angcarepu

[angcarepu]

Conectarse con heridas

Por placer y sin culpa.

Dejarse atrapar por la sorpresa de lo observado

Solo para tantear

Que al trazar caminos en tal dirección

La entereza se planta

-Seguridad, confianza, aceptación-

Con semillas en las manos

Dispuesta a sembrar lo olvidado.

Y cómo no

Si después de tanto movimiento

Hasta el terreno más infértil cede.

Y aquí estoy,

Removiendo

Hurgando

Arando

Para que las cosechas estén a mi favor

Pese a la intensidad del viento

La lluvia

O el sol.

"Por dónde piso crecen flores

Las regué con palmas y desamores".

[angcarepu]

Palmas libres a la divinidad

Rezo a la soledad, casi inerte, buscando estamparme en la hiedra y no ser más que una flor mecida por el viento, dedicada a estar, sin más. Su existencia a merced del ser me parece lo más bello que podré imaginar hoy y descubrir hasta que punto me dejo abanicar por las corrientes, ha de ser el único propósito que me encandila.

La fuerza de la inercia y el cansancio tiñe la visión de arte y me arroja a descifrar el pulso en mi pecho que brota -como si no existieran otras formas- frente al ritual de agradecer, cerrar los ojos y percibir, en un ruido blanco o incoloro, que me recuerda que el eco es parte de mi eje y que hablar de luz y sombra en este momento carece de sentido.

Hago acto de aparición en el presente, tan completa y diluida, que me entrego cautiva a la magia oculta de la vista terrenal, porque los sentidos nublan pero también permiten, y yo solo quiero permitirme todo.

El amor

El dolor

Las risas

Los llantos

La certeza

La incertidumbre

El misterio

La lucidez

El sentido

El vacío

La pasión

¿Que guardas para mí vida?

Mil navajas plateadas

Otros cuantos desamores

El sigilo de la creciente luz dorada

Una tierra sin huellas.

Sea elogio o condena:

Palmas libres a la divinidad.

[angcarepu]

Humedad

Perdí la cuenta.

Solo diré:

Te he vuelto a pensar en mi cama,

Susurrándome deseos al oído.

Sueño, en forma de suspiros entrecortados

Que todo de ti me grita, con urgencia,

La necesidad de que me sumerja en tus profundidades.

Y sinceramente, no hay otra forma:

Siempre te me haces poca.

Viajo por ti tan sutilmente

Que siento como todo se eriza bajo mi tacto

Sin que nada marque el paso

Más que el peso de las ganas.

Te deshaces entre mis dedos

Rogando que la humedad de mi boca

Se encuentre con la tuya

Y revele los tintes ácidos

De la exaltación de tu pulso.

[angcarepu]

Llave

Y después de tanto

Lo veo

Siempre estuvo ahí

Hoy se me presenta como un designio

Antes, un mensaje encriptado.

Y debería gritar ¡Eureka!

Regocijarme en la revelación

Sin embargo siento un pellizco en el pecho

Un vuelco que viene y se va

Porque saber no es sinónimo de dicha.

Tras el conocimiento

Un río de nuevas preguntas inunda con ahínco.

Las respuestas en palabras se me cuelan

Tengo que responder con el cuerpo

Cada día.

Porque esto que ahora sé

Ya no yace bajo la alfombra,

Y me he visto arrojada

A aceptar mi corazón compungido

Quizás, para siempre.

Pero ojo, no me tilden de fatalista

Porque es siempre, lo que no es lo mismo,

Que en todo momento.

El saber es la llave,

Que me permite atravesar la puerta.

Estoy en el umbral

Mirando todo lo que viene

Y no puedo dejar de hablar del vértigo

Porque todo se me precipita

Y con todo me refiero a mi.

Tengo emociones revueltas

En el buen sentido de la palabra.

Y por lo mismo, te quiero contar lo siguiente:

El saber es la llave

Pero no la solución.

Atrévete a cruzar.

[angcarepu]

Vértigo

Tengo un vértigo.

Lo recibo a pecho abierto

como si no pudiera de otra forma,

Y no sé cómo seguir

VÉR-TI-GO:

Turbación del juicio pasajera.

Este ínfimo espacio

Se siente como una vida.

Una vida entera que viene y se va.

Siento un aire atravesarme

y me lleva a tantos lugares 

que no me reconozco

soy tantas a la vez.

