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TODO LO QUE TIENES QUE SABER:
El título.
“Our adventure book”. Cualquiera que haya visto UP ya sabe de qué se trata.
Mi objetivo.
La intención de todo esto no es estética ni de cantidad. No quería hacerte algo grande y bonito como si el amor por una persona pudiese medirse con algo material, por lo que el blog en sí es lo de menos. El verdadero objetivo era darte un lugar que te recuerde que en todos los momentos y a través de cualquier circunstancia siempre te quise, te quiero y te voy a querer. Quería que tuvieses algo que nadie te pudiese quitar donde se guarden todos mis sentimientos. Me dijiste una vez que debería volver a escribir sobre esos sentimientos, así que lo he hecho.
Lo que pretendo.
Que siempre tengas guardadas estas palabras para ti en caso de que te sientas perdido o yo no pueda recordártelo. Que tú y solo tú has sido capaz de hacer que me vuelva a sentar delante de unas letras a mostrar mis sentimientos después de años. Espero haberlo hecho lo mejor posible.
Lo que te vas a encontrar aquí.
Una playlist solo para alistar las canciones que me han ido ayudando a escribir esto.
Dos anexos.
Siete cartas. Cada una de ellas reflejará una etapa contigo a las cuales he llamado “aventuras”.
Junto a cada carta encontrarás una canción y un libro o película, en ambas cosas se reflejarán cosas de nuestra aventura del momento
Una parte de mí especialmente sensible y abierta, más de lo que me gustaría, y a pesar de saber que me la puedo estar jugando con tantos sentimientos te mereces tenerlos todos para ti.
Por supuesto, una felicitación más de cumpleaños.
Duración.
Debido a mis condiciones académicas y la falta de tiempo este regalo comenzó a hacerse el 15 de marzo hasta hoy, 12 de mayo a las 2:17 am que escribo esto. Se ha hecho en pequeñas partes poco a poco, en cada uno de mis ratos libres y lo mejor que pude.
Solo una cosa más.
Disfrútalo, y piensa en esto cada vez que tu cabeza te juegue una mala pasada. No quiero cambiarte, te quiero con todos tus demonios y ese caos que hay en ti. Pero si puedo ayudarte a lidiar con ello, así será.
Te quiero. 3000. Como la trucha al trucho.
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Playlist.
Get used to it. Something just like this. Fall. Llegará. Ink. I couldn’t be more in love. Common. Antes de morirme. Heal me. Sugar. Yellow. Me rehúso. Un año. Esta vez. Without you. XO. Coquito la pieza. A sky full of stars. Shallow. Enchochado de ti. Die in your arms. Fa la la. Just give me a reason. Locked away. Thinking out loud. Mirrors. Mi musa. Adore you. Hymn for the weekend. Like I’m gonna lose you. Heaven. Next to you. Thunder. Magic. It’s time. Malibu. Fix you. Lo siento. FourFiveSeconds. I like me better. Robbers. The Scientist. Besos en guerra. Di mi nombre. I put a spell on you. Contando lunares. Son sueños. Viva la vida.
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Anexo 1: RECORDATORIOS.
He querido dejar intencionadamente este anexo por el principio para asegurarme de que lo tienes a mano cada vez que te haga falta. He pensado en esas noches en las que no se puede dormir, cuando tu cabeza te juega malas pasadas, cuando tus propios pensamientos te consumen, cuando te dejas llevar por el miedo, cuando nos peleamos... Son cosas que, en caso de que por alguna de esas situaciones o motivos x yo no te pueda recordar en el momento, aquí las tienes.
Cosas que necesitas recordar:
Que solo te quiero a ti.
Que no necesito a nadie más siempre y cuando te tenga a ti.
Que tú eras y eres mi mejor amigo aún, nadie va a quitarte eso.
Que a todo lo malo va a pasar, te lo prometo. Todo va a estar bien.
Que me encantas cuando estás de buen humor, no dejes que te arruinen eso.
Que respires. Respira hondo, controla los impulsos y la ira. No malgastes tu tiempo en personas o situaciones que no lo merecen.
Que está bien estar mal. No pasa nada. Te permito romperte esta noche con la única condición de que mañana nos levantemos y empecemos a reconstruirte de nuevo.
