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#la depresión se apoderó de mi cuerpo
natehwang · 1 year
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🍿 - para que nuestros personajes vean una película en el cine | con @zainc
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"¿qué vas a colocar?" pregunta a la persona que allí se encuentra, mientras se acomoda en uno de los cómodos asientos frente a la gran pantalla, recipiente cargado de palomitas en una mano y su teléfono en la otra. "no soy exigente, sólo asegúrate de colocar algo con una buena banda sonora o me va a dar un infarto."
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donutsdm · 1 year
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Tan linda❤‍🩹, ni parece que tengo 5 años viviendo en un encierro donde la depresión se apoderó de mi, que muchas veces intenté terminar con mi vida pero jamás fui lo suficiente valiente como para ser extremadamente egoísta y terminar de realizarlo, sin pensar en las personas que adoro con mi alma. Odie con mi vida recibir ayuda profesional que necesitaba con urgencia pero que me negaba profundamente a tomar, por no aceptar que estaba en depresión hasta que entendí que no podía y el dolor me consumía, perdiendo peso por la falta de apetito, y ni hablar de los "antidepresivos" los detesto. fueron muchas las cosas que me marcaron. La ansiedad no es estar nervioso o ser impaciente, la depresión no significa que eres débil o no quieres afrontar los problemas, es simplemente que no puedes te encuentras en una situación muy difícil que no quieres aceptar y te terminas perdiendo 😪 Solo las personas que lo han vivido entenderán que no es fácil. El cerebro es una parte más del cuerpo y puede enfermar también. Pero hay "cura", se puede seguir adelante y salir de ese estado mental que no te deja vivir. En el fondo se que es así, y estoy dando lo mejor de mi✨🤍
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elimoris · 1 year
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Dolor de rodilla
Eran las 4 de la tarde cuando el sol aún asomaba en Berlín, el aire fresco vespertino acariciaba mi rostro, mis manos frías en los bolsillos y mi mochila a la espalda estaban listas para ir a la marcha. Mientras miraba los armoniosos colores que dejó el otoño y se asomaba un camino acogedor, a mitad del sendero interrumpió un pequeño punzón en la rodilla, como había pasado en la mañana no tomé en cuenta su llamado y lo ignoré, acomodé mi rótula y volví al paso, unos metros más adelante ese flaco punzón golpeó más fuerte, como un hachazo sin filo y casi paralizador, no puedo negar que el miedo se apoderó de mis pensamientos deteniendo mi marcha para pensar con claridad en lo que experimentaba.
La negación fue la primera etapa de una serie de sentimientos que vinieron luego, no podía creer que el desgaste de mis huesos ya estaba empezando, será eso? Pensé. La fortaleza de mi cuerpo se agota o solo quiere descanso? le exijo mucho a mi estructura ósea? continué diciendo para mi. Cuando la ira pidió permiso en mi mente, empecé a reprocharme por creerme la invencible e inmortal, luego sobrevino la depresión para dar paso a la resignación y aceptar que la caminata de hoy se había acabado. 
Pero para coger el tren de las cinco tenía que caminar un poquito más, durante el trayecto agradecía a los semáforos en rojo para poder descansar, casi besaba a las bancas del camino que me permitían sentarme y con pisadas lentas bajé las últimas escaleras de la estación, subí al tren y me fui. 
Con la rodilla envuelta en dolor y un corazón triste que aún se negaba a soltar sus caminatas largas, me senté en el último vagón del tren mirando a través de la ventana la lluvia que empezaba a caer, esa misma que ayer a la misma hora disfrutaba sin paraguas, lamenté mi estado pero afirmé para mi que haría caso a mi dolor para con él hacerme más fuerte y volver a disfrutar del maravilloso mundo a pie.
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zymuluck · 3 years
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estoy feliz
o quizás satisfecha
tengo un sentimiento, una sensación de calidez en el pecho que no puede evitar hacerme sonreír
durante todo el año pasado estuve sumergida en la miseria
el encierro se apoderó de mí y mi depresión empeoró al punto de no poder reconocerme
siempre sufrí de ello, pero nunca me impidió seguir mi día a día, hasta que comenzó la cuarentena
al principio hacía lo mejor que podía para mantenerme cuerda
hasta que un mes más tarde me ví dejando la facultad, durmiendo más de diez horas seguidas, usando la misma ropa todos los días, con mi alimentación y hábitos en la miseria
y al principio no me daba cuenta del pozo dónde me encontraba, no reconocía dónde estaba, sólo existía y dejaba que la oscuridad se haga parte de mi
me encontré llorando en las madrugadas porque no podía dormir, mirando series o jugando juegos cuando no estaba durmiendo, bañándome una vez por semana, sin cepillarme los dientes, cambiando la sábanas cada muchos meses y durmiendo entre pilas de ropa, con apenas salir de mi habitación y sin siquiera ver la luz del sol durante semanas, al punto dónde me llené de caries, vivía enferma y llegué a subir hasta quince kilos en muy poco tiempo
y aún así, no había tocado fondo, me faltaba mucho, me faltaba experimentar pensamientos suicidas, pensar en mi funeral, en cómo matarme y cuánto tardarían en encontrar el cuerpo, en qué mis mascotas quedarían solar y cómo mi mejor amigo de internet se enteraría de mi funeral si me iba?; no le encontraba sentido a mi existencia y solo quería terminar con mi vida; me había llegado a encontrar a mi misma cenando y de la nada aparecía una voz en mi cabeza que me decía "y si me mato?" vivir no tenía sentido y lo sabía, existir es miseria y yo estaba sumergida en ella... y aún así seguí sin pedir ayuda, seguí conviviendo con esos sentimientos
... hasta qué...
pensé en lastimarme, pensé en cortarme, arañarme, dejarme cicatrices y no parar de desahogarme en mi piel hasta que sólo vea sangre, pero no cómo castigo! no cómo castigo por haber comido de más o porque me odiaba, simplemente quería lastimarme para sentir algo.
Necesitaba sentir, cualquier cosa, no podía sentir tristeza, felicidad, empatía, sólo miseria y eso me terminó de destrozar. Entonces saqué turno para tatuarme y nunca disfruté tanto el dolor, lo amé, adoré cada segundo porque era un dolor permitido, una cicatriz linda, una experiencia maravillosa ya que no me podía permitir autolesionarme, no de la forma "clásica"... porque...
...cuando tenía trece años estaba en una situación similar a esta, sufría de anorexia y bulimia y depresión funcional, nunca me traté psicológica ni nutricionalmente, "salí de ahí sola" y creo que ese fue mi error, ya que nunca lo sané, simplemente lo escondí dentro de mi al punto de no volverlo a ver, pero el encierro hizo que volviesen a flote y me destruyeran la psiquis.. en ese entonces cortarme era la mejor sensación del mundo, era lo más liberador y antiestresante que podía experimentar, pero me llenó de cicatrices que hasta el día de hoy me cuesta ver, me arrepiento muchísimo de haberme permitido odiarme tanto, de descargarme conmigo, castigarme y hacerme sufrir para ser más delgada y porque no hacía lo suficiente para serlo, me duele muchísimo reconocer todo el odio que tenía hacía mi persona, como una niña podía sentir ese odio hacia si misma y lastimarse de esa forma! no solo llevo conmigo las cicatrices emocionales, sino también las físicas! así que.. con más razón, con ese pasado, no podía permitirme volver a tener ese tipo de cicatrices, así que me digne a pedir ayuda ..
en qué consistió? en empezar con la psicóloga, insistí para poder comenzar y lo hice, mi familia me apoyó pero nunca les expliqué muy bien por qué, simplemente les dije que no estaba bien y necesitaba ayuda.. así que comencé, con Pamela, y me ayudó bastante, el solo hecho de hablar con alguien una vez por semana me hizo muy bien, pero al poco tiempo me empezó a caer mal así que dejé de atenderme con ella y todo tratamiento psicológico.
me había molestado mucho que no me haya dado un diagnóstico, ni mucho menos ejercicios para combatir los ataques de pánico o tareas para hacerle frente a mi depresión
así que con un poco de miseria fuera de mi cuerpo, con los pensamientos suicidas fuera de mi mente, volví a mi día a día tratando de afrontar la depresión a mi manera.. aunque mucho más liviana, me había sacado una gran carga de encima y eso me ayudó muchísimo; planté unas semillas que cuidé como si fueran mis hijas y de allí floreció Gertrudis, puede parecer estúpido, pero el ver los frutos de mi cuidado y amor me llenó de esperanzas, y el solo hecho de tener una simple responsabilidad como salir al patio y cuidar a mi planta me ayudó muchísimo para salir adelante, y así fui encontrando la luz de a poco, comenzando a apoyarme más en mis amigos y obligandome a hacer cosas básicas, como ordenar la pieza, bañarme, cambiar las sábanas semanalmente y comenzar la nutricionista ya que tenía miedo de volver a desarrollar un tca por el asco que me daba verme al espejo y la ansiedad que me daba salir a la calle y que me vean en público (pero con el tiempo perdí unos kilos y el cambio de alimentación me ayudó muchísimo para mi rutina y el enfocarme en algo positivo para mí me dió los empujones que necesitaba para seguir adelante, así que eventualmente perdí unos kilos y me dejó de dar ansiedad salir a la calle y recuperé un poco de confianza en mi, pero eso es y sigue siendo un proceso largo ya que llegué al punto de no poder sacarme fotos o taparme la cara en fotos grupales, pero ahora estoy cómoda con sacarme fotos de cara y cuerpo completo y estoy más cómoda en mi piel -mas siendo que finalmente empecé un deporte que me hace bien- entonces no puedo evitar estar mucho más feliz y orgullosa todavía c: y mi objetivo es volver a mi peso habitual pero mientras tanto estoy trabajando en amarme en todas mis formas y tamaños y dando lo mejor de mi para hacerlo de forma saludable)...
asi que, hubo días buenos, hubo días malos (inclusive semanas) pero poco a poco fui saliendo de mi pozo depresivo y hoy, 17 de noviembre, miro atrás y no puedo estar más feliz y orgullosa de mi por haber decidido seguir con mi vida, salir de ese mar de miseria que me hizo perder casi dos años de mi vida y afrontar mis problemas psicológicos y reconocerlos y nomblarlos por lo que son ÙwÚ
obviamente todavía me falta un largo camino para estar bien, pero el avance que hice me llena de orgullo y de calidez en el pecho al punto de hacerme sonreír y querer darme un buen abrazo, por ahora el futuro comienza a verse mucho más brillante y hace tiempo no me siento emocionada por el mañana 💕
aunque no lo parezca, siempre hay luz al final del tunel, solo se trata de no rendirse y pedirles a otros que te acompañen en el camino, todo va a estar bien, lo prometo 💫
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latenighthoughtblog · 2 years
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Mi peor enemiga
Le dirías a la persona que más queres las cosas que te decís a vos misma al espejo?
