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Final de trayecto: el año Monarca

Hasta aquí hemos llegado. Última parada de un viaje que no ha carecido de emociones. Del minuto 90:33 a la ilusión de las semifinales. Del drama al orgullo mientras la Tierra se pasea en torno al astro rey. Este es el final de trayecto del año Monarca, pero el inicio de una valoración para las próximas travesías.

Clausura del descenso

Enero llegaba con una decisión polémica: la apuesta por Pablo Marini en el banquillo de Monarcas. Enero marcó su debut y despedida, pues el 4 de febrero sería el último partido del argentino que dejaba el barco en llamas. El fuego parecía listo para la quema del descenso. 

El 12 de febrero Roberto Hernández comenzaría a escribir una historia con el drama como tinta. La negativa para hacerse cargo de Monarcas unió al grupo en el momento que más lo necesitaba. La herida en el orgullo se transformó en fuerza y sed de victoria. Morelia derrotó a Chiapas aquel día y así comenzó a consumar su salvación.

El 6 de mayo quedará en nuestra memoria. Corría el minuto 90 con 33 segundos cuando las gargantas por fin podían liberarse de la angustia. El grito de gol salió del alma y se quedó para siempre con nosotros. Monarcas es de primera y de primera no se va. Lágrimas, risas, bailes... La primera mitad del año nos dejó la alegría de la permanencia. 

Apertura de nuevas esperanzas

Un nuevo torneo inició dando continuidad a un proyecto que se la ganó a pulso. Roberto Hernández recibe la oportunidad que tanto había esperado para iniciar el Apertura en el banquillo monarca. Para armar a su equipo la prioridad fue mantener la base de jugadores que consiguieron la permanencia y apostó por un par de caras conocidas de la institución: Guzmán y Sepúlveda. 

El inicio no fue sencillo. Ya hablaremos de lo que pasó en la cancha, pero fuera de ella la incertidumbre envolvía al goleador del equipo. Lesión o protesta, lo cierto es que Ruidíaz hacía falta en la cancha donde ya se veía que la explosividad no sería la marca de la casa. La crítica fue dura. Sobre todo porque los puntos seguían siendo oxígeno puro después de dos años de convalecencia.

Fue necesario un golpe de timón. Las modificaciones hicieron que el equipo retomara el rumbo con un paso lento pero seguro. Luego de no conocer la victoria en las cinco primeras fechas Monarcas cerró con 8 victorias, 5 empates y 4 derrotas. 29 puntos para los dirigidos por Roberto Hernández que llegaba a un asombroso 57% de efectividad en el torneo poniendo al equipo entre los 4 mejores. 

Las esperanzas no tardaron en llegar. Se sabe que los equipos norteños han consolidado equipos de otra liga. Pero eso no es pretexto para soñar después de un Apertura donde Monarcas supo aprovechar la inercia de la unión para mostrar un estilo efectivo que se traduce en puntos. Monterrey, sin embargo, puso las cosas en su sitio. Buen torneo de Monarcas, pero para ser campeón se necesita algo más. 

Hablemos de fútbol...

Monarcas es un equipo armado para resistir los embates de las adversidades. Su columna vertebral está pensada para salvarse, para sumar en base al orden más que al espectáculo. La idea de juego programada por Enrique Meza sigue vigente. Roberto Hernández hizo un gran trabajo, pero no logró hacer un cambio en la forma de jugar de Morelia. El reto de aquí en adelante es romper con esta inercia porque el descenso, ahora sí, no es ya la prioridad.

La apuesta del denominado “Comandante” fracasó. Soñaba quizá con la velocidad de Montero y Rojas por las bandas, pero en cambio tuvo la baja de juego de Cuero y la apatía de Polo. Hicieron falta cinco fechas para que abandonara la idea que estaba poniendo su despido sobre la mesa. Reconocer el error le llevó a respirar, pero para ello tuvo que ser mucho más conservador de lo que quizá había presupuestado. Esto sumado a la desafortunada lesión de Rocha, pilar y punto de equilibrio en el mediocampo.