Que aunque estemos peleados solo es el calor de la situación. Te quiero, te amo con todo mi corazón aún así. Que detrás de las fachadas de orgullo cada minuto dándonos la espalda en realidad me duele como si hubiesen sido eternidades y que por dentro estoy muriendo de ganas de volver a abrazarte y que me digas que ya ha pasado.
Que puedes confiar en mí.
Que puedes decirme abiertamente que no. No estoy aquí para presionarte a hacer algo que no quieres.
Que con nadie más tengo esta complicidad.
Que nadie me hace reír como tú.
Que las personas se hacen daño las unas a las otras porque somos humanos. A veces yo te haré daño a ti y tú me lo harás a mí, pero no pasa nada siempre y cuando sepamos superarlo.
Que si alguna vez te hago enfadar o simplemente molestar no es mi intención y lo siento mucho. Desde el principio siempre he querido ser tu lugar en el que puedas encontrar la paz cuando el mundo se te venga encima, no quiero ser parte de esa multitud.
Que juntos podemos superar cualquier obstáculo, somos más grandes que cualquiera de nuestros errores.
Que por el mero hecho de dejarme ser libre todo mi corazón es tuyo, y que nunca nadie me ha hecho sentir como me haces sentir tú.
Que ha pasado más de un año y me sigues haciendo sentir como el primer día.
Que no quiero a nadie mejor. Siempre a ti.
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Debo haberte dicho en mil millones de ocasiones que el hecho de estar enamorada de ti no cambia que eras mi mejor amigo, es algo que nunca va a cambiar ni nadie te va a quitar, pero no me importa repetirlo mil millones y una veces más. Esto no solo significa que aún te vea como tal, tampoco significa que empezara a quererte cuando empezamos a salir. Yo te quiero desde mucho, mucho antes.
No voy a escribirle esto a mi novio, a mi esposo o al padre de mis hijos. Se lo escribo plenamente desde un punto de vista a mi mejor amigo que apareció en mi vida en el momento menos indicado. ¿O en el que más? Porque a estas alturas empiezo a pensar incluso que eras una señal para esperar un poco más y no desaparecer del mapa. Tampoco nos conocimos en el mejor entorno, vamos a admitirlo, porque la gente que nos rodeaba no era la más indicada. Sin embargo uso la palabra “entorno” y no “circunstancia” porque malo solo era la clase de gente que nos rodeaba, no la situación, porque fuesen lo malos que fuesen nosotros siempre encontrábamos la forma de hacer el momento nuestro con nuestras risas. Llevaba años sin tener un mejor amigo porque me jodieron demasiado y eso tú lo sabes, se acabó enamorando de mí (dejemos las referencias para las siguientes páginas) y por el simple resentimiento hizo de mi vida un infierno durante meses, me dije que no iba a volver a pasar. Y luego apareces tú y te cuelas en mi vida así, por la puerta grande. Haciendo chistes y diciéndome que nos sentáramos a charlar con unas cervezas en la mano (esos días de verano, ¿recuerdas?). Te volviste, sin duda alguna, una de las personas más especiales para mí y yo sin saberlo. Planeaba irme en el primer saludo que nos dimos y sin darme cuenta lo fui aplazando a medida que nuestra amistad iba aumentando. Pasamos de unas risas en un grupo a unas risas en privado, y de esas risas en privado a contarme qué te dolía y yo qué me dolía a mí. Lo primero a valorar, por supuesto. Porque la primera vez que te pregunté qué te ocurría me dijeron que no insistiera porque tú no te abrías a nadie, pero lo hiciste. Me contaste y me dejaste ayudar, a pesar de conocerme de hace poco decidiste confiar en mí y yo desde entonces me propongo mantener eso, que en mí siempre tendrás a alguien en quien confiar. Alguien que no te juzgue y con quien puedas soltar literalmente cualquier cosa, y por supuesto alguien que te aconseje de la forma más justa cuando lo necesites. Quien te apoya y apuesta por ti desde el día uno, esa soy yo. Quien te va a recordar quién eres cuando a ti se te olvide y que cuando el mundo se te caiga a pedazos aquí está mi mano para que la pilles y así te traigo al mío.
Podría escribir montones de cosas más sobre por qué eres mi mejor amigo y sobre por qué voy a seguir intentando ser al día de hoy al menos uno de los mayores apoyos que tengas, porque si tengo un trabajo es ese, demostrarte que valgo la pena como amiga y como más cosas, pero no nos adelantemos. No voy a enrollarme más, aún hay muchas cosas que tengo que decir (para que veas que cuando te digo que puedo escribir biblias sobre lo que me gusta de ti es cierto). Esto solo acaba de empezar.
