chandlucci

[chandlucci]

# time skip

había regresado el video demasiadas veces, deteniéndose siempre en la grieta. no importaba si ya había empapado cada rincón de su memoria, la culpa sabía cómo flotar, cómo volver a la superficie como lo hizo con otis. pero esta vez era distinto; era la voz que tantas veces le había dicho que la quería, que no fuera tonta, la voz que la ausencia había ido borrando y que sólo recuperaba en la penumbra callada de la casa de sus antiguos suegros. sabía que en aquel instante era con suerte el reflejo de la persona que había expresado hacia unas horas atrás, no era la figura que había aprendido a construir para sobrevivir a la tragedia, sino la que la devolvía entera a ella, como si cada recuerdo la obligara a mirar el vacío que amelia y otis dejaron. pausó el video, y justo cuando iba a arrastrar de nuevo la línea hacia atrás, se dio cuenta de la presencia ajena ' hey ' llamó, con una voz que ya no cargaba la misma armadura que antes. ' ¿puedo pedirte algo muy patético, eleanora? ¿podrías quedarte conmigo? '

criatura de contradicciones, de venenos propios y promesas vencidas — no responde con rapidez, como si risa suave de hebras otoñales, esa que no pidió permiso, la hubiese tomado por sorpresa. no porque moleste, sino porque hace demasiado que nadie ríe así cerca de ella. gira apenas, lo justo para mirar de reojo, pestañas bajas, dudando entre creerle o no. no sonríe, pero hay algo en la forma en que ladea cabeza que se siente como un casi. ‘ estoy muy segura de que no les interesa si te decepcionas o no. ’ pausa, leve, afilada como aguja. ‘ lo eres. nadie disfruta de mi compañía. ’ sentencia, y acerca bebida a resecos, dando un sorbo que provoca reacción inmediata, nariz tensándose con disgusto. ‘ qué asco de café. ’

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' creo que me molesta más que tengas razón ' dejó caer, con una media sonrisa que no le llegó a los ojos. la idea parecía de manual, y tal vez por eso le quemaba un poco la lengua aceptarlo ' aunque... no lo sé, tal vez es mi manera de no aceptar que todo esto es gratis ' deslizó, acomodando el puño de la manga con un gesto lento, casi distraído. 'quizás la otra manera de beneficiarse sea salir entera de aquí ' dijo, forzando un aire de ligereza que no terminaba de sostenerse. dio un sorbo al café aguado, demasiado caliente, y lo apoyó de nuevo.

“no es la primera vez que lucimos bien diciendo mentiras, si es que lo piensas bien” si algo caracterizaba a los integrantes del círculo, es que siempre sacan sus mejores tenidas para intentar engañar el mundo, y ciertamente esta no era la primera vez. “¿de verdad crees que van a pagarnos?” inquiere, no segura de si la chica estaba confundida o simplemente era ingenua. “de seguro intentan que veamos esto como un favor para nosotros, así que ni imagines que ganaremos algo monetario de todo esto” era el honor de la escuela que estaba en juego más que el de ellos mismos. “solo queda beneficiarse de otra manera, aunque todavía no descubro como podría hacerlo” admite con un toque de decepción en su tono, no alberga mucho optimismo de la situación.

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' ¿de pertenecer exactamente a que?¿a un grupo de asesinos? que montón de payasos, tendría que haberlos demandado ' dijo, con esa ese cansancio que a veces parecía un maquillaje más que una emoción. sus dedos alisaban la manga como si allí hubiera una arruga capaz de distraerla de la bilis. el zumbido empezó como un insecto lejano, hasta que el teléfono vibró de nuevo, insistentemente, y el nombre al que antes esperaba con anhelo encendió en la pantalla. no fue el impacto de un golpe, sino el vacío que deja después, un descenso frío, casi imperceptible, que se instala detrás del esternón. desbloqueó, leyó apenas lo suficiente para reconocer las palabras que formaban todas aquellas letras, y volvió a dejarlo boca abajo. el mundo recuperó el mismo ruido de fondo, pero su respiración no ' callate la boca ' susurró, y la frase cayó sin buscar atacar a clyde, ni siquiera percibiendo fonemas de su parte. sus uñas repiquetearon contra el cartón, marcando un compás que no llegaba a ninguna melodía. ' mira tu teléfono, clyde y dime si es real ' necesitaba alguien cuyos pies se encontraran en el piso.

