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gusto
algo-tuyo despierta, inspira algo-mío tal vez se trate de algo-mismo que nos trama algo-tuyo-algo-mío viste como cuando anoche prendías ese pucho? bueno, así me prendo; algo-tuyo que me enciende algo-tuyo que atrae algo-mío que quiere juntarse algo-mío que reconoce algo-tuyo tu voz, tu nariz, tus ojos, tu cuerpoarte algo-tuyo que inspira; que invita a escribir estas fantasías para que ese-algo-tuyo se acerque a este-algo-mío, al menos en estas líneas tus aventuras, tu diálogo, tu reflexión, tu sensibilidad y algo-mío juega a desear algo-tuyo aunque sea un efímero instante instante que comprende la existencia de esa mara que durante toda su vida se aparea con la misma pareja
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“One does not become enlightened by imagining figures of light, but by making the darkness conscious.” ― Carl Gustav Jung
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Las velas y los sahumerios. Aromas matutinos; luces nocturnas.
Los lápices de colores. Pintando mandalas para llevar paz al corazón.
Las fotografías que registran momentos pasados. Imágenes de la infancia; tiempos de pureza e ingenuidad. Un niño que te penetra con la mirada.
Renace. Se reúne con ese niño cada vez que puede; lo abraza y lo refugia.
Las piedras. Huellas de la Tierra y rastros de evolución. Memorias. Es parte del todo.
Un encendedor. El último cigarrillo lo fumó en abril de dos mil dieciocho. Un año después, la marihuana entró en su cuerpo por última vez.
La cómoda está abarrotada de cositas que dicen algo acerca de él.
Frasquitos de medicación homeopática.
Sprays con fragancias para aromatizar el ambiente. Jazmín; limón.
La botella con agua. Fuente de vida y bienestar. Va con él para todos lados.
Algunos juguetes de antaño como adornos del ahora. Monstruitos japoneses.
La habitación es su lugar de encuentro. Muchas historias se escriben aquí.
Desde la ventana puede verse la calle. Le gusta espiar a las personas que pasan por allí fuera. Juega y se divierte inventando relatos para todos estos personajes secundarios que desfilan para él.
La biblioteca, llena de libros. Quedan varios pendientes por leer. Acumula más de lo que termina leyendo, en realidad. Y al parecer eso es lo entretenido: explorar y descubrir títulos y autores.
Una pizarra en blanco. Lista para escribir la aventura del día. Y así una y otra vez; hasta que no haya más días para contar. Encontrando lo extraordinario en lo ordinario; la belleza en el detalle.
Enchufes, cables, cargadores; indicios de tecnología y siglo 21. El celular, la tablet, la notebook. Contradicciones. Ventajas y desventajas.
Un mat de yoga; práctica que acompaña los días. Meditación y conciencia. Vacío y potencial.
Sobre la cama un par de frazadas para calentarse los días de frío. Hay ropa por todos lados también. Colores negros, blancos. Grises. La importancia de los grises. Equilibrio y quietud.
En la pared, pintadas, unas palabras: “Inhala; exhala. Y que la vida fluya”. Se entrega al fluir de la vida y permite que ella fluya fácilmente a través suyo.
“La vida es demasiado importante para tomársela en serio”, dice un cuadro. ¿Qué significa esto? No sé. El ‘no sé’ tranquiliza.
Es real; es ficticio; es un sueño; es una película; quién es; quién no es. Luces y sombras; claridad y confusión. Es risa; es miedo; es amor; es ansiedad. Cuerpo, mente, alma. Es auténtico.
La guitarra está apoyada contra la pared. Do, re, mi, fa, sol, la, si. El instrumento como canal de expresión. Se trata de desaparecer; de fundirse con la existencia.
La música suena; él baila. La vida se musicaliza ¿Cuál es el soundtrack de tu película?
“Solo tus canciones me parece escuchar…”
Cambios. Reconciliación con todos los mundos. Se acepta y se transforma.
Se rinde al instante. Qué placentero es soltar el control y dejarse llevar por lo que la vida propone momento a momento. Aprende a improvisar. La vida le enseña y él aprende.
