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@laurenjauregui: With this loserrr @Luke5SOS

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❝ prof. catalina.

Un humeante té la había acompañado durante horas en aquella sala, ser profesora y de danza además no era trabajo fácil como muchos de sus compañeros creían, no se trataba de solo indicarle a sus alumnos como girar sobre su propio eje, ni mucho menos de indicarles como posicionarse en clase. Su trabajo era igual de complejo y estaba lleno de matices con los que liderar como el del resto. Se había dedicado aquella tarde a leer hojas y hojas sobre una rutina visualizada y a hacer la peor parte de su trabajo, calificarlos. Pero no podía hacer otra cosa esa era su función y por ella le pagaban, pero a su vez iba más allá de ello, la pasión era lo que más la movía entre los pasillos del instituto. Dos vasos vacíos y miles de hojas apuntadas se juntaron entre sus brazos para salir de allí, actividad que se vio interrumpida por una talentosa alumna. En silencio observó la hoja y como pudo la tomó entre sus manos. Las palabras de la menor entraban por sus oídos y de alguna manera la hacian sentir alegre, durante su estadía en aquel lugar nunca le había ocurrido algo como aquello.“Uhm, está muy bueno.” Dijo sorprendida volviendo su vista a el rostro ajeno. “Y a su vez es un poco extraño.” Confesó en voz baja, se refería a la situación no a aquel lienzo que le gustaba, nunca se había visto capturada de aquella forma. “Esto sería cien veces mejor si realmente buscarás algo mejor que dibujar.” No quería ser grosera, ni mucho menos, amaba el arte en todas su expresiones pero no tenia idea de como manejar eso, parecía la escena de una niña en el preescolar y su maestra, en ese contexto probablemente era más común pero allí le preocupaba un poco.

“Oh, mil disculpas profesora Hendrix. No consideré que le podría resultar incómodo. Siento que abuso de su confianza.” Pidió perdón, algo avergonzada. Solía tener buenas relaciones con sus docentes, pero desde que no asistía a clases que ella dictara en particular, no se conocían exactamente. “Pues es aburrido dibujar paisajes todo el tiempo, y ni me hable de naturaleza muerta. Podría hacerlo con los ojos cerrados.” Expresó. “Estoy practicando en dibujar vida, pero lo cierto es que debí haberle permiso antes de dibujarla a usted. Sé cuan invasivo es.” Un tono arrepentido acompañó sus palabras. 

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❝ taichi.

“Muchas personas se dejan llevar por las cosas materiales, una pena que lo hagan desde tan jóvenes” asintió un par de veces. Su familia siempre le había enseñado que las cosas de más valor, y las más importantes, muchas veces eran aquellas que no podías tocar. Meneó la cabeza de lado a lado, ciertamente los ricos parecen hacer uso y abuso de esas cosas. Si no, ¿por qué tantos famosos recaen en las drogas? Porque lo tienen todo pero siempre algo les falta, algo que parece ser llenado por aquellas substancias. “No podrías haberlo expresado mejor. Es imposible sostener la arena, al igual que la juventud. En algún momento hay que dejarla ir o se escapa” concordó con la mayor. “O tal vez simplemente deberían aceptar el hecho de que no siempre van a poder depender de alguien para obtener tales recursos. Pero claro que muy pocos harían caso así que tu idea me parece justa, si” comentó el final con algo de gracia al mismo tiempo que fruncía el ceño y asentía un par de veces. “El motivarles a aplicar para una beca podría funcionar como buen ejemplo, mostrarles que trabajando duro se puede llegar a donde quieres. Además hoy en día existen becas para todos los gustos: deporte, arte, ciencias, la lista sería infinita” En cuanto a él, aquel era su plan si bien todavía no tenía completamente decidido que quería estudiar y a pesar de contar con el dinero suficiente. Pero sabía que el conseguir una beca sería una satisfacción personal, y se sentiría feliz de sí mismo además de orgulloso, claro. Una ligera risa se escapó de su boca al escucharle nombrar los duendes borrachos, pero ciertamente así era como muchos percibían los irlandeses. “Es como si los Estados Unidos hubieran adoptado completamente aquella fecha, no me sorprendería si las futuras generaciones piensan que es una fecha estadounidense y no mexicana” arqueo ambas cejas, claro que eso sería una abominación pero parecía que hacia allí se dirigían. “16 de mayo de 1810, supongo que se aprende algo nuevo todos los días” apretó los labios entre si y luego chasqueo la lengua. Le gustaba aprender la historia de otros países, y claro que ahora que tenía aquella fecha en mente no dudaría en buscar información al respecto. “Aunque hemos de admitir que hay programas que si educan y se molestan por verificar sus datos y las cosas que dicen” agregó. “Bueno entiendo por qué no estás de acuerdo. En cuanto a mí me resta, perderé probablemente mi tiempo viendo aunque sea un capitulo. Pero será divertido ver cuantos errores pueden hacer en menos de una hora ¿no?” arqueo una ceja. “Exactamente a eso me refiero. En cierta parte lo encuentro algo malo, pues muchos terminan pretendiendo ser algo que no son para agradarle a alguien más. Pero por otro lado creo que no dejar escapar todo sobre ti ante la primera interacción con alguien es algo importante. A veces ocultamos cosas terribles o aterradoras, que no creo que alguien más esté dispuesto a oír o aceptar al momento de conocer a otro individuo” empezó a divagar. Pero tal vez estaba buscando en llegar a un punto concreto: estaban aquellas cosas que ocultábamos de nosotros mismos hasta el punto de ignorarlas y ocultarlas de los demás. En sus labios se asomó una sonrisa y asintió un par de veces “Cuando quieras” respondió, pues sabía que con ella no perdería el tiempo. Que realmente sería escuchado y, tal vez, obtendría una respuesta la cual desataría un importante debate. “Parece ser como una ley de la vida, o alguna de ellas verdades generales que todos parecemos aceptar sin si quiera cuestionar. Y por supuesto que la perfección es un concepto bastante subjetivo, por ende muy difícil de medir” explicó, acompañando de algunos movimientos de manos ( cosa que solía pasarle a la hora de meterse en algún tema: parecía no controlar sus manos ) “Oh gracias al cielo, creí que ibas a denunciarme con él sin razón alguna” se llevó una mano al pecho y dejó escapar un pesado suspiro, exagerando la situación. “No digo que sus películas son malas pero hemos visto tantas veces ese plot que ya no me encuentro sorprendido” aclaro.  “Tenemos muchas cosas de las cuales estar orgulloso, sí” sonrió ampliamente. Tenía que confesar que la cultura japonesa le apasionaba, no simplemente por haber crecido en ella sino por la infinidad de cosas con las cuales contaba. Las leyendas, la mitología, el arte, y demás. Arrugó ligeramente el ceño cuando empezó a relatar su pequeña anécdota, aunque claro que a él le había ocurrido muchas veces: empezar buscando algo y terminando en otra cosa nada que ver, como si fuera por arte de magia u obra del destino. “Es una gran obra, y ciertamente un trabajo admirable. ¡Además! Es una de las imágenes más conocidas en el mundo. Ciertamente tuvo mucha paciencia a la hora de realizar aquello, pero creo que estaba muy apasionado. Digo, si haces algo con dedicación y admiración casi no te das cuenta del trabajo duro. No hasta que terminas y das un paso hacia atrás para observarle.” Ahí es cuando dices ‘wow, ¿es que yo hice eso?’ y te sorprendes por ti mismo. “Me siento alagado de que parezca gustarte nuestra cultura” sinceró, permitiéndose reír. “Te recomiendo empezar por el Viaje de Chihiro, creo que es una película que te deja pensando demasiado. La vi cuando tenía siete años, y luego cuando cumplí los dieciséis. No me había dado cuenta de la cantidad de cosas que pase por alto y parecían ser muy importantes o tenían un mensaje detrás.” Compartió con la contraria, recordando casi a la perfección aquellos dos momentos. No le había dado demasiada importancia a la película la primera vez, pero la segunda parecía que descubría una cosa nueva en cada escena. “Bueno, sigo diciendo que no está nada mal. Además es un bosquejo, ¿cuánto te tardaste? Seguramente con más tiempo lograrías algo mejor” alentó. Claramente no había logrado captar pequeños detalles, pero se justificaba por el hecho de que el mismo no estaba posando y ella tampoco estaba lo suficientemente cerca como para verlos. “¿Hay un video de eso y jamás me he enterado?” parpadeo un par de veces perplejo. “Lo veré apenas pueda” aseguró. No pudo ocultar aquella emoción dispersa en su cuerpo al oírle pronunciar ‘que maravillosa es la ciencia’. ¡Claro que era maravillosa! Era asombrosa, pero muy pocas personas lo veían de ese modo. “Si, es maravillosa” concordó, suspirando y asintiendo al mismo tiempo. Él siempre decía que la ciencia era y siempre sería su primer amor. Acompaño las risas ajenas al oírle, increíble que una pequeña foto en internet lograra tal controversia y, como podía ver, causara tales efectos en las personas. “Me pregunto cómo lo verán realmente los daltónicos” se cuestionó de repente en voz alta. “Yo lo vi azul y negro” contradijo encogiéndose de hombros “Además, confirmaron que aquel era su color original.” Defendió casi hasta con gracia. Era como regresar al 2015 nuevamente, donde en todos lados solo se charlaba del famoso vestido. “Eso también” concordó y luego indagó el rostro contrario rebuscando por alguna otra notoria diferencia. Un pequeño silencio reino en cuanto aquello se llevaba a cabo, el escaneando el rostro ajeno y ella observando sus claros. Como si ambos habrían firmado un pacto silencioso que les permitía investigarse. “No quiero sonar cliché, pero dicen que las cosas pasan por una razón. Tal vez el mundo no quería que nos conociéramos hasta el día de la fecha, quien sabe” contestó, torciendo sus labios en una mueca al mismo tiempo que arqueaba ambas cejas. “Hum, me gustaría juzgar aquello por mí mismo” Tenía aquella necesidad de comprobar las cosas por sí mismo, para que no le engañaran o no pareciera un ingenuo que creía a todo. Además de, claro, saciar su curiosidad. “Hay demasiado que no sabemos. Si lo supiéramos todo estaríamos mucho más evolucionados de lo que estamos.” Hay una infinidad de preguntas sin respuestas, era absurdo creer que los humanos lo saben todo. “No, no. Claro que no. Solo, me gustaría que no fueran tan groseros a la hora de decirme que no les interesa lo que digo. Ya sabes que no bostecen en medio de mis explicaciones u observen su móvil.” Apenas se encogió de hombros. Sabía que sonaba aburrido muchas veces, y él no se ofendía si, con las palabras correctas, le informaban que no estaban interesados en lo que decía. “Ese es un punto muy importante. Tal vez se deberían dejar de criar a los hijos con esas visiones. Tienes razón que aquello se ve reflejado en el futuro, a pesar de ser críos interiorizan aquello inconscientemente. Como cuando se les dice a los niños que el color rosa es solo de mujeres, ¿Cuántos jóvenes ves hoy en día que se atrevan a usar tal color? Exacto, una minoría” comparó al igual que ella, pero claro que su idea era algo menor. Aquello que ella había resaltado era mucho más alarmante. “Lo cual claro eso desemboca en burlas para aquel muchacho que quiera usar una camiseta rosada” agregó. “Aunque sea no cuentan historias vergonzosas de tu infancia” remarco rodando los ojos, siendo aquella la situación para él. Su madre relatando a boca abierta tonterías que había realizado de niño. Como aquella vez que se ató una sábana al cuello y corrió por toda la casa pretendiendo ser un superhéroe, hasta que se tropezó con la misma y se cayó de cara. O como esa vez que estaba obstinado con hacer el globo de chicle más grande del mundo, entonces se vio capaz de masticar casi quince chicles al mismo tiempo y, a la hora de realizar tal globo, este  estalló y tuvo que cortarse el cabello pues el chicle no se despegaba del mismo. Tonterías que preferiría olvidar. Comprendía a que se refería, pues él había estado en la misma situación. A pesar de que ahora no tenía contacto alguno con las personas de allí, todavía las sentía cerca de su corazón. Parecía que cada una de ellas le había enseñado algo esencial para su vida. “Claro, seis años de vida es una parte importante. Seguro todavía tienes algún que otro recuerdo” asintió. Luego su boca se abrió con sorpresa ante la siguiente confesión. “¿En treinta segundos? ¡No puede ser! Tengo que ver eso.” Una vez más, quería confirmarlo con sus propios ojos. “Se cuidaban los unos a los otros” agregó, sintiéndose familiarizado con aquel sentimiento que ella parecía querer expresar. “Bueno después de todo ellos te escogieron, claro que querían que te sintieras a gusto en sus manos. Me parece que las personas que escogen la adopción, dejando de el por qué ya sea por problemas biológicos o personales, tienen un gran corazón y mucha valentía” Había que aceptar que en cierto punto el niño se iba a convertir en adulto y comenzaría a cuestionar muchas cosas, y entonces se tendría que estar preparado para responder a todas sus preguntas además de poder hacer frente a cualquiera de sus reacciones. “A mí me gusta creer que la vida tiene un curso a seguir, que si bien hay eventos que pueden desestabilizarla de una forma u otra siempre encuentra el camino hacia lo que está destinada. Algo así como un río, el cual tiene un curso constante. Y tú sabes dónde comienza pero no sabes hacia dónde va, y no lo sabrás a no ser que lo sigas.” Expresó. “Quien sabe, tal vez aquella cualidad tuya se desarrolle con el tiempo y vuelva a aparecer” se encogió ligeramente de hombros una vez más. “Es como si tu versión de niña hubiera predicho quien serías, que miedo” frunció levemente el ceño antes de reír. “No, jamás lo he buscado. Pero sería algo interesante, no dudes en que lo voy a hacer”aseguró. “Gracias por pensar de ese modo. Es lo que muchos no comprenden, por más de que no comparta los rasgos fui criado allí, me siento apegado al país y también a su cultura.” ¿Cuántas veces había tenido que explicar aquello? Trillones. Después de todo, es lo que conocía. No tenía idea cuales eran sus raíces originales, así que era más que justo que se sintiera japonés. Mordió el interior de su mejilla al escucharle, al parecer ella si sabía un poquito de su historia. ¿Tendría entonces alguna idea de cómo se verían sus progenitores? Porque ciertamente aquella era una gran duda del rubio: ¿Cómo serían sus padres? ¿Tendrían muchas similitudes físicas con él? “Pero nunca se podrá eliminar el sentimiento” comentó. “Digo, de alguna forma estas vinculada a ella y lo sabes.” Empezó a aclarar. “Aunque no sé hasta qué punto es bueno saberlo” se cuestionó a sí mismo, y subió una mano a su nuca para rascar la misma. “Oh, lo sé. Pero eso ha de ser extraño. Imagínate, vives toda tu vida siendo conocido con un nombre y, de repente, quieres que te conozcan por otro. No lo sé, lo siento como si te convirtieras en una persona completamente nueva o como si portaras una de aquellas cartas de identidad falsas.” Arrugo levemente la nariz. “¡No estoy diciendo que estoy en contra! Simplemente, decía..” 

