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UFUFUFUF LOCURONNNNNN
Capítulo 9 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Desierto de Corel.
Seguíamos rumbo al sur junto a nuestro nuevo todoterreno. Estaba centrada en conducir de una manera algo más moderada que anteriormente porque veía que Yuffie lo estaba pasando un poco mal de más en el vehículo.
— Oye Cait.- Dijo Barret.- Ya que te has pegado a nosotros como una lapa, ¿no vas a soltar prenda?
— No hay miaucho que saber.- Respondió Cait Sith.- Soy un don nadie en una filial pezqueñita de Shinra. Llevó un porrón de tiempo, y mi día a día siempre ha sido bien anodino.
— Un perrito faldero de Shinra, vamos.- Mencionó Barret.
— Gatito.- Corrigió Cait Sith.
— Gatito, dice…- Dijo Barret.
— ¡Sois miau especiales! No he conocido a nadie igual.- Mencionó Cait Sith.- ¡Os quiero miaucho, como la trucha al trucho! Estoy encantadisimo.
— ¿Te estás cachondeando, micho?- Preguntó Barret.
— ¡Venga, enróllate! ¡Que queda viaje por delante!- Exclamó Cait Sith.
— Barret…- Exclamó Yuffie.- Algún día… destrozarás a Escarlata, y yo estaré ahí para ayudarte…
— Va, pero ahora la que está destrozadita eres tú.- Mencionó Barret.
— El dolor… me hará más fuerte…- Dijo Yuffie. Estaba realmente mareada.- Todo el odio que siento por esa pava… ¡Pienso usarlo contra ella! No… puedogh…
— O-Oye… no irás a…- Dijo Barret.
— ¡Yuffie, mira al frente o te marearas más!- Exclamé yo.
En ese momento escuché perfectamente como a Yuffie se le venía casi la pota encima.
— ¡Joder!- Exclamó Barret.- ¡Para, Sil, paraaa!
— ¡No, espera!- Exclamó Cait Sith.- ¡No vomites aquíííí!
Frené de golpe el coche y bajamos a Yuffie con cuidado de este quien terminó echando por la boca toda la comida. En ese momento se tumbó en el suelo, aún viendo las estrellas y Aeris, Tifa y yo nos pusimos a su lado.
— ¿Cómo estás?- Pregunto Aeris.
— Mueeerta….- Dijo Yuffie.
— Perdón, mi culpa.- Dije riendome un poco.- Bajaré el ritmo.
— ¿Qué hacemos?- Preguntó Tifa mirando a Cloud.
— No hay rastro de túnica alguna, y no tiene mucho sentido conducir sin rumbo…- Respondió Cloud.
— ¡Estoy muertaaaaa!- Exclamó Yuffie.
— ¡Ya sé!- Dijo Cait Sith de golpe y sacando su robot moguri gigante.- ¡Aquí! ¡Holitas! Os voy a leer el futuro… ¡Miau, marramamiau! ¡Miau, miau! ¡Marramiauuu!
De la boca del moguri salió un papel y Cloud lo agarró.
— Las setas de la suerte.- Leyó Cloud.
— ¿Setas?- Preguntó Aeris.
— Setas… Setas… ¡Ah!- Exclamó Cait Sith.- ¡Barret! Antes miauncionaste el reactor de mako de Corel… Cuando lo del Arma y tal.
— ¿Yo te he dicho eso?- Preguntó Barret.
— Conozco otro reactor inoperativo no miau lejos de aquí.- Explicó Cait Sith.
— ¿Mako?- Preguntó Yuffie de golpe.- ¿¡Materias!? ¡Genial! ¡Geniaaaal! ¡A tope con ese reactorrrgh…!
Yuffie se intentó levantar pero seguía muy mareada así que la volví a sentar en el suelo.
— La verdad es que no es mala idea.- Dijo Barret.
— Aunque habría que conducir un poquitito más. ¿Estáis de acuerdo?- Preguntó Cait Sith.
— Por mi, conduzco hasta el fin del mundo si es necesario.- Exclamé con una sonrisa.
— ¡Pero más despacio!- Exclamó Yuffie.
— Deberíamos ir, entonces.- Mencionó Cloud.
Ayudé a Yuffie a levantarse y nos montamos de nuevo en el todoterreno para seguir avanzando con nuestra travesía.
— ¡Felinástico!- Exclamó Cait Sith.- Prrróximo destino: ¡el frondoso oasis sureño! A ver qué sorpresas nos aguardan en el reactor…
Encendí el trasto y rápidamente me puse rumbo al sur aunque apretando el acelerador menos de lo que quería. Yuffie se había puesto a mi lado, en el asiento del copiloto, para poder evitar así que se mareara con tanta facilidad.
— Oye, ¿qué es todo eso de las setas de la suerte?- Preguntó Aeris.
— Son la especialidad regional y crecen alrededor del reactor.- Explicó Cait Sith.- Y son nada menos que… ¡las setas!
— ¡Ya veo!- Dijo Aeris.
— ¿Y crecen junto al reactor?- Preguntó Barret.- Hay que joderse.
— Mientras se puedan comer.- Dije yo sacando un poco la lengua.
— No todas las miauespecialidades son comestibles, miaujor preguntar a los locales antes de meterse una en la boca.- Mencionó Cait Sith.
— Qué chasco.- Reí un poco.
A lo lejos ya se podían ver árboles y una zona verde, por fin dejábamos casi atrás el desierto de Corel.
— ¡Gentecilla!- Exclamó Cait Sith.- ¡Prrrstad miaucha atención!
— ¿Qué pasa ahora?- Preguntó Barret.
— ¡Nos acercamos al bosque!- Informó Cait Sith.- El reactor está ahí dentro.
— Aún no se ve absolutamente nada.- Dijo Red XIII.
— Pero si se ven los árboles a lo lejos.- Exclamé yo con una sonrisa.- Aunque, ¿podremos pasar con el coche?
— ¡Prrrnto lo descubriremos!- Dijo Cait Sith.
Región de Corel: Bajío irregular: Costa de Corel.
— Un poquito más y ya estamos en Gongaga.- Explicó Cait Sith.
— Gongaga…- Dijo Aeris.
Cada vez nos acercábamos más al bosque, ya se podía oler la naturaleza.
— ¡Mirad! Ya estamos casi en el bosque.- Exclamó Tifa.
— ¡Felinástico! Aguanta, Yuffie, que la llegamos.- Dijo Cait Sith.
— Bieeeengh…- Dijo Yuffie casi como podia.
Región de Gongaga.
Llegamos a las entradas del bosque y paré inmediatamente el coche ya que perfectamente vimos que no se podía pasar con él en esta región. Yuffie salió disparada del coche, casi que dando tumbos.
— Qué mareoooo…- Exclamó Yuffie.
— Tendremos que ir a patas.- Dijo Cait Sith.- No está miau lejos, ¿eh? ¡Ah! Y hay una pezqueña aldea cerca del reactor. ¿Por qué no descansamos las almohadillas? ¡El reactor no se va a ir a ningún lado!
— Por mí bien.- Dijo Tifa.
— Creo que Yuffie lo necesita.- Dije riéndome un poco.
— ¿Qué pasa, Cloud?- Preguntó Aeris. Cloud miraba fijamente el bosque, algo sorprendido.
— Este bosque me suena de algo.- Mencionó Cloud.
En ese momento decidimos emprender camino y adentrarnos de lleno en el bosque. El aire era super puro y toda la vegetación estaba al más verde puro. Era como un paraiso, nada comparado a Midgar.
— Oye, Cait.- Dijo Barret.
— ¿Digamiaulón?- Preguntó Cait Sith.
— Odio caminar en silencio.- Mencionó Barret.- Sé majo y chívame información clasificada de Shinra.
— A ver, cotilleos tengo para regalar.- Dijo Cait Sith.
— Pues empieza.- Dijo Barret.
— Estos días se habla miaucho del prrrsidente.- Mencionó Cait Sith.- ¿Quieres saber quién le ha diseñado ese traje blanco tan bonito?
— ¡Déjalo!- Exclamó Barret.
— ¡Una cosita, Cait!- Dijo de golpe Yuffie.- ¡Apuesto a que has estado informando a Shinra de nuestro paradero!
— ¿Quién, yo?- Preguntó Cait Sith.
— ¡Sí, tú! ¡Te tengo calado!- Exclamó Yuffie.
— Prrrr mis bigotes… Qué broma de mal gusto…- Dijo Cait Sith.
— Yo me espero cualquier cosa de Shinra.- Mencionó Barret.- Seguro que tienes un micro enano en el lomo.
— ¡Que no, que no!- Exclamó Cait Sith.- Lo de ser minimiaulista no iba con el presidente Shinra…
— Míralo.- Dijo Barret.- ¡Con qué cariño habla del presidente! Fiel como un perrito.
— ¡Ga-ti-to!- Mencionó Cait Sith.
— Gatito, claro.- Dijo Barret.
— ¿Y de los Turcos tienes alguna información que puedas decirnos?- Pregunté.
— Bueno.- Dijo Cait Sith.- El directivo de los Turcos se ha vuelto la miauno derecha del presidente desde hace poco.
— ¿En serio?- Pregunté riendome.- Que paradoja.
— ¿Miauradoja por qué?- Me preguntó Cait Sith.
— ¡Es un secreto!- Dije con una sonrisa.
Aldea de Gongaga
No tardamos demasiado en llegar a lo que parecía ser una aldea, con varias casitas. Era super bonita a mis ojos.
— ¡Qué me dices!- Dijo de golpe Tifa mirando unas setas moradas que crecían junto a la pared.- ¿Setas de Gongaga? ¡Y hay un montón!
— Son un lujo en Midgar, pero aquí salen hasta debajo de las piedras…- Mencionó Cait Sith.
En ese momento escuchamos a gente correr hacia nosotros y cuando miramos varios aldeanos vinieron con armas donde estábamos y se pusieron en guardia, rodeandonos.
— ¿Qué hacéis aquí?- Preguntó una conocida voz.- Espera tu… ¿Sil?
Me quedé mirando a la chica fijamente analizando su rostro y su pelo.
— ¿Cissnei...?- Pregunté yo, sin creer lo que veían mis ojos.
— Sil, madre mía…- Cissnei vino corriendo hacia mi y me abrazó muy fuerte.- No estás muerta… Pensé que nunca iba a volver a verte…
— Lo siento muchísimo, Cissnei.- Dije yo correspondiendo a su abrazo.
Los demás miraban atónitos la situación, no entendían absolutamente nada.
— ¿Cómo es que estás aquí…?- Pregunté yo, mirándola fijamente.
— ¿Te parece si luego hablamos…?- Me preguntó Cissnei.- En privado.
— Sin problema.- Le dije con una sonrisa.
— ¿De qué os conocéis?- Preguntó Cloud de golpe.
— Fuimos amigas durante un tiempo hace años.- Dije yo mirando a Cloud.
— Y… ¿qué os trae a por aquí? Me da que no estáis de inspección.- Preguntó Cissnei.
— Queremos ver el reactor.- Dijo Cait Sith con una seta de Gongaga en la mano.- Bueno… visitarlo.
— Ya veo.- Dijo Cissnei quitándole la seta.- Pues bienvenidos a Gongaga. Me presento, para todos. Yo soy Cissnei, comandante de la brigada juvenil. Perdonad si os hemos asustado. Nos tomamos muy en serio la protección de la aldea. Volved a vuestros puestos.-Cissnei envió a los demás miembros de vuelta al trabajo.- La colina ofrece unas buenas vistas del reactor. Y también hay un monumento que podéis visitar.
— ¡Miauchas gracias!- Agradeció Cait Sith.
— Es por aquí.- Mencionó Cissnei mientras nos enseñaba el camino.- No arméis revuelo, como véis, este es un lugar tranquilo. Es muy agradable vivir en plena naturaleza, aunque no recibimos muchas visitas. Hace mucho que no se ven caras nuevas por aquí.
Llegamos a lo que parecía ser un memorial. Cissnei puso una flor en este y se agachó, cerrando los ojos y rezando. Cait Sith se puso a su lado y se puso a rezar también. Tanto Aeris como Tifa se añadieron y Cloud y Barret también. Yuffie parecía confundida al ver que todos realizaban el mismo gesto y les imito. Yo simplemente me quedé atrás, mirando la situación, dando mis respetos pero sin rezar.
— Gracias.- Dijo Cissnei.
— ¿Alguien me lo explica?- Preguntó Yuffie.
— Hace tres años�� explotó el reactor de Gongaga.- Explicó Cissnei.
— Las instalaciones eran demiausiado viejas.- Agregó Cait Sith.
— Nunca habría ocurrido de haberse realizado el debido mantenimiento.- Dijo Cissnei.- Al menos, erigieron este monumento.
— Pues eso sí que es raro.- Mencionó Barret.
— Bueno, el equipo de reconstrucción se ha deslomado.- Dijo Cait Sith.
— Eso no los exime de culpa.- Añadió Barret.
— Bueno, estaréis agotados del viaje.- Dijo Cissnei.- ¿Por qué no descansáis antes de ir al reactor?
— ¡Felinástico!- Exclamó Cait Sith.
— Mi casa es esa de ahí.- Mencionó Cissnei señalandola.- Tengo espacio de sobra, así que estáis más que invitados.
— ¡Yupi, yupi! ¡Ninguna objeción!- Exclamó Yuffie.
— Yo… creo que voy a dar una vuelta.- Dijo Aeris yéndose.
Los demás se fueron a explorar la aldea o a descansar y yo decidí quedarme en el memorial junto con Cissnei.
— Sil…- Dijo Cissnei mirándome.- ¿Dónde estabas…?
— Puede parecer una locura pero… no lo sé.- Expresé.- He perdido mis recuerdos.
— ¿En serio…?- Preguntó Cissnei mirándome.- Pero me has recordado a mi.
— Hace no demasiado no recordaba a nadie de mi pasado. Pero no se, fue volver a ver a Tseng y recordé a Rude, a Reno y a ti. Aunque a ti no te vi…- Expliqué.- ¿Cómo es que no estás con ellos…?
— Años más tarde de que desaparecieras… También desapareció Zack.- Explicó Cissnei.- Decidí venirme a su pueblo natal, dejando mi puesto en los Turcos, para ayudar a la gente aquí y… ver si de casualidad… algún día volvía. Pero de momento, no ha sucedido.
— ¿Zack?- Pregunté confundida.
— No me digas, Sil… ¿no recuerdas a Zack…?
Negué con la cabeza y me puse a indagar en mis pensamientos para no encontrar nada.
— ¿Qué te ha pasado en estos cinco años…?- Preguntó Cissnei.
— Me gustaría saberlo…- Suspiré.
— Deberías ir a hacerle una visita a los padres de Zack…- Dijo Cissnei.- Viven en esa casa de allí, acércate, ¿si?
— Vale, si, sin problema.- Me levanté del suelo y la miré.
— Entonces, nos vemos en un rato Sil.- Ella me sonrió y se quedó arreglando el memorial.
Yo me dirigí hacia casa de los padres de ese tal "Zack". No sabía muy bien que se me había perdido allí pero lo que sí sabía es que si Cissnei me lo había dicho, era por algo. Cuando abrí la puerta, allí se encontraba Aeris.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris al verme.
— ¿Sil?- Dijo de golpe la mujer que había en esa casa. Por lo que tenia entendido, madre de Zack.
— Eh, si…- Dije mirándolos fijamente.
— ¿No sabrás tú nada del paradero de Zack, no?- Dijo la mujer agarrandome del brazo. Se veía el dolor en sus ojos.
Zack…
Un dolor punzante me pegó en la cabeza y la voz de Sephiroth resonó dentro de mi.
No es el momento de recordar nada.
— ¿Estás bien, Sil…?- Me preguntó la señora.
— Si, perdona… lo siento, no le recuerdo.- Dije yo mirando al suelo.
La mujer bajó su mirada y su marido fue a reconfortarla. Me sentía mal, muy mal.
— Siempre ha sido un alma inquieta.- Dijo el padre de Zack.- Así que voló bien lejos en cuanto pudo. Al principio nos escribía…
— De hecho… siempre hablaba de dos chicas en sus cartas… Y las descripciones que nos daba coinciden exactamente con vosotras… Espero de corazón no haberos incordiado.- Dijo la madre de Zack.
— No os preocupéis.- Dijo Aeris.- Estoy segura de que a Zack no le faltan chicas…
— Ojalá esté bien. Si no sabemos nada, seguro que es porque todo va bien, ¿no?- Preguntó la mujer.
— Tiene razón.- Mencionó Aeris.
— Si lo veis, por favor, decidle que nos escriba.- Mencionó el padre de Zack.
— Claro que sí.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Si… logro recordar algo, se los contaré.- Dije intentando esbozar una sonrisa.
Los padres de Zack se miraron y se apoyaron el uno al otro. Aeris se dirigió a mi.
— Deberíamos irnos ya, ¿no, Sil?- Me preguntó.
— ¿Tan pronto?- Preguntó la madre de Zack.- Ay, no os hemos ofrecido nada…
— No se molesten.- Dijo Aeris.- Si me he presentado aquí de improviso…
— Lo mismo digo.- Dije yo agarrándome las manos.
— Anda, anda. Es un placer.- Mencionó el padre de Zack.
Nos despedimos ligeramente y Aeris y yo salimos de la casa de los padres de Zack.
— Sil…- Me dijo Aeris mirándome fijamente a los ojos.- ¿Cómo se me ha ocurrido…? Recuerdas… una vez te hablé de que tuve un primer amor… él era Zack.
— Sí…- La miré fijamente.
— Me enteré de que había crecido aquí.- Mencionó Aeris.- ¡Me encontré con alguien que se parecía tantísimo a él! Resultó ser su padre. No caí en lo que estarían pasando sus padres. Seguro que nuestra conversación abrió viejas heridas…
— Bueno…- Desvié mi mirada, algo nerviosa.- Parecían felices de verte, bueno, y de verme…
— ¿Conoces a Zack, Sil?- Me preguntó Aeris.- Sus padres… conocían tu nombre…
— No estoy segura.- Expresé.
En ese instante Tifa se acercó donde estábamos y nos miró, algo preocupada.
— ¿Cómo ha ido?- Nos preguntó.
— Parece que no saben nada de él.- Dijo Aeris.
— Vaya…- Tifa bajó su mirada.
— Me gustaría saber alguna cosa más… Es tan horrible…- Expresé.
— No te culpabilices, Sil… No es tu culpa.- Me dijo Aeris agarrandome las manos.
— Creo que necesito descansar un poco, chicas… Me voy…
Me retiré rápidamente, andaba cabizbaja y hasta me encontraba un poco mareada de todo. Me fui, totalmente zombi, hacia la casa de Cissnei y allí se encontraba Cloud quien me miró fijamente al verme entrar.
— Oye.- Dijo Cloud.- ¿Estás bien, Sil?
Asentí y me tumbé sin pensarmelo mucho en el sofá, cerrando mis ojos. Cloud se puso a mi lado y me acarició suavemente el pelo. Me quedé dormida rápidamente.
Vas muy rápido, demasiado. Las cosas van a empezar a ser diferentes.
Me desperté de golpe, al escuchar un rugido extraño desde fuera de casa de Cissnei. Abrí los ojos y allí estaba Cloud quien agarraba su espada probablemente a causa del ruido. Yuffie entró corriendo a la casa y nos miró fijamente.
— ¿¡Lo habéis oído!?- Exclamó Yuffie.- ¡Viene del reactor! ¡Vamos a lo alto de la colina para ver mejor!
Yuffie salió corriendo de la casa y me levanté a duras penas. Tanto Cloud como yo salimos de la casa y empezamos a correr siguiendo a Yuffie hasta el memorial una vez más. Allí se encontraba todo el grupo, que miraban fijamente el reactor a lo lejos.
— ¿Habéis oído eso?- Nos preguntó Barret.
— Parecía un Arma.- Dije yo.
De golpe volvió a sonar un fuerte ruido del reactor.
— ¿Por eso estáis aquí?- Dijo de golpe Cissnei acercándose a nosotros.
— Sí, podría decirse que sí.- Mencionó Barret.- ¿Se oye a menudo?
— Desde hace unos días.- Respondió Cissnei.- Quise investigar con la brigada, pero no pudimos acercarnos por culpa de unos monstruos. Nunca los había visto. Como un enjambre de espectros negros. Fue una visión espantosa.
— ¿Espectros…?- Preguntó Barret.
— Así que pudiste verlos.- Mencionó Red XIII.
— Sí, claro. ¿Cómo no iba a verlos, si los tenía delante?- Agregó Cissnei.
— Son los Ecos.- Dijo Red XIII.
— Juas. Esto se pone interesante.- Mencionó Barret.
— Va. ¡Démonos prisa!- Exclamó Yuffie.
— ¡Tú no vienes!- Dijo Barret de golpe mirando a Yuffie, levantándola y arrastrándola.
— ¿Perdona?- Mencionó Yuffie indignada.- ¿Y eso por qué?
— Porque eres un puñetero dolor de muelas.- Exclamó Barret tirando a Yuffie a Cissnei.- Lo siento. Te toca hacer de niñera.
— No va a ser tarea fácil, ¿eh?- Dijo Cissnei.
— Echamos un vistazo y nos volvemos.- Mencionó Barret.- Solo nosotros dos y Red. ¿Te parece?
— Perfecto.- Dijo Cloud.
— No, nada de perfecto.- Dije cruzándome los brazos.- ¿Quién os va a sacar de un apuro si pasa algo? ¿eh, EH?
— No has cambiado ni un poco, Sil.- Dijo Cissnei riendose un poco.
— Bueno.- Dijo Barret.- Pero ya está eh.
— Pues aprisa.- Mencionó Red XIII.
— No perdáis de vista la aldea.- Dijo Cloud mirando a Aeris y a Tifa.
— ¡Tirano!- Exclamó Yuffie mirando a Barret.- ¡Abusóóón!
Cissnei la arrastró junto con Aeris y Tifa y se fueron de donde estábamos. Cait Sith decidió venir con nosotros también y nos adentramos de nuevo al bosque de Gongaga.
— Entre el Arma y los Ecos, menudo fiestón.- Dijo Barret.
— ¿Ecos? ¿Qué son?- Preguntó Cait Sith.
— Guardianes del destino.- Respondí.
— Se manifiestan frente a quienes se rebelan contra su sino, y encauzan sus actos.- Explicó Red XIII.
— Hace tiempo que no los vemos…- Dijo Barret.
— Huimos del destino que nos condujo a aquel día, pero al hacerlo quizá nos precipitamos hacia uno nuevo.- Respondió Red XII.
— ¡Prrr mis bigotes! Menuda historia.- Exclamó Cait Sith.
— Los Ecos no son visibles a ojos de todos.- Mencionó Red XIII.- Juraría que solo nosotros advertimos su presencia.
— Sí.- Dijo Cloud.- Podria ser una trampa.
— ¿Qué hacemos?- Pregunté
— No bajéis la guardia.- Respondió Cloud.
Reactor de mako de Gongaga: Zona de carga y descarga.
No tardamos en llegar a la parte exterior del reactor, parecía totalmente diferente al reactor de Corel. Estaba llenísima de vegetación que se había quedado con el edificio y todo era verde.
— Joder, qué pasada.- Exclamó Barret.
— La tierra donde se encuentran los reactores siempre es miau rica en energía mako.- Dijo Cait Sith.
— ¿Y cómo se entra?- Pregunté.
De golpe, de un hueco aparecieron unos Ecos que se nos quedaron mirando fijamente.
— ¿Ecos? Aunque… estos son diferentes.- Dijo Red XIII.
— ¿Tu crees?- Preguntó Barret.
Miré fijamente al Eco que se había parado delante mío. Una bola reluciente brillaba en su capucha, no pude evitar acercarme un poco. De golpe vi a Sephiroth delante mio.
— Venga, comencemos.- Me dijo mirándome a mi y luego dirigiendo su mirada a Cloud para desaparecer en ese instante.
Los Ecos se dirigieron hacia abajo de las escaleras y yo me acerqué a ellas rápidamente.
— Por aquí…- Dije señalando las escaleras.
Bajamos a toda prisa las escaleras, mi cabeza me daba vuelcos, fuertes pero intentaba no centrarme en ello sino en seguir avanzando por los túneles. Teníamos que llegar cuanto antes a la parte interna del reactor para poder investigar.
— ¿Tenemos que nadar para cruzar?- Pregunté.
— No hay más remedio.- Me contestó Red XIII.
Nos metimos al agua y empezamos a nadar hasta el otro lado.
— ¡Prrr! ¡Demasiada agua para este pelaje!- Exclamó Cait Sith.
— Mira que nos está costando llegar hasta el Arma…- Mencionó Barret.
Conseguimos pasar al otro lado y tuvimos que enchufar varios generadores de luz para lograr avanzar y que las puertas se abrieran. Cuando subimos las escaleras vimos justo por donde teníamos que seguir un montón de Ecos, quietos, parecía que nos esperaban. Al vernos, se metieron en la zona y a mi me retumbó más la cabeza y volví a ver a Sephiroth. Miré a mi lado, como pude y me encontré con Cloud que parecía estar pasando lo mismo.
— Tal vez quieran guiarnos.- Dijo Red XIII.
— No hay tiempo que perder…- Mencioné.- Yo… tengo que ir…
— ¿Estás bien, Sil?- Me preguntó Barret.
— Sí, no te preocupes…- Asentí.- Solo quiero… investigar.
— Barret y… ¿qué prrrtendéis hacer cuando encontremos esa Arma?- Preguntó Cait Sith.
— Está claro: ¡unirnos a su lucha!- Exclamó Barret.
— ¿Contra quién, si no es miaucho prrrguntar?- Dijo Cait Sith.
— Contra Sephiroth.- Mencionó Barret.- Y, de paso, nos cargamos los reactores.
— Lo de los reactores, vale.- Agregó Cait Sith.- Pero Sephiroth lleva cinco años más tieso que la mojama.
— Sin embargo, sigue entre nosotros.- Dijo Cloud.
— Lo entenderás cuando nos enfrentemos a él.- Añadió Barret.
— ¡Prrr mis bigotes! Qué locurón de viaje…- Exclamó Cait Sith.
Finalmente entramos al pasillo final. La luz entraba desde el final del pasaje y como más nos acercábamos peor me encontraba, me empezaba a notar fuera de mí.
Reactor de mako de Gongaga: Núcleo.
Salimos al núcleo por fin y allí vimos una escena que me dejó totalmente en shock. Muchísimos Ecos, una cantidad bestial, rodeaban dando vueltas sobre el núcleo del reactor, arriba del mako.
— Prrrdiez…- Dijo Cait Sith.- ¿¡Qué ven mis ojos!?
— Mirad… El reactor ya no funciona, y el depósito está a rebosar…- Mencionó Barret.- ¡Lo sabía! ¡Sin reactores, el mako se recupera! ¡Destruirlos es lo correcto!
— No sé yo qué tiene que ver…- Agregó Cait Sith.
— Hay que darse prisa.- Mencionó Cloud.- El mako me está afectando.
Solo miraba el lago de mako y a los Ecos, fijamente, sin decir ni una sola palabra más. Barret se acercó a mí y me miró.
— Sil, tus ojos…- Me dijo Barret.- ¿También te está afectando el mako…?
— Tonterias…- Mencioné poniendo una mano en mi cabeza.- Estoy bien, a mi esto no me afecta.
En ese momento escuchamos un montón de ruido provenir de la parte de arriba del reactor y al mirar al cielo vimos una nave gigantesca.
— Re-re-re…¡Relnikaaa!- Exclamó Cait Sith.
— ¡Mierda, viene Shinra!- Exclamó Barret para dirigir su mirada a Cait Sith.- Como les hayas avisado tú…
— ¡No, no, no!- Exclamó Cait Sith.- ¡Yo no he dicho ni miau!
En ese momento de la nave se desprendió algo que cayó en uno de los lados del núcleo y de la nave saltaban centinelas. Nos movimos de zona para poder ver las cosas con más claridad y al mirar hacia arriba vimos a Escarlata, que estaba en la nave.
— ¡Escarlata!- Exclamó Barret.
Escarlata nos tiró varios monstruos extraños, mutaciones para intentar aniquilarnos.
— ¡Matadlos de una vez y ganaos el sueldo! ¡Quiero recuperar la materia magna hoy, no mañana!- Exclamó Escarlata desde allí arriba.
— No sabes lo que me cabrea que se metan en nuestros planes.- Mencioné rápidamente atacando a los monstruos sin un poco de piedad.- Muerto, muerto…
— ¿¡Por qué tardáis tanto!?- Volvió a hablar Escarlata hacia sus subditos.- Si no servís para combatir, os voy a usar de reposapiés. Sois como cucarachas… Cuesta aplastaros. Pero confío en que lo logre la última abominación de Hojo.
Escarlata nos tiró un monstruo enorme, horriblemente feo. No nos quedaba otra que luchar aún más. Empezamos a atacarlo de la mejor manera posible, luchando todos juntos. Hasta que de golpe un aire de mako vino hacia nosotros y vi como Cloud perdia la consciencia por un momento. El bicho aprovechó la situación para atacarle y aunque Cloud se intentó proteger con su arma, salió disparado hacia arriba, pasando a la siguiente plataforma. El bicho le seguía, iba a por él.
Miré fijamente la situación y una risa salió de mi.
— ¡Déjale, bicharraco!- Exclamó Barret apuntando al monstruo y apartándolo.
Fuimos hacia Cloud y él se levantó del suelo como podía.
— ¿Estás bien?- Le preguntó Red XIII a Cloud.
— Sí.- Respondió él.
— Qué asco de gas, joder.- Expresó Barret.
Volvimos a atacar al monstruo. No podía evitar mantener una sonrisa en mi cara, una energía extraña brotaba de mi y me sentía más fuerte. Me acerqué corriendo al monstruo y le clavé en su boca mi espada, atravesándolo hasta abajo de su cuerpo y con mi misma espada lo levanté, tirándolo al mako.
— Vuelve de donde vienes.- Mencioné.
Un humo de mako vino con aún más fuerza hacia nosotros y a Cloud le sentó fatal que tuvo que retirarse un momento. Yo me quedé mirando fijamente a los Ecos mientras los demás iban a mirar el estado de Cloud. En ese momento un Eco vino hacia mi, convirtiendose en Sephiroth.
— Estás siendo una buena chica.
Sephiroth puso una mano en mi cabeza, acariciándome el pelo y aunque por un momento me quedé pasmada reaccioné, sacando mi espada. Intenté pegar un espadazo a Sephiroth pero desapareció, volviendo a convertirse en un Eco y yendo rápidamente hacia Cloud. Cloud se puso una mano en la cabeza y fui hacia él.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— Sí…- Dijo él a duras penas.
Justo en este instante un robot gigante salió de la nave y se acercó a nosotros. Lo miramos y allí se encontraba Escarlata, pilotandolo. Me puse delante de Cloud, para protegerlo.
— Qué pena, me estaba divirtiendo.- Dijo Escarlata.- Pero no quiero hacer esperar a la materia magna.
Escarlata nos apuntó con su rayo, cargando el poder para dispararnos.
— Hasta nunca.- Mencionó.
Rápidamente usé mi materia de barrera con los tres y el rayo se desvió. Barret empezó a disparar y yo miré al fondo viendo a Aeris, Yuffie y Tifa.
— ¡Tifa!- Exclamé.
— ¿Cómo vais?- Nos preguntó Tifa.
— ¿¡A ti qué te parece!?- Exclamó Barret.
Cloud cada vez estaba más débil, con una mano en su cara y más cerca del suelo.
— ¡Cloud!- Exclamó Aeris.
— ¡Patético!- Dijo Escarlata entre risas.
Barret agarró a Cloud en brazos rápidamente, Escarlata veía su debilidad e iba a por él. En ese momento el robot de Escarlata tembló.
— ¿¡Cómo!?- Exclamó ella.
Yuffie había aprovechado y había saltado encima del robot yendo hacia el otro lado para distraerla.
— ¡No me digas que te has olvidado de mí!- Exclamó Yuffie señalando a Escarlata.- Se-ño-ra.
— Si quieres pelea, aquí estamos.- Dijo Tifa con una sonrisa.- ¿Te atreves con nosotras?
Escarlata fue rápidamente hacia ellas y Aeris nos dio la señal para salir de allí. Llevamos a Cloud a un lugar más apartado y nos encargamos de que se sentara, para cuidar de él. Le curé con una materia de curación para ver si eso ayudaba a que se sintiera algo mejor y parecía que iba bien, que funcionaba.
Parecía que Escarlata quería dejar de luchar y se puso en la grúa del reactor para intentar atrapar al Arma.
— ¡No!- Exclamé.
En ese instante, cuando me fijé mejor en la grúa vi que Tifa colgaba de ella, enganchada de ella con una pistola de gancho. Cloud rápidamente miró la situación y fue corriendo hacia allí.
— ¡Cloud!- Exclamé yo yendo siguiendo a Cloud hacia dónde se dirigía.
Sil, demuestra tu verdadero poder. Tu verdadero tu.
Un dolor de cabeza exponencial me pegó fuerte, me dolía, me quemaba, pero no iba a dejar solo a Cloud. Tenía que protegerlo. Cuando le alcancé y lo miré, vi perfectamente a otro Cloud. Él atacaba a todos los centinelas que intentaban proteger la zona con un estilo de lucha que no era propio de él. La sonrisa que tenía en la cara, no lo había visto antes.
— ¡Cloud!- Exclamé.- ¡Despierta!
Él me miró mientras que se acercaba a un último centinela que estaba medio muerto en el suelo y me sonrió.
— Sil, este es nuestro destino.- Me dijo mirándome fijamente.- El despertar, está cerca. Podremos estar juntos para siempre…
Cloud le clavó la espada al centinela de la misma manera de la que lo hacía yo, sin ánima, sin dolor. Mi cuerpo se erizó en ese momento, me vi reflejada en él. No entendía qué estaba pasando.
Tú. Tú eres así. Recuerdalo.
Un dolor muy intenso en la cabeza me volvió a pegar y casi me caigo, me tuve que agarrar fuerte a un escombro para no caer. En ese momento vino Tifa, algo asustada.
— ¡Cloud, ya basta!- Exclamó Tifa yendo hacia él.
Sephiroth volvió a aparecer en la escena. Lo miré como podía. Solo podiamos verlo él y yo.
— Cloud, lo estás haciendo bien así que no te dejes engañar. No tiene la cicatriz. ¿Acaso es la verdadera Tifa? Lo único… que tienes que hacer… es seguir al lado de Sil. Ella te guiará a la verdad…
Yo… lo guiaré a la verdad.
Sephiroth desapareció en ese momento y Cloud miró fijamente a Tifa. No era su mirada de nuevo, era… una mirada parecida a la mia.
Mi verdadero yo..
— No eres la verdadera Tifa.- Dijo Cloud mirando fijamente a Tifa.
— ¿Otra vez con lo mismo? Ya te enseñé la cicatriz.- Respondió Tifa.
— No la tenias.- Mencionó él.
Los ecos en ese momento desaparecieron, parecía que el curso del destino volvía a ir correctamente. No me podía mover, mis piernas me fallaban, casi no podía mirar la situación, no podía ayudarlos.
Es inútil…
Tifa se levantó el top una vez más y allí había una clara cicatriz. Parecía que Cloud no la veía y la voz no me salía. Tifa me miró con la mirada, muy preocupada pero vio perfectamente mi estado.
— Jénova era capaz de engañar a la gente, haciéndose pasar por quienes temían o amaban…- Dijo de golpe Cloud.
Cloud agarró fuerte la espada y se dirigió hacia Tifa.
— ¡Cloud!- Exclamó Tifa.- ¡Sil, por favor, ayudame!
Tifa… soy una mala amiga… Solo te hago daño. En todos los cuerpos, de todas las formas.
Tifa llegó al borde, un paso en falso hacia atrás y se caía al mako.
— Tú no me engañas.- Exclamó Cloud yendo hacia ella rápidamente e intentando atacarla.
En ese momento mi corazón ganó a mi cabeza y mis piernas se descongelaron. Ya volvia en mi aunque fue tarde. Tifa tuvo que tirar tan para atras para que el arma de Cloud no la alcanzara que su destino era el mako.
— ¡TIFA!- Exclamé yo rápidamente yendo hacia allí.
Tifa se había caído al mako y sin dudarlo ni un segundo me tiré también. Tenía que salvarla, debía hacerlo.
Todo esto era mi culpa.
El Arma salió de golpe, tragándose a Tifa y llevándome a mi hacia el fondo del mako.
……..
….
— Sé que no te caigo bien, pero por favor, protege a Tifa.
La Arma me miró a los ojos y rugió. No se ni como me creyó pero me entendió y me dejó acceder a su control, el control de la materia magna. Había estado viendo mis acciones en la superficie. Hacía mucho tiempo que no volvía a casa. Era extraño estar aquí una vez más.
Me encontraba nadando en el mako, me conocía perfectamente todo el camino que íbamos a vivir. Los recuerdos de Tifa, sus miedos iban a activarse. Durante todo el camino, iba a protegerla, iba a estar a su lado. Me puse al lado de la materia magna y allí dentro se encontraba Tifa, resguardada. En unos pocos minutos ella abrió los ojos.
— ¿Eh?- Dijo Tifa mirando fijamente donde se encontraba.- La Arma.
— Bienvenida, Tifa.- Le dije con una sonrisa desde fuera.- Bienvenida a la corriente vital…
— ¿¡Sil!?- Exclamó ella.- ¿Pero, cómo?
— Va a ser una larga travesía, pero prometo que haré lo posible para que sea tranquila.- Expliqué.- Esta casa, no es solo mía, sabes.
— ¿Esta casa…? ¿Tuya…?- Me preguntó ella.
Los Ecos blancos nos acompañaban dándonos una agradable compañía, protectores del planeta, junto a las Armas. Todo parecía más seguro así. Pero sabía que no estábamos solas. Los Ecos negros iban a impedir nuestro paso por la corriente vital.
— Los Ecos… ¿se están peleando?- Preguntó de nuevo Tifa al ver la situación.
— Tenemos que hacernos paso.- Respondí.- Actualmente, parece que esto se ha vuelto inseguro. El mal nos acecha.
Los Ecos negros se dispersaron y por fin nos pudimos adelantar a los recuerdos de Tifa.
— Bienvenida a tus recuerdos, Tifa.- Sonreí.- Empezamos por donde tu quieras.
Tifa señaló una casa que había allí y ordené al Arma que se acercara. Los recuerdos de la infancia de Tifa empezaron a generarse en la corriente vital.
— ¡Voy a ir a buscar a mi madre!- Exclamaba la Tifa pequeñita.
— ¡Vale! Voy contigo.- Expresó un niño que estaba con ella.
— Yo también voy.- Dijo otro niño.- ¡Vamos todos al monte Nibel!
— Vale… Gracias.- Dijo Tifa pequeñita.
— Eh, mirad… Hasta Cloud se apunta.- Dijo un niño señalando al pequeño Cloud que estaba unos metros más atrás.
— ¿Eh?- Preguntó el pequeño Cloud.
— ¿Cloud?- Preguntó la pequeña Tifa. Cloud se quedó quieto.
— Tifa, vamos.- Le dijo uno de los niños.
— ¿Estoy… muriéndome?- Me preguntó Tifa.
— No.- Expliqué.- Tenemos que revivir tu pasado para poder sacarte de aquí. No te preocupes, no voy a dejarte sola…. ¿Dónde vamos ahora?
Tifa me señaló lo que parecía una torre de agua y le ordené al Arma que fuera hacia allí. Poco a poco nos acercamos para volvernos a meter de lleno en sus recuerdos una vez más. Allí se encontraban la Tifa pequeñita junto con el Cloud pequeño, sentados en la torre.
— Pues… prométeme una cosa.- Dijo la Tifa pequeñita.- Cuando seamos mayores y tú seas Soldado, si me meto en apuros y no sé qué hacer… prométeme que vendrás a ayudarme.
— ¿Qué?- Exclamó el Cloud pequeñito, confundido.
— En eso consiste ser un héroe: ¡en ayudar a los demás!- Dijo la Tifa pequeñita.- ¿Porfi? Aunque sea una vez.
— Sil… ¿Estás tú también viéndolos?- Me preguntó.
— Sí…- Le sonreí.- No estas sola.
Indiqué al Arma que se acercara al último sitio que de momento había disponible. Un gran puente colgante. La pequeña Tifa corría por el puente y el pequeño de Cloud intentaba pararla.
— Tifa, es peligroso.- Dijo el pequeño Cloud.- Tifa, vamos a dar la vuelta. Tu madre no está en el monte…
— No… No sé si estoy entendiendo algo.- Me dijo Tifa.
Seguimos avanzando junto con la Arma, los Ecos intentaban detenernos pero los aparté rápidamente con la espada. Un grupo de Ecos negros empezaron a dar vueltas sobre un punto y allí apareció Sephiroth.
— ¡Sephiroth!- Exclamó Tifa.
— Bienvenida de vuelta a casa, Sil.- Me dijo Sephiroth mirándome fijamente a los ojos.
— Ni te atrevas.- Le dije mirándolo fijamente.
— ¿Es esta tu voluntad?- Me preguntó Sephiroth.
— Sí.- Expresé.
— Pero no tu destino.- Añadió Sephiroth.- Y si no es tu destino… hay que borrarlo.
Sephiroth rápidamente cargó contra mí y yo lo frené con mi espada, tirándolo hacia atrás.
— ¡Sil!- Exclamó Tifa.
— Te sacaré de aquí.- Exclamé yo.
— ¡Pero, Sil, no puedes quedarte aquí!- Me dijo Tifa.- Tienes que volver conmigo.
— No tardaré.
Miré fijamente al Arma y le ordené que por favor sacara a Tifa de la corriente vital y la volviera a llevar a la superficie. La Arma asintió y aunque Sephiroth intentó atacarla se llevó exitosamente a Tifa.
En ese momento Sephiroth vino rápidamente hacia mí y me agarró fuerte de los brazos, dejándolos inmóviles.
— No la lies.- Me dijo Sephiroth mirándome fijamente.- Tienes que seguir por el mismo camino, el camino del destino.
En ese instante Sephiroth me puso su mano en el mentón y me miró fijamente a los ojos.
— Sil. No ha llegado la hora, pero cuando llegue, sabrás cuál es tu verdadera voluntad. Nuestra voluntad. Sigue siendo una buena chica.
Desaparecí. Desaparecí una vez más. Todo se volvió negro a mi alrededor.
Aldea de Gongaga: Casa de Cissnei.
Empecé a escuchar la voz de Tifa y de Cloud hablar. No tenía fuerzas para abrir los ojos.
¿Qué me había pasado?
— ¿Recuerdas aquello de que los difuntos… parten cruzando el monte Nibel?- Dijo Tifa.
— Sí.- Dijo Cloud.- Nos contaban eso a los niños para que no nos acercáramos allí. Y tú te lo creíste.
— Qué va. No del todo.- Añadió Tifa.- Pero… quería que fuera cierto. Tenía tantas ganas de ver a mi madre… Emilio y los demás me alentaron… Subimos juntos.
— Pero te dejaron allí y regresaron.- Mencionó Cloud.
— Eso creo…- Dijo Tifa.
— ¿Es que no te acuerdas?- Preguntó Cloud.
— A medio camino, me caí por la ladera y me golpeé la cabeza.- Explicó Tifa.- No recuerdo bien los seis meses después de aquello. Solo sé lo que me contaron después… Algo me suena, pero no todo.
— ¿Qué te dijeron?- Preguntó de nuevo Cloud.
— Que tú me metiste la idea en la cabeza.- Explicó Tifa.
En ese momento las fuerzas salieron de mi y abrí los ojos.
— Pero no fue así, ¿no?- Dije yo.- Cloud… te salvó.
Cloud, al escuchar mi voz, vino hacia donde estaba yo y me miró.
— ¿Cómo lo sabes…?- Me preguntó Cloud, totalmente sorprendido.
— Sil…- Dijo Tifa levantándose de la cama y yendo hacia mi lado.- Gracias… por salvarme.
— ¿Eh?- Pregunté confundida por su expresión.
— ¿Sil? Es que, ¿no te acuerdas…?- Me preguntó Tifa.
— Me tiré al mako para intentarlo pero…- Cerré los ojos.- No recuerdo nada más.
— Pero… acabas de contar la verdad de mi pasado…- Dijo Tifa.- Es imposible que no te acuerdes…
— ¿Lo he hecho?- Me pregunté. Me estaba volviendo loca.
— Sil…- Tifa me agarró la mano, muy fuerte.
— ¿Qué nos pasa…?- Preguntó Cloud.- Yo… he perdido la consciencia. Te he tirado al mako Tifa… y como consecuencia, Sil se ha tirado también. A veces ni me reconozco. No recuerdo aquello que debería recordar. Sé cosas sin saber por qué.
— Me pasa también…- Mencioné intentando abrir un poco los ojos.
— Ya no sé quién es mi verdadero yo.- Explicó Cloud.
— ¿Quién soy?- Me pregunté.- Esa pregunta… me la hago recurrentemente.
Tifa me miró fijamente, como dudando de si hablar o no hablar.
— Dicen que los Soldados sufren un deterioro acelerado.- Dijo Cloud.- Pero para mi, tiene sentido, pero Sil…
— Hay muchas cosas que no sé. Espero seguir descubriéndolo, poco a poco…- Expresé.
— Aún así, Sil. Muchísimas gracias. Te debo la vida.
Tifa me abrazó fuerte y yo la abracé también. No entendía qué había pasado pero me alegraba que, aunque hubiera pasado lo que hubiera pasado en el mako, había salvado la vida de Tifa.
En ese momento escuchamos la puerta y de golpe se abrió. Yuffie y Cait Sith cayeron al suelo. Tifa fue hacia ellos y les sonrió.
— ¿Estabais preocupados por nosotras?- Preguntó Tifa.
— Una chispita, ¿quizá?- Dijo Cait Sith.
— Ains… ¡Nos vemos!- Exclamó Yuffie.
Me senté en el bordillo de la cama y miré a Cloud a los ojos. No sabía porqué pero mi corazón empezó a ir muy rápido. Parecía que él lo noto porque se acercó a mí y me abrazó.
— Siento haberte puesto en peligro, de verdad.- Dijo Cloud.
— No ha sido tu culpa.- Le miré a los ojos.- No te preocupes más, ¿si?
En ese momento Aeris se acercó a la puerta y se llevó a Tifa de allí, cerrándonos la puerta.
— Oye, Cloud… ¿Cómo ves mis ojos?- Le pregunté.
— ¿Eh? ¿Tus ojos…?- Cloud me miró fijamente a los ojos.- Vaya… fluctúa mako en ellos…
— Creo que… cuando aparece Sephiroth… me pasa esto.- Dije.- Es extraño. ¿Qué conexión hay?
— Tenemos que perseguirle para descubrir nuestra verdad.- Me dijo Cloud.- Aun que… Te quedan muy bien estos ojos también.
Me sonrojé un poco y lo miré fijamente a los ojos también. Él me acercó a él y me levantó el mentón, besándome. Las mariposas de mi estómago volvieron a revolotear. Me sentía tan atraída a él. Nos separamos lentamente y me levanté. Era momento de volver con los demás.
Salimos de la habitación y vimos a todos, hablando con Tifa quien estaba en el sofá.
— Resumiendo.- Dijo Barret.- En la corriente vital, el planeta está luchando contra unos Ecos negros. ¿Y dices que esos Ecos están de parte de Sephiroth?
— Sí.- Dijo Tifa.- Al menos, eso me pareció a mí.
— ¿Quién crees que va ganando?- Le preguntó Aeris.
— El planeta. La corriente vital.- Respondió Tifa.- Creo.
— ¿Eso has visto?- Le pregunté.- Y… ¿estaba yo allí?
— Sí. Has estado conmigo todo el rato, Sil.- Me dijo ella.- Tu también lo has presenciado.
— Vaya…- Dije poniéndome una mano en la mejilla, pensando.
— Ahora mismo, mientras hablamos, el planeta sangra por su lucha.- Dijo Barret.- ¡Ya oigo sus gritos de dolor! Intenta defenderse del malnacido de Sephiroth, que es más bestia que hombre. Tenemos que ayudar al planeta, ser su brazo derecho, ¡luchar a su lado! ¿¡Sí o sí!?
— Sí, por supuesto.- Mencionó Aeris con una sonrisa.
— Siento interrumpir una conversación tan acalorada.- Dijo Cissnei.- Si os interesan esos temas, sé de un lugar donde están a la orden del día.
— Cañón Cosmo, supongo.- Dijo Red XIII.
— ¡La cuna de la astrobiología! No sabía que estuviera cerca de aquí.- Mencionó Barret.
— ¿Ahí tienen materias?- Preguntó Yuffie.- Si tienen materias, ¡me apunto! De cabeza.
— Desde tiempos inmemoriales, se ha recogido allí todo el saber del planeta. ¿Cómo iban a tener?- Dijo Red XIII.
— ¡Decidido! ¡Allá que voy!- Exclamó Yuffie acariciando a Red XIII.
— Red te veo contento.- Mencionó Tifa.
— Es que crecí allí.- Dijo Red XIII.
— ¡No se hable más! ¡Rumbo a la meca de la astrobiología!- Exclamó Barret.
— Si vais a Cañón Cosmo, os recomiendo hacer un alto en el camino.- Dijo Cissnei.- Cerca de aquí hay un aeródromo donde podréis contratar a un piloto independiente que os lleve. Salid por el lado sur de la aldea y todo recto. Y otra cosa más.
Cissnei abrió la puerta de la casa y un chocobo de color verde asomo su carita.
— ¡Ai que mono!- Exclamé.
— Este pequeñín se llama Fango.- Mencionó Cissnei.- Creo que os ha cogido mucho cariño. Si queréis, os lo podéis llevar.
— ¿Habéis estado con él antes?- Pregunté mirando a Tifa y a Aeris.
— Hemos ido con él al reactor.- Respondió Aeris.- Es una monada.
— No sé cómo agradecerte tanta ayuda.- Dijo Tifa acercandose a Cissnei con una pistola de gancho en la mano y devolviendosela.
— No es nada.- Respondió ella.- Si necesitáis algo más para el viaje, la aldea está a vuestra disposición.
Todo el grupo salió de casa de Cissnei y yo me acerqué a ella.
— Me ha hecho muy feliz volver a verte, Sil.- Me dijo Cissnei.- ¿Estás mejor…?
— Sí, tengo energía.- Sonreí.- Muchas gracias por todo… Espero que nos podamos ver pronto otra vez.
— Ahora que sé que estás viva, espero que vengas a visitarme más seguido.- Dijo ella.
— Te lo prometo.- Sonreí y me despedí de ella.
Salí de la casa y me junté con mi grupo y salimos de la aldea de Gongaga para dirigirnos al aeródromo.
— Oye, ¿quiénes son los pilotos independientes?- Preguntó Yuffie.
— Desde la caída de la República, el espacio aéreo prrrtence a Shinra.- Explico Cait Sith.
— Ellos controlan quién vuela y quién no.- Mencionó Barret.- Solo los pájaros se libran de pedir permiso.
— Pero los pilotos independientes vuelan prrr donde quieren…- Añadió Cait Sith.
— "Ni que el cielo tuviera dueño."- Dijo Barret.- "Que le den por saco a Shinra." Seguro que gritan cosas así al despegar.
— ¡Pues qué guay!- Exclamó Yuffie.
Aeródromo de Gongaga.
Nos montamos a lomos de nuestro nuevo grupo de chocobos y fuimos rápidamente hacia lo que parecía la entrada del aeródromo.
— Creo que hemos llegado al aeródromo… ¿no?- Preguntó Tifa.
— No parece demasiado nuevo.- Dije yo mirando fijamente el cartel.
— Está lleno de agujeros…- Mencionó Aeris.
— Pero… ¿cómo va a aterrizar algo aquí? ¿O despegar?- Preguntó Cait Sith.
— ¿Hemos venido hasta aquí para nada?- Preguntó Yuffie.
— Anda, ¿y eso?- Preguntó Aeris señalando una especie de cabina.
— Parece una cabina telefónica de la República. ¡A ver qué me da en la naricilla!- Exclamó Cait Sith.
Nos acercamos a la cabina y tenia un cartel con un mensaje escrito en él.
— "Manden una señal de humo si me necesitan - Aerolíneas Potrillo"- Leí.
— ¿Qué señal de humo?- Preguntó Cloud.
— ¿Alguna pista?- Preguntó Aeris al ver que Cloud miraba fijamente la cabina.
— Tenemos que mandar una señal de humo.- Dijo Cloud.
— ¿El qué?- Preguntó Aeris.
— ¿Eso como se hace?- Pregunté yo.
— Anda, ¿no sabéis lo que es?- Exclamó Yuffie.- ¡Mira qué señoritas! ¡Dejádmelo a mí!
Yuffie hizo rápidamente una fogata en donde estábamos y el humo empezó a ir hacia arriba creando una señal. Nos quedamos todos allí, alrededor de esta a esperar.
— Me da a mi que no aparece.- Dije.
— ¡Menos mal que me sé un truco!- Añadió Yuffie.- ¡Eooo! ¡Ven, avioncito! ¡Ven, ven, ven aquííí! ¡Ah!
Yuffie señaló al cielo y allí lo vimos, un avión viniendo hacia nuestra dirección.
— No me lo puedo creer.- Dije riéndome un poco.
— ¡Ha funcionado!- Exclamó Barret.
— ¿Habéis visto? ¡Soy la mejor!- Mencionó Yuffie.- ¡Por aquí!
La pequeña avioneta se puso enfrente nuestro y paró.
— Felinástico.- Dijo Cait Sith.
La puerta de la avioneta se abrió y de esta salió un hombre rubio, con unas gafas en la cabeza.
— Cuántas caras nuevas.- Dijo el piloto.
— Queremos ir a Cañón Cosmo.- Mencionó Red XIII.
— ¡Ostras, el perro habla! ¿Tiene algún mecanismo? - Exclamó el piloto mirándonos a todos.- Ah, perdón… Si es que en este trabajo ve uno de todo. Tenemos overbooking. Aunque a mí eso me da igual. ¡Con el seguro de viaje, os sale por 1000 guiles!
Cloud le dio el dinero al contado.
— ¡A vuestro servicio! ¡Seguid mis indicaciones, que hay que distribuir el peso!- Mencionó el piloto.
Montamos en la avioneta y el piloto nos distribuyó a todos como pudo para equilibrar bien el peso. A mi me tocó sentada en un asiento.
— ¡Agarraos bien! ¡Si os caéis, no pienso intentar pescaros!- Dijo el piloto.
— ¡A volaaar!- Exclamó Yuffie.
El piloto arrancó el cacharro poniéndolo a máxima velocidad y poco a poco empezó a ascender por el cielo.
— ¡Estamos volando!- Exclamó Yuffie de nuevo.
— ¡Pues claro! ¿¡Quién te crees que soy, chavala!?- Dijo el piloto.
— Ni idea.- Dijo Yuffie.- ¿Quién eres?
— El fundador de Aerolíneas Potrillo… ¡El inigualable piloto Cid Highwind! ¡Para serviros!
Salimos disparados por el aire, en el avión dirección Cañon Cosmo. Habían sido unas horas intensas en Gongaga, muy intensas pero eso no me iba a frenar a seguir descubriendo aún más cosas. Era mi momento.
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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LA HISTORIA MÁS FANTÁSTICA
ENAMORADA DE TU REBIRTH 💕💕💖💘
Capítulo 10 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Región de Cañón Cosmo: El cielo.
Estábamos en el aire, montados en la avioneta y cada vez faltaba menos para llegar a Cañón Cosmo. Cid seguía pilotando el avión de manera perfecta y al final parecia que habíamos hecho una buena distribución del peso.
— Ugh… Qué va…- Dijo Yuffie.
— ¿Qué?- Preguntó Cid.
— Pensé que en las alturas… no tendría problemargh…- Mencionó Yuffie.
— ¡Cagüen!- Exclamó Cid.- ¡La pota fuera!
— Oye, Cid.- Dijo Barret.- ¿Qué pasa si Shinra nos pilla volando así por libre?
— ¡Ni que el cielo tuviera dueño!- Exclamó Cid.- ¡Que le den por saco a Shinra!
— ¡Así se habla!- Exclamó Barret. No pude evitar reir.- ¡Tú eres de los míos, macho!
— Parece que nos vamos acercando.- Mencionó Red XIII.
— ¡Sip! ¡Toca descender!- Dijo Cid.
El avión empezó a descender y sacó sus ruedas para aterrizar de la mejor manera posible. Nos levantamos todos rápidamente y salimos del avión. Había sido un agradable paseo aéreo.
— Tengo que parar aquí.- Mencionó Cid.- No puedo acercaros más, así que tendréis que seguir a pata.
— ¿Cómo contactamos contigo?- Preguntó Barret.
— Hacedme señales de humo.- Respondió Cid.- Iré cagando leches en cuanto las vea. ¡Venga, nos vemooos!
En ese momento Cid se volvió a poner al volante del avión y despegó dejandonos atrás.
— Seguidme; conozco el camino.- Dijo Red XIII.
Empezamos a seguir a Red XIII. Cañón Cosmo era más desierto, nada parecido a Gongaga de donde veníamos. Se hacía hasta un poco pesado andar por los caminos de arena en dirección al pueblo. Varios monstruos se entrometieron en nuestro camino pero realmente nada que un par de golpes no pudiera solucionar.
— Oye.- Dijo de golpe Cait Sith.- Prrr continuar donde lo dejamos… ¿Decíais que Sephiroth es el enemigo? Si el supuesto héroe está vivito y coleando… ¿Qué es lo que se trae entre patas?
— Su objetivo es proteger el planeta.- Respondí.
— Pero eso está la mar de bien, ¿no?- Mencionó Cait Sith.
— El problema es que le traen sin cuidado los seres humanos.- Agregó Cloud.
— ¡Prrr! Ya lo pillo.- Dijo Cait Sith.- No tiene miaucho sentido un planeta sin gente, ¿no?
— ¿Se os ha olvidado que tenemos más enemigos?- Preguntó Barret.- Y hay uno en concreto que pretende quitarnos de en medio para seguir chupando la sangre al planeta. ¡Shinra!
Poco tiempo después llegamos a un puente donde en el final se podía ver la entrada al pueblo. En ese momento Red XIII se puso super contento y empezó a correr hacia los guardias que protegían la entrada.
— ¡Bueeeenas! ¿Me habéis echado de menos?- Preguntó Red XIII con un tono diferente de voz al que usualmente estabamos acostumbrados.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.- ¡Bienvenido, Nanaki! ¡Qué alegría verte! Se te nota lozano. Vamos, ¡a saludar al maestro Bugenhagen!
Todos mirábamos sin entender absolutamente la escena. Entre la voz, la reacción de Red XIII y "Nanaki", era todo una incógnita.
— Esta gente me ha ayudado bastante.- Dijo Red XIII refiriéndose a nosotros.- Son unos buenazos. Dejadlos entrar.
En ese momento Red XIII echó a correr hacia dentro del pueblo.
— ¿Nos hemos perdido algo?- Preguntó Barret.- ¿Cómo que "Nanaki"?
— Me estaba preguntando lo mismo… ¿y su voz?- Pregunté yo sin entender nada.
— Me parece una monada.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Disculpad un momento.- Nos dijo el guardia sacando un cartel.- Empezaron a caer del cielo esta mañana… Son los que destrozaron los reactores de Midgar…
Nos miraron fijamente, comparando nuestros físicos con las fotos del cartel.
— Pero veo que no tenéis nada que ver.- Mencionó el guardia de golpe. Nos quedamos sin entender nada.- Además que vais con Nanaki, así que sin problema.
El hombre nos enseñó el cartel y no pude evitar reir un poco. Los nombres coincidían pero no las caras, habían puesto otras imágenes de otras personas.
— Uy…- Dijo Yuffie mirando el cartel.
Cait Sith empezó a saltar y se puso las manos en su cadera con una amplia sonrisa.
— Os doy la bienvenida a Cañón Cosmo, la cuna de la astrobiología.- Agregó el guardia.
Cañón Cosmo: Aldea.
Entramos a la aldea y empezamos a andar más que nada buscando dónde habia ido Red XIII.
— No parecíamos nosotros en los carteles de "Se busca" de AVALANCHA.- Dijo Tifa.
— Qué gracioso, ¿no?- Dije yo con media risa en la boca.
— Algo están tramando.- Mencionó Cloud.
— Me da mala espina…- Añadió Aeris.
Empezamos a subir las escaleras de la aldea y en una de las plataformas vimos finalmente a Red XIII, contemplando las vistas. No tardó demasiado en vernos.
— Yo nací y crié en este hermoso valle.-Dijo Red XIII.- Se suponía que mi labor era defenderlo, pero Shinra me capturó. Creo que ya he pagado mi deuda. Va siendo hora de dejaros. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí.
— Te echaremos muchísimo de menos.- Dijo Aeris.
— Calla, calla… Que ya me está costando.- Mencionó Red XIII.- ¡Pero es que tengo que proteger este valle sí o sí!
— Qué bien engañados nos has tenido todo este tiempo, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a él.
— La gente suele subestimar a los canes.- Respondió Red XIII.
— ¡Nanakiiii!- Exclamó de golpe una voz desconocida. Miramos hacia arriba y vimos a un abuelo montado encima de una bola.
— ¡Abuuuu!- Exclamó Red XIII.
Aeris le asintió a Red XIII y él se fue corriendo una vez más.
— Pues vaya.- Dije yo, cruzándome de brazos.- Cuántas vueltas da la vida.
— ¿Así que esto es un adiós?- Preguntó Tifa.
— Podemos venir a verle cuando queramos.- Mencionó Barret.- A todo esto, ¿qué hemos venido a hacer aquí? Yo voy a hacer mis pesquisas como astrobiólogo.
— ¡Materias! ¡Materiaaas!- Exclamó Yuffie.
— Pues yo…- Dijo Cait Sith corriendo hacia unas escaleras y sentandose.- ¡Miaulehop! Voy a reposar, con vuestro prrrmiso.
En ese momento solo quedabamos Cloud, Aeris, Tifa y yo.
— ¡Vamos a explorar!- Dijo Aeris.
Asentimos y empezamos a explorar la aldea. Era una aldea muy rústica, antigua, hecha totalmente de madera pero eso le daba un buen toque y más teniendo en cuenta la zona geográfica en la que nos encontrábamos. Nos metimos en un ascensor y subimos para llegar a una de las zonas más altas de la aldea. Delante de lo que parecía una especie de casa se encontraba Red XIII con el viejo encima de una bola.
— ¡Abu! ¡Aquí están!- Exclamó Red XIII.
— Os agradezco que hayáis cuidado de Nanaki todo este tiempo.- Nos dijo el viejo.- Soy Bugenhagen. Enseño astrobiología aquí en Cañón Cosmo. Bueno, lo poco que sé.
— ¡Anda ya!- Dijo Red XIII.- Pero si eres una enciclopedia con patas.
— Desde luego, más que tú sí que sé, jovencito.- Dijo Bugenhagen mirando a Red XIII.
— ¿"Jovencito"?- Preguntó Red XIII.- ¡Ya tengo cuarenta y ocho años!
— ¿Cóóómo?- Exclamó Tifa. Los cuatro parecíamos muy sorprendidos.
— Veréis, el linaje de Nanaki es muy logevo.- Explicó Bugenhagen.- La edad que tiene ahora mismo equivale a unos quince o dieciséis años humanos.
— ¡Ya soy adulto! Puedo defender el valle y a todos yo solito.- Dijo Red XIII.- No haré como mi padre.
— A todo esto, habrás saludado a la gente del valle, ¿no?- Preguntó Bugenhagen.
— Aún no. Ahora voy.- Después de eso Red XIII se fue.
— Perdonadme. Si os parece bien, puedo mostraros las instalaciones.- Nos dijo Bugenhagen.
Observatorio de Cañón Cosmo.
Aeris y Tifa parecían muy emocionadas. Yo también tenía ganas de saber que nos iba a enseñar y contar el señor Bugenhagen. Le seguimos, entrando en la casa, dándonos cuenta que no es una casa cualquiera sinó un observatorio. Todo era impresionante, estaba repleto de libros y de artilugios que no había visto en la vida.
Me acerqué a una gran maqueta de lo que parecía un planeta, era impresionante.
— Esto es una maqueta del planeta en el cosmos.- Me explicó Bugenhagen.- El polvo que se acumula sobre su faz podría representar a la humanidad.
— Vaya…- Expresé yo.
Subí a la segunda planta y allí se encontraba un holograma de Red XIII. Me acerqué a este a mirarlo fijamente.
— Ese es Nanaki de cachorrito.- Mencionó Bugenhagen.- Ni te imaginas lo traviesillo que era…
— Aw que monada.- Dije yo.
Aeris estaba mirando fijamente una máquina y de golpe se escuchó un sonido grave salir de esta.
— A ver qué pasa…- Dijo Bugenhagen acercándose.
El sonido volvió a sonar, pero esta vez más fuerte y claro. Aeris se tapó las orejas y Tifa miró fijamente del cacharro de donde provenía.
— Esa llamada…- Dijo Tifa mirándome a mi.
— Son los lamentos del planeta.- Explicó Bugenhagen.- Una triste melodía que últimamente se escucha mucho. Nos llegan desde las profundidades de la tierra, a través de tubos acústicos.
— Se equivoca.- Me crucé de brazos mirando fijamente a Bugenhagen.- No son lamentos del planeta. Son de las Armas que lo protegen.
— Luces con seguridad mientras lo dices.- Me dijo Bugenhagen.
— Es que las hemos visto.- Mencionó Tifa.- En los reactores de Gongaga y de Corel. Son enormes…
— Qué historia más interesante.- Dijo Bugenhagen.- Inhalar mako tiene una ristra de efectos secundarios. Yo no me fiaría de lo que creíste ver allí.
Mi cara en ese segundo cambió y lo miré fijamente. No estábamos mintiendo.
— Pero…- Dijo Tifa.
— Claro que… es evidente que nunca habéis profundizado en la astrobiología.- Mencionó Bugenhagen.- Pero estáis en el lugar adecuado. Seguidme.
Lo seguimos a otra sala del observatorio. Allí Bugenhagen se puso a tocar una máquina.
— Aquí tenéis el planetario.- Dijo Bugenhagen.- Shinra tiene uno mucho más avanzado, pero este es el original que construí yo mismo. Bueno, comencemos.
En ese momento la máquina de enmedio empezó a girar y la plataforma en la que estábamos se elevó llegando a una parte superior toda oscura. De golpe se iluminó, enseñándonos el cosmo con los planetas y su espacio estrellado. Era increíble de ver.
— Qué bonito…- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Aún no has visto nada, joven.- Dijo Bugenhagen.
Los planetas se empezaron a mover alrededor del sol del cosmo. Parecía una especie de proyección pero todo era mecánico.
— Nuestro planeta y el cosmos: formas de vida y misterios.- Dijo Bugenhagen.- La astrobiología se basa en el conocimiento del ciclo de la vida en Gaia. Este planeta, nuestro hogar tan lleno de vida, es la cuna de la humanidad. El ser humano nace y, al cabo de cierto tiempo, muere. Pero ¿qué sucede después de la muerte? El cuerpo se descompone y vuelve al planeta. ¿Y qué ocurre con la conciencia, el alma, el espíritu? Este también vuelve al planeta. Pasa a formar parte de él; fluye como sangre por sus venas. Este fenómeno se conoce como la corriente vital, cuyo caudal acoge nuevas almas y las reparte. La corriente vital, es dicho de otro modo, energía espiritual en perpetuo flujo. Y es indispensable para que continúe la existencia del planeta tal y como lo conocemos. Si dicha energía se agotase…
En ese momento nuestro planeta se destruyó y Aeris lo miró conmocionada. Cloud y Tifa la miraban mientras yo estaba ocupada intentando entender el porqué todo lo que el señor Bugenhagen contaba me sonaba tan extraño. La plataforma bajó y con eso la explicación finalizó.
— Estos son los fundamentos de la astrobiología.- Dijo Bugenhagen.
— Entonces, ¿el uso industrial del mako drena la energía espiritual?- Preguntó Cloud.
— Así es.- Mencionó Bugenhagen.- Una vez extraída y procesada, dicha energía ya no puede cumplir su función original. Se consume como combustible y se pierde para siempre.
— ¿Para siempre…?- Preguntó Tifa.
— No creo que sea para siempre.- Mencioné yo.- ¿No cree que se transforma y vuelve a la corriente vital?
— Hm.- Murmulló Bugenhagen.- ¿Cómo se te ocurren estas teorías?
— Ella… sabe mucho más de lo que puede parecer.- Mencionó Tifa mirándome fijamente. Yo la miré, si sabía cosas pero no sabía exactamente el porqué y parecía que la respuesta había sido encontrada por Tifa en la corriente vital, cuando caímos.
— Interesante…- Dijo Bugenhagen.- ¿Qué tal si participáis las dos en uno de nuestros seminarios?
En ese instante Bugenhagen aplaudió y la puerta se abrió inmediatamente.
— ¿Nos necesita, señor?- Preguntó uno de sus ayudantes.
— Acompañad a las señoritas a la sala de conferencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Seguidnos, por favor.- Dijo el ayudante.
— De acuerdo.- Dijo Tifa.
— ¿Os puedo acompañar?- Preguntó Aeris.
Bugenhagen asintió y nos dio la orden de seguir a sus ayudantes. Ya empezaba a caer la noche en Cañón Cosmo y aunque todo era muy agradable de mirar yo no podia parar de pensar en lo que acababan de explicarnos. ¿Por qué una ciencia llamada "astrobiología" respalda sus explicaciones en la espiritualidad? No podia quitarmelo de la cabeza. No tenia lógica ninguna.
Nos sentaron alrededor de una hoguera, varios poblareños también acudían a la sesión. Un moderador daba paso a la sesión y la gestionaba. Todo el mundo escuchaba las historias de los demás pero yo casi que no escuchaba a nadie. Seguía sucumbida en mis pensamientos.
En vez de ciencia… parece una religión.
— Joven.- Dijo el moderador mirando a Tifa.- Adelante, nos gustaría escuchar tu historia.
— Sí, vale…
En ese momento conecté y miré a Tifa quien me miró antes de empezar. Parecía que buscaba mi aprobación para contarlo y yo asentí. Necesitaba saber que había pasado.