Frunció ligeramente el entrecejo, sintiéndose interpelado ante el calificativo negativo. “Te juro que no estaba comiéndome las uñas, simplemente estaba — ah, pensé que lo decías por mí” porque era un hábito suyo, el llevarse el dedo índice a la boca cuando se encontraba demasiado abstraído. No le llevó mucho tiempo comprender que Chandler se refería a circunstancias globales. “Habla por ti, yo no pienso hacer ninguna de esas dos cosas. Porque primero, me veo bastante mal” reconoció sin vergüenza, pues ya estaba acostumbrado a verse demacrado desde que puso un pie en suelo estadounidense. “Segundo, a mí nadie me dice qué tengo que decir y menos respecto a esto. Así que ya veré cómo hago para que me echen a patadas” si se oyó convencido, era porque no tenía la menor intención de mostrarse colaborativo. “Creo que es al revés, ellos piensan que nosotros somos los que debemos pagar. Es el precio por pertenecer, ¿no?” no era una metáfora, sino su verdadera visión de la realidad. “Además, aceptar su dinero sería una infamia” estaba claro que él no lo haría, la sola idea era repulsiva.

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su boca queda apenas entreabierta, como si el nombre hubiese dejado un eco frío en el aire, uno que se aferraba a sus costillas con uñas. la mención del melbourne masculino tenía un efecto peculiar en ella, era como meter la mano en un río de invierno y pensar que esta vez no ardería. sucedía cada vez. la culpa era un sentimiento desgarrador cuando no había a quién suplicarle perdón, cuando no quedaba más consuelo que el peso de la propia vergüenza. ' todo ' la palabra se escurre en un suspiro, como si su cuerpo necesitara recordar que aún sabía respirar, a pesar de que él no lo hiciera ' aún no la he topado ¿tú? ' no había estado lista para verla, y no por miedo a ella, sino por miedo a lo que podría quebrarse si lo intentaba. había aprendido a construir un rostro serenamente vacío para fingir que podía con todo. había huido ante cualquier susurro de encuentro porque no sabía que podía despertar en ella. su frente era una performance, y era buena en ello, lo había aprendido con amelia. ' sé que somos muñecos, pero al menos esperaba… ni siquiera sé qué esperaba. ¿ética laboral? ' deja que la ironía se disuelva como tinta en agua, sin forma clara, porque ni siquiera en el chiste hay certeza.

' ¿qué de todo? ¿la muerte de otis, la impunidad descarada o el documental para fingir que todo mundo es inocente? ' no se inmuta, arquea las cejas, ladea la cabeza a la derecha y aunque intente no puede volver a enfocarse en la pantalla del kindle en el momento que le escucha, porque la carcajada apremia entre los labios y simplemente revolea los ojos en un gesto que se carga de incomodidad certera. ' es obvio que no van a pagarnos nada de esto. ' ríe entre dientes, le observa casi con incredulidad. ' ¿de verdad todavía crees que nos ven como personas? '

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' ¿estás viendo dónde te encuentras hablando de moral, leon? ' su tono, más serio que antes, se deslizó con una calma que olía a advertencia. algo en su postura cambió, como si por un instante la ligereza le resultara una carga innecesaria ' si me están obligando a revivir los peores recuerdos que tengo, si tengo que fingir que pomona fue solo flores y discursos... entonces déjame al menos imaginar que una motivación económica, que ni siquiera pensaba usar en mi misma, es una curita mediocre y no limón restregado sobre carne viva ' no hubo temblor en su voz. la frase estaba dicha con una nitidez quirúrgica, como si cada palabra hubiera sido afilada de antemano para no parecer súplica. desvió la mirada apenas, no por vergüenza, sino por estrategia, no quería invitar a que alguien viera lo que no debía en su mirada ' ¿alguna vez le has puesto precio a tu moral? '

asiente ligero a medida que ella habla, totalmente de acuerdo en que esto es repugnante y que todo lo que digan no será más que una sarta de mentiras. aun así, lo último que escucha enciende una chispa de ironía en sus ojos. ' ¿pagar? ' repite, burlón. tal vez lo hagan, aunque lo duda, pero la verdad eso es lo que menos le preocupa. ni siquiera se le había pasado por la cabeza. ' ¿qué precio tiene tu moral? ' no lo pregunta desde una postura superior; a fin de cuentas, él también está ahí, además tiene claro que ninguno de ellos tuvo una verdadera elección. pero no imagina una cifra que haría este circo tolerable, tampoco necesita el dinero, y le asquearía aceptarlo.

