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autóctono y prescindible
Me acuerdo que cuando empecé en donde trabajo hoy, en los primeros días cuando recién empezaba a conocer todo lo que implicaba estar ahí, una persona me dijo que una de las cosas más básicas que tenía que saber/aprender era que, en este rubro, en ese local, en mi puesto de trabajo absolutamente nadie es imprescindible. Eso me inquietó un poco porque lo vi como una especie de amenaza, de que quien me lo dijo no me quería ahí. Después pasó a ser una suerte de consejo, de querer decirme que no me duerma en los laureles, que me esfuerce al máximo, que lo de todo. Sin embargo, pasaron unos años y sólo puedo sentir una angustia tan grande como el fuego que grabó esas palabras en mis pensamientos. Hace mucho que no veo a esta persona, pero esa frase retumba todo el tiempo en mi cabeza.
En esta especie de carrera, por decirle de algún modo al tiempo que llevo haciendo estas tareas siempre han sido mayores los momentos de estrés y nervios que los de orgullo y tranquilidad. Es una tristeza enorme que a mis 25 años y con la cantidad de energía y de ganas de trabajar que tengo no pueda prosperar en ningún aspecto.
Vengo renegando con cosas que exceden a mi control pero que recaen en mi responsabilidad y de eso no me puedo zafar. Hace unos meses estoy sumergida en este fondo de mar que sólo se vuelve más oscuro y más frío. Y del que me es imposible zafar. Cualquiera que lea esto pensaría que soy una exagerada o mejor aún una dramática pero allá el mundo.
Si a toda esta ensalada le agregamos no haber podido tener vacaciones y encima toparnos con una cuarentena que cada vez se alarga más…
Nunca tuve tantas ganas de matarme como la semana que pasó. Volví a trabajar pensando que encarar una rutina iba a ser de ayuda pero sólo obtuve desesperación, nervios y terror como hacía mucho no me pasaba. Tuve un ataque de pánico horrible, sentí que me moría por horas. El cuerpo estaba paralizado, helado de muerte y la cabeza prendida fuego. Una especie de simulación bastante horrible.
Es increíble cómo aún padeciendo estos horrores el sistema te obliga a seguir siendo el engranaje porque no tenés otra salida. Sería un lujo la idea de pensar en descansar de una manera sana, o buscar otra oportunidad laboral.
Hasta intentaron robarme, y sentí miedos que jamás pensé que existían.
¿Cuánto vale mi vida? ¿Cuánto me cuesta vivirla? ¿Qué sentido tiene seguir esperando que ocurra un milagro?
Si me quitase la vida seguramente sería en vano. Las crisis pasan, y seguro esto me fortalecerá de alguna manera, trato de convencerme. Pero me preparará para qué, ¿algo peor? ¿Para qué seguir sufriendo? ¿Para qué seguir llorando? Además, ¿cómo lo haría? ¿Tengo los recursos necesarios? ¿A quién dedicaría este triunfo? ¿A quién esta derrota?
Seguramente me fui de mambo con las comas, o están mal ubicadas, pero traté de escribir esto rápido para alivianar un poco esta carga que estoy sintiendo en este momento. La idea es que el texto quede lo más crudo y sincero posible. Y si algún día vuelvo a leerlo, entender esta cabeza del pasado que me impide constantemente seguir adelante.
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google maps
No necesito más que un balcón para estar en casa. Una perspectiva que mirar, una persona a quien seguir, un sonido que escuchar.
Siempre me dijeron que soy una desamorada pero es que el silencio mental de estar a 700 kilómetros del lugar en el que vivo es impagable. Yo te quiero así, de lejitos.
Y quiero perderme siempre acá, donde soy un minúsculo engranaje. Un puntito en el mapa, una pelusita en el espacio.
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sólo quería que sepas
¿Pod(r)emos hablar?
