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Diseño de un Paisaje de Aprendizaje

El juego es la base del aprendizaje. Y los Paisajes de Aprendizaje permiten el diseño de una intervención educativa adaptada a la individualidad de cada alumno y alumna, favoreciendo la creación de itinerarios distintos en función de los intereses y necesidades de cada niño o niña.

La creación de este paisaje de aprendizaje ha sido algo compleja, ya que he procurado adaptar esta metodología a la etapa infantil. Sin embargo, la distribución de actividades voluntarias y opcionales a través de los diversos rincones con las que los niños y niñas de infantil podrán elegir su itinerario de aprendizaje, permite mantener una de los aspectos esenciales de esta metodología.

En el proceso de elaboración de este paisaje de aprendizaje han surgido nuevas propuestas interesantes, ligadas a diversas dificultades. Una de ellas radica en la complejidad para realizar, por parte de los alumnos, algunas actividades, sobre todo las relacionadas con las nuevas tecnologías. Es por ello, que algunas de las propuestas se podrán realizar con la colaboración de las familias en casa o en el rincón de los informáticos, contando con la colaboración de la maestra de apoyo. Del mismo modo, podría procederse a la descarga del material informático para que cada uno de los alumnos y alumnas pudieran realizarlo de manera individual e independiente. Aunque las actividades obligatorias serán de realización conjunta (en pequeño o gran grupo) por parte de todos los alumnos del aula.

Esta ha sido la primera vez en la que he introducido la gamificación como vehículo del aprendizaje. Aunque en infantil se trabaja a partir del juego y las actividades significativas, cierto es que he aprendido que la gamificación se refiere a otra forma de programar: usar la técnica de diseño del juego como un vehículo que irá guiando todo el proceso, en el que las normas y aspectos básicos de los juegos supongan el elemento principal y la motivación por aprender. Y así lo he querido dejar registrado en dicho material o, por lo menos, lo he intentado.

Sin embargo, con respecto a la narrativa, no me ha sido tan complicado, pues en la etapa infantil utilizamos con frecuencia las historias o “hilos conductores” para dotar de sentido al aprendizaje y marcar, para los niños y niñas, objetivos fácilmente reconocibles que orienten su motivación y den significado al proceso docente.

En este sentido, las ventajas de esta metdología son evidentes: si bien requieren la puesta en práctica, por parte del docente, de diversos retos profesionales (el establecimiento de objetivos acordes; el diseño de las actividades, relacionando Inteligencias Múltiples con la Taxonomía de Bloom; la propuesta de materiales y recursos infomáticos motivadores y fácilmente utilizables para los niños de estas edades; el diseño de un proceso gamificado; o el establecimiento de una autoevaluación por parte del alumno y alumna, que sea reflexiva); no hay duda que dicho trabajo merece la pena con tal de poder comprobar cómo poco a poco nos vamos acercando a un nuevo concepto de la educación hoy en día, tan novedoso como necesario.

Espero que os guste:

https://view.genial.ly/6285516625966b0011de40ff/interactive-image-paisaje-aprendizaje-crif

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¿Y la evaluación?

La evaluación supone uno de los últimos procesos a desarrollar dentro de la práctica educativa. Además de conocer lo que han aprendido o no han aprendido nuestros alumnos y alumnas, conlleva una profunda reflexión, por parte del docente, sobre todos los aspectos implicados: materiales, espacios, tiempos, metodologías, diseño de actividades, atención a la diversidad, objetivos y contenidos adecuados... Si esta reflexión resulta tan nutritiva y clarificadora para el maestro, no es extraño pensar que una autoevaluación de naturaleza reflexiva pudiera ayudar a los discentes en el proceso de aprendizaje, en su autoconocimiento y en el desarrollo de “actitudes críticas”.

Si bien esta propuesta es algo “exigente” para los alumnos y alumnas de la etapa infantil, sí que podemos llevar a cabo actividades que promuevan el desarrollo de pautas colaborativas y que orienten a los alumnos en su propia evaluación, como el establecimiento de una rúbrica adaptada a los alumnos de 3 a 6 años, principalmemte de carácter visual (para facilitar su comprensión) y que puedan llevar a cabo tanto de manera individual como en pequeño grupo.

