#muralla de escritos
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La heredera del Infierno
Aviso: La información sobre los días de la semana la saqué de esta página y sobre Hela aquí.
La canción que canta Adelina al principio es Shinig Light de Mono Inc.
Por último, mucho de lo que dice Adelina en su charla con Tomas se basa en las teorias de @evilbihan y le agradezco por dejarme usarlas en la historia. Espero haberlas desarrollado como era debido. Las pueden encontrar aqui y aqui.
Sentimientos
Los entrenamientos de Adelina con Bi Han retomaron con más fiereza, pero no hubo resultados positivos. Con cada golpe del Gran Maestro, Adelina le dificultaba usar su poder, ya que no pudo crear armas o escarcha de proporciones abundantes. Cubrían solamente una pequeña parte de sus manos y molestaba a Bi Han como nunca antes.
El resto de clases seguían su curso normal, pero con la presión del Gran Maestro, rezaba no ser entre las primeras en los combates de práctica. Los músculos le dolían de las golpizas y esperaba que, en algún momento, pudiera usar su criomancia con mayor naturalidad. Adelina seguía intentando de comprender el chino sin avanzar mucho. A veces, lograba entender insultos que decían sus compañeros, aunque fingía no saberlos.
Las limpiezas en los templos eran tranquilas, por más que le quitaran las mejores herramientas, se tranquilizaba con la tarea, perdiéndose en su mente. Cantaba canciones que recordaba y terminaba más relajada.
En las noches, cuando no tenía que hacer vigilancia, Adelina leía y dibujaba. Su mano había perdido agilidad por los entrenamientos, pero en unas horas logró perfeccionarla haciendo diferentes bocetos de los elementos de su habitación. La mesa, el futón con su almohada, las armas desperdigadas, los templos del lugar (como los recordaba en su memoria), entre otras cosas.
A veces, en las vigilancias de las murallas, se topaba con Tomas, pero por la presencia de aprendices se mantenían formales. Aunque, no podía negar que a veces, cruzaban miradas y la desviaban velozmente. Las mejillas de la joven se calentaban y sentía que el estómago le daba vueltas.
Por otro lado, las cartas con sus amigos no habían sido contestadas y se sentía bastante sola y desconectada. Seguramente los entrenamientos se incrementaron. Intentaba seguir escribiendo, pero sin respuesta alguna. Hasta que un día, llegó una respuesta y Adelina abrió el sobre con alegría e impaciencia.
Querida Adelina:
Lamentamos no poder escribirte. Estuvimos teniendo días bastantes bizarros… cuando vengas te lo contaremos. Además, Daniela se rompió una pierna en los entrenamientos. Está todo complicado y al revés.
Esperemos que te encuentres bien y queremos desearte lo mejor en los entrenamientos. Quisiéramos darte mayor presencia, pero no nos dejan salir hasta nuevo aviso de Liu Kang.
Por ahora, es todo lo que podemos hacer. Intentaremos seguir en contacto, pero con lo que ocurre se nos va a dificultar.
Mariano y Daniela.
Corrió hacia su habitación buscando birome y papel. Escribió apuradamente la respuesta. Le causaba dudas y curiosidad lo que le habían escrito ¿qué ocurrió durante su ausencia? ¿por qué Liu Kang restringió el envío de cartas?
Queridos Daniela y Mariano:
¿Está bien Daniela? ¿Cómo ocurrió? No sé si podré estar allá en poco tiempo, creo que voy a seguir aquí. Mi criomancia es bastante débil.
Por favor, cuéntenme lo que está pasando de a poco.
Espero su respuesta,
Adelina.
Entregó la carta a la paloma y la vio alejarse de Arctika. Adelina se dirigió hacia el gran salón para comer, preocupada por lo que ocurría en la Academia Wu Shi.
Adelina se enfocó en el entrenamiento con Bi Han. Cada golpe que le dio, lo esquivó con todas sus fuerzas y su criomancia apenas ayudaba. Una leve capa de escarcha protegía sus antebrazos, pero Bi Han lo rompió como si fuera vidrio.
–Tienes que neutralizar tus emociones, Acosta –espetó rompiendo la escarcha de sus manos y las débiles púas que creaba–. Sino no lo haces, tu destino será trágico en el combate.
Adelina no contestó y eludió los ataques hasta que Bi Han le asestó un puñetazo terminando el combate. La chica se levantó con dificultad del frío suelo y meditó con el Gran Maestro tratando de neutralizar sus emociones… crear hielo como lo había hecho al despertar de su pesadilla con Hela. Pero lo único que salía era una escarcha tan fina, que con solo tocarla se quebraba.
Bi Han la corrigió una y otra vez, pero la criomancia de Adelina seguía sin desarrollarse. Parecía no querer florecer del todo, más con el ataque de pánico que tanto Bi Han como sus hermanos le dijeron y ella no tenía recuerdo de eso.
Cuando las campanadas sonaron, se dirigió tambaleante a la siguiente clase, con los músculos adoloridos y una parte del labio roto. Fue ardua y tortuosa, pero mantuvo su firmeza y cualquier gesto de incomodidad lo ocultó. No importara cuanto costara, no dejó mostrar alguna inconformidad y se mantendría en pie.
Continuaron los entrenamientos hasta el sonido de las campanadas, Adelina se dirigió a la biblioteca en busca de respuestas sobre Hela o Kolbein. Entre los pasillos, repletos de muebles con diversas armas y antigüedades chinas, llegó a la biblioteca de los Lin Kuei. La entrada, decorada con dragones orientales, recibió a Adelina mirándola con fiereza y abrió las puertas.
El olor a hojas viejas invadió su nariz y se maravilló por los diversos estantes abundantes de libros de historia del clan Lin Kuei. Caminó por los pasillos e intentó entender las letras del abecedario chino. Cada carácter le fue más complicado que el anterior haciendo que Adelina se confundiera y perdiera en los pasillos. Harta, buscó runas en las estanterías volviendo a la entrada y reiniciar su búsqueda.
–¿Qué haces aquí? –preguntó una voz conocida.
Adelina se asustó y se volteó para ver a Tomas con los brazos cruzados y una mirada tranquila.
–Carajo, deja de hacer eso –exclamó Adelina en susurros–. ¿Por qué me seguís ahora, acosador?
–No te vi en el gran salón –dijo Tomas señalando la entrada con el pulgar–. Creí que habías ido a las ruinas de la entrada de Arctika. Pero los guardias me dijeron que estabas aquí.
–Acosador.
–Técnicamente, soy tu maestro y, por ende, tengo que saber dónde se encuentran los estudiantes –explicó Tomas con una sonrisa tímida.
–Touché, pero sigue siendo de acosador que nos encontremos en los mismos lugares.
–¿Qué estás buscando en la biblioteca? –preguntó Tomas acercándose a ella.
–Libros sobre mitología nórdica –contestó Adelina observando los estantes.
–No es posible que los encuentres. Solamente hay historia del clan.
–Eso mismo dijiste cuando vos y tus hermanos vieron las ruinas.
Siguió buscando entre los estantes, pérdida en los diferentes títulos. Suspiró frustrada y pasó los delicados dedos por los lomos de los libros rápidamente tratando de encontrar runas o algo parecido.
–¿Qué buscas específicamente? –preguntó Tomas acercándose a los estantes–. Esta parte habla de las batallas del Lin Kuei con otros clanes.
–Necesito encontrar algo sobre Hela o Kolbein –dijo Adelina alzando la vista a las repisas más altas–. Pueden que tengan runas o inglés.
–¿Inglés? –cuestionó el muchacho.
–Sí, es un idioma que deriva de los nórdicos –explicó Adelina observando las repisas elevadas–. Thursday viene de Thor, “Día de Thor”. Lo mismo en el latín, viernes corresponde a Venus o sea Afrodita, “Día de Venus”, según la cultura romana.
Ambos siguieron investigando en la biblioteca, en cada estante Tomas le mostraba a Adelina algún libro para ver si cumplía con lo que buscaba. Quedaba poco tiempo para que finalizara la hora del almuerzo y no encontraron nada sobre Hela o su hijo.
–Creo que encontré algo, Adelina.
Se acercó a donde estaba Tomas mirando uno de estantes más altos de la biblioteca y vislumbró lo que parecían runas nórdicas en un lomo.
–Sí, creo que debe serlo –la chica se puso de puntillas tratando de alcanzar el libro con la punta de sus dedos–. ¿Me ayudas a bajarlo?
Tomas tampoco pudo tomarlo y buscaron por todo el sitio algunas escaleras o incluso bancos pequeños, pero sin éxito.
–¿Cómo lo alcanzaremos? –preguntó Tomas mirando por todo el alrededor–. No hay nada que podamos usar como escalera.
–Súbeme –soltó Adelina abruptamente.
–¿Qué? ¿Cómo?
–Sí, eso. Me vas a subir –dijo la muchacha–. Cuando salte, me alzas para tomar el libro.
Las mejillas de Tomas se tornaron rojas como las de un tomate y Adelina sintió lo mismo.
–Será rápido.
El chico asintió, se posicionaron y Adelina brincó. Rápidamente, las manos de Tomas tomaron sus caderas y su rostro llegó a las repisas repletas de libros viejos. Sus manos tomaron el libro nórdico y buscó alguna pista de otro tomo.
Adelina no se percató hasta ese momento de que las manos de Tomas. Eran cálidas, bastante fuertes, reconfortantes y con varias cicatrices. Volvió a enfocarse y sus dedos pasaron ágilmente por cada libro sin encontrar otro con runas nórdicas.
–¿Ya lo tienes?
–Sí, ya está –contestó Adelina–. Podes bajarme, Tomas.
Con cuidado, la dejó en el suelo, pero sus manos seguían posicionadas en sus caderas y el corazón de la chica bombeó con mayor intensidad sintiendo que salía de su pecho. Se volteó con el libro en el pecho y se sorprendió ante la proximidad en la que estaban. Los hermosos ojos de Tomas la estudiaron y admiró los pequeños detalles de su rostro. Incluso vio con precisión la cicatriz arriba de su ojo atravesando la ceja. Quiso tocar, pero se contuvo.
–Deberíamos ver lo que dice el libro –dijo Adelina–. Antes de que el almuerzo termine.
–Sí.
Se separaron y se sentaron en una de las mesas de madera con un apoya libros. La cubierta era marrón, por el pasar de los años, con la runa Ear negra, junto a otras pequeñas inscripciones. Abrió con cuidado el libro escuchando el crujido de las hojas. Había ilustraciones nórdicas de demonios y Hela, de la unión con su esposo, Alarik y de su hijo, Kolbein.
–¿Qué dice el libro?
–Habla de la vida de Hela –respondió Adelina pasando hoja tras hoja con delicadeza–. Su ascenso y caída, lo que creó y amó.
–¿Qué hizo Hela?
–“Los seguidores de la diosa de los muertos han de dejar registro, antes de ser exterminados… –recitó Adelina, absorta en las runas y los dibujos–… Hela estableció el balance del Infierno, la balanza para los justos. Creó sus más bellas y terroríficas creaciones… –miró el dibujo de la diosa. Extendía las manos, la derecha putrefacta, una calavera y la izquierda, un corazón. Adelina pasó a la siguiente hoja–… Con la intención de crear orden en el Infierno, convenció a demonios a unirse a su ejército. Creció de centenares a miles hasta ser fuerte y conquistaron el Infierno… –la hoja estaba ilustrada con la deidad guiando a sus soldados. Adelina, nuevamente, pasó a la siguiente página–… El poder del reino le otorgó un estatus indiscutible, pero supo que no debía caer en manos equivocadas. Por eso, lo estudió y lo volvió algo de su ser. Con los dones de muerte que ya tenía, estableció el orden…”
–Tuvo mucho valor y convicción para hacerlo –dijo Tomas respirando en la cabeza de Adelina.
–Tenes razón –coincidió la muchacha–. “…Para concentrar su dominio, nosotros, sus leales sirvientes, construimos su palacio, Eliud, rodeado por rejas y enredaderas de hierro, con su puerta, Falanda Forad. Su vestíbulo, Bilkanda, hecho con huesos de criminales e iluminado con el fuego del Infierno y la mesa, Hungour… –recitó Adelina, observando la ilustración del palacio de Hela y pasó a la siguiente página–… Sus leales sirvientas, Ganglate y Gangleura, la vestían y mantenían el orden en el palacio, mientras que los lobos de Armenia, eran su guardia personal…”
–Qué nombres tan raros a los objetos –exclamó Tomas.
–Eliud, significa “la miseria”, Falanda Forad es “el principio” –explicó Adelina enfocada en las hojas–. Bilkanda se traduce como “la maldición” y Hungour significa “el hambre”.
–Qué macabro.
–“…Para llegar al palacio, Hela creó El Camino de los Muertos…”–recitó Adelina y su mirada se tornó de confusión cuando pasó a la siguiente página. No había nada, el papel estaba rasgado, pero quedaron unas hojas pequeñas–. Qué raro. Arrancaron la hoja.
–Ese libro no estuvo en nuestros estudios, ni tampoco se conocían –dijo Tomas–. Debió ser antes de que Bi Han se convirtiera en Gran Maestro, tal vez incluso mucho tiempo atrás.