— Yo… bueno… Estuve atrapada en la corriente vital. Aquello irradiaba una belleza indescriptible. Además… no estava sola. Pero la única que parecía atrapada era yo… Tuve suerte, la chica que estaba a mi lado parecía saber exactamente dónde nos encontrábamos y como salir de allí…- Las palabras de Tifa solo hacían que mis ojos se abrieran cada vez más. ¿Hablaba de mi?- Para poder avanzar… tenían que asaltarme mis recuerdos. Lo vimos las dos, esa chica y yo. Me sentí rodeada de ternura y recobré momentos que había olvidado. El regazo del planeta es muy acogedor. Pero… no todo era tan bonito. Ese hogar, el hogar de la chica, no era simplemente su hogar. Alguien más lo custodiaba. Una aura maligna y el planeta junto con la chica luchaban contra ese enemigo. Yo… Nosotros… no podemos vivir sin el planeta. Por eso, tenemos que apoyar al planeta en su lucha contra esta amenaza. Creo que… la clave de esa protección del planeta puede ser aquella chica… pero no sé nada más… Pensé que aquí encontraría respuestas, pero no ha sido así. No me malinterpreten. No estoy criticando la astrobiología ni pretendo asustarles. Es que… Lo siento, no logro explicarme bien…
El moderador empezó a aplaudir y todos los oyentes no tardaron en hacerlo también. Yo también aplaudí, mirándola.
— No te preocupes.- Dijo el moderador.- Siempre nos encontrarás aquí, dispuestos a escucharte. Sigue reflexionando y un día encontrarás en tu interior la respuesta que buscas. De acuerdo. Ya casi es la hora de la confluencia de las almas. Las Candelas nos esperan.
Todos se levantaron y Tifa y Aeris no tardaron demasiado en hacerlo también. Yo sin embargo, no podia moverme. No cabía en mi cabeza algo así, eso que había pasado.
— Tifa.- Dije sin desviar la mirada del suelo.- Esa chica… ¿era yo?
— Sil…- Me dijo Tifa ayudandome a levantarme.- Sí…
— ¿Quién soy en verdad? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi misión?- Un montón de preguntas empezaron a perforar mi cabeza.
— Tu misión…- Me dijo Aeris, con la mirada preocupada.- creo que lo sabremos más adelante.
— Lo descubriremos, Sil.- Mencionó Tifa.- Estoy segura de ello.
Asentí. Las tres juntas pasamos por al lado de Cloud, quien había estado allí escuchando toda la sesión. Lo miré a los ojos por un momento y parecía preocupado pero no me sentía nada bien. Le medio sonreí como pude y nos fuimos hacia la parte de abajo de Cañón Cosmo, para poder empezar con el ritual de Candelas.
Candelas. Ritual de la confluencia de las almas.
Llegamos al ritual. Una fogata enorme estaba en el centro y la gente se reunía a su alrededor. Agradecí a Tifa y a Aeris con la mirada y me senté en el suelo a mirar el fuego. Los demás del grupo se encontraban allí también, todos esperábamos a que empezara.
— Sil.- Escuché la voz de Cloud detrás de mí y me levanté en ese momento para mirarlo.- ¿Estás bien?
— Podría estar mejor.- Dije yo.- Cada dia me entero de cosas más turbias sobre mi y me da miedo saber quien soy en realidad.
— Parece que tienes un papel importante en este viaje… No tienes por que tener miedo.- Me respondió Cloud.
— Lo intento, de verdad.- Mencioné.
En ese momento le sonreí a Cloud. Estar con él me hacía sentir bien, se paraban los problemas. Era todo lo que necesitaba.
Quizás… si siento algo por él.
El ritual no tardó en empezar. Aeris agarró una antorcha y la encendió con la llama de la hoguera así quemando la madera muerta que rodeaba la fogata, creando más fuego. La gente se empezó a acercar un poco más y miraban fijamente a Aeris.
— Soy una Anciana, descendiente de los Cetra, los primeros habitantes del planeta.- Explicó Aeris.- Y soy la última de su linaje. Debido a mis orígenes… pasé mi infancia encerrada, y me han vigilado toda la vida. Me han tratado con miedo o, a veces, como si no existiera. Mi linaje no me ha traído nada bueno. Incluso cuando me lo estoy pasando bien, si pienso en quién soy, me invaden los malos pensamientos. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Aunque sé que nunca podré vivir una vida normal, no paro de desearla… y de desesperar.
Cloud me agarró fuerte la mano mientras Aeris explicaba todo y se soltaba. Yo también se la apreté.
— A pesar de todo, ser quien soy me ha llevado a conocer a personas increíbles.- Dijo Aeris.- Así que todo ha merecido la pena. Hice bien en ser paciente.
Aeris le dio la antorcha a una local y estos se preparaban con unas linternas que iban a lanzar al aire.
— Seguiré dando lo mejor de mí para tenerlas siempre a mi lado…- Mencionó Aeris. Una pequeña lágrima salió de mi.- aunque no pueda tener una vida normal.
Aeris hizo una reverencia y todo el mundo empezó a aplaudir. No me quedé atrás y aplaudí con todas mis fuerzas, sus palabras me habían conmovido muchísimo. Todo el mundo agarró una de las lámparas y las dejaron ir, llenándose el cielo de conos luminosos.
— Woah…- Exclamé mirando a mi alrededor.- Que bonito…
— Ahora… Que crucen el valle.- Dijo una astrobióloga.
Cloud me acercó a él, poniendo su brazo en mi hombro, abrazándome y miramos fijamente las luces, irse por el cielo y así, cerrando un ciclo.
Cuando terminó nos reunimos de nuevo todo el grupo, incluido Red XIII. Nos había llenado el corazón a todos.
— Conque aquí estabas, Nanaki.- Dijo Bugenhagen acercándose a nosotros y mirando a Red XIII.
— ¿Abu?- Preguntó Red XIII.
— Debo hablar contigo de una cosa. Venid vosotros también.- Mencionó Bugenhagen antes de emprender marcha. Empezamos a seguirlo.- ¿Qué tal la confluencia de las almas? Es curioso, pero cada vez vienen más personas solo para verla. Suelen describirla como algo bellísimo, conmovedor, grandioso, emocionante… Nueve de cada diez usan palabras por el estilo. Me parece precioso que el ritual sea capaz de conmover los corazones de tanta gente. Sin embargo, luego nadie se atreve a dar el paso de estudiar astrobiología… Perros, gatos, pájaros, peces, flores…Todo el mundo sabe que son seres sintientes. Cuando nace un bebé, cuando brota una flor… sentimos cómo emerge la vida. Ocurre lo mismo con el planeta. Disculpadme, no hay quien me pare cuando empiezo a hablar. Los viejos siempre con nuestras batallitas.
Puerta del sello.
Nadie respondió, nadie dijo nada. Simplemente le seguíamos hasta que llegamos a una extraña puerta, enorme.
— De acuerdo, podemos proceder.- Dijo Bugenhagen.
— Pero esta puerta…- Mencionó Red XIII.
— La sellé para que nadie pudiese entrar.- Explicó Bugenhagen.- Aunque ha llegado el momento de demostrar tu valía.
— ¿Eh?- Preguntó Red XIII.
— Debes superar una prueba si quieres convertirte en guerrero y defender este valle.- Mencionó Bugenhagen.- ¿Te ves preparado?
— Sí.- Respondió Red XIII.
— Necesitaré vuestra ayuda para la prueba.- Dijo Bugenhagen mirándonos a todos.- Requiere adentrarse en un lugar harto peligroso. Avisadme cuando estéis listos.
— Lo estamos.- Dijo Cloud.
— Adelante, pues.-Bugenhagen abrió la puerta viéndose la entrada a una gran cueva.- Hay que adentrarse en las profundidades de esta cueva.
Cueva de los Gi: Senda del retorno.
Empezamos a bajar las escaleras que conducían a la cueva e incluso tuvimos que subirnos a un ascensor para bajar más.
— ¿Os ha contado Nanaki algo sobre sus padres?- Preguntó Bugenhagen.
— Qué va.- Respondió Cloud.
— Eran los guerreros encargados de proteger el valle.- Explicó Red XIII.- Cuando nos invadieron, mi madre no dudó en lanzarse contra el enemigo. Murió defendiéndonos. En cambio mi padre fue un cobarde… Huyó con el rabo entre las patas.
— Pobre Seto.- Dijo Bugenhagen.- Nunca le perdonarás, ¿verdad?
— Jamás.- Exclamó Red XIII.
Sala del engaño.
— A partir de aquí, solo puede continuar el participante, acompañado de un testigo.- Mencionó Bugenhagen.
— ¿Quién?- Preguntó Red XIII.
— Voy yo.- Dijo Cloud.
— No eres el más indicado para este cometido.- Dijo Bugenhagen mirando a Cloud.- A ver…-Bugenhagen nos hizo una repasada a todos con sus ojos pero se pararon en Barret.- Debes acompañarle tú.
— ¿Yo?- Exclamó Barret.
— Venga ya…- Expresó Red XIII.
— Yo también te quiero, ¿eh?- Exclamó Barret.
— Preparaos bien.- Dijo Bugenhagen.
— Vale…- Respondió Red XIII.
Bugenhagen, Red XIII y Barret se fueron cueva abajo y los demás del grupo nos quedamos al lado del ascensor por órdenes de los ayudantes de Bugenhagen. Me apoyé en la pared y cerré mis ojos. Estaba cansada de todo lo que llevaba viviendo estos días y necesitaba un segundo de pausa.
Pasado un rato los ayudantes de Bugenhagen nos hicieron una señal para que fuéramos con ellos y nos bajaron hasta incluso más abajo en ascensor. Salimos de este y nos indicaron de subir una pequeña cuesta. Allí se encontraba Red XIII junto con Barret y Bugenhagen. Parecía que lo habían logrado. El camino estaba lleno de antorchas que iluminaban y al final de este una estatua de un perro, parecido a Red XIII, custodiaba el pico más alto de la cueva.
— Es el guerrero que luchó él solo para defender el valle.- Dijo Bugenhagen.- Sigue protegiéndonos desde aquí.
— Abu, ¿no será…?- Dijo Red XIII.- ¿Seto? Mi… ¿padre?
— Aunque las flechas envenenadas lo convirtieron en piedra, su coraje salió indemne.- Explicó Bugenhagen.
— Y mamá… ¿Mi madre lo sabía?- Preguntó Red XIII.
— Así es.- Dijo Bugenhagen.- Fueron ellos dos quienes me pidieron sellar la cueva.
— ¿Por qué…?- Preguntó Red XIII.- ¿¡Por qué no me he enterado hasta ahora!?
— Porque te habrías adentrado en este lugar tú solo sin pensarlo dos veces.- Explicó Bugenhagen.- Lo que más ansiaban proteger tus padres… no era otra cosa que a ti, Nanaki.
— ¿Por qué era pequeño y debilucho?- Preguntó Red XIII.
— Hasta los cachorritos pequeños y debiluchos pueden convertirse en espléndidos guerreros.- Mencionó Bugenhagen.- Por eso te he traído aquí, Nanaki. Tu viaje debe continuar.
— ¡Yo soy el guerrero del valle!- Exclamó Red XIII.- Y debo defenderlo como hizo papá…
— Escúchame, Nanki.- Saltó Bugenhagen.- Hice oídos sordos a las historias que contaron tus amigos. Me sonaban a las palabrerías que se cuentan en los seminarios. Teniendo ocasión de ver y oír cosas nuevas, pasé de largo como si fueran pamplinas.
Todos observábamos serios la situación y escuchábamos con atención las palabras de Bugenhagen.
— Soy consciente de que he desdeñado grandes saberes por no querer poner a prueba mis creencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Abu…- Dijo Red XIII.
— La juventud no debería sentirse anclada a un solo lugar.- Añadió Bugenhagen.- ¡Vamos, Nanaki! No dejes que este valle te vea envejecer. Mi vista y mis oídos ya no son lo que eran. ¡Así que explora mundo por este anciano! Cuidad de él, ¿de acuerdo?
— Por supuesto.- Respondió Cloud.
— ¡No has pasado la prueba!- Exclamó de golpe Bugenhagen mirando a Red XIII.- Vuelve cuando hayas entrenado más. Seguro que puedes, ¿a que sí?
— No lo dudes.- Respondió Red XIII. En ese momento él echó a correr y se situó en una parte alta de la cueva, mirando la estatua de su padre.- Después de todo, soy Nanaki de Cañón Cosmo. ¡Hijo de Seto el guerrero! ¡Auuuu!
De la estatua de Seto lágrimas salían de su ojo petrificado y Red XIII miraba fijamente la situación, aullando. Barret se puso sus gafas, también le había conmovido. Pero no tardamos demasiado en descolocarnos de la situación al ver un aura roja salir del suelo y dar vueltas en un punto. De golpe, una especie de monstruo con apariencia cadavérica se apareció delante nuestro.
— Hijo del guerrero…- Dijo el monstruo.- Mi nombre es Gi Nattak. Hete aquí, Seto, audaz guerrero… Pues a tu clan le confiamos una vez más nuestras plegarias. Te agradecemos tamaña compasión.
Gi Nattak miró directamente a Aeris y ella se asustó un poco.
— Guerrero Nanaki y… dama de los Cetra. Acompañadme.- Mencionó Gi Nattak.
En ese momento desapareció por donde teníamos que seguir, señalizandonos el camino.
— ¡Abu!- Exclamó Red XIII.
— Esto se pone interesante.- Dijo Bugenhagen.
— Te acompañamos por 2000, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a Red XIII con una sonrisa.
Me reí un poco por el comentario de Barret y miré un momento a Cloud quien parecía mirar con miedo hacia adelante. Me giré, viendo su punto y allí estaba: Sephiroth. Nos sonrió a los dos para luego marchar, hacia donde teníamos que ir.
— No, esta es gratis. Vamos.- Dijo Cloud.
Empezamos a avanzar rápidamente por el camino marcado. Cloud parecía muy decidido y eso era porque Sephiroth había aparecido delante de nuestras narices una vez más.
Golfo de exilio.
— ¿Alguien me explica de qué va todo esto?- Preguntó Yuffie.- Es que no sé que hago aquí, la verdad, si mi misión es reunir materias y luchar por Wutai.
— Prrr, deja de maullar.- Dijo Cait Sith.- ¿Y cómo es que no tienes los bigotes como escarpias?
— ¿Qué te pasa?- Exclamó Yuffie.- Si el Gi ese es muy educado.
— Esos son los peores. No bajes la guardia ni un segundo.- Dijo Barret.
Había un lago enorme de lo que parecía ser mako y un pequeño puerto con una barca. Allí se encontraba Gi Nattak, que nos esperaba montado en ella.
— Os mostraré dónde vivimos.- Dijo Gi Nattak.- Subid.
— ¿Qué nos das por subir? ¿Tenéis materias para regalar?- Exclamó Yuffie.
— Da la casualidad de que nosotros también vamos en pos de cierta materia.- Mencionó Gi Nattak.
Yuffie super convencida después de esas palabras se montó contenta en la barca.
— ¡Venga, para dentro!- Exclamó Yuffie.
Todos bajamos a la barca como pudimos y nos sentamos, apañándonos. Gi Nattak empezó a navegar por el mako. Todo esto me daba una extraña sensación en el cuerpo. ¿Dónde nos estábamos metiendo?
— Ya tengo náuseas…- Dijo Yuffie.
— Balancéate al compás de la barca.- Dijo Red XIII.
— Qué fácil decirlo, ¿eh?- Mencionó Yuffie.
— Si te has subido a la barca encantada…- Dijo Tifa mirando a Yuffie.
— Me ha podido el ansia de materias.- Expresó Yuffie.
— Silencio.- Dijo Gi Nattak.- El planeta nos escucha.
— ¿Y eso es malo?- Preguntó Barret.
— Lo será si llega a oídos del planeta. Y llegará, por vía de la joven Cetra.- Explicó Gi Nattak.
— ¿Tanto miedo le tienes?- Pregunté sin pudor.
— Su pueblo no destaca por su espíritu misericordioso.- Respondió Gi Nattak.
— Yo solo soy su descendiente.- Dijo Aeris levantando la mano.
— Quizá solo hayas heredado su sangre.- Mencionó Gi Nattak mirando fijamente a Aeris.- Has olvidado su historia.
— ¿Eso crees?- Preguntó Aeris.
— El sino de los Cetra es el sufrimiento.- Dijo Gi Nattak.- Cuanto menos sepas, más tiempo disfrutarás de tu vida.
En un mundo paralelo (Zack POV)
Me encontraba junto con Biggs en la casa abandonada de la barriada del sector 5. Llegamos y Biggs me empezó a contar su historia, lo que le había pasado.
— Entonces… sentí como si estuviera sangrando por todos los poros.- Explicó Biggs.- El cuerpo no me respondía… Estaba seguro de que iba a palmarla. Pero aquí estoy. Sentí como si se levantara un viento muy fuerte… y me arrancara el alma del cuerpo… Cuando desperté, estaba en una cama del orfanato. Nadie sabe quién me encontró y me llevó allí.
— A mí me pasó algo parecido.- Expliqué yo.- Tenía medio ejército rodeándome… Era de coña. Me dolía todo. Y sentí soplar esa corriente que dices. Cuando, de repente, me di cuenta de que seguía en pie, casi no podía creerlo.
— No cabe en la cabeza, ¿eh?- Dijo Biggs.- Sobrevivimos de chiripa, solo para ver el fin del mundo. Y lo peor de todo… es que me haya tocado sobrevivir justo a mí.
— ¿Qué quieres decir?- Le pregunté.
— No paro de darle vueltas.- Me contestó él.- De todos los que éramos, ¿por qué tuve que ser yo el único que se librara? Si los demás siguieran conmigo, ¿qué esperarían de mí?
— No pienses esas cosas.- Respondí.
— Ven conmigo.- Me dijo Biggs dirigiéndose a la puerta.- Te cuento en el camino.
Agarré mi espada y me la puse en la espalda. Salí de la casa junto con Biggs y empezamos a andar por la barriada.
— ¿Qué tal está Cloud?- Me preguntó Biggs.
— El envenenamiento por mako es mal asunto.- Respondí.- No creo que se recupere de hoy para mañana. Pero yo haré lo que pueda por ayudarle.
— Vaya. Cuando se recupere, seguro que lo cuenta como si hubiera sido un catarro.- Dijo Biggs.- Haciéndose el duro, como si esto no fuera nada del otro jueves.
— ¿Esa es la impresión que tienes de él?- Le pregunté confundido.
— Se comporta como si necesitara demostrar su valía a los demás.- Me respondió.- Y eso que con nosotros no tiene por qué. Sabemos de sobra que es un máquina. Además, se complementaba muy bien con Sil, los dos eran buenísimos en lo suyo.
— Espera… ¿Sil?- Exclamé.- ¿Conoces a Sil?
— ¿Eh? Sí.- Me dijo él.- Se unió a AVALANCHA no mucho antes de que me pasara lo que te he contado. No olvidaré las lágrimas que derramó encima mío cuando estaba apunto de morirme. Me gustaría verla y decirle que sigo vivo, para que se quede tranquila.
— ¿En serio?- No podía creer sus palabras.
— ¿Tú también la conoces?- Me preguntó Biggs.
— Sí…- Expresé.- No sabrás nada de su paradero entonces, ¿no?
— Ni idea… Lo único que se me ocurre es que Shinra la haya atrapado.- Respondió Biggs.
— Dijeron en las noticias que no…- Suspiré, estaba muy preocupado por ella.
Llegamos a un sitio con un tablón de anuncios. Biggs se paró enfrente de inmediato.
— Lee esto.- Me dijo Biggs señalándome uno de los carteles.
— A ver…- Dije yo acercándome.- "La destrucción del sector 7 fue obra de Shinra. No podemos permitir que se laven las manos de tanta sangre. ¡Uníos a AVALANCHA! ¡Hagamos que se enteren de que Midgar ni olvida ni perdona! Nos reuniremos en el descampado". Qué locura.
— ¿Verdad?- Mencionó Biggs.
— Se están tendiendo una trampa ellos mismos.- Dije yo.- Así juntitos será más fácil arrestarlos a todos.
— No creo que se molesten en arrestarlos.- Dijo Biggs.- Llegarán, les dispararán a todos, y problema solucionado.
— Pues mejor me lo pones.- Respondí.
— Pero AVALANCHA.- Agregó Biggs.- necesita gente que esté dispuesta a hacer locuras.
— ¡Eh!- Exclamé al ver que Biggs se iba.- No estarás pensando en ir a esto. ¡Venga, hombre!
Fui hacia Biggs, decidí que lo iba a acompañar y que iba a acudir a la reunión. Solo para no dejarlo solo.
— ¿Tú alguna vez te has planteado qué quieres hacer con tu vida o qué sentido tiene?- Me preguntó Biggs.
— Sí, supongo. Claro que sí, lo pienso a menudo.- Respondí.
— No se te nota.- Mencionó Biggs.
— Es que desde que empecé a trabajar para Shinra, me ha pasado de todo. Ni te imaginas.- Dije.
— Yo no paro de planteármelo desde que desperté en el orfanato. No quiero malgastar ni un solo día.- Me comentó Biggs.
— Oye, Biggs…- Dije.- ¿Hay alguien que se dedique a ser mercenario por aquí?
— Pues Cloud, claro está. ¿Seguro que sois amigos?- Me preguntó Biggs.
— ¿Desde cuándo os conocéis?- Le pregunté. No me cuadraba nada.
— Desde el día anterior a la misión, así que…- Mencionó Biggs.- Y el día de la misión conocí a Sil. ¿Cuánto hace de eso? No sé… He perdido un poco la noción del tiempo.
— Yo también.- Respondí.- ¿Por qué será…?
— Ni idea.- Dijo Biggs.- ¿Sabes que?
— ¿Qué?- Pregunté.
— Más que mandar, prefiero ser la mano derecha de otro. Va más conmigo.- Me dijo Biggs.
— ¿Sí?- Ya casi que no sabía como responder.
— Se me da mejor plantear cómo hacer algo que decidir si hay que hacerlo.- Explicó Biggs.
— No hay nada malo en eso.- Añadí.
— Pero entonces, ¿por qué me han dejado solo a mí? Siempre vuelvo a lo mismo.- Expresó Biggs.
— Seguro que alguien necesita tu apoyo.- Dije.
— ¿Y quién crees que es?- Preguntó Biggs.
— ¿Quienquiera que levantara aquel vendaval?- Respondí, algo inseguro de la respuesta.
— ¿Quién sería capaz de algo así?- Preguntó Biggs.
— ¿Cómo voy a saberlo?- Pregunté de nuevo.
Antes de que nos diéramos cuenta, entre la conversación, llegamos al descampado donde se iba a hacer la reunión de AVALANCHA. Como imaginé, no habia nadie.
— No hay nadie.- Mencioné.
— Ni un alma.- Dijo Biggs.
— Por suerte, los de Shinra tampoco…- Añadí. En ese momento escuchamos un ruido.- ¿¡Quién anda ahí!?
En ese instante una chica de pelo negro salió de detras de unas cajas. Era la chica a la cual le había dado a Cloud cuando fui a rescatar a Aeris.
— ¿Has venido a alistarte?- Pregunté, sorprendido.
— ¡Ja!- Exclamó la chica dirigiéndose a la salida del descampado.- ¡Ya solo me faltaba eso! Solo he venido a ver qué clase de pringaos hacían caso a los carteles. Pero me habeis aguado la diversión. Bueno, me voy.
En ese momento la chica se fue.
— Está claro que liderar una organización no es lo mío.- Dijo Biggs.- No sobreviví por ningún motivo especial. El destino no me ha elegido. Perdona que te haya traído para nada.
Biggs estaba por irse, cabizbajo. Lo vi destrozado después de ese suceso y no pude evitar recordar a Elmyra y a la pequeña Marlene. Todo el mundo estaba tan triste.
— ¡Biggs!- Exclamé.- ¿No hay nada que podamos hacer? ¿Quién dice que se vaya a acabar el mundo? ¿¡Y no te parece muy raro que la gente lo haya aceptado así porque sí!? ¡Yo no estoy dispuesto a rendirme! Tenemos que dar con algo. La cuestión es qué, claro… Ahora no se me ocurre nada, pero, podría ser un sueño, o un deseo.. ¡Algo a lo que merezca la pena aferrarse muy muy fuerte!
— ¿Dos muys?- Me preguntó Biggs.
— ¡Sí, o incluso tres!- Respondí.
— Eres buena gente.- Me dijo Biggs.- Intentaré pensar en algo. Bueno, me voy. Cuando pueda pasaré a ver cómo está Cloud.
— ¡Va!- Exclamé.- ¡Piensa lo que te he dicho!
Biggs me dijo adiós con la mano y yo me quedé pensativo por un momento. No sabia hasta que punto lo que acababa de hacer era lo correcto o no. Pero no tenia mucho más a lo que recurrir.
Ah, Sil, dónde te has metido cuando más te necesito.
Volví rápidamente a casa de Aeris y allí en el comedor se encontraban Elmyra y Marlene.
— ¡He vuelto!- Dije al llegar.
— Bienvenido a casa.- Me dijo Elmyra.
— Bienvenido.- Me dijo Marlene.
— He visto a Biggs, ¿sabes?- Mencioné con una gran sonrisa.
— ¿En serio?- Preguntó Marlene yendo hacia mi.
— Va a venir a visitarnos cuando pueda.- Le dije.
— ¡Bieeen!- Exclamó Marlene.- ¿Y te ha contado algo de mi papá y de Tifa? ¿O de Sil?
— No, perdona…- Respondí.- No ha salido la conversación.
— Jolines…- Dijo Marlene sacándome la lengua.
— Zack.- Dijo Elmyra.- ¿puedes subir a la habitación de Aeris?
— Claro.- Respondí.
— Seguro que los ves pronto, cielo.- Mencionó Elmyra.- Al final, todos acabamos en el mismo sitio.
— ¿Cuándo es pronto?- Preguntó Marlene.
— Más pronto de lo que crees.- Le respondió Elmyra.
Subí a la habitación donde Aeris y Cloud yacían dormidos, aún sin despertar. Me acerqué a Aeris un poco y la miré.
— He vuelto.- Dije.- Aeris, tú levantaste ese vendaval, ¿verdad? ¿Me oyes..?
Le agarré la mano suavemente y cerré mis ojos.
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Mundo original (Sil POV)
Aldea de los Gi.
Poco tiempo después de estar subidos en la barca llegamos a lo que parecía una aldea, todo esto daba un poco de mal rollo y estaba con la tensión por las nubes. Parecíamos todos un poco igual, algo nos olía raro. Bajamos del barco y Yuffie caminaba como si estuviera borrachisima.
— Aguanta, Yuffie…- Se dijo Yuffie a si misma.
— ¡Ah!- Exclamó Tifa al mirar hacia atrás.
Gi Nattak se retiraba con la barca, dejándonos sin rumbo hacia atrás.
— Bienvenidos a la aldea de los Gi.- Dijo Gi Nattak, desapareciendo.
— Uf, esto… me da muy mala espina.- Dije encogiéndome.
Yuffie salió pitando hacia arriba de la montaña, se notaba la emoción que se traia respecto a lo de la materia. En una situación normal, yo también estaria saltando de alegría pero todo me tiraba hacia atrás. Subimos la montaña, siguiendo a Yuffie y de golpe escuchamos la voz de un Gi.
— Bienvenidos, hijos del planeta.- Nos dijo la voz. Solo se podía escuchar.
— ¿Quién ha dicho eso?- Preguntó Barret.
— Las almas de los Gi permanecen aquí aún tras perecer nuestros cuerpos.- Dijo Gi Nattak apareciendo delante nuestro.- Somos seres del más allá, rechazados por el planeta.
— Tiene que ser muy duro…- Dijo Barret.
— Estas estatuas nos acogen al llegar nuestro ocaso.- Mencionó Gi Nattak- Os ruego escuchéis sus voces. Largo tiempo ha que sus palabras se las lleve el viento…
Gi Nattak volvió a desaparecer. Sentía que mientras hablaba me miraba a mi fijamente, me sentía tan intimidada.
— Así que los Gi no pueden volver al planeta…- Dijo Aeris.
— No pueden unirse a la corriente vital…- Mencioné cruzando mis brazos.
— Entonces, ¿eso es que no se mueren nunca? ¿Viven eternamente?- Preguntó Yuffie.
— He visto sardinas asadas con más salero que estos pobres.- Mencionó Cait Sith.- Vagar como almas en pena prrr el limbo es miaucho peor que la muerte.
— ¿Y tú qué sabrás, si nunca te has muerto?- Preguntó Yuffie vacilandole.- Ahora que lo pienso, ¿estás vivo?
— Yo también tengo una patita en el limbo, miau.- Dijo Cait Sith.
— Los Gi vagamos en pos de una materia.- Dijo la voz de un Gi.
— ¡Anda, como yo!- Exclamó Yuffie.
Seguimos avanzando un poco más y se nos pusieron en medio varios espectros Gi que nos empezaron a atacar. Rápidamente carrileamos contra ellos, algo sorprendidos por el ataque.
— Para nosotros, no existen ni la vida ni la muerte.- Dijo un espectro.- Solo existe la eternidad. Los Gi anhelamos nuestra materia.
Los destrozamos y seguimos subiendo, esta vez con más cuidado al paso.
— Expulsados del regazo del planeta, anhelamos una panacea que nos brinde sosiego.- Dijo una voz de un Gi.
— ¿Y hay una materia para eso?- Preguntó Yuffie.
— Una materia que brinda el alivio.- Explicó el Gi.
Poco a poco llegábamos al final de donde nos estaban dirigiendo.
— Los Cetra nos abandonaron.- Dijo un Gi.- Los Cetra nos traicionaron. Los Gi anhelamos la salvación.
— Pero… ¿qué dicen estos?- Pregunté, no entendía nada.
— Llegará una materia de poder supremo que alivie nuestros males…- Dijo otro Gi.
— ¿¡La materia suprema!?- Exclamó Yuffie.- ¿Y dónde está?
— Al final de nuestra ardua búsqueda…- Dijo el Gi.- El alivio absoluto… El vacío. Ansiamos retornar a la nada.
— ¿Cómo va a ser eso un alivio?- Preguntó Yuffie.
— Nuestros corazones anhelan la materia inmaculada…- Mencionó una vez más el Gi.
Finalmente llegamos a lo que parecía ser el final, todos andábamos lentamente.
— Se me está poniendo mal cuerpo…- Dijo Barret.
— No eres el único.- Expresé.
— Este sitio no es lo que se dice acogedor.- Agregó Barret.
— Los Gi creen que el vacío trae la salvación.- Dijo Cait Sith.- Quieren borrarse del planeta… prrr tanto, ¿borrar el prrrpio planeta?
— ¡Qué miedo!- Exclamó Yuffie.
— Sí.- Dijo Red XIII.
— Creo que una materia tan peligrosa debería vigilarla una chica prudente como yo.- Mencionó Yuffie con una sonrisilla.
— Casi miaujor no meter los bigotes en este tema.- Añadió Cait Sith.
— Ya es un poco tarde para eso.- Dijo Cloud mirando a un punto fijamente. Cuando los demás miramos allí estaba Gi Nattak, mirándonos.
— ¿Qué querrán de nosotros…?- Preguntó Red XIII.
— La desesperación de los Gi tiñó de negro la materia inmaculada.- Dijo un Gi.
Un dolor intenso golpeo mi cabeza en ese momento y me apoyé donde pude. Mis ojos no sabían dónde mirar.
— ¿Esto va de una materia negra?- Preguntó Barret.
Delante mío volvió a aparecer Sephiroth, con una gran sonrisa. No aguantaba más el dolor.
— Uno de los grandes momentos se acerca.- Me dijo.
No tardó en desaparecer y Aeris se acercó a mí para comprobar que estuviera bien. Le asentí y le medio sonreí, intentando recomponerme.
— Están obsesionados con esa materia.- Dijo Cloud.- No vamos a hacer lo que ellos quieren. Pero hay que seguirles la corriente, para que crean que sí.
— El planeta que nos vio crecer se debilitó con el paso del tiempo.- Dijo Gi Nattak.- Pareció, y lo absorbió el vuestro. El cielo se desmoronó; la tierra se agrietó; los mares se secaron; hasta el tiempo perdió su sentido… Los pocos Gi que sobrevivimos al cataclismo nos instalamos en vuestro planeta. Pero Gaia nos rechaza, como a extraños… incluso tras nuestra muerte. Nos niega el descanso eterno en su seno; no nos arrastra a su corriente vital. Se contenta con aislarnos aquí, desterrados. Condenados a una vida que no es vida, que no tiene fin, sufriendo por toda la eternidad… Lo único que queremos es liberarnos de este tormento.
Finalmente tuvimos a Gi Nattak en frente nuestro, quien abrió sus ojos y nos miró fijamente, juzgandonos.
— Obtuvimos una materia nacida del seno del planeta y encerramos en ella nuestro deseo.- Dijo Gi Nattak.- Al cabo de largo tiempo… la materia atendió a nuestros ruegos, y se tornó en un orbe capaz de aliviar nuestro sufrimiento. Llegado al fin el anhelado día, a punto de cumplirse nuestro deseo… los abominables Cetra invadieron nuestro hogar y nos arrebataron el orbe. Era nuestro tesoro, aquel orbe azabache… Lo llamamos la materia negra. Os ruego que la halléis y nos la devolváis. Ese es nuestro mayor deseo, que os confío en nuestro nombre. Si una hija de los Cetra prestara su ayuda a esta causa, podría descansar también nuestro odio a ellos.
— ¿Sabéis dónde puede estar?- Pregunté.
— Hemos oído que se ocultó en un templo de los Cetra.- Me respondió Gi Nattak.
— Un templo de los Ancianos…- Dijo Cait Sith.
— ¿Te suena?- Preguntó Barret.
— Estoooo… Creo que sí.- Exclamó Cait Sith.
— Vástago del vacío, ¿podemos confiar en ti?- Preguntó Gi Nattak.
— ¡Holitas!- Dijo Cait Sith.- ¿Qué tal si te leo la patita? A ver ese prrrvenir felinástico…
Barret agarró a Cait Sith por el pescuezo y se lo llevó.
— Si dice que sabe algo, será verdad.- Dijo Cloud.- Podéis confiar en él.
— Nuestros enemigos nos acechan.- Mencionó Gi Nattak.- Hijos del planeta, valerosos guerreros… ¡por favor, recuperad la materia negra!
Cueva de Gi (A la mañana siguiente)
De golpe todo se volvió blanco por un humo extraño y cuando volvimos a abrir los ojos nos encontrábamos delante de la estatua del padre de Red XIII.
— ¿Eh?- Preguntó Aeris.- ¿Hemos vuelto?
— Vaya…- Expresé, mirando a mi alrededor.- Así que la materia negra, eh…
— Vamos a salir de aquí.- Dijo Cloud.
— ¡A la orden!- Exclamó Yuffie.
— Espero que me estés viendo, papá.- Dijo Red XIII, mirando a la estatua antes de marchar.
Cuando empezábamos a irnos de allí uno de los ayudantes de Bugenhagen nos paró.
— Bienvenidos de vuelta.- Nos dijo.- El maestro Bugenhagen les aguarda. Síganme.
Empezamos a seguirlo, él conocía el camino más rápido hacia la superficie, es decir, el ascensor.
— Se han tragado el numerito.- Dijo Yuffie feliz.- Se piensan que vamos a entregar esa materia a un montón de fantasmas.
— Han dicho que les traería el "alivio"...- Mencionó Barret.- pero a mí eso me suena a que es una materia con un poder espantoso. No podemos devolvérsela ni en broma.
— Tenemos que encontrarla antes que él.- Dijo Cloud.
— ¿Que quién?- Preguntó Tifa.
— Sephiroth.- Respondí.- Ha estado con nosotros, habrá escuchado la conversación.
— ¿En serio?- Preguntó Aeris.
— Sí.- Mencionó Cloud.
— Vosotros tenéis un sexto sentido para intuir a Sephiroth. Si decis que estaba, os creo.- Exclamó Barret.
— Entonces, ¿Sephiroth también quiere la materia negra?- Preguntó Yuffie.
— Sí.- Dijo Cloud.- Esa es la conclusión más obvia.
— ¡Qué mal! No podemos permitírselo. ¡La materia negra tiene que ser para mí!- Exclamó Yuffie.
— Oye, Cait… ¿Qué sabes tú del Templo de los Cetra?- Preguntó Aeris.
— Uy… pues… es que…- Dijo Cait Sith, algo nervioso.- Miaucha idea no tengo. Bueno, más o menos…
— ¿Ein?- Preguntó Yuffie.
— Algo leí en unos papeles de la emprrrsa. ¡A ver si averiguamos más en un terminal de Shinra!- Dijo Cait Sith.
— ¿También hay terminales en Cañón Cosmo?- Preguntó Cloud.
— Creo que sí.- Respondió Cait Sith.- Miaujor será prrrguntarle a Bugen.
Finalmente salimos a la superficie. La luz solar nos cegaba mientras regresabamos por fin a donde perteneciamos.
— ¡Me alegra que hayáis vuelto sanos y salvos! Menos mal.- Dijo Bugenhagen al vernos, estaba esperándonos afuera.
— No tenías que haberte preocupado, abu.- Dijo Red XIII.- ¡Soy el hijo del gran guerrero Seto!
— Bugen.- Dijo Cait Sith.- En alguna parrrte de este valle tendría que haber un terminal de Shinra. ¿Te imprrrta decirnos dónde?
— Ah, ¿un terminal, dices?- Preguntó Bugenhagen.- Sí que había uno, sí, pero.. Tenía tanto interés por sus componentes… que lo desmonté para darle mejor uso. Como generador para el cañón, nos ha venido de lujo.
— ¡Nooo!- Exclamó Cait Sith.
— ¿Y sabes dónde hay un templo de los Cetra?- Preguntó Red XIII.
— ¿Cómo que un templo?- Preguntó Bugenhagen.- Los Cetra no tenían más religión que el planeta. No creo que construyeran templos.
— Vaya…- Dijo Aeris.
— Aunque quizá exista un refugio que los humanos denominaran así.- Mencionó Bugenhagen.- Hay una leyenda escrita en numerosas fuentes que habla de una guarida Cetra oculta en algún lugar.
— ¡Cuánto sabes, abu!- Exclamó Red XIII.
— Por desgracia, su ubicación no está clara.- Explicó Bugenhagen.- Recordad que los Cetra vivieron a la sombra del infortunio. Aun suponiendo que hallarais su refugio, estará muy bien defendido. Tened muchísimo cuidado. Lo que allí observéis, escuchéis y toquéis es un tesoro que no se halla en ningún libro. Volved de una pieza y contádmelo todo.
— ¡Maestro!- Exclamó de golpe un guardia que venía en nuestra dirección.
— ¿A qué viene tanto revuelo?- Preguntó Bugenhagen.
— Han vuelto los hombres de las túnicas negras. ¿Qué hacemos?- Dijo el guardia. Cloud de golpe se sobresaltó.
— ¿Son conocidos vuestros?- Mencionó Bugenhagen mirándonos.
— ¿Dónde están ahora?- Preguntó Cloud.
— Ah… En la entrada al valle.- Explicó el guardia.
— Vamos, Cloud.- Dijo Red XIII.
— Sí.- Respondió él.
Fuimos rápidamente a la entrada del valle, de la manera más rápida posible para encontrarnos un hombre de la túnica en el suelo y el guardia intentaba levantarlo.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.
— ¿Está bien este hombre?- Preguntó Red XIII.
— Sí, solo está un poco débil.- Dijo el guardia.- Últimamente, se ven muchos así. Hay quien dice que es envenenamiento por mako, pero sus síntomas..
— Nibel… heim…- Dijo de repente el hombre de la túnica.- Nibel… heim…
Cloud y Tifa se miraron muy sorprendidos por las palabras de aquel hombre.
— ¿Nibelheim no es…?- Preguntó Barret.
— Donde crecimos Tifa y yo.- Dijo Cloud.
— ¡Nibelheim!- Exclamó Cait Sith.- ¡Me apuesto el rabito a que allí encontraremos un terminal!
— No sé si seguirá…- Mencionó Tifa algo preocupada.
— Pero Cloud… Antes dijiste que se podía confiar en estos bigotes, ¿nooo?- Mencionó Cait Sith con una gran sonrisa.- ¿O era mentira cochina? Bueno, te voy a demiaustrar que tenías razón.
— Pero es que…- Dijo Cloud, dudoso.
— No tenemos nada que perder.- Dije yo cruzando mis brazos.
— Habrá que comprobarlo, entonces.- Añadió Tifa.
— Entonces… ¿vais a Nibelheim?- Preguntó el guardia.- Siento deciros que a pie es imposible llegar desde aquí.
— Pues habrá que ir…- Dijo Barret.
— ¡Cid!- Exclamé yo.- ¡Volvamos al aeródromo!
— ¡Toca hacer señales!- Exclamó Aeris.
— ¡Venga, tirando!- Dijo Cait Sith.
Salimos de Cañón Cosmo y nos dirigimos lo más rápido que podían nuestras piernas al aeródromo de Cañón Cosmo, donde habiamos aterrizado anteriormente. Allí Cloud se puso a hacer una fogata y por tanto Cid no tardó en aparecer con su avión. Bajo de este y se acercó a nosotros con una sonrisa.
— ¡Muchas gracias por volar con Aerolíneas Potrillo!- Nos dijo Cid con una sonrisa.
— Cid, prrr favor, ¿nos puedes acercar a Nibelheim?- Preguntó Cait Sith.
— A Nibelheim, ¿eh?- Mencionó Cid.- Va, venga, por qué no. ¡Con el Potrillo, la distancia no es problema!
Pagamos el costo del billete y nos subimos al avión de Cid una vez más, usando la misma combinación para mantener correctamente el peso. Al sentarme en la silla, cerré los ojos. Estaba un poco cansada, no habíamos dormido y la misión avanzaba. Eso no me iba a parar pero tenía que aprovechar el viaje para descansar un poco.
La materia negra…
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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MURIENDOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!! 💚💚💚💚💚💚💚💚💚
Capítulo 8 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
Estábamos en el teleférico rumbo al parque de atracciones Gold Saucer. Tifa, Yuffie, Aeris y yo mirábamos fijamente la ventana del teleférico para poder ver el parque. La emoción se notaba en nuestras miradas.
— ¡Mirad, mirad!- Exclamó Yuffie.- ¡Ya se ve!
Las cuatro miramos fijamente y allí estaba, todo iluminado, era increíble de ver. De golpe unos hologramas de varias invocaciones vinieron hacia donde estábamos, saludándolos. Era maravillosa la tecnología que rodeaba el Gold Saucer.
— ¡Ah, hola!- Dijo Yuffie saludando a la invocación Shiva por la ventana.
— ¡Qué bonito!- Exclamó Aeris.
— ¡Woah! ¡Pero qué es toda esta tecnología!- Exclamé yo.
En mis ojos se podía apreciar la emoción que sentía, la emoción se me salía por la boca viendo los fuegos artificiales que nos daban también la bienvenida al parque. Miré a Cloud por un momento y le pillé mirándome fijamente, me puse roja y desvié mi mirada rápidamente.
¿Qué es esto que me haces sentir…?
Gold Saucer: Parada del teleférico.
Finalmente llegamos al Gold Saucer y Yuffie no tardó ni un segundo en abrir la puerta del teleférico y salir corriendo. Yo fui detrás de ella, me moría de felicidad. Aeris y Tifa también estaban super animadas.
— ¡Deprisa, deprisa!- Exclamó Yuffie.
— ¡Vamos!- Dijo Aeris.
Zona de bienvenida.
Pusimos rumbo a la entrada del parque y allí un helicóptero de Shinra pasaba por la zona. Cloud se lo quedó mirando fijamente.
— ¿Qué ocurre?- Preguntó Red XIII.- Espabila.
Un peluche robot de un moguri grande nos dio la bienvenida. Era todo tan fantástico.
— ¡Bienvenidos al Gold Saucer, kupó!- Dijo la Moguía.- El acceso al parque es por aquí. ¡Pasadlo de lujo, kupó!
Vimos un grupo de gente rodeando algo en el centro de la plaza y rápidamente Yuffie y yo fuimos hacia allí, colandonos entre la gente y poniéndonos en primera fila. Tifa y Aeris se agarraron de las manos para conseguir pasar juntas también. Nos pusimos las cuatro juntas delante del todo para presenciar un espectáculo de bailarines, moguris robots y un gato con una corona.
— ¡Vamos, todos juntos y revueltos!- Exclamó el gato con una materia en la mano.
El gato tiró la materia por los aires y se dividió en tres saliendo un cactuar, un tomberry y un chocobo gordo con atuendos de fiesta.
— ¡A mover la colita, ita!- Exclamó el gato una vez más lanzando la materia hacia Yuffie.
De repente y gracias a la materia, Yuffie cambió de vestimenta, poniéndole un vestido verde precioso de fiesta y un abanico. Yuffie salió rápidamente a bailar con el personal y Tifa, Aeris y yo la estábamos animando justo cuando el personal vino corriendo hacia nosotras tres y se nos llevaron hacia la actuación para que participaramos dándonos abanicos.
Me sentía tan feliz que baile como nunca junto con las chicas, sin quitar la sonrisa de mi rostro y moviendo estupendamente el abanico. De golpe aparecieron en escena Andreas Rhodea con sus bailarines y se unieron a la actuación.
— ¡Espléndido!- Exclamó Andreas.
Seguimos la actuación y terminamos de bailar haciendo una pose final. Las cuatro nos miramos y choqué los cinco tanto con Aeris como con Tifa como con Yuffie. No podíamos borrar las sonrisas de nuestras caras. En ese momento las luces se apagaron y una luz blanca iluminó un coche. Encima de este, se encontraba un hombre muy fornido y con un curioso bigote. Empezó a bailar, parecía muy popular por como todas las chicas de la zona le miraban. Su baile moviendo el pectoral hicieron que Yuffie se cayera hacia atrás, hipnotizada de su baile, no podía parar de reir.
— ¡Ah, Yuffie!- Exclamó Aeris
El señor se puso en el centro y de golpe dirigió su mirada a Cloud haciendo que un foco le iluminara.
— Pero, ¿qué…?- Dijo Barret sin entender nada.
— Zagal.- Dijo el hombre fornido señalando a Cloud.- ¡Tú serás el contrincante de esta noche!
El personal agarró a Cloud y lo puso al lado del hombre. Cloud parecia totalmente desubicado.
— Bienvenido al paraíso dorado, ¡el Gold Saucer!- Exclamó el hombre apretando sus pectorales.- Soy Dio, el director. ¿Con quién tengo el placer de hablar?
— Cloud.- Respondió Cloud antes de que Dio le agarrara la mano acercándole a él.
— Muy bien.- Dijo Dio.- ¡Que empiece el combate!
— Oye, un segun…- Mencionó Cloud intentando escabullirse de la situación.
— Zagal, ¡los retos surgen cuando menos te lo esperan!- Exclamó Dio con una sonrisa.
— ¿Todo a punto, señores?- Exclamó de golpe el gato de nuevo, entrando en escena.
La plataforma en donde estaban Cloud y Dio se levantó y unos píxeles les rodearon a los dos. No podía quitar mi mirada de Cloud.
— ¡Cloud! ¡A ganar!- Dijo Red XIII.
Los pixeles que les rodeaban les escanearon creando unos hologramas tanto de Cloud como de Dio retros. Los hologramas empezaron a bailar, dando inicio lo que sería una pelea virtual.
— Preparados, listos… ¡Ya!- Exclamó el gato.
La pelea consistia en esquivar y pegar al lado contrario que tu adversario para ganar. Cloud lo estaba haciendo bien, tenía buena sinergia entre su derecha y su izquierda y veía perfectamente los movimientos del rival para poderlos esquivar a tiempo. La pelea finalizó con el píxel de Dio en el suelo dándole la victoria a Cloud. No pude evitar celebrarlo, saltando de alegría.
— ¡Impresionante, Cloud!- Dijo Red XIII.
La plataforma se volvió a juntar y Dio miró fijamente a Cloud quien parecia ni haberse inmutado.
— Eres duro de roer, zagal.- Mencionó Dio.
En ese momento a Cloud se le dibujó una sonrisa y desvió la mirada. Mi corazón empezó a correr mucho más rápido al verle así. Dio se acercó donde Cloud y le agarró el brazo levantandolo dando pie al ganador de esta batalla.
— ¡Un aplauso para el contrincante de esta noche!- Exclamó Dio.
Los fuegos artificiales estallaron en ese momento y yo no podía evitar saltar y celebrarlo al máximo. Cloud parecía feliz, levantó su otro brazo con una sonrisa de campeón, parecía disfrutarlo al máximo.
— ¡Cloud!- Exclamó Tifa.- ¡Vivaaa!
— ¡Así se hace!- Exclamé yo muy feliz.
Cloud me miró desde arriba en ese momento y una sensación de felicidad aún más fuerte invadió mi cuerpo. En ese instante la plataforma bajó y el espectáculo se terminó. Cloud no tardó ni un segundo en venir hacia donde estábamos todos.
— ¡Cloud, eres un máquina!- Dijo Yuffie ya vestida normalmente.
Dio se acercó donde estábamos y puso una mano en el hombro de Cloud.
— Como agradecimiento, toma esto.- Dio sujetaba una tarjeta dorada es sus manos.- ¡Para que disfrutes sin límites del Gold Saucer!
— ¡Gracias!- Exclamó Yuffie.
Nos pusimos rumbo hacia dentro del parque.
— ¡Ha sido una pasada!- Dijo Tifa con una sonrisa.
— ¡Yo quiero probar también! ¿Dónde se juega?- Exclamé.
— Cloud, qué nervios, ¿no?- Dijo Yuffie.
— Tampoco es para tanto.- Respondió Cloud.
— Claro.- Dijo Aeris.- Ya estás más que habituado a este tipo de cosas. Deberíais haberlo visto en el Honeybee…
— Fue impresionante, Cloud ha nacido para el espectáculo.- Exclamé sacando un poco la lengua.
— ¡Aeris, Sil!- Exclamó Cloud algo avergonzado.
— Les doy la bienvenida al paraíso dorado, ¡el Gold Saucer!- Una recepcionista nos daba la bienvenida.
— Venga, vamos a desmelenarnos un poco.- Dijo Aeris.
— Contad conmigo.- Mencionó Tifa.
— ¿No os habéis desmelenado bastante en Costa del Sol?- Preguntó Barret.
— Venga Barret, no se está en el Gold Saucer todos los días.- Dije yo con una sonrisa.
— ¡Pues la mayoría decide!- Dijo Aeris.
— Bueeeeno.- Dijo Yuffie con una sonrisa.- ¿Quien se apunta, entonces?
— ¡Yo!- Mencionó Aeris.
— ¡Yo!- Dijo Tifa con una sonrisa.
— ¡Yo también!- Exclamé
De momento teniamos 4 votos, suficientes para ganar.
— Yo.- Dijo Red XIII levantando la pata. Yuffie le acarició muy contenta.
— ¿Cloud?- Preguntó Tifa.
— Pues…- En ese momento Cloud dirigió la mirada a otro punto y no pude evitar mirar hacia donde él miraba encontrándome con quien ya sabía: Sephiroth.
— Aprovechad el tiempo los dos juntos.- Dijo Sephiroth.- Divertíos… Tenéis mucho que conocer el uno del otro…
Un dolor intenso golpeó mi cabeza y yo puse una mano en esta cerrando fuerte los ojos. Con la mirada, algo perdida, intenté avispar a Sephiroth de nuevo pero no lo vi. Aeris agarró la mano de Cloud quien parecía igual de perdido que yo para despertarlo y yo fui movida bruscamente por Yuffie.
— ¡Tierra llamando a Sil! ¿Estás bien?- Exclamó Yuffie.
— ¿Eh?- Me rasqué los ojos por un momento y miré fijamente a cada uno de mis compañeros.
— Quizá deberiais descansar…- Dijo Aeris mirandonos.
— No… Estoy bien.- Mencionó Cloud dirigiéndose hacia mi.- ¿Estás tu bien?
— Sí, si… puedo.- Respondí.
— Sil.- Dijo Barret mirándome fijamente.- Aunque se que tienes ganas de pasarlo bien deberías descansar un poco, anda. Los dos.
Todo el mundo asintió a las palabras de Barret y miré hacia abajo. No queria, para nada.
— Lo siento… Pero quiero ir con vosotras.- Dije mirando fijamente a las chicas.- Vamos a pasárnoslo bien.
— Entonces.- Dijo Aeris acercándose a mí y agarrándome la mano.- Te cuidaremos bien ¿sí?
— Pero a nuestro lado todo el rato, Sil.- Dijo Tifa agarrando mi otra mano.
— A vuestras órdenes, jefas.- Agregué con una sonrisa.
— Tu a descansar Cloud.- Dijo Tifa mirándole.
— Vayamos a buscar un hotel.- Mencionó Barret mirando a Cloud.
— ¡Vamos, a qué estamos esperando entonces!- Exclamó Yuffie.
Las cuatro junto con Red XIII nos dirigimos rápidamente a investigar el parque con mucha emoción. Era nuestro momento para pasarlo bien y no iba a cambiarlo solo porque Sephiroth se nos había aparecido una vez más.
En un mundo paralelo (ZACK POV)
Estaba en casa de Aeris. Habíamos dejado a Aeris en su cama respectivamente y a Cloud sentado en una silla, los dos sin consciencia. Me acerqué a Aeris y le acaricié la cara por un momento, pensando, seguía sin entender nada. Mis ojos se posaron rápidamente en las pertenencias de Aeris. Allí estaba esa materia tan extraña que Aeris tenía.
— Qué color tan extraño tiene esta materia.- No pude evitar decir.- Seguro que Sil se moriría por investigarla.
Miré fijamente la habitación para ver una librería repleta de libros. No pude evitar acercarme y mirarlo.
— No sabía que te gustase tanto leer.- Le hablaba a Aeris como si pudiera escucharme.
En ese momento decidí salir de la habitación con el corazón en un puño. En el comedor se encontraba Elmyra con una niña pequeña con un vestido rosa llamada Marlene.
— ¿Quieres comer algo?- Me preguntó Elmyra.
— Sí, que hambre.- Dije dejando la espada en un lado y sentándome en la mesa.
— Se dice gracias.- Me dijo Marlene mirándome fijamente.
— Perdón. ¡Perdón!- Exclamé con una sonrisa.
— Con un "perdón" basta.- Me volvió a decir Marlene.
— Perdón.- Dije mirándola y agarrando una galleta para dirigir mi mirada a Elmyra.- Anoche… vino alguien, ¿no?
— Sí, Biggs.- Me respondió Elmyra.- Nos trajo comida.
— ¿Y por qué tanto secretismo?- No pude evitar preguntarlo.
— ¿No has visto los carteles de "Se busca"? Su cara está por todas partes.- Mencionó Elmyra.
— ¿De qué le conocéis?- Yo no sabia quien era Biggs.
— Pregúntale a él.- Contestó Elmyra.- Mientras Marlene esté por aquí, seguro que vuelve.
— No va a volver.- Dijo Marlene apretando los puños. Tanto Elmyra como yo miramos fijamente a la niña, sorprendidos por sus palabras.- Biggs no va a volver. ¡Ni papá, ni Tifa, ni Sil! ¡Ya veréis como no viene!
Me quedé inmóvil por un momento al escuchar el nombre de Sil salir por la boca de Marlene pero tenía que reaccionar, a Marlene le empezaron a salir las lágrimas.
— Pues iré a buscarlo yo mismo.- Dije yo levantándome de la mesa y agarrando mi espada.- Y luego lo traigo aquí.
— ¿De verdad?- Me preguntó Marlene.
— ¡De verdad, de verdad!- Respondí con una sonrisa.- Uy, conque lo diga una vez basta, ¿no?
— No, lo puedes decir más veces.- Me dijo Marlene con una pequeña sonrisa.
— ¡De verdad, de verdad!- Exclamé.
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Mundo original (Sil POV)
Nos montamos en las mejores atracciones durante dos horas. Lo estábamos pasando fenomenal, el Gold Saucer era una pasada. Estábamos andando por el Gold Saucer de camino a otra atracción las cuatro, Red XIII se había perdido por el camino, cuando escuchamos a un chico del personal.
— La noria tiene activa una oferta para parejas en este momento. ¡No esperes más para ir con tu media naranja y tener la mejor cita de vuestras vidas!
— ¡Vaya!- Dijo Aeris con una sonrisa al escuchar la noticia.- Sil.
— ¿Si?- Pregunté mirándola.
— ¿No crees que deberías invitar a Cloud a la noria?- Mencionó con una gran sonrisa.
— ¿Eh?- En ese momento desvié algo mi mirada, poniéndome algo roja.
— ¿Le has confesado ya lo que sientes?- Me preguntó Aeris de nuevo.
— Uy, uy…- Dijo Yuffie acercándose a mi y dándome un pequeño golpe en la espalda.- ¿Te gusta Cloud?
— ¡E-Eh! ¡N-No!- Exclamé, desviando mi mirada cruzándose con la mirada de Tifa. Su mirada parecía algo vacía al escuchar la conversación y me sentí culpable.
— ¡Vaya que no!- Exclamó Yuffie.- Se te nota de aquí hasta Midgar.
— ¡Deberías aprovechar la ocasión y declarate en la noria!- Dijo Aeris con una sonrisa.- Sería tan bonito.
Miré a Tifa de nuevo, con el corazón en un puño y volví a mirar a Aeris y a Yuffie.
— Ya basta, chicas…- Dije yo, intentando desviar la atención de la conversación.
En ese momento noté la mano de Tifa colocarse en mi hombro y me giré mirándola a los ojos.
— Sil… No te preocupes por mí.- Me dijo Tifa con los ojos embarnizados.- Sabes… os vi besaros de lejos en el Monte Corel.
Mi corazón se partió en muchos pedazos y no pude evitar bajar la mirada, intentando controlar mis emociones. Aeris agarró a Yuffie para llevársela de ahí y dejarnos privacidad.
— Lo siento muchísimo…- Expresé.
— No, Sil… ¿Por qué te disculpas? No tienes porqué pedirme perdón…- Tifa me agarró de mis mejillas suavemente haciendo que nuestros ojos se encontrar una vez más.- Tu no tienes culpa aquí de nada… El amor simplemente surge…
— Se que te gusta Cloud…- Respondí.- Y no quería hacerte daño, me siento horrible.
— Puede…- Tifa negó con la cabeza.- Pero lo superaré… valoro más nuestra amistad. Y… Cloud parece más feliz también… Yo, quiero que os vaya bien a los dos en este sentido.
— Haré lo posible para que no te afecte, Tifa.- Le dije con un hilo de voz, estaba algo rota.
Tifa me abrazó y le correspondí sin poder evitar romper en llanto. Tenía las emociones a flor de piel. Últimamente estaba muy sensible por todas las emociones vividas, era como una montaña rusa emocional.
— Estamos juntas en esto.- Me dijo Tifa.
— Sí, gracias de verdad. Te quiero mucho, Tifa.- Me salió de dentro decirle eso, la apreciaba muchísimo como amiga por eso había estado intentando "protegerla" de esto pero era obvio que esto habria llegado algún día. Noté la mirada sorprendida de Tifa a mis palabras pero inmediatamente una sonrisa se le dibujó en el rostro.
— Yo también te quiero, Sil.
Nos quedamos un poquito más abrazadas hasta que por fin pude cesar las lágrimas. Nos separamos y nos sonreímos.
— Venga, Sil.- Me dijo ella.- Ves rápido a buscar a Cloud y a apuntaros a la noria. Tienes que decirle lo que sientes.
— Gracias Tifa.- Le sonreí y nos despedimos ella yéndose con las chicas.
Me quedé mucho más tranquila después de esa conversación. No hubiera querido perder la amistad con ella de ninguna manera y sentía que esto nos había hecho un poco más fuertes.
Fui corriendo hacia el hotel Embrujado del Gold Saucer. Estaba todo ambientado como en una casa del horror y además estaba muy bien conseguido. Entré al hotel y me dirigí a recepción preguntando la habitación de Cloud y subí al ascensor yendo hacia la suite y piqué a la puerta. No tardaron demasiado en abrir la puerta y allí estaba, Cloud. Me puse un poco nerviosa al verle pero le sonreí.
— ¿Cómo te encuentras…?- Le pregunté.
— Bien, dormir me ha venido bien.- Me respondió él.
— De casualidad… ¿no te apetece venir conmigo a un sitio?- Pregunté intentando sonar como de costumbre.
— ¿Dónde?
— La noria tiene una oferta para parejas. ¡Quiero subirme a la noria!- Exclamé con una sonrisa.- Venga, va…
— Si, porqué no.- Me respondió él.
— ¿De verdad?- Una sonrisa se dibujó en mi cara.- ¡Toma! Pues… ¡Rumbo a la noria!
Cloud cerró la puerta de la habitación y salimos del hotel juntos. Los nervios me estaban comiendo por dentro pero también tenía muchas ganas de disfrutar de la noria.
Plaza de la noria.
— Esta franja horaria está dedicada a las parejas.- Un auxiliar comentaba la situación a varias personas.- Vuelva con su pareja, o bien con un amigo, y disfrute del Gold Saucer por todo lo alto. Podrán contemplar las hermosas vistas, enmarcadas por la ventana de la cabina como si fueran un cuadro de un museo… Será una experiencia inolvidable.
— ¿Vamos?- Dije con una sonrisa.- ¡Creo que hay que hacer cola!
Cuando nos íbamos a hacer a la cola de golpe la noria se paró y la gente empezó a preguntarse qué estaba pasando.
— Disculpen las molestias.- Dijo el auxiliar.- Acabamos de confirmar una avería en la red eléctrica del recinto. Estamos investigando las posibles causas, pero hasta solucionar el problema rogamos que sigan las instrucciones de evacuación. Por aquí, por favor. Mis compañeros les indicarán adónde dirigirse.
— ¿En serio?- Exclamé con un suspiro.- Que mala pata…
— Lo siento.- Dijo Cloud mirándome a los ojos.
— No te preocupes. Ojalá podamos volver algún día.- Le sonreí.
— ¡Cloud! ¡Prrr mis bigotes!- El gato del principio se acercó corriendo a nosotros.
— ¡Oh, tú eres el de la bienvenida!- Sonreí.
— ¡Encantado, señorita! Soy Cait Sith.
— ¿Qué quieres?- Preguntó Cloud.
— ¡Tienes que venir al coliseo de inmiaudiato! Se han liado a tiros… en el vestíbulo.- Exclamó Cait Sith.- Según los testigos, ¡ha sido un menda con un arma en vez de brazo!
— ¿Qué?- Exclamé. Conocía a alguien que coincidía perfectamente con la descripción.
— Yo se lo digo a tus compis. ¡Venga, dales caña a esas almohadillas!- Exclamó Cait Sith antes de salir corriendo.
— No veo a Barret haciendo algo así… ¿o no?- Miré a Cloud fijamente.
— Vamos a comprobarlo.- Me dijo Cloud.
Fuimos rápidamente a la plaza de Combate del Gold Saucer donde se encontraba el coliseo. Allí el personal de seguridad nos paró.
— Lo siento, el acceso está restringido en estos momentos.
El personal se puso una mano en la oreja donde tenía el pinganillo y de golpe nos miró fijamente.
— De acuerdo, adelante.
En ese momento nos dieron paso y allí nos encontramos con Aeris, Tifa, Yuffie y Red XIII.
— ¿Sabéis algo?- Pregunté.
Todos negaron con la cabeza y rápidamente entramos en la parte trasera viendo una situación horrorosa. Cadáveres tapados por una manta azul y toda la zona marcada con cintas de seguridad.
— Barret…- Dijo Cloud.
— Dejó a las tropas de Shinra como una colador de pasta, y luego…- Dijo Cait Sith.
— Déjame hablar a mí.- Exclamó Dio quien también se encontraba allí.- Soy Dio, el director del parque. Zagales, os doy la bienvenida al Gold Saucer, nuestro paraíso dorado. Tú eres mi rival de antes… Espero la revancha.
— Ahora no es el momento.- Respondió Cloud.
— Un jefe de departamento de Shinra está aquí de visita y han disparado a su escolta.- Dijo Dio.- El personal y algunos visitantes también se han visto involucrados en el altercado.
— Qué horror…- Exclamó Tifa.
— Además, las cámaras de seguridad han quedado hechas trizas. No hemos podido grabar al tirador, pero sí tenemos testigos oculares.- Explicó Dio.- Dicen que tiene un arma por brazo. Por esa descripción, he pensado que podría tratarse de un individuo peligroso del cual nos habían informado. Un tipo grande, aunque no tanto como yo. Vozarrón. Con muy mal genio, gafas de sol… y un arma en vez de brazo. Apuesto a que os suena, ¿verdad?
— No puede ser…- Dije yo.- Imposible. Debe haber un error.
— Barret suele perder los estribos, pero nunca haría algo así.- Agregó Tifa.
— Me gustaría creeros, de verdad.- Dijo Dio enseñándonos un cartel de "SE BUSCA" con las caras de Barret, Tifa y Cloud impresas en ella dando una recompensa de 100.000 guiles.- Mirad, hoy nos ha llegado esto.
— Pero…- Dijo Tifa bajando la mirada.
— No ha sido Barret.- Añadió Cloud.
— ¿Puedes demostrarlo?- Preguntó Dio.
— Para empezar, él no destruiría las cámaras de vigilancia.- Explicó Cloud.- Suponiendo, hipotéticamente, que tuviera motivos para abrir fuego querría dejar constancia de esa motivación. No destruiría las cámaras.
— Hermoso discurso.- Dijo Dio.- La amistad es lo más sagrado que hay. Sin embargo, esto es muy grave. No puedo fiarme de vuestra palabra. Os propongo un trato. Buscadme al tirador y demostrad así la inocencia de vuestro amigo. Os doy 24 horas. Si no lo encontráis, os arrestaremos y os entregaremos a Shinra.
Dio le tendió la mano a Cloud para cerrar el pacto y Cloud se lo aceptó. En ese momento Dio le puso un rastreador en la muñeca.
— Esto es un rastreador.- Mencionó Dio.- Estaréis bajo vigilancia para que no huyáis.
— Nunca huimos.- Dijo Cloud.
— ¡Me alegro!- Exclamó Dio.- No dejéis que los Turcos se os adelanten. Buena suerte.
— ¿Eh? ¿Los Turcos?- Pregunté.
— Tener competencia hace el reto un poco más estimulante, ¿no es así?- Dijo Dio.- ¡Ánimo, zagales! El tirador está abajo, en alguna parte. ¡Vuestro amigo cuenta con vosotros!
— ¡Yo también os echo una patita!- Dijo Cait Sith saludandonos desde atrás.- Necesitáis un guía, ¿no? ¡El ascensor es prrr aquí! ¡Prrr aquííí! ¡Aligerad esas patitas!
Pusimos rumbo al ascensor, definitivamente sabía que no había sido Barret pero por la descripción lo parecía. Teníamos que defenderle. Entramos al ascensor y Cait Sith le dio al botón.
— Vamos rumbo al Infrasaucer.- Dijo Cait Sith.- Hace miaucho tiempo, el personal de este parque tenía aquí sus casas. Pero empezaron a aparecer monstruos, así que trasladaron a la gente arriba. Después de eso, todo fue raspa abajo. ¡Ahora solo vive ahí la peor calaña! Prrr, se me erizan los bigotes solo de pensarlo…
— Me recuerda al mercado Muro.- Mencionó Aeris.
— Sí, pero ¡miaucho peor!- Exclamó Cait Sith.- Dicen que, una vez metes la patita, ya no hay vuelta atrás. Es por eso que… le pusieron otro nombre. La prisión de Corel. ¡Un miauténtico infierno en el desierto! Hurto. Violencia. Homicidio. ¡De todo! Ya sabéis… Miaucho cuidadín, camaradas.
El ascensor se paró y todos íbamos algo tensos por lo que Cait Sith nos acababa de contar.
— Ya estamos…- Dijo Yuffie.
Infrasaucer: Prisión de Corel
Entramos a lo que parecía ser un pueblo muy pobre. Las casas eran chozas construidas a base de basura y daba muy mala espina.
— Prrr, ¿no hay nadie?- Preguntó Cait Sith.
— Nos están observando.- Dijo Red XIII.
— No bajéis la guardia.- Añadió Cloud.
Empezamos a andar por sus calles hasta que llegamos a un sitio que parecia una especie de plaza. Allí a lo lejos avistamos a dos hombres quienes llamaron a los demás y varias motos nos empezaron a rodear.
— Una trampa…- Dije yo.
— Buen ojo, bonita.
En ese momento noté como me pegaban un golpe cayendo directamente al suelo quedandome inconsciente.
Casa de Gas (a la mañana siguiente)
— ¡Buenos días!- Una voz que no reconocía me daba los buenos días.
Abrí los ojos como pude encontrándome con los demás, en el suelo. Me levanté de golpe y saqué mi arma. Cloud hizo exactamente lo mismo que yo.
— Eh, tranquilitos.- Dijo el tio ese riendose.- Seguidme. ¡Arreando! Vamos que nos vamos.
No nos quedó otra que seguir aquellos tipos y nos dieron órdenes de quedaron parados en un sitio no demasiado lejos de donde estábamos.
— ¡Jefe, aquí los traigo!- Exclamó el tio.
En ese momento la puerta que teníamos delante se abrió de una patada y de allí salió un tío de pelo blanco y dos de sus guardias. El chaval entró bailando, como vacilandonos.
— ¡Caray!- Exclamó.- Bienvenidos. La prisión de Corel os abre sus puertas. Busco a una tal Sil… ¿os suena?
Me sorprendí muchísimo al escuchar mi nombre y en ese instante Cloud se puso delante mío.
— ¡Ajá! Así que eres tú.- Me miró fijamente de arriba a abajo.- No hace falta que tu perrito te proteja, no te haré nada.
— ¿Cómo me conoces?- Pregunté.
— Es interesante.- Me dijo el chaval.- Te aseguro que no nos hemos visto nunca. ¡Lo tendrías grabado a fuego, créeme! Si sé quién eres, es porque yo me entero de todo. Y también sé quien es tu perrito faldero, Cloud ¿verdad? ¿Y sabes porqué, verdad? ¡Va! ¡Te lo suelto! Cuando se trata de la chiquilla que acabó con el negocio de Don Corneo, hay que estar aún más al tanto. Felicidades. Ole, ole y ole. ¡Eres famosa por aquí!
— Estamos buscando a un hombre con un ar…- Dijo Cloud intentando aprovechar la situación.
— Lo sé, lo sé.- Dijo el chaval.- ¿Estás sordo, chaval? Aquí estamos bien informados. No me hagas repetirlo. Yo estoy al tanto de todo lo que se cuece ahí arriba. Al grano. Necesito a una chiquilla como tú, que sepa de manipulación y además, sepa hacer de todo.
