Tumgik
#frente despertar
stuckwthem · 8 months
Text
te extraño | enzo vogrincic fluff
summary: tu y enzo tuvieron una discusión antes de que él se fuera a viajar, pero ni siquiera recuerdas por qué.
hola! si quieres, hazme asks para fics con enzo ;)
dedico esta para mis amores de ternurinas <3
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
hace una semana, enzo estaba fuera de casa, rodando en españa. llevaba siete días sin ver a su novio. habían pasado 10.080 minutos sin él, la angustia le oprimía el pecho tan dolorosamente que sólo pensar en volver a verlo la dejaba sin aliento. no era extraño extrañar a su novio, la otra vez llevaban dos meses sin verse, pero esta vez la sensación de nostalgia era diferente, porque hacía exactamente ocho días habían tenido una discusión que acabó con enzo yéndose sin despedirse. cosa que nunca ocurrió. 
inevitablemente, volvieron a hablarse a través de mensajes. un aviso de que había llegado y alguna que otra conversación para comprobar que todo iba bien, pero nada muy natural, todo seguía pareciendo tenso. y lo más cómico era que al menos recordaba lo que habían discutido. 
ahora se encontraba en el sofá, mordiéndose las uñas, ansiosa por saber cómo sería cuando él volviera, ¿cómo se disculparía? ¿cómo se justificaría? no tenía ni idea. probablemente debería haber empezado. algún comentario insinuante, alguna sospecha estúpida, algo que nunca debería haber ocurrido, pero ahora era demasiado tarde. enzo había dicho que volvería al día siguiente, y desde entonces se había estado devanando los sesos intentando planear algo bonito, un poco romántico, una rendición. ¿quizás una cena? ¿un regalo? ¿qué haría si él parecía tan molesto?
su mente iba a demasiados sitios, a demasiadas situaciones, invocaba paranoias que empezaban a deprimirla aún un poco. ¿y si estaba cansado de la relación? ¿y si lo de iros a vivir juntos había sido una decisión precipitada? ¿y si puso fin a las cosas cuando regresó? sería horrible perderle. no volver a despertar a su lado probablemente te sumiría en un horrible estado de desesperación. sólo pensarlo te daban ganas de vomitar. aunque suene dramático, es la verdad.
uma y ada, las bellotas peludas, estaban en una disputa incansable sobre su regazo, como si se dieran cuenta de lo preocupada que estaba, y como fieles escuderas, la rodeaban y ronroneaban como si quisieran responderle cuando empezaba a murmurar para sí misma.
"oh, chicas, ¿cómo puedo ser tan idiota?", un suspiro cansado salió de sus labios mientras acariciaba el pelaje de uma, que maulló en respuesta. quizás tenía razón. 
incluso pensó en enviarle un mensaje a matías y preguntarle cómo estaba enzo, tal vez personalmente sus nervios podrían ser muy diferentes ahora. tal vez matí le daría una pista sobre qué hacer, después de todo, eran amigos íntimos. pero temía ser demasiado invasiva. sólo sabía que tenía que encontrar la manera, pero se le escapaban todas las palabras. cena en casa, algo íntimo y su postre favorito, decidió finalmente. algo íntimo, tal vez una botella de vino y podrían hablar de lo que fuera que estuviera mal. enzo siempre sabía hablar, era fácil hablar de sentimientos con él, ¿no? pero al mismo tiempo, temía que enzo lo interpretara como un intento de compensarlo. no quería parecer desesperada, pero no podía ignorar el hecho de que había que decir algo.
finalmente se levantó, decidiendo revisar la heladera y ver qué podía preparar para el día siguiente, pero faltaban muchas cosas, por lo que un viaje al mercado sería su distracción para la tarde. sin pensarlo mucho, se puso las zapatillas y se echó un jersey por encima, demasiado inerte en sus pensamientos como para preocuparse por su aspecto. y justo cuando estaba frente a la puerta, el picaporte se movió. su cuerpo se congeló, una reacción de miedo. alguien intentaba entrar en el piso, por el amor de dios. cogió rápidamente una cuchara de madera de la cocina y observó a quienquiera que fuese a través de la mirilla. y entonces sus piernas flaquearon un momento. 
"¡enzo!", exclamó eufórica, abriendo la puerta a velocidad récord. una sonrisa se dibujó en su rostro al ver de nuevo a su novio, y cuando abrió la puerta del todo, allí estaba él, con sus inseparables joggers negros y el pelo detrás de las orejas, tan precioso. tan hermoso, con una sonrisa en la cara tan grande como la suya.
enzo tenía una expresión que mezclaba sorpresa y alivio. sus ojos se encontraron con los suyos y, por un momento, lo único que pareció importar fue que volvían a estar juntos. sin pensarlo, sus piernas rodearon su cintura, y enseguida, las manos de enzo la sujetaron por los muslos. manteniéndola firme y tan cerca como pudo de su pecho.
"no pude resistirme. tenía que volver antes", confesó, con la voz tan dolida como sentía su corazón. pareció vacilar un momento antes de continuar. "te extraño tanto, gorda".
sus labios se encontraron con los de él tan vorazmente que era imposible saber quién había empezado el beso. sentir la suave y caliente boca de enzo contra la tuya después de tanto tiempo era como entrar en un oasis privado, que restauraba cada pequeña parte de ti y hacía que todo lo demás, tu entorno, el mundo, tus problemas, todo desapareciera. en un instante, todas las preocupaciones e inseguridades parecían extinguirse, sustituidas por la felicidad de tener a enzo de vuelta en casa. era adictivo e insaciable besarle, sentir su lengua bailar suavemente bajo la suya mientras sus manos recorrían su espalda. ahora sentía las piernas como gelatina, todo su cuerpo reducido a nada más que una sensación cálida y líquida. sentir el calor de su piel mientras sus manos recorren su nuca y luego bajo la tela de sus hombros, sentir la contracción de los músculos de su espalda. es casi una experiencia religiosa.
"lo... lo siento, estaba preocupadísima..." te apresuras a decir cuando se rompe el beso, porque desgraciadamente aún hacía falta oxígeno, pero enseguida te interrumpe enzo, que apoya su frente contra la tuya. de repente, te das cuenta de que sigues en medio del pasillo del edificio.
"lo sé, cariño. lo sé", murmura contra tus labios, abrazando tu cuerpo con tanta ternura, como si pudiera romperse en mil pedazos si te soltara. tal vez lo haría.
así que enzo la colocó suavemente sobre su regazo, cogió su mochila y entró en el piso, sin la menor intención de soltarla. ahora que había vuelto, sería difícil escaparse al menos tres días seguidos. empuja la puerta del piso con el pie y, sin perder tiempo, la coloca bajo el brazo del sofá, dejando caer la mochila en cualquier rincón, para poder por fin sujetarle la cara con ambas manos, estirando desde los pulgares bajo la mandíbula hasta las puntas de los dedos en las sienes. la rodilla de enzo golpea contra su muslo e, instintivamente, hace espacio entre sus piernas para que él quede entre ellas. pasa un rato acariciando tus mejillas, sus ojos apreciando cada marca de tu cara que conoce tan bien, que incluso si cerrara los ojos podría nombrar cada una. sus ojos tienen un brillo familiar e intenso que te envuelve por completo, haciendo imposible estar fuera de esa burbuja construida alrededor de los dos. de nuevo, saboreas su beso cuando se inclina para besarte, disfrutando de cada detalle, de la textura, de su olor familiar y agradable, de la cercanía, de las pequeñas interrupciones en su respiración, de los pequeños suspiros. se disfruta cada bendito segundo. enzo la besa como si estuviera hambriento. como si contara cada segundo desde que salió por la puerta.
"ni siquiera recuerdo por qué nos peleábamos", dice entre bocanadas de aire. sigue con los ojos cerrados, pero se le nota que está sonriendo. qué cabrón. "¿te acuerdas?"
"no tengo ni idea", es todo lo que puedes responder. toda la expectación de todo el día, toda la preocupación y el miedo se olvidan y quedan enterrados en ese momento. la idea de estar separados está ahora muy, muy lejos de tu mente. "creía que estabas enojado conmigo"
"creía que tu estabas enojada conmigo", admite, con énfasis. una risa al unísono es compartida, la confusión se convierte en una broma tonta.
su presencia desborda júbilo, su corazón como una fuente de amor, acompañado de inquietas mariposas en la boca del estómago. esa sensación nunca desaparecería. nunca sabría lo que sería no amarle. la sensación de estar con él era algo completamente indescriptible, incluso las luces parecían más cálidas, los colores más vibrantes. como volver a estar en órbita.
"y sólo quiero que sepas que, pasase lo que pasase antes, ahora estoy aquí, y no quiero estar ni un minuto más lejos de ti". con la más pura sinceridad, declara enzo, cogiéndole la mandíbula e inclinándola para que le mire. para asegurarse.
le dan ganas de tragárselo. es algo extraño, pero está creciendo dentro de ti. no quieres perder ni un segundo enfadándote por estupideces.
las bellotas peludas, uma y ada, que observaban la escena con curiosidad, se acercaron y empezaron a frotarse contra las piernas de enzo, como si le dieran la bienvenida. enzo volvió a reír y se inclinó para acariciarlas.
"vosotras también me extrañában, ¿no?", bromea con las gatas, con un tono de voz como si hablara con bebés.
sonríe ante la interacción, dejando que se aleje un momento, sabiendo que ellas le extrañaban tanto como tú. miras el piso por encima del hombro de enzo y te das cuenta de que, cuando él no está, es una casa más. su mera existencia convertiría cualquier lugar en un hogar. dios, cómo le extrañaba.
"pensaba hacer una cena especial mañana, pero ahora... creo que ya hemos empezado a celebrarlo, ¿no?" dices, sintiendo que tu cara se ruboriza al recordar su estado. no esperabas que llegara tan pronto, desearías haber hecho algo para darle la bienvenida. debía de estar muerto de hambre. y a ti también te gustaría estar más presentable, pero a él no parece importarle.
enzo asintió, todavía con una sonrisa radiante, volviendo a centrar su atención en ti. "por supuesto. me encantaría que me hicieras la cena, pero por ahora creo que necesito quedarme aquí, cerca". te acerca y apoya tu cabeza contra su pecho. "ya no te preocupes, ¿vale? sólo nosotros dos, las gatas y este momento".
te ríes, asintiendo, y él se inclina para besarte la nariz. 
"te quiero, chiquita".
779 notes · View notes
dreaming-star20 · 5 months
Text
Aniversario
Una soleada tarde de primavera, una leve brisa entraba por las ventanas abiertas del apartamento de Michael. El hombre yacía boca arriba sobre su cama destendida, con nada más que un suspensorio puesto. El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor, resultado de su rutina de ejercicio matinal y el calor de la tarde. La luz de la habitación hacía los músculos de Michael resaltar aún más.
Tumblr media
La habitación estaba bastante ordenada, a excepción de un poco de ropa sucia desperdigada por el suelo. El aroma masculino de Michael era perceptible en toda la habitación. Era el resultado de la mezcla de colonia, desodorante y sudor. A la mayoría le hubiera parecido un olor demasiado intenso, a algunos incluso repugnante, pero a Ernesto le encantaba ese olor. Lo único que Ernesto amaba más que el olor de Michael, era usar el cuerpo de Michael.
En la habitación contigua al cuarto, Ernesto se daba un baño refrescante. Por más que amara utilizar a Michael, el calor del ambiente hacía sofocante estar dentro de él por mucho tiempo. Para poder regular su temperatura, Ernesto tenía que salir un par de veces al día del interior de su anfitrión para darse un respiro. El agua tibia resbalaba por su rostro redondo y de barba desaliñada, hasta llegar a su abdomen globoso, y luego a sus piernas regordetas. La luz del sol que entraba al baño hacía relucir la pálida piel de Ernesto, haciéndole ver algo fantasmal.
Ernesto cerró la regadera y secó rápidamente su piel con la toalla de Michael. Michael estaba comenzando a despertar. Estaba desorientado, su memoria era muy nubosa. Lo último que recordaba era estar en una fiesta y tomar un par de cervezas, pero ahora estaba en su apartamento. Aunque, a decir verdad, de no ser por los muebles que reconocía a la perfección, no habría sabido en donde estaba. Todo el lugar estaba organizado de una manera diferente. Desde su closet, que ahora estaba empotrado al muro, hasta su cama, que antes estaba junto a la pared. Pero ahora estaba justo en el centro de la habitación, debajo de una extraña estructura de metal que seguramente serviría para sostener algo.
Aun tratando de entender el cambio en la habitación, Michael notó un cambio aún más importante. Recordaba perfectamente haberse afeitado el día anterior. A las chicas siempre les gustaba más su rostro limpio y cuerpo liso. Pero de alguna manera, todo su cuerpo se había cubierto de vello de la noche a la mañana. Había pelo por todos lados, incluso en sus axilas y entrepierna. Siempre había odiado tener un cuerpo tan peludo. Ahora tendría que salir a comprar crema para afeitar y varios rastrillos para poder eliminar todo el desastre que había sobre su piel.