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su ceño quiso fruncirse, como una reacción casi infantil que intentaba abrirse paso entre capas de compostura entrenada. sus dientes amenazaban con morder propia lengua, con decir más de la cuenta, con devolver alimentar estupideces, pero ella ya conocía el arte de tragarse las respuestas, de tensar la mandíbula hasta volverla parte del disfraz. estaba regresando, sin quererlo, a su forma universitaria. le regaló apenas un asentimiento, una mirada vacía, opaca como el fondo de una taza rota ' antes que hospedarme en cercanías de algunos de ellos, prefiero ser la siguiente desaparecida ' el comentario escapó como un reflejo, tan frío que parecía ajeno incluso a ella. le siguió, inevitable, esa capa densa de culpa que no ardía, sino que pesaba ' ni el hospedaje, ni el pasaje a nueva york lo vale si tengo que fingir que algo hicieron bien con el círculo, el dinero, por otro lado, lo puedo poner en buen uso ' no lo decía con ambición, ella no necesitaba ese dinero, pero sabía cómo gastarlo.

“ ¿no es eso lo que hacen siempre en su círculo? son prácticamente un reboot de mala calidad de pretty little liars. ” opina, disimula desagrado con una sonrisa que busca comunicar que broma no es un ataque directo, o al menos pretender que no era así. no le permite a interlocutora mucho tiempo para considerar su comentario antes de continuar: “ ¿pagar? seguramente le están pagando ellos al estudio. ” todo el asunto le sabía demasiado artificial, dudaba que hubiese un genuino interés por conocer historia que todavía estaba en pleno desarrollo. “ además, ¿no se están hospedando gratis? eso es suficiente renumeración, un fin de semana en nueva york y un lugar donde quedarse. ”

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' cierra el pico, alejandro, eres de las pocas personas con las que quiero estar en este momento ' dijo sin demasiado esfuerzo, con esa familiaridad que solo se reserva a quienes no se han ido. la sonrisa fue breve, un parpadeo en medio del cansancio, como si por un momento su rostro recordara cómo se hacía. se acomodó en su sitio con la mínima elegancia de quien aún quiere parecer intacta ' y para que yo quiera pasar tiempo con un hombre, debes considerarte elegido por los dioses, o algo peor ' añadió, como si bromear fuera un idioma que aún supiera hablar con fluidez. ' si no nos pagan, mucha suerte consiguiendo que diga una palabra ' sentenció al final, mezcla de fastidio y teatralidad inundaba sus palabras.

"¿tan mal se siente estar conmigo? ouch." finge dolor en el pecho, actuación no es del todo genuina y lo hace con intención de hacerla reír. siente que se lo debe después de todo, del cómo se había aferrado a ella. "eh, rojita, eso no funciona así." tuerce ligeramente el pico, cuando él tampoco estaba seguro. "bueno, según yo. ¿será que nos pagan?"

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chandler no supo por qué le provocó risa, una genuina, no como esas que se fabrican en la garganta con promesas de sociabilidad. fue breve, casi muda, pero viva ' qué drástica ' murmuró con una media sonrisa que no alcanzaba a contagiar nada a sus ojos. se encontraba de acuerdo, no se burlaba, pero tampoco pretendía sentirlo demasiado. ' a veces hay que tragar el veneno sin quejarnos, pero si me decepciona que no me paguen por todo... todas las molestias ' gesticula con la mano libre, como si pudiera señalar el aire rancio, el edificio carcomido por fantasmas, o las miradas que dolían más que las palabras ' al menos puedo disfrutar de tu compañía ¿o me vas a decir que soy una experta en el autoengaño? ' ya sabía que lo era, tantas cosas se había prometido a sí misma que eran verdad, cosas que no habían sucedido, que jamás acontecerían, no necesitaba que alguien más se lo diga.

