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Complejo Arqueológico de Ingapirca
Ingapirca es una palabra quichua que significa “muros o paredes del Inca”. Geográficamente se ubica en la parroquia del mismo nombre en la provincia y cantón Cañar a 90 Km de Cuenca y a 3160 m sobre el nivel del mar, su temperatura varía desde los 8 a 12 ºC durante todo el año.
Este lugar es el escenario de dos grandes culturas prehispánicas: Cañaris e Incas, situándose primero los Cañaris y luego los Incas.
Al llegar a Ingapirca observamos que cuenta con un amplio parqueadero, restaurantes, hostales y varios puestos en los que venden recuerdos y artesanías representativas de la cultura Cañari.
Esta llama tiene apenas 6 meses de vida
Otro atractivo turístico son las llamas que se encuentran a las afueras de la ruinas arqueológicas. Olga, nos comenta que antes existían muchos animales de esta especie pero con el paso del tiempo han ido desapareciendo por lo que ella tuvo que comprar a este macho en Ambato.
El valor de la entrada a las ruinas es de $2 los adultos y $1 los niños. No se puede ingresar sin un guía turístico por lo que forman grupos de 15 a 20 personas para realizar el recorrido.
El guía nos da a conocer las reglas que debemos seguir mientras nos encontremos dentro del Complejo Arqueológico. Las reglas son las siguientes:
- Los niños deben estar acompañados siempre de sus padres o de algún adulto.
- Prohibido subir, sentarse o cruzar los muros de las ruinas.
- Prohibido ingresar con alimentos.
- Caminar por el sendero pre establecido y no pisar las áreas verdes.
Recorrido del Complejo Arqueológico de Ingapirca
La pilaloma o pequeña colina, es el lugar donde hace mucho tiempo atrás se guardaba y almacenaba gramínea andina, cereales andinos como la quinua, el maíz y el amaranto. Este espacio le pertenece a la cultura Cañari, es lo más antiguo que existe y data aproximadamente de 900 años D.C. Tenían como dios principal a la luna y como líderes de su nación a las mujeres, dándose un gran matriarcado donde las mujeres lideraban la población, ellas manejaban todo lo político, religioso, científico y parte de la estrategia militar. Los hombres se situaban fuera del área realizando tareas como la caza, agricultura y recolección de frutos.
Dentro de ésta área observamos tres subespacios:
Los círculos son conocidos con el nombre de collcas o cilos y servían como bodegas para el almacenamiento de tubérculos andinos como: papas, mellocos y ocas. Su altura máxima era de 1,50 m a 2 m y tenían techos circulares de paja.
Cuando el sol cambia de posición en el cielo la sombra de la piedra también lo hace en el piso y de acuerdo a este movimiento los Cañaris sabían a que hora del día se encontraban.
En el centro existe un círculo empedrado. Este es una tumba colectiva cañari de 11 personas, una de ellas fue la líder de la nación. Se afirma esto porque con su cadáver encontraron un ajuar funerario muy lujoso, objetos de oro, plata y cobre.
Junto a la tumba se encuentra una roca vertical conocida como Huanca que sirvió para darle señalización a los enterramientos colectivos de pozo, es como hoy en día una lápida.
Además, esta roca es un gran reloj solar, se encuentra alineada finamente con el naciente, el poniente, el norte y el sur.
Los espacios cuadrados y rectangulares que existen en el área eran casas, bodegas o talleres que tenían la altura y diseño de la vivienda que observamos a continuación.
Esta choza es una réplica o ejemplo de construcción realizada en 1995 por el doctor Olger Jara.
En los morteros trituraban el maíz germinado para elaborar la chicha de jora, bebida tradicional.
Aquí se encuentra una habitación amplia que probablemente fue una cocina comunitaria. Al realizar excavaciones en este sitio se encontraron utensilios de cocina y morteros, los cuales sirvieron para triturar y machacar quinua, maíz y amaranto.
Al lado derecho de esta cocina se encuentra una cancha. Chancha es una palabra quichua que significa “espacio amplio”, esta palabra ha sido modificada e introducido a nuestro vocabulario. Estos espacios no eran usados para realizar deporte como es actualmente, sino eran lugares de trabajo donde se situaban los alfareros para realizar cerámicas y utensilios de cocina y las mujeres fabricaban los textiles para la celebración de los raymis. Raymi, palabra quichua que quiere decir “fiesta”.
Esta técnica consistía en colocar agua en el primer semicírculo, la misma que bajaba humedeciendo el resto de tierra.
En la parte superior de la imagen podemos observar tres habitaciones cuadrangulares que era utilizadas por las personas de la élite de la nación cañari (personas de mayor prestigio, reconocimiento, influencia o riqueza) para realizar los baños de purificación. Esta costumbre continúa vigente para el inicio de los raymis.