Claro que no, por que eso sería lastimar a alguien de la peor manera y no podría, y entonces por que decírmelo a mi misma se me hace tan fácil? Es a lo que estas acostumbrada a escuchar, no tenes tu propia imagen, te basas en lo que los demás dicen u opinan, especialmente lo negativo.
Ignoralos, mas fácil decirlo que hacerlo, es más fácil hacer algo que te lastime, pero que haga que los demás dejen de señalar cada defecto tuyo.
Mi pubertad estuvo llena de dietas involuntarias, sentimiento de culpabilidad al comer, comentarios externos que te quiebran en un instante, pero es por tu bien decían, si eso era por mi bien, por que siempre termino mal?
Ahora que ya me encuentro en mi adultez, puedo ver claramente lo que no podia años atrás, esa fue la raíz de todo, el inicio de lo que sería una ansiedad combinada con depresión y una cucharadita de desorden alimenticio. Todo eso, resulto en una mala relación con la comida, fingir estar llena y satisfecha con 1/4 del plato de comida que se me servía, darme gustos y después sentirme culpable por haber comido “más de lo que debería” y encontrarme llorando sentada junto al inodoro lidiando con pensamientos intrusivos de vomitar todo aquello que comía.
Actualmente, empecé a ir al gimnasio por cuenta propia, ya que eso me iba a librar de la cotidianidad que no ayudaba a mi depresión tratada inconsistentemente, pero a eso se le sumó una dieta que nunca estuve de acuerdo en hacer, pero que hice de todos modos por complacer a alguien más.
¿Como salir del círculo vicioso de dietas y pensar constantemente en el físico y peso?
Preguntas que nunca voy a saber responder por que nunca supe como, pero algo si se y probablemente sea muy brusco decirlo y pensarlo, entiendo todo aquello de la complexión de cada cuerpo y todo, e intento buscar ejemplos de personas con mi mismo tipo de cuerpo para decirme a mi misma que tengo un cuerpo bonito y con curvas, pero realmente pasa lo contrario. Todas mis redes están llenas de modelos e influencers con cuerpos extremadamente delgados y todo eso que mencione de la complexión se va a la basura y empiezan las náuseas de querer ir a vomitar todo lo que comí en el día aun así haya ingerido dos tiempos de comida en un plato diminuto.
Pero no todo esta en lo físico, por que existe ese monstruo que es la inseguridad, es como el final boss en un videojuego que nada lo detiene, y esto trae repercusiones colaterales en los aspectos de mi vida, por ejemplo, yo después de mucho tiempo entre a una relación sana, por lo que confío plenamente en mi pareja y por ende en su fidelidad, todos somos humanos y nos comportamos como tal, a lo que voy, es que un día vi que mi novio le dio un like a una mujer en poca ropa o en algún atuendo erotico, estamos hablando de una modelo con cintura diminuta, busto grande y grandes piernas, en una mente racional, se piensa que fue un like así sin ningún pensamiento, pero en aquel entonces, lo único que pensé fue, que quizás el preferiría que yo tuviera ese tipo de cuerpo, y no podía articular mis palabras y organizar mi cabeza para hacerle saber que eso no me hacía bien en mi autoestima, aunque todo el problema se resolvió, de vez en cuando mi mente regresa a ese momento.
Deberías de visualizar todo aquello positivo que dicen de vos.
Cuando el monstruo de la inseguridad ya se apoderó de tu cabeza, es muy difícil aceptar un cumplido, no es por que hacemos caso omiso, es por que forzar a tu mente a que crea algo que jamás en tu vida has pensado es algo que requiere de muchísimo amor propio y por ende autoestima, ya que tu mente trabaja a manera que tu opinión propia sea lo contrario a lo que te dijeron y que solo tomes lo negativo, por que puesi, la costumbre.
La imagen que te enseñan en las redes y todo el positivismo e inclusión a todo tipo de cuerpo que te obliga moralmente a sentirte bien con vos misma aunque te estes mintiendo y fingís estar bien con todo y aceptarte, genuinamente eso es un montón de basura, el amor propio viene de tu voluntad y no de una influencer que te dice que te aceptes tal como sos.
No estas gorda, tenes un cuerpo bonito y deberías lucirlo más
En mi caso ese es el cumplido que recibo seguido de personas que no son mis familiares, y puedo sentirme bien por un momento y pensar que mi cuerpo es lindo y que si estoy sana, todo está bien. Pero viene el comentario negativo cargado tal cual metralleta, es que no haces bien la dieta y de nada te sirve hacer ejercicio si engordas con lo que comes, mundo abajo, pensamientos intrusivos, ganas de sacar lo poco que como a diario dándole poder a alguien que siente el derecho de opinar del físico que no es el propio.
Terminando este pequeño gran desahogo, quiero dejarle un mensaje a mi yo del futuro, espero que algún día pudieras empezar a aceptarte y a tomar decisiones sobre tu cuerpo y que sea totalmente voluntario, que comas y lo disfrutes tanto que no sintas la necesidad de vomitar o hacer esfuerzo físico demás en el gimnasio para perder todas esas calorías que ganaste, que podas ser amable contigo misma, por que no es justo ser tu peor enemiga, espero algún día encontres la paz que necesites y te quedes ahí siempre.
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vinilabowie · 4 years
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...Muere joven y serás un cadáver exquisito.
De repente visualicé mi cuerpo: Yacía inerte, sucio y pálido en medio de la maleza. Podía ver mis brazos rasmillados por la caída o tal vez, producto de la cantidad de pinos que abundaban en el paisaje. Me miraba con curiosidad: mi vestido rojo a cuadros, unas pantys rotas, que mostraban sangre fresca que brillada al sol. Me faltaba un zapato y mi pelo rojo estaba esparcido en casi toda mi cara con hojas y ramas secas. No se como llegué ahí; en que momento y porque... Mientras me observo trato de buscarme alguna señal de vida, pero nada. Observo mi vientre hace un buen rato, pero no se movía como cuando uno tiende a respirar, o como cuando uno se hecha a dormir una siesta. Me veía a unos cuantos metros; no podía bajar a donde yacía, pues era un tipo de barranco de unos 100 mts de altura. Miro a mi alrededor y no veo mas que maleza, pinos, tierra y dificultad para ir donde esta mi cuerpo. Vuelvo a pensar: ¿que es lo que hice para estar ahí?; ¿que me paso?, ¿en que pensaba?, ¿si lloré o de nuevo esa especie de depresión se apoderó de mi, ahí en el cerro?; ¿si la soledad otra vez me la ganó y porque decidí quizás, terminar con mi vida?. Pero no atino a nada. Y en la mas morbosa, observo con detención mi cuerpo que ya debe estar frío y luzco tan perfecta: delgada, mucho más que antes. Pálida y la sangre que brota de mis piernas y boca luce extremadamente hermosa al sol invernal de la tarde. ¡Si parece una bella escena de alguna película!. Trato de pensar cual, de darle un nombre a este maravilloso film, pero no se me ocurre nada. Y así, sin mas, siento que de mi ojo derecho brota una lágrima que cae lentamente por mi mejilla. Estoy llorando desconsoladamente. Quiero correr de ahí, salir a buscar ayuda, que alguien me ayude a rescatar mi cuerpo, pero mis pies no reaccionan y miro alrededor y es todo un cerro inmenso que se expande por klts y klts. No hay mas que arboles en medio de la nada y trato de gritar, trato de correr, trato de llamarme y ver si mi cuerpo así reacciona, pero todo es en vano. Me seco las lágrimas que no paran de caer, y trato, intento despertar, pienso que es un mal sueño y me hecho a llorar de rodillas, a tomar mi rostro con ambas manos y pienso desconsoladamente: ¿ quien sabrá algún día que estoy aquí? , ¿ cuánto tiempo pasará sin que me encuentren?, ¿ quien ya me estará echando de menos?... Paranoia, paranoia, llanto, lamentos, desesperación, miedo, no puedo pensar, no puedo dejar de llorar... Y mi cuerpo sigue ahí, helado, tieso, abandonado entre medio de la soledad de la naturaleza. Quizás me devore un roedor, algún zorro o un pájaro carroñero... Quizás nadie más que yo, sabrá que yací ahí. Quizás nunca nadie me encontrará jamás. Quizás, quizás, quizás.... Me miro, lloro y me miro y pienso: que vidita la mía; que manera de morir también. Y que belleza de cadáver soy ahora... Que belleza.
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simple-desahogo · 4 years
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Hola de nuevo
Esto es como en los viejos tiempos, solo que muchas cosas han cambiado.
Recuerdo que antes escribía solo porque mi relación anterior iba mal. Al final esa relación terminó pero me dejo tantos recuerdos y muchísimo aprendizaje.
En este momento me encuentro en una etapa de mi vida "estable". El año pasado, el famoso 2020 fue caótico para mi y supongo que para todos, la pandemia nos ha volteado la vida entera.
Pase de ser Fitness de 60 kilos, a pesar casi 80 kilos. Mi depresión aumentó considerablemente y la inercia se apoderó de mi vida. Pero como todo en la vida llegue a un punto de quiebre, dónde te encuentras tan en el fondo que lo único que te queda por hacer es levantarte. Y ese fue mi comienzo de este año 2021.
Quise hacerme cargo de mi vida, quitarle a esa inercia el poder que tenía en mi, entre ellas la ansiedad y la depresión. Tenía más de un año sin trabajar y solo dependía totalmente de mi pareja actual, cosa que no me desagradaba al comienzo pero ya se volvía un tema bastante pesado al transcurrir el tiempo.
Así que me dedique a ordenar mi portafolio y mi CV. Luego de eso a buscar trabajo y afortunadamente encontré uno en poco tiempo donde me he sentido bastante cómoda, la paga no es tanta como para dejar de depender de mi pareja pero es un buen comienzo, tener algo de estabilidad y dinero propio, me ayuda a mi autoestima.
