#aunque ya desde hace rato tenía una idea de como quer��a que se viera y me gustó como quedo
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Ha llegado la Cigüeña 3/5
Parte 2
Martín venía muerto y con un tic en el ojo después del funeral y la tertulia con los familiares. Muerto de agotado, no muerto como la tip-La mamá de Ale.
-Ya oh, vamos a hacerte una leche, y creo que me queda algo de papilla en el refri por si aún tienes hambre después -Manuel no se fue a su lado de copiloto, quiso irse en los asientos de atrás con Alejandro en brazos ya que todavía no le conseguían un asiento para el auto. El pequeño en cuestión se movía intranquilo en los brazos del moreno y gimoteaba de vez en cuando. Fue su suerte que los dos se hayan olvidado de llevar más de un frasco con fórmula.
Estaban a dos casas de la suya cuando Martín se percató que el auto de Sebastián estaba al lado del portón.
-¡Oh, no! -Quiso golpearse contra el manubrio. Afinando la vista, vio el auto de Miguel un poco más atrás.
-¿Qué?
-¡Nuestros amigos están aquí! -Exclamó Martín, sufriendo.
-¡Estos weones! Quizás qué caga esté haciendo Miguel en la cocina -En cuanto Martín estacionó el auto, Manuel salió disparado, olvidando los bolsos y todo, lo único que se llevó fue el bebé.
El rubio dio un suspiró y agachó la cabeza por un instante, después de eso sacó las cosas más importantes y avanzó hasta la puerta de entrada a la casa, donde Manuel lo estaba esperando con Ale enrollado en su manta como un burrito, con solo los ojos asomándose para que no le llegara el frío.
-¿Qué pasa? -Preguntó cuando estuvo al lado del moreno.
-Entra tú primero -Dijo con voz acongojada y los ojos de huevo frito que rara vez usaba, prefería los ojos de asesino o francotirador, tenían resultados más rápidos.
Martín quería negarse, pero bueno, cualquier mirada que le pusiera Manuel parecía funcionar con él. Abrió la puerta, temiendo qué se iba a encontrar.
La realidad fue peor de lo que se imaginó.
-¡Es un niño! -Gritaron todos, lanzando escarchas y papelitos al aire. Habían pegado globos y serpentinas azules en toda la sala, y un cartel en grande de babyshower con la tonta frase, "¡Es un niño!".
Al menos parecía haber varios regalos en la mesa del centro.
-¡Y estos conche...! -Manuel se mordió la lengua por respeto al pequeño que tenía en brazos, que ahora miraba a los invitados sorpresa con ojitos grandes, lo único que se veía de él por debajo de la manta. Se quedó tranquilo y asustado hasta que vio a su tío Pancho, entonces empezó a mover los piececitos y a balbucear "Ga-ga".
-¿Dónde tienes escondido a mi sobrino? -Sebastián avanzó hacia él con los brazos extendidos, y en cuanto Manuel le hubo descubierto la cabeza a Alejandro se lo entregó con cuidado- ¡Pero qué guapo sos! ¡Mira Lu! ¡Mira sus ojitos!
-Mira su nariz tan chiquitita, esperemos que no saque la de Martín...
-¡Oye! -Martín podía sentir un dolor de cabeza formándose rápidamente. Así que en cuanto pudo se escabulló entre los globos y las serpentinas hacia su habitación. Siendo que todos sus amigos estaban más interesados en conocer a su nuevo hijo que en él o en Manuel, le fue muy fácil.
- Ah-Gah...
-Dámelo ahora, me toca a mí -Miguel estiró los brazos y se acercó a Luciano que ahora lo tenía.
-¡Yo lo pedí primero! -María se hizo paso por debajo del brazo de Daniel y le dio un codazo a Miguel. Catalina asentía con la cabeza desde el sillón.
-¡Ya cortéenla que me lo van a apestar!
-¡Manu!
Manuel recuperó al niño y lo recargó contra su costado, Alejandro se aferró a su ropa y enterró la cabecita en su cuello, aunque sin dejar de mirar a aquellas personas. Al parecer habían logrado asustarlo un poco con su entusiasmo.
-Aww... -Sus amigos se calmaron al ver a chiquito. De a poco se fueron sentando, y Catalina hasta comenzó a repartir un poco del pastel que estaban guardando en la cocina.
-¿Cómo les fue en el funeral? -Preguntó Sebastián luego de un rato, con un plato y un tenedor en las manos. Luciano de vez en cuando le robaba algún bocado aunque tuviera su propio pedazo de pastel.
-No tan bien como Martín esperaba... -Manuel tenía su plato apoyado en el brazo del sofá, y a veces le daba un poquito de bizcocho a Ale para que probara. El niño quedaba lamiéndose los labios y abriendo nuevamente la boca para que le dieran más.
-¿Es una familia muy loca? -Preguntó María, sentada en el piso entre las piernas de Catalina.
-No creo que más que nosotros -Murmuró Julio, causando algunas risas.
