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No, no me merecía el maltrato.

Ahora, llorando, me doy cuenta de cuánto me dolía tu trato, tu indiferencia y destrato, tus intenciones confusas, la distancia que ponías.

Las noches de angustia y las mañanas sin vos, los días de indiferencia y apatía. El perdón que improvisabas cada vez que te sentías solo, y el puñal que tanteabas cada vez que me sentía pleno.

Ahora entiendo que me dolía, que no puedo sostenerlo más ni evitarlo. Llegaste tan profundo como pudiste,

lastimaste y mucho, sin querer, sin saber, sin poder parar, y sobre todo, sin entender

que solo te herías a vos mismo.

Sé que hace mucho tiempo buscás, sin saber qué, ni cómo, ni dónde. Pero por favor, Matías, te lo pido, tené cuidado conmigo.

Que estoy roto y soy tu amigo, que tengo miedo y estoy perdido. Te acompaño en cada espejo, y en cada lágrima que cae al vacío.

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Quereme...

Quereme así, con los ojos chinos. Quereme así, chinchudo y dormido. Quereme así, caliente y triste. Quereme así, en caída libre y sin frenos.

Quereme así, ajeno a tu mundo, pero curioso de serlo. Quereme así, por favor, quereme así, que temo no poder quererme. Que temo por mí, por nosotros, por nuestro peso. Quereme así, como la flor marchita que guarda el recuerdo de su primavera. Quereme aunque sea un villerito de léxico acotado, que te escribe con las manos temblando y el corazón desbordado.

Quereme así, aunque me estrellé mil veces y mis rimas burdas no encuentren melodía. Quereme así, con mis noches de humo y tormenta, con mis manos tibias de tanto tocarte, de querer exprimirte hasta la última gota de amor.

Quereme así, porque en tu abrazo se borran mis grietas. Porque en tu risa renacen mis esperanzas. Porque en tu piel encontré el mapa de mi propio ser

Quereme, porque aunque no sepa quererme, mi amor por vos sigue siendo sincero, como una caricia en la angustia, como un beso en la cama, como el sueño de algo eterno.

Porque más que este miedo que siento, es el amor que te llevo. La ilusión de algo nuestro, la caricia de algo sincero, la paz de saber cumplidos nuestros deseos.

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no se

Qué sé yo qué escribir, si no me sé la prosa? En el pecho se me agolpan las emociones y una docena de rosas, arrastrando ansiedad y mil letras que dicen ser confesiones.

Pensando en tu piel, aquella que tanto rayé y besé, pensando en vos, pensando en usté.

Si es que solo soy un villerito de léxico acotado, que juega enamorado, que quiere ilusionado, que busca siempre caer bien parado, pero ya hace tiempo anda estrellado.

Rimas burdas, rimas absurdas, rimas mudas…

Hasta pierdo el hilo, no atino, pienso en vos y mi mente se hace un lío. Me piso, me trabo, me complico… pero,

tan solo basta para calmarme: el calor de tu mano, el sudor de tu cuerpo, el placer de tu sexo, el sabor de tus besos, y el humo que de tus pulmones inhalo.

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vocales y vos

soñarte...

hasta despierto,

quererte...

hasta sin querer,

escribirte...

mi corazón entero,

conforte...

el de tus brazos,

resurte...

el de nuestro encuentro,

pensarte...

hasta dormido,

hacerte...

de todo menos mix,

exprimirte...

en cada beso,

recibirte...

con el jardín abierto,

arte

estar

irte

oírte

unirnos

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shity poetry #11

Escaso de fe, me aferré a tus piernas. Ausente de calor, el abrazo que no nos dimos.

Lleno de amor, te dije adiós. Lleno de mí, te encontré.

Vacío de voz, pienso. Vacío de mí, escribo.

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shity poetry #10

Como cometas, las luces de la ciudad dibujan rectas, secretas, que solo mi ojo enfermo percibe, y mi mano escribe.

