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Hola, precioso Samuel, o mejor dicho nuestro Sammy. Esperamos de todo corazón que tu día comience de una forma muy preciosa, ambas preparamos esto para ti desde el fondo de nuestros corazones; por favor tómate tu tiempo al ver y leer esto. Te amamos demasiado.

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ㅤ we will bee friends

Había una vez en un lugar muy muy lejano un precioso girasol sobre una pequeña y tierna cima a las afueras de la ciudad, por lo tanto mucha compañía no había en aquél lugar. Sin embargo aquél girasol siguió despertando cada vez que el sol salía con la esperanza de encontrar en algún momento más compañeros girasoles. Los días pasaron... Y pasaron, el girasol algo desanimado finalmente decayó, con suavidad sus pétalos dejaron de observar al ardiente astro; por ello el sol sorprendido y decaído por aquél suceso decidió crear dos singulares abejitas, estas dejándose guiar por el llamativo color de aquella gigantesca y hermosa flor, comenzaron a danzar a su alrededor.

El girasol ante tal ruido, alzó sus semillas en búsqueda de éste, encontrándose con aquellas dos abejitas embelesadas ante tal preciosa magnitud, la felicidad que embargó al girasol fue tan inexplicable que danzó junto al viento y observó al gran sol, agradeciendo su preocupación. Desde aquél día, esas dos intrépidas pero tiernas abejitas se quedaron junto al girasol el resto de sus vidas.

FIN.

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𝗟𝗶𝗹   𝗦𝗮𝗺𝗳𝗹𝗼𝘄𝗲𝗿 ♡

Ariel era nueva en aquel lugar y aún no se acostumbraba del todo a desconocer de quienes la rodeaban, anhelando internamente por conocer más personas y quizá conseguir esa dichosa amistad por la que varios darían cada una de sus riquezas.

Esa tarde de otoño acababa de terminar, dando pase a la pequeña brisa nocturna, elevó la vista para apreciar detenidamente las matiz de colores que decoraban el cielo; un poco de naranja, unas piscas de rosa y el morado no faltaba. Decidió entrar a su hogar antes de pescar un resfriado, pero algo en el suelo captó su atención, un pequeño dibujo; un girasol. Sus sentidos se pusieron alerta, miró a sus alrededores pendiente a algún movimiento fuera de lo común, decepcionándose un poco al no observar a nadie ni nada que fuera convincente.

Dentro de su hogar no tardó mucho en buscar unos plumones y una pequeña hoja blanca, dibujando en ella un pollito saliendo del cascarón y un "Hola!" al costado, decidida a dejarlo bajo la puerta al día siguiente. Si su plan funcionaba, quien sea que haya dejado el dibujito vendría a dejar uno nuevo, según pensaba, y tomaría el que se encontraba allí.

Dicho y hecho, al día siguiente había decidido quedarse en casa, esperando pacientemente frente a la puerta. Hasta que notó un movimiento curioso bajo la puerta. Dudó un poquito en si debería descubrir la identidad de quien sea le dejara el tierno detalle pero decidió quedarse con la intriga un tiempito más. Fue por un jugo en cajita y al volver encontró un dibujo reemplazando al suyo, "Soy Sam, ¿quieres ser mi amiga?" Logró distinguir en los pequeños garabatos, esbozando una gran sonrisa pues por el tiempo que había tardado en dejar el papelito bajo la puerta, sospechaba que aquel Sam había escrito la propuesta ahí mismo, al notar el dibujo de Ariel le había regalado.

Ignorando su plan por permanecer con la intriga abrió la puerta con prisa, buscando con curiosidad al autor del dibujo, dando con dos presencias que le daban la espalda, una más pequeña que la otra.