–“…La diosa se aisló del resto de los reinos, resolviendo por su cuenta las adversidades…” –prosiguió Adelina–. “… Pocas veces, se reunía con los representantes del resto de los reinos, como el emperador Jerrod y su esposa, Sindel. Hicieron un trato para que las almas del Mundo Exterior descansarán allí…”
–El Bosque Viviente –soltó Tomas.
–“…Pero algo pasó en ese aislamiento…” –contó Adelina y se asustó– “…Demonios se alzaron en contra de Su Majestad. Con la idea de corromper su balance, invadieron el palacio con un poder desconocido… imposible a los ojos de Hela y nosotros… La diosa salvó a su esposo e hijo enviándolos a la Tierra y que vivieran ocultos…”
–¿Cómo que una revuelta en el Infierno? ¿No dice nada más? –cuestionó Tomas.
–Solo eso ¿a qué se refiere con balance? Esta hoja tiene agujeros –Adelina siguió con su lectura– “…Hela fue encadenada y encerrada en un lugar desconocido. Nosotros, sus más fieles seguidores, no pudimos rastrear sus últimos pasos. Lo único que sabemos es su hijo, Kolbein, estaba luchando por encontrar a su madre. Nadie ha podido encontrar al Príncipe de los Muertos… Dejaremos caminos con el poder de nuestra diosa para que lo encuentre y podamos reunir las fuerzas necesarias… Nuestros enemigos serán marcados y perseguidos por la locura y el dolor hasta el final…”
Adelina pasó a la siguiente hoja, pero el libro tenía más hojas rasgadas. Tocó con cuidado el papel roto y los pocos fragmentos que quedaban.
–Las páginas vuelven a estar rotas –soltó Adelina y buscó hojas del libro desesperada por encontrar respuestas. Se levantó y fue hacia el estante para corroborar–. No hay respuestas.
–¿Sobre qué respuestas? –cuestionó Tomas mirándola–. ¿No estás buscando sobre Hela?
–Sí, pero también algo más –respondió Adelina.
–¿Es sobre lo que no quisiste contarme hace unos días?
La chica dudó y se arremangó la manga derecha mostrando el tatuaje de los huesos. El frío agobió su brazo y quiso cubrirlo. Le explicó todo lo que sospechaba cuando tocó la daga de Hela, Sultin. Las visiones, los sueños que recordaba y cuando aparecía Hela frente a sus ojos para luego desaparecer.
–¿Crees que vas a morir?
Los ojos de Tomas la estudiaron con insistencia, pero había una mirada cálida en ellos y a la vez perturbada por algo más. Adelina no sabía lo que decían esas visiones, menos si eran respuestas a sus preguntas. Al mismo tiempo, quiso saber qué era lo que agobiaba al ninja.
–No lo sé, sinceramente –soltó la chica cruzada de brazos y cabizbaja–. Pensé que encontraría mejores respuestas, pero creo que las tendré en la siguiente ubicación de los objetos.
Tomas se acercó con cuidado a Adelina y tomó una de sus manos suavemente. El calor de sus dedos hizo que le recorriera una electricidad familiar. Se sorprendió por el pequeño gesto de Tomas, pero no quiso que acabara el momento.
–Enfócate en lo que tienes primero. Controla tu criomancia y luego sigues con tu investigación.
Los ojos de Tomas captaron los de ella y mariposas revoletearon por su estómago. Se acercó a Adelina y sus mejillas se calentaron.
–Gracias por el consejo, Tomas.
Se aproximaba a Adelina, pero el momento fue interrumpido por las campanadas dando por terminado el almuerzo. Disgustada, soltó lentamente la mano de Tomas y se pusieron firmes. Salieron de la biblioteca y volvieron a sus respectivos puestos.
Los días continuaron con su ritmo habitual. Los entrenamientos con Bi Han se volvían más brutales llevando a caminos bloqueados para la criomancia de Adelina. Se esforzaba el doble en los entrenamientos con los hermanos de Bi Han y los superiores. Cuando terminaba su jornada quería meterse a la cama y no volver a salir nunca, pero la mandaban junto a otros superiores a hacer limpieza o vigilancia.
Buscaba en la biblioteca más respuestas sobre Hela con cero resultados positivos. También, le costaba dibujar un poco por su falta de costumbre, aun así, le ayudaba bastante. Esbozaba objetos de su habitación, paisajes de su memoria y personas. Entre ellos, había hecho un boceto de Tomas y se sonrojaba perfeccionando los delineados en lápiz en cada parte del rostro del ninja. Terminaba con los párpados pesados y con la vela casi acabada. A pesar de eso, lograba mantenerse en las clases, pero las cosas cambiaron.
Un día, horas antes de que fuera la hora de la cena, Adelina le tocó prepararla por primera vez para todo el clan. Se fue con un pequeño grupo de principiantes, que conocía por rostros ya que estaban cerca de su habitación. Se apartaron de ella, mientras eran guiados por un superior hacia las cocinas.
Él abrió las puertas de madera y Adelina se sorprendió por lo inmensa que era. Ollas colgaban cerca de las hornallas, cucharones y cuchillos en las vastas mesas de maderas de años de cortar alimentos. Tablas para picar escondidas a los costados de los hornos y los platos se veían arriba de repisas junto a armarios con las puertas abiertas exhibiendo condimentos y especias de todo tipo. Adelina vislumbró una puerta abierta, mostrando los diferentes quesos, carnes y verduras.
Todos los estudiantes se posicionaron en algún área de la basta cocina, mientras el superior los dejaba hacer sus labores, yéndose por la puerta de madera. Pero en cuanto se marchó, Adelina escuchó hablar a sus compañeros entre risas y voces bajas. Uno de los estudiantes, un chico de cabello negro, corto y ojos color nuez, salió por la puerta con sigilo, seguido de otras chicas y luego el resto del grupo dejando a Adelina sola.
–¡Ustedes! Tenemos que hacer la cena –gritó desde la puerta, pero solamente oyó palabras en chino perdiéndose en los pasillos.
Adelina, resignada, buscó entre las repisas más altas libros de cocina china y sacó el primero que tocó. Por varios minutos, leyó una y otra vez el texto, sin comprender ni una palabra de lo escrito, solamente las viejas ilustraciones le daban una vaga indicación de los platillos.
Después de unos minutos de taladrarse la cabeza en comprender chino, se hartó cerrando el libro bruscamente y lo puso en su sitio polvoriento. Se ató mejor el cabello negro, se lavó las manos y comenzó a preparar lo que conocía. Mariano y Daniela tenían agujeros negros por estómago y ella hacia la comida cuando requería el momento, así que podía hacer la cena para todo un clan y su Gran Maestro.
Sacó de su uniforme su celular dejando que reprodujera música, mientras Adelina buscaba los ingredientes necesarios para preparar la cena. Tomó de la gran bodega nalga, peceto y cuadrada de carne de vaca, pan duro, harina, huevos, tomates, papas, zanahorias y muchos más.
Acompañada por la música, metió el pan duro en una bolsa de tela y lo golpeó con un martillo que encontró cerca de los cucharones hasta dejarlo bien molido, sin ninguna migaja dura desperdigada en la bolsa. Luego, la puso en un molde redondo, dejándolo en el horno sin encender, tomó un cuchillo grande y las partes de carne vacuna y empezó a cortarlas finamente.
La música pasó por los oídos de Adelina entonando algunas letras, mientras cortaba la carne, poniéndola en un plato hasta formar una pila bastante alta. Tras terminar, rompió varios huevos en un bol gigante, mezcló las yemas con algunas especias y lo dejó de lado para aplastar la carne con el martillo. Se perdió en la lenta labor calmada y lejos de las presiones del clan o miradas juzgonas. Se sintió libre y casi en casa, con las milanesas que preparaba.
Luego, buscó una olla, le colocó agua y tiró las verduras. Con un tenedor pinchó con fuerza las papas y zanahorias y, rápidamente, las tapó para que el calor las cocinara. Tras terminar, se enfocó en hacer las milanesas.
Una vez más, Tomas y sus hermanos tuvieron otra discusión sobre el manejo del clan. Tomas creyó que cualquier ninja que pasara cerca del complejo del Gran Maestro escucharía los gritos entre ellos. No le gustaba pelear con Bi Han, pero no quería que destruyera la tradición que su padre mantuvo en vida.
Para calmar las aguas, se separaron, seguramente Bi Han volvería a sumergirse en su trabajo como Gran Maestro, pensó el muchacho. Caminó entre los tantos ninjas que le hacían inclinaciones respetuosas, perdiéndose en los reconocidos pasillos que recorría desde que había llegado hace quince años. Le enojaba que Bi Han fuera tan obstinado en dejar las tradiciones y códigos que tenía el Lin Kuei para perseguir algo imposible… no le cabía en la cabeza.
Sus pensamientos fueron callados cuando escuchó una voz femenina familiar… la voz de Adelina. Tomas se percató de que había llegado a la cocina del clan y le sorprendió el poco ruido que había. Recordaba que ese sitio estaba atestado de ninjas corriendo de un lugar a otro buscando los ingredientes para preparar las comidas. Le resultó anormal no escuchar órdenes y platos sobre las mesas de la cocina.
Tomas se acercó a la puerta y vislumbró por una pequeña hendidura a Adelina cocinar. Estuvo enfocada en la olla que tenía en el fuego entonando letras de canciones desconocidas a ojos de Tomas. Después, se centró en la pila de carne cortada, la puso en lo que parecía un molde repleto de pan y comenzó a aplastar con su puño.
– I am the scream inside your head/I am the silence/The fear of your spirit…–entonó la muchacha enfocada en la comida. Tomas le sorprendió que no hubiera nadie en la cocina. Adelina no podía hacer sola la cena para todo un clan–. The lie and the loss of your grandeur/The lack of power and rage of your heartstrings/I'm the void that one day you'll be…
–¿Por qué no están el resto de los estudiantes?
Adelina maldijo en español y se volteó para encararlo. Sus ojos heterocromáticos volvieron a maravillarlo, eran preciosos y distintivos. Lo hipnotizaron queriendo analizar cada detalle de él, como si quisieran descubrir sus secretos más profundos. Las mejillas de la chica se volvieron rosadas, cubriendo las hermosas pecas que tenía.
–¡Deja de aparecerte a mis espaldas, acosador!
–¿Dónde están el resto de los estudiantes? –volvió a cuestionar Tomas con insistencia y Adelina siguió preparando la cena, mientras él la miraba con curiosidad.
–Responde, Adelina –pidió Tomas con furia oculta.
–Me dejaron sola. Eso pasó.
–¿Por qué?
–No sé ni me importa –Adelina se volvió a enfocar en lo que preparaba–. Te pido que no tomes acciones.
–Sí, lo haré –espetó Tomas mientras le daba la espalda–. Es una falta a nuestros juramentos y principios dejar un compañero solo. Eres Lin Kuei y mereces que te traten con respeto. Ya vengo.
Tomas caminó rápidamente, enfurecido. Lo que había dicho fue verdad, nunca dejaban solos a los compañeros. Por más que no hayan crecido juntos, se los trataban como hermanos. Sus pasos fuertes se escucharon en cada pasillo hasta llegar al complejo de estudiantes.
Muchos, se inclinaron ante Tomas y siguieron sus tareas. La mayoría de las habitaciones estaban vacías y silenciosas, pero vislumbró a un pequeño grupo de estudiantes pasando el rato. Se acercó a ellos furiosamente y se pusieron firmes. Sus miradas reflejaron pánico, pero lo ocultaron con seriedad.
–¿Por qué dejaron a Acosta sola? –cuestionó Tomas y los estudiantes guardaron silencio–. ¡Respondan!
–No lo sabíamos, maestro Smoke –respondió un chico de ojos color nuez–. Nadie nos avisó que la estudiante Acosta estaba en las cocinas.
–¡No mientan! –gritó Tomas–. Es una falta a sus juramentos como Lin Kuei. Deben ayudarse entre ustedes, porque son compañeros de lucha.
–No nos habíamos enterado, maestro –explicó el muchacho y sus compañeros mantuvieron la cabeza gacha–. Nadie nos dio una orden específica de ir a la cocina.
–Veremos lo que dice sus superiores –argumentó Tomas. Se dio media vuelta y llamó a los superiores–. Si lo que dicen es cierto ¿no habrá problema que lo corrobore, verdad?
Los estudiantes se miraron entre ellos con temor en sus ojos, revelándole la verdad a Tomas. Después de hablar con los superiores, le confirmaron lo que sospechaba y miró a los estudiantes con furia.
–Maestro Smoke… nosotros…
–Serán castigados –dijo Tomas sin titubear y observó a cada uno–. Harán la limpieza, guardia por varias semanas y lo que a usted se le ocurra, superior. Que vuelvan a aprender e incorporar los principios y juramentos del Lin Kuei.
Adelina se sintió confundida por lo que había hecho, pero no era momento para preocuparse por problemas futuros, debía hacer la cena para todo un clan. Se concentró en las milanesas aplastando la carne bañada en pan y huevo, para luego ponerla en la gran fila que tenía. Revisó las verduras brincaron destapando la olla. El calor invadió su rostro y las pinchó con el tenedor para ver si estaban blandas.