"¡Claro, las becas! Lo había pasado de alto. De hecho es aún mejor." Consideró. Era extraño que se le olvidara, después de todo era todo lo que buscaba al mantener impecable su vida académica. Pero si quería oportunidades quizá debería empezar a practicar un deporte (solo por lo que significaría para sus actividades extracurriculares). Si hubiera un equipo de softball... aumentaría sus probabilidades de que su solicitud de admisión fuera aceptada, pasando a presentar un examen o alternativamente una composición escrita, lo que le conduciría a su entrevista. Pero había una universidad en específico en la que quería entrar, y era Oxford. Quería llegar ahí y sentir que allí pertenecía, recorrer el campus y pararse frente aquellas instalaciones de arquitectura medieval y abrir la puerta de las oportunidades. Con éso soñaba desde que le preguntaron por primera vez donde querría estudiar. Estudiar Bellas Artes en aquella institución era lo que más anhelaba y era lo que la mantenía trabajando incansablemente. "Hablando de becas y por ende, universidades, ¿cuál universidad crees que es mejor? ¿Oxford o Cambridge? Porque dicen que Oxford es superior en humanidades, pero que Cambridge lo es en ciencias. No sé que pensar, no hay hechos que me lo rectifiquen." Era una pregunta capciosa, desde que ambas universidades eran rivales. Puso los ojos en blanco. "¿Sabes de la expresión 'tan americano como el pastel de manzana'? Pues, el pastel de manzana ni siquiera es americano para empezar. La receta surgió acá en Inglaterra en el siglo XIII, y luego se diseminó por distintos lugares, llegando en el siglo XVI a Estados Unidos. Lo mismo sucedió con el perro caliente y las hamburguesas, que eran alemanas. Pero supongo que se les puede agradecer por la televisión a cable y la impresión 3D." Comparó. "Exacto, y se necesitan más de ellos. El dogmatismo y la inexactitud histórica son prácticamente lo peor que puede existir." Le dio la razón. Una sonrisa con un sutil bufido burlón dejó mostrar sus dientes. "Yo me lo tomo un poco en serio. A veces la gente ficticia puede ser tan estúpida..." admitió, asumiendo su culpabilidad de forma juguetona. "Ojalá lo pudiera tomar tan a la ligera." Deseó. Era una de ésas personas que le hablaba a la pantalla y decidía no ver más una serie, pero inevitablemente seguía pendiente de un próximo capítulo. "Hay que detener el flujo. Aunque para mí es difícil: nunca sé cuando es suficiente. No me gusta charlar de cosas como si el clima ha sido bueno o no. No da pie para nada. Es sonso e incómodo. Además, el clima acá siempre es el mismo: nublado." Señaló. "Me gusta la gente que no tiene miedo de expresar sus opiniones sobre las situaciones reales que nos rodean. Hay tanto de qué hablar." Le concedió una pista sobre sí misma. "Solo hay que darse cuenta: en toda ésta charla debo haberte contado la mitad de mi vida y yo solo sé tu nombre y unos cuantos detalles específicos, como que te gusta la ciencia y que eres japonés. Y el giro inesperado es que eso es más interesante que cualquier cosa que ya se me haya escapado." Comparó. Claro que sabía una cosa más -o por lo menos era producto de su opinión-: con o sin lentes, los orbes claros del muchacho no parecían dejar de resaltar, dándole vistazos cautelosos en estratégicos instantes. Quizá sería el factor en el que se centrarían sus ilustraciones. La emoción se reprodujo por todo su rostro, expectante de aquél siguiente momento. Encontró una pequeña similitud: la forma en la que gestualizaban con las manos para hacerse entender. "Es como una pintura abstracta: la gente siempre tendrá una interpretación individual." Estableció similitud. "Como si fuera a hacerle caso a una chica cualquiera de 19 años. Debe de invertir su tiempo en otras cosas, como en otra de ésas películas." Ejemplificó cómicamente. "Luego me dí cuenta de que el emoji de ola era la misma imagen y fue como un momento de revelación, algo así como una epifanía." Resaltó. "Es cierto. Recuerdo una vez en Freshman en la que tuve que hacer una exposición sobre Van Gogh, y se me ocurrió recrear La Noche Estrellada. Tomé las estrellas y distribuí mis ponencias entre ellas y puse un retrato de Van Gogh abajo, como un mapa de ideas. No me dí cuenta de cuanto trabajo invertí en aquél simple trabajo escolar sino hasta que observé los mapas conceptuales de mis compañeros. Supongo que mi afín con él me llevó a hacer tal cosa. Creo que éso definió mi amor por el arte." Relató. "Claro, cuando ves algo por segunda vez notas todos los detalles. Me sucede todo el tiempo. Pero de acuerdo, seguiré tu consejo." Accedió gustosamente. "¿Media hora? Algo así." Aproximó. Asintió con energía, sonriendo ampliamente. "¡Sí! Lo he visto por algún lado. Podría enviártelo... si tuviera el medio a través del cual hacerlo." Empezó emocionada, pero luego dándose cuenta de aquél detalle y su voz perdiendo aquél tono cantarín que había adoptado. Reflexionó sobre aquella pregunta. "Bueno, hay distintos tipos de daltonismo, pero vi que una persona dijo que lo veía rosado y café." Acotó. "Sí. Ni siquiera sé si la foto fue alterada o no para confundirnos. Todavía no creo que terminara por ser azul y negro y que nunca haya existido un modelo blanco y dorado." Refunfuñó. "No sé por qué necesitas los lentes si tienes tan perfecta visión." Dijo extrañada. "En todo caso yo soy la ciega aquí." Bromeó. La mirada ajena pesó sobre ella casi inmediatamente, un rosa tímido concentrándose en sus mejillas. Estaba acostumbrada a contemplar y no ser observada. Trató de quitar la atención de su rostro, arreglando su cabello. "Puede que todo esté planeado, desde la cuna hasta el lecho. Pero ¿por quién o qué?" Dejó esa pregunta en el aire. "'No hay que ver para creer, sino creer para ver'." Citó. "Podrías permitirte confiar en lo que tu instinto te dice de vez en cuando." Sugirió. "El misterio siempre debe existir para dar sentido a la vida." Ideó en voz alta. "Alguien debería enseñarles un poco de modales." Murmuró con resentimiento en la forma en que lo decía. "¡Claro! La gente debería abrir sus mentes. Me frustra como la gente 'aisla' a sus hijos o hijas de los elementos que no considera 'apropiados'. Las niñas en cuartos rosados con muñecas y brillantina, los niños con cuartos azules, figuras de acción y deportes. ¿Por qué no los dejan elegir ellos mismos?" Suspiró. "Y como algunos niños pequeños ya tienen novios o novias. ¿Siquiera saben que implica una relación?" Expuso, frunciendo el ceño. "El comportamiento de una persona refleja mucho de su crianza." Mencionó. "Ja, como si se olvidaran de éso. ¡Mi mamá guarda mis fotos vergonzosas de niña!" Éso significaban cientos de fotos de ella usando vestidos rosados y lazos, abrazando peluches un poco más grandes de lo normal. Sin agregar las que Caroline le había dado. Muy diferente a como era ahora. Y claro que tenía anécdotas embarazosas. Cuando chica, se interesaba en como la tinta en el cuerpo de su padre permanecía allí sin importar cuánto tiempo pasara, y se preguntaba que si, ahora que era su hija, esos dibujos aparecerían en ella también. Le hizo ésta pregunta cuando no podía dormir a los siete, y él tan solo rió, sin responder. "Claro, pero el más importante me lo contó mi guardiana Caroline. Al parecer sé silbar desde los 2 o 3 años, pero recuerdo que a los 5 trataba de aprender y no podía. Inexplicable, ¿no?" Relataba. "Pero bueno, al parecer estaba cocinando y mi cuna estaba no muy lejos de la cocina y empecé a silbar. Claro que Caroline no lo adivinó de a primeras y creyó que era un niño jugándole una broma, pero se dio cuenta. Desde ese momento me puso un móvil musical, y luego mis padres trataron de que le tomara el gusto al canto pero prefiero escuchar la música que interpretarla." Sonrió mientras narraba aquella anécdota. "Me toma 30 segundos si lubrico el cubo, de otra manera duro 1 minuto. No es tan impresionante. Es solo memorizar algoritmos y practicar bastante las secuencias." Explicó de forma humilde. Y tuvo bastante tiempo para practicar, desde que estaba prácticamente aislada de sus compañeros en aquél colegio. "Sí. Estábamos allí por distintas razones, pero al mismo tiempo teníamos algo en común. Es inefable." Razonó. "Es valiente porque tienen la opción de decidir asumir tal responsabilidad." Agregó a su idea. Nunca había indagado realmente en la razón tras la cual sus padres habían decidido adoptar pero estaba aliviada de que personas como ellos la hubieran elegido. Relacionó al mismo tiempo que el joven explicaba, encontrándole un poco el sentido. "La muerte es cuando desemboca, uniéndose para formar algo más grande." Completó tras cierto análisis. "Si éso sucede, estudiaré Derecho. Recuerda ésto para el futuro." Bromeó. "¡No lo sé! Una vez más, la subconsciente rige la conducta futura de cada individuo." Tomó la oportunidad de recalcar su idea, pero de forma bromista. "Hay mucha gente ignorante en éste mundo, no les hagas caso." Aconsejó. Su expresión extasiada claudicó, dando lugar a la decepción para oscurecer sus rasgos. "Sí, supongo que no puedo borrar mi pasado..." suspiró, "...pero no es como si pudiera hacer algo. Es decir, mis archivos viejos se perdieron definitivamente después de mi adopción. La única persona que podría guiarme a mis orígenes es Caroline pero tuve un incidente con ella y no querría razonar conmigo. Tal vez ni me recuerde ya..." Se imaginó, desesperanzada. "Bueno, algunas personas lo encuentran como una parte de su transición a una nueva vida. Hay muchas razones tras un cambio de nombre."

