Tumgik
#tu regreso
teenageeaglerebel · 2 years
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¿Qué querías?
¿Volver? ¿Para qué me buscas? Yo jamás volvería con un hombre feo como tú, solo te quería por tus casas, tu auto, tus propiedades y el monstruo que llevabas dentro capaz de crear dinero ferozmente pero que tenías sujeto. No te equivoques, no me sentí ardida cuando te fuiste porque le rogué a un "feo"; me sentí ardida porque no disfruté lo suficiente de ti. No hicimos nunca el amor en nueve meses y eso demostró tu poca hombría, no trates de justificarte con la ética porque sabes que soy irresistible... apuesto que aún te saboreas mis besos y lo que te hacía sentir, apuesto que aún fantaseas conmigo... porque por algo volviste a buscarme, por algo tú muñeca rusa no te satisfizó como pensabas. ¿Ves que no siempre nos hace bien lo que queremos? Conmigo ibas a triunfar, estaba lista para volverme la señora del imperio, pero tuve que soportarte y aguantar todo tu desgraciado drama de niña pequeña. Sí bien, sé que tú eras el que escogía... yo tenía muchos detrás de mi, ocultos en la oscuridad, me comían a besos después de tus números de desprecio, cuando dejaba tu casa... yo siempre fui deseada por otros.
No vuelvas jamás, no quiero que me avergüences delante de mis amigos. No importa tu auto ni los miles de pesos, ya estaba arrta de escuchar historias de tu ansiedad y tus demonios, de tu psicóloga y tus amigas. No me busques, yo solo era un número más en tu obra. Me manipulaste bien pero se te olvidó, que yo soy al igual que tú soy una maestra del engaño, muchas veces te engañé y ni siquiera te diste cuenta... llegaba del hotel con besos maquillados de base a tu casa, a comer con tu familia, para soportar tu maldita indiferencia.
Y como dices que soy una "mal agradecida"... te agradezco el alago de stalkearme, porque eso alimenta más mi ego. Y ya agradecí todos tus regalos caros... me los merecía a decir verdad.
Siempre regresan. Todos mis amantes han vuelto, se mantienen a la expectativa disfrutando de mi desarrollo y cuando pueden tocan mi puerta. Siempre he comprobado que soy la mejor amante, soy todo lo que un hombre quiere y eso no lo digo yo... lo dicen ellos mismos. Así que, quítate de mi vista... estoy ocupada divirtiéndome con mis cuatro pretendientes y su dinero.
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Uno de tantos exs..........
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Y si regresas recuerda traer mi amor...
@teatro-magico-solo-para-locos
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kaos-literario · 4 months
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Apareciste y yo...
Apareciste ahora, cuando en mi corazón está viviendo otro ser humano y el desastre que dejaste cuando te fuiste; esta ordenado. Apareciste ahora como si nunca me hubieras lastimado, te presentaste en casa, saludaste a mi madre que tanto te quería, te quedaste a conversar unos segundos y luego me invitaste a caminar. Te pedí a gritos silenciosos que te vayas, que tomes tus cosas y te vayas. Que no dejes si quiera nada que me recuerde a ti. Te explique que ahora en casa vive otro humano, que sus besos me han abrigado en las noches que me faltaban tus brazos y que el ha curado los ataques de pánico que tu habías dejado. Apareciste ahora, cuando he quitado tus cosas fuera de mi corazón y le he rezado a dios que por favor quite tu recuerdo de mi mente. Apareciste y yo... yo volví a morir.
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mikrokosmcs · 2 years
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-  —Entonces,  ¿estas  lista  para  ir  a  esta  fiesta,  aburrirnos  a  la  mitad  de  ella  y  fumar  marihuana  en  un  baño  de  una  casa  desconocida?  —  -todo  el  mundo  pensaría  que  era  hasta  masoquista  lo  que  decía,  porque  era  predecible  en  donde  acabarían,  pero  era  un  rasgo  de  su  amistad.  
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n444ra · 1 month
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@shwnli : ' la casa parece observarnos, ¿lo sientes? ' * si tiene que sincerarse, para nada se percató de pesadez en ambiente y quizás sea mera distracción dado enfoque en misión pero lo cierto, lo que no se admite a sí misma, es que compañía relaja y permite olvidar hostilidad de ambiente. cuando alza la vista es primero al más alto y después a la casa, y cuando entrecierra párpados es para poder enfocar mejor su visión hacia aquella ventana en donde sin dudas hay silueta observando atento al par. tiene que reírse, un poco por peculiaridad de lo que atestigua y otro poco por nervios, pero sin querer hacer mucho espamento sólo indica con un movimiento de cabeza a dónde shawn debe mirar: ' dicen que no sale mucho de ahí, quizás somos lo más divertido que verá el día de hoy ' y si vuelve a brotar carcajada es porque no resulta par muy osado como para brindar alguna especie de show. ' he sentido ojos encima mío todo el día, creo que ya me acostumbré ' o eso intenta, ' ¿cómo lo llevas tú? '
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ranarenee · 1 month
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No quiero soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarlas sabiamente.
