aalectual
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¿Quieres vagar por mis ideas? No las pienso en demasía, solo las saco y las plasmo, no me siento a escribir, escribo cuando las letras quieren salir. No hay orden o una estructura aparente, lo que hay, muchas veces, es mero sinsentido.
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aalectual · 4 years ago
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FÁRMACO pharmakon
Quizá la evolución nos hizo así de complejos. Me cuesta mucho entender aquello que se me presenta como realidad. Sé que, ante todo, somos, y soy, un punto insignificante en este vasto e infinito universo en expansión, un simple accidente, un acontecimiento, una fecha, un número, un farsa. Una fracción de segundo, una milésima quizá.
Sé que me cuesta mucho sentirme cómodo, sin ruido o ese pesar que ciertas situaciones me generan, aquella molestia que, si eres conocedor de las ideas de Epicuro de Samos, en su trabajo por hallar la fórmula de la felicidad presenta el Tetrafármacomo, las cuatro formas a cumplir para sentir una plena felicidad, sin ganas de alargar más esta introspección, hay que saber que él sufría una enfermedad renal, y que, en un trabajo hermenéutico, podríamos decir que la felicidad para él se puede entender como la ausencia de dolor o, como él la tira, un estado de imperturbabilidad (ataraxia).
La realidad tal como se nos presenta (o cómo se me presenta) y tal como la interpreto (o cómo la interpretamos, quizá), conlleva una constante melancolía, una toska (del dialecto ruso) que, gracias al mundo de la mercancía y la instantaneidad puedo hacerles llegar el intento por definir esta palabra, ya que no posee una traducción exacta: "En su sentido más profundo y doloroso, es una sensación de gran angustia espiritual, a menudo sin una causa específica".
No sé si es porque soy demasiado joven o ingenuo, quizá porque idealizo y romantizo gran parte de mi metafísica (Ej.: Amor) interpretativa. Puede que sea eso, quizá es eso. Puedo, sin embargo, apaciguar, momentáneamente, este sentimiento o más bien puedo posponerlo, creo que esta es la respuesta correcta al quehacer este.
Creo que llegué a una respuesta, tal como mi tío Descartes constituyó el sujeto cartesiano: la respuesta debería encontrarla en mí y no en un otro. Descarto a destajo una ideología antropocentrista, para nada me siento el centro de mi realidad aún cuando soy yo el que veo, siento, huelo, calo, escucho, pienso y soy. Entiendo y comparto que la realidad es según quién y cómo la construya (a través de la interpretación). Entiendo que veo un cielo azul y gran parte de las personas comparten esa idea, pero aún con eso, ese cielo es distinto para todos, y al mismo tiempo, el mismo. No se trata de una afección visual o una especie alterada del estado de la vista, ni menos algo de carácter cognitivo, no apelo a eso. Tan solo me gustaría que este cielo que veo, este pesar que siento, este helado y sólido piso que percibo, fueran más sencillos, menos incógnitos, menos oscuros, menos densos. Que la metafísica no fuera un "más allá" y esa Idea, esa sensación o construcción interpretativa condicionada por la experiencia que nos bombardea, constantemente, sea más simple. Pero es como pedirle a Dios que me diga si es real o no, se nos presenta una disyuntiva circular infinita, irrefutable y refulable a la vez.
Desde un sentido conceptual o incluso metalingüístico, él no existe, quiero decir, no existe una representación física o metafísica, eso no lo tiene, claro, si lo vemos desde el lenguaje. No hablo del Dios de las religiones aquí, no así, podría negar, que de otros dogmas. Retomando lo anterior: él es una creación del hombre, para que se entienda, la palabra "Dios", con mayúscula (y minúscula también), fue y es una creación del hombre. Ahora, si me lo preguntan, el sujeto, el ente y todo lo que representa, también, según creo, es una construcción del hombre (con la dualidad significativa que tiene esta palabra). Dicho esto, entiendo también que lo que interpretamos no solo está condicionado por las capacidades evolutivas o cognitivas, sino que también por el medio por el cual entendemos aquello a lo que llamamos "realidad", el "aquí", el "ahora ya" y, por su puesto, el contexto histórico y social presente en el acontecimiento de ser y estar. El mayor invento del hombre: el lenguaje. Creo que al mismo tiempo, creamos, como especie, el mayor enemigo, uno silencioso y muy despiadado, inmanente en cada uno, incluso antes de nacer (a priori), pues somos (una categorización, biológica si gustan) antes de siquiera de nacer. Somos una categorización sistemática, por lo tanto, el tema del Ser, es fácilmente mente pensable desde este contexto, dicho lo dicho, pues somos (feto, bebé, guagua, etc.) antes de ser (seres humanos, hombres, sujetos). Ni hablar de la categorización de "ciudadano", esa es otra vuelta que, en esta ocasión, no estoy dispuesto a dar.
