Tumgik
cartasparalidia · 2 years
Text
Ya no sé cómo hacía esto. Ahora sí tenía mucho tiempo sin escribirte. Y no es que no quisiera, ni que lo necesitara... ¿entonces qué era? Pues por un lado, creo que no había tenido disposición. Para bien o para mal, últimamente he encontrado nuevas rutinas para entretenerme. Dejar todo el trabajo al final, o ser inconstante en mis hobbies, o ser constante en mis penas. Pero heme aquí. Triunfando en tu ausencia. Existiendo sin tener que dedicarte mis escritos y mis pensamientos cada día. Eso es una mentira. Al menos en parte. Sigues estando en mis pensamientos. Es difícil (imposible) sacarte de ellos. Te debería cobrar renta por vivir en mi mente. Mi mente... sigue pensando en ti. Ya no sé si es más o menos. Me he cansado de cuantificarte. Sólo sé que estás ahí. En conversaciones, en nombres, en canciones, en momentos, en recuerdos, en la repetición de ti. Mi memoria ya no es lo que solía ser. Y... hubo momentos donde no estuve tan obsesionado con escribir todo lo que me pasaba. Recientemente me acordé de la vez que jugamos la ouija. Sinceramente no recuerdo si la última vez que jugué (antes de la vez que me lo recordó) fue contigo. Escojo creer que sí. Hace un año todo acabó. Por última vez. El último final. Ya sé, estoy lleno de finales. Era lo que nos caracterizaba. Pero afortunadamente para ti, decidiste tomar el final real. El final verdadero. El final definitivo. Y sigo alegrándome de ello. Me sigo arrepintiendo de lo que hice cada día, pero sigo creyendo que tomaste la mejor decisión al alejarte de mi para siempre. ¿Cómo puede obsesionarme y lastimarme tanto una palabra? ¿Y una tan común? "Adiós". Si somos puntos pequeños en una línea de tiempo imaginario... al alejar la perspectiva lo suficiente, todos los puntos parecerán estar en el mismo lugar. Así me explico el por qué sigo aferrado a ti. Ha pasado un año de tu palabra de despedida, y me sigo sintiendo como cuando la leí por primera vez. Me sigo sintiendo como cuándo te fuiste por primera vez. Sigo sintiendo tus labios como cuando te besé por primera vez. ¿Sabes que es lo único que me consuela? Siguiendo la metáfora, si te sigues alejando en la perspectiva, eventualmente todos los puntos... desaparecen. Eventualmente no importará mi traición, ni lo mucho que te lastimé, ni lo mucho que te amé, ni tus decisiones, ni las mías, ni los besos, ni las fotos, ni las canciones, no importará nada. Y por primera vez en mi vida, eso no suena tan mal. Deseo que llegue el día donde ya no me duelas como nada nunca me ha dolido. Deseo que llegue el día donde tú seas la persona más feliz y afortunada y yo ya no tenga esta necesidad de enterarme, de saber de ti. Así que, con riesgo a repetirme una vez más (una última vez) (una última última vez)... Adiós Lidia. 30 de junio 2022
7 notes · View notes
cartasparalidia · 2 years
Text
Esta no es una carta. Es lo contrario, una anticarta. Pero ¿acaso no todas mis cartas eran precisamente eso? Por definición, una carta se debe enviar. Por algún medio físico o electrónico. Pero mis cartas, son sólo para mi. Son revolverme en mi miseria como cerdo en el lodo. Como el diablo en el pecado, o los ángeles en la dicha. Muy seguido siento que no tengo derecho a sentirme triste por ti. Por que a fin de cuentas, yo fui el malo, el mentiroso, el manipulador, la horrible persona. ¿Por qué podría sentirme yo triste, si lo hice con toda la intención? Muchas veces he intentado escudarme en perder el control, en no ser completamente yo, en sentirme una marioneta. Pero todo eso es mierda. Estaba consciente, lo hacía felizmente, incluso llevaba la cuenta, como francotirador o terrorista. Así que me causa conflicto sentirme como me siento. Lo peor es que cada día me siento así. Desde que te perdí, incluso antes, siento esta miseria interminable, de imaginar cómo hubieran sido las cosas contigo a mi lado si no hubiera sido tan cruel y cabrón. Porque te sigo encontrando en todos lados. Es como si desde que te besé, hace dos años, cada canción que he escuchado, cada película que he visto, cada persona con la que converso, todo me habla de ti. Te sigo escribiendo historias, poemas, cuentos, te sigo soñando, sigues siendo la protagonista de mis tramas, como si siguieras conmigo. Te sigo imaginando, cada noche y cada mañana, en cada situación, acompañándome en momentos difíciles y divertidos. Me sigo divirtiendo pensando cómo contestarías algún mensaje, y cómo te contaría alguna vivencia. Y sigo siendo esta horrible persona que solo sabe usar a los demás. Te he recreado, he fingido que te olvido, que te supero, que ya no te amo. Pero nada es cierot, sigo siendo un mentiroso compulsivo. Porque lo único que se siente mejor que tú es distorsionar la realidad. Convencido estoy de que eso es crear, eso es contar historias, una justificación muy enferma pero al parecer es el pilar de mi persona. Ya no te he dibujado, pero lo hice hasta no poder más. Creo que eres la única persona que puedo recrear de memoria completamente con líneas. No perfectamente, porque ningún dibujo nunca le hizo justicia a tu belleza, tu aura, tu personalidad. Pero con lápices, colores, plumas, borradores, hojas y lágrimas siempre te evocaba como eras ante mis ojos. Cambiante, divertida, feliz, sexy, única, divina y maldita a la vez. En mis esfuerzos por ser satanista me convertí en el cliché del demonio. Frío, despiadado, engañoso e inestable. Vendería mi alma por ti. Pero también te vendería a ti por... ¿Por qué? Esa es la última pregunta que me hiciste. ¿Por qué lo hice? ¿Por qué busqué a más personas cuando tú eras tanto, eras todo? Uno pensaría que dos años después ya debería tener una respuesta. Pero sigo buscándola, cada día, como si mi vida dependiera de ello. Y creo que esa es la respuesta, ¿no? Lo hice por... "la anécdota", decías tú. Para mi es más complejo... "por la trama". "Quiero que mi vida sea una historia digna de ser contada", es de las cosas que te dije después de besarte por primera vez. Contigo cada beso se sentía como la primera vez. Era algo nuevo, diferente, emocionante, peligroso, excitante, oculto y muy divertido. Me besaste como nunca nadie, de una forma intensa pero tierna pero pasional pero linda pero pero pero... Alguna vez te prometí que yo seguiría pensando en ti años después de que todo terminara. Mírame cumplir la única promesa que pude. Pero sinceramente espero que tú sí puedas dejarme ir, porque no valgo la pena. Y tú sí. No te dejaré ir porque no quiero. Eso me digo. Pero la verdad... es que ya no sé. No eres la primera ni la última que me provoca esta... obsesión y malestar. Pero me gusta creer que serás la última. Al final creo que esa es la única forma que tengo de Lidiar (ja) con las cosas. Un clavo saca a otro clavo, dicen los sanos. Un clavo oxida a otro clavo. Sigo siendo influenciando por cosas que leí hace tanto, que hice tan mías... o que me hicieron suyas. Dos años de nuestro primer beso. Un año de nuestra última conversación. Llena de odio y rencor tuyo, completamente comprensible. Ojalá hubieran sido diferentes las cosas... Te extraño tanto, cada día, cada hora, cada segundo. Te imagino conmigo, regresando a mi, o nunca yéndote. Y es lo que aún me mantiene un poco cuerdo. Tengo a fin de cuentas el poder de recrearte a ti, y a nuestra inusual historia. ¿Qué pasará cuando lo haga? Espero... que sea la catarsis que necesito para avanzar. Pero por ahora seguiré creando monumentos a cada fecha nuestra. Como si importara o significara algo. Al final... tú siempre creíste en destruir monumentos, y yo estoy de acuerdo. Espero lo destruyas todo, todo lo que te hace daño. Incluido yo. Si te sirve de consuelo, estoy hecho pedazos. Y planeo estarlo por mucho tiempo más. 16 de marzo 2022.
2 notes · View notes
cartasparalidia · 3 years
Text
110222
Hola Lidia
Por primera vez (tal vez) no sé cómo empezar esta carta. Este texto. Este conjunto de bits que simulan letras en un espacio que realmente no está ahí. Muy parecido a... bueno, nosotros.
Es un día de esos. Donde hay una razón para pensarte, cómo si la necesitara. Pero también es un día de esos que son marcados en el calendario, como resaltados por mis propias inseguridades, miedos, recuerdos y arrepentimientos.
