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A veces soy tan sensible y quiero tanto que me duele existir así.

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Sana sana

Creo que este año a veces me devora. Desde inicios del 2023 pensé sería como una especie de 2021, cuando las desgracias y malas noticias eran repentinas y en cadena. No salías de una y venía otra. Y como buen robot que soy, simplemente hacía lo mejor para funcionar y luego me daba cuenta de la verdad: estaba descompuesta.

Empezamos mal, con algo que sé marcará un antes y después. A las semanas empeoramos con una incertidumbre que aún no se define y me desespera por ratos. Todo eso junto para mí era un 2021 anunciado. Frente a ello decidí tomar riendas a lo único que podía manejar pero la corriente me arrastra. Encima viene un rayo de luz que me da esperanza que no séra el 2021, ni que será tan solitario como el 2018. Solo ahí me di cuenta que este es otro año, con un contexto nuevo y con muchas cosas por venir. Tal vez definirlo desde el inicio no fue bueno, tal vez deba darle otra oportunidad. Siempre digo que hasta lo peor pasa por algo, porque lo peor no es un final. En fin. Eso.

Sana sana colita de rana.

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En serio que quiero escribir de nuevo pero todo se va.

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Buscando

Ya aprendí a no buscar pareja. Ese fue mi gran error. Ahora busco nuevo terapista y es peor de lo que parece.

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Nuevos inicios y finales

Debo tener como tres textos en borradores. Todos parecían importantes en su momento, como un espejo a lo que sentía y pensaba. Ninguno fue terminado o editado (claramente, o no hablaría de ellos como borradores). Siempre pasaba algo. Dudaba, cambiaba algo y ya el sentimiento era otro entonces estaba frente a palabras desfasadas.

Ahora inició el 2023 y yo la verdad amo los inicios. Debe ser uno de mis grandes problemas. Sí, amar un inicio es terrible. Le das peso a un año, le das poder a una temporada porque tienes expectativas y luego vienen las decepciones. Y esta vez no duró ni una semana.

A finales del 2022 se veía venir un problema que preferí evadir, o al menos no creer. No un problema precisamente, era una situación. Y sabe la vida que hay cosas que no se pueden dar skip. Una de ellas es la muerte. Yo, entrenada desde los 12 años a enfrentar posibles decesos, estaba frente a un anuncio de una muerte pronosticada. Hasta ahora lo estoy y mientras más lo atiendo, más lo evado. La verdad es que alguien se está yendo, así como todos nosotros (ya saben, un día más o un día menos), solo que esta vez dicen que es rápido, que es terminal. Y duele en silencio.

La última vez que estuve con una muerte anunciada me fui a la mierda y lloré mares. Desde que me avisaron que quedaban tres días, hasta que este segundo ángel murió dos veces. No sé cómo iniciar un año con un final anunciado. Quisiera sea una pesadilla y despertar con una lección aprendida pero al parecer me tocará enfrentar todos los sentimientos que suelo evitar y solo salen cuando empiezo a tipear.

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Hay lugares de los que ya no se regresa. Porque uno se pierde y no hay más. Y uno se pierde en cualquier cosa, la verdad.

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Friendly reminder

Debo buscar mi carta astral. Alguna vez anoté las profecías para autocumplirlas. Eran una buena mierda pero habían cosas que se podían tomar con gracia.

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Eso también.

A veces la medicina es peor que la enfermedad. Y eso es.

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Otras veces

Por ratos me pregunto por qué desde los 13 escribo mi vida en internet. Otras veces lo sigo haciendo porque más me relaja tener un espacio intangible donde no se deba esperar respuesta.

Aparte me hace más ermitaña.

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Muy festivo de su parte

He arrastrado un cuadro depresivo sin darme cuenta de que era grande. Realmente siempre trato de ser consciente de lo que me pasa, es parte de mi manera de sobrevivir desde que me di cuenta que no era muy racional de mi parte tener tanta tristeza o tantas emociones en pequeñas dosis.

Ahora es un toque festivo de mi parte, declarar que tengo un cuadro depresivo. Hoy, Día Mundial de la Salud Mental, pues. Realmente suelo ponerme mal cuando me doy cuenta es una fecha de este tipo, pero ahora ya sabía estaba mal y trataba de evitar lo inevitable: no es una buena racha y nada de lo que intenté ha funcionado.

En resumen, ante el cuadro depresivo festivo (porque lo detecté y reconozco hoy día) he decidido tratar de armar el plan de acción hoy. Muy festivo todo.

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Presente

Y despierto pensando que hasta hace poco estaba aquí. Ni abro los ojos y recuerdo que ya no está. Ruedo en mi cama y veo su lugar vacío. En el pasillo ya no se escuchan sus pasitos cansados, ni sus ronquiditos cuando duermo.

Mis historias ya no son las mismas sin él. No hay perro espacial, ni el can que dejó el derecho para ampliar conocimientos en medicina o espiritualidad. Solo tengo recuerdos clarísimos de que hasta hace poco tenía a uno de los mejores compañeros que estuvo dándolo todo.

Espero que todos tengan en algún en momento un poco de lo que Aquiles nos dio. Hasta esos ronquiditos.

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Ideas

Creo que quiero escribir relatos. De esos que tengo en la mente siempre que me pasa algo fuerte y me imagino algo peor para decirme: hey, pudo ser peor. Los relatos de lo peor.

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Seamos trágicos

Me da risa cómo uno de los episodios más raros del año me trajo a una gran aliada para la vida. Ella, con tremendo corazón y un cerebro tan capaz… y yo, con eso y alma de bruja.

También da curiosidad cómo todo encaja.

📷: spiritdaughter

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Sueños son

Desperté con el mar o con sueños de ello. Es casi lo mismo.

