#el cofre del hombre muerto
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jonathan-parra-acero · 1 year ago
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- Mi tremendo sentido intuitivo de las criaturas femeninas me informa que estás contrariada.
- Es que, pensaba que ya estaría casada. Deseo tanto ya haber contraído matrimonio.
- Oye... Lizzie. Yo, soy capitán de un navío, y, como capitán de un navío, puedo de hecho celebrar bodas. Aquí. Justo en esta cubierta. Justo... ahora.
- No, gracias.
- ¿Por qué no? Nos parecemos tanto, tú y yo, yo y tú. Nosotros.
- Oh. Excepto por un sentido del honor, la decencia y la moral. E higiene personal.
- Nimiedades.
Piratas del Caribe. El Cofre del Hombre Muerto - 2006
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worldmusicandcinema · 1 year ago
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owl-falls-au-gravity-falls · 2 months ago
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Inktober Challenge
Day 15 - secret | Día 15 - secreto
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EN ESPAÑOL
"¡Stanford! ¡Haz algo! ¡Stanford!"
Cuando Stanley cae en el portal, Stanford sintió una enorme culpa...
Sabía que no podía traer a su hermano de vuelta sin poner en peligro al universo, así que desmanteló el portal entre lágrimas, sintiéndose peor al sentir que condenó a su hermano a cambio de la seguridad de todos en el mundo humano...
Por desgracia, tuvo que guardar muchos secretos, lo que le paso realmente a Stanley, la verdad del portal, probablemente haya dicho más mentiras que nadie, y guardar muchos secretos lo volvió alguien paranoico y temeroso...
Cuando Dipper y Mabel llegan a Gravity Falls de visita, Ford hace todo lo posible para que sus secretos jamás sean revelados, no estaba dispuesto a confiar en nadie de nuevo, no con el riesgo de que alguien más termine herido por sus decisiones...
Lastima que los secretos no duran mucho tiempo guardados bajo llave cuando compartes todas tus desgracias al único hombre en quién confías; Fiddleford...
Fidds en este universo fue cuidado por Ford, y ahora está mucho mejor, aunque entiende por lo que está pasando Ford, y ahora es su asistente, les da a los niños pistas del pasado de Ford para que los niños entiendan lo que está pasando.
A pesar de eso, Ford siempre preferiría ocultar todo en su cofre de los secretos, donde no tiene que afrontar las consecuencias de sus propias acciones, dónde puede culpar a Stanley por todo lo que pasó, donde puede jugar a ser el héroe que hizo un gran sacrificio por un bien mayor...
...
Si te cuento un secreto, jura lo guardarás
en tu bolsillo con candado y a la tumba llevarás
Si te cuento y te lo enseño, sé que no lo dirás
Que dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
¿Y por qué sonríes como si te hubieran dicho?
Mientes y te ríes porque juras no decirlo
y el secreto ya está dicho, todo ya está dicho
¿Por qué lo más oscuro que hemos hecho lo decimos?
Quema el cerebro y al infierno nos rendimos
Porque todos lo decimos, Todos lo decimos
Si te cuento un secreto, jura lo guardaras
en tu bolsillo, con candado y a la tumba llevaras
Si te lo cuento, y te lo enseño se que no lo diras
Que dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
Mírame a los ojos ¿Te sientes cansado?
¿Estás hipnotizado por secretos que tú guardas?
Sé lo que tú guardas Sé lo que te callas...
Si te cuento un secreto, jura lo guardaras
en tu bolsillo, con candado y a la tumba llevaras
Si te lo cuento, y te lo enseño se que no lo diras
Que dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
"¿Fiddleford...?"
"¿Si, Stanford?"
"Tengo algo que decirte, pero tienes que prometer que no le vas a decir a nadie..."
"Te lo prometo..."
"¿Lo juras por tu vida?"
"Lo juro por mi vida..."
Juraste no decir
Juraste no decir
Juraste no decir
Juraste no decir
Ahhh
Si te cuento un secreto, jura lo guardaras
en tu bolsillo, con candado y a la tumba llevaras
Si te lo cuento, y te lo enseño se que no lo diras
Que dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
Si te cuento un secreto, jura lo guardaras
en tu bolsillo, con candado y a la tumba llevaras
Si te lo cuento, y te lo enseño se que no lo diras
Que dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
Si te cuento un secreto, jura lo guardaras
En tu bolsillo, con candado y a la tumba llevaras
Si te lo cuento, y te lo enseño se que no lo diras
Que dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
Sí, dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
Sí, dos guardan secretos, cuando uno muerto está...
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IN ENGLISH
"...Stanford! Do something! Stanford!"
When Stanley falls into the portal, Stanford felt enormous guilt ...
He knew he couldn't bring his brother back without endangering the universe, so he tearfully dismantled the portal, feeling worse for the fact that he had doomed his brother in exchange for the safety of the human world...
Unfortunately, he had to keep many secrets, what really happened to Stanley, the truth of the portal, he probably told more lies than anyone, and keeping many secrets made him paranoid and fearful...
When Dipper and Mabel arrive at Gravity Falls to visit, Ford does everything possible to ensure that his secrets are never revealed, he was not willing to trust anyone again, not with the risk of someone else ending up hurt by his decisions...
Too bad secrets don't last long when you share all your troubles with the only man you trust; Fiddleford...
Fidds in this universe was taken care of by Ford, and now he is much better, although he understands what Ford is going through, and is now his assistant, he gives the children clues from Ford's past so that the children understand what is happening.
Despite that, Ford would always prefer to hide everything in his chest of secrets, where he doesn't have to face the consequences of his own actions, where he can blame Stanley for everything that happened, where he can play the hero who made a mistake. great sacrifice for a greater good...
...
Got a secret, can you keep it?
Swear this one you'll save
Better lock it in your pocket
Taking this one to the grave If
I show you, then I know you won't tell what
I said 'Cause two can keep a secret if one of them is dead
But no one keeps a secret, no one keeps a secret
Why, when we do our darkest deeds, do we tell?
They burn in our brains, become a living hell
'Cause everybody tells, everybody tells
Swear, this one you'll save
Better lock it in your pocket
Taking this one to the grave
If I show you (Secret), then I know you won't tell what I said (Keep it)
'Cause two can keep a secret if one of them is dead
[Verse 2]
Look into my eyes
Now you're getting sleepy
Are you hypnotized by secrets that you're keeping?
I know what you're keeping, I know what you're keeping
[Chorus]
Got a secret (Secret), can you keep it? (Keep it)
Swear, this one you'll save
Better lock it in your pocket
Taking this one to the grave
If I show you (Secret), then I know you won't tell what I said (Keep it)
'Cause two can keep a secret if one of them is dead
[Interlude]
“Fiddleford...?”
“Yes, Stanford?”
“I have something I want to tell you, but you have to promise to never tell anyone.”
“I promise.”
“Do you swear on your life?”
“I swear on my life.”
[Bridge]
You swore you'd never tell
You swore you'd never tell
You swore you'd never tell
You swore you'd never tell
[Chorus]
Got a secret (Secret), can you keep it? (Keep it)
Swear, this one you'll save
Better lock it in your pocket, taking this one to the grave
If I show you, then I know you won't tell what I said
'Cause two can keep a secret if one of them is dead
Got a secret, can you keep it?
Swear, this one you'll save
Better lock it in your pocket, taking this one to the grave
If I show you, then I know you won't tell what I said
'Cause two can keep a secret if one of them is dead
Got a secret, can you keep it?
Swear, this one you'll save
Better lock it in your pocket, taking this one to the grave
If I show you, then I know you won't tell what I said
'Cause two can keep a secret if one of them is dead
[Outro]
Yes, two can keep a secret if one of them is dead
Yes, two can keep a secret if one of us is dead
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disneyprint · 10 months ago
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Piratas del Caribe: El Cofre del Hombre Muerto
(Pirates Of The Caribbean: Dead Man's Chest)
2006 Spain theatrical poster
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atreveteyentra · 3 months ago
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𝑬𝒍 𝒆𝒏𝒆𝒃𝒓𝒐
/por los hermanos Grimm/
"The Juniper Tree" ("El enebro") es uno de los cuentos de hadas más oscuros y perturbadores recopilados por los Hermanos Grimm, publicado por primera vez en la primera edición de su colección "Cuentos de la infancia y del hogar" en 1812. Este relato explora temas de muerte, venganza, redención y renacimiento, y su tono es mucho más sombrío que otros cuentos populares de los Grimm.
Resumen de "The Juniper Tree"
La historia comienza con una mujer que desea tener un hijo "tan rojo como la sangre y tan blanco como la nieve". Después de un tiempo, da a luz a un niño, pero muere poco después de dar a luz. Su esposo entierra a la madre debajo de un enebro (juniper) en el jardín de la casa. Con el tiempo, el hombre se casa con otra mujer y tiene una hija con su nueva esposa.
La madrastra se muestra celosa y resentida con el hijo del primer matrimonio, y lo maltrata constantemente. Un día, en un arrebato de odio, decide matarlo. La madrastra, llena de crueldad, llama al niño a la casa cuando regresa de la escuela, diciéndole que busque una manzana en un cofre. Cuando el niño se inclina, ella lo mata cerrando violentamente la tapa del cofre sobre su cuello, decapitándolo.
Para ocultar su crimen, la madrastra utiliza trucos manipuladores. Coloca la cabeza del niño de nuevo sobre su cuerpo, sentándolo en una silla y atándole la cabeza con un pañuelo para mantenerla en su lugar. Luego, engaña a su hija, Marlene (o Marjory en algunas versiones), para que piense que ella ha matado accidentalmente a su propio hermano, lo que traumatiza a la niña.
La madrastra entonces cocina al niño, sirviendo un guiso hecho con su carne a su esposo, que se lo come sin saber que está consumiendo a su propio hijo. Marlene, la hija, recoge los huesos de su hermano y los entierra debajo del enebro donde fue enterrada la madre del niño.
La Resurrección del Niño
Después de que los huesos son enterrados bajo el enebro, el árbol comienza a agitarse y una niebla se eleva. De repente, aparece un hermoso pájaro que canta una canción en la que relata los crímenes de la madrastra. El pájaro vuela a diferentes lugares, cantando su canción en la que menciona que su madre lo mató, su padre se lo comió, y su hermana pequeña recogió sus huesos y los enterró bajo el enebro.
Con su canción, el pájaro obtiene tres objetos: una cadena de oro, unos zapatos rojos, y una gran piedra de molino. Regresa a la casa de su padre y le entrega la cadena de oro, a Marlene le da los zapatos rojos, y luego deja caer la piedra de molino sobre la madrastra, matándola al instante. En ese momento, el pájaro se transforma de nuevo en el niño, que reaparece vivo, sano y rejuvenecido.
Interpretación y Simbolismo
"The Juniper Tree" es un cuento cargado de simbolismo. El enebro bajo el cual se entierra a la madre representa el renacimiento y la conexión entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. El árbol se convierte en un símbolo de protección y redención, ofreciendo un refugio espiritual para el niño y un medio de venganza justa.
La historia también toca temas de justicia poética y retribución: la madrastra recibe su merecido castigo de manera violenta, mientras que el niño inocente es restaurado a la vida y reunido con su familia.
Algunos estudiosos interpretan la transformación del niño en un pájaro como una referencia a antiguas creencias paganas sobre las almas y la reencarnación. Además, el canto del pájaro, que difunde la verdad y denuncia la injusticia, puede verse como una alegoría del poder de la voz y de la verdad para exponer el mal.
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𝓯𝓲𝓷
Conclusión
"The Juniper Tree" es uno de los cuentos más impactantes y perturbadores de los Hermanos Grimm, destacando por su mezcla de elementos oscuros y macabros con una narrativa de redención y justicia. Su verdadero significado va más allá de la mera narración de un suceso trágico, invitando a reflexionar sobre los ciclos de la vida, la muerte, la traición y la redención en la complejidad de las relaciones familiares.
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sala66 · 6 years ago
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Johhny Depp y Keira Knightley en “Piratas del Caribe: El Cofre del Hombre Muerto” (Pirates of the Caribbean: Dead Man's Chest), 2006
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redmoroha · 3 years ago
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CAPÍTULO 2 - ÉL
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Al abrirse la puerta del ascensor, Adrien logró distinguir a lo lejos un enorme cofre blanco y acristalado en forma de ataúd. Su rostro palideció al reconocer a la mujer que yacía dentro de él, aparentemente dormida.
—¡Mamá! —gritó, corriendo velozmente hacia ella.
Se abalanzó hacia el cofre, aporreando el cristal para intentar sacarla, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
—Mamá… por favor. ¡Responde!
—Tu madre está viva, Adrien —dijo una voz a sus espaldas.
—Padre… —respondió el joven, al girarse—. ¿Qué invento macabro es este? ¿Qué hace ella aquí? ¡Explícate!
Sus ojos verdes se oscurecieron debido a la furia.
Gabriel se acercó a su hijo, que se encontraba arrodillado, con los puños cerrados.
—¿Cómo fuiste capaz de hacerme creer que había muerto? ¿Es que no sabías el sentimiento de culpa que llevaba arrastrando por no decirle que la quería cuando nos vimos por última vez?
—Era necesario para mi plan, hijo.
—¿Qué mierda de plan es este cuando solo haces que la gente de tu alrededor sufra? ¡Eres despreciable!
—Sé que ahora no me entiendes, pero algún día espero que sí lo hagas.
—¡Te odio! He intentado quererte muchas veces en mi vida, porque eras mi padre. Pero al final siempre me has acabado decepcionando. No puedo más. ¡Ya no me quedan sentimientos por tu culpa!
—Deberías estar más contento. Tu madre está viva, y existe una forma de despertarla. Por eso te he citado con urgencia. Necesito tu ayuda.
