Se trata de un fan-fiction basado en el personaje de Simmon Basset."Edith, una artista talentosa y ávida lectora de novelas románticas, se ve envuelta en una extraordinaria aventura donde la realidad y la fantasía se entrelazan de manera mágica. Tras un periodo de aislamiento en su propio mundo de pintura, Edith se reencuentra con su mejor amiga, Daphne, en un florido jardín. La calidez y el apoyo de Daphne la ayudan a salir de su soledad y a reconectarse con la vida.Sin embargo, la vida de Edith da un giro inesperado cuando comienza a tener "sueños reales" que la transportan a un mundo fantasioso. Se encuentra con personajes de su serie y novelas favoritas, incluyendo al apuesto y misterioso Simon Basset. Edith se siente cautivada por este mundo de ensueño, donde encuentra la aventura, el romance y la libertad que anhela en su vida real. Sin embargo, a medida que se adentra más en estos sueños, la línea entre la realidad y la fantasía se vuelve cada vez más borrosa. ¿Son estos sueños solo producto de su imaginación o hay algo más en ellos? Su reencuentro con Anthony, el hermano de Daphne, despierta sentimientos ocultos y complicados. Además, debe lidiar con las expectativas de su familia y con sus propios deseos de independencia y realización personal."
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I. Daphne, mi mejor amiga.
Un rayo de luz natural, como un travieso pajarillo en busca de su hogar, se filtraba por el pequeño y diminuta ventana del balcón abierta del ático cubierta de bellezas hojas de plantas que daban color en aquel rincón, no cabía duda de que esa iluminación tan esperada, bañaba con una cálida tonalidad luz todo su alrededor y aún mejor el simple hecho de que el aire se encontraba impregnado del aroma más habitual de aquella amplia habitación, el olor tan inconfundible del óleo se mezclaba profundamente con el toque ligero de los jazmines que se colaba desde el jardín, podía ser un momento tentador, pues la atmosfera especial de un artista embragaba de una manera irresistible y sin duda, reinaba en ese instante en toda la habitación.
En el corazón de la escena, Edith se encontraba totalmente absorta en su obra en la que había estado trabajando desde el comienzo del día, podía admitir que nada más el amanecer daba comienzo a su nuevo día, ella ya se encontraba allí, pues consideraba que era una de las mejores horas del día para abrir su brillante inspiración. Su rostro cubierto por pequeñas sonrosas sobre sus mejillas, era enmarcado por un largo castaño ondulado que caía en cascada sobre sus hombros cuyos ojos de un color profundo grisáceo que en ocasiones podría confundirse con un disimulado verde, brillaba con intensidad de una mezcla de concentración y pasión. Amaba lo que hacía, pues gozaba de la escena que ella misma desarrollaba. Sostenía un pincel fino entre sus dedos cuyos movimientos precisos y delicados lo guiaba sobre el lienzo dejando a su paso una danza brillante de colores, con cada trozo era una explosión de vida, una oda a la belleza efímera del momento y solamente quería dejarse llevar por la esencia fugaz del momento.
La fiel y risueña artista no solo reproducía fielmente la imagen que tenía en su mente, sino, infundía en su obra su propia visión y sensibilidad. Las formas se transformaban bajo sus toques con el broche impregnado, dando finalmente la forma de un retrato, adquiriendo el aspecto realista y personal que tanto quería.
Edith, no podía evitar detenerse de vez en cuando, admirando su proceso y que sus labios se llegarán a dibujar una gran sonrisa, estaba orgullosa de haber regresado con el diseño de sus dibujos y aquello solo le renovaba más entusiasmo. Aunque con su último toque con el pincel, tan solo le falto firmar la obra y dejar que reposará sobre el caballete.
—Considero que quedaste bien, creo que he podido expresar la belleza que tienes, Simon—Murmuro con una gran satisfacción encima mientras deliraba con el último nombre.
Un gesto de aprobación cruzo por su rostro, había logrado capturar la belleza efímera que su personaje favorito de tal vez, su serie preferida, los Bridgerton. Había leído hacía años todos sus libros y admitía que aquel muchacho, siempre logro cautivarla por su carismática personalidad, aunque con la llegada serie dramática llevada por los libros a la plataforma Netflix, únicamente genero una gran explosión de felicidad en ella, por lo que llena de ideas y una inspiración que pensaba que tenía perdida, pudo plasmar todos sus progresos artísticos.
