#porque aunque las viera pequeñitas ellas son muy grandes
Explore tagged Tumblr posts
mmeana-blog · 8 years ago
Text
Hacia los alpes! (4ª entrega)
Día de Partida: 17/08/2013 Partida: Garlate – Lecco (Italia)  09:30 Aprox Llegada: Malles Venosta / Mals (Italia) 16:30 Aprox Kilómetros Aproximados: 250
Tumblr media
Ya estamos en la cuarta jornada y hoy tocaba proseguir con el viaje, me hubiese encantado haberme quedado muchísimo más tiempo en este camping pero el deber mandaba y quería seguir hacia mi objetivo, la jornada de hoy puede pareceros corta pero es que por medio hay un monstruo.. el Passo dello Stelvio, los que no lo conozcáis ya entenderéis porque os digo lo de monstruo cuando veáis las fotos.   Como todos los días en este viaje me levanté el primero del camping (Sobre las 7:30), me aseé y enseguida me puse a desmontar la tienda. Ya iba cogiendo el tranquillo y por tanto agilicé muy mucho el recoger las cosas, además la noche anterior me anticipé y dejé ya prácticamente todo listo en la mochila, todo bien puesto para que entrase lo máximo posible . Una vez lo dejé listo decidí tomarme otra vez uno de esos deliciosos cappuccino de máquina (Realmente estaban buenos eee) y cuando volví solo me quedaba la mochila sobre depósito, instalar la cámara de vídeo y partir pero cuál fue mi sorpresa?? Me faltaba la rosca que aseguraba la cámara!!! Me senté y me quedé pensando… y entonces caí… la tarde anterior estuve hablando con los de Paris y se interesaron por la cámara y yo siendo como soy les enseñé todo lo que venía con ella… Cuál era el problema? Que esa bolsita la guardaba debajo del asiento… Resumiendo, tuve que desmontar todos los pulpos para recuperar la rosca!! Y lo peor vino más adelante, toda esta molestia no me sirvió para nada pues cuando empecé el Passo dello Stelvio ví que no tenía batería la cámara y yo miiiiiiiiiiierdd… el mejor puerto de todos y no lo podré filmar :(hay fotos pero yo quería un vídeo así que… habrá que volver no creéis?? Después de volver a montarlo todo y asegurar la cámara llegó el momento de las despedidas!! Me despedí de los Parisinos deseándoles mucha suerte en su viaje hasta Génova y por supuesto de “el jefe” que siguió recomendándome rutas moteras (el hombre la noche anterior me confesó que fue también motero y me enseñó su moto pero su señora esposa ya no le dejaba… pk sois tan malas algunas mujeres!!!!  ). Volveré!! PROMETIDO!!
Tumblr media
En esta ocasión la ruta me llevaría hacía Sondrio, fue en este punto cuando me di cuenta que algo fallaba… El móvil no cargaba y eso que lo tenía enchufado por lo que a partir de este punto tuve que conducir siempre sin GPS y preocupado por la batería (En los campings no abundan los enchufes…). Tampoco tenía ganas de ponerme a mirar cables así que decidí que era preferible dejarlo antes que joder el cable de arranque. Por lo que mis disculpas pero todo este trayecto se realizó sin fotos, aunque realmente el viaje hasta Sondrio no hay gran cosa que ver, estaba todo en obras y son todo túneles. Sales de un túnel para entrar a otro por lo que lo vistas lo que se dice vistas… no hay. Una vez pasas Sondrio ya empieza a cambiar el paisaje, ves que poco a poco vas subiendo en altura y el tráfico se va intensificando (Era Sábado), van apareciendo cada vez más motos por lo que presientes que algo se avecina. Como sabía que me quedaba ya poco para afrontar el puerto decidí alimentar a la pequeñaja y meterle gasolina hasta arriba, tened en cuenta que en Italia el Sin Plomo 95 está a 1,82 €/L. Por suerte al ser moto no se nota demasiado, no sé si me costó 19 € llenarlo hasta arriba. Proseguí con la tranquilidad que supone saber que estás a tope de gasolina y llegué a Tirano, es en esta localidad donde se toma la decisión de ir hacía Austria por Bormio o hacía Suiza. Os adjunto una imagen del google earth ya que como os he comentado me quedé sin batería en la cámara.