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valentin10 · 2 months
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Todo sobre la final de 'Tu cara me suena' : desde la victoria de David Bustamante, hasta el regreso de Àngel Llàcer
https://los40.com/2024/07/20/todo-sobre-la-final-de-tu-cara-me-suena-desde-la-victoria-de-david-bustamante-hasta-el-regreso-de-angel-llacer/
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texting-to · 1 year
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Que si la vida te aleja, encuentre la ruta de regreso, o yo se la puedo enseñar...
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solxs · 4 months
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El día en que yo acepte tu partida, puedes estar seguro de que nunca más aceptaré tu regreso.
— Oríah // estoy cansada de lo mismo.
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fakebutterfly-05 · 2 years
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Nuevamente mi boca dijo lo que mi corazón pedía a gritos no hacerlo.
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kaos-literario · 5 months
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Llegarán seguro
Volverán a mirarse a los ojos como dos enamorados, de sus corazones flores brotarán, sentirán la lluvia caer sobre sus rostros, y otra vez, se besarán.
Dejara de ocultarse el sol cuando la luna esté brillando, habrán desplegado alas, Y otra vez, se besarán.
Esos enamorados que encontraron paz en el otro, llegarán seguro a sentirse más tranquilos con la presencia del otro a su par, Y otra vez, se besarán.
Volverán esos días de glorían cuando su tacto se apegada a su boca, cuando un abrazo culminaba la soledad, cuando el mundo dejaba de serlo, Y otra vez, se besarán.
Dejarán de ser cuerpos vacíos, porqué el invierno proveerá, Y otra vez un canto dormido, susurran nuestros nombres porque Bécquer, ya escribió un poema, donde las golondrinas volverán… o volarán; O quizás nunca volverán.
Y otra vez, se besarán.
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deepinsideyourbeing · 5 months
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Tiempo - Enzo Vogrincic
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+18! SoftDom!Enzo. Age gap, creampie, (posible) dacrifilia, dirty talk, fingering, (breves descripciones de) girly!reader, innocence kink (implícito), sexo oral, sexo sin protección. Uso de español rioplatense (y mucho texto, sorry).
Enzo recuerda la primera vez que te vio.
Llevaba ya un tiempo preguntándose quién había ocupado el departamento que dejó cuando terminó su última relación e intentando a su vez sepultar el pensamiento para no recordar nada que tuviera que ver con aquellos momentos, pero luego comprendió que su curiosidad poco tenía que ver con los fantasmas que creía ver en el edificio al que regresó.
Era la tarde de un aburrido sábado y él deambulaba por el corredor con su cámara en las manos, intentando encontrar el ángulo perfecto para capturar la luz del sol iluminando su puerta. Entre tantos viajes decidió recostarse sobre las cerámicas de su hogar, perdiéndose en la oscuridad y conteniendo la respiración hasta que la imagen que vio a través del lente logró convencerlo.
Tus zapatos arruinaron la fotografía.
Se apartó de la cámara con una expresión de disgusto dibujándose en su rostro y un sonido mitad frustración-mitad enojo dejando sus labios, aunque dichas emociones se esfumaron cuando alzó la vista y encontró tus ojos observándolo desde la puerta. Se reincorporó y permaneció sobre sus rodillas, con una extraña sensación recorriéndolo al mirarte.
-Hola.
-Hola- le sonreíste-. Enzo, ¿no?
-Sí. ¿Vos sos…?
Te presentaste con cierta timidez, confesando que sólo te detuviste porque te asustó ver la puerta abierta y aclarando también que en el tiempo que llevabas allí jamás habías tenido oportunidad de presenciar tal fenómeno. Se declaró culpable con una sonrisa y abandonó su posición.
-Vos vivías ahí, ¿no?- señalaste tu puerta y él asintió-. ¿Y por qué volviste?
Cruzó sus brazos sobre su pecho e hizo un gesto de indiferencia.
-Me gusta este lugar. Y tengo muchos recuerdos con mis gatos.
-Menos la lámpara- arqueó una ceja-. Una lámpara con rasguños, ¿la querés…?
-Era mía- apretó los labios-. Pero no, no la quiero, gracias.
-Bueno…- dijiste, alejándote lentamente de su puerta-. Fue un gusto.
Pero él no podía permitir que te fueras.
-¿Te molesta si subo la foto…? Te puedo etiquetar.
Y de pronto no había lugar en el que no se encontraran… Ya fuera en el parque a medio kilómetro de distancia o la vieja tienda de libros en el centro de la ciudad, sus caminos se entrelazaban y siempre emprendían juntos el regreso a casa. En alguna que otra ocasión se detenían a comprar alguna bebida –un simple espresso para Enzo y para vos una bebida con nombre e ingredientes que él no podría pronunciar-, flores o sólo para acariciar gatos del barrio.
Los no-tan-breves intercambios durante las caminatas se convirtieron en charlas interminables que tenían lugar en su cocina o en tu sala de estar. Allí Enzo descubrió por fin el misterio de la playlist que reproducías todos los sábados por las noches, el nombre de las canciones que no lograba encontrar y por qué decidiste no colocar tu apellido en el timbre de la entrada, entre otros detalles con los que completó el puzzle que era para él tu persona.
Recuerda también el día en que pediste su ayuda para decidir cómo decorar la sala para tu cumpleaños, comentándole que organizarías una pequeña reunión con tus amigas e invitándolo a acompañarte luego de preguntar por su agenda. Observó por un largo rato los productos que le señalabas en la pantalla de tu laptop y luego recordó preguntar:
-¿Y cuántos años cumplís?