Michael comenzó a frotar su cuerpo, notando aún más cambios. Su cuerpo parecía un poco más grande de lo que recordaba. Sus pectorales se habían vuelto más voluminosos. Sus piernas se notaban un poco más gruesas. Las venas de sus brazos eran más visibles de lo que recordaba. Era el avance de meses de ejercicio, pero de alguna manera lo había logrado de un día para otro. Como cereza del pastel, Michael vio dos enormes tatuajes, cada uno en un brazo diferente. El nunca marcaría su piel de manera permanente. Por alguna razón, los tatuajes no se veían recién hechos, por el contrario, cualquiera diría que les hacía falta un retoque.
Michael se bajaba de la cama cuando escuchó el ruido de la puerta del baño al abrirse. “Seguramente mi nena de ayer sigue aquí. Ya que no recuerdo nada de anoche, creo que una ronda matutina no estaría mal”, pensó Michael, emocionándose un poco. Su pene había comenzado a llenarse de sangre. El hombre abrió sus ojos como dos platos cuando del baño no salió una chica joven y sexy, sino una bola de grasa desnuda, bajita y muy blanca, parada despreocupadamente frente a él.
"Veo que estás despierto”, Dijo Ernesto en voz alta. “Bueno, disfrútalo. No volverá a ocurrir en mucho tiempo". Antes de que Michael pudiera reaccionar, Ernesto se lanzó contra él y lo tacleo, haciéndolo caer de nuevo a la cama. Michael trató de luchar, pero aún en su condición física, Ernesto era mucho más fuerte y ágil. Ernesto se levantó y tomó las piernas de Michael con sus manos. En un solo movimiento, el cuerpo musculoso de Michael quedó boca abajo. Las redondas y peludas nalgas de Michael estaban apuntando al techo, totalmente expuestas ante el pervertido hombre detrás de él.
Tumblr media
“Esta pelea ha hecho que me emocione”, Dijo Ernesto mientras acariciaba su creciente miembro con una mano. Ernesto jaló a Michael al borde de la cama y se lanzó sobre su ancha espalda, usando su barriga para aprisionarlo contra el colchón. Aún contra tanto músculo, Ernesto no tuvo problemas para someter a Michael gracias a su peso. Ernesto alineó su pene ya erecto con el ano sudoroso de Michael, e inmediatamente comenzó a presionar hacia adentro. El agujero de Michael solo había sido utilizado por Ernesto, aún si el primero no lo sabía. Para Ernesto fue muy fácil abrirse paso por la estrecha entrada, introduciendo todo su miembro de un solo golpe.
Un gemido de dolor y placer se escapó de los labios de Michael. Ernesto movió sus caderas de adelante hacía atrás. Su pene por debajo del promedio casi se sale del ano de Michael en más de una ocasión. Michael se sentía asfixiado por el peso de Ernesto sobre él. Ernesto lograba tocar el punto G de Michael en algunos momentos, y de vez en cuando un leve gemido salía de los labios de Michael. Antes de que Michael siquiera se diera cuenta, las piernas de Ernesto ya se habían fusionado con las suyas. Solo las tonificadas y peludas piernas de Michael quedaron apoyadas en el piso a un lado de la cama.
Ernesto siguió empujando su cadera, y de un momento a otro, su pelvis se perdió en la de Michael. Ahora la cadera que se movía era la de Michael, y el placer que sentía se había incrementado exponencialmente. Su verga, hasta ahora flácida, había comenzado a levantarse dentro del suspensorio, y liberaba hilos de líquido preseminal en la tela. Michael ya no controlaba la mitad inferior de su cuerpo, pero podía sentir cada movimiento que esta hacía bajo el mando de Ernesto. En lo más profundo de su mente, una débil y familiar voz comenzó a resonar, le decía que este era su papel en el mundo, y que no le quedaba más que disfrutarlo.
El roce de las suaves sábanas de la cama estimulaba a Ernesto y Michael por igual. Ernesto bufó como toro al sentir la potencia del poderoso miembro que ahora controlaba. El pene de Michael era lindo, a Ernesto le gustaba verlo desde afuera, pero le encantaba poder sentir placer con él. A la vez que los bufidos de Ernesto se hacían más intensos, los gemidos de Michael también aumentaban en volumen y frecuencia. La cabeza de Michael era un desastre. Los instintos más básicos de su mente le decían que debía liberarse y correr. Al mismo tiempo la voz se hacía más y más intensa. La voz le repetía a Michael una y otra vez que debía dejarse llevar por el placer, que era su deber entregarse totalmente al desconocido.
Con un solo movimiento, Ernesto fusionó su gran vientre con el firme torso de Michael. La gran barriga de Ernesto se hundió dentro de Michael como si nunca hubiese existido. Ernesto empujó un poco más y logró dejarse caer completamente sobre los anchos hombros de Michael, y al hacerlo, también logró controlar sus brazos y sus manos en un solo movimiento. Ernesto usó los grandes y fuertes brazos de Michael para levantarse de la cama. Ahora el cuerpo de Michael tenía dos cabezas, por un lado estaba su cabeza original, y del otro estaba la del ladrón de cuerpos. Michael podía ver y sentir cómo su cuerpo se movía bajo la voluntad de Ernesto.
Ernesto caminó usando sus nuevas piernas gruesas para dirigirse hasta el espejo de cuerpo completo que tenía en el cuarto. Se paró frente a él y admiró su adquisición. Sin duda Michael había sido la mejor opción de todas las que tenía disponibles. Casi todas las partes del viril cuerpo de Michael estaban bajo el control de Ernesto, quien comenzó a flexionar sus brazos y a apretar sus pectorales peludos, enmarcando aún más la masa magra que ahora poseía.
La cabeza de Michael estaba inmóvil, pero con los ojos bien clavados en su reflejo. De vez en cuando, un gemido de placer salía de su garganta. En el interior, la conciencia de Michael no podía concentrarse en otra cosa que no fuera la voz. Era su propia voz hablándole en el interior. Decía que estaba siendo un buen contenedor para el amo. Decía que su deber era servir a su maestro sin importar qué. Decía que su cuerpo ahora era única y exclusivamente propiedad de su maestro. Michael ya no luchó más. Solo podía pensar en complacer a su raptor.
"Gracias por darme este gran cuerpo. Hoy es un día especial, así que te dejaré estar consciente. Así podrás ver cómo me hago cargo de él jeje", las bocas de Ernesto y Michael dijeron al unísono. Ernesto bajó las manos de Michael por todo su cuerpo. Una vez en sus caderas, tomó el elástico del suspensorio y lo dejó caer hasta sus tobillos. Con toda su gloria masculina al descubierto, Ernesto comenzó a masturbar su verga, que estaba tan firme como un mástil. Ambas cabezas comienzan a gemir y bufar a la vez. La mente de Michael aún era semi independiente, pero el resto de su cuerpo ya había sucumbido al control del ladrón.
“Hora del gran final", dicen Ernesto y Michael a la vez. Aún frente al espejo, Ernesto continuó masturbándose, usando su verga robada. El sudor salía de cada poro de la piel de Michael, y escurría por todas partes, funcionando como lubricante. Después de un par de frotamientos más, Ernesto pudo sentir que estaba a punto de correrse, y antes de soltar su carga, empujó su cabeza contra la de Michael, tomando el control total al mismo tiempo que dejaba su leche caliente y espesa por todo el espejo. Ernesto se dejó caer de rodillas y usó la lengua de Michael para limpiar hasta la última gota de semen del espejo. "Delicioso", dijo en voz alta para sí mismo.
Tumblr media
El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor. Ernesto se levantó del piso, tomó la toalla que había usado para secarse previamente y se quitó el exceso de sudor de la piel. Rápidamente se vistió con un conjunto que tenía preseleccionado. Este era el comienzo de un gran día, un día de celebración. Después de todo, justo hace un año, Ernesto había dejado su trabajo como conserje y había robado el cuerpo y la vida del adinerado Michael, el DILF del edificio en el que trabajaba. Casi nadie notó la ausencia del conserje latino del edificio, y a los pocos días contrataron uno nuevo. Ernesto ya no tenía que preocuparse nunca por el dinero o tener un trabajo que involucrara esfuerzo físico. Sin duda, robar el cuerpo y vida de Michael fue la mejor idea que pudo haber tenido.
Tumblr media
167 notes · View notes
mahteeez · 2 days
Note
Olá Mah! Como vai? Faz um smut do San (Ateez) ?? Adoro sua escrita, por favor nunca morra 💋
⎯⎯⎯⎯ 𝐆𝐀𝐌𝐄𝐑 𝐁𝐎𝐘
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
(bf!San x Leitora)
⢷⠀Gênero: Smut, pwp.
⢷⠀Avisos: MDNI, breve menção a masturbação (San é quem recebe), sexo explícito, palavras de baixo calão, leitora é chamada de "gatinha", "boneca" e semelhantes.
⢷⠀Notas: Oiê amore! Estou muito bem, e você? Espero que esteja bem também. Chegou a vez do Sanzinho dar continuidade a categoria Ateez aqui no perfil! (você não imagina o quanto eu ri lendo o "nunca morra por favor" kakakak, prometo me manter vivíssima!) Boa leitura, espero que goste <3
Tumblr media
O enorme vazio que você sentiu ao lado aposto da cama a fez acordar do agradável sono que usufruía nessa tarde chuvosa. A falta dos braços acolhedores de seu namorado a abraçando durante a soneca preguiçosa foi a causa do seu despertar.
Você estava se sentindo mole, não queria sair da grande e macia cama, mas também sabe que não conseguiria voltar a dormir de forma alguma, não sem o seu amado consigo. Para você, não existe aconchego maior do que descansar junto de San, ficar com os corpos emaranhados um no outro, trocando leves carícias até que o sono os sucumba. Isso já era um costume.
Ainda um tanto sonolenta, sua atenção é tomada por baixos cochichos e sons repetitivos de tecla. Ao se virar para o lado oposto, encontra a imagem do seu namorado de costas para onde você estava. Sentado em frente ao seu computador, com o headset descansando sobre o pescoço, San estava parecendo extremamente concentrado na tela de seu monitor para notar que você já havia despertado. Você julgou que ele só poderia estar fazendo a única coisa a qual ele frequentemente faz quando está entediado; jogando.
Se locomovendo arrastadamente até seu namorado, você pousa seu queixo sobre o ombro do maior na tentativa de finalmente chamar a atenção dele. O mesmo acaba se assustando pelo ato repentino mas logo sorri quando nota você.
— Não vi que você já estava acordada, gatinha. — San diz baixinho, para que só você possa o escutar.
— Você me deixou abandonada lá na cama, não consegui voltar a dormir. — Você reclama dramaticamente, fazendo San rir pelo exagero.
— Eu 'tô literalmente do outro lado do quarto, boneca. Vamos, venha cá. — Ele a chama, batendo com a palma levemente em uma das coxas cobertas pela calça de moletom de cor acinzentada.
Sem enrolação, você circunda a cadeira estofada onde San se mantém acomodado e logo senta-se confortavelmente sobre ele. Você fica com as suas pernas um tanto espremidas uma a outra pelo frio causado pelo ar gélido do quarto, uma de suas mãos acariciando levemente o rosto de San enquanto o mesmo deposita beijos suaves sobre ela enquanto sua cabeça está recostada sobre o peitoral de seu namorado. Choi não se contém em lhe roubar um breve beijo quando nota seus olhinhos inchados de tanto dormir o vislumbrando.
— Olá meninos! — Você diz rente ao microfone acoplado no fone de ouvido do rapaz. San sempre joga com os mesmos amigos, e como você já os conhece, sempre que pode os cumprimenta.
— Eles estão te dizendo oi de volta, só não entendi porque o Wooyoung 'tá tentando bancar o engraçadinho. Ela não 'tá te ouvindo não, palhaço. — Você ri, ouvindo ruídos incompreensíveis vindo do fone de San que logo os manda calar a boca.
O tempo estava parecendo passar lentamente, tanto que quase cochilou sobre o colo de San. Esse que com uma das mãos livre estava acariciando suas coxas expostas, lhe resultando em ainda mais sono. Você ama como os carinhos de San por seu corpo te deixam tão aconchegada, incrivelmente relaxada.
— Porra! — Você ouve San esbravejar novamente. Pelo o que parece, ele não estava indo muito bem no jogo. — Seu filho da puta! — Ele diz com um pouco mais de raiva. Você vê a mandíbula do homem se apertar, uma veia proeminente surgir em sua testa e a voz baixa se tornar mais grave a cada xingamento. Deus, por que ele está tão sexy?