Tumblr media
Si tiras a la derecha vas dirección Austria y si tiras a la izquierda vas a Suiza. Es tan exagerado que no me fijé en el cartelito ya que llevaba unas motos delante y las seguí y tiré hacia la izquierda, total que empiezo a subir y me empiezan a entrar las dudas (Tengo mucho sentido de la orientación y no me cuadraba la dirección que estaba tomando… Estaba subiendo hacia el norte cuando debía ir hacia el este!!) Y en efecto… llegué a la frontera Suiza!!! Al verla me paré (Lástima que en Suiza no haya Google Earth para que veáis la frontera, de las de toda la vida) y yo coññeeee. Media vuelta!! Parecía un traficante jaja Pensé para mis adentros… “No le toca aún a Suiza, Suiza debe esperar” así que volví al pueblo y tomé la dirección correcta, no creáis que perdí mucho tiempo,  unos 5 km ‘s así que fue un despiste que no me supuso perder tiempo. Salí de Tirano y ya solo quedaba afrontar el gran paso… Fue a partir de aquí cuando empecé otra vez a disfrutar de la moto, solo habían motos y montañas, aún no había llegado pero el paisaje se convertía cada vez más en Alpino, había unos túneles impactantes, no el túnel en sí sino las bocas del túnel. Ibas con la moto y veías justo delante una peazo de montaña y un pequeño agujerito que se iba haciendo más grande y entonces caías que era la boca del túnel! Impactante de verdad.
Tumblr media
Finalmente llegué a Bormio y era el típico pueblo de montaña atestado de turistas y de tiendas, además ese día al parecer había un concurso de gastronomía europeo y estaba adornado con todo de banderas, incluyendo la Española, fue una pena pero tuve que descartar esa parada gastronómica… Palpaba el puerto y mi instinto me obligaba a seguir, además el pueblo estaba atestada de motos, algo exagerado, motos de todo tipo, Naked, Racing , Custom, Trial, MaxiScooters… de todo enserio. Así que salí del pueblo (Me costó un buen rato salir por el tráfico) y me dirigí hacia…
Tumblr media
A partir de ahora no os voy a decir nada… Solo os mostraré las fotos y que cada uno de vosotros imagine lo que quiera pero solo os diré una cosa. MONSTRUOSO. Puedo deciros que después de palpar ese puerto para mí los ciclistas profesionales (y los que no) son héroes… Subir esas monstruosidades es de héroes. BRAVO. Las fotos son en orden del trayecto
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
aquí unas curvitas... jiji En una curva hay una compañía que se pone a hacer fotos, la pagina es www.fotostelvio.com y ahí poniendo el día y la hora ves las fotos que te han sacado y e aquí las mías :)
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Después de ver esto… Que más os puedo decir?  Que queréis que os diga? Lo siento pero no hay palabras para definirlo. En fin… Voy a seguir aunque me quedaría con esto todo el día. Una cosa también os digo, el puerto es como ya veis increíble pero físicamente es MUY exigente. Cuando finalmente lo finalicé estaba molido. El resto fueron Km’s que me sabían a nada después de ver lo que vi así que decidí meterme en el primer camping que viera, mi intención era cruzar este mismo día ya a Austria pero no era el momento, no después de lo que había vivido. Finalmente llegué al pueblo de Malles (Mals), el motivo por el que pongo Mals es que esta parte de Italia se considera el Sur del Tirol y hablan tanto Alemán como Italiano, es más, hablan más Alemán. Todos los carteles están en ambos idiomas y las tiendas te atienden en ambos idiomas. Me metí en el camping, fui a recepción y me atendieron en Alemán así que le pregunté si estaba en Austria jaja (Lo que os he contado antes es después de pasar el día en este pueblo, cuando llegué al camping no lo sabía) y el hombre ya con una forma de ser más cuadriculada “…. No, Austria no, 20 minutos Austria” Todo serio. El camping estaba bien, me costó 17 €, me instalé y lo primero que hice fue estirar las piernas así que me dirigí al pueblo y compre algo de comida para cenar.