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Nos bastó un verano y la caída de la hojas del otoño para hacernos mejores amigos inseparables. Conseguiste una parte de mí que después de años creía muerta, pensando que jamás volvería a renacer. Me resulta mágica curiosa la manera en la que arreglas las partes rotas en mí con tan solo tocarlas, las revives, por eso también vuelvo a escribir ahora después de años cuando pensé que jamás volvería a poner mis sentimientos en unas letras. Siempre me vi así: escribo cuando lo que siento no me cabe dentro. Pero ese no es el tema.
Si nos paramos a pensar, Photograph no es la canción con la letra que más se adapta a la situación a primera vista, pero esta anécdota no se olvida y por eso es por siempre una de tus canciones, lo fue y seguirá siendo. La primera que me recordó a ti.
Volvamos. Nos bastó un verano y la caída de blah blah. Todo eso. Llegando a ser una de las personas más importantes en mi vida, ¿cómo ibas a hacer que diciembre se volviese el mes más triste porque iba a ser sin ti? Ya se me había olvidado lo que era antes una vida sin echarme unas risas contigo cuando estábamos a finales de noviembre y ahora me decías que te ibas. Porque estabas mal, muy mal, no soportabas este sitio y querías intentar irte para no volver. Otra vez sin saberlo (y tanto que no lo sabía, mucho menos lo que iba a acabar sintiendo después) se me venía el mundo encima y he de confesarlo, me moría por decirte que te quedaras y no te fueras, pero no solo todavía no me consideraba lo suficientemente importante como para reclamarte algo tan grande, sino que sabiendo que estabas mal y que irte te iba a hacer bien, yo siempre iba a elegir lo que fuese mejor para ti así me llegue a doler a mí. Aún lo hago. De eso se trataba, de cuidarte.
Así que esa misma noche en la que nos despedimos con unas biblias gigantes (pero no más que estas) me tumbé tranquila en mi habitación pensando en que a pesar de haber dicho “hasta luego” podría haber sido un “hasta siempre” sin nadie garantizándome que ibas a volver, lo cual me jodía por dentro, y entonces sonó Photograph. Acabé llorando mientras tanto por sentir la canción más de la cuenta, pero no, no es algo que recuerdo como una mala noche. Quizá lo fuera en su momento, pero bastó un poco de tiempo para darme cuenta de que fue ESA la noche en la que de verdad me di cuenta de lo mucho que te quería y sobretodo de que era mucho más de lo que pensaba, incluso más de lo que me hubiese gustado admitir… Pero para contar eso aún queda un poco. Qué decir, fue como un giro total a mi forma de verte y casi me acostumbraba a la idea de que ya te había perdido y escribía mensajes sueltos a alguien que nunca los iba a leer. Casi. Porque cuando volviste en enero haciendo la broma de que eras el regalo de reyes, que mañana estarías en casa y que me habías echado de menos te dije que eras idiota, las cosas como son. Pero créeme, encontrarme otra vez con tus bromas se sintió como volver a respirar.
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Y volviste. Mi mejor amigo estaba aquí otra vez y yo no lo podía creer. Las cosas habían cambiado tanto en cuestión de semanas, pero nunca para mal. Comienza una de mis partes favoritas de la historia, te lo aseguro.
Cualquiera diría que después de algo más de un mes separados habría que trabajar en recuperar la confianza, pero nosotros ese tiempo no nos separó, nos unió. Lo que antes era hablar contigo unas horas por la tarde para ver qué tal había ido el día por cuestiones de tiempo fue aumentando poco a poco. Comenzaba a escribirte a cada rato, comenzaba a enviarte las cosas que me recordaban a ti, comenzaba a mostrarme con mucho más cariño del que lo hacía antes, comenzaba a ver en ti a alguien más allá de un juego y era alguien que se preocupaba por mí. No me preguntes porque yo tampoco sé cómo, pero la realidad se volvió costumbre y cuando me di cuenta te estaba dando los buenos días a las 7 de la mañana porque eras el primer mensaje que abría y las buenas noches porque eras la única despedida que me importaba leer. Ni los buenos días eran tan buenos ni los dulces sueños tan dulces si no me los deseabas tú. Probablemente estaba más mal que bien, pero empezaba a verte de otra manera sin siquiera ser consciente de ello y eso me gustaba. Más que eso, me encantaba que te preocuparas por mí, desde lo básico como mi estado de ánimo a lo más pequeño como si había llegado bien a casa de donde fuese. De un día para otro esperaba tus mensajes a cualquier hora del día, que te metieses conmigo para hacerme enfadar y luego hacer que se me pasase diciéndome que te encantaba picarme, que me cortaras en medio de algún discurso para decirme que te gustaba verme con entusiasmo por lo que me apasiona. Todo. Y es que aun sin buscarte empecé a encontrarte en mis versos, entre mis canciones de Coldplay, en las citas de mis libros, calándome muy poco a poco hasta los huesos. O mejor dicho, hasta el corazón.
