#artistas outsider cubanos
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Cosas que "aprendí" tras ver este documental
1.- es triste saber que la revolución cubana valió la pura pinga
2.- es imposible vivir del arte, al menos dentro del país y si, eso aplica para toda latam, pero en este caso es peor
3.- si bien todos los países (en especial de latam) tienen "cola que les pisen", en Cuba aquel dicho les queda enooooorme
4.- los campos para la concentración del hombre no son únicos de Europa y tal parece que el tener bigote - barba y ser un líder político son requisitos para aperturar este tipo de espacios de trabajo
5.- el año 68 en definitiva no fue un buen (valga la redundancia) buen año a nivel mundial
6.- ningún sistema político - económico es bueno, todos tienden o tendrán a fallar tarde o temprano...
7.- las cosas tal parece que nunca van a cambiar y probablemente nunca se haga justicia
8.- la razón por la cual de "desconoce - hay poco o nulo reconocimiento" del arte cubano, es por el bloque, lo cual es decepcionante por una parte pues hay mucho talento y frustrante para la comunidad artista
9.- es mejor afuera que adentro
10.- el "meme - chiste" de "el EFBIAY - CIA" te vigila jamás fue tan real.
Bonus: que miedo vivir en Cuba (frase que no importa cuando se lea)
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Eng
Things I "learned" from watching this documentary
1.- it's sad to know that the Cuban revolution was worthless.
2.- it is impossible to make a living from art, at least within the country, and yes, that applies to all of Latin America, but in this case it is worse.
3.- although all countries (especially in Latin America) have "tails to be trodden on", in Cuba is in another level
4.- the camps for the concentration of men are not unique to Europe and it seems that having a moustache - beard and being a political leader are requisites for opening this type of "work space".
5.- 68 was definitely not a good (redundant) year on a world level.
6.- no political-economic system is good, they all tend or will tend to fail sooner or later...
7.- it seems that things will never change and justice will probably never be served
8.- the reason why Cuban art is "unknown" is because of the bloc, which is disappointing on the one hand because there is a lot of talent and frustrating for the artist community
9.- it is better outside than inside
10.- the "meme - joke" of "the EFBIAY - CIA" watching over you was never so real
Bonus: how damn fucking scary it's to live in Cuba (a phrase that doesn't matter the time because it never changes)
Port
Coisas que "aprendi" ao assistir a esse documentário
1) É triste saber que a revolução cubana não valeu de nada.
2) É impossível viver da arte, pelo menos dentro do país, e sim, isso se aplica a toda a América Latina, mas nesse caso é pior.
3) Embora todos os países (especialmente na América Latina) tenham "caudas a serem pisadas", em Cuba esse ditado se encaixa perfeitamente.
4 - Os campos de concentração de homens não são exclusivos da Europa e parece que ter bigode ou barba e ser um líder político são requisitos para abrir esse tipo de espaço de trabalho.
5) 68 definitivamente não foi um bom ano (redundante) em nível mundial.
6) Nenhum sistema político-econômico é bom, todos eles tendem ou tenderão a falhar mais cedo ou mais tarde...
7) Parece que as coisas nunca mudarão e a justiça provavelmente nunca será feita.
8) A razão pela qual a arte cubana é "desconhecida - há pouco ou nenhum reconhecimento" é por causa do bloco, o que é decepcionante, por um lado, porque há muito talento e frustrante para a comunidade de artistas.
9 - É melhor fora do que dentro
10.- O "meme - piada" da "EFBIAY - CIA" vigiando você nunca foi tão real
Bônus: como é assustador viver em Cuba (frase que não importa quando você a leia, sempre permanecerá)
#cuba#cuban#Cubana#caso Padilla#Heberto Padilla#socialismo#comunismo#CIA#fidel castro#history#historia#guerra fria#cold war#Pavel Giroud
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En 2008, cuando indagaba sobre las expresiones plásticas en creadores con desórdenes mentales, no imaginaba que a partir de entonces se abriera todo un camino por andar en materia de art brut. La terminología era apenas reconocible en Cuba, y las problemáticas que conllevaba esto salían a la luz, a medida que ahondaba en las investigaciones y me acercaba a otros creadores que por sus posturas anticonvencionales ‒y aun sin diagnósticos psiquiátricos‒ no gozaban de una total aceptación social, pero sí coincidían en cuanto a patrones creativos y en la manera de adoptar el arte como una actitud ante la vida.
