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Ficha de Dean Kensington:

•Nombre y apellido: Dean William Kensington.

•Edad: 17.

•Origen: Luisiana/Reino Unido.

•Ocupación: Estudiante de último año en el instituto, trabaja por las tardes/noches para ganar algo de dinero como babysitter, pero su manutención en el orfanato corre a cargo de su abuela, que reside en Londres y no quiere involucrarse en el juicio vigente por el asesinato de su hijo y su nuera al ser un personaje público.

•Historia:

Dean William Kensington, de padres británicos y nacido en Luisiana, se consagraba tras muchos devaneos de sus padres al hacer el testamento, como el único heredero de la fortuna familiar. Siendo el único hijo, la enorme y jugosa fortuna de los Kensington pasaría a ser suya al cumplir los dieciocho, tal y como sus padres habían dejado por escrito. La vida de Dean parecía solucionada desde su nacimiento, rico y con poder, su vida sería como la de muchos herederos estadounidenses: fiestas, alcohol y coches caros.

Así habría sido de no ser porque una fría nochebuena, cuando todos dormían en la mansión, un grupo de encapuchados asaltaría a los ocupantes, matando a los padres y llevándose con ellos todo lo valioso de la casa, que para Dean no era más que las vidas de sus progenitores.

Acabaría en el hospital tras una brutal paliza que casi lo lleva directo al panteón familiar, pero por suerte, el coma no duró lo suficiente. Despertaría una semana después, sin apenas recordar nada del asalto, con las heridas casi curadas y las caras borrosas de sus atacantes.

Poco después de su recuperación, Dean pasaría a manos de los servicios sociales. Sin ningún pariente vivo que pudiera hacerse cargo de él en Estado Unidos y con u juicio pendiente, dejaría la mansión, una construcción de corte victoriano y preciosos jardines que parecían lindar con varias hectáreas de bosque; para acabar en el orfanato estatal.

Su actitud pasó por muchas fases allí, todas ellas en consecuencia al trauma de la agresión y el asesinato de sus padres. Siempre había sido de los mayores, seguía siéndolo a sus diecisiete años, pero pasar la vida destrozando la de los demás por tener la suya en ruinas no es que fuera la mejor decisión.

Hubo un punto de inflexión entre el desfase de sus quince a los diecisiete. Un punto de no retorno en el que sintió que después de tanto dolor, de tanto odio y tanta miseria en la ciudad, no quería volver a ser el mismo. Y no lo fue.

Mudarse a Cape May apartó de él todos los malos recuerdos de su antigua ciudad, la sensación de estar atascado en el tiempo, recordando a sus padres y a lo impotente que se sintió al no poder ayudarles. No podría haber hecho nada ni aunque hubiera querido, pero podía ayudar a la gente ahora.

Si había algo que le ayudaba de verdad era ayudar a los pequeños del orfanato. En muchas ocasiones había llegado a pensar que ese era el camino a seguir, no porque fuera gran fan de Batman y hubiera visto cierta similitud. “Cierta”, teniendo en cuenta que ni tenía un Alfred, ni un maldito batmóvil; pero tenía valores, los mismo que sus padres habían tenido, los que les habían ayudado a ser quiénes eran. Los que debería seguir cuando en cuestión de un año cobrara la herencia y se situara al frente de la casa Kensington para honra de su abuela paterna. Demasiado anciana para acogerle, demasiado lejana para impedirle que estudiara para policía en cuanto acabase el instituto, siguiendo su filosofía de intentar ayudar a todo el que pudiera.

La llega a Cape May no solo supuso un cambio de localización, hizo que Dean quisiera empezar de nuevo, dejar atrás todas sus conductas violentas y cuidar de los que ahora eran como su familia: los niños del orfanato.

Con el tiempo llegó a hacer muy buenas migas con muchos de ellos, incluso con los chicos de su nuevo instituto con los que había conseguido un grupo con quien salir.

Actualmente trabaja como babysitter e invierte su tiempo libre en uno de sus pasatiempos favoritos: la investigación paranormal.

Dean no es consciente del todo, pero es capaz de sentir cosas que el resto no siente, es sensible a todas esas sensaciones desde que estuvo a punto de morir, lo cual lo hace bastante bueno en las primeras inpresiones y en las respuestas instintivas con la gente. Es muy bueno atando cabos y la lógica es su fuerte, aunque sigue sin creer que haya nada más aparte de eso, lógica.

La realidad es que en muchas ocasiones sueña cosas que luego pasan o siente cosas que resultan ser reales después, pero no suele hablar de ello, aunque lo usa en ocasiones a su favor para saber qué gente le conviene a él o a los suyos.

•FC: Joe Keery.

•Personalidad: Es divertido, sarcástico, la mayor parte del tiempo no se toma nada en serio.

—Le encantan los cómics y leérselos a los más pequeños.

—Su pelo es sagrado.

—Le encanta la música de los 80/90.

—Le encantan los coches clásicos.

—No se considera psíquico, pero cada día está más seguro de que hay algo distinto en él.

—No quiere heredar la empresa familiar, prefiere dedicarse a algo por vocación.

—Es tímido en ocasiones, pero con confianza resulta ser bastante extrovertido.