-Veintidós… ¿De qué te reís?
-Dale- insistió entre risas-. Decime.
-Veintidós, Enzo.             
Su sonrisa se esfumó y se desplomó contra los cojines del sofá, notando en ese entonces que sus jeans rozaban tus muslos. No pareciste notar su reacción o decidiste ignorarla, pero poco podía importarle aquello cuando la voz en su cabeza gritaba que había cometido un error. Cuando se despidió besó tu mejilla con cierta reticencia e hizo un esfuerzo para no voltear antes de cerrar su puerta.
Aquella noche lo encontró en vela. Contó ovejas hasta aburrirse, el té caliente que debía ayudar quemó su lengua y ningún programa en la televisión llamaba su atención el tiempo suficiente; releyó conversaciones, fingió tener la intención de borrar todas tus fotos y tu contacto, juró romper las notitas que dejaste cuando regaste sus plantas durante su último viaje. Gritó y maldijo contra la almohada a sabiendas de que no sería capaz de hacer esas cosas.
Pensó en todas las señales que pasó por alto: algunas de tus prendas y los moños en el cabello, los cuales creyó parte de la reciente y creciente aceptación de la feminidad, las bromas y referencias que no comprendiste, parte del contenido que consumías en redes y que habías compartido con él. Sin ir más lejos, había visto la forma en que interactuabas con otros habitantes del edificio o cómo huías descaradamente (cosa que él envidiaba) para evitarlos.
Todas las mañanas al despertar juraba frente al espejo que era el último día, que pondría fin a lo-que-fuera que estaban haciendo con vos y que era la decisión más sensata para protegerte… Pero entonces recibía un mensaje tuyo deseándole un buen día o te veía regando tus plantas, todavía en pijama y un tanto despeinada, y decidía que podía permitirse unas últimas veinticuatro horas disfrutando de tu compañía.
Fue en una de esas tardes que acabaste sobre su regazo mientras él guiaba tus movimientos. Sólo unas capas de tela separaban tu piel de la suya y eso fue probablemente lo único que pudo lograr que se detuviera a tiempo… Bueno, eso y el hecho de que horas atrás le habías enseñado una página donde se apreciaban fotografías tomadas de tu cuenta de Instagram y el artículo que regalaba detalles sobre tu vida.
Con sus manos aún sobre tu cadera, tal vez un poco más por debajo de lo aceptable, Enzo te obligó a detenerte y fingió no notar el hilo de saliva que conectaba sus labios con los tuyos. Tu respiración era agitada, tus párpados parecían pesar con los vestigios del placer que te arrebató y podía ver tus pezones erectos a través del adorable top floreado que llevabas puesto, pero por muy tentadora que fuera la imagen no podía permitir que cometieran una equivocación.
Acomodaste tu cabello, nerviosa.
-¿Hice algo…?
-No- se apresuró a contestar y besó tu mejilla-. Pero no podemos.
Un sonido dejó tu garganta y tus labios fueron incapaces de contenerlo. Cuando te arrojaste sobre el sofá abrazaste tus piernas, ignorando que la posición había desacomodado tu ropa y dejaba al descubierto tu lencería humedecida. Enzo apartó la mirada y tomó un par de respiraciones profundas, su mano acariciando tu tobillo para ofrecerte consuelo.
-¿Por qué?
-Porque sos muy chica para mí.
-¿De verdad importa?- asintió-. Es que pensé… No pensé que podía gustarte.
-Y yo no pensé que eras diez años menor.
-Nueve- corregiste-. ¿Y entonces...? ¿Por qué estábamos…?
-Porque soy un imbécil.
-Y… sí.
-Creo que tendríamos que… no sé, evitar vernos por un tiempo- lo miraste confundida y él señaló tu celular-. Si te ven conmigo van a hacer y decir esas cosas, es así. Perdón.
-Pero acá no nos ven- intentaste razonar con él.
-Los vecinos sí.
Ambos comprendieron en ese momento lo que significaba evitar verse por un tiempo. Tu labio inferior temblaba mientras hacías un esfuerzo para contener el llanto y cuando Enzo se estiró para acariciar tu mejilla apartaste su mano, te pusiste de pie y te dirigiste hacia la entrada.
-Andate- te aclaraste la garganta-. Andate, Enzo.
Abandonó tu hogar sin atreverse a mirarte a los ojos y la mañana siguiente no se acercó para dejarte la copia de sus llaves ni para reclamar la manta que había caído en tu sofá durante su visita el día anterior. Dejó el edificio con prisas, temiendo que ante el mínimo retraso ambos pudieran encontrarse y él se viera obligado a pensar todavía más en todo lo que hizo mal.
Jamás se había sentido tan ansioso en un avión… Por lo menos no en uno real.
Se arrepintió en ese momento y durante una semana sus conocidos parecieron tratarlo como si fuera un frágil adorno de cristal, aunque no lograba comprender si se debía al evidente estado anímico que arrastraba junto con su maleta o al mal genio que dejaba entrever cuando todas las entrevistas y eventos diarios comenzaban a abrumarlo.
En algún momento comenzó a sentir que había cometido un crimen.