Es habitual que en el panorama visual de la plástica cubana convivan diversas manifestaciones y formas de expresión que con frecuencia se fusionan y retroalimentan. En este tipo de relación podían pasar desapercibidos fenómenos cuyas particularidades no se observaban con detenimiento; razón que propiciaba juicios inadecuados, o la exclusión de significativas expresiones plásticas de muestras colectivas y eventos. Esto ocurría en ciertas ocasiones, con valiosos exponentes cubanos del art brut, cuya existencia constaté, sobre todo en territorios de tradición en el arte popular, como Villa Clara, Sancti Spíritus, Cienfuegos, Santiago de Cuba y La Habana.
Wayacón
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Dichas producciones artísticas, podían ser relegadas debido a la incertidumbre y la duda que generaban: los creadores, de formación autodidacta, transgredían con sus posturas las habituales normas de conducta social; solían ser solitarios, excéntricos, y en algunos casos sufrían trastornos mentales, razón suficiente para que fuesen marginados por la propia sociedad e incluso las instituciones culturales. Por otro lado, padecemos la tendencia a la clasificación en el arte, y frente a esta manía, el desconocimiento nos puede jugar malas pasadas.
¿Dónde situar a este tipo de expresión? Corría el riesgo de quedar fuera del rango de aceptación institucional, por no concordar cabalmente con los parámetros que de manera usual definen el arte naif o popular, y tampoco con aquellos que distinguen a las producciones académicas y contemporáneas. En tal disyuntiva, la evolución de estos artistas dependía en gran medida de la astucia y capacidad individual para insertarse en los circuitos legitimadores. En el mejor de los casos se les asociaba a la creación naif, cuando en realidad sus fuentes de creación resultaban de una complejidad superior. Esta asociación se debía a los puntos de encuentro entre ambas manifestaciones, y en algunos ejemplos, a tanteos que el propio artista establecía con la vertiente, para salir adelante sin mayores contratiempos; cuando en sus obras permanecían, por fuerza, inconfundibles rasgos procedentes de agitadas psiquis entregadas a la creación, que trascienden por sus contenidos el denominado arte naif.
Ante esta paradoja, se hacía imperioso esclarecer los encuentros y desencuentros entre el art brut y el arte naif; para contribuir a una mejor identificación del primero, sin echar a menos los indudables valores artísticos de la segunda.
Jesús Espinosa (Fotog: Robinson Rpdríguez)
El término de arte naif comenzó a emplearse a inicios del siglo XX, cuando varios artistas –entre ellos Camille Pisarro (1830-1903), Paul Signac (1863 -1935), Paul Gauguin (1848-1903), George Seurat (1859-1891), Pablo Ruiz Picasso (1881-1973) y el poeta Guillaume Apollinaire (1880-1918)– se interesaron por las extraordinarias producciones pictóricas de “El Aduanero”, Henri Rousseau (1844-1910) y, al valorar sus peculiaridades, decidieron bautizar esta manifestación estética con el término francés naïf , cuya traducción al español es: “ingenuo”.
