#dama de aguas oscuras
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herederadelosdunsirn · 4 months ago
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INTERLUDIO VICTORIANO: PRÓLOGO
18 de octubre del año de Nuestro Señor de 1889.
La imagen que me devolvió el agua era clara: una muchacha de piel oscura y mirada decidida, pero algo no encajaba, esa no era mi imagen, y no era reflejada por agua…
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La imagen que vi reflejada en mi ensoñación despierta...
Volví en mi, el espejo del recibidor presentaba mi impoluta imagen de dama victoriana, solo me había desorientado un poco, estaba en la mansión que posee el Conde De Veccio en Londres, cerca de Westminster, me encontraba allí por negocios, si no ni me habría acercado. Era uno de los dos encargos que mi familia me había dado, recoger una cosa para los Giovanni y, en unos días, partir con ello hacia París a realizar otro encargo muy importante. Afortunadamente tenía a Angus cerca, se encontraba en la parte de atrás con el resto de los criados, pero sabía que si surgían problemas acudiría enseguida.
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La mansión del Conde De Veccio, cerca de Westminster.
Mientras esperaba no pude evitar observar la prensa que había dispuesta encima de una mesa, había periódicos de muchas partes del mundo, mi mirada se perdió entre ellos hasta que "La Gazette du Paris" atrajo mi atención. Estaba fechada el 16 de Octubre, hacía tan solo dos días, lo agarré y comencé a ojearlo para ocupar mi tiempo mientras esperaba, hasta que me detuve en una noticia, hablaba del hallazgo de cinco cuerpos en el Champ du Mars frente a Le Gallerie des Machines. Uno de los nombres allí referido me era conocido, Molly Rutherford era uno de los nombres que figuraban entre los otros cinco cadáveres desconocidos (Edward Readmore, Aritz Iturralde, Margot Friedländer y René Magritte).
¡Pero no podía ser! Me crucé ayer mismo con ella, parecía tener prisa y no se percató de mi presencia, aunque no podía llamarla amiga (los Giovanni no tienen amigos...), era lo mas parecido que tengo en Londres. Despertada como yo, su insaciable curiosidad y amplitud de miras la llevó a acercarse a mí sin prejuicios. Gozaba de las conversaciones con ella, y me ayudó a comprender mejor el extraño mundo de los Despertados, del cual estoy bastante desconectada, pues por ataduras familiares mis pasos me llevan por el camino de las criaturas de la noche.
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La llegada del Conde me sacó de mis cavilaciones.
- "Siento haberte hecho esperar, Moira."- Como siempre, el Conde se tomaba en poca consideración las formalidades, algunos lo tildarían de grosero si no le tuvieran tanto miedo. Noble italiano, poseedorde una inmensa fortuna, era joven, apuesto y seductor, aunque yo sabía que debajo de esa imagen de dandi extranjero un tanto irreverente se escondía un grandísimo monstruo, peligroso y juguetón a partes iguales; había recibido por parte de los Dunsirn una agradable acogida sin inmutarse por nuestros hábitos alimenticios; hacía tratos tranquilamente con los Vástagos de Caín sin hacer distinción de bandos, clanes o sectas; pero tras esa mirada que parece aniñada e incluso soñadora yo había visto un hambre voraz que no parece contentarse con los simples placeres mundanos ni tan siquiera con la carne humana. Cada vez que me miraba sentía esa punzada detrás de la nuca que te avisa de que un depredador me acechaba, una punzada que no sentía ni cuando algún vástago hambriento me miraba deseoso al límite del control.
-"Imagino que tendrás prisa y no querrás perder el tiempo con formalidades."- continuó De Veccio.
-"El precio ha sido pagado y por ello te hago entrega de lo prometido a los Giovanni, han sido con diferencia los que mas han pujado por el objeto y es justo que sea para ellos."- Diciéndome esto me mostró una extraña y vetusta caja de madera con motivos griegos y una extraña imagen de un arpista en la tapa.