Empeoró cuando lo bloqueaste en todas tus redes. Y cuando los periodistas no dejaban de preguntar si estaba soltero, si tenía novia, si podían saber tu nombre; cuando alguien difundió fotografías que habías subido a tus historias luego de que configuraras tu cuenta como privada, cuando notaron que la lámpara en tu sala era la misma que se apreciaba en viejas publicaciones en su feed, cuando señalaron que tu sala era también la misma sala que él posteó en ocasiones.
Se arrepintió entonces, por supuesto que se arrepintió. Y también se arrepiente ahora, aunque no puede precisar si su arrepentimiento es producto de haberte arrastrado al circo mediático que lo rodea o si se debe a la distancia que los separa. Tampoco sabe qué duele más.
El taxi se detiene en la puerta del edificio y al bajarse lo sorprende el característico sonido del cristal haciéndose pedazos bajo sus pies. Se aparta rápidamente y observa la lámpara destrozada en la acera durante unos segundos, sus ojos ardiendo cuando finge que chequea las suelas de sus zapatillas en caso de que el dolor que siente provenga de una herida.
Arrastra su cuerpo hasta entrar en el elevador y presiona el botón. Odiaría quedarse atrapado o sentirse encerrado como sucedió en el avión, pero está demasiado cansado y prefiere evitar el tramo de escaleras. Toma una respiración profunda antes de abandonar las paredes metálicas y se apresura hacia su puerta, sus manos temblando mientras introduce la llave en la cerradura.
Suelta su maleta de inmediato cuando nota las hojas marchitas de las plantas en su sala, el único sobreviviente de su ausencia siendo el cactus que dejaste allí la última vez que lo visitaste. Pasa una mano por su rostro antes de abrir las puertas del balcón, las ventanas de su habitación y por último las de la cocina, las cuales permiten que a sus oídos llegue la música que suena en tu departamento.
Revisa el calendario. Recuerda la foto de tus zapatos. Respira.
El reloj da las nueve cuando alguien toca tu puerta. Estás sola con tus pensamientos hace horas y te parece un tanto extraño ya que tus amigas te habrían enviado un mensaje en caso de haberse olvidado alguna de sus pertenencias, pero de todas formas echás un rápido vistazo a la cocina y la sala en busca de cualquier objeto que reconozcas como ajeno.
Cuando abrís la puerta te encontrás con Enzo esperando del otro lado, un ramo de flores en una mano y un regalo mal envuelto bajo el brazo: permanecés inmóvil a la espera de una explicación lógica a su presencia y él, que no deja de mirarte a los ojos, contiene la respiración preparado para que lo eches. Te hacés a un lado para dejarlo pasar.
-Esos son regalos para mí, ¿no? Porque si no me trajiste un regalo te tenés que ir.
El tono pasivo-agresivo de tu broma lo obliga a tragarse su risa y se planta en medio de tu sala.
-Te tengo que pedir perdón.
-En eso estamos de acuerdo- cruzás tus brazos sobre tu pecho-. ¿Y por qué, exactamente?
-Por todo.
Tomás asiento en el sofá y Enzo ocupa el otro extremo, manteniendo cierta distancia que para ambos resulta abismal. Coloca el ramo de flores sobre la mesita de café y también la caja, luego pasa sus manos por su pantalón una y otra vez, nervioso e inquieto como jamás lo habías visto. Te gustaría poder consolarlo pero aún te sentís herida y tu corazón latiendo en tus oídos no te permite pensar con claridad.
-Sé más específico.
 -Primero me gustaría pedirte perdón por lo de tus fotos.
-No es tu culpa- negás-. De verdad, no sos responsable.
-Entonces te quiero pedir perdón por haber sido un pelotudo…- acorta la distancia entre ambos-. Sé que lo que hice estuvo muy mal, tendría que haberme quedado para que pudiéramos hablar bien y no tendría que haberme ido sin despedirme o prometer que íbamos a aclararlo cuando volviera. Seguro estás enojada y tenés todo el derecho del mundo, pero te pido que me dejes explicarte.
Suspirás y hacés un gesto para que te dé un momento. Buscás refugio en la cocina para ocultar tus lágrimas y deshacerte de la horrible sensación de opresión en tu pecho, colocando un par de cupcakes en unos pequeños platos de porcelana pintada que recibiste por la tarde. Estás a punto de voltear para regresar a la sala, pero la presencia de Enzo a tus espaldas es evidente.
-Perdón- susurra, tomando ambos platos para dejarlos sobre el mármol y poder sostener tus manos-. Sé que dije que sos muy chica para mí, pero sólo lo dije porque no me gustaría que en algún momento…
-¿Qué?
-No me gustaría que dejes de ser como sos sólo para encajar conmigo, que te pierdas de esas experiencias que yo ya viví, no me gustaría que la gente nos mire y piense “Ah, sí, ahí van Enzo y la nena”, no…
-No sos como DiCaprio, Enzo- te liberás de su agarre-. ¿De verdad te importa tanto lo que piensen los demás? Porque yo juraría que normalmente no sos así.
-¿Vos leíste todo lo que dijeron sobre nosotros? Tenés que entender.
-¿Entender qué…? ¿Por qué creés que hacíamos algo incorrecto?
-Porque yo ya sé muchas cosas que a vos te faltan aprender.
-Podés enseñarme- apoyás las manos en su pecho y sentís que tiembla bajo tus dedos-. Me dijiste todo lo que no te gustaría, ¿por qué ahora no me decís lo que sí te gusta?