— O que foi? Esse joguinho mal está deixando meu gatinho impaciente? — Você o provoca enquanto sorrateiramente mergulha sua mão para baixo da larga camiseta preta do rapaz, ele reclama num murmúrio com o toque gelado de sua mão contra a pele quente dele. — Precisa da minha ajuda para se manter calminho? — Seus dedos agora brincam com o cós da calça do maior, deixando claro suas intenções.
Choi apenas sorri travesso a você e volta sua atenção ao maldito monitor. Ele não negou sua oferta então você decide dar continuidade ao seu ato. Vagarosamente e sem delongas, sua mão adentra a calça de tecido leve te deixando surpresa ao notar que ele estava sem cueca. Com facilidade, você alcança o membro do mesmo que, em resposta, morde o lábio inferior pelo contato.
— Docinho, espera só mais um pouco, a partida está quase terminando. — Ele sussurra, tentando controlar as palavras para que os meninos não o escutem.
Você ignora o pedido do seu namorado e continua com seus toques, o sentindo-o despertar em sua mão. Seus dedos brincam com cada pedacinho daquela região de San, o fazendo se desconcentrar do que está fazendo no jogo.
Você beija com carinho e provocação o canto da boca de Choi, combinando-se com os toques nada apressados em seu pau, seu polegar rodeia com precisão a ponta já meladinha, fazendo San suspirar pesado, o peito dele subindo e descendo, tentando manter regular a respiração. Vê-lo lutar contra a própria excitação faz você já começar a sentir sua calcinha ficando molhada.
"Porra, San! O que você 'tá fazendo cara?" Você escuta saindo ruídosamente do fone de San, mas o mesmo já está mais do que rendido a sua punheta para se quer prestar atenção.
— Sannie está um pouquinho ocupado agora, meninos. — Você diz pertinho do microfone, sem desviar a atenção de seu namorado.
— Vocês se viram sem mim galera. Fui. — Ele desliga apressadamente ambos os aparelhos, logo a tomando nos braços e a levando até a cama.
Ao te colocar sobre a cama, San se põe acima do seu corpo e começa a beijar sua boca afoitamente. Ainda sem paciência, ele retira toda e qualquer peça de roupa que você estava usando, as jogando em algum canto do quarto e logo fazendo o mesmo consigo. Com agora ambos totalmente nús, Choi começa a beijar, sugar e lamber fervorosamente seu pescoço, descendo os firmes dedos até sua intimidade onde começa a tocá-la.
— Mal comecei a brincar e você já 'tá toda molhada... 'tá tão carente assim, lindinha? — San desce beijos pela região dos seus seios e começa a chupar um dos mamilos com vontade.
Seu corpo responde, torcendo-se sobre os lençóis, se deleitando da boca e dos toques de San em sua região quente. Sem demora, o maior se acomoda melhor entre suas pernas e se encaixa em sua entrada, sentindo-se aliviado por finalmente mergulhar em seu interior macio.
Ele começa lento e calmo, sorvendo seus gemidos e o som úmido de suas intimidades colidindo. Ao conseguir designar um ritmo mais acelerado de estocadas, Choi segura com a destra ambos seus pulsos acima de sua cabeça enquanto aperta suas bochechas com a canhota. Os movimentos eram inebriantes, a forma como a virilha de San roçava em seu clitóris te levava ao céu.
— Sannie... — Você o chama com a voz falha.
— Você gosta assim, não é? Gosta da forma como eu cuido dessa bucetinha gostosa. — Ele desce a mão que estava em seu rosto para agarrar um de seus seios. San beija sua boca de forma desleixada, gananciosamente pegando todos seus gemidos para si.
Seus choramingos soando mais altos e necessitados a cada penetrada mais robusta que San investe em sua buceta. A forma irregular como ele chama seu nome a faz sentir aqueles nós familiares no estômago.
Não demora muito para seu corpo esquentar de um jeito absurdo, você continua choramingando palavras desconexas enquanto se perde em meio ao prazer delirante do orgasmo. Seus olhos reviram, enxergando estrelas por trás das pálpebras enquanto espasmos tomam seu corpo. Segurando seu quadril com força limitada, San despeja o seu líquido vigoroso no interior de suas coxas, jorrando corda por corda de esperma, extraindo até a última gota.
Choi descansa o próprio peso sobre você, deitando-se sobre seu peito e a abraçando em seguida. Alguns minutos se passam e vocês continuam na mesma confortável posição, sentindo-se até sonolentos, mas toda essa tranquilidade é interrompida quando o celular de San começa a tocar sobre a cômoda.
Um grito estridente ecoa do aparelho fazendo San afastar o mesmo do ouvido.
"Graças a você nós perdemos a partida 'pra um bando de moleques pamonhas que vão zoar com a nossa cara até não conseguirem mais. 'Tá feliz, San? 'TÁ FELIZ?"
E com isso a chamada é encerrada. San a olha confuso, com os olhos arregalados enquanto você caí na gargalhada pelo o que acabará de ouvir.
Tumblr media
ㅤㅤㅤ
Lembrando que a ask continua aberta! E se você gostou, dá uma forcinha aí! Uma curtida, um reblog ou um comentário são mais do que suficientes para eu saber que você se agradou com meu conteúdo :)
Até a próxima, bjsss <3
ㅤㅤㅤ
75 notes · View notes
crarinhaw · 3 months
Text
Tumblr media
Eternamente Minha
Oioii estrelinhas, a quanto tempo!! Bem vindes a mais um imagine!
Essa com certeza foi a one shot mais longa que já escrevi, 3k de palavras, da pra acreditar??
Quero fazer um agradecimento muito mais que especial para as divas @daylighthts e @caahdelevingne que foram as duas mentes de titânio que me inspiraram a escrever essa one maravilhosa. Amo vcs, muito obrigadaaaa ❤️❤️
Avisos: Enzo!Vampiro, sexo sem proteção (já sabe né??), age gap, spit kink, nipple play, oral sex (fem. receiving), acho que um pouco de dark romance e angst se encaixam aqui também!
Vocabulário: Cisplatina: Antiga capitania brasileira que hoje em dia é o país Uruguai.
Mudar de cidade pode significar muitas coisas, se abrir para algo novo, iniciar uma nova fase, deixar o que passou para trás, para Hanna foi tudo isso e mais um pouco. Sair de sua cidade natal por mais que tenha doído como mil facadas foi ao mesmo tempo um despertar para novas manhãs com mais brilho e liberdade.
Não estava em seus planos sair do seio familiar assim que estreou seus dezoito anos, mas como tudo na vida pode virar de cabeça para baixo, e a famosa Lei de Murphy parece nunca falhar para a jovem, se viu expulsa de casa após revelar sua sexualidade aos seus genitores, como se a bissexualidade fosse um bicho de sete cabeças que destruiria a honra da família.
Hanna decidiu deixar para sempre o passado, saiu da pequena cidade de interior, saiu da Paraíba, saiu do Nordeste, saiu do Brasil. Carregou consigo apenas uma mala com suas coisas e a alegria que costumava irradiar em seus tempos de infância, uma criança conhecendo o mundo pela princesa vez, sem traumas, sem remorso, mas também sem perdão. Montevidéu nunca foi sua primeira opção, mas com certeza a mais rápida e barata para sair de seus demônios do passado.
Depois de meses morando em albergues e procurando por emprego, conquistou sua segurança financeira e alugou um apartamento, pouco a pouco sendo transformado em seu mundo, da cor da parede até a colcha de cama. Voltou a estudar, passou no vestibular, foi promovida em seu emprego e pode finalmente dizer que estava livre.
Mas havia algo que desde o dia em que havia se mudado a incomodava, seu vizinho.
Ao lado do prédio em que morava, havia um casarão que com certeza havia sido construído no século passado, não lhe transmitia medo, mas emanava um silêncio descomunal. Durante todo o dia, portas e janelas sempre fechadas, durante a noite, apenas uma janela aberta, um quarto iluminado apenas por uma fraca luz amarelada, coincidentemente sendo a janela frente a frente com a janela do quarto da garota. Hanna podia jurar que ja chegara a ouvir a melodia de um violino tocar durante a madrugada, calmo e sereno, tocando musicas que pareciam ser apenas para ela.
Seu espírito curioso e explorador não a iria deixar apenas ao suspense do casarão, por isso, a brasileira buscou sua vizinha mais querida e também a primeira moradora do prédio, a Sra. Gonzalez, puxando o assunto do lugar sombrio com a idosa em uma das diversas tardes de chá que elas tinham.
"Esse casarão aí?" A idosa ri "É da família Vogrincic, uma das mais ricas do país, eles são ricos desde os tempos da Cisplatina*, esse casarão já foi residência deles por séculos, mas agora eles o largaram as traças depois que um dos filhos do Conde morreu, lá pelos anos cinquenta" A grisalha então faz uma pequena pausa dramática e se aproxima da jovem sussurrando "Dizem que ele é mal assombrado, e que o coitado do filho do Conde nunca morreu e na verdade virou um vampiro, que anda pela cidade como uma pessoa normal de manhã, e de noite procura sua próxima vitima que vai ceder seu sangue".
Um arrepio percorre na espinha de Hanna, que ri de nervoso com a revelação da senhora e bebe uma boa quantidade de chá, tentando aliviar a tensão que sentia.
"É brincadeira, bobinha, o herdeiro dos Vogrincic realmente mora lá mas ele é muito reservado, nunca vi a cara daquele sujeitinho, mas nunca se sabe né?"
Por mais que acreditasse fielmente que tudo aquilo era apenas uma historinha boba da Sra. Gonzalez, afinal, ela nunca teve medo de histórias de terror, a jovem passou a prestar mais atenção na mansão solitária, e com isso passou a perceber coisas novas.
A janela que sempre se abria à noite agora estava aberta em pleno meio dia, não conseguia ver o tal Vogrincic em momento algum, mas podia ver um pouco do que se havia no cômodo.
Um piso de azulejos centenários, uma cama que exibia um belo enxoval completamente preto, o violino que tanto ouvia preso na parede como um item de decoração.
Hanna imaginava que o Vogrincic poderia ser um herdeiro idoso milionário sem descendentes e destinado a viver os últimos anos de sua vida sozinho no casarão. Mesmo pensando que poderia estar totalmente enganada, seu coração bondoso e espírito comunicativo a levou a agir impulsivamente.
Preparou então uma torta de maracujá com brigadeiro, especialidade de sua vó, a única familiar que a brasileira sentia falta, a única com qual ela guardava apenas boas lembranças, tirando o fato da sua morte, é claro.
Decidiu que levaria a sobremesa para o homem solitário como forma de apresentação, atitude de boa vizinhança, assim como a Sra. Gonzalez fez com a mesma meses atrás. Poderia ser rejeitada, ignorada, ou nem mesmo ser atendida, mas precisava arriscar pois necessitava mais do que tudo descobrir quem era o homem.
Usando seu vestido preferido, um par de tênis brancos e uma tiara de florzinhas na cabeça, Hanna vai até o casarão, as mãos tremem enquanto segura a travessa com a sobremesa e o coração bate aceleradamente em um ritmo anormal.
Quando ela se aproxima do casarão, a jovem passa a perceber os detalhes que nunca havia visto, por mais que a residência parecesse velha e abandonada de longe, de perto se apresentava bem mais polida e arrumada, pequenos canteiros de flores perfeitamente podados guiavam o caminho até o grande portão de madeira maciça, com detalhes talhados adornando o brasão da família Vogrincic, também talhado na madeira.
Um pouco surpresa, percebe que havia uma campainha ao lado do portão, que ela logo aperta, sem excitação.
Um minuto, dois, três minutos, Hanna até cogita tocar a campainha mais uma vez quando repentinamente o portão se abre, revelando a imagem de um homem extremamente belo. Não aparentava ter mais de trinta anos, cabelos negros um pouco longos jogados para trás dando destaque para seu rosto de traços marcantes, nariz alongado, sobrancelhas grossas, boca perfeitamente delineada, a garota pisca incontáveis vezes em poucos segundos apenas processando a imagem divina que se materializou em sua frente.
"Bom dia, no que posso ajudar?" Pergunta o homem, com uma voz que certamente poderia desestabilizar qualquer um.
Hanna gagueja, se esforçando ao máximo para recuperar sua sanidade e agir normalmente.
"Bom dia, eu me chamo Hanna, sou nova na vizinhança, gostaria de falar com o senhor Vogrincic, por favor"
O rapaz sorri de lado, coçando a nuca "bem... eu sou o senhor Vogrincic, o que deseja"
Abençoados sejam os músculos da brasileira que não permitiram que a mesma derrubasse a travessa da sobremesa de tão surpresa que ela ficou ao ouvir tais palavras. Nunca em hipótese alguma conseguiria imaginar que o tal herdeiro solitário fosse um homem tão jovem e tão... Ridiculamente lindo.