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-"La caja de Orfeo, uno de mis trofeos más queridos, me duele mucho desprenderme de él, ha estado en mi familia durante mucho tiempo, pero un trato es un trato."- continuó De Veccio.
-"Te preguntarás por qué ahora, el precio incluía respuestas, a parte de ser un trato muy ventajoso para mi, hay otro motivo…"- De Veccio pareció titubear un momento, si no me pareciera imposible diría que estaba preocupado, pero rápidamente desapareció esa expresión de su angelical cara, llevándome a pensar si no lo habría imaginado.
-"Se han puesto fuerzas en marcha para reclamar la caja, y ya no me resulta ventajoso tenerla, he dedicado mucho tiempo y esfuerzo a desentrañar su misterio, lleva sellada desde tiempos romanos, nadie ha logrado romperlo, quien lo puso fue alguien muy hábil y con intención de guardar sus secretos."-
-"Mi querida Moira..."- dijo mientras una fría sonrisa asomaba en sus labios- "Te recomiendo no tenerla mas del tiempo debido, no sé qué pretenden los Giovanni, pero incluso para alguien con tus talentos, tenerla puede representar un peligro.
Aquí termina nuestra transacción comercial, ojalá que más adelante pudiéramos quedar para asuntos mas informales, mi querida Moira. Ya sabes donde está la salida."- Y dejándome sola en el recibidor se marchó sin prestarme más atención.
Me dirigí a la parte de atrás y recogí a Angus de la sala de criados, no quería que nadie supiera que había estado en aquella mansión y salimos los dos por la parte de atrás de la casa, en un encapotado y gris día típico en Londres para aquella época del año...
Continuará en: la primera sesión.
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floresclandestinas · 1 year ago
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Todos somos los heroes de nuestra propia historia...
“¡Oh dioses! ¡Oh profetas!
¿No podéis mi vida alterar?
¡Dejad que un joven héroe me venga a salvar!
Pero el héroe no llega,
no hay suerte para mí.
¡Mi destino es trabajar
sin descanso
hasta morir!
"Pues zarpa, gentil dama,
y surca los mares
de agua oscura como la noche,
mas quizá te hundas
en tu pequeño bote"...
¡Tan solo la esperanza nos mantiene a flote!
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Margaret Atwood | Penélope y las doce criadas
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magneticovitalblog · 2 years ago
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La Dama esperando en el lago
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En la noche silenciosa y oscura junto al lago solitario y triste una joven con un candil espera al amante que le prometió volver.
Su mirada se pierde en las aguas donde se reflejan las estrellas y su voz suspira con ternura el nombre del que ocupa sus quimeras.
¿Dónde está el galán de sus amores que juró serle fiel hasta la muerte? ¿Acaso le olvidó entre otras flores o le detuvo el hado o la suerte?
Ella no pierde la esperanza vana de verle aparecer por la ribera y le ofrece su candil como una antorcha que alumbre su camino y su carrera.
Pero el tiempo pasa y él no llega y el candil se va apagando poco a poco y la joven se siente más deshecha y su corazón se llena de congojo.
Y así la hallan al rayar el día tendida en el suelo sin aliento con el candil apagado en su mano y en su rostro una sonrisa de contento.
Dicen que murió de amor y pena por el ausente que no volvió jamás y que su alma se fue tras de la suya por el lago azul y las estrellas más allá.