—¡¿Sam?!— gritó sin vergüenza, queriendo saber cuál de los dos sería su futuro amigo y una brillante sonrisa se posó en sus labios al chocar con unos ojitos brillosos mirándola con curiosidad a unos cuantos metros. A su lado el muchacho un poco más alto que él, de perfil refinado y vestimenta definitivamente costosa, solamente alzó una ceja observando a la extraña chica que llamaba a su novio mientras lo tomaba por la cintura, receloso. La rubia no pudo hacer más que reír, divertida por la situación.— ¡Soy Ariel, sí quiero ser tu amiga!

Podrá parecer inusual pero, en un lugar donde todo viene de la nada, aquel dibujito de girasol abrió puertas a pequeñas conversaciones que pasaban de un tímido "¿cómo estás?" a bromear como si se conocieran de toda la vida, soltando carcajadas a todo pulmón. Pero todos sabemos, cada sonrisa cuesta una lágrima.

Eran cerca a las nueve de la noche cuando un toque en la puerta hizo saltar a Ariel, quien casi pega el grito al cielo de no ser porque, por primera vez, tuvo valentía para ir a ver quién era a esas horas, encontrándose con el castañito frente suyo y una mirada tristona decorando su rostro. Ignoró el hecho de ser la primera que Sam aparecía tan tarde.

—¿Puedo pasar?— no preguntó su estado antes de tirar de su brazo y jalarlo hasta sentarlo en un sofá. Frunció un poco los labios y fue a buscarle un jugo en cajita.

—¿Ha pasado algo?

—Estoy cansado, nena. Cansado de todo.

No hubo más detalles esa vez, como si quisiera descansar de todo por un momento, ignorarlo por completo. Ariel le ofreció un hombro en el que apoyarse, un cálido abrazo para refugiarse y pequeños mimos en sus cabellos, buscando captar su atención con estos y ayudarlo a relajarse. Compartieron el silencio y con el paso de los minutos Sam se mostró un poco más animado, preguntando por algunas decoraciones de su casa y el por qué su pijama tenía el rostro de un payaso. Comieron un poco de helado y con cada cucharada las penas disminuían, pasaban los minutos y el sueño les caía encima.

Una linda amistad se había formado, de esas que Ariel tanto había deseado y una por la que quizá Sam tanto tiempo había esperado.

—🐣

Espero que te haya gustado, bebé. Por si quieres una pista, esta es una pequeña interpretación de cómo nos fuimos acercando, jÉ, con pequeños gifs y luego una pequeña plática llena de mimos. Te amoooooo, sabes que eres muy importante para mí y eres de las amistades más lindas que he tenido, espero que tengas un día precioso, Sammy.

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Esta carta va dirigida a ti, Sammy.

No soy tan buena expresando mis sentimientos en palabras, pero haré mi esfuerzo hoy para ti.

La gratitud que tengo por ti es inconmensurable, eres un chico genuino y de gran carácter junto a un noble corazón al buscar la felicidad ajena antes que la tuya, no cualquiera logra llegar a tal punto; por ello sé que hice bien al elegirte como mi mejor amigo. La felicidad que llena mi corazón al saber que tú también me permitiste acercarme a ti y cuidarte lo mejor que pueda. Hoy cumples años, un año más de vida, en el cuál tengo el honor de pasar junto a ti, por ello quiero felicitarte y decirte que disfrutes de éste día al máximo, a cualquier tarado que se le ocurra arruinarlo, ten por seguro que sacaré mi querido "diálogo" por decaer esa hermosa sonrisa que tienes.

con mucho cariño: Hanako. 💐

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Hanarisam... In a pijama party

Pasaron unas semanas que aquel trío de amigos se había formado y era de las mejores fusiones que se podrían ver, cada uno distinto al otro y complementándose de manera perfecta. Hanako, Sam y Ariel habían encontrado entre ellos a increíbles compañeros de risas y pequeños pañuelos de lágrimas. 