Escribir lo acompaña siempre. Vivencias y experiencias puestas en palabras; registros del ser. Y aquí está hoy, escribiendo estas líneas finales. El final de esta historia; el comienzo de una nueva. Nacimientos y muertes. Ciclos.
Todo coexistiendo.
Bienvenidos al presente.
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mundial de escritura ‘21, consigna 1
*Si recibiste este email es porque has sido elegido*
Querido F:
La historia del murciélago me resulta fascinante. Qué bicho noble. Sabés que lo probé, y ¿te digo la verdad? No está nada mal de sabor. Además, el Chino prepara una receta espectacular: es clave que la carne esté bien asada y condimentada, me dijo. Confieso que en la sopa no me gustó mucho; igual, no voy a negarte que en tiempos de frío una sopita caliente no viene nada mal. (La receta la dejamos para otro email). Hablando de frío, ¡qué bellos tiempos estamos transitando! Aunque no sé si muchos otros podrán decir lo mismo, jaja. ¡Claro que enfriarlo todo siempre fue parte del plan! Fantástica idea. Acordate de que en la Era de Hielo pasaron cosas lindas: la vida tuvo que adaptarse a un nuevo clima, evolución, bla, bla. Veremos cómo se las arreglan en esta nueva era. Honestamente, lo estoy disfrutando. El mundo, patas para arriba; el planeta, hecho pedazos; la vida, más rara que nunca; los hombres, confundidos, solos, paralizados por el miedo. Muertes y más muertes. Caos, básicamente. Ja. Soy un fanático del caos. Mi terapeuta me dice que siempre surgen cosas interesantes del caos. Pero de acá no va a salir nada interesante; al menos para ustedes; te lo aseguro. Y sí, lo creamos en un laboratorio. ¿Para qué seguir dándole vueltas al asunto? Te digo que no fue nada complicado, un poquito de magia y puf, hecho. Trabajamos con los mejores, qué te pensás. Lo que sí demoró un poco más fue el armado del plan, desarrollar estrategias, evaluar tiempos de acción. Pero todo está perfectamente tramado. Pará, hablemos de las medidas que implementamos. Lindas, ¿no? ¡Cómo se fue todo al diablo en unos pocos días! Confinamiento, distancia social, barbijos. Un éxito. Pensamos: primero, una máscara en la cara para que no puedan reconocerse más entre ellos y desaparezcan las sonrisas de las calles; listo, matamos dos pájaros de un tiro. Segundo, distanciamiento; un excelente recurso para extinguir abrazos y calor humano; mi medida preferida. Tercero, cuarentenas y aislamiento, igual a pérdida de la libertad. Ah, no quiero dejar de destacar el trabajo de los medios de comunicación, claro, que son una herramienta fundamental para poder generar desorden y confusión. Aplausos. Y encima ahora sumamos todo este desconcierto con la vacuna, ja; el lío que estamos armando. Maravilloso. ¡Decime si no la estamos haciendo bien! Todo bajo control, y al diablo el amor. Crisis total. Por supuesto que esto me satisface muchísimo; a esta altura, ya te habrás dado cuenta. Está g��lido el ambiente y el hombre acata. Sin embargo -y esta es la parte que menos me contenta- también existen aquellos que se rebelan; los despiertos, los llamo. Igual, vos. Esto ya lo sabés; por eso recibís este email. Esta es una invitación formal a que te unas a nuestras fuerzas. Me encantaría contar con vos para llevar adelante esta conquista mundial. Es más lo que ganarás de este lado que del que te encuentras ahora; no lo dudes. Aguardamos tu decisión con entusiasmo. Afectuosamente,
Ellos
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reflexión pandémica II
Imagino que aunque esta pandemia nos impacta a todxs, cada unx individualmente experimenta tiempos y espacios diferentes. Aquí mi relato. Cada día implica una nueva historia. Me leo, me entiendo o no, me pienso, me reviso, me cuestiono. Qué vuelta le busco hoy a todo esto, qué hago, qué elijo. Despierto cada mañana y me lanzo a la aventura. Hablaba con un pibe que conocí en una app de citas que me decía que “éste es un año perdido”. Uau, cuánto. Reflexiono. La verdad que no usaría la palabra ‘perdido’, como interpreto que este flaco la usa, para describir este tiempo singular que estoy viviendo. Todo lo contrario. Siento que estoy experimentando como nunca antes. Y para tomar la idea que él usó, en