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thecursedthrone · 2 years ago
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PERSONAJES CANON
001 ― DISPONIBLE | Meria Nymeros Martell Edad: 30 años Asentamiento: Lanza del Sol Títulos: Princesa de Dorne y Señora de Lanza del Sol Rasgo vetado: Marcial La Princesa de Dorne es una mujer observadora, ambiciosa e inteligente. Durante mucho tiempo permaneció en Desembarco del Rey como dama de compañía de Rhaella Targaryen, estrechando una gran amistad con la princesa y con Joanna Lannister. Al residir tanto tiempo en la capital del reino, Meria aprendió a desenvolverse en las intrigas de la corte, curtiéndose como una hábil política que vela por los intereses de Dorne, motivo por el cual el pueblo dorniense siente un profundo aprecio por ella. Se casó con Ser Qoren Qorgyle, a quien aprendió a amar con el paso del tiempo. Tras el nacimiento de su primogénito Doran (12) lo siguieron Mors y Olyvar, pero ambos murieron durante la infancia. Este hecho dejó una profunda herida en Meria, y el prematuro nacimiento de Elia (3), una pequeña bebé enfermiza, no hizo más que recordarle tales tragedias. Oberyn (1), en cambio, nació con buena salud y no parece que corra peligro de muerte. Meria se encuentra en Lanza del Sol desde el alumbramiento de Elia, y ocasionalmente se traslada a los Jardines del Agua, sitio que encuentra más reconfortante que la ciudad dorniense. Tiene planes para el futuro de sus hijos, y piensa aprovechar la gran amistad que trabó con Rhaella y Joanna para unir las Casas a través de matrimonios.
002 ― DISPONIBLE | Lewyn Nymeros Martell Edad: 27 años Asentamiento: Lanza del Sol Títulos: Príncipe de Dorne Rasgo vetado: Administración Para Lewyn Martell, el valor de un hombre se mide con la espada que lleva en la mano, y no con la que lleva entre las piernas. Es uno de los mejores guerreros dornienses, y su maestría en el combate solo rivaliza con la Guardia del Rey. Tiene un carácter completamente diferente al de su hermana, pues prefiere el confortamiento directo a las intrigas políticas, algo que le ha causado varios dolores de cabeza a Meria. A pesar de su posición como príncipe de Dorne, Lewyn rechazó cada compromiso que se le presentó, priorizando su carrera como caballero. Es apreciado y respetado por el pueblo dorniense, no así por algunos nobles que se vieron desairados por las constantes negativas del príncipe para casarse con sus hijas. Lewyn profesa un enorme amor por su familia, en especial por sus sobrinos, teniendo como favorita a Elia, y las prematuras muertes de Mors y Olyvar le pesan hasta el día de hoy.
003 ― DISPONIBLE | Qoren Qorgyle Edad: 35 años Asentamiento: Lanza del Sol Títulos: Príncipe consorte Rasgo vetado: Proeza El tercer vástago de Lord Qorgyle no parecía tener grandes aspiraciones en la vida, lejos de la línea de sucesión y mediocre con la espada, todo indicaba que Qoren pasaría sus días en la Ciudadela estudiando para convertirse en maestre, y así fue durante años. Ganó varios eslabones y adquirió grandes conocimientos, pero mientras Qoren permanecía en la Ciudadela, el segundogénito de Lord Qorgyle murió envenenado tras ser picado por escorpiones. Tal muerte casi frustró los planes de unir la Casa Qorgyle y Martell, pero inmediatamente el hijo pródigo de tez oscura fue llamado para regresar y tomar el lugar de su hermano, y así lo hizo. Al inicio su matrimonio con Meria era distante, pero, con el paso del tiempo, aprendieron a amarse. Qoren es uno de los principales consejeros de Meria, ya que los conocimientos adquiridos en Antigua son fundamentales en la administración de Lanza del Sol. Fue uno de los más afectados por las muertes de Mors y Olyvar, y cuando Elia nació, le dedicó cada minuto del día para que la prematura y enfermiza bebé no sufriera el mismo destino que sus hermanos.
PERSONAJES SEMICANON
001 ― DISPONIBLE | Manfrey Nymeros Martell Edad: 18 años Datos: Caballero. Sobrino de Meria y Lewyn Martell.
002 ― DISPONIBLE | Edgar Yronwood Edad: 37 años Datos: Sangre Regia, Señor de Palosanto y Guardián del Camino Pedregoso.
PERSONAJES ORIGINALES
Se interpretarán como primos lejanos de los Martell gobernantes.
