#supongo entonces que aquí lo cerramos
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Fue la primavera pasada, cuando los cerezos estaban decayendo y los lirios barbados —rosas y festoneados de azul— empezaban a aparecer en los puestos de flores, que se levantó el chisme en la peluquería: «Esa muchacha echada a perder se ha tirado ya por los hombres».
Por entonces yo todavía era feliz. El Sr. Mizuno venía a verme todos los días al atardecer. Antes que oscureciera me cambiaba el quimono, me ponía colorete y lo esperaba, saliendo y entrando de la casa a ver si venía. Luego me enteré que los vecinos se habían dado cuenta de sobra y que me señalaban a hurtadillas, susurrando entre ellos: «¡Mira! ¡Sakiko, la de la tienda de zuecos, tiene el celo!», y se reían. Creo que mis padres estaban conscientes a medias de lo que pasaba pero no se atrevían a hablar conmigo del asunto.
Este año cumplo veinticuatro años y todavía no estoy casada. La razón, aparte de ser pobre, es fundamentalmente mamá. Cuando todavía le hablaba a un rico labrador del barrio se enamoró de mi padre. Huyó con él, olvidando la fe debida a su anterior bienhechor, y pronto vine yo al mundo. Pero el problema era que no me parecía ni a mi padre, ni tampoco al labrador. Mi madre se vio cada vez más apartada y durante un tiempo fue una apestada. Como hija de tal mujer tenía desde luego pocas expectativas de casarme. Si bien es verdad que con mi apariencia no las hubiera tenido mejores aunque fuera hija de familia aristocrática y adinerada.
Pero no estoy resentida con mi padre, ni con mi madre tampoco. Sin lugar a dudas soy hija de mi padre. Lo creo de veras, digan lo que digan. Tanto mi padre como mi madre se desviven por mí y yo cuido de ellos. Son personas vulnerables. Incluso conmigo, su propia hija, se muestran reservados. Pienso que hay que ser bondadoso con los débiles y timoratos. Yo creía que estaba dispuesta a sufrir dolor y soledad por mis padres. Hasta que conocí al Sr. Mizuno nunca les había causado disgustos.
Tengo que decir —aunque me de vergüenza— que él es cinco años menor que yo y estudia en la Escuela de Comercio. Pero tienen que entender que no tuve alternativa. Lo conocí en primavera, en la sala de espera de un oftalmólogo, cuando tenía yo un problema con el ojo izquierdo. Soy ese tipo de mujer que se enamora a primera vista. El también tenía un vendaje en el ojo izquierdo, exactamente igual al mío. Hojeaba un pequeño diccionario, ceñudo y contrariado. Me dio lástima. Yo también estaba abatida por mi ojo vendado. Las hojas de pasania que se veían por las ventanas de la sala parecían llamas azules rielando en la atmósfera sofocante. Todo el exterior pareció desvanecerse y su rostro cobró una belleza irreal, casi inquietante. Estoy convencida que todo fue cosa del embrujo del ojo tapado.
El Sr. Mizuno es huérfano. No tiene parientes cercanos que cuiden de él con cariño. Sus padres eran bastante acomodados, pero su madre falleció cuando él era un bebé, y más tarde murió su padre cuando él sólo tenía doce años. Después de eso el negocio familiar de suministros farmacéuticos vino a menos. Sus dos hermanos mayores y su hermana también mayor fueron enviados por separado con parientes lejanos. Actualmente lo mantiene el gerente del almacén de su padre, en calidad de último hijo de la familia, y cursa estudios de comercio. Yo imaginaba que su vida tenía que haber sido bastante limitada y solitaria, porque una vez me confesó que sus mejores momentos eran cuando paseaba conmigo. También sospechaba que no tenía muchas pertenencias. Me contó que había prometido ir a bañarse a la playa con un amigo, pero no parecía contento. De hecho estaba muy apesadumbrado. Aquella misma noche robé un traje de baño masculino. [...]
Creo que estaba enajenada en ese momento. El policía palideció y se quedó mirándome sin articular palabra. De repente sentí que casi me agradaba. Entre mis histéricos sollozos me esforcé por sonreírle. Pensaría que era una lunática. Me custodió hasta la comisaría central con extrema precaución, como si manipulara una bomba. Pasé detenida aquella noche en el calabozo. Al día siguiente vino mi padre por mí y me soltaron. Camino de casa lo único que me preguntó fue si me habían pegado allí, y eso con mucho miramiento. Ya no dijo nada más en todo el trayecto.
Me puse más colorada que un tomate cuando vi el periódico de la tarde. Estaba en los titulares: ACALORADO DISCURSO DE UNA DELINCUENTE IZQUIERDISTA. No acabó ahí mi desgracia. Los vecinos rondaban en torno a la casa. Al principio no entendí qué pasaba, pero luego me percaté de que querían echarme el ojo a ver cómo estaba. Me puse a temblar. Gradualmente tomé conciencia de la gravedad de mi delito. Me habría envenenado de haber tenido veneno a la mano, o me habría colgado si hubiera habido cerca un soto de bambú. Cerramos la tienda por unos días.