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Luego me tomé una buena cervecita y me fui hacia el camping que amenazaba lluvia (Por suerte al final no llegó a llover). Cuando llegué a mi parcela parecía el parking de la ONU, estaba yo con mi moto, dos alemanes con sus BMW 1200, una pareja de Italianos con su Harley (El tío estaría impresionando a la tía y la moto sería nueva pk si ese era motero yo soy torero) y luego una pareja Hippie de Holandeses… EN COCHE. Total, los Alemanes a lo suyo (No sabían inglés), el Latin Lover de la Harley chuleando con la tía por lo que a su bola y la pareja de Holandeses que chapurreaban inglés (Luego dirán de los españoles…) también a lo suyo, así que yo también a lo mío, me cogí el hornillo y me preparé unas buenas albóndigas con su salsita  y mientras cenaba había unos niños jugando al ping pong, tendrían unos 12 años calculo y eran Italianos, al final no sé como empecé a jugar con ellos y uno de ellos era un picón y empezó… ITALIA VS SPAGNA! Y yo venga!! Evidentemente le gané… llamadme cruel pero el xabal era bueno de narices y yo por mis cojones no podía perder contra un Italiano!! Jugamos 3 mangas y gané las 3 por los pelos. Al final un give me five xabal y viva España que pa eso estamos!! Jaja No tendremos buenos políticos, no sabremos de economía ni de relaciones internacionales pero en el deporte… en el deporte no nos gana ni el tato!! 
Tumblr media
Luego empezaron a caer cuatro gotitas y a eso que veo al Latin Lover encender su Harley para moverla LITERALMENTE 2 metros para dejarla sobre un tejadillo que había. Me acuerdo que uno de los Alemanes y yo nos cruzamos las miradas e hicimos así como diciendo… “joé… vaya con el Latin Lover” jajaja. No os penséis que era de estas Harleys enormes, era de estas pequeñitas que se mueven con facilidad. En fin… Latin Lovers!!! Después de todo esto me tomé otra cerveza en el camping y ya me fui a la camita a dormir mi última noche en Italia. Mañana Austria!!!!
1 note · View note
santi-clement-blog · 7 years ago
Text
Quince minutos tarde
Timbre. El perro ladró, dos veces nada más, como siempre. Eran Pedro y Angelina. Quince minutos tarde. Cuando abrí la puerta miré fijo a Pedro, sabiendo que dentro del pecho un puño le apretujaba las entrañas. No hizo falta echárselos en rostro, ellos ya sabían de su falta. Les sonreí, les agradecí por haber venido. Me sonrieron, o eso intentaron. Noté el temblor en las manos de Angelina. Mariana y José ya están adentro, les dije, y Rosalía. Todos ellos habían llegado puntuales, pero no se los remarqué. Habían llegado puntuales, no quince minutos tarde.
Entramos. Las copas de Pedro y Angelina esperaban vacías. Las otras ya estaban llenas; claro, no iba a dejar a mis huéspedes sin beber nada durante quince minutos. Tenía abierto ya un vino ligero, un Pinot noir que había comprado la semana anterior. La cena la preparé durante la tarde; al mercado fui de mañana. Los alimentos deben ser frescos, por eso decidí comprarlos el mismo día de la cena. Habíamos fijado el encuentro tres semanas antes. Sería el veinticinco de septiembre. Ya habíamos cenado en lo de Pedro (muchas veces) y en lo de Rosalía, y también en lo de Mariana y José. Todos coincidieron en que sería divertido cenar esta vez en casa. Paulo, qué tal si nos invitás a tu casa. Sí, les dije, me parece pertinente. No se los dije de inmediato, lo pensé un poco; consideré que ya habíamos cenado en lo de ellos muchas veces y entonces les dije sí, me parece pertinente; puede ser el veinticinco, que es viernes. Tenía más de quince días para poder pensar qué preparar, conseguir los vinos, buscar los condimentos adecuados, probar en qué pescadería compraría cada cosa, elegir lo que convenía. Sí, el viernes veinticinco los espero, a las diez en punto. Pero Pedro y Angelina llegaron diez y cuarto; a Angelina le temblaba la mano, porque lo sabía; me miraba con sus ojitos de perrito y le temblaba la mano.