Por otro lado, existen multitud de actvidades de evaluación que podemos proponer dentro del aula a los niños y niñas, en las que a través de un juego nos permitan conocer a los maestros el grado de adquisición de los aprendizajes y contendios, a la par que puedan identificarlos ellos también, por ejemplo, a partir de un sistema de puntos por cada respuesta correcta o “prueba superada”. Este tipo de recursos pueden llevarse a cabo en el aula a partir de aplicaciones informáticas y juegos diseñados en internet, técnicas de juego cooperativo, juegos y actividades en gran grupo, actividades propuestas en rincones, o resolución, por ejemplo, de un Escape Room basado en el tema del centro de interés.

Un ejemplo de evaluación podría ser el siguiente: En pequeños grupos realizaremos una gimkhana en la que los alummnos y alumnas tengan que resolver diversos retos a partir de la colaboración con sus compañeros de equipo. Cada una de las pruebas tendrán una naturaleza distinta; pondrán en juego habilidades, inteligencias y capacidades diversas; así como recogerán todos los aspectos relacionados con los contenidos que hayamos trabajado a lo largo de la unidad didáctica. En cada actividad, además, habrá un documento de registro (grupal o individual) que permitirá a los alumnos autoevaluarse en función de una tabla. Por ejemplo, en un Quizt digital sobre el tema de la unidad, los alumnos conseguirán tantos trofeos como preguntas acertadas hayan realizado. El número de trofeos se corresponderá con una puntuación que les dará una valoración general sobre el nivel de aprendizaje adquirido (siempre utilizando el formato positivo). De esta manera, al finalizar la gimkhana habrán obtenido una puntuación total de todo lo que saben sobre el tema en cuestión. Algunos métodos de registro podrán ser: cuaderno de experiencias, mural comparativo, folio giratorio, tabla de doble entrada, etc. Esto animará a los alumnos a motivarse hacia el acto de aprender, pudiendo ampliar la información e investigación en casa sobre el tema elegido.

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Reconduciendo la práctica

El diseño de la práctica docente ha de tomar como referencia principal los aspectos establecidos en la legislación vigente. Y, aunque hay muchas formas de desarrollar el currículum infantil, en mi caso siempre había optado por la misma: establecer objetivos y contendios que quiero conseguir con los alumnos y diseñar actividades, a mi juicio, motivadoras, significativas y variadas, atendiendo a la diversidad del alumnado.

Y es en este momento, haciendo una reflexión personal sobre mi trabajo en el aula y sobre mi metodología, en el que me planteo si ese diseño, tan instaurado en mi práctica habitual, es el que realmente responde a las distintas necesidades, potencialidades, inteligencias... de mis alumnos y alumnas.

Que el currículum es el que es, no genera duda alguna. Pero que la forma en la que se lleva a cabo puede ser tan variopinta como no podemos imaginar, también es un hecho. Y aquí estoy yo, replanteándome mi forma de trabajar, mi metodología... Reconducienco la práctica.

Los Paisajes de Aprendizaje me han abierto una inmunerable posibilidad de opciones a la hora de proponer y desarrollar actividades adaptadas a la diversidad del alumnado. La combinación de las Inteligencias Múltiples con la Taxonomía de Bloom permite el diseño de actividades variadas, respetuosas con los diversos intereses y capacidades, a la par que ayuda a establecer niveles de complejidad creciente en los procesos mentales de aprendizaje y pensamiento infantil.