‘ ¿pagarnos por esto? ’ interrogante nace seca, pero sin burla — más cerca del agotamiento que de la crítica. garganta parece llevar días remojada en humo y ansiedad, aún así, voz se impone como si no tuviera nada más que perder. falanges tensas alrededor de vaso descartable dejan ver uñas mal pintadas, algunas mordidas hasta la carne, apenas temblorosas, y gesto se ensombrece un momento. se recuesta con lentitud sobre marco de la pared más cercana, como si cuerpo no pudiera sostenerse sin algo detrás. ‘ la paga no alcanza para lo que esto cuesta. ’

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' es simplemente repugnante ' fue una de esas frases que salían solas, como si su boca decidiera por el cuándo y cómo escupir la incomodidad. ni siquiera supo con certeza a qué se refería, si al café, que parecía haber sido agua estancada y polvo, o a la idea de sentarse otra vez con ellos, sonriendo, fingiendo que el tiempo no había pasado como cuchilla sobre cada uno ' al menos vamos a lucir bien diciendo un montón de mentiras ' añadió, mientras se alisaba la manga con la punta de los dedos, como si el gesto pudiera distraerla de la bilis que le subía lento por la garganta ' aunque aún no escuché cuánto nos van a pagar ' hubo una pausa, casi tímida ' ¿nos van a pagar? ' sin disimular el desconcierto que le había inundado.

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CHANDLER BELLUCCI vista en → la grabación del documental.

@pomonascraps

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₊˚   ☾   ⋆⁺₊    ¿ y si todo lo que negamos, regresa con otro nombre ?                                                instagram de chandler bellucci

ft. @chviaras

@pomonascraps

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₊˚   ☾   ⋆⁺₊    # TASK 04      : 𝘼𝙉𝘿 𝘼𝙇𝙇 𝙏𝙃𝙀 𝙎𝙈𝙄𝙇𝙀𝙎 𝙏𝙃𝘼𝙏 𝘼𝙍𝙀 𝙀𝙑𝙀𝙍 𝙂𝙊𝙉𝙉𝘼 𝙃𝘼𝙐𝙉𝙏 𝙈𝙀

# soundtrack. # trigger warning: duelo, serpiente.

# @losavntos

              vivía como cuando el abismo ya sabía cómo pronunciar tu nombre: esperando, con el pulso contenido, con el café enfriándose, con el teléfono brillando en la oscuridad de la noche... ─ extracto de las notas del celular de chandler.

investigación había sido enviada con dos días de retraso, nada podía lastimarla cuando su mente se encontraba en su trabajo, escudo protector que no permitía que su vida personal se transmita en sus emociones, en sus palabras, en su manera de actuar. en su departamento en dover, solo era ella y la compañía de sus animales, solo ella sabía el tiempo que se quedaba observando a carmilla, su serpiente, envidiando que tuviera un tanque donde nada la tocara.

aunque no quisiera admitirlo, la transmisión se repitió tantas veces en su cabeza que chandler dejó de distinguir la voz de vesper de los latidos de su propio corazón. la escuchó mientras lavaba los platos, mientras revisaba su correo, mientras abría un vino barato que luego tuvo que tirar. la apatía la hacía sentir como una bomba a punto de estallar. se obligaba a levantarse de la cama, todavía con la ropa del día anterior, con el delineador difuminado en las almohadas, con las notificaciones sin leer en el teléfono. había pedido un tiempo en la radio por su salud, sin decir que era mental.

por las noches, chandler encendía la televisión solo para llenar el silencio, antes de aprovechar el insomnio para sacar a pasear a rex, su perro, porque las noches era el mejor momento para no toparse con nadie, para no responder preguntas que no sabía responder. era octubre y chandler comenzaba a olvidar el sabor de la comida caliente, el color del cielo antes de las seis de la tarde, la forma en la que amelia decía su nombre como si fuera un secreto compartido.