tal caso, hablaría de perder(se) deliberadamente, desencontrarse, alejarse de lo conocido y “cómodo”. Desidentificarse, quedar en cero, estar en la nada; pero a la vez conectado con todo, con lo más simple, encontrarse. Y sí, en la aventura pasa un poco de todo. La vida pasa; existo. Y es complejo, es intenso, es interesante. Llego a la conclusión de que la existencia es experiencia(s). De todo tipo, algunas calmas y livianas, otras densas e incómodas. Abrazo todas, aprendo de ellas. Me fortalezco. Y escribo estas líneas para conectar con lo que siento, para descargar, porque me mueve y la emoción me recuerda que estoy vivo y que ésta es la experiencia. Hace un año ya que transito conscientemente. Y creo que no hay más que lo que es. Acepto y me entrego al momento presente, al ahora, por completo. Me lo recuerdo y lo practico cada día, lo plasmo en cada historia que escribo. Les deseo experiencia consciente a todxs. Fd
- publicado en "Yo la viví - Pandemia Coronavirus 2020"
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- graveyard wanderings -
No había paisaje más acorde para recibir la noticia que aquella mañana gris, pensaron luego. Estaban en la clase de alemán cuando la profesora les contó que el padre de Magdalena había fallecido. Conocían el estado delicado en el que se encontraba el Sr. V, pero su muerte no dejó de impactarles. La profesora les sugirió acercarse al cementerio para el entierro que tendría lugar al día siguiente, y así apoyar a su compañera en ese difícil momento. Por primera vez muchos de esos jóvenes entrarían a un cementerio; incluso, quizá, sería su primer contacto con la muerte. La Magdalena que conocían hasta entonces partió aquel día; sin dudas, ya no volvería a ser la misma.
Cambio. La muerte física de su padre significaba la muerte de una etapa de su vida, de una parte suya. Una parte suya de la que tendría que desprenderse, arrancarla de su cuerpo como si se tratara de un pedazo podrido de su carne, como si estuviera amputándose una pierna o una mano. Se resistía. Sí, su padre era un alcohólico, vivía borracho las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. La bebida era la huida, su manera de escapar de su compleja y dura realidad. Hacía tiempo que transitaba la oscuridad. Quizás ya estaba muerto incluso antes de que muriera, pensaba Magdalena. Pero esto era diferente. El cuerpo de su padre ya no existía; no volvería a verlo, aunque sea en ese estado lamentable en el que se encontraba en los últimos años.
La muerte se volvió atractiva para Magdalena. La pensaba constantemente y sin temor alguno comenzó a acercarse a ella; un mecanismo que fue encontrando útil para sobrellevar la ausencia, la angustia, el tedio. El cementerio donde yacía enterrado su padre se convirtió en su segundo hogar. Al comienzo llevaba flores, pero tiempo después dejó de hacerlo. Magdalena no daba con una idea convincente acerca de lo que verdaderamente suponía morir, por lo que se pasaba horas enteras sentada en un banco de piedra frente a la tumba de su padre leyendo sobre la muerte y sus significados.
Aquel sábado cuando atravesó la verja de entrada al cementerio sintió algo que no había experimentado en visitas previas. Un estremecimiento placentero en su cuerpo. No estaba segura, pero percibía una atmósfera diferente a la habitual. Algo dentro suyo la motivó a dar una vuelta por el lugar e inmediatamente se dio cuenta de que nunca había recorrido el cementerio en su totalidad. Cómo no lo pensé antes.
¿Por qué enterrar un cuerpo? El predio era grande, contaba con cuatro alas distintas, pero Magdalena siempre se había limitado a permanecer en aquélla donde se encontraban la tumba de su padre y el banco de piedra en el que leía. Había sepulcros y túmulos de todos los tamaños, lápidas, cruces, flores de plástico. Muchas de las tumbas estaban en mal estado, quebradas; otras cubiertas por plantas y enredaderas. Había más bancos de piedra también. Algunas de las alas del cementerio parecían abandonadas. ¿Después de un tiempo la gente sigue visitando a sus muertos? Los olvidados. El lugar contaba con varios pinos que le daban cierto encanto; se lograba respirar un aire limpio entre tanta putrefacción.