-Por decirlo de alguna forma… ¿Pero qué pasó? -Exclamó mirando al niño en sus brazos. El mentón de Alejandro quedó manchado con merengue con el último bocado, así que Manuel tuvo que estirarse hacia el mesón pequeño al centro de la sala para tomar una servilleta y poder limpiarlo- A la mayoría ni le interesaba, el primero en preguntar por él fue el primo borrachín, que hasta en la misa estaba chupando, la hermana está con depresión hace como un año, el papá está enfermo de los huesos y con alzaimer, y los otros dos hermanos están ni ahí con hacerse cargo -Mirando la carita bonita de Ale y sus manos chiquititas volvió a darle pena y rabia su particular situación- Martín tiene que empezar a hacerse a la idea de que Ale se va a quedar con nosotros, no veo mucho potencial por ese lado...
-Eso te gustaría, ¿Verdad? Te veo muy bien en el papel de mami -Miguel recibió una palmada por encima de la cabeza de Francisco por su comentario.
-¿Y dónde está Martín? -Daniel fue el primero en percatarse que su primo no estaba por ningún lado en la sala.
-¡Ash! Muy bien... -Manuel se levantó, dejó su plato sobre las piernas de Luciano, y a último minuto decidió dejar a Alejandro con Francisco, que estaba sentado a su lado- Sé lindo con el tío Pancho - Y fue por Martín a su habitación donde seguramente estaba escondido. En cuanto se fue, Miguel aprovechó de quitarle el niño a su pareja antes de que alguien más lo hiciera.
...
-¿Martín? -Encontró a su novio tirado en la cama con un zapato aún puesto, pero al menos se había sacado la corbata, estaba tirada a los pies de la cama- Martu, ¿Estás bien?
- No... -Chilló lastimeramente mientras se masajeaba la cabeza. Manuel dio un suspiro y se recostó a su lado, le quitó las manos de la cara e hizo que se moviera hasta apoyar la cabeza rubia en su hombro y con los pulgares comenzó a masajear su frente.
-La fiesta no está tan mal, al menos nos trajeron pastel -Le dio un beso en el pelo y sintió que el cuerpo de su novio se relajaba levemente.
-Parece chiste todo esto, Manu... -Martín se acomodó mejor sobre Manuel, lo rodeo con sus brazos, y ya que el cambio de posición le complicaba al moreno para seguir con el masaje, optó por devolverle el abrazo.
-Al menos conseguimos varias niñeras, si los vieras, están todos vueltos locos por el rucio chico...
-Sí, bueno, tiene mis genes... -Sintió el pinchazo que le dio Manuel en el costado y sonrió.
-¿Por qué no vamos con ellos? No creo que quieran molestarte... demasiado -Ahora Manuel sonrió, estaba esperando con ansias los chistes que Lucio o Migue fueran a sacar de sus mangas. Martín levantó la cabeza para mirar su expresión malévola.
-¿Y tú ya me perdonaste?
-Uhm, quizás... siempre y cuando no salgas con que en verdad eres hétero y solo quieres mi dinero -Lo dijo de broma, pero por las dudas, Martín le tomó la cara y lo besó hasta que necesitaron urgente volver a respirar.
...
-¡Eso, patéalo! ¡Otro más!
Al salir de la alcoba descubrieron que su sala se había transformado en un ring. Miguel sostenía a Alejandro por debajo de los brazos mientras el pequeño movía sus piernecitas con alegría, Migue lo tenía sobre Luciano y este fingía retorcerse o corría la cara con cada falsa patadita. Al menos sus locuras entretenían al bebé, que no paraba de reír.
-¿Y ahora qué brutalidad le están enseñando? -A pesar de sus reparos, Manuel estaba disfrutando el acto de Luciano.
Sus dos amigos saltaron al escucharlo. Luciano se levantó y como perro asustado fue al lado de Sebastián, Miguel agarró mejor al niño y puso una de sus sonrisas tontas.
-¡Nada Manu! -Las risas de sus amigos se escucharon a su espalda.
Martín se quedó levemente apartado de la acción y miró a Manuel tratando de quitarle el niño a Miguel, mientras este corría por la sala con Ale alzado en el aire, simulando que volaba. Los demás o seguían comiendo pastel o los miraban divertidos. Viendo a sus amigos tan encantados con su hijo, volvió a pensar que tal vez podría resultar.
-¡Bip!
-¡Primo! ¿Queres un pedazo? -Daniel alzó el cuchillo que tenía y señaló el pastel, del que casi no quedaba nada.
-Dame un poco Dani -Sacó su teléfono del bolsillo y mecánicamente abrió el mensaje, después se dio cuenta que era uno de los hermanos.
"Hola, lo pensamos mejor, y creo que podríamos llegar a un acuerdo sobre el niño, si aún quieres a alguien más que se haga cargo"
Tragó saliva y, algo nervioso, miró a Manuel que había recuperado a Alejandro y ahora lo tenía sobre sus piernas.
Parte 4
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