Teryck R. Blauvelt, 25 años. Ciencias Políticas. Mi más grande virtud no puede ser dicha entre estas líneas, y tampoco puede ser expuesta al público. Categoría: Oro. Puesto: Planificación.
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Si por aún no he recibido tanta cantidad de unfollow, creo que puedo permitirme hacer un último anuncio:
Si hay alguien que quiera seguir roleando con este muchacho y el profesor Brown, para mañana tendría una cuenta especie “indie” sólo con esos dos personajes. Si les agrada esa idea y tienen su indie y quieren más rol (?) escríbanme y les aviso cuando está.
Gracias, y un abrazo inmenso para todos.
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#If they knew how misery loved meeeeeee#These are my famous last words: So long and goodnight; so long and goodbye#audio#ipod
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“Maybe it’s not my weekend, but it’s gonna be my year.”
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Recordando tus palabras en el grupo de WhatsApp... No recuerdo haber puesto en mis propuestas nada de cambios especiales, ni novedosos, con un Consejo nuevo ni nada de lo que acusas. Siempre hablé de cambios reales y referentes a la educación.
Perdón, Diana. No es la mejor semana para mí. Sé bien lo que tú propusiste, pero créeme que es frustrante ver cómo un simple intercambio de ideas se anticipa a lo que puede ser el peor desastre, cuando de cumplir con lo que yo prometí se trata. Y no hablé yo jamás por demagogia, porque es algo que dentro de mis conceptos políticos detesto. Por eso sólo me estoy limitando a hacer lo que mi función me exige, en algún momento intentaré discutir mis ideas y no quiero encontrarme con lo mismo, de mentes y puertas cerradas con candados cuando se supone que se deberían tender puentes.
No lo digo por ti, una vez más. Sólo... sólo pido me disculpes si con alguna palabra mía te ofendí.
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xsenatorvb:
Estaban de regreso en los pronombres respetuosos. Aparentemente no había sido tan sutil como creía. Desde luego que iba a llevarle la contraria, ¿No era así cómo funcionaban siempre? Uno de los dos decía o hacía algo que perjudicaba el delicado balance al que llegaban de vez en cuando y las cosas se iban al demonio en cuestión de segundos “No sucederá nada” eso bien podía llevarles toda la noche porque estaban tan acostumbrados a ganar, a no ceder bajo ninguna circunstancia. Teryck podía hacer lo que quisiera y estaba en su derecho de hacerlo, Valentin por su lado había necesitado poner un límite claro porque había sido extraño además de demasiado real. Ese tipo de cosas no le sucedían a él, porque él las evitaba. Ladeando el rostro mientras lo miraba, se encontró a sí mismo elevando ambas manos para colocarlas a cada lado del rostro ajeno “Estaba pidiendo que vayas a dormir” eso había sido prácticamente doloroso, el tener que decir algo en ese tono cuando lo que quería era arrastrarlo hasta dónde él decía porque su fuerza de voluntad tampoco era perfecta. Quería retirar las palabras, quería decirle algo ofensivo para reducir el impacto sobre su persona.
¿Nada? ¿Nada de nada? ¿Y las amenazas? ¿Y el sarcasmo? ¿Los reclamos llenos de ironía? Eso hizo fruncir el ceño a Teryck quien por un momento quedó confundido por lo que decía hasta que le tocó aceptar que simplemente podía estarle dando por su lado sin ceder para conseguir lo que quería. Extraño. Sin embargo, ese gesto que el otro empezó a ejecutar sobre su rostro afianzaba esa ausencia de la rudeza de sus dichos, y lo hacía sin duda conectarse aún más con él. Sus labios no sabían hacia dónde curvarse, arriba, abajo, a un lado o el otro. “¿Tú quieres que vaya a dormir?” Preguntó. Si así lo iba pidiendo... quizá lo aceptaría. Pero ese inmenso dormitorio era tan escalofríante ahora. No había nada que lo hiciera sentir en casa: Ni el gran lujo ni las preferencias que recibía como tratos especiales hacia su persona... Nada. No quería pisarlo por esa noche.