Luego decidí tomar el control sobre mi mente, ya había aceptado que necesitaba ayuda, pero no había tenido el valor de buscarla así que simplemente lo hice y comencé terapia. Llevo pocas sesiones y por eso estoy aquí, escribiendo en tumblr. 
Quise tomar el control de mi cuerpo. Comencé hacer ejercicio y he bajado alrededor de 3 kilos en un mes y algo, asi que eso también me ha tenido bastante motivada últimamente. 
El año pasado no quería salir, no quería que la gente me viera porque me daba asco verme a mi misma, engorde mucho, me salieron estrias y no me sentía cómoda en mi propio cuerpo, la palabras de mi pareja no me hacían ni pío. Pero me afectaba cuando cualquier persona me decía que estaba gorda. Yo tengo espejo y me veo todos los días, puedo notar como la ropa no me queda, como me siento más lenta, menos ágil. No hacía falta que me hicieran ver lo obvio porque ya lo veia todos los días.
Mi psicóloga me sugirió que llevara un diario, quería comenzar a escribir con lápiz y papel pero soy mas rapida tecleando que escribiendo, de igual manera es bueno volver a conectar conmigo misma, con mis pensamientos. 
La soledad es un factor que me esta causando mucho dolor, extraño mucho conectar con alguien emocionalmente, hablar de emociones, de introspecciones. Mi pareja no ha desarrollado esa habilidad, entonces es un tanto fastidioso porque me gustaría profundizar sobre muchos temas sin que sea un maldito ignorante o me haga sentir mal con sus constantes bromas, es alguien de 32 con mentalidad de 5 años, no lo culpo porque simplemente ha vivido en una burbuja donde todo está bien, comodo, estancado. 
No es alguien a quien respete mucho si te soy honesta. la verdad peleamos feo y simplemente me veo atada a él económicamente. Las peleas me recuerdan que no quiero estar con él ni el es la persona a quien quiero en mi vida por el resto de mi vida.
Quiero trabajar y aprender, trabajar tanto para ser independiente y sacar a mi familia de esta casa, estoy harta de vivir aqui, estoy harta de que ellos estén aquí. Pero se que lo lograre, estoy haciendo cambios en mi vida, estoy tomando el control, quiero y puedo lograrlo. 
Y aunque hayan días malos, debo recordar que es parte del proceso
y yo elijo confiar en mi proceso. -H 
Mientras escribía esto, escuche esta canción.
Manchester Orchestra - The Silence https://www.youtube.com/watch?v=8ui9umU0C2g
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Anotsu Kagehisa/Otonotachibana Makie
—He soñado. 
—¿Soñado?
—No es nada de otra mujer, sino… de algo de cuando era niño. Había un gran perro ante mí… me acechaba, dispuesto a matarme… con ojos verdes, despojados de todo sentimiento… Tenía miedo. De repente sus ojos brillaron y me mostró sus colmillos… Pero una sombra oscura apareció a la velocidad del rayo detrás de mí… y en un instante… el cuerpo del perro acabó partido en dos partes perfectas. _
—Vaya, sería un hombre muy fuerte. 
—Te equivocas, era… era una mujer… una chica. Parecía mucho mayor que yo, pero era una niña. De eso estoy seguro. Sin embargo lo que más me sorprendió… Fue el hecho de que a pesar de terminar con el perro de un golpe certero a esa distancia, ni una sola gota de sangre fue a salpicar sus ropas ¡Quedaron impolutas! Al verlo un escalofrío muy distinto al “miedo” que acababa de pasar se apoderó de mi cuerpo. Y lo recorrió de principio a fin. Entonces mi abuelo Saburo Anotsu, vino a ver lo ocurrido… Se puso furioso, nos dio una paliza a los dos y luego se marchó. 
—¿No sería tu abuelo el dueño de ese perro? 
—La verdad es que no lo recuerdo… pero juraría que era un perro callejero. Mi abuelo estaba muy nervioso entonces, solía enfadarse por nimiedades. Lo único que recuerdo bien… es el perfil de la chica, que vi de refilón a la luz de la luna, justo antes que viniera mi abuelo. Su piel era pálida como la de un cadáver… y parecía desconsoladamente triste.  
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Blade of the inmortal, episodio 7, páginas del 1 al 4.   
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Alerta de spoilers 
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La relación de Anotsu y Makie sale a escena al poco tiempo de empezar el manga, y la importancia de ella empieza a manifestarse justo en estas partes, aunque todo empieza más como una relación ambigua, donde no se sabía si era más de uso y beneficio —de parte de Anotsu— o algún tipo de vínculo que podía acabar en odio —de parte de Makie—.
Pero… creo que lo mejor es desentrañar un poco mejor las cosas, para seguir, ¿no?
Primero creo que debo empezar a hablar del cómo son los personajes, y haré un énfasis en Kagehisa Anotsu, porque… siento que mucho de él, tiene que ver con la misma pareja. Bueno empecemos:
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Anotsu Kagehisa es el líder de la Escuela —sin escuela—   Ittou Ryuu. Un temible espadachín, y la figura cuasi antagónica del manga. El grupo que él creó tiene como objetivo el cambiar lo que es el típico camino de la espada o… del Samurai, y él quiere demostrar que la fuerza está más allá de las normas establecidas, y que la victoria es eso… ganar, de la forma que sea sin importar ni el cómo ni el por qué —eso sí, Anotsu rechazaba firmemente un combate de dos o más contra uno—.
Al principio da la impresión de que Anotsu se inspiró en su propio abuelo para crear su escuela  —el abuelo de Anotsu era un hombre amargado, porque fue retirado de su antigua escuela de espada, por usar un arma prohibida— pero con el pasar del tiempo, uno acaba por darse cuenta que —¡Oh, maravilla!— la verdadera musa de esto, fue nada más que Makie. Espadachina que pese a su sexo, era y siempre sería superior a él.
En el manga, se da a entender que Anotsu, tras quedar impresionado con su primer encuentro con Makie, la busca hasta encontrarla. Y —supongo— queda realmente consternado, al ver que su figura de admiración no era más que una prostituta. Por ende, compra la libertad de ella y la une a su grupo, pero en esos tiempos él no tenía en cuenta la historia que ella ocultaba, su dolor ni sus dudas. Solo creía que Makie, como una genio en la espada, debía de seguir ese camino y no desperdiciar su talento.
Y tras la pelea que tuvo Makie con el mismo protagonista, las cosas toman el camino que debían, y al final ella deja al grupo, y con ello a Kagehisa.
Anotsu queda realmente consternado, y hasta se da a entender que queda deprimido por eso.
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Eso sí, Makie tiene un objetivo claro que… debe ser explicado un poco más a detalle:  
Makie era la hija de un samurái, que tenía un dojo que deseaba heredar a su primogénito e hijo varón. En esto, se cuenta que en una ocasión, por una broma, alguien le dio una espada de madera a Makie e hizo que se “batiera” en un combate con su hermano.
Se rectifica que esto era una broma, porque todos suponían que el ganador sería su hermano, quien era mayor, de sexo masculino, y además fue entrenado para usar una espada. Y a ello grande fue la sorpresa al ver que ella le ganó a su hermano, y para colmo no lo hizo una vez, sino cinco veces seguidas y con gran facilidad.  
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Su hermano ante la vergüenza comete seppuku, y su padre, enfadado, la bota a ella y su madre de  casa. Haciendo que ellas vivan en la pobreza. Su madre, al igual, para subsistir se vuelve prostituta. Esto crea una herida que nunca cura en Makie, y hace que ella jure venganza. Pero con el pasar del tiempo, la voluntad de ella flaquea, y empieza a sentir remordimiento por toda la sangre que hizo verter en nombre de la venganza. Al final, cuando Anotsu la encuentra, se da a entender que ella decidió seguir el consejo de su madre de ser una prostituta que consuela, en vez de una guerrera que hiere y asesina.
Pero bueno, al final ella va a por la cabeza de su padre. Y decide que solo la vida de él, era la que le importaba, y por ello renuncia a Anotsu, el grupo de él, y su batalla casi ganada contra el protagonista —qué bien, porque si no, no había manga—.
De ahí, pasa un tiempo para que sepamos algo de Makie, en cuanto a Anotsu, pues… se encuentra con la co-protagonista —tiene una charla sumamente interesante con ella— y… luego se sabe que se va de viaje y… que un grupo autorizado por el shogunato, va en busca de su cabeza, y con ellos están los protagonistas de este manga —lo usual, ya sabes—.
Y bien, aquí viene otra parte picante; Anotsu viaja a un pueblo donde estaba la escuela Shingyoto-ryū, la cual estaba dispuesta a unirse a las buenas a su causa —porque Anotsu tomaba a las malas las escuelas; sin importarle verter sangre alguna. Esa es la razón principal por la que la co-protagonista lo odia; él mató a su familia— pero le ponen como trato el casarse con la nieta del fallecido maestro del dojo. Anotsu se ve reticente al trato, y llega a tener un breve recuerdo de Makie, pero al final tras pedir un favor a uno de los suyos y que le traigan “ciertas noticias”; acepta el trato y se casa con Hisoka.
El matrimonio de ellos… no dura ni un día. Tras consumar su unión, Anotsu se va del lugar; y el Shingyoto-ryū, en su camino, acaba traicionándolo. La razón no es más que una maquinación del gobierno que dejó a este dojo entre la espada y la pared. El arrepentimiento del líder de ellos, llega a tal punto que comete seppuku, y Hisoka se suicida con él. Anotsu, por su parte, escapa del lugar, conjunto a la —inesperadamente llegada— co-protagonista del manga, a la cual, para no ser mala, ya le daré nombre; Rin.
Y bueno, en el viaje, se descubre que la información que sacó Anotsu antes de casarse, es nada más que la nueva locación de Makie.
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En esto, descubrimos que Makie está… arruinada. Ella volvió a la prostitución, y está en una depresión severa, porque al final no mató a su padre, pero igual lo vio morir. Y al final, ella se quedó resguardada en la casa paterna, a la espera de su muerte.
Anotsu, al principio —al saber que volvió a ser prostituta— se ve molesto, pero tras ser rebatido por ella —donde le tiró en cara, que no necesitaba su opinión— la deja ser; pero… cuando descubre la atrocidad que ella se hizo a sí misma en la mano —cocerse el puño, para ya no empuñar una espada— acaba por tener otra pelea con ella. Al final tras el relato de cómo fueron las cosas y el cómo ella se sentía; le cura la mano y asimismo la consuela. También se da aquí sus palabras, que marcan el nuevo camino de Makie.