A partir de ahí se inicia en París el reconocimiento y promoción del arte naif como nuevo lenguaje pictórico de ancestrales orígenes y ajeno a formaciones académicas. Este tipo de arte, guardaba lejanos antecedentes en expresiones artesanales y culturales relacionadas con las necesidades humanas, la vida cotidiana, las religiones y tradiciones, que databan de antiguas sociedades europeas. Las producciones artesanales antes referidas, fueron despreciadas con el inicio de las producciones seriadas que trajo la Revolución Industrial, para luego ser retomadas por el romanticismo y las reclamaciones nacionalistas del siglo XIX. Con el arte naif, por lo tanto, se volvía a ese pasado cultural y se reflexionaba en torno a la revalorización del medio sociocultural del sujeto, a través de representaciones plásticas de escenas rurales, tradiciones, costumbres populares, leyendas y paisajes a veces idealizados con cierto toque de fantasía.
Del arte naif se derivaron posteriores calificativos: pintura ingenua, primitiva, popular, intuitiva, autodidacta, espontánea, instintiva, antiacadémica, y a sus autores en ocasiones se les ha llamado “pintores de domingo” o “de corazón santo”. En determinadas regiones de Cuba, suelen hacerse distinciones entre los términos arte naif y arte popular; delimitando lo naif, a aquellos artistas, en cuyas obras se distinguen con mayor énfasis los rasgos infantiles en las figuraciones o la precariedad en el dibujo.
En cambio, el art brut es un término francés concebido por el artista Jean Dubuffet (1901-1985) a mediados del siglo XX, con el que quiso denominar a toda aquella producción plástica realizada por personas con padecimientos psiquiátricos –internadas en hospitales o no–, convictos, individuos aislados de la sociedad y niños. Dubuffet se inspiró en los estudios que el historiador del arte y psiquiatra Hans Prinzhorn (1886-1933)[2] había realizado sobre la producción plástica de pacientes psiquiátricos, para publicar su manifiesto “El art brut preferido a las artes culturales” y fundar la Compañía de Art Brut (1948) y el Museo de Art Brut de Lausana, Suiza (1967), al cual dona una extensa colección plástica.
Arturo Larrea Cárdenas
A partir del término art brut, surgieron otras terminologías: arte visionario, arte lunático, raw art, arte psicopatológico entre otras; aunque una de las más utilizada en la actualidad, es la de outsider art (arte marginal), término creado por el crítico británico Roger Cardinal en 1972,[3] que es mucho más inclusivo en su concepción. De ahí su amplio debate, y que no sea de total aceptación por los especialistas más ortodoxos.
Tanto en el arte naif como en el art brut encontramos una excesiva originalidad y frescura; la necesidad vital de sus autores por comunicarse mediante la expresión visual, de ser reconocidos en el oficio de crear y de trascender en la plástica. Pueden expresarse tanto a través de la pintura como de la escultura y el dibujo; pero en el art brut se suele experimentar con mayor énfasis en el collage, la fotografía, las instalaciones, el performance, las intervenciones en espacios públicos y la arquitectura.
El hecho de que el art brut y el arte naif procedan de creadores autodidactas –y, por ende, con escaso dominio del dibujo e incapaces de ofrecer soluciones académicas a detalles de composición, perspectiva y otras cuestiones relacionadas– puede traer consigo algunas confusiones. En ocasiones las dos expresiones plásticas pueden coexistir, aunque siempre una prevalecerá, en dependencia de las intenciones plásticas del sujeto creador.
Clara Ortiz
Clara Ortiz
Pero veamos a grandes rasgos, las características que nos permiten establecer las divergencias:
El artista naif es, por lo general, un sujeto pasivo, sencillo de carácter, integrado a la sociedad; que disfruta del entorno y lo defiende y representa en sus pinturas. El art brut proviene de sujetos mentalmente afectados; o que de una forma u otra han transgredido las normas cívicas con actitudes irreverentes presentes en sus obras, y de resistencia ante los actuales sistemas sociales. Estos autores suelen ser de personalidad enigmática y sienten que pueden ir más allá de lo racional: algunos confían en sus dones místicos y llegan a exponer sus criterios con la mayor convicción y naturalidad, gracias al intelecto y la elocuencia que desarrollan.