— ¿Para qué?- Crucé mis brazos.
— Buscáis al tipo del arma, ¿verdad? Está bajo mi custodia.- Dijo el tipo.- Encarcelado en el desierto. Podría decirte la ubicación exacta, solo por ser tú. Qué chollo, ¿no? Pero hoy en día, todo es un toma y daca. ¿Me equivoco? En otras palabras, no te va a salir gratis. Necesito pasta, ¡y no sabes cuánta! ¡Llega un pirado y se pone a disparar a las tropas de Shinra sin ton ni son! ¡Se carga a no sé cuantos! ¡Y aun así, la recompensa por entregarlo a las autoridades no me basta! ¡Para defender la prisión hace falta más que calderilla! ¡Se necesitan fajos tochos! ¡Joder, joder, joder! ¡Mierda!
— Ajá.- Dije mirándolo fijamente.
— Entonces… Tú, querida, vas a conseguirme ese dinero. ¿Cómo? Tranquila, que te lo voy a decir. Escúchame muy atentamente. Vas a participar en una carrera de chocobos y vas a ganar, nena. Hasta que lo logres… tus amigos, incluyendo a tu bonito perro faldero, serán mis huéspedes.
En ese momento los guardias del tipo este encerró a todo el grupo en unas rejas, sin dejarles salir.
— ¡Noooo!- Exclamó Cait Sith.
— ¿De qué vas?- Dije yendo hacia el tipo y empujándolo.
— Nena, no te alteres. Los trataré como si fueran de la realeza. Y si no me consigues el dinero, ya idearemos tus amiguitas, tu y yo otra forma de hacer negocio. Y tus mascotitas seguro que aportarían algo.
— Imbécil.- Exclamé.
— ¡No, nena! ¡Mi nombre es Gas!- Gas sonrió.- ¡Decidido! En cuanto a las carreras, que te informe mi colega de ahí.
— ¡A la orden, jefe!- Dijo uno de los guardias.
— Mucha mierda.- Me dijo Gas levantandome el mentón.- Ah, y… ten cuidado. Una chica sola por aquí… puede no volver nunca.
Gas se metió hacia dentro de la casa una vez más, riendose y el guardia me miró fijamente.
— Te llevo a por el chocobo. Tú sígueme.
Me acerqué a los demás y los miré fijamente a través de las rejas.
— Pero de qué van estos apestosos.- Dijo Yuffie.- Como me cabreen, van a ver lo que vale una ninja…
— Sil.- Me dijo Cloud.- Ten muchisimo cuidado.
— Lo tendré. Esto no me da miedo, solo espero que estéis bien.- Dije mirandolos.
— Confiamos en ti.- Dijo Aeris.- Ya vimos lo bien que se te da montar en chocobo.
— Mucha suerte, Sil. Estaremos apoyandote desde aquí.- Mencionó Tifa.
— Gracias… Cuidaos, por favor.
Me fui de allí persiguiendo al guardia de Gus a mi ritmo.
— Vamos, aligera el paso.- Dijo el guardia.- Como intentes escapar, acabas en un pozo de arena.
— Y como no te calles o me hables mejor tú terminarás peor.- Expresé.
— Cuidado con tus palabras, nena.- Me dijo el guardia.- Aunque seas una pava no voy a pasar por alto tus faltas de respeto, ¿eh?
Chocobovestidor provisional.
Llegamos al sitio y el guardia se paró de golpe.
— Aquí la tienes.- Dijo el guardia.
Una chica, algo más pequeña que yo, se acercó a mí.
— Así que tú eres Sil, ¿verdad? Yo soy Ester. Me encargo de los chocobos.- Me dijo la chica.
— ¿Sil?- En ese momento una voz que reconocía llamo mi nombre y al girar la mirada vi a Billy.
— ¿Billy?- Pregunté confundida.
— ¿Os conocéis o qué?- Preguntó Ester.
— ¿Qué haces aquí…?- Me acerqué a él.
— Vine al Gold Saucer para entrar en la competición con Piko… ¡y estos tipos me secuestraron!- Respondió Billy.
— Oye, tú, esas son palabras mayores.- Exclamó el guardia.- Te perdiste en el desierto y te rescatamos, ¿o no? Como nos vaciles, ¡nos cargamos a tu chocobo y nos lo zampamos!
— ¡Oye! No digas gilipolleces- Exclamé yo para después mirar fijamente a Piko.- Ay, Piko… ¿no está bien?
— El desierto lo ha dejado exhausto…- Dijo Billy.- Es el chocobo con el que vas a competir… pero veo crudo que gane, como no coma y recupere sus fuerzas.
— Kuééé…- Exclamó Piko.
— Entonces…- Dijo Ester.- Lo primero que harás será buscarle algo que echarle al buche.
— Bien…- Dije mirando a Piko, muriendome de pena.
— Venga, yo le ayudo.- Dijo Billy con una sonrisa.
— Trademe lo que encontréis.- Mencionó Ester.
Salimos del chocovestidor profesional entrando en la cárcel de corel. De día se seguía viendo tan mal rollero como de noche. Empezamos Billy y yo a dar una vuelta por la zona para ver dónde podíamos conseguir verduras y de golpe un tipo con sombrero nos paró.
— Oye bonita, me han hablado de ti.- Dijo el hombre con sombrero.- Buscas verdura, ¿no? Te propongo un trato: tú me haces un encarguillo y yo te doy la verdura. ¿Qué me dices?
— ¿De qué se trata?- Pregunté.
— Resulta que en mi casino, que está en la plaza, hay una panda de tahúres singulares. Me gustaría que fueras a buscarlos y les ganaras una partida a Sangre de la Reina. ¿Qué me dices?
— Si, vale.- Dije.
— Estupendo. Son más raros que un perro verde, pero como juegan de maravilla ya nadie se atreve a retarlos. Si les ganas seguro que otros se animan a retarlos. Los tahúres en cuestión son tres y están en el casino de la plaza. Te daré una verdura por cada uno que derrotes.- Me explicó dándome una baraja.- Ten, te la puedes quedar. ¡Cuento contigo!
Salimos de allí y Billy me miró fijamente.
— ¿Sabe jugar a eso, Sil?- Me preguntó.
— Por lo que sé, sí.- Dije.- Gané un torneo no hace demasiado. Será fácil.
— Me alegra mucho escucharlo.- Dijo él dejando salir un suspiro.
Casino.
Llegamos al casino y allí habían tres tableros de la Sangre de la Reina y tres combatientes detrás de estos. Sin problema me enfrenté a los tres ganando sin demasiado rollo. La estrategia era totalmente lo mio asi que no tardé demasiado en tumbarlos a todos. La emoción en el casino fue incrementando y al final de la última partida todo el mundo quería retarse así que mi misión había sido cumplida exitosamente.
— ¡Se le ha dado de maravilla!- Me dijo Billy.- ¿Hay algo que no sepa hacer?
— No es para tanto.- Dije riendome un poco.- Simplemente es una coincidencia.
Rápidamente volvimos a la tienda de cartas donde se encontraba el hombre del sombrero.
— Muy buenas, bonita.- Me dijo.- Gracias a tu racha de victorias… se está reavivando el interés por el sangre de la reina. Así que el negocio va en viento en popa. Me has ayudado un montón así que lo prometido es deuda.
El señor nos dio tres verduras para poder alimentar a Piko y miré a Billy.
— ¿Con esto tendremos suficiente?- Pregunté.
— Sí, de sobra.- Me dijo él.- Vamos a ver a Piko.
Chocobovestidor provisional.
Pusimos la verdura en el comedor de Piko y de golpe el chocobo se levantó comiendo como un condenado. Se puso super contento y me miró batiendo sus alas.
— Kuééé.- Exclamó Piko.
— ¡Perfecto! ¡Ya está listo para correr veloz como un rayo!- Exclamó Billy.
— Habla con el guardia para que te lleve al chocobódromo.- Me dijo Ester.
— Vamos arriba, te llevaré al chocobódromo.- Me dijo el guardia con una sonrisa.
— Oye, mejor voy yo con ella.- Dijo Ester.- No te importa, ¿no?
— ¿Ein? ¡Joer! Siempre igual, ¿ahora eres lesbiana o qué?- Exclamó el guardia.
— ¡Es mona!- Ester sonrió a lo que yo me puse algo roja.- Decidido. Vente conmigo.
La empecé a seguir siguiendo el camino que ella marcaba. Billy también nos seguia con Piko.
— Nunca pensé que vería a Piko en tan buena forma.- Me dijo.- Estaba en los huesos cuando llego. Piaba tan flojito que daba lástima.
— Ay… pobre.- Expresé.- Me alegra que ahora esté bien.
— Ahora está irreconocible.- Dijo Ester.- Ya verás la pedazo de carrera que nos va a dar. Aunque de nada sirve tener un buen chocobo si el jinete no está a la altura. Cuántas veces habré visto chocobos rápidos que pierden por sus jinetes de pacotilla…
— Sil es un fenómeno a chocobo.- Mencionó Billy.
— No se me da mal.- Expresé.
Gold Saucer: Plaza Chocobo.
Nos subimos al montacargas llegando al Gold Saucer de nuevo.
— Es usted jinete, ¿no?- Me preguntó un auxiliar.
— ¡Así es!- Ester respondió por mi.
— Nosotros nos ocupamos del chocobo.- Diríjase a la sala de espera.
Me dirigí junto con Ester y Billy a la sala de espera y al llegar, Ester se giró mirando a un hombre que estaba apoyado a la pared, vestido de cowboy.
— ¡Pero si es Joe!- Exclamó Ester.
— Ay, Ester…- Dijo Joe.- ¡Cada vez más guapa!
— Ya, ya. Gracias.- Dijo Ester.- Os presento. Este es Joe, el jinete personal de Sam. Siento tener que decirlo… pero es el mejor del circuito.
— Encantado de conocerte.- Me dijo Joe haciendo una reverencia. Me lo quedé mirando fijamente, me transmitia una vibra extraña.
— Esta es Sil.- Mencionó Ester.- Digamos que es nuestra nueva estrella. No le quites el ojo de encima.
— Se nota que le has caído bien a Ester…- Me dijo Joe.- Aunque… extraño es. ¿Vas a competir, tú? ¿Una chica?
— ¿En serio?- Pregunté cruzándome de brazos.
— Bueno, a ver si cumples las expectativas. Me gusta que mis rivales estén a la altura, aunque lo dudo. Mucha suerte, Sil.- Joe me puso una mano en el hombro antes de marchar.
— Bueno, no lo escuches.- Me dijo Ester.- Ahora solo queda esperar a que empiecen las carreras.
Me senté en el sofá y me crucé de brazos. No podía parar de pensar en los demás, como debían estar esperando, que los estuvieran tratando bien. Aunque la carrera de chocobos profesional me motivaba, quería superarme, ver de que era capaz. Poco después me llamaron para entrar a la carrera y me levanté yendo con Piko al circuito, poniéndonos en la línea de meta.
En otra parte del Gold Saucer…
— ¿Sabéis que han intentado dispararme?
— ¿Cómo? ¿Eso es lo que ha pasado en el coliseo?
— Sí, sí. Menos mal que había escogido ese momento para ir al baño.
— ¡Qué me cuenta! ¡Menuda suerte!
— ¿Verdad? Hoy me sonríe el destino, así que seguro que voy a ganar las apuestas. ¡Ah! ¿Le han echado manteca? Me gusta que lleve mucha.
— ¿Lo has encontrado?
— ¡Qué más dará ahora eso, Rude! Estás ahí, fresquito, con Palmer y las tontas que le siguen solo para ver a Sil en la carrera de chocobos y yo me voy a desmayar del calorazo que hace aquí en el desierto. Explícamelo… ¿Por qué tenemos que ir de negro?
— En cuanto termine la carrera, voy para allá.
— Y hazme el favor de traerme un refresco. ¡O mejor un helado!
— ¿De vainilla?
— No, de vainilla no. A este paso, ¡me voy a quedar más seca que una momia! ¿Me oyes? ¿Rude? ¡Rude!
— Ah… ojalá estuviera Reno aquí.
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Acaricié el plumaje de Piko y le sonreí, él y yo hacíamos un buen equipo. El contador empezó a ir hacia atrás: 3, 2, 1… ¡YA!
Piko y yo salimos disparados, sin mirar atrás. Puse mi cuerpo ligeramente hacia adelante, levantándome un poco del sillín para tener aún más control. Piko ya sabia que significaba eso, correr sin mirar atrás. Intenté adelantarme a absolutamente todo el mundo para evitar cualquier incidente. El jinete de Sam me transmitía cero confianza y más teniendo en cuenta lo tramposo que es Sam así que lo evité usando el máximo la delantera y así, una vez más consiguiendo una victoria aplastante. Levanté mis brazos cuando crucé la línea de meta, celebrandolo y abracé a Piko.
— ¡Bien hecho, Piko!
— ¡Kuéééé!
La carrera terminó y me entregaron el premio que le tenía que dar a Gas. De allí ya me dirigí a la casa de Gas.
Casa de Gas (dos horas después)
Cuando llegué todo el grupo estaba liberado y se acercaron corriendo a mi, super emocionados.
— ¡Sil has hecho una carreraza!- Exclamó Aeris.
— Te hemos visto por la tele y como te has adelantado a todos desde el principio… ¡NO LO HABÍA VISTO ANTES!- Exclamó Yuffie.
— ¡Estaba segurísima de que ibas a ganar!- Me dijo Tifa con una sonrisa.- Ya te vimos montar super en el rancho de Billy.
— ¡Chicas!- Exclamé algo avergonzada.- ¡No hace falta!
— ¿Estas bien?- Me preguntó Cloud acercándose a mi.
— Sí… Ha estado bien al final.- Sonreí.
— ¡Caray! Aquí está nuestra campeona.- Exclamó Gas al verme.- ¡Sabía que lo ibas a petar a lo grande! Ya podemos dormir tranquilos.
— Ah.- Dije sin decir nada más. Me importaba poco.
— Ay, no seas tan mala, va directo a mi corazón.- Dijo Gas.
— Cumple tu parte del trato.- Dijo Cloud de golpe.
— Que sí, ya voy.- Mencionó Gas.- Soy un hombre honrado, ¿sabes? ¡Y odio que me metan prisa!
Gas chascó los dedos y uno de sus guardias abrió una puerta con unas escaleras.
— Este paso subterráneo atraviesa el desierto. No tendréis ni que preocuparos por las arenas movedizas.- Dijo Gas.- Una vez fuera, encontraréis un buitre muy simpaticón que conoce el camino. Seguidlo. El fulano del arma está preso en el desguace. Podéis entregárselo a Shinra, cortarle el pescuezo o lo que os venga en gana.
— Vamos.- Dije.
Infrasaucer: Pasaje de los bellacos.
Bajamos las escaleras y empezamos a correr por el pasaje para llegar lo antes posible.
— Barret nunca haría algo así.- Dijo Tifa.
— La escena del crimen no era propia de él.- Añadí.
— Pero, ¿quién más tiene un arma por brazo?- Preguntó Yuffie.
— Estoy segura de que no ha sido él.- Mencionó Aeris.
— Pronto lo sabremos.- Dijo Cloud.
El pasaje estaba infestado de bichos que una vez más derrotamos rápidamente para que no nos molestaran hasta que finalmente vimos la luz.
Región de Corel: Sur.
Allí literalmente un buitre nos esperaba y alzó vuelo cuando nos vió. Le empezamos a seguir con un buen ritmo para no perderle de vista. Teníamos todos los nervios a flor de piel ya que la incertidumbre de lo de Barret nos estaba matando. Pero todo no fue color de rosa ya que de golpe unos torbellinos de arena se generaron y venían a toda velocidad hacia nuestra dirección.
— Una tormenta de arena.- Dijo Red XIII.
— ¡Vámonos!- Exclamó Cloud.
La arena subía y yo rápidamente bajé mi mirada para que no entrara en mis ojos. Cloud puso su brazo en mi, protegiendome de la arena. De golpe escuchamos unos disparos.
— ¡Por aquí!- Giré la mirada y allí estaba Barret.
— ¿¡Barret!?- Exclamó Tifa.
— ¡Rápido!- Dijo Cloud sin soltarme ni un segundo, poniéndonos detrás de donde estaba Barret.
Por suerte la tormenta cesó rápidamente pero la arena cayó encima nuestro.
— ¡Prrrr!- Dijo Cait Sith.- ¡Hemos acabado miaulamente!
— ¡Achú!- Red XIII estornudó tan fuerte que tiró hacia atrás a Cait Sith. No pude evitar reír un poco.
— Barret… por fin…- Dije mirándolo, había estado muy preocupada.
— ¡Menos mal que estás bien!- Mencionó Tifa.
— ¿¡Te has escapado!?- Preguntó Yuffie.
— ¿Qué dices?- Exclamó Barret.- ¿Qué pintáis vosotros aquí?
— Tratando de encontrar al tirador del Gold Saucer.- Dijo Cloud.
— Parece que…- Dijo Tifa.- Tenía un arma en vez de brazo.
Barret miró su brazo fijamente y se giró empezando a andar.
— Ajá…- Dijo él.
— No has sido tú, ¿verdad?- Preguntó Cloud.
— Todo esto es culpa mía.- Dijo Barret parándose en seco.
— ¿Qué dices…?- Exclamé mirándolo fijamente.
— El tirador se llama Dyne.- Explicó Barret.- Es amigo mío… Más bien, lo era. Fue hace cuatro años, cuando explotó el reactor. Dyne y yo nos acercamos a echar un vistazo. Y a la vuelta… Vimos como la aldea estaba en llamas y como las tropas de Shinra atacaban a los aldeanos. En una de estas, Escarlata nos empezó a disparar y Dyne casi se cae por el acantilado. Lo intenté ayudar y fue cuando Escarlata disparó a nuestros brazos haciendo que Dyne cayera por el vacío gritando lo que pensaba que eran sus últimas palabras: "Eleanor, Marlene..".
— ¿Marlene?- Preguntó Tifa.
— Yo había perdido mucha sangre y estaba mareado, pero logré huir.- Seguia contando Barret.- Me desmayé y el doctor Sheiran me encontró. Le debo la vida. Por eso.. elegí esto en lugar de una prótesis para mi brazo derecho. Quería vengarme. Dyne debió elegir igual. Sí, supongo que sí. Estaba convencido de que no había sobrevivido. De haberlo sabido…
— ¿Así que Dyne también quería vengarse de Shinra?- Pregunté.
— Yo qué sé…- Mencionó Barret.- Lo vi alejándose del lugar del tiroteo, pero, aun así, no me cabe en la cabeza que fuera él. Esa no es forma de vengarse. Tengo que hablar cara a cara con él. Tengo cosas que contarle.
— ¡Pues vámonos!- Exclamó Yuffie señalando el desguace.
— Se supone que está ahí encerrado.- Dijo Cloud.
Fuimos hacia el desguace y Barret se nos adelantó mirando fijamente el sitio.
— Habéis dicho que Dyne está aquí, ¿verdad?- Preguntó.
— Supuestamente, si.- Respondí.
— Creo que es mejor que vaya yo solo.- Dijo Barret quitándose las gafas.
— Pero…- Dijo Tifa a lo que Cloud intervino.
— Adelante.- Le dijo Cloud a Barret.
Barret se fue para adentro y nos quedamos afuera, esperandole.
— Espero que esté bien.- Dije yo.
Pocos minutos más tarde, lo vimos salir con Dyne, ayudandole a andar aún algo lejos de nosotros pero se les podía escuchar.
— Oye.- Dijo Dyne.- Anda, si también hay un Soldado. Desgraciado… Nos has vendido a Shinra.
— ¡No!- Exclamó Barret.- ¡Te equivocas!
En ese momento Dyne empezó a disparar como un loco en nuestra dirección y todos nos escondimos detrás de las paredes para que sus balas no nos alcanzaran.
— ¡Ya basta, Dyne!- Exclamó Barret.
— ¿Qué te pasa?- Pregunto Dyne.- Dispara.
— He venido a ayudarte.- Mencionó Barret.
— ¿¡Para ayudarme!? ¿Tú?- Exclamó Dyne mientras se reía.- ¡No me hagas reír! Te has levantado graciosillo hoy, Barret. Esas gilipolleces te las llevas a la tumba.
Se volvieron a escuchar disparos y yo rápidamente salí, estaba claro que le estaba disparando a Barret, tenía que ayudarlo.
— ¡No te entrometas!- Exclamó Barret al verme.- Esto es cosa nuestra… Entre él y yo.
Me quedé mirando la escena, muy preocupada y con el corazón encogido, pero entendía perfectamente que no debía meterme.
Barret y Dyne empezaron a pelear, disparandose. Dyne iba a por todas a por él y Barret se defendía sin evitar dispararle también.
— ¡Ya no somos lo que éramos!- Exclamaba Dyne mientras disparaba.- ¿¡No es así, Barret!? ¿Te acuerdas de cuando pusimos trampas para las ratas y te pillaste la mano en una? ¡Qué risa me eché aquel día!
Cada palabra que decía Dyne me rompía el corazón ya que no podía evitar empatizar con Barret. Debía ser tan duro para él y aun así, le estaba enfrentando. De golpe Dyne cayó de rodillas.
— Eleanor… Marlene…- Dijo Dyne.- Aaah… Veo todo oscuro…
En ese instante un montón de chatarra se le acumuló en el brazo haciendo incluso un arma mucho más fuerte.
— ¡Dyne!- Exclamó Barret.- Confía en mí. ¡Quiero ayudarte!
— ¡Barreeeet!- Exclamó Dyne atacándole de nuevo, pero con más fuerza.
— ¿¡Qué pretendes, Dyne!?- Exclamó Barret una vez más.
Barret le atacó con todas sus fuerzas tirando a Dyne hacia atrás ya sin fuerzas. Barret le volvió a apuntar una vez más.
— Vamos…- Dijo Dyne.
— Dyne, se acabo.- Dijo Barret bajando el arma.
— ¿Qué?- Exclamó Dyne apuntando a Barret de nuevo.- ¿¡Cómo que se acabó!? ¡Nada de esto ha acabado!
— Pues venga, mátame y así le ponemos punto y final.- Mencionó Barret sacándose la prótesis de arma y tirándola al suelo.
— ¡Barret!- Exclamó Tifa.
— ¡No te acerques!- Exclamó Barret.
— Cobarde…- Dijo Dyne riendose.- Así, si mueres, no tendrás que sufrir más, ¿no? ¿De qué vas?
Dyne le pegó un guantazo a Barret girándole la cara haciendo que él cayera al suelo. Le agarré fuerte la mano a Cloud en ese momento, apretandosela, ver todo esto me estaba afectando de gravedad emocionalmente.
— ¡Se supone que has venido a ayudarme a mí!- Exclamó Dyne.
— Yo…- Dijo Barret.
— No has cambiado nada.- Mencionó Dyne agarrandole la cabeza a Barret y apuntándolo con su arma.- Tiras la toalla… a la primera de cambio…
— Perdóname, Dyne.- Dijo Barret, de rodillas.- Fui un idiota. Seguro que había otra opción, pero nos ofrecieron tanto dinero… que me cegué…
— Pagamos con sangre cada guil que nos dieron.- Dijo Dyne.- ¿Sabes…? En mi cabeza… aún oigo su voz. La voz de Eleanor. "No odies… a Barret. Él es inocente…" Entonces, ¿¡de quién es la culpa!? ¿¡De Shinra!? ¡Sí! ¡Siempre es de Shinra!
Dyne empezó a disparar hacia atrás y cuando dirigimos la mirada vimos a un montón de centinelas subiéndose a los escombros para dispararles. Rápidamente Cloud, yo y los demás fuimos hacia allí para luchar contra ellos y quitarlos del camino y que no tocaran ni a Dyne ni a Barret.
Barret tiró al suelo a Dyne para que no le alcanzaran las balas.
— Estoy destrozado…- Dijo Dyne.- Cada vez que mato a alguien, yo también me muero un poquito. Tengo el alma podrida. Me encantaría palmarla yo también… pero no puedo. ¿Por qué? La vida no tiene sentido sin Eleanor y Marlene y, aun así…
— Marlene está viva.- Mencionó Barret enseñándole una foto de carné que llevaba siempre encima de Marlene.- Vive en Midgar y ya tiene cuatro años.
— Marlene…- Dijo Dyne agarrando la foto, temblaba.- Tiene los ojos y el pelo de su madre…
— Después de la explosión, vivía sin vivir en mí.- Explicó Barret.- Había perdido a Myrna, y creía que a ti también. Los remordimientos me carcomían. Marlene me dio fuerzas para seguir adelante. La encontré llorando frente a vuestra casa en llamas, y me la llevé. Desde entonces, ella ha sido mi razón de ser.
— ¿Por eso me la quitaste?- Preguntó Dyne.- ¡Sabías lo mucho que la quería! Lo sabías muy bien, y aun así…
— No he dicho eso.- Dijo Barret intentando que Dyne entrara en razón.
— ¡Me has arrebatado todo lo que he amado!- Exclamó Dyne tirando la foto de Marlene.
— Dyne…- Dijo Barret levantándose y agarrandole el brazo.- Vamos a ver a Marlene, juntos.
— Te odio, Barret…- Exclamó Dyne.- ¿¡Por qué mierdas me dices esto ahora!?
— Dyne…
— ¿¡No ves que tengo las manos manchadas de sangre!?- Gritó Dyne con desesperación.- ¡Está todo perdido!
Dyne apartó a Barret al ver que venían más centinelas por otro lado y les atacó, disparando pero tristemente, mientras los quitaba a todos de en medio, le balearon a él también. El arma se le cayó del brazo y aunque intentó andar un poco, se cayó de rodillas para luego estirarse encima de Barret.
— Dyne…- Dijo Barret.
— Sigue… viviendo… y sufre…- Mencionó Dyne, mirando fijamente a Barret.
— ¡No!- Exclamó Barret.- ¡Noooo!
— Ya estoy aquí, Eleanor…- Dijo Dyne- Ya estoy en casa.
En ese momento Dyne cerró los ojos para no volver a abrirlos nunca más y Barret soltó un grito de desesperación y de tristeza que resonó directamente en mi corazón.
— Barret…- Dijo Tifa, con el corazón en un puño.
— ¡Cloud, mira!- Exclamó Yuffie señalando al cielo.
Miramos al cielo y tres helicópteros de Shinra junto con un robot gigante venían hacia la zona.
— Lo que nos faltaba, joder.- Exclamé.
Fuimos corriendo hacia la entrada del sitio y allí, delante nuestro soltaron al robot gigante.
— Me tratan como a un donnadie… Me anulan la reserva del hotel… Encima, cierran el coliseo por un tiroteo ¡y el chocobo por el que había apostado pierde la carrera!- Alguien hablaba desde dentro del robot. En ese instante asomó la cabeza para ver el director Palmer, de Shinra- ¡Estoy que me pinchan y no sangro! ¡Ya estoy hasta la coronilla! ¡Se van a enteraaar!
Palmer controlaba al robot gigante. Lo analicé rápidamente con mi materia para encontrar que su debilidad era electro y que su punto débil era ponerlo boca abajo. Todos empezamos a atacar, cada uno a su estilo. La rabia y la tristeza me invadian y no estaba para tonterías y menos para derrotar a este pardillo de Shinra.
— Encima va y vienes a molestar.- Exclamé.- Vas a arrepentirte de haber venido.
Rápidamente saqué una de mis materias de invocación que guardaba para ocasiones especiales, mi invocación favorita. Fénix. Lo invoqué y los demás se me quedaron viendo fijamente, nunca había recurrido a las materias de invocación pero estaba harta.
Fénix empezó a atacar sin piedad al robot y por tanto a Palmer, destrozando el robot rápidamente, haciendo que sus funciones poco a poco dejaran de funcionar y que Palmer saliera disparado del robot. Fénix volvió hacia mi, le acaricie el plumaje y le sonreí.
— Gracias por tu trabajo, pequeño.- Le sonreí.
En ese momento Fénix volvió a su materia, desapareciendo y Cloud intentó cargar hacia Palmer pero un helicóptero de Shinra le empezó a disparar. En ese instante, decidimos que lo mejor era meterse hacia dentro del desague, donde estaba Barret y eso hicimos. Allí vimos una devastadora escena, Barret de rodillas, viendo a su amigo muerto en el suelo, con la foto de Marlene en su mano. Tifa se acercó a Barret poniendole una mano en el hombro y Aeris se puso de rodillas al lado de Dyne, rezando. Me dolía tanto verle así.
— No hay tiempo.- Dijo Cloud.- Nos tenemos que largar.
— ¿¡Y cómo!?- Exclamó Yuffie.
De golpe escuchamos un motor de un coche venir a toda pastilla hacia donde nos encontrábamos y allí se paró, delante nuestro. Era un todoterreno rojo, con 8 pedazo de ruedas. Un increíble cacharro. De allí salió Dio quien bajó del todoterreno.
— Zagales, os traigo el vehículo de la huida.- Exclamó Dio.
— ¿¡Director!?- Preguntó Cloud confundido.
El director Dio le agarró el brazo a Cloud y le quitó la pulsera aquella que le había puesto, el geolocalizador.
— Los rastreadores llevaban micrófono integrado.- Explicó Dio.- Lo he oído todo. Ahora sé que eres inocente, Barret. Siento haber sospechado de ti.
Barret seguía mirando fijamente a Dyne, se estaba despidiendo de él con la mirada, para siempre.
— Ese todoterreno es mi modo de disculparme. Lleváoslo.- Dijo Dio acercándose a Barret.- Yo me encargo de zanjar este asunto.
— Se agradece.- Dijo Cloud.
— ¡En marcha!- Exclamó Yuffie.
— Director.- Dijo Cait Sith señalando el coche.- ¿De verdad que no hay problema?
— Es mi deber garantizar la seguridad de los visitantes.- Mencionó Dio moviendo los pectorales.- Lo que hayáis hecho en Midgar, se queda en Midgar. Volved cuando queráis.
Dio le apretó la mano a Cloud y le sonrió antes de apartarse un poco y poniendose al lado del coche. Los demás se dirigieron hacia el coche también quedando Barret y yo en la escena. Agarré el arma de Barret del suelo y me acerqué a él.
— Barret…
— Que viva y sufra, ha dicho.- Me dijo Barret, mirando fijamente a Dyne.
— No sabemos si ese es tu destino.- Dije yo sujetando su arma, que casi era más grande que yo.- Pero, estamos aquí para ti.
Barret me sonrió y agarró el arma de mis brazos, poniendosela.
— Sil, eres un encanto.- Me dijo Barret dedicandome una sonrisa.- Dyne, hasta siempre.
Barret y yo fuimos al coche y ya que vi que nadie se había puesto en el asiento de piloto me senté yo.
— Woah, que pedazo de trasto… Esto es una fantasia.- Abracé el volante. No podía evitar estar algo emocionada por el coche.
— ¿Ya sabrás conducirlo?- Me preguntó Tifa.
— Aquí donde me ves soy una gran fanática de los coches.- Sonreí.- Puedo con esto y con más.
Cuando iba a arrancar vimos a Rude llegar con un grupo de centinelas hacia donde estábamos. No pude evitar reírme un poco al verle de nuevo.
— ¡Zagales, aprended del mejor!- Dijo Dio de golpe.- ¡La vida es un campo de batalla!
Dio cargó contra Rude y los dos empezaron a aplicar fuerza entre ellos. Era el momento idóneo para escapar.
— Chicos, agarraos fuerte, ¡qué despegamos!- Exclamé pisando fuerte el acelerador y saliendo a toda mecha con el todoterreno.
Un helicóptero de Shinra y varios centinelas motorizados empezaron a perseguirnos.
— ¡A todas las unidades!- La voz de Elena sonaba desde el helicóptero.- AVALANCHA se desplaza en un vehículo todoterreno. ¡Seguidles! Repito: AVALANCHA se desplaza en un vehículo todoterreno…
— Deja que yo me encargue.- Dijo Barret. Solo lo podía escuchar, mis ojos estaban centrados en conducir.
— Todo tuyo.- Dijo Cloud.
Empecé a escuchar las balas salir del arma de Barret y antes de pegarle al acelerador giré mi cabeza un momento y miré a Barret.
— ¡Barret, enséñame el arma!- Exclamé.
Barret acercó su arma a mi y yo la imbuí de ELECTRO++ y volví a mirar hacia adelante, controlando el coche y pegando el acelerón de nuestras vidas.
— ¡ESA ES!- Exclamé al notar tanta velocidad, disfrutando de la adrenalina que me provocaba.
— ¡Buena táctica, Sil!- Me dijo Barret disparando a todo lo que se nos acercaba.
— ¡Madre mia!- Exclamó Elena desde el helicóptero.- ¡La ex de Tseng está como una cabra! ¡Nosotros nos retiramos!
En ese momento el helicóptero de Shinra y varios centinelas se retiraron y cuando pensábamos que todo estaba listo Palmer volvió con un robot una vez más.
— ¡Barret, tú puedes!- Exclamó Tifa.
El robot de Palmer explotó al poco tiempo de que Barret empezara a disparar gracias a mi materia electrificante y escuchamos un disparo que se iba hacia el cielo. De un momento a otro, Elena aterrizó en la parte delantera de nuestro coche.
— ¿¡Qué…!?- Exclamó Aeris.
— Rendíos, como es debido.- Dijo Elena mirándonos fijamente.
— No va a durar demasiado allí arriba.- Dije con una sonrisa.
Le di fuerte al acelerador, yendo a más de 200 km/h.
— ¡Eh!- Exclamó Elena.- ¡Pero qué haces, Sil!
— Gente, ¡agarraos!- Exclamé..
Cuando llegué a la velocidad que quería rápidamente puse el freno de mano girando el volante 180º a la derecha haciendo que el coche diera un gran giro rápido para volver a girar 180º a la izquierda sin dejar de apretar el acelerador.
— ¡Se ha vuelto turuletaaaaaa!- Exclamó Cait Sith.
Elena salió disparada por los aires y conseguimos huir de ahí, a toda velocidad dejando a Shinra finalmente atrás. Bajé la velocidad, no podía parar de sonreír.
— Si que disfrutas de la velocidad, Sil.- Dijo Aeris, riendo un poco.
— Espero que no me haya pasado demasiado.- Dije riendo un poco también.
— Ha estado brutal.- Mencionó Barret con una sonrisa.
— Eso, Barret. Me gusta escucharte así.- Sonreí.
Me centré en conducir ahora ya más tranquilamente para poder salir del desierto.
— Marlene, menudo padre tienes.- Dijo Barret de golpe.- Cuando vuelva, se lo contaré todo.
En alguna parte de Midgar…
— ¡Perfecto! Información actualizada de "se busca". Hoy está siendo un día productivo.
— Disfruta usted demasiado.
— Tseng…
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En un mundo paralelo (ZACK POV)
Salí de casa de Aeris para buscar a ese tal Biggs. Agarré un cartel de "Se busca" que contenía una imagen de toda AVALANCHA y por tanto tenía una referencia visual del hombre. Recorté el papel hasta que solo quedó su foto.
— Manos a la obra.- Dije.
Me puse a buscar por toda la barriada del sector 5 hasta le pregunté a varias personas de la zona por si lo habían visto pero nadie sabía nada. No tenía ni idea de por donde seguir buscando, se me estaba haciendo cuesta arriba. De golpe el suelo tembló y no demasiado lejos de aquí vi un humo muy negro.
— ¿Ya está AVALANCHA haciendo de las suyas?- Dijo un residente de la barriada.
— No lo descartaría.- Le respondió otro.
— ¡Mejor que eche un vistazo!- Dije para mi.
Lo más posible es que, si lo había hecho AVALANCHA, Biggs sería el que estaría allí. Empecé a correr en dirección al humo, había sido una bomba, también había fuego y de golpe allí vi a un chico con una bandana roja. Miré la foto y volví a mirar al chico.
— ¡Biiiingo!- Exclamé acercándome rápidamente a él.
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Mundo original (Sil POV)
— A ver, prrrstadme antención.- Dijo Cait Sith.- ¿Adónde nos dirigimos, gentecilla?
— Al sur. Vamos al sur.- Dijo Barret.
— ¿Qué se nos ha perdido ahí?- Preguntó Cloud.
— Al norte está Corel, ¡y yo no vuelvo ni loco!- Exclamó Barret.
— ¡Al sur, pues! ¡Yo te indico, Sil! Soy el mejor miaucopiloto.- Me dijo Cait Sith.
— ¡Allá vamos!- Exclamé con una sonrisa.
Le pegué fuerte al acelerador. No sabia que era lo que nos deparaba el destino al llegar a la siguiente región pero estaba llena de energía para descubrirlo.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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MI VIDA ENTERA
VIVO POR ESTA MARAVILLOSÍSIMA HISTORIA 💖💖💖💞💖💞
Capítulo 7 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Región de Corel: Norte.
Después de pasar unas vacaciones moviditas en Costa del Sol nos dirigiamos al Monte Corel, en la misma región. Salimos de Costa del Sol y allí nos esperaba una pequeña cría de chocobo.
— ¡Mirad!- Exclamé.- ¿Querrá lo mismo que quiso la otra?
— ¡Vamos a seguirla!- Exclamó Aeris.
Fuimos corriendo detrás de la cría y nos llevó a otra chocobo parada de bus. Tenía la señal caída y Cloud se apresuró a levantarla del suelo y colocarla bien. Me acerqué a la pequeña cría y le hice una caricia en el plumaje que pareció gustarle mucho regalándome una pluma dorada.
Monte Corel: Punto de partida.
Seguimos avanzando por la región y no tardamos mucho en avispar la señal que daba la bienvenida al Monte Corel. Nos encontrábamos abajo del todo y teníamos que subir lo máximo que pudiésemos y para ello queríamos recurrir al telesilla que había disponible. Red XIII se acercó a esta y se lo quedó mirando.
— Parece que está fuera de servicio.- Dijo Red XIII.
— ¿Cómo vamos a subir…?- Preguntó Aeris.
— ¡Superfácil!- Exclamó Yuffie.- Toca disfrutar de las vistas.
— No hay nada que ver.- Añadió Barret.- Solo un reactor de mako hecho polvo.
— Ah, claro.- Dijo Tifa.- Seguro que tú conoces bien la zona.
— Entonces… ¿hay que subir andando?- Pregunté mirando fijamente todo el camino que se nos venía encima.
— No nos queda más remiedo.- Dijo Cloud.
— Venga, vamos.- Dijo Barret.
— ¡Eh, oye!- Exclamó Yuffie mirando a Cloud.- ¿Sabías que las materias son mako condensado?
— Sí.- Respondió Cloud. No pude evitar reír un poco.
— O sea, que si hay un reactor de mako, habrá materias…- Dijo Yuffie con una sonrisa y dándole un buen empujón a Cloud.- ¡Venga, en marcha!
Nos pusimos a andar moderadamente para empezar lo más rápido posible con nuestra trayectoria.
— Yuffie.- Dijo Barret.- Ahora eres parte del grupo. No puedes hacer lo que te venga en gana.
— ¿Qué pasa, que ahora voy a tener que pediros permiso para todo?- Preguntó Yuffie.
— Eso es.- Mencionó Barret.
— Ah, vale.- Dijo Yuffie.- Entonces, ¿puedo cantar?
— ¿Eh?- Preguntó Barret confundido.
— ¿Puedo rascarme la espalda?- Volvió a preguntar Yuffie- ¿Me puedo hurgar los oídos? ¿Tengo permiso para bostezar? ¿Me das permiso? Porfi, porfi, ¿me das permiso?
— ¡Mira que eres pesada!- Exclamó Barret.- No te doy permiso.
— ¡Tirano!- Exclamó Yuffie!- ¡Abusóóón! Tifa, ¿cómo aguantas a este?
— Tiene más virtudes que defectos.- Respondió Tifa.
— O sea, ¿un 49 por ciento de defectos y un 51 de virtudes?- Preguntó Yuffie.
— Hay más diferencia.- Dijo Tifa.
— ¿Como… 45 y 55?- Añadió Yuffie.
— Pues…- Mencionó Tifa.
— Tifa…- Dijo Barret.
— Barret es un buen tio.- Dije yo con una sonrisa intentando mantener mi respiración.- Una vez que le conoces bien aprecias como es.
— Pues ¡Barret!- Exclamó Yuffie.- ¡Muestrate!
— No sé si ha sido buena idea añadirla al grupo…- Dijo Barret suspirando.
En ese momento todos empezaron a acelerar un poco el paso y yo me quedé atrás junto con Aeris. No estábamos acostumbradas a tanta tralla y se nos notaba.
— Sil y Aeris parecen muy cansadas.- Dijo Tifa.
— Perdonad… Es que me pesan las piernas…- Dijo Aeris mirandoles.
— No estoy demasiado acostumbrada a subir montañas de esta manera, como podéis imaginar.- Dije yo riéndome un poco.
— Vamos a parar un poco.- Mencionó Cloud.
— Pero si no nos damos prisa, se van a esfumar las materias…- Dijo Yuffie.- Digo, los de las túnicas. Tengo una idea. Puedo adelantarme yo y reconocer el terreno. Ya me alcanzáis luego. ¡Venga, nos vemos!
Yuffie en ese momento salió corriendo monte arriba.
— ¿¡Cómo que "nos vemos"!?- Exclamó Barret siguiendo a Yuffie.
— Yo también voy.- Dijo Tifa.- Estoy preocupada por Barret. Lo noto un poco raro…
— Vale, mejor.- Dijo Cloud.
— Os esperamos, así que subid con calma.- Dijo Tifa para luego mirarnos a mi.- Ah y, cuidad de Sil, ya sabemos que se escurre y desaparece a veces en estas situaciones.
— ¡Oye!- Dije riendome un poco.- ¡Eso solo fue una vez!
Tifa rió y se fue corriendo monte arriba.
— No entiendo como pueden tener tanta energía.- Dije respirando hondo para recuperar fuerzas.
— Se han movido mucho más que nosotras, seguro.- Mencionó Aeris con una risa.
— Terminaremos la aventura y seremos igual de atléticas que los demás.- Dije con una sonrisa.
— Pues eso espero porque mis piernas me matan.- Dijo Aeris.
Las dos nos reímos y volvimos a emprender camino, esta vez los tres y a una velocidad moderada. Cloud iba comprobando con la mirada de vez en cuando nuestro estado. Íbamos haciendo poco a poco, siguiendo las señales que Yuffie había dejado pintadas en la pared para que pudiéramos saber el camino.
— ¿Cómo estáis?- Nos preguntó Cloud cuando ya habíamos recorrido bastante camino.
— Rara.- Dijo Aeris.- Me siento como si no me pesara el cuerpo. Como si alguien me empujase.
— ¿En serio?- Pregunté mirandola.- Oye, dile al que te está empujando que yo también quiero.
— ¡Vale!- Exclamó Aeris.- ¡Holiiiii! ¡Montaña, o quien seas! ¿Podéis empujar a mi amiga también? ¡Le está costando! ¡Gracias!
— Gracias Aeris, así seguro que me va mejor.- Dije riéndome un poco.
Cloud se acercó a mí en ese momento y me agarró la mano.
— Yo te ayudo, vamos.- Dijo Cloud.
Zona de obras del reactor de mako.
Noté como mis mejillas se volvían rojas de repente y las mariposas volvieron a custodiar mi estomago. Le agarré la mano con fuerza también y al final llegamos a un sitio con el logotipo de Shinra arriba de una puerta. El ruido de un helicóptero sonaba desde arriba.
— Un helicóptero de Shinra.- Dijo Cloud sin soltar mi mano.
— ¿Creéis que Yuffie y compañía estarán en apuros…?- Preguntó Aeris.
— Aprisa.- Dije yo.
Llegamos a la parte de arriba de la zona de obras y vimos al helicóptero parado. De él salían encapuchados y el helicóptero estaba liderado por Rude y Elena.
— Venga, aprisa.- Dijo Elena bajando a los encapuchados.
— Los Turcos…- Mencionó Aeris.
— Ah, muy buenas.- Dijo Elena al vernos.
— ¿Nos veníais siguiendo?- Preguntó Cloud.
— ¿Eh?- Preguntó Elena con una mano en la cabeza y mirando a los encapuchados.- No, qué va. Estos de aquí se habían perdido en Junon. Los recogí, pero de repente están muy alterados, así que les he pedido que bajen. La verdad, no sé qué mosca les ha picado… Bah, qué más da. No me pagan por pensar.
— ¿Ya os vais, entonces?- Pregunté.
— Rude y yo sí.- Me contestó Elena.
Justo en ese instante Elena sacó un dispositivo con un botón el cual activó, cerrando las puertas y llamando a un robot helimetralleta 2.0.
— Me gustaría hacer yo los honores, pero tengo mucho trabajo.- Dijo Elena.- Así que tengo que delegar esa tarea en este trasto.
El robot se preparó para tirarnos fuego y yo rápidamente usé mi materia de barrera en nosotros tres.
— Ah y por cierto.- Dijo Elena.- Sil, Reno me ha pedido que te mande recuerdos.
En ese momento el helicóptero se fue y yo dejé ir un suspiro poniéndome en guardia. Empecé a usar ELECTRO+ contra el robot, siempre es la debilidad exponencial de las máquinas ya que sus circuitos se rompen o se estropean.
— La vida no le está bajando absolutamente nada.- Exclamé usando mi habilidad de análisis.- Y si, su debilidad es el electro. ¿Qué hacemos?
— Joder.- Exclamó Cloud.- No nos queda otra que seguir atacando.
— ¡Espera tengo una idea!- Fui rápidamente hacia Cloud usando mi materia eléctrica en su espada, imbuyendola de ELECTRO++.- ¡Cloud usa tu limite!
Cloud asintió a mi propuesta y rápidamente utilizó su límite, fusionando nuestras dos habilidades principal y electrocutando a la máquina haciendo que cayera rodando por el suelo y explotara.
— ¡Genial!- Exclamó Aeris mirandonos con una sonrisa.
— Parece que los Turcos han vuelto a la carga.- Dije yo cruzándome de brazos.
— No hacen más que estorbar. En todos los sentidos.- Mencionó Cloud.
— Sip.- Dijo Aeris.- Pero por suerte tenemos a Sil en el equipo que los mantiene algo más pacíficos, ¿no?
— Podríamos decir que algo si. Pero normalmente solo con ella.- Añadió Cloud.
— Mientras no molesten mucho más. Porque vamos, tirarnos un robot así solo hacen que molestar- Dije yo.- Bueno, vamos que los otros cuatro tienen que estar esperándonos.
En un mundo paralelo (ZACK POV)
Descansaba en el matalas viejo de una casa abandonada de la barriada del sector 5 justo cuando escuché que alguien tocaba la puerta de donde me encontraba. Me levanté de un salto yendo directamente hacia esta y abriendola encontrándome de frente a la madre de Aeris.
— ¿Elmyra?- Pregunté confundido.
— Tú debes de ser Zack.- Dijo Elmyra mirándome fijamente, como analizando.
— Sí.- Dije abriendo totalmente la puerta.
Elmyra entró de golpe a la casa abandonada y yo cerré la puerta tras ella girándome y mirándola, parecía muy agobiada.
— ¿Dónde está Aeris?- Preguntó Elymra muy agitada.
— Arriba.- Dije señalándole unas escaleras de la casa.
Ella subió rápidamente por las escaleras y yo decidí seguirla e ir con ella a ver el estado de su hija. Arriba había dejado en dos colchones a Cloud y a Aeris, tapados. Seguían los dos inconscientes.
— Tengo que llevármela.- Dijo Elmyra agarrando la mano de su hija.
— Shinra tiene vigilada vuestra casa.- Añadí.- Los he visto merodeando.
— Ya se habrán ido.- Mencionó Elmyra.- Ahora mismo tienen problemas más graves de los que ocuparse.
— Aun así…- Dije yo intentando convencerla. No me hacía nada de gracia poner en peligro a Aeris.
— Tú no vas a poder cuidar de ella. ¿Me equivoco?- Me preguntó Elmyra.
— ¡Claro que puedo! Igual que cuido de Cloud.- Dije yo con determinación.
— ¡Qué vas a poder!- Exclamó Elmyra.- Mírala. Mira cómo tiene la piel. ¡Parece papel! Y esas ronchas…
Solo pude rascarme la cabeza, con algo de culpa.
— Perdona.- Dijo de golpe Elmyra.- Cuando leí la carta, supe que debía prepararme para lo peor, pero no esperaba verla así…
— Ya…- Dije yo, era lo único que me salía.
— He traído una silla de ruedas prestada.- Mencionó Elmyra.- Que Aeris vaya en ella, y tú llevas a Cloud a cuestas. ¿De acuerdo?
— Sí, me parece bien.- Dije rápidamente señalando varios objetos personales que había dejado de Aeris en una mesita de noche.- Eso es de Aeris.
— Sí, lo sé.- Añadió Elmyra agarrándolo.
Agarré a Cloud y lo subí a mi espalda como bien pude y Elmyra puso a Aeris en la silla de ruedas. Cuando salimos de la casa allí no es esperaba un niño, Oartes.
— ¿Eh? ¿Aeris?- Preguntó Oates al verla en la silla de ruedas.- ¿Qué le pasa? Aeris… ¡Aeris!
Oartes se giró, triste y se marchó cabizbajo. Un revuelto de emociones movieron mi interior. Empezamos a andar hacia casa de Aeris.
— Oye, Elmyra.- Mencioné.
— ¿Qué?- Dijo Elmyra centrada en empujar a Aeris.
— ¿Qué está pasando aquí?- Pregunté. Todo era raro desde que había vuelto.
— Que se está acabando el mundo.- Dijo Elmyra parándose de golpe.- Al menos, eso dice la gente.
Miré al cielo y una gran brecha de color naranja lo adornaba. ¿Sería este de verdad el fin del mundo? Muchas cabezas inundaban mi cabeza y además no podía parar de pensar en alguien…
Sil, ¿dónde estás?
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Mundo original (Sil POV)
Cuando nos dirigimos a la puerta para salir de la zona donde habíamos luchado contra la máquina nos dimos cuenta Cloud y yo de que Aeris se había parado por completo, mirando al cielo.
— Aeris.- Dijo Cloud para llamar su atención.
— ¿Hacia dónde está Midgar?- Preguntó Aeris con la voz un poco rota.
— Al este de aquí.- Mencionó Cloud señalando.- Por ahí.
— Espero que mi madre esté bien.- Dijo Aeris mirando en esa dirección.
— Cuando la vimos por última vez, estaba bien.- Agregó Cloud.- Solo un poco preocupada.
— Sí.- Dije dedicandole una sonrisa.- Estoy totalmente segura de que lo está llevando lo mejor posible, es una mujer fuerte.
— Qué mala hija soy.- Exclamó suavemente Aeris, decepcionada con ella misma.
— Cuando le expliques todo, verás como lo entiende.- Mencionó Cloud.
— No va a ser fácil de explicar…- Dijo Aeris mirándonos.
— Te ayudaré cuando llegue el momento.- Dije.
Seguimos subiendo la montaña y llegó un punto en el que finalmente vimos al grupo, esperándonos.
— ¡Por aquí!- Exclamó Yuffie.
— Ya estamos.- Dijo Aeris cuando les alcanzamos. Otra vez juntos.
— ¿Estáis mejor?- Nos preguntó Tifa.
— Sí, pero sudando como un pollo.- Mencionó Aeris.
— Al final el camino se ha hecho ameno.- Respondí yo.
— ¿Has reconocido la zona?- Dijo Cloud mirando a Yuffie y poniendo una de sus manos en su cadera.
— ¡No hay ni un solo enemigo!- Explicó Yuffie haciendo el saludo de soldado.- Ni tampoco materias.
— Vaya…- Dije riéndome un poco.
— Eso es porque aún no hemos llegado al reactor.- Mencionó Barret.
— ¡Pues vamos a espabilar!- Dijo Yuffie de golpe.- ¡Que los de las túnicas van a llegar antes que nosotros!
Reactor de mako de Corel
Nos pusimos en marcha y después de andar menos de 60 metros nos encontrábamos finalmente en el reactor de mako de Corel. Unas carreteras y caminos rodeaban a un agujero enorme lleno de mako. Allí habían varios encapuchados, andando por los caminos.
— Oye, ¿qué les pasa a los de las túnicas?- Preguntó Yuffie
— Son víctimas de Shinra.- Dijo Barret.
— Ah… Entonces, son como nosotros, los de Wutai.- Dijo Yuffie suspirando.
— ¿Eh?- Preguntó Tifa descolocada.- ¿Qué quieres decir?
— Shinra bombardeó Wutai todo lo que quiso y más.- Explicó Yuffie.- Destrozaron nuestras ciudades y a su gente. Y, para colmo, nos obligaron a firmar una tregua de pacotilla.
— Pero seguro que agradecisteis el alto el fuego.- Dijo Barret.
— Los viejos del gobierno lo firmaron sin consultar a nadie.- Dijo Yuffie mirando a Barret fijamente.- Siempre habían tomado todas las decisiones en nuestro país. así que nadie protestó. Pero al final nos hartamos. Lo que esperaban los wutaianos era la ayuda del coronel Glenn y sus hombres. Tres ex-Soldados que desertaron. Tres guerreros invencibles.
— No me suenan.- Mencionó Cloud.
— Los conservadores eran como grilletes oxidados que ataban Wutai, pero ellos nos liberaron.- Explicó Yuffie.- También contaron con el apoyo del general Sufur, hombre de confianza. Hubo una revolución. Y se creó un gobierno provisional.
— Una revolución, ¿eh?- Dijo Barret.- No está mal.
— Totalmente tu rollo, ¿eh, Barret?- Agregué con una sonrisa.
— Podria ser.- Contestó Barret riendo un poco y haciendo que Yuffie también riera.
— ¿Por qué "provisional"?- Preguntó Aeris.
— Porque el gobierno de verdad lo elegiremos todos los wutaianos cuando acabe la guerra con Shinra.- Respondió Yuffie.- Por eso luchamos. Para que nuestro futuro deje de ser provisional. ¿A que es emocionante?
Todos nos miramos, la historia de Yuffie era algo probablemente ninguno de nosotros había escuchado antes con tanta claridad. Yuffie empezó a andar y se paró al ver que no avanzábamos.
— ¿Qué os pasa?- Preguntó Yuffie.- ¡Espabildad!
Empezamos a correr por los caminos que rodeaban el pozo de mako siguiendo a Yuffie quien iba en cabeza hasta que ella se paró para mirar el gran agujero.
— Oye, ¿todo esto es mako?- Preguntó Yuffie.
— Sí.- Respondió Cloud.
— O sea, que aquí tiene que haber unas materias increíbles, ¿no?- Exclamó Yuffie toda emocionada.- Unas materias que sean para chillar "¡Uaaaah!" de la impresión.
Yuffie se acercó más al agujero y miró fijamente al mako para conseguir ver materias pero en vez de eso unas burbujas salieron del mako.
— ¡Ay!- Exclamó Yuffie agarrando el brazo de Cloud.- ¿Qué pasa?
De golpe del mako salió una especie de ballena extraña con una materia enorme en su estómago. Inmediatamente se volvió a meter en el mako.
— ¿Qué es eso?- Exclamó Barret.
— Un Arma.- Respondí yo mirando fijamente el pozo de mako.- Guardianes del planeta.
Todos me miraron fijamente, sorprendidos por mis palabras. Yo tampoco sabía de dónde había sacado esa información, pero al ver al Arma la recordé inmediatamente.
— Se dice que aparecen cuando el planeta corre peligro.- Añadió Red XIII.- Hojo aspira a estudiarlos.
— ¡Oye habéis visto eso!- Dijo Yuffie mirándome fijamente a los ojos y agarrándome los brazos.- ¡Tenía incrustada una materia enorme en el cuerpo! ¿Creéis que se dejará atrapar…?
— ¿Piensas atrapar a un guardián del planeta?- Preguntó Red XIII.
— ¿Es que no os llama esa materia tan enorme?- Dijo Yuffie.- Ah, pero me la he pedido yo.
— En general…- Dije desviando la mirada para otro lado.- el Arma es una materia que ha cobrado vida, podríamos decir… La materia esta que llevan incrustada tiene el nombre de materia Magna…
— ¡Woahhh!- Exclamó de golpe Yuffie.- A ver como la consigo…
— Vale, pues tú te quedas a meditar cómo atraparlo. Ya nos contarás.- Dijo Cloud mirando a Yuffie.
— ¡Antipático!- Dijo Yuffie señalando a Cloud.- Volveré a verte, Armita mía… Hasta entonces, que no te pillen.
— Que haya aparecido un Arma significa que Shinra está fastidiando bien el planeta, ¿no?- Preguntó Barret.- Es decir, que la causa de Avalancha es justa ¿verdad?
— Más que justa.- Dije yo.- Pero ojalá fuera así de fácil…
— Shinra no es la única amenaza para el planeta.- Mencionó Cloud.
— También está Sephiroth.- Añadió Tifa.
— Vamos.- Dijo Aeris.- Hay que ayudar al planeta.
Empezamos a retomar el camino yendo hacia dentro del reactor, entrando por una especie de puerta gigante y metiéndonos en el ascensor.
Minas de carbón de Corel: Acceso al reactor de mako de Corel.
Salimos del ascensor mirando fijamente la zona. Los bichos se habían adueñado de las minas así que decidimos que lo mejor era salir de allí y ir por otro camino a donde queriamos llegar. Nos dirigimos hacia afuera y subimos unas escaleras viendo un carril de vías y muchos encapuchados dirigiéndose hacia la misma dirección pero sin éxito. El puente estaba levantado y no podían cruzar.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Yuffie.
— Hay un puente, pero está levantado.- Dijo Red XIII.- No se puede cruzar.
— ¿Qué hacemos?- Volvió a preguntar Yuffie.
— Barret, ¿sabes cómo bajarlo?- Preguntó Tifa.
— Hay una sala de control.- Dijo Barret señalando la parte de arriba de la estructura.- Se baja desde allí.
— ¿Y cómo llegamos?- Preguntó Aeris.
— Cruzando las minas.- Mencionó Barret.- Llevan abandonadas mucho tiempo, así que a saber qué nos encontramos.
Giramos la mirada al escuchar a los de las túnicas andar y vimos como se estaban tirando al vacío.
— ¡Que ahora bajamos el puente! ¡Esperad!- Exclamó Barret.
En ese momento Cloud dio un paso hacia adelante como si también fuera a tirarse y no pude evitar asustarme.
— ¡Eh!- Exclamó Barret tirándolo hacia atrás. Cloud en ese momento puso una mueca de dolor y casi se desmaya- ¿Cloud? Ven…
Barret lo agarró y lo llevó al lado, a sentarse en una caja. Cloud no podía ni levantar la mirada. Estaba muy preocupada por él. Me puse a su lado y le agarré una mano, entrelazando nuestros dedos.
— Quizá te esté afectando el mako.- Dijo Red XIII.- Deberías descansar.
— Entonces, ¿dejamos a Cloud descansando y vamos nosotros a bajar el puente?- Exclamó Yuffie.
— Vale.- Dijo Tifa levantándose del suelo.
— Hablaremos por ese interfono.- Mencionó Barret.- Tú descansa tranquilamente, Cloud. Sil, ¿te quedas con él?
— Sí, no os preocupéis. Yo le vigilo.- Dije sin quitarle la mirada a Cloud.
— ¡Vale, pues en marchaaa!- Dijo Yuffie.
Todos los demás se fueron hacia las minas. Cloud estaba como que no estaba. Le apreté más fuerte la mano y me apoyé en él, cerrando mis ojos. Era una de las primeras veces que a él le sucedía una cosa extraña y a mí no, así que estaba aterrada por él.
Poco a poco empezó a recobrar conciencia y cuando levantó su cabeza su mirada se dirigió a mi. Mis ojos se iluminaron, de golpe todo el dolor que sentía en el corazón paró. Entonces él, en un movimiento rápido, me acercó a él, abrazándome fuerte. Mi cuerpo se quedó inmovil por unos segundos pero mi corazón empezó a retumbar en mi. Le correspondí por unos segundos antes de que Cloud me separara de él y me mirara firmemente a los ojos para volver a acercarme juntando nuestros labios en un beso lleno de amor y de necesidad.
No se si todas las emociones se me mezclaron en ese momento y todo lo que tenía dentro necesitaba salir, que me emocioné. Varias lágrimas salieron de mis ojos mientras el beso duraba. Poco después, él separó su cara de mi y con sus manos limpió mis lágrimas.
— Estoy bien…- Me dijo mirándome fijamente.
— Perdón.- Expresé, agarrandole una vez más su mano.
Justo en ese instante escuchamos el puente bajar finalmente y nos levantamos los dos, sin dejar de agarrarnos la mano.
— Mira, ¡lo han conseguido!- Dije, mucho más tranquila.
De golpe el interfono se iluminó y Cloud y yo fuimos hacia allí.
— ¡Holaaaa! Al habla Yuffie. ¿Eres Cloud?- Preguntó Yuffie desde el otro lado del interfono.- ¿Te encuentras mejor ya?
— Estoy bien.- Respondió Cloud.
— Vamos a bajar en la vagoneta de la mina, así que seguid las vías y reuníos con nosotros. A mitad de camino hay un puente. Quedamos ahí.- Dijo Barret también desde el otro lado.
— De acuerdo.- Contestó Cloud.
— Ya que estás, ajústanos la ruta de la vagoneta.- Mencionó Barret.- Tengo aquí una cobarde que dice que busques una ruta tranquilita.
— Por lo que más quieras, Cloud…- Dijo Yuffie desde el otro lado.
— Aunque a mí me gustan las emociones fuertes.- Añadió Barret.
Empezamos a andar por las vías rápidamente para llegar al punto de cambio de ruta de la vagoneta.
— ¿Qué tendríamos que hacer?- Pregunté yo.- Creo que si fuera yo, me gustarían también las emociones fuertes.
— Entonces, ¿no lo ajustamos?- Me preguntó Cloud.
— Estoy segura de que a Yuffie le gustará al final.- Dije con una sonrisa.
Seguimos avanzando por los raíles hasta llegar al final del trayecto justo donde habiamos dicho de quedar con los demás. Allí se encontraba un interfono, el cual activamos para podernos comunicar con los demás.
— ¡Cloud, Sil!- Exclamó Yuffie desde el otro lado.- ¿La ruta es segura?
— Dentro de lo que cabe.- Dijo Cloud.
— ¿Sí? ¿No será muy movidita?- Volvió a preguntar Yuffie.
— Gracias. Ahora nos vemos- Dijo Barret colgando el interfono.
— Ahora nos queda esperar.- Mencioné con una sonrisa.
De un momento a otro escuchamos el sonido de la vagoneta llegar y salimos de la caseta yendo a ver su situación.
— ¿Estáis vivos?- Les pregunté a los cinco con una sonrisa.
— Milagrosamente, si…- Dijo Yuffie.
— ¡Cheep!- Un pajarito muy mono se situaba en el hombro de Barret.
— ¡Ay!- Exclamé con una sonrisa.- ¡Pero que monada!
— ¿A qué si?- Dijo Aeris mirando al pajarito también.
— Lo salvamos y nos ha seguido.- Mencionó Yuffie.
El pajarito se puso en el hombro de Cloud y yo me lo quedé mirando fijamente.
— Pero… si tienen el mismo pelo.- Dije riendome un poco y acercándome al pajarito y tocando su piquito haciendo que me mirara.- Que monada…
— Son clavaditos, ¿a que sí?- Dijo Yuffie.- Lo hemos llamado Cloudipico.
— Le queda increible.- Miré fijamente a Cloudpico.- Encantada, Cloudipico, me llamo Sil.
Cloudipico empezó a revolotear sus alas y se puso justo delante de Cloud.
— Déjame, anda.- Dijo Cloud.
Eran tan monos. El ambiente había apaciguado mucho, a todos nos estaba resultando muy cómica la situación. De golpe un pájaro enorme se puso encima de la caseta y Cloudipico se emocionó yendo hacia el pájaro. Parecía su madre. Cloudipico se puso en el hombre de su madre y el ave alzó el vuelo.
— Es mejor que esté con su familia.- Dijo Barret mirando al cielo.
— ¡Cuídate, Cloudipico!- Dijo Yuffie diciéndoles adiós con la mano. Yo me sumé a ella junto con Aeris.
Al otro lado del puente vimos a dos de las túnicas dándonos a entender que el camino que estábamos haciendo era el correcto.
— Vamos.- Dijo Cloud.
Mientras cruzábamos el puente a Barret no se le veía demasiado seguro.
— Esto va a ser un asco.- Expresó Barret.
— Cuesta volver a casa, ¿eh?- Mencionó Cloud.
— Ya verás.- Respondió Barret.
Corel Norte.
Llegamos al pueblo natal de Barret y justo al cruzar varios aldeanos del pueblo se nos quedaron mirando fijamente.
— Vaya, mira tú por dónde.- Dijo uno de los aldeanos.- Don Barret vuelve a honrarnos con su presencia.
— ¿No se te cae la cara de vergüenza?- Dijo otro de los aldeanos viniendo hacia nosotros y parándose en medio de nuestro camino. Uno de ellos incluso fue hacia Barret y le tocó la cara, vacilandolo y el otro le tiró vino encima.
— ¿Quieres que te demos la bienvenida?- Exclamó uno de los aldeanos.
La sangré hervia dentro de mi por ver esa situación y rápidamente tuve que tomar cartas en el asunto metiendome en medio y empujándolos fuerte.
— Que hijos de puta.- Exclamé.- ¿¡No os da vergüenza a vosotros o qué!? ¡Inútiles!
Saqué mi espada, todos me miraban muy sorprendidos de mi reacción. Barret me agarró, levantándome y poniéndome a su lado.
— Sil… Da igual…- Me dijo Barret mirándome con los ojos tristes.
Los aldeanos en ese momento se fueron.
— ¿Vas a dejar que se vayan?- Preguntó Yuffie. Parecía estar en las venas, igual que yo.
— Es lo que toca.- Dijo Barret poniéndose sus gafas de sol.- Andando.
— Jovencitas.- Nos dijo una aldeana que estaba por allí.- Si os juntáis con ese, vais a acabar mal.
— ¿Puedes no meter tus narices dónde no te llaman?- Exclamé mirando a la señora.
— Sil…Por favor- Dijo Barret.
— No voy a dejar que te intenten humillar de esta manera, Barret…- Dije dejando ir un suspiro.- Ni de coña…
Barret puso su mano en su hombro y me miró, sin saber como reaccionar del todo. Poco después volvió a mirar hacia adelante.
— Aquí no se ve ni aun túnicas…- Dijo Barret.
De golpe otro aldeano nos paró, mirando a Barret.
— ¿Qué pasa?- Exclamó el aldeano dirigiéndose a Barret.- ¿Te han echado de donde estabas? ¿O vienes a sacarnos más dinero?
— Sil.- Me dijo Barret inmediatamente.- No les hagas caso…
— Pero… como puedo no hacerles caso…- Dije mirando al suelo, me sentía muy impotente.
Mientras seguíamos andando más aldeanos le hablaban de malas maneras a Barret.
— Qué poca vergüenza tienes, volviendo aquí.- Dijo uno de los aldeanos.
— ¡Lárgate y no vuelvas!- Expresó otro de los aldeanos.
— Barret, ¿estás bien?- Le preguntó Tifa al ver el comportamiento pasivo de Barret.
— Sí.- Respondió Barret.
— ¿Te has buscado una mujer nueva?- Le preguntó vacilando a Barret un aldeano.- Lo que hay que ver… Habrás venido a jactarte de lo bien que te va.
— Tifa, no los escuches tu tampoco…- Dijo Barret.
Seguimos avanzando y de golpe Tifa se puso a correr parándose delante de lo que parecía ser una clínica.
— Chicos, ¿os importa que entre un momento?- Nos preguntó Tifa.- Quiero saludar a alguien.
— ¿A quién?- Pregunté.
— Hace cinco años, me trajeron aquí desde Nibelheim. El doctor Sheiran me salvó la vida.
— Claro.- Dijo Cloud.
— No sabía que había sido Sheiran el que te salvó…- Mencionó Barret.
— Venid.- Dijo Tifa.
Entramos Cloud y yo y noté una mala presencia. Vi como Cloud miraba a un punto fijo y se agarraba la espada de la espalda, sin sacarla. Rápidamente dirigí mi mirada a ese punto y vi a Sephiroth. Me empezó a doler la cabeza.
— Cloud. No te dejes engañar. Yo soy vuestra única verdad.- Dijo Sephiroth alargandonos el brazo.
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud sacando su espada y atacando.
— ¡Para!- Exclamó Tifa.
De golpe Barret paró a Cloud y cuando volví a mirar bien allí no estaba Sephiroth sino un encapuchado.
— Otra vez…- Dije susurrando para mi poniéndome una mano en la cabeza.- Me estoy volviendo loca…
— Pero ¡¿qué haces!?- Exclamó Barret mirando a Cloud.
— ¿Qué pasa aquí?- Preguntó una voz desconocida. Del otro lado de la clínica salió viendo al doctor Sheiran.- ¡Tú por aquí, Barret!
— Hola, doctor. Cuánto tiempo.- Dijo Barret.
— ¿Cuántos años hace ya?- Le preguntó el doctor a Barret. Él no respondió.- Veo que llevas una prótesis muy poco discreta. Pero bueno, me alegra verte bien.
— Lo mismo le digo.- Le respondió Barret.
— Bueno, yo tengo mis achaques, pero soy feliz atendiendo a mis pacientes.- Mencionó el doctor Sheiran para luego dirigir su mirada a Tifa.- Y…
— ¿Se acuerda de mí?- Preguntó Tifa.
— ¡La duda ofende!- Dijo Sheiran.- ¡Tifa, cómo has crecido! ¿Ya no te duele?
— Se lo debo a usted.- Dijo Tifa.- Muchísimas gracias por salvarme. De no haber sido por usted, yo ahora estaría…
— Tuviste muy buena suerte de que hubiera cerca un helicóptero de Shinra.- Mencionó Sheiran.
— ¿De… Shinra?- Preguntó Tifa, confundida.
— No me extraña que no te acuerdes. Pero en Shinra también hay buena gente.- Agregó el doctor.- Tifa, lo que te salvó la vida fue la buena voluntad de quienes te rodeaban. Nunca lo olvides. Si echas a perder ese regalo, no sé si podré perdonártelo.
— Vale…- Tifa asintió.
— Ahora que me fijo.- Dijo el doctor mirándonos a todos.- Tenéis una curiosa compañía. Ah, ya que estáis aquí, me gustaría pediros un favor. Quiero sacarle sangre a ese paciente, pero no para de moverse. ¿Me lo sujetáis?