–Te conseguiré más compañeros –dijo Tomas, haciendo que la chica lo mirara fijamente.
–No los quiero ni los necesito –espetó Adelina volviendo a enfocarse en las milanesas–. Puedo hacerlo sola.
Tomas soltó una risa falsa.
–No puedes hacer la cena para todo un clan, Adelina –espetó el chico acercándose–. Terminarás muy tarde y Bi Han te castigará. No solo por no hacer la cena, sino porque no hiciste algo tradicional.
–Primero, viví con Daniela y Mariano que son la personificación de Goku y Luffy, así que tuve que hacer comida para un ejército –respondió Adelina–. Segundo, intenté leer libros de cocina china y no salió bien. Si tu hermano me quiere castigar que sea por no preparar la cena a tiempo, porque puse un plato en la mesa para todos. Tercero, el cocinero elige lo que se va a comer y si no le gusta puede hacerse él solito la comida. Yo no soy cocinera personal de nadie.
–Necesitas ayuda, Adelina –volvió a insistir el muchacho–. Lo digo de verdad.
La chica lo miró y sus ojos grises como la bruma la atraparon. Recordó el casi momento de la biblioteca y sintió que el estómago le daba vueltas.
–Si querés, podés ayudarme –dijo Adelina–. Lávate las manos y te enseño cómo hacer una milanesa. Espero que seas de los que aprenden rápido.
Tomas se fue hacia un balde de agua limpia, se quitó los antebrazos y vendas, colocándolas en una repisa, y se lavó las manos con el jabón en barra. Luego de secárselas, se puso al lado de Adelina y esperó las nuevas instrucciones.
–Bien, lo que tenes que hacer es aplastar la milanesa con el pan rallado –explicó la muchacha usando su milanesa como ejemplo–. La aplastas usando el puño con fuerza, pero evita romper la carne. Después, la pasas por el huevo y el pan rallado ¿entendés?
El chico asintió, imitó los pasos de Adelina y poco a poco le siguió el ritmo. La música los acompañó y quedó hipnotizada por las melodías, pero cuando miró a Tomas supo que no estaba bien. Sus ojos mostraron incertidumbre y perdido en sus pensamientos.
–Si no te molesta la pregunta ¿cómo fue tu infancia y adolescencia? –preguntó Adelina–. Me preocupan.
–Entrenar, cazar, convivir con mis hermanos y ver pocas veces a Harumi ¿la tuya?
Adelina quedó sorprendida ante esa respuesta tan corta. Ella pocas veces salía de la casa, pero incluso tenía algo de vida con Mariano y Daniela y recordaba haber hecho bastantes actividades en su infancia.
–Jugar, mirar Dragon Ball, ir a clases, aprobar las materias, salir y más cosas –respondió la chica con duda en su rostro.
–¿Dragon Ball?
–¿No conoces Dragon Ball? –Tomas negó la cabeza y una sonrisa adornó su rostro. Adelina cantó–: “…Un gran hombre sé que pronto serás/Algo en ti veo que es especial, un poder real/Te convertirás en un gran rival/Aventuras podr��s disfrutar…”
–No, lo lamento.
–Tenés que mirarlo –afirmó Adelina sonriente y volvió a enfocarse en la milanesa–. Además de escuchar música y salir.
–Es muy exagerado de tu parte.
–No tuviste una infancia, pero lo que sí vas a tener es una vida joven –afirmó Adelina alegremente, mientras ponía la milanesa en la pila–. Vamos a ir de salida a ver lugares en Argentina y comer.
“…Once crucified, you forgave it all/But my own life condemned to fall/Where's the glory in your name?/My twisted soul still burns in flame/Hark, you angels; hear my call/Father witness to my fall/Between the lines of sin and pain/I walk the earth now doomed again…”
–Está bien –aceptó el ninja. Retornó un silencio, mientras se escuchaba la canción. Adelina percibió que Tomas guardaba cosas. Sus ojos lo decían, estaban brumosos y había incertidumbre–. ¿Cómo se llama la canción?
–Days of Future Past –contestó la muchacha. La canción siguió reproduciéndose en el celular llegando al intermedio musical acompañando con el sordo golpeteo de los puños en las milanesas. Adelina soltó una risita–. Cada vez que la escuchaba, siempre creía que hablaba de un rey malvado que había perdido a su reina por su codicia y lo castigaron para que sea inmortal.
–¿De enserio?
–Sí –contestó la chica y colocó la milanesa en la pila. Tomó otra y la cubrió con el pan rallado–. El Viejo Mario me decía que debía trabajar siendo cantante en el extranjero, pero no tengo madera de eso. Tampoco lo vi como algo posible para mi vida.
–Cantas bien –las mejillas de Tomas se tornaron rojas–. Lo poco que te escuché me lo confirma.
“…The days of future past to wander on the shore/A king without a queen to die forevermore/To wander in the wasteland/Immortal to the end/Waiting for the judgement/But the judgement never ends…”
Adelina sintió que su estómago dio un vuelco y sus mejillas se calentaron. No esperó esa respuesta. Pasó la milanesa por el huevo y tras sacarle las últimas gotas, lo colocó devuelta en el molde. La canción terminó y pasó a otra. À Tout le Monde de Megadeth.
–El Viejo Mario intentó que fuera a clases de canto, pero duré solo unas semanas –explicó Adelina nostálgica–. Escuchar toda la teoría me desesperó y no quise volver. Lo que sí me gusto fue dibujar, no me enloqueció tanto las perspectivas, las sombras y la anatomía.
–¿Dibujas? –preguntó Tomas con sorpresa.
–Es más un pasatiempo y tengo algo dinero –explicó Adelina y puso la milanesa en la gran pila–. Me gusta hacerlo, me relaja y aclara mis pensamientos.
“…So, as you read this, know my Friends/I'd love to stay with you all/Smile when you think of me/My body's gone, that's all…”
La música siguió con el silencio del dúo. Poco a poco, las milanesas se acumularon haciendo más grandes las columnas, se percató de que se le acababa el huevo y maldijo.
–Carajo. Se acabó el huevo –Adelina se agachó buscando más–. ¿Podrías sacar más especias de arriba?
–Está bien ¿Cuáles necesitas?
–Pimienta –Adelina se puso de pie y colocó con cuidado los huevos en la mesa.
–Ya lo tengo.
En el despiste un frasco con polvo negro cayó sobre Tomas haciendo que su pelo grisáceo se volviera negro junto a una parte su rostro. Adelina abrió la boca sorprendida y casi sonriente, soltó una risa. Tomas se limpió los ojos y se revolvió el cabello polvoriento.
–Ay, perdón –dijo Adelina entre risas–. Ya te busco un repasador.
–No te preocupes –sonrió el chico y se apartó del lugar de trabajo para limpiarse–. Sigue. Cuando termine de quitarme esto, te ayudo.
Adelina rompió los huevos y metió las especias en el bol. Mezcló lo más rápido que pudo los ingredientes y siguió preparando las milanesas, mientras Tomas seguía quitándose las últimas partes de polvo. La música siguió reproduciéndose alegrando el ambiente.
“…Moving on is a simple thing/What it leaves behind is hard/You know the sleeping feel no more pain/And the living all are scarred…”
–Es triste la canción.
–Oh, algo así –Tomas se acercó devuelta a Adelina y continuó ayudándola–. Dave Mustaine dice que para escribirla soñó con su madre. Bajó del cielo y le dijo “te amo”.
–El Viejo Mario decía que muchas de las cosas que hacen los artistas surgen de cosas pequeñas e insignificantes –continuó Adelina, mientras miraba a Tomas–. Creo que algo de razón tenía. Muchos de sus amigos hicieron algunas cosas para desahogarse.
–Mi madre también nos decía a mi hermana y a mí que de cosas pequeñas algo grande surgía.
–Debe ser una gran persona ¿dónde está?
El silencio de Tomas hizo evidente la respuesta y Adelina quiso que la tierra se la tragara. Recordó que durante su exploración en las ruinas le había comentado sobre ellas.
“…So, as you read, know my Friends/I'd love to stay with you all/Please smile, smile when you think about me/My body's gone, that's all…”
–Oh, perdón, Tomas.
–No, está bien –dijo el chico con una sonrisa triste–. Ella y mi hermana… ya sus fantasmas no me afectan. El clan creyó que eran enemigos y las mataron por accidente –Adelina se sorprendió por esa confesión tan abrupta–. El padre de Bi Han y Kuai Liang me adoptó por su honor y estuve con ellos desde entonces. Ahora, mi familia son los Lin Kuei.
–Está bien –Adelina quiso decir algo más y sus labios reaccionaron antes que su cerebro–. Mis padres también murieron.
–¿Qué les pasó?
–Los mataron narcos –Tomas la miró con desconcierto–. Cuando tenía cuatros años, vivía en Rosario, una ciudad portuaria de la provincia de Santa Fe. Hace tiempo, criminales querían establecer el narcotráfico, drogas básicamente –la música siguió su curso tranquilamente–. La ciudad se volvió insegura, jóvenes y políticos se metían en ese negocio y hubo muchos muertos. Cuando el gobierno combatió contra los criminales, no lo tomaron bien y para que cesen sus medidas. Comenzaron a asesinar civiles, entre ellos mis padres.
–¿Los vengaste?
–La policía encarceló a uno y al otro lo mataron en un tiroteo –explicó Adelina–. Yo estaba en el orfanato. Ahí, conocí a Daniela y unos años después, nos escapamos a Buenos Aires. El Viejo Mario nos crío, junto a Mariano. Fue un buen hombre.
–¿Murió?
–Sí, de viejo. Pasó por mucho, merecía un descanso.
–¿Qué le ocurrió? –dijo Tomas mirando a Adelina con curiosidad.
–Fue veterano de Malvinas –respondió–. Fue una guerra de finales del siglo XX, para recuperar unas islas pequeñas del poder ingles que están al sur de Argentina, cerca de Tierra del Fuego. El Viejo Mario, junto a otros soldados, eran jóvenes con poca experiencia, muy pocos sobrevivieron. Fue piloto y siempre nos contaba sus historias de cómo maniobraba su avión para derrotar los ingleses. Era como escuchar un narrador de cuentos, pero sufrió y perdió a muchos. Creo que por eso Mariano dejó la carrera de psicología para ser piloto y la curiosidad que tenía Daniela por todo lo que le contaba la llevó a ser periodista.
–Debió ser una maravillosa persona.
–Lo fue –Adelina sintió un cosquilleo en el estómago. Hacía tiempo que no hablaba del Viejo Mario y le causó nostalgia por los viejos tiempos–. ¿Cuánto falta para la hora cena?
Tomas volvió a su realidad, pero parecía seguir perdido en sus pensamientos. Terminaron de hacer las milanesas y Adelina le costó creer que lo hayan hecho los dos. Podrían terminarlo justo a tiempo si se apresuraban.
–Dos horas –dijo el chico–. No vamos a llegar.
–Sí, lo haremos –contradijo Adelina–. Tenemos las milanesas hechas. Falta calentar las sartenes de aceite, ver las verduras y hacer las mesas.
–Está bien.
–Lamento preguntarte, pero ¿qué te ocurre?
–No pasa nada, Adelina.
–¿Seguro?
Tomas pareció debatir por responder. Sus cautivantes ojos grises lo delataban y Adelina esperaba que quizás quisiera hablarle como lo había hecho con su asunto de la daga. Aunque, le hizo revolver el estómago y sintió mariposas.
–Tuvimos una discusión con Bi Han por el rumbo del clan –soltó Tomas, mientras Adelina encendía hornallas. Puso sartenes gigantes con la cantidad de aceite suficiente para muchas milanesas–. Sobre si deberíamos ser una nación y dedicarnos a otra cosa. Me es una locura.
–¿Por qué te parece una locura?
–Va en contra de la tradición –contestó Tomas secamente–. Todo lo que padre creó.
–¿Qué opina el resto del clan? ¿Están de acuerdo?
Esas dos preguntas dejaron confundido al ninja. Adelina lo miró esperando la respuesta y quedó fascinada por sus ojos grises.
–La mayoría del clan lo está –contestó Tomas–. Kuai Liang y yo, quizás otros más estamos en contra.
–Entonces, creo que tu hermano tiene un punto.
–¿A qué te refieres? Todo lo que quiere hacer va en contra de nuestros principios –argumentó Tomas con tranquilidad, pero Adelina detectó furia–. En contra de la tradición.
–Hay tradiciones, donde las nenas de diez años se tienen que casar con hombres de cuarenta años para empezar a ser fábrica de niños, Tomas. Si se atreven a opinar les pegan, ni hablemos si quieren divorciarse. Esas tradiciones siguen estando en países de Medio Oriente. Agradezco ser occidental y elegir cuando casarme –contraargumentó Adelina, mientras revisaba las ollas repletas de verduras que seguían sin ablandarse–. Hay tradiciones que deben quedarse, pero hay otras que tienen que irse, Tomas. Mira que no me cae bien tu hermano, pero tiene algo de razón. Solo un poquito.