¿Y si todos estos recursos los combinase con la metodología por rincones Montessori? ¿Y si diseñase los rincones de aula tomando como referencia las Inteligencias Multiples? Esto me permitiría adaptarme a las potencializades de cada uno de nuestros alumnos y alumnas. ¿Y si ,además, recogiese los diferentes niveles de la taxonomíoa de Bloom en esas actividades de rincones? Este es el nuevo planteamiento que me propongo, este es el nuevo camino que quiero que tome mi práctica en el aula. Partiendo de los Paisajes de Aprendizaje, puedo incentivar la motivación de los alumnos hacia el centro de interés para, después, proponer diversos tipos de actividades en los distintos rincones de aula, utilizando la matriz de los paisajes; diseñando actividades obligatorias y otras optativas y voluntarias, que permitiesen al alumno diseñar su propio proceso de aprendizaje. De esta manera conseguiría favorecer el desarrollo de la autonomía, la motivación y el aprendizaje individualizado. Es un bonito reto para un próximo nuevo curso, ¿no?.

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La inspiración que llega

He puesto “mi máquina de pensar” a pleno rendimiento. Y, si bien aún las ideas no han tomado tierra, no han cogido forma, cada día me voy acercando un poquito más a la práctica, a la que será mi puesta en escena, cuando haya terminado de ensayar el guión.

¿Qué nuevas ideas me han aportado el estudio de todos los aspectos tratados?

“Cada maestrillo tiene su librillo”... La esencia de cada docente es que la formación y las experiencias vividas le lleven a culminar en el diseño de su propia práctica educativa, tomando como punto de partida las potencialidades de cada metodología. Por lo menos, para mí, esa sería la mejor versión de mí misma.

De ahora en adelante pretendo introducir los Paisajes de Aprendizaje como un elemento orientador del aprendizaje basado en proyectos. No tiene por qué ser en todo el proceso, pues bien sabemos que los proyectos son libres, imprevisibles, inesperados... Pero sí puedo proponer algún reto específico, o actividad concreta en la que los paisajes de aprendizajes sean el principal protagonista. Del mismo modo, experimentar el desarrollo de cualquier unidad didáctica partiendo de esta metodología es, sin duda, otro aspectos pendiente que me gustaría experimentar.

El diseño de los rincones de aula a partir de las inteligencias múltiples también me parece una maravillosa opción que procuraré llevar a cabo, ya que me va a permitir ofrecer distitnos tipos de actividades, adecuadas a todos los intereses y las inteligencias de cada uno de los alumnos, y trabajar, así, las diversas temáticas que se recogen en el currículum de infantil.

Y, por último, el diseño de objetivos y actividades basados en los niveles de pensamiento y la Taxonomía de Bloom, me permitirá atender a los diversos ritmos de desarrollo y de aprendizaje de mis alumnos y alumnas, respetando su proceso indiviual, sus necesidades e intereses, y motivando un aprendizaje constructivo, a partir de actividades de investigación, experimentación y creación de elementos. Será quizá el aspecto que mayor reto me suponga, pero estoy convencida de que con el tiempo y la práctica llegaré a ser toda una experta.

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¿Aprendizaje basado en niveles de pensamiento?

Si. Siempre hemos sabido que los niños y niñas tienen un proceso madurativo particular y único, que el desarrollo no se reproduce igual en todos los individuos, que hay que respetar la esencia del niño o niña, dejarle crecer a su ritmo, sin presionar, sin imponer... Siempre hemos dicho a las familias que se tranquilicen, que no pasa nada si un niño o niña llega a primero de primaria sin leer o escribir, es señal de que no está preparado/a... Siempre hemos hablado, por lo menos yo (con mi particular percepción de la educación de hoy en día), de lo exigente que es el currículum, de lo poco que se centra en la inidividualidad de cada uno y lo poco que la respeta...

¿Realmente lo conseguimos? ¿Realmente vivimos y respetamos la diversidad tanto como creemos? Por lo menos en mi caso, la programación de los aprendizajes en base a diversos niveles de pensamiento o, lo que es lo mismo, el diseño de los objetivos y las actividades partiendo de la Taxonomía de Bloom, ha supuesto una reflexión muy grande sobre el concepto de “tratamiento de la diversidad” que yo tenía sobre mí propia práctica docente. Si bien todo lo que he llevado a cabo ha sido con la mejor intención, comienzo a darme cuenta de que no ha sido la mejor opción.