Estuve muy ofuscada. Bueno, estoy. Te acordás del otro día que hablamos del bingo ese de mierda de los signos? Bueno me quedé pensando en eso. Mucho. Un montón. Creo que no la pego nada con vos últimamente y siento que digo o hago muchas pelotudeces que por ahí te caen mal o hasta te ofenden. El domingo soñé que hacías algo con un árbol relacionado a tu viejo. Y me desperté para el orto. Me angustia la idea de pensar que molesto o hago sentir mal a alguien porque no tengo esa intención. Ojo, a lo mejor me estoy comiendo la cabeza al pedo por algo que realmente no existe pero bueno, me quedé con esa de que creas que siempre ando malhumorada o que es con vos.
Si demuestro lo contrario es porque claramente soy imbécil. Además de que todavía no termino de aprender cómo interactuar correctamente con la gente, está clarísimo. No es excusa, es lo que es. Si la flashé ignorá este testamento y me retiro sin dignidad alguna de la sala; si no, perdoname. Ando muy angustiada por otro tanto de cosas y trato en el medio de mantener las formas humanas. No siempre me sale.
Sólo quería que sepas.
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una playa en la ciudad
Después de un lunes lluvioso y muy rutinario, hice un esfuerzo sobrehumano de mantener una conversación decente, pero creo que fallé miserablemente. Seguí mi camino habitual, los mismos edificios, la misma gente escapando de la noche.
No suelo sentirme sola, pero en ese momento te imaginé conmigo. A veces las distancias se acortan si se piensan con anhelo.
A mitad de camino me frené y esperé. Me puse los auriculares y me desconecté del ruido de los pocos. Siempre hay un estribillo que te ilustra el momento.
¿Cómo es posible que nada me ate? ¿Qué tienen en común 4 personas bajo el mismo techo?
Pasé por la esquina del bar que tiene la mejor cerveza y los peores encuentros. Ojalá algún día me reconcilie con ese lugar. Es una ciudad muy chica la que habitamos.
Varios mensajes, ninguno tuyo. Las luces halógenas se fueron apagando y, aunque no extraño nunca hoy sentí que sí.
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mirame de nuevo
Bueno no sé por dónde empezar. O sí sé. Estoy con un dolor en la parte izquierda del cuello que pocas veces he tenido y que me marea un poco. Debe ser la mala postura con la que dormí anoche. No me imagino cómo debo haber apoyado mi cabeza en la almohada. Lo que sí me acuerdo es haberme dormido pensando en vos.
El otro día cuando me duchaba me acordaba de cuando te conocí. O no. Es más claro decir de cuando te noté por primera vez. Fue hace varios años ya por lo que quizás esta vez que estoy recordando haya sido la segunda o tercera. Nunca lo sabré(mos).
Resulta que terminamos el colegio en el mismo año. Durante aquel 2012 seguro hicimos actividades inter escolares pero no fue hasta Bariloche que te ví. Pienso en buscar una foto para ver si te encuentro ahí, en la excursión que compartimos medio a regañadientes. Pasa que la exclusiva empresa que nos llevó nos privó de vivir experiencias con otras personas ajenas a la misma. Prácticamente a los dos días ya conocías las caras de toda la gente que viajó en esa fecha. Sí, parece exagerado pero fue así. En todos los lugares, en todos los boliches, en todas las excursiones. Si prestabas un poquito de atención hasta podías saber en qué hoteles estaba el resto, si a la vuelta de bailar hacíamos el recorrido de hospedajes. En mi caso mi hotel era el último, por lo que visitaba cada uno de los demás antes de llegar para pedir mi quinta comida.
La cosa fue en una de las últimas noches, si es que no fue la verdadera última, volvíamos de la cena esa de mierda en la que hablaba el pacha. Nos tocó Rocket, mi preferido desde siempre. La cosa es que para nosotros era la vuelta de un evento “de gala” o lo que sea pero para el resto de los mortales ahí presentes era una noche argentina, por lo que desfilaban eufóricos con las camisetas de la selección o lo celeste que tuvieran a mano y nosotros, con otras ropas y la nostalgia a cuestas. Clima raro, denso. No me preguntes cómo me acuerdo pero realmente pienso y tengo imágenes claras en la cabeza. Con seguridad puedo decir que para mí, a esta altura una parte debe venir de la memoria y otra de la reconstrucción de hechos mentales que sigo haciendo para no olvidarme, es loquísimo.