El en el arte naif, el dibujo deficiente, muestra por lo general rasgos infantiles y contornos definidos con precisión y limpieza, que conviven junto a la exquisitez de una composición de acertada armonía en el color; mientras que en el art brut el dibujo puede ser torpe, rasgado, de imprecisiones realizadas con toda intención por el autor, para contrastar con un sugestivo cromatismo y definir especiales efectos y tensiones en las estructuras de las obras. Se emplean con frecuencia el negro, los tonos grises y los colores complementarios: disposición que, si bien se entiende como una violación del principio de la armonía cromática, no llega a constituir una ruptura en la unidad de la obra.
Por otro lado, en el art brut, el uso frecuente de la perspectiva frontal, puede aparecer al unísono con la visión de planos aéreos y laterales en una misma composición, debido a los diferentes puntos de fuga visual. De igual modo, las proporciones de elementos –en su jerarquía de tamaños y relaciones– no se corresponden con nuestra óptica fenomenológica del mundo: resulta exagerada la desproporción de objetos, o de partes y extremidades que conforman las figuras, como la de estas con respecto a otras situadas en distintos planos.
Noel Guzmán Boffill Rojas
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Las obras naif poseen gracia, encanto y aparente ingenuidad, pues los artistas gustan de plasmar una realidad con cierto sentido del humor y con una intención preciosista, que cautiva y acerca al público. Propician la contemplación, ya sea a través del brillante colorido, las recargadas composiciones o las atmósferas festivas y anecdóticas. Representan temáticas vinculadas a la cotidianidad, las tradiciones populares, tanto rurales como urbanas, los mitos y leyendas de la región, la naturaleza, el paisaje, la vida familiar, las relaciones afectivas, la religión; cuentan relatos; son reveladoras del espíritu y las costumbres del pueblo o ciudad al cual pertenece el autor y reflejan con amabilidad el medio sociocultural de este, quien se interesa por rescatar y conservar en sus piezas el patrimonio local o nacional.
Por el contrario, las obras de art brut buscan lo grotesco y rechazan lo que, desde el sentido común, se define como bello. En ellas existe una sensación de crudeza, precariedad y degradación. Proponen ambientes intensos, de caos, nostalgia, ambigüedad, y se adentran en zonas abstractas donde las manchas sugieren posibles formas. Lo espontáneo evidencia estados cercanos a lo inconsciente. Tienen un tono serio, reflexivo, sofisticado, irónico, a veces trágico y convulso. Con un claro estigma emocional, representan una realidad distorsionada que se transforma en dependencia del microcosmos del autor, quien siente una necesidad extrema de proyectar sus vivencias personales, sus sentimientos, recuerdos, conflictos y cuestionamientos. De ahí su autorrepresentación continua a través de retratos, segundas personas, relevantes figuras de la historia, animales, plantas u objetos inanimados. Lo sexual es tratado sin prejuicio ni pudor, y son capaces de lograr piezas de inquietante erotismo.
Para los creadores brut el contexto puede ser un factor hostil debido a las desfavorables condiciones económicas, sociales, de hábitat, salud, y las presiones familiares que suelen padecer. Resulta típico que se intente mitigar el desarrollo creativo y desalentar su libre manifestación, al ver en la creación plástica un peligro para la estabilidad emocional de ellos, en vez de un aliciente espiritual; de ahí que el artista se involucre en una compleja lucha que va en dos direcciones: consigo mismo y contra el medio.
En el art brut, el artista vive de manera obsesiva el proceso de elaboración de las piezas; emplea una gran cantidad de complejos códigos y símbolos provenientes de su arsenal individual, dejando partes reservadas a su propia comprensión. Con esta comunicación críptica, el público queda obligado a la interpretación y se muestra reticente, al no acceder a una lectura completa e inmediata de la propuesta visual. Se utiliza cualquier material y soporte que esté al alcance, siendo este quien sugiere el principio de una pieza o idea. La factura en las obras no siempre es la mejor, puesto que –en la mayoría de los casos– no sienten preocupación por lo que se llamaría “un correcto acabado o limpieza en el color”; aunque algunos artistas con el tiempo alcanzan inusitadas habilidades técnicas, sin desviarse de su estilo personal.
