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No había caído en cuenta de que el hecho de atesorar objetos que me recuerden a ti es reconocer que soy capaz de olvidarte. La tristeza que hoy me provoca tu recuerdo será pasajera tal como tú lo fuiste en mi vida.

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Es curioso cómo pasa el tiempo. Cuando me uní a “Tumblr” era una adolescente sufriendo en la secundaria y hoy soy una adulta sufriendo en la vida.

- Seguen Oríah ☁️.

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Quédate aquí adentro de mi, donde las memorias hacen que te siga queriendo bonito. Quédate muy adentro de mi pecho, donde todavía generas un poquito de calidez. Quédate un poquito más, con el tiempo sé que dejaré de necesitarte y podré guardar tu recuerdo pero mientras eso sucede, solo quédate un ratito más en mi.

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La vida me da tanto pero a veces solo me enfocó en lo que duele, me enfoco en la ausencia, en el beso que se quedó sin darse, en el último "te amo" dicho. ¿Cómo me quito las ganas de salir a buscarte y perder todo?

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El arte de fingir estar bien mientras que todo se siente mal

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Este intento de contacto cero tiene que funcionar, no podré aguantar volver a pasar por esto.

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Me miraste en un principio con asombro pero esa reacción no tardó en convertirse una vez más en una mirada gélida que no supe descifrar.

Por unos escasos segundos te vi vulnerable, luego recordaste que tu no te muestras frágil ante nada ni nadie.

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Cuando él me besa por todo mi cuerpo no puedo evitar no pensar y sentir cuan deseada y amada me siento, porque me besa con locura, como si en cualquier momento me fuera a desvanecer y lo único que le quedaría sería el recuerdo de sus labios sobre mí.

Me hace sentir amada con mucha locura.

Chica Lunar (L.C)

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El día que me perdiste, ni siquiera yo lo sabía.

Después de tantos simulacros, a ambos nos parecía imposible que yo me fuese.

Hasta que algo se rompió, hasta que llegó la gota que colmó el vaso e hizo que el agua quisiese correr sin miedo a caer.

Y al final, el día que me perdiste lo que menos me importó fue quien tuvo la culpa. No hubo gritos, no hubo segundas oportunidades.

Y es que, el día en que pierdes a alguien, no existe.

Existen muchos días, existen muchas ausencias y muchos malos gestos para que alguien se vaya.

Y esa son las despedidas que más duelen, las que se hacen con la cabeza.

Al final, fuiste tú quien me perdió pero hemos acabado derrotados los dos, porque desde que me fui tú sigues buscando cualquier cosa que te sume y yo le he agarrado el miedo a las restas.

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Si te vas a ir, hazlo de un solo golpe, no aparezcas de la nada con malas noticias. Solo desaparece y ya.

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Una parte de mi se fue contigo. Me quedo viendo nuestras fotos y me doy cuenta de que hemos cambiado demasiado, desde el día en que supimos el diagnóstico hasta lo que somos hoy en día. Tu te marchaste pero dejaste una marca que no se borra. He aprendido mucho en tu ausencia pero me haces falta.

Te extraño

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Me gustas porque aun cuando sabemos que es algo meramente sexual me haces sentir que no solo tomas mi cuerpo para saciar el deseo, me haces sentir la persona más bonita ante tus ojos y eso provoca el mayor placer que he experimentado en mucho tiempo, 

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Hace poco escuché a una persona decir algo así como “yo estoy a toda madre conmigo mismo, me caigo de poca madre, si no vas a mejorar mi auto convivencia no vengas a robar mi paz”.

Y me cayó como balde de agua fría, ya que fue en ese instante en que me di cuenta que ese fue todo tu éxito para ir metiéndote poco a poco en mi vida.

No llegaste a robarte mi paz.

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Tu y yo pasamos de decir “te amo” a ignorarnos cuando por casualidad nos encontrábamos en la calle, pasamos de soñar juntos, pensando en mudarnos a otra ciudad, de no poder dejar de besarnos a una absoluta frialdad en la que no permití que tu falsa lágrima me conmoviera una vez más.  Me marché, tomé las pocas cosas que tenía, recogí mi corazón golpeado y me fui fingiendo una fortaleza que agotó toda mi energía ese día.  Te lloré, no se cuantas horas, te lloré tanto que creí que no dejaría de llorar jamás pero lo peor vino en la noche cuando sentí la soledad de una cama para mi sola y no lograba dormir.  Me arrepentí de haberme ido, quería y moría por ir corriendo a tus brazos, decirte que te amaba y que no quiero una vida sin ti; no lo hice, una parte de mi orgullo herido me detuvo, aunque no lo suficiente... En la madrugada el corazón duele más y te obliga a enfrentar todo lo que por el día es un poco más fácil despejar.  Te busqué, casi sin esfuerzo, pidiendo al cielo que esa mínima señal fuera suficiente para poder saber de ti, que ingenua fui.  Hace casi un año desde que decidí irme y aun te pienso, aun te extraño.