Que odiaba admitirlo, he de confesarlo, pero me tenías loca por ti. Porque sí, me volvía loca tu forma de hablarme y de sacarme el genio solo para salirte con la tuya, pero la perdición fue besarte una primera vez y ahí sí. Descubrí que me encantaba mirarte, me encantaban tus preciosos ojos, tu preciosa sonrisa, tu boca, tu voz tan profunda al oído porque era la octava maravilla poder tenerte así de cerca; tu cuerpo, tu risa que es contagiosa. Me flipa cuando te acomodas el pelo o ladeas un poco la cabeza cuando me escuchas hablar sobre algo porque sé que en realidad estás pensando en decirme que miras mis labios. Me encanta verte tranquilo, relajado, el simple hecho de verte caminar a lo tuyo por la casa, cuando cruzamos las miradas, cuando dices mi nombre, cuando te distraes y puedo apreciar tu perfil. Todo. Me encantaba todo de ti y podía arder por dentro de solo pensar que no podías ser para mí, pero aquí estás. Aquí estamos. Y nada me pudo hacer más feliz que me pidieses salir contigo. Tanto que recuerda: al día siguiente llegué con una cara que tres personas me dijeron que “me veía guapísima hoy”.
El impacto que tienes, Kahler. Eres increíble.
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Me pediste salir en la madrugada del 7 para el 8 de marzo de 2018, después de haber tenido que superar el primer gran obstáculo y desvelar a todos el gran secreto. Todavía recuerdo la primera vez que te dije que estaba enamorada de ti. No el simple hecho de que me gustaras y me sintiese atraída hacia ti, ya me había enamorado y ambos sabemos que cuando el sentimiento pasa a algo mayor comienza a dar más vértigo el no poder controlarlo. Me sentaste sobre tus piernas, como de costumbre, dedicándote a echar mi pelo hacia atrás después de decirme que te gusta cuando se ve suelto y rebelde. Me quedé mirándote mientras tanto y tras un silencio te dije que estaba enamorada de ti, a secas y encogiéndome de hombros al instante, estaba nerviosa, cómo no. Realmente no espero nada de nadie cuando les digo sobre mis sentimientos porque es la necesidad de soltarlos y listo, pero se me iluminó la cara viéndote esa sonrisa justo antes de decirme que tú también lo estabas de mí. Se siente bien ser correspondido y más si es con tu mejor amigo, ya que siempre he pensado que en estos casos solo hay dos opciones, 50/50: o bien te enamoras solo tú y no eres correspondido, lo cual acaba arrasando con la amistad hasta perderla; o sí que es mutuo y se crea el vínculo más especial del mundo. Lancé la moneda y tuve suerte, porque me tocó la cara que esperaba ver.
Nunca voy a olvidar la felicidad de esa noche de marzo cuando me pediste salir en mitad de la nada, solos tú y yo. Era nuestra primera escapada. En una cabaña perdida en mitad de quién sabe dónde, no necesitaba nada ni nadie más que tú sin despegarte de mí ni un solo momento. Es la diversión de los recién enamorados, ¿no? Ya nos conocíamos como amigos, ahora estábamos descubriendo a unos amantes y eso es algo que me fascinaba y aún me fascina. Fuimos a Grecia poco después, nuestro primer viaje como novios oficialmente. No es la primera vez que me pides que te recuerde algo lindo que almacene sobre nosotros, y es que recuerdo cosas tan simples como que en uno de nuestros paseos de la mano cogimos una flor y acabó en mi pelo, suficiente excusa como para sacar tu móvil y hacerme una foto con ella diciéndome que pensabas ponerla de fondo de pantalla. Cómo no, tú haciéndome sonrojar siempre. No fue ni el primero ni el último de nuestros viajes, siquiera era capaz de imaginar todo lo que nos esperaba a partir de ahí aunque no todo iban a ser cosas buenas, no vivimos en un mundo color de rosa. Pero si de algo estaba segura es que llevaba toda mi vida tomando decisiones que pensaba demasiado, analizadas, calculadas al milímetro, y que tú eras mi primera gran decisión de corazón. Lo eres. Había mil razones para no seguirte el juego y decir que esto no iba a funcionar porque había obstáculos de por medio, pero si mi corazón pedía tenerte entonces había que luchar por ello y afrontar cualquier cosa.