Los creadores naif suelen ser mucho más cuidadosos en detalles de factura y se preocupan por mantener sus obras en buen estado de conservación. El artista brut, en cambio, llega a experimentar una agobiante sensación de amor y rechazo hacia sus producciones, al extremo de destruirlas y repudiarlas en determinadas circunstancias anímicas. La pulsión desenfrenada por la creación, puede convertirse en una insoportable carga emocional que desemboque en abrumadoras depresiones. Serán ciclos de los que se recuperará, en el peligro acechante de volver a caer.
Nivia de Paz
Es de señalar lo poco que se han pronunciado los críticos e investigadores de las artes plásticas cubanas sobre el art brut; de lo que se deriva la pobre existencia de bibliografía en Cuba que aborde la temática.[4] Se aprecia un vacío en los estudios del arte cubano con respecto al fenómeno y la necesidad de una atención pausada, por lo fructífero que su conocimiento a fondo significaría para el desarrollo de nuestra plástica, de la cultura general y del propio individuo creador.
En Villa Clara encontramos dos importantes figuras que promovieron eficazmente las artes plásticas en sectores populares y ‒si bien conocían del art brut y sus características‒ no se inclinaron hacia ese tipo de expresión en particular.
Uno de ellos fue Samuel Feijoo (1914-1992), escritor, investigador y folclorista, que desempeñó en este sentido una sólida labor desde los años 40 hasta inicios de los 80 del siglo XX. Feijoo creó en Cienfuegos, junto a Mateo Torriente (1910-1966), la Academia del Bejuco (Antecedente del movimiento artístico y literario Tarea al Sur), para luego liderar el grupo de Dibujantes y Pintores Populares de Las Villas, denominado con posterioridad Grupo Signos. Allí agrupó a creadores autodidactas de Villa Clara y Cienfuegos, con aptitudes para la realización de obras plásticas de rasgos ingenuos, notable fantasía y desbordante capacidad inventiva. En su búsqueda de lo identitario, se focalizó en las temáticas populares, fundamentadas en la naturaleza cubana, los mitos, leyendas y costumbres campesinas. Fue colaborador y amigo del doctor Bernabé Ordaz (1921-2006),[5] junto a quien organizó talleres de creación con pacientes del Hospital Psiquiátrico de La Habana[6] y participó en la inauguración de exposiciones, en la galería de este recinto hospitalario.[7] Admiraba a Jean Dubuffet, con quien sostuvo lazos de amistad, y fue evidente la influencia de sus ideas. Gracias a estos intercambios con Dubuffet, realizó en 1983 una muestra colectiva en el Museo de Art Brut de Lausana, Suiza, con el título de “Arte inventivo de Cuba”.[8] Feijoo reconocía los puntos coincidentes del movimiento de Las Villas con el art brut; pero también insistía en aclarar las diferencias entre uno y otro.[9] Entusiasmado con la intención de mostrar el movimiento como un proyecto portador de una cultura del pueblo, sostenía a ultranza su originalidad estilística y lo observaba desde un enfoque folclórico.
De igual modo, José Seoane Gallo (1936-2008), ‒escritor, etnólogo, coleccionista y estudioso de las artes plásticas‒ trabajó desde finales de los 50 hasta inicios de los 60 con un grupo de creadores santaclareños sin formación académica, que después se sumaron en su mayoría al Grupo de Dibujantes y Pintores Populares de La Villas. Pero Seoane también enfocaba su trabajo con estos artistas desde una perspectiva netamente popular, e incluso los motivaba a trabajar dentro de esos parámetros.