Toma tu mano y besa tus nudillos.
-Me gustás vos, pero no sé si te merezco- cubre de besos tu palma antes de llevarla a su mejilla-. Perdón, chiquita, te juro que voy a encontrar la manera de…
-Podemos seguir donde nos quedamos- sugerís. Tus mejillas arden.
Enzo rodea tu cintura con sus manos y sus pulgares trazan figuras sobre tu ropa.
-¿Estás segura?- asentís.
Ataca tus labios con una delicadeza brutal, su desesperación evidente en los gemidos que dejan su garganta y en la urgencia con la que comienza a frotarse contra tu abdomen; entre besos y roces toma tu muñeca y te arrastra en dirección a tu habitación, deteniéndose sólo al ver su manta en tu cama deshecha. Cuando evitás su mirada toma tu mentón entre sus dedos.
-No te voy a dejar sola nunca más- besa tu frente-. Nunca.
Te ayuda a recostarte en la cama y se posiciona sobre tu cuerpo con cuidado. Comienza a besarte, su mano acariciando tu cintura con movimientos suaves que le permiten estudiar tus reacciones y sus labios delineando tu mandíbula, tu cuello y tus clavículas hasta hacerte estremecer.
Se aleja por un segundo para observar tu expresión y se siente casi orgulloso del efecto que tienen en vos sus besos. Vuelve a acercarse a tu boca y tus brazos rodean su cuello para acortar toda distancia entre sus cuerpos, tus piernas abrazando su cintura para poder sentir la evidencia de su excitación contra tu centro. Comienza a rozarte por sobre la ropa y se deleita al oír tus gemidos, tímidos al principio y desesperados con el pasar de los minutos.
-¿Puedo?- pregunta al deslizar sus dedos entre la cintura de tu pantalón y tu piel. Asentís-.  Necesito palabras.
-Sí, sí podés.
-Muy bien- te sonríe y tira de la prenda hasta lograr deshacerse de ella. Observa los tiernos detalles de tu ropa interior pero lo que más llama su atención es la mancha de humedad en el centro. Comienza a deslizar sus dedos sobre la tela y jadeás-. ¿Querés que te toque?
-Sí.
Es adictiva la manera en que reaccionás a sus caricias y se siente casi cruel al preguntar:
-¿Dónde?
Cerrás los ojos, avergonzada, y presiona sobre tu entrada aún cubierta.
-Ahí.
-¿Acá?- repite el movimiento y gemís. Se acerca a tu rostro y besa tus labios-. Perdón, bebé, es que sos muy linda…
El temblor que te recorre hace que se apiade y te despoja de la última prenda que lo separa de tu intimidad. Se arroja sobre el colchón y besa tus muslos con algo similar a la devoción mientras te observa desde su lugar tal como lo hizo la tarde en que se conocieron. Arrastra sus labios sobre tu piel hasta acercarse peligrosamente a tus pliegues y tu entrada brillante.
El primer beso te hace gritar y mientras sus labios te recorren de arriba abajo Enzo aparta la mano que cubre tu boca. Su lengua caliente y experta juega con tu entrada, se introduce en ella y realiza pequeños movimientos hasta sentir que tus dedos se enredan en su cabello para acercarlo aún más, alejarlo y también guiarlo en busca de más placer.
Las yemas de sus dedos recogen tu excitación y frota tus pliegues para lubricarlos. Cuando se detiene brevemente sobre tu clítoris para dibujar círculos estos arrancan un sinfín de sonidos incomprensibles de tus labios y Enzo sonríe complacido contra tu piel ardiente.
Introduce un dedo muy, muy lentamente en tu interior y suspira cuando siente tus paredes contrayéndose hasta prácticamente succionar el dígito en tu interior: gira su muñeca y curva su dedo hasta hallar tu punto dulce, obteniendo un gemido casi pornográfico como recompensa.
Comienza a abusar de tu sensibilidad y no decide si prefiere ver la forma en que te retorcés sobre las sábanas o tus fluidos haciendo brillar tu piel y deslizándose hasta manchar su manta. Intenta obtener algo de fricción, frotándose desesperado contra el colchón y capturando tu clítoris entre sus labios para acallar sus propios gemidos.
Desliza en tu interior otro dedo y te oye quejarte segundo cuando tus paredes oponen resistencia, pero pronto tus gemidos cobran más y más intensidad y movés tu cadera para encontrar sus movimientos. Otro dedo le sigue y cuando sollozás Enzo se pregunta cuántas noches pasaste tocándote en soledad, tus manos incapaces de darte el placer que él logra brindarte en este momento.
Una serie de balbuceos -entre los cuales cree distinguir su nombre- son la única advertencia que ofrecés antes de alcanzar un orgasmo que arquea tu espalda y provoca que arañes las sábanas al intentar aferrarte de algo que te ayude a tolerar el placer. Enzo prolonga tu orgasmo hasta sentir que los espasmos dejan de sacudir tu cuerpo y ver que tu respiración agitada se regula.
Se recuesta a tu lado para poder apreciar tu rostro de cerca y besa tu mejilla.
-Feliz cumpleaños- dice contra tu piel-. ¿Querés más?
 -Todo- asentís-. Quiero…
Se deja caer contra la almohada.