Los semicírculos son terrazas de cultivo. Ellos utilizaban esta técnica de terraceo para evitar la erosión y el desgaste del suelo, ya que ellos vivían en paz y armonía con la Pachamama, es decir, la “Madre Tierra”.
Estas piedras fueron recuperadas del imperio Inca y llevan el nombre de “dinteles” que son piedras largas y “siliares” piedras más pequeñas y cuadradas, utilizadas para la creación de puertas y construcciones.
El recorrido termina en la visita al Templo de adoración y observación al sol que es el más grande y mejor conservado del país. Es único y diferente a los demás templos del Tahuantinsuyo por su forma elíptica de construcción, cuenta con dos grandes terrazas finamente alineadas; una para observar como el sol nace y la otra para observar como el sol se oculta, ya que, para el incario, en aquella época, el sol nacía y se ocultaba el 21 de cada tres meses por cuatro lugares diferentes.
De acuerdo aparente movimiento del sol naciente y poniente ellos podían formar su calendario agrícola y servía para la celebración de los cuatro raymis más importantes:
· El Killa Raymi: fiesta de la luna
· El Inti Raymi: fiesta del sol
· El pawkar Raymi: Fiesta del florecimiento de la naturaleza
· El Kapak Raymi: la gran fiesta
Sin duda, Ingapirca, es un lugar impresionante lleno de cultura y sobre todo saberes ancestrales. Es muy importante que, como buenos ecuatorianos, conozcamos primero nuestro país y nuestras raíces ya que guardan miles de tradiciones significativas que son la herencia que dejaron nuestros ancestros, además, es un viaje que nos permite conectarnos la madre naturaleza y atraer la buena energía que se encuentra en ella, dándonos como resultado salir de las rutinas y disminuir el estrés diario de la ciudad.
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INDIGENTES DE LA TERCERA EDAD
En la ciudad de Azogues de la Provincia del Cañar se encuentra la Iglesia San Francisco, también conocida como el Santuario de la Virgen de la Nube.
La monumental construcción de piedra, se encuentra en la parte más alta de la ciudad desde 1912, es una maravilla arquitectónica y una de las más extraordinarias romerías regionales.
El Altar Mayor del santuario está totalmente tallado en madera fina, cubierta con pan de oro. En la parte céntrica de éste se encuentra la imagen de la Virgen de la Nube.
Al llegar a la Iglesia, lo primero que podemos observar son sus simétricas escalinatas conformadas por 407 peldaños que conducen al templo, lo cual genera una buena impresión, pero lo que también observamos a primera vista es la cantidad de personas de la tercera edad sentadas en las mismas pidiendo limosnas o comida.
¿De dónde vienen?, ¿Por qué están ahí?, ¿Cuántos años tienen?, ¿Tienen familia?, son algunas de las preguntas que siempre me hacía al verlos, por esto decidí conversar con ellos y realizar este foto reportaje que tiene por una parte un fin académico pero también social.
A continuación conoceremos algunas de sus historias...
Ella es Rosa María Guartizaca, tiene 85 años de edad y viene de Gualaceo, cantón de la Provincia del Azuay, ubicado a 35 km de Cuenca. Ella menciona que, por su edad no puede trabajar y la pobreza la llevó a pedir limosnas para darle de comer a sus dos nietos que viven con ella.
María Chimborazo de 76 años de edad, vive en Azogues rentando un cuarto. Ella me cuenta que tiene hijos, pero que todos son de escasos recursos por lo que no la pueden ayudar.
Lleva 20 años pidiendo limosnas en diferentes iglesias de la Provincia del Cañar.
Carmelina tiene 79 años y viene del cantón Tambo que pertenece a la provincia del Cañar. Los motivos por los que ella pide limosnas son porque padece algunas enfermedades como: cataratas en los ojos, eczema o dermatitis a la piel, osteoporosis y hace unos meses sufrió un derrame cerebral.
Carmelina no tiene casa por lo que unos señores le dan posada para que duerma.
Él es Cesar Rojas, tiene 75 años de edad y viene de la parroquia Rivera del cantón Azogues. Él cuenta que de lunes a viernes se dedica a la agricultura y que los sábados y domingos pide limosnas para poder llevar comida a su familia.
·Cesar vive con su esposa y dos nietos.
María Aurora tiene 90 años de edad y padece de Parkinson. Ella vive con un nieto que trabaja en construcciones y no gana mucho por lo que ella sale los sábados y domingos a pedir caridad en la iglesia.
Estas historias nos ponen a pensar en lo afortunados que somos al tener que comer, en donde dormir y al tener una familia. Todos debemos tomar conciencia y ponernos en los zapatos de otras personas ya que no sabemos las necesidades que tienen ni cuándo fue la última vez que se llevaron una comida a la boca.
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