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xsenatorvb
Como buen maniático del control, Valentin nunca sintió fascinación alguna por las sorpresas. Ni siquiera cuando se trataba de los regalos de cumpleaños, él solía tener la costumbre de decir exactamente que quería y esperaba que le fuese entregado sin envolver porque ¿quién necesitaba ocultar las cosas cuándo él sabía de qué se trataba? Todo era más sencillo al saber que esperar, sin embargo Teryck era exactamente lo contrario a lo usual. Cuando creía que entendía que estaba haciendo, las reglas cambiaban. Sin embargo de pronto su mente estaba en blanco por razones abismalmente diferentes a las previas. Observó de hito en hito su mano, luego a Teryck por lo que se sintió como una eternidad intentando comprender qué demonios había pasado. Una mirada de confusión e incredulidad se apropió de su rostro “No. Vas a ir a dormir ahora” se sentía fuera de lugar porque no entendía qué debía hacer con eso. Retiró la mano de la forma más sutil que encontró, puesto que a pesar de que seguía sintiendo que se había perdido la mitad de la historia o del momento en que el joven había decidido que eso era algo que se hacía con regularidad, no estaba intentando herirlo, eso también era nuevo. Más sorpresas.
“Eh... ¿no? No voy a dormir porque me lo pida. Además, podría salir de su presencia pero seguir despierto así sea hasta que aparezca el alba.” Defendió sus propias palabras antes de cruzarse de brazos. Esa fue la reacción que tuvo al sentir cómo sin dejar él mismo la mano de Valentin como la halló, el otro la quitó. Y es que aquella posición denotaba defensa total: Los brazos cruzados en frente, el mentón en alto... Teryck estaba dispuesto a defenderse por si el mayor seguía intentando con el tironeo usual intimidarlo, aunque, ¿por qué lo haría? Sabía bien que Val no buscaría intimidarlo bajo ningún concepto, o al menos no de una manera que ya conociera el danés. Sin embargo, se encogió de hombros, antes de acercarse apenas un par de pasos al contrario. “Si no voy a dormir ahora, ¿qué sucederá, profesor?”
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xsenatorvb
El insomnio nunca había sido un problema porque no tenía una sola cosa en el mundo de que preocuparse pero de vez en cuando las migrañas hacían acto de presencia y era necesario mitigarlas a la fuerza con ayuda etílica “¿No?” Al menos no era el único que se sentía así. La miseria compartida siempre era mejor, o… ¿A caso no era así como las personas repetían la frase? Aplaudiendo internamente el hecho de que Teryck por fin pareciera acceder a algo que viniera de él, se puso de pie también, antes de observar la mano del otro, y de forma automática la extendió en dirección del otro. Quizá la memoria muscular entrando en juego mientras su cerebro decidía retomar el trabajo usual.
Para Teryck, la mayoría de cosas en su vida tenían significados: La primera camisa que su abuela confeccionó para él, gestos como arrugar la nariz cuando se sentía fuera de lugar, la cadena que siempre llevaba oculta pendiendo desde su cuello bajo la ropa o expresiones tan comunes como el saludar a otra persona para él representaban un simbolismo enorme. Una ocasión, en la biblioteca de su padre cuando vivía en Dinamarca, un libro divertido se le presentó con la historia de un joven enamorado de una doncella, quien tras tanto cortejarla, selló su promesa de venir por ella cuando fuera su fecha de bodas con un beso en el dorso de su mano. Desde entonces supo que ese tipo de gestos que luego de un tiempo se hacía tan común entre las personas repartir con el fin de impresionar por puro interés a otra persona, conllevaban un mensaje mucho más potente del que él quería comunicar. Sin duda esta vez, en su arriesgado pensamiento, sólo pudo acertar con ese sentimiento que le empujaba, cual pirata al capitán con una espada para que se lance por la borda, a que hiciera lo mismo que en ese cuento. Dejó entonces que sus labios acariciaran por un segundo la piel de la mano de Valentín, antes de alzar la mirada con una corta sonrisa. Ahí sólo pudo luego responder a lo que le había dicho antes. “No, no quiero dormir. En realidad aún no me pega el sueño, así que pudiera seguir un par de horas más...”