La cuestión es que logré zafarme de las fotos de mis allegados y pretendí dar una vuelta por el lugar, sin nadie, a modo de despedida. SÍ. Qué quemada me habían dejado la cabeza con el mito barilochense. No sé si ese es el gentilicio pero seguiré adelante.
Bajé una de las tantas escaleras y me puse a ver la gente. Noté que alguien me estaba mirando, eras vos. Ahí estabas apuntándome con los ojos bien fijos. Te sostuve la mirada porque lo sentí combativo de tu parte, de una forma negativa. Me mirabas con molestia. Yo no entendía porque no te conocía, y estaba medianamente lejos para haber hecho algo que provoque ese enojo que percibí en tus facciones. Justo llegó un amigo que me estaba buscando y nos fuimos, pero me quedó dando vueltas eso. A lo mejor estabas en algún grado de ebriedad, pensé, y justo me crucé.
No pasó mucho que tuvimos que ir a devolver los trajes de nieve. Fui temprano a devolver el mío con algunos compañeros pero me perdí y llegué a destiempo. Esa anécdota te la puedo contar cuando nos conozcamos de verdad, y estemos recordando esas épocas. Había gente de otros colegios que no eran los nuestros y como el lugar no era muy grande podía ver con claridad a todos. ¿Quién estaba ahí devolviendo su traje? Exacto. VOS.
No soy de olvidarme caras. La noche de Rocket había visto bien la tuya, y después de tal momento, no me la iba a olvidar.
Entré y te vi. Teníamos puesto el mismo pantalón. O era muy igual. ¿Podía ser? No, pero sí. Así era. Traté de camuflarme pero como tenía que esperar a que me atendieran y al parecer vos esperabas a tu grupo me viste. Quería mostrarme como que estaba en cualquiera pero tenía ganas de que literalmente me tragara la tierra. Y otra vez lo mismo. Sí. Otra vez la mirada severa. Otra vez yo sin nadie alrededor. Y ahí terminan mis memorias.
Lo loco es que pasaron unos cinco años y te encontré virtualmente entre otra gente conocida, que ya es lejana, de forma cercana. Esta ciudad es chiquita. Y el mundo también.
Y estoy pensando en vos.
Y me gustaría conocerte.
Porque de lo poco que vi no hay foto en la que no salgas sonriendo. Y quiero saber si eso cambió en estos cinco años, o si siempre fue así.
Quiero saber si tenemos cosas en común.
Quiero saber si sólo me estoy comiendo la cabeza producto del tramo final de exámenes. O si las cosas realmente pasan por algo.
Quiero saber.
Quiero conocer tu voz. Quiero conocerte a vos.
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a propósito de lo inanimado
Otra vez mirando a la nada. Con la vista fija en no sé qué.
Es costoso empezar.
¿Para quién?
“Es como…” una y otra y otra vez.
Tirarte a una pileta viscosa. Sumergirte en una masa lenta que te envuelve y te obliga a moverte a su antojo. Creer cosas que no son verdaderas, y argumentar puntos que no son válidos.
Sentirte tan distante como si estuvieras en otro universo.
Que no alcanza. Nada alcanza.
No llenar ese vacío que tenés en el pecho. No curar la eterna falta de algo que no sabés qué es.
Una tensión infinita. Eléctrica. Que te presiona y te presiona.
Un peso invisible sobre la frente.
Redefinir los bordes de todo lo que se te cruza.
Verte a través de un espejo semiplateado. Estar solo de ambos lados. Nadie te ve. Nadie te escucha. Te observan tus propios lamentos.
Acusarte y perdonarte. Culparte y redimirte.