Y veo como la realidad está aquí

Yo en ella

Y no sé si es surrealista sentir una fantasía en el cuerpo

Que se me acomoda

Y me susurra intenciones tan bajito

Que me tengo que serenar el pulso

Para entenderle

Porque estoy medio aturdida.

Y qué difícil encontrar calma

cuando el misterio se hospeda en tono de latidos,

y sólo los suspiros son capaces de sostenerme.

 Y tú vida, que te mueves a trancos

Que se me hacen inalcanzables

Que me desbocan

Como si me olvidara respirar.

IN-MEN-SI-DAD:

Infinitud en la extensión,

Y como por magia

Me vuelvo exhalo

Y mi memoria se hace de mí,

Porque yo sigo sin ser consciente.

Me dejo llevar por la inercia de lo que soy

Como si supiera de qué estoy hecha

Sin siquiera detenerme en pensarlo.

Me entrego a la sensación

Y me dejo arrastrar con plenitud

Ya nada importa más:

Tengo que entregarme al vértigo.

[angcarepu]

Imperturbable

Tengo una tristeza melancólica

Una nostalgia

Y parece deber

Mencionarlo de manera redundante

Porque me desborda el pulso.

Y culpo al otoño

Al frío

Cómo si no llevara

Más de treinta años

Transitando las estaciones.

Pero a veces pasa

Escucho sonidos

Canciones

Percibo olores

O texturas

Y se detona.

Me invade la morriña

Y quisiera cerrar los ojos

Y perderme, para no desear

Hospedarme eternamente en tierras ajenas,

Cómo si estuviera distraída de mi propio eje.

Y esto no tiene que ver con patria

Pero tanto tiene que ver con libertad

Porque me siento privada

Por memorias que se me alojan

Queriendo hacerse de mí.

Y me tengo que recordar cada tanto

Que me pertenezco

Que toda persona que pasa es foránea,

Está de visita

Pero yo estaré siempre,

Y ojalá, imperturbable.

Pero no por incapacidad de removerme

Volverme arena a ratos

Dejarme llevar por el viento

Y mutar de forma

Porque si hay un sinónimo de vida es movimiento.

Imperturbable

Porque tengo esencia

Y me adjudico las fuerzas de mi sentir y mi reflexión

No quiero dejar que quien venga trastorne la (in)quietud de mis deseos

Hoy, contra todo pronóstico

Pese al viento y la lluvia

Te desecho, nostalgia

Para volver carne la necesidad visceral

De mantenerme presente

Y sentirme mía.

[angcarepu]

Me vuelvo nada

Me gustaría tener el valor

O estar en el punto

En el que ya no tenga que recurrir a las letras

Cada vez que te pienso.

Dejarlo estar,

Volverme aire para que la brisa te lleve

Y sentir tu recuerdo efímero.

Ya no quiero tenerte entre raíces.

Hoy me miro

Estoy macilenta

Y aunque me gustaría despojarme del porqué

Me transporto,

cómo si todos los caminos me llevarán allí

Al juicio.

Al dolor de porqué tomaste esta distancia.

Implosiono al desconocer la certeza

De qué es realmente lo que extraño

Porque ya ni sé que recuerdo de ti

Que me haga echarte en falta.

Te me has desdibujado poco a poco

Y creeme que me he esmerado,

Aunque de una forma tan intrínseca

De convertirte en roca

Cimiento

Pilar.

Pero nada puedo hacer contra las fuerzas de la vida

Que te repelen de mi

Sin importar lo que quiero

Porque a veces me siento necia

Intentando algo que sé, es en vano.

Y lo triste es que ya ni siquiera deseo un camino estrecho,

Solo te pido un poco de consideración

En honor a lo que fuimos

Pero supongo que soy yo la que tiene una fijación

La que no quiere soltarte

Ni aceptar que ya no me quieres ahí.

Es que, oye

Porque te fue tan fácil apartarme de tus días

Sin decirme nada.

A ratos me avergüenzo

De haberte buscado tanto,

incluso sin decirte,

solo escudriñando memorias,

De dedicarte tantas letras

Cuando tú al parecer enfocaste todo de ti en alejarme,

En acotar mi existencia

En volverla nada.

[angcarepu]

Castaña

El azar me puso un pedacito de ti hoy

Y me parece cruel que lo haga

Sabiendo lo difícil que me ha sido todo.

Tuve la mala idea,

Nacida de la necesidad

NE-CE-SI-DAD

de sentirte un poco.