–Pero nuestro clan no está dedicado a liderar, menos a ser una nación –explicó Tomas, a la vez, ayudaba a Adelina a sacar las sartenes suficientes para poner al fuego–. Servimos a la Tierra, pero lo que quiere hacer Bi Han va a terminar condenándonos.
–Tomas, ¿te molesta si te doy mi sincera opinión del tema?
–Dilo.
–Tu clan necesita modernizarse –soltó la chica con la mirada fija en el muchacho–. Necesita una mejora de armamento y de medicina. La sociedad avanzó mucho y si se siguen aislando, va acabar mal. En medicina se hicieron muchos avances, lo que antes parecía algo mortal, ahora nos parece miserable. Los ayudaría bastante. Con el armamento, si ustedes son la defensa de la Tierra necesitan actualizarse. No pueden estar con espadas, una bomba puede arrasar este lugar. Incluso si yo me lo propusiera, podría dejarte sin la mitad de soldados con el rifle y las pistolas que llevo.
–Pero el clan no ve que eso va en contra de nuestras costumbres.
–Si la mayoría decidió eso, tenes que aceptarlo. Se llama democracia –Adelina siguió pinchando las verduras para ver si se ablandaron–. Lo que puedes hacer es que reconsidere tus ideas y a la vez, escuchar las de él. Convencerlo, no atacar. Lo que no pueden ser con Kuai Liang, es un palo de la rueda porque eso va hacer que la mayoría tenga una fe ciega a Bi Han.
–Kuai Liang es el más habilidoso de nosotros. Deberían respetarlo y escucharlo por eso –argumentó Tomas.
–Que sea bueno en el combate no significa que lo sea en política –espetó Adelina–. Pero te digo esto, dejen que Bi Han pruebe su idea. Pongan límites para que los escuche, pero obviamente a quienes más va a prestar atención es a la mayoría.
–Pero está mal.
–La idea no es errónea, a menos que sea aniquilar a los que se oponen a él. Ahí, sí hay que preocuparse –explicó Adelina–. Porque querés poner tu idea la fuerza y créeme que cuando te digo que eso traerá problemas. También, recae en el método.
–¿Cómo lo harías, si fueras tú el Gran Maestro?
–No tengo madera de líder, pero sería como abrir la economía –respondió Adelina–. Lento y paulatino, porque si es abrupto explota. Además, si Bi Han quiere usar la fuerza para su idea, ya me opondría a él. Porque no escuchas un segundo punto de vista y con el pretexto de una buena intención, muchas personas hicieron desastres. Lo dice alguien que lo vivió.
El silencio inundó la cocina, solamente la música se escuchaba con el sonido burbujeante del aceite y Adelina colocó un pedacito de milanesa en una de las sartenes. Tras ver que burbujeaba, colocó el resto de la milanesa en la sarten y otra más. Luego hizo lo mismo en el resto de sartenes con la ayuda de Tomas.
–Gracias, por escucharme, Adelina.
–No hay de que, Tomas.
Las verduras saltaron de las ollas, Adelina revisó si estaban blandas con el tenedor y el vapor azotó su rostro. Les faltaba poco para que estén listas y revisó las milanesas. El olor a frituras le dio nostalgia, llevándola a viejos recuerdos y momentos. Se le hizo agua en la boca por la idea de volver a comer comidas de su patria. Extrañó el crocante sabor del pan y la carne, también las ensaladas sencillas.
Volteó las milanesas y Tomas la imitó, pero con algo de inexperiencia haciendo que saltaran gotas de aceite por doquier. Adelina rio y habló:
–Lo estás haciendo mal. Dejame que te enseño.
Adelina tomó la mano de Tomas y sintió el calor de su mano. Las mejillas se le calentaron más de lo que imaginaba, pero intentó mantener la calma.
–No tenes que tirar la milanesa –continuó y guio su mano–, porque si no el aceite va a salpicar y te quemas. Lo que tenes que hacer es deslizarla y pincharla desde las puntas, así evitas que se te caiga.
Sus miradas cruzaron y las mejillas se tornaron rojas, pero siguió enfocando sus ojos en Adelina. Todavía sintió el calor de su mano y la textura de las cicatrices. Era rígida y callosa, aunque a la vez suave y confortante. Se alejó de él y volvió a enfocarse en sus tareas con el corazón retumbándole en el pecho como si quisiera ser escuchado.
El burbujeo del aceite y el agua abundaba por la cocina. Tomas y Adelina se pudieron relajar un poco, pero siguieron vigilando la comida. Al mismo tiempo, empezaron a ordenar y colocar los platos sucios en la bacha, luego sacaron fuentes de vidrio y aluminio para las ensaladas y milanesas. La música cambió de tema en tema y calmó las ansiedades de Adelina.
–Ya está por salir la primera milanesa –informó la muchacha–. Esperemos que salgan las demás igual de rápido.
–¿Te ayudo con las ensaladas?
–Sí, coloca todas las verduras en las fuentes de vidrio, así luego les pongo sal y aceite.
Adelina sacó la milanesa la puso en la fuente de aluminio y le escurrió bien el aceite con papel de cocina. Después de quitarle, notó que Tomas miraba el alimento con hambre como si fuera un niño impaciente. Ella cortó la mitad de la milanesa haciendo que saliera vapor y desprendió el exquisito aroma a carne cocinada que tanto extrañaba. Tomó una mitad con la punta de sus dedos sintiendo el calor del pan cocinado y se la extendió a Tomas, mientras Adelina sostuvo su mitad.
–¿Querés probar?
–No, no sería justo.
–Tenemos lo suficiente para el clan. No habrá problema en comer una entre los dos –explicó Adelina y le tendió la mitad de la milanesa.
Tomas tomó el pedazo y maldijo por lo caliente que estaba. Antes de que se callera, Adelina sostuvo la mitad de la milanesa rápidamente y se la dio a Tomas. Con una sonrisa, Tomas se la aceptó y comió, mientras Adelina lo imitaba. Sintió el sabor del pan frito y la carne cocinada en su boca y se alegró como nunca antes en su vida.
Ambos sonrieron por el momento y siguieron preparando la cena con la música pasando por diversas canciones. El corazón de Adelina bombeaba como nunca antes lo había hecho y creyó que se escuchaba por sobre la música. Tomas la ayudó con poner las fuentes de las verduras y Adelina cuidaba que las milanesas no se quemaran. Al mismo tiempo, hicieron las ensaladas y sin darse cuenta, sus manos tocaron la misma fuente de vidrio.
La mano de Tomas seguía siendo cálida y cuando iba apartar la suya del contacto, él no se lo permitió. No fue fuerte ni brusco como la sostenía, sino tierno.
–Gracias, Adelina.
–¿Por qué?
–Por escucharme por el asunto de mi hermano… –los ojos de Tomas parecían no querer desviarse de la mirada de Adelina y se acercó a ella con cuidado–… También por exponer tu punto de vista sin miedo.
–Las mentiras tienen patas cortas, Tomas –dijo la chica–. Es preferible las verdades crueles. Duelen, pero son necesarias.
El muchacho se aproximó más a ella y sintió que el corazón le daba un vuelco al igual que su estómago. Tomas continuó mirándola queriendo capturar cada pedacito de ella a través de sus ojos grises como la bruma. Sin darse cuenta, su rostro estuvo cerca del de ella y no supo quién inició primero.
Adelina sintió que iba a explotar por lo tímido que fue ese primer beso. Percibió un té chino desconocido, pero dulce y curioso y, a la vez, la esencia del humo en los labios de Tomas combinado con el sabor de la milanesa de hace unos minutos. Se miraron mutuamente y Adelina lo acercó devuelta sin importarle lo que pasara y quien viera. Sus alientos se mezclaron y sus labios se juntaron en un beso más largo.
Tomas le tomó la cintura y ella enredó las manos en su cabello grisáceo, perdiéndose en el maravilloso momento. Siguieron aproximándose por más que ya estuvieran cerca e hizo que mariposas revoleteen por el estómago de Adelina. Se separó buscando aire, pero Tomas la acercó queriendo más aproximación y sus ojos grises la observaron.
Rápidamente, Tomas quitó sus manos de la cintura de Adelina y se enredó en su basto cabello negro y lacio. La tomó por sorpresa, pero aceptó dichosa el beso y siguió profundizándose hasta que tuvieron que respirar. Se miraron mutuamente y sonrieron soltando risitas silenciosas. Tomas apartó un mechón de cabello suelto de la muchacha y siguió mirándola con fascinación. Tocó sus mejillas con pecas y le daba pequeños besos en los labios.
Se apartaron lentamente, Adelina sintió el aroma de la comida y se apresuró a dar vuelta las milanesas con Tomas ayudándola. La chica sonrió por el momento previo y retornó a la realidad que tenía en frente. Sacó las milanesas de las sartenes haciendo que el aceite burbujeara y escurrió bien el líquido. Tomas la imitó y se enfocaron en condimentar todas fuentes de vidrio.
Algunas veces, Adelina percibía la mirada de Tomas mientras hacía sus tareas, sonrojándola más de lo que podía creer. Volvió a centrarse en las milanesas viendo que faltaban pocas y decidió hacer que las haría napolitanas. Tomó unos tomates y queso, los cortó con cuidadosa y finamente ocasionando que el jugo del tomate se escurriera en cada corte del cuchillo que tenía en mano. Condimentó las rodajas con un poco de orégano y las colocó en las últimas milanesas y encima el queso derritiéndose al instante por el calor.
–¿Por qué les agregaste tomate y queso?
–Porque vos y tus hermanos sabrán lo que es una milanesa napolitana –respondió Adelina, mientras alzaba su mirada a Tomas–. Me hubiera gustado hacer salsa de tomate, pero no hay tiempo. Espero que te gusten, Tomas.
–Ya quiero comerlas.
Adelina miró el reloj y vio que faltaba poco para que sonaran las campanadas anunciando la cena. Rápidamente, sacó todos los platos y vasos posibles y cubiertos que sus manos pudieran cargar y los dejó en la mesa. Apagó todo fuego que estuviera encendido y se lavó bien las manos.
–¿Segura que no necesitas ayuda en algo más, Adelina? –cuestionó Tomas tratando de sostener los platos–. No me molesta ayudarte.
–Gracias, pero ya hiciste suficiente –dijo Adelina sonriente–. Soy rápida haciendo la mesa. Anda con tus hermanos antes de que se den cuenta que no estás con ellos.
Tomas estaba a punto de marcharse y Adelina vio que sus antebrazos y vendas colgadas en la repisa. Las tomó y decidió hacer algo arriesgado.
–Tomas.
El chico se detuvo ante la mención de su nombre y Adelina le dio un pequeño y rápido beso en la mejilla. Luego le dio sus antebrazos y el muchacho sonrió.
–Gracias por ayudarme, de verdad.
Tomas se marchó colocándose los vendajes en sus puños. El rostro de Adelina adornaba una sonrisa y volvió a la cocina tomando todos los platos que pudiera cargar y caminó los rápido posible hacia el gran salón. Colocó los platos y retornó a la cocina para ubicar los restantes, luego siguió con los vasos y terminó con los cubiertos.
Poco a poco el barullo se acrecentaba en la entrada del gran salón y Adelina apresuró el paso cargando con las fuentes de vidrio repartiéndolas en las diferentes mesas y las que quedaban las dejó en del Gran Maestro. Por último, llevó las fuentes de acero repletas de milanesas y las napolitanas repartiéndolas velozmente. Las campanadas anunciaron la cena y entraron todos los estudiantes y superiores.
Adelina vio al grupo que se había marchado de la cocina con algunos moretones y miradas irradiantes de ira enfocadas en ella. Todos miraron con curiosidad la comida y se susurraron entre ellos observándola. Unos minutos después, Bi Han, Kuai Liang y Tomas llegaron con Cyrax y Sektor detrás mirando confundidos. Tomas, por su parte, mostró más tranquilidad y regocijo.
–¿Qué es esto? –preguntó Kuai Liang con indignación–. ¿Quién hizo la cena?
–Yo lo hice, maestro Scorpion.
La voz de Adelina sonó en el comedor y todos los ojos se posaron en ella. Kuai Liang, Bi Han, Cyrax y Sektor la miraron con incriminación generando que el corazón de la joven bombeara más rápido de lo usual. Mantuvo la cabeza alta ante ellos y vio que el grupo que la abandonó estaba frente a ella.
–Son milanesas con tomate papa, zanahoria y zapallo hervido –continuó con voz firme–. Para ustedes hice milanesa napolitana.
–¿Por qué no hiciste algunos de nuestras comidas, Acosta? –preguntó Bi Han y posó sus ojos gélidos en ella–. Pasaste mucho tiempo aquí, deberías saber cómo hacemos la comida.
–Mi chino no es del todo bueno, Gran Maestro –espetó Adelina firmemente y con tranquilidad–. Tampoco lo es en la comprensión de textos, así que decidí hacer comida de mi patria. Preferí eso a que no tuvieran un plato en la mesa.
–Está bien, Acosta. Siéntate y disfrutemos de tu comida.
Cuando Adelina empezó a caminar hacia su asiento, el líder del grupo que la abandonó alejó el plato y sus amigos lo imitaron.