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xsenatorvb
En otro momento, en que la sangre de hecho estuviera circulando en su cabeza, quizá habría hecho un comentario hacer del ego monumental que envolvía al joven, pero dado que ese no era el caso; se conformó con negar mientras pasaba el dedo pulgar por sus propios labios, como si eso pudiese evocar la misma sensación que había experimentado un momento antes. Si hablaban de tentaciones, en la que se encontraba Valentin era una que podría causar muchos más problemas de los que sería prudente envolverse. Reincorporándose despacio, en contra de lo que su cuerpo pedía, tomó asiento “Quizá debas pedirle suerte a Apolo” sus labios se curvaron mientras rebuscaba a su alrededor por la botella. Eso era evidencia que debía volver con él a la seguridad de su habitación donde… la mayoría de las personas no podían tener acceso “Debes ir a dormir” O no, en lo personal sería un poco complicado conciliar el sueño, era una suerte que siguiera teniendo alcohol para ayudarse.
“¿Quiere que le confiese algo? No quiero dormir.” Respondió de inmediato, mientras intentaba levantarse poco a poco, un pie a la vez. Era necesario que pudiera equilibrarse correctamente, porque no quería quedar como tonto tras sólo tres tragos de alcohol, pero tampoco es como que tuviera una fuerte resistencia al mismo. Aclaró su garganta y logró pararse firme, viéndolo igualmente. Si no tuviera una parte racional, se hubiera lanzado sobre él nuevamente, pero no era lo ideal. ¿Qué hora sería? Quizá las 2, las 3 de la mañana, asumía el danés. Hacía frío. Los rodeaba un silencio casi sepulcral. La luz de la luna era la única vidente y cómplice de aquel instante entre ambos. ¿Cómo podría ser sino? Extendió su mano hacia Valentin, pero no como lo hacía siempre por la innata formalidad que surgía entre ambos, sino esperando que le diera la suya, pues su mente planeaba algo.
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Ha ganado mi estómago y a mis papilas gustativas ¿suena mejor?
Jajajajajajaja. ¡Eso tiene mucho más sentido!
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¿Puede ser en mi habitación? Si no es molestia, claro. Ha ganado mi corazón señor Teryck Blauvelt.
Claro que no, no sería molestia. Y... gracias por eso, supongo. Esas son palabras fuertes, ¿no crees?
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Claro que puede salir volando, es muy gracioso de hecho. Ya me dio hambre y ¡que rico! Como de todo un poco y si amo los dulces y mentiría si digo que no me gustan los twizzlers y acepto que me des unos, te lo agradecería mucho. Yo y mi estómago.
Vale. ¿Te parece si nos vemos... no sé, en el jardín? O donde tú quieras, tu di y yo te llevo una dotación de Twizzlers para una semana entera.
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piercgory
“No, para nada.” Negó con una mano en el aire, sintiéndose un tanto tonto por lo que había dicho anteriormente. No lo había expresado con las palabras adecuadas. “Está bien que seas autosuficiente y no esperes al Servicio de Lavandería. Es digno de admirar.” Y lo era, de muy pocos alumnos podía decir eso —salvo los bronce, claro estaba— o de él, pero el hombre lo justificaba con su falta de tiempo, así que si la escuela no se encargaba… Lo veía en el exterior. Alzó la mirada hacia el chico y alzó las cejas, asintiendo con la cabeza un par de veces y rió entre dientes. Efectivamente había sido obvio. “Sí, todo está bien.”