No pasó mucho antes que recibiera una carta del Sr. Mizuno. Decía:
Creo en ti, Sakiko, como no he creído en nadie en este mundo. Pero no has tenido una buena crianza. Eres decente, pero en algunos aspectos te falta rectitud. He intentado enderezarte, sin éxito. Las personas tienen que ser formadas. Fui a la playa con un amigo hace unos días y estuvimos hablando sobre nuestras aspiraciones. Estuvimos de acuerdo en que al final triunfaremos.
Te ruego que te comportes de aquí en adelante y procures expiar tu crimen, en la medida que puedas, excusándote con la sociedad. Se condena el pecado pero no al pecador. Mizuno Saburō
P.S.: Asegúrate de quemar esta carta, y el sobre, después de leerla.
Eso era todo. Supongo que me había olvidado de que su familia fue adinerada.
Pasaron los días. Yo me sentía sobre ascuas. Se acercaba el otoño. Papá dijo que le daba murria la luz tan baja de nuestra salita aquella noche y cambió la bombilla por una de cincuenta. Los tres cenamos bajo la nueva luz. Mamá no paraba de decir que era demasiado fuerte, se hacía visera con la mano en la que sostenía los palillos y estaba muy contenta. Yo le serví sake a papá.
En mi mente traté de convencerme de que a fin de cuentas es en cosas así donde hallamos la felicidad: poner una bombilla más fuerte. La verdad es que no me sentía en absoluto desdichada. Al contrario, pensé que a la luz de esta humilde lámpara mi familia lucía como una linterna mágica y sentí ganas de pregonar: «Pasen y vean, por favor. Hacemos una familia encantadora, mis padres y yo». Una serena alegría brotó en mi corazón y quise comunicarlo, aunque sólo fuera a los insectos que chachareaban en el jardín.
Dazai Osamu
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resolución de problemas tristes
Hace unos días veía el you tube, para mi suerte, había algo que me movió profundamente; este vídeo hablaba sobre matemáticas, se explicaba aquí que en diferentes contextos "0 elevado a la 0 potencia" o bien puede darnos 1 o buen puede darnos "indeterminado", para algunas personas en matemáticas, trabajar con 1 es más conveniente que trabajar con "indeterminado" y viceversa... El mismo día que había visto este video salí de una clase en dónde trabajo en conjunto con otro profesor, estábamos hablando sobre poesía y es así que conocí el corto de Faubourg Saint-Denis, una película que a mi entender narraba la idea de como pasa el amor a lo largo el tiempo, uno puede ver el inicio, el desarrollo y la conclusi��n. En filosofía existe un concepto llamado "hilaritas" que significa deseo, este se da cuando una afección se da en todas las partes del cuerpo y debe darse bajo términos de equilibrio; esta sensación es inusual, no solemos experimentarla en el día a día, es más fácil hablar de esto que sentirlo... De cierta manera esta emoción se da gracias a la suerte y es que no sabemos qué son las cosas que más valoramos, por ejemplo, habrá quien valore las características físicas, ojos claros, labios rosas, nariz respingada y demás...habrá quien valore la lealtad, la seguridad, la autoestima, etc... Será entonces que el conjunto de estas ideas nos produzcan esta sensación de equilibrio y felicidad pues al haberse alineado todo lo que valoramos el espíritu se alegra... Bien, la hilaritas desgraciadamente no es sólo una situación de equilibrio y felicidad plena, puede que hayamos construido un imperio sobre un lago, justo como la ciudad de México que se va hundiendo con el paso del tiempo... Así mismo me permito contar que yo me he enamorado bajo estos términos irreales, como lo es el idealizar a las personas y pensar bajo parámetros que no nos dan buenos resultados y nos terminan llevando a fuertes depresiones. ¿Qué hacer en estos casos? El hecho de que las matemáticas no sean exactas no abre la puerta al caos, o buen, el resultado puede ser 1 o "indeterminado", yo no he escuchado por ahí otra posibilidad y aun que la existiera sería una unidad, es decir, una probabilidad más... ¿Cuántas resoluciones tenemos para explicar un corazón roto? a mi parecer sólo tenemos 3: Una positiva, una negativa y una neutra, esta última no resuelve nada, la negativa nos lleva a la tristeza y la alegre a la reconciliación, al perdón y posiblemente a la libertad... Me gustaría aclarar algo, yo decidí ilustrar este texto bajo el concepto del amor, pero puede ser cualquier historia... en mi caso hablo del amor porque es lo que me ha estado afectando durante un tiempo, el caso aquí sería como echar abajo las ideas que me llevaron a experimentar una alegría tan grande? y ¿cómo lo he resuelto a lo largo del tiempo? Bueno, supongo que la respuesta está en racionalizar las cosas, ¿ella era tan perfecta como la vi?, ¿ella era la única? ¿ella era el amor de mi vida? todas estas ideas tienen una forma de resolverse y es difícil porque la razón no se trata de nosotros, no se trata de lo que queremos escuchar ni de lo que deseamos cultivar... La razón nos puede llevar a entender qué es el apego, aquello que se ve como amor es una relación de dependencia...esto es algo que nos confronta, a veces nos equivocamos y es importante movernos para equivocarnos mejor, pero lo más importante es habitar este espacio en dónde ELEGIMOS trabajar con la mejor opción, la que nos lleva a resolver! la que nos invita a cambiar!, es aquí en dónde cerramos las puertas y abrimos otras! Nota: No quiero romantizar con estas ideas que se ven de forma "mañana tendrás un mejor día, eres muy fuerte". Lo que si quiero hacer es plantar la semilla para que reconstruyan sus historias porque nada es definitivo, todo al parecer es movible y no estático. Pidan ayuda si no se sienten bien...