—Edith, querida, te están esperando abajo. ¿No te acordaste de que hoy venían? —una voz mimosa interrumpió de golpe la concentración en la que hacía breves segundos, había provocado que el tiempo se detuviera. — ¡Oh, Edith, ni siquiera estás vestida!
—Lo siento, mamá, pero no recordaba que hoy tuviera visita. Emma tuvo que irse a París y a menos de que pudiera teletransportarse, dudo que alguien quisiera visitarme. —susurro ahogado por el hecho de que extrañaba mucho a su mejor amiga, que, por motivos de sus padres, no la quedo opción que irse y separar aquellas dos almas gemelas en una asombrosa amistad.
— ¡No digas tonterías, Edith! La señorita Daphne, te está esperando. Y no sé de quién hablas, deberías de dejar de pasar tiempo aquí arriba, parece que te hace olvidar de tu alrededor.
— ¿Daphne?
Aquello sin duda la desconcertó tanto que provoco que el pincel que aún se mantenía en sus dedos, cayera sobre sus pies. ¿De quién hablaba? ¡No conocía a nadie con ese nombre! A excepción claro, de la protagonista de su favoritismo libro.
—Mamá, no sé de quién hablas. Me empiezo asustar.
— Hija mía, —respondió su madre, Judith, con una calma que contrastaba con la confusión de Edith. —Hablamos de la señorita Daphne Bridgerton. Han sido inseparables desde sus primeros pasos, se conocen de toda la vida.
La tranquilidad con la que respondió fue más que suficiente como para desconcentrarla, ¿cómo iba a conocerla? ¿Cómo era posible que hablara de alguien que solo existía en las páginas de una novela? Sus ojos finalmente se apartaron del retrato que tanto había trabajado y se encontraron a su madre, Judith. Pensó que se iba a desmayar, juraba que esa no era su madre, pero si, ¡si resultaba ser ella! A excepción de su vestimenta tan cordial, tan apretada que probablemente ceñida a causa del corsé que la hacía aparentar una figura más esbelta.
—No me mires así, hija, levántate y vístete, no hagas esperar más a tu amiga. Está deseando verte. —Sus palabras chocaron contra su realidad y sus manos temblaron al tener entre ellas las telas del vestido que le había dado su propia madre.
— ¿Estás segura, mamá? Preguntó, con la voz temblorosa. —.. yo no la conozco.
Judith sonrió con una ternura que solo ella podía transmitir.
—Claro que sí, querida. Es la hija de los Bridgerton, la familia que vive en la mansión al final de la calle.
—Pero ma…
—Levántate y vístete, no hagas esperar más a tu amiga. Está deseando verte.
Sus palabras chocaron contra la realidad como olas contra un acantilado. Sus manos temblaron al tomar las telas del vestido que su madre le extendía. La textura fina y delicada era tan diferente a la áspera lana de los vestidos que solía usar.
—No te tardes, —La orden de Judith resonó en sus oídos, ineludible— ella te está esperando en el jardín. Sabes que la puntualidad hace a una buena dama, Edith.
A penas pudo asistir en silencio, sin poder articular alguna palabra. Todavía asimilando lo que había ocurrido. Intento vestirse con aquello que su aparente madre la dio y se miró en el espejo, la imagen que le devolvió la sorprendió. Si bien era cierto que ahora vivía en una realidad paralelo, no era la joven artista ensimismada en su propio mundo, sino una dama de la alta sociedad, lista para enfrentar los desafíos y las alegrías que la vida le deparaba, pero simplemente ese hecho la aterraba, jamás había vivido en un mundo similar.
¿Era realmente posible que su amiga de la infancia, la Daphne Bridgerton de sus novelas favoritas, estuviera a tan un solo paso?
El corazón de Edith latía con fuerza en su pecho mientras descendía las escaleras. Su mente, aún tambaleándose por la revelación de su realidad distorsionada, luchaba por asimilar lo que estaba a punto de suceder. Todo a su alrededor no parecía su hogar, era todo tan diferente que simplemente la mareaba, no entendía que estaba pasando, quizá solo se trataba de un sueño, pero en ese momento era incapaz de formular ninguna conclusión. Cada paso la acercaba a una realidad que no comprendía, a un mundo que parecía sacado de uno de sus libros de fantasía.