–Yo no comeré esto, estudiante Acosta –espetó con orgullo–. Prepara algo de nuestra costumbre, por favor.
Todos callaron y Bi Han y Tomas miraron de la peor forma al estudiante. Adelina lo enfrentó posicionándose al costado de él y cruzaron miradas hostiles.
–Si pudiste hacer todo esto, Acosta ¿puedes preparar algo más nuestro? –preguntó su compañera.
–No hay otra cosa, es milanesa o milanesa –contestó Adelina de forma mordaz sin pensar en el tono que lo dijo haciendo que se sorprendiera.
–No queremos comer esto –comentó el chico de ojos color nuez y alejó más el plato.
Sin conciencia de lo hacía, Adelina le estampó la cabeza contra la mesa con un fuerte ruido y el crujido de la nariz rota del estudiante sonó emanando a borbotones sangre manchando su uniforme Lin Kuei. Los platos, cubiertos y vasos tintinearon por el movimiento brusco y rápidamente su compañera quiso levantarse, pero Adelina le tiró el cabello e imitó la acción. Esta vez le rompió el labio y la frente y el líquido carmesí escurrió de forma lenta por el rostro de la desconocida.
Todos se conmocionaron soltando exclamaciones de sorpresa, pero Adelina ni los escuchó. Las maldiciones en chino de sus compañeros sí que las oyó mejor que nunca. No le importó que Bi Han la estuviera mirando tampoco Tomas, pero esto era una total falta de respeto.
–Escuchen una cosa par de abortos de la naturaleza mal cogidos, yo no soy su puta cocinera personal –gruñó Adelina entre dientes, lo suficiente para que todos la escucharan–. Ni ustedes son chetos de Palermo. Son unos putos ninjas que se conforman con lo que tienen y lo que comen. Si esta noche decido hacer milanesa, todos comemos milanesa. Si quieren otra cosa, se lo preparan ustedes o se cagan de hambre. Pero no voy a tolerar que me desprecien la comida, es un lujo que no todos tienen. Lo dice alguien que pasó hambre –Adelina siguió sosteniendo el cabello del muchacho y no se dio cuenta que el comedor se estaba enfriando–. ¿Entendieron, manga de pelotudos infradotados?
Sin pensarlo dos veces, volvió a estamparles las cabezas contra la mesa y ambos emitieron quejidos de dolor y cayeron al suelo.
–¡Suficiente, Acosta! –gritó Bi Han soltando una ráfaga de escarcha delgada por la mesa y todo el mundo contuvo el aliento.
Adelina se alejó del par de estudiante y caminó velozmente hacia su asiento donde sus compañeros la miraron sorprendidos por su arrebato. Incluso, vislumbró la cara perpleja de Tomas.
Bi Han se sentó y empezó a comer con tranquilidad seguido de sus hermanos, luego Cyrax y Sektor. Poco a poco, el tintineo de los cubiertos se hizo presentes en todo el salón con el barullo de los estudiantes. Adelina mantuvo su silencio y disfrutó de la cena que había hecho. Aunque, detectó las miradas asesinas del dúo y las ignoró enfocándose en terminar su plato.
Se alegró de sentir la comida en su boca y calmó sus nervios y pensamientos procesando lo que acababa de ocurrir. Nunca pensó tener esa reacción tan violenta hacía unos extraños, tampoco del nivel de fuerza que tenía para poder estampar la cabeza de dos personas. Le resultó irreal y casi terrorífico. Recordó tener fuerza para pelearse con Mariano en su infancia, pero nunca el nivel de lo que había hecho hace unos instantes.
A veces, cruzaba miradas con Tomas y Adelina notó su preocupación y sorpresa por lo ocurrido, pero la desviaban lo mejor que podía. Recordó el beso que tuvieron y sintió las mariposas de su estómago revolotear con lo que había comido.
Tras terminar la cena, Adelina se fue a dar una ducha con el resto de las pocas mujeres que se encontraban en el clan y siguió escuchando los susurros, comentarios y miradas de desprecio y respeto que hacían. Vio al par que le despreciaron la comida metiéndose a sus respectivos cuartos y Adelina los imitó lo más rápido que pudo.
Soltó un suspiro, aliviada, de que el día llegara finalizara. Se colocó óleo para el cabello pasando sus dedos entre los mechones negros como la tinta y se lo peinó con cuidado rememorando lo que había pasado con Tomas. Recordó sus labios y su sonrisa, las manos en sus caderas y cómo se enredaron en su cabello. Sonrió mientras se acomodaba en las vastas colchas regocijándose en el calor que la abrazaban. Poco a poco, el sueño la atrapaba y sus párpados se cerraron completamente.
Adelina estaba en las puertas de una cabaña rústica y antigua y podía escuchar el alboroto dentro. El ruido de platos rotos y de los golpes se hacían más fuertes con cada paso que daba ella y al entrar vio a Kolbein. Estaba en posición de lucha enfrentándose a una mujer y logró tomarla desprevenida para sentarla a la fuerza en la mesa.
–¿DÓNDE ESTÁ? –preguntó Kolbein a una mujer, rápidamente le tomó el cabello y le estrelló la cabeza contra la mesa de madera–. ¿DÓNDE ESTÁ HELA, DEMONIO? ¡RESPONDE!
Adelina se acercó y vio que los ojos de la mujer eran negros sin un ápice de otro color. El demonio femenino se recompuso riendo con tranquilidad mientras Kolbein la miraba con furia en sus ojos heterocromáticos.
–No te diré nada, Príncipe de los Muertos –sonrió el demonio y se irguió en su asiento–. Tu madre debe estar pudriéndose en su tumba. Me alegro que su orden esté arruinado.
–Me encargaré de restaurar lo que mi madre creó –Kolbein acercó su rostro a la del demonio y mostró sus dientes–. Si tengo que hacerlo toda mi vida encontrar los artefactos que le arrebataron a mi madre, lo haré.
–No lo lograrás, Príncipe de los Muertos –el demonio femenino mantuvo su mirada seria e impasible en Kolbein–. No encontrarás nunca a nuestro líder.
–Nunca me pruebes, demonio.
Kolbein vio la funda de una daga y sus ojos mostraron sorpresa. Adelina mejoró su visión sobre lo que miraba el hijo de Hela y se dio cuenta que era la daga de su madre. Durante el encadenamiento de la deidad, seguramente el demonio femenino tomó la daga como trofeo.
Kolbein desenvainó su espada y sin titubear, le cortó la cabeza al demonio. La sangre brotó sin cesar manchando al muchacho por el rostro y una parte de su ropa vikinga. Tomó la daga de su madre y dejó la cabaña con un fuerte portazo.
–Por lo menos encontré tu daga, mamá. Te la daré cuando estes de vuelta.
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|| Don't you worry child ||
Observó la estación del tren.
Después de muchos años al fin había regresado a esa isla que tantos recuerdos le traía.
°•○●○•°
One shot inspirado en la canción 'Don't you worry child'
Este escrito esta narrado por Leo, contiene Fooligetta implícito, pero no se centra en la pareja.
Hubo un tiempo, hace algunos años, en el que Leonardo era feliz.
Solía tenerlo todo, tenía muchos hermanos con los que vivir aventuras, tenía tíos que lo cuidaban como si fuera su hijo, tenía un lugar al que llamar hogar y, sobre todo, tenía una familia que lo amaba.
Tenía a su papa Vegetta, un hombre con la fuerza de 100 guerreros, las habilidades de un elfo (ventajas de ser parte hibrido) y que además era el hombre más inteligente de toda la isla y sus alrededores.
También tenía a su dada Foolish, un híbrido de tiburón que fue bendecido, con una esperanza de vida mayor a la promedio, por los dioses gracias a su devoción a ellos a traves de sus construcciones.
Si, definitivamente Leonardo lo tenía todo; incluso sus hermanos solían bromear diciendo que él era una especie de rey y que había nacido en un trono de oro.
Pero esos días en los que lo tenia todo se habían ido hace mucho tiempo.
Llegó al primer lugar que iba a visitar ese día, su cuarto en la torre de su papa.
Observó la estructura desde afuera. El pasto había crecido bastante, el ascensor de afuera ya no funcionaba (posiblemente porque el del balcón se encontraba destruido), a la derecha pudo observar un hueco en la muralla del zoo, lo más seguro todos los animales se fueron hace tiempo, de su casa del árbol solo quedaba una parte del tronco.
Contuvo las lágrimas y entró a la torre. Subió directo al último piso, no quería imaginar lo que había pasado con los pobres aldeanos.
Al llegar al que por mucho tiempo llamó su hogar lo atacó la nostalgia. En cada rincón de esa habitación podía ver los recuerdos de lo que fue su familia.
La chimenea frente a la que jugaba al pilla pilla con sus papás, la esquina donde ponia la cama de su gato Chipotl, los espacios vacíos donde antes estaban los cuadros de su familia y, en la parte de arriba, su cuarto. Si cerraba los ojos y se concentraba aún podía escuchar a su dada contándole una de sus peculiares historias.
Una lágrima cayó por su mejilla al pensar en que todos esos recuerdos ahora solo existían en su mente.
Todavía recordaba comó todo cambió.
La Federación del QSMP había citado a todos los habitantes junto con sus hijos en el centro de la isla para darles un anuncio.
No recuerda muy bien lo que pasó cuando estuvieron ahí, era demasiado pequeña.
Recuerda su emoción al enterarse de que iba a poder pasar tiempo jugando con sus hermanos. Recuerda haber visto a sus padres un poco preocupados, pidiéndole que se pusiera su armadura y no se la quitara en ni un momento. Recuerda haberse aburrido de esperar a que llegaran todos.
Incluso recuerda tomar una foto en la que se veía de fondo la torre en la montaña de su papa y el dragón en el mar de su dada, foto que aún tenía en su álbum junto con las pocas que había logrado salvar.
Después de eso todo es borroso. Tiene algunos flashes de lo acontecido. Pequeños fragmentos del evento, pero nunca la historia completa.
'La dragona ha vuelto y...' '...deberán entregar a...' 'Me niego a dejar que mi hij...' 'Si no lo hacen ellos suf...'
Pero si hay algo que nunca podrá olvidar es la sensación de su corazón rompiéndose al escuchar las palabras de su papa cuando todo empezó a ir mal.
—Don't you worry my daughter —vio a su dada arrodillarse para estar a su altura mientras su papa apoyaba una mano en su hombro y con la otra sostenía una de las manos de su dada.
—Leo, mi niña —podia ver la tristeza en los ojos de su papa, tenia la misma mirada de cuando tuvo el accidente con una ballena, esa misma mirada que prometió no permitir de nuevo. — Quieren que vayas con tu mamá dragona.
Abrazó con fuerza a sus padres, se negaba a ir con ella, no le importaba si era su madre, ella los había abandonado a su suerte y prefería quedarse con sus padres.
—Don't you worry my daughter —la voz de su dada, usualmente juguetona y despreocupada, sonó más seria que nunca.— We won't let her take you.
De fondo escuchó un fuerte rugido y pronto los gritos comenzaron.
Observó la mesa junto a su cama encontrando la pulsera que solía usar todos los días para que sus padres supieran sus pronombres sin tener que preguntárselos.
Había dejado de usarla desde ese día.
Hubo un tiempo en el que solía identificarse seguido como Leonarda, se sentía cómoda siendo una niña y nadie en la isla había tenido problemas cuando un día sus padres les dijeron que ahora ese era su nombre.
Ahora llevaba unos años siendo solo Leonardo pues cada vez que pensaba en ese nombre lo asaltaban los recuerdos de su infancia y todo lo que había perdido en unos pocos minutos.
A veces creía que nunca se sentiría completamente feliz volviendo a ser Leonarda.
Guardó la pulsera en su mochila y continuó su viaje a su segundo destino, el dragón de su dada.
Llegó a donde solía estar la gran estatua de un imponente dragón, encontrando ahora solo un fozo de obsidiana donde antes había un hermoso mar.
Contuvo un sollozo al ver el trabajo de meses de su dada arruinado por el capricho de una dragona que no tenía el derecho de que la llamaran madre.
Con el pecho doliendo apartó la vista del lugar y empezó a caminar a su último destino pues no quedaba nada que ver del antiguo hogar de su dada.
Le tomó un tiempo subir la montaña; sabía que podía usar sus alas para llegar más rápido y sabía que su papa la regañaria si supiera que no estaba usando todas las habilidades que tenia para ser más eficiente, pero no se sentía correcto usarlas en ese momento.
Al llegar a la cima vio la figura de las 2 personas que lo estaban esperando en su último destino.
—Ey Leo, ¿estas listo? —asintió sin poder formular palabras pues sentía que si lo hacía empezaría a llorar.
Tomó a ambos de la mano y juntos entraron los 3 al pequeño monumento que había creado la Federación poco después de ese día.
Al llegar al centro dio una mirada a cada uno y se separaron para acercarse a diferentes estantes. De su inventario sacó un ramo de claveles blancos y tulipanes morados y naranjas que colocó con cuidado en dos floreros junto a una foto.
