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Justicia a la Criolla
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La Jueza Tomey 1B
Jueza Alfrida Tomey Imbert
Centro Judicial de Hato Rey
Sala de Investigaciones
11 de abril de 2023 - 1:00 pm
Caso: Maribel Soto Rivera (66 años) - Orden de Protección
Continuación de La Jueza Tomey 1A
Este señor padece de otros trastornos mentales que hacen que su comportamiento sea insufrible, añadí. Es un mitómano que se cree saberlo todo. Sólo él sabe. Y con ese relajo no respeta a nadie.
“¿Qué es un mitómano?”, preguntó la jueza.
Un embustero patológico empedernido. Se pasa diciendo mentiras, sin sentido. Son gente esquizoide que viven fuera de la realidad.
La jueza preguntó si tenía fotos de ellos echándome basura.
Logré sacarle una foto a él tirando basura en mi patio una noche, contesté, que incluí en la primera carta al alcalde.
(El tomarle fotos perpetrando vandalismos es difícil, pues al ellos ver a uno con la cámara, giran media vuelta de inmediato (about face) y salen de espalda en los retratos, inocuos. Esa técnica la aprendió Lionel el mitómano en la UTIER cuando era miembro de esa notoria unión obrera pugnaz.)
“Pero la ley no requiere fotos como evidencia”, le dije bien claro. “Basta con ver a la persona cometer el delito.”
La jueza Tomey se volvió a Maribel, cortando así mi presentación.
Maribel de repente cambió por completo el giro de la discusión al alegar que los capitanes Ángel Pacheco Hortas y Sonia González Cruzado de la policía municipal entrevistaron a los vecinos cuando investigaron el caso. Todos los vecinos, alegó Maribel, dijeron que el culpable de la discordia era yo. No identificó a ningún vecino.
Yo me abstuve de protestar mientras Maribel decía esa mentira, la más descarada que se atrevió decir, por respeto al proceso legal de turnos por deponente. Pero cuando iba a hablar, la jueza me cortó de inmediato, impidiendo que yo enunciara mi protesta. Muy lista, la jueza Tomey. Experimentada. Hábil y astuta para sus movidas procesales. Algo así como girar rápido media vuelta en el estrado.
Los policías nunca llegaron a entrevistar a nadie excepto a mí y a Maribel. Eso lo explico en detalle en mis cartas al alcalde. Yo estoy en casa las 24 horas del día convaleciendo, todos los días. Nuestra calle es bien corta y sin salida. Todo el que entre a la calle hasta el final tiene que virar en el redondel, que queda justo diagonal a mi casa. Se oye claro cuando un vehículo pasa por la calle, y yo veo lo que sucede y quién es, pues mi cuarto-oficina da a la calle. No hay forma de que una serie de visitas por estos policías en un vehículo oficial de la PMSJ prominentemente identificado haya ocurrido sin yo haberme dado cuenta. De hecho, las dos ocasiones en que ellos sí vinieron aparcaron justo frente al cuarto-oficina de mi casa.
Los policías vinieron dos veces: la primera, el viernes 26 de agosto de 2022, para presentarse, pues la ayudante ejecutiva del alcalde solicitó de la PMSJ que atendieran el asunto. Esto pasó porque yo llamé a la oficina del alcalde para preguntar si habían recibido mi primera carta del 15 de agosto dado que no acusaron su recibo. La segunda vez fue el martes 30, cuando los oficiales entrevistaron a Maribel y tras de eso dialogaron conmigo. Detallo esa conversación que tuve con los capitanes en mi segunda carta al alcalde del 12 de septiembre. No entrevistaron a más nadie. Y no volvieron a pasar por nuestro vecindario porque, según explico en la segunda carta, cuando me cercioré que la «investigación» de Pacheco era un ardid para sacar a Maribel de sus aprietos, los despedí del caso. Así se lo informé al alcalde en la página 5 de esa segunda carta:
“Le avisé a Pacheco que yo no había recurrido a ellos sino que había puesto la querella con el alcalde. De no ser posible que la policía realizara una investigación imparcial y transparente, yo iba a continuar con mi plan de trabajo y llevar el caso a los foros superiores correspondientes. Les di entonces las buenas tardes y regresé a mis faenas. No los he vuelto a ver más.”
Esta jugada de Maribel parece haber sido planeada de antemano. Es demasiada casualidad que la jueza y ella cambiaran el giro de la vista justo cuando yo comencé a presentar una gran cantidad de evidencia, la cual debido a esa movida no pude presentar. Aquí se ve por qué las hijas de Maribel y su exmarido no emulan a la madre.