Les serví vino a ellos dos también. Todos tomaban vino, eso resultaba bien. Nada de gaseosas estúpidas. Quizás una soda para acompañar, pero nada de gaseosas; no existen los vasos para gaseosas, o si los hay son estúpidos; no tiene sentido tomar gaseosa; menos cuando hay vino. Qué bueno que vinieron, pónganse cómodos, ya estamos todos. Sí, dijo José, ya estamos todos, y sonrió. El puño del pecho de Pedro se relajó y respiró profundo; tomó un trago largo de su vaso de vino y respiró profundo. Piano de fondo está bien, supongo, ¿no? Claro Paulo, ideal. Excelente, pónganse cómodos, relájense. Chopin Nocturno número uno, en B Flat minor.
Para la entrada preparé unas endivias con palta. Además del Pinot tenía un blanco; un Sauvignon blanc, claro. Pero sólo se sirvió Mariana, con delicadeza, casi con miedo, diría. Yo también, yo también me serví, con las endivias, y la miré fijo a Mariana; y ella supo. Bajó la vista y tomó un sorbo de su vino, aún con la mirada baja. Yo miré a Rosalía que me sonrió, algo nerviosa quizás. Con Rosalía alguna vez salimos, es cierto, pero fue hace mucho y decidimos que lo conveniente era ser sólo amigos. Fue a tomar un café, nada más que un café y discretamente. No es que no fuera bella, Rosalía, pero ella querría un beso y amarse, y después pediría más; palabras de afecto, manos, y no, yo podría un poco; besos, y un poco más, pero todo el resto no creo que hubiera funcionado con Rosalía, así que sólo amigos. Después Tristesse; también de Chopin. Chopin está enterrado en un cementerio dentro de París, a su alrededor hay viejas tumbas gastadas, grandes mármoles grises, y todo está muerto. Pero en su tumba hay flores, flores vivas, recién cortadas.
Luego traje el sushi. Es necesario una muy buena técnica para que el sushi tenga la delicadeza que debe tener. Pensarán que habré elegido un blanco para el sushi, pero no. Es decir, la botella del Sauvignon blanc estaba aún casi entera, pero abrí un Malbec; a José le encanta el tinto con todas las comidas, lo conozco bien. Se le dibujó una sonrisa de satisfacción en el rostro; no en la boca, sino en los ojos; yo lo vi. Miró a Mariana, ella apoyó la mano en su mano y sonrieron satisfechos por el tinto; con los ojos. Hice bien. Qué pena después.
Ocurrió que no pude evitarlo; tenía impresa en mis retinas la mirada de perrito de Angelina, y su mano temblando. Fue a la primera que elegí. Pedro debía ser un hombre feliz, porque Angelina era muy bella. Pequeña y frágil, como de papel, pero muy bella, y debía ser grandiosa en la cama, por más que fuera pequeñita y frágil. Pero su manita temblaba. Por eso la elegía a ella. Y porque llegaron tarde, claro.
Ya casi estábamos por terminar; claro que aún quedaba mucha comida. Siempre es bueno que haya de sobra, al menos como para dos personas más de las que están invitadas. Angelina ya no comería más, hacía diez minutos que no tomaba una pieza. Le ofrecí blanco; sabía que aceptaría cualquier cosa que le ofreciera; si hubiese sido tinto también hubiera dicho con su voz de pajarito que sí, y si le hubiese ofrecido soda o jugo de coco también habría dicho que sí. Adelantó su copa, le serví y supe que estaba volviendo a temblar. Su mano ya no se agitaba, pero yo supe que en sus tripas temblaba. Y la miré fijo. Todos se dieron cuenta y callaron. Yo la miraba fijo. Gran Vals Brillante. Volvió a poner sus ojitos de perro y comenzó a achicarse, a hacerse pequeña, pequeña, pequeña. Todos estaban en silencio; Pedro ensayó decirle algo a José para disimular, desesperado por que él iniciara alguna conversación de cualquier cosa. A su lado Angelina se hacía diminuta. La copa había quedado sobre la mesa, su plato vacío. Y ella estaba allí, ínfima, sobre su silla, con su vocecita de ratón. En ese momento se me ocurrió aplastarla. Levantarme, tomar la botella de Pinot vacía y aplastarla con ella; para que ya no mirara más con sus ojos de perrito, ni sonara su gritito de gorrión. Pedro y José ya habían encontrado un tema de conversación al que aferrarse. Mariana estaba prendida del brazo de José y Rosalía parecía pensar en el vino sin saber muy bien hacia dónde llevar sus ojos. Me levanté, busqué una caja de zapatos que había sobre el escritorio y puse allí a Angelina, que se quedó acurrucadita en un rincón de la caja. Ella sabía que había llegado quince minutos tarde y esto había sido seguramente por su culpa; su manito temblaba cuando me saludó al entrar.
