que se convoca a un grupo de artistas de diversos ámbitos para sumergirse en procesos de creación colaborativa, donde la experimentación y la improvisación son los ejes esenciales que atraviesan al cuerpo, abordando distintas aproximaciones de lo imprevisible.
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Coincidir por Andrea Ancira
Poner en juego en cada uno de nuestros encuentros el ritual de un compromiso en el gesto y en el contacto con los elementos que nos rodean. Restablecer nuestras connivencias con la materia, desatando los nudos de la memoria y de nuestro quehacer cotidiano. Aceptar lo que se inscribe en nosotros en el instante de nuestro encuentro. Me pregunto si ese espacio/momento que se crea al coincidir podría tener relación con la complicidad que se comparte en una risa, quizás por eso en algún momento alguien utilizó el término “risa cósmica” para referirse a esa zona aleatoria de sincronicidad y anomalía estadística; objetiva y subjetiva; 'realmente allí' y sin embargo, de alguna manera sustentada por la imaginación y las expectativas...
¡Gracias por estos días de coincidencias y secretos!
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Día 3, sesión de trabajo intensivo Nodo: Coincidencia
Casa del Lago, miércoles 20 de junio 2018.
Artistas participantes: Carmina Escobar, Fernando Vigueras, Rita Ponce, Daniel Godínez, Raquel Salgado, Andrea Ancira, Lê Quan Ninh
Una sesión dedicada a tomar decisiones sobre el rumbo que tomarán las presentaciones al público el próximo sábado 23 y domingo 24 de junio. Se discutieron posibilidades de estructura, partituras, traducciones entre lenguajes, niveles de participación. El grupo está dividido entre los que conocen y asumen su práctica desde lo performativo, y los que desarrollan otro tipo de dispositivos y formatos más cercanos al arte participativo y relacional. Inicialmente se planteó transigir de lo cotidiano y accesible a lo extracotidiano, también de la posibilidad de que la progresión oscilara entre la legilibilidad y la ilegibilidad. Un punto de partida fue imaginar la llegada del público. ¿Podría recibirles un gesto hospitalario? Se hizo un mapeo del espacio a partir del cual se pensó en el suelo como punto en común. ¿qué pasaría si la gente tomara conciencia del suelo? También se reconoció el sonido como un elemento integrador. Sobre la participación, se acordó que vale la pena el riesgo de proponer cierta incomodidad, por la sorpresa de lo que van a experimentar. De ahí la necesidad de recaudar sentido de las personas, procesarlo y transformarlo en una resonancia potente y colectiva.
Para intentar verter toda esta serie de ideas en una estructura sobre la que se pondrán a prueba sus posibilidades y la integración de Lê Quan Ninh al trabajo, se acordó lo siguiente: Tomar como ancla conceptual el secreto, y su necesario vínculo con la vulnerabilidad. El agua como un elemento cotidiano que puede transformar su significado. Recaudación de material simbólico de las personas. Proponer formas no convencionales de experimentar el espacio. Percepción modificada. Estrategias para disponer al espectador y dejar que la participación o interacción sea una consecuencia y no una imposición. Dar paso a un segundo momento performático que esté alimentado por la recaudación de sentido colectivo y tome conciencia de la percepción ampliada del público. El jueves Lê Quan Ninh se integra al grupo de trabajo, otro factor imprevisible dentro del proceso intensivo, quien sin duda aportará material fundamental para las presentaciones del sábado 23 y domingo 24 de junio.
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Día 2, sesión colectiva Nodo: Coincidencia
Casa del Lago, martes 19 de junio 2018.
Artistas participantes: Carmina Escobar, Fernando Vigueras, Rita Ponce, Daniel Godínez, Raquel Salgado, Aura Arreola, Cynthia García Leyva, Sara Lambranho, Dora Bartilotti, Esteban King, Adrian Gama, Milo Tamez y Marcela Vásquez.
Esta sesión se propuso como un espacio para compartir al resto de los integrantes del Círculo, las reflexiones, dinámicas e intuiciones abordadas en la primera sesión por el Nodo: Coincidencia.
Carmina Escobar, Fernando Vigueras y Raquel Salgado replicaron con algunas variantes su propuesta inicial. Resultó revelador que estas experiencias transitan entre lo colectivo y lo singular, entra la voluntad individual y la tendencia al continuo homogéneo. Por un lado sorprende que la voz sea un vínculo primario de entendimiento corporal, a través de ella se puede establecer un código que pareciera tener un centro de gravedad. También es notable como ese centro de gravedad depende del estado corporal presente y se manifiesta como una frecuencia que resuena en el contexto. Por otra parte se cuestionó cómo generar rupturas, un tránsito pendular entre la corriente y la diferencia.
