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#jazminesquivel
banditasdelamor · 8 years
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Jazmín Esquivel:
Es una chica (Jazmín Esquivel) que a veces toca sola o con su banda (Flor Iribarne y Mauro Fernandez Arizzi) Tienen dos simple (Agua Turbia/Espero y Las Historias) y dos discos (Púrpura y Medianoche Radio Club) con canciones hermosas. Jazmín tiene otra banda, Mugre. 
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Tomás Amante:
Es un chico que tiene un ep (El Hueco)  y tres discos (A pesar de la era y Sesión en Marte , Práctica del Habitar y Práctica del Habitar (Acústico)) con canciones muy hermosas. 
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trastornadosrevista · 6 years
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Festival Ahora 2018: Crónicas del futuro
El pasado domingo se realizó en la Ciudad Cultural Konex la tercera edición del Festival Ahora. La elogiable particularidad con la que contó fue el hecho de configurar una grilla solamente con artistas femeninas, levantando bien alto la petición por más músicas mujeres en festivales. Crónica de una jornada que debería empezar a ser costumbre.
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A pesar de que en la semana el pronóstico indicaba que el domingo existía una posibilidad de lluvias y tormentas, el cielo se despejó para darle un marco ideal a la tercera edición del Festival Ahora. Desde las cuatro de la tarde, la gente comenzó a acercarse a la Ciudad Cultural Konex para empezar a disfrutar de una tarde/noche que iba a tener como protagonistas a varias de las principales exponentes femeninas de la escena emergente de nuestro país.
Lo que debería ser costumbre, lamentablemente por el momento es una excepción, pero los avances son a pasos agigantados y con mucha firmeza dentro de un ambiente hasta no muy poco completamente cegado por el propio prejuicio. Luego de una apertura agradable y concisa de ambos escenarios –la Sala de las Columnas y el del Patio– por parte de Chita y Victoria Bernardi, los integrantes de La Femme D’Argent demostraron que se encuentran a punto caramelo. Liderados por la versátil y carismática Agustina Vivo, le hicieron honor a su nombre recorriendo todos los estadíos del synth-pop y el dance -pasando por momentos por la psicodelia y lo más folklórico- sin por ello perder la capacidad de mostrar una cara más cruda y directa.
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Con absoluta precisión horaria, Jimena López Chaplin comenzó con su breve setlist algunos metros más lejos, cambiando la atmósfera por completo de la mano de su esencia folk. Sinuosa y seductora desde la voz, esta artista tocó géneros como el rockabilly y el western, mostrando que se puede ser bailable sin perder esa conexión con lo analógico. Fue inevitable referir a la figura de la cantora, algo que se repetiría durante varios de los demás shows, siendo más que elogiable su cierre más centrado en el pop clásico y pegadizo.
En la continuidad de la jornada, ya con el sol comenzando a caer por detrás del escenario principal, Sof Töt se adueñó de todas las miradas literalmente vestida con la bandera del movimiento LGBTIQ y exhibiendo una voz muy bonita y llena de presencia. A puro ritmo, su banda consiguió asentar una atmósfera concentrada en lo tribal y murguero, donde también le dio peso a lo urbano para lograr un veloz contagio de todas las caderas presentes. Géneros más cálidos como la bossa nova, el soul y el canto lírico tradicional dieron el presente sobre el cierre de un show muy alegre, siendo la presencia del violín como instrumento disruptivo uno de los puntos más altos del día.
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Sin respiro, el público se volvió a trasladar bajo techo para disfrutar de la propuesta de Violeta Castillo, que enfundada en una campera también multicolor y anteojos a lo John Lennon mostró como la escena de Berlín de los ’70 puede influenciar a un músico. Experimentación total, con una alternancia de estilos y de ritmos que cortó un poco con el ambiente más cercano al indie pop que se había armado en la previa. Si bien su voz no fue un festival de matices, sostuvo siempre el tono bien alto y supo cómo montarse sobre la pared sonora con mucha eficacia y simpleza, tal cual se mantuvo siempre al límite entre el techno y el dance sin jamás cruzar esa delgada línea.
Ya superando el umbral de las ocho de la noche, Marilina Bertoldi se trepó a las tablas para demostrar nuevamente que es una de las artistas más completas de la escena local. Despojada de la estructura clásica de banda, realizó un vibrante set eléctrico en solitario en el que la improvisación fue el eje, reversionando los temas de su más reciente disco con loopeos de riffs, voces, chasquidos y aplausos y regalando covers de “Always On The Run” de Lenny Kravitz y de “Feeling Good” de Nina Simone. Entre cada uno de sus temas, le dedicó varios minutos a dar su opinión respecto de la situación de cambio y empoderamiento que están viviendo las mujeres en la Argentina, logrando un ida y vuelta fenomenal que la sigue consolidando como referente del movimiento.
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Lo que tal vez pocos imaginaban, era que después de semejante plato fuerte –que tuvo algunos minutos demás dentro de un sistema que venía funcionando perfecto– iba a llegar la mejor presentación del Festival Ahora 2018. Dueña de un carácter y una energía fenomenales, Jazmín Esquivel hizo y deshizo el escenario techado a placer alternando entre el rock clásico, el indie pop y el techno más revolucionario, logrando combinar la oscuridad y la luminosidad en partes iguales. Es sin dudas notable el ascenso de los conjuntos no tradicionales que saben cómo utilizar las bases y programaciones a la par de los instrumentos clásicos, algo que –en este caso– acompañado por la potencia y el manejo escénico de la frontwoman fue un combo más que nuclear. El grand finale con referencias arábigas y orientales fue una caricia más para el oído, claro mensaje de que en su mundo no existen las fronteras ni restricciones a la hora de crear.