Adrien lo miró con despecho y rabia mientras sus ojos seguían repletos de lágrimas.
—¿Por qué me lo cuentas ahora? ¡Debiste decírmelo entonces! ¡Que te den! ¡No quiero saber nada de ti!
—Sé que he sido un idiota, hijo, pero lo hice por tu bien. No quería involucrarte en esto hasta que el otro día, mis hombres encontraron un prodigio que llevaba desaparecido muchos años.
—No sigas, padre. No quiero saber nada.
—Sé que hubieses hecho lo posible por volver a verla y aclararle el malentendido de la última conversación que tuvisteis. Si logramos despertarla, podrás decírselo tú mismo.
Adrien se tapó las orejas.
—¡Cállate! No quiero saber nada de ti nunca más.
—¿Condenarás a tu madre a permanecer aquí dormida por culpa de una rabieta de las tuyas?
—¡No me manipules! Cuando era pequeño solía funcionarte, pero ya no más. Ya no soy aquel niño que lloraba en secreto cada vez que me decepcionabas. He aprendido a vivir lejos de ti, y es la mejor decisión que he tomado en mi vida.
—Hijo mío… no piensas con claridad.
—¡No me llames hijo!
Adrien se levantó del suelo para caminar hacia el ascensor, pero se giró en el último momento para mirarle a la cara.
—Un padre se preocupa por su hijo —prosiguió Adrien—. Lo quiere, lo cuida y hace todo lo posible para que no sufra. Un padre antepone la vida de su hijo a la suya, y no actúa egoístamente como has hecho tú desde que tengo uso de razón.
—Adrien…
Nathalie miró a Gabriel, mientras el joven subía al ascensor y se marchaba.
—No se preocupe, señor Agreste. Es un joven muy terco e impulsivo, pero volverá a usted. Su madre significa demasiado para él como para condenarla a dormir en una urna para siempre.
—Quiero que lo vigiles, Nathalie.
—Así lo haré.
🐾🐾🐾🐾
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poemasmalditos · 5 years ago
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Hoy, por casualidad, me he mirado en un espejo. Hace tiempo que no ocurría, porque yo huyo de todos los espejos, de todas las superficies pulidas y reflectantes en las que pudiera, de repente, hallarme cara a cara conmigo mismo, pues yo siempre evito verme. De entre todos los espectáculos, el espectáculo de mi propia persona es el que más me repugna.
Hoy, por casualidad, me he mirado en un espejo. Ha sido en la calle, a la vuelta de una esquina, ante el escaparate de una tienda… ¡Y me he encontrado conmigo mismo, me he cruzado conmigo mismo, como cuando nos encontramos o nos cruzamos con un desconocido!
¡Ah, qué cara tan triste! ¡Cómo me apena!
¡Ningún vacío, ninguna muerte, ninguna ceniza, podría dar una idea del triste rostro que soy yo!
Mi piel es amarilla, de ese amarillo marchito, ese amarillo malsano, ese amarillo enfermo que tienen las plantas encerradas. Sin embargo, la mejillas todavía conservan, aquí y allá, algunas grietas rosadas, de un rosa acuoso, lo que demuestra que, por débil, por desleída que sea, algo de sangre circula por mis venas. Mis venas todavía no se han convertido del todo en caños vacíos… Por ejemplo, mis ojos están muertos; no llega a ellos ninguna luz; no tienen ningún brillo, ningún reflejo se desliza por esos globos apagados… Mi boca es tan delgada, tan resecos están mis labios, que se diría que ninguna palabra pasó a través de ellos jamás, ninguna palabra de amor, de esperanza o de odio. Están mudos como un manantial seco, o más bien se parecen al brocal de un pozo en el que jamás hubo agua fresca, en el que nunca hubo agua… Mis dedos me causan piedad, me causan horror. De tanto manejar oro, contar oro, pesar oro, de tanto clavar alfileres en billetes de banco y ordenar títulos en cofres de hierro, mis dedos parecen zarpas, garras de pájaro de presa, incluso cuando sostienen una flor… Y tengo la expresión desconfiada, la espalda curvada, los andares indolentes y crispados de un cajero.
¡Un cajero!
¡Exactamente…! ¿Y qué otra expresión, qué otra espalda, qué otros andares podría tener, si desde hace veinticinco años soy eso que, efectivamente, se llama un cajero? Si todo el día, todos los días de estos veinticinco años, por el rectángulo enrejado de la ventanilla he visto sucederse los mismos rostros áridos, los mismos rostros deformes y las sucias pasiones, los viles deseos de la venalidad y del robo y del crimen, todas las taras burguesas y todo el egoísmo feroz, la rapacidad hipócrita, el asesinato, la caridad y la cobardía que contiene el alma del gran capitalista, así como la del pequeño rentista, el sacerdote, el soldado, el artista, el sabio y el pobre… —¡oh, el pobre servil!—, todo ello iluminado por los reflejos siniestros del oro que yo repartía… ¡Y sus manos, todas esas manos! ¡Ah, todas sus manos, ah, el horror de todas sus manos sobre la placa de la ventanilla!
En verdad, mi destino habrá sido de una ironía excepcional… Yo sí puedo decirlo, tan solo yo, que me conozco, solo yo sé lo que soy detrás de mis labios vacíos y la piel muerta de mis ojos, y puedo decirlo con orgullo indudable: jamás existió un ser humano más entusiasta, más apasionado por todo, más verdadera y profundamente vivo que yo: ¡mi espíritu es un enorme depósito de fuerzas creadoras, de justicia y belleza! Había, hay todavía en mí un núcleo ardiente de pensamientos violentos y ardientes deseos… Yo conocí todas las audacias, yo soñé con cumplir —y cumplí— todas las cosas grandes… No en el sueño, donde todo se deforma, se difumina en brumas, se diluye en vapores, sino ¡en la vida…! Nadie estuvo más que yo en la vida, en el centro de la vida, ¡nadie fue más contemporáneo de sí mismo que yo! En las letras, en las artes, en la ciencia, la política, la revolución, yo participé en todo, yo forjé de nuevo el mundo en la forja inextinguible de mi corazón…
Pues bien, yo soy ese fenómeno inconcebible. Creo que jamás hubo hombre que se encontrara más flojo, más difuminado, más tembloroso, más silencioso que yo… No existe, estoy convencido de ello, ejemplo de hombre más desprovisto que yo de los medios físicos capaces de dar impulso a todo cuanto se crea y fermenta en él, de dar forma exterior a sus exaltaciones. Yo he sido el eterno prisionero de mí mismo, muy a pesar mío, y ni por un solo minuto he podido librarme de mí mismo, librarme de mi boca, de mis ojos, de mis dedos, de mi oro y de mi cuerpo de cajero…
Mientras yo trastorno el universo, someto a revisión todas las cuestiones sociales, creo poemas inmensos, inmensas filosofías y artes temibles… un sillón forrado de hule, una mesa de roble, libros, registros, una llave, títulos y oro y grandes cofres, y un pequeño rollo de papel secante… ¡todo esto es lo que soy, este es mi medio, y entre estos objetos me muevo!
¡Soy semejante a ese trozo de tierra ingrata y estéril, donde no crece ni una brizna de hierba, ni una flor, donde tan solo hay piedras y desolladuras leprosas, y en cuyas profundidades bullen lavas terribles y anidan fuegos formidables que no se apagarán nunca, y cuya espantosa belleza nadie sospechará jamás! Cuando vuelvo de la oficina, por la noche, andando a pasos menudos, con los hombros desvaídos, algo curvado, un poco zambo, y con un rostro tan impersonal que se hace invisible, es para mí algo doloroso, indeciblemente doloroso ver que ningún otro ser humano me mira ni se figura que yo llevo en mí todas las fuerzas cósmicas de la naturaleza y todas las llamas de la humanidad.
Octave Mirbeau. Memoria de Georges el amargado. 1920.
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zinedehautor · 3 years ago
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Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto
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isarisc · 4 years ago
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Las diosas de Celtri
https://www.wattpad.com/user/IsariSC
2-Cuatro diosas
En cuanto llegaron al castillo, Kalen rápidamente acompañó a Eileen a su habitación.
           —Recuerda levantarme al amanecer.
           —Lo sé, no leas eso hoy—dijo Kalen con seriedad a la princesa—, tienes un sueño muy pesado y si no duermes ahora, no despertarás hasta mediodía.
           Eileen miró con frustración a su amigo, sin poder refutar sus palabras, pues sabía que tenía razón.
           Kalen se despidió y Eileen cerró la puerta, antes de ponerse su camisón.
           La joven observó con intriga el cofre. Tenía figuras de madera finamente talladas cómo decoración: una flauta, un ave, y dos flechas entrecruzándose. Era muy linda, pero, ¿dónde esconderla?, Leonor siempre limpiaba con mucho cuidado su habitación y podría inspeccionarla si la encontraba.
           Eileen miró su escritorio, donde tenía múltiples rollos de pergaminos, quizá podía hacer pasar el cofre como una forma de organizar los documentos que utilizaba a diario. Decidida, la princesa puso varios pergaminos suyos dentro y lo puso debajo de su escritorio. Si alguien lo encontraba, creerían que era su material de estudio.
           La joven se recostó en su cama y, cómo siempre hacía, se giró para poder ver el pequeño retrato que estaba situado al lado de una vela en su mesita de noche.
           Lo había pintado ella, cuando era pequeña. Su padre siempre le había dicho que era muy parecida a su madre, por lo que simplemente había plasmado como imaginaba sería ella al ser mayor. Se sintió tan satisfecha con su trabajo, que decidió ponerlo al lado de su cama.
           Eileen no sabía si su madre realmente lucía así, sospechaba que no, pero eso no le impedía relatar su día todas las noches a la imagen del pequeño buró, como si de alguna manera, la mujer pudiera escucharla.
           La princesa comenzó a hablar, en voz baja, relatando su día.  Minutos después, dio un bostezo, notando que lo  único diferente de esa noche a las demás, era que no podía escuchar a su padre tocar una bella melodía de flauta cómo siempre solía hacer. Probablemente el rey no tenía tiempo para la música debido a su pronto viaje.
           Antes de siquiera describir su visita al Enyd, la princesa se quedó profundamente dormida.
           Claro que, después de tan larga noche, al día siguiente Kalen no podía levantar a la princesa.
           —Despierta —decía el joven, agitando a Eileen—, vas a llegar tarde a tu clase, y sabes lo estricto que Lugh puede ser.
           —No importa —musitó, somnolienta, la princesa.
—Llevo demasiado tiempo intentando levantarte —expresó con frustración el pelirrojo—, no me hagas ir por el agua.                                                                
—No eres capaz —susurró la joven antes de dar un largo bostezo y reacomodarse en la cama.          
           Kalen alzó una ceja ante esto y se fue, solo para regresar minutos después con un balde de agua para derramarlo sobre la adolescente, quién se levantó de un salto.
           —¡¿Qué demonios?! ¡Kalen, eres hombre muerto!
           Estaba más que claro que Eileen estaba furiosa, pero eso poco le importo a Kalen.
           —Princesa, es mi trabajo complacerla, pero también lo es el vigilar que cumpla con sus obligaciones —dijo él, en tono burlón y con una exagerada reverencia, para después enderezare y caminar hacia la salida—. Debes bajar rápido a desayunar.
           Kalen se fue y Eileen, enfurruñada, se quitó su ropa húmeda y escogió de su armario un cómodo vestido gris para el día. La chica cepilló su húmedo cabello, se colocó su diadema, sus pulseras, un cuarzo morado y salió de la habitación.        
           Ella solamente utilizaba el comedor para comer con su padre o en ocasiones especiales, por lo que, al llegar, enseguida se giró a la derecha para ir a la cocina y desayunar junto con los sirvientes.
           Eileen entró al pequeño lugar, el cual emanaba un delicioso aroma a pan recién horneado. Un par de cocineros la saludaron afectuosamente y ella devolvió el gesto.
           Linnette ya se encontraba desayunando un poco de fruta y trozos de pan con mantequilla en la pequeña mesa del centro. Al notar su presencia, la castaña le sonrió.
           Eileen se sentó al lado de su amiga y frente a Kalen, a quién le dirigió una mirada de molestia mientras este le servía alimento.
           —No vuelvas a hacer eso —le ordenó con el ceño fruncido—, no fue gracioso.
           —Para mí si lo fue, majestad —le dijo Kalen con una sonrisa de oreja a oreja.
           —¿De qué hablan? —cuestionó Linnette, antes de darle otro mordisco a su desayuno.
           —Kalen pensó que sería buena idea lanzarme agua para despertarme esta mañana —explicó Eileen, notablemente irritada.
           Linnette le dio una mirada de desaprobación al pelirrojo.
           —No debiste hacer eso, Kalen.
           —Linnette, la princesa, con todo respeto, tiene el sueño más pesado que un oso —se defendió él, cruzándose de brazos en su lugar.
           —Da igual, esa no es forma de despertarla, además. —Linnette alzó una ceja hacia el pelirrojo—. Creí que ya no debías tratarla así al ser su guardia.
           Eileen le sonrió con aire de suficiencia a Kalen, quién simplemente soltó un bufido. No podía luchar contra ello.                                                                    
           —Tienes que decidir Kalen, o me tratas cómo la dulce princesa que soy, o cómo siempre lo has hecho.                                                                                  
           Eileen dijo todo esto acercando un plato de pan hacia ella, antes de escuchar una risotada de Kalen. La rubia frunció el ceño hacia el pecoso.
           —¿Qué es tan gracioso?
           —Que te describas a ti misma cómo una dulce princesa, princesa.
           Eileen decidió ignorarlo y comer su desayuno. Una vez que terminó, se encaminó junto con Kalen a la escalinata de piedra.
