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Se supone que esto es lo que quiero, para esto luché todos estos años, pero ahora... ahora me resulta impensable la idea de poder vivir de esto y puede que este absurdo pensamiento este en mí por el incesante crecimiento del capitalismo realista que día a día consume todo y lo destruye o porque quizá en mi aquella sensibilidad de artista se ha ido marchitando con el pasar de las decepciones.
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A nosotras
Para las que están cansadas. Para quienes, al igual que yo, deben seguir funcionando aun cuando el mundo se les esté cayendo a pedazos. Para quienes debemos levantarnos a preparar el desayuno y en cinco minutos armar todo un organigrama mental para organizar el día de cada una de las personas que habitan una casa y de últimas planear nuestro propio día. Para esas que no saben por qué se comportan como niñas pequeñas teniendo 23, pero recuerdan que su infancia se basó en cuidar de otro ser pequeño dejando de lado los juguetes, las películas y los libros infantiles. Para esas que tuvieron que ser madres desde niñas, pero no de un bebé de plástico, sino de uno de carne y hueso. Para esas que no piden ayuda porque pueden hacerlo todo solas, mientras se tragan el nudo de la garganta que las acompaña desde niñas. Para esas que ponen una sonrisa cuando sus padres dicen “ella siempre ha podido sola, es un alivio para nosotros”. Para las que han tenido que borrar de su memoria gran parte de su infancia, porque el trauma hizo tanto daño que les causó amnesia. Para esas que al igual que yo, intentan compensar a esa pequeña que solo quería jugar y ser protegida, para la que hoy tiene miedo de expresar sus gustos por miedo a escuchar “ya estas muy grande, eso es para bebés” “¿Cuantos años tienes? ¿seis?” Para las que como yo se hincan sobre sus rodillas y se mecen buscando el perdón y la redención.
Está tarde, así que, si me apuro o no, no importa, ya no importa, que se vayan los buses, que se acaben las clases, que se cierre la ciudad, que se apague el día, yo ya no quiero seguir, me cansé. Yo solo quiero tirarme en el suelo, sentir el frío que emana, sentir como la tierra me habla, contarle que me duele el pecho, que estoy sola, que se me secaron la raíces, que necesito del abono del afecto, que se me cayeron los pétalos, que me arrancaron las hojas, que me podaron las alas, que me fumigaron los sueños, que no quiero este cuerpo, yo solo quiero recostarme en el suelo hacerme una bola y morirme allí. Pero otra vez está sonando la alarma. La de las 9:10, todavía alcanzo a llegar.
Pensarse la magnitud del daño que causa la madurez temprana en las infancias, resulta absurdo, ver cómo es que muchas infancias fueron arrebatadas y silenciadas, por dinámicas que se ven atrofiadas por contextos externos (sociales y económicos) nos ayuda a poder hacer un seguimiento, tal vez, a algunos problemas que hoy en día se han venido conversando. Si bien es cierto, la parte psicológica es muy importante para entender esta repetición de patrones en muchas familias que responden a un contexto socioeconómico y ojo, porque, aunque si hay un patrón repetitivo que se reproduce en ciertas esferas, eso no significa que en otras no suceda igual, por ello la importancia de poner en contraposición diferentes ejemplos que ayuden a entender los tipos de patrones y cómo afectan, en este caso, a las hermanas mayores.
La infancia es una etapa supremamente importante para los seres humanos, ya que es el momento formativo que da la vida para que les niñes aprendan del mundo y absorban todo aquello que de alguna forma definirá quienes serán más adelante con ayuda del forje de carácter que da la adolescencia. Pero hablando precisamente de esta etapa, ya se ha dicho mucho sobre la importancia de una crianza responsable y sana, también de los hábitos saludables para un sano desarrollo que permita que las personas se conviertan en adultos estables y saludables. La ONU y muchas otras organizaciones, fundaciones e incluso colectivos se han encargado de replicar este discurso recalcando la importancia de esta etapa formativa y de cómo deben existir políticas públicas que sean favorables para las familias, porque como se mencionó anteriormente poder cumplir con estos requisitos de infancias saludables y responsables, responden a un estilo de vida que no todas las personas pueden darse el lujo de tener, precisamente por las dinámicas capitalistas en las que el mundo se mueve. Estas carencias afectan a los padres quienes tienen la obligación de hacerse cargo de los seres humanos que trajeron al mundo y en esa medida, también a las hermanas mayores que tuvieron que crecer de una forma distinta, enfrentándose a situaciones transgresoras y violentas que la convirtieron en su propio vergudo.