-Si lo hacés no voy a aguantar- lamenta-. Pero…
-Sí- te apresurás a decir-. ¿Y puedo intentar más tarde?
Besa la comisura de tus labios y emite un sonido de afirmación.
Se desnuda bajo tu atenta mirada y regresa a su lugar entre tus piernas. Descansa su peso sobre un brazo y acaricia su miembro, jugando con su punta brillante y suspirando sobre tu cuerpo sólo para tentarte más. Juega con tu clítoris, se desliza entre tus pliegues y te hace delirar posándose sobre tu entrada una y otra vez.
-¿Segura?
-Segura- acariciás su mejilla.
Aunque el ardor de la penetración te resulta placentero esto no evita que un par de lágrimas se deslicen por tus mejillas cuando agachás la mirada para ver la escena entre tus piernas. Enzo es grande y las venas que lo recorren parecen gritar pidiendo que tus dedos las acaricien, pero tus manos acaban sobre su pecho desnudo y tus uñas dejan marcas en su piel al sentir que alcanza los lugares más profundos en tu interior.
-Enzo…- temblás y su pulgar comienza a dibujar círculos en tu clítoris para calmarte.
-Ya sé, bebé, ya sé…
-Más, por favor.
Mueve sus caderas con suavidad para no herirte y arroja la cabeza hacia atrás, incapaz de contenerse ante el placer que siente y esforzándose por no perder el control. Abandona tu interior hasta que sólo la punta permanece dentro de tu cuerpo, que suplica contrayéndose deliciosamente, y cuando vuelve a introducirse lo hace de una sola estocada.
-Más, Enzo, más.
Acelera el ritmo y jura que podría morir en esa posición, con tu calidez abrazándolo y tus gritos opacando cualquier sonido que pudiera llegar a sus oídos. Se deja caer sobre sus codos y busca tus labios, embargado por la necesidad de besarte hasta olvidar cualquier pensamiento que no seas vos.
Su mano se desliza bajo tu camiseta hasta llegar a uno de tus pechos, masajeándolo y girando tu pezón entre sus dedos hasta que tus dientes muerden su labio inferior. Rompe el beso para poder observar las expresiones que transforman tu rostro cuando comienza a profundizar sus movimientos, el vaivén de sus caderas permitiendo que su pelvis estimule también tu clítoris.
-Ahí...
-¿Sí, acá te gusta?- la pregunta es casi retórica. Sin esperar confirmación comienza a atacarte con embestidas que te hacen delirar, su punta golpeando tu cérvix y sus movimientos provocando que tu cuerpo se mueva sobre las sábanas de manera casi violenta.
Tus pestañas brillan con las lágrimas que nublan tu visión y Enzo besa el rastro que estas dejan mientras se pregunta si alguna vez alguien logró hacerte llorar de placer, si te aferraste con tanta fuerza al cuerpo de otra persona para no perder la cabeza por la intensidad de las sensaciones… Sabe que no y los músculos de su abdomen se tensan peligrosamente al pensarlo.
Hace una breve pausa para recuperarse y acaricia tu rostro antes de manipular tu cuerpo con facilidad, recostándose contra las almohadas y posicionándote sobre su cuerpo. Puede apreciar en tu rostro tus dudas, por lo que te toma por el cuello para poder acercarte a él y besar tus labios de manera casi voraz.
Colocás tus manos sobre su pecho y comenzás a rozar tus pliegues sobre su miembro húmedo y brillante por los fluidos de ambos, un hilo de saliva cayendo de tus labios cuando bajás la vista para apreciar la imagen entre tus piernas.
Te cuesta creer que lo que sucede es real y que Enzo está con vos en todos los sentidos, más aún cuando humedece su pulgar -como si hacerlo fuera necesario- con la saliva que moja tus labios y lo lleva hacia tu clítoris.
-Enzo, no, me voy a…- intentás advertirle pero tus palabras sólo parecen motivarlo más. Gritás-. Es mucho…
-Hacelo.
Temblás y Enzo te empuja con su cadera hasta que el ángulo le permite volver a penetrarte. La intensidad de los estímulos sacude tu cuerpo y de tu garganta surge un sonido agudo cuando te golpea otro orgasmo que blanquea tu visión y te obliga a arañar su abdomen.
Tus movimientos se apagan gradualmente y las manos de Enzo acarician tu cintura, tu cadera, tus muslos y cualquier centímetro de piel que sus ojos ven. Su miembro palpita en tu interior mientras te recuperás de tu orgasmo, algún que otro espasmo atravesándote y una capa de tus fluidos haciendo brillar tus pliegues, tus muslos y también su abdomen.
La escena es terriblemente obscena y te sentís avergonzada al ver el desastre, pero Enzo no permite que te disculpes y te rodea con sus brazos para aprisionarte contra su pecho. Besa tu cuello y tus paredes se contraen sobre su miembro, tu cuerpo aún sensible rogando por más.
Llenás su hombro de besos y susurrás contra su piel.
-Adentro.
Un gemido resuena en su garganta al oírte y toma impulso con sus pies para volver a asaltar tu interior. Su miembro parece rozar cada fibra de tu ser y la habitación se llena con los sonidos de su piel colisionando con la tuya y tus sollozos cuando decide lamer y morder tu cuello. Mantiene en tu cadera un agarre lo suficientemente fuerte para dejar huellas.