el egoísmo fue vencido en tardías semanas de octubre cuando por fin se dignó a tomar su celular. su corazón se sentía abrumado en el primer intento, pecho dolía como si alguien se encontrara apretando órgano palpitante con fuerzas extraordinarias. allí vio el mensaje que consideró la causante de abrir el grifo, mensaje vago de alejandro echeverría que emanaba algo que no podía detectar a simple vista, que no sabía distinguir de sus propios sentimientos. cuando por fin logró verlo, no pudo escanear su rostro con detenimiento, se abalanzó en el abrazo que ella necesitaba, su mensaje había sido su comienzo y el verlo su fin. exteriorizando lo que había embotellado desde que dio a conocer que otis no se encontraba en el mismo plano que ellos.

me convertí en una casa con luces encendidas y nadie adentro, con la fachada intacta y el interior en silencio, esperando que alguien toque la puerta y me recuerde que sigo aquí. ─ extracto de las notas del celular de chandler.

dover se teñía de gris, y ella se obligaba a existir dentro de horarios que ya no le pertenecían, cada minuto un esfuerzo minúsculo para moverse entre las sombras de su propio departamento, entre el olor a leña mojada que se colaba por las ventanas y las luces frías de la ciudad que no dejaban de parpadear en la madrugada. las llamadas seguían llegando, pero la vibración del celular era apenas un murmullo contra el peso de las mantas que se negaba a retirar cada mañana hasta que rex llegaba a la habitación exigiendo su presencia en el mundo de los vivos, soportando a su dueña abrazandolo y sollozando porque luego que comenzó a llorar, no supo detenerlo.

el café se enfriaba en la mesada mientras la radio hablaba de temperaturas que descendían, de luces que pronto llenarían las calles, de un diciembre que se acercaba sin pedir permiso, pero recién comenzaba noviembre y se imponía, se hacía reconocer. ante su notable ausencia en octubre, marlowe bellucci, su madre, hizo el primer contacto, recordandole que debía tomarse un momento para su familia, que se pasara por casa. se quedaron unas dos horas en el teléfono, chandler entre sollozos y monosílabos, mientras le contaba que adora y catra la extrañaban, las mininas estaban más inquietas de lo usual, siendo revoltosas, rompiendo cosas a su paso. no debía decirlo con palabras, sabía lo que su madre quería decir, sus gatas eran un reflejo de ella y la rubia que ya no se encontraba a su lado. el llanto inundo la ducha que se dio luego de finalizar la llamada, antes de prepararse para visitar a sus padres y sabía que aquello involucraba visitar a los melbourne, verlos a la cara nuevamente.

desde hacía años creía que el aire era más cortante, y dolía respirar como si el cuerpo se resistiera. el frío de la mañana le recordó que había promesas que debía cumplir, aunque ninguna de ellas tenía testigos hoy en día. ir a ver a sus padres le había hecho entrar calidez a su alma de forma, un consuelo que se esfumó al instante que su madre formuló el esperado enunciado " cressida y benedict te deben extrañar, mi vida, ¿quieres que te acompañe a visitarlos? " la respuesta siempre era negativa, le gustaba tener sus momentos con los melbourne, sentirse como una niña de nuevo, pero esta vez tuvo que asentir, sin palabras, solo un movimiento.

la casa de los melbourne seguía intacta a como la recordaba la ultima vez que había ido, el mismo crujido en las maderas, el mismo aroma a café recién hecho que se negaba a desaparecer. cressida la recibió con un abrazo silencioso, de esos que no piden explicaciones, de esos que no exigen nada, solo la presencia de alguien que aún puede quedarse un rato. mientras que con benedict solo intercambió un gesto y una pequeña sonrisa, como quien intentaba aún sostener lo que la mantenía cuerda. conocía todo lo que la rodeaba porque había pasado incontables días allí.

la charla había sido ligera, comentando el frío que se sentía más temprano ese año, la lluvia que no había dado tregua en toda la semana, el café que estaba un poco más amargo de lo usual. pero en el aire colgaban las mil y un disculpas de chandler, suspendidas entre cada sorbo, en cada pausa, en cada vez que desviaba la mirada para que no vieran el temblor en sus ojos.

perdón por no hacer nada por amelia y otis. perdón por ocultarles tantas verdades. perdón por recordar con mi presencia que ellos ya no están. perdón por seguir aquí, cuando ellos no. perdón por cada llamada que no contesté. perdón por...