Desde que tengo uso de razón he cuidado siempre de mi hermana hasta que tuvo su tercer novio. En casa, aunque nunca nos faltó nada, gracias al esfuerzo y el trabajo de nuestros padres, siempre estuvimos solas. En el jardín esa ausencia no se sentía tanto porque estábamos con mucha más gente, pero en vacaciones la ausencia pesaba tanto que ambas nos encerrábamos en un cuarto a jugar mientras que esperábamos que dieran las 8 de la noche para que alguien llegara a casa.
Una casa gigante llena de ausencias y soledad no termina por ser un lugar adecuado para el crecimiento de cualquier niñe. Las carencias de afecto calan en lo profundo del ser hasta quebrar el alma. Tener que dejar los estudios de lado para ayudar en la casa, aprender a cocinar porque los padres no están y que, si hay hermanos menores, tener que hacerse cargo de ellos, porque el dinero no alcanza para pagar una niñera,. Tragarse los miedos, porque el coco, la bruja, el ropavejero, son miedos de los hermanes menores y siendo la mayor hay que tener que comportarse como tal, mientras en las noches se llora de miedo por la oscuridad, por la falta de atención y de afecto de los padres y por tener que renunciar a su vida para cuidar la de otre.
Mi primer miedo no fue el coco, sino la estufa. Con seis años, tuve que aprender a hacer un arroz y un huevo, para poder alimentarnos, en ese tiempo el dinero no alcanzaba para pagar una niñera. Una niña, una estufa y el recuerdo de la voz diciendo "no se acerque a la estufa, porque se puede quemar".
Bien es cierto que nadie nace aprendido y que ser madre o padre es una tarea complicada, por eso entrar en discusión de cómo cada persona debería criar y enseñar es muy complicado, pero sí es importante fomentar los valores básicos para que las cosas funcionen: el respeto, la responsabilidad, el compromiso, la atención, el amor, la compresión, cosas tan básicas que necesita cualquier ser humano y que deben estar siempre presentes en el momento de formar un hogar, sea con niñes o no.
No es sencillo entender porque pasan ciertas cosas en la vida, porque las personas deben pasar por momentos tan complicados para aprender y así seguir adelante demostrando que los momentos difíciles solo fueron algo “necesario” para poder ser alguien, cuando realmente no es así. El caso en particular que trae todo esto a colación son les hermanes mayores, quienes constantemente han escuchado que todo lo que tuvieron que vivir era parte de crecer, cuando no es cierto. Ser hermana mayor, en mi caso, no tenía porque representar ser fuerte, era una niña, una niña que al igual que su hermana debía ser cuidada, amada y protegida, pero no fue así y hay muchas otras personas que están viviendo o vivieron la misma situación, toda esa carga indebida que arrebató la infancia, juguetes que fueron reemplazados por utensilios de cocina, tardes de juego que se convirtieron en tiempos de limpieza y sueños que se abandonaron para poner los pies en la tierra y así crecer. Durante mucho tiempo se nos implantó que debíamos solucionar la vida de todos, sin que importara la nuestra, que la palabra error no podría existir en nuestro vocabulario y que el mero hecho de vivir significaba ser el ejemplo de alguien más, que la palabra “perfecta” era a lo único que debíamos aspirar y así vivir agradecidas por eso. Nos culpan por no querer tener hijos, por no querer formar una familia, por alejarnos, por nunca estar, por no compartir, por esquivar, por no hablar, por no llorar, cuando realmente la culpa no debe recaer en nosotres, sino en aquellos que se encargaron de destruir a la fuerza la esperanza que teníamos.
Me enseñaron que quedarme callada mantendría la paz, hasta que me di cuenta ¿La paz de quién?
¿Acaso ser la primogénita es un castigo? ¿Hay una maldición que recae sobre nostres una vez que salimos del útero? ¿Quién puede explicar esta absurda relación de poder donde nos vemos doblegadas y silenciadas? Para el resto del mundo no es comprensible el momento de quiebre, de rebeldía ante la institución familiar, porque “¿cómo es posible que no quieras estar con tu familia?” “Eso que dices nunca pasó, estás exagerando” Pero no es exageración, los días de desespero por no saber cómo solucionar problemas que no eran tuyos, no son exageración, el miedo por no saber usar una estufa, pero tener que hacer de comer, no son exageración, los días de juego dejados de lado para cambiar un pañal, no son exageración.
parece ser que por más que me esfuerce al final no sirve de nada
Ese lugar de la casa se vuelve ajeno, extraño, diferente. Los recuerdos se convierten en espinas que atraviesan la carne y perforan las venas, el sentimiento de sentirte extranjera en lugar que que te vio crecer se esparce como veneno y contamina toda la memoria, los recuerdos se distorsionan y el trauma los altera, los cambia o los oculta. ¿A dónde va todo aquello que la memoria humana olvida? No sé la última vez que pensé que todo estaría bien.