           El segundo piso se encontraba su alcoba, la del rey, y algunas habitaciones extras. Los siguiente dos pisos, estaban destinados a su estudio, al trabajo de los druidas del reino, al vate y al bardo.
           Esa mañana, Eileen se dirigió junto con Kalen al cuarto piso, que constaba prácticamente de una gran habitación llena de documentos escritos en distintos idiomas cómo el griego, latín, armenio, y el dialecto de su reino y de los reinos cercanos. Este último, sin embargo, solo era utilizado por los druidas, pues creían que les permitía recibir conocimientos directos de los dioses.
           Su profesor, el druida Lugh, se había asentado en Celtri un par de años antes de que su padre se convirtiera el rey. Él decía que había sido llamado por las tres diosas. Era un hombre mayor, alto, delgado, de barba y cabello canosos que contrastaban con sus celestiales ojos azules y que hacían resaltar su pálida piel. Su arrugado rostro y su alargada nariz aguileña hacían justicia a su estricta enseñanza y siempre vestía una túnica plateada con adornos del mismo color, lo que causaba que Eileen se preguntara si tenía otras ropas.
           El hombre tenía un aprendiz: Dagda, hijo del bardo Kerman y hermano de la bardo Evelyn. Era un hombre de veintitantos años de edad con relucientes ojos azules, piel oliva y cabello castaño. Él siempre vestía una túnica similar a la de su maestro, solo que de color marrón. Su rostro era ligeramente cuadrado con una nariz recta y pobladas cejas que le hacían ver atractivo (o al menos eso comentaban algunas doncellas del reino).
           —Buen día, princesa —saludó Lugh, dando él junto con Dagda una pequeña reverencia hacia la doncella.
           Eileen devolvió el gesto antes de tomar asiento frente al escritorio y Kalen simplemente se quedó de pie en la puerta de entrada.
           —Hoy hablaremos de los árboles y hierbas que crecen en nuestro reino y de la utilidad de ellos en nuestros ritos de curación —informó el viejo druida mientras tomaba asiento del otro lado del mueble y desenrollaba un largo pergamino con múltiples anotaciones.
           Eileen se quejó para sus adentros. No es que fuera mala para aprender, al contrario, era una buena estudiante, pero la lección de ese día no era de su particular interés.
           La joven estudió con el profesor hasta antes del mediodía. La posición del  reluciente sol desde la ventana les avisó que era hora de terminar la lección, y Eileen se despidió de ambos druidas con una ligera reverencia antes de bajar las escaleras junto con su amigo de cabellos rojizos.
           —Después de comer, acompáñame a mi habitación —le pidió ella, en voz baja—. Quiero leer lo que encontramos.
           —¿No deberías estudiar la lección de hoy?
           —Kalen, si leo más de hierbas  me volveré loca —dijo Eileen con hartazgo—. ¿Me acompañarás o lo leeré sola?
           —Te acompaño —aceptó Kalen—. Honestamente, también tengo algo de curiosidad por ello… alto. —Él paró en seco, y Eileen lo miró confundida—. ¿Deberíamos decirle a Linnette que lo lea con nosotros?
           Eileen se mordió el labio, pensativa. Si bien, tenía un gran cariño a Linnette por ser una de sus dos mejores amigas, ella era más seria en lo que respecta a seguir las reglas, y probablemente no aprobaría el que se hubieran escabullido al Enyd de noche, pero no la princesa no se sentiría tranquila si la dejaba de lado.
           —Depende de lo que contenga el cofre —decidió Eileen—,  no quiero recibir un sermón por algo que tal vez no valga la pena.
           Así, ambos adolescentes fueron a las cocinas, almorzaron rápidamente, y fueron  a la alcoba de la joven. Eileen, enseguida,  se dirigió a su escritorio y tomó el cofre entre sus manos.
           —Ahora que recuerdo. —Eileen tomó asiento en su cama, antes de continuar hablando—: Ya no volvimos a ver a esos animales después de encontrar el hoyo en el árbol.
           —Tienes razón —murmuró Kalen, sentándose junto a su amiga—, se comportaron de una manera bastante extraña.
           —Especialmente el ave —le recordó Eileen a su sirviente—, ¿crees que tengan algo que ver con esto?
           —Son solo animales —dijo Kalen, escéptico a la sugerencia de la princesa—, probablemente solo halló el hueco y  quería hacer un nido ahí.
           —Lo dudo —replicó la princesa—, jamás había visto a un pájaro actuar así.
           —Bueno, no es como si fuera un ave común, jamás había visto a esa especie. Tampoco me había topado con gatos negros o perros tan pequeños
           —Exacto, ¿qué hacían esos tres extraños animales en el Enyd?
           —Princesa, seguramente simplemente quisieron dormir ahí, eso es todo.
           Eileen hizo una mueca, en señal de desacuerdo a las palabras de su guardián, pero no quiso discutir más.
           —Comencemos de una vez —sugirió ella—, la tapa no tiene ningún nombre —señaló.
           Eileen abrió el pequeño  cofre y vio cómo cada rollo de pergamino estaba enumerado. La chica buscó el primero y lo desenrolló, descubriendo un dibujo de cuatro figuras.
           —¡Cuánto talento! —exclamó Kalen con admiración.
           La ilustración representaba a cuatro mujeres, cada una con un nombre escrito con letras latinas encima de sus cabezas.
           —¿Las diosas? —Eileen alzó una ceja al ver los nombres—. ¿Alguien las dibujó?
           —Las diosas y alguien más —señaló Kalen, al ver la cuarta etiqueta.
           En el dibujo, Talis tenía su cabello oscuro y rizado adornado con una bella diadema. Su pequeño rostro oliva tenía grandes ojos marrones y una curva nariz. Ella usaba un vestido corto de enfrente y con cola larga, de un elegante color turquesa.
           Erea usaba un vestido largo rosa pálido con elegante encaje y un cuarzo rojo alrededor de su cuello. Su piel blanca contrastaba con su brillante cabello castaño, el cual, Eileen notó, tenía pequeños detalles rojizos.
           Mave tenía la piel más morena de las cuatro; su largo vestido era completamente blanco y su cabello era corto, liso y completamente negro, cargaba un arco y flechas en su espalda. Su muñeca izquierda era adornada con varias pulseras plateadas.
           La cuarta era desconocida para ellos, según la ilustración, su piel era clara, su cabello castaño y ondulado,  y su vestido era completamente negro. Ella, al igual que Mave, también tenía un arco, flechas y pulseras plateadas, solo que estas últimas estaban en su muñeca derecha.
           —¿«Dana»?, ¿quién se supone que es ella? —preguntó Eileen al aire, viendo la imagen de la última mujer y leyendo su aparente nombre.
           —Ni idea.
           Eileen, con cuidado, puso ese pergamino detrás del montón y desenrolló el siguiente.
           —Los textos están escritos en latín. —Hizo saber ella—.  Me extraña, ¿por qué alguien que habla de nuestras diosas usa una lengua que los romanos utilizan?
           —Bueno, si estuvieran en nuestro dialecto, solo los druidas podrían entenderlo —le recordó Kalen, tamborileando los dedos sobre el borde de la cama, reflexionando sobre lo encontrado—. Supongo que,  quien sea que lo escribió, esperaba que el texto llegara a más personas.
           Eileen asintió a lo dicho por su amigo al hallar sentido a sus palabras para, después, comenzar a leer.
           —«El reino de Celtri, por Talis, Erea, Mave y Dana» —murmuró, lo suficientemente alto para que Kalen pudiera escucharla.
           —Suena como si ellas hubieran hecho esto —dijo el pelirrojo, mirando con confusión el pergamino—, pero eso es imposible.
           Eileen siguió leyendo.
           —«Este texto muestra la historia de este reino desde nuestro punto de vista, uno que solo unos pocos conocerán» —Eileen frunció el ceño ante esto, pero continuó leyendo—. «Hemos escrito esto para todos los futuros soberanos de Celtri, pero sobre todo para…» ¡¿Qué!?
           Eileen se puso de pie de un salto, sin poder dar crédito a sus ojos.
           —Princesa, ¿qué ocurre? —preguntó Kalen, levantándose y mirando con preocupado a la joven.
           —«Pero sobre todo para el actual rey, Galván, quién merece saber con claridad los sucesos que lo llevaron al trono. Él, si gusta, podrá agregar su propia experiencia a estos textos, y así lo podrán hacer las futuras generaciones de reyes, quiénes necesitan comprender lo que podemos y no podemos hacer para ayudar a su reino».
           Kalen abrió mucho los ojos, comprendiendo la sorpresa de Eileen.
           —¿Esto quiere decir que su padre recibió este cofre directamente de las diosas?
           —Tal parece. —Eileen releyó el último párrafo, incrédula—. ¿Por eso ocultó esto?, ¿solo pueden leer esto él y los futuros reyes? Si es así, ¿por qué no me lo ha mostrado?, ¿esto realmente será lo que dice ser?
           —No tengo respuesta para tus preguntas. —Kalen hizo una mueca—. Todo eso se lo tendrás que preguntar al rey.
           —Claro… después de terminar todo esto. —Decidida, Eileen volvió a sentarse—. Si mi padre se entera que descubrí estos pergaminos, no sé cómo reaccionaría, quiero decir, por algo estaban ocultos.
           La joven comenzó a leer el siguiente pergamino en voz alta:
           —«Como ya se sabe, hubo una vez, hace bastante tiempo, un dios que decidió crear la tierra  todo lo que existe en ella.
           »Este dios, tiene distintos nombres en todas las comunidades y ciudades de este mundo, incluso existe un pueblo que ni siquiera se atreve a pronunciar su nombre. Ustedes lo llaman Bile.
           »De todos los seres que él creó, el ser humano, pensaba, era su mejor creación.
           »Pero los humanos pronto mostraron su rebeldía. Su inteligencia no la usaban siempre para el bien; podían llegar a ser muy violentos, crédulos, y no ayudaba en nada el que se reprodujeran tan rápido. Él creyó que podría contenerlos y admirarlos desde lejos, pero se equivocó, pues los mortales comenzaron, a veces sin darse cuenta, a enaltecer a quién Bile tuvo que desprestigiar hace mucho tiempo.
           »Bile no quiso destruir a los humanos, pues los amaba, y varios que siguieron guardando bondad en su corazón.
           »Decidió, entonces,  crear ayudantes que se encargarían de guiar y proteger a todos los pueblos, mientras que él trabaja en la manera de unirlos a todos.
           »A estos seres, les dio características humanas, y, ellos lograron sentir empatía por los humanos, y aprendieron a expresar sus emociones cómo mortales, sin perder su papel de servidores.
           »Nuestra existencia ha sido revelada a los humanos de distintas maneras. En su caso, Bile nos dio a tres la tarea de protegerlos y formar el reino de Celtri, apoyándonos en los dones de otros en caso de ser necesario.
           »Él nos dio este trabajo junto con otra hermana: Dana, con el don de la ruptura. Ella debe trabajar junto con Mave, pero su tarea consiste en separar las relaciones de las personas, y los humanos jamás aceptarían un don así, por lo que su existir jamás se ha revelado. Su nombre fue elegido por Bile».
           —Así que, ¿en realidad hay cuatro diosas que cuidan Celtri?
           —La verdad, no le encuentro sentido a eso —admitió Eileen con una mueca—, ¿por qué separar a la gente?
           Al no recibir comentario por parte de Kalen, Eileen tomó el siguiente pergamino.
           —«Primer trabajo, por Erea».
           —¿Cada una relatará algo?
           —Eso parece —dijo Eileen, antes de mirar mal a su amigo—. No me interrumpas —le regañó, antes de continuar:
           —«En cuanto se nos fue asignado este lugar para trabajar, nos entusiasmamos mucho. Deu, o como ustedes los mortales de este reino le conocen, Bile, nos dijo que debíamos solucionar la falta de organización de la región y vigilarla.
           »Mi compañera Dana preguntó a Deu cómo haríamos tal cosa. Una pregunta coherente, tomando en cuenta que nunca habíamos tenido un trabajo así.
           »Deu simplemente dijo: “Ustedes solucionaran eso, confío en ustedes”. Es decir, una respuesta INUTIL.
           »Él nos dijo que quería darnos algo de autonomía en nuestra tarea, para que supiéramos aprovechar nuestros dones, y yo podía entender eso… ¡Pero mínimo quería que nos explicara que hacer!
           »Mave, expresó todo lo que yo estaba pensando, diciéndole a Deu que, al ser él el más experimentado en esto, debía orientarnos más. Sin embargo, Deu solo dijo lo siguiente:
           » “No las voy a abandonar, Mave. Si cometen algún error o hacen algo que no me parezca adecuado, las corregiré. Ahora, comiencen, este pueblo necesita una organización desde hace mucho tiempo, y recuerden, lo más importante es evitar que hagan prácticas oscuras. No quiero que esta gente se separe más de mí��.
           »Y con esas palabras, Deu guardó silencio. Así sin más. ERA NUESTRO PRIMER DIA, YA ESTABAMOS ATRASADAS Y EL SE QUEDÓ SIN DECIR NADA MÁS».
           Ambos jóvenes estaban extrañados ante la forma de expresarse de Erea.
           —Ella parece ser algo… explosiva —comentó Eileen con sorpresa—. No me lo esperaba.
           —Yo tampoco, ¿qué no es la diosa de la paciencia?
           —«Talis, con el don de la sabiduría, comenzó a darnos ideas para comenzar a organizar el lugar, como era de esperarse. Ella sugirió que pensáramos en como podíamos utilizar nuestros dones para usarlos efectivamente en esta situación.
           »Pero primero que todo, necesitábamos que el lugar tuviera un buen sistema de gobierno.
           »Después de un rato de discusión, decidimos implementar una monarquía, entonces propusimos buscar a alguien que tuviera cuatro cualidades para ser un buen monarca: Liderazgo, humildad, paciencia e inteligencia.