A veces creo las olas y la Luna me persiguen. Encuentro álbumes con la Luna, canciones con ella y todo encaja porque quiero tenga sentido.

La otra vez me desperté con un ataque de ansiedad y fue raro. Se condenó y condicionó el día hasta que me di cuenta que mi ansiedad es mi lado irracional.

Fueron años de terapia para entender ese sistema. Soy el engranaje malogrado y el equipo técnico.

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Pshhh.

Y llegó el día en que me di cuenta que mi plan de vida es escapar. Siempre creo querer cosas que realmente sé no puedo lidiar, y no sé si pueda en algún momento.

He pateado cosas, y he adelanto otras. Creyendo era lo mejor, claro. La verdad es que mi plan siempre ha sido escapar y estar sola. Realmente el abandonar para abandonarme y nadie pueda verlo. Solo ahí creo podré aprender lo que sí disfruto.

Pero, pero, pero las responsabilidades. Esas que tenemos solo por nacer, y esas que nos encargan sin esperar una respuesta. Eso está también.

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"A morir vine, no a traicionar"

Tuve cuatro días para avanzar los pendientes que se me acumulan porque soy pésima haciendo malabares y porque soy ridículamente perfeccionista. Acaba mi último día de libertad con una lectura que me debía, y que me trae para acá.

Desde niña escucho de María Parado de Bellido. No por clases, ni por el ámbito escolar. Era mamá grande que me repetía quién era y por qué debía ser como ella. Debería mencionar que mi abuela materna es ayacuchana, de un carácter poco sumiso pero sí muy aguerrida cuando se trata de sus intereses y el bienestar de su descendencia. Dicho eso, yo tenía cinco años aproximadamente cuando me repetía que yo soy hija de Ayacucho, que en mis venas corre sangre ayacuchana y no debía temerle a nada. "Frente a una mujer ayacuchana, los hombres se bajan los pantalones", exclamaba emocionada. Tal vez con mucha emoción para estar hablando a una nena, pero ella me crió.

Luego de esa introducción a un personaje histórico, claro que siempre he tenido una curiosidad y prioridad para aprender de ella. Si veíamos historia del Perú, me adelantaba a ver si la mencionaban. María Parado no fue protagonista, ni que fuera hombre. Pero yo insistía en buscarla. Cada grado, en cada libro. Y sí, era de las niñas que se ahogaban en libros escolares. En parte por curiosa y muy privilegiada porque mi madre fue profesora de ciencias sociales y ejercía en ese momento como directora de un colegio estatal. Digamos que eso me facilitó mis búsquedas, pero bueno. Incluso con todas las ventajas de eso, no encontraba muchos detalles. No los suficientes.

Escribo esto porque sigo buscando, solo que encontré un adicional. Ya tenía mi libro de la historia de Ayacucho y ahora tengo un libro que pateé menos de un mes: "Mujeres que forjaron el Perú". Si bien no me llamó el que lo escriba un hombre, encontré los nombres de mujeres que no suelo encontrar normalmente. Y entre ellos, estaba ella: la que fue inspiración de mamá grande para darme ánimos cuando estaba internada de pequeña, o cuando estaba enferma en casa.

La verdad es que no pensaba leerlo ahora (mucho menos cuando tengo pendientes urgentes que he desestimado por varios días), pero alguien me hizo una pregunta random: "Oye, si te dijera algo peruano que te guste especialmente ¿qué sería?". Precisó que podía ser persona, objeto, animal, planta, lugar, actividad, tradición, etc. No se esperaba mis respuestas emocionadas que llegaron como avalancha y en este orden: Ayacucho, La pampa de la Quinua, chicha de molle, Arguedas y María Parado de Bellido. Y como la emoción seguía en mí, saqué mi libro y le mandé las fotos de las páginas que relataban su historia y su aporte a nuestra independencia como país (a la posterior a la de 1821).

A los minutos ya había terminado mi lectura y estaba emocionada. Realmente aún lo estoy. Siempre que leo de historias peruanas situadas en lo que es la sierra sur me emociono y me transporto. Es como si volviera a tener cinco años y escucho a mis papás grandes contando relatos que ya no se repiten. Leí emocionada y anoté frases y lugares. Claro que también he dudado de muchas cosas del relato y me he cuestionado por qué el autor es hombre. No sé ustedes pero ya me es muy dudoso cuando un hombre cuenta la historia de una mujer. Incluso creo que hay ciertas palabras o sentimientos que se dan por sentados o adornados, pero bueno. Agradecida con el texto que me dio una mejor imagen de su leyenda. Ya anoté que iré a Cangallo y también a la capilla donde su esposo fue a visitarla luego de que fuera fusilada.

Igual seguiré aumentando mis lecturas sobre ella, así sean luego de tiempo y me distraigan de mis deberes.

P.D. el título es de la frase que se supone le dijo a un soldado, cuando ella ya estaba en la plaza a punto de ser fusilada y aún insistían en que confesara más sobre la carta que informaba a los libertarios.

P.D.2 lamento dudar de los hombres que escriben de mujeres pero siempre contrasto fuentes y versiones. Igual me gusta más saber de la historia escrita por personas locales ya que tienen mejor las expresiones y ambientan mejor la historia. Agradezco a Bruno Pollack por elaborar la colección y agrupar la historia de mujeres que aportaron a la independencia del país. Lamentablemente su aporte fue estratégico pero no muchas veces es tomado en cuenta. Ojalá no se repita la historia y no haya tanto problema en la actualidad para que escolares encuentren relatos de este tipo.

P.D.3 este texto lo escribo emocionada y a modo de desahogo. Seguramente otro día entro a editarlo.