Al cruzar la puerta que le dirigía al jardín, sus ojos se posaron en la figura que la esperaba junto a un marco de flores. La calidez que emanaba la joven era inconfundible, su belleza comparable a la de un ángel.
— ¿Daphne? —Intento preguntar con un hilo de voz, conmocionada por la irrealidad de la situación.
— ¡Edith, al fin! Qué alegría verte —la saludo con una sonrisa tan radiante que ilumino su alrededor, no tardo en acercarse y la invito con gesto amable a sentarse junto a ella.
Edith se acerco con pasos dubitativos, tomando asiento frente a ella y no pudo evitar pellizcarse la muñeca intentando despertar o creer que lo que realmente veía, no era parte de su imaginación.
— ¿Qué te sucede, Edi? —la joven bridgerton la miró con genuina preocupación— Te ves realmente pálida y distraída, ¿estás bien? Parece que viste un fantasma—río, pero al ver como su contraria bajo la mirada para evitar el contacto visual, solo la preocupo más— Edith, puedes contarme.
— ¿Es verdad? ¿Es cierto que eres mi mejor amiga? —preguntó con temblor en cada una de sus palabras.
Daphne abrió los ojos sorprendida, pero solo asistió con comprensión.
—¡Claro que sí! —insistió Daphne Bridgerton con una sonrisa pícara— Somos mejores amigas. Jugábamos juntas en el jardín de tu casa, compartíamos secretos y sueños bajo la sombra del viejo roble. Yo no sé qué haría sin ti, sin tu compañía.
Por alguna razón, aquello provoco un alivio enorme en el interior de Edith.
—¿Puedo entonces contar con tu apoyo? —murmuro en busca de una respuesta, todavía confundida.
—Si, —aseguró Daphne Bridgerton, tomando una de las manos de la artista entre las suyas.
—¿Ni por muy loco que suene?
—¿Más loco que preguntarme si somos mejores amigas?
Rieron las dos ante aquello.
—Mucho más loco que preguntarte si somos amigas—afirmó Edith con una sonrisa divertida.
—Entonces espero que me cuentes hasta el mínimo detalle, porque me encantan tus locuras y yo espero ser parte de ella.
Un calor reconfortante recorrió el cuerpo de la joven artista al sentir el suave contacto de la mano de Daphne Bridgerton aún sobre la suya en muestra de apoyo. La calidez de su sonrisa y la sinceridad en sus ojos la llenaron de una sensación de paz y seguridad que no había experimentado en mucho tiempo y pensó que no habría más opción que confiar en ella. Era como si se conocieran de toda la vida, como si sus almas estuvieran entrelazadas por un destino invisible.
Daphne no solo escuchaba atentamente, sino que también transmitía una profunda empatía y comprensión hacia Edith. Su mano, firme y cálida, apretaba la de su amiga en un gesto de apoyo incondicional. Sabía que Edith no la engañaba, pues la conexión que las unía era profunda y transparente.
Habían compartido tantas experiencias, secretos y sueños a lo largo de su infancia que Daphne podía distinguir con claridad entre la realidad y la imaginación. Reconocía en Edith la misma honestidad y pureza que siempre la había caracterizado, incluso en medio de la extraña situación que vivían. Sabía que Edith era incapaz de mentirle, que su corazón expresaba la verdad más pura, aun cuando sus palabras parecían sacadas de un libro de fantasía.
El miedo de Edith a ser juzgada era palpable en sus palabras, pero Daphne la tranquilizó con una sonrisa cálida y comprensiva.
—No tengas miedo, Edith, —le dijo con suavidad. — Yo estoy aquí para ti, sin importar lo que digas o lo que hayas vivido. Confía en mí, juntas podemos superar cualquier obstáculo.
Las palabras de Daphne resonaron en el corazón de Edith como un bálsamo reconfortante. La calidez de su amistad y la seguridad que le transmitían la llenaron de valor para continuar con su historia, por muy loco que sonará allí estaba junto a ella.
Sonrió, aunque de un momento para otro, ladeo su cabeza confundida, quizá en busca de un pensamiento borroso, un recuerdo.
—Oh, Edith, creo que está situación vivimos hace tiempo. —Aquello sorprendió ambas—Cuando éramos pequeñas, recuerdo que en uno de tus sueños que me mencionaste, describías un mundo totalmente alterno, con peculiaridades modernas. Incluso, pareciera que tuviste una pérdida de memoria durante dos meses...