           »Y solo digamos que… nos equivocamos de persona.»
           —¿Hablan de tu tía?
           —Probablemente.
           Algo que todo el pueblo sabía, era que la hermana del rey, Mirna, había sido elegida por el pueblo como reina, pero todo eso cambio debido a unas malas decisiones que había tomado. Fue reemplazada por Galván y ella se fue del reino.
           —Solo lo sabremos si seguimos leyendo —dijo Eileen, pero antes de poder pasar al siguiente pergamino, alguien tocó la puerta.
           Eileen y Kalen se miraron por un momento, antes de guardar rápidamente todas las cartas en el cofre, incluyendo los pergaminos extras que había añadido la princesa para esconder los textos de las diosas.
           La joven puso el cofre en su lugar mientras Kalen abría la puerta. Eileen enseguida reconoció los cabellos rojos y rizados de quien la visitaba.
           —¡Madre! —exclamó el joven como saludo.
           —Hijo, sé que les encanta pasar tiempo juntos, pero debes dejar a la princesa estudiar —le regañó suavemente la mujer—. Ayuda a otros con sus deberes, debo preparar el baño de Eileen y después limpiar su habitación.
           Kalen asintió y vio cómo su madre se dirigía al cuarto de baño. El  guardián se acercó a la doncella y le habló en un susurro.
           —Creo que tendremos  que continuar leyendo en otro momento.
           —Lo sé, no te preocupes, podemos continuar al anochecer —le dijo ella, a lo que Kalen parpadeó, confundido.
           —¿Quieres leerlo todo conmigo?
           —¡Claro!, ya comenzamos a leer juntos, sería injusto que yo me adelantase.
           Kalen simplemente asintió a lo dicho por la princesa y salió de la habitación, con una pequeña sonrisa en el rostro.
           Eileen suspiró y se sentó en su escritorio. Sin entusiasmo, sacó sus anotaciones sobre la lección que había tenido.
           —Las lecciones sobre la fauna del lugar eran más entretenidas que esto —masculló con frustración.
           Estudió un breve periodo de tiempo, intentando, para hacer todo más divertido, dibujar los tipos de árboles  y hierbas de los que hablaba el texto.
           —Listo, Eileen.
           La voz de Leonor causó que la princesa se sobresaltara, pero enseguida recobró la compostura y se dirigió al cuarto de baño. La princesa, al entrar en el pequeño lugar, pudo percibir una agradable esencia.
           —Ayer también había un olor extraño en el agua, ¿qué es?
           —¿Lo notaste? —Leonor le sonrió—. Añadí al agua una esencia de flores que encontré, ¿te gusta?
           —Me encanta.
           Eileen se desvistió y se metió en la bañera, recibiendo gustosa la sensación relajante que producía el agua caliente; Leonor se sentó cerca de ella y lavó su cabello tarareando una dulce melodía.
           —¿De dónde conoces esa música? —cuestionó la rubia.
           —Oh, la escuché cuando era más joven, en mi antigua comunidad al norte —respondió Leonor con simpleza.
           —Ah, ¿te gustaba mucho vivir ahí?
           —Sí, pero la vida es más fácil aquí —respondió la mujer antes de tararear de nuevo.
           —¿Segura?, creo que molesto mucho con los baños diarios —dijo con timidez la rubia, pues era bastante extraño que una persona quisiera lavar su cuerpo tan seguido. Sin embargo, desde pequeña, a la rubia le había fascinado el agua cuando su padre la había llevado al río, y desde entonces el rey pidió que le prepararan una bañera a diario.
           —Ah, no hay problema— dijo Leonor con una pequeña risa—, lavar tu cabello me calma.
           —Oh, pero puedo hacerlo sola —dijo la rubia. Si bien, amaba la compañía de Leonor, a veces quería tener algo de tiempo a solas—. ¿Te parece si me dejas aquí un rato?
           —Como gustes, preciosa.
           Leonor sin más, se levantó y se fue del cuarto de baño, cerrando la puerta detrás de ella.
           Eileen simplemente cerró sus ojos, inhalando fuertemente ante el aroma de flores que la pelirroja había preparado para ella. Era un buen lugar para relajarse, y por un momento sintió pesar al no poder leer los pergaminos encontrados cerca de la bañera, pues en ese momento creía ser capaz de imaginar vívidamente todo lo que había leído hasta ese día
           En cuanto el agua comenzó a enfriarse, la princesa salió de la bañera y secó su cuerpo con una suave toalla, antes de colocarse el mismo vestido que había usado durante el día.
           Llegó el anochecer y, cómo el rey no se encontraba, la princesa cenó junto con Kalen y Linnette, quién se encontraba escribiendo una carta con su bella caligrafía.
           —¿A quién escribes? —preguntó la princesa, mirando sobre el hombro de la castaña para después sonreír. ¡El latín de su amiga había mejorado mucho!
           —A Saira —respondió la doncella con una tímida sonrisa—, dijiste que hace mucho no la veíamos, y pensé que cómo no puedes salir, no hay nada de malo en que ella venga a visitarnos, ¿cierto?
           Eileen abrazó con entusiasmo a la mayor.
           —¡Esa es una gran idea! —exclamó contenta—. Oh, lo bueno es que vive en el centro del reino, recibirá la carta pronto. Le agradará saber del avance que tuviste en el latín que te enseñó.
           Linnette se sonrojó levemente— Sí, bueno, iré a enviarla — La castaña se levantó de su asiento y se despidió con una pequeña reverencia de ambos.
           En cuanto salió de la habitación, la rubia se giró hacia Kalen.
           —Si los pergaminos resultan ser verdaderos, tendremos que decirle todo a Linnette —dijo decidida la princesa, a lo que Kalen se angustió.
           —No lo sé, se supone que solo los miembros de tu familia pueden leerla.
           —Bueno, no es que yo tenga tanta familia que digamos, ¿cierto? —Sonrió—.  Además, leer esto será mucho más divertido con ustedes.
           Kalen sonrió con ternura ante las palabras de Eileen.
           —De acuerdo. Cómo tú digas, princesa.
           Ambos terminaron su cena y enseguida subieron a la habitación de la rubia, quien tomó la caja de su escritorio.
           —Solo leeremos un pergamino —le dijo Kalen, decidido—, no quiero que mañana sea tan difícil despertarte cómo lo fue hoy.
           Eileen hizo una mueca.
           —Bien. —No discutiría, ella estaba muy consciente de su sueño pesado—. Solo un pergamino.
           La doncella tomó asiento en el borde de su cama, con el pelirrojo a su lado, y Eileen comenzó a leer en voz alta:
           —«Buscando al líder, por Dana.
           »Nosotras teníamos la responsabilidad de buscar al monarca perfecto para la gente de lo que hoy es Celtri, pero el hacerlo con nuestra forma común no resultaba tan emocionante, así que adoptamos nuestra forma animal para hacerlo divertido».
           —¿Forma animal? —Kalen alzó una ceja ante lo leído—. No estoy muy familiarizado con las diosas, ¿pueden transformarse?
           Eileen leyó la respuesta:
           —«Sí, podemos transformarnos y sí, buscamos cualquier oportunidad para hacerlo».
           —Si no supiera que son diosas, diría que quienes escriben esto son unas niñas —comentó Kalen, frunciendo el ceño—, no creí que su actitud fuera así.
           —Creo que exageras, todos necesitamos un poco de diversión en nuestra vida. —Eileen se encogió de hombros, restándole importancia al asunto—. Supongo que las diosas no son una excepción. —Continuó—: «Erea, se transformó en un ave de color verde con un poco de rojo en su cabeza y su rostro, parecía una pequeña y tierna sandía.»
           Eileen dejó de hablar, se había quedado mirando fijamente el pergamino, con la boca entreabierta.
           —¿Eileen?, ¿todo bien?
           —Escucha esto —dijo la chica, con sus ojos brillando y con una sonrisa de oreja a oreja, antes de seguir con la lectura—: «Mave era un pequeño gato negro y yo, como su opuesto, era un perro blanco. Talis se transformó en un pequeño dragón de color azul cobalto con turquesa, por lo que tenía que volar rápidamente para que la gente la confundiera con una especie extraña de ave (todavía puedo recordar la discusión entre Bile y Talis sobre su forma animal no real).
           Eileen y Kalen permanecieron un momento en silencio, antes de comenzar a balbucear, en shock por lo leído.
           —¡Eran ellas!
           —¡No puedo creerlo!
           —¡Por eso nos mostraron el cofre!
           —Al menos Erea lo hizo, creo que Dana no quería que encontráramos esto. —Kalen frunció sus labios—. Perseguía mucho a Erea y a Mave.
           —Y Talis no apareció porque su forma no puede ser mostrada —murmuró Eileen, emocionada por lo descubierto—, ¡todo concuerda!, ¡esta fue su forma de responder a mi rezo!
           Kalen no dijo nada más, simplemente se sentó, conmocionado por la información.
           —¡Debemos volver hoy! —exclamó Eileen, decidida—, ¿qué dices?
           Kalen asintió lentamente, llamando la atención de la princesa.
           —¿Estás bien?
           —Sí, solo que…—Kalen parecía buscar en su mente las palabras adecuadas para expresar lo que sentía—. Nunca he sido fiel a los dioses, siempre me han parecido demasiado… falsos, no sé, demasiada magia, y no ayudaba el que las creencias de aquí sean diferentes a las primeras que conocí. Los pergaminos solo me parecían interesantes, pero leyendo esto… —Kalen dio un pequeño suspiro—. Creo que tengo mucho que pensar.
           Eileen se sentó a su lado, y puso una mano en el hombro de su amigo— Oye sé que fue difícil en el pasado pero, creo que esto prueba que puedes confiar en ellas.
           Kalen asintió a sus palabras, todavía algo perdido en sus pensamientos, por lo que Eileen se recargó en su hombro, creyendo que un poco de cercanía le ayudaría. El pelirrojo se relajó considerablemente, y ella siguió leyendo la carta.
           — «El estar en esta forma animal me hizo darme cuenta que muchas personas no eran muy amables con los animales que digamos, los adultos que me perseguían con sus utensilios eran automáticamente descalificados.
           »Una conversación captó mi atención: Un hombre joven y una adolescente discutían dentro de su hogar, que parecía una cabaña.
           »“Hermano, ¿por qué no entiendes? este lugar es horrible. Es aburrido, es pobre… quiero irme de aquí” decía la chica, con buenas razones.
           »Su hermano le respondió: “Tú debes entender que no puedes irte así como así,  yo soy el mayor, yo soy el que pone las reglas y yo soy el que decide cuando nos vamos”.
           »Vi a lo lejos a Talis, quien miraba por una ventana de la pequeña casa, por lo que me acerqué a ella y ambas escuchamos con atención.
           » “¡Este lugar nunca prosperará!, ¡no sabes cómo desearía que todo fuera diferente!” gritaba la chica. Ni Talis ni yo habíamos escuchado a alguien del pueblo expresarse así de su hogar, todos parecían resignados a tener esa vida por el resto de sus días, excepto ella.
           »Creímos que habíamos encontrado a nuestra reina».
           —Creo que sí habla de mi tía—comentó Eileen, pensativa—. Y si hablan de mi tía, tal vez también hablen de mi madre —la esperanza al decir esto era evidente en su rostro.
           —Tal vez. —Kalen le dio una ligera sonrisa—. ¿No sabes mucho de ella, cierto?
           —No sé nada de ella —admitió Eileen, con tristeza en su voz—, mi padre no tiene nada que haya sido de su propiedad.
           Kalen hizo una mueca ante las palabras de su amiga, antes de levantarse. Su rostro mostraba pura determinación.
           —Bueno, supongo que pronto la conoceremos. Ahora, ¿quieres volver al Enyd?
           Tal parecía que la preocupación del guardián por la poca habilidad de la princesa de levantarse por las mañanas se había esfumado, y Eileen no tenía planes de recordárselo.
           —¡Claro que sí!, ¡vamos!
           Ambos, como la noche anterior, se escabulleron y fueron rápidamente al corazón del reino. La noche de primavera era fresca y, para su suerte, nadie caminaba por los terrenos en ese momento, pues sus pasos eran demasiado rápidos y ruidosos cómo para pasar desapercibidos.
           Llegaron al Enyd, y Eileen no perdió el tiempo
           —¡Diosas!, ¡salgan!, ¡ya sabemos que ustedes nos dirigieron a las cartas! —vociferó, mirando hacia las ramas situadas sobre su cabeza y causando que Kalen volteara a su alrededor, paranoico por la posibilidad de que alguien los escuchara.
           No hubo respuesta alguna, ni señal de vida, causando frustración en ambos jóvenes.
           —¿Es que acaso actuarán como si nada? —preguntó Kalen al aire.
           De nuevo, no hubo respuesta.
           —Ya las vimos con su forma animal —insistió Eileen, con desánimo—, ¿por qué no contestan?
           —¡Oye!
           Eileen volteó a ver a su amigo, notando que un pequeño ave se había posado sobre su cabeza.
           —¿Erea? —La princesa se dirigió al pájaro, recibiendo un silbido cómo respuesta—. ¿No puedes hablar directamente con nosotros?
           La diosa dio dos silbidos.
           —¿Eso es un no? —Un silbido—. ¿Por qué?
           El pájaro permaneció en silencio y los dos amigos se miraron, confundidos y levemente decepcionados.
           —Erea, tú nos mostraste el escondite del cofre, ¿no? —Ante la pregunta de Eileen, el ave dio un silbido—. ¿Entonces quieres que lea todo lo que hay ahí?
           Otro silbido, más alegre, fue la respuesta del ave, antes de volar hacia la cima del Enyd.
           Hubo un momento de silencio, en donde ninguno de los dos jóvenes dijo nada.
           —Sospecho que no serán directas con nosotras.
