Una historia creada por Reineconsort y Simalusstuff // No hay peor cárcel que la mente, sobre todo, cuando casa vez que cerras los ojos ves a tu hermano morir
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Capítulo 1 “Admiración”
Era un lugar fantástico lleno de alegría y esperanza, estaban todos juntos caminando entre las multitudes sujetándose de las manos como la familia que eran. Sus padres sonreían como nunca antes los había visto sonreír y a los niños reían al ver tanta emoción en el ambiente, estaban en los trayectos que dirigían hacia la Ciudad Clave, a las afueras. Había grupos de niños corriendo y jugando como si unas ramas fueran espadas. Cristophe abandonó su lado maduro tomando una del suelo y como si eso fuera un permiso todos corrieron tomándolas e iniciando el juego mientras los padres, sentados bajo un árbol, se acurrucaban y veían a sus hijos disfrutar. -¡Nini, arriba!- Varias manitas comenzaron a hacerle cosquillas a su hermana. -No...Quiero seguir durmiendo- Decía entre risas la víctima de 3 niños que continuaban tirándose sobre sobre la cama y saltando. -Nini… Mamá hizo tarta de uvas.... Si tardas nos la comemos. Automáticamente Nimue abrió los ojos mientras veía como los hermanos más grandes comenzaban a correr en dirección al patio, mientras la más pequeña intentaba sin éxito bajarse de la cama. Tomo a la niña en brazos y fue hacia el patio, no sin antes darle un beso de despedida a su padre que se iba a trabajar… Aunque fueron más de uno, ya que el hombre dormido se había olvidado varios de sus títeres. Una vez atravesó el pasillo y llegó al patio pudo verlo, el sol radiante brillaba sobre ella. La primavera comenzaba, los pájaros volvían a bendecir a todos con sus cantos y las plantas dejaban de estar escondidas, pero por sobre todo la mejor parte era el dulce olor de la tarta de su madre que tantos recuerdos acarreaba. Nimue bajó a Alala, que, apenas divisó la tarta empezó a quejarse para que la dejaran en el piso, uniéndose a sus hermanos que, como de costumbre, discutían por quién lograría obtener el trozo más grande; aunque todo cesó en el momento que Irina, su madre, apareció con 5 platos idénticos, en ese instante todos se sentaron para comenzar a engullir. Nimue se sentía flotando, hacia unas semanas que estaba teniendo un sueño recurrente, era ella con su familia en las afueras. Estaba tranquila por no haberlo soñado de nuevo, pero aun así tenía una intriga por saber por qué no podía quitarlo de su cabeza. Mientras degustaba la tarta trataba de buscar las palabras y maneras para contarles su sueño, ya lo había intentado varias veces pero ella ya era consciente de como esa charla culminaría con madre llorando; su padre enojado, diciéndole que no se le ocurra salir; Rhodes y Allí preguntando porque no se puede salir mientras Christophe calmaba a Alala que, lógicamente por el barullo, lloraría y la miraba con decepción. -¡Nin! ¿Estás? -¿Qué…?- Se había ido flotando y ya no sabía ni de qué hablaban -Mama dice que saques los codos de la mesa, y que termines tu tarta.- Le señalo Christophe por lo bajo mientras su hermana recobraba la compostura. Nimue se acomodó en la mesa y continuo comiendo su desayuno, ya era una de las últimas y todos los hermanos se habían escapando, Christophe leía un libro tranquilo debajo de un árbol mientras Allí y Alala jugaban con las muñecas, toda esta escena era retratada por Irina que pacientemente mezclaba y posicionaba los óleos. El único que ahí continuaba en la mesa era Rhodes, que con sus ojos color caramelo la observaba y dibujaba sobre una hoja que su madre le había dado, el dibujo era completamente de un niño. Eran ellos dos jugando en el campo de flores, su lugar favorito. Nimue al ver a su hermano se preguntó porque no están allí, era un día hermoso y el campo estaría lleno de mariposas; por lo que tomo el pedazo de tarta que no se había terminado y lo guardo cuidadosamente dentro de la canasta que su abuela había tejido con paja, además de su cuaderno y unos pequeños útiles con los que escribía y dibujaba. Tomo a Rhodes en la otra mano y comenzaron a correr en dirección al campo, saludando desde lejos a su madre que continuaba pintando mientras los escuchaba. Fue un recorrido medianamente largo, debían pasar por todas las casas antes de llegar a los campos que estaban en los límites de la Ciudad Segura. Una vez ya recostados en aquel prado comenzaron a buscarle formas a las nubes y a recolectar flores que luego convertirían en coronas y obsequios para su madre, les gustaba verla feliz y radiante. Algunas flores azules, otras moradas y algunas de