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Y bueno, en el viaje, el  Shingyoto-ryū que tenía que aliarse con él, acaba por perseguirlo ya que le culpan de la tragedia que aconteció con ellos; para lo peor, Anotsu acaba por enfermarse y se queda impotente ante los ataques, a tal punto que apenas y se podía quedar en pie.
Como es a suponer la emboscada viene a él. Y si no fuera por la llegada de Manji  —el protagonista del manga— y Magatsu —ex miembro del Ittou Ryuu, y que luego se reincorpora— ni Anotsu ni Rin hubieran salido vivos. Contra tantos guerreros, Manji y Magatsu no daban abasto, y es en estas partes aparece Makie como un aliado inesperado.
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Aquí ella toma la resolución de seguir el camino de Kagehisa, apoyarlo, y ante todo; protegerlo. Y Anotsu, aquí vuelve a recalcar la admiración que siente por ella, y vuelve a contar la misma historia de siempre —a ello, que yo haya puesto el diálogo del principio, es importante con ellos—.
Tras ganar la reñida batalla. Anotsu, Makie y todos los demás se retiran. Además, hacen un lindo paralelismo con lo que son Manji y Rin.  
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Y bueno, a partir de esa parte se da a entender que Kagehisa y Makie son pareja. Asimismo, es un buen tiempo que se sabe poco de ellos, y la historia se centra más en los pocos subordinados que le quedan al Itouu Ryuu.
Solo hay una que otra escena donde se los ve juntos. Con ella tocando el shamisen, y él escuchándola, o cosas por el estilo.
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Al acabar una saga, nos enteramos que aun a pesar de estar juntos las cosas no son tan dulces, porque Makie tiene tuberculosis y por como parecen las cosas, la enfermedad está en una etapa avanzada. Para lo peor, la relación de Kagehisa con el shogunato se vuelve tan tensa, que le piden a él y los suyos; el marcharse si no quieren morir.
Es ahí cuando Kagehisa decide dejarla, para que ella por fin viva como una simple civil. La despedida es lacrimógena y por primera vez se da el hecho donde Anotsu le pide a ella el no seguirlo, y ella se ve reticente.
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Es en estas partes donde Makie, promete a Kagehisa demostrarle su fortaleza.
Tal y como ella, lo dice, al poco tiempo del viaje de Kagehisa, aparece Makie en el camino. Aunque bueno… en realidad no se encuentra con él, sino intercepta a Habaki Kagimura —persona que deseaba la cabeza de Anotsu y trabajaba para el shogunato— y el grupo que creó para derrotar al Ittou Ryuu. Como es a suponer ella hace cundir el pánico en todo el grupo, pero al poco tiempo se ve imposibilitada de acabar con toda la amenaza, por… su misma enfermedad. Y es más, es auxiliada por Manji, antes de caer presa de su propia debilidad.
Entre todo esto se reencuentra con Kagehisa, y Makie llega a confesarle que ahora entiende lo irritante que es perseguir a alguien y que esta persona rehúya de sí. Las cosas acaban bien entre ellos, y hasta con humor.  
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Eso sí, al poco tiempo vuelve la batalla, y cada uno se va por su lado. Kagehisa pelea contra Kagimura, y Makie lucha contra tres contrincantes y uno más que se añade tras su inevitable victoria. Pero… al poco de ganar, de improviso viene una lluvia de balas que tenía como objetivo el matar a todos los presentes del lugar.
Kagehisa sale bien de esto, pero en cambio, Makie recibe muchos disparos. Anotsu en ese momento va corriendo donde ella, aun cuando el ataque seguía. Agarra el cuerpo, y la acuna en brazos, y aquí se desenvuelve a nueva cuenta los recuerdos de infancias de ellos; y nos enteramos que de niños ellos sí pudieron hablar. Y que es más; Anotsu en un impulso desde niño ya le pide a ella el estar juntos. También resulta que hicieron la promesa, donde él debía ganarle a ella en fuerza.
Makie aun moribunda, le pregunta si logró tal evento, y Anotsu le responde que no.
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Ella acaba por decir, que eso está bien, porque aún tenía razones para estar a su lado.
La muerte de ella sobreviene tras asesinar a todos aquellos que dispararon adrede. Kagehisa, recoge su cadáver, y al poco tiempo también la venga.
También al final, en el infructífero intento de escapar, Anotsu se lleva el cuerpo de Makie con él.
Y bueno… eso es todo.
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Con todo este relato; ¿Por qué me gusta esta pareja?
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 Ahora que voy refrescando mi memoria, me doy cuenta que esta pareja no es feliz, ni entra en los patrones típicos de parejas favoritas de la gente. La pareja es muy triste y está en medio de una historia trágica, repleta de sangre. También debo admitir la obviedad donde Kagehisa la ama, pero ama más a su causa que a ella. O que en realidad es doloroso saber, lo inestable que era Makie durante todo el manga, entre otras cosas. Pero admito que con toda la realidad restregada en mi cara; la pareja me sigue gustando.
Mi gusto comenzó desde que Anotsu besó a Makie —si los que leyeron esto, se preguntan por qué no relate los besos que hubo entre los dos; les diré que se debe a que veo ese tipo de actos poco importantes al lado de la carga emocional e influencia que son el uno para el otro— aunque tal acto, en primera instancia, me dejó realmente… contrariada. Por aquellos tiempos yo tenía apenas quince años, y era de ese tipo de fans posesivas con personaje masculino favorito; y el saber que él estaba interesado en un personaje me pateó un poco. Aunque al ver la despedida de ellos  —donde ella lo deja, y Anotsu corre en su busca— hizo que este par se ganara mi simpatía.
De ahí me costó un montón encontrar el manga y leerlo; y cuando lo hice me llevé la gran sorpresa donde ambos fueron realmente bien desarrollados como pareja. Es más, me atrevería a decir que este par es la mejor relación del manga; aunque gustos son gustos, hay gente que puede decir prefirió a Rin y Manji o Doa e Ikaku; hasta podrían hablar de Rin y Kagehisa. No soy quién para contradecir, solo creo que es una buena relación.
Pero si vamos a los motivos:
Bueno, uno muy importante es la gran carga nostálgica que hay entre ambos. El relato de Anotsu —la cita de  arriba— se presenta en el manga una buena cantidad de veces. Y cada vez se desarrolla más y más; y llegamos a encontrar más cosas en ella.
Otro punto que me gusta, es la carga sentimental entre ellos. Anotsu en el manga, suele salir de su común actuar con Makie, o en sí, se ven facetas más vulnerables. Tales como, el rostro que pone al saberse abandonado, el llanto que vierte al dejarla, la cara que hace cuando ella se levanta y vuelve a luchar. De la parte de Makie, se ve que pese a sus problemas de depresión, y pocas ganas de vivir, por él vuelve a atesorar su vida y quiere seguir adelante.
Es una pareja que está llena de confesiones de ambas partes. Makie confiesa sentir amor por él desde hace un buen tiempo, en cambio Kagehisa confiesa que desde su primer encuentro la quiso. Y no son solo ese tipo de confesiones las que se dan, sino hay más. Algunas más largas y significativas, y otras más cortas y escuetas, pero aun así existentes.
Es una pareja que para mí, tiene una relación de igual a igual. En esto, debo admitir que me gustan las parejas donde sienta que los personajes pueden recorrer el mismo camino. En este caso, al ser los dos guerreros ellos saben entenderse, saben defenderse por sí solos, y los dos tienen fe en la habilidad del otro. También el hecho de que Makie sea más fuerte, pero que Anotsu esté mucho más seguro de cada paso que da, hace que igual haya equidad entre los dos.
Anotsu admira verdaderamente a Makie. Esto me gusta porque es un aspecto raro en las parejas heterosexuales. En mangas y demás, se ve más a un hombre ama a una mujer que le enseña lo bello de la vida, o que se fije en ella por su belleza —no digo que reprocho eso, pero hablo de la realidad—. Pero en este caso Anotsu ve a Makie como la musa de su vida, la mujer que le trazó el camino a seguir; la persona con la que se siente contento de perder en habilidad.
Ambos tienen, pese a todo, reconocimiento del libre albedrío del otro, y es más, ambos respetan la decisión de cada quien. Siendo de esa forma Anotsu, nunca retuvo a Makie a su lado, y Makie jamás hizo lo mismo con Kagehisa.
Se preocupan por la integridad del otro. Anotsu muestra verdadera preocupación por Makie y su enfermedad, por ella y su mano herida, por ella cuando fue disparada en el campo de batalla. Makie, hace lo mismo y sigue a Kagehisa de un lado a otro, con tal de protegerlo del peligro.
Admito que me gusta ese tipo de extraño paralelismo que se hace entre ellos dos y Rin y Manji —no digo paralelismo en que son iguales como parejas, sino… que son vistos como dos pares que están en el mismo terreno, pero son contrarios—.
Y… bueno, de este par me gustan varias cosas más. Como la promesa de Anotsu, donde tras encontrarla asegura nunca más perderla de vista. Me gusta que pese al carácter pasivo de Makie, ella no se deje mandar por Kagehisa, y siempre siga el camino que ella decida. Me gustan sus encuentros, me gustan sus conversaciones, me gusta la nostalgia que engendran y lo dolorosa que es su relación. Me gusta casi todo de ellos.
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¿A qué quiero llegar con esto?
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Hace años con una amiga quedamos en que yo haga una lista y hable de mi amor por ciertas parejas, suelo ser inconstante e insegura, así que pese a hacer lo que debía de esta pareja, al no completar de ninguna otra más, decidí no subir nada hasta nuevo aviso. Pero... esto me costó lo debido y quiero terminar un viejísimo pendiente. No tengo foro, me da cosas hablar de esto en facebook o lugar similar, así que esta página no me pareció una mala idea. Y con esto mismo me presento, soy una escritora de testamentos dedicados parejas ridículas, un pasatiempo poco respetable pero agradable. 
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burbuja2529 · 4 years
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UNA EXTRAÑA COMPAÑÍA.
Luchar contra tu propia mente, escuchar esa voz que no suena en voz alta pero que esta en tu cabeza diciendote un montón de cosas que no quieres hacer y ella te obliga no es agradable, no lo es.