Lo que hizo Maribel tras la entrevista con Pacheco fue huir en su carro por ocho días a otro domicilio para, evidentemente, evadir la investigación de la policía, la cual yo objeté y acabó cancelada.
“¿Tiene usted evidencia de ellos echándole basura?”, preguntó otra vez la jueza, impidiendo que protestara por la mentira de Maribel, que era aparente la jueza entendía yo estaba a punto de hacer.
Contesté: La foto está integrada en la carta del alcalde, que se la puedo enviar ahora mismo.
La carta estaba archivada en el servidor del correo electrónico, no en mi unidad celular. La jueza no aceptaba ver la carta sino la foto por sí sola. Yo no tenía la foto original conmigo.
“Usted me está pidiendo presentar una foto como evidencia que la ley no exige”, le repuse a la jueza Tomey.
Estando el testigo ocular bajo juramento, su testimonio tiene que aceptarse como verdadero a menos que la otra parte demuestre lo contrario. La jueza Tomey, arbitrariamente, me quitó un derecho fundamental sin dar razón alguna para su caprichosa ilicitud. Y lo hizo como subterfugio para evitar que yo impugnara la mentira que dijo Maribel. Eso es abuso del poder judicial además de vulgar corrupción. Los jueces no se nombran para que abusen se su poder jurídico cuando les dé la gana sino para que velen se cumplan las leyes que establece la legislatura. La rama judicial tiene limitaciones constitucionales estrictas. Si la jueza no está de acuerdo, lo que tiene que hacer es renunciar. Los jueces no están por encima de la ley, mucho menos de la constitución del país.
La jueza hizo caso omiso de mi planteamiento, así porque sí. Ella demostró creer que no tiene que atender reclamos legales válidos de alguien que no sea un colega abogado. Eso es inaceptable en un país que hace alarde de tener un sistema de justicia donde existe y se respeta la representación por derecho propio (pro se). Esta jueza no cumple con los dictámenes fundamentales del derecho. Muestra no estar capacitada para el puesto que ejerce de forma arbitraria.
Traté de bajar la carta del alcalde a mi unidad para extraer la foto integrada y mostrársela a la jueza. Ahora dependía de que la red Internet funcionara con velocidad aceptable. Claro está, entró en juego la Ley de Murphy: la velocidad de respuesta de la red era abominable. La jueza dejó ver su impaciencia. Continué bregando con el celular. Entonces de repente la jueza Tomey declaró que la vista había terminado y dio la orden de protección a Maribel.
Miré a la jueza fijamente con cara seria. La jueza se rió a manera de burla, jactanciosa, a la vez que tocaba un botón debajo del tope de su escritorio. Entró de inmediato el corpulento alguacil jefe que me ordenó salir fuera. Continué con vista puesta en la jueza. Ella seguía con su risa burlona. “Sal afuera o vas para Bayamón”, gritó el alguacil jefe, refiriéndose a las cárceles estatales en ese pueblo. El alguacil de sala no dijo ni pío. Seguí mirando a la jueza, y ella siguió con su sonrisita de prepotente. “¡Sal o vas para Bayamón!” Esta vez salí. Maribel ya se había ido.
Lo que ocurrió después lo discuto en el escrito La Jueza Tomey 2 (Sala de Investigaciones).
La Jueza Tomey - Parte A
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#alfrida tomey imbert#la jueza tomey#justicia criolla#vaya justicia#sistema judicial corrupto#colonia pr#la corrupción en puerto rico
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Acusan al primer arrestado por fraude al PUA y las autoridades van por más
Acusan al primer arrestado por fraude al PUA y las autoridades van por más
SAN JUAN–La juez Alfrida Tomey Imbert del Tribunal de Primera Instancia de San Juan, encontró causa en todos los cargos presentados contra Miguel A. Martínez Rivera, de 45 años, a quien le fijó una fianza de $100,000, la cual no prestó, por lo que será encarcelado en el Complejo Correccional de Bayamón.
Los Cargos criminales radicados por los delitos de traspaso ilegal de documentos, tentativa de…
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Justicia a la Criolla
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La Jueza Tomey 1
Parte A
Jueza Alfrida Tomey Imbert
Centro Judicial de Hato Rey
Sala de Investigaciones
11 de abril de 2023 - 1:00 pm
Caso: Maribel Soto Rivera (66 años) - Orden de Protección
El alguacil abrió la puerta de la sala y entré en silla de ruedas con mochila y bastones en falda. Maribel la querellante estaba frente a su atril. Di las buenas tardes a la jueza, quien no replicó. Puse los bastones de aluminio negro sobre mi atril, me levanté, y repetí las buenas tardes. Esta vez la jueza respondió aunque de forma árida. Nos juramentó y dio aviso de que la vista estaba siendo grabada.