Después de esa experiencia con mayúsculas, llegó la patada de rock and roll más clásico y directo, cortesía de la siempre feroz y frontal Barbi Recanati. Ya recompuesta tras la disolución de Utopians, la cantante volvió en el mismo formato con su nuevo EP Teoría Espacial bajo el brazo y dejó en claro ya no quiere callar más. Durante poco menos de 40 minutos, entretuvo sin dar demasiadas vueltas, manteniendo la estructura sonora que llevó al éxito a su antigua banda y también sabiendo como incluir a la psicodelia y al punk sin dificultades. Previo a la adelantada despedida, exclamó: “Tuve una banda, me fue bien, pasaron cosas. Hacen falta que en la tele y en los festivales haya más chicas desafinadas y feas, como los tipos, para poder decirles que con una guitarra pueden armar una banda de rock como cualquier hombre”. Tras la ovación, llegaron sendas versiones de “Dancing Barefoot” y de “Big Exit” de Patti Smith y PJ Harvey respectivamente, dos temas muy bien llevados en soledad por el guitarrista principal luego de que problemas técnicos la obligasen a abandonar las cuerdas.
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Nuevamente bajo techo, Mariana Päraway se encargó de mostrar que es las artistas de su generación que maneja con mayor tranquilidad el vivo. Armada con su guitarra electro-acústica, sumió al lugar en una onda mucho más relajada y mística, estableciendo un contraste más que contundente respecto de sus colegas. En la lírica y las melodías se pudo sentir una conexión con la madre tierra y también con el plano espiritual, cuestión más bien carnavalesca del medioevo, con su voz como guía en arriba de todos los elementos sonoros. Tras mostrar su felicidad por la pronta salida de una ley de cupo femenino en festivales, Mariana finalizó su presentación con la dolorosa “Carnada”, relato doloroso y crudo de un femicidio que encontró a todos los presentes unidos al grito de “no somos carnada”.
La única presencia extranjera fue la de Alfonsina y lo cierto es que también entregó algo diferente y con mucha impronta propia. Más guitarrera, se acercó a Barbi Recanati en cuanto al sonido más frontal, pero le sumó una estética retro y una libertad para transitar géneros y estilos que terminarían siendo el órgano rector de su sonido. Ese desfasaje temporal fue lo que las destacó, quedando en el registro de todos los presentes varios momentos con mucho swing donde el bajo ganó un protagonismo absoluto. El adiós fue abrupto, algo que no debería suceder sea o no un problema técnico o de tiempos, y que generó expresa disconformidad en Alfonsina: “Teníamos otro show preparado para ustedes, pero bueno, vamos a tener que hacer esto” lanzó antes de retirarse esquivando columnas.
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Ya al filo del lunes, si de impacto hay que hablar, es factible decir que el show de POTRA fue el mejor del Festival Ahora 2018. Con el pelo color rojo fuego, alterno entre el rock suave, el rockabilly y el pop efectista, haciendo de lo visual el centro de la presentación. A la floja acústica del lugar la supo combatir con un volumen altísimo, un movimiento constante sobre el pequeño escenario y un muy buen dueto con su hermano, Joaquín Vitola, cantante de Indios. Desfachatada, sedujo desde el primer segundo y finalizó cantando entre el público y encarando a uno de ellos en un momento de absoluta comodidad personal.
El último paso de una jornada exitosa y empoderante quedó para Dakillah, la única artista verdaderamente outsider de todo el lineup. Sin ningún tipo de problema al respecto, tomando el desafío y plantándose de cara a un público que la esperaba con ansiedad, esta piba de tan solo 17 años de edad dejó en claro que tiene todo lo necesario para disputar el trono del trap en nuestro país. En una entrevista a comienzos de año entregó frases que la pintan de cuerpo entero: “Yo me siento gigante” y “El que puede hacer hace. El que no puede hacer, critica”, dos ideas que básicamente cierran perfectamente su concepto artístico, ideológico y sonoro. 
Acompañada por bases y con sus notables singles “Number One”, “Price 4”, “Qu3 La Chup3n”, “Otra Vez Flashe”, “Act1tud”, “SKYS4U” y “Oro Negro”, dejó a toda la Ciudad Konex patas para arriba y con ganas de seguir agitando a pesar del cansancio. Lengua de fuego, actitud pura, contestataria de nacimiento y el desafío contínuo: todo en un envase donde entran el gangsta rap, el hip hop y el trap, pero donde también se pueden notar variadas influencias que se alejan de estos géneros urbanos y que engrandecen un repertorio que se encuentra apenas en su primera expansión.
La conclusión de una notable edición del Festival Ahora es simple: lo que fue una excepción, debería convertirse en una costumbre. Es hora de que exista paridad de género en festivales y escenarios a lo largo y ancho del país, porque la calidad y el talento poco tienen que ver con una elección arbitraria de la genética. Más evidencia que lo que se vio en el escenario de la Ciudad Cultural Konex el pasado domingo, imposible.
Por Rodrigo López Vázquez
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fuerademicrofono · 8 years
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Day 1910. …de lluvia nueva.
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