"Ah, é que eu cheguei aqui na vizinhança tem alguns meses e eu não sabia que você morava aqui, então eu pensei em trazer essa torta como uma forma de me apresentar como sua nova vizinha"
A jovem libera de uma vez tudo o que queria dizer e estendo a travessa para o homem, que hesita um pouco antes de a tomar de suas mãos.
"Obrigado, tenha um bom dia, senhorita" Subitamente a porta se fecha, deixando Hanna parada em choque por alguns minutos, muita coisa aconteceu em pouco tempo para que fosse devidamente processado em sua mente.
Sem conseguir fazer mais nada pelo resto do dia, a garota se deita em sua cama mais cedo do que o habitual, mas nem dormir foi capaz ja que todos os seus pensamentos se voltavam ao homem, sua beleza estonteante e o mistério envolto de sua existência.
Meia noite e meia em ponto, e a melodia do violino ecoa da janela do casarão, o som saia baixo, como se fosse tocado para que apenas ela pudesse ouvir, tocando o fundo de seu corpo e sua alma, fazendo seu sangue congelar.
O dia seguinte foi ainda pior em seus pensamentos, acordou com uma carta sobre sua escrivaninha, desconhecendo completamente a sua origem. A folha de papel amarelada era selada com um carimbo de cera nos tons de vermelho e... Com o brasão da família Vogrincic marcada sobre ele.
Com as mãos tremulas e o coração palpitando, Hanna abre a carta que continha apenas uma frase.
"A torta estava deliciosa, obrigado.
E. Vogrincic.”
Não podia ser, como aquela carta havia parado ali? Sorte da jovem por estar de ferias do trabalho e da faculdade, pois ela não tinha ideia de como sobreviveria em seus afazeres quando seu apartamento foi possivelmente invadido.
Sem se importar muito com as vestes que usava, caminhou a passos largos até seu vizinho, tocando sua campainha freneticamente a medida que sentia seu coração se aproximar de sua boca, mas dessa vez, sem repostas, nem sinal de vida do bonitão sinistrão.
Voltou pra casa derrotada, preparou um café e tentou relaxar, colocando em sua mente que tudo não passava de uma simples loucura de sua cabeça e que logo logo iria acordar tranquila de seu pesadelo. Caminhou até seu quarto com a caneca em mãos, sentou na cadeira de sua escrivaninha e logo sentiu seus músculos enfraquecerem, deixando a caneca com o líquido quente cair e se dividir em diversos pedaços pelo chão.
Era outra carta, idêntica a anterior, deixada exatamente no mesmo lugar.
"Sei que está assustada, não se preocupe, venha em minha casa hoje as 20hrs e te explicarei tudo.
E. Vogrincic"
Passadas horas e horas agonizantes e torturantes finalmente o momento chega, não sabendo o que a esperava na casa ao lado, Hanna pôs seu vestido preto de alças finas que descia até a metade de suas coxas, um par de sandálias da mesma cor e arrumou seus cabelos em um meio rabo de cavalo.
Poucos segundos após o tocar da campainha, o Vogrincic abre o portão de madeira trajando as roupas mais elegantes e incrivelmente pretas que a jovem ja viu, diferentemente dela, o homem estava calmo e com um sorriso terno em seu rosto.
(hora de dar play nessa perfeição aqui!!)
"Seja bem vinda a residência dos Vogrincic, senhorita" Ele abre passagem e a garota entra, se deparando com uma sala de entrada altamente luxuosa, detalhes dourados do chão ao teto que com certeza são de ouro maciço, castiçais e lustres iluminado cada lugar da casa que sempre se mostrou tão sombria.
Não sabia o que esperar daquela noite, dando conta de que poderia muito bem ser sequestrada e morta a qualquer momento, xingando mentalmente por ter aceitado entrar no mausoléu do estranho que conheceu no dia anterior e que supostamente invadiu sua casa duas vezes.
Caminharam pela propriedade até chegarem a sala de jantares, totalmente iluminada por castiçais de velas espalhados por toda a mesa, diversas opções de pratos salgados e doces incluindo a sobremesa feita pela própria Hanna, porém em uma travessa prateada e sendo o único prato que ja estava comido pela metade, pelo visto ele havia realmente gostado.
"Peço perdão por ter sido tão evasivo e não ter sequer me apresentado devidamente, sou Enzo Vogrincic, senhorita, mas pode me chamar apenas de Enzo, é um prazer em te conhecer"
Enzo estende sua mão e Hanna a aperta em cumprimento, sentindo o toque extremamente gélido da pele dele contra a sua.
Depois das apresentações feitas, o homem puxa a cadeira para que a jovem se sentasse, se sentando em frente a ela logo após.
"Como forma de retribuir sua sobremesa maravilhosa, decidi te proporcionar esse jantar, espero que seja do seu agrado"
Estranho como o homem parecia estar... preso no século passado, ou seria apenas polidez ao extremo?
"Você fez tudo isso?" Hanna pergunta
"Em partes, sim"
"Então recebeu ajuda? Possui empregadas então? Nunca vi ninguém nessa casa"
"São muitas perguntas, vamos com calma"
"Quem é você, Enzo Vogrincic, ou melhor, o que você é?"
Enzo respira fundo.
"Um vampiro, satisfeita? Venho notando sua curiosidade ao extremo por minha propriedade e por minha pessoa, coisa que ja havia tomado todos os cuidados para que ninguém fizesse, mas você, garota, desde o dia que se mudou para aquele apartamento que sinto que não tenho mais paz, sinto seus olhares mesmo quando não pode me ver, sabia que cedo ou tarde chegaríamos a esse ponto"
Hanna entra em choque, de todas as possibilidades que passavam por sua mente nunca imaginaria que seu vizinho fosse ser um vampiro.
"E o que vai fazer então? Me matar e beber meu sangue?"
Enzo ri, gelando o sangue de Hanna mais uma vez quando expõe seus dentes caninos extremamente afiados. Puta que pariu.
"Nunca te mataria, seria um desperdício para o mundo perder uma mulher tão linda, mas beber seu sangue não seria uma má ideia"
Isso foi um flerte? Jesus Cristo a jovem havia acabado de receber uma cantada de um vampiro!
"Você não está ajudando, Sr. Vogrincic"
"Te ajudaria se eu dissesse a verdade?"
"Com toda certeza"
"Então tá, te conto a verdade. Tudo que aquela sua vizinha te contou sobre mim e minha família é verdade, exceto a parte que eu procuro vitimas pra tomar o sangue delas, isso foi hilário" Ele bebe um gole do seu vinho, uma taça que magicamente havia surgido em sua mão "Minha família morou aqui por muitos anos, mas depois que eu "morri" de um mal súbito, nos anos cinquenta, deixaram a propriedade abandonada, mas eu não morri, fui atacado por vampiros que me transformaram em um deles, e fiquei aqui, sozinho, até que não é tão ruim, admito, me acostumei com minha vida e sei muito bem como me disfarçar por entre as pessoas por todos esses longos anos, mas o sentimento de solidão vem me atingindo mais que o normal, e foi desde sua chegada, Hanna, desde quando te vi pela primeira vez da janela de meu quarto venho sendo perturbado por você, venho desejando que me conheça e que me faça companhia, toco violino apenas para você, apareço apenas para você, e sinto muito por ter usado de meus poderes para entrar em seu quarto mas quando tocou minha campainha pela primeira vez não soube como reagir e tive que usar disso para que me buscasse novamente, eu quero você Hanna, quero que seja minha"
As palavras do vampiro tiram de Hanna todo o ar existente em seus pulmões, e por mais que ela tente, é incapaz de esboçar qualquer reação verbal.
"Não precisa dizer nada, se quiser sair as portas estarão abertas, pode ir e prometo que lhe deixarei em paz por toda minha eternidade"
Mais uma vez, o silêncio.
Hanna não sabia como explicar que uma onda de desejo pelo homem havia a atingido depois daquelas palavras, como um fogo subia de seus pés a cabeça.
"Acho que ja sei sua resposta"
Sorrindo de lado, num piscar de olhos Vogincic surge por trás da jovem, pondo seus cabelos de lado expondo a lateral de seu pescoço, ele cheira a pele e a beija com seus lábios gélidos, causando arrepios na mais nova.
"Me diz que me quer também, nena"
"Eu... Eu quero você Enzo"
Como um salto, Hanna sente suas costas colidirem com um colchão macio, percebendo que acabara de ser teletransportada magicamente para o quarto de Enzo.
"Enzo, mas que porra..."
"Shhh... Quietinha, vai ser a única vez que usei meus poderes, prometo"
O indicador do homem tocava os lábios dela, rapidamente substituídos pelos lábios dele, sem pressa, apenas desejos sendo aliviados.
O corpo do vampiro se deita completamente sobre o de Hanna, a prendendo entre ele e a cama, as mãos livres da jovem vão de encontro a camisa dele, sendo retirada de seu corpo expondo o abdômen dele que vai perdendo sua palidez a medida que vai recebendo arranhões da mulher.
Após beijos que se tornavam gradativamente mais ferozes, Enzo passa a descer seus beijos para o pescoço da brasileira, trilhando por sobre os ombros até chegar nas alças do vestido, que são retirados delicadamente por ele, ate que ela fique apenas com sua calcinha de renda.
"Sem sutiã, gatinha? Por essa eu não esperava"
Sem hesitar, Vogrincic passa a estimular os seios dela, utilizando de suas mãos e boca para a proporcionar um prazer humanamente impossível. Hanna sentia sua calcinha encharcar a medida que os estímulos passaram a ser mais intensos, Enzo sabia o que fazia, e fazia muito bem.
Sem aguentar mais, o vampiro continua sua trilha de beijos até a virilha da moça, e sem pedir autorização rasga a calcinha da mesma, arrancando dela um gritinho de surpresa. Vogrincic observa o quão molhada Hanna estava, sinal de que qualquer toque deixado ali seria motivo de seu delírio.
"Enzo... Por favor...”
Foram as primeiras palavras proferidas pela garota após longos minutos apenas de gemidos, tudo soando como musica para os ouvidos de Enzo, que não tarda em começar a chupar aquela buceta tão necessitada. Sua língua deslizava sobre todos os pontos sensíveis, enquanto ele controlava seus caninos que ameaçavam tocar a carne da garota.
Enzo interrompe quando percebe que Hanna se aproxima de gozar, o que a leva a soltar um gemido de reprovação.
"Tenha calma, querida, queria apenas te deixar preparada, o melhor ainda está por vir"
Ele levanta, apenas para retirar o resto de suas roupas e deixar a mostra seu membro enrijecido e vazando o pré semen, deixando a jovem salivando para ter pelo menos um pouco dele em si.
Como se lesse sua mente, Enzo fala.
"Gostou do que viu, nena? É todo seu, e você terá o quanto que quiser, ou aguentar"
Magicamente, a taça de vinho surge na mão do vampiro, que bebe um gole lentamente, com movimentos sensuais feitos de propósito para excitar ainda mais a mulher. Da mesma forma como o recipiente surgiu, ele some, quebrando sutilmente a promessa feita por Vogrincic.
Se encaixando entre as pernas de Hanna novamente, Vogrincic passa a estimular o clítoris inchado da mulher usando da cabeça de seu pau, aos poucos deslizando até a entrada apertada. Enzo penetra aos poucos, para que a jovem aguente toda a extensão entrando em si e alargando suas paredes internas.
“Caralho, tão apertadinha”
O quarto de infesta com o barulho sexual ecoado pelo casal, os gemidos de Hanna se uniam com os grunhidos roucos de Enzo e com o colidir de seus quadris. A mão direita do vampiro vai até o rosto da jovem, apertando levemente suas bochechas mantendo a boca da mais nova aberta, embriagado de prazer, ele cospe, sua saliva caindo sobre a língua dela, a obrigando a engolir o líquido que continha um leve gosto metálico.
Acho que Hanna já deveria imaginar que o que continha naquela taça não era vinho.
Era sangue.
A medida que as estocadas se tornavam mais rápidas e violentas, o orgasmo de ambos se aproximava, a jovem puxa Enzo pela nuca o pedindo por mais um beijo, que é aceito de bom grado pelo vampiro.
“Enzo… eu tô quase…”
“Eu sei, princesa, goza para mim como a putinha que você é”
As palavras sujas são o estímulo final para que Hanna goze, levando Vogrincic ao seu ápice logo depois, despejando seu esperma quente dentro da mesma.
O vampiro da um tempo para que a mulher se recupere, deitando-se na cama e a puxando para se deitar em seu lado com a cabeça em seu peitoral enquanto acariciava seu cabelo.
“O jantar, esquecemos completamente” Hanna fala rindo.
“Relaxa, meu amor, teremos todo tempo do mundo para comermos tudo o que quisermos”
“Bem, eu acho que todo tempo do mundo já é um exagero, preciso voltar pra casa, amanhã terei compromis-”
A fala da jovem é interrompida quando o homem fica sobre o corpo dela novamente, selando seu pescoço e sussurrando em seu ouvido.