Pelear a diario. Desde que te levantás hasta que te acostás. Vivir con el cuerpo cansado y la mente agotada.
Mirar el cielo y preguntarte si vas a poder.
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victoria contra la dignidad
Hasta que encontré tu portada. Llena de versos. Y te la voy a likear igual, por más que sean las 03.36 de la madrugada del jueves. Te voy a hacer pensar en mí, y en ese gesto insensato del afecto virtual. ¿Quién soy?
Es mi patética imagen de estar con el buzo talle mil equis ele de mi hermano que siempre me gustó y que de descarte me terminé quedando. No por el buzo, sino porque tengo puesta la capucha. Adentro de mi cuarto. Con la luz apagada. Adoleciendo pasados los veinte.
¿Querés más? Estoy escuchando U2. Nunca me gustaron, pero ahora en esta nostálgica aventura de tipear a oscuras me agradan. El nivel.
Es injusto todo. Siempre pienso en vos. Con culpa, de esa parecida a una tijera poco afilada que sigue cortando pero mal y deja disconformes a todos. Por ser esa persona horrible que tira la piedra y esconde la mano.
Nunca fui ejemplar.
Somos tan prescindibles. Tan de costumbe. Te lo juro.
Venía todo bien.
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sueño
Son las dos de la mañana
con the XX de fondo
gritando para todos:
I can't give it up.
Porque el streaming del Coachella
suena fuerte en mis auriculares
y me trae instantes
de ese finde en San Isidro.
Mi hermano habla dormido
mientras yo bailo sentada
y la birome en mi mano
(mejor digamos lapicera)
que no se aquieta en la hoja.
Qué feo ese vestuario
-pienso toda despeinada-
y a esos bailecitos que hacen
los imito en pantuflas.
Cambié de idea.
Están hermosos.
Si supieran que los soñé
en castellano y en pijama.
El whatsapp molestando.
Son los grupos de siempre
que no paran de sacarme
pero vuelvo para Fiction.
Escribo cortado
porque tengo ganas de apretar el enter
así que bien podés leerlo
robótica
mente.
Tengo la sensación rara
de que me pica todo el cuerpo.
No sé si estoy alucinando
o que me muero de sueño.
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12/04/17
La gracia de soñarte alguna vez y tenerte el resto del día en la sien.
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formas
Era un día tranquilo como cualquier otro de ese otoño. Yo tenía la mirada perdida como cualquier otra de las mañanas de ese entonces.
Muy temprano para sacar a pasear mis ojeras de quedarme leyendo hasta dormirme pero no muy tarde para sacar a pasear a mis piernas en un andar tranquilo por la calle.
Las veredas crujientes de tanta hoja en el piso listas para ser pisadas por todo el sueño que llevaba encima. Desenredando los auriculares y deslizando notificaciones molestas, doblé la esquina y el sol se impregnó en mi entrecejo.
La sensación inigualable del calorcito en la cara mezclado con la brisa de las primeras horas de la mañana. Mi mamá me hubiese dicho que me abrigue.
Con el café de siempre, me senté mirando a la calle, esperando ni yo sé qué. Unos dedos le pegaron suavemente al vidrio para llamar mi atención. Y esa, definitivamente, no era una mano cualquiera.
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cadena
“First day of school” dijo por compromiso el personaje que ya pasó sus veinte pero no llegó a sus treinta. Los primeros días tienen ese sabor especial a incertidumbre que cada uno condimenta con expectativas, inseguridades, algún que otro nervio y mucha, mucha paciencia. O metas. O nada.
Siempre me niego de primera pero termino cediendo.
Me escondo atrás de una sonrisa forzada y respiro tan hondo que se me mezclan todos los perfumes de la sala, que no son pocos.
Limpio el historial de mi cabeza y reseteo las emociones. De fondo un bullicio que se irá desvaneciendo hasta silenciar la ansiedad colectiva.