Hace un año te perdí. Hoy cumplo un año sin ti. Hace 365 días me dijiste que no querías volver a saber nada de mi. Al darte cuenta de mis mentiras y manipulaciones.
¿Sabes de qué me di cuenta? Que incluso yo me creo mis mentiras, e incluso me manipulo a mi mismo. Así que cómo podría no hacerlo con alguien más.
Ayer lloré al ver que ya te titulaste. Me dio mucho gusto por ti, pero también me hubiera gustado compartir el logro contigo. No lo merezco, pero alguna vez hicimos planes juntos y me alegra que tú sigas adelante sin mi, tan fuerte y segura como siempre lo has sido.
Admito, también, que me dio un poco de miedo creer que te estabas esperando a ese momento para ejercer tu justa venganza sobre mi. Ya no tienes qué perder, qué temer, así que podría ser un buen tiempo para la venganza.
Elijo creer, sin embargo, que tu verdadera venganza es tu ausencia. Nada podría dolerme más, nada me ha dolido tanto en la vida, y si este año es prueba de algo, nunca dejará de doler.
Aún te encuentro constantemente a mi alrededor. En lugares esperados e inesperados. Cuando lo necesito, cuando lo detesto, cuando intento detenerlo.
A veces estás ahí, en los paneles de Batman, haciendo magia en un parque junto a mi, disfrazada de Zatanna y yo de Bruce, jóvenes experimentando con fuerzas desconocidas. Siempre fue uno de nuestros planes, explorar lo inexplicable, divertirnos, yo desde mi nihilismo y tú desde tu curiosidad.
Otras veces estás en la vestimenta de Evelyne, la chica obsesionada con lo paranormal, que juro que se viste exactamente como tú. Me encanta el dibujo porque me encanta pensar que eres tú.
Y por supuesto te encuentro en el radio, en cada canción pop que me gustaría cantarte, sorprendido al darme cuenta que me sé cada palabra, que disfruto cantarlas, porque siempre imagino que te las estoy cantando a ti.
Estás en mis amigos, en las personas que no me dejan solo a pesar de que lo merezco, y que siguen convencidas de que hay cosas buenas en mi.
Estás en las canciones que compartiste conmigo y ahora no puedo escuchar sin llorar, al menos hasta mentalizarme por meses para hacerlo. Ya puedo escuchar una o dos sin problemas, pero las demás todavía duelen bastante.
En cada videojuego que disfruto, en cada película que me pone a pensar, en cada historia que me llega a conmover, en todo lo que compartiría contigo si solo siguieras aquí.
También en la maldad que está en mi interior, que quiere seguir explorando mis errores, sin llegar nunca a una moraleja o conclusión.
Estás en todos lados y en ninguno.
La carta de hoy se siente diferente. Como si no tuviera sentido ya. Todas las veces anteriores las palabras cumplían su función. Pero hoy siento que ya no.
Un año es un buen momento para parar ¿no crees? Así que, con temor a volver a recaer... es mi última última vez. Solo el tiempo dirá si dura.
Los santos están en las últimas veces, los demonios en las primeras. Rompiendo un poco mi personaje, hoy elijo comportarme como un santo. Nunca lo he sido, pero mírame fingir, como tantas cosas en mi vida, como tantas cosas entre nosotros...
Adiós Lidia. Mi Habibi, mi Ame Ona, mi amor, mi cielo, mi corazón, mi infierno, mi ángel, mi demonio, mi chica, mi mujer, mi alumna, mi amiga, mi traición, mi error, mi mentira, mi engaño, mi apoyo, mi ayuda, mi confidente, mi todo. Por siempre tu Yūgen.
1 note · View note
cartasparalidia · 3 years
Text
260122
Hola Lidia.
Cada vez es más difícil para mi escribirte. No sé si es una señal buena, porque poco a poco voy superando mi necesidad imperiosa.
Podríamos creer que es una buena señal, que ya te estoy superando, dejando atrás, dejando ir finalmente después de... tanto tiempo (que ya sabemos específicamente cuánto es pero es mejor dejarlo en "tanto").
También cabe la posibilidad que en realidad ya no te puedo escribir porque ya lo escribí todo. Porque al fin se acabó la inspiración, la obsesión, la devoción.
Y la última opción es... que a través de todas estas cartas me di cuenta (al fin) que esto sigue siendo un acto egoísta y manipulativo. Como todo lo que hago.
Realmente deseo que nunca leas estas cartas. Te las escribo a ti, pero también sé que leerlas no tendría un efecto positivo en ti.
No es que crea (realmente) que algún día, mientras estás navegando por internet, llegues a encontrar milagrosamente (aleatoriamente) este conjunto de cartas, las leas todas en una madrugada, y al final regreses a mi.
De verdad si tuviera la oportunidad de hablar contigo una última vez... no creo tener forma (ni posibilidad) de convencerte que regreses a mi.
Así que, ¿para qué escribir todo esto?
Para darme cuenta que sigo temiéndote, o más bien, a tu venganza, o más bien, a las consecuencias de mis actos. Reprimibles y perseguibles.
A fin de cuentas, conmigo no hay "bueno" ni "malo". Así que definitivamente es una señal. Pero carece de moralidad o de guía. Solamente es eso, una señal.
De que me estoy dando cuenta, poco a poco, de que esta historia terminó hace mucho. Y en realidad sólo me estoy aferrando a ella. Pensé en escribir "extendiendo el final", pero eso tampoco es cierto. La realidad es que esta ya es una historia completamente diferente.
Ya no somos tú y yo. Somos yo y tu fantasma. Mi ideación de ti. Dicho de otra forma, soy yo solo con mis culpas y arrepentimientos.
Yo y mis mentiras y palabras. Lo que muy en el fondo deseo más que nada. Estar siempre cómodo, sufriendo a lo lejos, en la medida que yo escojo.
Por lo menos aprendí a ya no involucrar a nadie más. También me tardé, y volví a lastimar personas a mi alrededor pero creo que al fin aprendí.
Estuve mucho tiempo solo contigo, y ahora estoy solo sin ti. Y por alguna razón se siente diferente a la soledad usual...
Extraño tu fuego, siempre lo haré. Lo busqué en otras personas, en otras circunstancias, en otros eventos. Pero nada quema como tú. La maldición de arder en tus llamas es no volver a sentir calor.
Y todo parece tibio cuando tu corazón está frío.
Confundiendo el epílogo con la introducción, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
140122
Hola Lidia.
Tengo un pie en el delirio, a punto de entregarme a él completamente. A veces me gustaría realmente perder el control, dejarme llevar, renunciar a una fuerza más grande que yo. Pero me da miedo. Perder lo poco que me hace sentirme como, bueno, yo. Lo cual no es mucho. Siempre he dudado de quién soy. Suena como un pretexto, pero no creo tener un "yo" muy fuerte.
Tengo un pie en el pasado. O tal vez los dos. Creo que es bastante obvio, lo he admitido varias veces. Pero siempre hay fechas, momentos, canciones, palabras que me hacen notarlo y recordarlo.
¿Qué te quería decir hoy? Lo que te quiero decir siempre, supongo. Lo mucho que te extraño, lo mucho que me odio. Ya no hay forma de no repetirme. ¿Cierto?
Hoy me pusieron una vacuna. E inevitablemente me lleva a acordarme de ti. La última vez que me pusieron una vacuna, me tocaba examen contigo. Y lo hicieron en mi ausencia.
Eso fue agridulce. Por un lado, quería verte una última vez, aunque fuera a través de la cámara obligatoria. Pero también creo que no lo hubiera soportado. Nuevamente.
Antes de ese examen que se canceló... tuvimos otro examen. Al igual, tenía esa ambivalencia. No quería verte, pero quería verte. Yo no les pedí la cámara, pero ustedes (tu grupo tan cumplido) la pusieron sin que se los dijera.
Y ahí estabas. Tan hermosa como siempre. Tan ajena como nunca. Tan dulce como la añoranza y tan agria como el dolor. Siempre contradictoria.
Ya que pusiste la cámara, me propuse no mirarte. Tampoco fue una idea factible. ¿¡Cómo podría no mirarte!? Si eres como un hoyo negro cuya gravedad atrae todos mis sentidos, sin piedad ni opción.
Así que te miré, te vi y te observé. Sin saber y sabiendo que podía ser la última vez. Recordando otros exámenes que habíamos tenido...
Cuando todo estaba bien entre nosotros (dentro de lo bien que podrían estar las cosas entre nosotros) tuvimos un examen que fue un momento muy divertido entre tú y yo. Riendo, hablando por mensaje, viendo nuestras reacciones, nuestros movimientos, nuestras miradas, nuestros gestos, nuestros cuerpos.
Recuerdo con gran nostalgia ese examen. Curiosamente, también fue después de un periodo donde lo nuestro estuvo en pausa. Un mes. Después de decir que todo estaba bien.