Las palabras de Daphne provocaron un escalofrío en la piel de Edith. La confusión se apoderó de ella, mezclando la realidad con los sueños que compartían en su infancia.
—¿Estás segura de eso, Daphne? —Preguntó Edith con la voz temblorosa. —No recuerdo nada de lo que dices.
—Estoy segura, —respondió Daphne con convicción. —Recuerdo cada detalle de ese sueño. Era tan vívido, tan real... ¡Hasta me hiciste la misma pregunta que ahora!
Edith se quedó en silencio, tratando de recordar. Unas imágenes borrosas comenzaron a surgir en su mente, fragmentos de un mundo extraño que ahora Daphne le recordaba.
—Tal vez tengas razón, —murmuró Edith con incertidumbre. —Tal vez solo sea un recuerdo vago, una mezcla de sueños y realidad.
—O tal vez sea algo más, —sugirió Daphne con una mirada misteriosa. —Tal vez lo que estás viviendo ahora no sea tan diferente de lo que soñabas en tu infancia.
—No lo sé, es todo muy confuso…
—Siempre estaré aquí para ti, Edith —le aseguró Daphne con una sonrisa cálida— Juntas descubriremos la verdad, sin importar lo que sea. Además, no podría permitir que tuvieras otra mejor amiga.
Rieron a la par, la amistad de Daphne era su único punto de apoyo.
—Gracias, Daphne, —susurró Edith con los ojos húmedos de emoción. —Significa mucho para mí.
—Deberías de venir mañana, te ayudaré a que vayas conmemorando tus recuerdos. Tal vez si vuelves a ver a mis hermanos, ¡quizá empieces a sentirte nuevamente como en casa! —Daphne río con una gran sonrisa juguetona sobre sus labios.
La artista no pudo evitar sentirse contagiada con la alegría que transmitía su amiga. La idea de volver a conectar con su pasado y con la familia Bridgerton la llenaba de esperanza.
—¿Me llevo bien con todos? —preguntó Edith en un pequeño grito.
—¡Oh, Edi! — respondió con un gesto cómplice—. Si prácticamente eres parte de nuestra familia. Has pasado parte de tu vida con nosotros que en cualquier otro lugar. Anthony siempre pregunta por ti, creo que te tiene un gran aprecio.
Las palabras de Daphne provocaron un nuevo rubor en las mejillas de Edith. La idea de que Anthony la tuviera en su mente la llenaba de una mezcla de emoción y nerviosismo.
—¿De verdad? —preguntó Edith con un hilo de voz, casi incrédula.
—¡Por supuesto! —Afirmó Daphne con convicción. Siempre ha sido muy protector contigo, como si fueras su hermana—hubo un breve silencio—. Aunque en ocasiones, lo he visto mirarte, la forma en la que te trata… es evidente.
—Espero que no sea lo que quieres que interprete.
—¡Aun así, Edi! Eres mi mejor amiga, ¡ya le valdría a Anthony si se atreviera hacerte algo! —respondió Daphne con comprensión—. Te cuidaré en estos momentos de necesidad para que no se sobrepasen, eres importante para mí.
Edith sonrió con una alegría que no podía contener. La calidez de las palabras de Daphne la llenaba de un sentimiento de pertenencia que no había experimentado en mucho tiempo. En ese momento, Edith supo que su vida nunca volvería a ser la misma. La aventura que había comenzado junto a Daphne solo había hecho más que empezar, y estaba decidida a llegar hasta el final, sin importar lo que encontrara en el camino.
¡Me encantaría saber vuestras opiniones en los comentarios! ¿Qué os parece los diseños? Pesé decorar y manipularlas totalmente a mi medida, doy créditos a las texturas y recursos adquiridos por su dispuesto autor.
¿Entendéis bien la escritura? ¿Cambiarían algo? (Es importante que diga que es la primera vez que escribo en está plataforma) También la historia será corregida de manera diaria, no soy experta y cometo errores pero espero que les guste.
Pueden encontrar está misma historia en distintas aplicaciones como Archivefourown o Wattpad con mi mismo apodo: "nir4rera". ¡Muchas gracias por darme la oportunidad de leerme! ¡Miji! ψ(`∇´)ψ
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