Tumgik
dybelh · 1 year
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Hermoso relato, me ayudó a darme cuenta que también llevo algo de fake en mi vida solo para "ser parte"... (Puaj)
Lo importante es darnos cuenta y liberarnos de eso :D
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dybelh · 2 years
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Otaku de clóset (?)
Todos alguna vez hemos estado en el clóset. Y no me refiero al típico estigma de ocultar nuestra sexualidad, sino que a veces ocultamos gustos o preferencias por el solo hecho de salvaguardar nuestra propia integridad, pero... ¿es realmente necesario?
Creo que depende del caso.
Hace unos 7 años, pasaba yo por una grave enfermedad llamada "pendeja intensa con miedo a la soledad", y eso me llevó a ocultar varias cosas sobre mi persona solo por el hecho de sentirme socialmente aceptada, y una de esas cosas era mi gusto por el animé.
Veo animé desde que tengo memoria; desde series que en su momento no entendía como Angel, la niña de las flores, que estaba obligada a ver solo porque a mi madre le encantaba, hasta otras ya clásicas como Dragon Ball y Ranma 1/2 que comenzaron a formar mi tan exquisito gusto por esta tendencia conocida como monos chinos.
De hecho, fue gracias a Ranma que empecé a indagar en mi lado bisexual. Osea ¡por favor! era un chico que se transformaba en chica y ambos estaban igual de buenos ¡Una ganga! Y más encima la chica era pelirroja... Alabada sea la señora Rumiko. En fin, que el asunto es que para cuando yo pasaba los 22 años tenía la cabeza revuelta entre cosas que me gustaban y nadie sabía, cosas que no me gustaban y casi nadie sabía y cosas que quería saber si me gustaban, pero, adivinen; casi nadie sabía, porque resulta que además de otaku salí reservada (por no decir introvertida) así que poco hablaba de mi mundo interno. Y a eso se le sumaba la presión familiar de "cuando tengas un buen novio", "cuando quieras casarte", "el hombre adecuado para ti" y bla bla, todo se trataba de consigue luego un hombre y libera a la familia del martirio de tener que verte (paréntesis: yo era la oveja negra. Cierre paréntesis). Así que bajo toda esta dinámica de lo que me decían y lo que yo no decía, sentía que el mundo estaba mal y que yo era una incomprendida que, además, no sabía para dónde iba la cosa. Pero como la presión sicológica es más fuerte, me esforcé por encontrar un hombre agradable, maduro y adecuado para presentar a la familia.
Pero esas características se contradecían con mi naturaleza ñoña y una ya creciente adicción por el porno gay. En ese tiempo aún conocido como yaoi.
En fin, el asunto es que hice caso, y después de una primera relación fallida con un chico 5 años mayor que yo y con problemas de abandono maternal, entablé una relación con un tipo 10 años mayor que yo con problemas de abandono maternal (ja,ja, doblé la edad, ¡qué loco!)
Entonces empezó esta travesía llamada "salir con un tipo mayor porque es más maduro y tu familia pensará que eres normal".
No entraré en detalles de cómo lo conocí y cómo es que se dieron las cosas entre nosotros porque lo importante aquí es que yo tuve que iniciar una noble carrera de cosplayer. Sí, cosplayé de normie 100% real no fake por primera vez a mis 23 años.
Para lograr verme normie hice cosas que ahora me suenan a locura, pero ya que, las hice. Primero cambié la foto de fondo de pantalla de mi celular. En ese tiempo recién se estaban poniendo de moda los touch así que aún no era adicta a tener la galería llena de fotos de mis husbandos, waifus, crush, shotas, femboys, furros, gays 2D y un largo etc. Así que por ahí fue tarea fácil. Puse de fondo una foto de mi perrita. Por otro lado, saqué mi llavero de Inuyasha de mi juego de llaves y compré uno de mandala color violeta para aparentar que vibraba alto y andaba en busca del Nirvana. Aunque estaba más cerca de pegarme un Kurt Cobain que un Siddhartha Gautama, en fin... También me hice de un par de outfit coloridos, me hice visos en el pelo, reemplacé la música de monos chinos de mi moderno mp3 por clásicos del rock latino y el new wave y me apunté a clases de salsa y bachata (p.d. tengo menos ritmo que una gotera).
Ya instaurada mi apariencia normie, comenzó mi vida de la amiga/casi algo/casi nada/casi poco porque al final el tipo no quería nada serio y con suerte me presentó a los dos amigos más cercanos y nada más. Pero todos eran normies así que me acomodé a las juntas de fin de semana, beber cerveza, escuchar Soda Stereo al mismo tiempo que los Pet Shop Boys y tener sexo descontrolado casi todos los días. Sexo en la noche, sexo en la mañana. Sexo después del carrete, sexo antes del carrete, sexo los lunes por la mañana para empezar bien la semana, sexo los martes para no perder la energía, sexo en la cama, en el living, en el patio, encima de la mesa, la lavadora, en el sillón, con la ventana abierta, cerrada, con música, haciendo escándalo, con ropa y sin ella, con ganas y sin ganas, sexo porque sí, porque no y hasta por si acaso porque aunque me gustaba, como era una pendeja complaciente no sabía decir que no cuando realmente no tenía ganas y así fue como descubrí lo que era el "mal sexo". Toda una montaña rusa de emociones y hormonas. Pero al final de cuentas, cuando al fin pasaba un único fin de semana al mes en mi casa, mi única vía de escape era leer historias de dos tipos que se dan como cajón que no cierra y que me hacían quedar más mojada que la gata bajo la lluvia de la Rocío Durcal.