Tú y yo siempre estábamos en conflicto. Incluso cuando estábamos bien. Y eso sigue siendo una señal de que, tal vez, alejarnos sí era lo mejor. No me enorgullece la forma en que terminó pero... tal vez fue lo mejor.
En el último examen que sí hicimos... no hubo despedida. Simplemente sacaste la lengua a la cámara y te desconectaste. Siempre me atormentó dicho acto. Hasta la actualidad me pregunto su significado. Esperaba que fuera una señal, un faro, una esperanza. Pero creo que sólo fuiste tú, siendo tú.
Al final, sigo sin ti. Como lo he estado por tanto tiempo, como lo seguiré estando. Probablemente hasta morir. Es algo triste ¿no crees? De pocas cosas estoy tan seguro, como del hecho que jamás en mi vida volveremos a hablar, ni a cruzar miradas, ni a reír juntos, ni a hablar por horas, ni nada de lo que alguna vez hubo.
Pero por lo menos la seguridad resulta reconfortante. Entre tantas cosas inciertas, hay algo de certeza. La certeza de tu ausencia...
Pero si pudiera tener una última vez contigo... me gusta imaginar todas las cosas que haríamos. El amor está en las palabras no dichas. Cada momento es dorado... El para siempre es mío contigo.
Cantándote el delirio de mis peores y mejores momentos, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
100122
Hola Lidia.
Hoy es un día especial. Un día que había temido durante algo de tiempo. Un día que sabía que te tendría que escribir. Aunque no lo haga tanto últimamente, hoy era obligatorio.
Y puede que no lo parezca. Es bastante probable que sea una de esas cosas, de esas obsesiones, de esos simbolismos que sólo yo noto, que sólo yo creo que significan algo.
En esta fecha, se cumple el mismo tiempo que he estado sin ti, que el que estuve contigo. 333 días pasaron desde que nos besamos y empezamos nuestra extraña relación y todo terminó. Y ahora, han pasado 333 días que ya no he hablado contigo, que estás lejos, que te perdí.
Tú mejor que nadie sabes que yo no creo en lo inexplicable. Vaya, no creo en nada. Ni en dios, ni en la fortuna, ni en los fantasmas, ni en lo sobrenatural. "¿Crees en la vida después de la muerte?" "¡Apenas si creo en la vida antes de la muerte!".
Y sin embargo, cuando estaba contigo llegué a creer en el destino. Era un chiste constante entre nosotros. Los menos creyentes asombrados de todas las coincidencias que parecían unir nuestros caminos, nuestras bocas, nuestras existencias...
Ahora, ante un número tan particular no puedo evitar dudar en mi nihilismo cotidiano. 333 es un número bastante distintivo, un número que me hubiera sido imposible acertar voluntariamente.
Te imaginarás mi sorpresa cuando el contador de días que utilicé me mostró ese número. Una señal más. De lo estúpido que soy, de lo mucho que perdí, del daño que te hice.
También es un número bastante pequeño, si lo pensamos un poco. 333 días no llega a ser ni un año. Falto poco más de un mes para que nuestro amor durara lo que una vuelta alrededor del Sol. Al menos fue más que un año en el planeta Venus.
No puedo evitar pensar y pensar en lo que esos dos periodos significaron en nuestra vida. O al menos, ahora que estoy solo, en la mía.
Los 333 días que pasé a tu lado aprendí mucho de mi, de ti, del mundo, del amor, del arte, de la música, de las relaciones, de la comunicación, del romance, de la sexualidad, de los límites, del cariño, de la confianza, de las mentiras, de la maldad... fuiste como una carrera completa de autodescubrimiento.
Y los 333 días que pasé a tu lado, también he aprendido mucho. De otras personas, de las cosas buenas y malas, de lo que no necesariamente tiene un adjetivo ni un pronombre, del futuro, el presente y el pasado, de mis dolores físicos y emocionales, de mis carencias, de mis patrones, de mis miedos, de la amistad, de la familia, de la inspiración, del horror, de la repetición, del amor.
Han pasado muchas cosas, incluso cuando yo esperaba que sólo me paralizara y me dejara llevar por el tiempo. Pero la vida, como la Tierra, sigue su camino hacia adelante. "La flecha del tiempo sólo avanza hacia adelante"...
22 meses desde ese beso. Ese beso que me puso el mundo de cabeza, que me llevaría a lugares inesperados, a un camino que nunca creí transitar. 22 meses de pandemia, como si la historia del universo se alineara con mi propia historia personal. Sí, soy lo suficientemente egoísta como para hacer esa relación.
22 meses en el año 2022... ¿Ves? Todo coincide en una poética repetición de números, de patrones, que estoy seguro que no significan nada pero me encantaría mostrarte la simetría simulada solamente para parecer interesante ante ti, para que notes lo mucho que sobrepienso las cosas. Como siempre lo he hecho, como siempre lo hice, como siempre lo haré.
En este momento, se me ocurrió de forma bastante improvisada otro número 22. Veintidós flamas, puedo contar. Tú entre ellas, tú por encima de todas ellas. Aunque puede ser algo hipócrita. Me hubiera encantado admitir que tú eres la última pero... no eres la última.
Porque no aprendo. Sigo adelante, cometiendo los mismos errores una y otra vez. Buscándote, replicándote, imitando lo que hubo alguna vez entre nosotros. Es impresionante lo fácil que puedo repetir la experiencia...
Pero no te puedo repetir a ti. Estoy condenado a notar, de aquí en adelante, que cualquier intento de simularte terminará en la terrible realización de que puedo tener todo lo que tenía contigo, pero ya no contigo.
Puedes realizar una escultura, un dibujo, una pintura perfecta de la persona con la que quieres estar. Mientras la creas, te acordarás de ella, te sentirás cerca de ella. Pero al final, cuando esté concluido, te darás cuenta de que ni todo el talento, ni toda la repetición, ni toda la química ni física del mundo te regresará a esa persona.
Entonces, puedo escribirle a alguien como te escribía. Puedo mentir, engañar, acumular, manipular y lastimar a muchas personas tal como hice contigo. Pero nunca serás tú de nuevo.
Sigo soñando contigo. Ya no estás enojada en mis sueños, pero ya tampoco son sueños donde olvido la realidad. Un día reciente, decidí despertar antes de seguir con el engaño de un sueño donde estabas a punto de perdonarme.
Ya dije decenas o cientos de veces que es el final. Pero sigo aquí, contando días, encontrando significados en coincidencias, usando palabras como "dios" o "destino" con la misma facilidad que "mentira" y "manipulación".
Eso sólo demuestra que yo sigo siendo yo. Un yo completamente diferente, pero un yo al fin. Así como tú ya eres otra Lidia muy diferente a mi Lidia.
Al final de todo, me aterraba llegar a este día. Porque a partir de hoy, el tiempo sin ti se vuelve mayor al tiempo contigo. Y es algo contra lo que no puedo pelear. Una vez más, el tiempo es mi enemigo más grande, e intentando enfrentarlo siempre hago todo tipo de tonterías.
Pero seguiré escribiéndote cada fecha importante. Aún nos queda el aniversario de la pérdida, tu cumpleaños, el aniversario de tu última palabra, de tu último mensaje...
Dicho de otra forma, todavía tengo mucha autocompasión y dolor que explotar. Heridas que reabrir, yagas que morder, sangre que sangrar.
Llegará el día en que ya no te escriba más. ¿Llegará el día en que ya no te escriba más? Toda oración que te digo, puede ser reformulada como pregunta.
Porque conmigo nunca hay certezas. Sólo dudas. Puedo dudar incluso de lo más seguro en la existencia, en la vida, y hacerlo con las palabras adecuadas para que parezca que tenga lógica.
Ese soy yo, a fin de cuentas. El escritor, el creador de historias, el mentiroso. Sigue siendo fácil, sigue siendo cómodo y sigue siendo el único camino que me queda.
Camino que no conduce lejos de ti, pero tampoco hacia a ti. Una espiral interminable que me aleja y me acerca infinitamente sin ninguna diferencia.
Al menos disfruto el paisaje, me digo a mi mismo. Mis recuerdos, que algún día también se irán, para bien o para mal, son lo único que tengo.
Y como Asterios Polyp me enseñó, son recuerdos que cada vez reinterpreto. A mi conveniencia, cada vez menos fieles a lo que pasó en realidad.
Te ofrezco un brindis, del alcohol que nunca tomamos juntos, para celebrar la pérdida de la simetría entre la época en que te tuve y la época en que te perdí. Espero sea una victoria para ti, en tu optimismo encontrado entre mis espionajes usuales contigo.