En Santiago de Cuba, la doctora Luisa María Ramírez Moreira ha destinado estudios a clasificar una serie de expresiones que consideraba “ingenuas”[10] y, sin llegar a valoraciones concretas, incluye el art brut con la mención de un artista representativo del género en Santiago: Arístides Goderich Ramos (1937-2004).
Para el estudio de estas expresiones, es imprescindible extender la mirada, salirse de los enfoques habituales del arte actual, y lograr interpretaciones a partir de una visión desprejuiciada respecto a comportamientos anticonvencionales o trastornos mentales. De esta manera se priorizarían los aciertos estéticos por encima del temor a lo desconocido en la mente del “otro”, que lo hace diferente. La valoración de dichas producciones debe hacerse desde una pupila entrenada en las artes visuales; que apoye sus fundamentos críticos en una sólida base teórica y práctica, antes de utilizar a la ligera las correspondientes terminologías. Se trata de una zona de las artes visuales con mucho terreno por explorar, no solamente en Cuba sino a nivel internacional; de estudios recientes, a pesar de que los artistas brut siempre han estado ahí, tan cerca y tan rechazados de movimientos y tendencias, que han marcado la historia del arte.
Con estos apuntes no propongo una tipificación dogmática del art brut, ni de las especificidades que este pueda tener en Cuba: con el transcurso del tiempo y los cambios socioculturales, hacen que su propia definición varíe en ciertos aspectos de su concepción inicial, permaneciendo la esencia de sus contenidos. Tampoco intento defender la teoría del genio a partir de la locura: el esquema creativo se desarrolla independiente de cualquier afección mental, y del mismo modo que lo estimula lo puede obstaculizar. Pero sí considero vital para cualquier estudioso y crítico de las artes plásticas, el acercamiento a esta expresión como un eslabón que complementa el conocimiento estético. En su estudio pudiéramos encontrar las respuestas a disímiles interrogantes sobre el arte como proceso natural, y las posibles claves de la génesis del pensamiento creativo en el ser humano.
Yaysis Ojeda Becerra
Investigadora y Crítica de Arte
Santa Clara, 15 de septiembre de 2012.
Notas:
[1] Epílogo del libro El Aullido Infinito, Yaysis Ojeda Becerra, Ediciones La Memoria, Centro Pablo de la Torriente Brau, La Habana, 2015.
[2] Vale señalar la influencia en el surrealismo de los estudios de Prinzhorn, en específico de su libro Artistry of the mentally ill (1922), que por sus imágenes y contenido era considerado como una especie de Biblia para el movimiento.
[3] El libro Outsider Art, de Roger Cardinal, fue el primero publicado en lengua inglesa sobre Art Brut.
[4] Apenas se encuentran artículos en la revistas Islas, Signos y Bohemia; o sendos capítulos en el Summa artis, Historia General del Arte, Vol I, de José Pijoán (Madrid, Espasa-Calpe, S.A,1955, p.503-512); y de Pierre Roumeguère El arte de los enfermos mentales y de los niños, en el libro El arte y el hombre de René Huyghe (La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1972, pp. 80-83); ambos ejemplares con información desactualizada y terminologías ya obsoletas.
[5] Comandante del Ejército Rebelde y director del Hospital Psiquiátrico de La Habana (antiguo Mazorra), durante más de cuatro décadas.
[6] Según entrevista al escritor e investigador René Batista Moreno (Camajuaní, 1941-2010).
[7] Véase Samuel Feijoo: “Los osos se usan”, Signos, Santa Clara, No. 19, septiembre-diciembre, 1976, pp. 183-188.
[8] Estuvo constituida por ciento cincuenta obras de treinta y cinco creadores del centro de la Isla, integrantes en su mayoría del Movimiento de Dibujantes y Pintores Populares de Las Villas, entre ellos: Pedro Osés, Aida Ida Morales, Benjamín Duarte, Adalberto Suárez, Cleva Solís, Rigoberto Martínez, Chago Armada, Myriam Dorta, Alberto Anido, Mario Walpole, Adamelia Feijoo, Polo, Jesús Pérez, Juan Vada, Ángel Hernández, Armando Blanco y Lourdes Fernández.