Barret se acercó al encapuchado en cuestión y lo agarró, paralizandolo y el doctor se acercó con una aguja.
— Estos pobres padecen envenenamiento por mako.- Dijo Sheiran.- Pero al analizar su sangre he descubierto algo la mar de curioso.
— ¿De qué se trata?- Preguntó Cloud.
— Por sus venas corren unas células que son una incógnita para mí. No conozco su propósito, pero ya las había visto antes.- Explicó Sheiran antes de mirar a Cloud.- Por tus ojos, diría que eres Soldado.
— Ex-Soldado.- Mencionó Cloud.
— En lo que a los Soldados respecta, no hay "ex" que valga. Soldado se es hasta la tumba.- Dijo Sheiran.- ¿Puedo sacarte sangre?
— Ni hablar.- Respondió Cloud.
El señor dirigió su mirada a mi y se me quedó mirando fijamente.
— ¿Y tú..? ¿Cómo es que tienes mako en tus ojos…?- Me preguntó el doctor.
— ¿Mako en mis ojos? ¿Qué dice?- Parpadeé y lo volví a mirar fijamente. En ese momento el doctor levantó su ceja mirándome los ojos fijamente.
— Perdón. Me había parecido verte mako en los ojos, pero no.- Dijo el doctor mirando a los encapuchados.- Bueno, mi teoría es que estos pobres son Soldados que han sucumbido a la degeneración celular. No lo sé a ciencia cierta. Tengo que seguir investigando para confirmarlo.
— ¿Han venido muchos?- Preguntó Cloud.
— Sí, unos cuantos.- Dijo Sheiran.- Los que estaban heridos se han quedado ingresados, pero el resto van camino del Gold Saucer.
— ¿El Gold Saucer?- Preguntó Barret.
— Sí.- Respondió Sheiran.- Aunque no sé por qué. No me preguntes.
Salimos de la clínica en ese momento. Me quedé pensando en lo que el doctor había dicho de mis ojos. Mis ojos eran verdes y no contenían ni una gota de mako así que realmente me extrañó lo que dijo.
— Oye.- Nos dijo Yuffie una vez fuera.- El Gold Saucer es el parque de atracciones ese tan famoso, ¿no?
— ¿Un parque de atracciones?- Pregunté, la emoción se notaba en mis palabras.
— Vamos a ir, ¿verdad? ¿A que sí?- Exclamó Yuffie.
— Yuffie, estamos aquí por los de las túnicas.- Dijo Cloud.
— Pero, pero…- Dije mirándolo fijamente.- Quiero ir a un parque de atracciones por primera vez…
— ¡Yo tampoco he ido nunca!- Mencionó Yuffie mirándome.
— Hay un teleférico para subir al Gold Saucer.- Explicó Barret.- Si vamos a ir, cuanto antes mejor.
— ¡Toma!- Exclamé.
En la aldea había una gran señal que indicaba por donde ir para coger el teleférico que nos iba a llevar directamente a el Gold Saucer. El grupo entero nos dirigimos hacia allí y nos paramos delante de la parada.
— ¿Todo listo?- Preguntó Barret.- Vámonos de una vez.
— Sí.- Dijo Cloud.
— Bien.- Mencionó Barret.- Aquí es donde para el teleférico.
— ¿Estás seguro que te quieres ir de esta manera, Barret?- Le pregunté mirándolo.- No se.. como te hablaban todos…
— Cuando se han puesto a despotricar contra él.- Dijo Yuffie de golpe.- ¡Me he puesto de muy mala leche!
— Da igual. Vámonos.- Dijo Barret llamando al teleférico.
— ¿No nos vas a dar explicaciones?- Preguntó Tifa.- Te tachaban de codicioso, pero ese no es el Barret que yo conozco. ¿Ha sido un malentendido o qué?
— Sí que tarda…- Mencionó Barret ignorando las preguntas. Tifa apretó el puño.
— Por cierto, Marlene también es de Corel, ¿no?- Preguntó Tifa.
Barret miró al cielo, agarrando fuerzas de donde podía.
— En Corel había una mina de carbón de buenísima calidad.- Explicó Barret.- Los aldeanos, aunque sean un poco toscos, son gente honrada. Pero yo les hundí la vida. Todo esto es culpa mía. Hace seis años, en esta aldea se vivía bien. No teníamos lujos, pero era un sitio tranquilo, lleno de buena gente. Sin embargo, el reactor de mako dio un vuelco a nuestras vidas. Un dia Escarlata se presentó con la propuesta de construirlo para hacer que la aldea se beneficiará del negocio del mako y dijo que nuestras necesidades estarían cubiertas. Dos años después, terminaron el reactor. Lo probaron y todo iba bien. Todo el pueblo estaba encantado, diciendo que íbamos a vivir de lujo. Pero un día… explotó. Ya visteis el cráter en el monte, ¿no? Acto seguido, llegó el ejército de Shinra. Prendieron fuego a la aldea. Fue una matanza.
— Entonces… ¿fue Escarlata?- Preguntó Yuffie.- ¿Lo hizo ella?
— Sí.- Respondió Barret.
— Qué horror…- Exclamé, su historia me estaba invadiendo los sentimientos.
— Pero ¿por qué lo hicieron?- Preguntó Cloud.
— Se inventaron un rollo de que habían sido unos insurgentes que se oponían al reactor. Total, nadie se iba a acercar al cráter para investigar y desmentir sus bulos.- Explicó Barret.
— ¡No tienen perdón!- Exclamó Yuffie.
— No, no lo tienen. Pero…- Dijo Barret.- yo aún menos. Fui yo el que se dejó engañar por las promesas del mako y convenció a los demás…
— Barret…- Dijo Tifa muy preocupada por él.
— Venga, vámonos.- Mencionó Barret.
El teleférico había llegado mientras manteníamos la conversación y todos nos subimos a este. Barret lo activó y el teleférico se empezó a mover. El ambiente era sobrecargado, todo el mundo se sentía mal por la historia de Barret.
— ¡No pongáis esas caras!- Exclamó Barret.- Gente. No quiero que me digáis que no fue culpa mía, ni que le quitéis hierro al asunto. Siempre viviré con esta espina clavada.
— Sí, tienes razón.- Dijo Yuffie.- A ver, ¡que vamos al Gold Saucer y no a un velatorio! A alegrar esas caras.
— Demasiada alegría tienes tú…- Dijo Barret.- ¡Ni que fuéramos de vacaciones! ¿Eh?
— Debe de ser aquello, ¿no?- Dijo Aeris levantándose para ir hacia la ventana. Yuffie hizo lo mismo junto con Red XIII y Tifa y yo mirábamos por la ventana sentadas.
— Gracias por escucharme.- Mencionó de golpe Barret.
— Gracias por contárnoslo, Barret.- Le dije.
Nos sonreímos y me levanté yendo hacia la ventana como las demás, mirando fijamente el paisaje. Las emociones fuertes me encantan y tenía demasiadas ganas de ver que nos deparaba en el mayor parque de atracciones: el Gold Saucer.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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Capítulo 6 (2ª temporada) MOMENTO NSFW
Por favor, leer bajo precaución. Este es un contenido no apto para depende de que público. Abstenerse si no cumple las características.
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De un momento a otro me agarró en brazos apoyándome contra la pared de la ducha. Su lengua luchaba contra la mía por el dominio de nuestras bocas y el agua casi se evaporaba de lo calientes que estaban nuestros cuerpos. Cloud me agarró fuerte de la cadera mientras acercaba en dirección a mi entrada su miembro. Ni me había tocado y ya estaba gimiendo, como me gustaba. No esperó ni un minuto más y la introdujo hasta el final. Mis ojos se escaparon hacia atrás, no notaba nada más que su tacto en mi.
A él le gustaba mi expresión, tanto que no podía quitarme ojo de encima. Notaba como miraba cada detalle de mi cara buscando la respuesta a mis preguntas pero sin decir nada. Empezó a embestir cuando se lo pedí con la mirada, fuerte y rápido sin perder ni un segundo más. Nuestros gemidos y el vapor del agua se escapaban dirección a la habitación, no podía parar de chillar. Mis manos se clavaron en su espalda usando mis afiladas uñas intentando controlar mis impulsos mientras le notaba. Sentía que me moría. Mis piernas temblaron, no iba a aguantar mucho más.
— C-Cloud… Más.- Exclamé sin querer entender las consecuencias.
Noté como su cuerpo reaccionaron a mis palabras y empezó a dar con más fuerza. Fue el motivo principal de llegar a mi límite, temblando, respirando fuerte y clavándole mis uñas casi que con mayor intensidad. Él en cambio, no paró, siguió sin un poco de cuidado, jugando en mi interior alargando mi climax de manera indefinida hasta que él llegó a su límite retirando justo a tiempo su miembro de mi.
Nuestras respiraciones se mezclaron justo antes de que nuestros labios se volvieran a encontrar. Aún había más deseo, mucho más. Nuestros cuerpos se gustaban, quizás demasiado y se estaban dejando llevar y yo en ese momento no era nadie para pararlo.
— ¿Más…?- Me preguntó él casi que en un susurro.
Asentí, mordiéndome ligeramente el labio, agitada. Él no tardó mucho más en volver a meterla pero esta vez más fuerte. Me pasó la lengua de mis pechos hacia mi cuello, marcando territorio, su territorio. Un gemido ligero salió de mi boca, agarrándome fuerte a él, perdiendo el control. La situación me estaba superando y eso provocó que mis caderas se movieran en él, disfrutándonos. Los minutos se fueron intensificando por nuestra desesperación en querernos más y más, el uno al otro hasta que él la sacó de mi, viniéndose una vez más.
Me miró fijamente a los ojos, jadeando un poco, intentando encontrar lo que parecía ser una respuesta que buscaba. Mi respiración era rápida, mis mejillas estaban algo rojas y mi mirada era determinante. Él se dio cuenta rápidamente de que él había sido mucho más rápido que yo esta vez y metió dos dedos en mi sin yo esperármelo.
— ¡Dios..!- Exclamé tirando mi cuello hacia atrás, estaba tocando justo en mi punto débil.
Una sonrisa se dibujó en la cara de Cloud y empezó a moverlos dentro de mi con la consecuencia de llegar al límite, temblándome todo. Él retiro los dedos y me miró fijamente a los ojos, satisfecho. Yo no me podía sentir de otra manera tampoco.
CONTINUAR CAPÍTULO
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BROCHE DE ORO ESE FINAL
K PEDAZO DE ESCRITORA MÁS MARAVILLOSA
Capítulo 5 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Shinra Ocho. Bodega.
Nos encontrábamos en el crucero Shinra Ocho dirección Costa del Sol. Era la primera vez que me subía a un barco y no podía evitar estar emocionada. Aeris nos paró a Tifa y a mí y nos metimos detrás de unos contenedores de mercancías en la bodega. Empezamos a hablar de la vida, las tres, sin los chicos. Teníamos un buen rollo increíble, nos llevábamos ya muy bien. Me sentía feliz a su alrededor.
— ¿Volviste a ver a Faz?- Le preguntó Tifa a Aeris.
— No, pero cada vez que veo un hombre muy alto, como era él, me entra mal cuerpo…- Respondió Aeris.
— ¿Quién es Faz?- Pregunté.
— ¿No le conoces?- Me preguntó Aeris. Yo negué sutilmente con la cabeza.- Era un trabajador de Shinra, estaba al mando de Hojo… Y bueno, era alguien que estaba regularmente con mi madre por trabajo. Me daba miedo.
— Vaya… Pues entonces casi mejor que no lo hayas vuelto a ver…- Dije.- Aún así, si te quieres desahogar aquí estamos, ¿si?
— ¡Sí!- Dijo Tifa con una sonrisa.
— Pues preparaos, ¡que ahora viene lo gordo!- Dijo Aeris.
— ¿Qué dices?- Mencionó Tifa.- ¿Más gordo todavía?
— Sí, porque va de…- Respondió Aeris.- mi primer amor.
— Ay, ¡qué dramón!- Exclamó Tifa.
— Eso, ¡cuéntame más!- Dije yo con una sonrisa.
En ese momento escuchamos un ruido y nos callamos de golpe, levantándonos del suelo, apoyándonos contra el contendor por si era algún enemigo.
— Soy yo.- La voz de Cloud sonó detrás del contenedor.
En ese momento salimos, dejando ir un suspiro de alivio y le sonreí.
— Luego nos cuentas lo de tus amoríos.- Le susurró Tifa a Aeris para luego acercarse a mi.- Y tú no te libras, eh…
— ¿Eh? ¿Yo?- Pregunté algo roja.
Aeris y Tifa se miraron un momento y rieron para después mirarme a mi. Cloud se nos quedó mirando fijamente.
— ¿Cómo ha ido la ronda?- Le preguntó Tifa a Cloud.
— Los túnicas negras están en segunda clase, y no parece que Shinra nos haya seguido. Creo que podemos quitarnos los uniformes.- Añadió Cloud.
— Pues… habrá que hacer un último saludo.- Dijo Aeris con una sonrisa y haciendo el saludo militar.
— Ha sido todo un honor.- Mencionó Tifa haciendo el saludo también.
— ¡Gracias, capitán!- Exclamé yo haciendo el saludo militar.
Cloud no dijo nada más, se limitó a mirarnos.
— Oye.- Dijo de golpe Barret.- Me he enterado de la propuesta de Rufus. La cabraloca de la ninja la ha liado bien, aunque para mí es un alivio. Sea quien sea el presidente, Shinra sigue siendo Shinra. No quiero hacer tratos con gentuza.
En ese momento la megafonía del barco sonó desconcentrándonos a todos.
— Les doy la bienvenida a bordo del Shinra Ocho. Al habla el capitán Titov. Vamos rumbo a Costa del Sol y esperamos llegar a la hora prevista. Para amenizar la espera, se celebrará en breve el Torneo de Sangre de la Reina. Diríjanse al salón los pasajeros que deseen participar.
— ¡Sangre de la reina!- Exclamó Aeris.
— ¿Es un juego de cartas?- Pregunté.
— ¡Sí, vamos y te explico!- Dijo Tifa agarrando mi mano.
Rápidamente salimos de la bodega y nos metimos Tifa, Aeris y yo en un camarote para cambiarnos de ropa. Me quité mi traje de centinela y me volví a vestir con mi vestido de siempre.
— Ah, como había echado de menos mi ropa.- Dije con una sonrisa.
— ¡Pero ha sido divertido transformarse en infante por un rato!- Exclamó Aeris.
— No te diré yo que no.- Dije con una sonrisa.
— Sil.- Me dijo Tifa.- ¿Nunca has jugado a Sangre de la reina?
— ¡No! Me suena pero nunca he tenido oportunidad.- Respondí.
— ¡Te explico!- Añadió Tifa.
Tifa y Aeris empezaron a contarme el funcionamiento del juego de cartas llamado Sangre de la Reina mientras íbamos a la cubierta. El juego no era tan simple como pensaba. Se juega en un tablero de 3 filas y 5 columnas y con unas cartas con unas especificaciones concretas; el número de peones que hacen falta para colocarla y el patrón. Según colocas las cartas en el tablero vas sumando peones y por tanto puedes poner cartas de otras categorías. También existe la posibilidad de robarle peones al jugador contrario y por tanto huecos de cartas. Al final se hace un recuento de puntos de carta y quien tenga más, gana.
— El torneo comenzará muy pronto. Por el momento la inscripción sigue abierta.- El capitán Titov daba el anuncio desde la parte de arriba del Salón de la reina.- El pasajero que se alce con la victoria ganará un trofeo y un premio de lujo. Si quieren participar pero no tienen baraja, pueden alquilar una. Esperamos que disfruten del torneo.
Nos reencontramos con el grupo y todos hacían fila para inscribirse en el torneo. En ese momento una chica de pelo rosa y raíces de color marrón apareció con cara de pocos amigos y se dirigió directamente hacia Cloud.
— Tú también vas a participar, ¿no?- Le dijo la chica de pelo rosa a Cloud, cruzando sus brazos.
— Quizá.- Respondió Cloud.
— Qué interesante.
En ese momento la chica empujó un poco a Cloud con el hombro pasando por su lado. No pude evitar poner una mueca por lo desagradable que había sido la chica y me crucé de brazos. Cloud me miró y se acercó a mí.
— ¿Vas a participar?- Me preguntó.
— No sé yo…- Puse una mano en mi mejilla.- No he jugado nunca, sabes.
— Deberías intentarlo. Nos inscribimos juntos y nos enfrentamos a la primera ronda, así te ayudo.- Me respondió.
— ¿En serio?- Pregunté con una sonrisa.
— Por qué no.- Me respondió Cloud.
Me emocioné un poco y rápidamente fui a hablar con el recepcionista para la inscripción. Rellene los datos de Cloud y míos y alquilé una baraja de cartas para cada uno. Volví hacia él y le di la baraja de cartas. Ahora solo quedaba esperar al inicio del torneo.
— ¡Bienvenidos al Torneo de Sangre de la Reina, aquí, a bordo del Shinra Ocho!- Exclamaba el capitán Titov dando anunció al inicio del torneo.- ¡Tenemos a los jugadores más hábiles del mundillo, dispuestos a competir por la gloria del primer puesto! Yo mismo, el capitán Titov, comentaré las partidas para su disfrute. ¡Buena suerte a los participantes!
Cloud me agarró la mano y yo le sonreí dirigiéndonos a una de las mesas para jugar. Me senté en la silla y lo miré fijamente.
— Quizás no he jugado nunca pero… no me dejo ganar fácil a nada.- Dije con una sonrisa desafiante.
— Eso ya lo veremos.- Me respondió Cloud.- Tampoco creas que te dejaré ganar así como así.
Empezamos a jugar la partida. Personalmente y sobre todo al inicio de esta me tenía que pensar muy bien los movimientos y que cartas tirar ya que no estaba familiarizada con la baraja. Cloud en vez de ayudarme durante la partida me lo ponía lo más difícil que podía pero eso solo me ayudaba a concentrarme más. Terminamos la partida, llenando todo el tablero y al hacer el recuento había ganado por un punto. No me lo podía creer.
— ¡TOMA!- Salté de la silla feliz al ver que había ganado y miré a Cloud.- ¡Te lo he dicho o no te lo he dicho!
Él se levantó también riendo un poco y se acercó a mí poniendo su mano en mi pelo.
— Has jugado bien, la verdad.- Me dijo Cloud. Lo miré a los ojos, algo roja por su gesto y sus palabras. Mi corazón había empezado a ir mucho más rápido.- Pero no te confíes demasiado, los rivales que te vendrán ahora son mucho más complicados que yo.
— Voy a ganar.- Sonreí, con confianza.
En ese momento Aeris vino hacia nosotros y me miró fijamente.
— ¡Sil! ¿Eres mi siguiente contrincante?- Me preguntó Aeris con una sonrisa.
— ¿Has ganado también?- Sonreí contenta.
— ¡Sí!- Exclamó ella.- ¡Qué ilusión jugar juntas!
— No te lo voy a poner fácil.- Dije yo sacando un poco la lengua.
Nos sentamos en la mesa. Cloud se quedó cerca mío durante toda la partida contra Aeris. Puedo decir que ella me lo puso incluso algo más complicado que Cloud pero ya empezaba a entender bien mis cartas y a llevarme bien con ellas. La partida terminó más rápido de lo que pensaba justo cuando Aeris se quedó sin cartas para tirar.
— ¡Vaya!- Exclamó ella mirando fijamente sus cartas.- No tengo ninguna carta de un peón para usar…
Hicimos el recuento de los puntos y otra vez victoria para mi. No pude evitar sentir adrenalina dentro de mí, ganar me provocaba serotonina.
— Lo siento Aeris, has jugado muy bien.- Le dije con una sonrisa.
— ¡Pero Sil, cómo se te da todo tan bien!- Exclamó Aeris con una sonrisa viniendo rápidamente hacia mí y abrazándome.- Estoy 100% segura de que ganarás el torneo.
— Ojalá así sea.
Correspondí al abrazo de Aeris y rápidamente fui a ver quien era mi siguiente rival. Tenia un poco el ego por las nubes, me sentía increíble. El siguiente rival fue un niño que parecía no tener más de 16 años y también lo vencí rápidamente clasificándome en la final.
— ¿Quién es mi rival para la final?- Pregunté mirando a Cloud para saber si él de casualidad sabia algo.
— Yo.- Dijo una voz detrás mío.- Qué, ¿eres su novia o algo que se ha tenido que dejar ganar?
— ¿Perdona?- Dije mirando a la chica de pelo rosa.
— No te incumbe.- Respondió de golpe Cloud poniendo sus manos en mi cintura.
— Pues bonita, que sepas que conmigo no lo vas a tener fácil.- Exclamó la chica del pelo rosa.- Soy Regina, la campeona por norma de los torneos de Sangre de la Reina. Nadie ha conseguido ganarme.
— Te voy a quitar el puesto y vas a tener que venir a llorarme luego para que por favor no te humille delante de toda esta gente.- Exclamé yo.
— ¡Já! Eso ya lo veremos.- Me respondió ella.
Nos sentamos las dos delante de la mesa y delante del tablero. Rápidamente empezó el juego y a comparación de mi sus movimientos eran rápidos pero yo pensaba con cuidado la jugada. Me había enfurecido su manera de dirigirse a mi y aunque tenía poca fe porqué al final solo llevaba jugadas unas cuantas partidas y ella era la campeona por norma, sabía que tenía que ganarle. Usar cartas en las esquinas para dejar el centro vacío y a último momento robarle los peones fue mi estrategia principal para evitar que ella pudiera ejecutar su jugada maestra así llegando al final de la partida y ganándole por más de 14 puntos.
— Pero… no es posible.- Dijo Regina mirando fijamente el tablero.
— Llora.- Dije con una sonrisa.
— La final de este acalorado torneo ha llegado a término, ¡y ya tenemos vencedor!- Exclamó Titov.- Su nombre es…
— ¡Detengan el nombramiento! ¡Exijo una partida!- Exclamó una voz misteriosa de golpe.
En ese momento apareció Red XIII, sobre dos patas y vestido de centinela. No pude evitar reír un poco. Relajó la tensión que tenía en el cuerpo por culpa de mi antigua contrincante.
— Qué difícil es hacerse pasar por bípedo…- Dijo Red XIII mientras posaba.
— ¡Insólito!- Exclamó Titov.- ¡Un nuevo pretendiente al podio! ¿¡Aceptarán su desafío!? ¿Estará el aspirante a la altura? ¡El listón está por las nubes!
Red XIII saltó directamente donde estaba yo y me miró fijamente, parado en sus dos patas. No podía evitar reír.
— Ai, Red…- Dije riendo.- Estas divino.
— No voy a negar que normalmente parezco una bestia.- Me dijo Red XIII.- Pero, con este atuendo, soy indistinguible de un infante. No me detendrán.
— Si tu lo dices…- Dije mientras me reía más, tapando mi boca. Casi que se me salían las lágrimas.
— Tú me ubicas porque me conoces.- Mencionó Red XIII intentando moverse como un humano y señalándome.- Imagina que me ves por primera vez. No es momento de ponerse a debatir mi naturaleza. Qué me dices, Sil ¿aceptas el desafío?
— Sí, demuéstrame de lo que vales.- Dije con una sonrisa. Los dos nos sentamos en la mesa de juego.
— ¡Sil! ¡Ánimo!- Exclamó Aeris.
— ¡Ánimo tú también, Red!- Dijo Tifa.
— ¡Eso! ¡A darle caña!- Exclamó Barret levantando el brazo.
Miré a Cloud un momento y él me sonrió dándome su apoyo, me sentí con más energía.
— ¡Sil ha aceptado el desafío!- Exclamo Titov.- ¡Demos comienzo a esta partida amistosa!
Empezamos la partida y sorprendentemente Red XIII tenía una baraja de cartas que parecía mucho mejor que la mía. Su jugada era parecida a la mía, empezar por las esquinas e intentar robar peones. Por suerte me di cuenta antes de que avanzara demasiado al punto de no poder volver atrás así que tuve que idear una estrategia nueva: llenar el centro, quitándole todo poder en el tablero. Rápidamente me alcé con la victoria, siendo una victoria rebosante, 15 a 0.
— Menuda derrota…- Dijo Red XIII bajando su cabeza.- Eres muy fuerte, Sil.
— Ha estado reñida.- Dije con una sonrisa.- Me ha gustado mucho jugar contigo. ¿Cuándo has aprendido a jugar así?
— Para atrapar una presa, hay que observarla. Así he aprendido las reglas y las tácticas.- Respondió Red XIII.
— Por eso has empezado haciendo mi estrategia de todas las partidas.- Dije riéndome un poco.
— Te has dado cuenta demasiado rápido. Vales para esto, Sil.- Agregó Red XIII.
— ¡El vencedor del torneo de la Sangre de la Reina es Sil!- Exclamó Titov.- ¡Has demostrado tener alma de jugador! Tras esta partida tan emocionante, procedemos a entregar el trofeo a Sil.
Titov se acercó a mí con un trofeo pequeño y me lo dio. Lo levanté contenta, había conseguido alzarme con la victoria. Era un día memorable.
— ¡Aquí concluye el emocionante Torneo de Sangre de la Reina!- Dijo Titov.- Gracias de corazón a todos los participantes por regalarnos tanta diversión. Seguimos rumbo a Costa del Sol. Relájense y disfruten del resto de la travesía.
— ¡Qué bien me lo he pasado!- Dijo Aeris acercándose a mi.
— Red, ¡menuda sorpresa me has dado!- Dijo Tifa mirando a Red XIII.
— No podía perderme el torneo.- Exclamó Red XIII.
— ¡Qué bien se os da jugar a los dos! ¡Se nota lo listos que sois!- Mencionó Aeris.
— Gracias. Me habéis explicado muy bien antes y por eso lo he podido comprender bien.- Expliqué con una sonrisa.
— ¿Qué hacemos ahora?- Preguntó Barret.- ¿Cuánto falta para llegar?
— Llegamos mañana.- Dijo Tifa.
— Entonces, yo me voy a echar una cabezadita.- Mencionó Barret.- Tanto jaleo me tiene agotado.
— No es mala idea.- Cloud dirigió mi mirada a mi y no pude evitar sonrojarme al saber exactamente en lo que pensaba.
— Ni se os ocurra.- Dijo Barret mirándonos fijamente.- Los camarotes están divididos por géneros y son comunes en segunda clase.
— ¿Por qué lo dices, Barret?- Preguntó Tifa de golpe, mirándolo.
— Por nada, solo lo recordaba.- Añadió Barret.
— Necesito una siesta…- Dije yo estirando mis brazos.
Los chicos y las chicas nos dividimos yendo a nuestros respectivos camarotes y me tumbé en una de las hamacas, cerrando los ojos y quedándome inmediatamente dormida.
— Les habla el capitán Titov. Estamos en situación de alerta.- La voz del capitán de Titov en megafonía me despertó de mi sueño, abrí los ojos escuchando.- Por favor, permanezcan en sus camarotes. Se ruega al personal militar de Shinra que acuda de inmediato a cubierta.
En ese momento me levanté de inmediato y miré a Tifa y a Aeris quienes también se habían despertado por el anuncio.
— ¿Vamos?- Les pregunté.
— Sí. Vamos a ver qué ocurre.- Dijo Tifa.
Rápidamente salimos del camarote y allí habían muchísimos miembros de la tripulación guiando a la gente dentro de sus aposentos. Uno de ellos vino rápidamente hacia nosotras.
— ¡Subid a cubierta, por favor! ¡Por aquí!- Nos dijo el miembro de la tripulación.
Nosotras asentimos y subimos las escaleras directamente para llegar a la cubierta lo más rápido que pudiéramos. Muchos pasajeros iban en contradirección nuestra, corriendo. Por lo que gritaban parecía que habían monstruos a bordo. Llegamos al salón de la reina y allí se encontraba Red XIII y Cloud junto con el capitán Titov.
— El navío está infestado de monstruos. ¡Están por todas partes!- Exclamó el capitán.- Cuento con vosotros para despacharlos.
— De acuerdo.- Dijo Cloud asintiendo.
— Yo voy a comprobar que no haya pasajeros fuera de sus camarotes.- Dijo Titov. En ese momento miró a Tifa.- Tú. ¿Puedes echarme una mano?
— Por supuesto.- Dijo Tifa.
El capitán Titov y Tifa entraron a la zona de los camarotes cerrando la puerta principal, dejándonos toda la responsabilidad de eliminar los monstruos de la zona. Nos miramos los cuatro por un momento y pusimos paso rápido hacia la cubierta. Muchos bichos voladores salían del agua, subiendo a la cubierta. Nos pusimos en guardia y rápidamente empezamos a luchar contra ellos. No eran complicados pero cada vez aparecían más, parecía que no íbamos a terminar nunca. Varios de los monstruos entraron corriendo hacia la parte interior del barco.
— ¡Sil, Cloud! ¡Id a por ellos!- Exclamó Red XIII.
Cloud y yo asentimos y nos metimos hacia dentro del barco, luchando contra los bichos que se habían colado, juntos. Rápidamente me acerqué a un miembro de la tripulación y le ayudé a levantarse.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— S-Sí…- Me respondió.- Pero los monstruos se han colado bajo cubierta…
— Cloud.- Dije mirándolo.
Él me entendió perfectamente y rápidamente fuimos a la parte de abajo de la cubierta para seguir ayudando al personal del barco. Allí vimos varios bichos más peleando contra Tifa.
— ¡Tifa!- Exclamé al verla.
— ¡Sil, Cloud, conmigo!- Exclamó Tifa.
Rápidamente agarramos a los bichos, uno cada uno y los dejamos muertos en un periquete.
— ¿Cuál es la situación?- Preguntó Cloud.
— Hay unos cuantos monstruos a bordo.- Mencionó Tifa.
— ¿Y el capitán?- Pregunté yo.
— Dijo que iba a buscar armas y nos separamos. Espero que esté bien…- Dijo Tifa.
Pusimos rumbo a los camarotes para seguir defendiéndolos, ya no habían pasajeros o eso pensábamos hasta que vimos a varios encapuchados. Los monstruos los atacaron pero antes de que pudiéramos llegar para defenderlos un aura morada empezó a salir de ellos. Los tres retrocedimos unos pasos al ver como los encapuchados se fusionaron con los monstruos, haciendo un bicho incluso peor.
— ¿Se han fusionado?- Pregunté sacando mi espada.
— ¡Qué no os den!- Exclamó Cloud.
Empezamos a luchar de manera cuidadosa contra ellos, por si acaso no queríamos que nos alcanzaran. Cloud terminó con el último y nos miró fijamente poniendo su espada en su espalda.
— Los de las túnicas podrían ser el objetivo de los monstruos.- Dijo Cloud.
En ese momento el suelo tembló y los tres intentamos mantener el equilibrio.
— ¡Vamos!- Exclamó Tifa.- Antes de que vuelva a temblar.
Bodega
Seguimos bajando las escaleras hasta llegar a la zona de carga del barco y allí vimos pasar a Barret corriendo hacia otra sala.
— ¿¡Dónde están los de las túnicas!?- Exclamó Barret yendo a la siguiente sala.
— ¡Vayamos dónde Barret!- Exclamé.
El camino estaba repleto de mutantes que intentaban que llegáramos a nuestro objetivo. Parecía que todos los encapuchados del barco o casi todos se estaban transformando, aun así se estaba convirtiendo la bodega del barco en una carnicería. Acabamos con todas las hordas rápidamente y fuimos directamente a la sala de máquinas. Allí se encontraba Barret, defendiendo a los de las túnicas de los bichos.
— ¡Barret!- Exclamó Tifa.
— ¡Ya era hora!- Dijo Barret mirándonos.- Los están atacando y, aun así, ni se inmutan. Tenía que ayudarles.
— ¡Apartaos de ellos!- Exclamó la voz del capitán detrás nuestro apuntando a los de las túnicas.- Si esos tipos se fusionan con los monstruos, darán lugar a una abominación aún mayor. No voy a permitir que eso pase.
— ¡Eh, no dispares!- Dijo Barret mirando al capitán. Aunque fue demasiado tarde, el capitán había disparado a uno de ellos.
— Eh.. ¡Eh, para!- Exclamó una voz familiar de uno de los encapuchados.
De golpe este encapuchado se quitó la ropa y era Yuffie quien se escondía detrás de esos ropajes.
— ¡Esto es un disfraz!- Dijo Yuffie poniendo las manos en alto.- ¡No dispares!
— ¿¡Yuffie!?- Exclamé.
El capitán Titov pasó completamente de las advertencias de Yuffie y cuando iba a disparar Cloud la agarró, acercándola a él, haciendo que la bala no le impactará.
— Qué poco ha faltado…- Dijo Yuffie.
— Lo he hecho… por el bien de los pasajeros.- Dijo Titov saliendo de la sala de máquinas inmediatamente.
— ¡Eh! ¡Mirad!- Exclamó Yuffie señalando a los de las túnicas del suelo. Estaban agarrándose los unos a los otros y el humo morado salía de ellos.
— Se acerca… la hora… del… reencuentro…- Dijeron los hombres de las túnicas.
De golpe hubo una pequeña explosión morada donde se encontraban.
— ¿¡Q-Qué pasa ahora!?- Exclamó Yuffie de nuevo agarrando a Cloud del brazo y sacudiéndole.- ¡Esto ya es demasiado!
En ese momento ella se echó a correr saliendo de allí y al girarme para volver a ver la acumulación de humo morado lo vi, a Sephiroth.
— ¿¡Sephiroth!?- Dijo Cloud de golpe.
Mi cabeza empezó a doler y cerré fuerte los ojos, intentando apaciguar todo el dolor.
— Érase una vez una bestia…- Dijo Sephiroth.- capaz de entrever los corazones de la gente y, así, de transformarse… en sus más dulces sueños o su peor pesadilla. Esa bestia se llamaba… Jénova.
Tifa rápidamente vino hacia mí y puso una mano encima mío para ayudarme a ponerme bien. Yo le agradecí con la mirada y cuando volví a mirar al frente Sephiroth se había transformado en un monstruo horrible llamado: Jénova renaciente.
Usé mi materia de análisis y empecé a mirar si tenía alguna debilidad mágica y no, no tenía ninguna. Mierda, eso era un gran impedimento para mi.
— ¡No tiene debilidad elemental!- Exclamé.
— ¡A básicos, Sil!- Me dijo Tifa con una sonrisa.
Asentí y rápidamente ataqué a sus tentáculos con mi espada haciendo que se volviera vulnerable. En ese momento miré a mis compañeros y todos ellos empezaron a atacar con sus ataques más potentes quitándole parte de la vida. Pero no fue suficiente, de golpe empezó a sacar más patas y más tentáculos.
— ¡Barret, apunta a la cabeza!- Señalé.
— ¡Lo que digas!- Exclamó Barret.
Barret apuntó a la cabeza del monstruo dejándolo atontado.
— Parece que funciona.- Dijo Cloud.
El monstruo cayó al suelo, debilitado y rápidamente puse mi espada en PIRO+ atacándola rápidamente, cortando de raíz todos los tentáculos. En ese momento un humo morado apareció y volvió a aparecer Sephiroth con una sonrisa en su rostro.
— Eso, Sil. Demuéstrales a los demás tu verdadero poder. Nuestro poder.- Dijo Sephiroth mirándome fijamente.- Y… Cloud. No te dejes engañar por los demás, solo tienes que seguir un único camino.
¿Mi verdadero poder? ¿Nuestro poder?
Cloud se quedó paralizado después de escuchar las palabras de Sephiroth y Tifa fue rápidamente hacia él.
— Cloud…- Dijo Tifa poniéndole una mano en el hombro.
Él se apartó suavemente de Tifa y guardó su espada en la espalda.
— No, no me engañas.- Dijo Cloud.
— ¿Estás bien, Sil?- Me preguntó Barret.
— Sí, algo desubicada pero bien.- Respondí.
— Les habla el capitán Titov.- El capitán sonaba desde la megafonía del barco.- Lamentamos haberles asustado. La situación ya está bajo control. No se prevén mayores complicaciones durante el trayecto. Llegaremos a Costa del Sol mañana. La tripulación les desea las buenas noches. Que sueñen con las idílicas playas hacia las que navegamos.
En ese momento decidimos como grupo volver a los camarotes y dormir antes de llegar a Costa del Sol. Aunque esa noche no pegué ojo, todo lo que tenía en la cabeza eran las palabras de Sephiroth.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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E N A M O R A D Í S I M A DESTECAPITULAZO
Capítulo 4 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Región de Junon
Empezamos a andar, siguiendo a los encapuchados que ya habían retomado su camino. Estaba el ambiente un poco raro probablemente porqué nadie entendía nada.
— ¿De dónde habrá salido aquella ave…?- Preguntó Tifa.
— Cuentan que un enorme cóndor anida en el reactor de una isla solitaria…- Respondió Red XIII.- Pero también dicen que no hay forma de alcanzar dicha isla.
— Peor para Shinra.- Contestó Barret.
— Si no se puede ir, no hay nada que podamos hacer…- Dijo Tifa.
— No.- Mencionó Cloud.- Ahora tenemos que ir a Junon.
Seguimos avanzando y en el camino nos encontramos con una cría de chocobo.
— Mirad.- Exclamé.- ¡Una cría de chocobo!
— ¡Creo que quiere que le sigamos!- Dijo Aeris.
Rápidamente fuimos detrás de la cría y nos llevó a lo que parecía una parada de chocobotaxi. El cartel estaba caído y el chocobo parecía preocupado por ello. Cloud decidió ayudarlo y subir el cartel, poniéndolo bien. En ese momento el pequeño chocobo se emocionó y saltó, contento.
— Ai, era esto lo que quería.- Dije con una sonrisa.
Cloud se acercó al chocobo y este le dio una pluma dorada, como las que nos había dicho Cloe anteriormente. Cloud aprovechó para acariciar al chocobo y me morí de amor al verlos.
— Si en realidad eres todo un softie.- Le dijo Aeris a Cloud.
Él la miró por un momento antes de rodar sus ojos, algo avergonzado y seguir nuestro camino.
Almacén del pescador
— ¿Junon está por aquí?- Preguntó Aeris.
— No. Bajo el bastión hay una pequeña aldea.- Respondió Cloud.
— Sí, bajo Junon. Es un pueblo pesquero, casi abandonado.- Añadió Red XIII.
— Los desechos de Shinra ahí arriba les caen a ellos. De algo me suena esa historia.- Dijo Barret.
Pasamos por debajo de las montañas, subiendo y bajando escaleras hasta que llegamos. El paisaje debajo de la montaña donde se encontraba Junon era espectacular, me recordaba un poco al tipo de construcción de Midgar.
Bajo Junon
Llegamos al pequeño pueblo pesquero bajo Junon y cuando empezamos a andar hacia esta una voz de una señora nos paro.
— Esperad.- Nos dijo. Todos la miramos, algo preocupados, el grupo estaba bajo captura.- Bienvenidos a Bajo Junon, donde nunca brilla el sol. Soy Ronda, alcaldesa y responsable de la seguridad del pueblo.
En ese momento la alcaldesa miró fijamente a Tifa y a Barret, y puso en la tablet que llevaba en la mano un cartel donde salia que AVALANCHA estaba siendo buscadas con fotos de Barret, Tifa, Jessie, Wedge y Biggs.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Barret.
— ¿Sois de AVALANCHA?- Preguntó Ronda.
— Y si lo somos, ¿qué pasa?- Barret la miró fijamente, con cara de malos amigos.
— Tendría que informar a las autoridades.- Dijo Ronda.- Dan 100.000 guiles por vosotros dos.
— No creo que te saliera a cuenta.- Añadió Barret subiendo su arma.
La alcaldesa volvió a mirar su tablet con otra foto de busqueda, en este caso era de Aeris.
— Tú eres Aeris, ¿no?- Preguntó Ronda.- Tu vales 500.000.
— Hala, cuánto.- Exclamó Aeris, sorprendida.
— Os he visto, pero se me da bien mirar hacia otro lado.- Ronda nos sonrió.- No diré ni mu.
— ¿Nos quieres tender una trampa?- Preguntó Barret.
— Si conocieras la historia de este pueblo, sabrías que no. Pero si estáis a disgusto, marchad.- Nos dijo la alcaldesa.- El hostal está por ahí. No hay mucho más que ver así que si queréis, disfrutad de vuestra visita.
— Oye.- Dije yo.- ¿No habrá pasado por casualidad por aquí un grupo vestido con túnicas negras?
— Pues yo no los he visto.- Dijo Ronda.- Pero sí a unos trajeados de negro. Dos hombres y una mujer.
— Entonces no debemos ir mal encaminados.- Mencioné.- ¿Por dónde han ido?
— Han subido con ese ascensor.- Ronda nos señalizó.
— ¡Ajá!- Dijo Barret con una sonrisa.
— ¿Qué tenéis en mente?- Preguntó Ronda.- Supongo que lo sabréis, pero ahí arriba está Junon, el bastión de Shinra. El ascensor es solo para personal de Shinra. Algo se cuece allí arriba. Han aumentado la vigilancia, y las tropas están a la que salta. Más os vale no meter a nuestra aldea en ningún embrollo.
— No te preocupes, muchas gracias.- Le sonreí y nos miramos todos antes de avanzar.
Mientras avanzábamos por el pueblo mirabamos fijamente a nuestro alrededor.
— ¿Qué hacemos? No se ve ni una túnica por aquí.- Dijo Barret.
— Eso depende de cuál sea su destino.- Mencionó Red XIII.- Solo hay dos maneras de salir de esta zona: por mar o por aire.
— Tienes razón.- Dijo Cloud.- Deberíamos explorar por separado, a ver si podemos conseguir algún barco, o cualquier otro medio de transporte.
— ¿Adónde habrán ido los tipos de las túnicas negras?- Pregunté.
— De momento, centrémonos en buscar un transporte.- Dijo Barret.
— ¿Quedamos en el hostal?- Preguntó Aeris.
— De acuerdo.- Mencionó Cloud.- En marcha.
Todos nos dividimos y decidí ir a explorar el pueblo yo sola. Lo primero que hice fue dirigirme donde estaba el ascensor pero allí solo encontré un grupo de gente del pueblo detrás de una gran valla. Ellos protestaban contra Shinra y había mucha vigilancia así que la idea de poder acceder al ascensor estaba totalmente cancelada. Decidí irme hacia la playa y allí había una chica gritando por ayuda.
— ¡Rápido, por aquí! ¡Se va a hundir la barca!- Dijo una niña que estaba en la playa.
Rápidamente fui hacia allí y vi a una chica en una barca, esta se estaba moviendo sola, parecía que se iba a hundir en cualquier momento.
— ¡Ayudaaaa!- Exclamaba la chica.- ¡Socorroooo!
Un monstruo marino gigante la amenazaba y cuando salió del agua el bicho, le rompió la barca tirándola al agua. El monstruo daba vueltas alrededor de la chica.
— ¡Apenas tengo carne! ¡De verdad!
De golpe apareció un delfín en escena mirando a la chica. Una de las niñas que estaba en la playa gritó a la chica desde la orilla.
— ¡Yuffie! ¡Agárrate al Sr. Delfín!
Yo miraba la situación muy bien, sin saber que hacer y en ese momento apareció mi grupo que imagino que por los gritos se enteró de lo que estaba pasando. La chica, de nombre Yuffie, se agarró al delfín y aunque sí parecía que funcionaba cuando casi estaba en la orilla, el monstruo la lanzó por los aires haciendo que al caer, cayera rodando por la orilla, inconsciente. Nos acercamos rápidamente a ella, corriendo.
— ¡Eh, eh, eh!- Exclamó Barret apuntando hacia donde había salido el bicho por última vez.
— ¡Volad por los aires a ese bicho como si fuera un reactor!- Dijo Ronda llevándose rápidamente a Yuffie de allí.
— ¡Hay que distraerlo!- Dijo Cloud.
Barret empezó a disparar en dirección al bicho y rápidamente corrimos hacia una plataforma del puerto, encima del mar. El monstruo se puso debajo de la plataforma, dando vueltas y salió empezando a nadar pero por el aire, volando.
— ¡Ven aquí!- Exclamé yo sacando mi espada.
El bicho solo se acercaba a nosotros para atacarnos pero el resto del tiempo se mantenía en el aire así que solo llegaba Barret con sus balas, Aeris con su báculo y yo con mis materias. Usé la materia de análisis, como siempre y vi que la debilidad de la bestia del pozo era el electro así que rápidamente empecé a usar ELECTRO+.
El bicho se metia de vez en cuando en el agua y nos atacaba desde su sitio más seguro y eso fue un punto de inflexión. Cuando pensábamos que ya habíamos terminado con él y solo le quedaba un golpe el bicho se escapó por el agua.
— ¡EH!- Exclamé rápidamente.- ¡Vuelve aquí!
En ese momento avispé el delfín así que se me ocurrió una idea. Empecé a correr a toda velocidad por el puerto y salté encima del delfín, que me ayudó a impulsarme y darle el golpe de grácia al monstruo.
El monstruo cayó derrotado al fondo marino y el delfín se puso super contento de haberme ayudado, dando vueltas a mi alrededor y saltando.
— ¡Que monada!- Sonreí haciéndole pat al delfín.
De golpe escuché gritos desde la orilla y al mirar vi como intentaban reanimar a la chica, Yuffie, parecía que no respiraba. Empecé a nadar rápidamente hacia allí y al llegar a la orilla la alcaldesa me miró.
— ¡Eh! ¡Échame un cable!- Me dijo Ronda. Rápidamente me acerqué y me puse de rodillas al lado de Yuffie.- Intenta pasarle aire por la boca, yo aprieto.
Levanté el rostro de Yuffie para conseguir que su cabeza quedara lo más recta posible y le tapé la nariz. Me acerqué a ella y junté mis labios con los suyos tirandole aire para conseguir que respirara. En ese momento Ronda le hizo RCP y la chica empezó a toser, salvandole por fin la vida. Ella al darse cuenta de la situación y verme tan cerca rodó hacia el lado, avergonzada, levantándose y tirando unos puñetazos al aire.
— Pero, ¿¡qué haces!? ¡Fresca!- Dijo Yuffie mirándome fijamente. En ese momento levanté mis cejas flipando.
Yuffie en ese momento se nos quedó a todos mirando, a todo el grupo y hizo una sonrisa.
— Son invitados míos.- Dijo Ronda.- Te han salvado la vida.
— ¡Anda!- Exclamó Yuffie dándose golpecitos en la cabeza.- ¡Perdón! Me habéis salvado, y yo insultándoos…
— Yuffie, será mejor que te vayas a descansar.- Mencionó Ronda.
— Sí, eso haré.- Respondió Yuffie. Nos miró y nos dijo adiós con la mano, con una sonrisa.- ¡Graciaaas!
— ¡Un "graciaaas" y se va tan pancha!- Exclamó Barret imitandola.
— Bueno parecía una cría.- Dije yo levantándome del suelo y sacándome la arena del vestido.
— No es por criticar.- Dijo Barret.- Pero qué pocos modales tiene la juventud.
— Bueeeno…- Dijo Aeris intentando calmar la situación.
— ¿Quién era?- Preguntó Cloud.
— Se llama Yuffie, ¿no?- Pregunté.
— Sí.- Dijo Ronda.- Es otra invitada. Nunca faltan viajeros cuando el mundo está tan revuelto.
En ese momento decidimos salir de la playa e ir hacia la plaza del centro del pueblo y allí mismo vino Yuffie corriendo hacia nosotros, como si fuera un ninja.
— Sois los disidentes de AVALANCHA, ¿a que sí?- Nos preguntó con una sonrisa.
— Pero cómo…- Dijo Barret.
— ¡Soy superfan vuestra!- Exclamó Yuffie super emocionada.- ¡Me caéis mucho mejor que la célula principal!
Barret y Tifa se miraron un momento para luego mirar a Yuffie.
— Vaya, sí que estás enterada.- Dijo Barret orgulloso de él mismo.
— ¿Podemos hablar luego? Os quiero pedir un favor.- Exclamó Yuffie.- Y os tengo que dar las gracias. ¿Vale?
— Bueno… Pues ven mañana al hostal.- Dijo Barret con una sonrisa.
— ¡Sí, señor! ¡Genial, hasta mañana!- Yuffie se fue super contenta.
— Esa nos está haciendo la pelota.- Mencionó Barret.- Pero bueno, es una cría. Podemos seguirle la corriente.
— Te ha hecho ilusión, ¿eh?- Le dijo Tifa a Barret. Todos le mirábamos con una sonrisa.
— Venga, vamos al hostal.- Dijo Barret riendo, ilusionado.
Entramos al hostal y el hostelero nos recibió con una sonrisa.
— He oído que has sido la heroína del momento en la playa.- Me dijo el hostelero.- ¡Muchas gracias por ayudar! Ronda me ha pedido que os trate como huéspedes de honor. Esto… ¿Queréis cinco habitaciones?
En ese momento Red XIII miró fijamente al hostelero y empezó a gruñir, no lo tuvo en cuenta.
— Da igual, ya cedo yo mi habitación.- Dije mirando a Cloud.
— Si, no me importa compartir.- Cloud se cruzó de brazos.
— ¡Estupendo!- Dijo el hostelero.- No tenéis que pagar ni un gil. Quiero agradeceros por haber ayudado a Priscila.
— ¿Quién es Priscila?- Pregunté.
— Ah, la niña que ha pedido la ayuda desde la playa.- Me respondió el hostelero.- Las habitaciones son pequeñas, pero espero que descanséis a gusto. Hacía tiempo que no teníamos tantos huéspedes.
— Bueno, entonces… nos vamos a descansar.- Barret nos miró fijamente a Cloud y a mi cuando dijo la palabra descansar.
Todos fueron a las habitaciones rápidamente y Cloud me miró.
— Te espero en la habitación.
En ese momento también fue hacia allí, adelantándose a mí. Me adentré en el pasillo del hostal y escuché a Aeris hablar con alguien, había dejado la puerta medio abierta. Yo me puse en la puerta, apoyada en la pared, escuchando.
— ¿Ella ya lo sabe?- Dijo una voz totalmente desconocida al otro lado de la puerta de Aeris.
— No. No creo que sea el momento aún… Pero es que, lo único que sé es que me falta algo.- Dijo Aeris.- Pero no sé el qué. Me tiene de los nervios.
— ¡Puñeteros Ecos!- Exclamó esa voz.
— Desde entonces no han vuelto…- Siguió Aeris.
En ese momento se dieron cuenta de mi presencia y Aeris se giró mirándome por el hueco de la puerta que había dejado abierta.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris abriéndome la puerta.
— ¿Hay alguien contigo?- Pregunté.
En ese momento Red XIII salió de la habitación yendo directamente a la suya, sin decir nada más.
— Vaya.- Dije.- No lo había reconocido.
— Gracias por preocuparte.- Me dijo Aeris con una sonrisa.- Tienes carita de cansada… Deberías ir a dormir, ¿si?
En ese momento nos despedimos y ella cerró la puerta. Me quedé algo rara por la conversación y porque noté a Aeris algo nerviosa. Subí las escaleras sin darle importancia y vi a Cloud, apoyado en la puerta de la habitación que le había tocado a Tifa. Él me miró y yo lo miré y sin decirnos nada entramos juntos a nuestra habitación.
— ¿Habéis hablado las cosas?- Le pregunté cerrando la puerta al pasar.
— Algo.- Me respondió Cloud.
— ¿Estás bien?- Lo miré fijamente, entre nosotros había distancia.
— Yo también tengo algo que preguntarte.- Me dijo Cloud mirándome fijamente también.
— Dispara.- Dije yo agarrando una de mis materias y empezando a moverla con mi mano. Me ayudaba a estar más tranquila.
— Sobre Tseng…- Él desvió la mirada. No pude evitar sorprenderme ante la mención de Tseng.- Él y tú…
— ¿Estás preocupado por eso…?- Pregunté guardándome mi materia y acercándome a él.- Tseng y yo hablamos… Él me confesó que me quería… pero sabe que no puedo corresponderle los sentimientos. En mi cabeza está otra persona…
En ese momento Cloud me miró fijamente a los ojos.
— Si.. y…- Continué.- Es que yo… no puedo parar de pensar en ti…
Cloud se acercó a mí al escuchar esas palabras y me agarró en brazos. No pude evitar sorprenderme por un momento y me agarré fuerte a él. Cloud me apoyó contra la pared y me besó, de manera muy intensa. La luz del atardecer iluminaba la habitación acompañando la situación. Puse mi mano en el pelo de Cloud y me agarré fuerte a él, siguiéndole los besos. Nuestras lenguas se juntaron como si bailaran agresivamente, la saliva salía de nuestra boca. Nos estábamos comiendo
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Al terminar de darnos todo lo que nuestro cuerpo necesitaba, me giré un poco y lo besé. Este beso contenía todo lo que sentía por él, se me salía por la boca. No tardamos demasiado más en dormirnos tal cual, juntos, toda la noche.
A la mañana siguiente escuché que alguien tocaba a la puerta y me desperté de golpe. Me levanté de la cama y puse bien mi ropa, poniéndome mi ropa interior. Me peiné con las manos y moví a Cloud rápidamente haciendo que se despertara. Volvieron a picar, esta vez con más fuerzas.
— Vistete, corre.- Le dije rápidamente a Cloud.
Él asintió y se levantó rapidísimo de la cama. Yo abrí la ventana de la habitación y cuando vi que Cloud casi estaba abrí la puerta. En ese momento vi a Yuffie quien me sonrió y pasó directamente a la habitación.
— Vamos, pasad.- Dijo Yuffie mirando atrás.
Cuando miré vi literalmente a todo el grupo y ellos también entraron a la habitación. Me sonrieron al pasar.
— ¡Eh!- Dijo Cloud, aún estaba atándose el cinturón.
Aeris miró fijamente la habitación y sus ojos se pararon en la cama que estaba totalmente deshecha y probablemente manchada. Ella me sonrió de manera cómplice y no pude evitar sonrojarme, creo que lo había entendido.
Yuffie se subió al baúl de la habitación y todos la miramos.
— ¡Genial, ya estamos todos! Soy Yuffie, cazadora de materias y agente especial del nuevo gobierno de Wutai.- Yuffie sacó sus materias y empezó a hacer una actuación de malabares con ellas. Me la quedé mirando fijamente.- He venido desde muy lejos para hacer que Shinra muerda el polvo. ¡Por algo soy descendiente de los shinobi!
Ella sonrió y todo el grupo nos miramos, sin entender absolutamente nada.
— ¿Wutai?- Preguntó Tifa.
— ¡Sip!- Exclamó Yuffie.- Lo que me lleva al favor que comentaba. ¿Qué tal si os unís a mí? Puesta a colaborar, prefiero que sea con vosotros que con la célula principal.
— Los ninjas son sinónimo de dos cosas.- Dijo Barret.- El espionaje y el asesinato. Nosotros no nos metemos en esos asuntos.
— ¡Acusica!- Dijo Yuffie señalando a Barret.- Pero… bueno, algo de razón tienes.
Yuffie nos hizo un gesto de que nos acercaramos a ella y todos nos miramos antes de hacerlo, no entendíamos nada.
— Ya estoy muy lejos de Wutai.- Mencionó Yuffie.- Y he tenido que ganarme el pan mientras les buscaba las cosquillas a Shinra. Llegué aquí en busca de algún trabajillo… y, mira tú por donde, ¡Ronda me encargó un asesinato! Mi objetivo es… ¿Lo adivináis?
La miré fijamente y me reí un poco al escucharla.
— No te hagas la interesante.- Dijo Cloud.
— Pues es… ¡el nuevo presidente de Shinra!- Exclamó Yuffie.- ¡Rufus Shinra, ni más ni menos! ¿Cómo se os queda el cuerpo? Dicen que vendrá pronto a Junon, la ciudad sobre este pueblo. Por lo visto, va a participar en un desfile. La gente de aquí odia a Shinra, porque les robaron su patria y hasta la luz del sol. Esta es una gran oportunidad para…
Yuffie hizo el gesto de muerte y nos miró con una sonrisa.
— Qué cosas.- Dijo Barret.
— La alcaldesa os va a vender a Shinra para financiar mi pago.- Dijo de golpe Yuffie.
— ¿Eh?- Exclamó Barret de golpe.
En ese momento escuchamos el motor de una moto venir de fuera del hostal.
— De hecho, parece ser que ya os ha vendido…- Dijo Yuffie con una sonrisa.- Bueno, ¡siempre podéis uniros a mí!
— ¡Oye!- Exclamó Barret al ver que Yuffie se quería ir por la ventana de la habitación.
— ¡Sé que estás ahí, amigo mío!- Exclamó una voz familiar desde fuera del hostal.
— Yo hablo con Priscila para que os ayude a subir.- Dijo Yuffie.- ¡El resto es cosa vuestra!
En ese momento Yuffie saltó por la ventana, escapando y la voz volvió a sonar.
— Sal aprisa ¡o entraré yo, a lomos de mi motorizada montura! ¡Vamos, amigo mío!
— ¿Quién es?- Preguntó Tifa.
— Mejor que no entre. Vamos fuera.- Dijo Cloud.
En ese momento todos salimos rápidamente hacia fuera del hostal y allí estaba el tío de la moto que nos encontramos en Midgar aquella vez, Roche.
— ¡Por fín, amigo mío! ¡Veo que sigues con la misma bonita chica de la última vez! - Exclamó Roche mirándonos. Cloud suspiró.- ¡Sigues tan tímido como siempre! ¡Te traigo buenas noticias! Me han situado al frente del escuadrón para proteger a Aeris. He venido a hacértelo saber.
En ese momento Aeris se señaló, preguntado si era ella y Tifa y yo nos pusimos delante de ella, para protegerla.
— ¿Has venido solo?- Preguntó Cloud.
— Ajá. He pasado a saludarte, sin más.- Dijo Roche montando en la moto.- Te rogaría un duelo a todo gas, pero… estas callejuelas no me suben las revoluciones. Y sé que ambos ansiamos un duelo que haga saltar chispas, ¿cierto? En la plataforma nos espera un asfalto más digno. ¡Aguardaré nuestro encuentro ahí arriba, amigo mío! Y conserva bien el premio.
Roche me guiñó el ojo y le dio al motor saliendo disparado de allí.
— Ese tío está mal de la chota.- Dijo Barret.
— Será mejor que nos vayamos de la aldea antes de que haya más problemas.- Mencionó Tifa.
— Yuffie dijo que habláramos con Priscila si queríamos subir, ¿no?
— Tenéis maña para enfrentaros a Shinra, ¿eh?- Dijo la alcaldesa viniendo hacia nosotros.
— Conque al final nos has traicionado…- Dijo Barret.
— Qué poca vergüenza.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Tomad, no es mucho pero es vuestro.- Dijo Ronda dándole una bolsa de dinero a Barret.
— ¿A qué viene esto?- Preguntó Barret.
— Es de la recompensa que daban por vosotros.- Dijo Ronda.- Desde un principio, tenía pensado compartirla. No tiene sentido no hacerlo. Ambos somos enemigos de Shinra.
— ¿¡Y qué habría pasado si ese nos hubiera detenido!?- Exclamó Barret.
— Ya habría buscado la forma de ayudaros.- Respondió Ronda.- Pero no ha habido necesidad. Solo nos queda rezar para que Yuffie cumpla con su parte.
En ese momento Ronda se marchó y a mi me dio por mirar el saco contando las monedas.
— ¡Que pedazo de rata!- Exclamé.- Solo nos ha dado 5000 guiles. ¡Y daban más de 600000!
— Quizás no nos ha vendido a todos…- Me dijo Tifa intentando calmarme.
— Bah, que más da.- Expresé.- Vamos a la playa, que el tiempo si que es oro.
Bajamos rápidamente y fuimos donde se encontraba Priscila que se dio cuenta de nuestra presencia.
— ¡Ah, hola!- Dijo Priscila.
— Yuffie nos ha dicho que puedes ayudarnos a subir a la plataforma.- Dijo Cloud.
— ¡Qué emoción!- Exclamó Priscila.- ¡Claro que os ayudo! ¿Sabéis? Yuffie ha estado investigando y ha dicho que, para subir a Junon, ese barco es el modo más suoerfácil.
Priscila nos señaló el gran barco que colgaba del techo de Junon justo en el puerto, pero que no llegaba al agua, estaba bastante alto.
— ¡Mirad, se controla desde allí!- Nos dijo Priscila.
— Alguien tiene que subir a la sala de control y bajar el barco.- Dijo Red XIII.- Así, el resto del grupo podrá subir a bordo.
— El problema está en cómo llegar a la sala de control.- Mencionó Cloud.
— "Alto voltaje"- Leyó Tifa de repente.
— Sí, pasan la corriente para que nadie pueda trepar por ahí.- Explicó Priscila.
— Típico de Shinra.- Mencioné.
— Entonces es imposible.- Dijo Barret.
— ¡No si os ayuda el Sr. Delfín!- Dijo Priscila con una sonrisa haciendo entrada al delfín de ayer.- El Sr. Delfín es genial. Esto… ¿Os cuento cómo conocí al Sr. Delfín? Un día estaba yo nadando y oí su llamado, como: "¡fiuuuu! ¡fiuuuu!"
— Perdona.- Cloud interrumpió a Priscila.- Tenemos prisa…
Parece que a la niña no le sentó demasiado bien y yo me acerqué a ella.
— Yo si quiero escucharlo, pero… ¿qué tal si me lo explicas la próxima vez que nos veamos?- Le sonreí.
— ¿De verdad?- Me preguntó Priscila.
— ¡Sí! Te lo prometo.
— Bueno, ¿cómo hacemos para subir?- Preguntó Barret.
— El Sr. Delfín dará impulso a uno de vosotros para saltar muuuuy alto y llegar a los controles. ¿Quién quiere que le ayude el Sr. Delfín?
En ese momento todos me miraron a mi y yo sonreí.
— Bueno si no hay remedio, no me importa.- Dije con una risita. Me gustaba la idea.
— ¡Bien!- Dijo Priscila.- ¿Estás lista?
Asentí y me tiré al agua y miré a mi equipo desde allí quienes me sonreían. Rápidamente empecé a segur a Sr. Delfín nadando hasta que se paró para que me subiera a él. Eso hice y rápidamente a toda velocidad el Sr Delfín empezó a nadar por las aguas, yendo lo más lejos posible para poder coger toda la carrerilla necesaria. Cuando llegamos al punto más lejos el Sr. Delfín cogió toda la velocidad y cuando estábamos cerca me lanzó al aire, yo di una voltereta y en ese momento el Sr Delfín me volvió a impulsar hacia más arriba con su cola, llegando perfectamente a la sala de control
En ese momento miré al grupo y todos celebraban que lo había conseguido. Incluso Cloud tenía una sonrisa en la cara.
— ¡Toma ya!- Exclamó Barret.
Sonreí saludándoles y rápidamente fui a ver la sala de control. Estas cosas se me daban bien y lo único que tenía que hacer era bajar el barco. Me acerqué a una palanquita que había y empecé a bajar poco a poco el barco, hasta que llegó abajo del todo.
Vi como se montaron en el barco y Barret me saludó desde abajo.
— ¡Subenos, anda!- Exclamó Barret.
Empecé a subir el barco y cuando llegamos a la misma altura vi a Tifa y Aeris quienes estaban super emocionadas.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris muy contenta.- ¡Nos vemos arriba!
En ese momento crucé la mirada con Cloud y no pude evitar desviarla, poniéndome toda roja. Les seguí subiendo el barco hasta que llegó arriba del todo, ahora solo me quedaba subir a mi.
Pasarela de mantenimiento.
Salí de la sala de control y empecé a subir las escaleras llegando a una sala que parecía de mantenimiento. Tenía que llegar arriba del todo lo más rápido posible para reunirme con el grupo y no tardé demasiado en verlos, allí estaban.
— ¡Sil, aquí estás!- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Vamos para arriba.- Dijo Cloud al verme.
Empezamos a avanzar lo más rápido posible por los aposentos, habían bastantes centinelas pero ninguno notó nuestra presencia. En una de estas, salimos a un balcón que daba directamente al cañón de Junon. Cloud miró hacia abajo de donde estábamos para comprobar la situación.
— Hay menos vigilancia de lo que me esperaba.- Señaló Cloud.
— A lo mejor están preparándose para el desfile.- Dijo Aeris.
— No tienen tiempo para nosotros, por lo que se ve.- Mencionó Barret.
— Pues nos viene fenomenal.- Dijo Tifa con una sonrisa.
— No va a ser tarea fácil buscar a los de las túnicas en una ciudad tan grande.- Añadió Red XIII.
— No veo a ninguno por aquí, imagino que estarán por las calles de la ciudad.- Dije yo con una sonrisa.
Aeródromo de Junon. Pista de aterrizaje.
Empezamos a subir y vimos una nave gigantesca encima nuestro.
— Oye, Cloud, ¿y esa nave?- Preguntó Tifa.
— Es la Highwind.- Respondió Cloud.- La aeronave insignia de Shinra, la más rápida y avanzada del mundo.
— ¿Qué tal si nos la agenciamos y nos dejamos de barcos?- Preguntó Barret.
— Para manejar una aeronave de esas hace falta un piloto cualificado.- Respondió Cloud.- Y una tripulación.
— Vaya. Qué chasco.- Dijo Tifa.
— Entonces solo tenemos la opción del barco.- Dije yo.- Vayamos a buscar uno.
Estaba lleno de centinelas pero ninguno nos hacía caso al pasar por al lado de ellos. Parecía que sí, que de verdad, no les interesabamos ahora. Llegamos a un ascensor y empezamos a bajar una planta inferior.
Área de supervisión del aeródromo. Hangar.
Empezamos a andar siguiendo los caminos que veíamos. Todos los centinelas hablaban del desfile y de lo importante que era ya que se presentaba el Presidente Rufus por primera vez como presidente de Shinra desde la muerte de su padre.
— Cloud, ¿conoces bien Junon?- Preguntó Aeris.
— Es una ciudad militar, con un reactor submarino.- Respondió Cloud.- En tiempos de guerra, se convierte en un bastión inexpugnable capaz de repeler cualquier ataque por mar. Gracias a sus puertos de mar y aire y su ubicación estratégica, es casi tan importante para Shinra como Midgar.
— Ya… Yo más bien preguntaba si conoces algún restaurante bueno, o sitios que ver.- Dijo Aeris. No pude evitar reir un poco.
— Me temo que no.- Mencionó Cloud.
— Tampoco me extraña, siendo tú.- Añadió Aeris.
— Aeris.- Dijo Barret de golpe.- ¿No estarás pensando irte de turisteo?
— Uy, qué va.- Dijo ella riendo un poco también.- ¡Mirad allí!
Nos acercamos a ver a que se refería y vimos a un grupo de centinelas siguiendo órdenes de una comandante. Rápidamente se fueron.
— Por cierto.- Dijo Barret.- No he dicho nada porque no quiero que nos alteremos, pero…
—¿Qué?- Preguntó Cloud.
— Tenemos a Rufus aquí al lado, ¿y vamos a pasar de largo?- Exclamó Barret.- No digo que nos lo carguemos, pero sí que me apetecería decirle dos cosas bien dichas. Y, de paso, darle un guantazo.
— Por mi bien.- Dije con una sonrisa. Barret me miró, sonriéndome.
— Yo opino igual.- Dijo Aeris de golpe.- Los Turcos nos habían dicho que nos perseguirán más y luego viene el de la moto y dice que nos escolta. ¡A ver si se aclaran!
— Es verdad.- Dijo Tifa.- Pero no sé cómo vamos a hablar con el presidente…
— Yo sé cómo.- Dijo Cloud de golpe.
— ¡Les reventamos el desfile!- Dijo Barret con una sonrisa.
— No. La mayoría de los participantes son militares. Demasiados enemigos a la vez.- Dijo Cloud.- Pero si me hago pasar por un participante, podré acercarme a Rufus. No levantaré sospechas hasta el momento crítico.
— ¿Lo dices en serio?- Preguntó Tifa.
— Totalmente.- Expresó Cloud.
— ¡Toma, misión de infiltración!- Exclamé.- Actuar se me da bien, ya veréis como todos se lo creen.
— Venga.- Dijo Cloud.- Barret y Red, vosotros será mejor que comprobéis la ruta al puerto y cuánta vigilancia hay. Y tendréis que buscar a los de las túnicas, claro.
—¡Venga, hombre!- Exclamó Barret.
— El plan consiste en no destacar con un uniforme de Shinra.- Mencionó Cloud.
— Pero si Sil es mucho más bajita de lo que piden para ser centinela.- Barret me señaló.
— ¡Oye!- Exclamé y me crucé de brazos, ofendida.- ¡No soy tan bajita!
— Pero a Sil se le da bien la infiltración.- Dijo Cloud.- Nos vendrá bien tenerla con nosotros.
— Hmmmm… Me parece razonable.- Dijo Red XIII.
— Ni lo menciones.- Respondió Barret.
— Bueno, nos marchamos, que tenemos que conseguir dos uniformes.- Cloud me miró y me hizo un gesto para que fuera con él.
En ese momento Tifa y Aeris vinieron con nosotros cuando Red XIII y Barret se marcharon. Cloud las miró sin entender qué hacían.
— Yo me apunto.- Dijo Tifa con una sonrisa.
— ¡Que emoción!- Dijo Aeris contenta.- Por ahí, ¿no?
— Seremos las mejores centinelas, ¡ya lo veréis!- Exclamé.
Me reí y fui con ellas rápidamente, avanzándonos a Cloud. Una organizadora en la zona nos ponía prisa.
— Quien no se haya cambiado aún, que lo haga ya. Hay uniformes planchados a su disposición.- Dijo la organizadora.- Dense prisa, por favor.
Vestuario.
Al entrar vimos un montón de uniformes y los típicos cascos de centinela. Las tres corrimos rápidamente hacia allí.
— ¡Bingo!- Exclamé contenta.
— ¡Qué cambio de look!- Dijo Aeris agarrando un casco.
— ¡Vamos a ponérnoslos!- Mencionó Tifa con una sonrisa.
Cada una agarramos una caja con un uniforme y nos metimos a los probadores. Los pasos de Cloud se escuchaban aproximándose.
— Media vuelta, centinela.- Escuché la voz de Aeris.
Me cambié rápidamente y si es verdad que la ropa me venía enorme sobretodo de largo. Salí con mi casco puesto y vi a Tifa y Aeris quien rieron al verme.
— ¡Sil!- Dijo Tifa riendose.- Te va larguísimo.
— ¿Verdad?- Dije riéndome también.- Esto no está hecho para mi.
— Espera que te ayudo.- Dijo Aeris agachándose con la risita y poniéndome bien los pantalones, haciendo un apaño.- ¡Ale ya está!