Celebremos juntos, que ya no estamos juntos. Tú olvidándome cada día, y yo recordándote cada noche. Espero perderme entre la multitud, así como tú destacas en la mía.
Porque me obsesionan los detalles. ¿Por qué me obsesionan los detalles? Porque el diablo está en los detalles, dicen. Ahí estás tú o yo, o nosotros, o lo que quede de lo que tuvimos.
En cada ciudad, en cada palabra, en cada aliteración, en cada libro e historia, en la historia en general y en la historia en particular.
Porque al final, 333 más 333 da 666. Y tu dulce seis seis seis es la última coincidencia que necesitaba para convencerme de que soy un idiota, de que soy el diablo, de que te perdí y de que nunca volverás.
Porque "el amor es mi religión", dijo el satanista al romper tu corazón.
Satanista, sarcástico y sin sentido... tu Yūgen.
4 notes · View notes
cartasparalidia · 3 years
Text
010122
Hola Lidia.
Otra vez dejé pasar un tiempo antes de escribirte. Seguro habías pensado que al fin me había librado de ti, y viceversa. Pero es absurdo, tú no piensas en nada, porque no eres real, sólo eres un eco, una reverberación en el interior de mi mente de tu voz, de tu persona, de tu presencia.
Han pasado algunas cosas desde que te escribí por última vez. Se han acumulado ideas, pensamientos y por supuesto también sentimientos. Arrepentimientos, sobra decir.
Me fui de viaje. Al principio creí que sería una oportunidad para alejarme de ti y tu fantasma. Pero realmente no dejé de pensar en ti en cada momento. Me gustaba imaginar cómo hubiera sido cada situación si hubieras estado conmigo. Las fotos, las comidas, la convivencia, las risas, los viajes en auto y camión.
Fue ahí donde me di cuenta que nunca podré huir de ti. Podría ir a los confines de la Tierra, incluso a otros planetas o planos, y me seguirías a todos lados. Me atormentarás por siempre.
Creo entonces que tu maldición sigue siendo verdad. Obtengo lo que merezco, la maldición soy yo mismo y lo incompatible que soy con esta existencia, sin ti y contigo a la vez.
Lo mismo pasó durante las celebraciones y fiestas de fin de año. Ah, no sabes cómo las aborrezco. Pero se deben atravesar, como el limbo, para llegar al otro lado. No estoy seguro si voy en dirección al paraíso o al infierno, pero atravesar debo en efecto.
Y, temiendo sonar repetitivo, me pasó exactamente lo mismo que con el viaje. Me encontré pensando en ti, recordando e imaginando cómo sería contigo.
Mi imaginación se toma libertades creativas, por supuesto. Pues siempre existe la posibilidad de que incluso estando contigo, estando juntos, las celebraciones fueran insoportables.
Mi consuelo siempre es, serían insoportables, pero por lo menos estaríamos juntos. Más señales y confirmaciones de lo enfermo que estoy, que preferiría estar peleando contigo a tu ausencia.
En efecto, tengo lo que merezco.
Nunca he creído en propósitos, ni cambios por la fecha, ni en milagros navideños, sabes que nunca he creído prácticamente en nada.
Sin embargo, tengo que admitir... que he entendido algunas cosas durante tu ausencia. Cosas que debí entender hace mucho, pero no soy bueno (obviamente) con nada de esto.
Así que puedo decirte esto. Estoy preparado para seguir adelante, sin ti. Estoy preparado para empezar a trabajar en dejar atrás lo que te hice.
También puedo decirte que no soy bueno manteniendo mi palabra. Hay una posibilidad bastante alta de que me atraviese contigo este año. Y temo ya cuál será tu reacción y la mía.
Eso y otras mil cosas pueden enviarme de regreso a la espiral descendiente. Pero al menos hoy, puedo comenzar a entender el luto de la pérdida.
Porque a fin de cuentas, sea cuál sea la razón, la circunstancia, el origen... la verdad es que te perdí. Junto a ti, también perdí una parte importante de mi.
Por fin puedo admitir que quiero seguir adelante. No fingiendo, ni añorando, ni extrañando, ni disfrazando, ni reemplazando. No sé cómo, pero sé que ninguna de esas funcionó.
Por lo que aquí estoy. Siempre te amaré, no puedo pretender que eso cambiará. Pero te amaré como a un pariente que fallece antes de poder conocerlo del todo. Te amaré como una historia que su autor nunca terminó, te amaré como se ama a esas cosas fugaces de la existencia.
Y te seguiré encontrando en cada persona, en cada esquina del mundo, en cada libro, cada historia, cada tema, cada línea, cada dibujo, cada momento.
Estoy listo, como dije alguna vez en el pasado, como dije citando a Dante. Estoy listo para contemplar de nuevo las estrellas. Desde la Tierra tranquilamente, o desde el espacio mientras me pierdo sin rumbo, sin esperanza y sin posibilidad de sobrevivir. Pero las estrellas estarán ahí... y tú ya no. Ya nunca más.
Atravesando infiernos, limbos, purgatorios y paraísos... tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
171221
Hola Lidia.
Cada vez te escribo menos seguido. Al menos de manera física. En mi mente siempre tengo presente tu nombre, tu presencia, tu recuerdo.
Y eso suena muy enfermo. En mis momentos de lucidez, estoy seguro que esta práctica no es nada sana. Funcionas como una obsesión, como un pensamiento intrusivo que está siempre manchando todo lo que hago, siento, digo y pienso.
Es algo común en mi. Tiendo a obsesionarme, a aferrarme. A un nombre, a una persona, a un destinatario de toda esta maladía que tengo en mi. ¿Palabra malinchista? Lo siento.
Me he dado cuenta, también, que no puedo parar. He identificado... un estado bipolar en mi persona. No pretendo diagnosticarme, ni nada por el estilo, por es un término que me resultará útil para explicarme.
Verás... tengo un momento donde acepto todas las propuestas, indirectas, insinuaciones y coqueteos que puedo recibir. Este será llamado el momento maniaco. Sonará altamente pretencioso, pero mi trabajo me pone en una posición donde nunca faltan. Intento resistirlo lo mejor que puedo, pero el momento maniaco llega a mi y me dejo llevar.
A ti te conocí en un momento maniaco. Fuiste... diablos, ya perdí incluso la cuenta. Pero estabas insertada en un contexto mucho más grande de depravación. Y por eso todo termino mal.
Supongo que en el momento maniaco sólo quiero disfrutar, dejarme llevar, olvidar las implicaciones complejas de la vida y las relaciones. Y nunca creo que conoceré a alguien relevante, ni que formaré un vínculo trascendente en esta etapa.
Pero el momento maniaco es, por obvias razones, insostenible. No puedo mantener todas las relaciones que empiezo a utilizar (porque no hay otra palabra) para perderme en ellas en lugar de mi.
Y todo se cae en pedazos. Todo deja de ser importante, me lleno de hastío, me doy cuenta de que estoy haciendo algo malo.
Llega entonces el momento depresivo. Donde me odio, siento culpa, me doy cuenta que lastimé personas, y prometo nunca volverlo a hacer.
El momento depresivo se refleja en mi cuerpo. Dejo de comer, empiezo a tener ascos, dejo de disfrutar, siempre me siento cansado, sólo quiero dormir.
¿Quieres una confesión? Disfruto ambos momentos. De una manera muy diferente. Pero es la realidad, me gusta sentirme sin límites ni ataduras. Me gusta abrirme a nuevas experiencias, me divierte formar nuevas personas para actuar. Marionetas y papeles que representar.
Increíblemente, también disfruto la miseria, la soledad, la patada en las bolas que es existir lleno de culpa y dolor. Me inspira a escribir, dibujar, a crear arte de una forma enferma y retorcida.
Me enamoro de momentos, de recuerdos, de historias, de palabras, de citas como nunca podría hacerlo mientras me encuentro en manía.
Y es un ciclo del que no puedo escapar. No pretendo identificar sus principios, pero hoy reconozco que lo estoy haciendo de nuevo. Y ya veo la terrible caída de mi nueva estructura.
Eso es lo peor ¿sabes? Hay un momento donde sé perfectamente lo que va a pasar, hasta el más mínimo detalle y variación. Un momento donde aún puedo detenerlo todo, ahorrarme las etapas, ahorrarme la culpa, evitar lastimar personas.
Y mi decisión es... seguir adelante.
Te he dicho miles de veces que soy mala persona. Te lo demostré. Estoy convencido de que al fin estás convencida. Y sigo demostrándotelo, día a día, carta a carta, palabra a palabra.
Soy una terrible persona.
Siempre cíclico y terrible, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
071221
Hola Lidia.
Tiene algo de tiempo que no te escribo. Pero eso no significa que no piense en ti. Al contrario, últimamente he vuelto a pensar tanto en ti como al principio. Parecía que estaba mejorando, y otra vez estoy hasta abajo de este abismo que es tu ausencia.