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❝ taichi.

Una ligera risa se desprendió de sus labios al oírla hablar tan despreocupada, era bueno encontrarse con ese tipo de personas cada tanto. Sobre todo cuando, al estar en Bedford, parecías estar rodeado de jovencitos dependientes de dinero y las más altas sociedades. “Eso de las consecuencias, será algo divertido de observar. Muchas personas no miden sus actos ni proyectan hacia el futuro” apenas frunció el ceño, negando. En cuanto a él, generalmente se tomaba el tiempo de hacerlo. De pensar antes de actuar. Le observo curioso cuando encontró una comparación, apenas inclinó su rostro y entrecerró los ojos como si aquello le ayudara a concentrarse en lo que decía. Eran acciones que realizaba casi sin darse cuenta: cuando leía, cuando estudiaba. “Bueno, ciertamente eso es algo que podría ocurrirnos a cualquiera de nosotros” asintió un par de veces. “Aunque claro algunos si sabríamos que hacer en esa situación mientras que otros se ahogarían en sus lágrimas probablemente” chasqueo la lengua y luego apretó los labios entre sí, formando una fina línea con los mismos. “Una vez más, lamentablemente es la sociedad en la que vivimos. Y es horrible que pongan tales estereotipos en televisión, tanto como en libros y películas, pues inconscientemente los adoptamos.” Meneó su cabeza de lado a lado y se encogiéndose de hombros. “Suena como una serie para pasar el tiempo, no está mal si la recomiendas” arrugó la nariz con gracia “Exacto. Ya sabes lo que dicen, las primeras impresiones lo son todo y creo que siempre vamos a omitir aspectos de nosotros mismos para causar una buena primer impresión. Creo que por eso la gente nunca deja de sorprendernos” una sonrisa desganada se pintó en sus labios, y por primera vez en la conversación bajó la cabeza. Su pie golpeo un par de veces contra el suelo mientras se mordía el interior de la mejilla. “¿Lo crees?” finalmente luego de sus palabras volvió a hablar, una vez más alzando sus claros hacia ella. “No sé si muchos lograrían ponerse en el lugar del otro, metafóricamente hablando claro. Por más que fuéramos iguales, y que está comprobado que el ser humano es un animal social también está comprobado que somos seres egoístas. Habrá ciertas cosas que querremos solo para nosotros, y eso eventualmente nos llevaría a no estar en el mismo punto. ¿Me explico?” arqueo una ceja. “De todos modos es una idea algo retorcida, podría hablar por horas pero probablemente te aburrirías” otra vez dejó escapar una risa. “Pero apoyo aquello de que perderíamos la cabeza intentando buscar la desigualdad, lo imperfecto en lo perfecto. Sobre todo si nos encontramos con que no hay imperfección. Creo que haríamos todo lo posible para romper con aquello.”pasó una mano por su cabello, pero la misma se detuvo allí mientras se quedaba algo pensativo con respecto al tema. ”Bueno, quien sabe tal vez aquello sea lo que te lance al estrellato. Ya sabes como esos pintores reconocidos por un estilo específico, o aquellos actores que parecen ser los mejores en realizar películas donde secuestren a su hija y/o esposa y no no estoy haciendo una crítica de Liam Neeson y las tres películas consecutivas que tuvieron el mismo plot” aclaro su garganta con  una mueca divertida en el rostro. Aunque aquello fuera algo que le molestara el mismo se había entretenido mirando las tres películas “Los muñequitos pequeños, ¿hum?” arqueo una ceja.“Estaban en todos lados en Japón. Sobre todo cuando se hicieron populares, fue como una explosión y estaban en cualquier cosa desde ropa interior hasta artículos para la cocina.” Recordó, con una mueca en el rostro. “Y ya que te salían manos de grinch, ¿no probaste en dibujarlo a él?” se encogió de hombros. “A veces las mejores cosas se dan de imprevisto” asintió repetidas veces. Su boca se abrió sorprendido al oírle hablar de aquel descubrimiento, creyendo que era el único en el radio de la escuela que podía estar al tanto y, probablemente, se interesaba en esas cosas. “Déjame decirte que esta comprobado que el vantablack es más oscuro porque absorbe un 99.965% de los rayos de la luz visible. Así que estas en lo cierto. Y si bien es cuestión de perspectiva porque probablemente la mitad de la población ignora los descubrimientos científicos, también tiene una explicación lógica” comentó orgulloso. “¿El que era azul y blanco al mismo tiempo?” preguntó divertido. “Te entiendo. No dormí por una semana intentando comprenderlo. Tengo una pila de papeles con teorías de porque se ve de colores diferentes, si…realmente me quitó el sueño.” Suspiro recordando aquello. “El ying y el yang, porque no. Dicen que todo tiene su opuesto, tal vez tú eres mi opuesto en ciertos aspectos. Físicamente, el cabello” señaló el contrario con cierta gracia para luego intentar torpemente observar el propio, alcanzando a ver simplemente algún que otro atisbo mechón que caía desordenado en su frente “Intentare ayudarte, no prometo nada” sacudió la cabeza. “Hum, puede ser. Hubiera sido bueno escuchar eso cuando tenía diez años, me habría ahorrado tantas cosas” tras arquear sus cejas asintió un par de veces. “O simplemente no tengo los tópicos correctos para discutir” otra vez se encogió de hombros. Sus labios se curvaron en una amplia sonrisa al oírle “Gracias, es bueno oír eso de vez en cuando. Creo que hablo demasiado a veces, pero el oír que a alguien parece importarle da una sensación de satisfacción” Tal vez no era ignorado por todos, pero el escuchar que se lo dijeran, que le dijeran cuanto parecía maravillar con sus palabras, era algo de lo que nunca podría cansarse por mas ególatra que sonara. “Eso…sería algo interesante de plantear. A los demás, al mundo entero si es posible claro. No creo que mucha gente lo vea de esa forma, y tampoco creo que sepan que el respeto abarca tanto.” Muchas personas creen que aquello se limita simplemente a respetar a un superior o un mayor, pero no es así. “Algo se te ocurrirá y supongo que yo tendré que acostumbrarme a escuchar un click de la nada” asintió un par de veces. “Tomarme fotografías mientras estudio suena aburrido, pero…podría funcionar mientras corro. Practico atletismo y creo que es la segunda actividad en la cual más me concentro, podrías intentarlo” sugirió aunque ciertamente capturar las imágenes en movimiento iba a ser un trabajo. “No pareces la clase de chica que desiste fácilmente ante las cosas” por segunda vez arrugó la nariz negando con la cabeza. Sin embargo, cualquier atisbo de gracia que se había deslizado con sus palabras o había hecho presencia en sus facciones pareció drenarse de su cuerpo al oírle hablar. Ella era como él. Una  joven que no tenía idea de dónde provenía. Entonces, ¿pensaría igual que él? ¿Tendría tanta curiosidad? ¿O es que acaso podía vivir tranquila? Una vez más, sería muy rudo de su parte bombardearla con preguntas para encontrar una similitud y sentir que no estaba solo. A diferencia suya ella había escogido su nombre, lo cual parecía un detalle importante teniendo en cuenta que al nacer alguien más escoge nuestro nombre. “E-eso suena como una gran historia” comentó, una vez la ojiverde finalizó. “Muchas personas no saben porque se llaman como se llaman pero tú, tu sí que tienes algo interesante que decir al respecto. Y tengo que admitir, es un lindo detalle que quisieras llevarte algo contigo de tu vieja identidad.” Sonrió ligeramente. “Idiotas aquellos que no pudieron ver más allá de tu nombre.” Colocó los ojos en blanco con notoria molestia. Le comprendía, ella había sido juzgada porque era diferente. Porque no tenía un nombre como las demás niñas, porque no parecía encajar en la sociedad que le habían impuesto. El, por su parte, no encajaba por culpa de sus rasgos. Siendo el único jovencito sin rasgos asiáticos de su colegio. “Supongo que la mente de una niña de seis años que logró convencer a sus padres para portar ese nombre, es más inteligente de lo que cualquiera pudo haber pensado” comentó con algo de gracia. “¿Qué dices de aquel significado? ¿Se te apega?” agregó, curioso por oírle. Nunca había buscado que significaba Taichi, solo lo portaba con orgullo porque era el nombre de su abuelo: el padre de su padre adoptivo. Finalmente asintió un par de veces ante la duda ajena “No te parezco muy japonés, ¿verdad?” preguntó, esta vez más animado. “A diferencia tuya ya no pude escoger mi nombre cuando me adoptaron. Pero de igual modo, creo que hubiera sentido mucha presión. Es decir, habría necesitado mínimo dos días para escoger lo que portaría el resto de mi vida. Imagínate si elegía algo estúpido, ¡mi futuro yo me odiaría!”