Calles cuesta abajo, como Sísifo, subo con trabajo, con esfuerzo duro y el corazón aún puro.

Soy herida, soy dolor. Soy todo eso que no quiero, para vos.

Soy tristeza, soy descontrol. Soy lágrima, soy llanto. Soy quien te espera, soy quien te ama, soy quien se odia.

Soy...

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shity poetry #9

Es necesario el dolor, aquel que promete calma. Si bien ahora el hierro quema por tu ausencia, tantas veces se fundió en mí cuando tus manos lo tocaron.

Tu presencia es un dulce veneno al que me entrego entero. Pero esto, amada mía, es placebo de día, y de noche...

De noche, agonía.

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shity poetry #8

tiempo...

Cruel déspota que nos castiga,

Bendiciendonos con su indiferencia,

Siendo al mismo tiempo,

Eco, reflejo y porvenir.

Mis latidos me susurran, al oído

Que me postre ante él,

Pues sólo soy la arena que me regaló,

Y esta nunca para de caer de mis manos.

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shity poetry #7

Dulce espada de Damocles

Que sobre mi pecho pende;

Muerde cuando tu ausencia abraza.

Víctima de mi propio deseo,

Sucumbo ante mi humanidad.

Sediento me arrastro por mi desierto,

Anhelando tu sombra más pura,

Pues es está mi manantial en el tártaro.

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shity poetry #6

El precio a pagar

Por una musa inspiradora

Es una pasión intensa,

Un sentimiento que te consume

Y por supuesto,

Un corazón roto.

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shity poetry #5

Cual cactus perdido en el desierto,

Me pides un abrazo.

Tus ojos me muestran dulzura,

Pero tus espinas no las puedo negar.

Aún sabiendo que duele te abrazo

Y te busco aún,

En tu peor momento.

Espero que vos,

puedas hacerlo por mi

Cuando mi oasis se haya secado

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shity poetry #4

Frío...

perdido en lo profundo del espacio.

El abismo que me separa de todo crece.

El abismo que nos separa se hace más tangible.

Congeladas mis emociones

Encendidas tus pasiones

Cuál témpano te observo mi estrella

Incapaz de comprender hoy tu alegría

Incapaz de encontrar hoy la mía.

Cuál témpano sigo frío

Y buscando tu calor.

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shity poetry #3

Que agonice en todos los infiernos,

Que mi ser pierda toda vida,

Más no muera...

Por haber echo que caigan

De tus mejillas

Lágrimas verdaderas...

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shity poetry #2

Dulces y calurosos abrazos, sonrisas y momentos gratos.

Abrazos con espinas, abrazos amargos, de a mil y mil más, abrazos solo por abrazar.

Abrazos descalzos, con los pies en el suelo, y el corazon en el cielo.

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shity poetry #1

Un pobre niño, a la sombra de su tristeza, lloraba. En sus manos, la leche derramada.

Un pobre niño, a la sombra de su tristeza, lloraba. En su mesa, las tostadas olvidadas.

[dest3er]

Y así, el niño, el joven y el adulto continuaron con sus vidas, sin saber que esa era la última y la primera vez de las infinitas veces en que estaban destinados a encontrarse, a perderse, a extrañarse.

[dest3er]

Le pedía minutos al reloj, implorando en vano que no avanzara tan rápido. Si de él dependiera, llegaría tarde hasta a su propio funeral.

Incomunicado, incapaz de enviar señal alguna de su llegada, simplemente se sentó a esperar. Tal vez, solo tal vez, ella era un poco menos despistada que él.

Los segundos se transformaron en minutos, y los minutos, en horas, dentro del caos inestable de su mente. Pero el tiempo, como una amante indiferente, no acelera ni reduce el paso.

Él no quería aceptarlo, pero el tiempo avanza, ajeno a las penas y las alegrías humanas. Somos nosotros quienes, a veces atentos, a veces distraídos, nos debatimos en su río constante.