“Nada disso, você é minha agora, bebita, por toda a eternidade”
E, finalmente, Enzo Vogrincic finca seus caninos afiados na pele macia do pescoço de Hanna, fadando seu destino a ser eterna, eternamente dele.
114 notes · View notes
unicornio12am · 3 months
Text
A veces solo quisiera despertar y verte ahí a mi lado, apretarte una nalga y darte un besito en la frente mientras duermes, subir tu pierna sobre mi y volver a dormirme abrazándote. 地狱
77 notes · View notes
desorden-en-letras · 10 months
Text
A diario me caigo y me levanto. Cada despertar pesa; pero lo sobrellevo, puedo con el peso de cada día, el trabajo, la casa. ¿Qué más puedo dar que no haya dado, ya? ¿Cuánto más puedo soportar?
Son las preguntas diarias al espejo, antes de salir de frente al sol; de un nuevo día.
Papittafritta
364 notes · View notes
chiquititamia · 6 months
Text
Lo más dulce
Tumblr media
Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan s��lo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente.  Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona.  La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.  
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho­­- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
 ¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? ­­– nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.  
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
119 notes · View notes
depoesiaypoetas · 1 year
Text
La maleta se hizo más rápido de lo que se había desempacado. Olvidé el bote de champú, el cepillo de pelo, una falda y un scrunchie, las sandalias también. El hogar que creía mío ya no se siente más hogar. La familia ya no se siente familia. Tomé la mochila y salí con lágrimas en los ojos y dolorcito de pecho. Nadie me siguió. De alguna forma hubiera deseado que alguien lo hiciera o al menos dijera algo tras la discusión familiar. La puerta no se abrió para decirme que me quedara. Si no hay cumpables, hay heridas familiares de las que nadie se responsabiliza, y he tomado una decisión quizás apresurada, pero necesaria, y no di la vuelta atrás. No soy católica pero creo en Dios y caminando por una hora me detuve en el parque de la iglesia lleno de aves y palomas donde el viento pega fuerte y los árboles murmuran con vaivén, he llorado por dos horas, el dolorcito en el pecho seguía ahí, hubiese querido que el aire me secara los ojos, pero como se sabe, cuando empiezas a llorar por una cosa lloras por todas las veces anteriores, y es difícil cerrar las fuentes. Una señora creo que intentó acercarse pero me hice bolita sobre mis rodillas y dejé que siguiera el raudal, ni siquiera la respiración me ayudaba. Y esperé un rato. Me despedí de los planes cuando me hube calmado un poquito, que había hecho con los amigos y familiares. Y recibí en el chat familiar un único mensaje de "ojalá algún día me entiendas", y el corazón se arrugó más, y seguí llorando un rato lentamente como quien quiere quedarse dormido y olvidarse un ratito. Tomé un autobús a la central para cambiar mi boleto y tomar el siguiente en regresar, debía esperar 4 horas y me quedé sentadita en la terminal, viendo a los familiares despedirse y a los amantes con besos en la frente y lágrimas en los ojos: la terminal sigue siendo de mis lugares favoritos, sigue habiendo amor honesto del que no hay en otro tipo. Y mi autobús salió de noche, con nada en mi estómago, los ojos hinchados y la opresión en el pecho. Llegué a la terminal norte y esperé 20 minutos para trasbordar. Viajo ligero pese a que mi mochila parece caparazón de tortuga, sólo tengo ropa, libros y dulces en sus bolsas. Son más historias las que me pesan al hombro que la carga física la que llevo. Dormí más tiempo y, al despertar me sentí extraña creyendo que todo había sido un sueño, pero ya estoy acá de nuevo; he llegado a un hogar que no se siente hogar por ahora llamaré mi casa. El dolorcito en el pecho tomará su tiempo en desaparecer, dicen mis amigos cardiólogos que es un Síndrome de Takotsubo, yo digo que el amor romántico no es el único que puede romperte el corazón.
Clara Ajc
429 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 18 days
Note
Tengo la regla y me duelen un montón los cólicos 😖 necesito a un Enzo cuidándome xfis🥹
Fluff ♡
Enzo fue el primero en despertar con ese incesante e irritante sonido que resonaba por toda la habitación. Luego de unos segundos se estiró y, procurando no descansar su peso sobre tu cuerpo, tocó la pantalla de tu teléfono para apagar la alarma. Te observó brevemente antes de -con pesar- tocar tu brazo para despertarte.
-Son las nueve- susurró después de besar tu mejilla. Cuando te escuchó quejarte evitó reír-. Yo hago el desayuno.
Te quejaste nuevamente cuando te sentaste y él tomó tu cintura, preguntando en silencio, pero sólo negaste para luego de abandonar la cama y dirigirte hacia el baño lentamente. No pudo evitar mirarte caminar y fue así como notó la mancha en tu ropa, comprendiendo a la vez el por qué de tus quejidos.
Decidió cambiar las sábanas una vez que escuchó el correr del agua y luego se encargó del desayuno. Cuando regresó a la habitación, con una bandeja entre las manos y cargando una almohadilla térmica en su hombro, te encontró bajo las mantas con una expresión de tormento.
-Después lavo las sábanas- dijiste en voz baja, aceptando el ibuprofeno y el vaso de agua que te ofrecía.
-Dejate de joder, nena- contestó con desaprobación, deseando como tantas otras veces que fueras un poco más indulgente con vos misma. Acomodó las almohadas detrás de tu espalda y con cuidado depositó la bandeja sobre tu regazo antes de entregarte la almohadilla-. Está caliente, cuidado.
-Imagino que estas flores no las cortaste de mi...
Obvio que las robó de tus macetas en el balcón pero, en su defensa, quería tener un pequeño detalle sin tener que abandonar el edificio. Hizo una nota mental para no dejar que la semana finalizara sin sumar otra planta a tu pequeña colección.
-No, por supuesto- mintió, escapando de tu mirada acusadora pero divertida-. ¿Querés ver una película? ¿Una serie?
Escogieron juntos un documental, interesante pero lento en extremo, con una duración de hora y media. Llevan recién unos cuarenta minutos y cuando una pelea entre dos leones y un cocodrilo tiene lugar, Enzo llega a la conclusión de que no fue la mejor opción.
Retira múltiples veces la mano con la que masajea tu abdomen (en un intento de mantener el calor y la presión luego de que las semillas de la almohadilla térmica se enfriaran) para limpiar sus lágrimas y se muerde los labios para no emitir sonido alguno.
-¿Estás llorando?- preguntás. Tu intento de ocultar la risa fracasa-. No les pasa nada, ¿no ves? Se escaparon...
-Sí, pero ahora están... Dejá de reírte.
-Perdón, es que...
-Si fuera un documental sobre leones vos también estarías llorando- reclama, pellizcando sin fuerza tu mejilla-. Me voy a preparar otro café, ¿vos querés algo más?
-No, gracias.
-¿Segura?
-Segura.
Antes de cruzar el umbral voltea, con una expresión de diversión, para encontrarte mirándolo de manera suplicante. Regresa con una sonrisa, inclinándose para besar tu frente y luego tus labios, sus manos cubriendo tus mejillas por completo. Su pulgar roza tu piel con delicadeza.
-Elegí una película antes de que vuelva- dice contra tus labios-. Y te voy a preparar otro té, ¿de qué lo querés?
Su cabello cayendo sobre tu rostro te hace cosquillas, pero cuando intentás huir de la sensación Enzo toma tu mentón para besarte otra vez.
PERDÓN por publicar esto siglos después de que lo mandaras, espero que lo disfrutes 🫶🏻
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @delusionalgirlplace @chiquititamia ♡
51 notes · View notes
cherryblogss · 3 days
Note
Cherryzinha, hj eu conheci minha prof de filosofia e ela parece uma sereia de tao linda que é, juro. Escreva pra nós sobre o pipao se apaixonando na prof sereia da facul dele pls 😭
engraçado que o conceito de mulher sereia é tão visível na mente ne🧍‍♂️ e assim o pipe tem cara de ser super deitão pra mulher bonita🧍‍♂️
Primeiro ia fazer isso sendo os dois professores mas quis descer pra play
aviso: diferença de idade, amor platônico, fui malvada nesse.
vms ao que interessa😛
Ele se sentia como um garoto na puberdade toda vez que te via. Era injusto como você era tão charmosa, carismática e inteligente, além disso era ainda mais injusto que você era a nova professora de ética dele. Chegava a ser irônico te escutar explicar os conceitos filosóficos e continuamente fantasiar sobre a sua pessoa, delirando sobre como seria escutar sua voz eloquente no ouvido dele, falando coisa inapropriadas demais que só de imaginar Felipe já ficava corado. Recorda como quando te viu no corredor ficou paralisado com o impacto da sua presença magnética e beleza estonteante, mas sentiu tudo cair por terras ao descobrir que seria a professora substituta da turma dele. Entretanto, mesmo tentando se controlar, não conseguia deixar de ter devaneios envolvendo a sua pessoa.
Claro que você não era só a mulher mais linda que ele já viu, também era altruísta, dedicada, engraçada e cada frase que saía da sua boca soava como poesia. Conforme o tempo passa, é uma tortura e uma benção ter sua presença constante na vida dele todas as semanas, seu sorriso o fazia se esquecer de qualquer pensamento que o assombrava e sua personalidade cativante não deixava espaço para mais nada no coração fraco dele.
Nunca havia sentido algo tão intenso, poderia ser unilateral, mas se fosse para você ser a eterna musa da existência dele que fosse. A esse ponto, ele já não se importa.
Agora, só conseguia focar nos seus trejeitos graciosos e risada melódica ao explicar um conceito novamente a um dos amigos dele. Não pôde evitar sentir uma onda de ciúmes ao te ver dando atenção a outro homem, mesmo que não tivessem nada e você só fosse dele em sonhos distantes.
"E você, Felipe? Entendeu tudinho?" Ele volta para a realidade quando você para na frente dele com a cabeça inclinada adoravelmente e as unhas curtas pintadas repousando sobre a mesa dele. Sacudiu a própria cabeça levemente, se forçando a despertar para não se perder nos seus olhos hipnotizantes focados nele com um sentimento indescritível que o fazia se sentir o único homem no mundo.
Talvez você retribuisse a atração... Será que tudo era uma projeção do coração apaixonado dele? Mas podia jurar que seu olhar se demorava um pouco mais no dele ou que seus olhos lindos passeavam pela figura dele quando ia assistir aos jogos de futebol da atlética.
"S-sim, entendi bem, você foi ótima como sempre." Assim que as palavras saíram da própria boca, ele sentiu vontade de enterrar o rosto no próximo buraco que encontrasse pela sua expressão afetada e envergonhada pelo elogio repentino.
Limpou a garganta e desviou o olhar do seu, cruzando os braços com um bico formado nos lábios carnudos, constrangido por ter deixado escapar os pensamentos impróprios da mente dele. Mal sabia Felipe que as palavras dele te deixaram com o pulso acelerado e cobrindo seu rosto corado com os próprios cabelos.
Enquanto isso, Pipe admirou pela visão periférica a sua bunda e pernas se movendo novamente para perto do quadro e sua voz voltando a alertar sobre a proximidade das provas finais com aquele carinho que o argentino necessitava escutar todos os dias. As vezes ele te odiava por ser tão perfeita e apaixonante. Bom, pelo menos não se privaria de apreciar seu corpo e talvez um dia iria realizar todas as fantasias que tinha. Ele esperaria o tempo que fosse.