“Creyendo que viviendo mimados y durmiendo en sábanas de seda bañándose en su dinero obtenido por métodos sucios lo tienen todo por el resto de su vida. La mayoría se sumerge en el uso de drogas sintéticas y diversiones extravagantes. Resultan adultos poco preparados para lo que tienen adelante y se aferran con fuerza a la juventud que lentamente se desvanece colándose fuera del agarre de sus manos como la arena.” Hizo un símil, con ése carácter artificial romantizando sus palabras e incluso la fatídica situación que exponía. “Creo que las personas deberían ser preparadas poco a poco para desprenderse de la fuente de sus recursos, y que se debería dar un último impulso cuando se empieza la universidad. Eso solo porque la matrícula universitaria es bastante costosa. Pero a partir de eso deberían independizarse y valerse por sí mismos.” Propuso. Sabía cuánto dinero era requerido por una educación y era absurdo, incluso había pensado en ello desde Junior pero desde que tuvo que repetir el curso dado a la mezcla de sus papeles y constancias de estudio ahora aquella etapa permanecía lejana por mucho y los precios cada vez más caros. Si no fuera porque trabajaba en el verano con su padre en aquél establecimiento de tatuajes en Kings Cross, entrenándose un poco y dedicándose a trabajos simples y a veces permanecer en la recepción, probablemente no tendría donde empezar. Aquél verano iba a aprender a realizar tatuajes de acuarela, así como la libélula esmeralda en su nuca. “Y asumimos cosas erróneas. Como que todos los irlandeses tienen un acento grueso, se vuelven locos en día de San Patricio y son duendes borrachos y esas locuras que se oyen por ahí. O trasladándonos a donde se sitúa la serie, Estados Unidos, donde el Cinco de Mayo se celebra más que en México propiamente y es vuelto una celebración para beber y hacer fiesta, como el día de San Patricio también. Se cree que fue el día de la Independencia de México y que todos los mexicanos lo celebran. En realidad, no se hace. Y el día de la Independencia de México es el 16 de septiembre. Se conmemora desde 1810, más de 50 años previos del Cinco de Mayo. Es absurdo como la cultura puede ser tan alterada, y que estos conceptos erróneos sean tan aceptados.” Mencionó solo algunos de los interminables ejemplos, decepcionada profundamente. “Si la recomendara sería como decir que estoy de acuerdo con sus ideas, hecho que no es cierto. Así que prefiero ahorrarme el malentendido.” Discutió, explicando sus razones. Sonrió muy sutilmente, su semblante adoptando un aspecto juguetón cuando notó su gesto. “Sí, en las primeras instancias de una relación estudiamos al otro y nuestro comportamiento suele regirse por lo que al otro lo interese. Cuando ya se establece una conexión, somos más honestos bajo el pretexto de que ‘entramos en confianza’ con la otra persona.” Explicó. Consideró sus ideas, después de todo tenía razón. Basándose en la historia y en los cuadros de conducta de los personajes que de ella formaron parte, tenía suficiente respaldo. “Quizá en otro momento, cuando tengamos tiempo suficiente. Pero me gustaría escuchar lo que tienes que decir.” Sugirió juzgando por el tiempo que poseían tomando en cuenta de que muy probablemente tendría algo que hacer. “Es a lo que nos dedicamos. Buscamos la imperfección de todo, como un impulso o manía. Pero lo cierto es que nada es perfecto. Todo tiene sus puntos débiles…” explicaba, “…eso al criterio de lo que entiendas por ‘perfecto’.” Concluyó. “Hay mucho que decir, tienes razón.” Concordó con lo que antes resaltaba. “Sí, quizá.” Dijo, encogiéndose de hombros. Pudo notar cuan específico era con sus palabras y detectó el sarcasmo en ellas. “Tranquilo, no se notó.” Bromeó. “Supongo que es lo que le funciona. La fórmula de su éxito.” Frunció los labios y se encogió de hombros. Asintió, debió haber supuesto que lo conocía desde que era japonés. “Pues me lo imagino. Es algo autóctono. La cultura japonesa es muy singular. Desde sus antecedentes hasta su forma actual. En una ocasión estaba buscando algo y terminé buscando sobre las ciudades globales, lo que me condujo a buscar sobre Japón y otras ciudades. Es una transición algo rara pero te juro que así sucede.” Relató. “El hecho es que terminé buscando sobre su arte porque vi unas estampas de alrededor al siglo XVII, si no me equivoco, y terminé encontrándome con la estampa de La gran ola de Hokusai. ¡Es un grabado en madera! ¿Sabes cuanta paciencia debe conllevar eso? ¡Increíble! Hay algo en ése género que me resulta tan agradable a la vista.” Describió. “Claro que la cultura y entretenimiento moderno son igual de buenos, de hecho tengo algunas películas y series de anime pendientes por ver. El Viaje de Chihiro, La Princesa Mononoke, Psychopass… ésos son los que recuerdo ahorita que sean específicamente de ése género.” Listó. Cohibida, curvó sus labios de forma reservada. “No lo había considerado. Quizá se me haga sencillo. Después de todo, la poca precisión parece ser lo mío porque admitamos que esto no se acerca a ti.” Señaló el papel en el que el bosquejo estaba plasmado. “Pero eso es en lo que me encuentro trabajando después de todo.” Continuó. Sus ojos se abrieron de sobremanera, sus cejas ligeramente alzadas. “¡Lo sabía! ¿Has visto el video en el que lo comparan con la pintura ultra negra de la NASA? La pintura refleja la luz y el láser pero el vantablack no. Parece irreal. Qué maravillosa es la ciencia.” Comentó, impresionada. “Sí, ése mismo. Que resultó ser azul y negro. Fue todo un fenómeno. Creí firmemente que era daltónica por ése período de intriga. Me hice el test de los números en los círculos y todo.” Relató entre risas. “Para mí era, es y será dorado y blanco.” Afirmó. “Bueno, ésa es una diferencia.” Concordó, ante su observación encargándose de arreglar algunos factores específicos de su aspecto. “También los ojos.” La diferencia era algo notable, pero poco cierta por el hecho de que en algunas iluminaciones sus irises lucían más cian o más verdes distintivamente. En cambio, los orbes ajenos eran de una tonalidad más desaturada y pertenecientes a una paleta ártica: añil pálido. En esto se encontró concentrada y se percató por sí misma unos instantes después, desvió su mirada a su entrecejo --a donde su vista se enfocaba usualmente cuando hablaba con otra persona--. “Ojalá nos hubiéramos conocido antes.” Dejó flotar ese anhelo en el aire. “No es por nada, pero allá en el orfanato decían que daba muy buenos consejos.” Presumió muy sutilmente. Frunció el ceño, un poco decepcionada de que pensara eso. “Ya las personas no se entretienen con cosas triviales. Creen que no deben perder su tiempo con eso. Pero hay tanto que no sabemos.” Reflexionó. “No, en realidad, está bien. Es lo que te gusta, ¿no? Nadie debería privarte de ése derecho a expresarte.” Expuso. Era también caracterizada por defender con su vida los derechos propios y de los demás, así mismo como los deberes. “No, no lo hacen. Y sigue siendo inculcado a los más jóvenes y se sigue reproduciendo y esparciendo porque no ven más allá. Algo tan simple como que a las niñas les digan que cuando un chico te molesta es porque le resultas linda, altera su patrón de conducta en el futuro. Por ésa enseñanza hay mujeres que soportan los abusos de una pareja agresiva. Como se dice, ‘el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo’.” Citó. Escuchó su perspectiva y la consideró. Eso explicaba su tonificada contextura. Aun así, no entendía como tenía tiempo para un deporte y para mantener sus notas altas (por su observación y su vasta cultura sobre diversos tópicos podía deducir que era un buen estudiante). Ella no practicaba ningún deporte actualmente a pesar de que en sus primeros años de secundaria se le había dado el softball, pero lo había abandonado cuando cumplió los trece, cuando su vida dio aquel giro de 180º. Por otra parte, necesitaba trabajar con sobreexposición, y las fotos en movimiento serían perfectas para aquello. “Generalmente, sí.” No quería afirmarlo completamente. Después de todo, su curiosidad por saber sobre sus orígenes parecía haber desaparecido cuando aquella institución de refugio cerró sus puertas finalmente. Nunca había sabido mucho sobre Caroline, no lo suficiente para efectuar una investigación y preguntarle, y dudaba que sus padres todavía tuvieran contacto con ella. Aquél edificio no existía más excepto en su memoria. Dudaba que su ex-tutora todavía tuviera en manos los papeles que le dieran una pista sobre la identidad de su verdadera madre. Todo lo que sabía le fue informado 6 años atrás. ‘Tu padre biológico está en la cárcel, gracias a Dios— pero tu madre se vio obligada a tenerte. No tenía el valor para acabar con tu vida desde que tú no tenías la culpa, pero sí para darte a luz y darte otro destino. Fue lo mejor para ella. No podía soportar criarte sabiendo que surgiste a través de un acto sexual llevado a cabo a través de la fuerza. Eras el recuerdo constante de aquella noche. Actualmente me parece que tiene un hijo, no se comunica con nosotros hace much—’ ‘Créeme, seguro tu mamá trató todo lo posible por que nada de esto pasara. El aborto no era una opción. Su vida no peligraba por esto, y era de una familia de demasiado prestigio como para que se llevase a cabo un procedimiento clandestino. Tus abuelos estaban muy preocupados porque el aborto la pusiese en peligro’ y ahí había llegado todo. Y bajo ésas palabras se había regido el resto de su vida inconscientemente. Sonrió de forma amigable al muchacho. “Sí, narran lo mismo todas las navidades.” Acotó. “Bueno, no quería olvidar lo que aprendí allí. La gente allí fue mi familia por mis primeros 6 años, los años más importantes de mi vida.” Remarcó con sencillez. “Sí, de hecho las niñas en el colegio me repudiaban porque no jugaba con muñecas. Lástima para ellas: aprendí a resolver un cubo de Rubik en 30 segundos.” Estableció aquella diferencia. “En aquél lugar estaba aislada prácticamente. No había prejuicios ni superioridad o marginación. Estábamos unidos por algo en común” Recordó con la nostalgia alojada en su pecho y formando un nudo en su garganta. “Pero amo a mis padres. Hicieron todo porque me sintiera a gusto con ellos y porque me adaptara. Ya ni recuerdo el nombre de ésos niños.” Contradijo sus palabras anteriores. “Lo cierto es que no quiero olvidar nada. Todo pasa por una razón. Hay muchas teorías que lo justifican pero en realidad no sé en qué creer. ” Con ésto se refería al destino, a las fuerzas divinas, a simplemente la existencia: todo lo que se decía que movía las cuerdas en éste show de títeres. “Sí, no sé cómo lo hice. No creo ser tan persuasiva como me mostré aquella vez.” Admitió. Aunque debía de ser bastante lista después de todo, desde que aprendió a silbar accidentalmente aquella vez mientras Caroline la cuidaba. Aquella pequeña niña de escasa edad y cándidos ojos celestes (para aquél entonces) pudo silbar melodías antes de siquiera articular una sílaba. Quizá por eso Caroline le puso un móvil musical desde ése momento. De cualquier manera nunca se atrevió a tomar clases de canto, intimidada por la idea de cantar una nota errónea. Así que conservó su voz únicamente para lo necesario. Se puso a pensar un poco antes de responder. “Soy fiel a mis orígenes, a mi familia, a mis creencias. Podría decir que sí tiene que ver un poco conmigo.” Se encogió de hombros. “¿Sabes el significado de tu nombre? Quizá pueda traerte una sorpresa.” Sugirió, alzando las cejas sugestivamente. “Pues, en realidad no, pero eso no disminuye tu nacionalidad al fin y al cabo.” Admitió y puntualizó antes de que hubiese confusiones. “A mí me dieron la opción de hacerlo porque en realidad querían eliminar lo que me vinculara a mi madre desde que ella no quería verme.” Aclaró, relamiendo sus labios. “De hecho puedes cambiar tu nombre mientras tus padres accedan cuando eres menor, pero cuando cumples la mayoría de edad lo haces por ti mismo a través de una encuesta de hecho.” Explicó. 