La jueza Tomey le dio el turno a Maribel, quien alegó yo le echaba basura en su patio a pesar de su edad. Soy septuagenario de barba blanca en silla de ruedas. No obstante, a la jueza no se le ocurrió cuestionar ese reclamo a todas luces incongruente.
Maribel añadió que sus hijas le preguntan cómo sigue el problema. “Pues, mija, ahí”, lamentó, haciéndose la víctima.
Patrañera. Sigo siendo un buen vecino de las hijas, desde que eran niñas. El asunto no es con ellas. Las ahora señoras no emulan a su madre. Salieron a su papá, de correcto y muy afable proceder. Ese cuento de sufrida es habladuría maliciosa inventada por Maribel. La conozco bien. Por más de veinte años.
La jueza Tomey me dio el turno. Dije: La que echa basura es ella a mí, ella y su relación. Llevan cinco años y medio, desde el Huracán María, haciendo fechorías contra mi propiedad y mi persona. “Voy a demostrar”, declaré, “que su querella es una sarta de mentiras, prevaricaciones, evasivas y omisiones para engañar al tribunal.”
La jueza Tomey ignoró por completo mi denuncia de delincuencia continua por largos años.
La jueza Tomey le dio el turno a Maribel, quien presentó un video donde yo le echo una servilleta de papel en su patio y digo: “Te estoy devolviendo esta basura que tú echaste en mi propiedad. No me tires basura en mi patio.” En la sala hago un gesto enfatizando el comentario clave que dije en el video.
La jueza Tomey me preguntó qué tenía que decir sobre eso. Dije lo siguiente: El video es claro: yo le devuelvo la basura que ella y su relación tiran a diario en mi patio, entradas y la acera. Llevan seis años con su atropello. He hecho seis querellas, cuatro con la policía estatal y dos con la municipal [de San Juan]. Nunca hacen nada. Ni me dan un simple número de querella al yo pedirlo (que tienen que darlo por ley), pues así no queda registro del vandalismo. Esto lo hacen para protegerla, por sus conexiones. Eso es corrupción: se abanderizan con ella, violando su deber de imparcialidad policial.
“La policía la protege porque ella era la traquetera del partido en OGP [Oficina de Gerencia y Presupuesto] bajo la administración de [el gobernador Luis] Fortuño.”
La protegen porque ella tramitó los chanchullos del gobierno con el partido, el PNP. La aíslan para prevenir que por algún descuido divulgue nombres y/o hechos. Ese rol lo repite Maribel la oficinista para hacerse la prepotente. Que fue lo que aprendió con aquella partida de corruptos. Esta señora muestra tener problemas serios de conducta delictiva y trastorno antisocial.
Todo esto se lo he explicado en detalle al alcalde [Miguel Romero Lugo, quien es el jefe ejecutivo de la policía municipal], dije, pero él no contesta mis cartas. Ni expide acuses de recibo. Mi querella es contra ambos Maribel y la PMSJ. Le puedo enviar copias de mis tres cartas al alcalde ahora mismo, si desea.
La jueza no aceptó mi oferta. Me preguntó por qué razón echaban ellos basura en mi propiedad.
Repuse: Mi hermano es cardiólogo, board certified, y ellos querían que yo lo convenciera de que les diera opiniones y recetas médicas gratis sin ellos ser sus pacientes. Ningún doctor hace eso. Yo no les hice caso y ellos se molestaron. Usaron la basura como represalia.
La pretensión era que yo tenía que hacer lo que Maribel quisiera. Nótese aquí su complejo de inferioridad, actuando como si tuviese autoridad para mandar. Trata de esa forma a todos los vecinos.
La jueza Tomey dijo que pedir opiniones y recetas no es ilegal.
“Pero es una falta de ética profesional inconcebible. Ellos tienen su médico. No son pacientes de mi hermano.”
Ningún médico se va a exponer al riesgo de perder su licencia por darle recetas a particulares que no conoce ni son sus pacientes. Y sin haber hecho un diagnóstico! La jueza no parece «entender» eso. No parece «entender» los contextos que ponen en relieve el abuso de Maribel, que, según ella, nunca peca de nada a pesar de ser la causante de todos los problemas.
La jueza me ignoró de nuevo. Actuaba más bien como si ella fuese la abogada de Maribel. Preguntó si yo tenía evidencia que presentar.
Mucha, dije, fotos y videos. (La primera foto mostraba un reguero de escombros frente a la casa de Maribel.) Dejó eso regado por tres meses, y no fue hasta la noche víspera de Acción de Gracias que lo recogió, porque tenía invitados. De no ser así, el reguero seguiría allí.