La consecución de los ejercicios dispuso los cuerpos para disolverse con los otros y con el espacio. Al finalizar los encuentros que propone el ejercicio de Raquel Salgado, la proyección sonora del encuentro singular, devino atmósfera colectiva. Desde ahí se abrió paso al ejercicio propuesto por Rita Ponce, Daniel Godínez y Andrea Ancira. Ya no desde el cuerpo y la voz, sino desde el silencio y la intimidad; misma que comparten con el ejercicio anterior. En el primero el trazo es el tacto delineando el cuerpo del otro, y en este caso, el dibujo parte también de una experiencia corporal interna: beber agua, un acto cotidiano que se torna extraordinario cuando se proyecta su trayectoria dibujando en el papel.
En un inicio el ejercicio buscaba vincular a partir de la vulnerabilidad, no desde el contacto con otro cuerpo, sino del acto simbólico de enunciar un secreto dentro de un vaso de agua. Luego, el vaso se intercambiaba con un compañero, el agua ahora estaba cargada del secreto ajeno y se bebía para volverla experiencia corporal materializada en un dibujo del tránsito de esa agua por el interior. Remitir al silencio, coincidir desde lo que no se quiere decir, de lo que no debe ser escuchado.
Esta experiencia colectiva resultó en una serie de dibujos, huellas de una experiencia singular, que se compilaron en ese momento para hacer un libro, una historia compartida más que un compendio de secretos. Se volvió entonces interesante, cómo un gesto cotidiano puede ser amplificado y colectivizado.
Las reflexiones finales encontraban las coincidencias en las diversas propuestas. Todos comparten una experiencia sensorial. Los que exploraban el sonido, lo hicieron desde la percepción física de la vibración. El espacio pudo percibirse también a partir de la sonoridad y no de la visualidad. La sensibilidad del tacto facilitó la posibilidad de materializar una grafía. En todos hay una marca o registro, un lenguaje que siempre lleva implícito su carácter secreto para quien no conoce el código. Grafías ilegibles en una continuidad corporal colectiva que se mantienen en una relación constante de recepción y escucha.
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Sesión inicial Nodo: Coincidencia
Artistas invitados: Carmina Escobar, Fernando Vigueras, Rita Ponce, Daniel Godínez, Raquel Salgado y Lê Quan Ninh.
Durante esta primera sesión de trabajo, se establecieron distintos elementos y puntos de partida para articular dinámicas entre los participantes. De ello se desprenden la voz, la escucha, el sonido, el diálogo y el cuerpo, como aproximaciones al trabajo creativo que –más allá de la especificidad de sus terreno artísticos– buscan potenciar las conexiones con los otros en un contexto social y político determinado. En ese sentido coinciden en sus prácticas, la necesidad de generar espacios de encuentro en los que se puedan esbozar comunidades efímeras.
¿Por qué no partir de un cúmulo de ingenuidades, un horizonte de intuiciones que genere una experiencia común nutrida por la diversidad de sus prácticas? La posibilidad de aprender de los otros como una forma esencial de disposición al trabajo colaborativo o, una manera de enfrentar las dificultades de un verdadero proceso interdisciplinar.
La voz y la vulnerabilidad se desarrollan entonces como los primeros puntos de confluencia para dar paso a la acción. Un primer ejercicio, propuesto por Carmina Escobar aborda un breve calentamiento corporal, luego, cada uno experimenta por un lado, la recepción de múltiples vibraciones tonales simultáneas en diferentes partes del cuerpo; y por otro lado, la emisión de esas vibraciones, intentando hacer resonar algún punto específico del cuerpo. Para ello es necesario hacer un gesto que socialmente se reconoce como “secretear”, las manos permiten una conexión física entre la boca de uno y una parte del cuerpo de otro.
Las experiencias son vastas:
Vibración y percepción del cuerpo como materia.
El reconocimiento de flujos y bloqueos.
Imágenes del bosque húmedo,
los pliegues de las raíces,
zonas oscuras y luminosas.
La memoria del secreto.
La revelación de un código.
La infancia y el regalo.
Lo invasivo.
La confrontación con el contacto.
y su repercusión en el afecto.