La virtud de Roberto Hernández está en entender lo que Lavolpe repite una y otra vez: el sistema lo hacen los jugadores con los que cuentas. Así que no había más que volver a darle solidez al equipo con una doble línea de 4 y apostando con Ruidíaz como 9 solitario. Lo que queda como duda es si no había tiempo para mirar en el extranjero al menos una incorporación más que ayudara a resolver parte del problema. Quizá la falta de un director deportivo pesó en este punto. A pesar del buen torneo hay que reconocer que hay un error en la planeación o bien poca reacción del departamento de inteligencia deportiva.

Pero la unión, gran característica de este grupo, les sacó adelante. Jugadores como Osuna, Millar, Vegas y Guzmán elevaron su nivel de juego para darle solidez al equipo. Sosa y Achiller fueron pilares a pesar del inicio titubeante. Mientras de la banca el aporte de Vilchis hizo lo suyo, aunque no logró consolidarse como una opción confiable para los 90 minutos del partido. 

Cuero y Polo son las grandes decepciones. Algo que no se puede permitir en un futbolista profesional que, además, llega de fuera para ocupar un lugar en el equipo. La baja futbolística es parte del ciclo de los jugadores, pero lo que es imperdonable es la falta de hambre y garra que mostraron en la cancha. No es de extrañar entonces la salida del ecuatoriano a la que muy probablemente se sume la del peruano. 

Además, hay que considerar que no ha sido el mejor torneo de Ruidíaz. La ofensiva Monarca tuvo un torneo a la baja. A los goles del goleador de la calle le sumamos chispazos de talento de Valdés y poco más. A Diego le hace falta constancia porque ha mostrado que tiene mucho fútbol en sus pies. El resultado es 9 goles para el peruano, 5 para el chileno y 2 de Sepúlveda que estuvo lejos de su mejor nivel. Los números son claros para hablar de lo mucho que se depende de un jugador y las pocas variantes que se tienen al ataque.

En suma, el reto está en superar la inercia del torneo de la salvación. Dejar de jugar para sumar y empezar a hacerlo para agradar. Monarcas no se siente cómodo cuando tiene que proponer un juego. Lo suyo es el orden y aprovechar las circunstancias que se presenten. Estilo válido, pero ya Monterrey se ha encargado de mostrar que es insuficiente para competir en las instancias finales. De aquí que el cambio pase por una nueva idea de juego. Morelia necesita variantes y una banca que dé soluciones. Debe ser capaz de adueñarse del terreno de juego para imponer condiciones, no solamente responder en momentos dramáticos. Si esto no se tiene es más complicado reaccionar en partidos como el de Monterrey y muy sencillo caer en el desorden. Las variantes, como es claro, tienen que estar ensayadas o no funcionan.

La revancha llegará pronto. Los nombres que lleguen y los que se vayan nos darán la pauta para saber si de verdad se puede soñar o si la historia se repetirá. Hay poco tiempo, pero suficiente para darle al equipo la velocidad que hace falta por las bandas, el talento constante y probado para el último pase y un toque más de solidez en la parte baja. Creo que Roberto seguirá confiando en los hombres que tiene para hacer goles. Lo que queda como duda es si podrá dar forma a un equipo que no juegue con un delantero en solitario, sino con un estilo colectivo lleno de variantes al ataque. Uno que de verdad complique la vida a los rivales en lugar de esperar a aprovechar los errores. Ese que se vio por algunos minutos del torneo, pero que se desfiguraba muy rápido. Las dudas se resolverán pronto.

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Érase una vez...

Llegaron descalzos. Algunos llevaban sombrero y una sonrisa casi sin dientes. Llegaron contando monedas y deshaciendo nudos para dejar unas cuantas prendas. Tienen poco. Son los olvidados, los que viven en las cifras de la extrema pobreza. Pero les sobra corazón. Saben mejor que nadie lo que es perderlo todo. Por eso no dudan en dejar sobre la mesa un gramo de esperanza, un abrigo tejido con el aliento que hoy a todos nos falta. 

Se pusieron botas, un chaleco y unas gafas incómodas. Su olfato fue la vista que nos falta. Su oído está orientado a la vida incluso ahí donde el gris del concreto es amo y señor del panorama. No son la prioridad cuando la tierra tiembla. Son los que no saben de nada más que del presente y por eso buscan ahí, ahora, sin mañana. Ellos también sufren este hoy que nos desgarra. Son seres de cuatro patas que ponen sus sentidos al servicio de una búsqueda desesperada.