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La Visión de un Nuevo Líder
El mundo no desaparece cuando cerramos los ojos. Sigue estando allí, en el mismo lugar, esperando que respondamos a todos los estímulos que la vida nos ofrece. En este sentido, el mundo nos da la posibilidad de convertirnos en seres humanos con habilidad de dar respuestas; esto es lo que se conoce como “respons – habilidad”.
(El presente artículo es un fragmento del Libro “10 Roles para un Nuevo Líder” / 4ta. Edición)
Autor: Lic. Fernando Daniel Peiró
Derechos Reservados
Abrir los ojos nos otorga el desafío del “despertar”, de ser conscientes. Los ojos abiertos del rostro se predisponen a ver realidades, aunque estas sean ilusorias, ya que están sustentadas por un sinnúmero de creencias personales.
He escuchado decir, muchas veces, que es de relevante importancia, el hecho de que un Líder tenga más de una visión, aunque sostengo lo significativo que es tener una sola visión concreta. Para ello debe abrir los “ojos de su poderoso corazón”.
¿Sabe Usted como se denomina al hecho de tener dos o más visiones?
“DI – VISIÓN”.
Es decir, el Líder que tiene dos o más visiones, disminuye toda su fuerza al estar dividido interiormente en ese mundo de contradicciones; imposibilitándolo a alcanzar las metas y objetivos que se propone, quedando a la mitad del camino que pretendía recorrer, o bien detenido antes de haber transitado cualquiera de los caminos.
En el libro “Alicia en el país de las maravillas”, el escritor inglés Lewis Carroll, seudónimo del sacerdote anglicano y escritor Charles Lutwidge Dodgson (1.832 – 1.898), relata que, cuando Alicia llega a una bifurcación del camino, le preguntó a un gato:
“-¿Te importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí?
-Depende en gran medida de adónde quieres ir -dijo el Gato.
-¡No me importa mucho adónde…! – dijo Alicia.
-Entonces, da igual la dirección – dijo el Gato”.
Con este relato, supongo que ahora Usted pudo comprender la importancia de tener “una visión concreta”.
Así como en la escena de Alicia en la bifurcación del camino, en el ámbito del Liderazgo Integral, Usted tiene el desafío de escoger la vía hacia el triunfo, de entre dos senderos; y para ello es relevante tener muy clara la diferencia entre ser un Líder “Ilusorio” y ser un Líder “con Visión”.
El Líder “Ilusorio” espera que las oportunidades vengan hacia él algún día.
El Líder “con Visión” se esfuerza incansablemente para que las cosas sucedan. Él es su propia “oportunidad”.
El Líder “Ilusorio” suele producir escasos resultados, ya que más es lo que habla, que lo que logra.
Un Líder “con Visión” trabaja silencioso y generalmente se acerca a la obtención de mayores metas y objetivos posibles, a pesar de que muchos hayan catalogado sus propósitos trazados, como imposibles.
Un Líder “Ilusorio” sustenta su motivación, su entusiasmo, sus ganas de hacer, alimentándose de estímulos externos; en cambio; el Líder “con Visión” bucea en su interior y tiene despierta su consciencia. Es su relación con su mirada interior lo que hace que esté permanentemente potenciado y rebosante de energía.
Un Líder “Ilusorio” está dispuesto a justificarse por los errores cometidos.
Un Líder “con Visión” cumple con aquello con lo que se ha comprometido y, al cometer errores, los acepta.
Un Líder “Ilusorio” abandona el camino recorrido cuando aparecen dificultades o problemas.
El Líder “con Visión” toma los problemas que surgen en su camino, como importantes desafíos de aprendizaje.
Fíjese Usted qué interesante esta etimología: la palabra “Problema” proviene del griego “Pró-bállo”, composición conformada por “Pró”, que quiere decir “hacia delante” y “Bállo”, que significa “lanzar o arrojar”. Su connotación es “lanzado hacia delante”.
Cuando un problema llega a las manos de un Líder “con Visión”, sabe que detrás de esta dificultad, se encuentra la esencia de una enseñanza.
Usted tiene, entonces, dos caminos ante un problema:
– Un camino es atajar el problema, ya que el desafío es encontrar la solución más coherente y asertiva para resolverlo. De esta manera, Usted se estará premiando a sí mismo con la enseñanza de ese “lanzamiento” que la vida le ha encomendado.
– El segundo camino es hacerse a un lado y alejarse de la oportunidad de aprender a ser un mejor ser humano y evolucionar. Si deja pasar el problema, el sentimiento de “victima” aparecerá, para recordarle que Usted se ha dejado vencer, antes de enfrentarlo.
Ambos, el Líder “Ilusorio” y el Líder “con Visión” suelen ser “conformistas”.
El Líder “Ilusorio” se conforma con los pocos resultados obtenidos.
El Líder “con Visión” es un “conformista de la Excelencia”. Establece una mayor marca para superar las metas alcanzadas en sus próximas acciones y encuentra las maneras para mejorar la calidad de su desempeño en todos los niveles.