37 notes · View notes
cartasparaviolet · 2 months
Text
Escrevia em carteiras, bares e muros. Encontro-me solitária a escrever, mais uma vez, no quarto escuro. A lua me convida a deixar a criatividade fluir, me apavora a possibilidade de me perder em devaneios criativos e ruir. Uma vez eu esqueci de retornar do mundo da imaginação, alcei voos, entreguei o comando para o coração. Que ilusão, que insensatez, me disseram. Contudo leram e releram aqueles patéticos versos. Minhas palavras não tocam almas, elas a acalmam. Sinto pena de quem não tem pena do próximo, pois solidariedade salva. A empatia é um aspecto marcante de minha personalidade, nos debatemos em confrontos lutando por espaço. Sinto pena de quem pensa que isso é tudo que restou. Pena de mim, pouco sobrou. Escrevia em papel, blogs e redes sociais. Escrevia considerando apenas fragmentos nada normais. A luz acendeu em minha casa essa noite, abri uma garrafa de vinho para celebrar. Que horas podemos começar? Um dos meus maiores defeitos é o perfeccionismo, dizem que eu pego muito pesado comigo, não minto, não mimo, apenas afirmo que posso ir além. Propicio palavras dóceis a quem convém. Para mim é ferro e fogo, assim que funciono, transbordo logo após tanto desgosto. Uma pétala de rosa sobrevoa esse espaço, sinto seu cheiro, me acalma seu abraço. A natureza me dá força para seguir em frente, “escreva, liberte-se, divirta-se, esteja contente”. O silêncio calou-se agora pouco, deixando-me em paz para refletir. O amargor do dia anterior ainda está em minha boca, assim como o peso do tempo assola meu frágil corpo. Nas entrelinhas, não há nada que essas míseras linhas não transmitam. Sinto muito se não compreende muito bem o que digo. Afirmo que o perfeccionismo é o meu maior defeito. Apago tudo, leio e releio. Desconexo, incoerente, frívolo, inconstante. Uma alma perturbada tentando seguir adiante. Um empurrão cósmico me ajuda a expressar toda minha paixão. Talvez se não fosse essa oportunidade, teria entrando em combustão. Há fogo em mim, há muita lenha para queimar. Saboreio o hoje com cheiro de primavera no ar. Sou vago, prolixo, perdido e largo, mas tenha a certeza de que nunca fui raso. Condenada ao martírio do sacrífico da autoexpressão, retendo a minha sensibilidade até a exaustão. Surpreendo-me com as pessoas ainda, confesso, todavia escolho acreditar na humanidade em exímias rimas e versos. A confusão prossegue, percebe? Digo tanto, digo nada, reflete. Inerte, paralisado, fora de órbita. Evocaram-me de volta, enquanto estava viajando metaforicamente por alguma orla. Ausenta-me a vontade, o propósito, no entanto, nunca falta alma em tudo que me proponho. Apanho, pois não passa de despropósito. Qual é o sentido desse negócio? Alguém esqueceu de me contar sobre a finalidade do jogo. Derrubo o tabuleiro, as peças, me lanço ao fogo. Revolto-me em meu mar de ressaca de meu litoral rochoso. Não sou anjo, nem mau. Descreio nessa crença de diabo, tal ser deve estar cansado de ser sempre acusado. O mau é a ausência do amor, não me sinto mais refém de religião, nem de ninguém. Encontrei o divino dentro de mim e estive buscando desenfreadamente do lado de fora. Por sorte ou por pena, a gente despertar do sono eterno alguma hora. Nessa terra tudo é miragem, que a imagem perfeita somente o Criador que a concebeu conheceu, quem sabe um dia, a perfeição seja você e eu.
@cartasparaviolet
45 notes · View notes
dokebeto · 7 months
Text
03 de marzo, 2024.
Entre risas y pulmones.
Dicen algunos que las posibilidades de que el mundo se destruya en unos años es 99.99999% y otros dicen que nunca debió haber existido una raza tan destructiva como la que somos hoy.
Yo creo en dos cosas desde hace 696 días, en el destino y en el universo exterior, ah sí, y en el amor.
Nunca pensé en encontrar a alguien que pudiera robarse todos mis miedos y transformarlos en sonrisas, de esas que vienen de corazón y que no externamos porque nunca aprendimos a sonreír. Pero mi corazón está lleno de ellas, de esos momentos dónde me dice algo gracioso y procede a decirme: “¿Quién te va a hacer reír tanto como yo?” ella sabe que no hay nadie más en mi vida a quién pueda amar tanto que se da el lujo de decirse la única y con justa razón.
Nadie me va a hacer reír tanto como tú.
A nadie le dí mi corazón tanto como a ti y eso que también creo en la teoría de que estamos hechos de muchos pedacitos de las personas que marcaron nuestras vidas y a quienes les permitimos llevarse una pieza de nuestro corazón.
Mi vida, formé un nuevo corazón del que pudiera nacer todo lo que siento por ti, es solo tuyo y solo tu lo podrías reconocer. Yo contigo soy yo, mi risa deja de ser ahogada, mis pensamientos se vuelven más claros y por todo el eterno instante que estoy contigo, mi cabeza se queda en silencio, porque sabe que estás aquí, porque sabe que ese lugar que tanto ama llegó a mi y sí me lo permites no quisiera irme, al contrario, me gustaría que me dejaras quedarme aquí a tu lado.
Me gustaría despertar a tu lado y no desayunar porque ninguno se quiso levantar, quiero despertar a tu lado y desearte los buenos días desde cinco centímetros de lejos porque es lo más cerquita que podemos estar pegados, poder darte un beso en la frente y pensar que alivie cualquier dolor de cabeza que podrías tener y decirte que te amo y demostrártelo sin cansancio hasta que tú misma te ames como yo lo hago, despertar entre risas y una preocupación por tus pulmones, esos que decimos ir a revisar pero que aún no nos dimos el tiempo, quisiera formar una vida a tu lado y sé que aún tengo mucho por lo cual esforzarme para poder lograrlo, pero quiero hacerlo y sí ambos estamos de acuerdo, quedarnos juntos por quizá unos 696 años.
Buenos días, bombón.
Con amor, D.
72 notes · View notes
hellokittywrites · 3 months
Text
TEETH
segunda parte.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo?
pair: vampire! park sunghoon x f!reader x (sightly?) vampire! park jay
summary: sunghoon ya no puede resistirse más a ti, especialmente después de que descubrieras su verdadera identidad y de que park jay se comportase de una manera demasiado amistosa contigo para su gusto
warnings of part 2: menciones de dios y del cristianismo (nada de lo escrito se aplica a la religión referida, es sólo ficción basada en ella), sangre, mordiscos y puede que un poco subida de tono en algunas partes (???) no nsfw tho, lenguaje malsonante
words: 3004 (im sorry)
quick note: resulta que no sólo van a ser dos partes... esta historia está volviéndose más interesante de lo que pensaba y puede que se vuelva una miniserie <3
primera parte tercera parte
Tumblr media
Sunghoon conectó sus ojos con los tuyos y las palmas de sus manos guardadas en los bolsillos de su pantalón de traje podrían haber empezado a sangrar en cualquier momento de la fuerza con la que estaba clavando sus uñas en ellas, buscando con el dolor, distraerse a sí mismo de quién tenía en frente, de tenerte cara a cara. 
Dios, había olido tu sangre desde mucho antes de que llegaras a la azotea y, pese a haberse apartado de la fiesta para ir a la zona más alejada y solitaria con la intención de no estar en tu radar, su instinto depredador consiguió igualmente atraerte hacia él.
Tu respiración agitada prueba de un corazón también agitado provocó la rebelión de sus colmillos. Dolían, y la fachada de indiferencia de Sunghoon cayó tras tres segundos de contacto visual, debido a cómo se encontraban pinchando su rojizo labio, buscando ser liberados de la presión que Sunghoon estaba ejerciendo, queriendo contenerse a sí mismo.
Porque si de ellos fuera, te mordería. Oh, si te mordería.
Aquella chispa de incomodidad, te hizo salir del estado de alucinación en el que te encontrabas. ¿Cómo que Sunghoon era tu sueño, o todo lo que necesitabas? No había ninguna prueba racional que explicase aquella premisa y no ibas a ponerte a buscarla próximamente. Así, fue ese ligero frunce de sus negras cejas lo que te hizo despertar. Tu respiración se empezó a calmar de la carrera que acababas de hacer, además de que ya empezabas a sentirte un poco mareada.
Recuperaste un poco la compostura dentro de lo posible ante la presencia de aquel hombre.
Sunghoon notó tu cambio y nunca creyó en dios, teniendo en cuenta su condición -aquella figura divina le parecía una simple invención a la que a veces se dirigía por desesperación-, pero le agradeció esa relajación por tu parte. Si seguías presa de lo que su interior más salvaje te hacia sentir, esa necesidad de satisfacción última por su persona, entonces él no podría hacer nada para contenerse. No tendría las fuerzas, ni siquiera la oportunidad, de reprimir aquel demonio interno que se encontraba babeando por probar tu sangre, por morderte, por marcarte, por sellarte como de su propiedad con sus colmillos.
Había oído hablar de conexiones similares: el regalo de Dios hacia los vampiros, el mayor acto de misericordia. Un vampiro destinado a un humano y un humano destinado a un vampiro. La satisfacción de su deseo asesino con un humano al que amará de por vida y que lo volverá bueno, correcto, humano.
Sunghoon nunca creyó estas patrañas pues jamás existió un vampiro cuyos colmillos fueran de la propiedad de un sólo humano, sólo pudiendo morderle a él y, cuando lo hiciera, no querer probar otra sangre nunca más.
Claro que éstas eran las palabras de la leyenda y el entorno de Sunghoon, lleno de vampiros casados con otros vampiros pero con numerosos mordiscos hacia múltiples humanos distintos, no le era el mejor contexto para creer en algo así como "tu salvación destinada".
Jake y Heeseung, además del resto de sus compañeros, solían encajar en las actividades de un vampiro adulto. La sangre humana es tentadora, pero no tanto como para perder el control, como muchas de las novelas vampíricas quieren probar. Uno puede saciar su hambre con su plato favorito conscientemente, disfrutando del sabor pero sin pasar los límites. En el caso de los humanos, son límites de quién come, cuánto su estómago puede aguantar; en el caso de los vampiros, el límite está en la persona de que se alimentan.
Esto ayudaba a que pudiesen convivir, pero Sunghoon, cuyo padre era un hombre sin prudencia, creció acostumbrándose a ver cuerpos totalmente secos saliendo de las puertas de su casa cada mañana.
Cuando vio el rostro sin vida de su niñera a la que en secreto llamaba madre, juró que él no iba a ser un asesino, no iba a dejarse llevar. No iba a alimentarse de sangre humana.
Pero tu cuerpo abrazado por ese vestido, tus ojos deseosos que le miran sin vergüenza alguna, tus labios brillantes y tentadores bajo la luz de la luna... Sunghoon sentía que iba a romper aquel juramento y lo peor es que lo haría sin remordimientos.
¿Creía Sunghoon que eras su salvación destinada? Lo único que Sunghoon sabía era que te detestaba por convertirle en la bestia que estaba destinada a ser, arrodillándose ante ti, ahogado en tu sangre.
Y estaba enfadado, verdaderamente molesto.
Sí, tras percibir cómo volvías a mantener la calma -dentro de lo que cabía-, Sunghoon, gran observador, se molestó más al darse cuenta de un factor y no pudo evitar mantener su silencio por más tiempo.
—Vengo más tarde, intentando evitarte y mírate... Los protegidos tendrían que haberse ido hace una hora y media— Ladeó la cabeza mientras levantaba unos centímetros su barbilla, suavemente. Sunghoon era absolutamente majestuoso con la luz de la Luna acariciando sus rasgos faciales. Entrecerró los ojos y temiste volverte transparente ante él. —Seguro que ya has visto por qué... ¿verdad?—
Sí, lo habías visto pero, ¿tu esperada hora de partida? No, no lo sabías. Ni Aerin ni Sunoo te habían comentado nada por el estilo. Pero antes de hacer esta reflexión, sentiste estar a punto de volver a caer en el abismo de pérdida de conciencia que Park Sunghoon te suponía. Después de tres intensos meses de un anhelo secreto, te había hablado por primera vez. Esa voz que siempre te despertó de un sueño desconocido, haciéndote consciente de algo que todavía no sabías denominar, se había dirigido a ti, mirándote, examinándote, prestándote toda su atención, tal y como en tus más oscuros sueños siempre habías sucedido.
Tu cuello volvió a palpitar y Sunghoon, como si lo hubiera notado, dio un paso atrás, casi chocando con el muro de cristal de la azotea, mientras giraba la cabeza hacia el otro lado, bajando la mirada y lamiéndose los labios con frustración. Notaste su nuez moviéndose tras tragar. Inconscientemente, tú también tragaste.
Sunghoon te estaba distrayendo demasiado del por qué tus supuestos amigos, tu supuesta mejor amiga, habían decidido omitir un detalle tan importante como la necesidad de irte hace media hora para evitar encontrarte con supuestos vampiros o, mejor dicho, evitar estar en un lugar en el que sus colmillos eran absoluta y legalmente libres, sin necesidad de ser retenidos, sin ser nombrados armas asesinas.
Evitar unos como los de Sunghoon. No, tanto tú como él lo sabían, no había otra opción, otros colmillos para ti. Evitar los colmillos de Sunghoon pues sólo podían ser ellos los únicos cuyo dueño podía llamarte proclamándote de esa forma.
Evitar que sucediera lo que estaba a punto de suceder si ninguno de los dos frenaba, si ni tú ni él deteníais este terremoto descontrolado. Y tú deberías ser quién lo hiciera. Tú, la presa, deberías escapar de tu depredador y, sin embargo, ahí iba un paso, dos pasos, tres pasos hacia un vampiro, hacia Park Sunghoon.
— Quieta, por favor. No — Sunghoon se pegó lo máximo posible a aquel muro, susurrando aquella negación casi con derrota en su voz, sacando sus pálidas manos llenas de marcas de frustración de sus bolsillos, tensándose con cada paso que dabas.