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❝ taichi.

Al recibir tal respuesta asintió, tal vez algún otro artista se hubiera puesto a explicarle las exactas diferencias de cada lápiz y él habría escuchado atento pero agradecía que la muchacha de ojos claros se hubiera dignado a ser concisa. “Hum, estoy de acuerdo. Lamento informarte que por aquí seguramente encontraras varios de estos niños.” Siendo Bedford un colegio de alumnos prestigiosos, nunca faltaba aquellos que creían ser superiores por tener dinero y terminaban siendo justamente como ella acababa de describirles. Claro que ese no era su caso, o no en parte. Si bien su familia poseía bastante dinero, se había criado de una forma diferente que le permitía tener los pies en la tierra. “Muchos creen que siempre estarán respaldados, ya sea por dinero o familiares” se encogió de hombros, tal vez ellos nunca se habrían puesto a pensar en que sería de sus vidas sin esas dos cosas. Tai lo había hecho. Porque si bien un crío de seis años no debe pensar esas cosas, tenía demasiado tiempo libre en el orfanato para pensar que pasaría si jamás lo vendrían a buscar. Eventualmente ese pensamiento se esfumaba, hasta que un día, el día que recibió su apellido, pareció borrarse. “Siempre es mucho más difícil hablar de uno mismo que de los demás.” Asintió. Parlotear sobre las vidas ajenas se realizaba con una simpleza enorme, pero a la hora de cuestionar la propia parecías nunca encontrar las palabras concretas. “Repito, una pena que existan personas así. Creo que el mundo sería mucho mejor sin ese tipo de personas. Pero de nuevo, si todos fuéramos iguales el sentido de vivir perdería completamente el valor” manifestó encogiéndose luego de hombros. “Eso no está mal. No te cierras sobre un estilo en particular y mantienes tus opciones abiertas. Creo que no muchos logran eso” Era usual ver que un artista se centrara en practicar tanto un estilo, al punto de olvidarse completamente del resto. “Bueno, la próxima vez que quieras dibujar a un desconocido intenta probar eso. O si quieres puedes dibujarme en ese estilo, la verdad no recuerdo haberme hecho una caricatura nunca” frunció ligeramente el ceño a realizar aquello e hizo una nota mental por averiguar si su mente le fallaba o estaba en lo cierto. “No eres la única” una ligera risa se desprendió de sus labios. “Hay que tener imaginación para descubrir nuevos teoremas matemáticos, además de muchos cálculos claro, así mismo como para encontrar nuevos químicos.” Defendió, asintiendo repetidas veces.“La motivación se pierde rápido en esos casos, pareces empezar lleno de esperanzas y, efectivamente, luego la pierdes y se ve reflejado en el desempeño.” Le dio la razón.“Sin embargo hay cosas que si debemos hacer por obligación, ya sabes como asistir a clases o una de aquellas tantas leyes éticas que todos parecemos defender. Supongo que son bases de una sociedad.” Una vez más se encogió en su sitio. Si bien hoy en día muchos países cuentan con la libertad de expresión y demás, hay cosas que se deben respetar y a las cuales todo humano se ve obligado. “Que gracioso el hecho de que te hayas cruzado con tu opuesto. Suelo pensar bastante a la hora de actuar, muy pocas veces me dejo llevar por mis impulsos. Supongo que va a ser algo interesante de vivir” arrugó la nariz con gracia. ¡Ciertamente iba a realizar un experimento social sobre esto! Analizando no solo las reacciones de la contraria sino las propias frente al mismo tipo de situaciones. Miro la postura tomada por la muchacha, de repente aquella imagen de joven decidida pareció desvanecerse a medida que sus claros caían en el suelo. “A muchas personas no les va a importar tu opinión” sincero. “Pero eres libre de darla. Tiendo a decir muchas cosas que a las personas no les importa, y si bien a veces siento que gasto saliva me gusta creer que alguna parte de lo que dije fue absorbida por el contrario” meneó su cabeza de lado a lado. ¿Cuántas veces parecía estar hablando solo a la hora de relatar sus teorías? Está bien, está bien, tal vez no tenía los más interesantes tópicos de conversación pero escucharle era gratis y, ciertamente, podía ayudar. Entrecerró los ojos al ver que aceptaba su reto pero devolvió aquella sonrisa: Otra nota mental: ver que tanto podía cumplir tal reto. Si, su mente a veces era como un enorme tablón blanco, con millones de notitas pegadas en el mismo. “Ojala todos tuvieran esa misma visión, sobre todo los jóvenes. Y vaya que sueno un anciano diciendo eso, pero es real” arqueo ambas cejas despreocupado. “Solo cuando estoy sumido en lo que hago, y aun así intento mantener un ojo y un oído atento al resto. Nunca se sabe lo que puede venir, y dicen mejor que es prever que lamentar. Está bien, podría funcionar bien” asintió una vez más a la mayor. Allí estaba su buena acción del día, e incluso parecía haber hecho feliz a alguien. Solo esperaba no meter la pata y no equivocarse con estar accediendo a este tipo de plan. Pero había algo en él que la entendía. Creía que era igual que cuando él quería realizar alguna especie de experimento y necesitaba la ayuda de alguien más, encontrar una persona que accediera no siempre era fácil, pues muchos desconfiaban de si iban a salir ilesos ( claro que él siempre tomaba todas las precauciones ), pero una vez que lo lograba aquella emoción por el proyecto se intensificaba. “Dillion, ese es un nombre que no había oído antes. Y créeme que he oído nombres” alzo las cejas con sorpresa rodando sus claros. “Taichi Ishida” se presentó finalmente.