―Martell original #1 (disponible) ―Martell original #2 (disponible) ―Martell original #3 (disponible)
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chezagnes · 2 years ago
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Mirando hacia arriba, en esta noche oscura, las estrellas brillaban titilantes. Un suspiro se escapó de mis labios mientras sujetaba mi manta con más fuerza. Era una noche preciosa, y las estrellas brillaban intensamente, haciendo que pareciera como si alguien hubiera derramado polvo de diamantes sobre el cielo negro. Busqué las constelaciones sobre las que solías contarme historias: Andrómeda, la dama encadenada; Acuario, El Portador de Agua o Casiopea, Reina del Cielo Nocturno. Localicé las 4 estrellas que marcan el Crux y los siete puntos de las Pléyades, Los Osos... con ellos volví a aquellas noches en la playa cuando me enseñabas sus secretos, y una lágrima caliente recorrió mi mejilla. #creativepromptsforwriting #writing #prompts #inspiration #writingprompts #writingadvice #writinginspirations #writingexercise #writingmotivation #writingcommunity #writeblr #writingprompt #writersoninstagram #october #writinginspo #ChezAgneswritings #chezagnesautumn #otoñochezagnes #quotes #frases #escribir #escritos #escrituracreativa #starrynight #nocheestrellada (en Madrid, Spain) https://www.instagram.com/p/CpYKhZoDdSr/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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armainb · 28 days ago
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Samhain 2024
En el cambio de puertas, cuando una se cierra y otra se abre, al final de la cosecha, de los últimos regalos de la tierra. Los fuegos arden bajos y débiles, como despidiéndose, como preparando los caminos para el partir, murmullos de crepitar en los vientos fríos que acompañan el nuevo dominio.
En esta noche, la noche, desde esta noche la noche, desde Samhain al Walpurgis, desde el Samhain al Beltane, toma esta tierra tu dominio, toma esta tierra tu terreno, cúbrela con tu manto y arrullo, cúbrela con la mirada y las plumas de los cuervos.
Allende el mar mi señora, añoran las flores y se visten de ocasos, allende el gran mar mi señora también se diseminan tus fieles, desposan tus hijas y les honran en verdad y sabiduría. Allende el mar también se riega la sangre de tu amado, allende el mar también se vierte de sus heridas convirtiéndose en manto.
Cubrirás con blancos y limpiarás finalmente de muerte las hojas, les arrebatarás por siempre a la tierra en busca de nuevos amaneceres y esperanzas, de nuevas promesas han de vestirse tus fieles y traerás el olvido de los cansados años.
¡Oh gran maestro y guía! Permite hacer su voluntad a través de nuestras manos, que se devengan nuestras palabras en la suya, que sirvan a su propósito los incomprensibles actos.
¡Oh mi señora! ¡Mi gran señora! Ahora que muchos se van como vinieron, a través de ti, dad consuelo a quienes nos retrasamos en el camino a contemplar como se apagan las ultimas flores. Que encuentren refugio los últimos granos, así como el recuerdo y esencia de quienes se fueron, han de convertirse en eternas raíces en nuestros corazones. No permitas, gran dama, se marchite el producto de sus semillas, no permitas, gran señora, se conviertan en piedra las semillas de su recuerdo y palabras. Que permanezca en la tierra su virtud y su bondad y elimina con tu acero sublime sus abominaciones.
¡Oh triple diosa de los negros vestidos! ¡Oh triple señora que trasciende los tiempos! ¡Eterna enamorada, eterna guerrera, eterna madre, eterna segadora, eterna maestra! Protege mi familia y afectos, que no se pierdan sus pasos en las nieves del tiempo, que los fríos vientos no callen su canto, que los venideros hielos no hallen refugio en su corazón. Preserva los últimos vinos, permite los brindis de los últimos tiempos.
¿Sobrevivirán los corazones livianos, los puros, sinceros? ¿Sobrevivirán los devotos? ¿Se quebrarán apenas se marche la luz? ¿Se marchitarán sus ojos como las hojas? ¿Se extinguirán sus palabras como las últimas flores?
