algocomopoesia

[algocomopoesia]

Pensamiento sobre las decisiones

¿Qué nos pasa cuando hay tantas opciones disponibles?

Leo la pregunta y me parece medio utópica, porque ¿Cuándo existen tantas opciones para elegir como para que aparezca esta disyuntiva?.

Creo que pasamos mucho tiempo de nuestra vida pensando o creyendo que somos víctimas o personajes secundarios, que lo que nos pasa no es, principalmente, una consecuencia de lo que decidimos.

Quizás, sea porque la vida pasa rápido y nos atropella con cada etapa y las millones de cosas que trae cada una, haciendo imposible o, en el mejor de los casos, haciendo muy difícil que logremos un estado de presencia en cada una de ellas. O quizás, se deba a otros factores, como nuestra falta de madurez para asumir la responsabilidad, o el miedo de lo que podamos descubrir al hacerlo. Sea cual sea el motivo de esto, el resultado pareciera ser que olvidamos una simple y poderosa verdad: podemos elegir. Siempre elegimos.

Teniendo esa verdad en mente,  empiezo a percibir que a muchos nos cuesta cuando tomamos conciencia de que estamos ante la posibilidad de elegir. Es de un instante para otro, cuando de repente sabemos que podemos influenciar lo que está por suceder en ese futuro inmediato, como si alguien pusiera pausa a la película y nos dijera que somos el personaje que vemos, y que tenemos el poder de decidir lo que va a suceder. Y ese poder asusta, porque lo más fácil sería seguir comiendo pochoclos mientras miramos como las imágenes cambian en la pantalla. Pero también invita, a probar, a investigar, a crear, a arriesgar, a soltar el balde y subirnos las mangas para ensuciarnos, sentir, experimentar y, por sobre todo, para vivir y no solo transitar la trama que está ocurriendo. 

Existe una sensación de vértigo, de estar sobrevolando sobre lo infinito, de libertad, de poder liberar un potencial desconocido, que se presenta no sólo cuando somos conscientes de nuestra libertad para elegir, sino cuando, además, estamos ante la posibilidad de empezar algo nuevo, de mandar todo al carajo y animarnos a salir por la tangente. En lo personal, soy amante de esta sensación y de las situaciones en las que se presenta, y me resulta interesante pensar que lo que vayamos a elegir depende, en alguna medida, de a qué color de voz elijamos escuchar, si la del miedo, los nervios, la incertidumbre y la indecisión, esa voz que nos pone en un lugar pasivo, en el que la vida es algo que nos pasa y donde no tenemos muchas más opciones que seguir por el camino por el cual veníamos; o la segunda voz, la que susurra en vez de gritar, la que nos dice que tenemos opciones, no tengamos miedo de ajustar o de cambiar el rumbo, que no pensemos tanto, que nos mandemos y fue, que el resto lo resolvemos sobre la marcha,  mientras estemos cayendo o mientras que vamos escribiendo.

Pero lo cierto es que aunque podamos hablar de hacer borrón y cuenta nueva, una vez que movemos el lápiz, la hoja ya no vuelve a estar en blanco. Podemos tachar, borrar, hacer un dibujo encima o empezar en un nuevo renglón, pero la hoja ya está usada, no podemos conseguir una  nueva.

Si vivir la vida es un arte, considero artistas a quienes aprenden a estar en paz con su hoja llena de palabras, textos, dibujos y mamarrachos, reconociendo que no es perfecta, sino por el contrario, que está manchada, arrugada, usada y hasta quizás un poco rota. Son esos artistas los que se embriagan de la sensación que mencioné antes, porque es esa misma sensación la que los libera de tener que dar sentido al contenido de su hoja y los capacita en libertad para salir del lugar de víctima o personaje secundario y comenzar a escribir un nuevo párrafo, sabiendo, que aunque pueda no tener coherencia alguna con lo que escribieron antes, debe su presente a cada letra, línea caracter y símbolo que lo precedieron.

-   Malcolm Mansfield –