Dejás caer tu frente sobre su hombro, rendida al sentir el cosquilleo entre tus piernas. Enzo tira de tu cabello para obligarte a mirarlo.
-¿Querés que te llene la conchita…?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Tu expresión es patética, pero Enzo cree que es tierna la forma en que tus cejas se curvan y tu boca entreabierta le permite ver tus dientes y tu lengua. Captura tus labios entre los suyos y jura que puede saborear su orgasmo en la forma en que permitís que invada el interior de tu boca.
Sus estocadas son frenéticas y erráticas y sus uñas marcan tu piel. Ahoga un gemido contra tus labios y en medio de la desesperación rompe el beso, mordiendo tu mejilla cuando su liberación mancha tus paredes hasta hacerte lloriquear.
Te abraza con más fuerza mientras las últimas gotas de su semen llenan tu interior y besa las marcas de sus dientes en tu rostro.
-Ahora sos mía.
Gemís en respuesta.
-Y vos sos mío- decís con voz temblorosa-. Para siempre.
-Para siempre, sí- jura, tomando tu mano para besar tus nudillos, tu palma y tus dedos, deteniéndose sobre estos cuando ve tu expresión de dolor-. ¿Qué te pasó acá?
-Estaba limpiando y se rompió tu lámpara. Perdón.
-No me pidas perdón. Nunca- vuelve a besar tu mejilla y te sonríe-. Creo que te va a gustar tu regalo.
-¿Cuál…?
-El que dejamos en la sala.
-Ah, sí- soltás una risa.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y terminamos de celebrar tu cumpleaños juntos?- propone-. Podemos pedir algo para comer y ver una película.
-Quiero quedarme así un ratito- descansás tu mejilla contra su piel caliente-. ¿Enzo…?
-¿Qué pasa, bebé?
-Te quiero.
La fuerza de su abrazo amenaza con dejarte sin respiración.
-Yo también te quiero. Mucho- toma tu mentón entre sus dedos para llamar tu atención-. ¿Puedo ser tu novio…?
Espero hayan disfrutado la lectura ♡
}taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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Tocaste mi pecho, abriste la caja de Pandora, liberarte a mis demonios con tus besos, acariciaste el fondo de mi alma y yo sabía que de ahí ya no habría regreso, abriste el cofre y te alejaste en silencio, quedarte nunca fue tu plan; que forma tan perversa de hacerle daño a una persona que no estabas dispuesto a querer amar.
Efimera Lunar Intemporal
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quetzalnoah · 3 months
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Si quieres un cambio radical en tu vida: compra un boleto de bus o de avión a un lugar que hace mucho querías visitar. Lleva en tu mochila sólo lo necesario, no anuncies regresos y si te mandan un mensaje pidiéndote una oportunidad lo vas a ignorar por completo. Es que siempre pasa que cuando decidimos irnos, de pronto algo que no pudo destruirnos misteriosamente regresa. Y no vas a decirle a nadie que probablemente comenzarás de cero. Deja que la vida te sorprenda. La fortuna es de los valientes y el destino le sonríe a los que no se apegan a las cosas pasajeras. No te apendejes.
Instructivo para irse, Quetzal Noah
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nani1803 · 1 month
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Mapi haciendo un olimpico
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No tengo idea como ese balón terminó dentro
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Esme una hija orgullosa diciendo "Tu, tu, tu"
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La celebración de todas es priceless, pero la de ingrid y Esmee 😍
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Y se ríe la sinvergüenza. Que gustazo tenerte de regreso, Maria
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soyelmorse · 2 months
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Hola! 8 minutos tarde pero les prometí el capitulo 7 y aquí está! 😘, antes de darles el capitulo, aclararé que en el siguiente capítulo abra escenas subidas de tono (+18) Entre Pomni y Ragatha.
Sin mas que decir, la imagen no es mía, la saqué de pinterest, el autor de la imagen creo que está en la misma imagen con la marca de Agua y Disfruten el Capítulo.
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Kinger: Y ahora que hacemos?
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*Kinger termino de atacar a Gummigoo*
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Caine: No podemos dejarlo ir así de simple, oh, espera está es la oportunidad perfecta, en cuanto despierte le haremos varias preguntas para saber si está cuerdo
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Kinger: De acuerdo, que hacemos mientras tanto?
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Caine: uno de nosotros debe quedarse para hacerle las preguntas, así que me quedaré yo, ve y unete al resto y trata de hacer plática para que no noten la ausencia de este lagarto humano
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Kinger: Creo que es mejor que vayas tu, yo me quedaré, eres mucho más carismático que yo y sabrás que decir, apenas el despierte te llamaré de acuerdo?
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Caine: De acuerdo
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*Caine se despidió de Kinger y salió de área del cuarto de control, se dirigió a donde se encontraban los Chad y Max y empezó a darles la bienvenida y llevarlos a recorrer el lugar*
*Mientras tanto, Zooble y Gangle estaban revisando las marionetas de la Princesa Lu y ella conversaba con Pomni y Ragatha*
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Ragatha: Y como fue que lograste crearlas a tus súbditos?