Es como el mito de... Orfeo, Sísifo, Ícaro, Minos... He usado todos anteriormente. Tú eres todos, de alguna manera.
Tengo tantas cosas por decirte y no sé por dónde empezar.
Siempre que sueño contigo estás enojada. Es mi forma de recordarte. Aunque no estoy seguro de haberte visto así, realmente. Te escuché y te leí enojada pero creo que nunca te vi. Y por alguna razón, ahora siempre estás así en mi inconsciente.
No puedo culparte. Lo que te hice, al final, no amerita menos.
Esta segunda idea será tonta pero... De los momentos en que más pienso en ti es cuando me baño. Mi desnudez me hace pensar en ti. Porque literalmente me viste más desnudo que nadie... Pero también figuradamente. A veces siento que tú me ayudaste a sentirme un poco mejor con mi cuerpo y mi imagen. Sin ti, volví a la inseguridad usual.
También pienso mucho en nuestros desvelos. Hubo una vez que te quedaste conmigo hasta muy tarde. Aguantaste lo más que pudiste por mi. Hablamos mucho, reímos, intercambiamos ideas, planes, sueños, deseos...
No creo poder volver a sentir lo que sentí por ti. Es una tontería escribirlo así, porque ya entendí que eso es cierto para cualquier persona. No puedes sentir exactamente lo mismo por dos amigos, por dos hermanos, por dos familiares... Tampoco por dos amantes.
Porque eso éramos. Amantes. Es una palabra que tiene mala reputación. Pero es bastante literal. Dos personas que se aman. Sin importar las circunstancias, las distancias, las etiquetas, las edades.
Y sin embargo, sigo buscando encontrar lo que tenía contigo en alguien más.
¿Sabes? Me sorprende lo fácil que es encontrar a alguien que se quiera involucrar conmigo sentimental o físicamente. Es algo que cuando era joven (ja) nunca hubiera creído.
Pasé tanto tiempo siendo el feo, el raro, el extraño... Que me parece imposible ser ahora alguien guapo y deseable. Es la clase de cosas que me hace hacer tonterías como las que hice para perderte.
Así que, inconscientemente, empecé a recrearte en una chica nueva.
Tengo todos los ingredientes que se necesitan para hacerlo. Pero ¿de verdad quiero hacerlo? Por supuesto que quiero. Pero por eso mismo tengo que detenerme...
Cuando le escribía a ella, mi teclado me recordaba que en realidad era a ti a quién le escribía.
Si empiezo a escribir "te quiero + botón de mayúscula" tu nombre aparece en la sugerencia de auto completado.
Porque te lo dije cientos de veces lo mucho que te quería, y mi cuerpo, mis dedos y mi tecnología lo recordarán por siempre.
Tu nombre es, también, un verbo. Así que a veces me encuentro pronunciándolo para sentirme un poco mejor.
¿Cómo lidiar con la idea de no tener a Lidia? Repitiendo su nombre y conjugándolo, pronunciándolo, utilizando la palabra cuando podría utilizar un sinónimo.
Soportar, enfrentar, resolver, afrontar? No, LIDIAR.
En una ironía satanista más, tu nombre es un verbo, no un sustantivo. Sigues siendo Jesucristo, en medias.
La distancia y el tiempo me han hecho comprender mejor el papel de las personas en mi. Alguien que creía que era un personaje principal ha empezado a volverse secundario.
Porque en mi retorcida mente, todo sigue siendo una historia. Una trama que amaría siguieras protagonizando.
Ante todo, está la nueva tú. Puedes ver lo enfermo que resulto, al nombrarla así y aferrarme a ella aferrándome a ti.
Esa es la verdad. Podría tener algo bueno, lindo, tierno, productivo con ella, pero no quiero todo eso.
Quiero sufrimiento y peleas y despedidas falsas y mensajes después de jurar que todo ha acabado. Porque es lo que hacíamos tú y yo. Me engañaba y encantaba.
Y de repente, me di cuenta en un concierto... Que tú eres la única que quiero. Eras quien quería que estuviera sentada junto a mí, escuchando canciones lindas sobre desaparecer la distancia, sobre empezar de nuevo, sobre recordar por siempre.
Sigues estando en nuestras canciones, te sigo buscando en nuevas y te sigo encontrando en letras y melodías.
Hoy en día las canciones que me gustan son las que hablan de ti, las que podrían gustarte y también las que podrías odiar.
Mis palabras, mis dibujos, mis tragedias, mis dolencias, mis fotos, mis sonrisas, seguirán siendo tuyas por siempre.
Incluso si estoy con alguien más, buscaré lo más mínimo que se parezca a ti.
No hay forma de que no me lastime, y a otras personas, haciendo eso. Eso me hace terrible, como siempre te dije y te demostré.
No puedo deletrear "crisis existencial" sin "ti".
Por supuesto que en todas mis crisis estaban mis mentiras a ti y cómo me hacían sentir. Culpable pero adicto a la culpa que crecía más y más.
Malos hábitos, planes, dormir poco, soñar contigo, conjugarte, recrearte, trazarte, decir tu nombre a amigos y desconocidos. Googlear tu nombre para saber quién es tu santa, descubrir que compartes nombre con una especie de arañas, encontrarte en Nora y en Hana y en Rena y en Meg y en Diane y en toda mi ficción y en mi realidad y en mi ficticia realidad.
Tengo que dejarte. Y para hacerlo tengo que dejar todo aquello que moldee con el barro que obtuve de ti.
Sigo aferrado a ti, eso no es una sorpresa. Te busco en Instagram para enamorarme de nuevo de ti, para sentirme estúpido por dejarte ir, para buscar una señal de que aún piensas en mi aunque sea un poco.
También busco una señal de que ya seguiste adelante, de que estás bien. Y esas sí las encuentro.
Son agridulces... Ya soy un chiste para ti, un meme, siempre me recordarás como algo desagradable. Y está bien... Lo acepto, lo celebro y también me duele.
La dualidad duele. ¿Cómo lidia Lidia con el dolor la dualidad? Mejor que Rodrigo lidia con la ausencia de Lidia.
Desvelándose como si siguieras aquí... Tu Yūgen.
1 note · View note
cartasparalidia · 3 years
Text
191121
Hola Lidia
Hoy te iba a escribir otras cosas. Pero la vida hizo una de las suyas, que tan irónicas vueltas le da a mi vida, y me dejó sin motivación, inspiración ni energía.
Te ofrezco, como tantas veces, una canción.
"Halfway yo Nowhere", de Chelou.
¿Cómo te levantas de la cama en la mañana?
¿Cómo te despiertas para continuar el día?
Sí, le canto al placer
Le he cantado al dolor
Aún estoy a la mitad del camino hacia ningún lugar
Aún soy nada el día de hoy
Dicen que "las cosas buenas llegan a quien espera"
Para acelerar el proceso, vengo a tentar la suerte
Sí, le canto al placer
Le he cantado al dolor
Aún estoy a la mitad del camino hacia ningún lugar
Aún soy nada el día de hoy
Sí, le canto al placer
Le he cantado al dolor
Aún estoy a la mitad del camino hacia ningún lugar
Aún soy nada el día de hoy
Siendo nada en ningún lugar, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
181121
Hola Lidia.
Varias veces me han dicho que soy bueno en lo que hago. Es decir, dando clases, explicando conceptos, resolviendo dudas, empatizando con mis alumnos. Tú misma me lo llegaste a decir, de forma sincera.
Tú originalmente no estabas con tu grupo final. A ellos ya les había dado clases con anterioridad, pero para ti (y tus amigas) yo era alguien nuevo.
Recuerdo mucho que me dijiste que tu primera impresión de mi fue algo... sorprendente. En el primer día de clases contigo, tus compañeras me dieron un regalo. Una libreta con forma de BMO, un personaje de Hora de Aventura.
Para mi se me hizo muy normal y común, pero tú estabas impactada con tal acto. ¿Qué clase de profesor tenía que ser para que me hicieran un regalo al primer día?
Esa pregunta salió de tus labios una infinidad de veces. ¿Qué clase de profesor es? La verdad es que la amaba. Aún escucho tu voz pronunciando esa pregunta. Al principio era una broma entre nosotros (tus amigas y yo) y después de convirtió en una broma entre nosotros (tú y yo).
Después de besarte, de mandarte fotografías candentes, o de compartir algo muy personal contigo, esa pregunta estaba ahí.
"El que te encanta", se convirtió en una respuesta usual a esa pregunta. También me encantaba contestarte así.
Otra respuesta chistosa fue cuando me contaste que tu primera reacción a mi relación con tus compañeras fue algo así como "mis compañeras y su Edipo *gira los ojos*". También reímos mucho cuando tú, precisamente de ese grupo, terminaste teniendo algo conmigo.