De fondo pudo escuchar a Dapper susurrando algunas palabras con la voz entrecorta y también pudo escuchar a Bobby sollozando, pero no prestó atención ni volteó; a pesar de haber ido los 3 juntos llegaron al acuerdo de que dejarían que cada quien se desahogara sin interrumpirse.
Observó de nuevo la foto y, por primera vez en el día, se permitió llorar.
—Dada, papa... don't you worry about me. You taught me to be strong and I will stay strong —cerró los ojos y susurró. — I love you —levantó la mirada leyendo el grabado abajo de la foto.
'En conmemoración a Vegetta y Foolish. Dos grandes guerreros que dieron su vida defendiendo a la isla.'
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La mamá de la mamá, algo que me hubiera gustado tener
Quiero aclarar algo. Daría la vida por mi mamá y si algún día me muero y tuviera que cruzar el Aqueronte para regresar y ayudarla, lo haría. Así de intenso es el amor que siento por ella.
Otra cosa es que no tengo ningún trauma ni he sido una niña maltratada por mi mamá. Jamás me ha pegado, ni siquiera de juego. Ella tenía un carácter de mierda, sí. Pero más allá de una ocasional gritada y una buena puteada, ya de adolescente, jamás pasó nada.
Sin embargo, varias cosas ocurrieron entre mi adolescencia y mi ahora adultez y maternidad que hicieron que mi mamá deje de ser mamá como tal y pase a ser más mi hija o mi protegida. Al menos, así lo siento. Uno de esos sucesos fue la muerte de mi papá. Luego de eso, RECIÉN me di cuenta del estado emocional y mental de mi madre. No lo había visto antes, porque mi papá entraba como muralla o como escudo protector, no permitiéndome ver el panorama completo. Por poner un ejemplo, ella ha llegado a desearme la muerte, a amenazarme con ella morir para ver si recién ahí la valoraba, entre otras cosas. No le guardo rencor por ello, entiendo que fue en un momento de loca depresión y la gente en estos estados dice idioteces como esa.
Entonces, ahora que hay un poco de contexto, sí me hubiera gustado contar con mi madre como la mamá de la mamá, esa que (cuenta la leyenda) está ahí al lado de la hija cuando recién se convierte en madre, que agarra su mano para apoyarla y consolarla en su agobio, que la ayuda a mantener la casa limpia porque la reciente operación de cesárea no la deja moverse por el dolor, que la ayuda a cuidar al nuevo bebé, permitiéndole a la nueva mamá dormir y descansar un poco, de ponerse hojas de col en las tetas adoloridas y de meterse al baño una hora a tratar de liberar el estreñimiento. Yo no tuve ni tengo eso. Con esto, no culpo a mi mamá de ser mala, pero sí la culpo de no poner de su parte. De rendirse a la primera, de huir cuando la situación genera tensión o algo de esfuerzo. La culpo de no actuar como mi mamá y de creer tanto en la búsqueda de la felicidad propia que a veces se olvida que esa búsqueda hace infelices a otros. La culpo de haberse preocupado más por cuántos días más iba a tener que cuidar a mi perrita antes de pensar en lo asustada que yo estuve esos días internada en la clínica a punto de perder a mi hij@ por amenaza de aborto. "Qué prioridades y egoísmo de mierda", recuerdo que pensaba. La culpo por apoyar sólo cuando a ella le conviene o le resulta fácil hacerlo, cuando este apoyo calza en su agenda. En fin.
A veces veo imágenes, leo textos o escucho historias de amigas cercanas que hablan acerca de cómo su madre estuvo ahí de manera incondicional, sin poner peros ni trabas y sólo me queda pensar "qué bien por ellas, qué lindo sería". No me siento identificada jamás con estos escritos.
Mi mamá, mi inestable mamá. La amo tanto, pero a veces es tan difícil hacerlo. Intento comprenderla, intento entenderla, intento aceptarla. Pero es difícil.
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Delana: El Alba de la Esperanza
En la penumbra del abismo, donde yacen los sueños rotos,
surge un destello ardiente, una llama en el vacío,
la esperanza se alza, desafiando al desaliento,
con sus alas extendidas, en busca de un nuevo brío.
En cada rincón oscuro, donde la desesperanza se anida,
la esperanza se levanta, como un faro en la tormenta,
susurra palabras de aliento, a los corazones heridos,
y despierta la fe, la fuerza que nunca se encuentra ausente.
Es la promesa de un nuevo día, el renacer de los anhelos,
el aliento en el suspiro, el resplandor en la noche fría,
la esperanza es el hilo que une los corazones rotos,
y en su danza incansable, nos guía hacia la alegría.
En los ojos del niño que sueña con un mundo mejor,
en el abrazo cálido que sana las heridas del alma,
la esperanza se manifiesta, con su resplandor eterno,
iluminando los caminos en la senda de la calma.
Atraviesa montañas de adversidades, sin desfallecer,
convierte la tristeza en fortaleza, el miedo en coraje,
y en cada paso incierto, nos impulsa a renacer,
es el faro en la oscuridad, la guía en el turbio paisaje.
No importa cuán profundo sea el abismo en el que te encuentres,
ni cuántas veces la vida haya golpeado tus ilusiones,
la esperanza siempre está allí, susurrando en tus oídos,
que puedes volar alto, romper cadenas y alcanzar horizontes.
Es un suspiro de vida en medio de la desolación,
un rayo de luz en el sombrío túnel del desencanto,
la esperanza nos muestra que aún hay razones para seguir,
y en su abrazo cálido, encontramos nuestro propio canto.
¡Oh, dulce esperanza, sustento del alma dolida,
no importa cuán lejos esté el horizonte prometido,
te aferras a nuestras vidas con tenacidad infinita,
recordándonos que, en cada nuevo día, somos renacidos!
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Santo Tomás de Aquino, sacerdote dominico, doctor de la Iglesia, patrón de las escuelas católicas
Fraile dominico y gran teólogo conocido como el Doctor Angélico, Tomás de Aquino vivió entre 1225 y 1274. Sintetizó la filosofía aristotélica y la patrística con la confianza en que la razón puede armonizarse con la fe cristiana. Es el protector de las escuelas católicas, teólogos y libreros.
Santo Tomás de Aquino, sacerdote dominico, doctor de la Iglesia, patrón de las escuelas católicas
28 enero
"¡Ustedes lo llaman el buey mudo! Yo les digo que este buey mugirá tan fuerte que su mugido resonará en todo el mundo". San Alberto Magno, su maestro, no se equivocó. Con estas palabras, lo defendió de sus compañeros de estudios, quienes le habían dado ese apodo por su carácter taciturno y aparentemente poco brillante.
Encarcelado por su familia por haberse hecho un religioso predicador
Tomás nació en el castillo de Roccasecca, en el Bajo Lazio, de los Condes de Aquino, emparentados con el Emperador Federico II. Su padre Landolfo esperaba que fuera abad del Monasterio de Montecassino, pensando que de ese modo se habría conjuntado el carácter tímido y amable de su hijo con sus ambiciosos planes políticos. El punto era que Tomás, rechazando cualquier ambición, ya había elegido una Orden mendicante para convertirse en un fraile dominico en Nápoles. Una elección muy frustrante para su ambiciosa familia. Sintiendo traicionadas las expectativas familiares, su madre y dos de sus hermanos lo secuestraron y lo mantuvieron prisionero en su castillo por un año. Su humor, poco sociable pero a la vez muy pacífico, se alteró solo cuando le hicieron entrar a una prostituta en su recámara para hacerlo desistir de su vocación. A ese punto, Tomás reaccionó aferrando con fuerza un leño ardiente y la hizo escapar. Con la ayuda de sus hermanas, se cuenta que luego Tomás logró escapar haciéndose bajar de las murallas del castillo de Roccasecca en una grande cesta.
Un intelectual enamorado de Dios
Finalmente libre del acoso familiar, fue enviado a Colonia y allí, con San Alberto Magno como su maestro, profundizó el aristotelismo. Se trasladó luego a París donde, no sin dificultades con el clero secular, enseñó en la Universidad. De regreso a Italia intensificó el estudio de Aristóteles gracias a las traducciones de un cofrade, y compuso el conocido himno vinculado a la fiesta del Corpus Christi, el "Pange lingua". Comenzó a escribir su "obra maestra", la Summa Theologiae. De este genial compendio teológico son particularmente conocidas las Cinco vías para probar racionalmente la existencia de Dios. (cf. ST. I Pars, q. II). El centro de su trabajo fue la confianza en la razón y los sentidos: la filosofía es un válido auxilio de la teología pero la fe no anula la razón. (cf Rm 1,19). Amaba el estudio y no es difícil imaginar por qué su inmensa producción filosófico-teológica haya causado un gran impacto entre los teólogos contemporáneos. Un día, el 6 de diciembre de 1273, Tomás le dijo a su cofrade Reginaldo que ya no escribiría más: "No puedo, porque todo lo que he escrito es como paja para mí en comparación con lo que se me ha revelado". Según algunos biógrafos, una experiencia mística con Jesús precedió a esta decisión. Parece ser que cayó enfermo en 1274, en el viaje a Lyon, donde el Papa Gregorio X lo había convocado para el Concilio, y murió en la abadía de Fossanova. Tenía sólo 49 años.
Santo Tomás leído por Chesterton: la reconciliación fe-razón
El famoso escritor inglés G. K. Chesterton, con su fina agudeza, en 1933 le dedicó un conocido ensayo titulado "Santo Tomás de Aquino". En tal texto Chesterton escribió: "Tomás fue un gran hombre que concilió la religión con la razón, que la expandió hacia la ciencia experimental, que insistió en que los sentidos son las ventanas del alma y en que la razón posee un derecho divino a alimentarse de hechos, y que es competencia de la fe digerir". Para Chesterton, tanto Santo Tomás como San Francisco fueron los iniciadores de una gran renovación del cristianismo desde dentro y cuyo centro fue la Encarnación: "... estos hombres se hacían más ortodoxos al hacerse más racionales y naturales: sólo siendo así de ortodoxos pudieron ser así de racionales y naturales. En otras palabras, lo que realmente se puede llamar teología liberal se desplegó desde dentro, desde los misterios originales del catolicismo".
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El mismo sentido que tiene para las vocles un abesedario ran extenso puntos y comas querer corran frases que van cowriendo sin reconser el piso o los bloques que van construyendo marea vacíos y amplios decirrros silencios corrompidos por bombasos entre montañas en valiosos metales la tierra convirtiendo eandole a algo milenario un precio sin reconocimiento tierras fértiles convertidas en calles donde micros van recorriendo palabras grises en colores saber tadas de gritos y remordimientos cesos revueltos huesos sueltos músculos decallebdo lenguaje inenrwndible innecesariamente legibles para quien no escucha el mismo concierto trompetas de ginetes y rayos absueltos cuatro jinetes en búsqueda de seres .
Puertas verdes llenas de musgos en selvas que no se conocen como la Atlántida la cual se encuentra entre arenas dónde antes había mar .
Las cosas se transforman y la seda al mono le queda bien el color a una pared gris le puede conmover a seres fríos el calor los puede derretir y en agua convertir la lucha de una contradiccion puede disolver la idea con el ego y convertir el fierro en fuego máquinas de gases agresivos en desventaja frente a la valentía del ser gritos ráfagas de ases contra reyes sobrepuesto en números bajes que se mantienen arriba por el trabajo de los que miran el suelo son darse cuenta que vuelan gracias a sus propias plumas rapases Martines y búhos gritando en bosques salvajes ayudando a la luna con algoritmos y suaves compases ruidos que solo para pocos son melodías incontrolables rabia e ira convertida en actos innentwndibles para los acostumbrados a la norma de la comodidad de la esquina creciendo entre gente que amigos era fortuna fiestas con música eran festivales y un birra era infinita marimba bendita convirtiendo conversaciones en creaciones . colctocomboctatobas . A veces no es la palabra del diccionario es la acción vividos me convertí en sapo por mi propia mala desicion la rabia sigue viva la mente confundida y entregada en un río y crecida amante de la niebla y el fuego de la noche contra las máquinas agresivas actos nn que en una manada causan revuelta emotiva el cemento es eterno pero bajo ella la tierra habita el ser humano en decadencia y la Zetas en silencio conspiran hormigas hablan en otros idiomas que el mejor lector no entendería en libros de memorias sin tinta vivida falta una grabadora para poder guardar en un disco la vida ni un tera en ella caberia hay tanta tecnología pero no se puede enseñar la libertad a una plaza fría lo que se consigue no es dinero ni buena vida es convertirlo en momentos que cuando niños no existían no ver a mama llegando cansado después de 50 horas trabajadas sin ser valorada ibtelegicñebcia poco apreciada valiente extrañable sigo siendo alguien innecesario en su textos como pretextos un bálsamo ante tanto humo y polvo remolinos de vientos escribo para no morir en silencio un ser vagabundo de sentimientos con muchas vivencias de apoco entendiendo lo valorable de lo menos caro es lo que estoy sintiendo partidos con pelotas plásticas y arcos entre plomos .tiempo.
Gritaba el supuesto loco de la población que nadie quería entender ni comprender solo el grito del viento que se hacía presente en una pena que nadie sentía ni quería comprender ni en su cuerpo podía caber zapatos que no se compartían porque entre sonrisas y papeles el podía contener de dónde eres dónde habitas dónde plantas dónde eres un ser real sin querer corromper sin querer conseguir algo a beneficio solo por entre todos crecer.