¿Se marcharán con las últimas luces dejando sin estrellas las noches? ¿Se llevará el helado viento sus palabras? ¿Se las llevará más allá de la luna no dejando siquiera murmullos ni recuerdo? ¿Caerán en pedazos los muros que levantaron? ¿Se romperán las losas que dejaban sus pasos?
Tomaréis así vuestra última forma y reclamaréis la tiniebla, detrás de cada árbol, en cada suspirar de las hojas, en cada tajo de viento, detrás de cada gota y cristal. Tomaréis las noches sin luna, ocultaréis las estrellas. Daréis certera advertencia a través del cantar de los cuervos, del himno de los lobos, de los ojos de los negros gatos.
Revelad, mi señora, los últimos oráculos que guiarán el avance de la noche de todas las noches. Nos traerán consuelo en la partida, nos darán bendición y paciencia, guardarán las semillas, cuidarán las puertas y la cuna de los pequeños niños.
Que dejen huella de nuevo los que se han marchado, que recobre sus palabras el viento, que vuelva su tacto afectuoso en forma de fuego y aliento.
¡Oh mi señora! Bendice así mi casa, mi lecho, mi familia, y afectos. Que no se pierdan en la nieve sus pasos, que su risa no se pierda en el viento, que no se oculte su mirada en las oscuras aguas del tiempo.
¡Oh mi señora! Bendice así a quienes están lejos, a quienes afanan en su lecho de pena y dolor, que encuentren descanso en tu seno o consuelo en tu acero. A través de ti vinimos, a través de ti nos marchamos.
¡Oh mi señora! Una vez que os separéis de su lecho y corras el mundo llevad en vuestro recuerdo este mi clan, mi gente, mi pueblo, guarda mi nombre en vuestros labios y mándame hacer con el vuestra voluntad. Guarda tus hijas y adeptas, pon acero en mis manos y fórmame en guardia o altar, mándame al bosque o al templo, ordéname en la montaña o en la entraña. ¡Guía mis filos! ¡Dime dónde cortar o ser cortado si esa es tu voluntad!
¡Oh mi señora! ¡Hablad sobre mi voz! ¡Regresad de entre la obscuridad! Moved las puertas, hacedlas girar, que se vayan y regresen quienes tengan que hacerlo ¡Juntad vuestros ejércitos! ¡Guardad nuestro rey hasta clavarlo en el cielo! ¡Hacedle invencible! ¡Hacedle regresar!
¡Oh mi señora! Reina mía ¡Volverás! Revelarás tu nombre, triple diosa, gran señora; guía, juez y amante; doncella sublime, reina del mundo, ama de la noche. Vuestro pueblo os espera.
Que las llaves conferidas en tormenta tienen su resguardo, permite sean mi legado, mi regalo y recuerdo, que den forma a mi voluntad.
Perdonemos a los enemigos y a quienes daño nos hacen pues así nos perdonamos el daño que nos hacemos a través de sus manos. Cobijemos a quienes necesitan resguardo de los fríos, demos a ellos esta ultima miel. Encendamos antorcha y altar, montemos la guardia y demos calor en comunidad, pues debajo, muy debajo están iguales nuestros cuerpos, iguales se quedarán al marchar. Recuerda, mi hermano recuerda, recuerda mi amigo recuerda, pues viven ahí por siempre al encender el altar.
Vuela mi señora, posa en mi casa cuervo, gato y lobo. Que si hoy su sangre fuera vertida en frivolidad, retribúyeles mi señora con toda la furia de que eres capaz. Desde hoy y para siempre ¡Que así sea!