El Líder “Ilusorio” se opone al cambio, ya que prefiere seguir las viejas costumbres.
El Líder “con Visión” es un generador de cambios incorregible. Encuentra siempre mejoras, porque permanece en la búsqueda de nuevas ideas.
Es posible que Usted comparta conmigo que un “Líder Ilusorio” padece ciertamente de “miopía”. Tiene una gran dificultad de tener una visión clara y concreta.
En etimología, la palabra “miopía” proviene del griego “myops”, conformado por “myein” (entrecerrar) y “ops” (ojo), es decir, “ojos entrecerrados”.
Un Líder con “miopía” tiene serias dificultades para “enfocar” los objetos a la distancia, lo que puede conducirlo a dolores de cabeza en el futuro.
Lo más sorprendente de la “miopía” es que es una enfermedad muy común y frecuente en el mundo actual. Pero, para ser un Líder “con Visión” no será necesario que pase por el oculista, sino que despierte lo mejor de Usted esencialmente.
A esta altura, la idea es que Usted se convierta en un “Líder con Visión”; y si ya lo es, que se transforme en un genuino generador de cambios para la humanidad.
Usted debe ser consciente, como “Líder con Visión”, de expandir sus habilidades al máximo nivel de Excelencia, asumiendo el compromiso con dos capacidades humanas relevantes:
– La capacidad de ser sensible,
– La capacidad de ser un conquistador de su propia voluntad.
Carpe diem, Aproveche el día, con Plenitud.
La Visión de un Nuevo Líder
Lic. Fernando Daniel Peiró
Escritor, Consultor, Facilitador Internacional
Derechos Reservados
http://fernandodanielpeiro.jimdo.com
El presente artículo es un fragmento del Libro “10 Roles para un Nuevo Líder” / Todos los Derechos Reservados.
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Un vistazo al mundo
El miedo de un soñador
Abro los ojos rápidamente y doy una fuerte bocanada de aire, mi cara reflejaba sorpresa y extrañez. Miré a los lados, no era mi cuarto, no era mi casa, ni tampoco era mi ciudad, estaba lejos de mi país. Tratar de saber dónde estaba por la gente era inútil, no había nadie, ningún carro, ningun animal, solo estaba yo cerca de la playa en una ciudad que no conocía y sin ninguna clase de ser vivo cerca, ni el sonido de alrededor podía escuchar. La desesperación comenzó a invadirme, voltee a todos lados buscando a alguien. Grité con desespero pero ni voz resonaba contra las construcciones de esa solitaria ciudad.
“Debe ser un sueño, en ninguna parte de este planeta existe una ciudad plenamente abandonada, a menos que yo esté muerto o algo así” fue lo que pensé. Me pellizque muy fuerte, pero el dolor era real, corrí contra un carro pero también el dolor era demasiado intenso, demasiado real, entonces vi una tienda de pesca con vidrios en su entrada. Me paré frente al local, no pensé demasiado y corrí a toda velocidad cuando en seco me detuve, a un par de centímetros de chocar contra el cristal. Era el sonido del mar.
Me encamine con prisa hacia el sonido, era el mar, la playa, el sol, el atardecer. Sin pensar me hinque para echarme agua en la cara, para asegurarme que no estuviera soñando. No lo estaba, o al menos así parecía. Enterré mis manos en la arena, las levanté y cerré mi puño, se sentía demasiado real la arena. Los hechos decían que era un sueño, mis sentidos decían todo lo contrario, que era el mundo real, alguno de los dos debía estar mintiendo. Pensé un poco más y decidí tragar arena, acerqué poco a poco mi mano a mi boca hasta el punto en que solo debía cerrar mi boca cuando de pronto siento una mano en mi hombro y escucho en mi oído: “¿Ya terminaste de jugar amor?”.
Todo en mí se paralizó, esa voz yo la conocía, era un idiota si no sabía de quién. Bajo mi mano y doy media vuelta para verla, para verla a ella. Mi cara hace eso que siempre hace cuando la veo, sonrío, pero no esa sonrisa que es la que siempre muestro, sino que es esa especial que solo ella pudo descubrir, que solo ella supo apreciar. Ella se pone de pie, yo me limpio las manos y me levanto. De un momento a otro toda la gente aparece, los sonidos también resuenan en mis oídos, como si todo volviera a ser normal.
“¿Por qué me miras así? Pareciera que no me has visto en mucho tiempo”, fue lo que ella me dijo mientras se sonrojaba. La verdad, me encantaba como se veía, y ese momento más ese atardecer perfecto hacían de ese momento el momento perfecto. Yo solo me le quedé viendo fijamente, sin perderme ni omitir ninguna clase de detalle, ni el más mínimo detalle. Yo caminaba a su izquierda, ella a mi derecha, donde el sol la hacía brillar cual estrella era. No dejaba de ver su sonrisa, esos labios rojos pasionales, sus lindas mejillas redonditas y suaves que escondían su sincera mirada, esos ojos que aunque no fueran azules podía encontrar el cielo en ellos, y con las gafas puestas podía notar esa mirada. Algo que tampoco pude dejar de ver era su cabello, pero que cabello, rizado, rebelde, pero muy bello, dejándose llevar por el viento que pegaba de frente. Me quité la arena de más que tenía y sujeté su mano, tan suave, delicada, y mortal por sus gustos en las artes marciales, y del resto era para mí un sueño hecho realidad, y aun mejor. Pero lo que destaco más es su forma de ser, su gran personalidad, su entusiasmo y sus ganas de seguir adelante, con mucha ambición de siempre ir por lo mejor.