Podría haberme detenido ahí, es cierto; que Pedro se llevara la caja de zapatos con su Angelinita y viera qué hacer con ella, y listo. Pero no, no pude contenerme. José fue el último que tomó una pieza del sushi. Fue un momento después de lo de Angelina, cuando ya todos los demás habían terminado de comer. En ese instante me dije que a José lo dejaría comer también el postre; había preparado la mouse de chocolate especialmente para él, porque sabía que era lo que más le gustaba y hacía algunas semanas había dicho cómo me gustaría comer mouse de chocolate. Mariana ofreció lavar los platos; sí, gracias, le dije, y la miré fijo a los ojos. De todas maneras la dejé lavar. Cuando terminó yo ya había servido cuatro potes de mouse; José, Pedro, Rosalía y yo. Mariana no. Así que ella se dio cuenta antes de volver a sentarse. Me miró como consultando, pero no era necesario hacerlo, ya lo sabía. La miré fijo y comenzó a hacerse pequeñita; se quedó ahí parada sin decir ni mú y se fue haciendo chiquita como mi puño. José dijo te paso los potes, Rosalía. Y ella los fue repartiendo. Yo tomé a Mariana y la llevé a la caja; Angelina estaba todavía acurrucadita en su rincón, como un ratoncito. Nocturno en do sostenido mayor. Qué tal está la mouse, José.
¿Quieren que cambie la música? Pedro hubiera querido sugerir un jazz instrumental pero, aunque llegar quince minutos tarde hubiese sido culpa de Angelina, no se atrevió a pedirlo. Yo, sabiendo lo que quería, fui a la computadora y puse igualmente su jazz. Grover Washington. Dejé que escuchara algunos temas y que terminara su postre, y luego puse una mano en su brazo. José se dio cuenta, Rosalía, para evitar fijarse en Pedro, le preguntó a José por el viaje que había hecho en el verano a Perú. Quizás pueda besar a Rosalía, pensé, mientras metía a Pedro, diminuto, dentro de la caja. Mariana estaba al lado de Angelina rodeándola con su diminuto brazo, consolándola para que no hiciera brotar más esas lagrimitas de perrito asustado. Quizás pueda dejar que José nos acompañe con un poco de whisky y algo de charla y luego quedarme solo con Rosalía y besarla. Tal vez ella quiera incluso hacer el amor. Yo podía quizás aceptar eso; hacer el amor, sólo eso.
Charlando con José y Rosalía la noche se hizo mucho más agradable. Hablamos de música, de viajes, del universo, de tecnología e inventamos algunas historias ridículas. Rosalía bebió licor de chocolate y realmente estaba bella. Ya no era muy joven, pero yo tampoco, y ella estaba bella. Se había desprendido un botón de la blusa, o ya había venido quizás con ese botón desabrochado, y bebía licor de chocolate, libre, sin aquel botón. José había disfrutado espléndidamente de la comida, del postre y del whisky. Si hubiera tenido un puro en casa quizás lo fumaba, aunque él no fumara. Pero todo había sido perfecto para que fumara un puro. Ya no se les notaba el miedo; si es que en realidad ellos dos lo habían tenido. Quizás pensaron que no los haría pequeños; que ya era bastante; que podríamos seguir disfrutando de la noche y después irse llevándose a sus miniaturas. Ciertamente la noche estaba espléndida para seguir la charla un buen rato más. Pero la blusa de Rosalía con su botón desprendido. I can’t help it, después A secret place y bueno, ya era suficiente. Tomé el vaso de whisky de José, le sonreí y lo miré fijo. Él supo que ese vaso tan grande ya no le serviría más. Me sonrió, como agradeciendo de todas formas, y se fue haciendo chiquito. Rosalía ya estaba borracha y fumaba en la ventana. Se había desprendido otro botón, o estaría por hacerlo. José ya era un sujetito ínfimo que esperaba de cuclillas en su enorme silla a que yo lo llevara a la caja para poder echarse a dormir un rato allí, a pesar de todo. En la caja Pedro abrazaba a Angelina que parecía ya más calmada. Cuando dejé a José en la caja Mariana se abalanzó llorando sobre él, pero lo único que parecía querer el pobre era tirarse a dormir en un costado.