Sin sacarle los ojos de encima a esa nueva voz (todo es posible en mi planeta), hago y deshago borradores. Otra primera página para la colección.
Acá estoy y otro ciclo comenzó.
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así
Hoy me acordé todo el día de vos. De lo mal y lo bien que me hiciste. De la confusión que me generaste. De cómo te corriste justo en el momento que más me hacía falta que te quedaras. De como pasó tan rápido que ni tiempo me dio de procesar nada.
Un día llegaste y me tomaste por sorpresa. Otro día quise frenar pero ya era tarde. Un día me acerqué porque pensé que eso te hacía bien. Y así era. Pero otro día me empezaste a preocupar.
Estabas mal y no hubiese nada que yo pudiese hacer, porque ni me correspondía ni era parte de esa historia. Pero insististe en tenerme ahí. Cruzaste todas las líneas, desdibujaste todos los límites. Y yo te seguí. Me perdí en el medio. Era tal la preocupación por vos que una noche te soñé. En medio de un montón de gente, aparecí ahí sin más y no reconocí a nadie hasta que te vi. Lejos. Cerca. Intenté moverme pero fue inútil. Vos estabas esperando sin hacer mucho. Y yo buscaba la forma pero no podía. Me subí a una especie de fuente para aclarar un poco la vista y poder seguir pero eso nunca pasó. Y me desperté con mucha angustia.
Ahí fue cuando me di cuenta que esto me estaba costando mucho más de lo que imaginaba. Me estaba consumiendo tanto que me vació. Y por eso no te busqué. Porque ya no tenía fuerza alguna. Ese verano fue el momento más duro y consciente de mi vida. Y aunque mi foco estaba en otros asuntos, varias veces me pregunté qué había pasado. Qué había salido mal. Qué pude haber hecho. Sigo sin encontrarlo, sin saber.
El calor se fue y vos con él. No nos volvimos a escribir, menos a ver. Trato de encontrar alguna línea que me lleve a ese momento pero no la hay. Yo llenaba algún pendiente tuyo con la vida pero por suerte la mía estaba completa. El sol siguió saliendo. Los ríos siguieron corriendo. Yo seguí con mis cosas. No te quedaste en fotos, no te quedaste en mensajes, ni en ninguna canción. No te quedaste. Y yo me fui. Por algo desapareciste, y por algo no esperé. Por algo no nos hablamos más.
Pero hoy me acordé todo el día de vos. De lo mal y lo bien que me hiciste. De la confusión que me generaste. Y de que gracias a esta historia crecí.
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charlas con J II
Somos filósofos de whatsapp durante el día y poetas de facebook de noche. Somos cerrados. Seguimos culpando a que nos enseñaron a callar sentimientos para no mostrar debilidad, para no hacernos cargo. Pero lo mismo nos pensamos en la madrugada. Nos encontramos en un montón de cosas.
Somethin’ filled up my heart with nothin’. Someone told me not to cry.
But now that I’m older, my heart’s colder, and I can see that it’s a lie.
El mundo está constantemente cambiando y nosotros también. Todos. Los días pasan volando. Preocupados de que no se nos haga tarde para llegar a lugares a los que en realidad nunca quisimos ir. Visitando personas mentalmente, sin mandarles un “te extraño” para no molestar. Dando cátedra con consejos que no seguimos. Deseando que venga alguien a salvarnos del aburrimiento o la soledad. Lo que llegue primero.