colores que aún no podían identificar pero les parecían hermosas. Surgían algunas peleas entre los hermanos sobre que árbol era más cómodo para recostarse o si era mejor continuar en aquella posición tapados por la multitud de flores, decisión que la mayoría de veces tomaban dado que nunca se ponían de acuerdo sobre que árbol elegir y Nimue, en un intento de acto de amabilidad, pasaba la tarde refunfuñando mientras aseguraba que en el árbol que ella había elegido no hubieran pasado frío por la forma y sombra de este. Una vez cómodos en su lugar comieron la tarta sobrante y se recostaron en aquel césped verde. -Nini- Pregunto su hermano mientras observaban el cielo que lentamente obtenía un color más naranja. -¿Qué sucede, Rho? - ¿Podemos irnos de aquí?- murmuró el pequeño sin quitar la mirada de las nubes. Nimue sin dudarlo acepto pero mientras se levantaba para retornar su camino a casa el niño la detuvo. -No me refiero a eso Ni…- Desconcertada se volvió a sentar cerca de su hermano que hablaba sin mucho auto convencimiento- Me refiero a….Irnos. Irnos de Floros. -Claro, le podemos decir a papá que para las próximas vacaciones vayamos a Sanna, es un lugar muy bonito, allí vivía mamá de joven, podemos visitar a los abuelos. Rhodes, un poco frustrado de que su hermana no entendiera su petición tomo el cuaderno en el que Nimue escribía, allí escribía su día a día, pero de una forma especial, había desarrollado un código que solo ella entendía, era fascinante para él aquel cuaderno, por lo que lo abrió en la última página para no alterar su diario y escribió con complicaciones, como si le diera vergüenza decirlo en voz alta: "QUIERO IRME DE LA CIUDAD SEGURA" Nimue leyó desconcertada lo que su hermano había escrito. ¿Irse? Su corazón freno en seco, eran muchos los sueños en los que todos al fin salían de aquella ciudad, pero eran solo eso...Sueños. Debía cortar esa fantasía propia, era peligrosa, pero por sobre todo evitar que Rhodes la tuviera. -Rho, sabes muy bien que no podemos salir. Papá lo dice todo el tiempo. -Lo sé, solo que... -el niño hundía su cabeza entre sus brazos como si le avergonzara su deseo- Quiero saber cómo se ve afuera…Quiero salir… Nimue se quedó quieta, analizando la situación, no quería ver a su hermano triste pero tampoco quería contradecir a sus padres. Suspir�� y tomando aire dijo; -Escucha, no podemos salir… Pero si me prometes que me harás caso podemos ir a un lugar especial cerca de allí.- Los ojos caramelo del niño se iluminaron mientras que de un salto besaba y abrazaba a su hermana que pronto le cumpliría su capricho. Armaron el plan, irían al otro día ya que estaba atardeciendo y debían volver a su hogar, se saltarían la escuela para correr hacia aquel lugar secreto a las afueras de Flores. Luego de terminar de planear aquello juntaron todas sus cosas, incluyendo las coronas de flores que con mucho aprecio habían creado para las mujeres de la casa. Recorrieron todo el camino fantaseando de cómo sería aquel mundo desconocido a las afueras, Nimue trataba de concentrarse, de no permitirse viajar por aquel mundo experimental; pero era solo una niña, la idea de salir, de explorar aquel mundo la maravillaba poco a poco. Nuevo día, sol brillante sobre su cabeza, el olor del desayuno y el plan de los niños en ejecución. Comieron tan rápido como sus estómagos se los permitía ante la asombrada mirada de su madre. -¿Se puede saber por qué están tan apurados? -Irina exclamó con desconfianza mientras registraba la casa en busca de algún objeto estropeado. Ambos se giraron preocupados mientras discutían con miradas que decir. -Es que… Hoy los niños nuevos vienen… Queremos pasar tiempo con los nuevosDijo Nimue quien sabía que sus palabras no tenían sentido alguno, pero satisfecha de que su madre soltara una risa dándoles sus mochilas. -Esta bien, acuérdense de ir por el sendero. Los amo. Les depósito un beso a cada uno en la frente. Como todos los lunes, Cristopher debía ir más temprano para preparar las aulas para los nuevos niños que ingresaban mientras que Alala y Alli iban acompañadas por su madre después del almuerzo. El día estaba tranquilo, los pequeños iban de la mano de sus padres quienes luego se dirigirán a su oficio, grupos de amigos ocupaban todo el sendero mientras comentaban sobre las últimas materias que les quedaba rendir; y luego estaban Rhodes y Nimue que de forma sigilosa se desviaron del sendero encaminando hacia aquella fantasía compartida. Tuvieron que esconderse y ocultarse detrás de arbustos para así evitar ser vistos por las multitudes; pero luego de un pequeño gran trayecto en el