No me arrepiento de nada.
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El final de verano no pudo ser más dulce. Cada mes que pasaba a tu lado no hacía más que confirmar con más exactitud todo lo bueno que sentía contigo. Funcionábamos. Tuvimos nuestros roces, pero ninguno nos impidió seguir a delante e incluso fuimos capaces llevarnos un par de meses sin ni una sola pelea de por medio, pero está bien, las parejas se pelean. Sin embargo no estoy aquí para hablar de eso todavía. Volvamos… Estaba hablando de avanzar. Porque sí, te estaba contando lo a gusto y lo bien que estaba contigo a pesar de que no todo haya sido color de rosa, pero sí lo suficiente como para querer avanzar y subir un nuevo escalón. Me pediste matrimonio una noche de julio por puro impulso, pero tú te fías de tus instintos y yo también. Si ellos decían que era el momento entonces de verdad lo era y no pude estar más de acuerdo.
Aún recuerdo cuando me contabas que te haría mucha ilusión tener hijos conmigo, formar nuestra propia familia, así que buscamos a nuestra pequeña Maia hasta conseguirla y me diste el septiembre más dulce de todos. Estaba tan feliz rodeada de las personas que quería en una cena, en mitad de Venecia, así bajo las estrellas, con ganas de gritarle al mundo algo tipo “¡mañana me caso!”. Y así era, porque el 15 de septiembre debería haber sido eterno y todos estuvimos de acuerdo en eso. He tenido muchos momentos contigo pero en este te puedo jurar que me sentía explotar de amor y que nunca antes estuve tan segura de querer llegar tan lejos contigo. En el fondo ya lo sabía, pero era como querer mirarte a los ojos hasta llegarte a lo más profundo del alma y decirte que quería y quiero pasar toda una vida contigo, porque me haces feliz como nadie más podría hacerlo y porque si no es en esta confío en que las estrellas pongan orden en su camino para volvernos a juntar en cualquiera de las otras vidas, porque estoy segura de que si por señales del destino fuesen yo te buscaría hasta la saciedad solo para volverte a encontrar. Siempre te digo que eres el amor de mi vida, a ti, cerquita, sobre tu boca, muy bajito para que nadie más se entere. Pero todos estamos de acuerdo en que no hace falta más que fijarse en la manera en la que te miro para darse cuenta de eso.
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Anexo 2: 10 MOMENTOS EN LOS QUE ME ENCANTAS.
Me encantas cuando me interrumpes y haces como que no te enteraste de nada de lo que dije solo para mencionarme algo que te gusta de mí, como mi boca que siempre me recuerdas que te encanta, la energía que pongo al explicarme en algunos temas o cuando me he enfadado por cualquier cosa y me sale el carácter. Y te digo que no me escuchas, y tú me dices que sí, y yo que no, pero sé que sí y tú vuelves a insistir en lo que en ese momento más te llame la atención de mí.
Me encantas cuando estás de buen humor, soltando comentarios chistosos unos tras otros. Eso significa que estás relajado, sabes que es mi faceta favorita de ti. Me encantan tus risas, las sonrisas que me lanzas y seguirte los chistes porque verte así de feliz me llena. Haría cualquier cosa que estuviese en mis manos para poder verte así siempre.
Me encantas cuando no tienes miedo y no te importa qué piensen los demás, ponerte delante del conflicto sin pararte a pensarlo dos veces o encararte con quien haga falta porque la ocasión lo pida. Sin duda es otra de las cosas que más me gustan de ti, la valentía.