— ¡Muchas gracias!- Las tres nos miramos riendo un poco.- Oye, ¿qué tal si… apuntamos a Cloud con las pistolas cuando salga del vestidor?
— ¡Sí!- Exclamó Tifa riendo.
— ¡Buenísima idea, Sil!- Aeris nos dio las pistolas.
Esperamos a que Cloud saliera y cuando lo hizo lo apuntamos las tres juntas por la espalda con la pistola.
— Alto.- Dijo Tifa.
— No te muevas.- Dijo Aeris justo después.
— ¡Estás arrestado!- Exclamé yo muy metida en mi papel.
Cloud levantó las manos y se giró mirándonos pero sus ojos se posaron en mi. Yo sonreía contenta.
— ¿Qué tal?- Le preguntó Aeris haciendo una pose con la pistola.
— ¿Qué tal?- Le preguntó Tifa haciendo su pose con la pistola también.
— Y… ¿qué tal?- Le pregunté yo haciendo otra pose.
— Dais el pego.- Dijo Cloud.
Las tres nos miramos contentas y sonreímos. En ese momento Cloud pasó de nosotras y empezó a andar.
— Ya somos centinelas perfectas.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— No basta con el uniforme; tendréis que hablar y comportarnos como ellos. Fijaos en lo que yo haga.- Mencionó Cloud.
Salimos del vestuario y un comandante de golpe nos paró.
— Alto.- Nos dijo el comandante.
Los cuatro nos pusimos en línea recta, en posición militar. Y el comandante nos miró las caras a cada uno de nosotros.
— Vosotros cuatro no estabais en el ensayo. ¿Osáis llegar tarde?- Preguntó el comandante con voz de sargento.
— ¡Le rogamos que nos disculpe!- Exclamó Cloud de golpe.
— ¡Lo sentimos mucho!- Exclamamos Aeris, Tifa y yo siguiéndole el rollo.
— ¡Mantecatos!- Exclamó el comandante.- ¿Es que no sabéis lo importante que es este desfile? ¡Ya estáis entrando! La comandante evaluará si domináis la formación. Quien cometa el más mínimo error… acabará en la panza de un bégimo… ¡como una chuletilla!
Sala de guardia.
Cloud empezó a andar modo militar detrás del comandante y rápidamente Tifa le agarró del brazo parandolo en seco.
— ¿Qué hacemos?- Le preguntó Tifa a Cloud.
Aeris y yo nos paramos también y los miramos, acercándonos.
— Las formaciones nunca se olvidan.- Dijo Cloud.- Vosotras haced lo que haga yo.
— No sé si podremos…- Dijo Aeris.
— Solo nos queda confiar…- Agregué yo.
— ¡Dejad de cuchichear y entrad de una vez!- Exclamó el comandante de golpe señalando al cielo, mirándonos super fijamente. Me estaba costando aguantar la risa.
— ¡Sí, señor!- Exclamamos al unísono.
Rápidamente fuimos a la siguiente sala, allí se encontraba la comandante.
— ¡Firmes!.- Nos dijo el comandante.
Los cuatros nos pusimos firmes de la mejor manera posible.
— Tenéis mucho descaro saltándoos el ensayo general.- Dijo la comandante de golpe.- ¿Creéis que no os hace falta?
La comandante se acercó a mí y me agarró de la barbilla, mirándome fijamente a los ojos.
— De acuerdo, entonces. Veamos si tenéis lo que hay que tener.- Volvió a decir la comandante.- Si veo un solo error, os mando a cepillarle los dientes a un molbol, ¡pero por dentro! ¿Queda claro?
Agarramos las escopetas y nos pusimos en fila, uno al lado del otro, con la posición inicial.
— A la de tres. Un, dos, ¡tres!- Exclamó el comandante.
Tifa, Aeris y yo empezamos a seguir de reojo lo que Cloud hacía. Todos consistia en mover la escopeta de manera militar, siguiendo un compás. Le pillé rápidamente el truco y no fui la única. Lo estábamos haciendo super bien.
— Qué elegancia en el gesto.- Dijo la comandante cuando terminamos.- ¡Qué equilibrio!
La comandante se acercó a Cloud y lo miró fijamente.
— ¿Dónde has estado todo este tiempo?
En ese momento el comandante se acercó a ella.
— Comandante, ¿qué opina de situarlo al frente del desfile?- Le preguntó a lo que la comandante asintió.
— ¡Con efecto inmediato, te nombro capitán de la Séptima Compañía de Infantería de Midgar!- Dijo la comandante mirando a Cloud.- Desfilarás al frente y servirás de ejemplo a las tropas. Es un papel de vital importancia. De ti depende que nuestra compañía se alce o no con la medalla presidencial.
— ¡Sí, señora!- Exclamó Cloud.
Cloud se quitó el casco y el comandante se acercó a él, poniéndole un casco diferente.
— No se hable más.- Dijo el comandante.- Vosotros cuatro avisaréis a nuestros infantes desperdigados por Junos de Estribor. Recordad: para participar en el desfile, deberéis traer de vuelta a cinco escuadrones, como mínimo. Los reconoceréis por la insignia de nuestra compañía.
— Cuando los encontréis, dirigidlos al recinto del desfile, en Junon de Babor.- Dijo la comandante.- Decidles que quien se retrase se las verá conmigo. ¡Confío en vosotros!
— ¡Sí, señora!- Exclamamos los cuatro.
Salimos rápidamente de esa sala y nos paramos un momento.
— Hemos tenido suerte.- Dijo Aeris.
— ¡Qué suerte ni que suerte!- Exclamé yo- ¡Lo hemos hecho super bien!
— ¿De verdad podremos acercarnos así a Rufus?- Preguntó Tifa.
— Durante el desfile no.- Dijo Cloud.- Pero si nos condecoraran… La medalla presidencial la concede él.
— Hala…- Dijo Aeris.
— Cloud, ¿no es un plan muy arriesgado?- Preguntó Tifa de nuevo.
— Creo que lo haremos bien, Tifa, no te preocupes.- Le sonreí.
— Venga, confiamos.- Dijo Aeris con una sonrisa.
Junon de Estribor. Calle principal.
Llegamos por fin a la calle principal de Junon. Estaba llena de gente que se notaban de bien y todo estaba decorado con carteles publicitarios de Shinra por la celebración del festival. Aeris y yo mirabamos todo sorprendidas.
— Nos toca ir a avispar a las tropas.- Dijo Tifa.
— Sí.- Dijo Cloud.- Recordad: buscamos infantes de la Séptima Compañía de Midgar.
— Los que lleven esta banda, ¿no?- Dijo Aeris señalandose el brazo.
— ¡Exactamente!- Respondí con una sonrisa.
— ¡En marcha!- Mencionó Cloud.
En la misma calle encontramos al primer escuadrón. Nos acercamos rápidamente a ellos.
— ¡Capitán, ha llegado usted a tiempo!- Dijo el infante.- ¿Nos puede sacar una foto?
Cloud suspiró y sacó la cámara apuntando hacia los tres infantes quienes posaban con un standee de tamaño 1/1 que había en la calle de Rufus Shinra. Les hizo la foto y les devolvió la cámara.
— ¡Muchísimas gracias!- Exclamó el infante mirando la foto.- Capitán, ¡nos ha sacado genial! ¡Voy a colgar esta foto en la pared de mi casa!
— Ya vale de remolonear por aquí.- Dijo Cloud de golpe.- Vamos al recinto; seguidme.
— ¡A sus órdenes!- Dijeron los infantes.
Primer escuadrón conseguido, aún teníamos que buscar a algunos más. Entramos en la armería de Junon y allí vimos un escuadrón más. Cloud le tocó el hombro a uno por detrás.
— ¿Tú quién eres?- Le preguntó el infante.- ¿También has venido a comprar una maqueta?
— ¡No seas cateto!- Le dijo su compañero infante, dándole un golpe.- ¡Mírale el casco!
— ¡M-Mi capitán!- Dijo de golpe poniéndose en formación militar.- ¡Discúlpeme!
— Se acabó el descanso. Fuera.- Dijo Cloud siendo bastante duro. Reconozco que estaba muy guapo haciendo de capitán.
— ¡Sí, mi capitán!- Exclamaron.
Segundo escuadrón listo. Aún nos faltaban cinco más así que nos pusimos a buscar y cuando estábamos en ello vi a Rude haciendo un "choque" con la calva con otro calvo y luego cada uno se tocaron las calvas. No pude evitar estallar de la risa. Rude entró con el otro calvo dentro de lo que tenía una señal de un bar.
— ¿Ese era Rude?- Dije riéndome.
— Qué sospechoso.- Mencionó Aeris.
Bar privado Los Relucientes.
Decidimos entrar para mirar si había algún escuadrón pero a mi la curiosidad me mataba. No me esperaba para nada lo que vi dentro. Estaba lleno de calvos, literalmente nadie en ese bar tenía pelo. Estaban todos juntos, agarrados, cantando.
— ♫ ¡Luce, luce el sol en mi calva! ¡Luce, luce el sol en tu calva! ♫
Todos se nos quedaron mirando cuando nos vieron y nos hicieron un saludo, todos a la vez tocándose las calvas. Me estaba aguantando la risa tan bien como podía.
— Rude, si no te importa…- Dijo uno de los calvos.
— ¿Sois nuevos aquí?- Nos preguntó Rude. Aeris asintió, como habláramos nos reconocían.
— Si queréis beber con nosotros, ya os estáis quitando los cascos.- Nos dijo Rude.- Son las normas.
En ese momento todos se volvieron a tocar las calvas. Tenía a Rude, tocandose la calva delante mio. Iba a explotar. Tifa me miró fijamente para que no me riera y yo intenté tragarmelo lo mejor posible.
— ¿Qué pasa?- Dijo Rude en ese momento al ver que no hacíamos nada.- Quitáoslos. ¿O es que… o estáis dejando crecer el pelo?
Cuando sentía que ya no podía aguantarme más un infante se puso en medio.
— ¡Perdónalos, Rude!- Exclamó el infante.- ¡Ese de ahí es nuestro capitán!
Todos los infantes se pusieron en fila delante de nosotros mirándonos.
— Mi capitán, aquí sólo se entra si uno es calvo y orgulloso de serlo.- Dijo el infante.- Está feo llevar casco.
— Se acabó la juerga. Todos a la calle.- Dijo Cloud mirándolos fijamente intentando cambiar algo la voz.
— ¡S-Sí, mi capitán!- Exclamaron los infantes.
En ese momento todos salieron corriendo del bar. Antes de salir miré a Rude y le dije adiós con la mano. Creo que por la forma de decirle adiós y posiblemente por mi altura me había reconocido porqué vi perfectamente como se sorprendía. Cuando salí, respire hondo para no reírme y seguir nuestra búsqueda de escuadrones.
Junon de Estribor. Calle principal.
Rápidamente entramos al bazar, un posible sitio para encontrar a más infantes pasando su tiempo libre y asi fue. Nos acercamos a ellos y uno de los infantes reaccionó al ver el casco de Cloud.
— ¡Atención! ¡Ha venido el capitán!- Exclamó el infante.
— Las tropas deben esperar en el recinto del desfile. Venid conmigo.- Dijo Cloud mirándolos fijamente.
— ¡A sus órdenes!- Dijeron todos los infantes de golpe.
Salimos del bazar y el último sitio que nos quedaba por mirar era el almacén así que rápidamente fuimos hacia allí encontrándonos con un grupo grande de infantes jugando a un juego de cartas. De golpe uno de ellos se levantó al vernos.
— ¿Le podemos hacer una pregunta?- Dijo de golpe el infante.- ¿Qué formación ha elegido usted para el desfile de hoy?
— Lo decidiré en base a la situación y vuestro nivel de preparación.- Respondió Cloud.- No tenéis por qué preocuparos. Acatad mis órdenes y todo saldrá bien. Y ahora, ¡a la calle!
— ¡Sí, señor!- Exclamaron todos los infantes.- ¡Discúlpenos!
Salimos rápidamente con todos los infantes a la calle y al final de esta nos esperaban el comandante y la comandante.
— ¡Séptima Compañía de Midgar, presente!- Exclamó Cloud.
— Esta vez habéis llegado a vuestra hora.- Respondió la comandante.- El desfile comenzará en breve. Estaréis preparados, espero.
Cloud se giró y miró fijamente a su escuadrón completo.
— ¡Séptima Compañía de Midgar! ¡Firmes!- Exclamó un infante y todos se pusieron firmes.
— Cloud.- Dije yo acercándome a él.- Tu puedes.
Cloud me miró fijamente por un momento y asintió mirando de nuevo a los infantes.
— Escuchad.- Dijo Cloud.- Cuando desfilemos hoy, el mundo entero nos estará observando. Y…
Parecía que Cloud se había quedado en blanco y yo no podia dejarle asi, asi que me acerqué, poniéndome a su lado.
— Para que sepáis todos los ciudadanos de Midgar esperan que triunfemos hoy.- Exclamé mirando a los infantes.- Hay que hacerlo a la perfección para no decepcionar a los nuestros. ¡Pero vosotros sabéis que sois mucho más que esta situación! El capitán será el que nos indique a todo momento, hay que mostrar al máximo nuestra confianza en él y hacer exactamente lo que nos indique. Capitán, concédenos unas palabras para terminar.
Cloud se me quedó mirando, flipando con mi actuación y aclaró su garganta dando un paso al frente.
— Todos hemos venido aquí a ganar.- Dijo Cloud.- La medalla presidencial será nuestra. Ese es nuestro objetivo.
— ¡Sí, señor!- Exclamaron los infantes.
— ¡No vamos a perder!- Exclamó Cloud.
— ¡No, señor!- Dijeron los infantes.
— ¡Somos los mejores!- Volvió a exclamar Cloud levantando el brazo.
— ¡Sí, señor!- Exclamaron los infantes levantado el brazo también.
En ese momento nos giramos y entramos yendo hacia el desfile que no iba a tardar en comenzar.
Junon de Babor. Recinto del desfile de investidura.
Esperamos dentro de una sala, primero pasaban los centinelas y luego iba a pasar Rufus Shinra para después ir nosotros. Mientras esperábamos escuchamos un disparo super fuerte, no sabia de donde venia.
— ¿Qué ha sido eso?- Preguntó Tifa.
— Han disparado el cañón.- Dijo Cloud.- Debe ser parte del desfile.
— ¡Que susto!- Exclamé.
— Séptima Compañía de Infantería de Midgar.- Dijo la comandante.- Os toca salir.
Rápidamente nos pusimos en formación y salimos. La calle estaba llena de gente, repleta. Todos celebraban y alababan al nuevo presidente de Shinra, Rufus Shinra. Nos paramos de golpe y Cloud quien estaba al frente habló.
— A la izquierda… ¡mar!- Exclamó. Todos nos giramos a la vez mirando al mar.- Formación uno… ¡mar!
Empezamos a hacer los mismos movimientos con las escopetas que ya habíamos hecho en el ensayo. No podía sonreír porqué el protocolo así lo decía pero tenía muchas ganas de hacerlo, me lo estaba pasando muy bien. Terminamos de hacer el espectáculo y una reportera iba narrando los hechos.
— Así concluye la primera fase del desfile de la Séptima Compañía.- Dijo la reportera.- Los jueces están calculando la puntuación otorgada por el público. ¡Veamos los resultados!
Los resultados fueron totalmente positivos para nosotros.
— ¡Un comienzo absolutamente impresionante!- Exclamó la reportera.- ¡El público ha quedado encandilado de la marcha de las tropas! ¡Estamos todos deseando ver qué viene a continuación!
Avanzamos un poco más por la calle con marcha militar.
— Compañía… ¡Alto!- Exclamó Cloud de golpe. Todos nos paramos.- Formación dos ¡mar!
Empezamos a volver a hacer la marcha con las escopetas, moviéndolas lo mejor posible saliendonos el segundo número a la perfección. Todos estábamos en buena forma y nos compenetramos a la perfección.
— Formación final ¡mar!- Exclamó Cloud.
Nos giramos y rápidamente seguimos haciendo nuestro número. Ni Cloud, ni Tifa, ni Aeris, ni los infantes ni yo decepcionabamos. Lo habíamos hecho genial.
— Comienza la segunda fase del desfile de la Séptima Compañía de Midgar.- Dijo la Reportera.- Los jueces están calculando la puntuación otorgada por el público. Veamos los resultados. ¡Qué maravilla! La coordinación de las tropas nos ha dejado sin palabras. Viendo esto, no se me ocurre ninguna unidad más merecedora de cerrar el desfile.
Avanzamos un poco más para realizar la última formación. De golpe paramos, todos mirando al frente esperando instrucciones.
— Formación izquierda ¡mar!- Exclamó Cloud.
Todos empezamos a realizar esa formación poniéndonos en triángulo y empezamos a mover con habilidad la escopeta de nuevo, de manera impositiva. Terminamos y nos quedamos en posición y en nuestro papel. Nuestra propia actuación aún no había terminado.
— ¡Con esto, finaliza el desfile de la Séptima Compañía!- Dijo la reportera.- Los jueces están calculando la puntuación otorgada por el público. Veamos los resultados. ¡Escuchen eso! ¡El público no se cansa de aplaudir a los infantes de la Séptima Compañía de Midgar! ¡Llega la hora de la verdad! ¡Pronto sabremos quién se lleva la medalla presidencial! ¡No cambien de canal!
Todos los grupos que habíamos actuado nos pusimos en el desfile, era hora de que dieran los premios. Estábamos todos con posición militar, eso no se perdía. El comandante y la comandante también se pusieron donde nosotros.
— Enhorabuena a todos.- Heidegger estaba en el micrófono, empezando su discurso.- Gracias a vosotros, el desfile en honor al presidente ha sido un éxito. Ha quedado patente vuestra lealtad, y me consta que el presidente está orgulloso de todos y cada uno de vosotros. Ha llegado el momento de conceder las merecidas condecoraciones. En primer lugar, la medalla a la mejor marcha del desfile. Los agraciados con este honor son… ¡La unidad motorizada!
En ese momento la unidad motorizada empezó a moverse con las motos, haciendo un pequeño número más para el público. Roche era el capitán de esa unidad.
— Comandante, da un paso al frente.- Dijo Heidegger mirando a Roche.
Él se acercó de manera impulsiva con su moto y se puso delante de Heidegger recibiendo así el premio. Él regresó con su equipo.
— A continuación, la medalla presidencial.- Dijo Heidegger.- Señor presidente
— Durante su presidencia, mi padre…- Empezó Rufus poniéndose delante del micrófono.- convirtió Shinra, que no era más que una empresa armamentística, en el motor que hace girar nuestro mundo. Nos brindó la energía mako, que todo lo hace posible. Antes que nada, quiero expresar mi gratitud hacia él por tamaña contribución.
Rufus se puso una mano en el corazón y todos pusimos nuestras manos en alto, dando el respeto, siguiendo en nuestro papel.
— Sin duda.- Dijo Rufus.- Muchos de los que estáis viendo este discurso os preguntaréis si alguien tan joven como yo está preparado para la presidencia. Sabed que mi edad es irrelevante porque Shinra perdurará eternamente. Actualmente, una gran crisis se cierne sobre nuestro mundo. Debemos cambiar para sobrevivir. Tenemos que dejar atrás las ataduras del pasado y emprender un nuevo camino. Hoy hemos dado el primer paso. Yo os guiaré de ahora en adelante. Seguidme y no temáis. Os conduciré a la tierra prometida. Ese es mi cometido, y juro, ante todos vosotros, que lo desempeñaré con talante y convicción. Juntos, construiremos el nuevo mundo.
Todo el mundo empezó a aplaudir y yo no me quedé atrás, no teníamos que sospechar en absolutamente nada.
— Sin más dilación.- Mencionó Rufus.- Procedo a anunciar el ganador de mi medalla. Un aplauso para… ¡la Séptima Compañía de Infantería de Midgar!
Empezamos a celebrarlo y miré a Cloud y él me miró a mi. No pude evitar ir corriendo hacia él y abrazarlo fuerte, compartiendo mi felicidad junto con él. Él también me correspondió y mi corazón empezó a moverse muchísimo más rápido. Nos miramos a los ojos por un momento y justo Tifa y Aeris vinieron hacia nosotros. Choque los cinco con ellas dos super contentas.
La comandante miró a Cloud y él asintió haciendo la pose de final, de ganador. Yo aplaudí, contenta.
— En representación de la compañía…- Dijo Rufus.- Vosotros dos, subid al escenario.
En la pantalla aparecimos Cloud y yo y eso nos sorprendió un poco. Lo miré y él me miró, estábamos en shock.
— ¿Algún problema?- Dijo Rufus.
Rápidamente Cloud y yo nos movilizamos hacia delante de Rufus y nos lo quedamos mirando fijamente. Lo teníamos a un escaso metro y medio.
— Saluden.- Dijo Heidegger.
Cloud y yo pusimos la mano en el casco, haciendo el saludo militar.
— En reconocimiento a vuestra actuación el día de hoy, os entrego la medalla presidencial.- Nos dijo Rufus.- Enhorabuena.
Todo el mundo empezó a aplaudir y Rufus en ese momento apagó el micrófono y lo bajo, mientras nos miraba fijamente.
— Quiero hablar con estos dos en privado.- Dijo Rufus.- Que corten la emisión.
— ¡Sí, señor!- Dijo Heidegger.- ¡Vamos! ¡Espabilad!
La emisión de televisión terminó y Cloud y yo miramos fijamente a Rufus. Tenia un pequeño nudo en la garganta.
— Sois los protagonistas del día.- Nos dijo Rufus.- ¿Por qué no os quitáis los cascos para que os vea mejor? Cloud y Sil. Vuestro paso por el desfile ha sido camaleónico. Como se nota que Cloud tiene experiencia.
Yo miré a Cloud por un momento y vi como se quitaba el casco así que yo procedí a hacer lo mismo.
— ¡Vosotros dos!- Exclamó Heidegger viniendo hacia nosotros antes de ser parado por Rufus.
— Atrás.- Dijo Rufus.
— Pero señor presidente…- Intentó Heidegger a lo que Rufus lo miró muy desafiadamente.
— Cloud Strife… He leído tu historial. Resulta intrigante, la verdad. Me has caído en gracia. Es por eso… que quiero ofreceros un trato. Por el momento, debo centrarme en la reconstrucción de Midgar. Si Shinra no logra devolver a sus ciudadanos a la normalidad, perderá su confianza. Y, mientras estoy ocupado en esos asuntos, preferiría despreocuparme de otros.
— ¿A qué te refieres?- Preguntó Cloud.
— A ciertas tareas que he heredado de mi padre. Entre ellas, la captura de una Anciana huida… y de un valioso sujeto de investigación. Así como el arresto y ejecución de los miembros de AVALANCHA. En lo que a mí respecta, son nimiedades. Preferiría desentenderme de esos temas.
— ¿Qué es lo que estás insinuando?- Pregunté yo dando un paso al frente.
— Voy a dejar de perseguiros.- Nos dijo Rufus.- Dicho esto, los midgareños os siguen odiando. Será mejor que no volváis en una temporada. Shinra va a cambiar.
— ¿Qué quieres a cambio?- Preguntó Cloud.
— Que os encarguéis de Sephiroth.- Respondió Rufus.- Es un monstruo nacido del vientre de la antigua Shinra. Me gustaría darle caza, pero crearía demasiado politiqueo en la empresa. ¿Aceptáis el trato?
— Lo aceptamos.- Dijo Cloud. Yo lo miré fijamente.
— ¿Tenéis alguna pista de su paradero?- Nos preguntó Rufus.
— Estamos siguiendo a los de las túnicas.- Respondí.
— Buena idea.- Rufus me señaló.- Lo veo en tus ojos, serias un buen Turco.
— No, gracias.- Mencioné.- ¿Qué sabes de los encapuchados?
— Digamos que son… clones de Sephiroth.- Contestó Rufus.- Seguidlos, y os guiarán hasta él. Al menos, eso opina Hojo.
— De acuerdo.- Dijo Cloud algo indeciso.
En ese momento lo que parecía un shuriken gigante apareció directamente hacia el presidente y Heidegger se apresuró a empujarlo, protegiendole.
— ¡Centinelas!- Exclamó Heidegger haciendo que protegieran al presidente por todos los lados.
— ¿Así me pagáis la buena voluntad?- Dijo Rufus mirándonos fijamente.
— ¡Oye pero si no hemos sido…!- Exclamé yo.
— No me toméis por necio, desgraciados.- Rufus me miraba muy intensamente, cabreado.
— Presidente, retírese.- Dijo Heidegger.
En ese momento el presidente con los centinelas y Heidegger se retiraron y yo miré a Cloud.
— Ha sido Yuffie, estoy segura de ello.- Dije yo.
— Sí, casi seguro.- Me dijo Cloud.
— ¿Que hacemos?- Le pregunté.
— Vámonos de aquí.- Exclamó Cloud agarrando su espada de centinela.
Entramos rápidamente a un ascensor y escuchamos la voz de Barret. Nos giramos y vimos a Barret, Red XIII, Tifa y Aeris. Barret se había puesto un traje de marinero de Shinra, le quedaba bien.
— ¿Qué ha pasado con Rufus?- Preguntó Barret.
— Ha huido.- Dijo Cloud.
— ¿Y qué hacemos?- Exclamó Barret.
— Acabo de ver a los de las túnicas.- Dijo Red XIII.- Van al puerto.
— Pues nosotros también.- Dije yo mirándoles fijamente.
— Han aumentado la vigilancia. Está peliaguda la cosa.- Nos dijo Barret.
— Mientras vayamos así vestidos, deberíamos poder pasar.- Añadió Cloud.- Id vosotros primero. Yo voy a intentar que la Séptima Compañía se marche del puerto.
— ¿Tú solo?- Preguntó Tifa.
— Sí.- Respondió Cloud.- Acabaré antes.
— ¡Mi capitán!- Dijo uno de los infantes, el escuadrón venía hacia nosotros.
— Os veo en el puerto.- Nos dijo Cloud antes de dirigirse hacia ellos.
Los demás nos pusimos marcha rápidamente hacia el puerto y gracias a nuestros uniformes no nos pararon ni una sola vez. Ahora teníamos que conseguir marcharnos de aquí. En el puerto había atracado un crucero gigante y me lo quedé mirando, era la primera vez que veía uno.
Tuvimos que esperar a que Cloud volviera y cuando por fin lo hizo nos acercamos a él.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— Sí.- Me respondió.
— Entonces…- Dijo Barret.- ¿Nos vamos de crucero con los de las túnicas?
Miré en la fila de subida de pasajeros del crucero y varias túnicas pasaban, entrando al barco.
— Hay un control para subir a bordo.- Dijo Aeris.
— ¿Qué hacemos?- Preguntó Red XIII.
— Tendremos que colarnos por detrás.- Mencionó Cloud mirando la parte de atrás donde iban a meter mercancía.
Fuimos rápidamente hacia allí sin esperarnos que también habría alguien vigilando. Parecía el capitán o alguien importante del barco.
— ¿Quiénes sois?- Nos preguntó.
— Somos…- Dijo Cloud pensando.
— Somos los ganadores de la medalla presidencial del desfile. Hemos ganado unas vacaciones en Costa del Sol.- Dijo Aeris con una sonrisa.- El presidente Rufus ha dicho que cogiéramos este barco.
— A mí no me han dicho nada de eso.- Nos dijo el señor.
— Ya sabe que el presidente es un hombre espontáneo.- Mencionó Aeris.
— ¿Y los demás?- Preguntó el señor.
Nos giramos y vimos un montón de encapuchados detrás nuestro.
— Pero… ¿¡de dónde salen!?- Exclamó Barret.
— Capitán.- Apareció de golpe un miembro de la tripulación y se acercó al señor.- Unos pasajeros se están peleando. Venga a intervenir, por favor.
— Cuando no es una cosa, es otra…- Dijo el capitán.- Meteos en segunda clase. Hay unos cuantos peces gordos a bordo. No arméis revuelo. Y tú.- El capitán se refirió a Barret.- Deja de mirar al tendido cero y ponte a trabajar.
— S-Sí, capitán.- Exclamó Barret.
— Y el perro tiene que ir en la bodega.- Nos mencionó el capitán.
— De acuerdo.- Dijo Cloud.
Red XIII se quejó, gruñendo. Parecía que no le gustaba la idea.
— Sé bueno, sé bueno.- Dijo Aeris acariciando a Red XIII.
Así fue como conseguimos meternos en el crucero y escapar rápidamente de Junon donde una vez más ya no estábamos a salvo. Nuestro próximo destino era: ¡Costa del Sol!
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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TSEEEEEEEEEEENG AAAAAAÁAAAAAAAAAAA
Capítulo 3 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Mina de mitrilo: Túnel en desuso.
Entramos directamente a las minas. Estaba todo bastante oscuro pero por suerte varias lucecitas de túnel iluminaban la zona. Cloud se paró en seco mirando hacia adelante, parecía preocupado.
— ¿Está Sephiroth ahí dentro?- Le preguntó Red XIII a Cloud.
— No estoy seguro.- Respondió él.
— Monstruos apuesto a que hay.- Añadió Aeris.
— Eso dalo por hecho.- Dijo Tifa.
— Habrá que encargarse de esta morralla lo justo para avanzar.- Mencionó Cloud.
— ¿Así de fácil?- Preguntó Aeris.- Para mí no lo es.
— Ni para mi.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Para mí tampoco.- Dijo Tifa mirando a Cloud.
— Conmigo no cuentes.- Mencionó Barret.- Tendrás que encargarte tú, Cloud.
— Son 2000.- Respondió él mirando a Barret.
Barret lo miro fijamente y Tifa sonrió al escucharlo. Ya era típico escucharle pedir 2000 guiles por trabajos, aunque fuera de broma
— No alcanza para uno de lujo, ¿no?- Dijo Aeris con una sonrisita.
No pude evitar reír, entendía perfectamente a qué se refería.
— ¿De qué habláis?- Preguntó Tifa.
— De masajes.- Respondió Aeris.
— ¿Masajes…?- Volvió a preguntar Tifa mirando hacia Cloud.
— Ningún tipo de masaje especial, no te preocupes Tifa.- Dije yo con una sonrisa.
— Vámonos ya.- Mencionó Cloud- A ver si nos centramos.
Empezamos a avanzar por las minas, no a un ritmo rápido.
— De estas minas antes se extraía mitrilo. ¿Sabéis lo que es?- Preguntó Barret.
— Algo he escuchado del mitrilo…- Dijo Tifa.
— Es muy resistente.- Añadió Cloud.
— Y hermoso.- Dijo Red XIII.
— Creo que también se le da uso para la síntesis de materias.- Mencioné.
— Punto para los tres.- Dijo Barret.- Además de eso, su valor se debe a su escasez. Que yo sepa, estas son las únicas minas de mitrilo que existen. Yo en mis tiempos era minero, así que estoy muy puesto en estos temas.
— ¿Y por qué no lo buscamos?- Preguntó Aeris.
— No merece la pena.- Contestó Barret.- Ahora Shinra fabrica mitrilo de imitación, que se parece al de verdad. Es duro de narices y muy reluciente.
En ese momento vimos a los tres encapuchados a lo lejos.
— ¡Son ellos!- Dijo Aeris.
— No los perdamos de vista.- Mencionó Red XIII.
— ¡Tras ellos!- Dijo Cloud.
Nos acercamos rápidamente a ellos, quedando cerca pero en ese momento el suelo donde estaban dos de los de la túnica negra se rompió, haciendo que cayeran al vacío.
— ¡Mierda!- Exclamó Barret.
Todos miramos fijamente por el hueco que había para ver si veíamos algo de su estado pero sin éxito.
— Espero que no se hayan matado…- Dijo Tifa.
— No creo que debamos preocuparnos por esto ahora.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Sí, es verdad…- Mencionó Tifa mirándome, algo afectada.
— Pero cómo no vamos a preocuparnos.- Dijo Barret.- Voy a bajar a ver.
— Vale, yo también voy.- Dijo Tifa.
— No, que andar en este terreno tiene su intríngulis.- Agregó Barret.- No te ofendas, pero prefiero no tener que preocuparme por ti también.
— Yo le acompaño.- Dijo Red XIII.- Estoy acostumbrado a las cuevas.
— De acuerdo…- Dijo Tifa mirando a Barret.- Disculpad las molestias. Gracias… quiero decir.
Barret le sonrió para que estuviera tranquila.
— No perdáis de vista al resto de la comitiva.- Dijo Barret antes de tirarse por el agujero junto con Red XIII.
— ¡Tened mucho cuidado!- Dijo Aeris.
Miré a Tifa un momento para ver si se encontraba bien y le sonreí cuando cruzamos miradas. Ella también me sonrió.
Seguimos avanzando por las minas ahora los cuatro juntos. Estaba bastante llena de bichos pero nada difícil. Hubo un momento, cuando queríamos pasar para otro lado de la mina en el que no podíamos pasar porqué una carreta llena de tierra y minerales no preciosos nos lo impedía. Cloud se encargó de moverla y llegamos a un sitio precioso, grande, con luz del exterior, abierto por arriba, a muchísimos metros de altura de donde estábamos.
— ¡Vaya, este sitio es enorme!- Dijo Aeris con una sonrisa.
— ¡Mirad ese edificio!- Señaló Tifa a un edificio de minería que estaba dentro de la cueva en la que estábamos.
— Creo que conduce a la salida.- Agregó Cloud.
— ¿A qué esperamos entonces?- Pregunté yo con una sonrisa.
Empezamos a avanzar para llegar al edificio pero cuando estuvimos apunto de llegar, escuchamos unas voces hablar. Reconocía una de ellas.
— Esperad.- Dijo Cloud escondiéndose detrás de una roca.
Los cuatro miramos y allí estaba Rude y una chica rubia que no había visto nunca.
— Ya en serio.- Decía la chica esa mirando un encapuchado que estaba tirado en el suelo.- ¿Qué hacemos con él? Rude, en serio… No le veo el sentido a todo esto. ¿Por qué perdemos el tiempo persiguiendo a los encapuchados?
— Porque nos lo han ordenado.- Respondió Rude.- Y acatar órdenes nunca es perder el tiempo.
— Puf.- Dijo la chica.- Aquí más de uno necesita un descanso. Pero poco podemos hacer ya por ese, ¿no? Vamos a ahorrarle el sufrimiento. Seguro que el señor Tseng haría lo mismo.
— Que gentuza…- Dijo Tifa.
No pude evitar mirar algo mal a Tifa por el comentario, al fin y al cabo, yo me llevaba bien con los Turcos. En ese momento ella se dio cuenta y desvió un poco la mirada, avergonzada por lo que acababa de decir.
— ¿¡Quién anda ahí!?- Dijo la chica esa mirando a su alrededor.
— Qué buen oído.- Dijo Cloud.
— Perdón.- Añadió Tifa.
— Que remedio.- Salí rápidamente de nuestro escondite y fui hacia ellos.
— ¡Ah, son…!- Dijo la chica esta.- AVALANCHA.
Rude se puso bien las gafas y me sonrió al verme, yo le sonreí de vuelta. Nos dimos a entender con la mirada de que ya por fin yo le recordaba.
— ¡Estáis ante la gran Elena, la nueva recluta de los Turcos!- Dijo Elena, la chica esa, señalandonos a cada uno de nosotros.- ¡De aquí no pasáis, sucios rebeldes!
— ¿Dónde está Reno?- Pregunté yo mirando a Rude.
— De vacaciones… largas.- Me respondió.
— Hasta que vuelva, ¡tendréis que véroslas conmigo!- Dijo Elena.
— Es nueva, pero es de los Turcos.- Dijo Rude- No la subestiméis, ¿eh?
En ese momento Elena cargó contra mi y yo saqué mi espada poniéndome a la defensiva. Rápidamente Rude fue hacia ella y la paró.
— ¿¡Eh!? ¿Qué haces?- Dijo Elena mirando fijamente a Rude.- ¿No vamos a luchar?
— Si, pero no contra ella.- Dijo Rude.- Es Sil, ya sabes.
En ese momento Elena se puso pálida y me miró algo preocupada.
— Perdona, lo siento, no lo sabia.- Negué con la cabeza para que entendiera que no pasaba nada y Elena miró a Rude.- No le digas nada de esto a Tseng, por favor. ¡Si lo haces me matará!
— No lo haré.- Rude puso bien sus gafas.
En ese momento tanto Rude como Elena cargaron sobre Tifa, Aeris y Cloud y yo una vez más quedaba fuera de batalla. No me gustaba sentirme excluida pero ahora que les recordaba no iba a ser tan fácil luchar contra Rude o contra los Turcos sin tener sentimientos encontrados. Pero tenía que ayudar a los míos igualmente así que se me ocurrió una idea.
Analicé a Rude con mi materia de análisis y miré fijamente sus estadísticas.
— Chicos.- Dije mirando a mi equipo.- Para causarle fatiga a Rude debéis acertarle repetidamente con una habilidad devastadora mientras está en guardia o interrumpir sus ataques coordinados con otro miembro de los Turcos, en este caso, Elena.
Cloud me miró fijamente y asintió realizando exactamente lo que le había dicho haciendo que Rude tuviera que retroceder un momento.
— ¡Pero, Rude!- Exclamó Elena.- ¡Les está ayudando! ¡No es justo!
— No te sorprendas.- Dijo Rude.- Al final, es su equipo. Pero no deja de ser ella.
Al escuchar esas palabras se me removieron un poco los sentimientos y no pude evitar sonreír. En ese momento vi como Rude iba a usar una de sus habilidades especiales contra Cloud y no dudé ni un momento y me metí, desviando su habilidad y haciendo que retrocediera.
Cloud me agarró de la mano poniéndome hacia atrás y Rude se quedó mirando fijamente la situación.
En ese momento unas balas fueron directamente hacia los pies de Rude y de Elena y al mirar quien era, era Barret quien había vuelto junto con Red XIII.
— ¡Arriba las manos!- Exclamó Barret.- ¡Las dos manos!
Los dos levantaron las manos pero Elena agarraba una granada.
— Ese chisme quieto donde lo tienes.- Dijo Barret.- No muevas ni un pelo. Y ahora… Voy a vengarme por mis amigos y por el sector 7.
— ¡No Barret!- Me puse en medio haciendo que Barret bajara inmediatamente el arma.
— Te desahogas con quien no debes.- Dijo una voz encima de nosotros. Miré por un momento y era Tseng. Sentí mi corazón desbordarse por un momento.
Tseng sacó su pistola y apuntó a uno de los encapuchados que había en la zona, haciendo que cayera directamente al suelo.
— Esta guerra la empezasteis vosotros.- En ese momento Tseng apuntó a Barret con su arma.- Dicho esto, nuestras prioridades han cambiado. Hay una recompensa por vuestra captura. Pero, si os mantenéis al margen de nuestro trabajo, no os arrestaremos.
— ¿¡Encima vas de perdonavidas!?- Exclamó Barret.
Tseng recargó su pistola y miró fijamente a Cloud, quien estaba cerca mío.
— Mejor que cuides bien de Sil por mi.- Dijo Tseng.
En ese momento Tseng se dispuso rápidamente a disparar a los pies de donde estaban Barret y Red XIII.
— Elena.- Dijo Tseng dándole la órden.
Elena tiró rápidamente la granada hacia nosotros pero Red XIII la desvió con su cuerpo. En ese momento noté como me agarraban del brazo y al mirar era Elena quien me separaba de mi grupo.
— ¿¡Qué haces!?- Exclamé.
— Són ordenes.- Me dijo ella.
En ese momento la bomba explotó y aunque no les dio directamente derrumbó el suelo donde estaban, haciendo que todos cayeran por el agujero, menos yo.
— ¡NO!- Exclamé.
— Perdona.- Dijo Rude viniendo hacia mi.- Pero teníamos que hacerlo.
— Más que nada, no iba a dejar que te cayeras.- Dijo Tseng acercándose a mi también. En ese momento Elena y Rude se miraron.
— Te esperamos en el helicóptero, Tseng.- Dijo Rude yéndose junto con Elena.
No sabia como sentirme. Me dirigí rápidamente hacia el agujero y a lo lejos vi como Tifa, Cloud y Aeris se encontraban bien, en una de las plataformas de mineria.
— ¡Chicos!- Grité.- ¿Estáis bien?
— ¡Sil!- Exclamó Cloud desde lejos.- ¡No te muevas de allí, en seguida vamos!
— ¡Sí, estamos bien!- Dijo Aeris.
— ¡Voy a bajar!- Exclamé.
— ¡No!- Volvió a repetir Cloud.- ¡Estás a salvo allí, por favor, hazme caso!
— Bueno…- Dije yo.- ¡Tened cuidado, os espero!
Me dejé de asomar y me giré volviendo donde estaba Tseng.
— Sé como te sientes.- Me dijo él mirándome fijamente a los ojos.- Me lo dicen tus ojos.
— Estoy confundida…- Dije.- No se, es extraño estar en medio de cierta manera. Aún así, siento que mis sentimientos hacen que esté traicionando a mis amigos.
— No es tu culpa.- Tseng se acercó a mi y me agarró la mano.- Tus amigos también lo saben, no debes preocuparte de más.
No me notaba el corazón, me iba muy deprisa. Su presencia, todo. Estaba totalmente enamorada de Tseng, mi cuerpo me lo decía, pero no podía parar de pensar en Cloud él también ocupaba mi mente, de una forma similar.
— Eso espero…- Respondí.
— La orden de captura también te incluye a ti, por cierto.- Comentó Tseng.- Pero he borrado tus pistas.
— No tenias porqué, Tseng… No quiero que te metas en líos por mi culpa.
— Nunca ha sido un problema.
Tseng andó dos pasos al frente, hacia mi y me abrazó fuerte. No dude en corresponderle. Me gustaba mucho tenerle cerca.
— Han pasado cinco años.- Me dijo Tseng en ese momento. Me descoloco totalmente.- Te busqué por todas partes… y por fin, vuelves a estar entre mis brazos.
Se me hicieron las lágrimas otra vez, estaba hecha una sentimental pero no podía evitarlo. Me confundía más.
¿Qué habré estado haciendo todos estos años…?
Un dolor punzante resonó en mi cabeza, no puede evitar apoyar mi mano en ella, para intentar apaciguarlo.
— Sil, ¿estás bien?- Me preguntó Tseng mirándome fijamente a los ojos.
— Sí, perdona…- Por suerte el dolor desapareció rápido.- Siento no poder darte explicación… cuando lo recuerde, te contaré, te lo prometo…
— No hay prisa, no te machaques.- Tseng me dio un pequeño beso en la cabeza y me sonrió.- Sil… Te quiero.
Se me paró el corazón al escuchar sus palabras y lo miré a los ojos fijamente.
— No me tienes que corresponder.- Me dijo Tseng de golpe.- He visto perfectamente como te mira el chico rubio. Ha pasado tiempo, tienes derecho de rehacer tu vida… Pero que sepas, que yo siempre estaré para ti.
— Dame tiempo, ¿si?- Dije con un pequeño hilo de voz. No podía pensar en nadie más que en Cloud en ese momento. ¿Qué pasaba por mi cabeza?- Ahora… estoy aquí sea de la manera que sea… Pero te prometo que nunca más volveré a dejarte.
Parecía que mis palabras removieron los sentimientos de Tseng ya que vi en sus ojos un pequeño reflejo.
También te quiero, Tseng, pero alguien más ocupa mis pensamientos.
No podía evitar pensarlo. Estaba hecha un lío. Los ojos de Tseng y los míos no se quitaban ojo de encima, tampoco nos despegabamos pero los dos sabíamos que aunque nuestros sentimientos eran mutuos, no eran iguales y por tanto, el tiempo sería el juez final.
En ese momento notamos un temblor en la mina y rápidamente me puse en guardia. Tseng me puso detrás suyo y miró fijamente el ambiente. El mitrilo de la zona empezó a brillar más y de golpe las piedras del suelo y el mitrilo se fusionaron.
— Un gólem de mitrilo.- Dijo Tseng.- Sil, mantente al margen.
— Ni de coña.- Puse mi espada en frente.- Ya no soy una niña, sabes. Luchemos juntos, Tseng.
Él me miró y asintió, con una sonrisa. En ese momento el gólem se acercó rápidamente a nosotros y yo rápidamente usé mi materia de análisis.
— Tseng.- Dije yo.- Apunta a la cabeza.
Tseng empezó a disparar a la cabeza del gólem y yo aproveché para usar mi materia electrificante ya que era su debilidad. El mitrilo era poco resistente a la electricidad así que no me corté ni un pelo y usé mi materia de ELECTRO++ para dejarlo atontado.
— ¡Ahora!- Exclamé.
En ese momento Tseng me miró y se acercó a mi. Pusimos nuestras espaldas juntas y atacamos juntos al gólem, con nuestros mejores ataques físicos, coordinados. El gólem no parecía haberse cansado, de hecho, volvia a reunir mitrilo de las paredes para volver a formarse y tener energía.
— Hay que romper las menas de mitrilo, le estan dando poder.- Dijo Tseng.
— A sus ordenes, jefe.- Dije yo rápidamente yendo hacia una mena de mitrilo y partiéndola de raíz con mi espada.
Parecía que eso de alguna manera perjudicaba al gólem así que rápidamente fui hacia otra de las menas, partiéndola. Tseng intentaba distraer al monstruo para darme el tiempo suficiente de terminar con todas las menas y eso hice. El monstruo se debilitó de golpe cuando partí la última.
— Está débil.- Mencionó Tseng.- Es nuestro momento.
— Sí.- Exclamé.- A la cabeza, Tseng.
Tseng apuntó a la cabeza del gólem y justo antes de que disparara use ELECTRO++ hacia la punta de la pistola de Tseng. Eso hizo que cuando la bala saliera disparada el electro que había tirado fuera absorbida por esta, causándole una gran descarga eléctrica con mucha potencia al gólem, convirtiéndolo de nuevo en piedras y escombro.
— ¡Toma ya!- Dije yo con una sonrisa.
Me acerqué a Tseng y chocamos los cinco y los dos nos sonreímos. Me había llenado de felicidad luchar junto a él.
— Te has hecho muy fuerte.- Me dijo Tseng poniendo su mano en mi pelo.
— Podría ser.- Dije yo riéndome un poco, orgullosa de mi misma.
— ¡Qué espectáculo! - Oí la voz de Barret a lo lejos y miré fijamente viendo como todos venian hacia mi.
— ¡Chicos!- Sonreí saludandolos.- ¡Estáis bien!
— Sil.- Me dijo Tseng.- Me voy, me esperan. Tened cuidado en vuestro camino.
Yo asentí y le sonreí.
— ¿Nos veremos pronto?- Le pregunté.
— Antes de lo que crees. Hasta pronto, mi niña.
En ese momento Tseng se marchó y yo fuí rápidamente hacia el grupo.
— Que lentorros.- Dije yo con una sonrisa. Aeris y Tifa rieron un poco.
— ¿Estás bien? ¿No te han hecho nada?- Preguntó Cloud.
— Nada de nada.- Respondí.- Solo ha aparecido un gólem gigantesco de mitrilo que ha querido matarnos. Pero lo hemos solucionado rápido.
— Se te ve de humor.- Dijo Tifa riendo un poco.
— ¿Ah, sí?- Pregunté.
— Siento interrumpir.- Dijo Red XIII.- Pero esto podría derrumbarse en cualquier momento. Hay que salir cuanto antes.
— Sí.- Dijo Barret.- Nuestra misión es proteger el planeta. La misión de los seis. No podemos quedarnos quietos.
— Exacto. Y si Shinra se interpone.- Dije yo.- Los quitamos de en medio.
— Menos a los Turcos, ¿no?- Me dijo Tifa con una sonrisa.
— Los Turcos solo acatan ordenes, no son nuestros enemigos.- Mencioné yo.- Ya no van a por nosotros tampoco. Pero Shinra si que nos querrá tocar los cojones así que si hay que tomar medidas, se toman.
— Hay que seguir a los encapuchados.- Dijo Cloud.- Seguro que tienen algo que ver con Sephiroth.
Región de Junon.
Rápidamente pusimos la marcha y nos dirigimos a la salida de la mina llegando a una nueva región.
— Eh, mirad.- Dijo Barret.
Justo a la salida habían varios encapuchados, quietos, sin hacer nada. En ese momento un águila fue rápidamente donde estaban los encapuchados y se llevó uno con sus garras.
— Qué horror…- Mencionó Tifa ante la situación.
— Qué final tan triste…- Dijo Barret.
En ese momento los encapuchados empezaron a andar, lentamente, a su ritmo.
— ¿Irán hacia allí…?- Preguntó Aeris señalando más adelante lo que parecía ser una ciudad construida por Shinra.
— Junon, el bastión de Shinra.- Dijo Cloud.
— En marcha.- Agregué.
No podía parar de preguntarme qué relación tenían los encapuchados con Sephiroth pero yo también lo sentía. Lo vi en la azotea de Shinra aquel día pero aún nos quedaba mucho por saber a todos. Nuestra misión aún tenía historia.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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LOQUÍSIMA QUEDÉ QUÉ LOCURON 🤧🤧🤧💚💚💚🤧
Capítulo 2 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Hostal de Kalm.
Abrí mis ojos poco a poco, la luz entraba por las ventanas de la habitación. Miré fijamente a Cloud quien aún dormía a mi lado. No pude evitar sonreír, mi corazón se aceleró de golpe. No sabía que estaba sintiendo, tenía mariposas custodiando mi cuerpo. En ese momento Cloud abrió los ojos y yo desvié la mirada, no quería que me pillara mirándolo fijamente.
— Buenos días.- Me dijo Cloud sentándose al borde de la cama.
— Buenos días. ¿Has podido descansar bien?- Le pregunté.
— Sí.- Me respondió.- ¿Qué hay de ti?
— También, por suerte.
Cloud me miró por un momento, dudando un poco de lo que quería hacer y de la nada me acercó a él dándome un abrazo. No pude evitar corresponderle. La noche anterior habíamos compartido nuestro cuerpo y sentía que estábamos aún más unidos.
— Deberíamos salir.- Dije yo.- Tenemos que reunirnos con los demás.
Cloud asintió y nos levantamos de la cama saliendo de la habitación. Miramos por las pequeñas miras que tenían las habitaciones y vimos que nuestros compañeros ya habían salido así que nos dirigimos hacia el lobby del hostal. Allí estaba el dueño que se acercó a nosotros.
— Buenos días.- Nos dijo el hospedero.- Disculpad por no haberme presentado antes. Soy Broden, el propietario del hostal. Vuestros amigos ya se han marchado. Ah, pero el señor Barret ha dejado un recado para vosotros. "Cuando os hayáis recuperado de la fiesta de ayer, que sepáis que hoy es día libre. Aprovechad el día para poner a punto vuestro equipo". Eso es todo.
No pude evitar ponerme roja como un tomate y bajar la mirada. Mierda. Se nos había escuchado por todo el hostal. Le hice un pequeño gesto con la cabeza de gracias a Borden y agarré a Cloud por el brazo saliendo lo más rápido posible del hostal. Allí estaba Red XIII quien dirigió rápidamente la mirada hacia nosotros.
— Por fin amanecéis.- Dijo Red XIII.- Imagino que terminaríais exhaustos.
Miré a Cloud en ese momento, él también nos había escuchado. Cloud intentaba hacerse el manso, como si nada hubiera pasado. Era una buena técnica para no incomodar más la situación.
— ¿Nos estabas esperando?- Preguntó Cloud.
— Quería daros las gracias.- Mencionó Red XIII.- De no ser por vuestra ayuda, no habría logrado huir de Hojo.
— Es un placer haber podido ayudar.- Dije con una sonrisa.
— Me gustaría ayudaros yo también.- Añadió Red XIII.- Os acompañaré una temporada.
Sonreí al escuchar esas palabras. Ya habíamos pasado un tiempo con Red XIII y que se quisiera unir al equipo solo eran buenas noticias.
— Otra cosa.- Dijo de nuevo Red XIII.- Si váis a que os miren el equipo, que pongan a punto el mío también.
— Vale.- Agregó Cloud.
En ese momento Red XIII se fue y Cloud me miró poniendo sus manos en su cadera.
— Para ser nuevo, es un mandón.- Dijo Cloud.
— Ya ves.- Dije riéndome un poco.
Empezamos a andar por el pueblo de Kalm. Era precioso, lleno de vida, todo lo contrario a Midgar. Las casas eran gigantes y tenían un toque antiguo chulísimo. No podía parar de preguntarme como se sentiría vivir en un sitio tan tranquilo.
Nos dirigiamos a la librería del pueblo para ver si tenían libros de mejoras de habilidades justo cuando nos encontramos a Aeris, delante de la puerta.
— ¡Buenos días, tortolitos!- Nos dijo Aeris con una sonrisa.
— Eh. Nada de tortolitos.- Dije yo riéndome un poco.- Buenos días Aeris. ¿Qué haces?
— Os estaba buscando.- Respondió ella.
— ¿Ah, sí?- Preguntó Cloud.
— ¿Tenéis un rato libre?- Nos preguntó de golpe Aeris.- Me han dicho que la torre de Kalm es bonita para subir. Por si queréis ir los dos.
— No tenemos tiempo para eso.- Mencionó Cloud.
— ¡Venga ya!- Exclamó Aeris.- Seguro que sí que podéis un rato. Os he sacado entradas.
— Aeris.- La miré a los ojos, agradecida con ella.- No tenías porqué.
— Os arruiné la cita en el parque verde del sector 6 la última vez. ¡Tenía que compensarlo!- Nos respondió ella con el ceño fruncido.
— Bueno.- Dijo Cloud agarrando las entradas.- Gracias.
— ¡Estupendo! Ya me contaréis.- Aeris nos sonrió.
— Cuenta con ello, Aeris.- Sonreí y ella me miró con una mirada cómplice antes de marchar.
Parecía que todos se habían dado cuenta de que entre Cloud y yo hay algo. Aunque aún no se muy bien que es, ni siquiera sé qué siento. Incluso una vez entramos a la librería estuve más pendiente de recordar en mi mente la noche pasada que en centrarme en qué libros de habilidad comprar.
Cloud compró varios libros de habilidad y me hizo un gesto para que saliéramos de la tienda.
— He comprado para el grupo.- Dijo Cloud.- Así tendremos todos.
Asentí y seguimos avanzando por el pueblo hasta llegar a una plaza con un tanque de agua en el centro. Era super bonito. Allí se encontraba Tifa, quien miraba el tanque de agua fijamente. Rápidamente me avancé un poco y me acerqué a ella.
— ¡Tifa! ¡Buenos días!- Le sonreí y ella me miró al escucharme.
— Buenos días, Sil. ¿También estás dando una vuelta por el pueblo?- Dijo Tifa.
— Sí. Cloud y yo estábamos buscando mejorar el equipo para cuando tengamos que partir.- Respondí. En ese momento llegó Cloud y noté el ambiente tenso.- Bueno… Os dejo solos. Me voy a ver la tienda de materias, Cloud te espero en la torre.
Me fui rápidamente de allí. Estaba segura de que necesitaban hablar un poco más después de lo que escuché ayer y me daba algo de miedo pensar en que Tifa podría habernos escuchado también. Lo último que quería era hacerle daño.
Me dirigí a la tienda de materias del pueblo y ví una materia que llamó mi atención. Era una materia energética, había tenido alguna hacía tiempo pero no había tenido oportunidad de usarla mucho y al final, la vendí. Quizás era mi momento para volver a probarla, al final era una materia bastante útil. Cura el estado de veneno y restablece vitalidad en proporción al daño sufrido.
Me la puse en mi inventario después de comprarla, estaba feliz con mi compra. En ese momento miré el cielo y vi que ya era hora de dirigirme hacia la torre. Intentando recordar las calles fácilmente llegué y me puse en la puerta a esperar a Cloud. No tardó en llegar.
Torre de observación.
— Hey.- Me dijo Cloud.- Perdona lo de antes.
— ¿Listo para subir?- Dije con una sonrisa.
Él asintió y me ofreció la mano. No pude evitar ponerme algo roja y se la acepté, subiendo las escaleras de la torre juntos. Llegamos arriba y desde allí se podía ver el pueblo y las afueras de este, es decir, toda la región de Kalm. Me apoyé en una de las barandillas y miré a lo lejos.
— ¿Está Midgar en esa dirección?- Pregunté.
— Así es.- Dijo Cloud poniéndose a mi lado, apoyándose en la barandilla también.
— Es todo tan diferente.- Dije yo.- No se si me siento libre o pérdida aquí. No sé, quizás simplemente era que nunca había salido de allí. Me alegra ver mundo por primera vez.
— Por suerte, aún tenemos todo el mundo por ver.- Añadió Cloud mirando al horizonte.
— Oye… Me gustaría preguntarte algo.- En ese momento lo miré y él hizo lo mismo.- ¿Qué es lo que pasa con Tifa…?
Cloud miró por un segundo al suelo y volvió a mirarme a los ojos.
— ¿Qué sabes?- Me preguntó él.
— Nada en especial…- Añadí yo.- Es tu amiga de la infancia… cuidala, ¿si?. A mi… me hubiera encantado tener amigos de la infancia también.
Miré hacia el paisaje fijamente, sentí una punzada en el corazón. Cloud se acercó un poco más a mi y me agarró la mano.
— No te preocupes, Sil.- Me dijo Cloud.
En ese momento escuchamos el sonido de un helicóptero aproximándose y Cloud y yo miramos fijamente al cielo viendo varios helicópteros y una nave viniendo directamente hacia Kalm de Shinra.
— Mierda.- Exclamé.- Tenemos que salir de aquí.
Cloud asintió y bajamos rápidamente la torre. Parecía que los centinelas se estaban apoderando de las calles. Al salir de la torre una voz conocida se dirigió a nosotros.
— Ahí estáis.- Giramos la mirada y vimos a Broden, el del hostal.- No hay tiempo para explicaciones. Tenéis que volver al hostal.
— Oye, pero…- Dije yo sin saber muy bien sus intenciones.
— Vuestros amigos ya se han ido.- Añadió Broden.- Faltáis vosotros.
En ese momento Cloud giró su cuerpo en la dirección contraria. Parecía no querer hacer caso al dueño.
— Ni os planteéis luchar.- Dijo Broden.- Lo acabaría pagando la gente de Kalm.
— Venga, Cloud.- Dije yo mirándolo a lo que él asintió levemente.
Empezamos a seguir a Broden por los atajos y caminos seguros que él sabía para poder llegar al hostal pero parecía que él tenía preguntas para nosotros.
— Vosotros sois los que volasteis los reactores de Midgar, ¿no?- Nos preguntó.
Ni Cloud ni yo respondimos. No queriamos meter palabras en nuestra boca que se podían volver en nuestra contra.
— Estoy de vuestra parte.- Dijo Broden.- Tengo un contacto en la célula principal.
— ¿Tu también eres de AVALANCHA?- Preguntó Cloud.
— Algo así.- Mencionó él.
Cuando estábamos cerca del hotel varios centinelas estaban cerca de allí así que no era seguro ir de frente
— Esperad.- Dijo Broden.- Yo distraigo a los de Shinra. Vosotros cruzad por arriba.
Broden nos señaló unas escaleras y Cloud y yo subimos poco a poco. Mientras pasábamos por la pequeña plataforma de cuclillas escuchábamos a Broden hablar con los centinelas. Conseguimos pasar satisfactoriamente sin ser detectados y entrar por la parte trasera del hostal. Segundos más tarde Broden también entró, cerrando con llave.
— ¿Dónde están los demás?- Pregunté.
— Os esperan abajo.- Contestó Broden abriendo un escondite secreto de detrás de la pared.- Hay un túnel que sale de la ciudad. Si os vais ya, no creo que os pillen. El túnel termina cerca de la granja de un conocido mío. Él os ayudará. Y otra cosa… Tomad esto.
Nos acercamos al mostrador para ver que nos habia dejado.
— Es un taller portátil.- Siguió diciendo.- Un aparato hecho en tiempos de la República. Sirve para fabricar enseres varios. Espero que os sea útil.
Lo agarré y me lo guarde dedicandole una pequeña sonrisa de agradecimiento a Broden.
— ¿No te meterás en problemas por dejarnos ir?- Preguntó Cloud.
— Tanto yo como Kalm tenemos cuentas pendientes con Shinra.- Respondió Broden.- La verdad es que no sé si hago lo correcto en ayudaros. Así que marcharos antes de que cambie de idea.
Cloud y yo nos miramos y rápidamente nos metimos por el atajo secreto. Allí llegamos a una especie de túnel y allí estaban los demás. Parecían contentos de vernos.
— ¡Menos mal que estáis bien!- Dijo Tifa acercándose a nosotros.
— Ya os vale.- Añadió Barret.- ¿Dónde os habíais metido los dos solos?
En ese momento Aeris rio.
— Es mi culpa. Les he planeado una especie de… ¡cita!- Ella sonrió, contenta.
— Lo que sea.- Dije yo desviando mi mirada y cruzándome de brazos.
Noté la mirada de Tifa hacia nosotros y yo no pude evitar ponerme un poco nerviosa al respecto.
— Ahora no está el percal para esas cosas.- Dijo Barret.- ¿Me explico?
En ese momento Aeris, Cloud y yo asentimos. Tifa y Red XIII también lo hicieron como acto involuntario.
— Muy bien. ¡Arreando!- Mencionó Barret.
Zona de los pastizales.
Empezamos a ir rápido por el túnel queriendo salir lo más rápido al exterior quitando varios obstáculos que impedían que nos moviéramos. Se notaba que el túnel había estado en desuso durante mucho tiempo. Al final del túnel había una puerta y Cloud la abrió. Nos quedamos ciegos por unos momentos, mucha luz entró de golpe y vimos el exterior. Aeris salió disparada, parecía muy feliz. Había muchísimo verde y muchas flores, el paisaje era precioso.
— El planeta…- Dijo Aeris- ¡está vivo de verdad! ¡Se me estaba olvidando! Y es más resistente que yo, o que cualquiera…
— Aunque no se note.- Añadió Red XIII.- Se halla al borde del colapso.
— ¡Aún tengo mucho que aprender!- Mencionó Aeris.
— ¿Qué te gustaría saber?- Preguntó Barret.
— Por ejemplo… Cómo aguantar las caminatas.- Dijo Aeris.
— Me pregunto lo mismo.- Dije riendome un poco.
— Eso es fácil, chicas.- Nos dijo Barret.- Os cuento mi método. Para empezar, ¡hay que caminar!- Barret empezó a andar hacia un lado, muy motivado.- Un, dos, un, dos…
Mientras Aeris y yo mirábamos a Barret, Cloud, Tifa y Red XIII miraban al cielo, fijamente a las naves. En ese momento a Barret le entró vergüenza y paró.
— No creo que volvamos a Kalm en un tiempo.- Dijo Tifa.
— Tienes razón.- Mencionó Cloud.- Arreando.
— ¡Aquí comienza el viaje de verdad! ¿No?- Dijo Aeris levantando sus brazos, apreciando nuestro alrededor.
— Sí.- Dije yo dando dos pasos al frente.
— Contad conmigo.- Nos dijo Red XIII tomando la delantera.
— Ea.- Dijo Barret con una sonrisa.- ¡Vamos que nos vamos!
Empezamos a avanzar por el camino de tierra que había. Teniamos que de alguna manera encontrar a un conocido de Broden que nos iba a ayudar a continuar con nuestro camino. Varios monstruos nos atacaban de vez en cuando pero eran muy débiles, monstruos de iniciación. De golpe varios animales que no habia visto nunca pasaron por delante nuestro, corriendo.
— ¿Es un monstruo? ¿O un animal?- Preguntó Tifa al verlos.
— Un animal.- Respondió Cloud.
— ¿Cómo lo sabes?- Pregunté, curiosa.
— Por el bestiario. Es de lo primero que nos enseñan en Soldado.- Dijo él.—
— Sea como fuere, mi hocico es infalible- Añadió Red XIII.- Esos no son agresivos.
Granja de Oliver
Llegamos a una especie de granja. Habian muchisimos animales, era tan bonito ver más vida a parte de la humana. No podía evitar sonreí. Cuando pasabamos por delante un chico con un sombrero de paja nos paró.
— Apuesto a que sois los de AVALANCHA, ¿no?- Dijo el granjero con total seguridad.- No os preocupéis. Broden, el del hostal de Kalm, me ha puesto al tanto. Shinra os estará buscando hasta debajo de las piedras. Aquí tampoco estaréis a salvo. Hay un ancladero en desuso junto al marjal que podría haceros de escondite.
— Bien.- Sonreí.- Muchas gracias.
— ¿Qué es un marjal?- Preguntó Aeris antes de continuar.
— Es una especie de pantano, lleno de agua.- Dijo Red XIII.
— Vaya, pues tendremos que averiguar como cruzarlo.- Añadí yo.- Venga, al lío.
Seguimos el camino de tierra unos cuantos metros más pero no pasó demasiado tiempo hasta que un señor bastante viejo nos paro, haciendonos una señal. Cuando me fijé ya le conocía, era el señor que nos habia llevado en camión desde Midgar a Kalm cuando escapamos.
— ¡Pero qué tenemos por aquí! ¡Qué alegría!- Dijo el conductor.
— ¡El señor de la camioneta!- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Gracias por lo del otro día.- Mencionó Tifa super educadamente.
— ¡Anda, anda! ¡Lo que sea por unas señoritas tan simpáticas!- Añadió el conductor.- Que cabeza la mía, si no me he presentado… Me llamo Bill. ¡A vuestro servicio! Por desgracia, este trasto no quiere arrancar hoy. No puedo llevaros.
— No pasa nada.- Dije yo cruzando mis brazos.- Gracias, de todas formas.
— ¿No hay algún sitio cerca por donde no pase gente?- Preguntó Cloud.
— ¿Buscáis un sitio más discreto?- Preguntó Bill con una sonrisa, acercándose a Cloud mirandolo fijamente a los ojos.- ¡Lo que daría por volver a ser joven y estar lleno de vitalidad! Vamos… No creo que en el marjal os moleste nadie. ¡Más discreto imposible!
No pude evitar mirarlo de manera extraña por el comentaro antes de mirar a los demás y ponernos en marcha. Tampoco nos habia dicho nada que no supieramos.
Ancladero de marjal
Mientras avanzabamos el ambiente se empezaba a oscurecer, parecia que el marjal estaba cerca y estaba en lo cierto. Llegamos a una especie de lago bastante grande y Barret lo miró fijamente adelantandose al grupo.
— Ni rastro de Shinra.- Dijo Barret.
— Ya.- Añadió Cloud.
— Un ancladero de la vieja República.- Dijo Red XIII.- En aquellos tiempos, navegaban por el marjal.
— Junon está nada más pasar las minas de mitrilo.- Mencionó Barret.
— Así es.- Afirmó Cloud.
— Los barcos no son más que cascarones, eso sí.- Dijo Red XIII.
— Entonces, ¿a qué esperamos?- Pregunté yendo hacia uno de los barcos.
— Que dices, Sil.- Me dijo Cloud parandome de inmediato.- Podria ser peligroso.
— ¿Y si vamos a nado?- Preguntó Barret haciendo como que nada a lo que no pude evitar reir.
— "La midgardsormr acecha en el marjal…"- Dijo Tifa de golpe, estaba leyendo un cartel.- Mirad.
— "¡Pero a lomos de un raudo chocobo, no hay por qué temerla!"- Aeris siguió leyendo.- "¡Cruce el marjal con uno de nuestros chocobos!"
— "Estamos a su disposición en el rancho de Bill."- Tifa terminó de leer.- Eso pone.
— ¿Y bien? ¿Vamos a por chocobos?- Preguntó Aeris con una sonrisa.
— ¡Porfa, porfa, porfa!- Dije yo con una sonrisa. Nunca habia montado a lomos de un chocobo.
— Va, venga.- Dijo Cloud a lo que yo sonreí.
— ¡Bien!- Tifa se acercó a mi y levantó la mano para que chocaramos los cinco.
Le choqué y sonreimos. Me alegraba mucho de ver que Tifa se encontraba mejor y que estabamos en buenos términos.
Nos giramos y vimos una señal que marcaba exactamente la dirección del rancho de chocobos. Estaba todo pensado para que fueras a alquilar uno y hacer negocio de ello.
Rancho de Bill
Nos pusimos en marcha al rancho, que no quedaba demasiado lejos del marjal. En la puerta de este se encontraba Bill que nos saludó al vernos llegar.
— Muy muy buenas. ¡Os doy la bienvenida a mi rancho!
— ¿Ya funciona la camioneta?- Preguntó Aeris.
— ¡Pues parecía nueva en cuanto os fuisteis!- Dijo Bill.- Vuestro paso debió de curarle todos los males. Bueno, ¿en qué puedo ayudaros? ¿Necesitáis chocobos?
— ¡Bingo!- Dijo Barret.- Queremos curzar el marjal.
— Pues estáis en el lugar indicado.- Bill nos señaló con una sonrisa.- Antes había una red de transportes en condiciones pero, como sabréis, ya es cosa del pasado. Así que los chocobos vienen de perlas. ¡Cruzaréis el marjal en menos que canta un gallo! Por cierto señoritas… ¿Sabéis cómo hacen los chocobos para atravesar los pozos del marjal?
La tres nos miramos fijamente, se notaba en nuestras caras que no teniamos ni idea y volvimos a mirar a Bill, confundidas.
— Flotan gracias a su plumaje, y sus recias patas les permiten remar.- Explicó Bill.- ¡Ni siquiera la temible midgardsormr es rival para ellos!
Tifa rio un poco y Aeris le siguió. Tengo que admitir que a mi también se me contagió la risa.
— Bueno, lo que estoy tratando de decir…- Dijo Bill.- ¡Es que solo podéis cruzar el marjal a lomos de un chocobo! Palabrita de honor.
— ¿Y aquí se pueden alquilar?- Pregunté con una sonrisa.
— ¡Claro!- Mencionó Bill.- En ese establo encontraréis a mi nieto Billy; él os atendrá.
— Bien. Gracias.- Dijo Cloud.
Fuimos rápidamente hacia el establo, entrando y allí se encontraba un chico pelirrojo bastante bajito, con un sombrero y un mono.
— ¡Muy buenas!- Nos dijo Billy.
— Venimos por el cartel.- Dijo Cloud.- Necesitamos unos choocobos para cruzar el marjal.
— Pueeees…- Dijo Billy.- ¡Mala suerte, señores!
— ¿Señores…?- Preguntó Cloud al ver la formalidad del chico.
— Están todos alquilados…
— ¡Pero si tenéis un montón!- Exclamó Barret.
— Hay algunos que estan pachuchos y otros que ya están reservados.- Explico Billy.- A ver que piense… Puedo hacer una exepción si están dispuestos a pagar más.