Afrontar la pérdida es doloroso, darse cuenta que no hay manera de devolver el tiempo y que lo que hay es con lo que hay que vivir. Las consecuencias directas de ser hermana mayor es vivir con una nostalgia que nunca se va, que no se puede vivir o expresar; es no poder pedir ayuda; es intentar tragar el nudo en la garganta y continuar sin importar que mal se esté, porque el tiempo es tan importante que no puede desperdiciarse en ser vulnerable; es ser mamá sin haber parido; es vivir con una preocupación constante por todo y por nada, tener delirios de peligro y tener que estar alerta ante cualquier mínimo movimiento, es no estar en paz y en calma nunca.
Viendo mi sonrisa en fotos, cómo es que no notó cuando dejé de sentir
Ocuparse de todos los demás y olvidarte de que tú también eres alguien. Dejar de lado todo para complacer los deseos y las expectativas de otres y en ese camino olvidar tu existencia e individualidad. Verte el espejo y solo encontrar el reflejo de une niñe, asustada, cansada y hambrienta de afecto. Sentir en el pecho la culpa, por no haber podido proteger también a ese, pero ¿cómo podría haberse prevenido aquello, si supuestamente esa era tú labor? Verte el espejo y entender que nadie estuvo para arrullarte como tú lo hacías, que nadie limpió tus lágrimas, pero tú te encargaste de secar miles, que nunca obtuviste ayuda de alguien porque "tú podías sola"
Y sé que no es culpa de nadie, pero mía tampoco y ya no quiero estar aquí
En la ironía de tu nula adaptación al cambio. Volver a empezar tantas veces en tan poco tiempo, es como echar limón y sal a una herida que quizás jamás se cierre. En la ironía de nunca querer continuar, hoy estás empezando otra vez, dejándote de lado colocando por delante a todo y todos menos a ti. Entonces llega el momento de hacer frente, de empezar a vivir por fin esa vida que se te arrebató, de vivir para ti y sanar todo el dolor, pero debes partir
Juro que estoy intentando ver las cosas diferente, pero el caos que veo a mi alrededor me nubla lo que tengo en frente, qué difícil es crecer
La reflexión llega una vez estas fuera, allí donde no hay nadie a quien debas cuidar a excepción de ti. Lejos de todo el caos, se abrirá el espacio para volver en la memoria y entender que no fue tu culpa, que nada de lo que te paso, tenías que vivirlo, que esta bien ser vulnerable, que no siempre puedes sola, que tú también necesitas ser cuidada, que el mundo no va a dejar de girar si un día decides parar, que todo va a estar bien, pero que primero debes también perdonarte y pedir perdón, pero no porque tengas culpa, sino porque el trauma y la violencias te convirtieron en verdugo.
Le pido perdón a mi hermana por haber sido una mala madre, pero ¿qué sabía yo de maternidad a los ocho años? me educaron de maneras inhumanas como reclusa, como perro de pelea clandestina, y repetí el patrón. La amaba, pero tenía que levantar la mano, alzarle la voz y usar palabras desconocidas con consonantes que lastiman.
Crecer no es fácil. Aún cuando la infancia "se va" une sigue creciendo y es difícil. Es complicado y nadie lo dice; crecer es un salto de fe, es abrumador, es transgresor, pero es liberador. Por ello hay que permitiese sentir todo ese dolor, toda la ira, dejar salir el llanto hasta que los ojos ardan, gritar hasta que la garganta se desgarre, grammar hasta que el animal se calme y después soltar, soltar todo aquel pasado violento y truncado de la infancia, soltar las culpas y las responsabilidades, soltar la familia, pero tomar de la mano a aquella niñe pequeña que merece al igual que de grande, ser feliz.
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En contra
Estar en contra de la madurez temprana es un tema que se ha vuelto popular entre las nuevas generaciones de jóvenes. Con la atención puesta en las crianzas responsables y la sanación del ser propio, salen a la luz temas que llaman a colación la infancia. leyendo "contra los hijos" de Lina , me resulta sencillo comenzar a enunciarme teniendo en cuenta está contraposición con lo que será mi ensayo.