El establecimiento de unos niveles dentro del diseño de los objetivos, no solo permite adaptarse a la diversidad del alumnado, sino también al proceso de desarrollo cognitivo de los alumnos y alumnas y al proceso de percepción de la realidad y el entorno (en definitiva: al proceso de aprendizaje). Permite que lo niños construyan su conocimiento estableciendo unos niveles de creciente dificultad intelectual de manera que el primero de los procesos asiente las bases sobre las que se sostendrá el aprendizaje y el segundo tipo de proceso. De esta manera, progresivamente, el alumno o la alumna irá siendo capaz de aprender no solo contenidos sino procedimientos, actitudes y valores, así como ser capaz de expresar y reflexionar sobre lo aprendido, construyendo aprendizajes significativos y funcionales que puedan trasladar a situaciones dispares en su entorno cercano.

¿Como abordar la diversidad a través de los niveles de aprendizaje? Si bien los objetivos y las actividades van a ser diseñadas con un orden creciente de dificultad y concrección de los procesos cognitivos, el tipo de actividades puede ser muy amplio, pudiendo ofrecer a cada alumno o alumna un tipo u otro basado en sus capacidades y necesidades. Si, además, combinamos esta taxonomía con el establecimiento de actividades basadas en las inteligencias múltiples y el diseño de actividades a partir del aprendizaje cooperativo, encontramos una variedad inmensa de posibilidades a la hora de diseñar y planificar nuestra práctica educativa que van a ofrecer al alumno, no solo la respuesta a sus intereses y motivaciones, sino la capacidad de flexibilizar en los procesos de aprendizaje por medio de diversos enfoques.

Si, siempre he sabido que los niños y niñas tienen un proceso madurativo particular y único, y hoy más que nunca me siento más cerca de ser especialmente respetuosa con el mismo.

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Docente en acción

Como ya he expresado en otras ocasiones, ser docentes es una tarea extremadamente gratificante, pero conlleva una gran responsabilidad. Si bien la esencia educativa, la semilla, la siembran las famillias, el maestro o maestra tiene una importante labor entre sus manos: ser aquella persona que, no solo orienta los aprendizajes, sino que conoce, respeta y sabe sacar lo mejor de cada uno de sus alumnos y alumnas desde el máximo cariño, la empatía y la comprensión.

Partiendo de esta base, como maestros debemos asumir la tarea de estar lo más actualizados en metodologías y vertientes educativas y psicológicas posible. La innnovación educativa llama a la puerta de nuestro actual sistema educativo (afortunadamente) y, aunque es una tarea ardua, aunque nos obliga a salir de la zona de confort, es también el mejor de los caminos que podemos tomar si queremos conseguir que nuestros alumnos, no solo aprendan, sino que disfruten en el proceso.

Es por ello que los Paisajes de Aprendizaje han supuesto un reto para mí, a la par que un nuevo camino lleno de posibilidades. Quizá para algunos sea una metodología muy conocida, esencia de la práctica docente de muchos y muchas. Para mí ha sido todo un descubrimiento que me ha llevado a la autocrítica positiva (más aún si cabe), y a una profunda reflexión sobre la manera en que imparto docencia.

Este tipo de aprendizaje me permite crear un entorno mágico a partir del cual los niños y niñas puedan inicar sus aprendizajes. Resulta motivador y constructivo, ya que presenta los contenidos como un reto, un camino que hay que seguir hasta la consecución del objetivo final, siempre a partir del juego y la diversión.

Del mismo modo, me fascina las posibilidades didácticas que ofrece la interrelación con otros métodos pedagógicos y sistemas de programación y evaluación del aprendizjae: la combinación con la metodología basada en las Inteligencias múltiples y el establecimiento de diversos niveles de pensamiento a partir de la Taxonomía de Bloom, hacen que los Paisajes de Aprendizaje posibiliten ofrecer una educación mucho más acorde con la diversidad presente en el aula, el centro y la sociedad en general. Las distintas capacidades, intereses, motivaciones, inteligencias... Hacen de este recurso metodológico una gran oportunidad para percibir y respetar a cada individuo como se merece que lo hagan.