que todo el tiempo temían ser descubiertos...Llegaron. "Las puertas", aquellas puertas eran la única entrada y salida entre la Ciudad Segura y la Ciudad Clave, por allí ingresaban los bebés recién nacidos a la noche y las provisiones extras a la mañana. Nimue disfrutaba de ver la entrada y salida del camión desde un escondite de su mamá, que ahora también sería de su hermano. Silvano, su padre, le decía todo el tiempo que tenga cuidado y que no se acercara a las puertas pero ella hacía caso omiso, se sentía grande y sabía que se podría cuidarse sola; aunque está aventura la estaba compartiendo con Rhodes, debía hacer de adulta y cuidarlo a él. El lugar era fascinante para el pequeño que con un aire de satisfacción observaba aquellas puertas prohibidas mientras lentamente de dirigía hacia ellas. -Rhodes! Ven para aquí- El niño bajó de la nube en la que estaba divagando y corrió hacia su hermana que lo esperaba con los brazos cruzados-Ni se te ocurra hacer eso de nuevo. ¿Me oíste? Es peligroso. Rhodes afirmó mientras Nimue lo guiaba hasta un árbol grueso y hueco en el que lrina, la madre de los niños, en su juventud, pasaba sus tardes decorándolo por dentro con telas y almohadones para que la estadía dentro sea lo más cómoda posible, era un atmósfera muy bella de colores apagados, azules y verdes grisáceos. El pequeño tenía sus ojos abiertos de par en par deslumbrado por ese nuevo lugar, era estrecho y algo incómodo pero lograron encontrar una posición en la que ambos podían realizar sus actividades; Nimue escribía en su diario mientras su hermano, dibujaba y pintaba ,en el mismo papel en el que había escrito su deseo, las puertas de la ciudad. Todo era felicidad...Pero las tragedias suelen venir con números y está vino con las 13:30. - ¡Nin! Mira, se están abriendo las puertas- Emocionado Rhodes salió de aquel árbol secreto y se sentó del otro lado, dejando todo dentro; Nimue se posicionó junto a su hermano para ver cómo entraba el camión que traía a los víveres.- ¿Por qué baja comida?¿No deberían ser niños? Su hermana ser rio ante la pregunta. -No, a los niños los traen durante la noche. ¿Decepcionado? -¿Qué pasaría si los bebés no vienen?-Prosiguió, omitiendo la pregunta, mientras observaba a los policías que esterilizan y limpiaban el camión. Era obvio que le interesaba más la traída de los niños que de alimentos y suministros. Nimue dudo un segundo, su padre nunca les dijo con exactitud qué pasaría, solamente les advertía y les negaba la salida de los domos. -La verdad...No sé. Solo sé que es peligroso, y si traen a esos niños es por su bien.- Una mirada de duda y diversión salieron por los ojos del hermano que entre risas comenzó a correr en dirección a las puertas ante los gritos preocupados de su hermana. -¡Atrápame! A Nimue se le freno el corazón. Esos segundos se sintieron como años, Nimue corría detrás de su hermano sin la posibilidad de agarrarlo. Ante los gritos desaforados de la niña los oficiales que estaban ayudarnos a bajar las cajas comenzaron a correr a Rhodes, que tenía una capacidad pulmonar mucho mejor a todos los presentes. Se sentía agotada pero no podía permitir que su hermano traspasara, no sabía que pasaría, pero nada bueno de seguro. El pequeño se volteó cuando ya había pasado a la cámara de esterilización, quiso burlarse de la sobreprotección de su hermana pero esta, que nunca había dejado de seguirlo, lo atrajo a su cuerpo cayendo ambos del otro lado de las puertas. Ante la primer bocanada de aire que Rhodes inhaló, su sonrisa y ojos traviesos se desvanecieron provocando que el pequeños se desmayarse perdiendo cada atisbo de luz.
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escritoras
estas son las escritoras y sus cuentas de tumblr.
Simalusstuff: https://simalusstuff.tumblr.com
Reineconsort: https://reineconsort.tumblr.com
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sinopsis
No hay peor cárcel que la mente, sobre todo cuando cada vez que cierras los ojos ves a tu hermano morir. Han pasado meses o años desde aquella tragedia, pero Nimue no ha podido perdonarse ¿Por qué había creído que seria una aventura ir a Las Puertas? ¿Por qué la muerte había escogido a Rhodes y no a ella? Día tras día se lo pregunta y no parece ser la única, todas las tardes le hacen estudios la devuelven a su calabozo. Encerrada en aquel lugar, y festejando su cumpleaños en silencio, conoce a que, lejos de ser como su padre, la ayuda a escapar de ahí. Pero… ¿A dónde podría ir? Está muerta para su familia y ya no es una feba.
escrito por: Reineconsort
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