           —Supongo. —Eileen hizo una mueca—. Vámonos, Kalen.
           Eileen comenzó a caminar, pero solo dio un par de pasos antes de notar que su amigo no la seguía. Se giró y notó que el joven guardián miraba pensativo el árbol, antes de arrodillarse frente a él.
           La princesa guardó silencio, para no interrumpir la oración del guardián, sintiendo la extraña sensación de necesitar una flauta para acompañar los pensamientos ajenos. Le era extraño ver a alguien frente al árbol sin bailar o dedicar algún canto hacia las diosas.
           Un momento después, el pelirrojo se puso de pie, y se giró hacia la princesa.
           —¿Todo en orden? —cuestionó ella, con la preocupación evidente en sus ojos.
           — Sí —respondió él con voz suave—. Vamos, Eileen.
           Los dos se encaminaron hacia el castillo, ignorando que una mujer vestida de  rosado y otra vestida de blanco los miraban con curiosidad.
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valdemirt · 5 years ago
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MO DAO ZU SHI | THE GRANDMASTER OF DEMONIC CULTIVATION | EL GRAN MAESTRO DE LA CULTIVACIÓN DEMONÍACA
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Wei WuXian recibió una patada en cuanto abrió los ojos. Una estridente voz retumbó al lado de su oreja.
—¡Deja de hacerte el muerto!
El golpe que recibió lo lanzó hacia atrás, y su cabeza terminó por tocar el suelo.
«Tienes muchas agallas para golpearme a mí, el Patriarca» pensó mientras luchaba contra las ganas de vomitar.
Ese grito fuerte y feroz era la primera voz humana que escuchaba luego de varios años. La cabeza le dio vueltas y los oídos le zumbaron al continuar escuchando semejante desgracia de sonido.
—¿De quién crees que es la tierra en la que vives? ¿De quién crees que es la comida que comes? ¿De quién crees que es el dinero que gastas? ¿Qué hay de malo en tomar algunas de las porquerías que tienes? ¡Todo lo que posees también me pertenece!
Aparte de esta voz adolescente, más parecida a la de un pato, también logró escuchar con claridad cofres siendo saqueados y objetos siendo destrozados.
Poco a poco, su vista comenzó a aclararse. Un techo débilmente iluminado apareció ante sus ojos, seguido por una persona encorvada de apariencia enfermiza que le escupía saliva cada vez que hablaba.
—¿Cómo te atreviste a decirle a mi padre y a mi madre? ¿En verdad pensaste que alguien en esta casa te iba a escuchar? ¡¿Creíste que te tendría miedo?!
Después de eso, la voz de un chico, que se dirigía como si fuera un sirviente, se hizo presente.
—¡Listo! ¡Joven Maestro, todo está destrozado!
—¿Cómo lo hiciste tan rápido? —preguntó el Joven Maestro.
—Bueno, no hay muchas cosas dentro de esta pocilga —respondió el criado.
El Joven Maestro parecía estar bastante complacido, entonces, golpeó a Wei WuXian con fuerza en la nariz.
—¡Te atreviste a amenazarme y mírate ahora! ¡Juegas a hacerte el muerto en el suelo! ¿Y por qué razón? ¡Como si alguien en verdad se fuera a interesar en estos montones de basura! Ahora que lo he destrozado todo, veamos cómo te dirigirás a mí en el futuro. ¿Te sientes orgulloso de ti mismo sólo porque te cultivaste durante algunos años? Bueno, ¿cómo se siente ser echado de la casa como si fueras un perro callejero?
«No pretendo hacerme el muerto en absoluto, ya que, en realidad, he estado muerto durante un par de años —pensó Wei WuXian con cansancio—. De todas formas, ¿quién es este sujeto? ¿Dónde estoy? ¿Cuándo hice algo tan inmoral como robar el cuerpo de otra persona?»
El Joven Maestro había liberado su ira pateando al chico que se encontraba en el suelo, rompiendo sus pertenencias y destrozando su casa. Salió pavoneándose y se dirigió hacia sus dos sirvientes, luego de azotar la puerta.
—¡Vigílenlo con cuidado! ¡No lo dejen salir por el resto del mes o hará el ridículo de nuevo!
Cuando esas personas se fueron, el silencio inundó la habitación. Wei WuXian pensó en levantarse. Sin embargo, sus extremidades no lograban sostener bien su peso, por lo que tomó la decisión de permanecer acostado. Se puso de lado y miró, aun aturdido, el extraño ambiente que le rodeaba y el desorden que había en el suelo.
Un espejo de bronce descansaba a un lado suyo. Wei WuXian lo agarró y se miró en éste, topándose con un terrible y pálido rostro, que tenía dibujadas dos manchas asimétricas y rojizas en cada una de las mejillas. Si agregaba una lengua color rojo sangre, podría confundirse con un fantasma ahorcado. Dejó el espejo a un lado y se limpió la cara, notando cómo su mano terminaba cubierta con un polvo blanco.
Para su fortuna, descubrió que ese no era el color natural del propietario del cuerpo; pintarse debía ser una de sus extrañas aficiones. Sin duda era un hombre, pero estaba cubierto con maquillaje (mal aplicado, por cierto).
«¡Ugh, que insoportable!»
Luego de recuperarse del shock de volver a la vida, algo de energía regresó a su cuerpo, y al fin pudo sentarse, notando la matriz circular que había debajo de él. Era de color escarlata y estaba un poco chueca, parecía haber sido dibujada a mano, usando sangre para su formación; todavía estaba fresca y emanaba un fuerte olor.
La matriz estaba compuesta de varios símbolos de conjuros ya deformados por su propio cuerpo y por la estampida con forma de adolescente que acababa de pasar por allí.
Todo eso se veía horripilante. No obstante, Wei WuXian era conocido como el Líder Supremo y el Gran Maestro de la Cultivación Demoníaca, por lo que estaba acostumbrado a formaciones y matrices de aspecto vil como el que acababa de presenciar.
Inspeccionando bien la escena, descubrió que, de hecho, no tomó el cuerpo de alguien, sino que se lo ofrecieron. Ese chico, quien sea que haya sido, había realizado una técnica muy antigua y prohibida.
Lo que estaba dibujado en ese lugar, más que una matriz, parecía una maldición.
Para crear ese tipo de matriz, la persona en cuestión debía hacerse profundas incisiones en el cuerpo que le permitieran obtener la sangre necesaria para dibujarla. Luego de eso, se debía sentar justo en el centro del dibujo y así podrá convocar a un ghoul en extremo perverso, para pedirle que cumpliera su deseo. El precio a pagar era ofrecer el propio cuerpo al espíritu malvado, mandando el alma de la persona directo a la tierra.
Esa técnica prohibida era lo contrario a robar el cuerpo de alguien, puesto que se trataba de ofrecer un cuerpo.
Debido a la gravedad del sacrificio, solo pocas personas habían sido lo suficientemente valientes como para ponerlo en práctica. Después de todo, casi nadie llegaba a tener un deseo tan profundo e intenso como para decidir, de forma voluntaria, sacrificar todo lo que posee. Durante miles de años, sólo se había tenido evidencia de tres o cuatro casos comprobados y registrados que pasaron a la historia. Sin excepción alguna, el deseo de esas tres o cuatro personas era el mismo: obtener venganza.
Wei WuXian no podía aceptar eso. ¿Por qué entraba él en la categoría de ghouls extremadamente perversos?
A pesar de que su reputación no era buena y que había muerto de forma horrible, no perseguía a los vivos ni buscaba venganza. Es más, podía jurar que nadie sería capaz de encontrar a otro fantasma errante tan inofensivo como él.
La parte difícil era que, tan pronto como el espíritu maligno se hacía con el cuerpo del invocador, el contrato quedaba sellado en automático, y el espíritu maligno debía conceder el deseo, o la maldición causará una reacción violenta y el espíritu en posesión del cuerpo será aniquilado por completo para no reencarnar nunca jamás.
Wei WuXian levantó las manos para encontrar que, como era de esperarse, ambas muñecas estaban cubiertas de múltiples cortes. Procedió a quitarse el cinturón. Bajo su ropa negra, las áreas del pecho y el estómago también mostraban laceraciones producidas con una herramienta afilada. Aunque la hemorragia se había detenido, Wei WuXian sabía que esas no eran heridas normales. Si no cumplía con el deseo del dueño del cuerpo, las heridas no sólo no podrían curarse, sino que empeorarían, y si excedía el límite de tiempo, tanto su alma como su cuerpo se desgarrarían.
Wei WuXian confirmó la situación varias veces.
«¿Cómo puede pasarme esto a mí?» No dejaba de repetirlo en su corazón y en su cabeza.
Luego de un rato, se puso de pie y se apoyó contra la pared.
A pesar de que la habitación era grande en tamaño, estaba vacía y en mal estado, con sábanas y mantas que parecían no haber sido cambiadas en meses. Había una cesta de bambú en la esquina; supuso que era para almacenar basura, pero después de haber sido pateada, como muchas otras cosas, incluido el mismo Wei WuXian, también había basura regada por el suelo.
Escrutó la habitación con la mirada y tomó un pedazo de papel arrugado. Lo desdobló y se sorprendió al verlo abarrotado de palabras. Entones, recogió a prisa todo el papel.
Cada frase parecía haber sido escrita por el propietario del cuerpo para desahogarse cuando se sentía estresado y agobiado. Algunas oraciones eran incoherentes y desordenadas; la ansiedad saltaba de las páginas debido a la escritura distorsionada.
Wei WuXian leyó cada pedazo de papel, hizo sus conjeturas y comenzó a notar que algo estaba mal.
El dueño del cuerpo se llamaba Mo XuanYu, y residía en la Villa Mo.
El abuelo de Mo XuanYu era de una familia rica de la zona, pero su abuela provenía de una familia pequeña, y aunque ambos lo intentaron, sólo tuvieron dos hijas. No encontró escritos los nombres de las hijas, pero la mayor fue concebida con la esposa principal, mientras que la menor, la había tenido con una de sus sirvientas.
La familia Mo quiso entregar a la pequeña de inmediato, pero cuando ésta tenía dieciséis años, el líder de una conocida familia de cultivadores, que pasaba por la villa, se enamoró de ella a primera vista.
Toda la gente admira a los cultivadores. Las familias de cultivo, a los ojos de personas comunes, son como seres favorecidos por Dios, misteriosos pero nobles.
Al principio, la gente de la Villa Mo no estuvo muy de acuerdo con lo sucedido, pero como el Líder de la Secta solía apoyar a la villa de manera económica, la familia Mo recibió muchas ventajas. Entonces las opiniones de todos cambiaron y la familia Mo se enorgulleció del asunto, mientras que el resto de la villa envidiaba su golpe de suerte.
La hija menor de la familia Mo dio a luz a un varón: Mo XuanYu; pero el Líder de la Secta sólo había estado con ella para experimentar algo nuevo, por lo que se cansó en pocos años. Cuando Mo XuanYu cumplió cuatro años, nunca volvió a ver a su padre. Las opiniones de la gente de la Villa sobre la familia Mo, volvieron a cambiar. El descontento y el desprecio original que les tenían, regresaron, junto con la compasión desdeñosa.
La señora Mo no aceptó la situación; ella creía con fervor que el Líder de la Secta no haría oídos sordos a su propio hijo y, en efecto, cuando Mo XuanYu cumplió catorce años, el Líder de la Secta regresó para llevarlo consigo.
La señora Mo puso la frente en alto y les dijo a todos que su hijo de seguro se convertiría en un Inmortal tan rápido como pudiera, y glorificaría a sus ancestros. Sin embargo, antes de que Mo XuanYu lograra el éxito en el cultivo y heredara la posición de su padre, fue expulsado, y de una manera muy vergonzosa.
Mo XuanYu era homosexual y tenía las agallas suficientes como para acosar a otros discípulos. El escándalo se hizo público y, como tenía pocos logros en términos de cultivo, no había motivos para que permaneciera dentro del clan.
Cuando Mo XuanYu regresó a la villa, a menudo se comportaba de manera extraña, casi como si todo le asustara.
Wei WuXian arqueó las cejas. La historia era bastante compleja, como para resumirla en unas cuantas palabras.
«No estoy en el cuerpo de un lunático cualquiera —dijo para sus adentros—, ¡estoy en el cuerpo de un lunático homosexual!»
Eso explicaba por qué había tanto maquillaje en su cara, al punto de parecer un fantasma ahorcado, y también por qué nadie se había sorprendido al ver la sangrienta matriz del suelo. Seguro que, si Mo XuanYu pintaba con sangre toda la habitación, desde las baldosas del suelo hasta las paredes y el techo, nadie se sorprendería demasiado. ¡Después de todo, todos sabían que su cabeza tenía varios tornillos sueltos!
Luego de que Mo XuanYu regresara a casa, abatido, fue puesto en ridículo. La situación parecía estar tan fuera de control, que la señora Mo, quien no pudo resistir el impacto, decidió ahogarse.
Para ese entonces, el abuelo de Mo XuanYu ya había fallecido. La hermana mayor de la señora Mo estaba a cargo de la familia, pero desde muy pequeña no soportaba a su hermana menor ni a su engendro.
Ella también tenía un hijo, Mo ZiYuan, quien resultó ser la persona que había puesto la habitación, en la que Wei WuXian se encontraba, patas arriba.
Cuando Mo XuanYu fue llevado por su padre, la hermana Mo mayor se puso celosa y también quiso relacionarse con una Secta de Cultivación. Ella esperaba que Mo ZiYuan también fuera llevado a cultivarse cuando cumpliera los catorce años. Por supuesto, sus peticiones para que eso sucediera fueron rechazadas, o, mejor dicho, ignoradas.