-¿Por qué me miras tanto? - Ella dijo. -¿Qué tiene? ¿Acaso no puedo mirar a mi chica? - Le respondí. -¡No! - Dijo con una sonrisa al momento que salía corriendo.
Corrí también tras ella, iba de un lado a otro, pero eso no importaba, al final, después de todas las maniobras que hizo la pude capturar. La abracé yo estando por su espalda, pasé mis manos por su cintura hasta juntarse, no la solté, le di vueltas hasta que dejó de querer huir de mí, me encantaba escuchar su melodiosa risa, que por melodiosa me refiero a una particularmente extravagante y muy sonora. Entonces la voltee hacia mí, la abracé y la pegué mucho más a mí, nos seguimos riendo un poco más hasta que nuestras miradas se cruzaron, estábamos frente a frente el uno con el otro, nadie decía una palabra de su boca, pero al mirarnos nos decíamos todo. Ella pasó sus manos por mis hombros hasta abrazarme y yo la sujeté de sus caderas, nos acercamos más y más, cerramos poco a poco los ojos, sentía su aliento en mis labios cada vez más cerca hasta que los pude sentir, esos labios rojos y suaves, deliciosos y cálidos, delicados y pasionales. No necesitaba decirle a ella lo cuanto que la amaba, con ese beso ella sabía lo tanto que sentía por ella, lo tanto que lucharía por ella, en ese beso supo todo lo que había en mi corazón y en mi mente hacia ella.
Abrí los ojos y vi como ella se desmoronaba cual arena se había convertido, tomé sus manos y en ellas la arena pasaba entre mis dedos, la desesperación me entró pero no sirvió de nada, ella frente a mis ojos se hizo polvo sin yo poder hacer nada, la gente a mi alrededor había desaparecido y los sonidos comenzaron a subir de intensidad, retumbaban en mis oídos tan fuertes que ni metiendome arena en ellos podía dejar de escuchar. Grité con desespero y sin importar que tronara mi tímpano escarbe con miedo justo donde ella se había desmoronado, el pánico me invadió y las lágrimas se juntaron en mis ojos, y en una acción desesperada golpe con mucha fuerza la arena y todo se quebró como si todo eso fuera un espejo. Me levanté con rapidez y sin secarme las lágrimas corrí de ese hoyo, sin embargo éste mismo se hacía más grande y ni por más rápido que fuera me alcanzó y caí en un espacio donde todo era negro, donde me quedé flotando mientras veía toda esa realidad romperse como si una roca golpeara un vidrio y lo convirtiera en mil pedazos.
Cerré mis ojos, junté mis manos y mis piernas a mi pecho haciéndome una esfera, sentía que daba vueltas en la nada pero no sentía que me mareaba. De mis ojos salió una lágrima que se separó de mí, era una gota de mi tristeza y mi desesperación, de ella todo comenzó a cambiar, el negro se volvió blanco y una voz se comenzó a escuchar, su eco, parecía que estaba lejos pero se iba acercando, yo me abrí y voltee a todos lados buscando el origen de la voz, pero era imposible, venía de todos lados.
“Hola” era lo que retumbaba en ese lugar, se hizo más fuerte y parecía que eran muchas personas con el mismo tono de voz, suave, de una niña, pero un poco solo un poco grave, voltee sin parar para buscar el origen y de la nada solo escucho una voz en mi espalda. Creo que esto de hablarme por sorpresa se hace costumbre.
-Hola. - Suena una voz muy coqueta.
Me giro lentamente y la veo, era una niña, muy parecida a la chica de rizos rebeldes, si tuviera que adivinar diría que es la hermana, esto porque tiene un aire muy familiar a ella. Una niña de voz coqueta, suave pero ligeramente grave, de mismo rizos rebeldes, con una mirada linda y tierna, unos sencillos pero atractivos labios, esa sonrisa que parecía de familia, y esos grandes y redonditos cachetes que solo dan ganas de tomarlos y jalarlos.
-Hola. - Vuelve a decir. -Hola… - Respondo con extrañes -¿Quién eres? - Me pregunta -Mejor dime quién eres tú y dónde estoy. - Le digo. -Estás en el limbo, un lugar sin tiempo ni espacio fijos, es como el reino de los sueños pero este va más allá, de aquí no puedes salir tan fácil, y a diferencia de los mencionados aquí todo es más real al punto de creer que estás en la realidad, pero no es así. -… - La miro sin habla. -Y yo soy quien tú quieras que sea, en este caso parece ser que soy alguien a quien le tienes demasiada confianza, supongo que ha estado contigo en momentos peculiares. - Termina y me sonríe. -¿Cómo salgo de aquí? - Le pregunto -Em… no lo sé, no es que cada 5 segundos llegue alguien. -Dijiste que aquí no hay tiempo. - Le digo extrañado. -Bueno no, pero sentí como si hubiera sido mucho tiempo. -Otra vez referencia al tiempo que no existe. -¡Ay bueno ome! - Dice enojada.