La azotea no era muy ancha de largo y ahora os encontrabais a cuatro pasos el uno del otro. Sunghoon nunca tuvo la necesidad de respirar y, pese a eso, ahora sus pulmones lo estaban haciendo.
Estabas a punto de caer y rendirte ante tu propia libertad pero, como él, la racionalidad todavía seguía de pie en la batalla. Y, buscando distraerte de su expresión frustrada que te producía una calidez placentera en tu vientre, la música que parecía hasta el momento sonar de fondo, incrementó en volumen, junto con los gritos de júbilo de los participantes de aquel ahora terrorífico evento.
Así, recordaste todo. Sunoo mordiendo a Aerin, los colmillos de Jake, la sangre de aquella chica que estaba con Heeseung, lo que de verdad servían en la cocina... ¿Realmente existían los vampiros? ¿Realmente todo lo que había sucedido eran pruebas claves para probar tu teoría? ¿Realmente estabas a punto de creer en la existencia de los vampiros? Sunghoon sólo te había dado una indirecta que podía hacer referencia a otra cosa.
Pero, si realmente era así y ellos eran eso, el enfado era lo que te encontrarías sintiendo. ¿Cuánto te habían manipulado exactamente?
Te dirigiste a él con una mirada que sin que fueras consciente de ello, era desafiante. Sunghoon, al ver la chispa encendida en tus ojos, tuvo que volver a controlarse mientras, sin poder evitarlo, sonreía ladinamente. Le gustabas, Dios, le volvías absolutamente loco.
—¿Tú también haces eso?— Preguntaste mientras sentiste tus rodillas temblar por un momento. El frío que acariciaba tus desnudas piernas fue al que culpaste, no queriendo pensar en los efectos de la sonrisa del hombre que tenías enfrente tuya.
Esa misma sonrisa que pretendías ignorar sólo se agrandó más, dejando, ahora sí, ver una chispa de aquellos colmillos, todavía no en su estado total de liberación pues Sunghoon seguía reteniéndolos. Pero tu voz le gustaba demasiado, como tus piernas desnudas. Le estabas provocando sed... Mucha sed.
—Vas a tener que ser más específica— Sunghoon contuvo su lengua antes de pronunciar tu nombre o entonces tendría la gran necesidad de conocer el sabor de tu sangre.
Le miraste entrecerrando los ojos. Habías visto las pruebas por ti misma, negar o intentar ser racional no servía de nada por mucho que supusiese afirmar la existencia de aquellos seres. Suspiraste y te lamiste el labio inferior antes de preguntar— ¿Muerdes a la gente inferior a ti?—.
Sunghoon alzó una ceja y se mantuvo en un extraño en silencio. Aquel gesto como respuesta despertó en ti un nerviosismo que sonó más brusco de lo que pretendías —¿Qué? ¿Acaso me equivoco? Vampiro—.
Oh, Sunghoon podría mirar tu expresión de enfado por toda la eternidad, temió. Pero en el fondo, intentaba distraerse del asco con el que expresaste aquella palabra, su verdadera identidad. Tu tono había rasguñado un poco su estático corazón.
Esta vez fuiste tú la observadora perspicaz y lo notaste. ¿Existía un punto débil en su gran armadura? Diste un paso y Sunghoon no pudo más.
—Corre— Su voz ahora gélida, sus colmillos ahora en su estado libre y natural, su hambre descontrolada.
Dudaste un segundo. ¡Aquellos colmillos parecieron a simple vista hechos para tu cuello!. Ese era tu lugar, tu sueño. Por un momento ibas a quedarte por iniciativa propia pero, antes de cumplir ese deseo, notaste el dolor en sus capas de desgrado, el alma en su intento de incendio y tus piernas se alejaron rápidamente al volver a recordar que él era un vampiro, un asesino. Park Sunghoon.
Corriste escaleras abajo, temiendo que te atrapara, pero Sunghoon en ningún momento te persiguió o hizo ademán de hacerlo. Desde el primer momento sólo quiso que escaparas, siendo un depredador con el castigo de necesitar a una presa no deseada. ¿Lo hacía por ti? Sunghoon nunca era honesto consigo mismo, así que claramente lo hizo por él, para no volverse quién más odia, para no ser su padre.
‧͙⁺˚・༓☾  ☽༓・˚⁺‧͙
Fue un milagro que no te hubieras tropezado con las escaleras mientras, con la respiración entrecortada, te hacías paso entre alumnos SSR que ahora eran percibidos por tus ojos con temor. La música te hacía pitar los oídos y acostumbrarse a la oscuridad nunca fue tan difícil pero ahí estaba, la puerta de salida.
Miraste hacia atrás por un segundo tras escuchar un ruido demasiado cerca y no proveniente de la piscina. Ahí, en plena gloria, los colmillos de Sunoo volvían a penetrar el cuello de Aerin. Sentiste lágrimas acudir a tus ojos y, sin pensarlo más, atravesaste la puerta, saliendo de aquella casa.
Caminaste un tanto apurada por la acera de la desierta carretera y al momento te diste cuenta de que no sabías dónde estabas. Giraste la cabeza hacia la casa, buscando señales de un Sunghoon persiguiéndote, pero nada.
Una idea cruzó tu mente y decidiste caminar en el sentido contrario, retrocediendo en tus pasos, buscando desde la carretera ver la azotea. Escondiéndote un poco entre una moto y un arbusto, levantaste dirigiste tu atenta mirada hacia el lugar donde minutos antes casi sucumbías a tus deseos. Deseaste por un momento que no estuviese desierta, significando en la cercanía de Sunghoon, fruto de aquella parte irracional que seguía y, después de tu primera conversación con él, más que nunca necesitada de él.
Para tu decepción, Park Sunghoon no se había movido ni un milímetro del borde de la azotea, pero esta vez miraba las vistas, dándote la espalda. Aliviada, pero a la vez tremendamente avergonzada al haber caído en lo que no pareció minutos antes un engaño, soltaste un suspiro mientras tus mejillas se incendiaban.
—No te recomendaría mear ahí— Una voz grave y un poco raspada te sorprendió, haciéndote saltar y, de no ser por el arbusto, estarías en el suelo con uno de tus bonitos tacones rotos.
Tu cabeza se apartó de Sunghoon rápidamente dirigiendo la mirada hacia aquella voz.
Park Jay, con su característica ceja cortada, frente descubierta y ojos negros rasgados te recibió, dirigiéndote una mirada cansada. Al momento, te apartaste tanto de la moto como del arbusto, volviendo a la acera. Estabais frente a frente. —No estaba intentando mear —Tu voz sonó un poco más elevado de lo que pretendías y te hizo sentirte más avergonzada.
—Ya— Soltó Jay elevando una de sus cejas mientras encogía los hombros. En verdad, no le importaba mucho la respuesta, mientras su moto siguiera intacta. Porque así era Park Jay, el alumno de las SSR y del grupo de Sunghoon que menos destacaba salvo por ser el capitán de béisbol de la academia Bram Stoker, más concretamente, el primero en la historia del equipo en ser elegido en primer curso.
Como con el resto de SSR que no fuesen Sunoo o Aerin (salvo en esta fiesta en la que intentaste pasártelo en grande), mantenías tus distancias con Jay Park. Siendo del mismo curso que Sunghoon, ésta era también vuestra primera conversación.
Y así siguió Jay, mirando la moto. Todavía no habíais hecho contacto visual desde su inesperada aparición mientras mirabas tus tacones, buscando distraerte. Jay, una vez comprobado que su roja moto estaba en perfecto estado, se dirigió a ti.
La sorpresa fue evidente en la ampliación de sus orbes negros tras hacer contacto visual con el jugador de béisbol. Frunciste el ceño por un momento, no entendiendo muy bien su reacción. ¿Tenías algo en la cara..? Hasta que recordaste las palabras de Sunghoon. Hace tiempo que tendrías que haberte ido porque...
Diste un paso hacia atrás y tus brazos se tensaron a cada lado de tu cuerpo, ahora no tropezándote con tus tacones. Te mordiste el interior de la mejilla mientras rápidamente echaste una ojeada hacia tus alrededores, buscando una posible vía de escape si las circunstancias la requerían.
No sabías muy bien exactamente lo que había pasado en la fiesta, pero sí que había vampiros. ¿Cuántos? ¿Quiénes eran y quiénes no? El corto tiempo que había transcurrido desde esa revelación al presente de Park Jay hicieron que no tuvieras el puzzle completo, pero sí lo suficiente para saber dónde colocar la siguiente pieza. Y Jay premió tu inteligencia en su cabeza con un imperceptible asentimiento.
Se quitó la piruleta roja que desde el principio tenía en la boca y, acercando su brazo al casco de moto negro como el carbón situado sobre su moto, similar a sus ojos, casi soltó una carcajada.
—Así que ya sabes quiénes somos o, mejor dicho, lo que somos— Jay subió la mirada hacia tu figura, escaneando tu cuerpo. Gesto que no te ayudó a bajar la guardia ante su persona.
Tu ceño fruncido le pareció divertido y se apoyó en su moto, observándote con una chispa de interés en sus ojos. Pero no era el interés de Sunghoon, ni tampoco indicaba sed o lujuria. Tú tampoco te sentías de la misma manera cuando le mirabas a los ojos. Era como estar con Sunoo antes de saber que era... que era...
—¿Tú también eres un vampiro?— Preguntaste con un tono de voz un tanto grave, pero no titubeante.
Una sonrisa nostálgica fue lo que te respondió y tu confusión te hizo prestar más atención a la vez que él se volvía a llevar el caramelo a la boca. Ahí, entre su lengua y el resto de sus dientes, había un colmillo roto, partido.
La sorpresa fue evidente en tu cara y ahora si, Park Jay se rio abiertamente. Mientras sus carcajadas se mezclaban con el sonido lejano de la música, no sabías qué hacer.
— Para. Por favor, para— Dijiste intentando aguantar una sonrisa que se te moría por escapar ante toda esta locura que acababas de vivir. Jay hizo caso omiso a tus palabras y tardó varios segundos en recomponerse.
Te sonrió ladinamente y, tirándote el casco, dijo —Supongo que necesitas que alguien te lleve a los dormitorios. Sube— Jay, sin casco, detalle que no te sorprendió al entender más o menos la razón, se subió a la moto, esperándote.
Lo correcto y racional era negarse. Pero morder técnicamente no te podría morder y, pese a ser alumno SSR, su sonrisa llegaba a sus ojos, o por lo menos las que te había dedicado en el corto período de aquella conversación. No, conducir una moto era muy peligroso. Pero quedarte ahí suponía más peligros con un Sunghoon acechando y unos amigos que pueden que no sean tan amigos. Además de los vampiros. No, Jay también era un vampiro. Decidiste negarte obviamente-
—Está bien, pero debes responder a todas mis preguntas— Te acercaste y te colocaste detrás de un sorprendido Jay, el cual tras verte correctamente situada en su moto, sonrió caninamente.
—Eso ya lo veremos— Jay encendió la moto y os alejasteis de la casa.
Todo bajo la atenta mirada de un Park Sunghoon que juró en ese mismo instante hacerte suya y a la mierda su propio juicio.
‧͙⁺˚・༓☾  ☽༓・˚⁺‧͙
tercera parte
taglist: @strxwbloody @baaamkyu (open!)
notes: omg!! segunda parte lista. siento que sea un poco corta comparada con la anterior pero estas escenas me salieron más largas de lo que pensaba y no quería haceros esperar mucho. ¿qué tal la dinámica entre sunghoon y la prota? prometo que ellos dos son endgame!!! la aparición de jay es cosa mía jusjus <3333
30 notes · View notes
sunshyni · 9 months
Note
oi dengo! tenho dois pedidos então!!! Escreve algo com o Anton (friends to lovers) e algo com o jisung (você decide)
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ(Ele tá tão 🤏 nessas fotos, dá vontade de chorar)
about content: estupidamente fluffy, é tudo que eu tenho a dizer!
ㅤㅤㅤㅤw.c: 1.5k
•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•
notas: confesso que comecei a escrever essa só com esse “friends to lovers” de bússola, daí eu tava ouvindo “Love 119” e isso acabou fluindo dessa forma, espero que vocês gostem!
(OBS: tenho um plot do Jisung que dependendo do andar da carruagem, saí em breve, então me aguarde 🙏)
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤBoa leitura, docinhos! ♥️
Tumblr media
Você trancou a porta principal da sua casa com todo cuidado do mundo enquanto segurava um par de tênis all star porque ficou com medo de acordar seus pais no caminho do seu quarto até às escadas e finalmente à entrada da residência, Anton desviou o olhar do seu visual composto por um vestidinho e um casaco fino que servia mais como complemento do que para te proteger do frio – levando em conta que o clima daquela madrugada era ameno, típico de uma noite de verão – para os seus olhos que formavam uma meia lua devido ao sorriso completo que você colocou nos lábios, rosados por um gloss com um cheirinho adocicado de frutas vermelhas.