Con una confianza inusual, la familia de Mo ZiYuan pensó que él tenía potencial y talento. Creían que si, en ese momento, lo enviaban a cultivarse, ganaría el reconocimiento de la Secta, a diferencia de su primo que sólo había traído decepción y desgracia. Fue entonces cuando le llenaron la cabeza a Mo ZiYuan con tonterías como que Mo XuanYu le había robado su camino hacia la cultivación y, creyendo en eso de todo corazón, cada dos o tres días, Mo ZiYuan humillaba a su primo y lo maldecía por haberle arrebatado su camino. Al mismo tiempo, se vio interesado por los talismanes, elixires y herramientas mágicas, considerando todo lo que tenía Mo XuanYu como sus posesiones y haciendo lo que quisiera con éstas.
Aunque Mo XuanYu a menudo alternaba entre ser un lunático y una persona normal, entendía que otros lo hacían menos y lo toleraba, pero Mo ZiYuan intensificó aún más sus malas acciones llevándose casi todo lo que había en su habitación. Con eso, su paciencia se agotó y se quejó con sus tíos, lo que causó la conmoción de Mo ZiYuan; después ocurrió todo lo que Wei WuXian sufrió cuando abrió los ojos.
La letra en el papel cada vez se hacía más pequeña y compacta, lo cual lastimaba la vista de Wei WuXian.
«¿Qué tan jodida está la vida de este sujeto?» se cuestionó.
No era de extrañar que Mo XuanYu prefiera usar la técnica prohibida para sacrificar su cuerpo y pedirle a un ghoul malvado que se vengara en su lugar, a intentar hacer algo por cuenta propia.
El dolor de sus ojos se trasladó a su cabeza. Supuestamente, para usar la técnica prohibida, el invocador debía recitar su deseo en silencio. Como el espíritu maligno que había sido convocado, Wei WuXian debió ser capaz de escuchar sus requisitos específicos. Sin embargo, era probable que Mo XuanYu hubiese copiado fragmentos de la técnica en algún lugar, y hubiese omitido ese paso, porque Wei WuXian no recordaba haber escuchado ninguna petición al momento de ser revivido (contra su voluntad). Aunque supuso que quería vengarse de la familia Mo, pero ¿cómo debería hacerlo? ¿Con qué método? ¿Debía recuperar los objetos que le habían sido robados? ¿O bastaba con golpear a todos en la familia Mo? ¿O acaso quería... exterminarlos a todos?
Con altas probabilidades, Wei WuXian podía asegurar que lo habían invocado para cometer una masacre. Después de todo, cualquiera que hubiese entrado en el mundo de la cultivación sabía qué frases se usaban con mayor frecuencia para describir a su persona: ingrato, excéntrico, incapaz de reconocer a su propia familia, intolerable para el cielo, y otros términos tanto espectaculares como extravagantes (ninguno en el buen sentido).
¿Acaso existía alguien más «villano» que él mismo?
Si Mo XuanYu se había atrevido a llamarlo a él específico, por todo lo que había escuchado durante su tiempo como aprendiz en una Secta, lo más seguro era que imaginara que sería capaz de conceder su deseo con facilidad.
—Ah... Te equivocaste de persona.
[Capítulo 2]
IMPORTANTE
Este proyecto terminó suspendido (de mi parte) por  problemas de plagio de otras páginas. Además, ya se pueden conseguir los libros en físico. Dejaré estos capítulos como “muestra” para que se animen a comprarlos. ¡Apoyen a la autora! 💖
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ahsejdnddn · 2 years ago
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1.Ubicación del arca de la alianza
El arca de la alianza o arca del pacto es un cofre de madera cubierto de oro descrito en la biblia que, según el Libro de Éxodo, contenía las dos tablas de piedra de los Diez Mandamientos. Según la Carta a los Hebreos del Nuevo Testamento, también contenía la vara de Aarón y una vasija de maná. pero dónde está a día de hoy unos lo ubican en jordania otros aseguran que el emir el hijo que tuvo el rey salomón con la reina de saba se la
llevó a etiopía y en éste hay varias ubicaciones posibles hay quienes sostienen que está en un túnel secreto excavado bajo la explanada de las mezquitas en jerusalén incluso hay quien cree que el arca ha regresado a su lugar de origen y que se encuentra en el monte sinaí realmente no lo sabemos y sin duda es una gran incógnita
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2 Lilith y Adán
lilith aunque muchos no lo sepan, se cree que fue la primera esposa de adán, fue hecha de tierra como dan por eso creía que ambos debían ser tratados iguales y tener decisiones independientes ella no quería seguir órdenes de su hombre emanaba un poder femenino muy fuerte y reclamaba a ser tratada de la misma forma que su pareja incluso durante el acto íntimo debido a su carácter rebelde dios expulsó al límite el jardín del edén y creó otra mujer eva hecha de la costilla de adán una mujer que fuera más sumisa y fiel a los mandatos de adán lilith fue desterrada al mar muerto y ahí tuvo muchos hijos con el demonio samael finalmente dios permitió vivir a lilita pero la castigó haciendo que cientos de sus hijos demoníacos parecieran cada día desde entonces ella se propuso vengarse y más adelante en la mitología lilita parece convertida en forma de serpiente tentando a eva y adán.
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3. El Rapto
incógnita el rapto o arrebatamiento es un concepto de una minoría de cristianos que consiste en la creencia de que al descender jesús del cielo los muertos que llevaron una vida cristiana resucitarán y los creyentes que se hallen vivo serán raptados o llevados de la tierra junto con ellos para encontrarse con dios en el cielo pero cuando sucederá esto pues es muy difícil saberlo pero gracias a diferentes estudios se ha llegado a la conclusión de que sucederá después de la venida del anticristo ya que esto significa que los creyentes son rescatados de esta tierra antes de que la ira de dios sea derramada sobre los incrédulos como dice en la biblia se puede encontrar varias pistas sobre el rapto en la biblia como la siguiente los vivos y los muertos resucitados serán llevados juntos en las nubes para encontrarse con el señor en el aire
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4. La vida oculta de Jesús
desde los 12, en que se le menciona conversando con los rabinos en el Templo, hasta los 30 en que inicia sus prédicas, tras ayunar cuarenta días en el desierto de Judea, una época que tuvo que ser necesariamente clave en su formación y que podría arrojar luz sobre el origen y fundamentos de sus enseñanzas. ¿Dónde pasó su adolescencia y primera juventud? ¿Quiénes fueron sus mentores? Estas preguntas persiguen a todo el mundo culto, cristiano o no, desde hace 20 siglos.
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5. ¿Dónde se encuentra el edén?
Estas son algunas de las teorías que se han formulado de la ubicación empezamos con el río éufrates en irak una teoría popular sostiene que ahí se encontraba el edén ya que hay una vaga referencia de él en el libro de génesis seguimos con jerusalén ya que la historia del génesis mencioné lyon uno de tres ríos que cruzaban el edén y terminamos con una que pocos se imaginan venezuela ya que cristóbal colón' creía que muchos de sus viajes estaban inspirados por la divinidad cuando llegó a venezuela creyó que había encontrado el edén apoyó esta idea con una teoría de que la tierra tenía forma de pera y que el edén se encontraba en su punto más alto 
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6 El anticristo
El nombre «anticristo» se refiere a una figura que cumpliría con las profecías bíblicas concernientes al antagonista de Cristo. El uso de este vocablo aparece cinco veces en la Biblia tanto en forma singular como en plural, todas ellas en dos de las cartas del apóstol Juan, donde por un lado hace referencia a la manifestación, prevista para el fin de los tiempos,1​ y, por otro, a la anticipación de esta manifestación en la acción de apóstatas que reniegan del cristianismo.
Solamente en la primera y segunda epístolas de Juan, en el Nuevo Testamento, se utiliza la palabra griega «anticristo». Las citas son cuatro:
"Hijos míos, ha llegado la última hora. Ustedes oyeron decir que vendría un anticristo; en realidad ya han aparecido muchos anticristos, y por eso sabemos que ha llegado la última hora." (1 Juan 2, 18).
"¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el anticristo: el que niega al Padre y al Hijo." (1 Juan 2, 22).
"Y todo el que niega a Jesús, no procede de Dios, sino que está inspirado por el anticristo, por el que ustedes oyeron decir que vendría y ya está en el mundo." (1 Juan 4, 3).
"Porque han invadido el mundo muchos seductores que no confiesan a Jesucristo manifestado en la carne. ¡Ellos son el Seductor y el anticristo !" (2 Juan 1, 7).
7. Cómo son verdaderamente los ángeles
Tanto la Biblia como los estudiosos, desde Maimónides hasta la actualidad, reconocen que hay cuatro tipos distintos de ángeles. Cada uno con su jerarquía, su función y su descripción física: querubines, serafines, malaj y ofanim
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Es el de menor rango entre los cuatro.La Biblia describe a los querubines como mitad humanos, mitad animales cuya tarea era proteger el jardín del Edén.En el Libro de Ezequiel, se habla de ellos como criaturas con cuatro caras: la de un león, un buey, un águila y la última, una humana. Tenían patas rectas, cuatro alas y cascos de toro en lugar de pies que brillan como el oro. Un par de alas las usaban para cubrir su cuerpo y las otras para volar.
Malaj
Los Malaj eran los mensajeros de Dios y son los que más se parecerían en a los humanos en apariencia física. De ahí que se “apropiaran” de la identificación que hacemos de ellos a la hora de describirlos, dejando de lado los demás miembros del grupo de ángeles que reconoce La Biblia. Eso sí, en este libro sagrado no se habla de que tuvieran alas en ningún momento. Fue recién a finales del siglo IV cuando pintores y escultores los dotaron de alas para reflejar su naturaleza etérea. 
Serafines
Los serafines son seres angelicales mencionados en el libro de Isaías, capítulo 6. Estos ángeles se aparecieron a Isaías cuando Dios llamó a Isaías al ministerio profético a través de una visión.
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Ofanim
Estos príncipes angelicales son nombrados como "Ofanim, Ruedas de Galgalliir". Se dice que eran las ruedas reales del Carro Celestial de Dios (Merkabah)."Las cuatro ruedas tuvieron los brocales y radios, y sus brocales estaban llenos de ojos redondos. Son también frecuentemente conocidos como "los de muchos ojos."
8. Los gigantes del Génesis.
El mundo tal como existía antes del Diluvio del Génesis está envuelto en misterio: los hombres vivieron hasta los cientos de años, presumiblemente el Jardín del Edén aún podía ser visto aunque permaneciera fuera de los límites, y una raza de gigantes recorría la tierra - o eso leemos en Génesis 6:4 en la traducción de Douay-Rheims:
"Ahora los gigantes estaban sobre la tierra en aquellos días.
Porque después de que los hijos de Dios entraron a las hijas de los hombres y dieron a luz a los niños, estos son los poderosos de antaño, hombres de renombre."
En la Nueva Biblia Americana leemos Nephilim, en lugar de gigantes, lo que sólo profundiza el misterio
Abundan las teorías sobre quiénes eran. Una hipótesis, ahora ampliamente considerada errónea, es que eran ángeles "caídos".
(En caso de que te lo preguntes, los "hijos de Dios" mencionados en el versículo anterior son los temerosos de Dios descendientes de Set, el otro hijo de Adán, en contraste con la raza de Caín)
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Algunos de los enlaces donde nos inspiramos para sacar la información
Esto son dos descargables con mas información sobre el tema.
youtube
vídeo narrativo sobre el tema
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mensaje-del-grial · 6 years ago
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CASSANDRA (2)
"Trajiste este mensaje cuando una niña nació bajo mi techo, Pericles. La niña está indudablemente bajo la protección especial de los dioses. No puedo explicar las cosas de manera diferente. Haremos fielmente lo que es correcto; De esta manera también serviremos a los dioses. Lo que es eterno puede esperar hasta que estemos muertos ".
Entonces el pastor se enojó:
"¡Cuídate, Príamo! Reflexiona, presta atención a cada una de mis palabras, porque están cargadas de sentido. No fui yo quien las dijo, sino el mensajero de Dios, y él no viene a por las pequeñas cosas de la vida cotidiana. No piense solo en la protección divina del niño, piense también en las palabras amenazadoras que acompañaron el anuncio de su venida:"
La voz del pastor sonaba cargada de amenazas.
Fue en esas horas cuando un destino capital para la humanidad comenzó su ciclo vibrando, pero los seres humanos no lo notaron en absoluto.
Pericles no encontró descanso. Recorrió la ciudad, fue a ver a los pastores y los campesinos, y dejó su rebaño para anunciar las palabras del ángel. Se dirigió a los pescadores para llevar las noticias a las islas que se encontraban en la distancia sobre el mar, y se dirigió a los mercaderes que se encontraban en la costa de Troya para que llevaran el mensaje del ángel a su tierra natal.
Pero la reina Hécuba, la madre de la niña, no lo toleraría. Ella primero le dio a Pericles la orden de que se callara para que la gente no se moviera, luego lo amenazó y,abrumado, Pericles caminaba por las calles de Troya; sacudió el polvo de sus pies e incluso dejó las pieles que los protegían en la orilla.
Luego le confió este mensaje a uno de los suyos:
"Dígale a Hécuba que el destino de Troya no podrá desmentir el mensaje del ángel, sino que las palabras: si no reconocen esta Luz, estarán condenados a morir". ! se cumplirá ".
Una nube de confusión, un presagio de la desgracia, pesaba mucho en Troya, mientras que el único ser humano que había reconocido la Verdad abandonó el país. Los años habían pasado.
Una luz azul brillaba sobre el mar. Las irregulares y húmedas rocas de la costa de Troya brillaban con la marea. Las olas estaban adornadas con pequeñas crestas de espuma que avanzaban hacia la orilla, murmurando. Las velas rojas y amarillas se destacaban contra las olas.