This dream isn't feeling sweet We're reeling through the midnight streets And I've never felt more alone It feels so scary getting old
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decime
¿Cómo hacés? Decime por favor cómo hacés. ¿Cómo hacés para encontrarte con una persona que es totalmente tu polo opuesto en situaciones pero tan igual en otras? Por más empatía que tenga no puedo. ¿Cómo hacés para tratar que de que entienda tu punto sin enojarse? ¿Cómo hacés para explicarle sin herirla? ¿Cómo hacés que vea lo que no puede ver? O peor, ¿no quiere? ¿Cómo hacés para dar un consejo sin estar segura? ¿Cómo hacés para quedarte, cuando lo único que querés es que se termine de una vez? ¿Cómo hacés para que tu silencio no sea interpretado como desinterés? ¿Cómo hacés para jugar a las sonrisas cuando se te parte la cabeza? ¿Cómo hacés para ganarle al insomnio? ¿Cómo hacés para seguir aunque sabés exactamente que va a terminal mal? ¿Cómo hacés para dejar de repetir un diálogo ficticio horas y horas? ¿Cómo hacés para no agotarte de ver siempre las mismas cosas? ¿Cómo hacés? Decime por favor.
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charlas con J
Me puse a repasar mis cds viejos. Me dejaste pensando con el "ya es pasado" porque justo estos días estuve tan cercana a mis cosas adolescentes por limpieza, que me percaté de que no puedo desprenderme tan fácil.
And I've been a fool and I've been blind, I can never leave the past behind.
Nostalgic for garbage. Desperate for time.
Aunque tengo claro que lo dijiste en otro contexto, que es el de no hacerse mala sangre por alguna cuestión desafortunada, de igual forma había estado pensando en eso y en esta especie de conexión que une las cosas. Y como se van acomodando sin que nos demos cuenta. Me dejaste mirando el techo de nuevo porque no puedo negarte que un poco me asusta.
These days my life, I feel it has no purpose but late at night the feelings swim to the surface.
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aviones
Pienso en la ruta, cuando salí de improvisto y con poco más que lo puesto. Agarré el celular, una gomita para el pelo y dos botellitas de agua. Como una especie de escapada. La vía blanca interminable viniendo hacia el parabrisas toda simétrica. Un punto de fuga agradable. Rondan las 7 de la tarde y es enero, por lo que la luz natural todavía me deja ver bien y hace que achine un poco los ojos. Salí tan rápido que ni alcé los lentes de sol. El viento es mínimo, alcanza para refrescar y deja escuchar la radio sin el ruido del aire embolsándose en las ventanas. El tráfico es poco y "debe ser que están todos de vacaciones" creo. Tengo una hora de ida y otra de vuelta, y estoy tan metida en el paisaje que ya casi se me pasó la primera. Hoy me toca de acompañante. De copiloto.
Al pasar por el aeropuerto veo un par de autos estacionados a la orilla de la ruta con gente esperando para ver los aviones. Me digo a mí misma que eso es medio aburrido y seguramente jamás lo haga pero me asombra la situación... ¿Qué les pasará por sus cabezas? ¿Pensarán en alguien o en algo? ¿O sólo será el placer de ver algo perdido en la infinidad del cielo? ¿Desearán que les toque a ellos perderse, como quien pide cuando ve una estrella fugaz? ¿O estarán ya cansados de haber despegado tantas veces pero sólo estaban aburridos en casa y no había mejor oferta? Llego a destino, hago lo que vine a hacer y emprendo la vuelta. El sol ya bajó un poco y el cielo se tiñó de tres colores. Un fundido que nunca me salió en Plástica. Disfruto de esos colores, y de la gente atenta a los vuelos. Siego pensando. Sigo andando. La ruta sigue tranquila, y yo también. La hora de regreso también se me pasó y ya volví a casa. La normalidad de nuevo y a otra cosa.
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viajes
Me preguntaron qué era un viaje. Para mí es un es un momento de percepción es estado de pura inconsciencia. Puede ser una ida en bondi al centro. Una charla con amigos. Terminar el libro que tanto postergaste. Comprar la entrada para el recital del sábado. El recital del sábado. Ir a una biblioteca pública por primera vez. Sacar a pasear tu perro. Aprender un idioma. Irte de vacaciones. Visitar un museo. Que alguien te muestre su canción favorita. Cuando te quedaste pensando en algo. O en alguien. Tres horas en la sala de espera. Un abrazo. Cuando te encontrás en lo que escribo. Ese es mi viaje preferido.
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