No la conocía, no llego con tarjeta de presentación, básicamente llegó a mi vida para arruinarla, sin yo ni siquiera querer dejarla entrar.
No me di cuenta que estaba conmigo, dentro de mi, sino hasta el momento en que dejé de comer, de sonreír con ganas, de levantarme con fuerza; en el momento en que dejé de salir a la calle; en que dejé de publicar fotos mías, de mi cara, de mi cuerpo. Dejé de hacer eso y despues de un tiempo me di cuenta que alguien más estaba ahí, alguien extraño decidía por mi.
Miré a mi alrededor y en cuestión de segundos vi mi vida pasar. Lo más complicado de todo era ir a la escuela, que vieran mi cuerpo no perfecto y mi cara. Que me vieran a mi y pudieran ver el montón de inseguridades que tenia encima, era lo que más temía. Nunca estuve segura de nada. Era débil ante ellos y lo notaron, me destruyeron, yo no me odiaba ellos hicieron que me odiara, tuve los peores compañeros, pero definitivamente la peor compañía de todas estaba en mi cabeza. Fue entonces cuando la sonrisa en mi rostro no lograba formarse aunque yo quisiera, cuando la comida no lograba pasar y llegar a mi estómago; empezaron los dolores de cabeza, la ansiedad, las noches en vela sin sentido, empecé a llorar todos los días sin razón alguna.
¿Quien me estaba consumiendo por dentro? No lograba saberlo. Ella me controlaba a mi pero yo no sabía quien era ella, estaba presente pero no era visible, era complicado entenderlo.
"¿Depresión? NO! Tu no puedes sufrir de depresión, no has perdido a alguien, tienes dinero, estas con tu familia, tienes a tus padres, tienes amigos ¿Depresión? Imposible" Era lo que escuchaba constantemente de las personas que estaban a mi alrededor. Ahora lo pienso y ¿Dinero? No me importaba. ¿Familia? Si, ellos estaban pero nunca entendieron el tipo de dolor que sentía yo, ni se ponían en mi lugar, me exigían más de lo que podia dar ¿Y papá? No! Papá nunca estuvo. ¿Amigos? Me dieron la espalda cuando más los necesite, me abandonaron en el momento más difícil de mi vida, una única persona de los que eran mis amigos se quedó pero ahora me sentía con miedo de perderla, de no poder dar lo mejor de mi y que se fuera como todos los demás.
Y si, depresión, definitivamente era eso, la depresión me consumió, se apoderó de mi, me quito las ganas de todo, ella me mató en vida, sin razón alguna, lo tenía todo, pero a la vez no tenía nada. Un millon de cosas pasaban por mi mente cada día y yo no hallaba que hacer. Yo no quería matarme, no tenía el valor de quitarme la vida pero si quería morir.
Este solo es el primer capítulo.
-Fuente: El pasado.
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golds-fool · 2 years
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Yo tenía muchas ganas de vivir, la depresión se había ido y me gustaba mi trabajo; luego conocí a un chico, que con sus palabras adornaron mi vida y mi cuerpo diciéndome lo bien que se sentía conmigo y era mutuo.
Pero ni con todo eso se quedó, porque él tiene a alguien esperando, y se fue dejándome con muchas preguntas y una de ellas es:
¿Nunca seré suficiente para hacer que alguien se quede donde también quiero quedarme?
Ahora la depresión se apoderó de mi cuerpo, consumió lo poco que llevaba construido.
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karlabanana · 4 years
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No había caído en cuenta lo que la mente puede hacer con tu cuerpo hasta estos últimos meses.
Experimente tantas cosas que jamás en mi vida hubiese imaginado.
Temble de coraje, vomite espuma, inicie mi año en el hospital, llore hasta presionar los vasos sanguíneos al rededor de mis ojos, tengo problemas del sueño, la ansiedad me quita completamente el hambre, mi mente va al mil por hora, la depresión se apoderó de mi, baje de peso, tuve que asistir a terapia psicológica para entender lo que pasaba conmigo....
Amigo, si te querías ir solo debiste hacerlo. No ilusionar. No mentir. No decepcionar.
Dejar ir es un acto de valentía, si, pero lo que hiciste no es ni lo mínimo...
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raizintacta · 4 years
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Dona
Siempre se tiene una idea errónea sobre los gatos, seres ingratos, interesados, fríos y aburridos. Cuando la depresión se apoderó de mi cuerpo y mi mente, solo tenía impulso de quedarme en mi cama, no tenía fuerzas ni voluntad de levantarme siquiera a comer. Mi gatita se quedó conmigo en todo momento y no, no por ser gato y gustar de dormir, Dona se caracteriza por ser arisca y no gustar del contacto humano, yo por mi parte soy todo lo contrario con ella, siempre trato de buscar abrazarla por más tensa que se ponga. Porque estoy agradecida con ella, fue la única que me acompañó durante 3 meses sin falta de una sola noche y día, la única fuerza de voluntad que tenía era acercarme a ella y consolarme con su ronroneo y su áspera lenguita que pasaba sobre mi nariz. No hacía falta nada más que su presencia para no sentirme sola. Dona pudo haberme dejado cicatrices y pudo haberme ignorado y alejarse cuando he querido acariciarla una que otra vez. Pero no me dejó cuando más compañía necesitaba.
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another---human · 7 years
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Odias Gabriel García Marquez. Lo odias porque para ti su escritura es tediosa de leer y aburre. Una vez García escribió un libro llamado cien años de soledad y se trataba de cómo nacía desde la selva rica en plantas una ciudad mágica, importante e inverosímil. Creció una ciudad siendo increíble llena de situaciones que tenían que ocurrir. Murió siendo un desierto con un espiral de arena y viento.
Un día te fuiste para el hospital y yo preocupado te llamé y te esperé. Un día fuiste al hospital y te ausentaste más de lo que debías. Ese día fue fatal para mi. Mi mente solo estaba pensando en lo que te pudo haber pasado. Siete de Agosto. Un mes antes de tu cumpleaños, te estaba haciendo un cover de Money. Siete de agosto te escribí cada media hora para saber si tu celular se había conectada.
19 o 20 de Agosto estaba tan preocupado por ti que te esperé hasta las dos o tres de la mañana. Luego pensé que quizá te habías dormido cuando llegaste de tomar aire. Lo cierto es que para esa fecha también me habrías bloqueado de Facebook. Don’t get sentimentalist it always ends up drivel. Me sentí olvidado, empezaste a borrar fotos de nosotros, empezaste a borrar comentarios de nosotros y no te imaginas el desgarre emocional que me habría dado cuando imaginaba esos clicks borrando nuestros escritos. Sentimental me puse y subí corriendo las escaleritas para poder llorar en la terraza sin que nadie me escuchase, aunque la verdad es que todo el barrio me escuchó.
Grité: ¡TRESH! ¡TRESH! ¡TRESH! ¡NO, PORFAVOR!
Todos escucharon una voz quebrada que empezó a llorar; a un hombre acurrucarse entre las rodillas y decir “no, porfavor” mientras salían lagrimas por montón de sus ojos. Dolió. Me imaginaba arrastrandome llamandote. Esperaba que me dieras una pista que me dijeras que me seguías amando pero solo recibí la ausencia.
Traté de calmarme pero el mar de agua negra que tú habías apartado se venía en desborde. Un golpe de las olas en mi corazón y el ansia de tener miedo a ahogarme. Dormir tarde esperando a que volvieras. Dormir con el celular en el corazón y llorar en silencio para que mis hermanas no se despertaran.
Comenzó así la desolación de Carla. Habían dos en mí de nuevo y uno empezaba a dominar. La melancolía de Carlos frente a lo que había ocurrido empezaba a martillar el carácter de Carla. - ¿Cómo se encuentra Tresh? - preguntaba Carla. - No lo sé, pero tú no serviste de nada - Respondía Carlos.
Doce de la noche y vos nada que volvías. Doce de la tarde y vos seguías sin volver. Carlos martillaba diciendo que Carla y él eran unos inútiles. Inútiles. Inútiles y que no valían la pena. Carla, mantuvo su carácter hasta donde pudo. Se preocupó por ti y escribió para ti. Escribió sobre cómo Tresh iba a tomar aire pero volvía a su casa a comer lasagna con vino. Sin embargo, Tresh le negó la entrega de este mismo. Sintiendose rechazado, ya no querido.
Las últimas palabras que se mencionaron por whatsapp fueron Te amo, y la tensión era horrible cuando vos no me respondías. Un Te amo era nuestro lazo. No era necesario pensarlo para decirlo. Sin embargo lo hacías y la cabeza de Carla se agachaba más y más. Cerró sus ojos y ahora solo miraba suelo en donde caminaba. Carla te buscó pero no pudo. Le habló al amigo de ella pero ése amigo le habló cosas malas de ti. Carla tuvo su oportunidad de decirle a Tresh que no le creía, que por favor le aclarar pero una vez más Tresh lo rechazó. Desespero y lágrimas. una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, diez y seis lágrimas. Desespero y desvanecimiento. Sin Tresh no hay Carla. Y carla hizo lo posible para seguir existir.
Seguía la disputa entre Carlos y Carla; Los ataques de depresión eran más constantes y ahora el cuerpo que los contenía se volvía ojeroso y con la mirada abajo. Apagado. Su mente empezaba a ver las calles desiertas de Macondo y empezaba a olvidarse. A olvidar su nombre. Ni Carla ni Carlos. Eso era nadie. Y nadie merece nada. Nada nada nada nada nada. se repetían ambos y ya ni se concentraban que estaban leyendo la traducción de una visa. Nada nada nada. Empezaron a odiarse y a tratarse mal. Se educaron ambos dentro de un cuarto blanco y se volvieron salvajes y groseros. Una bipolaridad marcada y secuelas de tristezas.
Ocurrieron tantas cosas y ninguna mientras vos no estabas que cuando te dije que sí te amaba pero que había cambiado. Vos dijiste que no querrías estar con un Carla si quiera un pelo cambiado. Por última vez me sentí que yo no era lo que buscabas. Pensé que ibas a lograr comprender que mis temporadas de tristeza no me dejaban ser lo que era normal. Te enojaste y me restregaste en la cara que yo era un maldito que no reconocía lo que eras, aunque te tenía a ti covers, escritos y mi corazón. Mi vida te la debía a ti. Te perdí y me dije al mismo tiempo que yo soy una persona llena de errores. Una persona que genera lástima. Una persona que no tiene las virtudes para poder controlar su vida. Me convertí en un sumiso al cuál el corazón es un tarrito de playdoh’ que todos han tomado y moldeado a su gusto. Estaba cansado. Alejaba a las personas con mi soledad. Ver mi nombre escrito en los trabajos de parejas, solos me hacía dar escalosfríos. La mirada extraña de las personas hacia mi. El dolor que genera la mirada a los ojos. La ausencia de un abrazo y el te extraño tuyo.