Y ahí es donde me preguntaba: ¿Realmente es este el tipo de relación que quiero?
Pero no hacía nada al respecto porque uno a esa edad lo que tiene de caliente lo tiene también de pendeja. Y así se me pasó más de un año.
Supongo que el exceso de hormonas me afectaba la línea de pensamiento crítico y no lograba comprender que ese no era el camino correcto, por el contrario, me hacía cada vez más ilusiones de que con esa persona yo haría una vida de familia. Ja, ja, ya, ríanse no más. Hasta soñaba despierta con que armaríamos nuestra propia empresa y viajaríamos por el mundo en las vacaciones junto a nuestra hija pelirroja (no sé por qué me la imaginaba pelirroja, pero les juro que Ranma no tiene la culpa), pero todas esas fantasías estaban tan, pero tan lejos de la realidad, que cuando me abrumaba terminaba leyendo yaoi.
Y manteniendo este vaivén de "realidad vs ficción" en mi cabeza fue que recibí un mensaje por Messenger.
Era de una amiga que había hecho en la adolescencia y con quien mantenía un contacto "regular". Debido a que habíamos pasado por la época de ir a la universidad y posteriormente trabajar, no nos habíamos comunicado, pero justo en uno de esos fines de semana solitarios leyendo algún manga random con temática BL, ella aparece y me habla.
Resulta que esta amiga, además de ser alguien con quien tenía una buena comunicación a pesar del tiempo y la distancia, también fue con quien tuve mis primeras experiencias sexualonas, así que créanme, nos conocíamos bastante bien, y era esta persona quien me hablaba para invitarme a su casa un fin de semana y ponernos al día con nuestras vidas.
Hablar, obvio. Esos siempre fueron los planes.
Pero pasó que antes de ese encuentro, todo pasó como si hubiese sido vertido dentro de una olla a presión y explotó. Chan chan...
Resulta que mi relación normie era realmente muy normie, porque él, como buen hombre heterosexual traumado por una madre abandonativa y una exnovia engañadora, también me engañaba. ¿O yo era la otra? Quién sabe. Aunque me gusta defender mi derecho como "la oficial", porque, a pesar de que no éramos pareja, yo pasaba bastante más tiempo en su casa. Así que esa cantidad de días me daban cierto estatus, creo yo. La cosa es que un día estaba buscando ropa para ponerme (en casa de él) y no había nada ¿Dónde estaba toda mi ropa que había acumulado allí por más de un año? Busqué y busqué hasta que di con una bolsa en lo alto del clóset y como estaba muy arriba solo alcancé a jalar de ella con la punta de mis uñas y la bolsa cayó, impactando directamente en mi rostro, luego cayó al suelo, dejando un montón de prendas desparramadas a mis pies. Poleras delgadas y floreadas y ropa interior colorida y muy, muy femenina. Algo que yo nunca usaría, aun intentando ser normie...
Ninguna de esas prendas era mía.
Así que ahí comprendí que estaba siendo desplazada.
La mezcla de emociones del momento fue abrumadora. Me sentí peor que beta rechazado por un seme-alfa-dominante-empresario-millonario-musculoso que me reemplaza por un omega. Dolió... Pero también me abrió los ojos.
¿Realmente valía la pena luchar por mantener esa vida llena de farsa, de sexo y falta de tiempo para leer porno gay? Pues no.
El cómo terminó esa relación es un acto digno de teleserie venezolana porque fue absurdo cómo la vida hizo coincidir de la nada a tres personas en el mismo espacio para hacer que todo estallara.
Esa fue la primera vez en mi vida que creí en el karma.
El asunto es que se terminó. Y ese mismo día que salí por la puerta de la casa que me había recibido por más de un año, respiré hondo, y lejos de sentir tristeza, sentí alivio (inserte letra de "libre soy" en su mente). Lo primero que hice fue ir a la plaza a tomar sol, me compré un helado y me lo comí mientras llamaba por teléfono a una amiga para contarle sobre lo ocurrido. Luego volví a mi casa, me tiré en la cama y me puse al día con todos los yaois que tenía pendiente hasta que los ojos me gritaban "¡ya basta maldita loca pervertida!"
No se imaginan lo liberador que fue. También le pedí disculpas a Inuyasha por haberlo desterrado como mi llavero principal y me puse a leer Berserk porque necesitaba una historia peor que la mía para limpiar mis pensamientos.
Dos semanas después fui a ver a mi "amiga". Pero esa historia da para largo así que será para otra ocasión.
¿Qué aprendí de todo esto? Que el tiempo mejor invertido se pasa leyendo manga.
Me prometí a mí misma que no volvería a fingir ser una normie. Y si alguna vez llegaba a conocer a otra persona, me debía aceptar como la fujoshi friki que soy.
Alerta de spoiler: casi nadie lo acepta, así que eso nunca pasó xd. Pero sigo viendo a tipos coger y de eso no me arrepiento.
Aprendizaje en base a la experiencia: más edad no significa madurez mental ni responsabilidad afectiva.
A esta historia le dedicamos el animé de Wotaku ni Koi wa Muzukashi porque ¡el amor es difícil para un otaku! Ojalá kami sama me mande un Hirotaka... o una Hanako, soy feliz con cualquiera <3
Hasta la próxima, mis queridos hijos. Aprendan de esta historia y no la repitan.
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