Y yo sé lo que me provoca

Me vuelvo masoquista

Cuando se trata de recordarte

Pienso en lo difícil de soltarte

Porque frente a este aroma

Te tuve que escribir

Te tuve que decir:

"se siente como tu abrazo"

Y si algo me ha dejado tu ausencia

Es una opresión en el pecho

Un congojo que siento como un puño.

Es que solo un olor me hizo

Quererte en mi cama

Entrelazarme contigo,

Enredarme en tu pelo,

Tus piernas,

Serenarme en tus ojos

Y respirar la vida con ganas.

Pero no estás

Y solo me queda está sensación

Una mezcla de nostalgia

Anhelo,

castaña

y falta.

[angcarepu]

Miamor

Es difícil cultivar la capacidad de ser asertiva, pese a que algunas situaciones duelan. Dar espacio a la propia emoción, dejar que se exprese y hacer con ella lo necesario para que esa expansión sea contenida, que no invada todos los aspectos de la vida o situación actual -porque una es mucho más que ese momento- mientras además, se acoje con comprensión el sentir de la otra persona, con compasión y cariño, porque somos merecedoras.

Y es que hoy, para mí, no puede ser de otra forma. Si los límites externos no son congruentes con los deseos propios, no queda más que hacer el duelo, lamentarse lo suficiente y continuar, pasar página y entregarse a lo que es correspondido, compartido, recíproco.

Me digo esto con un pequeño malestar, porque las letras son mi forma de encontrar calma. Hoy no siento un torbellino en mi pecho, no estoy atravesada por ti o por nadie. Hoy asumo que los dolores son pasajeros, que los cambios generan vertigo y temor, pero tomo la responsabilidad de ser mi propio abrazo.

[angcarepu]

Suficiente

A veces te vuelvo a extrañar.

Me he convencido de que lo que echo en falta es tener un espacio de intimidad

Con una otra

Sentirme realmente cerca de alguien

Acogerme en una mirada

Y verme con ese mismo cariño con el que me observan

Saber que por unos minutos no estoy sola

Sentir el halo de protección que te dan esas personas que te quieren de manera genuina

Con las que te has dicho tanto, que no hay mensajes camuflados, ni un entre líneas.

Espacio seguro.

Ahora mismo se me cae una que otra lágrima que luce más como una anécdota frente a lo que te lloré en septiembre

Hoy te extraño a ti

Aunque tenga la certeza de lo otro

Pero oye, que ya me hice a la idea de que esto es lo que es, y ya está.

Dejaré esto aquí,

Confiaré una vez más en las letras

Porque hoy solo me tengo a mí

Y es suficiente.

[angcarepu]

Ansias de ti

Ayer pensé en ti

Pero no cualquier cosa

Pensé en tu boca

Y lo que extraño sentirla sobre la mía

Me dieron ganas de besarte

Lento, rico, húmedo

Acariciar cada textura

Y perderme en tu sabor

Pillarte con los ojos cerrados

Cuando yo no pueda mantenerlos así

Porque las ansias por verte disfrutando

Siempre me pudieron

[angcarepu]

Vienes y vas

Sigo queriendo estar cerquita tuya

Cuando vienes a verme.

He aprendido a guardar las distancias

A darnos un espacio

Y entender que ahora vienes y te vas ligerito

Así que disfruto tu olor mientras puedo

Y toco más tus manos

Porque siento aun que puedo hacerlo

Te doy pequeños masajitos

Porque quiero que sepas que sigo estando

Y disfrutando hacerte sentir como en casa un ratito.

Toco tus palmas mientras te miro con atención

Escuchando lo que tengas para decir

Cómo si en ese momento no hubieran más palabras que las tuyas.

Me he dado cuenta de los silencios

Se nos ausentan las letras

Y me entra una duda extraña

Que estoy intentando acoger con amor

Porque sé que esa sensación me pertenece

Es parte de mi historia

Así que aquí estamos, sabiendo dónde.

Si me soy sincera

Aún ansío que sea tu voluntad

La que te traiga a mí.

[angcarepu]

Camino de vida (12/05/2022)

La reflexión y la capacidad de análisis son características que pueden marcar la diferencia a la hora de vincularse, ya sea con personas o con la naturaleza, pero que a la vez pueden significar nada si no van de la mano con la empatía, la emoción y la práctica.