— Suelta.- Dije yo mirando fijamente a Billy.
— ¡Diez de los grandes… muy grandes!- Dijo Billy con una sonrisa y abriendo sus dos manos.
Todos nos asustamos cuando dijo el precio, flipando.
— Perdona…- Dijo Aeris.- Es que estamos de paso y no podemos permitírnoslo.
— Bueno…- Billy se puso una mano en la cabeza, algo avergonzado.- No todo son malas noticias. 1000 guiles y les cuento.
Aeris nos miró a todos preocupada y yo miré fijamente al chaval. Él curzó miradas conmigo y se asustó un poco.
— Bueno… Eso es lo que normalmente diría. Pero a una señorita tan guapa como usted se lo cuento gratis. Miren, hay un chocobo que se escapó del rancho hace poco. Si son capaces de atraparlo, se lo pueden quedar.
— ¿En serio?- Preguntó Aeris más contenta.
— Se llama Piko. Está un poco asalvajado. Lo sacamos a pastar y se esacpó sin que nos diéramos cuenta.- En ese momento Billy se acercó a Cloud y miró su pelo.- Yo creo que haría buenas migas con usted, señor.
Me reí un poco y Tifa y Aeris también lo hicieron. Si que es verdad que Cloud tenia cierto parecido a los chocobos.
— Empezaría por buscar huellas de Piko.- Explicó Billy.- Seguro que les conducen hasta él. Tengan en cuenta que los chocobos salvajes son muy cautelosos. Si se acercan con sigilo, seguro que podrán atraparlo.
— Entendido. ¡Gracias!- Dijo Aeris feliz. La idea de los chocobos nos motivaban a todos.
— Ah, importante.- Billy levantó la mano.- La info ha sido gratis, pero con la idea de que nos compren algo en la tienda, ¿eh? Mi hermana Cloe está al cargo de esta. Háganle una visita.
— Llevas el negocio en las venas, ¿eh?- Dijo Barret riendose.
— Puede ser.- Dijo Billy riendo.- Tráiganme el chocobo cuando lo encuentren. Les enseñaré cómo criarlo y montar en él.
— ¡Entendido!- Añadió Tifa con una sonrisa.- Vayamos a la tienda primero.
Fuimos hasta el fondo del establo y allí se encontraba una chica más pequeña, Cloe con una pequeñita tienda montada.
— Perdoand a mi hermano.- Nos dijo Cloe.- Se pone muy pesado con el dinero.
— No pasa nada.- Dijo Aeris.- Su trabo es vender, al fin y al cabo.
— Ya, pero no piensa más que en los guiles desde que no están nuestros padres.- Mencionó Cloe.- Oye, ¿venís de Midgar?
— Exacto. Cada uno de una zona diferente.- Dije yo con una sonrisa.
— ¿Conocéis a Sam, el experto en chocobos?- Preguntó Cloe.
— Bueno… Podría decirse que sí.- Mencionó Aeris.
— ¿Y en que sitio está ahora?- Preguntó de nuevo.
— Por la barriada del sector 6.- Dijo Cloud.- En el merca…
Aeris paró rápidamente a Cloud para que no pudiera continuar.
— ¿Es que quieres visitarle?- Preguntó Aeris para desviar la atención.
— Pueeees…- Dijo Cloe.- No lo tengo claro. Sería para… vengarme por nuestros padres…
— Cloe.- Dijo Billy viniendo corriendo hacia nosotros.- ¿Qué haces hablando de eso con los clientes?
— Es que…- Mencionó Cloe.
— No cuenten nada de esto.- Nos dijo Billy mirandonos fijamente.- Sam es toda una eminencia en el mundo chocobil. Cualquier rumor podría mandarnos al traste.
— No diremos nada. No os preocupéis.- Dije yo.
— Por cierto.- Cloe nos miró y nos dio una verdura extraña.- Dadle esta verdura a Piko cuando lo encontréis. Le chifla. Seguro que le entra la morriña y quiere volver. Ah y, echad un vistazo a nuestra mercancia. Mi hermano os habrá insistido para que compréis, pero no estáis obligados. Ah y, y… también cambiamos accesorios por plumas doradas.
— ¿Plumas doradas?- Pregunté.
— Sí. Las plumas doradas puden conseguirse en recompensas de algún tipo de logro. En vuestro camino es posible que os encontréis con crías de chocobos y cuando las sigais, ¡tendréis sorpresa!
— Va bien saberlo. ¡Muchas gracias, Cloe!- Dijo Aeris.
Eché un vistazo a la tienda y vi un tarrito con unos polvos dentro. En la descripción del producto ponia que era un mineral misterioso compuesto por elementos del subsuelo que han sido purificados. Sin pensarlo demasiado, lo compré y Cloe nos agradeció la compra.
— Mucha suerte con Piko.- Nos dijo Cloe.
Salimos del rancho con motivación, todos teniamos muchas ganas de atrapar al pequeñín y montar a chocobo.
— ¡Vamos a por el chocobo ese!- Dijo Barret con emoción.
— Se llama Piko.- Clarifico Aeris.
— Primero tenemos que buscar sus huellas.- Dijo Tifa.
— No creo que estén demasiado lejos de aquí.- Mencioné yo.
Zona de los pastizales
Al salir del rancho vimos que en un camino de tierra secundario se marcaban unas huellas enormes de chocobo. Bingo, habiamos encontrado las huellas. Empezamos a seguirlas rápidamente alejandonos un poco del rancho.
— ¡Ahí esta!- Dijo Cloud señalando un poco más adelante.
— ¡Perfecto! ¡Ya solo queda atraparlo!- Dijo Barret.
— ¡Baja la voz!- Cloud le llamó la atención a Barret.- La regla básica de cualquier cazador es pasar desaprecibido.
— ¿Hace falta cazarlo?- Preguntó Aeris.- Mejor ir de buenas.
— Supongo…- Dijo Cloud.- ¿Quién se encarga?
— Deberia encargarse Sil.- Dijo Tifa con una sonrisa.- Es la más pequeña de todos. Se podrá esconder mejor.
— ¿Yo?- Mencioné sorprendida.- Bueno puedo intentarlo…
— ¡Venga, Sil! ¡Dale caña!- Exclamó Barret.
— ¡Shhh…!- Cloud volvió a llamarle la atención.
— Vale, vale…- Dijo Barret ya con un tono de voz bajito.
Miré fijamente donde estaba Piko y me acerqué un poco aunque cuando ya lo vi más cerca, me agaché. Fui por detrás poco a poco pero por un pequeño descuido mio se giró en mi dirección. Por suerte me pude esconder debajo de un matorral de hierbas y pasé desapercibida. Allí habian varias piedras y decidí lanzar una al lado de donde estaba Piko para llamar su atención. Habia funcionado y el chocobo dirigió su mirada hacia donde habia lanzado la piedra. En ese momento me apresuré por detrás suyo y cuando menos se lo esperaba me monté en él.
Piko intentó deshacerse por un momento pero rápidamente lo dominé, haciendo que se calmara y que le gustara mi presencia. Me bajé de él y le entregué la pieza de verdura que nos habia dado Cloe. El chocobo no tardó ni una milesima de segundo en deborarse toda la pieza y ponerse super contento.
— ¡Kué, kué!- Exclamó Piko.
— Bien hecho, Sil.- Dijo Barret sacandome el pulgar, con una sonrisa.
— Que mooono…- Dijo Aeris acercandose a Piko y acariciandole.
Tifa también se acercó a Piko y el chocobo miraba fijamente a Cloud. En ese momento las tres miramos a Piko y luego a Cloud.
— La verdad es que si se parecen.- Dijo Aeris.
No pudimos evitar soltar una pequeña risa, tenia toda la razón. En ese momento Cloud se cruzó de brazos. El chocobo empezó a usar su pico contra el suelo, como si buscara algo.
— ¿Qué le pasa?- Preguntó Barret.
— Creo que aún tiene hambrecilla…- Dijo Aeris mirandolo fijamente.
— Lo siento, no tenemos más.- Dijo Tifa mirando al chocobo también.
— Kuééé…- Exclamó de golpe Piko.
— Creo que en el rancho tendrán más.- Dije yo mirando a Piko.
— ¡Kué!
El chocobo batió sus alitas de la emoción y salió disparado dirección al rancho.
— Me da en el hocico que se dirige al rancho.- Dijo Red XIII.
— Venga, vamos.- Añadí con una sonrisa.
Rancho de Bill
Hicimos el camino a la inversa volviendo al rancho de Bill y al llegar vimos como Billy estaba con Piko quien comia a mansalva de su comedero.
— ¡Aquí lo tenemos!- Dijo Aeris antes de dirigirse a Piko.- ¿Las verduras te han recordado a tu casita?
— Ni un rasguño.- Dijo Billy.- Sano como una pera. De hecho, lo veo más fuertote.
— ¿Nos podrá llevar?- Preguntó Cloud evitando el contacto visual.
— Aún no, se pone muy nervioso cuando tiene hambre. Estará más relajado una vez tenga la tripita bien llena. Ea, buen chico. Venga, esperad a fuera y os lo preparo.- Dijo Billy.
Nos giramos y salimos del establo del rancho. Me puse en la pared a esperar, cruzando mis brazos y cerrando los ojos.
— ¿Va todo bien, Sil?- Me preguntó Tifa.
— ¿Eh? Ah sí.- Dije abriendo los ojos.- Atrapar al chocobito ha sido agotador.
— Me imagino.- Dijo Tifa riendo un poco.- Aún así… si hay cualquier cosa que necesites hablar, puedes contar conmigo, ¿si?
— Lo mismo digo, Tifa.- La mire a los ojos fijamente.- Lo que sea, aquí estoy.
— Venga, prometo que lo haré si lo necesito en algún momento.- Ella me sonrió y me enseño el dedo meñique.
Acerqué mi dedo meñique a ella y hicimos la promesa física. Nos sonreímos y rápidamente salió Billy del establo con Piko y un montón de chocobos más.
— ¡Hola!- Dijo Billy.- Ya tienen a Piko preparado. Además, por cortesía, también os dejo a demás chocobos para que puedan montar uno cada uno y atraversar el marjal sin peligro.
— Vaya.- Dije yo acercandome a él.- Muchas gracias, es muy amable por tu parte.
— Ah, y, ten.- Billy me dio un silbato de chocobo.- Podrán llamar a los chocobos cuando quieran con este silbato. ¿Hay alguien que no haya montado nunca?
— ¡Sí, yooo!- Dijo Aeris levantando la mano.
— Yo técnicamente tampoco.- Mencioné.- Ahora un momento para cazar a Piko.
— En ese caso, deberían practicar en la pista de entrenamiento. Les llevaré allí.
Billy nos llevó a la entrada del rancho y nos miró.
— Aquí pongo a punto a nuestros chocobos para las competiciones.- Nos dijo.
— ¿Competiciones?- Pregunté yo, curiosa.
— Ya sabe, las carreras de chocobos que se celebran el el Gold Saucer. ¡Participan ranchos de todos los rincones del mundo.
— ¿Vosotros también?- Dije.
— No desde que murieron nuestros padres.- Mencionó Billy.- Aunque pienso retomarlo un día de estos. Hay un rival al que se la tengo jurada. Pero ustedes no han venido a entrenar para una carrera. Asó que vamos a centrarnos en lo básico, como no caerse de la silla. Venga, motad en los chocobos señoritas.
Yo me subí encima de Piko con una sonrisa y Aeris se montó en otro de los chocobos disponibles.
— ¡Aprobadas!- Nos dijo Billy.- Bueno, ¿qué tal una vueltecita?
Empezamos a andar un poco por la zona con los chocobos. A Aeris le costaba un poco pero se acostumbro a montarlo enseguida. Yo tuve un poco más de suerte y llevaba al chocobo que daba gusto.
— ¡Pero si parece que lleves años galopando chocobos!- Exclamó Barret mirándome.
— ¿Verdad?- Dije orgullosa de mi.
— Señorita. Le propongo un reto.- Me dijo Billy.- Ya que parece que motas tan bien, que le parece si participa en la carrera Galopada de Chocobo. Tiene que llegar a la meta en menos de 40 segundos para aprobar, 35 para un notable y 31 para un excelente. ¿Qué me dice? Si hace cualquier de estos tiempos recibiras una recompensa, mayor es según el tiempo que usted tarde.
— Sí. De una.- Dije con una sonrisa.
— Venga le preparo los obstaculos y vengo.
Billy se fue rápidamente a poner varios palos con números por el circuito y rápidamente volvió.
— Prepárese en la linea de salida. Intente no chocarse con nada o el chocobo se relentizará.- Me explico Billy.
— Entendido.- Dije yo agarrando fuerte las asas de la brida de Piko.
— ¡Venga, Sil, tu puedes!- Dijo Aeris animandome.
— ¡Estaremos animandote!- Mencionó Tifa con una sonrisa.
— Ahora seguro que me va mejor.- Dije contenta.
Dirigí la mirada a Cloud quien me miraba fijamente antes de encontrarse con mis ojos. En ese momento desvió la mirada y pude ver como un color rojizo salia suavemente de sus mejillas. Mi corazón se aceleró por un momento al verlo así pero rápidamente puse mi punto de atención en Piko yendo hacia la linea de salida.
— A la de 1… 2… ¡YA!- Exclamó Billy.
Salí disparada con Piko. El chocobo corría rápido porque mi posición se lo indicaba. Lo manejaba muy bien, mucho mejor de lo que pensaba. Concetraba mi mirada en no chocar pero fue pan comido y rápidamente llegué a la meta.
— Mmmm…- Billy miró el temporizador. Me moría de nervios.- 30 segundos con 54 milesimas de segundo. ¡Woah! ¡Es asombroso! ¡Hacia tiempo que no veía a alguien hacer un tiempo así!
Sonreí mucho y miré al grupo quienes me miraban pasmados por mi actuación.
— Hace muy buen equipo con Piko. Estoy seguro de que usted quedaría primera en una carrera de chocobos- Me dijo Billy antes de entregarme la recompensa.- Ten y tu recompensa.
— ¡Muchas gracias! ¡Algún día lo intentaré!- Recibí un collar y objetos varios.
— Espero que tengan suerte en su travesía.- Billy volvió a entrar al rancho despidiendose de nosotros.
Los demas iban montando en sus chocobos correspondientes.
— Sil, ¿estás segura de que nunca habias montado en un chocobo? Se te da de muerte.- Me dijo Tifa con una sonrisa.
— Pues que yo sepa no.- Dije riendo un poco.- Pero bueno, a estas alturas, quien sabe.
— ¡Venga, al marjal!- Exclamó Barret.
Ancladero del marjal
A lomos de nuestros chocobos nos dirigimos al marjal llegando de manera más rápida que la última vez. Estos pequeñines eran super útiles y rápidos. Nos metimos al agua con Piko y los demás chocobos y empezamos a navegar por el lago. Flotaban, era super divertido.
— ¿Seguro que cruzaremos bien así?- Preguntó Barret.- Dicen que algunos charcos son muy profundos. ¿Y si nos sale la culebra esa gigante?
— Decían que no hay nada que temer a lomos de los chocobos, pero…- Mencionó Tifa algo preocupada.
— ¡Estos chiquitines no nos fallarán!- Exclamó Aeris.
— ¡Kuééééé!- Exclamó Piko al escuchar a Aeris.
— ¡Mirad allí!- Dijo Cloud señalando una mini isla en mitad del pantano.
Miré fijamente y no pude evitar agarrarme al chocobo más fuerte.
— Sephiroth…- Dije yo.
— ¿En serio?- Preguntó Tifa mirando fijamente donde mirabamos Cloud y yo.
— Vamos.- Dijo Cloud.
Fuimos rápidamente con los chocobos hacia la pequeña isla y bajamos pero solo nos encontramos a un señor con una túnica negra larga, parado.
— Yo no veo a Sephiroth.- Dijo Barret.
— No, yo tampoco.- Mencionó Tifa.
— Quizás se ha ido…- Dijo Cloud.- Venga sigamos.
Seguimos avanzando en el pantano y por fin quedaba poco para llegar.
— Creo que ya estamos.- Mencionó Aeris.
— ¡Deprisa!- Dijo Cloud.
Los chocobos subieron una especie de montañita que habia y de golpe el suelo se movió. Los chocobos empezaron a gritar.
— ¿Qué? ¿¡Qué pasa!?- Exclamó Barret.
— ¿¡Cómo!?- Dijo Tifa.
Miré hacia abajo y vi que a lo que accidentalmente nos habiamos subido era parecido a una cola de serpiente. Los chocobos nos echaron de sus lomos a todos y salieron corriendo, por suerte ya habiamos llegado al otro lado.
— ¡Ey, ey, ey!- Exclamó Barret de nuevo mirando partir a los chocobos.
En ese preciso instante salió de debajo del agua una cobra gigante que nos amenazaba, posiblemente se trataba del bicho tan temido de estas aguas.
— Estaba camuflado como una isla.- Dijo Red XIII.
— ¿¡No me digas!?- Le contestó Barret.
— Toca luchar.- Dije yo sacando mi espada.
Rápidamente todo el grupo nos pusimos a pelear contra la midgardsormr. Como en todas las batallas contra nuevos monstruos, usé mi materia de análisis. Esta me revelo que aunque la cobra tenia resistencia a fuego también era vulnerable a hielo así que a eso me dediqué. Usaba HIELO+ contra ella mientras los demás usaban sus propias técnicas también.
— No bajéis la guarida. Que viene a por nosotros.- Dijo Cloud.
En ese momento la cobra empezó a producir algo, se notaba que acumulaba energía en la parte de la boca.
— ¡Cuidado!- Exclamé yo.- ¡Apartaos!
— ¿Está absorbiendo calor?- Preguntó Tifa.
— Esto me da mala espina.- Dijo Cloud.- ¡Guardad las distancias!
Nos escondimos detrás de una especie de roca y justo ahí la cobra empezó a echar fuego por la boca. Cuando paró volvimos todos al ataque. Tifa me miró un segundo y yo la miré asintiendo. Rápidamente las dos fuimos hacia él y Tifa puso las manos a la altura de la cadera, juntas mirandome. Yo fui corriendo hacia ella y usé sus manos como propulsor para llegar a la cabeza de la cobra y usar HIELO++ super cerca causandole una gran quemadura. De una voltereta volví hacia atrás y sonreí.
— ¡Bien hecho, Sil!- Tifa y yo chocamos los cinco y nos volvimos a poner en guardia.
El bicho en ese momento desapareció en el agua y todos nos quedamos un poco desubicados.
— ¿Ha huido?- Preguntó Aeris.
En ese momento volvió a salir y yo como pensaba que ya se habia ido me encontraba de espaldas. El bicho me agarró y aunque los demás intentaron pararlo para que me devolviera a tierra fue en vano. La cobra me arrastró al fondo del pantano.
Cerré mis ojos lo más fuerte que pude, no podia moverme, no podia respirar. La cobra me llevó hasta el fondo a toda velocidad y una vez allí se giró, aún agarrandome y me gritó, me iba a comer y lo peor es que no podia hacer nada.
Mis ojos se abrieron solos mirando hacia arriba, esperando mi momento final. De golpe vi como un humo negro se juntaba encima mio y apareció Sephiroth, bajando lentamente hacia donde me encontraba. En ese momento la cobra me dejó ir, a mi no me quedaban fuerzas, casi no me quedaba oxigeno y cerré los ojos. Noté como el agua se removía y de golpe ya no notaba la presencia del bicho.
Noté como unos brazos me recogian y me sacaron del agua. No pude evitar toser el agua que habia respirado y abrí medianamente los ojos, viendo a Sephiroth mirarme fijamente. Sephiroth me dejó en la orilla del pantano y después de una sonrisa, desapareció.
— ¡Sil!- Dijo Aeris yendo corriendo hacia mi.- ¿¡Estás bien!?
— Sil…- Dijo Cloud viniendo hacia mi también.- La proxima vez no dejaré que corras este peligro… doble peligro…
— ¿Qué…? ¿Me ha salvado…?- Pregunté, aún constandome respirar.
— Nos hemos quedado de piedra.- Dijo Barret señalandome la cobra, quien llacia muerta clavada en un arbol gigante.
— Sephiroth la ha matado.- Dijo Cloud.- Es demasiado fuerte.
Cloud miró hacia la puerta que habia en la montaña, donde nos tocaba ir ahora.
— Seguro que esos tipos también van detras de él.- Señaló Cloud a unos tres hombres con túnicas negras que se dirigian a la puerta.
— Sí.- Dijo Aeris.- Eso parece…
— Pues vamos a seguirlos.- Dijo Cloud.
— Sí…- Me incorporé bien y respiré profundamente.- Ahora… tengo incluso más preguntas.
Nos dirigimos hacia la puerta del lugar. Tenia algo de miedo, me daba la sensación de que cada paso que hacia era un paso más cerca de la verdad. Y aunque me moria de ganas por saberla, me preocupaba, me daba mucho miedo. Pero por suerte no estaba sola para enfrentarme a ella.
Sephiroth, hablarás.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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LOS AMO SIL Y BARRET
Capítulo 2
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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Salida de emergencia del reactor nº1
Nos encontrábamos en una especie de túneles que ya parecían seguros para estar. Allí nos recibió otro chico con un pañuelo rojo en la cabeza. El grupo se paró de golpe y sonrieron.
— ¡Misión cumplida, gente! Y solo hemos sufrido unos rasguños de nada…- Dijo el chico de pelo corto.
En ese momento se volvió a mover el suelo, probablemente debido al edificio derrumbándose.
— ¿No te has pasado un poco?- El chico miro fijamente a la chica.
— He seguido las instrucciones al pie de la letra. ¿Habrá hecho algun tipo de reacción con el mako?
— Esperemos que la ciudad no se haya ido al traste.
— Tenemos que recordar que lo hacemos por el planeta. ¿No?- Dijo el otro chico de la cinta roja antes de que se volviera a tambalear todo.- Para algo habrá servido, digo yo.
— Después de todo esto, más nos vale.- Inmediatamente después de pronunciar esas palabras la chica puso sus ojos en mi.- Por cierto, nos olvidamos de ella. ¿Quién eres?
En ese momento me quedé congelada, hacia rato que me sentia fuera de sitio pero todo habia sucedido muy rápido.
— ¡Eso! Como seas de Shinra voy a volar tu cabeza por los aires.- El chico de pelo corto me apunto con su arma.
— ¡No! Para nada trabajo en Shinra.- Levante las manos en forma de rendirme.- Me llamo Silke o Sil, para los amigos. Me infiltré en el reactor en busca de… algo personal.
El chico rubio, que parecía desconectado de la situación en todo momento, puso sus ojos en mi, interesado en mis palabras.
— Entonces… eres de los nuestros, ¿no?- Me rodeo del cuello con su brazo.- Me llamo Jessie y somos AVALANCHA.
— Más te vale ser de los nuestros entonces, has vivido demasiado esto con nosotros. Nos podrías poner de espaldas a la pared con esos hijos de puta de Shinra. Soy Barret por cierto.- Me dijo el de pelo corto aun con mirada desconfiada hacia mi.
— Soy Biggs. También parte del grupo.- Me dijo el chico de la banda roja.
— ¡Y, y yo, soy Wedge! Un placer conocerte, que bien que te has librado de la explosión…- Se dirigió a mi el chico con el pañuelo rojo en la cabeza.
En una de estas volvimos a sentir un temblor y decidimos poner rumbo hacia fuera para no peligrar más de lo necesario nuestras vidas. Íbamos saliendo poco a poco para no caernos, estaba todo lleno de escombros, cables mojados y otros objetos que impedían el paso.
Al salir nos encontramos que ese sector había quedado totalmente en llamas, nos enfrentamos a esa escena yo sin saber cómo reaccionar y AVALANCHA parecía aterrorizado. Un mensaje desde megafonía estaba sonando en ese preciso momento.
Presten atención, por favor. Este es un aviso del centro de emergencias de Shinra. Unos delincuentes han hecho explotar una bomba en el reactor de mako nº1. Aún siguen produciéndose explosiones y se han desatado varios incendios. Por ello se ha decretado la alerta de la catástrofe en los sectores 1 y 8. Las explosiones han afectado a la integridad estructural de los edificios cercanos, poniendo en riesgo este sector.
— No puede ser posible…- Jessie miraba la escena aterrorizada, parecía que no se creía lo que sus ojos estaban viendo.
— No hemos sido nosotros… ¿no?- Pregunto Biggs aunque sabiendo ya casi a ciencia cierta la respuesta.
— Lo hecho, está hecho.- Dijo Cloud mirando para otro lado.
Personalmente me quedé impactada, no sabía como reaccionar delante de esa situación. El sector 8 había sufrido terribles consecuencias de los actos de AVALANCHA. Aunque no era mi culpa me sentía mal por como había afectado la explosión a esa parte de Midgar.
— Tiene razón. Para lograr nuestro objetivo tenemos que realizar sacrificios.- Barret empezó a dar un discurso algo motivacional a los miembros del grupo pero volví a recordar las palabras de la megafonía.
— Por megafonía han dicho que el sector 1 también está afectado, ¿cierto?- Me dirigí a todos ellos, con un poco de miedo en la voz.
— Si, creo haber escuchado eso.- Me respondió Wedge mirándome con algo de culpa en los ojos.
— Yo vivo en el sector 1… ¿Estará mi edificio bien?- Un montón de dudas llenaron mi cabeza, no quería imaginarme mi hogar donde he vivido durante tantos años destrozado y quemado. No solo se quemaban las cosas materiales sino que también se quemaban los recuerdos. No sabía si realmente había pasado pero no podía parar de pensarlo.
Jessie se percató de mi preocupación y se acercó a mi intentando dar ánimo y apoyo emocional.
— Vuelve con nosotros al sector 7, te daremos asilo hasta que hayan reparado los daños. Al fin y al cabo, ha sido nuestra culpa.- me dio un golpecito suave en la espalda y me dedicó una sonrisa.
Me quedé pensando por un momento mis opciones, quería volver a mi casa pero sabía que ahora no era el momento preciso para hacerlo así que decidí aceptar, agradecida por su hospitalidad.
— ¡Es justo! Pero debemos mover el culo de aquí antes de que vengan los imbéciles de Shinra.- Mencionó Barret.- Vamos, andando que es gerundio.
Empezamos a marchar los seis hacia la parte interior del sector 8. Nuestro objetivo era llegar a la estación de tren para poder desplazarnos al sector 7. Todo el sector estaba tan derrumbado que se nos hacía complicado poder llegar por todos lados.
— Lo mejor es que nos dividamos. Cogeremos el último tren de la estación. Nos vemos en el vagón de la mercancía.- Barret dio las órdenes y los demás de AVALANCHA asintieron saliendo corriendo buscando la ruta más rápida para llegar a la estación.
— Oye, dame el dinero.- El rubio, que se encontraba detrás de Barret le reclamó algo de “un dinero”. Si es verdad que en el ascensor Barret había amenazado a Cloud con dejarlo sin paga. ¿Era AVALANCHA una organización corrupta?
— Lo tendrás cuando lleguemos a la base, ¿entendido?
Rápidamente Barret se alejó de donde estábamos y nos quedamos el rubio y yo. Él emprendió la marcha y decidí ir a su lado por pura curiosidad. Se había hecho el interesante durante el rato que habíamos pasado con el grupo y me despertaba interés. Fuimos por el camino rápido a la estación pero cuando parecía que llegábamos el puente de encima de esta se derrumbó delante de nuestros ojos y se incendió, las llamas se propagaban cada vez más rápido.
El chico rubio miró las llamas fijamente y se puso una mano en la cabeza. En ese momento salté y me acerqué rápidamente a él dándole un pequeño golpe en la espalda.
— Oye, rubio. ¿Estás bien? ¡Oye!
Él se giró mirándome con unos ojos algo vacíos pero con un transfondo triste. Y de un momento a otro sus ojos miraron hacia atrás de donde estaba yo quedándose aún más atónito.
— Vamos.- Me dijo de golpe agarrando mi brazo y llevándome en contra dirección de la estación. Mientras me arrastraba, él posaba su mano en su cabeza, parecía que le costaba hasta andar.
Llegamos a una especie de callejón, todo estaba ardiendo y nos podíamos quemar en cualquier momento. No estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando ni que le estaba pasando al rubio. De golpe se paró en seco y miró al fondo de la calle donde solo habían escombros en llamas.
— No eres real… Estás... ¡Muerto!- Cuando el rubio mencionó esas palabras un ruido horrible resonó en mi cabeza, a penas me podía mantener de pie.
Sil, no recuerdas absolutamente nada, ¿no?
Miré al frente como pude, con aún un resonar horrible en mi interior y allí lo vi: un hombre muy alto, con el pelo muy largo, plateado y ojos verde como los de un gato con una pequeña sonrisa.
¿Quién es? ¿Por qué me timbran los oídos? ¿Por qué me suena?
— ¿Seguro?- Dijo el hombre de pelo largo, mirando fijamente al rubio.
— Te maté con mis propias…- el rubio se miró las manos, me intenté acercar pero mi mente no podía mandar órdenes a mis piernas. Me había quedado totalmente congelada.
— Ah si, no has de recordármelo. Es el recuerdo juntos que más atesoro.- La manera que tenía de hablar el peli-plata me resonaba aún más dentro de la cabeza, matándome del dolor.- Pero eso es cosa del pasado y estamos en el presente. He de pediros un favor.
Los ojos de gato se posaron directamente a mi. Mis piernas fallaron y me caí al suelo, como si sus ojos pudieran controlarme con la mirada para que me arrodillara ante él.
— Nuestro amado planeta se está muriendo. Lentamente. Silenciosamente. Agonizando. No querréis permanecer impasibles ante tal tragedia… ¿no, Cloud y… Sil?
El rubio, de nombre Cloud se puso otra vez la mano el cabeza. Su cuerpo aullaba del dolor en silencio mientras su mirada se posaba en el ojos de gato, jadeando del dolor y de la rabia.
— Si el planeta muriera, las pérdidas serían incontables. Aquello que me pidió que no te matara, Cloud, y las raíces de aquello que me rogaban no borrarte, Sil. Aquello que nos une dejaría de existir. Sería reacio a vivir en un mundo así de ahí que quiera pediros este favor.- Ya sentía un dolor de cabeza imposible de aguantar. Me terminé de tirar al suelo y puse mis dos manos en la cabeza, sujetándomela, para intentar apaciguar el dolor.- No os preocupéis, es una tarea simple. Escapad, los dos, corred lejos. Tenéis que sobrevivir…
En ese momento escuché el deslice de una espada y unos pasos fuertes en dirección al del pelo largo.
— ¡Cabrón!- Cloud se abalanzó hacia él intentando clavarle su mandoble. De golpe el hombre desapareció y las llamas de la zona se apagaron de golpe.
Muy bien Cloud. Nunca olvides ese odio.
Mi cabeza poco a poco dejaba de doler y ya notaba que podía mover los dedos de mis manos y de mis pies. Levanté un poco mi cabeza mirando borrosamente a Cloud quien respiraba profundamente. Él se giró y vino rápido hacia mi, ayudándome a levantarme.
— ¿Estás bien? Agárrate a mi.- Me apoyó en su hombro mientras yo intentaba volver a recuperar toda mi movilidad.
— Gracias… Cloud…- Conseguí ponerme bien de pie sin ayuda y le sonreí. Él se me quedo mirando fijamente.
— Las alucinaciones pueden haber sido culpa del contacto directo con el mako…- No parecía demasiado seguro de lo que estaba diciendo pero no se creía lo que acababa de vivir.- Venga, centrémonos. Tenemos que llegar a la estación.
Entre paredes se encontraba una pequeña salida de ese callejón. Decidimos optar a ir por ahí para no volver hacia atrás. Los coches y las casas estaban destrozadas y los caminos no parecían muy claros. A medida que nos alejábamos de la zona más afectada las llamas empezabas a desaparecer y comenzábamos a ver gente en la calle. Las luces seguían encendidas y todo parecía estar calmándose un poco.
Al final de una de estas calles vimos a una chica que parecía en apuros. Estaba dando giros bruscos y moviendo la mano como si estuviera apartando de cerca suyo algo invisible. Parecía que el tiempo se había parado de golpe, cuando volvió a aparecer el chico de cabello largo, sonriendo.
Cloud se quedó mirando la situación desconcertado, dio unos pasos hacia atrás. Me fijé rápidamente en el chico y al mirarlo puse mi mano en mi cabeza, mis recuerdos se mezclaron y parecía que cada momento recordaba menos.
– Sois demasiado débiles para salvar a otros. Incluso para salvaros a vosotros mismos.
Esas palabras fueron lo suficiente para que Cloud tuviera que poner su mano en su cabeza también. Me intenté acercar a él para ayudarle ya cuando la presencia del chico había desaparecido.
— ¿Estáis los dos bien?- se acercó la chica de antes y me agarré a ella para poder ponerme bien.
— ¡Perdón…!- Me disculpe con ella por agarrarla tan de repente y mire a Cloud ayudándole a incorporarse.- ¡Cloud!
— Estoy bien… Vamos.- Me hizo un gesto con la mano para que le siguiera. La chica se interpuso en nuestro camino y nos dedicó una bonita sonrisa.
— Tomad, para vosotros.- Nos tendió un lirio amarillo. Mire fijamente la flor un poco extrañada, en Midgar era suficientemente extraño ver flores como para que además te regalaran una.
—¿Una flor?- Pregunto Cloud igual de extrañado que yo.
—Sí es un regalo para vosotros. Ya sabéis, por ayudarme a espantar a esos seres.- Parecía que nuestra presencia había ayudado a hacer desaparecer aquello invisible que la rodeaba.
— Lo que me hacía falta ya…- Cloud giró la mirada y suspiro. En ese momento miré a la florista y le sonreí.
— ¿Cuánto es?- Le pregunté acercándome a ella.
— Bueno, eso depende del cliente.- Ella miro la flor y luego nos miro a nosotros dos.- En vuestro caso… os la dejo gratis. La flor simboliza el reencuentro, quizás signifique algo más, ¿no creéis?
La chica dejó la flor en el traje de Cloud y me sonrió a mi con una dulce sonrisa. Cloud se acercó un poco a ella.
— Oye, estoy involucrado en temas… peligrosos. Deberías pasar de mi.- le dijo a la florista y después dirigió su mirada hacia mi.- Y tu, no deberías ir juntándote conmigo.
— ¿Ah, si? Seguro que si. ¿Y qué?- Nos miró fijamente como analizando la situación.- ¿Acaso crees que alguien va a por ti? ¿Por eso estás dirigiéndote a la chica que va contigo de esa manera, para intentar protegerla?
No entendía a que se refería con querer protegerme. Parecía como que la florista sabía que el chico de pelo largo había aparecido dos veces y que nos acechaba.
— ¡Tranquilos! Nadie os va a atacar, te lo prometo.- me miro fijamente y después miro a Cloud.- Eso si, es mejor que la tengas cerca.
Cloud me miró un segundo y rechisto un poco, rodando sus ojos y luego miró a la florista.
— Oye, acaba de explotar un reactor. No deberías estar aquí vendiendo flor…
— ¿A que te refieres con que me tenga cerca?- La miré fijamente, parecía que sus ojos sabían cosas que yo desconocía y siempre se me ha conocido por querer saber la verdad de todo.
De golpe la florista dejó caer todo su cesto lleno de flores y empezó a agacharse y a mover el aire con los brazos, como si otra vez algo fuera a ir a por ella. Se abalanzó hacia nosotros y nos agarró el brazo a cada uno. De un momento a otro lo invisible se hizo visible. Una especie de fantasmas encapuchados aparecieron flotando a nuestro alrededor.
— ¿Pero qué?- mencioné, mis ojos no terminaban de creer lo que veía hasta que uno de estos fantasmas se abalanzó hacia la chica florista. Me puse en medio y saqué mi espada para intentar cortarlo consiguiendo que ese se esfumara.
—¿Qué son?- Mencionó la florista mirando fijamente a los fantasmas en posición de guardia.
Con tanta distracción habíamos olvidado que íbamos dirección a la estación para escapar lo más pronto posible antes de que las tropas de Shinra fueran a por nosotros. Ahora ya era demasiado tarde, un grupo de centinelas se acercaron corriendo hacia nosotros.
— ¡Eh, vosotros dos, bajad las armas!
Los fantasmas aún no habían desaparecido y amenazaban a la florista. Ella decidió echar a correr hacia otra calle para escapar tanto de los espectros como de los centinelas, aunque no iban a por ella. Antes de desaparecer la chica se paró y nos sonrió.
—¡Encantada de conoceros!
En ese momento desapareció por las calles y miré a Cloud para luchar junto a él con intención de eliminar a los centinelas. Aunque yo no había sido culpable de la explosión del reactor al haber salido con el grupo AVALANCHA posiblemente Shinra me consideraban una culpable ante tales hechos. Poco a poco venían más hasta que llegó un punto que nos acorralaron.
— ¡Eh!- Menciono un centinela.- Esa espada…
Cloud bajó la mirada de golpe, como si esas palabras hubieran afectado a su cabeza. En unos segundos escuché el sonido del último tren. Estábamos al lado de las vías de este y agarré esta vez yo el brazo de Cloud para hacerlo reaccionar. Aparté a un centinela de un espadazo y empecé a correr al lado de la parte superior de las vías.
— ¡Cloud, salta!
Los dos saltamos a la vez hacia el tren en movimiento con suerte de llegar a la parte superior mientras los centinelas nos disparaban. Con muchísima suerte nos ubicamos en la parte superior del tren en marcha y miré a lo lejos los centinelas mientras el tren se escapaba a toda prisa.
Cloud me miró fijamente, sorprendido de mi capacidad de actuación y me hizo un gesto de que lo siguiera por los techos de los vagones hasta que llegamos al vagón de la mercadería. Los golpes debieron avisar a los chicos de AVALANCHA ya que abrieron la puerta y nos balanceamos para poder entrar.
— Eh, nos teníais un poco preocupados.- Dijo Barret al ver que habíamos llegado.
Jessie fue rápidamente hacia donde yo estaba, había caído un poco mal al entrar al vagón.
— No sabes lo que me alegra ver que estáis bien. ¡Pensábamos que os habían atrapado!- Me ayudó a levantarme.
— ¿Dónde cojones te habías metido, eh Cloud? ¿Encima con Sil contigo no te da vergüenza ponerla así en peligro?- Exclamó Barret con su único tono de voz
— Estábamos dándole esquinazo a los de seguridad pública.- dije.- Por suerte estamos bien.
— Si, teníamos que alejarlos de la estación de alguna manera.- Añadió Cloud.
— ¡Bien hecho!- Jessie me sonrió y me dio un golpecito en la espalda de orgullo.
— Los dos tienen un talento innegable, ¿eh?- Dijo Biggs acercándose a Barret el cual reaccionó apartándolo. Al segundo cerró la puerta del vagón.
Cloud se quedó mirando a los demás, dudando de las palabras que quería decir.
— Una pregunta. ¿Alguna vez os han atacado seres invisibles?- Al formular la pregunta los demás se quedaron mirándolo extrañado, como si de un loco se tratase.- Llevaban túnicas. Se movían por el aire como si fueran nieblas.
— Yo también los he visto.- Dije mirando a AVALANCHA.
— ¿No has dicho que eran invisibles?- Preguntó Biggs mirándome a mi y a Cloud.
— Al principio sólo parecía aire. Nos encontramos una florista y cuando nos agarró del brazo… aparecieron delante de nuestros ojos.- Mencioné.
— ¿Será una nueva arma de Shinra?- Jessie me miró intentando entender lo que explicábamos.
— ¡Já! Más bien han sido alucinaciones causadas por el pánico.- Exclamó Barret sin creerse ni la mitad de lo que estábamos diciendo.
— Bah. Olvidadlo. No hemos dicho nada.- Cloud suspiró y giró la mirada.
Barret dio la orden para cambiar de vagón y ir al de pasajeros. Al entrar sólo se escuchaban voces por lo bajo hablando y criticando la acción de la bomba contra el reactor. Barret se encaró contra esa gente defendiendo sus ideales haciendo que todos los del vagón se sentaran asustados de él. Solo uno de los empleados de Shinra que había en el vagón fue capaz de contradecirle a Barret con argumentos pro-Shinra que incluso yo odiaba escuchar. Los empleados se alejaron del vagón donde estábamos y Barret se sentó algo agobiado de la situación. En ese punto decidí sentarme a su lado y lo miré.
— Oye, Barret. ¿Qué es lo que te hace creer que Shinra va a destrozar el planeta?- Me miró fijamente al mencionar esas palabras.- Tengo mis propias conclusiones pero pensaba que la oposición pública a Shinra no existía…
— Midgar al fin y al cabo es una metrópolis respladenciente que reposa encima de una enorme plataforma metálica, la cual se eleva 300 metros por encima del suelo. Todo esto lo generan los reactores de mako, es decir, los chupasangres de la tierra. Estos reactores creados por Shinra son una parte de aquello que están haciendo para cargarse el planeta.- Hizo una pausa, suspirando.- Con todo este mako quieren jugárnosla a todos los que vivimos dentro y fuera de Midgar. Nos tienen controlados y todo para su puto beneficio consiguiendo que el planeta sufra aún más. De hecho, han instalado un punto de control de pasajeros en este mismo tren usando la energía de los reactores, para saber incluso quién viaja dentro: Fecha de nacimiento, categoría de residencia, antecedentes penales… Literalmente toda tu vida registrada en su base de datos para controlar dónde vas, quién eres y qué aportas.
En ese momento unos rayos de color rojo traspasaron el vagón indicando que estaban escaneando a las personas que viajábamos dentro del vagón.
— Eso significa que nos van a descubrir, ¿verdad?- lo miré algo asustada, quería poder respirar una milésima de segundo más sin que Shinra fuera a por nosotros.
— No te preocupes. Jessie ha falsificado nuestros datos.- Me aclaró Barret a lo que yo dejé ir un suspiro.- Contempla toda está tecnología bien Sil, Shinra no para de chupar mako y echa a perder la tierra. El aire se contamina y las flores se marchitan.
Cloud se había acercado hacia apenas un minuto para escuchar nuestra conversación y miró fijamente a Barret.
— Entonces vete de aquí y olvídate de todo. A mi siempre me ha ido bien haciéndolo así.- Dijo Cloud sin un mínimo de preocupación por las palabras de Barret.
— Eso solo funciona si solo miras por tu propio ombligo. Pero, ¿qué tal si empiezas a preocuparte por los menos afortunados que tú?
Al escuchar las palabras de Barret, Cloud se giró en la otra dirección alejándose un poco de donde estábamos y se puso justo delante de una de las ventanas del tren.
— Todos somos como este tren. No podemos abandonar los raíles.- Esa frase de Cloud hizo que mis pensamientos se mezclaran.
Ser parte del sistema o no serlo no era algo que tú podías decidir en Midgar. Yo siempre había formado parte del sistema, todos mis recuerdos se sitúan en la gran ciudad y aunque he tenido que trabajar para el sistema me he querido desvincular lo mucho que he podido de este, buscando información por mi cuenta. Quería saber que era ese o esos secretos que tan bien guardaba Shinra.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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Dedicado a mi yume / self ship con Cloud de Final Fantasy VII. ♡
ABOUT US - GET TO KNOW MY YUME SHIP - GALERIA DE DIBUJOS
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YO:
Capítulo 1 (2ª temporada): MOMENTO NSFW
Por favor, leer bajo precaución. Este es un contenido no apto para depende de que público. Abstenerse si no cumple las características.
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Cloud se puso encima mio y empezó a besar mi cuello, pasando su lengua. No pude evitar estremecerme como si una rampa de electricidad hubiera recorrido mi cuerpo de arriba abajo. Dejé ir un pequeño gemido de placer. En ese momento Cloud me miró, parecía que le había encendido mucho mi gemido, no pude evitar sonreír al verle así. También me gustaba.
Pase mis manos por encima de su camiseta y de sus arneses y al ver como le miraba él se la quitó dejando ver su pecho descubierto. Era el cuerpo perfecto para mí, con su forma, algo delgado pero se notaba fuerte. No pude evitar acercarme y besarle el abdomen, dejándole besos bien mojados. Cloud parecía disfrutarlo igual que yo. Decidí agarrar a Cloud y tirarlo contra la cama poniéndome esta vez yo encima de él. Pasé mi lengua por su abdomen y la bajé poco a poco encontrándome con sus pantalones. En ese momento le quité el cinturón y le quité el pantalón y la ropa interior. Cloud me miraba con mucho deseo y no solo su cara lo reflejaba. Su miembro palpitaba de lo duro que estaba y yo decidí ayudarle. Empecé a pasar mi lengua lentamente de abajo hacia arriba hasta llegar a la punta. Escuché a Cloud dejar ir un suspiro de placer y yo me lo metí entero en la boca.
Fui lo más al fondo que pude intentando metérmela toda en la boca, moviéndome rápido. Cloud me puso una mano en mi pelo mientras lo acariciaba y de golpe me empujó, tocando la mitad de mi garganta. Cerré fuerte los ojos, intentando no ahogarme. Él se movía a su antojo dentro de mi boca, me agarraba a él, complaciendole, intentando mover mi lengua para que tuviera aún más satisfacción. Llego un momento que noté algo muy caliente bajar por mi garganta, escuché un gemido de satisfacción por parte de él y rápidamente me la saqué de la boca. Las últimas gotas de corrida que le quedan a Cloud me las tiró de manera inesperada en la cara. Cloud me miró fijamente y sonrió con una sonrisa algo pícara.
— Estas preciosa…- Me dijo acercándome a él y besándome con la mayor de las intensidades.
En ese momento él tomó el control y deshizo mi vestido por la parte de arriba, dejando mi pecho totalmente descubierto. No pude evitar sonrojarme al ver que miraba directamente mis pechos. Cloud rápidamente me arrimó a él y empezó a pasar la lengua por mis pezones. Me estremecí, me palpitaba a mi también. Lo necesitaba incluso aún más. Se me escapaban los gemidos, no podía contenerlos.
Cloud puso una mano por debajo de mi falda mientras me seguía lamiendo y succionando los pezones y me quitó la ropa interior. Sentía que me iba a morir de las ganas que le tenía. Sin pensarlo dos veces me puse bien encima de su miembro y él me agarró fuerte de mi trasero apretando de golpe hacia abajo, metiéndomela entera.
— ¡AH!- Un gran gemido salió de mi y Cloud sonrió del placer al verme así.
Me empecé a mover, con ayuda de Cloud quien pilotaba mi culo, de arriba a abajo sin parar ni un momento. La habitación se inundó de nuestros gemidos, nuestros cuerpos por fin se habían convertido en uno. La velocidad y la intensidad aumentó al cabo de los minutos, necesitabamos aún más. Empezaba a notar mis piernas temblar, estaba perdiéndome en el placer.
— ¡C-Cloud!- Gemí.- Y-Yo… me voy a…
Notaba mi climax muy cerca y cuando menos me lo esperaba me corrí. Me fallaron las piernas en ese momento cayendo de golpe encima de su miembro y me agarré fuerte a él, mientras le mojaba. No pude evitar ponerme un poco roja al ver que tanto líquido había salido de mi. Él sonrió al verme y al ver mi manera de venirme encima de él, tanto que me agarró fuerte, abrazándome y empezó a embestirme de nuevo.
— ¡AH! ¡C-CLOUD! Más… despacio…- Sentía que me iba a morir del placer esta vez.
Él no me hizo caso y siguió al máximo hasta que de golpe paró, sacándola y corriéndose fuera de mi. Respiraba fuerte, mi corazón iba a mil por hora, había sentido muchísimo placer de golpe. Cloud parecía satisfecho también. Nos miramos a los ojos y nos fundimos en un beso intenso pero que marcaba un fin.
CONTINUAR CAPÍTULO
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MI CAP FAV
Capítulo 1 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
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— Sil, Cloud. Os estoy esperando.
En un mundo paralelo (Zack POV)
— Informamos en directo desde la autopista de Midgar. Como verán, el panorama es desolador: edificios reducidos a escombro, la carretera al borde del derrumbe… Se observan columnas de humo serpenteando hacia el cielo desde el sector en llamas. En los últimos días, la ciudad de Midgar ha sufrido una serie de tragedias sin precedentes. Dos atentados contra sendos reactores seguidos de la caída de la plataforma del sector 7 y, ahora, un tornado que ha arrasado la autopista causando graves estragos en su recorrido del sector 0 al 2.- Un reportero explicaba en las noticias.- La alcaldía, junto a la compañía Shinra, ha declarado que el tornado es obra de la organización anti-Shinra AVALANCHA que lo ha provocado mediante un arma terrorista desconocida. La investigación debe aún esclarecer la posible implicación de Wutai, nación actualmente en tregua con Shinra.
El noticiario terminó. Midgar había quedado muy afectada, los edificios están completamente destruidos en varios sectores, incluido el edificio principal. La gente estaba reunida, mirando fijamente la televisión. Por suerte había podido llegar a Midgar pero con la mayor de las culpas. Llevaba a cargo a Cloud, quien aún no había despertado de la intoxicación por Mako.
— El ejército de Shinra está investigando el colapso de la autopista. Dos sospechosos en paradero desconocido. Un Ex-Soldado que porta un mandoble y una chica pelirroja. Parecen haber huido. ¡Eh ahí! ¿Están realizando labores de rescate?
— ¿Una chica pelirroja?- Me pregunté.- ¿Hablan de Sil?
La cámara enfocó como a varios de AVALANCHA se los llevaban.
— Hemos recuperado los cuerpos de los sospechosos.- Decía un centinela.- Volvemos al helicóptero.
De golpe enfocaron a Aeris, también la habían capturado. Sentí una rabia en mi interior. Tenía que ir por ella.
— ¡Eh! ¿Que haces?- Decía el centinela al pillar al reportero grabando.
— ¡El helicóptero ha despegado!- Dijo el reportero.- Parece dirigirse al sector 5.
— Tú, ya vale de tocar los cojones.- El centinela partió la cámara haciendo que se apagara la transmisión.
Miré inmediatamente a mi alrededor. Lo importante aquí era dejar a Cloud mientras iba a rescatar a Aeris. Una chica que se encontraba allí mirando el noticiario y yo cruzamos miradas así que decidí rápidamente ir hacia ella.
— Perdona.- Le dije dándole a Cloud a la chica.- Enseguida vuelvo. ¡Dejo contigo a mi amigo! Sufre envenenamiento por mako. Vigílamelo.
Me eché a correr sin mirar atrás. Escuché la voz de la chica de lejos quien me decía algo pero no me giré. No podia llegar tarde. Me dirigí rápidamente hacia donde iban los helicópteros, siguiendolos.
— ¡Aeris!- Una rabia salía de mi pecho.
En ese momento uno de los helicópteros empezó a descontrolarse y a descender estallandose en el otro sector. Me dirigí hacia allí y al llegar otros helicópteros habían aterrizado para asistir al helicóptero caído y recuperar a parte de los de AVALANCHA.
— Cuidado nos podrían atacar aún.- Dijo uno de los centinelas.
— ¡Despejado!- Dijo otro de ellos.
— Bien. Traedla.
Ni me lo pensé y me acerqué a ellos sacando mi espada. Iba a por todas, tenía que rescatarla.
— ¡Soltadla!- Exclamé
— ¡Mira!- Exclamó un centinela.- ¡Lleva una espada mortal!
— ¡AVALANCHA!- Dijo otro de los centinelas.
Empecé a luchar contra ellos y a eliminarlos rápidamente de mi camino. Aunque cuando pensaba que ya estaría varios centinelas salieron de otro helicóptero.
— ¡Hacen falta refuerzos de inmediato!- Dijeron desde el helicóptero.
— Esto pinta mal…- Mencioné mirando a Aeris.
— ¡Soldado de AVALANCHA! ¡Baja el arma y ríndete!- Exclamó un centinela.
Vi un gran escombro en el suelo así que rápidamente fuí hacia este y lo agarré como pude y giré en mi mismo tirando el escombro hacia el helicóptero.
— ¡Callaos!- Exclamé.
El helicóptero estalló y los tres centinelas que había en tierra me apuntaron aunque no por mucho tiempo, me deshice de ellos lo más rápido posible y corrí rápidamente hacia Aeris. La incorporé a mi, comprobé si respiraba y cuando vi que si la agarré en brazos. En ese momento eché el ojo en el helicóptero y allí dentro yacía una especie de perro que parecía muerto o inconsciente. Por la situación parecía que había sido él quien había atacado a los pilotos desde dentro para estampar el helicóptero.
— Gracias…- Le agradecí aunque no me escuchara.
En ese momento escuché más helicópteros en mi dirección. Era hora de irse. Decidí esconderme detrás de unos tubos y pasaron rápidamente varios centinelas corriendo cerca nuestro, buscándonos.
— ¿Dónde está la Anciana?- Exclamaba uno de los centinelas.- Se va a armar gorda como no la recuperemos… ¡No os quedéis pasmados! ¡Buscadla!
Tenía a Aeris apoyada en mi pierna. En ese preciso momento empezó a llover.
— ¿Qué es todo esto?- Me pregunté.- ¿Qué está pasando? Aeris… He vuelto, ¿me oyes?
Le puse una mano en la mejilla y pase mi dedo suavemente por ella intentando quitarle la suciedad de esta. En ese momento una materia blanca salió de ella, cayendo al suelo. Parecía muerta. No pude evitar llorar. Tenia el corazón roto.
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Mundo original (Sil POV)
Kalm
— Bueno…- Dijo Barret mirando a Cloud.- Ya va siendo hora de que nos expliques de qué conoces a Sephiroth. A ti no te lo pregunto Sil porqué me das a entender que no te acuerdas.
Negué con mi cabeza y puse mis ojos en Cloud para escuchar lo que tenía que decir.
— Tifa, voy a contárselo todo.- Dijo Cloud.
— Vale, por mí bien.- Respondió Tifa.
— Fue hace cinco años, cuando yo tenía dieciséis.- Explicó Cloud.- Los de Soldado ya no teníamos mucho que hacer. Solo nos daban misiones del montón. Pero un día, me asignaron una junto al héroe Sephiroth. Yo estaba muy emocionado. Llovía mucho pero no podía parar quieto. No sabía qué tipo de misión me habían dado pero quería una emocionante, no la típica misioncilla del montón que le dan a los Turcos. Pocos minutos después me enteraría de que la misión era en Nibelheim, donde me críe. Cuando nos enfrentamos a unos monstruos de carretera cuando íbamos hacia allí me di cuenta de que Sephiroth estaba a otro nivel.
— En Nibelheim es donde construyeron el primer reactor de mako.- Dijo Barret poniendo su mano en su mentón.- ¿No?
— Sí.- Dijo Tifa algo afectada.- Hace cinco años, en septiembre… La gente empezó a decir que algo raro le pasaba al reactor. Se avistaron monstruos cerca de la aldea, algo inédito hasta entonces. Así comenzó todo.
— Los habitantes formaron su propio cuerno de vigilancia.- Explicó Cloud.- Pero no fue suficiente, y pidieron ayuda a Shinra. Y Shinra nos envió a nosotros. Al llegar Sephiroth me empezó a hablar de manera raspada de su familia. Dijo que su madre se llamaba Jénova.
— ¡Espera un momento!- Exclamó Barret de golpe.- ¿No se llamaba Jénova aquel monstruo del edificio de Shinra?
— Sí.- Dijo Cloud.- Ya llegaré a esa parte de la historia. Aunque Sephiroth me había empezado a contar sobre su familia cortó rápido la conversación. Nos adentramos un poco más en la aldea y el alcalde vino a recibirnos, feliz de que habían enviado al mismísimo Sephiroth. Sephiroth me dio tiempo libre hasta que anocheciera así que visité parte de la aldea donde crecí de nuevo. Me encontré con el maestro Zangan, experto en artes marciales. Me preguntó si conocía a Tifa y yo le dije que si. Parecía que estaba muy orgulloso de ella ya que dijo explícitamente que Tifa se iba a convertir en un fenómeno aunque no me salió otra cosa que responderle con un "Anda ya".
— ¿¡Cómo que "anda ya"!?- Exclamó Tifa.
— Cloud no sabes ver el talento.- Dijo Aeris.
— Este chico siendo igual de agradable toda la vida.- Dije yo riéndome un poco.
— ¡Eh oye! ¿De que váis? ¡Fue hace cinco años!.- Dijo Cloud intentando excusarse.- En ese momento decidí subir la torre de agua que hay en Nibelheim.
— ¿Subiste a la torre de agua?- Preguntó Tifa con un poco de nostalgia en sus palabras.
— Hacía dos años que no pisaba Nibelheim.- Explicó Cloud.- Me entró la nostalgia.
— Ya…- Respondió Tifa desviando un poco la mirada.
— Me senté un rato pero rápidamente me levanté.- Cloud seguía explicando.- Decidí ir a tu casa Tifa.
— ¿En serio?- Preguntó Tifa.
— Pensé que estarías allí.- Respondió Cloud.- Aunque estaba vacía me pasee por todas las habitaciones.
— ¿Entraste en mi habitación?- Preguntó Tifa.
— Sí.- Dijo Cloud.- Y no pude evitar mirar todo, incluido el armario.
— Cloud, ¿en serio?- Tifa estaba alucinando.
— Sé que no debía, pero…
— ¡Que guarro!- Exclamamos Tifa, Aeris y yo a la vez.
Cloud se aclaró rápidamente la garganta.
— No tardé en salir de casa de Tifa al ver que no se encontraba allí y me dirigí a mi casa. Aunque no es demasiado importante para la historia.
— Yo quiero saber.- Dije yo con una sonrisa.
— ¡Y yo!- Agregó Aeris.
— Cuéntanoslo, anda.- Dijo Tifa.
— Qué remedio…- Dijo Cloud.- Mi padre murió cuando yo era niño, así que mi madre vivía sola. Hacía casi dos años que no la veía. Y aquella vez fue la última. Entré a mi casa, mi madre parecía feliz de verme. Me veía mayor y más formado. Fue también la primera vez que me veía con ropa de Soldado. Decidí tumbarme en mi cama y mi madre me iba hablando de lo orgullosa que estaba de mi. Me decía cosas como que estaba hecho todo un hombre y que estaba segura de que las chicas se me rifaban aunque no era para tanto. Me empezó a hablar incluso del tipo de chica que quería para mi, mi pareja ideal, alguien amable, que se asegurase de que no hiciera locuras. Alguien mayor que yo y responsable y que me pusiera firme si hiciera alguna tontería.
No pude evitar reír un poco al escuchar todo eso. Cloud dirigió la mirada a mi poniéndose un poco rojo y volvió a aclararse la garganta.
— Bueno, vamos a dejar el tema.
— No me digas que Tifa y tú erais vecinos.- Puntualizó Barret.
— Sí.- Dijo Tifa.- Pero no nos visitábamos casi.
— Es complicado de explicar.- Dijo Cloud.
— ¡Seguro la liaste, Cloud!- Exclamó Barret.
— Bueno sigo. En aquel momento no me di cuenta.- Mencionó Cloud.- Ahora que lo pienso, Sephiroth había estado actuando de forma extraña desde que llegamos a la aldea. Pillé a Sephiroth mirando el paisaje desde el hotel, no entendía bien qué hacía pero me confesó que sentía que ya lo conocía. Me cambió el tema rápidamente diciéndome que iríamos al reactor al día siguiente a primera hora y que no trasnochara demasiado. Aquella noche no pegué ojo. Estaba tan nervioso, y a la vez tan contento…
— Yo igual.- Dijo Tifa en ese momento.
— ¿Y eso?- Preguntó Aeris.
— Por pensar en Tifa.- Dijo Cloud.
En ese momento Tifa lo miró fijamente algo sorprendida pero parecía contenta. Yo no pude evitar mirar la situación empezando a entender muchísimas cosas.
— Salí corriendo del hotel en cuanto me levanté y tuvimos que esperar un rato a que el guía llegará. No fue demasiado tiempo hasta que Tifa apareció. Se presentó delante de Sephiroth como nuestra guía. Yo me acerqué a ella, contento de verla. Si que es verdad que era la mejor guía del pueblo. Cuando íbamos a empezar a ir hacia el reactor nos paró un fotógrafo que insistió en hacernos una foto. Aunque Sephiroth no quería le convencimos y nos hicieron la foto a los tres juntos.
— ¿Qué buen rollo había no?- Preguntó Barret..
— Sí, al principio sí…- Dijo Tifa.
— El reactor está de camino a la cima del monte Nibel.- Explicó Cloud.- Había echado de menos el aire fresco de montaña… Los monstruos habían estado vagando cerca de la aldea así que con permiso de Sephiroth me dio la misión de encargarme de estos. Como más nos acercabamos al reactor veíamos como el Mako salía por todas partes. Casi que parecía cuál era el problema. En un punto decidí avanzar para deshacerme de los monstruos del camino. Una vez despejado volví con los demás, justo antes de llegar al reactor. Se puso a llover. Teníamos que cruzar el gran puente colgante que había en el monte dirección el reactor y tuvimos tan mala suerte que un rayo cayó mientras estábamos pasando. En esa el puente se rompió. Rápidamente me agarré a la cuerda y comprobé el estado de Tifa quien también colgaba. Sephiroth de golpe se soltó yendo hacia el rio y vi como Tifa se empezaba a resbalar hasta que cayó. No dudé en soltarme e ir hacia ella pero Sephiroth se me adelantó, rescatándola. A mi me dio tiempo a rescatar a uno de los dos centinelas que nos acompañaba pero cuando Sephiroth intentó pillar al otro ya era demasiado tarde. Se fue río abajo. Cuando nos pusimos a salvo Sephiroth fue a ver si lo encontraba pero no hubo suerte. En ese momento nuestro objetivo era llegar al reactor por muchos problemas que estuviéramos teniendo así que Sephiroth le pidió por favor a Tifa que nos guiará desde allí aunque ella no sabía llegar desde allí. Aún así, Tifa siguió con nosotros porqué era peligroso que regresara sola. Seguimos avanzando, esta vez luchando codo con codo y llegamos a una cueva con un manantial de mako gigante. Era precioso, brillaba por todos lados.
— Las materias de hecho surgen de condensaciones de mako en su material más bruto.- Añadí yo.- La transformación a materias hace que la misma materia encierre el saber de los Ancianos. Es un saber especial, domina el planeta y se une a él para aflorar la magia. Bueno, eso son leyendas en verdad, pero quien sabe.
— Sephiroth me contó algo parecido a lo que dices en ese momento.- Dijo Cloud.- Antes de seguir avanzando Sephiroth nos paró y de uno de los agujeros de donde se escapaba mako salió un bicho enorme. El centinela se encargó de llevar a Tifa a un sitio seguro y Sephiroth y yo luchamos espada con espada para derribarlo, hasta me halagó más de una vez.
— A ver, a ver.- Dijo Barret.- Para el carro. Yo sigo dándole vueltas a lo mismo. Por lo que contáis. Sephiroth era un tío majo, muy de fiar.
— Sí, así solía ser.- Explicó Cloud.
— ¡Pero se supone que es el enemigo del planeta! ¡El malo de la película!- Exclamó Barret.- Contadme algo que me haga odiarlo. Algo que me hierva la sangre.
— Como quieras.- Dijo Cloud.- Llegamos al reactor de mako y nos adentramos Sephiroth y yo a este, estaba prohibido que civiles entraran así que Tifa no pudo acompañarnos. Empezamos a hablar de como Shinra mantenía demasiadas cosas en secreto, aunque Sephiroth no es que dijera demasiado al respecto. Aunque la mayoría de reactores competían a desarrollo urbanístico el de Nibel estaba administrado por ciencia y desarrollo. No podía evitar tener un mal presentimiento. Llegamos a la parte final del reactor, donde teníamos que mirar y antes de entrar Sephiroth me paró y me indicó que me callara. Los dos miramos la puerta y entramos viendo un montón de cápsulas de incubación de monstruos y varias estaban rotas. Varios especímenes secretos saltaron hacia nosotros, en ese momento no sabía que eran. Sephiroth se encargó de ellos y me contó que todo era obra de Hojo. Miré la situación y le pregunté a Sephiroth que era todo eso, no entendía absolutamente nada. En ese momento lo miré y él empezó a subir las escaleras hacia una puerta que ponía Jénova. Se quedó en la puerta y puso una mano en esta, mirando fijamente el nombre. De las invocadoras empezó a fugarse aún más mako y Sephiroth me dijo que todas las anomalías eran culpa de eso. Me encargó ir a cerrar una válvula que se encontraba en la parte exterior de la sala en la que estábamos. Fui rápidamente hacia allí y la cerré, noté algo extraño ya en el ambiente. Al volver a la sala vi a Sephiroth cortando todos los cables y tubos que estaban conectados a las incubadoras. Me dijo que lo que teníamos delante era una planta de cultivo de materias y que Hojo había encerrado animales cuyos cuerpos se cristalizaban a la par que el mako para convertirlos en nuevos tipos de monstruos. En ese momento añadió que Hojo no se había contentado con solo usar animales y me invitó a mirar dentro de una de las incubadoras. Al mirar vi un espécimen secreto, con forma humana. Sephiroth lo partió y lo pude ver aún más claramente. En ese momento se volvió loco, diciendo que quizás él había nacido de un tanque así, que era un monstruo, un ser especial. Él se preguntaba si era humano, parecía muy confundido. Después de aquello, volvimos a la aldea. Sephiroth se encerró en su habitación.
— Aquella noche.- Dijo Tifa.- Se iba a celebrar una cena con los de Soldado. El alcalde estaba muy emocionado. Fue a quejarse a mi padre cuando se canceló.
— Olvidaos de lo del alcalde.- Dijo Barret.- ¿Qué pasó con Sephiroth después de aquello?
— Sephiroth ya no se encontraba en la habitación así que decidí ir a buscarlo.- Dijo Cloud.- Me encontré con el alcalde en el lobby del hotel y él me dijo que había ido a la mansión Shinra.
— La mansión Shinra es el edificio más grande que hay en la aldea. La construyeron antes que el reactor.- Explicó Tifa.- Según se decía, Shinra la usaba como laboratorio cuando aún era una empresa pequeña. El alquiler del terreno bastaba para cubrir las necesidades de la aldea.
— Seguí a la policía vecinal hasta la mansión Shinra y en la puerta me pidieron ir a ver si Sephiroth se encontraba bien.- Prosiguió Cloud.- Me recorrí la mansión entera, pero no encontré a Sephiroth. Ví un ascensor y decidí meterme.
— Había un sótano, ¿verdad?- Dijo Tifa.
— Sí, aunque yo no me había enterado hasta entonces.- Mencionó Cloud.- Y al llegar allí, me encontré a Sephiroth en lo que parecía una especie de biblioteca. Parecía que había estado leyendo varios de los libros de la zona buscando información sobre él. Empezó a mencionar fechas: 7 de julio de 1977 "se confirma que jénova es una Anciana". 13 de septiembre de 1977 "aprobado el Proyecto Jénova". Volvió a repetirlo y yo me armé de valor para preguntarle que estaba haciendo. Él me pidió que lo dejara solo y desde aquello, Sephiroth se encerró en el sótano. Indagando sin descanso, como si estuviera poseído… Yo desde la habitación del hotel empecé a atar cabos. Jénova, el nombre de la habitación del reactor, el nombre de la madre de Sephiroth, los Ancianos… pero no conseguía entender nada así que decidí volver a la mansión y hablar con Sephiroth. Al llegar allí estaba Sephiroth, leyendo. Me dijo que había encontrado unos documentos de sumo interés y empezó a leerme. "En el rostro de aquel espécimen, hallado en un meteorito de hace 2000 años, se esbozaba una hermosa sonrisa. Concluí que se trataba de una Anciana, una mujer de la ancestral civilización que antaño pobló nuestro planeta. La bauticé con el nombre de Jénova." Me explicó que así comenzó el Proyecto Jénova, cuyo fin era devolver a la vida a los Ancianos y que en dicha meta, le crearon a él. Un tal Gast, el encargado del proyecto, fué quien le creó. En ese momento estampó el libro contra la pared y aun así yo tuve el valor para preguntarle a qué se refería con lo de "que le creó". Pero nunca me respondió. Simplemente dijo que se tenía que reunir con su madre. Empezó a andar, dirigiéndose hacia afuera, y le intenté parar agarrandole la mano. En ese momento el mal reaccionó tirándome contra la pared con una fuerza inimaginable. Él se fue y yo perdí el conocimiento. Si hubiera tardado menos en recobrar consciencia… quizá podría haber defendido la aldea.
Tifa bajó la cabeza de golpe y Aeris y yo la miramos, preocupadas.
— O quizá no.- Dijo Cloud.- Al salir de la mansión vi todo el bosque en llamas y al llegar al pueblo me lo encontré ardiendo. Una madera ardiendo me cayó encima y me hizo daño en la pierna pero no por eso dejé de andar. Lo primero que quería ver era si mi madre estaba bien. Mientras avanzaba la torre de agua se me cayó encima, ardiendo. Por suerte pude esquivarla y dirigirme hacia mi casa, que estaba en llamas también. Me temia lo peor. Cuando abrí la puerta una explosión de fuego salió de dentro de casa, ya era demasiado tarde… Un miembro de la policia vecinal vino rápidamente hacia mi y me intentó ayudar pero cuando le quise mirar Sephiroth había atravesado su espada contra él, matándolo al instante. Sephiroth desvió el camino en vez de ir hacia mí y yo me arrastré por el suelo intentando seguirle. Vi como seguía matando gente, delante de mis ojos y yo herido, no pude hacer nada. En ese instante, Sephiroth se cargó al alcalde y yo me intenté poner delante suyo y intenté llamarle la atención. Él se giró mirándome con una pequeña sonrisa y luego prosiguió su camino hacia el reactor. Seguí a Sephiroth hacia el reactor.
— A mi padre y a mí iban a evacuarnos.- Añadió Tifa.- Pero mi padre se empeñó en que podía razonar con Sephiroth, y… lo mató. Decidí con la poca fuerza que me quedaba ir hacia Sephiroth, agarrando su espada que se encontraba al lado de mi padre muerto y arrastras me acerqué a él quien miraba la puerta de Jénova fijamente. Rápidamente me lancé a él e intente atacarle pero fué en vano. Él me arrebató su espada, levantándome en el aire. En un golpe rápido él giró la espada y me atacó, haciéndome un corte profundo debajo del pecho. Caí escaleras hacia abajo.