de aquella casa se fue con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, con la promesa de volver a visitarlos pronto, con una foto que logró meter en su bolsillo, que solo desdobló cuando llegó esa noche a su departamento. el lugar la recibió con el mismo parpadeo de semáforos y el mismo frío que le calaba los huesos. en su celular, las notificaciones seguían llegando, brillando en la oscuridad de su habitación, pero las dejaba pasar, dejando que el silencio se acomodara a su lado mientras se dejaba caer en su cama. cuando desdobló por fin la fotografía, respiró, y el aire le supo a lluvia, a algo que se había detenido antes de tiempo.

bajó la cabeza y cerró los ojos, dejando que las lágrimas se abrieran camino en silencio, con la dignidad rota, con el corazón latiendo al ritmo de nombres que no podían pronunciarse en voz alta " perdón " tantas veces la había repetido en su cabeza, que la palabra había perdido su sabor, no sabía quien quería que la disculpara, pero necesitaba redención, quizás por no saber apreciar a otis como el hermano que no tenía, quizás de no haber reaccionado de forma violenta contra vesper o el haber dejado la búsqueda por amelia solo porque los policías dijeran que había fallecido.

cuando tomó la foto de la casa de los melbourne lo hizo pensando en otis, en la forma en que siempre parecía entender todo sin exigir explicaciones, en cómo sabía sentarse a su lado en la escalera del porche con un gesto tranquilo mientras amelia hablaba sin parar. pensó en las veces que le lanzó una toalla después de la playa sin decir nada, o en cómo se quedaba despierto en la sala mientras ellas salían a caminar, dejando una luz encendida por si tardaban más de la cuenta. no era solo el hermano de amelia, no era solo otro nombre en la lista de pérdidas que pesaban en su espalda, otis era alguien que la había visto crecer, que la había tratado con una naturalidad que ella aún no sabía corresponder. y mientras dejaba la foto sobre su mesa de luz, con el pulso temblando y la respiración pesada, chandler entendió que a otis también le debía un gracias que nunca llegó a decir.

noviembre la encontró viviendo como cuando el abismo ya sabía cómo pronunciar su nombre: con el pulso contenido, con la nostalgia latiendo en las costillas, con el teléfono brillando en la oscuridad de la noche, mientras el mundo seguía girando a un ritmo que ella ya no sabía como alcanzar.

no me acuerdo si alguna vez le dije feliz cumpleaños, no de verdad. yo solo aparecía con alguna broma, con mi risa, creyendo que eso alcanzaba. ─ notas del celular de chandler.

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la sorpresa se le subió a las mejillas antes de que pudiera evitarlo, iluminándole los ojos con ese brillo de madrugada que se colaba entre las ventanillas del vagón. su sonrisa, se acomodaba en su rostro con falsa modestia ' ¿yo he hecho eso? ' la risa que escapó fue breve, casi un latido, mientras llevaba una mano al pecho, como si acciones sonaran ajenas, como si no supiera exactamente lo que hacía. se acomodó en el asiento, cruzando las piernas con elegancia despreocupada ' quizás la próxima podrías pasarte tú por mi sillón, vesper, ' añadió, arrastrando suavemente la última palabra, ' para que estén a mano ' bajó el tono, casi un susurro en medio del crujido del metal, como si compartieran un secreto que el resto de la ciudad no merecía escuchar. ' vaya encuentro, la verdad, he escuchado que han estado ocupadas '

en  nueva  york   :   un vagón vacío del metro en la línea F, justo antes del amanecer.

"chandler bellucci," pronuncia su nombre cuando cae en cuenta de su presencia. aunado al tono filoso, la sonrisa también se contagia de ello. "no te veía desde... wow, no sé—— ¿desde que coqueteaste con mi novia en tu podcast?" frunce el ceño, pretende hacer memoria aunque lo tiene bastante fresco. lo cierto es que no le molesta tanto como aparenta. de hecho, parece que lo desliza como un chiste, como una complicidad ; al final de cuentas, es algo que caracteriza a contraria. "en dónde te vengo a encontrar, ¿no?"

︵𓂃١٠ @chandlucci.