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joseandrestabarnia · 10 months ago
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Título completo: Una orilla del mar Artista: Claude-Joseph Vernet Fechas de artistas: 1714 - 1789 Fecha de realización: 1776 Medio y soporte: Óleo sobre cobre Dimensiones: 62,2 × 85,1 cm Resumen de inscripción: Firmado; Con fecha de crédito de adquisición: Legado por Richard Simmons, 1846 Numero de inventario: NG201
Esta escena costera italiana bañada por la suave luz del sol está influenciada por las escenas portuarias de Claude, aunque gran parte del efecto en la pintura de Vernet depende de su pintoresco detalle humano. Dos damas vestidas a la moda han sido llevadas a la orilla por un húsar húngaro, que les llama la atención sobre el gran barco que está a punto de entrar en el puerto o sobre las mujeres que recolectan camarones. Las damas son seguidas por dos mujeres más modestamente vestidas, una aparentemente consolando a la otra, y por un moro de piel oscura que lleva un turbante. Como en otros cuadros de Vernet, también abundan las figuras en el medio fondo y en el fondo, e incluso en el barco de tres palos cerca del horizonte.
Aunque la pintura contiene una variedad de figuras, su tema principal son los efectos atmosféricos de la luz, el aire, las nubes y el agua. La vista del puerto es imaginaria, pero el faro se basa libremente en uno que Vernet dibujó en Nápoles alrededor de 1750.
Información e imagen de la web de la The National Gallery of London.
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vaansolovaan · 10 months ago
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Vías enfermas con brazos ávidos, somnolienta ansiedad comiendo la paz de las falanges eléctricas de mi temblor, galope del terror al erizó de mi epidermis. Un aullido sonó, era el tren en el que los gritos con imagen de guadaña, presurosos aturdían mi sentido. ¡Maldita seas! El olor del escarabajo extraño arde en mi olfacción, olor a la maldita que se recargo en mi mente para hablarme todo el día, como el arbol de Paz, creció con extrañas agudezas por mis cienes, solo raíces de tristeza.
Sin guadaña, sin gabardina y sin falta de personalidad, oscura promesa de vida, hoy acompañante cercana. ¡Maldita sea! A paso descuidado con poca distancia de mis ojos. Caricias viciosas, miedo... Miedo, se alimenta. Un paso, un paso basto y terminaría. Aústero acondicionamiento del aire en mis cavidades, aire que no llegaba a los 31°C, aire aspero, faltante de hidratación y lleno de los patógenos exteriores. Juego de sus manos bellas, convenciendo a mis células de ceder, si fuera médico sabría alumbrar estas vías, daría brebajes a los hematomas de estas rodillas desobedientes, curaría las hérdias con armas blancas y evitaría esta disnea al segundo de que llegue...
Personas, niños, ese hombre me observa, trato de decirle que nada pasará pero me mira juzgando el posible acto. Un cerebro escritor congelado, con manos hipotérmicas, temo por mi fuerza vital, Etiopía la necesita... Da el paso, no te detengas niña jugando a ser mujer, da ese paso ¡Maldita sea!
El reloj, un punk antifascista dibujandose con los colores de mi imaginación... "Guerras y más guerras... No es la solución, muertos y más muertos no hay explicación" un paso, una manecilla... Dos manecillas, un ruidito molesto, la termorregulación no funciona, no sé tomar agua; sin embargo, el café.
Esta sangre está desoxigenada, mis venas azules al límite. Sangre de hambre atrasada, bailes con la maldita, con la del origen redactado en epitafio, con la de los significados que siempre terminan en absurdo. Besar a Camus y dar un paso, el impulso mortal... La atmósfera eleva su presión, se aproxima, manos... Rios congelados, un corazón ensimismado, un cerebro sobrecargado, el ruidito molesto, el alma destrozada, la mirada vacía, más llena que las palabras que calmarían los intentos de victoria del hombre listo para saltar en mi auxilio.
Un ruido suspensivo, colapso en mis conductos, desprendiendo sus manos de mi pecho, la homeostasis comenzó, porción respiratoria viva y el arbol con función de vía recibiendo, llega el oxígeno... Arden mis mejillas, los falanges distales en llamas.
"Los muertos de Jordanía, de Israel y Pakistán..."