Llenaron las calles. Son los sin nombre, los que buscan con las manos, con su espalda y con la voluntad que nada sabe del cansancio. Mujeres y hombres, anónimos guerreros. Con las manos desnudas enfrentaron los escombros, resistieron la lluvia, superaron el sueño y el hambre. Eran los que no tenían tiempo de una cámara porque había una piedra y otra, y otra, y otra, y el tiempo. Eran los que decían canta y no llores, los que dan forma al sepulcro de honor prometido. 

Son los que alzaron el puño para invocar el silencio. Los que descubrieron en él el sonoro rugir de una nación. Eras tú, era yo. Era el rostro desconocido del metro, la sonrisa del niño en su cara morena. Era el sonido de una campana recolectora, el sudor del que carga en sus hombros nuestra agua. Era el soldado que no podía contener el llanto. Era el anciano con las manos llenas de historias. Era el estudiante, el que está acostumbrado a buscar oportunidades. Era la fuerza imparable de un gesto de ayuda. Eramos todos, era México.

Llegaron de todas partes. Escribieron su nombre en el anonimato y en el viento se escuchaba México. 

                                                                                             CG Septiembre, 2017

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Los hombres de Monarcas

En todo grupo de personas siempre hay un rostro que destaca como el líder. En un equipo de fútbol están los que se encuentran dentro de la cancha y quien desde fuera marca la pauta del juego, la estrategia y los cambios para ajustarse al desarrollo del juego. El director técnico es el líder que responde por el rendimiento y los resultados del conjunto.

El formato de torneos cortos no ha favorecido la continuidad de los proyectos deportivos con un mismo director técnico a la cabeza. Monarcas Morelia no escapa a esa tendencia.  El banquillo de los rojiamarillos ha sido testigo también de las rotaciones de hombres y nombres. Aquí damos un repaso por los principales técnicos del equipo en los torneos cortos a partir de los números en las jornadas que componen un torneo regular, es decir, no hemos tomado en cuenta los resultados de liguillas.

Tomás Boy

El técnico con más partidos al frente de Monarcas Morelia en los torneos cortos. Ha acumulado 211 partidos de fase regular con el equipo en su tres diferentes etapas. Su rendimiento global es del 50% con los rojiamarillos, es decir, ha aportado 316 puntos para la causa Monarca.

Con un fútbol vistoso y ofensivo, Tomás Boy se ha ganado el cariño de la gente a pesar de no haber conseguido un campeonato. De hecho, su trabajo es considerado como la base del equipo campeón del Invierno del 2000. Pero más allá de apreciaciones sus números hablan de la capacidad de mantener un alto nivel competitivo de manera constante. La combinación de Boy con Monarcas parece ser una garantía en lo que a buen fútbol y desempeño se refiere.

Rubén Omar Romano

Romano es el segundo en la lista con más partidos de fase regular al frente del equipo purépecha. Con 100 partidos en dos etapas distintas el argentino encabezó una de las etapas más brillantes cuando la IFFHS nombró a Monarcas como el mejor equipo del mundo en abril del 2002. Su efectividad es del 52% aportando 156 puntos en la historia del equipo.

No pudo obtener nunca el anhelado título que todavía hoy se le niega. Pero eso no quita el alto nivel futbolístico que se consiguió bajo su tutela. Hoy por hoy el sistema que implementa parece haber perdido su vigencia y los resultados han dejado de acompañarle. Pero su nombre ha quedado escrito en la historia de Monarcas como uno de sus mejores técnicos.

Luis Fernando Tena

El Flaco Tena sigue en la lista con sus 79 juegos de temporada regular. Claro que más allá de eso su nombre queda grabado en la historia por ser el líder desde el banquillo en el único título de liga del equipo hasta el momento. Una muestra de que el porcentaje de rendimiento, el 42% en este caso, no es siempre el indicador más claro para valorar a un técnico. Luis Fernando Tena aportó 100 puntos a la causa Monarca.

Luis Fernando Tena no se caracteriza por ser un técnico de carácter ofensivo. De ahí que sus números con Monarcas en dos etapas diferentes nos hablen de 25 victorias, 25 empates y 28 derrotas. No siempre el que mejor juega se lleva el trofeo. En este caso Monarcas no fue espectacular, pero sí equilibrado y eso fue suficiente para llevarse el primer y único título de liga.