[9] Samuel Feijoo: “Aclaración oportuna”, Islas, Santa Clara, No. 28, enero-marzo, 1968, p 258.
[10] Luisa María Ramírez Moreira: conferencia “A propósito del arte ingenuo”, Santa Clara, marzo de 2008, Consejo Provincial de las Artes Plásticas (inédita).
Libro “El Aullido Infinito”, Yaysis Ojeda Becerra, La Habana 2015.
Encuentros y desencuentros entre el art brut y el arte naif en la plástica cubana[1] En 2008, cuando indagaba sobre las expresiones plásticas en creadores con desórdenes mentales, no imaginaba que a partir de entonces se abriera todo un camino por andar en materia de…
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Con nuestros propios esfuerzos
VV.AA.
Verde Olivo
301 pág.
Cuba, 1992
Español
La trinxera, puede ser una de esas colecciones extrañas, que empiezan así mismo, de un modo raro y puramente intuitivo. Esta colección recupera y conserva objetos de la vida cotidiana utilizados en la guerra civil. Lejos de la grandilocuencia bélica, se trata en muchas ocasiones de objetos que han sido modificados y transformados de forma rudimentaria e improvisada para adaptarse a nuevas necesidades. En ocasión de su visita al centro dentro del curso de la Universidad Popular El Arte de ser amateur. Prácticas artísticas no expertas, creadores outsiders y artefactos populares en la biblioteca hemos querido recuperar de nuestro catálogo el libro Con nuestros propios esfuerzos en el que nos parece oír ecos de esta iniciativa.
En la contraportada de la publicación Con nuestros propios esfuerzos está indicado el año de publicación como “Diciembre de 1992; año 34 de la revolución”. Este ha sido uno de los libros que la editorial del gobierno cubano Verde Olivo editó en lo que se llamó el Periodo Especial en tiempo de paz junto con El libro para la familia. Con una reducción del 36% del PIB, el Periodo Especial se trataba de una profunda crisis iniciada en 1991 como resultado del colapso de la Unión Soviética, que se sumó a la fuga de ingenieros cubanos a Estados Unidos en los años sesenta.
Con nuestros propios esfuerzos funciona como un compendio de iniciativas y creaciones anónimas desarrolladas en Cuba para enfrentar este periodo, abarcando varias esferas de trabajo que aparecen agrupadas en capítulos. La publicación se propone desde la editorial como “un aporte a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, para buscar y aplicar soluciones y desarrollar iniciativas que permitan resistir y convertir el periodo especial en un símbolo y bandera para los pueblos del mundo”.
De este modo se institucionaliza la invención y la improvisación como método de resolución de las necesidades cotidianas. La publicación recoge un sin fin de detalles sobre la adulteración de artículos domésticos o del medio rural para transformarlos en otros adaptados a la necesidad del momento. Desde un compresor de aire hecho con una bicicleta a recetas de pastel de cartón, el libro deja patente que la necesidad agudiza el ingenio. Ese principio de precariedad sumado a la innovación y la apropiación de las tecnologías que sirve de guía en la cultura Maker, se percibe distinto cuando explota en una dinámica colectiva e incentivada por el gobierno de racionalización de recursos y a la que se ve empujada la sociedad en su totalidad.
Lo bello de la publicación sin embargo, reside en la manera en que constantemente se sobrepasan las lógicas con las que habitualmente nos relacionamos con el objeto, como algo concluido, cerrado, y con una utilidad y un ciclo de vida determinado. Así mismo es pertinente subrayar como dicha revisión se practica desde procesos artesanales y operaciones manuales. Los cubanos han diseccionado la cultura industrial, han abierto un cuerpo y lo han alterado sin dejarse intimidar por su escala o complejidad. Es el proceso que el artista cubano Ernesto Oroza ha estado investigando en relación con esta publicación y ha descrito como “desobediencia tecnológica”.
