ceciliarodriguez97
Conmigo
4 posts
El diario de lo que discuten mi cabeza y mi corazón. Lo que sólo yo escucho y trato de ordenar.
Don't wanna be here? Send us removal request.
ceciliarodriguez97 · 5 years ago
Text
Beer
Tumblr media
Quisiera poder vivir en estado de ebriedad todo el tiempo. Para no tener que tolerar gente, para que no tenga que falsear sonrisas, para no tener que ser simpática si no quiero.
Quisiera estar un poco inconsciente todo el tiempo. Para ir sin sentir miedo, para hablar sin filtros, para reirme de todo y de todos. Para no preocuparme por si todo eso está sucio o fuera de lugar.
Quisiera emborracharme para que por un momento tu imagen no aparezca con tanta nitidez. Y tu recuerdo no duela tanto.
0 notes
ceciliarodriguez97 · 5 years ago
Text
Cuánto quisiera no pensarte. Me gustaría despedirme de ti, encontrar la manera de hacerlo aunque sea por un rato en el día.
Me gustaría que tu nombre dejara de retumbar en mi cabeza.
No quiero pensarte y pensar que me piensas.
Y sin embargo, me gusta hacerlo. Me gusta sentirte cerca de esa manera, casi tanto como leerte.
Porque tus palabras son como un respiro dentro de lo asfixiante de los días. Y me duele más no tenerlas todos los días.
Que no se haga costumbre pero que tampoco pase tanto tiempo.
Tumblr media
0 notes
ceciliarodriguez97 · 5 years ago
Text
Text me
Tumblr media
Que no se haga costumbre pero que no pase tanto tiempo
1 note · View note
ceciliarodriguez97 · 5 years ago
Text
Conversándome
Corro con la mala (o buena) suerte de ser una persona demasiado detallista, perfeccionista y obsesiva.
Digo que la suerte es mala, porque aunque muchas veces eso me ayude a ser mejor, otras tantas (la mayoría), me lastima y me hace doler.
Y no es algo de ahora. He sido así toda mi vida. Me gusta tener las cosas bajo mi control, me molesta lo que no cabe dentro de lo que está bien para mi y siempre estoy atenta a las personas que me rodean: lo que dicen, piensan, hacen o son.
He querido en cantidades enormes al resto de la gente y me he olvidado (desde muy temprana edad) de quererme a mi un poco (por lo menos).
No voy a hablar de enfermedades psicológicas (o como sea que se les llame) porque no sé nada del tema y nunca fui a terapia. Pero si voy a hablar de lo que yo he vivido y el trabajo enorme que lleva manejar una cabeza como la mía.
La auto-exigencia ayuda pero también destruye. Y las críticas sólo envenenan; y aún más si se reciben en la niñez y desde familiares.
Honestamente no recuerdo momento alguno en mi vida en el cual yo no me haya desagradado o no haya tenido problemas con la comida. He sido consciente desde siempre sobre lo que como, lo que no, si tengo hambre, o si no, si como demasiado rápido o demoro mucho y me pongo ansiosa.
Todavía no sé lo que es aceptarse. Creo que es de los procesos más difíciles por los que tenemos que pasar quienes buscamos vivir la vida de una manera más agradable y en paz con el corazón.
Desde niña me he comparado y me han comparado: con amigas, con primas, con compañeras de escuela. Que si eran más altas, que si eran flacas, que si mis piernas eran más gruesas, que si tenía panza, que si mi pelo era gigante, que si pesaba más que mis amigas, que si en verano quedaba negra porque amaba ir a la playa (y dejaba de ser blanca).
Las críticas me quitaron el amor por la playa, el verano y el sol. Me quitaron la paz de disfrutar de un plato de comida. Me quitaron el amor que pude tenerle a la melena que hoy defiendo a muerte.
No, ser persona en este mundo no es fácil. Y ser mujer, lo es menos.
Nunca fui muy extrovertida pero me fui apagando con el paso de los años, siempre un poco más. Empecé a callarme y ser cada vez más tímida. Y eso fue comiendo poco a poco cada ámbito en el que me movía.
Era buena en natación (por no decir de las mejores) y dejé porque usar malla adelante de otros me daba vergüenza. Tendría no sé...8 o 9 años como mucho. No es cruel eso? Era una niña.
Me fue bien en Karate pero me daba vergüenza pelear y enfrentarme a los compañeros; vaya a uno a saber por qué motivo.
Jamás tomé una clase de danza y ese es el dolor más grande con el que tengo que lidiar.
Amo el candombe pero jamás me pondría un traje (hermoso) de los que usan para desfilar. Porque he escuchado lo que la gente dice de las bailarinas (que tanto admiro y que son lo único que me gusta del carnaval).
Mientras escribo, lloro. Porque todavía duele. Y al aceptar que aún duele, lloro más. Porque soy dramática antes que persona.
Retomando...me comparé con mis compañeras de clase, porque llevaban ropas más lindas que las mías a la escuela y mis padres no tenían para comprarme la ropa que yo quería. Me comparé con mis amigas de siempre porque sus padres todavía estaban juntos y los míos no. Me comparé con todos los pares con los que pude compartir algo. Porque así fue aprendida mi cabeza, no sé. Algún psicólogo sabrá el por qué.
Pero con esas torturas fui creciendo y me fui moviendo en el mundo.
Me daba vergüenza hablar con los varones, ir a las clases de gimnasia, pasar al frente del salón, levantar la mano y participar en clase.
Empecé a tener problemas para hablar y decir lo que siento. Me cuesta horrores hablar desde el corazón sin llorar. Me cuesta decirle a mis padres que los amo, y a mis amigas más cercanas también. Me cuesta decirle a la gente lo que siento cuando el sentimiento es tan grande, porque vivo con miedo, creo yo.