Enrique Meza

El Ojitos está en esta lista con 56 partidos de temporada regular si sumamos aquellos 8 fundamentales de la temporada 95-96 que consumaron la salvación de Morelia. Un técnico sobrio y muy efectivo con un 49% de rendimiento que se traduce en 82 puntos vitales para que Monarcas siga escribiendo su historia en primera división.

Meza está en la línea de Luis Fernando Tena, con un equipo efectivo pero que privilegia el equilibrio y la suma de puntos a las formas. También se tiene que decir que en ambas etapas esta era la prioridad absoluta dada la situación en el porcentaje. Así que con Meza no puede haber sino agradecimiento por ese aporte en los momentos de mayor necesidad.

Tuca Ferreti

El temperamental Tuca llegó a Monarcas en el Clausura 2005 y permaneció un año en el banquillo. Dirigió 34 juegos de temporada regular con un primer torneo espectacular y otro más bien mediocre. Ese buen torneo le vale para acumular un 54% de efectividad aportando 55 puntos para la causa moreliana.

El fútbol que practica el Tuca es muy práctico. Privilegia el buen trato del balón y la solidez defensiva. Su equipo no solía ganar por más de un gol, pero si encontraba espacios no tenía piedad del rival. El brasileño es uno de los mejores técnicos de la Liga, aunque su estilo no sea el que más agrada a la tribuna.

Roberto Hernández

El denominado “Comandante” está escribiendo su historia con Monarcas. Acumula ya 35 juegos dirigidos en diferentes etapas. La mayoría de ellas, como sabemos, entrando de relevo en momentos de urgencia. Esto hace complicado medir su efectividad que en el acumulado al momento es de 47% en temporada regular. Pero lo cierto es que hasta ahora sus intervenciones en el banquillo han significado 49 puntos para la causa de Monarcas.

También resulta complicado valorar el estilo de Roberto Hernández. Esta es su primera oportunidad de diseñar y armar un equipo desde el inicio. La mayor dificultad es la de romper la inercia del “ganar como sea” que ha sido lo que ha marcado sus apariciones como el bombero de Monarcas. Este último juego contra Tigres mostró que el equipo puede atacar con más libertad, aunque en defensa se sigue dependiendo mucho de la puntería del rival. Da la impresión de que el estilo está todavía en proceso de ajuste.

Habrá que esperar al final del torneo para valorar el trabajo de Hernández y siempre con la mesura de saber que no es lo mismo comparar 211 partidos, por ejemplo, con los 43 que acumularía de terminar el torneo regular. De momento queda la duda sobre si hubo tiempo para hacer una o dos incorporaciones más que ayudaran a recomponer la apuesta fallida en la bandas con Polo y Cuero, así como la lesión de un jugador tan importante como Aldo Rocha. El tiempo dará la respuesta y el reto, de momento, es superar las 5 victorias con Monarcas que es el número máximo de Hernández en este banquillo donde se ha ganado un puesto por el amor demostrado al equipo y queda ahora reafirmarlo con buen futbol y resultados.

Las figuras históricas

Por el número de partidos quedan fuera dos históricos de Monarcas: Darío Franco y Marco Antonio “El Fantasma” Figueroa. Y digo por número de partidos porque la efectividad, porcentaje algo engañoso, no es nada despreciable. El argentino tiene un 54% en este rubro en los 13 juegos de temporada regular al frente del equipo. De aquí que solamente el escándalo más allá de lo deportivo pudiera explicar su salida.

El histórico goleador de Monarcas, por su parte, acumuló 25 partidos de temporada regular en el banquillo del equipo de sus amores. Tuvo un nada despreciable 47% de efectividad que se traduce en 35 puntos para el equipo. Mismo porcentaje del actual técnico de Monarcas. De nuevo el proceso se cortó por causas más allá de lo deportivo. Pero no se descarta que en el futuro Figueroa pueda tener una revancha y una oportunidad de mostrar su crecimiento. 

Aquí se ha privilegiado el número de partidos dirigidos, pero siempre valdrá la pena analizar otros números como los goles a favor y en contra o los tiros a gol en cada etapa. Lo cierto es que quien más partidos acumula es quien nos ofrece una mejor base para valorar su verdadero rendimiento y capacidad. Así, los números no mienten: la fórmula Boy-Monarcas es una garantía para ambos. Mientras que personalmente me gustaría ver de nuevo al Fantasma Figueroa dándole ese juego ofensivo con el que Morelia ha tenido los mejores momentos futbolísticos de su historia. Ya veremos qué dice el tiempo con los hombres y los nombres en el banquillo de Monarcas Morelia.