Este enemigo es mi gran rival, quizá es él quien cause mi gran pesar (el lenguaje). Ahora que lo pienso la institucionalidad mercantilista y capitalista también es una gran problemática, de ella emanan las concepciones e Ideas y la verdad que se imponen como real (la mujer, lo útil, lo vendible y comparable, la idea de bien y mal, la pobreza, etc.).
Implacable e interesante es la "grandeza" del hombre para crear armas que nos destruyen o podrían destruirnos en algún momento. Las dos grandes creaciones del hombre, el lenguaje y el capitalismo, grandes enemigos de la concepción del Yo y de mí yo.
Hasta aquí llego, sin salida, sin solución, sin una respuesta, pero claro, más tranquilo ya que saqué todo lo que tenía dentro mío dando vueltas -como la circularidad que mencionaba antes- todo este discurso, si lo piensan, e incluso yo soy capaz de darme cuenta de ello, es un círculo de pregunta-respuesta sin fin.
Interesante, el causante de mi malestar y el calmante necesario al que recurro: el lenguaje, de ahí la gracia de que este manifiesto sea inmortalizado ¿No?.
El lenguaje es un fármaco, nunca lo pensé así, ahora sí lo pienso, en un sentido griego la palabra fármaco es definida como un remedio y un veneno. ¡Es esto el lenguaje! y si me apuras, ¡también el capitalismo! solo piénsenlo, por un momento, detenidamente. Un fármaco, siempre igual de capos los griegos ¡por la chucha! "hoy y siempre, por los siglos de los siglos". Quizá esa sea la gran gracias de la efectividad de estas entidades, el que curen y/o maten. Ay, tan interesante que es pensar en todo esto y darle una vuelta, llegas a algo y sale algo más, tal cual como todo este diálogo entre mí y mi Yo metafísico, no sé si llamarlo subconsciente o si imaginación, o si decirle pensamientos, prefiero la segunda denominación pues siempre está más allá y sigo sin comprenderla del todo. Medias vueltas que me doy. Bueno, te acabo de dar un tour por mi mente.
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aalectual · 4 years ago
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LÍNEA 4
Poco más de un año de que los hombres de blanco aparecieron entre la conmoción y avivaron las llamas que buscaban encontrar, en ellas, la resignificación de lo que significaba una revuelta, una irrupción en el sentido común, en la cotidianeidad.
Desde donde yo vivo y hasta donde voy hay una, no muy grande, cantidad de estaciones de metro, el recorrido no es muy prolongando. A veces en el transcurso me pregunto si habrá alguien como yo que, en su celular, esté escribiendo una especie de bitácora, un registro textual de su travesía. Otras más, sé que no es algo frecuente, la mayoría de los que veo ahora están o escuchando música, viendo vídeos o simplemente revisando rrss.
Siempre he preferido viajar en metro, la micro no es de mi agrado, menos en este contexto. Hablando del contexto y teniendo en cuenta la voz que alzan unos pocos respecto a las condiciones sanitarias de los desplazamientos de la gente en este medio de transporte. Bueno, nada que agregar, además de que, si bien es cierto que la gente está, claramente, a menos de un metro de distancia del otro y otra cosa es que tocan todo.