Mientras caminaba, Magdalena dio con un sector de tumbas que la descolocó. Fosas pequeñas. Los nombres en las placas le resultaban familiares, actuales. Sintió una especie de golpe en el estómago. Niños. Tumbas de niños y niñas que habían llegado a este mundo, pero apenas existido. Las fechas que figuraban indicaban periodos de vida de meses, un año como mucho. Mensajes de sus madres, padres, hermanos, abuelos, primos. “Estarás siempre en nuestros corazones, chiquitx”. Lágrimas.
Aceptación. Magdalena era otra. Ahora se sentaba en los diferentes bancos de piedra y les leía historias a los muertos; se había transformado en su compañía. Magdalena vagaba por los cementerios del pueblo. La muerte era su amiga.
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Signos de agua
No recuerdo el día exacto que nos conocimos, pero sí que me gustó desde ese primer momento. Nos cruzamos en varias ocasiones; es hermano de un amigo. También recuerdo algunos de esos encuentros, que fueron definitivos porque dejaron más o menos claro lo que me provocaba este pibe. Tardes en Escobar, verano, invierno, sin remera, con remera. Físicamente fuerte. Pero lo físico quedaba en décimo plano cuando el chabón abría la boca. Me calentaban sus ideas, los temas de los que hablaba. Las historias que contaba, sus experiencias disparatadas. Me calentaba su sensibilidad. Cuando me dijo que era de Cáncer entendí un poco mejor lo que pasaba. Y sí, era obvio. Me engancho fácilmente con hombres con los que comparto signo y presuntas características del mismo. Es artista. Dibuja, pinta, tatúa. Se queda dormido en la calle también. Una de esas tardes en Escobar fue a la reunión con su novia; un tiempo después se separaron. Me gustaba y quería decírselo. Me resultaba difícil comportarme relajadamente frente a él. Incluso, a veces, me ponía de mal humor. Me pasa cuando equivocadamente pienso que tengo que reprimir sentimientos y no puedo ser yo; me cuesta equilibrarlo. Sí, emociones desbordadas. Empezamos a frecuentarnos. Y, a continuación, algunos instantes que no me pasaron desapercibidos. Durante un encuentro con amigos nos cuenta acerca de un libro que estaba leyendo y en el relato menciona un objeto con forma de falo (no recuerdo exactamente cuál). No digo nada, pero inmediatamente él me mira y dice ‘eh, no pienses mal’. Me río. Yo no pensé nada, le digo, vos lo pensaste. Se ríe. Tenía razón. Más tarde llamó a otro de los pibes del grupo por mi nombre. Ese día algo cambió. Otra noche nos juntamos varios amigos en un bar-teatro y previo a la función tomamos unos tragos y conversamos. Entre varios de los temas que charlamos, él hace un comentario despectivo acerca del sexo anal. Cuando salimos de la función, se acerca y me pide una especie de disculpas. Todo bien. Pasó el tiempo. Empezamos a seguirnos en redes sociales y yo no dejo de poner me gusta a las fotos de sus dibujos y trabajos. Un día decido mandarle un mensaje. ‘Che, tengo ganas de hacerme un tatuaje’. De que me hagas un tatuaje, de que tatúes tu pija en mi culo. ‘Cuando quieras, venite’, y el fin de semana fui a su estudio que queda en San Telmo, una casa antigua, enorme, de tres pisos. Me hizo el tour por el lugar, me mostró sus obras, desparramadas por todos los rincones. Debo decir que es muy bueno en lo que hace. Su arte me calentaba también. Mientras tanto mi cabeza volaba, fantaseaba con que me pintara. Yo posando desnudo sobre sábanas blancas y él creando, plasmando mi cuerpo en el lienzo. Y después cogíamos desenfrenadamente, claro. Me cuenta que lo habían contactado de parte del Gobierno de la Ciudad para hacer un laburo, pintar un mural en un festival que se estaba organizando; le estaba yendo bien. Cuando me preguntó qué quería tatuarme, mi mente quedó en blanco una milésima de segundo, no lo había pensado. ‘Sorprendeme’, le dije. Qué pelotudo. Me mostró algunas cosas que había estado haciendo recientemente, pero terminé