1. Para nada la intención es crear una revuelta que se vaya encontra de las madres, bien he dicho anteriormente que son ellas quienes tienen un papel fundamental en el desarrollo emocional e intelectual de les niñes y no precisamente porque sea un rol que deban cumplir por imposición, no existe la intención de seguir replicando esos discursos arcaicos sobre la crianza dónde es maravilloso que solo la mujer sea quien cumpla ese papel y rol, sino buscar hacer un análisis y una reflexión alrededor de las dinámicas que se presentan en el vínculo madre e hija, en cualquiera de las esferas y casos, desde la madre que se desatiende por completo hasta la que sobre pasa los límites del cuidado.
Pero sobre todo, esto trata de estar en contra de quienes se atribuyen un-papel-de-autoridad en un espacio como la casa y que en lugar de "cumplir" ese rol, solo lo utilizan como excusa para tener el poder y control, abusando de este hasta el punto de crear personas que desarrollan su vida en torno al trauma.
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“I desire the things that will destroy me in the end.”
— Sylvia Plath (b. 27 October 1932)
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Mi niña interior aprende a sobrellevar a una adulta que ocultó heridas en lugar de dejarlas sanar.
—Tehimely Marrufo
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Los espacios (?)
Es complicado ¿saben? decidir por donde empezar, o decidir empezar. Realmente no tengo mucha certeza sobre como hacerlo, los discursos que me hecho en el baño mientras el agua se calienta, son maravillosos, luego los olvido porque recordé que debo preparar el desayuno y ya estoy perdiendo mucho tiempo en el baño. Sin embargo, esperar que las fuerzas del universo me ayuden para llegar a tiempo y que pueda hacer todo lo que hay que hacer, resulta esperanzador; así que aquí van mis intentos de inicio:
Mi mamá, siempre dice que la mejor forma de quitar el estrés es lavando los platos y le he hallado la razón cuando he solucionado un montón de dilemas mientras intento quitarle la grasa a esa olla en la que fritan la carne hasta que se pone negra, resulta gracioso pensarlo, porque tal vez ella me dio una solución a los problemas de mi cabeza o simplemente uso su manipulación de madre para que yo los lave. (Reflexión)
Alguna vez en un historia de instagram, escribí: "En la ironía de mi nula adaptación al cambio. Volver a empezar tantas veces en tan poco tiempo, es como echar limón y sal a una herida que quizás jamás se cierre. En la ironía de nunca querer continuar, hoy estoy empezando otra vez." (Volver a empezar)
Resulta impensable, como es que muchas infancias fueron arrebatadas por la madurez, aprender a cocinar porque los padres no están en casa. Si hay hermanos hacerse cargo de ellos, porque el dinero no alcanza para pagar una niñera y los abuelos u otros familiares tienen muchas que hacer como para cuidar. Ayudar a enfrentar los miedos de los hermanxs menores, el coco, la bruja, el ropavejero, mientras en las noches se llora de miedo por la oscuridad. (Infancia)
(Intimidad y dolor)
Por último y claramente, no menos importante, un pato. (Memoria)
Sería muy hipócrita de mi parte colocar, como si de una intelectual muy culta se tratara, referencias literarias. No porque no sepa, sino porque en este momento mi mente me juega la mala pasada de no recordar, no recordar dónde leí eso de las infancias arrebatadas, de las hermanas silenciadas y sobre todo del cansancio, que claramente pudo haber sido en cualquier lado, pero no lo recuerdo, sin embargo aquí van:
Diarios - Alejandra Pizarnik
Chestnut, película de Robert Vince
Crecer - Ella Tabubert
Madres e hijas: intimidad, memoria, amor y literatura Dra. María Victoria Martínez Arrizabalaga
Mi propia vida
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todos terminan siendo intentos vagos ante unos ojos juzgadores
parece ser que por más que me esfuerce al final no sirve de nada
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admiro a la gente q puede expresarse sin llorar, yo apenas voy a hablar y ya tengo el nudo en la garganta
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Cansancio
No he hecho nada, nada de lo que tenía que hacer, no me arreglé, no saqué al perro, no tendí la cama y ya voy tarde, ya el bus pasó, ya el último servicio de las nueve se fue, ¿qué sentido tiene continuar? Perdí. Cállese y vístase. Me puedo poner el mismo saco, un jean y unos tenis, lo mismo de siempre en diferentes colores. Qué insípida. No hay más, no hay tiempo, ni para un labial, ni para un polvito, ni para un respiro. Está tarde, así que, si me apuro o no, no importa, ya no importa, que se vayan los buses, que se acaben las clases, que se cierre la ciudad, que se apague el día, yo ya no quiero seguir, me cansé. Yo solo quiero tirarme en el suelo, sentir el frío que emana, sentir como la tierra me habla, contarle que me duele el pecho, que estoy sola, que se me secaron la raíces, que necesito del abono del afecto, que se me cayeron los pétalos, que me arrancaron las hojas, que me podaron las alas, que me fumigaron los sueños, que no quiero este cuerpo, yo solo quiero recostarme en el suelo hacerme una bola y morirme allí. Pero otra vez está sonando la alarma. La de las 9:10, todavía alcanzo a llegar, puedo hacer al menos una cosa hoy. Corra, que se le va el bus. Solo tengo que dar unos pasos más y me subo, me subo, me subí. Ahora le toca irse de pie, por lenta. Pero me subí y aquí estoy y tal vez pueda llegar a clase para redimir el fracaso de esta mañana perdida, es pan comido solo, debo seguir el plan. No va a llegar. Sé que el tiempo está en mi contra, pero aún puedo hacer algo. No importa, ya va tarde, ya para qué. Cállese, cállese, cállese, no me está dejando pensar, olvidé el plan que tenía por su culpa, ¿por qué no se puede callar solo por cinco minuticos? Ya no recuerdo si tengo pasajes ¿y si olvidé mi tarjeta? Seguramente, como no hizo nada. Ya, no me acose, pero bueno y a todas estás ¿Yo si desayuné?