[chandlucci]

@chviaras 𓍯𓂃 una esquina de Harlem con música saliendo de una ventana abierta.

el ritmo de la ciudad era un pulso bajo sus pies mezclándose con el calor de la tarde. la de hebras cobrizas se detuvo, celular en una mano, café en la otra, mientras lanzaba una mirada incrédula al cielo, como si esperara una respuesta que nunca llegaba ' realmente, no es eso, entiendo que esté evan peters, pero ¿en serio te cancela por eso? ' su tono cargado de ese fastidio que solo se hacia presente cuando el genero masculino era incluido en la conversación. ' chiara, ¿esa no es tu canción? ' giró apenas para mirarla, la sonrisa ya formándose antes de verla, como si todo el universo se alineara para ese pequeño momento.

[chandlucci]

@sevreias 𓍯𓂃 la banca junto al lago en Central Park, donde las palabras sobran y los ojos bastan.

su único momento de aire era el paseo con rex, la correa enredándose en sus dedos mientras dejaba que el perro marcará el ritmo que ella misma ya no sabía encontrar. la vio antes de decidir qué hacer ' sereia ' el nombre se le escapó antes de poder tragárselo, quemándole la lengua con cada letra. la sensación en su estómago fue como una punzada, un eco de todas las veces que se había prometido no volver a pronunciar ese nombre si no era con enojo, no así. sus pasos la acercaron con una calma que no sentía, rex tironeando apenas mientras olfateaba el aire cargado de verano ' supongo que las casualidades siguen existiendo, incluso para nosotras, te ves bien ' dijo, se quedó de pie, a un par de pasos de distancia, ojos fijos en ella, como si buscara disculparse por malentendidos y comentarios que habían salido de un lugar de dolor.

[chandlucci]

@cvopeland 𓍯𓂃 el sendero de tierra entre los dormitorios, iluminado apenas por faroles anaranjados.

el aire olía a nostalgia en su camino, sorprendiendo a su mente que juraba sentirse apática respecto a lo que le rodeaba, pero quizás aquello era sanar, dejar ir a los fantasmas que la acecharon y solo sentir la presencia de que al menos algo positivo había salido de allí, había sobrevivido, había destruido su sanidad mental, pero estaba viva al menos. ' es más bonito de lo que recordaba ¿no? ' la pregunta escapa, pero cuando era pronunciadas las palabras tenían sabor a mentiras. ' o quizás remodelaron y yo romantizando este lugar '

[chandlucci]

las súplicas eran un perfume costoso que se le quedaba en la ropa, incluso antes de tocarla. se recostó hacia atrás, cruzando las piernas con elegancia felina, sonrisa ladeada de quien se sabía ganadora antes de comenzar el juego ' esas no son excusas ' su voz se deslizó suave, casi un ronroneo, tan dulce que podía cortar. sus dedos jugaron con la cucharita de café, haciéndola tintinear antes de soltarla, inclinándose apenas hacia ella, bajando el tono como quien confiesa un secreto y no una trampa. ' si quieres paparazzi, puedo llamar a los que quieras, la próxima que salgas con él ' una pausa, mirada fija, sin poder pronunciar el nombre de patrick porque no le interesaba ' pero no es eso lo que quieres ¿o sí? ' su pie se movía ligeramente para encontrarse con la pierna ajena, queriendo estar cerca de ella ' ven conmigo solo esta noche o al menos mírame a los ojos y dime que prefieres esa cena, ser solo una bonita muñeca a la que miran y no tocan ' su mirada recorría el rostro frente a ella como siempre lo hacía, lo que la había metido en todo el embrollo en primer lugar.

@chandlucci　›　( 014 ). un café pequeño en Beacon Hill, donde las luces cálidas hacen más fácil decir lo que dolía.

‘ no ── basta, basta... ’ negativa acompaña petición murmurada, está sentada frente a chandler, abrigo aún sobre los hombros, como si no supiera si va a quedarse. taza entre manos y una verdad en la garganta. y luego, más bajo, más cerca de una confesión que de una frase : ‘ no puedo, chandler. tenemos una cena, y habrán paparazis, debo ir. ’ por “tenemos”, no se refiere exactamente a ambas.