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*Ragatha Le pregunté mientras se dirigían al centró del circo para comer unos helados*
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Princesa lu: Fue extraño la verdad, recuerdo que una noche estaba descansando en la cama pensando en como dormir, cuando derrepente me pareció ver algo asi como nieve, cuaso sali no vi nada de eso, pero el suelo estaba cubierto por cenizas, creo que siempre habia estado asi pero no me habia dado cuenta.
Después, agarre las cenizas y empecé a moldearlas, pensé en lo que quería y poco a poco sin darme cuenta había creado algo, no recuerdo exactamente en este momento que era Pero recuerdo que después de eso empecé a construir el castillo
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Pomni: Y porque no intentaste crear una salida?
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Princesa Lu: hm... Salida? Creo que hace tiempo intenté hacerlo. Recurso que lo anoté en mi diario pero este se perdió, un sujeto extraño me lo robo y-
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*Mientras hablaban, Observaron como Jax sacaba varios helados y se colocaba algo en los ojos y oidos para no ver o escuchar algo*
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Ragatha: Ignóralo el siempre es así
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Princesa Lu: De acuerdo, como te decía, un sujeto extraño robo mi diario, creo que algún momento lo conocí o algo así Pero todo eso lo anoté allí
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*Pomni busco varios helados y luego regreso con las chicas*
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Pomni: y realmente no Recuerda algo?
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Ragatha: a qué te refieres Pomni?
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Pomni: No lo se, ver una puerta, un portal, algo que no pareciera normal
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Princesa Lu: oh! El valle vacío, eso definitivamente no era normal
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Ragatha: Valle vacío?
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*Mientras que las chicas hablaban, Jax se quitó uno de sus bloqueadores de sonido y escucho disimuladamente*
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Princesa Lu: un día, envié a mis súbditos a explorar y uno de ellos me contó hacer a del valle vacío, era un lugar donde los árboles que nos rodean se terminaba y que todo era tan plano y blanco que no podías diferenciar el cuello y la tierra.
Tal vez en ese lugar misterioso este lo que buscas
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Ragatha: Jaja...
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*Ragatha rio nerviosamente*
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Ragatha: No lo creo, más bien parece algo como...
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Pomni: el límite del mapa...
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Princesa Lu: Límite del mapa?
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Pomni: No es nada
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Princesa Lu: Bien, gracias por el helado, iré a ver a sus compañeras ya mis súbditos ok?
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Pomni: Ok
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Ragatha: Gracias por charlar con nosotros!
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*Pomni y Ragatha despidieron a la princesa Lu cuando está no las escuchaba hablaron*
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Ragatha: tu que opinas Pomni De ese tal valle vacío?
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Pomni: tenemos que verlo primero, Pero más o menos tengo una idea
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Ragatha: De que se trata?
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Pomni: Si es cierto que es algo así como el límite del mapa, Nosotros debemos estar en alguna parte de este, así que necesitamos ver cómo se cierra este límite
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Ragatha: claro, entiendo, si estamos en un círculo, al llegar al límite, podemos volver en una sola linea recta y mas temprano que tarde llegaremos al centro, dónde probablemente haya una pista
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Pomni: Si, supongo que tendremos que esperar y-
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Ragatha: Esperar?
*Ragatha interrumpió a Pomni y llamo la atención de Caine, quien le estaba enseñando la entrada al salon de pinball a Chad y Máx*
Caine!
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Caine: Si!?
*Saludé a las chicas*
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Ragatha: Pomni y yo saldremos un rato ok!?
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Caine: De acuerdo! Pero no sé olviden llevar sus bubbles, el las ayudara a regresar por si se pierden!
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Ragatha: De acuerdo!!
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*Ragatha dejo de gritar y miro a pomni emocionada*
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Ragatha: andando Pomni! Tenemos que encontrar esa pista cuánto antes!
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*Ragatha se llevó a Pomni de la mano y rápidamente se prepararon para salir*
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Jax: ... Je, ilusas...
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*Jax se quito la venda que tenía en los ojos y fue a agarrar otro helado, sin embargo a lo lejos ví que algo se cayo y se dio cuenta de que era ese sujeto extraño*
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Jax: Que rayos está haciéndo?
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*Jax se dió cuenta de que este había descubierto la habitación secreta que el había hecho, rápidamente dejo a su bubble en la mesa sin activarlo y se dirigo disimuladamente hacia la habitación que el había ocultado*
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Jax: Que crees que haces idiota!
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*Jax confronto a Fudge*
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Fudge: Nos volveremos a ver Jax!
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Jax: Que? No te conozco, y más te vale salir de aquí, este lugar es privado
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Fudge: De seguro que si, pero no te preocupes, no le revelaré a nadie tu pequeño secreto, apuesto que nadie sabe que tú eres quien tiene la llave para salir de aquí, o me equivoco?...
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*Fudge saco la llave que Jax estaba ocultado*
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Jax: Como sabes lo de la llave?
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*Me pare en frente de el listo para pelear*
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Fudge: Porque yo estuve allí, y te Vi cuando escavaste el lugar donde todos nosotros aparecemos, también lo hice una vez te hiciste, pero solo encontré una puerta en el suelo la cual no pude abrir, y sospecho que está llave es para eso...
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Jax: je, lo lamento amigo, pero nadie me quitará mi diversión...
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Fudge: Lo suponía, Por eso vine preparado...
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*Cuando Jax dió un paso más, jalo un hilo y 2 columnas pesadas cayeron sobre Jax*
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Continuará :D
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