diciéndole que quería algo relacionado con el agua, el mar. ‘Me pasan cosas con el mar’, y con vos también. Dibujó algunas opciones y opté por una sirenita versión varón. Tarda un par de horas en hacerlo y cuando termina me cubre el tatuaje con film. Cómo me calienta que me toque. ‘Te acordás cómo curarlo’. Sí. Yo a esta altura ya estaba prendido fuego, ni el océano tatuado podía apagar las llamas. Él relajadito en todo momento, centrado, su calma me ponía los pelos de punta. Finalmente, me invita al festival en el que iba a estar pintando el próximo mes. Me voy contento, pensé; era importante mantener la tranquilidad, ir despacio, no podía tirarme encima suyo como el cuerpo me pedía. Me acompaña hasta la puerta del estudio. Me estaba yendo, ‘quedó genial, gracias’, le digo y me sorprende. Se acerca, su cara frente a la mía, sus labios y los míos, me besa suavemente. Mi cerebro estalla en mil pedazos. Me agarra una mano y la aprieta. Chau, hablamos, y me voy caminando extasiado hasta la parada del 152. Dejó su marca en mi piel.
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fragmento i
“A las escasas afirmaciones cosechadas hasta entonces por mí en el camino hacia el fin verdadero de mi vida, se agregó ahora esta nueva: la contemplación de estos productos, el abandono a las formas irracionales, singulares y enrevesadas de la Naturaleza, engendra en nosotros un sentimiento de la coincidencia de nuestro interior con la voluntad que las hizo nacer y acaban por parecernos creaciones propias, obra de nuestro capricho; vemos temblar y disolverse las fronteras entre nosotros y la Naturaleza, y conocemos un nuevo estado de ánimo en el que no sabemos ya si las imágenes reflejadas en nuestra retina proceden de impresiones exteriores o interiores. Ninguna otra práctica nos descubre tan fácil y sencillamente como ésta hasta qué punto somos también nosotros creadores y cómo nuestra alma participa siempre en la continua creación del mundo. Una misma divinidad indivisible actúa en nosotros y en la Naturaleza, y si el mundo exterior desapareciese, cualquiera de nosotros sería capaz de reconstruirlo, pues la montaña y el río, el árbol y la hoja, la raíz y la flor, todo lo creado en la Naturaleza, está previamente creado en nosotros, proviene del alma, cuya esencia es eternidad, esencia que escapa a nuestro conocimiento, pero que se nos hace sentir como fuerza amorosa y creadora.”
Extracto de “Demian” de Hermann Hesse
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Ahora
“Las identificaciones del ego más comunes tienen que ver con las posesiones, el trabajo que uno hace, el nivel social y el reconocimiento, el conocimiento y la educación, la apariencia física, las habilidades especiales, las relaciones, la historia personal y familiar, los sistemas de creencias y también a menudo identificaciones políticas, nacionalistas, raciales, religiosas y otras de carácter colectivo. Ninguna de ellas es usted.
¿Encuentra esto aterrador? ¿O es un alivio saberlo? A todo esto tendrá que renunciar tarde o temprano. Quizá lo encuentra todavía difícil de creer y realmente no le pido que crea que su identidad no puede encontrarse en ninguna de estas cosas. Usted sabrá la verdad de ello por usted mismo. Usted lo sabrá por tarde cuando sienta que la muerte se acerca. La muerte es desnudarse de todo lo que no es usted. El secreto de la vida es ‘morir antes de morir’ y descubrir que no hay muerte”.
Extracto de “El poder del Ahora” de Eckhart Tolle
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"Sometimes things are special because they don't last."
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es por acá
Como aquel día que nos encontramos después de un tiempo, en tu casa empieza a sonar un temita R&B que nos gusta me agarrás de la mano y me decís “vení, bailemos” pienso, sí, qué hermoso esto bailamos y así es guardo ese momento especial y me digo, eso es lo que quiero.