— Me acerqué a Tifa lo más rápido que pude.- Prosiguió Cloud.- Y la agarré en brazos, pensando que estaba muriendo. La dejé más apartada de la zona y me levanté. Quería matar a Sephiroth. Fui corriendo hacia la habitación de Jénova, dónde Sephiroth acababa de entrar. Empezó a hablarle a una cosa llena de cables, estaba loco. En ese momento arrancó un maniquí para dejar ver a la verdadera Jénova. No pude evitar estar callado y le grité, preguntándole el porqué, porqué había hecho eso. Había matado a mi madre, yo pensaba que había matado a Tifa también y a toda mi aldea. Él me dijo que era "el elegido". No pude evitar confiar en él antes pero ya no era el Sephiroth que había conocido. Solo recuerdo hasta ese punto. Nada más.
¿Estás segura que fue así, Sil?
La voz de Sephiroth resonó en mi cabeza y me empezó a doler mucho, reventandome por dentro. Aeris me agarró la mano y me miró a los ojos.
— ¿Estás bien, Sil?
En ese momento dejó de doler así que simplemente asentí y le sonreí para que no se preocupara.
— ¡Venga yaaaa!- Exclamó Barret.
— "El héroe Sephiroth, desaparecido durante una misión"- Mencionó Aeris.- Lo vi con mi madre en las noticias. Unos días más tarde, anunciaron que había muerto en combate. Así lo recuerdo.
— Shinra se inventa las noticias.- Dijo Barret.- Dicen lo que quieren. El problema es que la gente les cree.
— Esto…- Dijo Aeris levantando la mano.- Yo también lo creí.
— A… A ver…- Dijo Barret.- De entrada, tú piensa que todo lo que haga Shinra es malo.
— Pasara lo que pasara hace cinco años.- Dijo Cloud.- Nosotros hemos luchado contra él en Midgar.
— Sephiroth está vivo.- Dije yo respirando profundamente.
— Quizá "vivo" no; pero estar, está.- Añadió Aeris.
— ¿Por qué habrá aparecido ahora…?- Se preguntó Tifa.- ¿Qué habrá estado haciendo estos cinco años…?
En ese momento Cloud y yo reaccionamos de la misma manera. Un dolor intenso nos golpeó la cabeza otra vez por unos segundos y rápidamente recuperamos compostura.
— Sephiroth está continuando lo que empezó entonces.- Dijo Cloud.- Quiere recuperar el planeta junto a Jénova y dominarlo.
— ¿Después de cinco años?- Exclamó Tifa.- Perdona que insista, pero es que no me cuadra…
— Lo de Jénova tampoco tiene ni pies ni cabeza.- Dijo Barret.
— ¿Podemos parar…?- Dije yo, con las dos manos en mi cabeza. Me encontraba bastante mal de la conversación, la cabeza me daba vueltas.- No me está sentando nada bien esta conversación…
Todos me miraron fijamente, la atención se centró en mi. En ese momento Aeris estiró los brazos como si tuviera sueño o se quisiera estirar.
— Perdón.- Dijo Aeris.- No estoy acostumbrada a viajar. Tengo la espalda cargadísima.
— Déjame ver.- Dijo Tifa acercándose a ella y apretándole la espalda.
Aeris soltó un pequeño grito de dolor.
— Vaya.- Dijo Tifa.- Creo que te puedo ayudar. ¿Nos vamos a la habitación?
— Entonce sí.- Dijo Barret.- Dejémoslo aquí por hoy. Total, no vamos a sacar nada en claro ahora.
Todos asentimos y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. En el hostal me había tocado habitación con Cloud y nos dirigimos hacia allí. Cada uno tenia su cama pero Cloud me invitó a dormir junto a él. Sin decir nada me estiré a su lado y él me acercó, abrazandome.
— ¿Crees que podrás dormir?- Me preguntó Cloud.
Asentí y cerré los ojos durmiéndome. Pero el sueño no duró mucho, rápidamente me desperté, me faltaba algo. Al abrir los ojos ví que Cloud no estaba así que decidí levantarme y salir de la habitación. Quizás necesitaba tomar aire fresco.
Al salir de la habitación vi por la puerta en dirección al tejado terraza del hostal que seguía siendo de noche, quizás había dormido como máximo una hora. Salí hacia la terraza pero escuché la voz de Tifa, al mirar de refilón la vi con Cloud, parecía que estaban hablando. Yo me quedé apartada, en un punto donde no pudieran verme, escuchando a escondidas la conversación, por pura curiosidad.
— ¿Midgar está hacía allí?- Preguntó Tifa.- Oye…
— Yo también tengo una pregunta para ti.- Dijo Cloud de golpe, cortando a Tifa.
— Tú primero.- Dijo Tifa.
— Aquel día hace cinco años, te vi en el reactor. Estabas sangrando muchísimo… Creí que era tarde.- Mencionó Cloud.
— Ya…- En ese momento Tifa puso una cara de preocupación.- Un momento… ¿Es que no te fías de mí? ¿Crees que tu amiga murió y yo la he suplantado?
Cloud no respondió, daba a entender la respuesta.
— Me parece increíble que puedas dudar así de mí. Mira esto.- Tifa se levantó un poco el top.- Es la cicatriz de aquel día. El maestro Zangan me rescató del reactor. Me cogió en brazos y me llevó río abajo, jugándose la vida. Me confió a un cirujano que me operó en plena noche. Después, me quedé al cuidado de las enfermeras. Estoy aquí hoy gracias a todos ellos. ¿Y qué hay de ti, Cloud? ¿Dónde estuviste tras marcharte de la aldea? ¿Qué has hecho estos cinco años?
— Mi trabajo es confidencial.- Respondió Cloud.
— No lo dudo.- Dijo Tifa suspirando, parecía decepcionada.- Perdona. Me vuelvo a mi habitación.
En ese momento rápidamente me metí hacia dentro yendo hacia mi habitación. Escuchar a escondidas era algo realmente feo pero no había podido evitarlo y lo que menos quería es que me pillaran. Cloud entró a la habitación y me vio sentada en la cama.
— ¿No has podido dormir al final…?- Me preguntó Cloud.
— No… Lo siento.- Respondí.
Cloud me hizo un gesto para que me estirara en la cama y después de que yo lo hiciera él se estiró conmigo, mirándome a los ojos.
— Sabes.- Dije.- La conversación que hemos tenido antes… De alguna manera me ha distorsionado… Empezaba cada vez a tener más dolor de cabeza, es todo tan extraño.
— Yo he abierto los ojos.- Me dijo Cloud, me estaba haciendo caricias suaves en el pelo.- Hacía tiempo que no lo recordaba con tanto detalle. Al final, te das cuenta de cosas… Suerte que te tengo a ti. Eres la única que parece entenderme y yo te entiendo a ti a la perfección.
Cloud me acercó aún más a él y me besó. Le abracé. El corazón me empezó a ir muy deprisa, sentía que se me iba a salir del pecho. Cuando se terminaba el beso, seguimos con otro, no sabía porqué pero parecía que nos necesitábamos. Apagamos la luz y dejamos una pequeña luz de mesita de noche encendida. Nos seguíamos besando, el ambiente poco a poco cambiaba. Notaba el deseo en como Cloud me besaba, cada vez dejaba menos tiempo entre besos y lo hacía con más necesidad. Me iba a volver loca, la temperatura de la habitación subía. No habíamos nunca llegado a estar en una situación así, era la primera vez que quedabamos solos en una habitación desde que nuestra relación empezó a ser de algo más que amigos, pero sin especificar.
Cloud me miró a los ojos fijamente, su respiración y su mirada pedían más, mucho más. Yo le miré de la misma manera. Su esencia, su olor, sus ojos, todo me llamaban, me atraía. No dijimos nada más, nuestros ojos nos delataban. Los dos sabíamos que queríamos.
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Nos acomodamos en la cama como pudimos y nos tapamos. Había sido nuestra primera vez juntos. Una primera vez llena de placer y lujuria. Una primera vez para repetir.
Cloud me miró a los ojos y me dio un suave beso en los labios antes de cerrar los ojos.
— Sil… Descansa bien. Te lo mereces.
— Y tú, Cloud. Buenas noches.
— Buenas noches.
Nos quedamos abrazados y nos dormimos inmediatamente. Parecía que habíamos terminado agotados pero eso era una buena señal, todo esto solo podía ir a mejor.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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😍😍😍😍😍😍😍😍
Capítulo 17
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
Abrí los ojos poco a poco, la luz entraba directamente a mi retina cegandome un poco.
— ¡Sil!- Exclamó Tifa acercándose a mi.- ¿Estás bien?
— ¡Por fin despiertas!- Dijo Aeris
Miré a mi alrededor, me encontraba en una cama en una habitación que no había visto antes. Las paredes estaban pintadas con muchísimas flores y personas. A mi lado yacía Cloud, durmiendo también.
— Estoy bien…- Dije sentándome al borde de la cama.- ¿Qué ha pasado…?
— Te desmayaste de golpe.- Me dijo Tifa.- Y segundos después, Cloud también.
— Vaya… Perdonad…
En ese momento Cloud se despertó y miró poco a poco su alrededor hasta que sus ojos se posaron en mí.
— Sil.- Dijo Cloud.- ¿Estás bien?
— Sí.- Asentí.- ¿Y tú?
— Sí… ¿Dónde estamos?- Preguntó Cloud.
— Dónde vivía yo cuando era pequeña.- Dijo Aeris.
Cloud se levantó de golpe poniendo su espada en su espalda y cerró los ojos apoyándose en la pared.
— Si os encontráis mal.- Dijo Tifa.- Es mejor que descanséis un rato más.
Me levanté yo también y me puse a mirar el mural que había dibujado en la pared. Era muy bonito, parecía que lo había dibujado una niña pequeña, podría ser de Aeris.
— Sabes…- Dijo Aeris acercándose a mi.- Todas las mañanas se llevaban a mi madre. Recuerdo quedarme sola llorando.
— No parece haber sido una infancia fácil…- Respondí, mirándola a los ojos.
— Aeris.- Dijo de golpe Cloud.- Antes de salir de aquí, háblanos de ti. No sabemos casi nada.
— Soy descendiente de los Ancianos.- Dijo Aeris.- Eso es todo, en resumidas cuentas. Aunque en realidad, no se llamaban así. Se hacían llamar los Cetra.
— "Somos nacios del centro de Gaia: con ella conversamos, su esencia cultivamos y a su tierra prometida regresaremos. Por su gracia y su providencia ocuparemos nuestro lugar en el paraíso"- Dijo Barret.
— ¡Qué bien te lo sabes!- Exclamó Aeris.
— Ya bueno… pensaba que lo del paraíso era un cuento de hadas.- Añadió Barret.
— Shinra cree que es verdad.- Mencionó Aeris.- Llevan buscando la tierra prometida durante mucho tiempo.
— Y deben creer que tu sabes donde esta.- Dijo Tifa.
— Dime, ¿lo sabes?- Le pregunté mirándola a los ojos.
— No.- Respondió Aeris.- Aunque quizá algún día llegue a saberlo. ¿Pero ahora? Ni aunque quisiera.
— Aunque supieras llegar…- Dijo Barret.- Esa tierra les pertenece a… Es decir, a ti y a tu gente. Si Shinra la está buscando es porque creen que ahí hay mucho mako. No les pertenece ni una gota pero aún así, intentarán arrebatároslo, ¿o no? Cuanto más roban, más quieren robar. Bueno, cambio de planes, vosotros llevaos a Aeris y largaos de aquí. Yo voy a cargarme a unos cuantos de Shinra.
— Barret espera.- Dijo Aeris.- No hagas eso…
De golpe aparecieron varios Ecos en la habitación. Solo daban vueltas, nada más. No pudimos evitar ponernos en guardia.
— Qué bien.- Exclamó Barret.- ¡Los que faltaban! Otros que habrán escapado de un laboratorio de Shinra.
— Son Ecos.- Dijo Red XIII.- O en otras palabras, guardianes del destino. Se manifiestan contra quienes intentan alterar el curso del destino para evitar que lo consigan.
— ¿A que te refieres con "el destino"?- Preguntó Tifa.
— Es la corriente que mana del planeta y todo lo abarca, de principio a fin.- Respondió Red XIII.
— ¿Y dices que el curso de esa corriente no se puede cambiar?- Preguntó Tifa de nuevo.
— Exacto.- Mencionó Red XIII.- Es la voluntad del propio planeta.
— ¿Y los Ecos estos pretenden que cumplamos si o si, aunque solo nos deparen desgracias?- Preguntó Barret.- ¡Y otra cosa más! ¿Cómo narices sabes tú todo eso? Lo que has dicho es una locura, ¡lo mismo te lo estás inventando! Total, ¿no eras una rata… o un perro de laboratorio de Shinra?
— Ni rata ni perro.- Dijo Red XIII después de un suspiro.- Cuando Aeris me tocó hallé en mí ese conocimiento de los Ecos.
— ¡Escuchadme!- Exclamó Aeris de golpe.- Por favor… La compañía Shinra no es el verdadero enemigo. Ellos fueron el punto de partida, eso sí, pero hay un enemigo peor. Quiero hacer todo lo que pueda por ayudaros. A vosotros… y al planeta.
— ¿Qué es lo que sabes, Aeris?- Pregunté.- Parece que tienes más conocimiento que cualquiera de nosotros.
— Estoy… perdida en un laberinto… y cada paso me aleja más de la salida… Cada vez que los Ecos me rozan, pierdo una parte de mi misma. Quieren que me guíe por las flores amarillas…
En ese momento los Ecos rodearon a Aeris, flotando a toda velocidad alrededor suya. Aeris se cubrió, parecía que se la querían llevar. Tifa y yo rápidamente metimos la mano dentro del torbellino de Ecos y sacamos a Aeris de allí.
— Tranquila.- Dijo Tifa.- La tres juntas encontraremos la salida.
— Vale.- Dijo Aeris mirándonos a Tifa y a mi, sorprendida pero feliz.
De golpe los Ecos de la habitación desaparecieron y las dos pequeñas pantallas que había se encendieron.
— Que raro…- Mencionó Barret.
De golpe apareció el alcalde Domino en pantalla.
— ¡Aja por fin os encuentro!- Dijo el alcalde.- ¿Qué haces?
En ese momento alguien agarró la cámara cambiando el ángulo.
— Eh, colegas ¿qué tal estáis?
— ¡Wedge!- Exclamé yo al ver a Wedge en la pantalla. Me alegraba muchísimo de verlo bien.
— ¿Qué haces aquí?- Preguntó Tifa.
— ¡Tendrías que estar descansando!- Dijo Barret.
— ¡Que va!- Dijo Wedge tocándose la barriga.- Elmyra cocina tan bien que me he recuperado de golpe. ¡Pero no venia a deciros eso! Escuchad. Dentro de nada…
De golpe el suelo tembló, parecía que había temblado el edificio.
— ¿Qué ha sido eso?- Exclamó Tifa.- ¿Una explosión?
— La célula principal ha tomado las riendas.- Dijo Wedge.- Quieren liarla y que dé cara el presidente.
— Lo han complicado todo.- Dijo de golpe el alcalde Domino.- El edificio está en alerta máxima por culpa de la explosión.
El alcalde nos puso un mapa en pantalla de donde nos encontrábamos y de todas las salidas que se habían cerrado por culpa del protocolo de emergencia del edificio de Shinra.
— ¿Así que estamos atrapados?- Preguntó Tifa.
— No te asustes, jovenzuela.- Dijo el alcalde Domino enseñándonos una posible salida por el mapa.- ¿Ves? Podéis desplazaros por el laboratorio del profesor Hojo. Subid a la azotea. Allí os recogerá un helicóptero de AVALANCHA.
— ¿Que la célula principal nos va a rescatar?- Preguntó Barret.- Lo dudo y más con la que hemos liado.
— ¡Es que se lo he pedido por favor!- Dijo Wedge.- ¡Por favor y con cara de pena!
— Gracias, Wedge.- Dijo Tifa.
— Subid a la azotea, ¿vale?
En ese momento la conexión se cortó. Nos miramos entre todos entendiendo perfectamente la situación y lo que había que hacer.
— Quien manda a pedirle ayuda a esos…- Dijo Barret.
— Pues menos mal que lo han hecho.- Dijo Cloud.
— ¿Eh?- Preguntó Barret.- Aun así, pienso cantarle las cuarenta cuando lo vea.
Salimos todos de la habitación de Aeris rápidamente y seguimos la dirección que habíamos visto en el mapa proporcionado por el alcalde Domino. Nuestro objetivo era llegar al ascensor del final del todo, por donde había subido Hojo la vez pasada. Subimos al ascensor secundaro y al llegar a la siguiente planta del laboratorio las cosas habían cambiado.
— ¿Qué ha pasado aquí?- Dijo Barret.
— ¿Dónde están las criaturas que había en los tanques?- Preguntó Aeris.
— Aquí apesta.- Añadió Red XIII.
Los pasos estaban bloqueados y se estaban incendiando varias zonas del laboratorio.
— ¿Ahora que hacemos?- Preguntó Barret.
En ese momento varios especímenes secretos aparecieron donde estábamos. Eran los mismos especímenes que vimos en el laboratorio secreto de Shinra bajo tierra de la barriada del sector 7.
— Estos quieren pelea.- Dijo Cloud dirigiéndose hacia ellos y poniéndose en guardia.
— ¡Pues corre a dársela!- Exclamó Barret.
— ¡A eso voy!- Añadió Cloud.
Empezamos a deshacernos de ellos lo más rápido que podíamos ya que no podíamos estar aquí demasiado tiempo, teníamos que ir a la azotea lo más rápido posible.
— ¿Están como evolucionados, no?- Pregunté yo.
— Sí, parece que son especímenes más avanzados.- Me respondió Cloud.
Red XIII se unió a la lucha y tenía un estilo de batalla bastante curioso aunque fue clave para terminar con los especímenes en tiempo record.
— ¡Así se hace!- Le dijo Barret a Red XIII ofreciéndole la mano.
Red XIII miró a Barret y le dio la espalda quemándole la mano con su cola de fuego.
— ¡Joder!- Exclamó Barret.- ¿De qué vas, Red?
Barret quitó el escombro que impedía que pudiéramos seguir avanzando y rápidamente nos pusimos en marcha. Al final del pasillo se encontraba el ascensor por el que Hojo había subido la última vez y lo último que visualicé antes de desmayarme. Esperamos a que el ascensor viniera a esta planta y subimos todos, yo siendo la última.
— Dale.- Le dije a Tifa.
— ¡Sí!
Ella le dio al botón y las puertas se cerraron lentamente. Antes de que se pudieran cerrar del todo vi una pluma negra caer. Me quedé extrañada y miré a Cloud quien miraba ese punto fijo también.
P68: Laboratorio privado del prof. Hojo.
Las puertas se abrieron y llegamos al laboratorio privado del profesor Hojo. En frente nuestro se encontraba una columna gigante con muchísimos tubos conectados por todas partes.
— ¿Qué narices es este sitio?- Preguntó Barret.
— El tesoro de Hojo.- Respondió Red XIII.- El lado oscuro de Shinra.
— Me encantaría volar todo esto por los aires, pero hay que ir a la azotea.- Dijo Barret.
Me acerqué a la barandilla de donde estábamos. Esta parte del laboratorio era gigantesca, tanto que debía cubrir en realidad varias plantas del edificio de Shinra. Teníamos todo un vació debajo nuestro, la columna que en realidad parecía una incubadora gigante adornaba el centro de la sala de arriba hacia abajo.
Seguimos el camino y lo que yo pensaba era correcto. El camino conducía al centro, donde un espécimen extraño estaba en la gran columna incubadora. Tenía forma de mujer y tenía varios cables conectados.
— ¿Qué es eso?- Preguntó Barret.
— Jénova.- Dijo Aeris.
Un retumbar sonó en mi cabeza, mis piernas temblaron. Vi a Sephiroth delante nuestro, dirigiéndose a esa cosa llamada Jénova y de golpe desapareció apareciendo nuevamente delante nuestro. En ese momento noté las manos de Cloud, me acercó a él. Intenté mirarlo como pude y él también estaba sufriendo.
— ¿Sil, Cloud?- Tifa se acercó a nosotros para comprobar como estamos.
Tifa miró al frente y abrió los ojos como platos. Esta vez era real, Sephiroth estaba delante nuestro.
— ¿Eres tú… de verdad…?- Preguntó Cloud mirando a Sephiroth.
Miré fijamente a Sephiroth y el dolor creció de golpe.
No tuvimos el suficiente tiempo. Pero la misma sangre corre por nuestras venas.
Cloud puso sus manos en su cabeza, se notaba cada vez más que el dolor le estaba acribillando. Sephiroth dirigió sus ojos en mí y me tendió la mano. Empecé a andar inconscientemente hacia él, no podía parar mis piernas. Le agarré la mano y él me sonrió.
— Cloud… solo queda que tú me aceptes…- Dijo Sephiroth.
�� ¡Sil!- Exclamó Cloud.
Cloud empezó a correr hacia Sephiroth con la espada en alto. En ese momento Sephiroth partió el puente para intentar impedirle que llegara pero Cloud fue más rápido y saltó. La espada de Sephiroth paró la de Cloud y lo miró a los ojos.
— Que reencuentro tan emotivo.- Dijo Sephiroth.
Antes de que Sephiroth apartara a Cloud, él me agarró de la ropa arrastrándome y cayendo los dos al vacío, es decir, a la parte inferior del laboratorio privado del profesor Hojo.
Laboratorio clasificado DRUM.
Me levanté como pude, el golpe había hecho que volviera en mí y me dirigí a Cloud ayudándole a levantarse también.
— ¿Estás bien…?- Le pregunté.
— ¿Estás tú bien?- Cloud me miró fijamente.
— Sí… sí…- Respondí.
— Vamos.- Dijo Cloud.- No hay tiempo que perder.
Asentí y empezamos a andar poco a poco por la parte inferior del laboratorio, el ambiente estaba silencioso. No podía evitar sentirme culpable por lo que acababa de pasar.
¿Por qué mi cuerpo no puso ningún impedimento? ¿Es realmente ir con Sephiroth lo que mi cabeza quiere?
Pasamos por debajo de unos escombros y llegamos a una zona llena de especímenes secretos que no dudaron en atacarnos al vernos. En ese momento escuchamos la voz de Red XIII, quien bajaba a nuestra dirección.
— ¿Os echo una pata?- Dijo Red XIII.
— Gracias.- Respondí yo, algo ausente.
Matamos rápidamente entre los tres a los especímenes y Red XIII se acercó a nosotros.
— ¿Estáis bien?- Preguntó Red XIII.
— Sí.- Respondió Cloud.
— Sí, estoy bien… ¿y los demás?- Pregunté yo.
— No están por aquí cerca.- Respondió Red XIII.
— Entonces démonos prisa.- Dije yo rápidamente tomando rumbo.
Empezamos a subir por los escombros y las escaleras que quedaban vivas pero tuvimos un gran problema y es que para avanzar teniamos que accionar unas palancas que quedaban del otro lado y no podíamos acceder de ninguna manera.
— Hay que activar esas palancas para cruzar.- Dijo Cloud.
— Déjamelo a mi.- Respondió Red XIII cruzando de golpe por la pared y activando la palanca.
— Wow, que poder.- Dije yo, sin entender como lo había hecho.
Laboratorio clasificado DRUM: Área 1.
Avanzamos gracias a Red XIII y empezamos a subir las escaleras para ir a la siguiente zona. En ese momento escuchamos la voz de Barret.
— ¿Qué es esto, el museo de los horrores?- Exclamaba Barret.
Pasamos rápidamente por una puerta antes de verlo ahí, luchando contra unos monstruos.
— ¡Fuera, bicho!- Dijo Barret.
— ¡Barret!- Exclamé yo a lo que él se giró mirándonos.
— ¡Ya era hora!- Dijo Barret.- Me lo estaba pasando increíblemente solo.
— ¿Vas a tardar mucho?- Dijo Cloud.
— Estaba esperando que llegarais vosotros, lentorros.- Exclamó Barret.
Nos pusimos a ayudar a Barret con los monstruos de la sala. Tanto bichos repulsivos como especímenes y máquinas se encontraban atacandonos. La lucha en equipo definitivamente era la clave para desentendernos de los monstruos lo más rápido que podíamos. Destruimos la ultima máquina y Barret se dirigió hacia Cloud y a hacia mi.
— Oye, ¿estáis bien?- Preguntó Barret.
— Sí, claro.- Respondió Cloud y yo asentí.
— Lo que vosotros digáis.- Menciono Barret.
En ese momento la otra puerta de la sala se abrió dejándonos paso para poder continuar.
— ¿Cuál es el plan?- Preguntó Red XIII.
— Primero buscamos a Tifa y a Aeris; luego directos a la azotea.- Dijo Barret.- Tiene que haber un ascensor. No me esperaba nada de esto pero es lo que toca. Venga, vamos.
Al salir por la puerta y llegar de nuevo al centro esta se volvió a cerrar.
— Se ha cerrado la puerta.- Dijo Red XIII.- Ya no hay vuelta atrás.
Seguimos rápidamente subiendo las escaleras, solo conseguiamos más contratiempos y así no íbamos a llegar nunca a la azotea. Llegamos a una parte donde la palanca se encontraba al otro lado, igual que anteriormente y Red XIII saltó andando por la pared para conseguir llegar. Esta vez por eso, unos especímenes salieron de golpe impidiendo que Red XIII pudiera accionar la palanca. De golpe, varios barriles cayeron de la parte de arriba tirando a los especímenes al vacío. Miramos hacia arriba y allí estaban Tifa y Aeris, ellas habían tirado los barriles. Chocaron los 5 con una sonrisa por haber conseguido marcarse un pleno.
— ¡Sois geniales!- Exclamó Barret.
— ¡No os mováis de ahí!- Dijo Aeris.- Vamos a bajar, no tardamos nada.
Red XIII por fin pudo darle a la palanca activando el puente y pudimos pasar hacia el otro lado. Tifa y Aeris también habían bajado pero se encontraban en una zona protegida por un campo mágico, como el que había en recepción. Las podíamos ver y veíamos que estaban hablando pero no las escuchábamos.
— ¿Qué?- Dijo Barret intentando escuchar lo que Aeris y Tifa decían pero sin éxito.- No oigo que decís.
— Creo que hay algo al otro lado.- Dijo Red XIII.
Fuimos al otro lado y había una pequeña terminal. Cloud se puso en ella y le dio al botón haciendo que la luz cambiara a verde. La voz de Tifa sonó desde el terminal.
— ¿Hola? ¿Cloud? ¿Me oyes?
— Sí, ¿estáis bien?- Preguntó Cloud.
— Tranquilo, estamos bien, pero, ¿qué hacemos ahora? No veo forma de salir de aquí.
En ese momento una voz que parecía que salía de un altavoz nos distorsionó.
— Ejem. ¿Me oís todos?- Era la voz del profesor Hojo.
— Hojo…- Dijo Red XIII.
— Decídme.- Dijo Hojo.- ¿Qué os parece el laboratorio DRUM? Aquí se desarrolla la tecnología más puntera de Midgar, e incluso del planeta. ¡Deberíais agradecer el privilegio de verlo en persona! No solo eso; también tendréis el honor de formar parte de un experimento un tanto ambicioso.
— ¿Qué?- Preguntó Barret sin entender nada.
— Cuando finalice los preparativos, abriré la puerta del área 3.- Agregó Hojo.- Mejor aún, ¿por qué no me ayudáis con esa tarea? Al fin y al cabo estáis en el lugar perfecto para hacerlo. ¡Me estremezco solo de pensar en los valiosísimos datos que vamos a recabar!
— ¡Qué preparativos y que leches en vinagre, capullo!- Exclamó Barret.
— ¿No podemos pasar de él y seguir avanzando?- Preguntó Tifa desde el otro lado de la terminal.
— Me da el hocico que no.- Dijo Red XIII.- Conociéndolo, no nos dejará salir de aquí hasta que recopile esa información.
— Ha dicho algo de un área, ¿no?- Dijo Tifa.- Juraría haber visto una puerta en algún sitio, subiendo las escaleras.
— ¿Vamos a echar un vistazo?- Dijo Aeris también desde el otro lado del terminal.
— Estaréis solas, tened cuidado.- Mencionó Cloud.
— Sí, claro.- Respondió Tifa.
— Os esperamos aquí. Si ocurre algo, lo que sea, llamadnos. ¿Vale?- Dijo Barret.
— ¡Sí, señor!- Dijo Aeris antes de que las dos colgaran.
Tifa y Aeris se fueron de la zona en la que estaban. Me apoyé en la pared y cerré los ojos, esperando a que volvieran. No podía parar de pensar en lo que había pasado, nunca antes me había sentido así, que no podía controlar mis acciones y casi que tampoco podía pensar por mi misma.
En ese momento la terminal se activó y la voz de Tifa sonó por el otro lado. Habían vuelto.
— Cloud, ¿me oyes?- Preguntó Tifa.- Hemos encontrado la puerta al área que ha mencionado, pero no se puede abrir desde aquí.
— Vale.- Respondió Cloud.
— En cuanto los preparativos que ha mencionado Hojo…- Mencionó Aeris.- Creo que tenemos que llegar ahí.
— El terminal central.- Dije yo mirando fijamente la columna del centro.
— Hemos trasteado con una palanca.- Dijo Aeris.- ¿Podéis cruzar ahora?
— Vamos a cruzar al terminal central.- Dijo Cloud.- Quedaos ahí hasta que os avisemos.
— ¿Qué locura de investigación hacen aquí?- Preguntó Barret después de que Cloud colgara.
— Todo gira entorno al cataclismo llovido de las estrellas.- Mencionó Red XIII.- Jénova. Hojo ha dedicado media vida a estudiarla.
— No empieces con esos rollos esotéricos.- Dijo Barret.
— Los experimentos de este laboratorio.- Dijo Red XIII.- consisten en la mejora de organismos y máquinas mediante la implementación de datos biológicos de Jénova. Hojo pretende que combatamos contra sus especímenes para así desarrollar las facultades de estos.
— ¡Será capullo!- Exclamó Barret.- Para él, no somos más que ratas de laboratorio.
— No me extraña para nada.- Dije yo mirándolos fijamente.- Ya hemos visto como es Hojo.
— Sé qué destino les espera a esas criaturas.- Añadió Red XIII.- Acabemos con su mísera existencia. Primero tenemos que llegar al centro.
Empezamos a cruzar por dónde podíamos. Llegar al centro parecía más difícil de lo que realmente fue. Las máquinas intentaban impedir que pudiéramos pasar pero éramos cuatro, contando a Red XIII, contra las cosas más débiles al ELECTRO que pudiéramos encontrar en Midgar.
Llegamos al centro y en el suelo había una materia temporal abandonada que no dudé ni un minuto en agarrar.
— Oye.- Dijo Barret.- ¿No estaban las chicas cerca de la puerta al área 3?
— Hay cuatro palancas, una por área.- Dijo Red XIII.
Miré fijamente las cuatro palancas de la pared intentando analizar para que podrían servir.
— Quizás les abra la puerta y puedan seguir avanzando.- Dije yo activando la palanca que ponía área 3.
En ese momento una voz digital sonó.
Transfusión finalizada. Comenzando la prueba del espécimen potenciado.
— ¿Pero qué…?- Dijo Barret.
En ese momento la puerta 03 se abrió.
— Avisad a vuestras amigas.- Dijo Red XIII.- Decidles que tengan cuidado, y mucho.
Allí mismo había una terminal así que rápidamente yo me acerqué a esta dándole al botón de comunicar.
— Tifa, Aeris. ¿Estáis ahí?- Pregunté.- Estamos en el terminal central. La puerta de donde estáis debería estar abierta. Por favor, tened cuidado al entrar. Probablemente haya alguna aberración rara de Hojo.
— Vale.- Me respondió Tifa.- Ahora nos vemos.
Tifa colgó y miré a Cloud por un momento quien me sonrió un poco.
— Hay que esperar a que nos den instrucciones, ¿verdad?- Pregunté.
— Sí. No podemos hacer nada más.- Dijo Red XIII.- No hay palanca por donde continuar así que no podemos activar el puente.
— Vale.- Dije yo cerrando los ojos.
Unos minutos de silencio más tarde escuchamos como el puente cerrado se había abierto dejándonos paso. Un momento más tarde la terminal se encendió.
— ¿Sil, Cloud?- Dijo Tifa desde el terminal.
— ¿Tifa?- Dije yo rápidamente al escuchar su voz.
— Hemos usado una palanca y ya deberíais poder cruzar.- Dijo Tifa.
— Perfecto.- Dijo Barret de golpe.- Ya me estaba empezando a aburrir.
— Vosotras dos quedaos allí.- Dijo Cloud acercándose a la terminal.- Os llamaremos con lo que sea.
— Vale. Tened cuidado.- Nos dijo Aeris.
Hice un vistazo rápido antes de continuar y me di cuenta que por la puerta que teníamos que avanzar, que era la 02, estaba cerrada. Decidí esta vez darle a la palanca que marcaba ese mismo número de puerta y esta se abrió.
Transfusión finalizada. Comenzando la prueba del espécimen potenciado.
Nos miramos y fuimos directamente al puente, cruzandolo y entrando por la puerta del área 2.
Laboratorio DRUM: Área 2.
— Qué peste…- Dijo Red XIII al entrar.
Si es verdad que el olor del lugar era peculiar. Olía como alguna clase de medicamento mezclado con pescado podrido.
— Más especímenes de Hojo.- Añadió Cloud.
Llegamos a otra sala y cuando íbamos a salir por la puerta de esta una voz digital sonó mientras la puerta se cerraba.
Comenzando la prueba. Evacúen la sala.
En ese momento aparecieron dos monstruos bastante grandes y horribles. Primeramente los analice con mi materia de análisis. Eran Zenenes, una criatura de laboratorio. Solo tenía que tener en cuenta que mi materia PIRO no iba a funcionar, ya que tenían un 50% de resistencia. Decidí luchar cuerpo a cuerpo, desenvainando mi espada.
Al terminal con ellos de golpe el profesor Hojo apareció en la parte de arriba de la sala, protegido por un campo mágico.
— Espero que estéis disfrutando de la visita.- Su voz resonaba por unos altavoces.
— ¿Por qué no bajas aquí y me lo preguntas en persona?- Dijo Barret apuntándolo con su arma y empezando a disparar en su dirección.
— Ahórrate la munición.- Dijo el profesor Hojo.- El cristal es a prueba de balas. Los sujetos no han sufrido ningún cambio aparente a raíz del contacto. Fascinante…
En ese momento el profesor Hojo se levantó y se fue de donde estaba.
— ¡Eh!- Exclamó Barret.- ¿¡Dónde vas!?
— No hay otra opción que continuar.- Dijo Red XIII.
La puerta que se había cerrado ahora volvia a estar abierta así que decidimos avanzar. Igualmente, la siguiente sala era literalmente igual que la anterior. La voz digital volvió a sonar.
Iniciando prueba.
Esta vez una máquina gigante se abalanzó hacia nosotros. Rápidamente nos apartamos y la miré fijamente. Era un acuchillador y se notaba que estaba sediento de matar. Me abalancé rápidamente hacia la máquina y le tiré ELECTRO++ haciendo que se escacharrara rápidamente.
Terminamos y fuimos directamente a la siguiente sala que era exactamente otra sala igual. Hojo estaba en la parte superior, parecía pensativo, no se había dado cuenta de que estábamos allí.
— ¡Mirad!- Exclamó Barret.- Está distraído, ¡vamos a cargárnoslo! ¡Marchando una ración doble de plomo!
Barret empezó a disparar de golpe contra la barrera mágica una vez más. Eso solo hizo que Hojo se diera cuenta de que estábamos allí y sonrió. Sonó la voz digital una vez más.
Comenzando la prueba. Evacúen la sala.
La puerta se empezó a cerrar y Red XIII empezó a correr rápidamente hacia ella. En ese momento Cloud le dio un golpe a un metal que había en el suelo lanzándolo contra la puerta y haciendo que esta se quedara parada haciendo que Red XIII consiguiera pasar.
Red XIII rápidamente corrió hacia el profesor Hojo, esta vez desde dentro del campo mágico y al intentar atacarle por detrás, algo mágico lo congeló.
— Pórtate bien y haz compañía a mis demás mascotas.- Dijo Hojo.
— Mierda.- Dijo Barret.- ¡Tenemos que subir a ayudar a Red!
En ese momento varios aporreadores salieron del suelo, amenazandonos. Cada sala era una prueba diferente, pero ya cansaba. Solo quería matar a Hojo y quedarme su cabeza para exponerla en mi futuro salón.
Nos cargamos a las máquinas lo más rápido posible y avanzamos por la puerta, subiendo donde estaba Red XIII atrapado. Una máquina estaba generando el campo mágico donde Red XIII se encontraba cautivo.
— ¡Suéltalo!- Exclamó Barret disparando a la máquina.
La máquina dejó de crear el campo mágico soltando a Red XIII y se fue corriendo hacia otra dirección.
— ¿Qué era ese trasto?- Preguntó Barret.
— ¿Estás bien, Red?- Pregunté yo mirándolo.
— Si, no te preocupes.- Me respondió.
— ¿Y Hojo?- Preguntó Cloud.
— Lo siento.- Dijo Red XIII.- Se ha escapado.
— Olvidémonos de él por ahora.- Mencioné.- Tenemos que salir de aquí.
Seguimos avanzando y por suerte ya no habían más salas iguales. Pero cada sala que atravesabamos me daba más mala espina que la anterior. Parecía que estuviéramos en un hospital psiquiátrico. Justo antes de llegar a la siguiente puerta esta se cerró de golpe.
— ¡Ya estamos!- Exclamé yo.
En ese momento las cortinas de hospital que habían en la sala se empezaron a mover solas, rodeándonos.
— ¿¡Ahora que pasa!?- Exclamó Barret.
Cloud me apegó rápidamente a él y los cuatro nos juntamos bien. De golpe las cortinas se dispersaron y la máquina que había retenido a Red XIII apareció delante de nuestros ojos.
— ¡Te tengo fichado!- Dijo Barret.
— Y diría que él también a nosotros.- Mencionó Red XIII.
Empezamos a luchar contra la máquina. El problema principal era que envenenaba con sus ataques y sin querer me pilló, envenenándome. Me empecé a marear, me dolia el cuerpo.
— ¡Sil!- Exclamó Cloud al verme.- ¡Ten!
Me tiró un elixir que me tomé rápidamente volviendo a recuperar la compostura.
— ¡Gracias!
Le guiñé el ojo y reí un poco antes de seguir con el combate. Al final, conseguimos terminar a la máquina y por fin salir del área 02 del laboratorio.
— Bueno, paso a paso.- Dijo Barret.
— No veo ningún ascensor por aquí.- Mencionó Red XIII.
— Voy a avisar a Tifa y Aeris.- Dijo Cloud.
Subimos rápidamente por unas escaleras llevándonos a la parte superior del laboratorio. Nos encontrábamos delante del área 4.
— Según el cartel.- Puntualizó Barret.- ¿No estamos en el área 4?
— Si queremos entrar, tenemos que volver al terminal central.- Dijo Red XIII
— Pero…- Dije yo.- No podemos volver por donde hemos venido, la puerta se ha cerrado cuando hemos salido.
— ¿Qué hacemos?- Preguntó Barret.
— Los pasillos tienen que estar conectados entre sí.- Mencionó Cloud.
Bajamos unas escaleras que habian al otro lado de la puerta y allí Red XIII se encargó de pasar por la pared para llegar al otro lado y activar un puente. Pero no todo eran flores, la palanca también había activado unos cuantos especímenes secretos más. Estaba el laboratorio plagado.
Red XIII luchaba al otro lado del puente y de golpe un espécimen se abalanzó contra él tirándolo al siguiente piso. Por suerte Red XIII pudo con ese espécimen pero poco a poco llegaban más hacia él.
— ¡Mierda!- Exclamó Barret.- No va a aguantar mucho solo.
— Tenemos que pedir ayuda.- Dije yo rápidamente.
Crucé el puente lo más rápido posible y fui rápidamente hasta la terminal.
— Tifa, ¿estás ahí?- Pregunté activándolo.
— ¿Ocurre algo?- Preguntó Tifa desde el otro lado.
— Red se ha caído a vuestra planta.- Mencioné.- ¿Podéis ir a ayudarlo?
— ¡Pobre!- Dijo Aeris.
— ¡Vamos!- Dijo Tifa antes de colgar.
Me puse a mirar por la barandilla hasta que vi como Tifa y Aeris llegaban a socorrer a Red XIII y quitarle los bichos de encima.
— ¡Bien hecho, chicas!- Dije yo desde arriba.
Ellas me sonrieron y empezaron a hablar con Red XIII antes de emprender la marcha a algún lado.
— Parece que van a ir a la plataforma central.- Me dijo Cloud.
— Bien, así podremos seguir avanzando…- Respondí yo.- ¿Creeis que nos queda mucho para poder salir de aquí?
— ¡Espero que no!- Dijo Barret.
— Parece que esta es la última área, así que no tardaremos ya.- Mencionó Cloud.
Transfusión finalizada. Comenzando la prueba del espécimen potenciado.
De golpe la terminal se iluminó de verde y me acerqué rápidamente a ella.
— Tifa, ¿eres tú?- Pregunté.
— Sí.- Dijo Tifa desde el otro lado.- Hemos encontrado un ascensor.
— Perfecto.- Dije yo.
— Pero… parece que no funciona.- Mencionó Tifa.
— Ha sido Hojo, estoy segura.- Añadió Aeris.
— No tenemos más remedio que ir al área 4, que es justo lo que quiere que hagamos.- Dijo Red XIII desde el otro lado también.
— Hemos abierto la puerta desde aquí.- Dijo Tifa.- Ahora podréis entrar.
— Gracias. Esperadnos allí.- Dije antes de colgar.
— Hale.- Dijo Barret.- De vuelta a la puerta.
Laboratorio DRUM: Área 4.
Nos pusimos las pilas y rápidamente entramos en la puerta del área 4. Por suerte era la última y ya nos podríamos ir.
— Tardamos bastante en rescatar al bueno de Wedge.- Mencionó Barret.
— Sí, supongo.- Respondió Cloud.
— Os admira mucho, ¿sabéis?- Dijo Barret.
— Puede.- Dijo Cloud.
— ¿A mi también?- Pregunté.- ¿Por qué?
— Eres muy buena en combate y tienes la cabeza bien puesta.- Me dijo Barret.- Aunque no lo creáis, le cuesta abrirse a los demás.
— Bueno… Ya somos dos.- Respondió Cloud.
— Pero podéis contar con él… Y conmigo.- Agregó Barret.
— Gracias, Barret. Ya sabes que conmigo podéis contar siempre que lo necesitéis.- Sonreí.
Abrimos una puerta dándole a una palanca y bajamos por unas escaleras de mano hasta llegar a una sala bastante grande que estaba completamente vacia. Al otro lado de la sala había una salida así que nos apresuramos a ella entrando a un pasillo similar al que justo acabábamos de salir.
De golpe se escucharon unos ruidos que cada vez se hacían más potentes.
— Eh… ¿Oís eso?- Preguntó Barret.
De golpe vimos como una máquina venia a toda velocidad hacia nosotros.
— ¡Corred!- Exclamó Cloud.
Cloud me agarró la mano y empezamos a correr juntos en contra dirección saliendo hacia la sala por la que acababamos de salir. La puerta se cerró y la máquina se acercó a nosotros, amenazandonos. Era una máquina con un diseño peculiar, parecía un cienpies.
— ¡El boquerón volador este nos quiere hacer picadillo!- Mencionó Barret.
Nos pusimos a luchar rápidamente contra él. Lo peor fue analizarlo y ver que no tenía ninguna debilidad pero luché lo mejor que pude desde la distancia ya que parecía que sus espinas o patas pinchaban y estaban bien afiladas.
Cuando ya le habíamos bajado bastante la vida, de golpe se volvió loco y se estampó contra la pared, recentándola y saliendo hacia el laboratorio.
— ¡Está loco!- Exclamó Barret.
— ¡Mierda!- Añadió Cloud.
— ¡Va a ir a por las chicas!- Dije yo, bastante preocupada.- Deberíamos ir a ayudar.
— Pero estamos atrapados. La puerta se ha cerrado.- Dijo Cloud.
— Solo nos queda esperar entonces…- Añadí yo.- Espero que puedan…
— ¡Confiemos!- Dijo Barret.
Fui hacia la puerta para ver si se podía abrir de alguna manera. La estuve mirando de arriba a abajo pero no parecía. Cloud se acercó a mi y me miró.
— ¿Has descubierto alguna cosa?- Me preguntó.
Negué con la cabeza. De golpe se escuchó un ruido, parecia que la puerta se iba a caer hacia nosotros. Cloud rápidamente vino hacia mi y me agarró aparatándome rápidamente de la puerta evitando que esta me cayera encima. Lo miré a los ojos, con el corazón a mil, algo roja.
— Gracias…- Le dije.
Él me sonrió un poco y me acarició el pelo por un micro-segundo. De golpe Aeris apreció del otro lado de la puerta.
— ¡Hola, caracola!- Dijo Aeris.
— Hola.- Dijo Barret confundido.
— ¡Aeris!- Exclamé yo al verla yendo rápido hacia ella. Allí se encontraban también Tifa y Red XIII.- ¡Tifa! Ay, qué bien veros por fin.
— Sí.- Dijo Barret.- Por fin nos reunimos. Ya va siendo hora de que nos larguemos a la azotea.
— El ascensor está al fondo.- Dijo Red XIII.- Pero solo funcionará si Hojo lo activa.
Asentimos y fuimos andando a paso rápido hacia el ascensor, pulsándole al botón y descubriendo que funciona perfectamente.
— Bueno.- Dijo Tifa.- Se ve que el ascensor funciona.
— ¿Se habrá aburrido ya Hojo?- Pregunté entrando al ascensor.
— Espero que haya disfrutado del espectáculo.- Dijo Barret.
Subimos arriba del todo del laboratorio, llegando donde habíamos empezado, antes de que nos cayéramos.
— ¡Eh!- Dijo Barret de golpe, echando a correr.
Le seguimos a toda prisa, dándonos cuenta de que donde se encontraba Jénova estaba todo roto y ya no estaba el cuerpo del espécimen raro.
— ¿Qué ha pasado aquí?- Preguntó Barret.
— ¿Quién ha…?- Preguntó Cloud sin entender nada.
— Lo sabremos pronto.- Dijo Red XIII señalando con su hocico la salida.
— Vamos.- Dije yo.
Fuimos al último ascensor que nos había indicado Red XIII y pulsamos el botón.
— ¿Qué hay por encima de esta planta?- Preguntó Barret.
— Técnicamente debería estar el despacho del presidente y la azotea.- Contesté.
P69: Planta VIP.
Entramos al ascensor y había sangre en el suelo. Cuando se abrieron las puertas lo que hicimos fue seguir el rastro de sangre. Este rastro nos conducía a unas escaleras que subían a la siguiente planta.
P70: Oficina presidencial.
Entramos a la oficina presidencial y parecía estar vacía.
— ¿Dónde está el chorizo del presidente?- Dijo Barret.
— ¿Y Sephiroth?- Preguntó Tifa.
— Esperad.- Dijo Red XIII.- Oigo algo.
Se escuchaba una voz desde la parte de afuera, es decir, desde la azotea. Rápidamente puse marcha hacia allí junto con los demás para ver quien era. Y qué sorpresa, nos encontramos al presidente Shinra colgando del edificio, agarrándose con las dos manos al borde, jugando entre la vida y la muerte.
— Ayudadme…- Dijo el presidente mirándonos.
— Vaya, vaya…- Dijo Barret riéndose del presidente.
A mi tampoco me daba ninguna pena.
— ¡Subidme! Os daré todo el dinero que queráis.- Recalcó el presidente.- ¡Os pagaré! ¡La cifra no importa!
Tifa se intentó acercar a él pero Barret se lo impidió. Barret saltó la valla y se acercó lo máximo que pudo al presidente Shinra, mirándolo bien de cerca, pero sin ayudarle.
— MIra tú por dónde.- Dijo Barret.- No quiero dinero.
— ¡Por favor!- Exclamó el presidente Shinra.
En ese momento el presidente se soltó pero Barret fue más rápido y lo agarró fuerte con su mano, para que no se cayera. Lo subió un poco pero aún manteniendole en el borde de la muerte.
— No me dejes morir.- Dijo el presidente.- Te daré cuanto quieras.
— Me conformo con poco en esta vida.- Mencionó Barret.- Pero verte caer 69 plantas me alegraría el día.
— Un día se acaba rápido.- Dijo el presidente Shinra.- ¿No hay nada que pudiera hacerte más feliz?
— ¿Más que eso?- Preguntó Barret.- Ni se te ocurra hablarme como si me conocieras.
De golpe Barret tiró al presidente por los aires y lo volvió a agarrar pero esta vez del cuello de su americana, ahogándolo.
— ¡Barret!- Exclamó Tifa.
— ¡Para!- Dijo Aeris.
Barret las escuchó y tiró al presidente a la azotea, haciendo que rodara pero salvandole la vida. El presidente se puso a toser y Barret se acercó peligrosamente a él.
— Quiero que cuentes la verdad en la tele.- Dijo Barret mientras el presidente retrocedía.- ¡Que confieses que fuiste tú quien derrumbó la plataforma del sector 7 y mató a esa pobre gente! Y después, la verdad sobre Avalancha.
Veía la escena, mientras Tifa y Aeris tenían cara de preocupación yo no podía estar sonriendo más.
Me gusta ver la cara de sufrimiento de nuestro querido presidente.
— ¡Que AVALANCHA no la controla Wutai ni nadie!- Siguió Barret, metiendo al presidente a su despacho.- Que luchamos por la gente, ¡por el planeta! ¡Que nuestra causa es hacer pagar a Shinra por sus atrocidades! ¡Eso es AVALANCHA! Estas ratas de alcantarilla han abatido al gigante, ¡diles eso!
El presidente Shinra se puso detrás de su escritorio y miró fijamente a Barret.
— ¿No quieres nada más que eso?- Preguntó el presidente.- ¿Que limpiemos vuestra reputación? ¿Eso es lo que más te importa? ¿Más que acabar con los reactores? ¿Más que el futuro del planeta?
Barret se intentó acercar a él pero el presidente Shinra lo apuntó con una pistola.
— ¡Serás capullo!- Dijo Barret.
— Os estáis engañando a vosotros mismos.- Dijo el presiendete.- ¡La verdad, la justicia, el honor y la libertad! Son vicios superficiales. ¡Imagina esto! Un mundo sin Shinra. Un mundo sin mako. Un mundo pobre y sin futuro. Imagina que sucede una catástrofe. ¿Quién ayudaría al pueblo tras ella? ¿Quién iba a ayudarles a reconstruir su hogar y recuperarse? ¿Vosotros? Una última oportunidad de reflexionar sobre el valor de vuestros principios. Pero recordad que el tiempo es oro.
— ¿Y qué pasa contigo, señor presidente? ¿Qué principios tienes tú?- Le preguntó Barret.
— ¿¡Principios!?- Exclamó el presidente.- ¿No has entendido ni una sola palabra de lo que he dicho? Me apodero de cuanto quiero. Exprimo al máximo lo que me es útil, y me deshago de lo que no. Como los sentimentalismos y los remordimientos.
De golpe una espada atravesó al presidente Shinra. Sephiroth se encontraba detrás del presidente y había sido él. Le tiró al suelo, dejando muerto al presidente.
— ¡Hijo de puta!- Exclamó Barret yendo directamente hacia Sephiroth.
Unos Ecos se pusieron en medio para que Barret no pudiese dispararle y de golpe Sephiroth apareció delante de él, clavándole la espada hasta el final.
— ¡Barret!- Exclamamos Tifa y yo a la vez.
Tifa, Aeris y Red XIII salieron en dirección a Barret. Mientras, Sephiroth quitaba su espada de Barret mientras nos miraba a mi y a Cloud fijamente. Unos Ecos se pusieron encima de Barret, tapándolo.
Rápidamente fui hacia Barret y lo miré fijamente preocupada. El ambiente se puso negro y Sephiroth empezó a parpadear.
— Es…- Dijo Red XIII.
— Es la causa de todo.- Respondió Aeris.
Un bicho horrible salió de donde estaba Sephiroth. De golpe Cloud corrió hacia donde estábamos y se puso delante nuestro. Empezó un combate a muerte con lo que parecia ser "la causa de todo".
— ¿Qué está pasando?- Preguntó Tifa sin entender nada.
— Es una ilusión.- Dijo Red XIII.- Tranquilos.
El bicho no se pudo llevar mejores hostias de mi parte. Se me removía todo por dentro, no sabía ni que estaba sintiendo. Todo era tan conocido pero tan desconocido que no sabía por donde agarrar nada. Y además… Barret…
Al momento de terminar contra el bicho un hombre con una túnica negra salió de él, cayendo al suelo de golpe. Tenía el número 49 en el brazo. Intenté ir rápidamente hacia el hombre pero Sephiroth volvió a aparecer y esta vez delante de mis ojos. Me dedicó una sonrisa y agarró en brazos al hombre de la túnica. De golpe miró en dirección a la azotea y no pude evitar hacer lo mismo para cuando volví a mirar ya no estaba. De golpe lo ví, volando, yéndose.
En ese momento Barret se despertó de golpe y Tifa rápidamente fue hacia él, poniéndose de rodillas a su lado.
— Barret, ¿estás herido?- Le preguntó Tifa.
Barret puso la mano donde Sephiroth le había clavado la espada y la herida ya no estaba. Como si nunca hubiera ocurrido.
— Creo que no…- Dijo Barret.
Tifa suspiró de alivió y Red XIII se acercó a ellos.
— No estabas destinado a morir aquí.- Dijo Red XIII
Un Eco estaba parado delante de Barret, mirándolo fijamente.
— Gracias.- Dijo Barret al Eco.
En ese momento el Eco salió hacia la azotea y yo rápidamente corrí hacia allí también. Rápidamente vi unas escaleras de mano y las empecé a subir, totalmente sola. A lo alto se encontraba Sephiroth con el de la túnica en sus brazos.
— ¡Sephiroth!- Exclamé yo.
Él me miró y me sonrió. Unos Ecos se interpusieron en mi camino y cuando pude volver a mirar, ya no estaba Sephiroth sino otro con túnica negra y el número 2 en su brazo. Se tiró al vacío junto al otro. Bajé rápidamente por las escaleras y solo ví como caían al vacío.
Suspiré. Sephiroth parecía saber algo, algo que yo no. Necesitaba saber.
Necesito… Saber…
Me acerqué al grupo, estaban esperando en el helipuerto.
— ¿Estás bien?- Pregunté mirando a Barret.
Barret me sonrió dándome a entender que sí y Cloud vino rápidamente hacia mi.
— ¿Qué haces?- Me dijo mirándome a los ojos.- ¿No ves que lo que has hecho es demasiado peligroso?
— Puede.- Respondí.- Pero quién no conoce peligro encerrado se queda… Y necesito hablar con él. Pero bueno… se ha escapado.
— Nosotros también deberíamos largarnos.- Dijo Barret poniéndose las gafas.
El helicóptero de AVALANCHA estaba bajando poco a poco hacia el helipuerto pero de golpe explotó. Un helicóptero de Shinra los había atacado.
— Mierda.- Exclamó Cloud.
Del helicóptero salió un hombre rubio, vestido de blanco.
— Nada más y nada menos que Rufus Shinra, el heredero al trono.- Dijo Barret.
— Sí.- Dijo Cloud.
Rufus Shinra dio una señal para que el helicóptero se fuera y al echar un vistazo dentro de este vi a Reno y a Rude que eran quienes lo llevaban. Reno me dijo adiós con la mano y leí sus labios perfectamente.
Nos veremos pronto.
Le dije adiós con la mano también y mientras tanto Barret intentó ir hacia Rufus Shinra pero Cloud lo paró.
— Quieto.- Dijo Cloud.
— ¿Eh?- Exclamó Barret.- ¡Ni de coña! ¡Tenemos que cargárnoslo y acabar con Shinra!
— Llevaos a Aeris y salid de aquí.- Mencionó Cloud.- Yo los entretengo.
— Podríamos luchar codo con codo.- Dijo Barret.
— Barret, hazme caso.- Dijo Cloud.- Por favor.
— Vale.- respondió Barret poniéndose una mano en la nuca.- Como quieras. ¡Pero más te vale no tardar!
Tifa, Aeris, Red XIII y Barret salieron rápidamente de la escena para llevarse a Aeris de allí. Aunque se que las palabras de Cloud también me englobaban me quedé con él allí, en la azotea, delante de Rufus Shinra.
— ¿Qué haces aquí?- Dijo Cloud mirándome.
— No creas que te voy a dejar solo aquí.- Dije yo poniéndome en guardia.
Los centinelas que acompañaban a Rufus se acercaron a nosotros y yo tiré Aero empujándolos hacia atrás. En ese momento Rufus se acercó a Cloud.
— Eres Soldado, ¿no es así?- Le preguntó.- Es decir, que me perteneces.
— Ex-Soldado. Lo dejé.- Dijo Cloud.
— Atrapad a los demás.- Dijo Rufus a los centinelas.
Cloud intentó atrapar a los centinelas pero el helicóptero de Shinra, es decir, Rude y Reno le dispararon para que no pudiera seguirlos.
Me acerqué a Rufus y le intenté dar un golpe fuerte con la espada pero me lo esquivó. Su perro del infierno intentó morderme pero Rufus hizo un tirón de él haciendo que no me alcanzara.
— Sil, ¿verdad?- Me dijo Rufus.- Me han pedido los de allí arriba- Rufus señaló el helicóptero.- que no te toque. No sé el motivo, pero como confío en ellos, les haré caso. Así que mejor que te mantengas al margen.
— Ni en tus sueños.- Dije yo.
— Entonces vas a ver como muere tu amigo, delante de tus ojos.- Me dijo Rufus.
— Vamos a terminar de una vez.- Dijo Cloud atacando a Rufus.
Empezamos a pelear. Cloud atacaba con desesperación a Rufus y a su perro del infierno y yo usaba mis materias contra ellos intentando bajarles la barra de vulnerabilidad. Además, desde el helicóptero, atacaban a Cloud con balas.
Una vez más no me consideraban parte de este combate pero yo también luchaba, esta era mi lucha. Me puse en medio de Cloud y de Rufus y ataqué dandole un golpe fuerte de espada a Rufus pero él en vez de defenderse simplemente me apartó tirándome al suelo.
— Tienes determinación. Serías un buen Turco.- Me dijo Rufus.
— Demasiado tarde.- Expresé yo volviendo al ataque.
De golpe el helicóptero de Shinra desapareció y nos quedamos Rufus y Cloud y yo de frente.
— ¿Crees que vas a ganarnos tan fácilmente?- Preguntó Cloud.
— En absoluto. Me estáis haciendo sudar.- Dijo Rufus sacando dos monedas.- Pero vengo bien preparado.
Rufus tiró las monedas al aire y disparó con su pistola a ellas haciendo que la intensidad del tiro fuera más fuerte y en dirección clara a Cloud. Rápidamente corrí hacia él y lo empujé para que no le dieran las balas. Cloud me agradeció con la mirada y volvió al ataque.
— Ese truco es nuevo.- Dijo Cloud.
— ¿Os gusta?- Preguntó Rufus.- Seguro que sí.
Me abalancé al perro de Rufus de golpe y lo debilité haciendo que tuviera que retroceder de la batalla.
— Vaya vaya…- Dijo Rufus.- Así ahora no es justo. 2 contra 1…
De golpe Rufus atacó a Cloud pero el bloqueó el ataque con su espada haciendo que Rufus sonriera.
— Hagamos que sea una noche inolvidable.- Añadió Rufus.
— ¿Te vas a poner en serio?- Pregunté.- Porque vamos, estás pasando de mi olímpicamente.
— Ya estoy en serio, cariño.- Me dijo Rufus con una sonrisa.- Solo les hago un favor a la gente en la que confío.
— Ni se te ocurra llamarla así.- Dijo Cloud apareciendo detrás de él y dandole un buen golpe de espada.
Rufus se apartó con una sonrisa pero Cloud volvió a atacar esta vez más fuerte haciendo que su arma saliera volando, cayendo al vacío.
— Podría acabar de raíz con Shinra ahora mismo.- Dijo Cloud.
— Me temo que no.- Dijo Rufus.- ¡Esta noche marcha el renacer de Shinra!
El helicóptero de Shinra pasó por detrás de Rufus y este se enganchó, marchándose por el aire, con una sonrisa.
Cloud se acercó a la barandilla, mirándolo fijamente y en ese momento el helicóptero aprovechó para dispararle, haciendo que se rompiera el suelo donde él estaba. Poco a poco empezó a caer y yo rápidamente reaccioné yendo hacia él y agarrándome de donde pude para agarrarle fuerte la mano a él. Me miró fijamente a los ojos, bien agarrado a mi, colgando, una vez más, de la muerte.
— Esto no acaba aquí.- Dije yo.- Tenemos mucho más recorrido juntos.
Cloud sonrió y yo lo subí rápidamente a la plataforma. En ese momento Cloud se acercó a mi y me abrazó fuerte.
— Tendremos tiempo de sobra.- Me dijo Cloud.
— Estoy segura de que sí.
Lo miré a los ojos y él hizo lo mismo. Todas las emociones salían de dentro mío en ese momento. Todo lo vivido hoy y lo fuerte que hay que ser para aguantar todo… Pero me sentía bien, me sentía viva, más que nunca.
Te tengo a ti…
Él se deshizo un poco del abrazo para mirarme fijamente a los ojos. Se acercó a mi y me besó.
Todas las emociones se vieron reflejadas en ese dulce y cariñoso beso. El momento fue íntimo, perfecto, bonito. No necesitaba nada más. Cuando estábamos así no me importaba nada más en lo más mínimo; ni Sephiroth ni Shinra ni nada… Solo él y yo.
Nos separamos y nos miramos un momento. Sin palabras ya sabíamos que era lo que teníamos que hacer. Rápidamente y de la mano, cogimos el ascensor para llegar a la última planta del edificio de Shinra donde seguramente nos estaría esperando el resto.
Llegamos a la parte de arriba de recepción y Barret, Aeris, Tifa y Red XIII estaban rodeados por varios centinelas y por Heidegger. Miré a Cloud sin decir nada y él vio una moto que había en recepción de exposición. Era una moto que usaban los Soldados normalmente y que era increíble por eso la tenían de exposición en la entrada.
Cloud se subió a la moto y me indicó con la cabeza que me subiera con él. Me agarré fuerte a él, abrazándolo y él me dedicó una sonrisa cómplice antes de arrancar. Le dio fuerte al acelerador y bajo a toda mecha por las escaleras de recepción haciendo que los demás nos vieran. Empezó a atropellar a todos los centinelas que pillaba por el camino. En ese momento Tifa salió corriendo hacia la parte de atrás de recepción.
— ¡Maldición!- Exclamó Heidegger.
Cloud empezó a hacer maniobras increíbles con la moto tan fuertes que me pegué lo máximo que pude a él y casi que tuve que cerrar los ojos todo para llegar a despejar lo mejor posible la zona.
Tifa volvió a aparecer pero subida a un coche azul que aprecia una camioneta pequeña. Abrió la puerta y miró a Aeris, Red XIII y Barret.
— Venga, ¡subid!- Exclamó Tifa.
— ¡Ea!- Dijo Barret subiendo junto con los demás.
Cloud seguía interceptando a los centinelas y yo no podía quedarme más de brazos cruzados así que empecé a usar PIRO contra aquellos que Cloud no había acabado de llegar.
— Inútiles, ¡detenedlos! ¡Que no escapen!- Dijo Heidegger a los 4 centinelas que le quedaban.
— Sil.- Me dijo Cloud.- Agárrate fuerte.
Asentí, agarrándome fuerte con una mano y al ver que disparaban hacia nosotros nos puse BARRERA con mi materia defensora. En ese momento Cloud se puso a todo gas y giró de golpe haciendo que la rueda de la moto dejara KO a los últimos 4 centinelas y que casi le roza ramos a Heidegger.
Cloud volvió a acercarse al coche donde estaban los demás y se dirigió a Tifa.
— Pisa fondo.- Dijo Cloud.
— Vale.- Respondió Tifa.
Barret, quien se encontraba en la parte descubierta de la camioneta se puso de pie y miró a Heidegger.
— ¡Eh, merluzo!- Exclamó Barret antes de que Tifa arrancara de golpe y tuviera que agarrarse al capó del coche para no caer.- ¿Qué…?
Subimos con la moto y el coche por las escaleras de recepción. Allí dos centinelas más nos esperaban pero Cloud los quitó rápido del camino hasta llegar al final, donde había un gran ventanal y un solo centinela aguardaba allí. Por su expresión corporal se notaba que tenía miedo.
Cloud giró la moto en si misma y lanzó su espada contra el vidrio quedando muy cerca del centinela, para asustarle un poco más. En ese momento el centinela salió corriendo.
Cloud me miró a mi primero y después a Tifa. Los tres asentimos, sabíamos que significaba. Arrancamos de golpe, Cloud agarró su arma justo cuando saltamos a través de la ventana rompiéndola gracias a la velocidad que llevábamos con la moto, cayendo directamente en la carretera.
¿Nuestro rumbo? El destino.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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TRABAJAZO MÁS QUE INCREÍBLEMENTE HECHO!!!!!!!!😭😭💚💚💚💚💚💚💚💚😭💚😭 AAAAAAAAAAAAA~
Capítulo 16.
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
Edificio de Shinra.
Llegamos al exterior del edificio de Shinra. Me sonaba tanto haber estado aquí en un pasado paro ahora mismo teníamos cosas más importantes que hacer que recordar. Teníamos que entrar al edificio sin ser vistos por todos los centinelas que patrullaban las zonas.
— Ojo al comité de bienvenida.- Dijo Barret.
— No sé… quizás esta misión sea una causa perdida.- Mencionó Tifa.
— Hay causas perdidas por las que vale la pena luchar- Respondió Barret.
— Necesitamos una estrategia.- Añadió Cloud.
— Tengo una idea.- Dijo Barret convencido.- Ataque frontal, dándolo todo. Quedaría épico.
Me reí un poco a la idea descabellada de Barret.
— ¿Qué? Es una buena idea, ¿o no?- Me dijo Barret.
— ¿Qué haríamos sin ti y tus ideas?- Dijo Cloud.- Mejor, vayamos por atrás. Entremos por el aparcamiento.
Empezamos a avanzar, no podía parar de mirar el sitio. Al final no entendía porque se me hace tan conocido el lugar. Bajábamos las escaleras lo más rápido posible para llegar lo más pronto al parking.
— Hay mucha seguridad…- Dijo Tifa mirando hacia abajo.
— Eso es que saben a quienes se enfrentan.- Añadió Barret.
— Dudo que estén todos aquí por nosotros.- Dijo Cloud.- Quizá por la célula principal de AVALANCHA. O Wutai.
— No puede ser Wutai. ¿No estamos en tregua?- Preguntó Barret.
— Ya.- Respondió Cloud.- Pero la guerra podría reavivarse.
— Creo que deberían tener más miedo de nosotros.- Dije con una risita.
— ¡Exactamente!- Dijo Barret a mi comentario.- ¡Se van a enterar de quién es AVALANCHA! Se les ha acabado el chollo de vivir como reyes en su torre de cristal.
— Hemos venido a rescatar a Aeris, ¿recuerdas?- Dijo Cloud.- Nos conviene pasar desapercibidos. Hay que ir con precaución.
— Que sí, ¡que sí!- Respondió Barret.- Pero el cuerpo me pide guerra, ¿sabes? Soy una bomba de relojería, y antes o después voy a estallar.
— Mejor después.- Dijo Cloud.
— Entonces después yo te ayudo.- Dije yo.
— Por lo menos alguien aquí me entiende.- Añadió Barret yendo hacia mi y abrazándome. No pude evitar reír un poco.
Pasamos por un puente justo encima de la carretera principal que va directamente hacia el parking de Shinra y en ese momento un camión iba en esa dirección.
— Ese de allí es un camión de Shinra ¿no?- Preguntó Tifa.
— Vamos.- Dijo Cloud con un gesto de cabeza.
Plan ahora, saltar encima del camión y entrar infiltrados. Rápidamente los cuatro saltamos aterrizando en la parte de arriba del camión y nos agarramos como pudimos para no caer.
Aparcamiento del edificio de Shinra.
El camión se paró antes de llegar al aparcamiento. Parece que iban a hacer una inspección para comprobar que todo estuviera bien. Nos estiramos lo máximo que podíamos en el techo del camión para que no nos vieran.
— ¿Qué tal ahí fuera?- Preguntó uno de los centinela de élite.
Estábamos guardando máximo silencio.
— ¿Ha visto algo?- Preguntó otro centinela.
— No.- Le respondió el compañero.- ¡Todo en orden!
— Vale.- Dijo el otro centinela.- Muy bien, adelante.
— Todo bien por ahora…- Dijo Barret en susurro.
El problema vino en cuanto el camión arrancó, Barret no se lo esperaba y se cayó para atrás cayendo del camión. Tifa intentó agarrarlo pero terminó en el suelo. Cloud y yo nos miramos y saltamos del camión poniéndonos en guardia, plan de infiltración, cancelado. Ahora íbamos a por todas.
— ¿De dónde habéis salido?- Dijo uno de los centinelas atacándonos.
Sin dudarlo empezamos a atacar nosotros también, teníamos que quitárnoslo de encima lo más rápido posible para que no dieran aviso.
— ¿Eh? ¿Qué pasa?- Preguntó un centinela que se encontraba más adentro del parking al escuchar los ruidos de la batalla. Fuimos rápidamente hacia esa segunda oleada.
— ¡Eh! ¡Alto!- Nos dijo otro centinela.- Arriba las manos.
— ¡Ja!- Exclamó Barret.- ¡Os vais a enterar!
— La idea era pasar desapercibidos…- Dijo Cloud.
— Esconderse no es lo mío.- Respondió Barret.
— Te has caído del camión expresamente para luchar…- Mencionó Cloud.
— Ah, no sé. Puede que sí, puede que no.- Dijo Barret orgulloso.- ¡Esto ya se va animando un poco!
— Venga, vamos.- Dijo Cloud.- Tendría que haber una entrada de personal por el fondo.
Íbamos avanzando por el parking y varios grupos de centinelas de élite, soldados de tercera clase y antidisturbios nos intentaron bloquear el paso. Pero nosotros éramos mucho más fuertes que eso.
Vestíbulo del edificio de Shinra.
Finalmente entramos al edificio de Shinra, en grande ponía ENTRANCE y habían unas escaleras mecánicas. Rápidamente subimos por las escaleras y llegamos al vestíbulo principal del edificio de Shinra. Había una gran pantalla, una recepción y el logo de Shinra en gigante.