“Me lo imaginaba. De todas maneras, no me preocupan. Tengo mis propios asuntos. Ellos pueden amasar dinero que no les pertenece y creerse superiores por eso, yo haré el mío y los veré más tarde cuando las consecuencias surjan.” Alegó de forma despreocupada. A diferencia de muchos, ella se había ganado el puesto en ésta escuela con esfuerzo. Su promedio era prácticamente impecable y no recordaba nunca haber cometido una falta grave que hubiera sido crucial mencionar en su entrevista con la directora. “Me recuerda un poco a esta serie... Girls. La emiten en Sky Atlantic, por cierto. Empieza con una chica, Hannah. Sus padres la han estado manteniendo desde que se graduó de la universidad hace dos años y de la nada deciden dejar de mantenerla, y eso desemboca en toda una serie de eventos desafortunados. Es cómica, supongo, pero no tiene mucho contenido que sacarle o analizar. A veces resulta desesperante como los personajes manejan las cosas, pero bah, el hecho de que Lena Dunham la haya escrito la hace valer un poco la pena. Ojalá tuviese más diversidad étnica, es aburrido ver tantos actores tan iguales y que los pocos personajes diversos sean los estereotipos que no dejas de oír.” Suspiró. “No la recomiendo, solo la menciono. No se merece la publicidad.” Aclaró con una mueca de decepción. Estuvo completamente de acuerdo con su siguiente opinión, manifestándolo a lo que asentía. “Sí, tienes que cuidar tus palabras, solo decir lo que te conviene decir. Nunca decimos toda la verdad cuando se trata de nosotros, solo lo que los demás necesitan saber bajo nuestro criterio. En muchas ocasiones nuestro testimonio se ve afectado por nuestra perspectiva e interpretación aunque queramos ser completamente honestos.” Expuso. Sopesó sus palabras internamente, pensando que también debía tomarse eso en cuenta. El joven parecía tener una ideología bastante lógica e imparcial, una habilidad que quizá nunca alcanzaría a tener. “Sería demasiado perfecto si no existieran las diferencias, si fuéramos iguales. ¿Qué habría que comparar? Nada. Seríamos idénticos. La gente perdería la cabeza buscando una desigualdad. No habría nadie dominando a nadie, ni alguien subordinado a otro. Todos en el mismo puesto, pudiéndonos poner en el lugar del otro con facilidad. De todos modos, se volvería insípido con el tiempo.” Consideró. “Algún día me estancaré en algo. No sé qué será pero será todo lo que plasmaré por mucho tiempo.” Predijo. Eso era lo que pasaba con muchos pintores. Como Van Gogh y los cipreses durante su estadía en el manicomio de Saint-Rémy. Sonrió ante la sugerencia: definitivamente tendría que dibujarlo en muchos estilos. “Tendré que practicarlo. Bastante. Hay muchos caricaturistas con diferentes técnicas. He tratado de empezar con los dibujos chibi pero me rindo con facilidad. Detesto hacer los cuerpos, es mi debilidad. Sobre todo las extremidades y las manos o pies. Terminan por ser un desastre de dedos mutantes, algo así como las manos del Grinch pero más deformes.” Comparó cómicamente. “Pues, ahora que lo pienso tuvieron que haber muchos estudios para obtener la sustancia más oscura existente, por ponerte un ejemplo. La intriga y curiosidad sobre si pudiese existir algo más oscuro que el negro ha mantenido a muchos pensando. Aunque se debata si la idea de indagar de una buena vez en aquello perteneció a Frederik De Wilde o al Laboratorio Nacional de Física, ambos trabajos son admirables. Yo considero que el vantablack es más oscuro que el nano-black, pero es cuestión de tu percepción. Como ése maldito vestido de aquella vez-- hasta una migraña me causó. ” Discutió, irritada de solo rememorarlo. Bufó. “Claro, los derechos y deberes mantienen todo en equilibrio” concordó, asintiendo. “Quizá podrías ayudarme con éso, desde que somos tan distintos.” Propuso, frunciendo sus labios en una mueca acomplejada. “Éso me recordó al yin y el yang. La dualidad y la complementación del universo en su totalidad.” Creyó que valía la pena hacer mención de aquello. Era una de los cientos ejemplos de la interdependencia existentes en la vida cotidiana como el astro rey y el satélite en la bóveda celeste. Le gustaba pensar que la situación contenía una cierta similitud. Sus ojos, escépticos, subieron su foco al lugar de procedencia de la voz, escondiéndose entre párpados entrecerrados ante sus palabras. “Quizás malgastas tu tiempo con la gente equivocada. En mi humilde opinión, te he encontrado muy interesante por el breve tiempo que hemos estado conversando...” defendió, “...además, eres muy bueno expresándote. Siempre tienes las palabras adecuadas.” Resaltó. Disfrutaba más escuchar que llevar la palabra, y discutir en función a lo que el otro decía. Además, nunca podía tener certeza de a donde iría la discusión. “Pues, es cierto. Si lo analizas bien, todos los casos trágicos que ves en la actualidad son consecuencias de ello. A la gente que muere a manos de asaltantes, se les es irrespetado su derecho a la vida y el trabajo que ponen para obtener sus bienes. A las víctimas de abuso sexual se les es irrespetado el poder que tienen sobre su sexualidad y su integridad física y emocional es pisoteada. Mira cuanta crueldad resulta cuando la gente no tiene claro un concepto tan sencillo como el respeto.” Ejemplificó, un sentimiento de desilusión destiñendo el regocijo de su timbre vocal. “Tendré que mantenerte ocupado entonces.” Supuso, pensando en una forma de llevar eso a cabo. Por lo que había notado, el joven tenía una mente ágil. Sería difícil mantenerlo abstraído de lo que sucedía mientras que ella se dedicaba a su trabajo. “Éso supone un gran esfuerzo de mi parte,” señaló algo que era bastante fácil de notar, “pero no voy a desistir.” Concluyó. “Yo tampoco hasta que vi las impresiones en manos de lo que son mis padres con nombres en orden alfabético. Caroline, mi guardiana, estaba llenando las formas de cambio de nombre para tener todo en orden antes de mi adopción. Por lo que me dijo, ‘fue un comienzo desde cero para mí’. No supe como tomarlo teniendo seis años pero después lo comprendí. Pero vuelvo a la anécdota-- resultó no ser así. Supongo que quise llevarme algo conmigo, algo que me recordara a donde pertenecía, así que busqué un factor que mi nombre nuevo y mi nombre viejo pudieran tener en común. Me decidí por mi inicial. Algo importante que tener en cuenta: los nombres no estaban por género sino por orden alfabético. Mi mamá estaba realmente furiosa con mi papá al comienzo, pero al parecer le di una charla sobre que quería algo que ‘me hiciera distinta del montón’, lo cual puso muy orgullosa a Caroline, así que no me arrepiento de ésa ingenua decisión a pesar de que fui acosada por mis compañeros de clase más tarde en el tiempo por tener nombre de niño. Tiene un significado muy lindo, sin embargo. Leí que es de origen celta y significa ‘fiel’.” Relató intrincada en su narrativa. ‘Las personas con este nombre tienen un profundo deseo interior de una familia o comunidad estable y amorosa y la necesidad de trabajar con los demás y ser apreciado. Las personas con este nombre tienden a ser creativas y excelentes al expresarse. Se sienten atraídos por las artes y, a menudo, disfrutan de la vida enormemente.’ Parecía una predicción más que una tontería inventada, y resultaba un poco escalofriante. Claro que no era consciente de ésto, no había indagado lo suficiente. Frunció el ceño al oír su nombre como un reflejo, algo pareciéndole familiar. Sus rasgos se distendieron cuando descubrió que solo se trataba de la referencia a un personaje de un anime que había visto hace un largo tiempo, Bleach. “Japonés, ¿no?” Tanteó, esperando acertar.

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❝ wells.

   Quería salir de ahí cuanto antes. No por ningún motivo en particular, sino que se sentía agobiado entre tanta gente, y ya había terminado su tarea así que no había nada más que hacer en la biblioteca. Además de que aún no se adaptaba a este lugar. Y además de que no quería adaptarse. Sólo quería salir y que su condenada madre se diera por vencida en tratar de convertirlo en lo que fuese que ella quería que fuera. Después de todo, él ya se parecía mucho a ella. Ambos eran un pedazo de mierda. ¿Qué eso no era suficiente? Su madre debería estar contenta ya que él era una pequeña copia de su miseria. Pero de un momento a otro sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz algo ronca, pero definitivamente femenina. Con algo de escepticismo, se volteó a verla con una expresión un tanto distante, casi con desdén. “A-…” pero no pudo decir nada ya que la chica comenzó a hablar, un millón de palabras que apenas y tenían sentido, pero él se tomó el tiempo de escucharlas todas. Algo en la manera en la que ella hablaba de su arte, como si de verdad le importara, era admirable y él casi se sintió identificado. Casi. No dijo nada pero tomó el boceto entre sus manos y lo miró, su ceño fruncido mientras sus ojos café se adaptaban a los suaves trazos. “Es asombroso.” murmuró, alternando su mirada entre el dibujo y los ojos claros de ella. “¿Lo hiciste en 20 minutos?” le preguntó de nuevo.