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s/t
Cada vez que necesitaba un poco de aire salía y me posaba en el mismo cable; había linda vista desde ahí, por eso. No hacía más que quedarme tranquilo contemplando el paisaje, me acicalaba; cosas de aves. En una de aquellas salidas empecé a notar que no era el único allí; caí en la cuenta después de un tiempo, la verdad que vivía absorto en esas excursiones. Sentí la presencia de un otro, pero jamás me atreví a girar en esa dirección. Recuerdo la primera vez que decidí mirarlo de verdad. Y ahí estaba, uau, quedé volado, ja, jamás imaginé un ejemplar tal. Él ahí, en un extremo del cable y yo acá, en el extremo opuesto. Quién sos, pensé. Ni se inmutó, claro, estaba re en la suya. Me empeciné en conseguir al menos un cruce de sonidos, algo. Pasaban los días y yo seguía sin atreverme. Cómo podía captar su atención, ya fue, lo encaro; y junté el coraje. Hola, grité desde mi extremo del cable. Se dio vuelta y desde su extremo respondió con un hola, tanto tiempo. Inmediatamente empezó a acercarse y yo empecé a moverme hacia él también; terminamos encontrándonos en un punto medio del cable. Desde entonces nos juntamos directamente ahí. Cantamos, observamos al humano desde la ventana de la casa de abajo, nos acicalamos el uno al otro; cosas de aves.
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24.03
El fin de semana del 24 marzo del 2019 decidí llevar al aula del instituto de inglés, The Lighthouse Institute (San Isidro, Buenos Aires), en el que trabajaba, el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”. Pensé que sería muy interesante y enriquecedor poder trabajar un tema de esta trascendencia con lxs alumnxs y hacerlo en inglés, lo cual plantearía un desafío aún mayor y una gran oportunidad para aprender y practicar la lengua inglesa fuera de la típica rutina del libro de texto y las estructuras gramaticales.
Recuerdo el trabajo que hice para sentirme a la altura que la temática requiere. Estudié mucho, leí, miré videos, hice un tour en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA). Planifiqué la clase. Estaba contento por todo lo que aquello significaba.
Fui al instituto aquel lunes. En resumen, puedo decir que la clase fue maravillosa, les niñes se mostraron realmente estusiasmadxs, participaron, tenían mucho para expresar y contar al respecto. Recuerdo pedirles que llevaran el tema a sus casas, que lo reflexionaran con sus familias, que buscaran historias. Ese día me fui a casa más que satisfecho.
Lo que ignoraba era lo que dicha clase desataría.
El miércoles llegué al instituto. Me cruzo a la coordinadora y me dice que tenía que hablar conmigo. Creo que imaginé de qué podía tratarse. Resultó que había llegado un mail a la institución de parte del padre de uno de los alumnos, en el cual expresaba su descontento por la clase que su hijo había tenido acerca del Día de la Memoria, y que no tenía interés alguno en que “esos temas” se hablaran en el aula del instituto de inglés. Finalizando nuestra charla, la coordinadora me dice que de ninguna manera yo podía continuar proponiendo ese tipo de clases y que me atuviera al contenido del libro. Qué mal me sentí. Fuimos censuradxs. Ja, qué ironía, ¿no?
En fin, una experiencia que viví. ¿Qué pretendo con este relato? No callemos, eduquemos y sigamos irrumpiendo con “estos temas” en todos los espacios. Se trata de hacer memoria para no olvidar la historia, y así, hoy en democracia, tener presente que de ninguna manera permitiremos volver a lo que pasó. Nunca más.
Dejo este tweet de hoy de Darío Sztajnszrajber: “La memoria no solo tiene que ver con el pasado sino con lo pendiente…”
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Varón
No se lo permitía, estaba prohibido Era inaceptable, hasta desconocido No sería señalado como el débil No sería juzgado ni violentado por ello Cuánto miedo Reprimía la emoción, su ira, su tristeza Conectar con el dolor era impensado No se expondría de esa manera No había lugar para las lágrimas Cuánta mentira Sin embargo, descargaba contra su enemigo a través de ella Disfrazaba su sufrir Ahogaba sus penas Liberaba su sentir allí Vulnerable Cortaba cebolla, para así llorar.
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