Amaba tu cara sexy. Le puse ese nombre a tu gesto de mirar hacia arriba con desdén. Un día, nos dejamos de hablar por un mes. Y después regresaste. Precisamente un día de examen. De verdad te veías hermosa ese día. Cuando te lo dije, hiciste esa cara. Volví a enamorarme de ti, irremediablemente, con ese gesto tan sincero y directo.
No recuerdo haber tenido otro examen tan divertido como ese. Me la pasé sonriendo y riendo, mientras te veía, te escribía, y mirábamos nuestras reacciones. Incluso tus compañeras lo notaron...
Ando en reminiscencia, cuando todo esto tenía un punto. Pero siempre es así conmigo, contigo, y con lo que terminé destruyendo.
El punto era, soy bueno en mi profesión. Te voy a confesar algunas cosas al respecto, que tal vez ya sabías o sospechabas.
Puede parecer que me preocupo mucho por mis alumnos. Lo cierto es que "me importan bastante" y "no me importan en lo absoluto" son más parecidos de lo que crees.
Ese es mi secreto, capitán. Realmente no me importa si mis alumnos aprenden, si no tenemos clase, si hacen otra cosa en mi sesión, si reprueban, si entregan tareas después, y así. Porque en mi mente, yo hago mi trabajo y no depende de mi si los alumnos lo aprovechan o no.
Es por eso que soy bastante flexible con prácticamente todo. Y eso puede interpretarse por comprensión, por empatía, por auxilio.
Irónico, ¿no? Encontré la forma de disfrazar mi indiferencia con ser el profesor buena onda, comprensivo y cool.
Eso sí, creo que es importante aclarar. No me importan como alumnos, pero sí me importan como personas. Muchas veces (demasiadas) he traspasado esa barrera entre alumno y profesor, y la relación se ha convertido en algo más.
Creo que ni siquiera tendría que decírtelo, considerando... pues lo nuestro. ¿Cierto? Pero no es exclusivamente eso.
Varias de mis mejores amigas fueron primero mis alumnas. También están los alumnos que me cuentan sus vidas, me piden consejos, me comparten memes o música o series...
Y por supuesto están las alumnas como tú. Con las que no sólo traspasó una pequeña barrera, sino que exploto todas y cada una de ellas hasta que quedamos en un terreno donde todo se vale. Hay muchas más de las que quisiera admitir.
Todavía mantengo varios alumnos como amigos, como conocidos, como personas que recuerdo con cariño. Pero también puedo desentenderme fácilmente de cualquier relación que exista sin remordimientos.
Es por eso que al final, fue tan fácil alejarme de tu grupo. Todos y cada uno de ellos serán un recuerdo eterno de ti, de lo que te hice, de lo que perdí. Como si necesitara más. Por eso, puedo vivir sin ellos, y decido hacerlo.
Sé que sueno como una persona terrible. Y pues sí, admito que lo soy. Te lo repetí miles de veces, al final tú lo comprobaste y lo sigo sosteniendo.
No, Lidia. No soy un buen profesor, ni un buen amigo, ni un buen hijo, ni un buen hermano, ni un buen nada. Soy una terrible persona.
Pero lo puedo disfrazar lo suficiente para tener cosas buenas, cosas que no merezco, cosas que me hacen odiarme más.
Fundamental y funcionalmente terrible persona, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
171121
Hola Lidia.
Me estoy volviendo inconstante en escribirte. Y sin embargo, es de las cosas que más constante hago. Soy constante en mi inconstancia, dicen.
Gritando mi nombre, nunca me cambiaste en realidad.
Hoy ando popurrí, al parecer. Tenía un tema en mente. Un tema que me robé de una historia. Hago mucho eso. Ya sabes, las historias son un tema central en mi... historia.
También ando redundante. Tal vez siempre lo soy. Tal vez siempre lo soy. Como una canción que repite el coro una y otra vez porque se siente bien, es pegajoso, es liberador decir esas palabras.
Jed MacKay dice que hay dos sentimientos que siempre están presentes en nosotros. El miedo y el dolor. ¿El dolor es un sentimiento? Tal vez escribí mal eso. Hay dos fenómenos que siempre están presentes en nosotros.
Sí, estoy diciendo "nosotros" en un sentido muy amplio. Él en realidad se refiere a que están en Daredevil después de casi morir. Pero funciona la metádora, si me lo permites.
Línea 1000. Digo esto al tanteo, pero eres la persona a quién más líneas le he dedicado. Sueno muy drogadicto al escribirlo así, pero tú me entiendes. Me hubiera encantado dedicarte esas líneas también... ¿recuerdas nuestros planes? Yo sí .
Definitivamente ando muy aleatorio hoy. Tal vez siempre lo soy. Retomemos el camino. El miedo y el dolor siempre están presentes en mi, al menos. Tal vez eso es lo que quería decir en realidad.
Pero ¿para qué sirven el miedo y el dolor en nuestras vidas?
Para impulsarnos. El dolor podemos controlarlo y usarlo como motivación. Como combustible, el dolor puede llevarnos a huir o a superarlo.
Me pregunto si el dolor que te causé sirvió de algo en tu vida. Me gusta pensar que sí. Me alegraría que fuera así. En mi interminable egoísmo, eso justificaría un poco lo que te hice. Lo siento, pero es un consuelo lejano.
Me pregunto si el dolor que me causé sirve de algo en mi vida. Porque creeme, no se ha ido. Sigo abrazado a él, aferrado como si fueras tú. De alguna manera es el último vestigio que tengo de ti, de nosotros.
Me niego a dejarlo ir. Nuevamente, eso son todos estos escritos y cartas y canciones y dibujos y pensamientos de ti. Yo abrazando mi dolor que tiene tu forma, tu figura, como una sombra en una caverna. Ni siquiera estoy seguro que seas tú, pero me aferro como si lo fuera.
¿Para qué sirve el miedo?
No lo sé. He escrito la palabra "miedo" 26 veces en estas cartas. Ahora 27. Me sorprendió ese número. Al parecer tengo mucho más miedo del que admitía.
Para escribir cartas. Para eso sirve el miedo, según ese descubrimiento. Es inspiración, disfrazada de negación. ¿O al revés?
El hombre sin miedo, de repente se encuentra lleno de este. Es una buena trama, si puedo admitirlo como el novato que soy.
¿Por qué me identifico tanto entonces? Nunca he sido valiente. Al contrario, siempre he sido un cobarde. Huyo fácilmente, me escondo, me protejo.
Cuando estaba contigo, no sentía miedo. Ese es el punto de esta carta. No me sentía más valiente, sin embargo a tu lado me contagiabas de tu valor.
Por un momento muy pequeño, quería hacer todo aquello que siempre me dio miedo de intentar. Y contigo sinceramente estaba dispuesto.
Quería cantar contigo las canciones pop que he acumulado en mi mente a lo largo de los años. Quería admitir abiertamente una relación prohibida. Quería apostar y bromear al respecto. Quería probar sustancias que mi personalidad straight edge había bloqueado por completo como posibilidad.
Como te dije, nunca perdí el miedo. Tal vez el miedo es la verdadera amante de Rodrigo, y celosa y vengativa tomó aquella relación que amenazaba con arrebatarlo.
"Me colapso en el sueño, mientras promete que me extrañó más. Y me dice que mi amor es suyo, preguntándome si la extraño como yo la extraño. Despacio me va consumiendo, deliberada y profunda. No puedo con este pánico profundo. Enséñame... enséñame a no soñar. Soñar profundamente".
Solía ser Daredevil y ahora sólo es Matt Murdock, tu Yūgen.
1 note · View note
cartasparalidia · 3 years
Text
151121
Hola Lidia.
¿Alguna vez has escuchado sobre el número de Dunbar? Es una teoría de que los seres humanos tenemos una capacidad limitada para relacionarnos con las personas. Aproximadamente tenemos espacio para 150 personas en nuestra vida. Como la primera generación de Pokémon.
En mi vida siempre lo he relacionado con los alumnos que he tenido. Después de unos cinco años que llevo en esto, he conocido más personas que ese número.
Obviamente no tuve relaciones significativas con todos ellos, pero creo que han dejado una marca en mi vida, en mayor o menor medida.
Uno de esos efectos es que hay muchas personas que se me hacen familiares a muchos de ellos. Cuando voy por la calle, ya es muy común que mi mente piense "esa persona se parece a tal alumno o alumna". Es inevitable, a pesar de que supuestamente todos somos únicos e irrepetibles... en mi mente no lo son tanto.