Me encantas cuando te motivas a ser mejor, porque te ves guapísimo cuando creces como persona y ya sea tarde o temprano te dices a ti mismo que sí puedes salir de eso y que con paciencia y voluntad se puede por más difícil que pueda llegar a ser.
Me encantas cuando me haces sentir que cuando estás conmigo te quitas la coraza y te abres porque sabes que no pienso hacerte daño, que voy a cuidarte, que voy a escucharte, que voy a ser justa.
Me encantas cuando me recuerdas cuanto me quieres, cuando te digo que yo a ti más y que no se discute solo porque sé que sí me lo vas a discutir.
Me encantas cuando enseñas tu carácter y todos pueden comprobar qué tan decidido eres y que luchas por lo que quieres sin importar qué, harás lo que sea para conseguirlo porque eres así cuando te propones algo y lo adoro.
Me encantas cuando eres mi mejor amigo y no solo mi novio, cuando todo todo en esta amistad sigue intacto. Ni siquiera como el primer día, es aún mejor. Me encanta hablar contigo sobre qué tal el día y contarnos si algo ha pasado, pero sobretodo me encanta que nos apoyemos todavía como los amigos que siempre hemos sido.
Me encantas cuando me seduces y eres consciente de lo loca que me tienes por ti, porque solo tú sabes qué hacer o decir para tenerme babeando por ti en un instante y yo que no me quejo de subir ese ego siempre que pueda.
Me encantas cuando solo tú eres capaz de mejorar mi día en cuestión de un segundo, incluso de parar una de mis grandes tormentas con el simple hecho de apoyarme y permanecer conmigo. Me encantas cuando cuidas de mí y me proteges con esa luz que tienes que aleja cualquier presencia de oscuridad en mí.
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Te lo he dicho, que no todo iba a ser color de rosa. Los malos momentos también cuentan como aventuras.
Me encantaría decirte que siempre nos fue bien, que nunca nos vi caer, que nunca miré al techo en mitad de la noche y pensé que todo se acababa, o que incluso ya se había acabado. He aprendido muchas cosas a lo largo de estos meses en los que he tenido esta gran batalla interna. Si ni siquiera yo podía estar conmigo, ¿cómo iba a estarlo alguien más? Lo cierto es que ahora sé que no hay peor sentimiento en el mundo que el de vernos caer o mucho peor, el de perderte. No han sido momentos fáciles, tomamos una gran distancia sin siquiera darnos cuenta durante el proceso. No te voy a decir que se me olvidó como se sentía el tacto de tus manos porque es imposible olvidar tus caricias, te lo puedo asegurar. Porque no son de las que cualquiera te da, son de esas que te curan el corazón con solo un roce y a lo mejor ni siquiera te das cuenta, pero cualquier caricia tuya, un beso, un detalle, un solo mensaje, a mí ya me alegra los días. Por dentro te pedía en silencio y a la vez a gritos que me sacaras de todo esto, que me dijeses que aún hay alguien que cree en mí y que ese alguien eres tú. Me prometí poner en ti todo el amor que no pude poner en mí misma. Te necesito como un corazón necesita latir, pero eso ya lo sabes. Eres mi escape del mundo, no podía perderte y mucho menos dejar que te perdieras a ti. Siempre te lo he dicho, si alguna vez te sientes perdido aquí estaré yo para recordarte quien eres, y que si estás viendo tu mundo caerse a pedazos no te preocupes porque te llevaré al mío, curaremos las heridas y empezaremos a construir de nuevo.
Estoy comprobando con mis propios ojos que nada me gusta más que vernos salir de ese agujero porque cualquiera hubiese dejado todo ahí y se acabó, pero estamos aquí y mejor que nunca. Lo sé y así lo siento, sobretodo porque estamos siendo una versión mejor en vez de intentar recrear todo aquello de hace más de un año. Eso, cariño, se llama estabilidad. Un término muy importante para la paz mental. Se llama tener una relación sana. Madurez. No quiero lo que fuimos ni llegamos a ser, nos quiero ahora, imperfectos, aprendices y cada día mejores. Me gusta la idea de un mundo real porque eso te dejé claro en un principio. Yo no quiero nada perfecto, quiero algo real y eso es lo que tengo ahora. Tropezamos, nos equivocamos, aprendemos y volvemos a intentar. Te curaré las heridas tanto como haga falta, así como tú me las curas a mí. Somos un equipo y no importa qué tan cuesta arriba puedan hacerse las cosas, te prometo que si de verdad estamos destinados a ser haré todo lo que haga falta en nuestros peores momentos para seguir manteniéndote conmigo siempre y cuando pueda hacerte bien, nunca mal.