   Asintió afirmativamente con energía, bastante satisfecha con su trabajo. Después de todo, el fin principal era que gustara. “Gracias por tu opinión.” Replicó modestamente. “Y siento haberte interrumpido, veo que tienes cosas que hacer. Parecía que ibas a algún lado y debo ser un obstáculo.” Se disculpó, llevando su mano diestra a su cabello como hábito para disimular su nerviosismo en situaciones de éste calibre –sobre todo con extraños–. Fue entonces cuando de verdad lo notó. Parecía como si sus trazos fueran ajenos, mecánicos y sin haber pensado realmente en lo que estaba inmortalizando sobre la hoja. Aquél sentimiento contenido en su semblante: distanciamiento, por como miraba a la nada con tanta concentración; disociación. Identificó el mismo elemento en la verdadera figura en vida. “Te veías muy... centrado. Reflexivo, me atrevo a adivinar. Si no es muy entrometido y atrevido de mi parte, ¿a dónde fue tu mente ” Dos ojos esmeralda escrutaron en sus rasgos, y en sus ojos cafés muy efímeramente. “Siento que tu rostro revela lo que con las palabras es muy pronto para decir.” Concluyó la joven, utilizando un volumen perteneciente a la quietud, muy similar a como se le habla a una criatura salvaje para evitar su ataque o su arranque. Mantuvo su mirada en el dibujo, robando vistazos al contrario buscando una respuesta pero concluyó en que lo estaba retrasando para algún plan futuro. “Bueno, ahora sí creo que debo irme. Gracias por dejarme dibujarte.” Finalizó dubitativamente, empezando a emprender camino con un ritmo tartajeante, como con sensación de cosa inacabada.

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Life is short, and art long, opportunity fleeting, experience perilous, and decision difficult.

Hippocrates - Aphorisms (via dialltone)

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❝ keegan.

El cumplido rozaba la incomodidad, inflando su ego con aquel tipo de comentarios pero sin poder evitar el sentirse incómodo al pensar que tal desconocida le había observado por un tiempo prolongado, o al menos suficiente, como para poder terminar semejante dibujo, en el cual se podía reconocer a sí mismo con la facilidad que uno le hacía al observar su reflejo en un espejo. Su mirada, que siempre llevaba cierta fuerza con ella, analizó por completo el dibujo que sostenía entre sus manos, una simple hoja de papel que de haber estado en su poder hubiese terminado con nada más que un par de aburridos garabatos en un costado inferior de esta. Orbes cafés con aires verdosos fueron a parar sobre los ajenos. ❛ ¿acostumbras dibujar a extraños sin su permiso? ❜ las palabras flotaron de sus labios, volviendo a bajar su vista al dibujo. La imagen de Kathia garabateando cosas y terminando bosquejos llegó como una oleada amarga.  ❛ no lo sé, no soy un maldito artista. ¿qué crees tú, picasso? ❜ entregó el dibujo de vuelta a su dueña, a pesar de que pudo haberse quedado con este y reclamarle como regalo de cumpleaños. De cierta manera, le divertía el que alguien le dibujara justo ese día, en el cual se había pasado la mañana esperando un mensaje que no llegaría, hablando con personas que no quería y pensando en cosas que no debía.  Apenas se había levantado de la cama para ducharse e ir a comer algo, auto-nombrando el día como feriado de clases.

❛ ¿por qué crees que me acerqué? ¿para charlar un poco? ❜ entrecerró sus ojos, un poco aludida. ❛ tienes todo el derecho de desecharlo si no te gusta, por eso te lo estoy cediendo. a algunos no les encanta la idea de una foto desprevenida, poniendo de lado un retrato mediocre de su persona. no lo hago todo el tiempo, generalmente dibujo objetos inanimados. pero siempre me propongo algo diferente para no siempre hacer lo mismo. no puedes hacerte una vida de la naturaleza muerta, es solo una etapa. así que ahora trabajo con personas. lamento haberte resultado inoportuna al usar tu imagen para mi práctica sin tu consentimiento. ❜ se hizo con su mochila y devolvió la libreta que todavía sostenía en su mano a donde iba junto con los útiles que había ocupado para realizar el bosquejo mientras explicaba, para luego devolverle la mirada. estaba acostumbrada a la crítica constructiva, pero tal vez no a su actitud poco sutil. tomó la hoja, pero no iba a desistir aún. ❛ creo que como nosotros analizamos pinturas de artistas que murieron hace años aunque no hayamos alcanzado o superado su nivel de experiencia como para ser dignos de criticarlos, tú podrías juzgar un boceto. no tiene mucha ciencia. a ver, en una escala del cristo de borja a... no lo sé, suena muy vanidoso y trillado usar la mona lisa de da vinci desde que hay cientos de retratistas por ahí pero es más fácil de identificar; ¿como lo calificarías? ❜ preguntó una vez más. 

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❝ carter.

La charla con la morena era de lo más interesante, parecía saber realmente de lo que estaba hablando, no como muchas personas que se hacen llamar artistas y no saben ni cuáles son los colores primarios. –Sí, mucho mejor con carboncillo, es más manejable.– Dijo el castaño sacando un trozo de dicho material de su estuche. –Ten, mis padres se pasaron comprándome algunos materiales antes de venir – Estiró su brazo hasta alcanzar la palma de la mano de la joven, en la cual dejó un pedazo de su carboncillo. –Vaya, gracias.– Sonrió al alago de la muchacha. Parecía vivir el mundo del arte con pasión, pues, como le estaba contando, la joven no paraba de hacer pequeños dibujos rápidos o incluso la escenografía de una obra. Al Italiano le parecía una chica de lo más interesante, pues nunca había compartido su afición con alguien que no fueran sus padres. –Pues a mi me encanta, la verdad…también es verdad que no llevo demasiado tiempo aquí, será cuestión de tiempo que lo odie –Bromeó éste. –Tienes razón, todo es belleza, pero siempre somos más críticos con lo propio que con lo de los demás, ¿no? –Dijo mirando el dibujo de la chica, que después de la charla le sonaba familiar –¡Estaba pensando eso ahora mismo! –Respondió el joven –Bueno, por lo que puedo deducir eres estudiante de arte, así que nos habremos visto en algún aula de dibujo o escultura…yo también soy estudiante de arte, aunque mi fuerte es la fotografía, y siempre ando por ahí haciendo de las mías –Explicó el chico, que después de esto se quedó callado en posición de pensar. –Oye, Dillion.–Comenzó a hablar con tono dubitativo –He pensado en una cosa. Quizá no estés de acuerdo, pero dime lo que piensas- Dijo amable el Italiano –Tú quieres analizarme mejor, y yo necesito a alguien a quien fotografiar para mejorar mi técnica, ¿qué te parece si yo te dejo dibujarme, y tu me dejas fotografiarte? sería interesante, y aprenderíamos los dos, ¿qué me dices?

Quién hubiera imaginado que el muchacho lograra ser tan amable y generoso. Con los minutos, iba ganándose su afecto. -- Wow, eres muy amable pero me imagino que lo necesitarás, después de todo tus padres querrían que tú lo usaras— me sentiría un poco mal aceptándolo. --Se debatió, con una mueca en su rostro. Sonrió satisfecha viendo que había aceptado su cumplido, manteniéndose humilde al hacerlo. -- No es nada, en serio. Solo resalto un hecho verdadero. --Expresó modestamente. -- Bueno, no es que odie al colegio. Solo odio las materias que veo y los aburridos profesores que las imparten. Incendiando el colegio se resolvería algo, ¿no? --Sugirió en una nota cómica, no como si lo planeara seriamente. -- Pero bueno, no debería agregar más tragedia a éste internado. Ya es suficientemente deprimente y aburrido de por sí. Nada pasa. --No era ajena al pasado del plantel. En una investigación profunda se encontró con el testimonio de una ex-alumna, enterándose de los recurrentes asesinatos. Agregándole el suicidio de Angel Kuznetsov, era el escenario de un cuento de terror bien camuflajeado por la valiente directora principal Andrews. Nada de ésto la asustaba, la realidad ya parecía tan espeluznante que unos cuantos crímenes no parecían la gran cosa. -- Solo hay que observar un poco. Incluso los defectos tienen un poco de belleza en ellos. --Le dio la razón. -- Sí, es el instinto de sumisión y de hundirnos más abajo. No creemos en nosotros mismos así que creemos en algo más. --Explicó. Encontrabas éso en muchos aspectos de la sociedad. Los que creían en los políticos, por ejemplo. O, en cosas tan cruciales como la religión. Creer que un hombre barbudo que surgió de la nada creó el mundo es simplemente absurdo, pero porque la gente no cree en sí mismos y el concepto de su existencia deciden atribuírsela a un ente invisible. -- ¿En serio? Wow, creía que pasaba desapercibida en éste lugar. Es un halago, de hecho. --Exclamó, un poco atónita. No era distinguible, de hecho se comportaba como cualquier miembro del cuerpo estudiantil. Pero al parecer alguna característica la había vuelto única entre el montón, por lo menos algo que había hecho su rostro digno de recordar. -- ¡También estoy en el club de fotografía! Wow, ¡no puedo creer que nunca hemos hablado! --Expresó, emocionada. -- Pero mi fuerte son las artes plásticas, definitivamente. --Distinguió sin aires de grandeza. Escuchó su propuesta, considerando seriamente ésta. Nunca se había atrevido a hacer una sesión de fotos, pero en realidad necesitaba mejorar su percepción de la anatomía humana y unas cuantas fotografías no parecían la gran cosa tomando en cuenta la contribución que haría el muchacho posando para ella. -- Me parece justo. ¿Cuando podríamos empezar?

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❝ taichi.