Pólvora roja fuego violento tintas en las paredes con amantes del texto son sentido los escritos para quienes pensaban que era excremento sin ellos mismos atreverse a decir que estaban descontentos en murallas que supuestamente eran de ellos robando haciendo de todos con letras y trazos rectos colores sin formas y risas de gallos a las seis de la mañana corriendo . Despistando la gorra con un supuesto desperfecto aborreciendo en lo hemos estado creciendo lo más odiado en lo que me eh estado convirtiendo aberrado odiado no se puede odiar más delo que se odia el ser de adentro no es envidia es no entender la simpleda de convertir la pena en lamentos y con eso colores dorados entre llanuras y flores conciritendo orégano PAL estómago y hongos PAL cerebro sin importar lo que venga ni lo que se estallengo un regalo esfumante no hay .
Gengibre para una garganta gritando lamentos la carne se va sigue vivo el recuerdo de lindas palabras de compartir conocimiento de dónde sacar agua en cascadas no en lugares lentos fuego y humo para alejar los insectos fuegos cómo capmas dónde historias se hacen vivencia y momentos son eternos Serca o lejos no los olvido después de todos son parte de mi vida su vida subida y bajada de una realidad comprometida de error malditos y seres benditos las estrellas cuidan pero tienen un humor estricto la cruz del sur solo apunta el sur o apunta otro registro ? Es como la brújula que guía lo oculto lo lejano del calor pero encuentro sercamo de ritos ?
Maldigo a mi malditos demonios aún no los extintos modo vikingo encarando a ofin por qué me puso esto tan adentro guerras en un cuerpo interno mientras se camina se queman ciudades de calma con batallas de recuerdos si creces vale la p na solo hacerlo sin con quien compartir una copa de agua y celebrar que se ganó la batalla que el dedo que se perdió valió la pena en esas escalas grandes murallas castillos en bosques perdidos sin encontrar caminos donde ellos se hallan solo quienes llegaron son la fe de que eso existió creer o conocer tener fe o exp rimentar confiar o hablar fuego o llamas agua o tormentas de arenas monos caen de sus ramas caen con sus navajas entre sedas y trajes rajan una vez como nocida la verdad la mente solo soporte entre pastisales de trigo y arañas iudas que buscan el crecer como seres más que el odio y au propio color hay tantas palabras y una sola para explicarlo... dolor
Existencia sin abrazos reales moribundo de un explendor de una bomba reventando convirtiéndose en temor , onda expansiva como miedo fuego de desconfianza como destrucción metáforas de palabras mas fuertes que los kilotones de Japón . Perro sin correa con certeza de que vuelve a la perrera es la única via pero mientras galopa en el cemento deja buenas huellas después de cagar en pantanos de flores únicas se fue? No volverá habita en un espacio que no es facil entrar amigos no compas no hermano de esos que a pesar de todo están a pesar del daño intentan enseñar de la única forma que los formaron un árbol chueco diría con o de volver a enderezar pero siempre en busca del sol está bien o mal se entiende la mierda de ser humano en la que controversiasse forman más allá de alguien normal grita en sil ncio para no llamar la atención de quien no quiere hablar scuchar ni ayudar el morbo solo observa los errores que en la biga agena no puede observar Carmencita quien mucho abarca poco aprieta por eso se buscan más almas pa amarrar ideas que forman valores de amistad los rompí todo por eso me caigo en la soledad y la abrazo con valentía sin pena tanta rima tanta tinta tanta arena tantas veces convertidas en temas sef lip huma todo se convertía en una noch violenta contra el sistema buscando la calma de espíritus inconformes de una rara escena no en cuna de oro si no animales y pastos y ruidos s ensordosi, más palabras mas acciones más silencios innecesario en ojos brillosos.
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¿Escritor favorito? Y el escrito también claro
Este es mi escrito favorito porque siempre me da fuerza, aunque Benedetti no es mi escritor preferido...
NO TE RINDAS
No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo tambien el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,
No te rindas por favor no cedas,
aunque el frio queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada dia es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.
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"y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad"
Romanos 11:26
Cuando Moisés cantó ante el mar Rojo, se gozó en gran modo sabiendo que todo Israel estaba salvo. Ni una gota de agua cayó de aquella sólida muralla hasta que el último hombre del Israel de Dios hubo puesto sus pies con seguridad en la otra ribera mar. Hecho esto, las aguas se juntaron otra vez, pero no hasta entonces. He aquí una parte de aquel canto: “hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste" ( *Ex 15:16* ). En el día postrero, cuando los elegidos cantarán el canto de Moisés, siervo de Dios y del Cordero, éste será el canto triunfal de Jesús: “De los que me diste, ninguno de ellos perdí” ( *Jn 17:12* ). En el cielo no habrá tronos desocupados. Todos los que hemos sido elegidos por Dios, todos los que hemos sido redimidos por Cristo, todos los que hemos sido llamados por el Espíritu Santo, todos los que creemos en Jesús, cruzaremos seguros el mar. No todos han desembarcado, pues parte de la hueste ha cruzado ya el mar y parte lo está cruzando ahora. La vanguardia del ejército ya ha llegado a la costa. Nosotros estamos marchando a través de las profundidades, estamos en este día siguiendo con dificultad a nuestro Guía en el corazón del mar. Animo, puesto que la retaguardia pronto estará donde ya está la vanguardia; el último de los escogidos muy pronto habrá cruzado el mar, y entonces se oirá el canto de triunfo, cuando todos estén seguros.
Estemos tranquilos y seguros, pronto estaremos al otro lado del mar
Bendiciones 😇☺️🙏
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Arte Sumerio y Arcadio: arte Babilónico
Arte sumerio y arcadio: Arte babilónico -Primer imperio de la historia 2150a.c primer registro escrito en cuneiforme
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Estela de Buitres. -Representa la rivalidad y la victoria del rey Eannatum de Lagash sobre Umma, junto a soldados de Lagash pisoteando los cadáveres enemigos. Ejemplo del arte propagandístico y narrativo, representación del poder Relieves: conquista y rituales -IV a I a.c -Arquitectura: Templos en pirámide escalonada, la cercanía de lo humano con lo divino -Escultura: Figuras votivas y relieves, material alabasto, piedra calisa, bronze
Arte Babilónico -Códice Hammurabi -Murallas y templos Marduk -Jardines colgantes -Puerta Ishtar (diosa del amor y la guerra) Ate Asirio -Palacio Nimrud -Ninive -Los Lamassu Materiales que se trabajaban: piedra, ladrillo, bronce y arcilla. Adentrandonos en las Puertas de Ishtar, del periodo Neobabilonico, construido con ladrillos con el nombre de Nabucodonosor II, líder y creador de la gran metrópoli y los símbolos que recordamos de esta ciudad, las puertas eran una de las ocho entradas monumentales de la gran ciudad, cumplían una función decorativa, pues estaban bellamente adornadas. Pero además de decorativa tenían una función simbólica y de defensa; sobre las magnificas columnas habían grandes leones, toros y dragones, símbolo de prestigio y poderío. El león, animal circundante de la zona, era representado en todo el arte Mesopotámico, era un animal asociado con la realeza, símbolo de el mas grande imperio en su momento, vigilaba las puertas de la ciudad, tenia una función protectora además de ser icono de fuerza apto para la guerra, justo como la Diosa Ishtar
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Las ciudades amuralladas
La arquitectura de las ciudades amuralladas y las fortificaciones medievales ha sido, a lo largo de la historia, un elemento esencial para la defensa y la organización de los territorios Desde el siglo V hasta el siglo XV, las ciudades y castillos amurallados no solo se construyeron como una protección militar, sino también como una manifestación de poder y dominio. Estas estructuras, presentes en distintos países del mundo, reflejan las particularidades culturales y los avances tecnológicos de cada región.
En Europa, las ciudades amuralladas fueron un elemento común desde la época del Imperio Romano hasta el fin de la Edad Media. La fortificación de ciudades como Ávila en España, Carcassonne en Francia y York en Inglaterra, muestra la gran importancia que tuvo la protección en un contexto de constantes conflictos territoriales y amenazas externas. Las murallas, usualmente construidas en piedra, rodeaban las ciudades, incluyendo torres de vigilancia y fosos, lo cual dificultaba el acceso de enemigos. En estos casos, las ciudades no solo se protegían con murallas sino también con castillos, que eran residencias nobles y puntos de defensa estratégica.
En Asia, especialmente en China y Japón, las fortificaciones también jugaron un papel crucial. La Gran Muralla China es el ejemplo más icónico y extenso de arquitectura defensiva; construida para proteger al imperio de los ataques de pueblos nómadas, esta estructura evidencia el poder y la capacidad de organización del gobierno chino. En Japón, los castillos como el de Himeji fueron diseñados no solo para la defensa, sino también para mostrar la riqueza y el estatus de los daimyo, o señores feudales. Los castillos japoneses, además, incorporan características arquitectónicas únicas, como las murallas escalonadas y los techos en varios niveles, lo cual refleja la integración del diseño estético en la arquitectura militar.
En el Medio Oriente, las fortificaciones también fueron fundamentales debido a su ubicación estratégica y a los conflictos religiosos y comerciales de la región. Las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén son un ejemplo de la complejidad y el simbolismo de estas estructuras. Construidas y reconstruidas en varias épocas por diferentes civilizaciones, estas murallas reflejan la historia multicultural y la importancia religiosa de la ciudad. En las zonas desérticas, las fortalezas incluían características como torres de vigilancia elevadas y reservas de agua para resistir los largos asedios.
América, aunque no tenía grandes ciudades amuralladas como en Europa o Asia debido a diferencias culturales y de desarrollo histórico, también cuenta con ejemplos de arquitectura defensiva, sobre todo durante el periodo colonial. Las murallas de Cartagena en Colombia y San Juan en Puerto Rico fueron levantadas por los colonizadores españoles para proteger los puertos de ataques de piratas y enemigos europeos, adaptándose a las necesidades y características del territorio americano.
En conclusión, la arquitectura de las ciudades amuralladas y las fortificaciones medievales es un testimonio de la adaptación humana a un contexto de constante amenaza y conflicto. La diversidad de estilos y técnicas arquitectónicas en cada región no solo responde a las necesidades de defensa, sino que también refleja los valores culturales y el desarrollo técnico de cada civilización. Hoy, estas estructuras no solo representan una herencia histórica y arquitectónica invaluable, sino que también son recordatorios de una época en la que la protección del territorio y la exhibición del poder eran cruciales para la supervivencia de las ciudades y sus habitantes.
Escrito por: Joed Montalvo, en colaboración con Kyani Rodriguez, Juleisy Berrios, y Kamila Mendez
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🚀🌟 Cultura Empresarial: ¿El trampolín o la piscina sin agua para el Desarrollo de Talento? 🤔🌊 💡 Imagínense que su empresa es un videojuego de estrategia. Tienes recursos limitados -y no hablo sólo de dinero, sino de talento humano-, y tu misión es construir una civilización próspera. Ahora, dime: ¿Qué harías primero? ¿Construirías estructuras imponentes o entrenarías a tus aldeanos para que sean los mejores en lo que hacen? 🎮👾 - 🏗️ *Cultura Empresarial* - Esa es tu fortaleza, tu castillo. Una buena cultura es como una muralla que protege y nutre, permitiendo que quienes están dentro se sientan seguros para innovar, arriesgar y, sí, también fallar. Poseer una cultura sólida es tener una base donde cada personaje del juego puede desarrollarse y especializarse. - 🌱 *Desarrollo de Talento* - Estos son tus héroes, tu ejército. Ellos son quienes realmente están en el campo de batalla día con día. ¿Qué pasa si están desmotivados o, peor aún, si sienten que el castillo para el que luchan no vale la pena? Game Over. Por otro lado, si encuentras la forma de que sus habilidades brillen... ¡No hay quien te detenga! Ahora sí, vamos al grano, ¿cómo construir esa cultura que sea la envidia del reino vecino? 🎯 🛠️ *Integración de valores* - que cada miembro de tu clan crea, vive y respire. No basta con tenerlos escritos en el gran libro del vestíbulo. 🔄 *Feedback constante* - igual que los tutoriales que te dan tips para mejorar en tu partida. Un jefe que se comunica y escucha es como ese NPC que te guía hacia el tesoro. 🔝 *Desafíos que escalen con ellos* - tal como esos jefes de nivel que te hacen subir de rango, la dificultad de sus retos debe crecer a la par de sus habilidades. 🙌 *Reconocimiento* - monedas de oro, armaduras legendarias... no tiene que ser algo material, pero reconocer el esfuerzo es como subir de nivel: te hace sentir que vas por buen camino. Y aquí viene la trampa mortal: el estancamiento. Presiona Start y reinicia si sientes que tu barra de progreso está congelada. Cambiar no es malo, es adaptarse para sobrevivir. 🔄✨ Tal como en los videojuegos, en la gestión del talento hay achievement unlocked y game overs. La clave está en cómo te levantas después de cada caída y cómo celebras cada pequeña victoria. Al final, lo que vale es la partida, no sólo el resultado final. ¿Tienes tu joystick listo para crear la mejor cultura empresarial y desarrollar el talento de tu equipo? ¡Espero tus comentarios, estrategias y, si crees que alguien se puede beneficiar de esta charla, etiquétalo! ¡Vamos a hacer que esta comunidad crezca al nivel de una partida épica! #CulturaEmpresarial #DesarrolloDeTalento #GestiónHumana #LíderesDelFuturo #HRGamers #InnovaciónCorporativa 🎲💼👥
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Buenas noticias: 03/05/24.