Você se sentou no primeiro degrau dos dois que levavam até a sua porta, para calçar os tênis e esconder os morangos das suas meias, mas Anton foi mais rápido e se ajoelhou diante de você para amarrar os cadarços, ele fez exatamente como costumava fazer quando vocês eram crianças, um nó, duas orelhas de coelho e um laço, o que te fez mexer nos cabelos dele como se tivessem voltado para o jardim de infância.
Anton elevou o olhar ao terminar de colocar seus sapatos feito o príncipe encantado de “Cinderela” e te estendeu a mão, ainda sem trocarem nenhuma palavra com receio de alguém acordar, sua Alexa despertar ou os aspersores do jardim serem de repente ativados. Então, vocês só começaram a falar quando a fachada da sua casa já não podia mais ser observada.
— Por que você me avisou de última hora que foi convidado pra uma festa do Wonbin? — Você questionou ao seu melhor amigo desde... o berçário? Vocês dois sempre achavam que era fantasia das suas mães, mas elas juravam de pés juntos que vocês viviam com os rostos virados um para o outro nos berços daquela ala específica do hospital, elas contavam que mesmo que as enfermeiras trocassem vocês de lado, ainda assim encontrariam um jeito de direcionar seus rostos em direções favoráveis para espionar um ao outro, mesmo que os olhos mal dessem menção de se abrirem. Daí pra frente vocês cresceram juntos, brincaram juntos, estudavam juntos, sempre davam um jeito de incluir um ao outro nas suas atividades.
Você cresceu com um perfeito modelo de cavalheiro ao seu lado que te tratava feito uma princesa a maior parte do tempo e vivia te sujando de sorvete de iorgute da sorveteria favorita de vocês.
— Porque eu fiquei com medo de você ficar chateada comigo por causa desse novo círculo de amigos — Anton confessou desviando de uma lixeira na calçada. Você negou com a cabeça, mesmo que por dentro estivesse morrendo de ciúmes dos seus novos amigos, principalmente das garotas que não sentiam vergonha em flertar com o Lee na luz do dia, mas serem correspondidas por um sorriso tímido e um aceno de despedida, o que era um tanto quanto frustrante — Você não tá brava comigo, tá?
— É claro que não, Anton — Anton desde criança sempre foi famoso entre as garotas, no entanto isso tomou uma proporção maior quando vocês completaram dezesseis primaveras, e você começou a sentir um incômodo na barriga toda vez que alguma garota lhe pedia ajuda com uma questão de matemática ou a como posicionar o violoncelo nas aulas do clube de música, quer dizer, você era péssima cantando e Anton sabia devido a sua cantoria de Taylor Swift que ele conseguia escutar da casa ao lado, entretanto você se obrigou a aprender tocar o triângulo só pra espionar suas interações — Eu achei que eu era a amiga descolada da relação, mas você tá me dizendo que não. Esse título é seu.
3 anos. Você estava guardando uma confissão e esperando o melhor momento para dizer para Anton que o queria como seu namorado fazia cerca de 3 longos anos, perdendo grandes oportunidades por puro medo de perdê-lo, fitando vez ou outra por tempo demais os lábios que você presumia serem muito macios e com gostinho do lip balm de coco que ele utilizava todos os dias e que deixava seus lábios levemente brilhantes.
Inconscientemente era isso que você estava fazendo, esperando que ele não reparasse no brilho dos seus olhos, nas vezes em que você tinha que parar de falar para engolir a saliva porque tinha se perdido novamente nos olhos atentos de Anton e precisava se lembrar do que estava falando para não parecer estranho.
— Eu tive um sonho estranho hoje — Ele disse, a luz amarelada dos postes iluminando seu rosto e de alguma forma ressaltando cada vez mais a beleza dele — Sabe aquele filme? O bom dinossauro?
Você sorriu, escutando-o comentar sobre seus sonhos esquisitos dignos de uma mente criativa como a dele, como quando vocês montavam cabanas improvisadas no quarto de Anton e compartilhavam desejos de crianças, sonhos e pesadelos que faziam com que vocês dormissem entre os pais na madrugada. Você tinha essas lembranças gravadas a ferro quente na sua memória, do pijama de botões com estampa de nuvens de Anton, da lanterna que projetava pequenas estrelas no céu de lençóis. Estrelas que ainda existiam, nos seus olhos toda vez que o vislumbrava.
Anton Lee segurou sua mão quando entraram na festa lotada de Wonbin, onde se podia ouvir uma música moderadamente alta, muitas vozes e consequentemente muitas risadas vindas dos diferentes cômodos da residência.
— Você tem que ver os fundos daqui — Anton parou de andar de repente e de te guiar por entre as pessoas para te falar no ouvido enquanto a mão direita descansou suavemente e inocentemente sobre a sua cintura, roubando todo seu fôlego por alguns segundos, queria que ele permanecesse daquela forma, com o corpo próximo o bastante para você sentir o cheiro da fragrância de laranja e limão, com um toque amadeirado que você não esperava sentir nele. Por um instante, você pensou que ele sentira as faíscas quando te envolveu num olhar beirando o penetrante e aumentou a pressão no lugar onde te segurava, fazendo com que você se achegasse um pouco mais e quase pisasse no seu pé por puro nervosismo, mas isso só aconteceu para te livrar de um esbarrão.
— É uma piscina — Você constatou sorridente.
— Uma piscina — Anton repetiu com a mesma animação presente na sua voz.
— Anton! Você não vai entrar, não? — Shotaro perguntou da piscina, conforme Anton se aproximava para cumprimentar seus amigos e te apresentar para cada um deles, embora não fosse necessário já que vocês andavam grudados. Você e Anton amavam água, seja mar, rio ou piscina, na infância vocês contavam os dias para poderem visitar a casa de praia dos pais de Anton afim de passarem semanas debaixo de muito sol, protetor solar e muitos refrescos com direito a mini guarda-sóis na borda do copo.
Inesperadamente, Anton assentiu para Shotaro, se livrando da calça jeans e da camisa branca para acompanhar os amigos nas brincadeiras que eles faziam no interior da piscina, você se conteve em se sentar na borda, fitando os cabelos molhados do Lee que ocasionalmente ele tentava colocar para trás com um balançar de cabeça. Anton parecia um legítimo peixinho toda vez que adentrava numa piscina feito aquela.
Depois de quase levar um caldo de Eunseok e Sohee e de mais algumas pessoas que você não fazia ideia de quem eram, os garotos deixaram o quintal para buscar alguma coisa para beber e Anton permaneceu, nadando de uma extremidade até a outra ao passo que as pessoas iam saindo.
Ele impulsionou o corpo pra cima e se sentou bem ao seu lado na borda.
— Lembra quando você sonhou que era uma tartaruga na sua vida passada? — Anton concordou com as mãos espalmadas no chão — Então, eu acho que foi uma visão.
Anton riu baixinho anuindo com a cabeça com veemência, resolvendo te olhar nos olhos uma outra vez naquela noite, com a mesma intensidade que ele utilizou momentos antes dentro da casa, quando a música estava muito próxima dos seus ouvidos, você levantou a mão em direção a bochecha do seu melhor amigo, acariciou alí calmamente, e nessa hora do campeonato, o peito de Anton ia e vinha numa velocidade que você nunca tinha se deparado, a chance dele poder eventualmente retribuir seus sentimentos te encheu tanto de esperança que você se inclinou suavemente, beijando-o nos lábios brevemente, temendo uma reação.
— Por que você parou? — O Lee segurou suas bochechas inicialmente, unindo os lábios de vocês num beijo mais caprichado e envolvente, descendo uma das mãos para a sua nuca ao mesmo tempo que a outra encontrava sua cintura novamente e dava aquele mesmo apertão de antes, só que mais acentuado e preciso, você foi a primeira a se separar buscando ar e perdendo-o novamente com as bochechas vermelhas de Anton.
— Me diz que isso não é um sonho — Você pediu, esfregando a ponta do nariz no nariz de Anton num evidente beijinho de esquimó, ele sorriu e fechou os olhos pra ter consciência de que quando os abrisse de novo, você não ia desaparecer.
— Não, felizmente não é.
Tumblr media
100 notes · View notes
dennisdeimy · 2 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
☺️💤Ustedes creen que uno podria soportar no postear momentod asi en de mi Galaxia✨ ??? Peor , cuando hay un espejo a mi frente al despertar 😆🥴🥴🤭🤭👌 🌌🛸🪐☄️🚀 🤤 Dias de cama encerrado en mi cuarto 😴
. 📷 Instagram –> dennis.deimy.miaw 🌅🎁 OnlyFans –> dennis_deimy 🎬🤣 TikTok –> dennisdeimy
25 notes · View notes
ana-eomar · 2 months
Text
Carta para você.
(30/07/24)
Eu pretendo que essa seja a última vez que te escrevo para te falar o quanto te amei. O quanto você me marcou. Sobre a saudade que eu sinto. A raiva que sinto. E a tristeza que eu nunca me permiti sentir.
Eu nunca te contei a minha versão. Eu nunca te contei a versão de quem ficou te esperando. Porque até então, pra mim, era mais importante entender o que tinha acontecido com você. Em você. E que te fez abrir mão de nós. Nesse caminho eu esqueci que isso era um problema, único e exclusivo, seu.
A mim cabia sentir e associar o desamparo. Eu me senti DESAMPARADA. Foi essa a palavra. Depois de 7 anos, eu a encontrei. Eu não me senti sozinha. Eu não me senti abandonada. Eu senti que fui desamparada, no momento em que mais precisava. Fui quebrada pela vida. Por você. E por mim mesma nesse processo.
Eu senti que ali terminou todo nosso futuro. Todos os nossos sonhos. Todos os nossos planos. Todo meu eu, e todo o você, que ainda poderíamos vir a ser. Todos os invernos, com todas as canecas cheias de chocolate quente, marshmallow e chantilly que ainda viríamos a ter.
Mas pior que perder o futuro ao seu lado, foi ver o nosso passado se despedaçando. Ver cada caquinho de passado na minha frente, quase palpável. Quebrado. Suspenso. Como poeira. Pronto pra ser recolhido. Pronto pra me espetar e despertar alguma memória não solicitada.
Eu não recolhi esses caquinhos. Eu os deixei ali, de enfeite. Suspensos. Eles brilhavam tanto, por todos esses anos, que em algum ponto eu já nem me incomodava mais de me arranhar em alguns deles. Entre um brilho translúcido e outro eu sempre lembrei de quem fomos. Do que você foi pra mim. E o quanto essa construção nos custou: a você, uma decisão. Pra mim, uma boa parte da minha vida.
Eu sinto uma saudade imensa de tudo o que fomos e de tudo que não podemos ser. Eu lembro até de pensar, um fim de semana antes do fim, quanta sorte eu tinha dado na vida por ter você. Mal sabia eu que, esse exato pensamento, se tornaria minha eterna maldição. Viver o seu amor de maneira tão plena, me impossibilita de viver outros tantos. Pra minha sorte (e falta dela) seu patamar foi alto demais. E como voltar pros inícios rasos depois da profundidade de ter você?
E a cada novo encontro. E a cada nova pessoa que conheço. Eu sinto um pouco mais de raiva por você ter escolhido me deixar. Eu sempre penso "porque você me obrigou a passar por isso". E como complemento, quase automático, "você era a pessoa da minha vida". Eu não sei lidar com essas pessoas novas. Eu não sei traçar de novo essa linha, perfeita, que nos fez achar o ritmo um do outro. Como dar tempo pra alguém se desenvolver na minha vida, se o que eu quero está mais próximo do fim do que do início?
E foi assim que acabei acabando com vários amores, ao longo desses anos. Fui me impedindo de viver eles, na ilusão de encontrar esse pouco de você, que estava mais perto do fim que do começo. Fui me impedindo de viver outras vidas, na chance de esperar por essa vida que não ia voltar. Pela chance de continuar sendo eternamente sua, mesmo na sua ausência. Mesmo no seu desamparo.
Tem dias que ainda é difícil entender quem eu sou sem você. É difícil recolher os caquinhos que ainda estão por aí, suspensos, e cada vez mais em pedaços menores. Mas tenho tentado achar meu caminho. É difícil chegar em casa de um encontro e tentar não comparar uma nova pessoa com quem você foi. É quase fisicamente dolorido não pensar em você. Mas sigo tentando achar meu caminho.
Por muito tempo, eu continuei querendo que você continuasse sendo a minha pessoa. Eu continuei acreditando que esse nosso encaixe, cheio de falhas, era perfeito. Hoje eu só quero voltar a ser minha, pra te deixar ser só um pedaço (Inteiro e sem arestas pra me arranhar) dessa história e, não minha vida inteira.
26 notes · View notes