¿Qué…? Yo… ya he estado aquí…
Me quedé quieta intentando recordar más, me dolía el pecho, sentía mucha ansiedad de golpe, todo esto me superaba.
— No hay nadie…- Dijo Barret.
— Eso parece.- Respondió Cloud.
— ¿Sabes dónde podrían tener a Aeris?- Preguntó Tifa.
— Tendría sentido que fuera en los laboratorios de investigación.- Mencionó Cloud.
— ¿Y dónde están?- Preguntó Barret.
— En las plantas superiores…- Dije yo de golpe a su pregunta.
Definitivamente… había estado aquí y no solo una vez…
— Aunque me aseguraría mirándolo en el ordenador… No se si estoy en lo cierto…- Añadí
— ¿Cómo lo sabes?- Me preguntó Cloud.- Es información confidencial.
— Ya he estado aquí…- Dije yo mirando la zona.- Me se… este edificio como si fuera mi propia casa… Pero… ¿Por qué?
— Bueno… nos va bien para efectuar el plan.- Dijo Barret.
— ¿Segura que estás preparada, Sil? Me parece a mi que no será lo único que recuerdes aquí…- Me dijo Tifa preocupada.
— Sí. Pero lo primero es el plan.- Respondí yo.- Venga, vamos al ordenador de recepción.
— Este edificio es impresionante.- Dijo Tifa mientras íbamos hacia recepción.
— ¡Bah!- Exclamó Barret.- No es más que un monumento a la codicia capitalista. Un día de estos lo voy a volar por los aires y me voy a quedar tan ancho.
— Que no sea hoy.- Dijo Cloud.
— Que sí, ya.- Respondió Barret.
La recepción estaba protegida por una barrera mágica que no dejaba que pudiéramos pasar hacia el ordenador.
— No sé vosotros, pero yo no lo tocaría.- Dijo Tifa.
— Joder… qué difícil es todo.- Exclamó Barret.
— Tendremos que subir directamente entonces.- Dije yo empezando a subir por las escaleras de la recepción.
— ¿Qué opciones tenemos para subir hacia los pisos de arriba?- Preguntó Barret.
— Bueno esta el ascensor… o las escaleras de emergencia.- Respondí.
— ¿No has dicho que el laboratorio está en una de las plantas más altas? Yo voto por el ascensor.
— Hm. Bueno, pasaremos más desapercibidos por las escaleras.- Dijo Cloud.
Primero fuimos a la puerta que conducía al ascensor pero estaba cerrada y para poder abrirla se necesitaba una tarjeta de identificación. Intentamos ir hacia la puerta de las escaleras pero también estaba cerrada.
— Sin tarjeta no vamos a ningún sitio, ¿eh?- Dijo Barret.
— Quizá necesitemos varias para llegar hasta arriba.- Añadió Tifa.
— Juraría haber visto una por aquí…- Dijo Cloud haciendo que todos mirásemos en la misma dirección que él.
— ¡En la mesa de recepción!- Dijo Barret al verla.
— Ya, pero ¿cómo entramos?- Preguntó Cloud.
— ¿Quizá por arriba?- Dijo Tifa mirando la parte superior de recepción que no parecía cerrada.- Mirad. Saltando de lámpara en lámpara se podría entrar.
— No sé yo…- Dijo Barret.
— ¿No es algo peligroso?- Dije yo algo preocupada.
— Voy a intentarlo.- Dijo Tifa.- Soy una de las que menos pesa aquí, así que será más fácil cruzar. Vosotros quedaos aquí y tomad nota. Bueno, deseadme suerte.
— Ten cuidado.- Añadió Barret.
Tifa comenzó a saltar por encima de las lámparas, iba despacio para intentar no hacer un mal salto o que la lámpara se rompiera. En un momento cuando Tifa intentó cruzar a una de las lámparas de en medio hizo mal el salto y cayó directísima, por suerte, a unos sofás de espera de la parte de abajo.
— ¡Dios Tifa!- Exclamé.
— ¡Mierda Tifa!- Exclamó Barret.
— ¡Tifa! ¿Estás bien?- Preguntó Cloud yendo hacia las escaleras para verla de lejos por saber como estaba.
— Casi me mato.- Dijo ella saliendo del sofá.
Rápidamente Tifa empezó a buscar otra manera de volver a subir a las lámparas desde la zona donde estaba que casualmente también estaba cerrada. Por suerte Tifa es una chica muy inteligente y pudo subir rápidamente hacia las lámparas. Finalmente Tifa llegó al interior de la mesa de recepción. Cloud, Barret y yo bajamos rápidamente de la plata superior de la recepción para ir donde se encontraba Tifa.
— ¡Te has lucido!- Le halagó Barret.
— Woah Tifa, tienes que enseñarme a hacer eso.- Dije a lo que Tifa rio un poco.
— Creo que puedo desactivar la barrera desde aquí.- Tifa rápidamente se incorporó hacia el ordenador pero antes de que tocara nada las barreras mágicas desaparecieron.
— ¡Chica, eres un portento!- Dijo Barret orgulloso.
— Pero si no he tocado nada…- Dijo Tifa preocupada.
— Bah, lo sigues siento.- Respondió Barret.- ¿Puedes mirar ahí en qué planta están los laboratorios?
— Creo que sí, dame un momento.- Agregó Tifa.- ¡Bingo! Laboratorio del profesor Hojo: planta 65.
— Pero las escaleras y el ascensor solo llegan hasta la 59.- Dije yo rápidamente. No tenia ni idea de que sabia esa información.- Creo que para seguir subiendo… hay que pasar por la recepción del mirador.
— Todo lo que has dicho…- Dijo Tifa mirando el ordenador.- Es correcto, sale aquí.
— ¡Qué bien que tenemos guía personal por el edificio de Shinra!- Exclamó Barret mirándome.
Cloud me miraba fijamente intentando entender el porqué yo tenía tanta información del edificio de Shinra retenida en mi cabeza. Aunque yo tampoco lo terminaba de saber.
— Entonces vamos a la 59.- Dijo Cloud.
— Vale.- Respondió Barret
Subimos las escaleras de recepción otra vez y pasamos la tarjeta entrando por la puerta que conducía, exactamente, a las escaleras de emergencia.
— Tienes que estar de coña…- Dijo Barret.
— No.- Respondió Cloud.- Así es menos probable que nos pillen.
— Y mucho más probable que nos dé un síncope.- Contestó Barret.
Miramos hacia arriba, la verdad es que se veía bastante interminable. No conseguía ver la última planta.
— Son solo 59 plantas.- Dijo Cloud.
— No es para tanto.- Añadió Tifa.
— Uf…- Dije yo riendo un poco.- Me tendréis que tener paciencia. Los dos estáis en muy buena forma, no es justo.
— Mientras no tengamos que subir corriendo.- Dijo Barret.- Algo es algo.
Empezamos a subir las escaleras. Al principio los cuatro manteníamos buen ritmo sobre todo durante las primeras plantas.
— A saber que nos espera allí arriba.- Dijo Tifa.
— Más vigilancia y obstáculos. Esto se va a poner jodido.- Respondió Cloud.
— Vamos a llegar arriba con la lengua fuera.- Añadió Barret.
Yo solo oía su conversación, de lejos. Estaba centrada en mi cabeza. No era la primera vez que subía estas escaleras. La curiosidad me estaba comiendo por dentro.
— Sube a un ritmo constante y verás como no.- Dijo Cloud.- ¿Cómo vas Sil?
— ¿Eh?- Dije yo saliendo de golpe de mis pensamientos.
— Que como vas.- Me dijo mientras seguía subiendo.
— Bien, bien… Mis piernas aguantan de momento.
— Bueno y que tal si hacemos un descanso.- Propuso Barret.
— Venga va, Barret.- Le dijo Tifa.
P:10. Administración general. No he entrado nunca por esta puerta.
— Si os empezáis a cansar, paramos.- Dijo Barret.- Lo digo por vosotros.
— Ya no puedes más, ¿eh?- Le dijo Cloud algo vacilón.
— ¡Más que tú, niñato!- Exclamó Barret
— Dejad de discutir.- Dijo Tifa.- Por más que os piquéis las escaleras no se van a acabar antes.
— Pero Tifa, yo no…- Intentó excusarse Cloud.
— Ahora no.- Respondió Tifa.- Me lo cuentas arriba.
P:20. Ciencia y desarrollo. Una vez intenté entrar aquí pero alguien me lo impidió. Creo.
— Supongo que los laboratorios y demás…- Decía Barret.- están arriba del todo, ¿no?
— Sí, arriba del todo.- Respondió Cloud.
— Está…. bien… saberlo…- Dijo Barret ya bastante cansado.
— Cloud no pierdas de vista a Barret.- Dijo Tifa desde más arriba.
— Recibido.- Agregó Cloud.
— ¿Qué has dicho? No te he oído. ¡Más alto!- Exclamó Tifa.
— ¡Qué no voy a perder de vista a Barret!- Exclamó Cloud apretando la voz.
— Gracias por ayudarme.- Dijo Barret de manera irónica.
— No hay de que.- Respondió Cloud.
— ¡Sil!- Escuché la voz de Tifa.- ¿Por qué planta vas?
— ¡Por la 24!- Contesté.
— ¿Y vosotros chicos?- Preguntó de nuevo Tifa.
— Yo por la 28.- Dijo Cloud.
— Yo por la 26.- Respondió Barret.
— ¿Vas bien entonces, Sil?- Tifa se volvió a dirigir a mi.
— ¡Sí! No os preocupéis, voy a mi ritmo pero no me pierdo.- Dije riendo un poco para intentar destensar mi mente.
P:30. Desarrollo urbanístico. No, seguro que aquí no he estado tampoco, aunque debe ser muy interesante.
— ¡Estamos un par de plantas más abajo!- Exclamó Barret desde 3 plantas por encima mío.
Era la última pero me dolía el pecho del ejercicio físico que estaba suponiendo esto.
— Anda ¡se te oye más animado!- Dijo Tifa.
— ¡Creo que le estoy pillando el gustillo a esto!- Dijo Barret orgulloso de él mismo.
— ¡Me alegro!- Contestó Tifa. Sonaba contenta.
— ¿Estás cansada?- Se escuchó decir a Cloud. Parecía estar en la misma planta que Tifa.
— Antes sí.- Respondió ella.- Pero ahora estoy bien.
— Pues hala, ��arreando que es gerundio!- Exclamó Barret.
— Vaya, sí que estás animado Barret.- Dije yo.- A mi me duele todo ya.
— ¿Necesitas que baje a ayudarte?- Me dijo Cloud desde posiblemente 6 plantas o 7 más arriba que yo.
— ¡No! Voy bien, yo puedo.- Dije convencida.
P:40. Exploración espacial. ¿Shinra hace exploración en el espacio? No tenía ni idea de que esto existiera.
— Pero oye…- Dijo Barret.- Estas escaleras… ¿es que no se acaban nunca?
— No sé.- Respondió Tifa.- Pregúntaselo a ellas.
— Creo que no os van a responder.- Mencionó Cloud.
— ¿Me lo dices…. o me lo cuentas?- Dijo Barret con mala leche.
— Era una broma.- Dijo Cloud.
— No empecéis otra vez.- Tifa intentaba poner orden.
— La madre que trajo estas escaleras… hubiera preferido una lucha a muerte, ¡habríamos acabado antes!- Exclamó Barret
— Cállate, anda.- Dijo Cloud.
— Sí, mejor.- Dijo Tifa también.
— ¿Por qué?- Preguntó Barret.
— Por si lo gafas y se cumple tu deseo.- Respondió Tifa.- Oye Sil, tú estás muy callada.
— Intento controlar mi respiración y se esta llevando la mayoría de mi concentración.- Dije yo, se me notaba cansada.
— Venga, que queda menos.
Llegué a la planta 49 y no pude evitar mirar la puerta fijamente.
P.49: Dependencias de Soldado. Yo… siempre venia aquí… y pasaba por esta puerta. ¿Por qué…? Quiero saber…
En un momento impulsivo y sin decir nada a los demás decidí entrar por la puerta de la planta 49. Miré fijamente mi alrededor y una vez más confirmé que yo aquí ya había estado. No había nadie pero se escuchaban varias voces hablar provenientes de una sala que parecía la de reuniones. Tuve la gran suerte de que justo en ese momento los soldados que estaban en las dependencias de Soldado estaban reunidos.
No me notaba demasiado el cuerpo, me dolía el pecho de haber subido tantos escalones pero quería echar un vistazo rápido por la planta. Empecé a andar y a parte del dolor, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al ver que yo conocía perfectamente el sitio por donde estaba yendo.
Al fondo… hay una habitación dedicada a las materias… creo.
Y bingo, ahí se encontraba y como la curiosidad mató al gato decidí entrar a la sala. Allí se encontraban varias máquinas de creación de materias.
Flashback.
He tenido demasiada suerte, parece que mis habilidades de infiltración son cada vez más buenas. La sala de creación de materias es mi objetivo, necesito averiguar como crear yo misma esas materias. ¡Podría hacerme rica! Y además… ¡podría conseguir ser reconocida por tener las mejores materias de todo Midgar!
Es muy de noche pero veo bien y las dependencias de Soldado son bastante pequeñas así que es fácil saber por donde meterte. No debería haber nadie a esta hora, he estudiado perfectamente los horarios de los investigadores de materias, es mi gran oportunidad.
Venga, Sil. Rápido…
¡Sí! Lo he conseguido, aquí estoy. Woah… es incluso mejor de lo que ponía en los documentos que robé el otro día de uno de los almacenes de Shinra. ¿Podré encontrar información de la creación de las materias por aquí?
A ver… documentación… sí, aquí hay un archivo. Tipos de materias… sinergias… creación de materias. ¡Aquí está! A ver… En las máquinas de creación de materias es necesario una piedra mako para poder crear una materia desde cero.
¿Y dónde consigo esas piedras mako? Probablemente en un sitio donde haya mucho mako… O quizás por aquí tienen algunas de sobra.. A ver…
Fin del flashback.
Así que yo en un pasado ya me había colado aquí… Así que por eso me sé tan bien este edificio, imagino que me lo estudiaría muy bien para poder llegar aquí sin que me pillasen. Y quién sabe, quizás volví más veces. Por eso debo tener estas materias tan buenas, son mi tesoro más preciado.
Los recuerdos vinieron a mi y me estaba entrando hasta un poco de nostalgia al ver la sala. Me sentía feliz, poder recordar esto era recordar un pedazo de mi y muy importante. Las materias siempre habían sido importantes en mi vida así que recordar la pasión que tenia en un pasado me hacia quererlas más aún en el presente.
En ese momento decidí ver si por la sala podía encontrar alguna piedra mako, quería intentar hacer una materia por mi misma, como en los viejos tiempos aunque quería hacerlo rápido para no hacer esperar demasiado a los demás. Me puse a rebuscar por la sala hasta que de golpe escuché como la puerta de la sala se abría. Me escondí rápidamente debajo de una mesa, rezando para que no me encontrasen. Estaba sola y iba a ser complicado luchar contra alguien y más si iban a por refuerzos.
De golpe unas piernas de un señor muy bien vestido se posicionan delante mío. Era lo único que podía ver, parece que estaba paseándose por la sala. ¿Me habían pillado?
— Colarse en el edificio de Shinra para venir a la sala de creación de las materias es algo que ya he tenido que interceptar antes.
Se me paró el corazón de golpe al escuchar la voz.
— ¿Tseng?- Dije saliendo de la parte de abajo del escritorio.
Y allí lo vi y esta vez en persona. Las emociones empezaron a mover todo mi interior. No esperaba verlo, no tan pronto.
— Lo sabia.- Dijo él mirándome.- Nadie más aparte de ti se colaría aquí. Eres muy escurridiza, Sil.
Me quedé en shock. No podía mover mi cuerpo, simplemente lo miraba y mis ojos empezaban a producir lágrimas.
— Ven aquí…
Tseng me acercó a él y me abrazó, fuerte. Se sintió tan bien, era tan cálido… tan nostálgico. Parecía que los dos lo necesitábamos, quién sabe por qué, pero nos habíamos querido tanto, pero tanto… en ese momento lo sentí. Sentí aún más todas aquellas emociones que desarrolle en un pasado por él. Sentía mariposas en mi estomago pero tenía la garganta cerrada con un nudo que me apretaba, sin dejar pasar bien el aire. Las lágrimas corrían por mi mejilla pero en slowmo, parecía que no querían dejar de acariciar aquella mejilla ligeramente roja que adornaba mi cara.
Cerré los ojos y le abrazaba, fuerte. Su olor, su esencia, todo, lo había echado de menos. Tseng se deshizo un poco del abrazo solo para poner sus manos en mi mejillas y mirarme fijamente a los ojos.
— No llores más…- Tseng me quitó las lágrimas de los ojos con muchísima delicadeza.- Te he echado de menos…
No pude responder pero parece que a él no le importó, seguía dándome caricias en las mejillas, ayudándome a controlar mi respiración para que pudiera poco a poco deshacer el nudo que tenía en mi garganta. Tseng se acercó a mi y me dio un beso suave en la cabeza, que me relajo y el nudo se aflojó.
— Parece que mis pocos recuerdos también te han echado de menos…- Respondí yo.
— Nunca pensé que volvería a verte.- No parecía que Tseng tuviera intención de soltar nuestro agarre.- Pensé que te habías marchado de la ciudad… o que habías muerto.
— He estado en casa… en el sector 1.- Dije mirándole a los ojos.- Pero eso desde hace un tiempo hacia aquí…
— Ha llegado a mis oídos por parte de Rude y de Reno que has perdido tus recuerdos. ¿No recuerdas nada de lo que pasó hace 5 años…? ¿No recuerdas por qué desapareciste…?
Negué con la cabeza, Tseng seguía dándome pequeñas caricias en la mejilla.
— Me gustaría poderte dar una justificación… Pero ni siquiera te recordaba a ti.- Dije desviando la mirada.- Ni a Rude ni a Reno… Pero… me volvieron todas las emociones en el pilar, cuando te vi…
— ¿Cómo estás tú? Debe ser una carga dura para ti.- Me dijo Tseng.
— Puede… intentaba recordar mi pasado a toda costa. Pero ahora tengo algo aún más importante que hacer.- Respondí.
— Eso tan importante que tienes que hacer… ¿Tiene algo que ver con el grupo ecoterrorista al cuál has terminado uniéndote?
— Puede… Estoy en su mismo vagón de tren, Tseng…- Mencioné.- Y tú… eres el director de los Turcos. Que contradicción.
— Siempre has estado subida a ese tren, Sil y yo te he observado de lejos. Posiblemente te conozca mejor que nadie.
— ¿Ah sí…?- Me sonrojé un poco, su voz vibraba en mi cabeza.
— Sí. Por algo me enamoré de ti.- Me dijo él convencido de sus palabras.
Nos miramos a los ojos fijamente, había bastante tensión entre nosotros. No nos habíamos deshecho del agarré en todo el rato. Aunque no recordaba casi nada de lo que había pasado entre nosotros los sentimientos habían recobrado vida otra vez.
En ese momento la puerta se abrió de golpe y allí se encontraba Tifa quien quedó perpleja ante la situación.
— ¡Sil! Dios mío…- Exclamó Tifa.
En ese momento Tseng le hizo un gesto a Tifa de silencio y me abrazó fuerte otra vez. Le correspondí por un momento y me separé de él.
— Tengo que volver…- Dije yo mirando a Tseng.
Tseng miró a Tifa de reojo y luego me miró a mi.
— La entrada de AVALANCHA no está permitida dentro del edificio de Shinra. No sé cuál es vuestro objetivo pero definitivamente deberíais daros prisa.
— ¿Eh?- Tifa no daba a cuento de la situación.
— ¿Puedo confiártelo?- Dije yo mirando a Tseng a lo que él asintió.- Necesitamos algo de información…
— ¡No, Sil! ¡Todo se irá al garete!- Exclamó Tifa, muy preocupada.
— ¿Dónde tenéis recluida a Aeris?- Pregunté yo mirando a Tseng a los ojos, confiaba en él.
— Ah.- Dijo Tseng entendiendo toda la situación.- La Anciana está siendo investigada en el laboratorio de Hojo.
— Siento haberte jodido el trabajo Tseng, pero vamos a salvar a Aeris.- Dije rápidamente.- Es nuestra amiga…
— Las escaleras solo llegan hasta la planta 59. Para seguir avanzando es requerida una tarjeta de visitante. La tarjeta que habéis robado no os va a servir.- En ese momento Tseng sacó una tarjeta y me la dio.- Solo os dará acceso hasta la planta 61, es una autorización. A partir de ahí os tendréis que buscar la vida vosotros aunque lo tendréis fácil, ya que esa sala y las siguientes se pueden visitar actualizando esta autorización. Si os ayudara más, iría aún más en contra de mi trabajo.
— ¿Estás cooperando con AVALANCHA?- Preguntó Tifa sin entender nada.
— No.- Respondió rápidamente Tseng.- Lo hago por Sil, no por AVALANCHA.
— Gracias Tseng… Me quedo en deuda contigo…- Le sonreí.
— Id antes de que se den cuenta de vuestra presencia.- Nos dijo Tseng.
Antes de salir de la sala de creación de materias, me puse de puntillas y le di un pequeño beso en la mejilla a Tseng a lo que él sonrió un poco.
— Vamos.- Dije yo diciéndole adiós con la mano a Tseng y saliendo de la sala de creación de materias.
El objetivo seguía presente pero doy gracias a mi curiosidad por haberme hecho colarme en la planta 49. Ahora lo teníamos más fácil y ver a Tseng...
Gracias Tseng.
— Me tenias muy preocupada Sil…- Tifa me abrazó fuerte y yo correspondí.
— Perdón por desaparecer…- Respondí yo algo avergonzada.
— Ahora nos lo explicas a los tres… No sabes como está Cloud de preocupado…- Me dijo Tifa antes de salir por la puerta de la planta 49 para llegar de nuevo a las escaleras de emergencia.
— ¡En la 53 no está!- Exclamó la voz de Barret.
— ¡Pues a la siguiente!- Dijo Cloud desde varias plantas más arriba.
— ¡Chicos!- Dijo Tifa.- ¡La he encontrado!
Rápidamente Barret bajó las escaleras mirándome fijamente.
— ¿¡Pero donde coño te habías metido!?- Exclamó Barret.
— Perdón…- Dije con la voz baja. Me sentía un poco culpable.
En ese momento apareció Cloud quien había bajado las escaleras a toda velocidad y se abalanzó hacia mí, abrazándome fuerte. Me sorprendí muchísimo, no me lo esperaba para nada pero le correspondí con la misma intensidad. Por la velocidad a la que iba su corazón, se notaba que había pasado un momento de nervios.
— No quería preocuparos tanto…- Expresé.- Lo siento de verdad…
Cloud se separó de mi, se le notaba algo avergonzado de la manera en la que había reaccionado al verme y me miró fijamente.
— ¿Qué ha pasado?- Me preguntó.
Los tres me miraban esperando una explicación coherente de mi.
— Si os soy sincera…- Expliqué.- La sensación de saberme este sitio me estaba comiendo por dentro. Solo podía pensar en por qué me sonaba tanto. Y al subir las escaleras empecé a recordar que yo… solía subir por estas escaleras… pero ninguna puerta me sonaba hasta que llegué a la 49… Y no pude evitar entrar para saber más…
— ¿¡Tu sabes lo preocupados que estábamos!?- Exclamó Barret.- ¡De verdad que ya estaba pensando lo peor!
— Deberías habernos dicho que parabas… o lo que estaba pasando…- Dijo Tifa mirándome fijamente.
— Solo quería mirar un momento… lo más rápido posible y salir de ahí. No creo que lo hubierais notado… Pero no contaba con que me iba a encontrar a Tseng…- Dije de corazón.
— ¿A Tseng?- Dijo de repente Cloud mirándome fijamente.
— Mierda, ahora saben que estamos aquí…- Mencionó Barret preocupado.
— No creo que diga nada… Me ha confirmado que Aeris está en el laboratorio de Hojo y…- Saqué la tarjeta de visitante.- Nos ha dado acceso hasta la planta 61 dándonos esta autorización como visitantes… no nos va a parar…
Barret abrió los ojos como platos.
— ¿Me estás diciendo que te has encontrado al directivo de los Turcos y que en vez de encerrarnos o matarnos ha decidido ayudarnos?- Preguntó Barret.
— El poder del amor parecía…- Dijo Tifa mirándome con una pequeña sonrisa. Cuando ella dijo estas palabras Cloud reaccionó cruzándose de brazos y desviando la mirada.
— Bueno, por lo menos de algo nos ha servido.- Dijo Cloud.
— Simplemente hacía mucho tiempo que no nos veíamos… La nostalgia ha invadido la sala, nada más.- Cloud me miró fijamente cuando dije eso.- Aunque realmente agradezco que nos haya ayudado así… Se juega su trabajo.
— Ahora no te separes de nosotros.- Mencionó Cloud agarrando mi mano.
— Venga, toca volver a subir las escaleras que quedan.- Dijo Tifa.
— ¡Que ilusión, joder!- Exclamó Barret.
Tifa y Barret empezaron a subir primeramente y Cloud se me quedó mirando fijamente por un momento.
— No voy a dejarte sola otra vez.- Dijo con la voz bajita.
— A la próxima voy avisar de que me desvío.- Le respondí.
— A la próxima voy contigo.
Me acercó a él con un movimiento rápido y de golpe se agachó un poco hacia mi acercándose a mi cara y juntando nuestros labios. No pude evitar ponerme roja hasta arriba, mi corazón se volvió loco mientras que el beso duraba. Este beso no fue como el primer beso que tuvimos, me besaba con intensidad y fuerza, jugando con mi boca y mis labios, algo desesperado. Me estaba volviendo loca, empezaba a tener muchísimo calor. Se separó de mí a los segundos dejando un recorrido de baba entre las dos bocas. Me miraba muy intensamente, parecía que me quería reclamar con su mirada.
Dios, que beso…
Nos quedamos mirando fijamente por unos segundos hasta que la voz de Barret, quien se encontraba con Tifa varios pisos arriba, nos desconcentró.
— ¿¡Vais a subir o qué!?- Exclamó.
— ¡S-Sí…!- Dije yo rápidamente.- ¡Perdonad estaba guardando la tarjeta en un sitio seguro!
El resto de las escaleras lo subimos Cloud y yo juntos, agarrados de la mano. Hasta que llegamos a la planta 59.
— Tenemos que encontrar el ascensor para poder llegar a la planta 61.- Dije yo.
— Sí.
Nos pusimos a buscar por la planta 59 y Tifa y Barret se pararon delante de los ventanales gigantes de la planta.
— ¡Eh! Sil, Cloud mirad esto.- Dijo Tifa.
Nos acercamos y por la ventana se podía ver toda la ciudad de Midgar. Eran unas vistas muy bonitas.
— Que ilusos…- Dijo de golpe Barret.- Los que suben aquí a ver la ciudad de noche. ¡Cuánto deben disfrutar de las vistas! Pero las luces que brillan ahí afuera lo hacen a costa de Gaia. La están desangrando, y nadie piensa en que ocurrirá cuando se quede seca.
— Ya…- Dijo Tifa agarrándose sus propios brazos.
— Qué vistas tan terribles… y hermosas.- Añadió Barret.
Nos giramos y fuimos directamente hacia el ascensor. Pusimos la tarjeta en el lector y nos llevó hasta la planta 61.
— ¿Y ahora qué?- Preguntó Barret.
— Tendríamos que intentar actualizar la tarjeta de alguna manera…- Dije yo.- ¿Qué tal si vamos a recepción?
— Buena idea.- Dijo Tifa.
Fuimos rápidamente hacia recepción y allí un holograma robótico programado nos dio la bienvenida al poner la tarjeta en el lector.
— Bienvenidos a la visita autoguiada del edificio.- Dijo la robot.- Los visitantes pueden acceder a las plantas 61, 62 y 63. Deberán visitarlas en este orden. A la salida de cada planta encontrarán un lector que les permitirá actualizar la tarjeta de visitante. Así podrán acceder a la siguiente planta. ¡Esperemos que disfruten de su visita por la historia de Shinra!
— ¿En serio tenemos que aguantar tanto rollo?- Preguntó Barret.
— Bueno, entiendo que es la manera más fácil de pasar desapercibidos. Por eso mismo Tseng nos ha dado esta opción.
— O quizás quería que nos traguemos todo el rollo para volvernos pro-Shinra o algo.- Dijo Barret.
— ¡Qué imaginación tienes!- Dije riendo un poco.- Solo te va a dar más argumentos en contra de Shinra, igualmente.
— ¡Tienes razón! Un video manipulado no va a cambiar mi manera de pensar.- Exclamó.
Exposición "El Presidente Shinra"
Pasamos a una sala accediendo con la tarjeta del visitante y cuando entramos había una estatua de oro del presidente Shinra.
— Bienvenidos al edificio de Shinra, el corazón de nuestra compañía.- Hablaba una guía robótica.
— No me jodas…- Dijo Barret.
— En este museo conmemorativo… podrá informarse sobre el presidente, los diversos departamentos de la compañía y por supuesto, la ciudad de Midgar y la energía mako. ¡Esperamos que disfruten aprendiendo sobre estos temas!
— Sí, sí… Callate.- Agregó Barret.
— Dan ganas de vomitar.- Dijo Tifa.
— Se lo tiene todo muy creído.- Mencionó Barret.
— Tiene el ego por las nubes para hacerse una estatua así de él.- Dije, sorprendida.
— Eso no lo dudo para nada.- Exclamó Barret.
Salimos de la sala del presidente Shinra rápidamente y la voz de la guía volvió a sonar y una pantalla se encendió en la pared.
— ¡Hola! ¿Qué tal la visita autoguiada? ¡Espero que la estén disfrutando! ¿A que es divertido aprender acerca de Shinra y nuestro ilustre presidente? ¡No todos los días se tiene la oportunidad de admirar las pertenencias más preciadas del presidente!
En la pantalla se reprodujo un video enseñando quiénes eran los principales líderes de Shinra a parte del presidente y cuál era su función.
— A continuación, verán una exposición que se centra en el inestimable trabajo que hacemos en este edificio y explica la función de cada departamento. Espero que estén preparados. ¡No se imaginan qué maravillas podrán presenciar en el museo!
Exposición "Departamentos de Shinra"
Pasamos rápidamente a la siguiente parte de la exposición y todos miramos fijamente la sala. Habían varios robots aniquiladores en exposición y varias de las armas principales que usan.
— Me suenan estos robots.- Dijo Tifa.
— Porque nos hemos cargado ya a unos cuantos.- Mencionó Barret.
— La exposición del departamento de desarrollo armamentístico está en mantenimiento. Disculpen las molestias.
— Vaya.- Dije yo.- Es que ni para esto.
Pasamos por la siguiente puerta pasando a una sala de proyecciones. Estaba todo tan bien cuidado.
— Interesante, ¿verdad? Espero que hayan disfrutado aprendiendo acerca de los departamentos… y sus actividades, ideadas para fomentar el bienestar de la población. Shinra trabaja por la seguridad de los ciudadanos día y noche. A continuación, podrán aprender más acerca del milagro tecnológico de la energía mako y los reactores… así como de la ciudad de Midgar. ¡Adelante!
La puerta a la siguiente sala se abrió dándonos paso a la siguiente parte de la exposición. Había una maqueta de Midgar en escala pero bastante bien detallada, era bastante impresionante.
— Esta es Midgar, nuestro hogar, recreada en una escala de uno a diez mil. Como pueden comprobar, los ocho reactores de mako forman un círculo alrededor de la ciudad y le suministran energía de día y de noche. El mako que fluye en el seno del planeta es un recurso ilimitado. Shinra ha desarrollado la tecnología necesaria para extraerlo y transformarlo en combustible y la electricidad necesarios para la ciudad. El milagro de la energía mako ha mejorado con creces la calidad de vida de la población. El mako nos permite mantener Midgar iluminada de noche, haciendo de ella la ciudad que nunca duerme. Es un triunfo de la tecnología y testimonio del potencial humano.
— ¡Mienten más que hablan!- Exclamó Barret.
— Pero es verdad que el mako ayuda a la población.- Dijo Cloud.
— Es un engaño. Les impide ver la cruda realidad.- Contestó Barret- Hasta yo me tragué sus mentiras…
Barret se miró su brazo, con rabia. Que tenga que llevar esa arma allí… me daba a entender que algo de culpa tenía Shinra en eso.
— Me hierve la sangre de recordarlo.- Añadió Barret.
— Personalmente.- Dije.- Esto es muy interesante, la verdad. Pero no significa que me lo crea del todo, definitivamente mienten. Es imposible que el mako sea un recurso ilimitado.
— Es que si dijeran que no lo es nadie los defendería- Dijo Barret.
Avanzamos por la sala y allí había un lector de tarjetas. Pasé la tarjeta del visitante y la puerta se abrió.
— Enhorabuena. Ahora ya pueden considerarse académicos de Shinra.- Dijo la guía virtual.- A continuación, les hablaremos de nuestros avances en materia de investigación y desarrollo. Suban a la planta 62, el área de entretenimiento visual.
P.62. Área de entretenimiento visual.
Subimos por las escaleras hasta llegar a la siguiente planta. Todo estaba conectado para el visitante.
— Bienvenidos al área de entretenimiento visual, donde la tecnología más puntera de Shinra a través de una experiencia audiovisual inmersiva. Relájense y disfruten del espectáculo.
Entramos a una especie de sala redonda, no había absolutamente nada.
— Aquí no hay nada.- Puntualizó Barret antes de que un dispositivo saliera del centro de la sala y escaneara la sala completa, incluido a nosotros.- ¿Pero qué?
El suelo empezó a desaparecer, pero era todo una proyección. Nosotros seguíamos allí, de pie. Entramos a toda velocidad en la tierra, era espectacular, y nos enseñaron un mundo antiguo, todo verde.
— En la antigüedad, nuestro planeta era el hogar de una raza conocida como los Ancianos. Milenios antes de que descubriéramos el mako, estos antepasados ya hacían uso de él.- Nos inmergieron en una aldea de Ancianos, ellos usaban el mako para tareas diarias o para entretenerse.- De alguna manera, los Ancianos advirtieron de la existencia de esta fuente de energía en el seno del planeta. A raíz de este descubrimiento los Ancianos aprendieron a encauzar la energía del planeta y subyugarlo a su voluntad. Sus logros han perdurado en la actualidad en forma de materias.
— ¡Woah!- Exclamé yo, toda puesta en el tema a lo que Barret me miró flipando un poco de mi reacción.
— Así lo expresan en sus escrituras: "Somos nacidos del seno de Gaia: con ella conversamos, su esencia cultivamos… y a su tierra prometida regresaremos. Por su gracia y providencia ocuparemos nuestro lugar en el paraíso. Por desgracia, los Ancianos ya no están con nosotros. Hace dos mil años, un meteorito puso fin a su civilización. Pero antes de tan cruento final, ¿llegaron los Ancianos a encontrar la tierra prometida? A día de hoy, aún desconocemos la respuesta. Los tiempos han cambiado y la Compañía de Electricidad y Energía Shinra está comprometida con el progreso de cara al futuro. Al igual que los Ancianos, aprovechamos la energía que brinda el mako. ¿Estarán observando desde dondequiera que estén, quizá incluso esperándonos en algún paraíso recóndito? ¿Sobreviven aún en una tierra fértil y abundante en mako, capaz de abastecernos eternamente? Shinra trabaja por y para el pueblo, en pos del sueño de los Ancianos de guiar a la humanidad a la tierra prometida. No descansaremos hasta cumplir ese sueño.
— ¿Ya está?- Preguntó Barret.
De golpe la proyección cambió, nos encontrábamos en una de las calles de Midgar. La luna era amarilla y delante de ella se encontraba un hombre con una túnica negra. Nos miró fijamente y en ese momento un montón de gente apareció en la calle corriendo escapando del fin del mundo. La luna caía sobre Midgar. Torbellinos de aire se llevaban los edificios y poco a poco la atmósfera se iba atrofiando.
En ese momento me dio un golpe fuerte en la cabeza y me la aguanté. Era otra vez ese dolor. Vi una materia, una materia de un color que no había visto antes. De golpe, apareció Sephiroth delante de mis ojos.
Buena chica.
No lo llegué a escuchar, simplemente pude leer sus labios.
Midgar se estaba destruyendo, intenté buscar con la mirada a Barret y a Tifa pero se encontraban en el suelo. Me empezó a doler el pecho. No entendía qué tipo de pesadilla era esta.
— ¡Cloud!- Exclamé, buscaba su apoyo.
Tiré unos pasos hacia atrás, tenía un poco de miedo. Al último paso me paró algo, me choque contra dos personas más. A mi espalda se encontraban Sephiroth y Cloud. La luna caía, el edificio de Shinra se destruía. Parecía que ese era el destino.
En ese momento volví en mi, Barret me movió un poco y me medio desperté.
— ¿Oye que os pasa?- Dijo Barret mirándome y después mirando a Cloud, quien parecía perdido con su mirada. Tifa intentaba hacer que volviera en sí.
— Perdón, creo que al final me he mareado un poco por la proyección.- Expliqué.
— No me extraña.- Me respondió Barret.- Vaya ganas de potar, no solo por el mareo también por el contenido. ¡Tendrían que avisar, no es apropiado para niños!
— No era una proyección cualquiera.- Dijo Cloud poniéndose bien.
—¿Habéis visto ese meteorito gigante?- Preguntó Tifa.
— Lo dicho: no es para enseñárselo a los niños.- Mencionó Barret.
Fuimos hacia la puerta y pasamos la tarjeta para que las puertas se abrieran.
— ¡Enhorabuena! ¡Ahora saben todo lo que hay que saber acerca de Shinra! ¡No duden en hablar con sus amigos de las maravillas que han presenciado aquí! A continuación, visitarán el lugar donde se recogen los conocimientos de la compañía. Suban a la planta 63, la biblioteca y el almacén de archivos.
— ¿Pero qué…?- Dijo Barret.
Cuando la puerta se abrió un señor nos esperaba allí, me sobresalté un poco, no me lo esperaba.
— Buenas tardes. Bienvenidos. AVALANCHA, ¿cierto?- Preguntó el señor haciendo una pequeña reverencia.- Me llamo Hart. Es un placer conoceros en persona. A petición del alcalde Domino, vengo a llevaros ante él.
— ¿El alcalde de Midgar?- Preguntó Barret.- ¿Ese maniquí con traje que solo repite lo que le dice Shinra?
— Sí.- Respondió Hart.- El alcalde de nuestra querida Midgar, la ciudad más grandiosa del planeta. El alcalde Domino. Últimamente ha habido problemas técnicos en el área de entretenimiento visual… y temía que os resultara imposible avanzar.
— ¿Y por qué quiere vernos el alcalde?- Preguntó Cloud.
— Me temo que se lo tendréis que preguntar vosotros.- Dijo Hart antes de girarse y emprender camino.
— Digo yo que habrá que seguirlo.- Dijo Barret. Todos nos mirábamos desconcertados.
P.63. Biblioteca y almacén de archivos.
Empezamos a seguirle y subimos a la siguiente planta junto con Hart llegando a una biblioteca inmensa. Aquí seguro que habían libros de calidad con buena información, que pena que no podía pararme.
— ¡Menuda biblioteca!- Exclamó Barret.- ¿Qué pasa, que el alcalde se dedica a leer en vez de gobernar?
Hart nos hizo un gesto para que lo siguiéramos y eso hicimos. Caminamos parte de la circunferencia de la biblioteca. No podía evitar mirar todas las estanterías. En ese momento Hart se paró y empujó un libro hacia dentro de la estantería haciendo que una puerta secreta se abriera. Esto nos condujo a otra parte de la biblioteca, si estaba escondida, imagínate todos los libros con información había aquí. Llegamos a una puerta de madera y Hart nos hizo un gesto para que entráramos.
— Adelante.- Dijo Hart.
— Como sea una trampa, te mato.- Expresó Barret.
Cloud abrió la puerta y entramos rápidamente. En la sala habían muchas pantallas con imágenes de las cámaras de seguridad, nuestras.
— No puede ser…- Dijo Barret.
— Ah, ¡excelente! Me alegro de conoceros.- Dijo una voz. De golpe salió el alcalde de debajo de la mesa- Soy el alcalde de la megalópolis del mako, Domino. Encantado. Es obvio que la discreción no es vuestro fuerte. A saber quién os ha borrado parte de las pistas…
— ¿Qué insinúa?- Preguntó Cloud.
— No es tan complicado de adivinar. Los de seguridad os han visto en más de una ocasión.- Nos dijo el alcalde Domino.- Habéis pasado por delante de un sinfín de cámaras. ¿Oís la alarma? ¿No? De nada. Aunque no todo ha sido trabajo mío, parece que alguien más dentro del edificio ha estado borrando vuestras pistas.
Los cuatro nos miramos sin entender nada.
— ¿Acaso no informaron a vuestra célula? Yo soy el topo de AVALANCHA.- Dijo el alcalde Domino.
— ¿Cómo?- Exclamó Barret
— ¿De verdad te sorprende?- Preguntó el alcalde Domino.- Ya has visto a qué me han relegado. El alcalde de la mayor ciudad del planeta… recluido en un trastero de la biblioteca. ¡Cómo osan! Si esos mentecatos de Shinra creían que iba a quedarme de brazos cruzados ante tal ofensa ¡estaban equivocados! ¡Mucho!
— Primero el directivo de los Turcos y ahora el alcalde.- Dijo Barret.- Todo esto lo facilita todo muchísimo más.
— Necesitamos entrar al laboratorio del profesor Hojo.- Mencionó rápidamente Tifa.
— ¿Cómo? ¿Por qué?- Preguntó el alcalde Domino.- ¿Vuestro objetivo no es darle su merecido al presidente Shinra?
— Hemos venido a rescatar a una amiga que han atrapado.- Dijo Cloud.
— Pero si el presidente se nos pone a tiro, estoy dispuesto a apretar el gatillo.- Agregó Barret sentándose en uno de los sofás.
— Bueno, haced lo que gustéis, siempre y cuando sea perjudicial para Shinra.- Dijo el alcalde Domino.
— Perfecto.- Dijo Barret, parecía contento.
— Os puedo dar acceso hasta la planta 64, es decir, la siguiente.- Mencionó el alcalde Domino.
— Venga ya.- Dijo Barret.- ¿Y no nos puedes dar acceso al resto?
— No, no puedo daros acceso al resto.- Respondió el alcalde Domino.
— Pero si eres el alcalde.- Dije yo sentándome en uno de los sofás.
— ¿"Pero si eres el alcalde"?- De golpe el alcalde Domino saltó.- ¿Acaso parece esto el despacho de un alcalde? ¡Me tienen como un bibliotecario! ¡Ni siquiera me dejan ir a las reuniones! ¡Me dedico a organizar y archivar documentos! ¡Tengo más cortes de papel en las manos que arrugas! Nadie es consciente de mi dolor, ¡mi sufrimiento diario! Me han convertido en un alma en pena…
— Va…- Dijo Barret levantándose del sofá, apenado por el alcalde.- Te la han jugado como a nosotros, ¡y lo van a pagar! Así que… cálmate. Respira hondo, tranquilo.
— Dadme vuestra tarjeta de visitante.- Dijo el alcalde Domino.
Me acerqué a él y se la entregué. El alcalde la puso en su lector para poder darnos el permiso.
— Entonces, ¿el directivo de los Turcos os ha dado esta tarjeta?- Preguntó el alcalde Domino.- Solo algunos ciudadanos pueden conseguirla y acceder a estas instalaciones, no es moco de pavo.
— Así es.- Respondí.- Pero más te vale no decir nada si no quieres terminar en un ataúd. Es más claustrofóbico que esta sala, te aviso.
— No diré nada. Nos ha hecho un favor tanto a vosotros como a mi dejando que paséis.- Dijo el alcalde Domino antes de devolverme la tarjeta.- Tened, ahora tenéis acceso a la zona de ocio de la planta 64. Allí deberéis buscar un simpatizante de AVALANCHA. Identificaos y os dará acceso a las zonas de reuniones de Shinra, por donde se va a la planta siguiente. La contraseña es… "¡El alcalde es el mejor!" "¡El alcalde es un primor!" "¡Donde va causa furor!" Decidle "el alcalde", y si responde "es el mejor" con alegría, habréis dado con él. ¿Entendido?
Los cuatro nos miramos y Barret asintió. Salimos de la oficina del alcalde y empezamos la marcha.
— Aún no puedo creerme que el alcalde sea un topo de AVALANCHA.- Dijo Tifa, sorprendida.
— Ya nos podrían haber avisado los merluzos de la célula principal.- Dijo Barret.
Salimos de la biblioteca para avanzar a la siguiente planta.
En otra parte de Midgar…
— Bien. Hablemos de vuestra tierra prometida. Venga, Aeris. Has malinterpretado mis intenciones. Solo trato de saciar su codicia material para que me dejen continuar con mi gran obra. Nuestra gran obra, mejor dicho. Eres idéntica a tu madre. Lamento en el alma lo que sucedió. Si hubiera confiado en mí en vez de intentar huir, el desenlace hubiera sido otro. Qué tragedia… perder a la última Anciana de raza pura… Aunque no la perdimos del todo. ¿Querrías ver a tu madre? Aunque sería por la lente de un microscopio. ¿O es que pensabas que dejaríamos que un espécimen tan valioso se pudriera en un callejón? Recogimos y catalogamos hasta la última célula de su ser. Su cabello, su piel, sus órganos, sus huesos… ¡Es tan hermosa muerta como lo fue en vida! Como tú, querida mía. Ifalna era una belleza, incluso a nivel celular. A eso me refiero, has heredado su elegancia. Ah, sí. Tengo otra reunión. Pórtate bien, no tardaré mucho.
-
P: 64. Área de ocio y descanso.
— Bienvenidos a la planta 64. Esta planta está dividida en dos pero una es confidencial. La que podéis visitar, es el oasis de descanso para quienes trabajan de día y de noche aquí, en las instalaciones de Shinra.- Volvió a sonar la guía.
— Es muy tarde.- Dijo Tifa.- Pero seguro que aún hay más gente trabajando por lo ocurrido en el sector 7.
— Es culpa suya.- Dijo Barret.- Que se jodan.
— Céntrate. Tenemos que dar con ese tipo.- Añadió Cloud.
— Si, ya. Intentaré guardar las formas cuando hablemos con la gente.- Contestó Barret.- ¿Dónde estás querido simpatizante?
— Hay que probar a hablar con alguien que dé el tipo.- Dijo Tifa.
— Recuerda.- Dijo Barret.- Hay que decir "el alcalde".
— Si responde "es el mejor", habremos acertado.- Añadió Tifa.
— Venga al lío.- Dije yo.
Empezamos a buscar por el área de descanso. Nos paramos con un par de empleados pero ninguno sabía de que estábamos hablando. Parecía que esto se iba a complicar un poco, no había poca gente que digamos.
Entramos a un sitio donde había un simulador enorme de combate. Allí había un empleado de Shinra al cual nos acercamos.
— ¿Trabajáis aquí? Es la primera vez que os veo. ¿Os puedo ayudar?- Preguntó el empleado.
— El alcalde…- Dije yo mirándolo fijamente.
— ¡Es el mejor!- Exclamó el empleado. Tifa, Barret y yo nos miramos y sonreímos. Por fin.- Me han avisado de que veníais. ¿Queréis entrar a la parte confidencial para poder seguir subiendo a las plantas superiores, no?
— Así es.- Respondió Barret.
— Antes de entregaros la nueva tarjeta de acceso para poder colaros… quiero ver de que sois capaces.- Dijo el empleado.
— ¿Mande?- Preguntó Barret, confundido.
— ¿Sabéis qué pasaría si os pillaran? Vuestra misión también es un riesgo para nosotros.- Mencionó el empleado.- Demostradme que vale la pena. Este simulador de combate es puntero. No os va a resultar nada fácil ganar, os lo aseguro. Si lo conseguís, os doy la tarjeta.
— No queda de otra.- Dije yo antes de que entráramos al simulador.
Al entrar, salió del medio de la sala lo mismo que había salido en la proyección audiovisual del museo. Le dimos a empezar y nuestro alrededor se volvió un campo de batalla. Nuestros contrincantes eran dos máquinas de Shinra, trituradores.
Esto iba a ser fácil, las máquinas son parte de mi especialidad. Empezamos a luchar, el simulador de verdad se sentía real, la tecnología estaba muy avanzada.
La técnica de lucha era bien sencilla. Mientras Tifa, Cloud y Barret intentaban romper los brazos del triturador, yo les electrocutaba los circuitos usando ELECTRO+. Una vez que eso pasaba y el triturador pasaba a la fase de vulnerabilidad aprovechaba para escacharrarlo aún más con ELECTRO++.
La batalla terminó rápido y salimos campeones del simulador. Allí estaba esperando el empleado de Shinra.
— Me habéis convencido.- Dijo.- Lo dicho es deuda. Tomad. Con esta tarjeta podréis acceder a la zona confidencial de esta planta. La puerta está en esa dirección.
El simpatizante nos dio una tarjeta especial del edificio de Shinra.
— ¿Qué tenéis planeado hacer cuando lleguéis arriba?- Preguntó el empleado.
— Hemos venido a liberar a una amiga.- Dijo Cloud.- Está retenida en un laboratorio.
— ¿En un laboratorio? Será el del profesor Hojo.- Respondió el empleado.- No os será fácil rescatarla. Ahí solo puede entrar personal autorizado.
— Ya nos buscaremos las mañas.- Añadió Cloud.- ¿Sabes dónde está Hojo?
— Hay una reunión de directivos apunto de empezar. Es en la sala de reuniones principal. Asistirán el presidente Shinra, el profesor Hojo y los demás jefes de departamento.
— ¿Les damos una sorpresa?- Preguntó Barret.- Si hacemos rehén al presidente ¡nos darían lo que fuera!
— Los de seguridad os rodearían en cero coma.- Dijo el empleado.
— Tenemos que enterarnos de sus planes.- Mencionó Cloud.
— ¿Queréis espiarlos en la reunión?- Preguntó el simpatizante.- Tengo una idea. Id a los lavabos de hombre. Colaos por los conductos de ventilación. Llegan justo hasta la sala de reuniones.
— Gracias por el consejo.- Dijo Cloud.
Salimos de allí y nos dirigimos hacia los baños de hombres pero antes de llegar dos centinelas nos pararon.
— ¿Cloud? Eres Cloud, ¿no?- Preguntó uno de los centinelas.- ¡La leche! Tranqui, que entrenamos juntos y éramos colegas. ¡Qué sorpresa! Sigues vivito y coleando, eh. Me dijeron que habías palmado, ¡pero yo no me lo creía!
Cloud miraba el suelo, creo que estaba muy confundido. En ese momento puso una mano en su cabeza.
— Eh, quédate aquí.- Dijo el centinela.- Voy a avisar a Kunsel. ¡Ahora vuelvo!
En ese momento los dos centinelas volvieron por donde habían venido.
— ¿Era colega tuyo?- Preguntó Barret.
Cloud negó con la cabeza, pero parecía tener dolor, no bajaba su mano. Me acerqué a él y lo miré fijamente.
— ¿Estás bien?- Pregunté
Cloud bajó su mano y me miró.
— Sí…- Respondió.
— ¿Estás seguro?- Pregunté otra vez.
— Estoy bien.- Me dijo.- Vámonos.
P64: Zona de reuniones.
Fuimos rápidamente a la puerta que nos conduciría hacia la zona confidencial. Pusimos la tarjeta y las puertas se abrieron. En ese momento el presidente Shinra y Heidegger se dirigían a la sala de reuniones principal. No nos vieron, por suerte.
— ¿Sigue en pie nuestra ficción?- Preguntó el presidente Shinra.
— Completamente.- Contestó Heidegger.- El pueblo cree firmemente que AVALANCHA ha conspirado con Wutai. Hasta casi yo me lo creo, a estas alturas.
— ¿Se ha pronunciado Wutai?- Preguntó el presidente.
— Por ahora no.- Respondió Heidegger.- Y si esos cobardes se atreven a dar señales de vida, más creíble será nuestra historia. Si me permite señor, quería hablarle de otro asunto.
— ¿Si?
— Es un mensaje del director Palmer…
En ese momento pasaron la puerta, yéndose.
— ¡Mierda!- Exclamó Barret.
— Barret…- Dijo Tifa mirándole.
— Sí, sí, ya lo sé.- Mencionó Barret.- Nuestra misión consiste en salvar a Aeris. Lo demás tendrá que esperar.
— Eso es.- Respondió Cloud.- Esta es nuestra única oportunidad. Aprovecharemos el tiempo que dure la reunión de Hojo. Tenemos que planearlo bien.
— ¿El profesor Hojo estará en esa sala?- Preguntó Tifa.
— Debería estarlo.- Dijo Cloud.
— ¿Cuál es el plan?- Pregunté.
— Hay que reconocer el territorio y buscar una vía de infiltración a la sala.- Contestó Cloud.
— ¿A que viene esa jerga?- Preguntó Barret.- Hay que buscar el baño y colarse por el conducto de ventilación. Vamos a preguntar dónde está.
— De eso nada.- Dijo Cloud.- Mejor buscarlo nosotros.
Seguimos el pasillo recto y no fue muy complicado encontrar el baño de hombres, estaba bien señalizado.
— Bueno, Sil y yo os esperamos fuera.- Dijo Tifa.
— ¿Eh?- Dije yo mirándola.
— ¿Cómo vais a quedaros fuera?- Preguntó Barret.
— Es mejor que esperéis dentro.- Mencionó Cloud.
— Ya pero es el…- Dijo Tifa.
— Bah y qué más dará.- Dije yo mirándola.
— Bueno, da igual. Tenéis razón.- Mencionó Tifa.
Entramos al baño, eran bastante modernos. Se notaba el dinero invertido hasta aquí.
— Suerte que no hay nadie.- Dijo Tifa.
— Estos de la plataforma son pijos hasta para ir al baño.- Dijo Barret.
— ¡Oye! Que yo vivía en la plataforma del sector 1.- Dije yo.
— Sin ánimo de ofender.- Dijo Barret riendo un poco.
— Venga, vamos a buscar el conducto.- Dijo Tifa, se la notaba incómoda.
En el último cubículo se encontraba la ventilación en el techo.
— Aquí está.- Señalizó Cloud.
Cloud se subió encima del váter y quitó las rejas que impedían la entrada.
— Mira, yo…- Dijo Barret.
— Quédate vigilando.- Le dijo Cloud, claro Barret no cabía por el conducto.
— Mejor.- Respondió él.
— Sil, te vienes conmigo.- Me dijo Cloud.
— Entendido.
— Barret, ¿qué tal si vigilamos desde fuera? No estoy muy cómoda aquí.- Dijo Tifa.
— Sin problema.- Contestó Barret.
Cloud se volvió a subir a la taza del váter e hizo un salto subiendo hasta el conducto. Yo hice exactamente lo mismo que él. El conducto era bastante estrecho pero por suerte cabíamos los dos perfectamente. Empezamos a avanzar lentamente, no podíamos hacer ni el más mínimo ruido así que la lentitud era nuestro mayor aliado. Nos encontramos una rejilla que dirigía una sala, pero no era la de reuniones así que seguimos avanzando. Llegó un punto que se dividía en dos caminos. Cloud escogió el derecho pero cuando miré a la izquierda vi una materia y no pude evitar ir rápidamente hacia allí. Era una materia vigorizante. Ya estaba contenta. Reconduje como pude y volví a seguir a Cloud. Llegamos a otro agujero al poco tiempo y al mirar, bingo, era la sala de reuniones.
— ¡Les juro que lo he visto!- Dijo Palmer, el líder del Programa Especial de la organización.- Con mis propios ojos, ¡andando por el pasillo!
— No tenemos tiempo para tonterías.- Dijo Heidegger.
— Lo tuve delante.- Dijo Palmer.- Como os tengo a vosotros ahora. ¡Se me cayó el té del susto!
— ¡Basta ya!- Exclamó Heidegger dando un golpe fuerte en la mesa.- Si hay intrusos en el edificio mis tropas lidiaran con ello.
— Pero señor presidente… ¡le juro que…!- Exclamó Palmer.
El presidente hizo un gesto para que Palmer parara y miró a Reeve, el líder del desarrollo urbanístico.
— Reeve.- Dijo el presidente dándole la palabra.
— Señor.- Dijo Reeve.- Hemos evaluado los daños del sector 7, las cifras son sobrecogedoras…
— No quiero oír tus lamentaciones.- Respondió el presidente.- ¿Algo más?
— Señor, tengo una propuesta de reconstrucción.- Mencionó Reeve.
— No será necesaria.- Dijo el presidente.- Menos ahora que volvemos a tener bajo custodia a la Anciana.
— Con el debido respeto, señor.- Dijo Reeve.- No entiendo qué…
— Resumiendo, Reeve.- Dijo Escarlata, la líder del departamento armamentístico.- Neo-Midgar.
— En su tierra prometida…- Dijo el presidente mientras fumaba un puro.- construiremos una nueva metrópolis del mako.
— ¡Señor presidente!- Reeve se levantó de su silla.- Aún no sabemos a ciencia cierta si la tierra prometida…
El presidente mandó a sentar a Reeve y miró al profesor Hojo.
— Profesor Hojo.- Dijo el presidente.
— Los resultados de las pruebas son los esperados.- Explicó Hojo.- El espécimen no está al mismo nivel que su madre, de raza pura, pero será suficiente para nuestro objetivo.
— ¿Nos podrá conducir a la tierra prometida?- Le preguntó el presidente Shinra.
— Eso aún está por ver, señor presidente.- Respondió Hojo.- Le quería pedir su permiso para asegurarnos su cooperación mediante métodos más compulsivos. A la vez que moderados. En un recurso único que hemos de cultivar con cuidado.
— A mí siempre me ha funcionado la tortura.- Dijo Escarlata con una sonrisa.
— Tiene mi arsenal a su disposición en caso necesario, profesor.- Dijo Heidegger.
— Hablaba en términos más… psicológicos. Mejor dañar la mente que hacer mella en el cuerpo.- Respondió Hojo.
Palmer empezó a descojonarse y el presidente Shinra fumaba con concentración.
— Haz lo que consideres necesario.- Dijo el presidente.- Sin embargo, no toleraré que repitas el error de antaño. ¿Entendido?
— Verá. Tengo una idea para mitigar ese riesgo.- Añadió el profesor Hojo.- Asegurarnos de que la Anciana tenga descendencia. Al no encontrar un segundo espécimen de su raza, tendríamos que identificar un posible candidato. Creo que en Soldado hay buena cantera. Estarían incluidos los tipos S y G, por supuesto. Es imposible saber qué propiedades tendría un espécimen híbrido… ¿Y? ¿Qué les parece?
Cloud y yo nos miramos y empezamos rápidamente a retroceder hacia atrás, para salir del conducto de ventilación. Salimos de este y salimos de la puerta de los baños.
— ¿Y?- Preguntó Barret. Tifa nos miraba fijamente.
— Lleva una bata blanca.- Dije yo.
— Es el director de investigación. Hay que seguirlo.- Añadió Cloud.
— Va.- Dijo Barret.- Le seguimos y nos lo cargamos, por cabrón.
— No hasta que nos conduzca a Aeris. Ese es el plan.- Dijo Cloud.
Emprendimos rápidamente la marcha y nos encontramos al profesor Hojo, solo, saliendo de la sala de reuniones. Nos escondimos detrás de una columna para poder escucharlo, estaba hablando solo.
— Deambulando por estos pasillos como si nada. Quién lo hubiera imaginado…- Dijo el profesor Hojo.- Sería interesante ver como se compenetran… Me encantaría estudiar a su progenie. Pero eso puede esperar. Primero necesito respuestas.
P64: Acceso a los laboratorios.
En ese momento el profesor Hojo pico su tarjeta al lector abriendo la puerta hasta el acceso a los laboratorios.
— Bastará con administrarle una sustancia psicoactiva, algo que no cause daños a largo plazo.- Hojo seguía hablando solo.
— ¡Vamos!- Exclamó Cloud al ver que Hojo iba entrando para llegar antes de que la puerta se cerrara.
Entramos rápidamente, Hojo ya había emprendido camino. Empezamos a avanzar también, nos encontrábamos en una zona de experimentación. Avanzábamos poco a poco hasta que de golpe en otra sala el profesor Hojo se paró delante de una puerta. En ese momento Barret echó a correr y lo amenazó desde detrás con su arma.
— ¡No te muevas!- Exclamó Barret.- No estoy de broma.
— ¿Qué sucede?- Preguntó el profesor Hojo al notar la arma de Barret en su espalda.
— Lo que va a suceder es que te voy a acribillar como no abras esa puerta ahora mismo.- Dijo Barret.
Hojo avanzó y abrió la puerta, sin decir nada más.
P65: Laboratorio inferior del prof. Hojo.
Empezamos a seguirle, Barret le amenazaba con su arma.
— Vosotros debéis ser los que habéis causado tanto revuelo últimamente. ¿Los ecoterroristas?- Preguntó Hojo.
Barret le hizo un gesto en la cabeza para que siguiera avanzando.
— En tal caso, no sé en qué os puedo servir.- Dijo Hojo.- El presidente está más arriba. Hale, largo.
— Cállate y anda.- Le dijo Barret empujándolo con su arma.
Hojo rechistó pero comenzó a andar. En el laboratorio había más gente y todo el mundo se quedó perplejo, mirando.
— ¡Que nadie se mueva!- Exclamó Barret empujando al profesor Hojo.
— No hace falta empujar.- Dijo el profesor Hojo.- A diferencia de vosotros, no estoy acostumbrado a la violencia física.
— Te acostumbrarás.- Le contestó Barret.
— ¿Qué queréis?- Preguntó Hojo.
— A nuestra amiga. Está en tu laboratorio.- Dijo Barret.
— ¿En serio?- Dijo Hojo.
— ¡Dinos dónde está Aeris!- Exclamó Barret.
— Ah.- Dijo Hojo ya enterándose por donde iban los tiros.- Así que es amiga vuestra… Vaya, vaya, vaya… en tal caso, Sí… Sería el incentivo idóneo.
— ¿Qué murmuras?- Preguntó Barret.
— Nada en especial.- Dijo Hojo.- Me preguntaba como reaccionaría si viera vuestros tres cadáveres.
Hojo miró fijamente a Cloud, Tifa y a Barret.
— ¡Oye!- Exclamé yo saliendo de detrás de Barret.- Déjate de bobadas.
— Vaya… No te había visto…- Hojo sonrió de oreja a oreja.- Sí… Esto se va a poner interesante.
En ese momento aparecieron varios bichos asquerosos en la sala y Hojo le dio al botón de emergencia.
— Os arrepentiréis de haber venido.- Dijo Hojo.
Hojo rápidamente se dirigió al ascensor de la sala, riendo como un maníaco. Además de los bichos que había soltado, una puerta se abrió con un bicho aún peor, enorme.
— ¡Qué asco!- Expresé.- Lo que nos faltaba…
Nos pusimos a luchar rápidamente. Usé mi materia para analizar al bicho gigante pero no parecía tener ninguna debilidad en concreto. Eso era una ventaja y una desventaja ya que al no tener debilidades tampoco iba a tener tanta resistencia, pero iba a ser complicado de debilitar. Lo único que no podía usar era ELECTRO ya que el bicho contaba con un 50% de resistencia media a esta magia. En esta batalla el cuerpo a cuerpo fue más mi recurso, normalmente no luchaba tanto así pero no me disgustaba para nada.
Matamos a los bichos y miramos a nuestro alrededor.
— ¡Eh! ¡Hojo se ha escapado!- Dijo Barret.
P66: Laboratorio principal del prof. Hojo.
Rápidamente corrimos hacia el ascensor y entramos, subiendo a la siguiente planta. Allí nos esperaban varios centinelas y antidisturbios y detrás de ellos, estaba Aeris, encerrada en un tubo rarísimo.
— ¡Aeris!- Dije yo con fuerza. En ese momento ella se levantó y nos miró.
— Impresionante.- Dijo el profesor Hojo. Estaba en la parte superior de un cubículo, con ventanas hacia la sala donde nos encontrábamos, observándonos.- Mi más sincero agradecimiento por los magníficos datos de combate que me habéis proporcionado.
— Te crees muy listo, ¿eh, capullo?- Exclamó Barret.
— En base a mis simulaciones, predigo…- Dijo Hojo.- que una escuadra bastará para eliminaros sin problema.
— Y yo predigo que te vas a llevar una hostia.- Dijo Barret.
— ¡Vamos a rescatar a Aeris!- Dijo Cloud.
— ¿Cómo?- Dijo el profesor Hojo.- ¿Rescatarla, dices? Corrígeme si me equivoco, pero ¿no vino ella motu proprio? ¿Es que pretendes imponer tu voluntad a la suya?
— ¡Solo vino para salvar a Marlene!- Exclamó Barret.
— Habéis malinterpretado la situación.- Dijo el profesor Hojo dando el OK para que la escuadra nos atacara.- Pero no estoy de humor para explicárosla. Estas instalaciones albergan maravillosos especímenes que cambiaran el mundo tal y como lo conocemos
Rápidamente fuimos hacia ellos, atacando. No íbamos a perder el tiempo con tonterías así que nos deshicimos de todos lo más rápido que pudimos. Fue muy fácil, no era la primera vez.
— Tanta simulación no te ha servido para nada.- Dijo Barret mirando a Hojo.
— Cierto… Quizá haya una variable que desconozca.- Añadió Hojo.- Pero no importa, en breve llegarán refuerzos.
— ¿Crees que llegarán antes de que acabe contigo?- Dijo Cloud.
— Vaya… ¿eres Soldado?- Preguntó Hojo.
— Así es.- Respondió Cloud.
— No, algo falla.- Dijo Hojo.- Ah, ya te recuerdo… Disculpa el lapso de memoria. Muchacho, no eras Soldado.
Cloud miró hacia abajo, sin entender nada y puso una mano en su cabeza.
— Es bonito este reencuentro de tres, pero...- Dijo Hojo.
En ese momento varios Ecos salieron de detrás nuestro y empezaron a ir dirección el profesor Hojo llevándoselo.
— ¿Qué magnífico fenómeno es este?- Exclamaba Hojo mientras se lo llevaban.- ¿Qué sucede? ¿Adónde me lleváis?
— ¿Qué pretenden ahora esos fantasmas?- Dijo Barret.
— ¡Sil, Cloud, Tifa!- Exclamó Aeris.
— ¡Barret!- Dije yo mirandolo.
— Ya voy. ¡Aparta!
Aeris se hizo a un lado y Barret comenzó a disparar al seguro para conseguir liberarla. En ese momento el campo magnético que la retenía se abrió.
— ¡Habéis venido a por mi!- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Claro.- Respondió Cloud.
— ¡Aeris!- Dije yo yendo rápidamente hacia ella y abrazándola fuerte.- Estaba tan preocupada por ti.
— Estoy bien, Sil.- Me dijo Aeris abrazándome fuerte tambien.- Muchas gracias por venir.
En ese momento aparecieron dos robots para matarnos, los refuerzos habían venido pronto.
— Gracias por salvar a Marlene.- Dijo Barret.- Te debo una.
— ¡Ya hablaréis luego!- Dijo Cloud.
Empezamos rápidamente la lucha, era la primera vez que luchábamos contra este tipo de luchadores acorazados, pero no fueron demasiada molestia. No estaban ni siquiera preparados. Al terminar Tifa fue rápidamente donde Aeris.
— ¡Aeris!- Dijo Tifa.- ¿Estás bien?
— Sí, gracias.- Mencionó Aeris con una sonrisa.
— No se merecen.- Dijo Tifa con una sonrisa también.
— Tenemos que irnos.- Dijo Cloud mirándolas.
Empezábamos a irnos cuando de repente escuchamos un ruido que venía de detrás nuestro. Nos giramos y vimos un perro con una cola de fuego. Nos pusimos en posición de guardia. El perro en ese momento empezó a correr y rompió un cristal yéndose.
— ¿Qué era ese bicho?- Pregunto Barret.
— ¡Vamos!- Dijo Aeris echando a correr en la dirección en la que el perro se fue.
— ¡Aeris!- Exclamé yo.
— Pero qué…- Dijo Barret sin entender nada.
— Vamos.- Dijo Cloud.
Empezamos a seguir a Aeris y rápidamente vimos como el perro iba corriendo hacia el ascensor donde se había metido Hojo, parecía que quería atacarle pero no llegó a tiempo y las puertas se cerraron en su cara. En ese momento el perro dio media vuelta y empezó a venir hacia nosotros.
— ¿Qué? ¿Quieres bronca?- Dijo Barret mirando al perro.
— Espera.- Dijo Aeris.- Es nuestro amigo.
Aeris se acercó poco a poco a él y le puso la mano en la cabecita, haciéndole pat. En ese momento el perro dejó de gruñir y cerró los ojos. Aeris sonrió y se separó del perro.
— ¿Qué narices es?- Preguntó Barret.
— Una pregunta fascinante.- Dijo el perro.
— ¿Acaba de hablar?- Dijo Tifa sin entender absolutamente nada. Estábamos todos que no creíamos lo que teníamos delante.
— En cuanto a "qué" soy…- Volvió a hablar el perro.- Soy el ser que veis ante vosotros. Ni más ni menos. Preferiría no entrar en detalles, ¿entendido?
El perro se dio media vuelta y todos nos lo quedamos viendo, aún en shock
— ¿Trece?- Preguntó Tifa. Es verdad que el perro tenía una marca en de un número en el pelaje.
— Red XIII. Así me denominó Hojo.- Dijo el perro, ahora de nombre Red XIII.
— Se ha escapado.- Dijo Cloud refiriéndose a Hojo.
— ¿Perseguimos a ese cabronazo o qué?- Preguntó Barret.
En ese momento se paralizó el tiempo. Empecé a perder la consciencia pero mi cuerpo avanzaba solo hacia el ascensor. En mi mente imágenes de un bicho raro se me proyectaban. Escuchaba las voces de mis compañeros, pero de fondo, no lograba entender lo que decían. Mi cuerpo seguía avanzando solo, me dolía la cabeza, tenía ese dolor agudo. No aguantaba más el dolor. Más imágenes se proyectaban en mi cabeza. Me dolía el pecho, no aguantaba más. En ese momento, en un momento de lucidez, vi el bicho más claramente, tenía forma de mujer, estaba conectada a mil cables y además no estaba sola, algo le hablaba a ese bicho.
Hemos venido, madre. A verte.
En familia.
— ¿Mamá…?
En ese momento perdí la consciencia. Y no recuerdo nada más.
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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