Recuérdalo, eres lo mejor que tengo.
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Hablándote por fin en presente, ha sido un viaje largo. Son las 3:24 de la mañana mientras yo te escribo esto pero para entonces ya podré felicitarte por tu cumpleaños y recordarte lo mucho que te quiero, te amo, te adoro y te todo. No solo han sido cartas sobre recuerdos y esta solo una para desearte un feliz cumpleaños, que por supuesto lo es, pero prioridades. Está cumpliendo años el niño de mis hijos, el hombre que me roba el aliento, el padre de mis hijos, el amor de mi vida, todo; y yo aprovecho para recordarte lo increíble que me pareces. No como las otras veces, te lo digo ahora. Aquellas son una prueba más de lo maravilloso que me has parecido siempre, pero ahora tienes algo más. Hay algo especial en todo este recorrido que me ha hecho enamorarme todavía más de ti. Ni siquiera creo que pueda nombrarlo como algo, simplemente es tu magia. Supongamos que la idea de haber pasado tantos tipos de situaciones contigo me ha hecho verte en todas tus facetas y déjame decirte que estoy enamorada de todas y cada una de ellas, desde la que me muestras la mayor sonrisa a esa que ni tú mismo quieres. Y es que sí, cuando piensas que no te quieres ni tú tienes que recordar que yo te amo con locura. Dentro de esa cabeza tuya, a veces oscura, en tu interior que puede ser totalmente un caos. Llegas a ser sumamente bello así, tan humano, tan real, plantándote frente al mundo con tu carácter y tu personalidad que me tienen completamente loca. Porque todos los días me enamoro un poco más de ti, porque así ni te des cuenta iluminas todo mi mundo con solo una de esas sonrisas que te salen cuando estás de buen humor, porque no me canso de decirte lo que vales aunque tú no te lo creas. Algún día debes empezar a creértelo y quizás sea hoy el primero en el que decidas empezar. Tienes a gente que te quiere y yo que te amo con todos y cada uno de los pedazos de mi corazón. Estoy enamorada de ti y del hecho de poder convivir contigo, de que seas lo primero que veo cada mañana al despertarme y lo último antes de irme a dormir. Los buenos días siguen sin ser buenos si no me los das tú, que los iluminas todos con tu luz, incluso cuando piensas que te consumes. Me quemaría mil veces en el intento de protegerte antes de permitir que alguien intente apagarte. Tú brillas con luz propia, te lo digo mucho, que no necesitas a nadie y que te superas día a día lo veas o no. Que te ves irresistiblemente guapo cuando creces como persona y que me desvivo viendo tu forma de actuar cuando estás de buen humor y relajado, que es cuando de verdad muestras esa sonrisa que tienes.
No me quiero enrollar mucho más, debes estar harto de leer tanto. Por dónde iba.
Mi amor, mi vida, mi tesoro, estoy encantada de ver lo que eres. De verte luchar por lo que quieres, de cuando te encabezonas por algo, de que saques esa personalidad tuya que es tan fuerte, decidida y sabe cuando actuar. Estoy encantada de ver que aunque tengas tus días malos y tus rachas malas al final estás ahí, de pie, delante de todos y brillando más que nadie porque eso es lo que haces, brillar. Nunca nadie va a apagar tu luz, tengo la teoría de que ni tú mismo te das cuenta de eso porque te eclipsas incluso a ti mismo y eso no te deja ver lo mucho que vales, pero te digo yo que sí y que te he visto en muchos momentos. Te he visto en la cima de la felicidad y a la vez en lo más profundo, pero también te he presenciado saliendo de esa profunda oscuridad. Tú eres el ángel, el que más feliz me hace además y que hoy cumple años. Estás hecho un fósil, deberías saberlo, y espero que todo esto no haya sido extremadamente cursi aunque en el fondo sé que sí, pero tampoco sobraba poner en un pastel que ya eres más mayor.
Feliz cumpleaños, boo, más todas las felicitaciones que aún me quedan por darte porque además es el segundo cumpleaños que paso al lado de la persona que me tiene enamorada.
Eres extraordinario.
ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ Te quiero 3000.
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