Hay distintos tipos de personajes en cada vagón, está la señora que poco más se embiste con un traje químico, el hombre perdido en su mirada en un estado casi vegetativo que si no fuera porque nombran las estaciones previa a su llegada y una vez ahí, seguiría navegando en los inhóspitos, y desconocidos para mí, caminos de la vida. -Por otro lado está, y da justo la casualidad, de que sube un hombre que predica en el nombre Dios, siempre me mantengo al margen de aquellos portadores de certezas absolutas, más si en nombre de ese Dios afirma tener la protección inmunológica necesaria para no contagiarse o contraer el virus. No suelo ser violento en ningún contexto, pero hartas ganas tengo de darle un golpe de realidad a ese hombre. Da la casualidad que después de todo ese discurso pasa pidiendo limosna, qué casualidad, es como la historia de la iglesia resumida en un solo hombre: hay miedo, necesidad y vienen ellos, dotados de veracidad e indulto y ofrecen servicios místicos para después cobrarte un ofrenda, no sé para qué ocuparán esas monedas, espero que para algo bueno, pero deja bastante que desear la moralidad de sus acciones teniendo en cuenta los precedentes expuestos anteriormente.-
Por mi estatura puedo ver sobre la cabeza de algunos y algunas, veo a cabalidad hasta los últimos centímetros del vagón. Me siento extraño, será que alguien en su normalidad piense que hay un cabro, el que está ahí (yo), que está analizando a cada uno y una tratando de resolver la compleja tarea de plasmar, sin tanto filtro, lo que percibe, lo explícito pero también lo implícito.
Siempre me causó curiosidad las personas con miradas vacías, o en mi opinión carentes de vida, es común ver eso en el metro, cada uno y una de ellas y ellos, como que no quieren cruzar mirada con nadie, es raro, como que les avergüenza, lo comprendo, pues antes de todo soy alguien que se lo come la ansiedad cuando hay mucha gente a mí alrededor, ni hablar de cuando cruzo mirada con un desconocido.
El audífono, mi fiel amigo que me permite desconectarme de ellos pero no de ellas, que están en todos lados, en todo momento, siempre, aún cuando ni siquiera tengo ganas de topármelas pues me tienen consumido.
¿Qué pensaran? me gustaría saberlo, es casi morbo mío poder sumergirme en la mente de cada persona.
-Entre lo anterior y lo que voy a escribir ahora llegue a mi destino, ¿por qué lo aclaro? pues es importante para lo que voy a relatar a continuación-
Una vez llegué a mi destino, por estar, justamente, desarrollando este texto, ni me percaté que ya tenía que bajarme. Acto siguiente me sentía muy perdido, primera vez que hacía una dinámica así en el transporte público, generalmente lo pensaba, nunca lo había plasmado en el celular. La cosa es que me sentía muy perdido, corroboré una, dos y hasta tres veces si me bajé en la estación correcta, y sí, era esta. Me sentía muy enajenado, cual persona que pasa por primera vez por un terminal. La salida que siempre tomaba, el camino de siempre andaba estaba cerrado, le estaban haciendo mantención. Tuve que desviarme y me sentía muy incómodo pues soy alguien que cuando voy al dentista, me subo a tal vagón, me bajo en tal parte de la estación, subo por cierta escalera, cruzo cierto paso de cebra y doblo por cierta esquina. Hoy no pude seguir mi camino habitual y cuando ya, por fin, me orienté y dejé de estar ensimismado me di cuenta de que estuve casi todo el camino de ida cuestionando cómo la gente vivía normada o reflejaba actitudes o comportamientos prototípicos, y resulta que yo era igual que ellos. Lo acabo de exponer. Me reí en su momento ya que me jactaba de vivir en otro mundo o que me mantenía al margen de esa cotidianeidad rutinaria pero, sin embargo, y como dije antes, yo mismo solía seguir un camino que nunca me impuse, o puede que sí, y que seguía de manera autónoma: el mismo camino siempre, la misma escalera, la misma vereda, la misma esquina. Entonces ahí me di cuenta que el quehacer filosófico habla, justamente, de ese acontecimiento, en el que me sentía extraño, fuera de mí, ese suceso que irrumpe con la normalidad, con la cotidianeidad, que me hizo sentirme vivo y agraciado luego de que me encaminé a la consulta. Incluso ahora me sigue dando vueltas eso, yo que miro al cielo cuando voy por la calle, a los árboles, a los postes, en busca de esa sensación casi orgásmica de encontrar o ver algo nuevo, algo nunca antes visto, ese efímero momento que me hace sentir vivo. Bueno, la cosa es que aún cuando dirigí mi mirada hacia arriba en busca de ella, bajo mis pies seguía estando, inconscientemente, todo ese dogma del que me quería emancipar diariamente. Al final era uno más, ese hecho me dejó un mal sabor de boca, se apoderó de mí por el resto del viaje, ya que aún no terminaba mis tareas.
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