La playa de arena estaba salpicada de pequeñas rocas, mientras que esporádicamente rocas se extendían hacia el interior. Un camino empinado conducía desde Troya hasta el mar.
Desde las murallas de la ciudad desde donde podíamos distinguir las partes antiguas de las más recientes hasta los pastos un poco más altos, había arbustos cuyas ramas tocaban el suelo.
Troya había sido un pueblo de pastores, construido con piedras oscuras y sin cortar que venían de las cercanías. Las casas tenían techos planos sobre los cuales crecía la hierba. Pequeñas aberturas para ventanas aparecían como tantos agujeros oscuros a la luz del sol. Los muros que rodeaban las pequeñas granjas se habían dejado en bruto. La parte reciente siguió la parte antigua sin ninguna transición. Aunque su arquitectura era simple y más áspera que las construcciones de las antiguas Hellas, reconoció la influencia del estilo griego en su apogeo. Todo fue sumario y algo grosero.El imponente portal del castillo, que se abrió estrepitosamente, estaba flanqueado por torres cuadradas desde las que se podía ver un alto muro, lo suficientemente grande como para caminar. Detrás de esta pared, había un foso grande y profundo, cubierto de piedras lisas. Frente a la puerta había un gran puente de madera, que fue levantado por un mecanismo muy rudimentario.
Más allá del foso, había una plaza cuadrada, pavimentada con grandes piedras. A la derecha se alzaba un imponente edificio de columnas; En frente había una segunda pared con una puerta; a la izquierda, una sala alta con una galería interior y una galería exterior cerraron esta plaza. La galería interior conducía a una especie de bodegas en las que se disponían enormes ánforas de tierra, un segundo patio estaba lleno de carros y equipo agrícola. Estaba rodeado de establos que albergan muchos animales hermosos, principalmente vacas, toros y terneros. Los caballos compartían establos especiales con animales parecidos a burros. Un enorme perro canoso, de color amarillo grisáceo, custodiaba los establos.
A la izquierda, un portal conducía a un bosquecillo de laureles austero y silencioso. Los callejones arenosos estaban conectados entre sí y formaban un cuadrado. En el borde de estos callejones, se colocaron bancos de piedra a intervalos regulares. En el medio, había una cuenca, también en piedra, con agua y pescado.Entre árboles cortados, un camino conducía a un muro oscuro en la parte antigua del castillo. En una inmensa entrada sostenida por columnas de madera estaba el trono del rey. Desde allí, una escalera ancha y empinada conducía a las habitaciones superiores. El marco era de color marrón oscuro. Las paredes y columnas estaban llenas de armas de todo tipo. En el otro extremo de la habitación, unas ventanas altas y abiertas daban a un patio luminoso. Había árboles y unos pocos arbustos floridos rodeados por un peristilo en el techo plano del cual se habían construido los jardines, de los cuales caían vides deliciosas.
Sobre el gran salón del antiguo castillo había muchas habitaciones. El más externo de ellos era una habitación en la esquina con una vista clara de los patios y parte del antiguo suburbio, hasta el mar. Por otro lado, se podía observar la animada animación que reinaba en El patio de operaciones. Diseños multicolores adornaban las paredes de esta hermosa y amplia habitación en la que había recipientes de oro y arcilla. Un diván de bronce cubierto con pieles y un cojín se instaló en una esquina. Cofres con ropa estaban dispuestos a lo largo de las paredes. El suelo estaba cubierto de losas de colores.Era la habitación de la reina. Además, una segunda sala estaba llena de armas de guerra, trofeos e instrumentos. Una gran mesa de café cubierta con bocetos y dibujos mostraba que el rey Príamo estaba trabajando allí; Era su lugar favorito. Las habitaciones de las mujeres estaban contiguas a la habitación de la reina, y las habitaciones de los hombres a la habitación del rey. Las dependencias se encontraban en un ala especial del castillo. Solo se puede acceder por la corte o por cuartos de mujeres. Allí trabajaban criados de todas las edades.
Junto al viejo castillo estaba el nuevo edificio, que parecía un templo y contenía los pasillos. Estaba rodeado de hermosos jardines encerrados por una gran muralla.Las salas del castillo estaban llenas de actividad. Los humanos se veían bien; Estaban acercándose a la imagen ideal de los dioses de la esencialidad.
Un hombre alto y vigoroso estaba en la habitación de la reina. Estaba vestido como un guerrero, perfectamente equipado para la batalla con coraza y casco griego adornado con crin. Una barba corta y rizada enmarcaba su rostro grave; debía haber sido castaño oscuro, pero una gran cantidad de gris se mezclaba con él ahora. Sus labios redondeados cubrían hermosos dientes, y su nariz fina y bien proporcionada le daba a su rostro una expresión especial.
A cada lado, los pliegues profundos atestiguaban una fuerte voluntad y la lucha que había luchado. Sus ojos azules, grises y luminosos tenían la gravedad benevolente del hombre maduro. Podrían tener una expresión valiente e incluso enojada, luego brillar nuevamente con amor como los ojos de un niño feliz. Su casco pesado sombreaba su frente alta con arrugas profundas. Sus grandes manos parecían capaces de agarrarse ásperamente; era evidente que sabían cómo manejar el arado y el caballo, que sabían cómo manejar la espada, pero que también podían manejar sabiamente la propiedad común, la corte y el ejército. La superioridad controlada se expresó en toda la forma de ser de Príamo. Todos lo miraron con confianza.
Héctor, también vestido de guerrero, se unió a él. Era más alto y más delgado que Príamo. La flexibilidad de sus movimientos reveló que él también era un maestro en el manejo de armas. Su rostro tenía el cálido color marrón del sur, todo bañado por el sol. Su cabello castaño oscuro caía en rizos cortos sobre su frente y sus sienes. Sus grandes y oscuros ojos brillaban de alegría y fuerza. La armonía entre cuerpo y alma, así como la sencillez y la claridad, emanaban de su persona.
Hector también llevaba un casco plateado. Una capa blanca, que cubría su escudo de correo, se colocó sobre sus hombros. Agarró el escudo con fiereza y salió corriendo de la habitación, lanzando un grito de alegría; esperaba ganar otra victoria midiéndose a sus hermanos en el manejo de armas.
En ese momento, la cortina de la habitación contigua se desvió y una pequeña niña delgada apareció en la puerta. Su prenda de estilo griego dejó sus brazos y hombros libres, sobre los cuales caía un abundante cabello oscuro y ondulado, sostenido en su frente por una gran cinta blanca. Su cara delgada, con su nariz fina, se parecía a la de Hécuba; solo sus pómulos eran más anchos, y su frente más redondeada y más alta. Sus ojos azul grisáceos brillaban, grandes y serios.
Extendió sus pequeñas y enérgicas manos a su padre, que estaba a punto de emprender una expedición lejana, mientras su rostro expresaba amor y una tímida veneración. El momento en que Príamo le anunció su proyecto fue para Cassandra el primer paso hacia su destino.
La habíamos cuidado bien hasta entonces. Fue servida con dedicación por las sirvientas, amada por sus hermanos y hermanas y protegida con solicitud por los ojos vigilantes de su madre.
Tan pura como rara, esta flor creció como un capullo que aún no ha alcanzado el momento de su madurez y está sombreada y protegida por las hojas y flores que la rodean.
¡Una Luz se había elevado sobre los muros de Troya, la Luz de la iluminación de las generaciones futuras! La Voluntad más sublime había enviado esta Luz incluso antes de que las grandes personas de los griegos pudieran sembrar la semilla de la decadencia dentro de los muros de Troya.
Se tuvo que formar un sobre para Cassandra en la forma terrenal de una niña sana de descendencia real. ¡También fue necesario preparar el terreno sobre el cual ella podría desarrollarse para convertirse en la antorcha del mundo y la salvación de la mujer, para fortalecer y guiar el espíritu, para sostener la vida y sanar a los pueblos!
En las paredes de Troya, nadie sabía aún qué joya les había sido confiada. Este pueblo de pastores, así como sus príncipes, fueron dotados de un sentido natural innato para todo lo que toca lo esencial de la vida terrestre. Su ciudad tenía todo para convertirse en un punto de encuentro para el comercio, la navegación y todas las ramas florecientes del arte y la ciencia, así como un puente hacia los reinos cerrados del este.
Es por eso que Troya fue vigilada subrepticiamente sobre los mares, envidiada y, a menudo, abiertamente combatida, por lo que los pacíficos pastores y campesinos tuvieron que endurecerse para convertirse en guerreros. Esto se pudo realizar porque estas personas eran inherentemente sanas y naturales. Abiertos a todo lo que es puro y claro, fueron guiados por una Fuerza eminente. Sirvieron a los dioses como niños puros y confiados con la misma fuerza, la misma sencillez y la misma fidelidad que mostraron en su vida terrenal mientras progresaban.
Desde las alturas sublimes de las cuales aún no sospechaban la existencia, se había enviado ayuda a esta gente en la persona de Cassandra para que continúe su ascenso.
Cuando Cassandra tenía quince años, un impulso violento e impetuoso tomó posesión de su alma. Intentaba escapar de la casa y sus muchas actividades y, tan pronto como ya no le prestaba atención, se dirigió a los jardines, cuyas sombras secretas invitaban a la reflexión y el ensueño. Ella buscaba la soledad.
Por otro lado, estaba alegre y activa cuando estaba en medio de sus hermanos o realizando tareas domésticas. Le gustaba estar con las criadas, porque siempre quería que le dieran algo que hacer. Además, su ingenio rápido trató de tener una visión general de todo lo que estaba sucediendo en la casa y sus dependencias y dárselo a su madre.
Se sentía particularmente atraída por los animales y observaba en silencio y con gran atención cómo los cuidaban. Es por eso que los criados la amaron mucho y se regocijaron cuando escucharon su voz clara y sonora en el patio. Una suave sonrisa se deslizó en el rostro del anciano más ceñudo. Todos levantaron la vista de su trabajo para saludarla e intercambiar algunas palabras alegres mientras pasaba.
Ella cuidaba a los animales débiles o enfermos con preferencia. El primer novio incluso afirmó que el gran toro negro estaría muerto si Cassandre no hubiera masajeado, a su pequeña y linda mano, a tiempo la cabeza rizada del animal.
Y sin embargo, una gravedad muda y sorprendente la atrapó repentinamente, empujándola a buscar la soledad de los jardines. Iba a ver las estatuas de los dioses, quienes, blancos y mudos, la miraban desde sus oscuros nichos entre los árboles. La sombra de los laureles la atrajo particularmente, y pensó que escuchaba maravillosos sonidos en la gruta de Apolo cada vez que caminaba por un paso ligero. Sin embargo, no se atrevió a entrar ni a quedarse en la entrada. Salvaje como una gama, ella pasó saltando y escondiéndose cerca.
Un día al mediodía, cuando todos estaban en el castillo para protegerse del calor del sol, una vez más se sintió atraída por el frescor de la arboleda y sus profundas sombras. Un dolor violento y opresivo apretó su cabeza como un tornillo de banco, la palma de sus manos y las plantas de sus pies estaban calientes. Sus ojos brillaban con las lágrimas contenidas, una dolorosa opresión le latía violentamente en el corazón como si quisiera escapar del aplastante puño de un gigante.
Cassandra ya no se reconocía. Ella no sabía dónde estaba su lugar, nada la ataba a sus hermanos y hermanas; en ese momento nada la conectaba con sus padres, el tribunal o la casa. No pensaba en su padre a quien amaba y que estaba muy lejos, ni en su hermano París, cuyas confusas e inquietantes noticias les habían llegado más allá de los mares.
Esta vez de nuevo llegó a la cueva de Apolo. Los rayos del sol se reflejaron en su cúpula y hundieron la estatua blanca del dios en el halo radiante de su estrella. Un manantial brotó suavemente; Su fina llovizna también estaba a la luz del sol.
En un sentimiento de miedo, al mismo tiempo que el dolor y la nostalgia de algo desconocido, Cassandra se entregó por completo al encanto de esta hora.
Respiró hondo y cerró los ojos: tenía la impresión de que habían hecho que las nubes que pasaban penetrasen en su alma, así como el cielo azul brillante, y que ella volara como un pájaro en este lugar florido. ¡Se sentía tan ligera!
Fue entonces cuando, desde lugares lejanos, una gran luz clara se acercó a ella, rodeada de muchos círculos de colores que resonaban en acordes vibrantes. Con el alma abierta, Cassander escuchaba.
Una hermosa y luminosa cabeza rizada se inclinó hacia ella y la acarició con el aliento, despertando en ella el don de sabiduría y profecía que una fuerza superior le había dado para acompañarlo en su camino terrenal.
Durante el tiempo que tuvo que gastar en esta Tierra, disfrutó de la protección de los más eminentes ayudantes de esencialidad. Ella había visto a Apolo acercarse a ella. Se había quitado una de los velos que cubrían sus ojos, para que ella pudiera ver el reino de la esencialidad en el que creía encontrar su tierra natal.
El sol de la tarde ya estaba bajando cuando Cassandra regresó con ella. Su cabeza estaba clara y su cuerpo lleno de fuerza, su tristeza se había desvanecido, sus ojos brillaban como dos soles brillantes. Por primera vez, al decir las palabras de una oración, sintió que su alma vibraba en armonía y se regocija.
A partir de ese día, Cassandra se transformó visiblemente. La niña ardiente se convirtió en una niña tranquila y pensativa cuyos ojos brillaban. Un resplandor luminoso emanaba de su persona: era el brillo de la pureza y la frescura de un ser sincero. Una luz clara iluminaba su frente. Todos la miraban con asombro cada vez que acudía inesperadamente a las criadas o al círculo de mujeres, y empezaban a susurrar en voz baja sobre ella.