En los últimos años podemos observar una recuperación y puesta en valor de estas creaciones anónimas y de trabajos que investigan a cerca de la reutilización y reinvención de recursos. Cabe destacar así la investigación del año 1990 de Elinor Ostrom El gobierno de los bienes comunes, siendo la primera mujer premiada con el Premio Nobel de economía en 2009 cuando la crisis económica azotaba Europa. Por otro lado, todos aquellos manuales de espíritu post-punk con una tendencia anti-capitalista que buscaban soluciones alternativas al consumo a base de la reutilización y la invención como son A steampunk’s guide to the apocalypse o How to make it without IKEA.
Estas publicaciones, así como el proyecto de La trinxera recogen lo que son sin duda manifestaciones en momentos de urgencia, pero que nos dejan un capital creativo y político que pone en valor el desafío a los sistemas de producción, la equidad de inteligencias, así como la capacidad de potencial simbólico de estas creaciones anónimas.
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1.- es triste saber que la revolución cubana valió la pura pinga
2.- es imposible vivir del arte, al menos dentro del país y si, eso aplica para toda latam, pero en este caso es peor
3.- si bien todos los países (en especial de latam) tienen "cola que les pisen", en Cuba aquel dicho les queda enooooorme
4.- los campos para la concentración del hombre no son únicos de Europa y tal parece que el tener bigote - barba y ser un líder político son requisitos para aperturar este tipo de espacios de trabajo
5.- el año 68 en definitiva no fue un buen (valga la redundancia) buen año a nivel mundial
6.- ningún sistema político - económico es bueno, todos tienden o tendrán a fallar tarde o temprano...
7.- las cosas tal parece que nunca van a cambiar y probablemente nunca se haga justicia
8.- la razón por la cual de "desconoce - hay poco o nulo reconocimiento" del arte cubano, es por el bloque, lo cual es decepcionante por una parte pues hay mucho talento y frustrante para la comunidad artista
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1.- it's sad to know that the Cuban revolution was worthless.
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4.- the camps for the concentration of men are not unique to Europe and it seems that having a moustache - beard and being a political leader are requisites for opening this type of "work space".
5.- 68 was definitely not a good (redundant) year on a world level.
6.- no political-economic system is good, they all tend or will tend to fail sooner or later...
7.- it seems that things will never change and justice will probably never be served
8.- the reason why Cuban art is "unknown" is because of the bloc, which is disappointing on the one hand because there is a lot of talent and frustrating for the artist community
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Coisas que "aprendi" ao assistir a esse documentário
1) É triste saber que a revolução cubana não valeu de nada.
2) É impossível viver da arte, pelo menos dentro do país, e sim, isso se aplica a toda a América Latina, mas nesse caso é pior.
3) Embora todos os países (especialmente na América Latina) tenham "caudas a serem pisadas", em Cuba esse ditado se encaixa perfeitamente.
4 - Os campos de concentração de homens não são exclusivos da Europa e parece que ter bigode ou barba e ser um líder político são requisitos para abrir esse tipo de espaço de trabalho.
5) 68 definitivamente não foi um bom ano (redundante) em nível mundial.
6) Nenhum sistema político-econômico é bom, todos eles tendem ou tenderão a falhar mais cedo ou mais tarde...
7) Parece que as coisas nunca mudarão e a justiça provavelmente nunca será feita.
8) A razão pela qual a arte cubana é "desconhecida - há pouco ou nenhum reconhecimento" é por causa do bloco, o que é decepcionante, por um lado, porque há muito talento e frustrante para a comunidade de artistas.
9 - É melhor fora do que dentro
10.- O "meme - piada" da "EFBIAY - CIA" vigiando você nunca foi tão real
Bônus: como é assustador viver em Cuba (frase que não importa quando você a leia, sempre permanecerá)
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