En momentos me admiro de mi propia capacidad de atar cabos, escarbar en mis pensamientos y “concluir” o acercarme a una verdad o al sentido de la vida, de las relaciones, de mi lugar en el mundo y la existencia. Sin embargo, todas esas aproximaciones, si no logro cimentarlas desde la coherencia emocional y llevarlas al mundo material, se esfuman, se esparcen por aquí y por allá, quedando difuminadas en algún espacio-tiempo, en el que no soy capaz de ubicarme.

Estos días le negatividad, la desesperanza, el desgano y la autocrítica han estado muy presente en mis días. Me atraviesa una pena que no sé cómo explicar del todo y que a ratos contemplo como una realidad más grande que éste exhalo de vida hecho cuerpo. Aclaro, para mí, que acepto el dolor como parte de la gama de emociones que esta sustancia que hábito me permite experimentar, más no puedo tolerar las consecuencias que conlleva.

Permitirse el dolor, permitirse sentir. Qué bonito suena en el papel, pero más bonito sería si tuviera la capacidad de regular mis emociones desde la autonomía que los años me han permitido construir. Contemplo, en este sentido, que el camino recorrido en la búsqueda de la autogestión emocional está inconcluso y quizás ésta reflexión debería partir desde esa base, del apreciar que la humanidad, si es que se me permite adjudicarme la voz de toda la humanidad, está al “debe” en este aspecto. Maternarse, contenerse. Sé que mi rumbo se guía a la consecución de éstas certidumbres, pero el trayecto es irregular, con altibajos que se sienten profundamente.

Miro atrás con pena, a veces rabia. Veo a la niña que fui, tan poco contenida emocionalmente y encarno un dolor tan pasado como presente. Esa herida, aún no sanada en la actualidad, reverbera, emerge cada cierto tiempo y me hace actuar desde la realidad de una niña que no sabe, porque su entorno no fue lo suficientemente nutritivo para entregarle ese valioso aprendizaje, gestionar sus emociones. Cuando me invade la pena, el sinsentido y la pregunta del para qué, se me cae un poco el mundo. Trato de comprender a las/os adultas/os presentes en mi crianza desde el amor-odio, y observarlos desde la falta de herramientas para entregar la compleja respuesta del porqué o para qué; a veces llego a la deducción de que sólo me faltaba la simplicidad de un abrazo. El abrazo es calma y la calma es lo que una necesita en tiempos caóticos, en que la angustia invade cuerpo y pensamiento.

Cuando tus figuras primarias no te han entregado el sosiego y el espacio necesario para soltar miedos y angustias, una aprende a vincularse desde la desconfianza y el temor a revelar el caos interno. He pensado, gran parte de mi vida, que mi forma de ser es incorrecta y poco valiosa para el mundo. Que estas emociones que “cargo” me las tengo que guardar para mí, para no incomodar ni molestar, porque de alguna u otra forma, esa niña intuyó que el entorno no tenía los recursos para hacerse cargo. Y yo que tenía tanto deseo de que alguien me dijera que todo iba a estar bien, que el revoltijo de ideas y temores que me incendiaban por dentro se podían trabajar. Aprovecho de recordarme, en este momento de mayor serenidad, que se puede.

Me aferro a los espacios de calma pero no siempre los aprovecho. Por desgracia espero a que el remezón sea tan fuerte que me desarme entera para rearmarme de apoco, con lo que tengo a mano ¿qué resultados puedo obtener de eso? Me pregunto. La posibilidad de repetir y repetir conductas y forma de pensar y sentir, deberían ser una oportunidad de cambio, si se es consciente del patrón, pero me doy cuenta que cuando la emoción está viva la capacidad para analizar racionalmente la vida se nubla. Y la emoción, como aspecto más primitivo que el desarrollo del pensamiento reflexivo, es el que prima. Y lo único que deseo en momentos de malestar psíquico es que alguien venga, me abrace eternamente y me diga que todo va a estar bien y me lo repita las veces que sea necesario para creerlo, porque he sido incrédula por tanto tiempo. Por carencia. Y no me basta ni una, ni dos, ni tres veces. Todo es insuficiente cuando una no se lo ha creído por años, cuando los momentos de tormento han superado con creces los de serenidad.