¿Cómo es posible materializar la experiencia subjetiva de las vibraciones sonoras en cualquier otro formato? Y, una vez que tome nuevas formas propuestas por cada uno, ¿de qué manera se puede articular una experiencia común que retome las particularidades?
La siguiente dinámica, propuesta por Fernando Vigueras consiste en explorar las resonancias propias del espacio a partir de una nota sostenida con la voz. Esto facilita proyectar la percepción interior hacia el espacio y habitarlo con un flujo sonoro, vibrante y resonante.
Para finalizar, Raquel Salgado propone sacudir el cuerpo como una nueva posibilidad de vibrar. En un recorrido por el espacio entran en contacto con otro cuerpo y con ojos cerrados, dibujan a través del tacto el cuerpo ajeno. Concluyen este paisaje emitiendo una intención sonora al otro. El contacto está cargado de afección, se construye un diálogo en el que dos energías se enfrentan y eventualmente, se sintonizan.
La siguiente sesión se articulará a partir de distintas propuestas colectivas, para ello, los artistas invitados a los próximos nodos son convocados a compartir los primeros hallazgos y reflexiones surgidas durante esta primer aproximación.
https://www.youtube.com/watch?v=Z26Ig-ggaRw&feature=youtu.be
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El Círculo de lo Imprevisible
¿De cuántas formas se puede revelar un círculo?Cómo podemos reconocer su extensión, la serie de relaciones entre los puntos que lo conforman, sus curvaturas, de cuántas maneras se puede percibir su geometría… su vibración.
El Círculo de lo Imprevisible es un núcleo de ideas en movimiento, una serie de encuentros interdisciplinarios (nodos), en los que artistas de diversos ámbitos son convocados a desarrollar procesos de creación colaborativa e interdisciplinaria, donde la experimentación y la improvisación son los ejes esenciales que atraviesan al cuerpo, abordando a través de distintas nociones conceptuales, la idea de lo imprevisible como espacio incierto y abismo común.
Coincidencia y Confrontación se establecen entonces como puntos cardinales de los distintos procesos que orquestan esta propuesta de naturaleza colectiva y azarosa.
Cada nodo propone sesiones intensivas de trabajo que tendrán lugar a lo largo de una semana, durante la cual, los artistas, podrán realizar una serie de ejercicios y experimentos con diversos formatos, ensambles, dispositivos y materiales para generar procesos colectivos de creación sonora, performática, visual, escénica, etc.
Al finalizar cada nodo, se realizarán distintas presentaciones públicas que darán cuenta de los resultados del proceso creativo desarrollado, recreando una experiencia particular en cada una de estas sesiones, planteadas como una caja de resonancia donde pueden converger distintos imaginarios, oscilaciones de la memoria, los trayectos y los cruces consecuentes de un círculo que se precipita en otras formas.
El círculo de lo imprevisible es un proyecto de la Sociedad de Carne y Hueso –en esta ocasión, Aura Arreola y Raquel Salgado– con la curaduría de Fernando Vigueras y la co-producción de Casa del Lago, sede de las sesiones de trabajo y las presentaciones públicas del proyecto.
Durante los meses de Junio y Septiembre de 2018, se realizarán los nodos Coincidencia y Confrontación, en los que participarán artistas de México, Japón, Perú y Francia.
Agradecemos el apoyo y la gestión de la dirección de Casa del Lago, La Dirección de Danza de la UNAM y la Saison Foundation.
Colaboradores:
Annalisa Quagliatta, Lê Quan Ninh, Milo Tamez, Andrea Ancira, Teresa Carlos, Arturo Ortega, Gabriela Gordillo, Fernando Vigueras, Yukio Suzuki, Adrián Gama, Carmina Escobar, Uryan Lozano, Aura Arreola, Esteban King, Dora Bartilotti, Ollin Miranda, Daniel Godínez Nivón, Raquel Salgado, Gabriela Gordillo, Marcela Vásquez, Mariana Gándara, Rita Ponce de León, Cinthya García Leyva.
Concepto: Aura Arreola, Raquel Salgado, Fernando Vigueras.
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El campo de lo imprevisible está habitado por la paradoja. Si algo es realmente imprevisible, ¿cómo es posible generarlo?
Reflexión de Esteban King, colaborador de El Círculo de lo imprevisible
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Primeros ejercicios imprevisibles
Imagen: Daniel Godínez Nivón, colaborador en El Círculo de lo imprevisible.
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