La esfera en la que se mueven las hermanas mayores, se encuentra llena de muchas emociones. Sin embargo, si hablamos de cómo es su forma de interpelar el mundo y de comunicarse con él, es preciso hacer énfasis en una postura en concreto, el cansancio. Cuando se habla desde ese lugar, donde la falta de tiempo para poder realizar todas las actividades y que haceres que supone hacerse cargo de una casa, hay muchos factores que son causa para dicho cansancio, las tareas que son delgadas muchas veces traspasan los roles familiares que se establecen en las estructuras normativas, ayudar a la madre el crianza de los hermanos, cocinar para la familia cuando los padres no están, hacer frente a los gastos del hogar cuando hay ausencia de figuras de autoridad (madre, padre), todo esto lleva a estar lleva a estar cansada (física, psicológica y emocionalmente) todo el tiempo. Por ello es importante entender ese traspaso indirecto que se da de los papeles y las tareas, aunque la madre aún conserva su papel, con el tiempo delega a esa otra figura, que siente como su par, responsabilidades que siente que ya puede dejar de lado, olvidando y quizá sobrepasando esa línea de los lugares que naturalmente deben desarrollar cada una.
No esta demás aclarar, que este análisis no es una forma justificación a los berrinches que muchas personas hacen por no querer tener responsabilidades, sino todo lo contrario se busca reflexionar sobre la importancia de la ayuda en el hogar y de como cuando las fuerzas se unen pueden seguir sosteniendo una comuna, pero también entender cómo en algunos casos, la subsistencia de ese hogar o esa comuna se ve recargada en una sola persona y no hay reconocimiento por todo el trabajo que hay detrás de esa labor. Todo se convierte en un viaje agotador por intentar cumplir estándares impuestos, por eso hay cansancio, por eso falta siempre tiempo, por eso el caos esta presente en la cotidianidad y el desespero para poder hacer todo invade y penetra por lo orificios del cuerpo y lo envenena y lo vuelve maniático.
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Es que yo, ya no sé si yo soy yo, o soy esa multiplicidad de yoes.
Hay muchos yo en uno solo, pensarlo es grotesco. Pensar en la multiplicidad que hay dentro de un cuerpo que se cree individual, fractura la noción de identidad y la expande para poder moverse en un mundo intangible que constituye la subjetividad de mi ser. Yo encontré muchas yo, algunas se abrazan, se odian, se evitan, otras solo están ahí existiendo. Hubo otras que yo misma arranqué y que su huella solo hace parte de la memoria colectiva de mis otras yoes.
Una lista:
Yo autora
Yo Antonia
Yo escritora
Yo estudiante
Yo hija
Yo niña pequeña
Yo hermana mayor
Yo pareja
Yo amiga
Yo mujer adulta joven
Yo Mayra
Yo Antonella
Yo paciente de salud mental
Todas ellas habitan y transitan por mi cuerpo. Ellas tienen sus vidas y a veces yo no las vivo propiamente. En ese mundo del sueño donde añoro una "vida ideal" antes de cerrar los ojos, todas ellas pueden ser sin inhibirse, ser todas y ningunas al tiempo y encontrar armonía en nuestro territorio. Mi cabeza.
Una de todas ( yo hermana mayor) ellas va a ensayar sobre una situación y trasmutará en otras yoes para poder interpelar el mundo desde nuestra cotidianidad y así, enunciarlos desde un lugar que hemos revindicado y también que nos a permitido ser y desarrollarnos.
Nuestra situación: preparar el desayuno.
instagram: makinavaja___
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