Maribel dijo que el reguero lo habían hecho los jardineros cuando trabajaron en su patio esa semana.
Falso. Eso llevaba tres meses allí y ella no procuró limpiarlo. Igual deja zafacones afuera en violación de las ordenanzas municipales y el reglamento de la urbanización. Lo hace para presumir con los vecinos que ella puede hacer lo que le dé la gana y siempre se sale con la suya. Las autoridades no intervienen. Se hace la intocable.
Pero [la brigada de recogido de] Escombros recoge eso, dijo Tomey.
Escombros lo recoge si está bien agrupado y ordenado, aclaré, no si está todo regado. Ellos no le recogen basura regada a nadie.
Busqué entre las fotos en mi celular. Aquí hay fotos del carro de la relación atestado de basura. Él padece del trastorno de hoarding, acaparamiento compulsivo. Mire como la basura acumulada llena todo el carro, hasta el techo, de lado a lado y de frente hasta atrás. El espejo retrovisor no se puede usar. De ahí él saca la basura que echa en mi casa cada día cuando viene a visitar a Maribel.
Él se estaba mudando de apartamento esa semana, dijo Maribel, y no tenía donde poner sus cosas.
Falso. Él ha tenido tres carros en los años que lleva allí metido y todos han estado igualmente saturados de basura, aseveré.
Maribel no responde. La jueza examina las fotos y concluye: “Esto es basura.” Pero no le advierte a Maribel que ella juró decir sólo la verdad y que deje de perjurar. La jueza Tomey evita hacer justicia.
Intermedio — Continúa en la Parte B
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Justicia a la Criolla
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La Jueza Tomey 2
Parte A
El asedio de Puerto Rico por mentira, trampa y corrupción se debe al sistema judicial, el cuerpo al que le toca combatir la corrupción, porque siempre ha sido avasallado por sinvergüenzas encopetados. Cinco siglos de justicia fraudulenta acarrea la ínsula, la existencia entera de su etnia y cultura. Ese pillaje, nos informa la historia de la colonia, se forjó en un ambiente de implacable perversión donde la justicia no intervenía si no había plata. Defiéndete como mejor puedas. El negocio judicial aumentó la iniquidad. Lo que la prole aprende entonces es cómo sobrevivir en una jungla psicótico-social donde impera no un derecho cabal y fidedigno sino la ley de la vida sucia del descarado estafador que propaga un salvajismo criminal, ya que engendra consecuencias viles, depravadas y brutales, como las que le tocó sufrir al noble e inocente Taíno.
Y eso a pesar de que la Reina Isabel la Católica de Castilla y otros dominios dispersos del Mediterráneo decretó que los nativos eran “vasallos libres de la corona” y prohibió la esclavitud y explotación de toda la población natural del Nuevo Mundo. ¿Dónde estaban los funcionarios de la justicia de la señora reina en las colonias? ¿Qué hacía esa partida de mamarrachos aquí, rascándose los cachetes?
El que tuvo los pantalones de alzar la voz en protesta no era juez o abogado sino un encomendero y luego fraile y sacerdote dominico, Bartolomé de las Casas, que procuró justicia para los indefensos.
Aprended, esmayaos. Que se le ven los salivados colmillos.
Para corregir el desastre de la corrupción cultural puertorriqueña (CCP) hay que eliminar el sistema judicial putrefacto existente y erigir otro basado en justicia, no en ley textual. Esto no lo resuelve todo, claro está, pero por ahí hay que comenzar. Porque sin justicia seria, honrada y límpida, no es posible batallar la corrupción.
Antes de hablar de lo que ocurrió en la Sala de Investigaciones del Centro Judicial de Hato Rey el 11 de abril de 2023 cuando salí de la vista presidida por la Jueza Alfrida Tomey Imbert, es oportuno traer a colación ciertos hechos relevantes que arrojan luz sobre la pésima condición del sistema judicial del país. Así se demuestra la dimensión enorme de la peste de la corrupción. Debemos tener en cuenta que los que rigen esta rama del gobierno son siempre todos abogados. El que ese gremio cerrado monopolice la administración de la justicia es, veremos, un fuerte agravante para la corrupción en cualquier sitio, ni se diga la CCP de la muy abusada colonia.