"¿No se diría que uno de los eternos lo ha consagrado para el servicio?", Dijo la triste y silenciosa Andromache, quien con el corazón lleno de ansiedad, esperaba día tras día el regreso de su esposo, que se había ido muy lejos.
El tiempo pasó muy rápido. Fue un momento feliz para Cassandra. Bajo la guía de fuerzas superiores, fue iniciada a las leyes de la naturaleza después de que la venda que cubría su ojo espiritual había sido removida de ella.
No quería recibir la consagración de las sacerdotisas. Ella no participó en canciones piadosas en los templos. Por eso a los sacerdotes no les gustaba. Era modesta y silenciosa, ya veces salvaje cuando sentía en la mala conducta de los cortesanos la falta de naturalidad tan contraria a su propia naturaleza. En esos momentos, habría preferido huir lejos del castillo de sus padres, a las regiones que Apolo le permitió contemplar.
Sin embargo, cada uno de sus sufrimientos, que aceptó con calma y sin decir nada, le trajo una rica recompensa hecha de un mayor conocimiento y satisfacción personal. Con gran amor, buscó beneficiar a sus semejantes con los frutos de su rica experiencia, pero tuvo la impresión de que no podían entender lo que sus manos abiertas querían ofrecer con tanta generosidad y dicha. No vieron la delicada actividad de las Leyes que, radiantes, comenzaron a emanar de Cassandra y habrían atraído sin reservas lo que estaba en afinidad con ella, el amor atrae al amor.
Pero los seres humanos estaban vacíos, incapaces de dar e incluso recibir. Fue un amargo sufrimiento para Cassandra, y ella cerró sus manos abiertas. Solo el último de los criados, sólo los más pobres de los pobres que rogaban en las puertas, y especialmente los animales, fueron hacia ella con amor.
Un maravilloso conocimiento de las plantas abierto a su mente. Para conservar todo lo que le fue revelado por la fuerza de Apolo, ella aprendió el arte de escribir.
Un joven erudito griego de Atenas, que había fracasado en la costa de Troya durante una tormenta y fue bien recibido en la ciudad, se convirtió en su instructor. Sin embargo, nunca le habló sobre la verdadera razón por la que estaba aprendiendo.
Los minerales, las fuerzas de la tierra, e incluso las fuerzas de los elementos, también fueron revelados a su mente abierta, y muchos secretos se hicieron comprensibles para ella.
A menudo reconocía las causas de todas las deficiencias y debilidades humanas, y su deseo de ayudar era tan grande que siempre encontraba la manera de lograr la curación.
Una actividad radiante de fuerzas espirituales útiles comenzó a formarse alrededor de Cassandra que estaba constantemente en una luz clara contra la cual todo lo que estaba oscuro solo podía chocar. Sin embargo, ella se dio cuenta dolorosamente de que su entorno no estaba cambiando. Nadie se tomó la molestia de entenderla o seguirla.
Seguirá....
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"La  traducción del idioma francés al español puede restar fuerza y luz a las palabras en idioma alemán original ...pido disculpas por ello"
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sala66 · 7 years ago
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Johnny Depp en “Piratas del Caribe: El Cofre del Hombre Muerto” (Pirates of the Caribbean: Dead Man's Chest), 2006
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gallegoesteban-blog · 6 years ago
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La Guerra y el Ser
                                                                      Texto escrito en Octubre del 2016.
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                                                                    Goya - Fusilamientos del 3 de mayo
Las calles del centro ahora parecen más largas y vacías. Hace semanas no hablo con persona alguna y una idea absorbente se lleva mi vida en un largo suspiro. Esta mañana el espejo no decía lo mismo que ayer: mis arrugas aún más evidentes y mi rostro demacrado por las circunstancias de la vida me llevan a recordar cómo era ese pequeño triángulo luminoso en el que mi abuela decía ver muertos.  Era pequeño, un triángulo perfectamente bordeado por Aureliano Guerrero, el padre de mi abuelo. Decían que era un hombre alto, bien formado y que su cara representaba el dolor de las batallas que siempre ganó. La última batalla de su vida la peleó con los conservadores, a dos horas de Cervero, la ciudad indígena abandonada justo en medio de La sierra. Se dice que ese mismo día el triángulo que él mismo había pulido, reflejó su rostro transparente antes de la batalla. Sabía que había muerto.
Aunque nunca me dejó utilizar el espejo, siempre escuché los susurros que sola, en su cuarto, mi abuela usaba para comunicarse con aquellos seres a los que les huía en la noche y les susurraba de día. Quizá, si algún día hubiera tenido dicho triángulo, habría rescatado mis ganas de vivir, habría rescatado a mi abuela Ligia, a Zulema.. Quizá si algún día hubiera tenido dicho triángulo, todo sería distinto y paso ninguno volvería a dar, botella alguna volvería a beber, lágrimas mi rostro dejaría de reprochar.
Un recuerdo se tiñe de rosa iluminado y se atraviesa ante mis ojos en forma de niña. Su padre la acompaña y ella corre buscando una de sus muñecas que cayó al piso. .
Comienzan de nuevo a florecer mis irresistibles ganas de matar. Neutras sombras actúan como estatuas y mi mente segura formula las perfectas ecuaciones para hacer de aquella escena la más burda y trágica. La niña, con una expresión afanosa, casi alcanza su muñeca estirando su brazo derecho. Más tarde, a dos metros de allí, el papá dibuja una sonrisa preocupada ante mi presencia.
Para empezar con este juego de cartas, contaría con el as de amenazar al padre y de un tiro frío mancharlo todo de dolor. Con tanta suerte efímera no contaría la pequeña niña, que asustada en ese momento huiría sin sentido, pues su muñeca la utilizaría para masacrar su cara mientras por ella surten líquidos de  vida disueltos en sudor y lágrimas. Al final moriría sin mucha convicción, asustada, reacia y envuelta en incertidumbre. Vuelvo.
La familia pasa ante mis ojos y lo que antes había sido una sonrisa de prevención de aquel tipo, se convirtió en una expresión de alivio al ver que no iba a ser yo quien hurgara en sus peores miedos de quitarle el vivir. Como siempre luego de esos momentos, mi cabeza estalla justo en el medio, mis ojos llorosos empiezan a ser más chicos y mi sonrisa pálida, en conjunto con las arrugas de mis cejas, se deja llevar por el devastador alivio de sentirse asesino.
Antes no era así, cuando seguía con ese cuento absurdo de las pastas para prevenir estos episodios la sensación que me causaba pensar en cosas terribles se disolvían en forma de pesadilla trasnochada.. Zulema Hernández seguía con su humilde consultorio en una esquina de la plaza de aquel pueblo y aunque seguían siendo tiempos difíciles para el mundo, para mí no había mejor cosa que ese pequeño recinto de sudores claros.
Aquella estatua que se dibujaba perfecta todos los lunes a las 4 de la tarde en su consultorio, me hacía avivar los discursos de mi padre, cuando como loco me gritaba que Gaitán había muerto y que el país estaba vuelto mierda. Parecía que en medio de un discurso lo habían asesinado de la forma más vil y cruel: por la espalda. Yo tenía apenas ocho años, y para esa edad ya tenía bastante arraigados los colores rojos del liberalismo que pausaba “avances” que ahora el país quería llamar desarrollo. Para ese momento, Reinaldo Núñez, mi amigo de la niñez con familia conservadora, ya había muerto a manos de unas pequeñas milicias que, desde temprano en el país, se mostraban diáfanas en el deseo de ejercer lo que para ellos era democracia, que para mi abuela fue ese: “temor a ser derrotado por las diferencias mínimas. Que vuelven a la vida un mundo de colores extraordinarios”.
Luego de su muerte, los espejos que esbeltos se postraban sobre mi figura me mostraban algo que no era yo. Alguien que tal vez había abandonado su idea de ser Joaquín Guerrero y que, por un error del destino, se había convertido en la nada de los sueños.
Después de encontrar una droguería, para calmar estos truenos tormentosos que limitaban mis recuerdos, tropecé con una botella de aguardiente reventada justo por la mitad en forma de puntas mortíferas. Como ellas, mis dientes partidos por diversas situaciones me mostraban de nuevo, en la mañana, mi figura queriendo ser algo que desde Reinaldo no había vuelto a ser.
Imaginé de nuevo que, justo por la mitad de aquella botella pasarían reventadas las venas del tipo que burlón me miraba. Sollozarían tenues rojos escurridos por toda la calle en forma de cuento interminable, filos con el destino de matarle se filtraban hasta su corazón, reventaban los lazos que de su cuerpo se extendían a su alma y destrozarían finos vasos que querían devolverle la vida con furia del cristal. De nuevo en mí.
Zulema Hernández se convirtió en mi mejor amiga en muy poco tiempo. Aunque mi familia había sido permisiva conmigo y atenta ante mi condición, nunca había encontrado con nadie una confianza como la nuestra. Un día miraba la escultura de Gaitán por la ventana, me dijo que la paz no era cosa de los fusiles, era cosa de los políticos. Sin prestarle mucha atención le dije que ellos debían comer mierda y que el único que podía salvar a este país de los bastardos, las putas y los políticos, podía ser Gaitán. Luego de unos minutos en silencio le comenté que aquellas pastas que me había recomendado me habían funcionado, que ya no soñaba con conservadores matándome con el triángulo de mi abuela y que los fuertes dolores de cabeza ya no eran tan profundos.
Ella escuchó atentamente, y sin razón me dijo que no podíamos volvernos a ver. El día que se fue me dijo que este país era un caos, y que de todos era imposible quitarle el olor a salvajismo. La habían amenazado unos conservadores que habían recibido de mala fuente, que ella era de los rojos.  Sin embargo, eso me lo contó treinta y dos años después doña Auxiliadora Cerón, cuando por el centro me la encontré perdida entre sombríos rostros demacrados por el desplazamiento.
Desde entonces, las pastas que tomaba no fueron frecuentes, mi enfermedad creció inflándose como una esponja y la luz de mi vida caía como los párpados de mis ojos. Las tristes almas vacías que aún transitan por la ciudad, ahora se ven más translúcidas que antes. Por fin el silencio es la fuente de los deseos y junto con la tristeza, conforman la vehemente fórmula de la paz convertida en muerte. Sentado, veo como esas almas se han perdido de sus antiguos cuerpos, recuerdo como mis pupilas dejaron de mostrarme un brillo interior, demostrando que esa alma seguía allí. En el reflejo veía mi sombra rebanada por el dolor más íntimo de los traumas que me acusan.
Se para el tiempo. Ganas de asesinar vienen a mí, mi cabeza enloquecida descubre sus peores pensamientos. Pero ¿quién será el paciente ésta vez? Veo mi reflejo y descubro que la persona condenada a mi locura soy yo. Mis arrugas se destrozan mientras a mí mismo me estrangulo. El morado que golpea cada uno de los poros de mi cara estalla en surcos de dolores. Con náuseas utilizo mis largas uñas para lastimar todo mi cuerpo y con mis dientes resuelvo la tenue idea de ir al infierno. Muerto, despojado de toda realidad, vuelvo. El reflejo había desaparecido.
El pueblo dejó de ser el mismo. Luego de que ella se fuera, los grupos que promovían justicia a mano propia y sus contrarios, crecieron a tales puntos que por obligación tuvieron que enviarme a combatir en una larga serie de grupos armados junto con mi hermano. Lo que más recuerdo de los combates  son aquellas botas despedazadas a las que  tuve tanto cariño. Eran negras, tenían su marca ya borrada por la indecisión del tiempo y habían pasado por almas que aún seguían fuertes en sus ideologías revolucionarias. Las gané en mi quinto año como guerrillero de las Farc.
Una vez, mientras escuchábamos en un viejo radio oxidado por las inclemencias de la selva, blanco, con una antena de aproximadamente 40 centímetros, aposté con el comandante del frente décimo. Lobuna, como le llamábamos, era hincha acérrimo del deportivo Cali, yo le aposté al Nacional. Tiré unas sortijas que había encontrado en un cofre perdido en las orillas del Río Meta. El Atlético Nacional ganó luego de un partido complicado. La ley de la guerra se hizo respetar y la promesa de los hombres también. Sin rechistar, alias Lobuna me dio las botas que luego ganarían tantas batallas.
País de mierda. Cantaban los diarios de la ciudad, cuando tristes, en la acera, las personas conmemoraban hipócritas la muerte de Jaime Garzón. Recordé entonces a mi padre, a Aureliano Guerrero, a mi abuela Ligia, a Cervero, a la estatua con la que nos enamoramos Zulema y yo, al conservador Reinaldo, a Lobuna y, por último, al reflejo de mi sombrío rostro frente al espejo en el alba de aquel día.
Mis arrugas seguían siendo frágiles a las torturas de la guerra, mis párpados caídos recordaban analógicamente las lágrimas que de mi rostro caían, pero en ese ser incierto que veía en frente mío había algo que no parecía normal. Tal vez era que mi alma regresó justo en mi último día.
Caí detrás de un poste de luz, justo en la avenida, unas cuadras antes de llegar a lo que sería mi destino. Me dijo que moría por guerrillero, que las Farc sólo eran terroristas, asesinos. Mi mente confundida ya no entendía qué era realidad y ficción, yo pensaba en el filo de aquella botella, en la sangre que pudo haber corrido de mis entrañas y de la forma genérica de morir que la vida me tenía preparada. Fui guerrillero porque el alma de las balas me obligaron a serlo, cuando violaron y mataron a mi abuela por liberal y cuando la paz de aquel Estado se había convertido en tiranía.
El triángulo aquel no llegó nunca a ser mío y a cambio de eso mi arma y mis botas me acompañaron con el mismo fervor de ver de nuevo a Zulema, de ver esa estatua gaitanista en la mitad del pueblo, envuelta en el sol de las cuatro de la tarde en los tiempos en que el amor cubría, analgésicamente, el cólera de la guerra.
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