“¿Seguro? Porque parece un poco... distraído.” Comentó entonces el curioso joven que hacía denotar su intriga en las facciones de su rostro. ¿Y cómo no? Si desde hace un par de días ya no era novedad que los profesores le tuvieran puesto el ojo, unos con más zaña que otros. Torció un poco sus labios, extendiendo entonces sus manos hacia el suelo e inclinándose para volver a tomar su cesto. “Diga si hay algo en que lo pueda ayudar, porque sino, tengo aún otras cosas que atender antes de regresar a mis tareas.”
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A ellos no les avergüenza, a mí menos. Aún no me llega la nueva, pero conseguí hacerle modificaciones con ayuda para que no me lastime tanto o se vaya volando por los aires. ¿Qué te gusta comer? Platillos favoritos, dulces, snacks.
Jajaja, ¿a poco se te puede ir volando? Pero bueno, que pronto venga la otra. Veamos, siempre siempre me gustarán las hamburguesas de las calles de Manhattan o Brooklyn, en carretilla. Esas son las mejores de la vida. Pero también me sé proveer de dulces como skittles, milky ways, twizzlers y así. ¿A ti? ¿Te gustan los twizzlers? Podría darte unos.
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Porque fue una anécdota graciosa y te imaginé de niño (?) Pues, uno de ellos es chef y administra sus negocios, pero lo principal es que me enseñó a cocinar, mi otro papá, podríamos decir que es un chamán. Ya sé suena raro, pero es verdad. Y creo suponer a que se dedican tus padres, pero no lo sé a ciencia cierta ¿a qué se dedican tus padres? Y de las terapias, por mi pierna y por lo que viví cuando la perdí.
De niño era gordito. Y eso es interesante, tener dos padres... Yo jamás me pudiera imaginar conocer a alguien que los tuviera, de hecho, creí que eran personas que terminaban escondiéndose por lo que pudieran pensar de ellos, pero ¡oye! Es bueno que te sientas orgulloso de eso.
Mis padres manejan la empresa de la abuela desde acá. Mi abuela tiene una cadena de tiendas de moda y alta costura, Tymkiv Clothing Co., y mi papá es el director ejecutivo para las Américas, y mamá es la que se encarga de manejar las relaciones con Europa y Asia, que son responsabilidad de la abuela.
Cierto, me hablaste sobre tu pierna. ¿Cómo te fue con la prótesis? ¿Ya no da problemas?
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Me has dejado muy soprendido Teryck. De pequeño no había manera de aburrirme, tomaba clases de música, mis padres me enseñaban de su profesión, jugaba con mi abuelo y le hacíamos bromas a sus socios, además de ir a terapias. Eran días pesados.
¿Por qué lo dices?
Y no sé por dónde empezar. Creo que me interesa primero saber qué te enseñaban y qué hacían tus padres, y luego por qué las terapias.
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piercgory
“Me temo que no he dicho nada, sólo me ha parecido interesante que un alumno y sobre todo, un oro, haga su colada.” Señaló, sin explayarse más. Tal vez había sido muy obvio al quedársele mirando. O tal vez sería que lo miraba por otras razones…
La colada. ¿Qué había con la colada que todo el mundo hablaba de tal? Seguía sin comprenderlo, pero le correspondió a las palabras del profesor ponerles una sonrisa condescendiente para excusar su ignorancia. “¿Quiere decir que deje lavar mi ropa? Bueno, se supone que debieron pasar por ella pero no sé si no lo hicieron o yo estoy tarde... Pero tampoco se me van a caer las manos si lo hago.” Explicaba, mientras veía al profesor no ubicar su mirada en sus ojos, por lo que intentó hacer que la desvíara, inclinándose a dejar el cesto sobre el suelo, y llamando la atención del mayor con las manos, moviendo éstas frente a él. “¿Se encuentra bien?”
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