Desestabilidad emocional. Inseguridad. Autoestima baja. Ok Computer gritandome. Audifonos a todo volumen. Yo no sabía quién era. Un perro rabioso que no quería tener eutanasia. Pedía ayuda sin pedirla. Fui malentendido. Claro que te conozco. Sé que si te desilusiono te dolerá; al mismo tiempo, sé que si no te gustaba lo que soy ahora, también te desilusionaría. Me perdí y lo siento. Me perdí y esta vez era mas difícil encontrarme. I’m sorry that I lost control again.
Este escrito no es para generar lastima. Ni para generar autocompasión. Ni para generar odio.
Este escrito será un registro de lo que pasó durante el mes de agosto y septiembre.
Este escrito no tiene animo de sel malentendido.
No te odio. Te sigo queriendo. ¿Quieres ser mi amiga?
Este escrito tiene ánimo de complementar dos visiones malentendida de una realidad
Nunca pensé que podría doler tanto un pequeño recuerdo, y a la vez tan grande; una risa, a la vez tan ruidosa; un momento, que me marcaría para la eternidad. Nunca pensé que podía pensarte desde la profundidad a la cual estaba inmersa, que podría quererte, aunque no estés, y sólo seas una estrella en un cielo lleno de ellas, en un universo, que dice más de sí por su espacio que por lo que hay en él. Nunca creí en que después de los años, siguieras siendo mi canción favorita, aunque suenes de fondo, estás ahí, presente, en mi gélido corazón, cada día, cada mañana, cuando río, cuando lloro y en la noche, al insomnio, vuelves a aparecer. No puedo olvidar lo que un día creamos juntos, como creías en mí, y como yo te admiraba a ti, nunca olvidaré como me amabas, como te perdí y ya nunca volveré a tenerte y aun así eres el amor de mi vida, sigo creyendo en ti, sé qué estás ahí, a cada caída, a cada arcada, sé que vienes a verme, cuando la vida no funciona, sé que tú corazón mira, cuando el mío ya no late, sé que te querré para siempre, y cuando más quiero huir tú me haces volver, tú me hiciste saber de dónde venía, y ahora, yo, gracias a ti, sé quién soy. Lo intenté. Con todas mis vidas, con mis muertes inseguras lo intenté, con el alma vacía sabiendo que iba a perder, con los ojos tristes sabiendo que no vería nada. Lo intenté. De verdad que lo intenté desde el amanecer, hasta mi despertar; desde mi insomnio, hasta tu regreso con esta claustrofobia en la habitación llamada soledad. Lo intenté, como si nunca me hubiera quebrado, como si nunca me hubieran encerrado en la trinchera, como si aún me quedaran soldados para combatir, como si mi única arma fueran las palabras, las letras y la música. Lo intenté, pensando que si hacía como si nada pasara se marcharía, desaparecería y sólo se apoderó más de ti, esa maldita oscuridad que me está evaporando, que me hace ver cada vez a las personas desde más lejos, cada vez camino más despacio, cada vez llueve más dentro de mí, cada vez me pierdo más y cada vez miro más, cada vez veo menos. Intenté buscar la salida y lo logré, pensando que nadie me conocía. Pensando que tú lo hacías. Intenté ser yo misma, volver y regresar, pero la gente siempre vio en mí lo que ellos querían ver y lo intenté, con todos mis años, con todas mis ganas y daños, pero, sólo conseguí una bienvenida áspera, amarga y agreste. Me callé el silencio que cada vez grita más dentro de mí, intenté salir, pero cada vez estoy más dentro, gritando a media voz que alguien me saque de aquí. Tú, te busqué a ti con desespero y exhalación pero veo que ya no soy lo primordial para ti.
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indysworld · 5 years
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Cuestión de tiempo
Me tomo tiempo darme cuenta que las noches siempre serán iguales, frías,efímeras y nada hara que llegues por la puerta a decirme animo estaremos bien.
La depresión toco a mi puerta y se apoderó de mi, le costo 5kg a mi cuerpo y pensamientos suicidas a las 3 de la mañana odiaba verme a mi misma abatida por la tristeza el llanto era un compañero de almohada cada noche el frío en mi cama me recordaba que partirse que huiste en búsqueda de nuevos aires y oportunidades.
La luz llegara tocara a mi puerta y no habrá marcha a atras, me buscaras y no me encontrarás anhelaras perderte en mis ojos pero estos ya serán de otros, buscaras mis brazos pero estarán ocupados abrazando a otra persona y finalmente buscaras mi amor pero ya amaré a alguien más.
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gabriela-la-la-la · 5 years
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Parte 3: Aceptar (y estar lista para soltar) ...
La parte 1 es el Rencor, la parte 2 es la depresión
Hoy sentí un vacío en el estómago, un vacío que no habia sentido en mucho tiempo...
Y mi mente comenzo a enviarme flashbacks sobre el pasado, sobre la epoca de mi vida que sufrí y disfrute, donde tenia todo sin darme cuenta, donde lo que faltaba no era relevante....
Y aun así con tantos recuerdos en mi cabeza, el llanto no se apoderó de mi cuerpo, como normalmente sucede, porque estoy tan cansada y desorientada que ni tiempo de llorar he tenido.
Me acordé de mi espacio personal, de mi.tiempo, de el tiempo contigo como.si no hubiera un fin, recorde el tiempo con mi familia y todo, absolutamente todo lo.di. por sentado...
Pero se ha ido, y quiero que vuelvan todos esos momentos, todo eso que fui, lo que tu fuiste, pero temo que eso nunca vuelva a suceder.
Para mi era tan típico ir los jueves a cenar tscos de camarón sin darme cuents de que era un momento temporal.
Esta historia continuara que rengo.sueño
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«Misionero» Nunca supe de quién fue la estúpida idea de fundar una ciudad completa en la parte más aislada de la sierra, alejada de todo, construida con la promesa de ser la ciudad industrial del país, la que produciría y abastecería a la nación y al continente entero con carros de ferrocarril. La que acabaría saqueada por la nacionalización y reprivatización y renacionalización. Y que terminó siendo ese pueblo huérfano de la alta montaña, con todos los hombres en edad laboral trabajando ilegalmente en el país vecino. Con las lápidas del cementerio y sus losas hundidas por el constante brincar de unas cabras salvajes que alguna vez fueron el orgullo ganadero. De los que aún vivían ahí, los viejos dedicaban las horas a esperar la muerte, arando campos estériles por unos tres frutos de supervivencia. Las madres empobrecidas con sus guisos de cazuelas de aire, los techos de paja, los suelos de lodo. Las tetas que habrían de morder los hijos abandonados ya hace años que estaban secas, pero los vientres seguían fértiles y húmedos, como un paralelo con el exterior y el interior de una cactácea. En el verano las niñas iban descalzas, en el invierno los pies de los niños se envolvían con retazos de trapo. He llegado a pensar, aunque nunca nadie lo mencionó, que era con un doble propósito: el de mantener sanos los pies de aquellos niños que habrían de convertirse en hombres peones y que los necesitarían para el trabajo jornalero, y al mismo tiempo dejar inservibles y ajadas a las mujeres, esposas prometidas, que habrían de ser abandonadas apenas las preñaran y las dejasen así: atadas para siempre a esta tierra. El salario más alto podía encontrarse en el profesor fuereño que se hacía cargo de la única escuela del pueblo. Famoso por su supuesta erudición y su gran mundo, Rubén ganaba apenas unos cientos de pesos por soportar impartir su clase a todos los grados, desde el preescolar hasta la secundaria, en un tejabán sin baño. Contaba por supuesto con un asistente, provisto por el estado, que en realidad no era más que un recién egresado y –en la práctica– mandadero. Que renegaba por haber sido enviado a semejante lugar, que nunca comprendió la intención de Rubén por permanecer ahí, y que hacía las veces de enfermero, enterrador, jardinero municipal, escribano y cualquier cosa que hiciera falta, con tal de no pasar mucho tiempo cerca del profesor. Incluso ellos y otros tres vecinos que eran considerados ricos, vivían en la miseria, comparados con cualquier otra ciudad pobre del país. Sus habitantes, sin embargo, tenían una riqueza intangible, propia de los países pobres: habían sido bendecidos con hijos agraciados. Los muchachos crecían altos y fuertes con las caras como talladas en piedra que tanto habían fascinado a Eisenstein; las muchachas hermosas como delgadas malinches de amplias caderas ubérrimas. Como todo en la tierra salada, aquello era una bendición sólo a medias: los jóvenes apenas crecían se marchaban para casarse con muchachas de otras ciudades, rubias feas pero herederas de los ganaderos de la capital; mientras sus hermanas, por carencia de herencias o negocios paternos, permanecían solteras, o criando hijos de los muchachos ausentes. Difícil de explicar, e incluso pese a la escasez de comida y a que el agua era infecta, los niños seguían desarrollándose con buena salud, para brotar hermosos como las flores de las suculentas. Sucedió que en mi último verano ahí sobrevino una fuerte sequía y clausuraron la última paraestatal que regenteaba y manipulaba la asistencia social. Ni siquiera los más ancianos campesinos recordaban una tragedia parecida. Ya no llovía. No se paraba ya ni el camión del correo con las cuentas y recibos por pagar. El maíz y el sorgo se resecaron y su crecimiento quedó detenido. Cuando unas contadas gavillas de mijo ceburro ya habían sido segadas y recolectadas, llegaron las lluvias y con ellas el granizo, e incluso nevadas, que acabaron por destruir cualquier cereal que se hubiera salvado de la sequía. Setas de las malas, del tamaño de lajas, aparecieron tras la tormenta; se dijo entonces que sus solas esporas podrían matar a un humano adulto. Al volar se metían en los ojos y narices de los campesinos que luchaban por ahuyentarlas. Aquel año no hubo feria, puesto que todo se había perdido. Ni los buitres contaban ya con alimento. Y a pesar de que las grandes ciudades disponían de cereales, nadie en el pueblo estaba en condiciones para adquirirlos. Cuando el pueblo entero estaba a punto de salirse a mendigar, cuando estuvo decidido que los más pequeños dieran el cuerpo a cambio de alimento, ocurrió el milagro. Una camioneta escoltada por dos motocicletas