“Los ojos de una artista no tienen límite” supuso, meneando su cabeza de lado a lado y colocando los ojos en blanco. Asintió un par de veces a medida que la oía hablar, con aquella precisión y un atisbo de pasión. Porque, por los pocos segundos que había compartido con la joven, suponía que era portadora de una gran pasión por lo que hacía. ¿Así se vería él hablando de ciencia? “Entonces, ¿es más una elección personal?” arqueo una ceja. Como cuando tenías un problema matemático y podías llegar a la solución de varias formas posibles. Tal vez el proceso no importaba demasiado, lo que contaba era el resultado. “Si lo ponemos en términos de ‘quiero salvar la nula imagen que tengo y evitar que la chica enfrente mío difunda que cargo con unos terribles lentes’, si si es una ocasión especial” tras chasquear la lengua y arrugar un poquito el ceño contesto. Una sonrisa llena de orgullo se hizo presente. Orgulloso de sí mismo, de cómo pensaba, de no ser como los demás y que alguien lo haya notado. Se metían a los jóvenes de su edad en la misma bolsa, pero saber que alguien lo había rescatado de la misma era satisfactorio. “Las excepciones todavía existen. Me gusta creer que soy una, y me lo has confirmado.” Las siguientes palabras sonaban totalmente de una rebelde sin causa, ¿sería malo de su parte prejuzgarla así? ¡Por favor! ¡Claro que sí! Justamente hablaban de eso y a él se le venía a cruzar tal idea. Sin embargo no la descarto, hizo una nota mental para comprobar aquello conforme pasaran los días. Tal vez, para el final de la semana, podría dar un diagnóstico. “En eso te doy la razón, no dependemos de nadie más que nosotros mismos para lograr lo que queremos. Claro que algo de apoyo nunca viene mal pero, al final del día lo único que nos acompaña es nuestra propia sombra y, en algunos casos, una limpia conciencia. “ Aunque claro a medida que pasaban las generaciones este último concepto se perdía día a día. “¡Gracias! Creí que nadie jamás lo iba a decir.” Esos mismos pensamientos se tallaron en su mente a la edad de diez años y pareció nunca haberse librado de los mismos. Y ahora era como si tuviera enfrente suyo un espejo de aquella mente, quien se atrevía a decir todo lo que alguna vez hubiera preferido callar. “Pero lamentablemente no todos lo ven así. Aunque siempre he creído que quienes hacen eso son porque tienen cosas peores que ocultar.” Y bastaba con prestar un poco de atención para deducirlo, estar atento a los más pequeños detalles que muchos pasaban por alto. No había notado como intercalaban los temas, del arte a la vida de la vida al arte. Con tanta facilidad que le sorprendía. “Bueno, siempre puedes agregarle un toque personal ¿no? Eso es lo que hace a los artistas destacar: su propio estilo. Hey entonces quien sabe si el próximo desconocido te pague, puede que sea tu día de suerte” una vez mas alzó sus hombros. Lo supo, al momento que abordó el cómo la sociedad percibía a los de su clase, que se encontraba frente a una artista quien le gustaba causar polémica con sus obras. Ahora comenzaba a tener sentido, por qué se había acercado a él para pedir su opinión, como le fascinaba el arte abstracto. ¿Tendría ella la necesidad de saber cómo veían los demás su arte? “Creo que toda carrear y empleo puede dar sus frutos, todo depende de la voluntad del sujeto. Una pena que algunos estén más desmerecidos que otros. Aunque ciertamente no puedes comparar la física con el arte, ¡son dos cosas diferentes! Ambas especiales y únicas. Sin embargo ambas parecen necesitar creatividad. ¿No lo crees?” una pregunta que no esperaba necesariamente su respuesta. “Una física estadounidense dijo: La creatividad es esencial para practicar física, cosmología y matemáticas además de otros campos de la ciencia, casi tanto como es necesaria para aquellos campos que parecen ser los que más la necesitan: el arte y humanidades.” Cito casi al pie de la letra, recordando que mantenía aquella frase siempre presente en su cabeza. “El dinero, la satisfacción, la felicidad esta donde quieres que este. Para algunos es en aquellos edificios, para otros es en el arte” señaló a la contraria tras presentar su propio punto de vista. Se rió entre dientes al oírla, ¿Cuál sería la gracia del mundo si no existieran personas así? “Eres una joven beligerante,  ¿o me equivoco? Defiendes lo que quieres, y eso está bien. Solo tienes que tener los argumentos correctos.” Él era un fiel seguidor de que si decías que el cielo era verde era cierta siempre y cuando supieras argumentarlo. “Un reto” asintió repetidas veces.  “Vale, eso no suena tan mal. Creo que podría funcionar. He de sentirme feliz de que todavía haya gente que respete las posesiones de uno mismo, en este caso mi rostro” comentó con cierta gracia, arqueando sus cejas por encima de sus zafiros. No pudo evitar soltar una risa, aunque la sola idea de imaginarse a si mismo en esa situación le ponía los pelos de punta. “Gracias, me gusta mantener mi cuerpo en privado. Una vez más, estoy feliz de que lo respetes” finalizó, todavía con aquella sonrisa burlesca. “Bien, espontaneo. Algo así como, ¿vas a tomarme fotos cuando menos me lo espere y para cuando me dé cuenta ya habremos terminado?” alzó una ceja. “Supongo que solo queda decir cuando y donde.” Apretó los labios entre si, formando una fina línea. Entonces cayó en la cuenta de algo: había accedido ser el modelo de una joven que desconocía. ¿Es que estaba demente? Claro que en su mente aquello sonaba descabellado, mínimo debía saber su nombre. “Si tu tuviste el derecho de retratarme, yo tengo el derecho de saber tu nombre. ¿No?” frunció ligeramente el ceño observándole.

“Sí, es una elección personal.” Globalizó toda su explicación en una sola oración. Oyó su excusa, presionando sus labios juntos al encontrarse un poco tentada de decirle que aquellos implementos ópticos no le lucían tan terriblemente como él decía pero probablemente ese honesto comentario le costaría lo poco que habían progresado hasta el momento. Tenía muy claro como detestaba sus gafas después de las múltiples ocasiones en su conversación en que el otro lo había hecho resaltar. “Por lo que he escuchado hasta ahora, así parece.” Revalidó vacilante. “Claro, pero se debe tener en claro que no tendrás ese apoyo siempre. Hay que aprender a ser independiente. Existe gente que abusa de ése privilegio y terminan siendo niños ricos y malcriados, incapaces de valerse por sí mismos. Es incluso perjudicial para ellos. Cuando se enfrenten a la realidad y ésta los golpee directo entre los ojos, ahí se darán cuenta.” Se opuso ligeramente a su punto, entrando un poco en calor. Se sintió aliviada por ésta coincidencia. “Yo creo que quienes hacen éso lo hacen porque así los escuchan. Hablar de sus propios asuntos no les resulta efectivo así que tienen que utilizar la vida de otros para ser el foco de atención.” Expresó su propia perspectiva, quizá sin tanta formalidad como la de él. “Lo sé, pero supongo que no he encontrado el mío. Siempre trato de hacer algo nuevo porque creo que servirá para mejorar mi propia técnica.” Manifestó. Nunca parecía haber una conexión o una coincidencia en sus obras además de quién las realizaba. “Quizá. Quién sabe. Los caricaturistas son los que se hacen de dinero con éso. Nunca he probado dibujar ese estilo, por cierto.” Pensó en voz alta. Escuchó su argumento, asintiendo enérgicamente al notar la similitud entre su opinión propia y las palabras ajenas. “Exacto. Depende de la pasión que le pongas, de la vocación que sientas por esa especialidad.” Le otorgó la razón, para luego escuchar lo que tenía que decir. Nunca había pensado algo similar. Creía firmemente que las ciencias y las matemáticas iban desvinculadas totalmente de la creatividad, que solo se basaban en los mismos métodos viejos, las fórmulas de años pasados y reglas fijas. “Nunca me lo hubiera imaginado.” Admitió, genuinamente iluminada por aquél nuevo dato. “¿Qué es trabajar de algo que te han impuesto si no te gusta? Te mantendrás algo de tiempo haciendo éso solo por la constante falsa concepción de que es un deber y que tienes que hacerlo obligatoriamente. Pero tarde o temprano te aborrecerá y se verá reflejado en tu desempeño. Es perjudicial forzarte a hacer cosas. Todas nuestras acciones del día a día debería ser conducidas por un sentimiento en común: la voluntad. ” Propuso, mientras ajustaba una de las correas de su mochila. Hizo una mueca ante su calificativo. “Sí, carezco de filtro alguno y tiendo a ser un poco impulsiva. Ya sabes, ‘corazón sobre mente’ y todo lo que implica.” Admitió un poco de mala gana. Ella solía ser un poco sentimental (no en el sentido en el que lloraba todo el tiempo o por la más mínima complicación. Era tan solo que sentía muy intensamente todo, lo cual evidentemente traía sus consecuencias. Específicamente, su ira era humeante, violenta y lívida. Hacía falta un mínimo estímulo para provocar una sensación en ella.) “Actúo sin pensar y ése es tanto un defecto como una virtud mía. Algunas veces el ser brutalmente honesta aplaca todas mis ansiedades sociales pero otras veces las personas no necesitan mi opinión. No sé diferenciar una situación de la otra.” Sonaba un poco ensayado cuando lo recitaba, ojos cohibidos en el piso mientras rozaba la suela de sus botas militares por el terreno provocando un áspero sonido con ésta constante acción. Había olvidado la cantidad de veces en las que se había metido en líos involuntariamente por justamente ésa faceta de ella. Cuando era más joven tenía un irremediable temor a las personas y lo que pensaran de ella, pero posteriormente desarrolló seguridad en sí misma y su poder de decisión con solo la cantidad mínima de orgullo. Le gustaba tener la razón, y no tanto no tenerla. Sus argumentos y acciones generalmente no eran guiados por argumentos completamente firmes y verídicos, sino por el instinto. "Si es un reto, lo acepto." Le dirigió una sonrisa que exudaba confianza en sí misma. "Pienso que el respeto es un pilar para que cualquiera relación sea sana." Expresó. "No lo sé. Te luce estar desprevenido." Admitió con un tinte jocoso. "Podría probar éso. Dejar la cámara en disparo continuo y ver que tomas se quedan." Consideró. Su rostro se iluminó cuando accedió a trabajar con ella. "Haré lo que pueda para que resulte algo bueno de ésto." Le prometió. La siguiente pregunta no le extrañó en absoluto, más bien ni siquiera había notado que se había obviado tan importante dato. "Por supuesto. Dillion. Dillion Snyder." Portó su patronímico impuesto con orgullo, después de todo se encontraba agradecida de que tan buenas personas la hubieran elegido de todos aquellos niños. No era como ser hija biológica de alguien. Era algo incierto, los padres tendrían que aceptar cualquier cosa que viniera con el hecho de tener un hijo o hija. Pero Delia y Matthew habían tenido la opción de distinguir y se decidieron por la niña de ojos claros y cabello negro hasta los hombros, observando anonadada a uno de los jóvenes del lugar que rasgaba la enorme guitarra del salón de música. “¿Y tu nombre?”