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Taxonomía de Bloom

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Personalización del aprendizaje

Un poquito de información orientativa...

https://blog.pearsonlatam.com/educacion-del-futuro/6-tendencias-personalizacion-ensenanza

https://www.eduforics.com/es/personalizacion-del-aprendizaje-e-innovacion-educativa/

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Escuelas del futuro

Y aquí tenemos el mayor reto. “Escuelas del futuro” las llamamos, cuando hay multitud de países en los que este tipo de escuelas son el presente.

¿Cómo crear una escuela que dé respuesta a la diversidad de inteligencias? Supongo que son muchos los factores que influyen en esta respuesta. Pero quizá uno de los más importantes sea cambiar el concepto de educación que hoy en día tiene anclado nuestra sociedad. Mientras la educación se base en “la cantidad de cosas” que debe saber o estudiar un niño o niña, y en la única y exclusiva labor de garantizar el éxito laboral en un futuro; y deje de lado el respeto por la esencia de cada individuo y el objetivo primordial de ser feliz y hacer cuanto esté en nuestra mano para conseguirlo (basado siempre en el respeto por los demás y por el medio, y en las buenas acciones), no podremos avanzar hacia una educación inclusiva y basada en la personalización de los aprendizajes.

Sin embargo no está todo perdido. Creo sinceramente que, a pasos de hormiguita, nos vamos acercando a un cambio revolucionario en nuestro actual concepto educativo como sociedad y como individuos. Cada vez somos más familias y docentes los que apostamos por la conocida “innovación educativa”. Un objetivo al que, aunando esfuerzos, llegaremos sin duda.

Mientras tanto, en el aula podemos ayudar a nuestros alumnos y alumnas escuchándoles, observándoles, dejándoles que se equivoquen, dejándoles que expeirmenten e investiguen... Promoviendo actividades, recursos y propuestas diversas en las que el arte, la música, la danza, el deporte, las matemáticas, la lengua, los idiomas, las ciencias... convivan sin sumar o restar importancia a ninguna de ellas. Promoviendo la colaboración y el aprendizaje coopertaivo como un medio para alcanzar un aprendizaje único, individual y exclusivo, pero también social y compartido.

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Los colores de la margarita

Poco entiendo de naturaleza, la verdad, sin embargo me encanta. Sé que existen las margaritas, sé que hay de diversos colores, seguro que existen multitud de especies y, a mis ojos y a los de mucha gente, tan solo son margaritas.

¿Es así nuestra educación? Vemos niños y niñas, en apariencia todos iguales... Sabemos que cada uno se desarrolla a un ritmo, que tiene un carácter distinto, que le gustan cosas diversas... Sabemos que cada uno empezó a andar a una edad, o a hablar, o a dormir toda la noche... Sabemos que a cada uno le gusta una comida, o un color, o un cuento, o un tipo de animal... Unos son morenos, otros pelirrojos... Unos son altos, otros más bajos... ¿Entonces? Si sabemos que son tan distintos los unos de los otros, ¿por qué cuesta tanto ofrecer a cada uno lo que necesita? ¿Qué hay erróneamente diseñado en nuestro sistema educativo que, aún teniendo las respuestas, aún conociendo la teoría, se hace tan difícil llevarlo a la práctica?

Sí, reconozco en mis alumnos y alumnas distintas acapacidades, distintas habilidades, distintas inteligencias. Recuerdo cuando empecé a trabajar (aún me ocurre a veces), emocionada por introducir un aprendizaje nuevo a partir de una pregunta que suscitaría el interés de mis alumnos y alumnas a la par que me ofrecería una visión de lo que cada uno sabía sobre el tema (los “conocimientos previos” sobre los que basar los aprendizajes, lección tan bien aprendida en la facultad). Y, sin embargo, de los 28 niños y niñas que tenía por aquel entonces, ninguno de ellos supo darme la respuesta que yo esperaba, pero ninguna de ellas fueron iguales. Y, atribuyendo el fracaso a la edad de los pequeños y su “incapacidad” para comprender lo que yo les preguntaba, tiempo después, y gracias a las aportaciones de Fernández Bravo, comprendí que el error fue esperar una única respuesta.