Fui de vuelta a la computadora. George Benson; era mejor para intentar un beso con Rosalía. Quizás podía hacer de cuenta que bailábamos, o abrazarla por la cintura mientras hacíamos de cuenta que bailábamos, y besarla; desabrochar los botones de su blusa y besarla. Me serví un vaso de agua. Rosalía terminaba de fumar y volví a llenarle su vasito con licor. Entonces fue acercarme un poco a ella y dejar que me acariciara el brazo. Yo puse mi mano en su cuello, pegué mi rostro a su oreja y respiré en su oído. Estoy seguro que no tenía miedo, estoy seguro que sólo quería escuchar a George Benson mientras yo respiraba en su oreja y bajaba mi mano a sus pechos, a su panza, a su cintura.
Nunca había pasado nada con Rosalía; habíamos tomado un café y habíamos decidido que no; o yo había decidido que no. Y ahora tampoco pasaría nada; era solo el botón de su blusa y que estaba tomando licor de chocolate y la voluntad se había alejado de su cuerpo; que estaba ahí abandonado a todo lo que yo quisiera hacerle. Pero yo en realidad no quería hacer con su cuerpo mucho más que eso. Besarla, hablarle un poco en su oído y morder su cuello, masticarlo. Y en eso estuvimos una hora, quizás; y Roy Ayers, y Bessie Smith y después se fue haciendo pequeñita mientras yo aún la besaba, mientras aún masticaba su cuello. Ella suspiraba y debía de estar sorprendida porque no habíamos hecho el amor; porque habíamos jugado a todo aquello y ahora se hacía pequeñita y no habíamos hecho el amor.
La noche se había escurrido y todo había salido perfectamente. La entrada de endivias con palta, el sushi y el salmón fresquísimo; y los vinos bien elegidos. Todos lo habían pasado bien. Ahora ya habíamos cenado también en mi casa igual que en la de todos; lo habíamos decidido tres semanas atrás. Y la pasamos bien; sobre todo José, que tomó un buen malbec con el sushi, y mouse de chocolate y whisky y ahora dormía dentro de la caja mientras Mariana y Angelina lloraban; mientras Rosalía sacaba un cigarrillito diminuto y abrochaba todos los botones de su blusa. Todo estaba bien.
Se los llevaría a Carlos, que no había podido venir, y que él decidiera qué hacer con ellos. O quizás los guardara en la caja algunos días para dejarlos regresar a sus casas del tamaño que quisieran que yo les devuelva. Pero entonces afuera el perro ladró. Dos veces, nunca ladra más de dos veces. Él quiere decir algo y ladra dos veces y sabe que yo salgo a abrirle o que salgo a hacer lo que él me esté pidiendo con sus dos ladridos. Y ahora ladró sus dos veces. Tomé la caja y salí. Hacía bastante frío y la luna se veía de a ratitos nomás. Me agaché y acaricié al perro que movió la cola. No iba a hacerlo; pero el perro ladró dos veces y lo acaricié y movió la cola. Entonces apoyé la caja en el piso y todos gritaron; gritó Angelina, que había llegado quince minutos tarde, con su vocecita de pajarito, y Pedro, que no había sabido apurarla; gritó Mariana con un alarido diminuto; gritó la pobre Rosalía a quién había acariciado los pechos sin que hiciéramos el amor; y gritó José, de súbito despabilado por el grito de los demás. Y el perro movió la cola y ladró dos veces. Y yo lo acaricié, y él metió su hocico dentro de la caja; su boca y su hocico dentro de la caja, y sus dientes.
Yo entré, cerré la puerta, levanté las copas, guardé lo que había quedado de vino, de whisky, de licor; quité el mantel, coloqué el centro de mesa y apagué la música, que ya no tenía motivo.
Fin
0 notes