Y por supuesto, una de las figuras que más veo es la tuya. "Esa chica se parece mucho a Lidia". Otras sólo tienen tu estilo o tu vibra. Y en algunas ocasiones incluso estaba convencido de que realmente eras tú esa persona. No lo eras.
Sinceramente, también voy por las calles esperando encontrarte. Mi fijo siempre si estás por ahí. Sobre todo en rutas que llegué a recorrer a tu lado. No son muchas pero hay varias.
Sabes, nunca he podido volver a encontrar aquella iglesia donde nos refugiamos de la lluvia el primer día. Donde nos dimos besos pecaminosos para asustar católicos. Donde me diste tu número de teléfono por primera vez. Es algo irónico, que hasta ese momento no lo tuviera. A veces creo que fue como un espejismo, como un mindscape. Un lugar que sólo fue nuestro por ese momento en el tiempo.
Lo cierto es que me aterra encontrarte por la calle. No sé qué es lo que espero que pase si lograra coincidir contigo. ¿Correr hacia ti y gritarte implorando el perdón que no merezco? Estoy seguro que te alejarías lo más posible de mi, sin siquiera contestarme.
Así que es realmente una fantasía. Como si por solo verme te dieras cuenta que me extrañas, que estás dispuesta a darme una oportunidad.
Imagino, ingenuamente, que me dejarías decirte lo siguiente:
"Lidia mi vida sin ti ya no es igual, sé que cometí un terrible error, pero estoy dispuesto a repararlo. Déjame darte todo, como alguna vez te lo pedí. Te daré mis secretos, mis sufrimientos, puedes tratarme mal, puedes vengarte, puedes hacerme y deshacerme como prefieras, pero sólo dame una oportunidad de volver a estar a tu lado. "
También es mucho más probable que sólo me paralizara y saliera corriendo de ahí, dejando a cualquier persona o acción con la que estuviera en el lugar.
Pero seguiré buscándote. En el cabello ondulado de algunas personas, en la vestimenta hippie punk que era tu insignia, en los paliacates que usabas como adorno en el cabello, en el labial que sólo tu usabas y manchabas mi cara con tus besos, en tu voz familiar y amigable...
Pensando que en extraños puedo volver a conjurarte, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
131121
Hola Lidia.
Ya casi llegamos a las mil líneas. No significa nada, por supuesto. Pero ya sabes cómo soy al respecto de mis números, mis listas, mis cantidades...
Creo que sé de dónde viene. Cuando era niño, jugaba muchos videojuegos. Bueno realmente toda la vida lo he hecho. Siempre ha sido una prioridad en mi vida, uno de mis gustos más importantes. Han definido mi personalidad y me han enseñado varias cosas.
Entonces, de niño aún creía en el cielo, en Dios y en todas esas fantasías del catolicismo. Se lo debo a mi familia y a la escuela.
Una de mis creencias personales favoritas era que en el cielo, cada uno de nosotros tendría una especie de estadísticas, como al final de un videojuego.
Un contador que te dijera cuántos pasos diste en tu vida, cuántas canciones escuchaste, cuántas veces lloraste, cuántas personas conocías, cuántos amigos, cuántos amores, etcétera. Me emocionaba la idea de tener una puntuación para darle sentido a mi vida.
Y obviamente, como ya sabes y seguro resulta obvio, dejé de creer en el cielo. No recuerdo el momento exacto, pero en algún momento de mi vida ya no estaba ahí esa idea. No es concebible para mi la idea de un alma viviendo feliz en el cielo.
De alguna manera, tuve que rescatar mi idea de tener una lista de logros, de cifras que le den sentido a mi vida y vivirla.
Mira, sin querer logramos descubrir juntos una de las razones por las que hago lo que hago. No soy tan misterioso, soy algo obvio y simple.
Sigo conjugando verbos en la primera persona del plural, cuando ya no estás conmigo. Te has convertido en algo así como una amiga imaginaria. ¿Amante imaginaria? ¿Novia imaginaria? Nuevamente el problema de la definición de nuestra relación.
En su mayoría, te sigo escribiendo al azar, improvisando y anotando las ideas y sentimientos que vienen aleatoriamente a mi.
Pero hoy se relaciona un poco lo que te escribí con un punto de mi lista. ¿Será que inconscientemente me estoy guiando hacia ella? Mi mente funciona de maneras misteriosas. No es cierto, no soy tan misterioso. ¿Ves? Constante contradicción.
Ah sí, el punto eran los videojuegos. Cuando te perdí... estaba comenzando a jugar un videojuego nuevo. Un videojuego fantástico, que se salía de lo normal para mi, pero que me gustó bastante.
Recuerdo que fue en la misma época donde te negabas a escribirme y sólo me mandabas audios. Así que tenía que jugar con audífono para escucharlos.
Y de repente ya no estabas ahí. Se sintió un vacío en el juego tan real como en mi vida en sí. Lo dejé de jugar por un largo tiempo.
Eventualmente lo retomé, pero siempre tendrá esa mancha, esa asociación. Es el videojuego que estaba jugando cuando te perdí.
Persona 5 Strikers es el videojuego en cuestión. Y para hacerlo más algo que se relacione contigo, tiene elementos de psicología, la teoría de Jung y cosas así.
Como en todo lo que hacemos, algunas veces comenzamos a vivir sin pensar, sin disfrutar, casi automáticamente o de forma mecánica.
Han habido muchas veces que juego videojuegos y realmente no los disfruto, ya es algo tan familiar que no siento lo mismo siempre.
De vez en cuando algún juego cambia eso. Uno que me marca, que de verdad me atrapa, que me recuerda la emoción que sentía cuando era niño.
Siento que con Persona me pudo haber pasado eso. Si no lo relacionara contigo, no lo hubiera abandonado al terminarlo por primera vez.
Al final, sí me marcó pero de una forma muy diferente. Me enfrenté a mi sombra, se rompieron varias máscaras en mi, me acerqué a otras personas.
Si yo viviera en el mundo de la historia del videojuego, probablemente hubiera sido un villano. Alguien se pudo aprovechar de los sentimientos negativos que tengo, para retorcerlos hasta el máximo y hacerme realizar acciones terribles.
Pero en la realidad, no necesité de ninguna fuerza sobrenatural. Yo pude hacer solo de manera perfecta, algo terrible que terminó lastimando a varias personas.
Nunca pienso en las otras personas. Sólo pienso en ti. Eso también dice mucho de mi ¿cierto? Estoy seguro que tú lo ves claramente, y es otra razón por la que sería perfectamente comprensible que me odiaras.
Quedándose sin máscaras y encontrando nuevas, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
101121
Hola Lidia.
Tú y yo somos como anarquía. Todo lo que nuestra relación representaba estaba mal ante los ojos de la sociedad. Era mayor, era tu maestro, era una mala persona.
Sigo siendo mayor, ya no soy tu maestro, sigo siendo mala persona. Dos de tres. Algunas cosas nunca cambian. La única constante y todo eso.
Tú fuiste por un pequeño y poderoso momento mi motivación más grande para cambiar. Para existir, para seguir adelante.
Es la primera vez que admito lo pequeño que fue lo nuestro. Creo. Ya no recuerdo bastante bien. Pero... el otro día, hice cuentas. Lo nuestro duró... 11 meses. Duró menos que muchas cosas en mi vida. Duró menos que mis series favoritas, duró menos que la publicación de mis mangas y cómics predilectos, duró menos que el reinado de algunos campeones mundiales del deporte.
En comparación a mis otras exnovias, tal vez también eres la que menos ha durado. Si obviamos el comentado ya problema sobre la definición... incluso puede que seas la más corta de todas.
¿Entonces por qué eres la única a la que le he escrito tanto, la he dibujado tanto, la he pensado tanto, la he extrañado tanto?
Quiero decir, ya establecimos que todo este acto es una proyección egoísta de mi culpa, de mis deseos y arrepentimientos. Pero pude escoger a cualquier otra exnovia (flama o persona, incluso) para hacer algo así. Y sin embargo te escogí a ti...
Muy dentro de mi todavía creo que hay algo más. Esto sonará tonto e ingenuo pero... creo que sí estábamos destinados a ser el uno para el otro. Que eras la indicada, mi verdadero amor, mi destino, mi camino, mi kismet (¿de dónde salió esa palabra?).
Pero siendo el necio autodestructivo, pecador y pendejo que soy, al tener todo eso en mis manos no pude hacer otra cosa más que destruirlo.
Porque a la mierda el destino. A la mierda la estabilidad, la felicidad, que se pudra cualquier final feliz que pudiera existir para mi.
Disculpa las groserías... casi nunca escribo ni digo groserías. Tú decías groserías cuando te enojabas. Era un espectáculo digno de ver. Lo digo sinceramente, sin sarcasmo. Era increíble leerte enojada, usando palabras como arma, como expresión.