Ella infla los cachetes, cruza los brazos y se aleja un poco de ahí, como haciendo pucheros pero de una forma muy linda. Me acerco a ella solo imaginando “Hacia adelante” en ese lugar cuya gravedad carecía. Me disculpo y ella vuelve a sonreír.
-Esta sensación de flotar es rara, no estoy acostumbrado a esto, estaría más padre si pudiera usar mejor mis pies para moverme. - Dije y justo después dejé de flotar y caí contra un suelo, la pequeña solo bajó lentamente. -¿Cómo hiciste eso? - Me preguntó con alegría. -No lo sé, solo lo dije. - Le respondo. -¡Inténtalo de nuevo!
Cerré mis ojos y pensé en estar en casa, al abrirlos estaba justamente sentado en la sala de mi casa, miré a mi izquierda para buscar a alguien en casa pero no vi a nadie, cuando voltee a mi derecha estaba la pequeña acostada en uno de los sillones.
-¿Qué haces aquí? Esta es mi casa, no deberías estar aquí. - Exclamo. -Si es tu casa y la realidad ¿por qué puedo volar? - Termina y comienza a flotar por la casa. -Supongo que esto sigue siendo el limbo - Murmuro, todo vuelve a ser blanco. -¡Ome! Me estaba divirtiendo. - Me reclama. -Entonces todo aqui se controla por medio de la mente. -Supondría que sí. -Interesante.
Busco entre mis recuerdos y pongo en mi mente el día que gané el partido de basket en el que reafirmé mi liderazgo ganando aquel partido con mis amigos. Todo estaba sucediendo frente a mis ojos, ellos estaban ahí, incluso yo. Vuelvo a recordar otro momento cuando de pronto todo se cambia a ese día en el que me estaba graduando de mi universidad, fue algo nostálgico. Así estuve dando vueltas en diferentes recuerdos, unos importantes, otros simplemente tontos.
A diferencia del reino de los sueños, en el limbo recreas esos momentos que están en tu cabeza, he incluso puedes ver lo que pasa en la realidad sin afectar esta misma. Se podría decir que tienes acceso a toda tu cabeza sin ninguna clase de restricción, e incluso tienes acceso a la realidad justo ahora, solo recuerda que no puedes afectar ni modificar ningún hecho. - Me dice la pequeña del limbo.
Por mi mente pasa aquel maravilloso día en el que viajo a otro país a conocer en persona a la chica de rizos rebeldes. Me veo en el avión desde la ventanilla, paso a la autopista y veo como aterriza, paso a la salida, me escabullo entre las personas y veo esos rizos que me vuelven tan loco, era ella, era la chica de aquellos rizos, me paro frente a ella y me le quedo viendo fijamente, de la nada me aparece esa sonrisa, esa peculiar sonrisa que ella descubrió en mí.
-Wow. - Dice sorprendida mientras me ve. -¿Qué? ¿Qué pasa? - Pregunto todo sacado de onda. -Que linda sonrisa tienes. ¿Por qué nunca la sacas? Ni cuando ganaste en aquel concurso de reacción en cadena con tus amigos ni cuando tuviste tu primera novia, de entre juego y a escondidas, pero tu primera novia. ¿Por qué? - Me pregunta extrañada. -Esto es algo que yo no controlo, esto… esto me lo provoca ella sin yo pedirlo. Me encanta. - Me quedo sonriendo viendo a la chica de rizos. -¿En serio? Awww, que lindo, veamos otro recuerdo donde estes con ella. - Dice mientras se me acerca.
Se pone frente a mí, pone una cara de maldad buena, levanta su mano y con ella atraviesa mi cabeza. Veo como todo a mi alrededor se vuelve un torbellino de mil recuerdos juntos, de pronto todo se calma y aparecemos en una que parecía universidad, sabía dónde era ese lugar, en mi país también hay un lugar llamado Bellas Artes. Estoy yo sentado en esa macetera viendo hacia la entrada principal, y la única, las otras eran de emergencia y estaban cerradas.
-¿Donde estamos y qué haces aquí? - Me pregunta emocionada buscando a la chica de rizos rebeldes. -Estamos en donde ella estudia, o estudiaba. Y estoy esperando a verla, espero… - Digo serio cuando la pequeña me interrumpe. -¡Esperas sorprenderla! ¿No? -Si, eso.