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¿Quién salvó a Monarcas?

La salvación de Monarcas va quedando en el pasado. La angustia y los gritos por el drama del último minuto son ahora parte del pasado del equipo que había olvidado ya lo que era estar en esta situación. Pero pasada la tormenta se debe analizar muy bien lo hecho para no volver a caer en estas peligrosas aguas. Hablemos entonces un poco de los números.

¿Quiénes son los responsables?

El descenso de la temporada 2016-2017 se decidió por el consciente que toma en cuenta los puntos conseguidos en los tres anteriores años. Son un total de 102 juegos los que sirven para calcular el rendimiento de los equipos y determinar quién pierde la categoría (quien asciende siempre tendrá menos partidos para hacer el cálculo, de ahí su volatilidad). 

El gran problema de Monarcas estaba en la temporada 2014-2015 donde el equipo consiguió 23 de los 102 puntos disponibles (10 en el Apertura 2014 y 13 en el Clausura 2015). Un pesada loza para cualquier equipo.

Por el banquillo de Monarcas pasaron Ángel David Comizzo que solamente logró 2 puntos en los 7 partidos que estuvo al frente del equipo durante este Apertura. José Guadalupe Cruz llegó a tomar la papa caliente consiguiendo 8 puntos en 10 partidos. Un torneo para el olvido donde los aficionados solamente pudieron disfrutar de dos triunfos.

Con la consigna de elevar el porcentaje de productividad de manera dramática la directiva siguió haciendo apuestas que generaron controversia. Hay que recordar que desde el despido de Carlos Bustos en el Clausura 2014 el banquillo de Monarcas se convirtió en un puesto devaluado y el lugar favorito para dar la oportunidad a figuras que no habían tenido el mejor de los resultados en sus últimos proyectos. Es así como llega Alfredo Tena en el Clausura 2015 para despedirse después de 7 partidos dirigidos donde solamente se consiguieron 3 puntos. 

Con las alarmas encendidas llegó Roberto Hernández para cerrar este torneo consiguiendo 10 puntos producto de 3 victorias, un empate y 6 derrotas. Trece puntos de 51 disponibles. Estaba claro que las cosas requerían de un cambio de rumbo drástico para comenzar a sumar en lo que sería un año complicado.

El verdadero salvador: Enrique Meza

Con un estilo de juego que no siempre agrada a la tribuna, pero muy efectivo en lo que a puntos se refiere, llegó a Monarcas Enrique “El Ojitos” Meza. La apuesta por su experiencia terminó rindiendo frutos, pues de los 48 juegos que estuvo al frente del equipo logró sumar 67 puntos. Monarcas logró asomar la cabeza para comenzar a respirar un poco, pero todavía no estaba a salvo.

En la temporada 2015-2016, bajo el mando de Enrique Meza, se consiguieron 51 puntos, es decir, exactamente la mitad de los puntos disponibles. Algo que resultaría más que aceptable si no fuera por el importante peso que se cargaba del año anterior. Este desempeño justificaba la continuidad del proyecto para enfrentar el año decisivo. 

Sin proyecto no hay paraíso

La misión no era sencilla. Monarcas iniciaría el año futbolístico con la calculadora en la mano ya que, quitando a Necaxa que de inmediato mostró que su regreso a la LigaMX era en serio, partiría 10 puntos abajo de Veracruz que era su más cercano competidor. Un escenario ideal para caer en la desesperación.

El gran salvador de Monarcas se llama Jaguares que en el Apertura 2016 solamente sumó 9 puntos por 20 de Morelia. Veracruz, por su parte, sumaría 12 puntos. Pero el nerviosismo se apoderó de la directiva rojiamarilla al sumar 5 partidos con solamente un empate en la recta final del torneo. 

En otras condiciones el timonel habría terminado el campeonato, pero Monarcas ya no podía darse el lujo de dejar de sumar. A tres partidos del final Roberto Hernández volvió a tomar el timón para conseguir una victoria, un empate y una derrota: 4 puntos más para el equipo. Sin duda poca recompensa ante la dura decisión de cortar un proyecto que había conseguido retomar el rumbo para el equipo.