Con el pasar de los años una traslada ese deseo de contención a otros vínculos. Para una persona (como yo) que desarrolló temor a vincularse por diferentes motivos, depositar confianza y sentirse segura con otra persona es una tarea titánica. Por años pensé y sentí que no tenía esa capacidad y a veces lo sigo dudando. Construí un muro enorme entre mi corazón sensible y el mundo hostil, para mantenerme a salvo, lo que no me ha permitido vincularme libremente. Siempre resguardada. Siempre de a poquito. Esto afecta, a ratos, enormemente a los vínculos que construyo, porque cuando me baja el sinsentido y la desesperanza busco esa contención que no obtuve de mis figuras primarias, en el vínculo más íntimo que tenga. En una relación de confianza y seguridad, la intención de brindar sostén en momentos de desconsuelo, por lo general, está; más no siempre tiene que ir de la mano de disposición emocional, fundamental para no remover a la otra persona, que probablemente también está aprendiendo a lidiar con sus propias emociones, en un mundo con una salud mental tan al debe. En momentos de inestabilidad esta reflexión se pierde de vista, porque la necesidad de contención supera la percepción racional de las circunstancias y se proyecta toda la historia pasada en el presente. La famosa carencia. Se reactivan los mecanismos de defensa infantiles y lo único que se activa es la necesidad de que alguien esté ahí para saciar la necesidad de calma, cual niña herida. Pasado el tiempo, baja la culpa por actuar de esa forma con esa persona que una tanto ama y los cuestionamientos: de ser insuficiente, de no ser merecedora, de no ser un aporte para el bienestar de la otra persona y el dolor aumenta.

Me quiero recordar todo esto no para martirizarme, sino para recordar lo importante que es mantener un trabajo constante en una, darse los espacios para autorregular las emociones, para luego buscar apoyo y hablar de todas esas penas que una carga, para aliviar un poco el peso de la existencia. Maternarse y contenerse, como camino de vida.

[angcarepu]

Desamor

Aún siento mil huracanes dentro

Cuando te abres paso entre la multitud

Es paradójico que se ralentiza el tiempo

Mientras se me aceleran los latidos

¿De dónde saliste?

Ahora te observo

Y me pareces una desconocida

No sé cómo acortar esta distancia

Que me parece una maratón sin final

Quizás deba asumir que nunca estuvimos tan cerca

Y solo era yo echando una carrera que jamás iba a ganar

Ahora estoy fatigada y con el pecho a punto de estallar

Me siento desfallecer cuando intento seguir en pie

Y tú

Impoluta, como si esto no te cansara

Cómo si nunca hubieras corrido de mí

Cómo si tú forma fuera la del aire

Cómo si el viento te envolviera

¿Te habrás dado cuenta del sudor de mis deseos?

Al final del día terminaremos siendo simples desconocidas.

[angcarepu]

Miradas

Hay miradas sinceras

Otras que ocultan algo al observar con detenimiento

Pero de mis favoritas,

Están las que no tienen temor a mostrar su vulnerabilidad

Que te miran buscando en ti contención

Que te confían sus fragmentos

Que te gritan por un abrazo para volver a juntar aunque sea un poquito esos trozos a punto de perderse quien sabe dónde.

Agradezco a quienes me han confiado esos ojos, y ruego que hayan encontrado en los míos un hogar momentáneo.

[angcarepu]

Déjenme Aquí

Acepto el momento presente. Acepto el lugar en el que estoy y las emociones que me atraviesan. Sin embargo, esto no es sinónimo, ni implica necesariamente no pensar o soltar la idea de lo bonito que hubiera sido construir más experiencias, poner a disposición la energía para seguir comprendiendo a la otra, intentar, compartir. Aún siento que me gustaría vivir contigo, pienso en lo cómoda que es tu presencia para mí, y lo dispuesta que estaría de poner mi voluntad a disposición para que sea lo más ameno y acogedor para las dos.

A veces pienso que eres mi persona, que hay algo en esto que pasa entre ambas que nos sostiene y cobija. Quizás sea una idealización nacida del dolor y la ausencia.

[angcarepu]

Un lugar imaginario

Me siento en una encrucijada. Ante la duda de qué camino elegir, por verme incapacitada de asumir las consecuencias. Por una parte, no quiero soltarte, quiero tu presencia pero me duele la distancia. Me duele enfrentarme a la realidad de no ser tan parte de tus días, ver cómo nos vamos desconociendo en cada palabra, que ya no es tan compartida.

Por otra parte, imaginarme tu ausencia total me aterra, hoy no tengo ganas de vivirme sin ti, pero aquí estoy, en la misma posición a la que rehuyo.

¿Merezco vivir dándote un lugar?