grandes llegó al pueblo. Los vecinos pensaron que su ocupante sería algún político cristiano, alguna hija millonaria que viniera desde la capital a repartir caridades, pero no fue así. Quien se apeó fue un joven moreno, de entre dieciocho y veinticinco años, ligeramente musculoso y pálido, de redondeada barba rala y lagrimeantes ojos, también negros; lucía un sombrero de paja elegante, zapatos con hebillas de plata y un gabán ribeteado con gamuza. Un cinturón con tres celulares le ceñía la cintura. Lleno de excitación, todo el pueblo corrió a contemplar al forastero. Y esta es la semblanza que les hizo de sí mismo: era empresario, viudo y procedía de la capital. Su esposa, casi mártir cristiana, hija de un rico comerciante anónimo, había muerto de parto junto con el bebé, y los abuelos, de tristeza, los habían acompañado a la tumba a los pocos meses. Con hambre de pedigüeños, los habitantes del pueblo le preguntaron qué razón lo había empujado hasta ahí. Había seguido el consejo de un empresario milagrero, respondió él: el empresario le había asegurado que la depresión que se apoderó de él tras el fallecimiento de su familia sólo se desvanecería entre la pobreza ajena, que las oportunidades de negocio estaban ahí donde el dinero público ya hubiera sido derrochado como agua de pipa sobre un lodazal reseco y cuarteado y estéril. Del kiosco comenzaron a salir indigentes que se apiñaron alrededor del visitante, mientras él distribuía limosnas: doscientos pesos al niño aquel, quinientos pesos a la anciana aquella, cien pesos para la señora de las ubres secas. El pueblo ya no estaba destinado a desaparecer. Los mendigos corrieron hacia el tortillero en busca de tortillas y éste echó a andar la máquina que tanto tiempo llevaba parada y mandó que le trajeran desde la ciudad vecina un saco de harina. El recién llegado exclamó su sorpresa. Cómo osaban pedir solamente un saco. Uno. Si eso no les alcanzaría ni para un día y medio. Y ordenó que se trajeran dos camiones: uno con la harina de maíz que necesitaban y uno más con harina de trigo; porque él venía del norte y no concebía otra tortilla. Con ayuda de Dios, ustedes me devolverán esto con creces, les dijo. Y sacó del gabán una bolsa con tres fajos de billetes. Al día siguiente, carros cargados de harina, de cacahuazintle, de cebada, de mijo y frijoles entraron en el pueblo. La noticia de la buena fortuna llegó a oídos de los jornaleros y estos se apresuraron a acudir a los expendios que antes les habían dado la espalda, para comprar alimentos, para pedir fiado, como antaño Lot había insistido a los ángeles. No tenían dinero pero pagaban en especie: un saco de harina o de frijoles por tres de aquello, como si los víveres del visitante fueran suyos para truequear. En el pueblo entonces hubo carne. De nuevo los fogones estaban encendidos y las ollas llenas a rebosar. El humo salía de los tejabanes y se dispersaba en el aire de la tarde, con su olor a conejos asados y carnes y chorizos asados, a cebolla y ajo, a tortillas echadas. Los vecinos volvieron a sus ocupaciones: los carpinteros a unir maderas, los campesinos a fertilizar la tierra ávida, a manejar sus oxidadas hoces y sus azadones. Hasta el clima pareció regularse. Las lluvias dejaron de destrozarlo todo y el sol de secarlo hasta los huesos. Las estrellas parecían inusualmente grandes. Hasta los pájaros permanecían despiertos, gorgoriteando y trinando como si fuera pleno verano. El forastero había ocupado la mejor habitación de la posada y sus escoltas el resto. Su cena consistía en carnes asadas a la parrilla, chorizos y mezcales. Naranjas de Montemorelos y tequilas de Villa Hidalgo, que él traía en su camioneta, eran su postre. Una noche, después de cenar, el empresario fuereño se dirigió al gran salón municipal de usos múltiples en donde se congregaban a beber algunas de las personas más cizañeras pero cristianas de la ciudad y preguntó: ¿quién le entra a los albures con gallos? Le respondieron todos que ese año no habían podido organizar feria, que ya nadie había querido fiarles y además la fecha se había pasado. El foráneo no contestó. Simplemente hizo una llamada y al día siguiente estuvieron los gallos. Algunos de los hombres más avezados se mostraron dispuestos a probar suerte y acertaron. Jugaba quienquiera que lo deseara: todos ganaban. El forastero, sin embargo, no parecía alterado. La mesa se cubría de billetes y cadenas y relojes, la sala se llenó de mujeres y de muchachas, y el brillo del oro que tenían delante parecía reflejarse en sus ojos. Lanzaban ahogados gritos de asombro. Nunca antes había sucedido algo así en este pueblo. Las madres instruían a sus hijas para que se esmeraran en arreglarse el cabello, y hasta les permitieron vestirse de gala. La muchacha que lograra caerle en gracia al joven empresario sería una afortunada. Hasta los ancianos discretamente y sin decirles nada, arreglaban a los pocos hijos adolescentes que aún no habían emigrado, les remendaban los pantalones que más los tornearan, les daban las camisas más ceñidas, para estar alrededor del forastero. A la mañana siguiente después de los gallos, el caballero recibió la visita de seis señoras. Y cada una de ellas habló como si fuera cualquier cosa, como si se ofreciera un terreno en venta, como si se dejara caer la oferta, casual, una tarde después de una comida, de las virtudes de la hija que representaba para el joven forastero. El empresario invitó a cada una a tomar asiento y las agasajó con dulces cristalizados, cocadas, camotes, dátiles e incluso rarezas nunca vistas en el pueblo, mientras explicaba ser descendiente árabe o turco o gringo, según fuera descubriendo las aspiraciones y deseos ocultos de cada mujer. Al final a todas les dijo lo mismo: No eres la primera que pasa por mí. Ni vas a ser lo último. De cada una de ustedes he oído repetidamente la misma historia, que su clienta es bella y lista y posee todas las cualidades imaginables. Pero tú dime cómo puedo saber quién de ustedes está diciendo la verdad, cuál de las muchachas sí está realmente nueva para estrenar. Yo deseo hacerme esposa a la más perfecta de todas, a la que sea mujer bien hecha. Les propongo esto: que se organice un baile, que se inviten a todas las muchachas en edad. Una vez que yo observe su porte, sus medidas y su conducta, me voy haciendo una idea. Entonces se redactará un contrato de matrimonio y se arma la boda con la que esté mejorcita. Las madres no salían de su sorpresa, cantarles así el precio, tan directo, es lo que siempre hubiesen deseado y que nunca se habían atrevido a pedir. El profesor Rubén fue el primero en recuperar la razón. Alegó de los peligros de abrirle la puerta a esa clase de eventos. Nos dijo que hace muchos años había estado en la provincia vecina, donde todo comenzó así y terminó convertido en la capital mundial del trasiego de personas. Les contó de los horrores, del fratricidio, de los hermanos vendiendo a sus hermanas y madres, de los niños deseando tener edad suficiente para ser vendidos también, de cómo habían de crecer esos niños deseando después vender a sus mujeres como fueron ellos vendidos. Los pocos ancianos que quedaban al final de su discurso simplemente rieron.   Más mujeres se acercaron a visitar al foráneo en los días venideros. Que las muchachas no tenían ropas para asistir a un baile, que qué vergüenza mandarlas así, con harapos, con todas las carnes afuera porque la tela ya no daba más remiendos. No hubo respuesta. Pero de la ciudad se mandaron traer al día siguiente las telas y dos costureras. Y otra camioneta cargada con ropa de marcas extranjeras. Los ancianos también se acercaron al fuereño. Alegaban la falta de lugar. Dónde habrá de realizarse tremenda celebración si después del último terremoto nadie había reparado la iglesia, si el mercado ni siquiera había sido acabado de construir cuando se erigió la ciudad. Dónde si sólo quedaba el salón de usos múltiples, con sus cristianos y su pulque y su olor a orines. Todo sería reparado. Se trajeron más hombres con herramientas y más camionetas de aquellas lujosas todoterreno. A cada una de las numerosas dificultades que objetaban los casamenteros, el forastero tenía preparada una respuesta. Finalmente, accedieron a consultar con los notables del pueblo. El empresario les dijo que él no tenía prisa, que esperaría su decisión. Mientras esperaba los largos preparativos, no dejó de rodearse con los pocos adolescentes del pueblo. Y que suponía que serían jefes de familia, o cónsules de la voluntad de sus padres migrantes. No paró de granjearse su admiración con las historias que les contaba cuando estaban solos, con el dispendio tan generoso de alcohol, con las canchas de futbol que empezaron a repararse, con beber y bailar hasta dormirse ahí donde les agarrara la noche. Incluso con patinar y hacer tres trucos con uno de los más inteligentes jóvenes del pueblo, al tiempo que le hablaba de llevárselo al país del norte a donde se patina de verdad y donde algún productor de cine podría darle uso a su belleza con una película internacional. Los viejos dirigentes comunales se mostraron incrédulos cuando escucharon la propuesta. Las muchachas, por su parte, estaban emocionadas. Y los jóvenes, antes rencorosos, también aprobaron la idea, ahora más bien celosos de no ser ellos los protagonistas del baile. Las madres, aunque fingieron vacilar, aunque negaron haber sido las orquestadoras, finalmente dieron también su consentimiento. Cuando una delegación de los hombres de mayor edad acudió a Rubén en busca de su aprobación, el profesor simplemente les cerró la puerta. Que Dios nos guarde, dijo, casi ridículo. Y los hombres viejos sólo sintieron lástima por él, que antes se ufanaba de tan erudito y ahora había acabado santiguándose como anciana. Uno de ellos alcanzó a implorarle con la voz quebrada mientras se daba la vuelta: ni por las nietas te conmueves, que van ahora descalzas y en guiñapos. Él les va a regalar zapatos y ropa. Si una de ellas le ajusta, se va a casar con ella y hasta se establecerían aquí. Se va a traer todo su dinero acá. Y el resto de los viejos agitaron las cabezas como negando con tristeza. El lunes, antes de iniciar las clases, el profesor dijo que realmente