Si bien la acelerada vida de docentes que llevamos a cabo por celebrar el Día del Libro o la Fiesta de la Primavera no nos permite observar todo lo que deberíamos, deberíamos ser capaces de poder observar todo lo que nos rodea y ocurre en el aula. Sí, si creo que mis alumnos y alumnas muestran y manejan diferentes inteligencias, y las hacen manifiestas cada día: Paula contesta a las preguntas cantando... Raúl explica lo que ha hecho el fin de semana haciendo “sentadillas”... Marta crea auténticas obras de arte para su madre... Mauro es capaz de recordar y exponer lo que ha hecho todos y cada uno de los días de vacaciones... Solo tengo que aprender a observar. Observar más y mejor.

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Reflexión de una docente

Soy maestra de infantil, y a mucha honra. Cuando las malas lenguas sugieren que la formación ha sido escasa, escueta, sencilla... Cuando los ojos de la persona que te mira solo pueden contar los días “libres” que tienes al año... Cuando la mente de quien te escucha no comprende tu sonrisa al empezar el día... Ser maestra para mí es más que un oficio, es un regalo, es un “hobbie”, es alegría, entusiasmo... es MAGIA.

Ser docente me ha hecho reflexionar mucho, no solo como profesional, sino como persona. Ser docente ha despertado en mí la autocrítica, la autoexigencia, el estudio, la investigación, la formación constante... Y, por supuesto, el esfuerzo y el afán de superación diarios.

Es por ello que me decidí, una vez más, a ponerme a prueba. A llevar al extremo los ideales que habían impreso en mí su huella pese a ser consciente de que no era el camino más adecuado para llegar a donde yo quería con “mis niños y niñas”. Es por ello que me matriculé en el curso de “Paisajes de aprendizaje”. Hasta la fecha no puedo hacer menos que alegrarme por haber tomado esta decisión.

¿Qué ideas suscita en mí esta nueva experiencia? Si bien aún no tengo en mi mano toda la información necesaria, si bien el proceso formativo aún no ha finalizado, no puedo dejar de reconocer que ha despertado en mí un ir y venir de ideas (algunas a “deshoras”) y un nuevo reto en mi camino: incorporar los Paisajes de Aprendizaje a mi metodología del aula, basada en proyectos. A diseñar actividades que integren no solo un tipo de aprendizaje, no solo un único tipo de inteligencia. Actividades y juegos amplios y abiertos, flexibles, capaces de adaptarse a cada uno de los individuos y a la forma que tienen de comprender el mundo. Aún no tengo claro cómo hacerlo, pero mi “máquina de pensar” ya ha emprendido camino.

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¿Qué es la inteligencia?

¿Qué es la inteligencia? Hay quien la define como la capacidad para adaptarse correctamente al medio que le rodea. Hay quien cree que no se es inteligente si no se saben suficientes cosas. Hay quién cree que la inteligencia es un cúmulo de capacidades y habilidades. Hay quién cree que la persona realmente inteligente es aquella que domina sus emociones...

Lo cierto es que, si bien la “inteligencia” como tal tiene una definición por sí misma (”capacidad de entender o comprender”, “capacidad de resolver problemas”, según la RAE), para mí supone un recurso para la vida, una capacidad innata pero igualmente susceptible de ser estimulada que, efectivamente, premite al individuo relacionarse correctamente con el entorno: con las personas que le rodean, con las situaciones que le envuelven, con los medios naturales y artificiales en los que nace y vive inmerso... La capacidad y habilidad de lidiar con lo que se siente y se piensa sin autocrítica ni autocompasión... En definitiva: la inteligencia es ese vehículo a través del cual llegar a ser feliz y de conseguir, de una manera positiva y respetuosa, todos y cada uno de los propósitos que nos ayuden en dicho camino. Y entonces es cuando me pregunto: ¿Es el ser humano realmente inteligente?