Cuando dos policías estatales adscritos al tribunal vinieron a casa a entregarme la citación para el caso tramado por Maribel Soto, yo me di cuenta que el carro de Lionel el mendaz, la relación que ella retiene para aparentar que son pareja, estaba estacionado frente a la casa de Maribel. Ambos agentes se portaron amables y corteses, aunque solo el mayor habló conmigo. Me notificó sobre la citación. Entonces yo comenté que cómo era posible que la querellante y su relación estuviesen al tanto de que la policía venía a citar, pues él no la visitaba por las mañanas. (En esos días, Lionel venía a ver a Maribel solamente tarde por las tardes. Ella le cambia el horario a su gusto y lo castiga expulsándolo por hasta meses. Él aguanta ese maltrato para no quedarse solo, pues ni aun sus propios familiares soportan su áspera imprudencia.) Quién, pregunté, le avisó a estos canallas que ustedes venían hoy por la mañana a citarme.
Nótese cómo contestó el agente: “¡No fui yo!” replicó en tono de voz más agudo, denotando cierto rasgo de nerviosismo. Para uno poder interpretar correctamente lo que dice otra persona, hay que tomar en cuenta su lenguaje corporal, las señales subliminales que emite al actuar y hablar. Están repletas de información complementaria.
O sea, el policía no cuestionó para nada el que yo pusiera en duda la integridad del sistema judicial. Su interés era dejar claro que él no tenía que ver con ese foco de corrupción, que inadvertidamente admitió existía por su reacción conductual. El agente joven miraba con cara de perplejidad el carro de Lionel atestado de basura.
Para mí, esto no era nada nuevo. Años antes, en un caso contra un arrendador ricachón que por ser vecino y publicista del gobernador se creía que podía hacer lo que le viniera en gana, incluyendo el no cumplir con su contrato de arrendamiento, descubrí que es posible conseguir información confidencial de casos si uno tiene los medios y contactos para comprar esa información de los oficinistas a cargo del papeleo. A fuerza de billetes opera este mecanismo ilegal. Pero en el caso de Maribel el servicio se tramitó por canales del partido político. El traspaso de billetes no es necesario. Se dan órdenes. El lector decidirá cuál de las dos formas ilegales es la más podrida.
Otro evento de importancia lo gestionó Maribel cuando puso una querella con la Policía de Puerto Rico el 2 de marzo para entonces solicitar la orden de protección con el tribunal. Esta es la misma policía (el precinto de Monte Hatillo) que rehusó atender mis cuatro reclamos para ponerle una querella a ella. O sea, el servicio al ciudadano que presta la policía no es igual para todo el mundo. Es asimétrico: los protegidos sacan mucho pero tú no logras nada. Eso lo discuto en mi primera carta al alcalde de San Juan, la cual él nunca se dignó a contestar, tratando así de tapar el inconveniente asuntito este de la corrupción institucional metastatizada, tema que el alcalde esquiva como la plaga.
Maribel hace todo un espectáculo con estas cosas. Trajo de testigos a su hermano, a su mamá, a Lionel, y a otra señora más que yo ni idea tengo que pito tocaba. No es necesaria la presencia de testigos para radicar una querella, pero Maribel sabe cómo es que se brega en esta jungla. Por separado describo la estructura neurocognitiva que define, ejecuta, y controla el comportamiento base de aquellos que se crían en esta cultura. Toda cultura tiene su paradigma de conducta típica, que por supuesto admite variaciones individuales. Pero la mancha de plátano la tiene impresa la persona al culminar la adolescencia: listo para bregar en la jungla. Pa' que tú lo sepas.
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Parte B pendiente
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Determinan causa para arresto contra contra el contratista del municipio de San Juan Pedro Julio Serrano
Determinan causa para arresto contra contra el contratista del municipio de San Juan Pedro Julio Serrano
SAN JUAN–La jueza Alfrida Tomey Imbert, del Tribunal de San Juan, determinó causa para arresto en dos cargos de violación al artículo 3.5 (agresión sexual conyugal) de la Ley 54 para la Prevención e Intervención con la Violencia Doméstica contra el contratista del municipio de San Juan Pedro Julio Serrano Burgos.
Se le fijó una fianza de $20,000 la cual hacía gestiones para prestar y se le…
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Radican cargos contra un hombre por alegadamente abusar sexualmente de su hija de 6 años en San Juan.
Radican cargos contra un hombre por alegadamente abusar sexualmente de su hija de 6 años en San Juan.
SAN JUAN—-La jueza Alfrida Tomey Imbert, del Tribunal deSan Juan, le señaló una fianza de $30,000 a Carmelo Rodríguez Flecha por cargos de incesto, agresión sexual y maltrato de menores por agredir sexualmente a su hija biológica.
La División de Investigación de Delitos Sexuales y Maltrato de Menores del CIC de San Juan informó que el hombre agredió sexualmente en varias ocasiones a la menor de…
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