Maldita sea, maldecí todo el día y satisfecha por los amorios de la maldita, la puse en mi boca con su sabor afrodisíaco, le cumplí el capricho, tal cual una prostituta sin bata blanca y con tinta negra. Una vez más, tengo un beso de aquella dama en la comisura de los labios... sin tocar su lengua.
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Maldita sea...
- Vaan solo Vaan
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mishimasworld · 1 year ago
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“¡Oh dioses! ¡Oh profetas! ¿No podéis mi vida alterar?
¡Dejad que un joven héroe me venga a buscar!
Pero el héroe no llega, no hay suerte para mí.
¡Mi destino es trabajar sin descanso hasta morir!
Coro:
Pues zarpa, gentil dama, y surca
los mares de agua oscura como la tumba,
mas quizá te hundas con tu pequeño bote:
sólo la esperanza nos mantiene a flote”.
Margaret Atwood | Penélope y las doce criadas
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bookishnerdlove · 1 year ago
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DBDP - Capítulo 291
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"¡Dense prisa, todos!" En una noche oscura, docenas de mujeres se precipitaron en una casa solitaria detrás del palacio principal del Castillo Slain mientras eran escoltadas por varios soldados. Eran Irene, Lindsay y las demás mujeres que habían acompañado a los soldados a la guerra. "He preparado un poco de agua y una comida ligera". "Gracias." "Entonces." Los soldados se inclinaron cortésmente antes de darse la vuelta. Estaban bastante conmovidos por las palabras de la bella dama. Irene gritó de repente mientras miraba al grupo de soldados. "Sir León. ¿Participará usted también en la batalla?". León había salido de la casa junto con los soldados. Giró la cabeza al oír sus palabras. "No, mi señora. Haré guardia delante de este edificio". "¿Es así?" La expresión de Irene por fin se relajó. Desde que llegó al Sur con su hermano, León siempre las había escoltado a ella y a Lindsay como su sombra. Dondequiera que fueran, él siempre estaba cerca, y nunca hablaba primero para evitar que se sintieran incómodas. A veces, Irene incluso se olvidaba de que estaba cerca. Sin embargo, gracias a León se sentía aliviada y segura en el extranjero, incluso cuando su hermano no estaba presente. Tenía fe en que él la protegería igual que en su primer encuentro. "Disculpe, Sir Johnbolt. Debería quedarse en el edificio también." Lindsay habló con preocupación. León sacudió la cara con una leve sonrisa. "No, baronesa Conrad. Si yo me quedara en el edificio, uno o dos soldados más tendrían que quedarse para vigilar la puerta. Necesitamos a todas las personas para la batalla, y no podemos permitirnos prescindir de tropas donde no las necesitamos. Su Excelencia el Duque también se lo diría". "Ah..." Lindsay, Irene y las demás damas se pusieron solemnes. "Entonces, señora, baronesa. Por favor, no abráis la puerta a nadie más. Llamaré tres veces". "De acuerdo. Confiaré en usted." Irene pronunció palabras alentadoras, y León inclinó la cabeza con expresión firme antes de darse la vuelta. "Sir León Johnbolt". Le llamó Irene por última vez. "Le estoy siempre agradecida. Cuando esta puerta se abra de nuevo, como siempre... saludémonos con una sonrisa". La voz de Irene era suave. Pero al mirar a León, su expresión estaba llena de gracia y severidad, acorde con su condición de hija mayor de un ducado. "Yo, León Johnbolt, obedeceré las órdenes de la señora". León Johnbolt salió de la casa mientras se equipaba con un juego de guantes negros de cuero, regalo de su maestro Argos. Reflejado en los ojos de Irene, Lindsay y las demás damas, su espalda parecía más ancha y firme que antes. ━━━━━━✧♛✧━━━━━━ Frente al viento, Soldrake contemplaba la lejana colina con expresión apática. Estaba erguida sobre la aguja