Si bien es verdad que Monarcas había caído en el rendimiento y se desdibujaba de nuevo en el campo, habría que considerar que de la fecha 10 a la 14 Veracruz perdió todos sus juegos y Jaguares sumó solamente un par de empates. Parecía que todos hacían lo necesario para mantener el drama hasta el último minuto. Pero también que habría tiempo para retomar el buen camino. Al final la paciencia se agotó.

Los números finales

Se iniciaba el Clausura 2017 con desventaja de 2 puntos con Veracruz y 4 con Jaguares. La directiva, de nuevo, decidió darle la oportunidad a un hombre que justo el torneo anterior había sido parte de los malos números de su rival directo en esta lucha: Pablo Marini.

El resultado estaba más que anunciado. Después del inicio con victoria el equipo sumó dos empates y dos derrotas para refrendar en los hechos lo que podía esperarse de acuerdo a la estadística. Marini dejó al equipo 6 puntos por debajo de Veracruz y 8 de Jaguares.

Roberto Hernández consiguió 19 puntos mientras que Veracruz con Reynoso y Luna sumaron 12 y los Jaguares de Bueno nada más 10. En el último suspiro Monarcas consiguió remontar la diferencia del inicio del torneo haciendo 3 puntos más que los del puerto y 9 más que los de la selva. Sin apostar por un proyecto la agonía se extendió hasta el último minuto con un gol casi milagroso del peruano Raúl Ruidíaz.

Recuento de daños y ganancias

Mirando hacia atrás, entonces, tenemos que ver la frialdad de los números. ¿Quién salvó a Monarcas? Hoy por hoy todos hablan de Roberto Hernández como el salvador. A él se le debe reconocer siempre el amor por el equipo y el haber permanecido en el momento más complicado. Pero numéricamente las cosas son así:

Monarcas se salvó con 118 puntos en 3 años. De ellos el 57% los hizo Enrique Meza, mientas que Roberto Hernandez en sus 3 periodos aportó el 28% de los mismos (25 partidos dirigidos). El verdadero artífice de la salvación, por tanto, se encuentra fuera de la institución en este momento. Sin esos 51 puntos del primer año de Meza la historia sería completamente diferente. Esto no resta mérito a lo hecho por Hernández, pero queda claro que su productividad no alcanzaba para llegar a la meta.

Las lecciones que nos deja son muy claras: 

Apostar por proyectos serios y de resultados comprobados es el mejor camino. Experimentar o esperar un segundo o tercer aire de un técnico no conduce a nada bueno.

Un torneo por debajo de los 15 puntos te complica mucho las cosas. Si lo tienes debes ajustar de inmediato y no esperar al inicio del siguiente año.

Monarcas no puede darse el lujo de bajar de los 20 puntos por torneo si quiere de verdad dejar de preocuparse a largo plazo.

Notas para el presente

Con una efectividad que ronda el 45% Roberto Hernández apunta a terminar el torneo con poco más de 20 puntos. En esta segunda mitad del torneo el denominado “Comandante” deberá tener al menos 3 victorias o acumular una serie de empates para conseguirlo. Algo que no se ve del todo imposible. 

No obstante, el estilo de juego que hoy presenta Monarcas sigue resultando efectivo sin ser atractivo. Tres victorias consecutivas marcan un repunte en los números. Pero, como bien vimos en el caso de Meza, no siempre unos buenos números son suficientes. Lo que se muestra en la cancha también cuenta y ahí Monarcas todavía queda a deber. 

Hoy por hoy Monarcas no mira hacia el fondo de la tabla porcentual, por lo que ganar como sea ya no es la primera opción para el equipo. El gran reto de Roberto Hernández es hacer que el amor que tiene por Morelia se transforme en una propuesta agradable para el público. De lo contrario navegará en la medianía aportando poco menos de lo que hizo Meza para mantener este barco a flote.

En lo personal, y lejos de cualquier romanticismo, veo en los números al verdadero salvador de Monarcas, agradezco la entrega del actual timonel y espero ver en la cancha un equipo que ofrezca a sus aficionados las emociones que tanto le quedó a deber en el pasado. Esas que solamente se logran con buen fútbol.