En eso ella aparece y ve la pequeña en mi recuerdo esa sonrisa otra vez, ella se emociona y al voltearme a ver se da cuenta que estoy cruzando la calle, que voy hacia la parada de la buseta. Ella va corriendo a seguirme, me grita mi nombre pero no la escucho, mi mente va cambiando la realidad a cada lado que volteo en esa calle, pone frente a mí todos esos momentos que fuimos pasando ella y yo en esa ciudad donde es ella, cuando caminábamos, corríamos, podía escuchar cada palabra de cada conversación que tuvimos y era tan exacta como si las hubiera anotado en algún lugar. La desesperación me invade poco a poco, comienzo a correr desesperadamente hacia adelante tratando de huir de todo eso que me rodeaba, al mismo tiempo quería seguir escuchando y viendo todo eso pero al mismo tiempo mi cabeza trataba de eliminarlos, solo corrí y corrí sin parar. En mi correr pasa por mi mente esa noche en la que estábamos sentados en su terraza, hablando de todo esto, que no podía seguir, algo estaba mal y solo quería evitar que todo siguiera, no quería escuchar nada de eso y seguí corriendo, en mi visión aparecieron todos esos mensajes que me escribía diciendo que todo esto era por algo en ella, pero yo tratando de hablar y entender se volvía peor y peor. En mi mente, mientras todos esos sucesos pasaban por mi cabeza y los veía y los escuchaba, y todo aquello que sentí en ese momento se apoderaba de mi cuerpo y mi ser, llegaban a mi cabeza esas imágenes de cuando nos besamos esa tarde, en la que al abrir los ojos ella se desmoronaba frente a mi, que se hacía arena y entre mis manos pasaba sin yo poder hacer nada, todo me da vueltas y vueltas, mi cabeza la sentía que iba a explotar, los sonidos de la ciudad se volvían más intensos, ni la arena dentro de mi cabeza me tapaba todo aquel ruido, mis tímpanos estaban por explotar, todo me daba vueltas y vueltas y vueltas, el sol pasaba y se hacia de noche, diá y noche día y noche, hasta que de dar vueltas y vueltas voy recordando todo eso, lo que pasó ese día. Yo trato de evitarlo pero mi mente insistía en en ponerme de nuevo todo, que volviera a sentir, que volviera a romperme, que volviera todo eso de lo que yo solo quería huir, de aquello que yo no pude hacer nada para evitar, y de pronto todo abro los ojos y veo aquel carro frente a mí, me choca y salgo empujado una distancia considerable, todo se vuelve oscuro.
Abro mis ojos rápidamente y doy una fuerte bocanada de aire, no podía mover mi cara. No podía mover mi cabeza pero sabía que no estaba en la banqueta, ni en la tierra, ni estaba en mi calle ni tampoco estaba en mi país. Tratar de saber dónde estaba por la gente era inútil, no podía mover mi cabeza, no veía casi nada ni escuchar nada. Se que estaba cerca de la playa porque podía ver las gaviota y mientras daba giros en el aire por el choque pude ver el mar. La desesperación comenzó a invadirme, traté de voltear los ojos buscando a alguien pero nadie estaba cerca, traté de gritar pero solo era un simple ruido que apenas y podía salir de mi pecho, ni yo podía escuchar algo.
“Debe ser un sueño…”, me detuve, todo eso ya lo había vivido antes, hace poco, lo comenzaba a recordar con exactitud. Encima de mí apareció la pequeña de rizos, pero se veía diferente, su cara reflejaba miedo y tristeza, sus ojos no dejaban de salir lágrimas, entonces la quitan y veo a la chica de rizos rebeldes, era ella. Quise hablarle, decir algo, gritarle, llorar, pero no podía, estaba inmóvil. Entonces escucho la voz de la pequeña, pero no era esa pequeña que estaba a mi lado llorando. Estoy yo a un lado de la calle viéndome, viendo a la gente que se queda sin qué decir, el único sonido es el de la pequeña y la chica de rizos llorando, casi gritando por ayuda de la desesperación.
-Lo lamento, no sabía que esto había pasado. - Dice la pequeña con una voz muy triste y apagada. -Yo tampoco lo sabía, o bueno, no lo recordaba. - Le respondo.
Adelanto el momento hasta donde todo está un poco más calmado. Me veía, estaba en un cuarto de hospital, tenía una mascarilla para el tanque de oxígeno, mis ojos estaban cerrados en la realidad, pero no en mí en el limbo. En ese lugar estaba la chica de rizos rebeldes en un sillón dormida, por sus ojeras ella llevaba mucho tiempo ahí.
-No puedo adelantar más allá de este momento. - Le digo sin mucho ánimo. -Supongo que los vivos no pueden ver más allá de su momento de vida exacto. - Responde.
Nos quedamos callados un momento. Me acerco a ella mientras duerme. La observo con cuidado mientras mis ojos se llenan de lágrimas. Acerco mi mano para acariciarla pero ésta la atraviesa. Sonrío con esa peculiar forma de hacerlo.
-Recuerda que no puedes hacer nada en la realidad, este es el limbo. - Me dice. -Lo sé, solo que hace mucho tiempo que no la veía de cerca. - Digo mientras sonrío. -¿Por qué dices eso? - Me pregunta. -Hace tiempo que ambos tenemos problemas, de hecho dejamos de hablar y todo. Y vine hasta aquí para arreglar todo. -¡Pero en tus recuerdos tu ya habías estado aquí antes! - Dice con voz alzada. -Solo eran simples ilusiones que nunca se cumplieron, lo único real de todo eso era el día que esperé en Bellas Artes y el día del choque, junto con todos los mensaje que estuvimos mandandonos. De ahí en fuera todo es parte de mi imaginación. -¿Y qué pasó que te chocaron? - Pregunta temerosa. -Me desmoroné por algo, algo que por mi culpa pasó, y no me di cuenta de donde estaba, nada importaba, y esto pasó. - Digo mientras me salen lágrimas.
Me quedo a lado de la chica de rizos rebeldes, sólo mirándola, apreciándola, queriendo poder abrazarla, queriendo poder decirle todo lo que siento por ella, todo lo que he pasado, todo lo que quisiera para ella, todo lo que en mi nace, pero me es inutil, solo soy un espectro en la realidad, un recuerdo del espacio, un olvido del tiempo.