Anteriormente relaté un concepto base de mi escrito, La Revolución Y El Crimen Del Rebelde. La idea sigue rodando, escribir con disciplina no es tan fácil con circunstancias como murallas retrocediendo el tiempo de mis planes al escribir. Sin embargo, una de estas murallas no fue un obstáculo de mala aparición, sino un mensaje. No hace mucho un familiar informó que tomó el atrevimiento de enviarle un mensaje a un profesor de literatura el cual habría de publicar dos poemarios y es perteneciente a una editorial. El anuncio equivalía a pedirle a ese mismo profesor una oportunidad para enseñarle mis escritos, mis novelas. Él aceptó. La emoción no tardó en aparecer en mi, junto a esta la misma incertidumbre. Jamás me revelé contra alguien que pudiera juzgarme en cara, nada igual a un simple comentario más en las redes sociales, un comentario sin rostro, sin identificación. ¿Cómo sabré si un comentario en alguna red social tiene la equivalencia de importancia que los comentarios de una persona real, una con cara, una con identificación, registro de sus méritos. El miedo fue tanto que hice llegar mi escrito con retraso, pero me atreví a hacerlo. Recuerdo que al haber enviado mi escrito le realicé una cuestión a mi madre. "¿Qué ocurre si dice que tengo talento?" Ella me contestó algo que no recuerdo, pareció que esa pregunta no me importaba tanto como la siguiente: "¿Y que ocurre si dice que no tengo talento?" Ella me dijo que entonces ese profesor no era tan bueno como pensó, me aconsejaba desde un principio que no le hiciera caso en el caso de fracasar porque él podría brindar una opinión negativa, pero alguien más me daría una positiva. El arte es abstracto. Dijo, pero se que no era así, el arte no es abstracto, el verdadero arte es aquel que provoca un impacto mental y sentimental en uno, no un simple cuadro azul sin valor en un museo. Para el primero de mayo el profesor avisó que lo leería apenas tuviera la oportunidad. Hoy, sin concluir un mes, una semana, o siquiera un día, me contestó: "Gracias por confiarme tu libro. Tienes mucho talento para la narración. Te recomiendo terminar la novela teniendo disciplina, y lee para seguir aprendiendo." En resumidas cuentas, eso fue lo que dijo. Cuando leí como halagaba mi narración algo en mi explotó. Comencé a llorar, me sentí como Amy Winehouse ganando el grammy, o tal vez Kurt Cobain llorando detrás de los escenarios mientras fumaba. No tengo talento, a lo que él se refiere son mis cuatro años de escritura constante. Sin embargo, por eso mismo lloré. La escritura fue desde un inicio mi liberación, mi razón para seguir experimentando, mi razón para odiar, amar, caer, levantarse. Siempre he cargado conmigo la idea de que como seres humanos, nuestra dedicación no solo abarca existir, sino aprender la lección de lo que involucra vivir, tener vida. Mi razón para buscarlo está en la escritura. Pero, ¿cómo puedo saber que hago lo que busco si no puedo expresarme tan bien para que todos me entiendan? Con miedo, enseñé mi mente a un adulto, mi sorpresa fue que halagara la forma en que doy a expresarme. He llorado escribiendo, reído también. Me siento liberada, satisfecha porque mis años escribiendo no soy para matar mi tiempo de vida, mis ocho meses escribiendo de siete a seis horas diarias. Espero que aquel mensaje de positividad me lleve a la cima de mis logros, la escritura está siendo malinterpretada o mofada en la actualidad, pero no implica que todo sea malo. Se que vivir de la expresión humana, el arte mismo, no es fácil, pero lo bueno no siempre significa ser fácil, y ese es el punto. Espero de aquí a unos años poder publicar uno de mis escritos, un libro, poder hablar por esas personas que no hallan las palabras para si mismos, ser su ayuda. Enseñarles la emoción de existir en un par de letras.
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Lecturas del Martes de la 3ª semana de Pascua
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Lecturas del día 16 de Abril de 2024
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 7,51–8,1a
En aquellos días, habló Esteban ante el sanedrín, diciendo: “Hombres de cabeza dura, cerrados de corazón y de oídos. Ustedes resisten siempre al Espíritu Santo; ustedes son iguales a sus padres. ¿A qué profeta no persiguieron sus padres? Ellos mataron a los que anunciaban la venida del Justo, al que ahora ustedes han traicionado y dado muerte. Recibieron la ley por medio de los ángeles y no la han observado”.
Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.
Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 31 (30), 3cd-4.6ab.7b.8a.17.21ab
R./ En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dirígeme y guíame. R./ En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. En ti, Señor, deposito mi confianza y tu misericordia llenará de alegría. R./ En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo y sálvame, por tu misericordia; cuídame, Señor, y escóndeme junto a ti, lejos de las intrigas de los hombres. R./ En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. Aleluya.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Juan 6,30-35
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué signo vas a realizar tú, para que lo veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”.
Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.
Palabra del Señor
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Citas y comentario de «As lojas de canela», de Bruno Schulz
Escrito por Jesús J. Prensa Una amiga me trajo desde Lisboa este libro: lo he leído en portugués con asombro, es breve y es inmenso, un mundo. Anoto aquí varios fragmentos fascinantes: 1 – Esta aventura de mi padre con los pájaros fue la última y brillante contraofensiva que el incorregible improvisador, el estratega de la imaginación, lanzó contra las murallas de un invierno estéril y vacío. 2 –…
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FUGACIDAD
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Primero, antes del sueño, la muy serena oscuridad, y tarde ya nos dimos cuenta de nuestra grata compañía. Grata por un tiempo, alegre en el conocimiento ciego de nuestro roce ligerísimo de cuerpos. Y pervivíamos en el espacio indefinible, como pervive, sutil y cauto, lo innombrable. Luego la rajadura, el gran tajo del haz, horror de nuestras emociones. Ahí el fin del extravío de la ausencia; delante de nosotros, a partir de entonces y de vez en vez, la ceguera de la suma cabal de los colores. Poco a poco desaparecimos, uno a uno, sin darnos cuenta. Pero la resta fue dramática y procuramos el diálogo en la danza y en la danza la expresión genuina de los terrores soterrados. Abierto el ventanal: el hurto, la feroz luminiscencia. Después los rubios rastros de hambre, un apetito acumulado que, indolente e ineludible, volvería por más. Nos escondimos, nos cobijamos con nosotros mismos, vestidos sólo con nuestra cobardía. Cuando fui salvo al fondo aval del aposento y protegido por temblantes somas, quise entregarme al estrépito del desenlace en el descubrimiento de lo inefable, al frente. Al ser el espécimen epidérmico de nuestra horda, deseé el refugio camuflado de murallas similares y multiplicadas. Hablose mucho de la suerte y nuestra suerte, echada de antemano en el compacto cuarto, dictaba eternamente amputaciones déspotas. Así se dio la fuga de la cual seguro estuve nunca, pues a menudo cavilaba sobre la sombra al interior del esplendor y en su ocasión para venir a devorarnos. Me supe el último, y mi particular materia derivó en parálisis. Descubierto el cajón, mártir la consciencia por el florete de la luz, una tenaza blanda me fulminó la mente al estallar mi cráneo contra la áspera vicisitud de un firmamento bruto. Tuve un momento milagroso de claridad y conocí el motivo de mi existencia. La fiebre fabulosa de mi testa asfixió el aire y, desprovistos de vacilo y suavidad, sus albores vastos y voraces pervirtieron lo velado. Pronto tenté el flujo de un poder supremo; lo vislumbré: sin mí no sería nada. Falto de noción, caí al vacío despojado de mi esencia. Me uní a los otros paladines lacerados por el éxtasis, muertos o agonizantes, y, sin embargo, adictos a la evocación de su abrasiva historia. ¡Oh, cruel y refulgente quemadura, ¿qué somos los cerillos cuando nos apagamos?! Si tan solo pudiéramos unirnos a la llama universal... Escrito en 2017, publicado originalmente en el número fundacional de la Revista Perpetuum en enero de 2023.
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SANTO TOMÁS DE AQUINO, SACERDOTE DOMINICO, DOCTOR DE LA IGLESIA, PATRÓN DE LAS ESCUELAS CATÓLICAS
Fraile dominico y gran teólogo conocido como el Doctor Angélico, Tomás de Aquino vivió entre 1225 y 1274. Sintetizó la filosofía aristotélica y la patrística con la confianza en que la razón puede armonizarse con la fe cristiana. Es el protector de las escuelas católicas, teólogos y libreros.
S. TOMÁS DE AQUINO, SACERDOTE DOMINICO, DOCTOR DE LA IGLESIA, PATRÓN DE LAS ESCUELAS CATÓLICAS
28 enero
"¡Ustedes lo llaman el buey mudo! Yo les digo que este buey mugirá tan fuerte que su mugido resonará en todo el mundo". San Alberto Magno, su maestro, no se equivocó. Con estas palabras, lo defendió de sus compañeros de estudios, quienes le habían dado ese apodo por su carácter taciturno y aparentemente poco brillante.
Encarcelado por su familia por haberse hecho un religioso predicador
Tomás nació en el castillo de Roccasecca, en el Bajo Lazio, de los Condes de Aquino, emparentados con el Emperador Federico II. Su padre Landolfo esperaba que fuera abad del Monasterio de Montecassino, pensando que de ese modo se habría conjuntado el carácter tímido y amable de su hijo con sus ambiciosos planes políticos. El punto era que Tomás, rechazando cualquier ambición, ya había elegido una Orden mendicante para convertirse en un fraile dominico en Nápoles. Una elección muy frustrante para su ambiciosa familia. Sintiendo traicionadas las expectativas familiares, su madre y dos de sus hermanos lo secuestraron y lo mantuvieron prisionero en su castillo por un año. Su humor, poco sociable pero a la vez muy pacífico, se alteró solo cuando le hicieron entrar a una prostituta en su recámara para hacerlo desistir de su vocación. A ese punto, Tomás reaccionó aferrando con fuerza un leño ardiente y la hizo escapar. Con la ayuda de sus hermanas, se cuenta que luego Tomás logró escapar haciéndose bajar de las murallas del castillo de Roccasecca en una grande cesta.
Un intelectual enamorado de Dios
Finalmente libre del acoso familiar, fue enviado a Colonia y allí, con San Alberto Magno como su maestro, profundizó el aristotelismo. Se trasladó luego a París donde, no sin dificultades con el clero secular, enseñó en la Universidad. De regreso a Italia intensificó el estudio de Aristóteles gracias a las traducciones de un cofrade, y compuso el conocido himno vinculado a la fiesta del Corpus Christi, el "Pange lingua". Comenzó a escribir su "obra maestra", la Summa Theologiae. De este genial compendio teológico son particularmente conocidas las Cinco vías para probar racionalmente la existencia de Dios. (cf. ST. I Pars, q. II). El centro de su trabajo fue la confianza en la razón y los sentidos: la filosofía es un válido auxilio de la teología pero la fe no anula la razón. (cf Rm 1,19). Amaba el estudio y no es difícil imaginar por qué su inmensa producción filosófico-teológica haya causado un gran impacto entre los teólogos contemporáneos. Un día, el 6 de diciembre de 1273, Tomás le dijo a su cofrade Reginaldo que ya no escribiría más: "No puedo, porque todo lo que he escrito es como paja para mí en comparación con lo que se me ha revelado". Según algunos biógrafos, una experiencia mística con Jesús precedió a esta decisión. Parece ser que cayó enfermo en 1274, en el viaje a Lyon, donde el Papa Gregorio X lo había convocado para el Concilio, y murió en la abadía de Fossanova. Tenía sólo 49 años.
Santo Tomás leído por Chesterton: la reconciliación fe-razón
El famoso escritor inglés G. K. Chesterton, con su fina agudeza, en 1933 le dedicó un conocido ensayo titulado "Santo Tomás de Aquino". En tal texto Chesterton escribió: "Tomás fue un gran hombre que concilió la religión con la razón, que la expandió hacia la ciencia experimental, que insistió en que los sentidos son las ventanas del alma y en que la razón posee un derecho divino a alimentarse de hechos, y que es competencia de la fe digerir". Para Chesterton, tanto Santo Tomás como San Francisco fueron los iniciadores de una gran renovación del cristianismo desde dentro y cuyo centro fue la Encarnación: "... estos hombres se hacían más ortodoxos al hacerse más racionales y naturales: sólo siendo así de ortodoxos pudieron ser así de racionales y naturales. En otras palabras, lo que realmente se puede llamar teología liberal se desplegó desde dentro, desde los misterios originales del catolicismo".
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