Ya no hablo de querer encajar, o de “ser yo misma” en el mundo de los iguales. Sino simplemente de la lucha constante por conseguir la paz entre mi yo y yo.
Me fue difícil entrar en el mundo sexual. Viví en la inocencia por mucho más tiempo que el promedio de mi generación, por el simple de hecho de no sentirme segura, de no sentirme linda o atractiva.
Empecé a hacer ejercicio sólo para adelgazar como una loca. Lo hacía por un tiempo, de manera obsesiva. Y así iba dejando de comer también. Pasé días enteros sin comer más que una manzana al día y beber litros y litros de agua.
Hacía ejercicio para ser flaca. Para ser como las demás.
Porque mi cuerpo había cambiado en el momento en que me desarroll�� y yo no me hallaba en él. Estaba crecido por todos lados, y habían aparecido las estrías y celulitis. Y eso no estaba bien. Era horrible tener 14/15 años y tener (lo que para mi en ese momento eran) problemas de una mujer de 50 años.
Era cruel, con las demás y conmigo.
Seguro todas lo hemos vivido. Cada una a su manera. Por ser de piel más oscura, por no poder engordar, por no tener un “buen” culo, por ser una “tabla”, por tener el pelo demasiado lacio, por tenerlo gigante (como el mío), porque no sos rubia, o por no tener labios carnosos, por tener granos, o el vello corporal muy oscuro y la piel clara, por tener los ojos “saltones”, o la nariz muy grande (o diminuta y de chancho como la mía).
Puedo seguir, porque yo lidiaba (y lidio) con un millón de cosas que me han sido mostradas para que no pueda quererme.
Y es difícil señores. Sé que muchas de las situaciones mencionadas son parte de la edad, de la adolescencia. Pero no deberían serlo. Creo que el ser adolescente y el estar descubriéndose y descubriendo lo ruda que es la vida ya es lo suficientemente cruel como para que nuestras estupideces sumen más problemas a las cabezas de esos seres.
Porque no es fácil salir de eso. No es fácil entender que el cuerpo te fue dado para sentir todo tipo de sensaciones y emociones que la vida terrenal tiene para ofrecer. No es fácil ver que ese cuerpo es lo que sos, y que hay que quererlo y cuidarlo tanto (o más) como queremos y admiramos al otro. Al de al lado.
No es fácil mirarse al espejo sin ver defectos. Porque no los hay, esa es la verdad. No existen los defectos físicos. Porque no existen dos cuerpos en el mundo que sean iguales y tampoco existe un cuerpo en el mundo que sea el que se supone debemos tener. Qué es eso?
Es un segundo de lucidez lo que se requiere para mirar alrededor y darse cuenta de lo diferentes que somos uno del otro.
Y llego al día de hoy...a las cualidades que he adquirido por equivocarme y aprender. Y al montón de cosas horribles que he numerado en una lista y que tengo que aprender a cambiar y manejar. Soy maleducada, superficial, prejuiciosa, caprichosa, materialista, posesiva, plástica, antipática, egoísta, maniática, histérica, insoportable, y obsesiva. Por hacerles una pequeña lista de las actitudes que tengo a veces y que no me hacen sentir orgullosa en lo más mínimo (sin hablar de las que todavía no puedo ver).
Todavía me cuesta sentarme frente a la comida sin pensar que me va a engordar o que si son papas fritas me comería tres platos. Porque no hay punto medio cuando de comida se trata. Y si, ya sé que tengo que ir a terapia.
Me cuesta no volverme adicta al gimnasio ahora que empecé. Porque el objetivo no tiene que ser el verme bien y ser flaca. El objetivo tiene que ser el de cuidar del cuerpo que me permite moverme, respirar y querer con la intensidad que lo hago.
Me cuesta no hacer caso a las miradas y a los comentarios. Y me enferma cuando alguien no me dice que me veo bien, o más linda que antes.
Ni hablar si en algún momento llego a recibir un comentario negativo.
Vengo sanando la parte del habla. Porque me había convertido en una bolsa de llanto y seguramente iba a terminar muda en poco tiempo. Trato de decir lo que siento, lo que quiero, lo que me gusta, lo que no tolero, lo que me da bronca y lo que me parece injusto.
Pero las inseguridades siguen ahí. No olvidemos que me prohibí, por mucho tiempo,disfrutar mi sexualidad por no gustarme, por odiar como me veía. Y me escondía bajo el discurso de que acostarse con cualquiera era asqueroso por las pestes que andaban en la vuelta y porque Maldonado es chiquito y todos se conocen, y yo no quería pasar a ser “de esas”. Como me dijeron una vez por subir una foto en ropa interior.
Hablemos de esos demonios, Cecilia. Qué clase de persona estabas construyendo? No sé que era peor, si verme horrible frente al espejo; o esconderme atrás de ese discurso machista y asqueroso.
Jesus! (Favor de leerlo en inglés porque en español sounds feo).
Ustedes también se asombran de lo rota que pueden tener la psiquis? Se dan cuenta de lo retorcidos que pueden ser sus pensamientos?
No creo ser la única demente. Ni creo ser la única que ha hablado (o escrito) de esto consigo misma.
No escribo bien, hago lo mejor que puedo. Porque trato de ordenar las ideas en mi cabeza y por más que sea una maestra del orden, a veces las palabras no se encuentran y las ideas se mezclan. Pero el cometido se cumple: plasmar los pensamientos en algún lado, para que no pesen tanto en la cabeza (que ya de por sí y sumando a los (no) defectos, la mía es enorme), y alivianar un poco lo áspero de tener que seguir vivo.
PD: en cinco días cumplo 22 .
Tumblr media
1 note · View note