Aún sueño contigo enojada en ocasiones. No recuerdo si ya te lo había dicho... probablemente sí porque me repito y me repito y me repito y me repito...
Si te sigo escribiendo, aunque sea un ciclo, una espiral, un bucle, es porque no te quiero dejar ir. Es irónico porque ya estás lo más lejos que puedes estar.
Otra diferencia contigo y las demás es que todas las anteriores no terminaron tan mal. Obvio también hubo peleas y engaños y mentiras y las delicias de mi persona horrible pero, de alguna manera casi milagrosa y poco probable, creo que aún puedo hablar con la mayoría de ellas. No tendría ningún sentido la conversación pero, es un ejemplo para mostrar que no terminó tan mal.
¿Será que la tragedia explosiva que concluyó nuestra relación hizo que me enamorara más de ti, enfermo como estoy por el dolor, el pesar y la devoción?
Siguen resonando palabras que te dije a lo largo de nuestra pequeña relación. Últimamente recupero las palabras "quiero todo de ti... pero no sólo de ti". Recuerdo el momento exacto, mientras esperábamos una luz roja del semáforo para cruzar. Habíamos estado hablando... nos besamos enfrente de la universidad donde estudié, aunque otro campus. Nos escondíamos en la oscuridad como ladrones, para que nadie nos viera. Estuvieron a punto de vernos juntos y lo manejé muy mal, intentando ocultarte con mi cuerpo mucho más grande que el tuyo. Ese día la despedida fue agridulce. Pero también...
Te sigo recordando tan vívidamente. Los pequeños momentos se me hacen eternos, épicos, mucho más dignos de contar y recordar que otros momentos más sustanciosos con otras personas.
Te quiero hablar de tantas cosas todavía. Empecé creyendo que esta sería una carta más corta, y mírame, rememorando y anhelando y suspirando y llorando por ti.
Tal vez lo tuve todo, no solo de ti, y sirvió para darme cuenta que en realidad no es lo que quería. Pero ya era muy tarde, el daño estaba hecho.
Es una lección más, para la fábula sin moraleja. Una vez que el daño está hecho, ya no hay vuelta atrás. Ni todo el amor, ni todo el arrepentimiento, ni todo el dolor pueden curar el dolor que se hace a la persona amada a través de engaños y mentiras.
Podríamos pensar que es una buena lección, si no estuviera haciendo exactamente lo mismo otra vez con otra persona, tan parecida y diferente a ti.
Tengo todo de ella, queriendo todo de ti. Palabras más, palabras menos... sigue siendo el mismo epitafio que le puse a mi vida desde que te lo dije en la oscuridad, en la intimidad de estar rodeados de personas que no nos conocían y tan cerca de personas que sí nos conocían.
Adicto a tener todo para perderlo, tu Yūgen.
1 note · View note
cartasparalidia · 3 years
Text
091121
Hola Lidia.
Hoy ya sabía de qué quería hablarte. Pero es un tema que me causa algo de conflicto, así que probablemente lo deje para después.
En vez de eso, te hablaré del futuro. No del tuyo ni del mío, pero del futuro de la humanidad en general. Hacia dónde vamos como especie.
Puede que al final tenga sentido, se relacione con nosotros, y sea una gran revelación. O puede que sólo sea un delirio más de mi parte. Siempre es un volado.
En mi constante miedo a la muerte, necesito calmarlo con lo que voy a dejar después de que ya no esté aquí. Haré todo lo posible por evitarlo, pero es una posibilidad bastante grande que termine perdiendo la vida y cesando de existir.
Por lo que constantemente las cosas que hago responden a esa necesidad. De dejar algo, que diga "Rodrigo estuvo aquí".
Mis escritos, mis dibujos, mis proyectos, mi arte, mis ideas, incluso estas cartas están encaminadas a dicho propósito.
Pero a veces me pregunto si en realidad es suficiente. ¿Algo que he hecho es perdurable? ¿Resistirán la prueba del tiempo? ¿O serán olvidados como tantas vidas a lo largo de la historia de la humanidad?
Imagina que en el futuro pase un evento catastrófico que extinga a la raza humana, o al menos, en su mayoría. ¿Qué pruebas de la civilización serán rescatadas por los arqueólogos del futuro para entender lo intrínseco de nuestra época?
En realidad, dudo mucho que parte de lo que sea rescatado sea un tumblr entre millones o billones que existan, donde un tipo llamado Rodrigo confiesa sus sentimientos a la chica que engañó, decepcionó y lastimó.
¿Entonces por qué hago esto? ¿Por qué hago cualquier acto en mi vida, si hay tan pocas posibilidades de que sea perpetuado, de que sea significativo para alguien además de mi?
Tal vez, muy en el fondo, es sólo una motivación egoísta. Yo sé que existen estas cartas, yo sé que existe este sitio, y con eso me basta.
Y tal vez... sólo tal vez... esa motivación es cierta para todo lo demás. No lo hago por el futuro, no lo hago por miedo, no lo hago para dejar una huella. Lo hago sólo por mi.
Tiene sentido, considerando lo que te hice. Probablemente sí dejé una huella en ti, pero no creo que sea una huella permanente. Al contrario, al final me dijiste... "lo único que lograste será que te olvide". Y creo que es cierto. Conforme avance tu vida, dudo mucho que sea algo digno de recordar. Me irás sepultando con las cosas que de verdad valen la pena, con las cosas buenas.
No seré una historia que le cuentes a tus amigos, a tus descendientes, a las personas más cercanas a ti. Soy algo despreciable que quizás platiques una o dos veces, para sanar. Pero seguirás adelante. Me superarás. Serás mejor persona que yo.
No escribirás cientos de cartas porque no puedes dejar de pensar en mi, incluso en tus días buenos, incluso cuando encuentres cosas buenas, personas amables, amor que no mereces. No serás yo, no estarás llena de culpa y de arrepentimiento.
Porque tú vales la pena y yo no. Así de fácil.
"Así que toma mi todo. Sólo deja mi última palabra cantar. Para que los demás puedan ver que no valgo la pena ser recordado".
Esa es la parábola del día. Jesús le muestra a sus discípulos lo terrible persona que es, hablándoles de la muerte y el futuro catastrófico que no se puede evitar.
Esa es la palabra de Rodrigo. Olvidado sea el señor.
Es curioso, algunos días tú eres Jesucristo y otros días lo soy yo. Para alguien que no es religioso, sigo tocando esos temas.
Siendo el más religioso de los ateos, tu Yūgen.
0 notes
cartasparalidia · 3 years
Text
081121
Hola Lidia.
¿Sabes? Me sigue sorprendiendo todo lo que hay dentro de mi, todo lo que puedo ser, lo mucho que puedo cambiar, los caminos por los que puedo transitar.
Seguro has escuchado de esas personas que siempre están hablando de su ex. Ya sea en broma o en serio, se ha convertido en un meme incluso.
En el pasado he conocido personas así. Incluso algunas alumnas tenían ese tipo de personalidad, esa definición arquetípica de quién son.
Nunca creí que yo me convertiría en esa persona. Y mucho menos que tú serías la ex a quien siempre me recuerda todo, en quien siempre estoy pensando.
Verás, tengo un grupo con el que me llevo bastante bien. Eso no es nuevo, es parte de mis errores constantes y ciclos.
Lo que sí es nuevo es que pronto me encontré haciendo comentarios tipo "ah, eso me recuerda a mi ex". Pensando en ti obviamente...
Lo cual representa en sí un problema. ¿Eres mi ex? Yo te considero como tal, pero creo que nunca lo definimos tanto como para que lo seas completamente.
Pensándolo un poco, ¿a quién le importa la definición? Fuiste una parte bastante importante para mi, por lo que te considero como tal.
No me extrañaría que tú no lo hicieras. Que sólo me borraras de tu vida, de tu memoria, de tu historia. Y en cierta medida me alegra.
Otra cosa que las redes y tu ausencia me han dejado, son esas conexiones en común que tenemos en el mundo virtual.
A pesar de que cuando todo termino, borré a tu grupo entero de la red social predominante... aún quedan personas que tenemos en común.
En ocasiones, te veo ahí, invisible y fantasma. Eres un like sin nombre, eres un comentario que no aparece, señal inequívoca de que eres tú.
A veces me meto a contar comentarios y likes, para saber si eres tú, para sentirme un poquito más cerca de ti. En eso me he convertido.
Porque tal vez aún soy un monstruo, pero soy un monstruo que evoluciona. La cita del día viene del último lugar de donde debería identificarme...
Pero hey, siempre estuve lleno de banderas rojas. Sólo apenas las estamos notando. Juntos, en la distancia, en la ausencia del uno con el otro.
Siempre acertando al definirse como un monstruo, tu Yūgen.
0 notes