no tenía nada qué decidir. Lo que no les doy no les quito, dijo con indiferencia maldisfrazada y saludó a los niños y a sus madres. En cuanto les pareció que el profesor daba su consentimiento, se produjo un gran despliegue de actividad. Los comerciantes de zapatos se desplazaron inmediatamente a las ciudades vecinas y regresaron con zapatillas y tenis importados, todos ellos pagados sobradamente por el empresario anónimo. Los albañiles y macuarros trabajaron día y noche; los ancianos sólo abandonaban sus bancos de trabajo para ir a la cantina. Las jóvenes, ansiosas a la espera del evento, entraron en un estado de histeria. Inventaban pasos de baile que apenas recordaban de algún video musical; viajaban hasta dos horas para llegar al internet y entrenarse con tutoriales de maquillaje. Igualmente activos se mostraron sus hermanos, hablando de las bandas que traería el foráneo, sobre las hazañas del alcohol, planeando meticulosamente lo que habrían de hacer con las aguas revueltas: con todas esas muchachas decepcionadas y alcoholizadas y despechadas que no podrían soportar no haber sido elegidas al final de la noche y que estarían dispuestas entregarse al que fuese, anciano o muy joven, daría igual, según ellos. El regocijo contagió incluso a los más ancianos, pues corrió el rumor de que el elegante empresario norteño proyectaba dar un banquete para los necesitados durante el cual se repartirían dádivas y electrodomésticos en rifas y tómbolas. Las muchachas casaderas se entregaron por completo a mejorar su aspecto, cuidando la limpieza del cutis y el arreglo del cabello. Se juntaron en la plaza todas las tardes, con rostros maquillados y ojos anhelantes, para contarse chismes e intercambiar dietas. Les resultaba difícil, a ellas y a sus madres, conciliar el sueño. Los abuelos suspiraban mientras dormían. De repente, las muchachas del pueblo se habían vuelto tan atractivas que los jóvenes que antes preveían casarse con otras de las ciudades vecinas o irse a la capital a explotar su belleza o emigrar al país vecino a casarse con quien fuese con tal de obtener una residencia ahora se enamoraban de ellas. Sólo el baile programado predominaba en sus conversaciones, sólo el deseo de ser el foráneo o de pertenecerle al foráneo ocupaba sus pensamientos. El empresario fuereño también se divertía. Cambiaba de ropa varias veces al día. En las mañanas se ponía ropa deportiva de marcas extranjeras para salir a trotar; luego, una chamarra de cuero con botas altas. Para una comida vestía una camisa corta ribeteada por delante con brillos dorados, y para la siguiente, una camisa larga ribeteada con flores y hojas y logos en idiomas europeos. Desayunaba chistorra asada rociada con mezcal. Para el almuerzo encargaba fideos con huevo y machaca. Nunca asistía a los servicios religiosos. Mucho menos a los mítines políticos, a los que antes todos viajaban hasta las provincias cercanas, por alguna caridad. En su lugar, el fuereño organizaba toda clase de juegos: de naipes, de gallos y perros, de albures y volados a cara o cruz, y hasta torneos de patinetas. Al terminar el almuerzo, el de la camioneta lo llevaba a pasear por el pueblo. Se levantaba a tres muchachos y se los llevaba al monte, regresaban al otro día. Los campesinos se quitaban el sombrero al verlo pasar y se inclinaban hasta casi tocar el suelo. En cierta ocasión, paseó por el pueblo luciendo una pistola con empuñadura de oro, al lado de los tres celulares que llevaba en el cinto. Las mujeres se aglomeraban en las ventanas para verlo pasar y los niños lo seguían por detrás, recogiendo los dulces y las monedas que él o sus escoltas les arrojaban. Por las noches, junto con otros acompañantes, muchachos jóvenes, bebían mezcal hasta las tantas. El profesor Rubén dejó de prevenir a los niños de la escuela cuando estos avisaron a los hombres de las motocicletas y aquellos comenzaron a darle vueltas a la escuela durante todo el día. El profesor incluso se hizo el que estaba interesado en todo aquel rebumbio y hasta fue con los sastres a que le dieran el traje que le correspondía. Finalmente, los zapateros y las costureras terminaron su trabajo: cada vestido había quedado perfecto, cada zapato encajaba como debía. Los días eran milagrosamente cálidos y las noches tan luminosas como las tardes de Puerto Kino. Al llegar el día del baile, todo el pueblo se despertó con los primeros gallos. A un lado de la plaza del mercado se alineaban las mesas y los bancos. Los cocineros habían asado carne de ternera y cordero, de cabra y de conejos, de pato y de gallina, chistorras, chorizos y cabritos, y habían traído en enormes hieleras decenas de pasteles de helado desde la ciudad. Todas las camionetas fueron y regresaron atiborradas de cajas de whiskey y barriles de cerveza. Los niños sacaron las pistolas de plástico casi reales que tan populares se habían vuelto, y jugaron. Hasta las cabras del cementerio fueron trasquiladas y amarradas y el chofer del foráneo las exhibió en un paseo por el pueblo. Los macuarros y albañiles descansaron de su trabajo y hacían las veces de meseros. Y a pesar de que el profesor Rubén había prohibido discretamente asistir al baile a las jóvenes casadas, estas acudieron ataviadas con sus vestidos de boda, recortados por los sastres, y acompañadas por sus hermanas. No disimulaban y te decían a voz en cuello que iban con el deseo de que en la borrachera también a ellas las escogieran, aun con hijos, para olvidarse de una vez por todas de los maridos migrantes que enviaban sólo migajas. La banda menos famosa ya había comenzado a tocar y la música era festiva. Las edecanes en esta ocasión habían sido remplazadas por musculosos jóvenes traídos de la ciudad para amenizar y no opacar a las aspirantes.  El profesor Rubén se encerró en su estudio apenas vio que se retiraron los hombres de las motocicletas. Incluso su asistente lo dejó solo para acudir también al baile. A últimas horas de la tarde, todas las muchachas ya se habían reunido en la plaza del mercado, rodeadas por los vecinos del pueblo. Sonaron los tambores y las tubas. Actuaron los edecanes distrayendo a las mujeres casadas. Las muchachas bailaron: primero un duranguense, luego una sinaloense, a continuación el corrido y al finalizar el alterado. Aunque el sol todavía no se había puesto, en el cielo ya se divisaba la luna. Había llegado la hora del empresario foráneo. Entró en la plaza montado sobre una yegua blanca, flanqueado por sus guardaespaldas y por su padrino: un anciano de los notables del pueblo; con un gran sombrero negro y botones de plata que resplandecían en su abrigo verde. A un lado le colgaba un rifle y sus relucientes botas se apoyaban en los estribos. Su aspecto era el de un general que partía a la guerra con sus soldados. En silencio, sentado sobre la silla de montar, observaba a las muchachas mientras bailaban. Qué estúpidas eran, con qué encanto se movían y qué vacías sonaban. El sol que se ocultaba, inusualmente grande, presenciaba como un ojo celestial la plaza del mercado. Nunca antes había visto el pueblo una puesta de sol como esa. Nubes encendidas cruzaban el cielo cual ríos. Se diría que libraban una batalla devorándose unas a otras, escupiendo y exhalando. La luna se inflamó, se hizo inmensa, roja como la sangre y a la vez moteada, marcada por cicatrices y difundiendo escasa luz. La tarde se volvió muy oscura e incluso se disiparon las estrellas. Los jóvenes embriagados corrieron en busca de cirios y antorchas y se acondicionaron como fogatas algunos barriles vacíos. Las sombras parecían danzar de un extremo al otro, como si vivieran su propio baile. Alrededor de la plaza del mercado las casas parecían vibrar, temblaban los tinglados, los tejabanes se tambaleaban. Tanto rebumbio y enajenación jamás había conocido el pueblo. Por primera vez en muchos meses, cada cual comió y bebió hasta saciarse. Incluso los animales se unían a la tambarria. Los caballos relinchaban, las vacas mugían y los pocos gallos que habían sobrevivido al sacrificio de aves para la fiesta cacareaban. Bandadas de buitres y otros pájaros oscuros se abalanzaban a picotear en su vuelo los desperdicios. Las luciérnagas destacaban en la oscuridad mientras en el horizonte refulgían los relámpagos, aunque no se oían truenos. De repente, unos estallidos en la lejanía se oyeron y retumbaron por toda la plaza. Los ancianos se preguntaron entonces si no hubiese sido mejor comprar cuetes de luz para que lucieran mucho. El empresario fuereño tomó el micrófono: Óiganme. Tengo cosas potentes que contarles, pero que nadie se deje embargar por la alegría. Hombres: agarren bien a sus nietas y a sus hijas. Muchachos: cuiden a sus hermanas y a sus amigos de buen ver. Está frente a ustedes el hombre más rico del mundo entero. El dinero es cosa de nada para mí y los diamantes, piedras pendejas. Vengo de la tierra del norte, donde los hombres bragados encontraron oro para sus tierras. Yo cuando quiera habito en palacio y cuando yo quiera la primera dama es mi dama. Mi troca que ya la conocen es de oro macizo, sus ruedas llevan incrustaciones de zafiro, los ejes son de marfil, los reflectores tachonados de rubíes y esmeraldas, el tablero de puro mármol pesado. Aunque no se lo crean. Escúchenme: el soberano de arriba, pero el verdadero macizo, conoce su sufrimiento y él mismo en persona me mandó hasta acá para que yo sea su benefactor. Pero hay una condición, eso sí. Esta noche, toda muchacha, virgen o puta o vieja o quien sea, tiene que casarse. Yo les voy a dar para cada doncellita unos treinta mil pesos de herencia, así como un troca de trabajo de las fuertes. Pero apúrense, que cada muchacha debe tener su cabrón antes de que nos amanezca. El silencio se apoderó de la muchedumbre. Con ese silencio como en el día de año nuevo antes de escuchar las campanadas del reloj. Se podía oír el zumbido de las moscas. Los cuetes entonces se escucharon más cerca. Muchos y todos al mismo tiempo. Mucho más cerca. Las camionetas llegaron hasta la plaza y los primeros en caer fueron los niños mientras se llevaban las manos a sus heridas de donde manaba la sangre. Un anciano gritó de pronto: Autor: Ulises López
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