-Sabes, hay una forma de que puedas regresar a tu realidad, si este es tu momento exacto de tu vida donde va puedes regresar. - Me dice titubeando. -Creí que no había una forma de regresar. - Le digo algo molesto. -Dije que no sabía, ahora lo sé. Súbete a la cama, acuéstate sobre ti mismo y cierra los ojos, con todas tus fuerzas pides que esta sea tu realidad y abres los ojos, posiblemente sea difícil porque estás muy débil. -¡No! - Exclamo. -¿No? ¿Qué dices? - Responde extrañada. -Todo aquello que una vez soñé se volvió realidad, y aquella pesadilla que me abrumó se está haciendo real, ¡recuerdo ese estúpido delirio de mis sueños! Justamente era esto, todo esto había sido provocado por todo lo anterior acabando en este terrible final. -No entiendo. -¡Yo sí! ¿Sabes cuál es el miedo de un soñador? Que sus pesadillas se hagan realidad, mejor me quedo en este lindo mundo, el limbo, aquí puedo volver a recordar y vivir todo aquello lindo que una vez tuve. -Pongo mis manos en mi cabeza para poder pensar en un nuevo recuerdo lindo, cuando en eso la pequeña se abalanza sobre mi. -¡NOO! ¡ESO NO ESTÁ BIEN! Quedarse en los sueños y fingir que la realidad no existe esta mal, es bueno de vez en cuando escaparse de las cosas malas, pero vivir fuera de esa misma realidad es un error. Debes volver a tu mundo y enfrentarte a las cosas que están ahí afuera. -No quiero, estoy mejor aquí, donde todo es mas lindo. -Estas ignorando lo que en verdad está sucediendo en lugar de afrontarlo. -Es que no quiero enfrentar esto, ¿y si esto que ella esté aqui solo porque le preocupa su amigo y ya? ¿Luego de que esté mejor se aleja de mi? ¡Yo no voy a aceptar eso! -¡Eres un idiota! Prefieres vivir siempre en esto que es falso a enfrentar la realidad. -Es que tengo miedo a la realidad, ¿y si ella se va de mí? -¿Cómo estas tan seguro de eso?
Yo solo me quedo callado.
-¿Si ella solo te dejó porque necesitaba algo más de tiempo? Tú solo la estas saturando, la estas llevando a un punto que en lugar de brindarle algo la estas casi obligando a todo eso. - Me dice preocupada. -¿Entonces qué debo hacer? - Le pregunto triste. -Primero salir de esto bien, después hablar con ella. -Hablar con ella con calma, con cuidado y sin tenerla obligada a ello. -¿Y si ella ya no me quiere como yo a ella? - Le pregunto. -Eso es algo que solo entre los dos deben saber, yo podría darte las respuestas que quieras, pero no debo intervenir, esto solo es entre ustedes.
Me quedo viendo a la pequeña, cuando al final me decido por enfrentarme a la realidad. Hago lo que ella me dijo, que me acostara encima de mi y cerrara los ojos, pero antes de ello veo a la pequeña.
-¿Nos veremos pronto? - Le pregunto. -Algo me dice que ya nos conocemos. - Me dice adiós.
Cierro mis ojos y todo a mi alrededor comienza a caerse como si de un terremoto se tratase. Entonces abro mis ojos rápidamente y doy una fuerte pero minúscula bocanada de aire, apenas y podía mover mi cara. Poco a poco muevo mi cabeza y me dio cuenta que no estaba en la camilla de un hospital conocido, ni en el hospital conocido, pero sí conocía la ciudad y también el país.
“Ya no debo estar soñando” fue lo que pensé. Entonces la chica de rizos rebeldes se despertó y al verme con ojos abiertos se levantó con prisa a ponerse a mi lado. Ella se emociona al verme ya despierto. La chica comienza a decir mil y un cosas, que lo siente que ya tal y tal y tal, yo pongo mi mano sobre la de ella, ella se calla, con mi otra mano me quito la mascarilla y apenas con fuerzas puedo hablar.
-Lo lamento…, solo fui un idiota…, mi desesperación me llevaron a esto…, solo pido que…, me perdones… - Digo usando todas mis fuerzas. -¡Eres un tonto! - Me dice con lágrimas en sus ojos. -Pero…, soy tú tonto… - Le respondo y termino con esa sonrisa que ella ama. -Y solo mío - Sonríe y me abraza.
En eso al cuarto entran la madre y la pequeña de rizos, ella me queda viendo y solo se ríe mientras saca esa sonrisa de asombro, esa sonrisa siempre me pareció muy coqueta.
El reino de los sueños es genial, el limbo también es un gran escape, pero no es para siempre, es solo para recuperar energías y seguir y afrontar todos los problemas que hay en la realidad. Lo que pasó más adelante es historia para otro momento, pero lo que deben saber es que a la chica de rizos rebeldes y a la pequeña les conté ese extraño sueño que tuve, o no se si era real, pero yo lo tomo como sueño. Por poco y no regresaba a la realidad, pero dime, ¿quién no le teme a que su pesadilla se vuelva realidad si eso es el miedo más grande de un soñador?
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