 Aquella noche habían planeado su primera pijamada, la cual sería en casa de Hanako. Ambas muchachas se encontraban en la cama de la menor, contando uno de los tantos chismes que tenían en tanto mataban el tiempo de esperar a Sam. Sin embargo ambas se alertaron un poco cuando pasaron los veinte minutos y su amigo aún no hacía acto de presencia. Con cuidado ambas se abrigaron, cubriendo sus pijamas y salieron a la puerta de la casa de la menor, buscando con la mirada a su mejor amigo. 

 Ariel tenía el teléfono con el número de su amigo marcado en la pantalla lista para llamarlo si no aparecía en los siguientes treinta segundos. 

 —¡VIVAN LOS NOVIOS!— Gritó la pelirrosa al ver el espectáculo que montaba Sam y Seok en el auto del mayor. La rubia soltó una carcajada al verlos pero ambas muchachas quedaron estáticas ante la mirada que Seok les brindaba. 

—¡Ustedes sigan, nosotras estamos bien aquí!— Aclaró Ariel entre risas nerviosas, mirando cómplice a Hanako para tomar su brazo y abrazarla de forma exagerada, dando la espalda a la parejita mientras jugaban a imitarlos haciendo ruidos exagerados de besos. 

Luego de unos diez minutos de risas por espectáculo fuera de la casa, Sam se encontraba dentro de casa con las chicas. Entre los tres armaron un fuerte con sábanas y almohadas, tenían una bolsa llena de caramelos, unos cuantos paquetes de papitas y más chucherías los acompañarían en la velada.

 —¿Veremos la película ahora?— Preguntó Ariel impaciente por ver su película favorita. 

 —Primero voy a peinarlos. 

 Las fuertes risas de la rubia inundaron la habitación al observar la reacción que Sam había puesto en su rostro, llevándose un dulce a la boca para calmarse un poco. Tomó su celular después para jugar un poco de billar mientras esperaba su turno para los chonguitos que quería que Hanako le haga en el cabello. 

—Primero tú, Sam.

 —Solo no me dejes sin cabello.

 Unos minutos pasaron entre pequeñas bromas sobra los pijamas y algunas quejas de Sam por las trencitas que su amiga le hacía. Ariel los miraba atenta mientras comía disimuladamente varias cantidades de dulces. Un grito de efusión salió de los labios de Sam una vez que Hana terminó con su cabello, corriendo luego al espejo más cercano para asegurarse de seguir teniendo su cabello. 

 Ariel se ubicó frente a su mejor amiga, con el cabello suelto y esperó a que la menor empiece para iniciar con las preguntas. 

—Así que... ¿Ya estás con Lumiere o...? 

 Como si de un rayo se tratara Samuel apareció en la habitación con la misma agilidad con la que se había ido. Tomando asiento en la cama y más que atento a cada palabra. 

 —¿Naciste chismosa o te pagan por serlo?— Reclamó la menor dando un pequeño tirón al cabello ajeno, provocando bajos quejidos de dolor.

 —Si me pagaran por serlo tendría más dinero que Seok. 

Una negación por parte de Sam, con los labios fruncidos ocasionó la risa de Hanako, para tirar con suavidad de los chonguitos en la cabeza de la rubia. No respondió a la pregunta y antes de cualquier reclamo una almohada cayó directo en el rostro de Ariel, abriendo los ojos y la boca de forma desmesurada, indignada por el golpe desprevenido y dando inicio así a una pelea de almohadas donde hubo más de una carcajada, el fuerte destruido y más de un vaso roto.

Eran las doce de la noche y los tres cayeron dormidos, a medio de una película, abrazados y con sonrisas pintadas en sus rostros. Una perfecta pijamada para aquellos, muy curiosos, mejores amigos.

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y antes de terminar con nuestras pequeñas sorpresitas; no queremos retirarnos sin decirte lo siguiente.

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ㅤㅤㅤㅤ ¡Feliz cumpleaños, Sammy!

ㅤㅤㅤ de todo corazón te lo deseamos.

ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ by: Ariel y Hanako.

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