más alta del Castillo de Slain. De repente, las luces densamente reunidas empezaron a moverse afanosamente y, poco después, se agruparon en cientos de grupos. El espectáculo le resultaba familiar. En un pasado lejano, un ejército de un señor humano había invadido el Ducado Pendragon. El grupo había sido similar en tamaño. En aquel momento, ella no los perdonó. El Ducado Pendragon era su territorio. Era una ley no escrita de todos los dragones no atacar imprudentemente a los humanos, pero la situación era diferente cuando se invadía el territorio propio. Soldrake había usado su Aliento de Dragón por primera y última vez en el Ducado Pendragon. Un solo ataque. Hizo que miles de tropas desaparecieran en el vacío. Los enemigos perdieron su voluntad tras experimentar un poder inabordable, semejante al de un dios, y los caballeros y los soldados del Ducado de Pendragón pudieron lograr una fácil victoria a partir de entonces. Pero ahora no podía hacer lo mismo. Esto no era el Ducado Pendragon. Los otros dragones ya sabían lo de Biskra y el destino que sufrió tras convertirse en Dragón de Hueso. Por eso le permitían venir tan lejos de su territorio. Pero al mismo tiempo, los otros dragones observaban atentamente sus acciones. Ahora que Biskra había sido destruido, su trabajo aquí había terminado. Sin embargo, se quedó. Los humanos estaban librando una guerra, y el compañero de su alma, el duque Pendragon, participaba en ella. Por ello, los demás dragones no tuvieron más remedio que observar la situación con atención. ¡Woosh! El viento sopló desde lejos. Soldrake se sumió en sus pensamientos mientras miraba al viento. No intervendría en una guerra humana. Pero, ¿y si la vida de Raven estaba en peligro? Una extraña luz brilló en sus ojos carentes de emoción. Mientras murmuraba sin darse cuenta, una voz la llamó. "¡Sol! ¿Cómo van los movimientos del enemigo?" Ella apartó sus pensamientos ante las preguntas de Raven. Miró a lo lejos con sus ojos ordinarios y apáticos y respondió. "Gracias. Y Sol, como sabes, nunca debes involucrarte en esta batalla". Soldrake no respondió. Miró penetrantemente a Raven, que miraba hacia ella desde el suelo mientras estaba de pie encima de la puerta. "Esta es una batalla entre humanos. Así que no importa lo que me pase..." . "Sol..." Tras repetir sus palabras una vez más, Soldrake saltó de la aguja y se dirigió al edificio principal del Castillo de Slain. "....." Raven la observó desaparecer con complejas emociones en los ojos, luego endureció su expresión y gritó. "¡Prepárense! Los enemigos están en camino!" ━━━━━━✧♛✧━━━━━━ "¡El enemigo ha destruido nuestra primera línea de defensa! ¡La distancia es de unos 600 metros!" Mientras la voz del guardia resonaba en el cielo aún oscuro del amanecer, el sonido de la campana de la aguja resonó por todo el Castillo de Slain. ¡Deng! ¡Deng! Los soldados se habían preparado para la llegada del enemigo. Se apresuraron a forrar las murallas, que habían sido renovadas en los últimos días. "¡.....!" Las miradas de los soldados se estremecieron al mirar más allá de las murallas. Aunque la oscuridad dificultaba la visión, a lo lejos se veían innumerables antorchas. Las luces se reunieron para formar una enorme banda. Era como si un gigantesco maremoto rojo se acercara lentamente al castillo Slain. Los soldados tragaron saliva sin darse cuenta. ¡Bum! ¡Boom! ¡Boom! El sonido de los tambores del campamento enemigo se solapó con el de la campana de la aguja, aumentando aún más la tensión de los soldados. "¡Prepárense!" Cuando la campana se apagó, el vizconde Moraine gritó. Él era el responsable de supervisar la defensa de la primera muralla, que estaba a la izquierda de la puerta. A su orden, los arqueros encendieron sus puntas de flecha con antorchas. "¡Encendámoslo!" Killian también gritó hacia sus subordinados. Los arqueros de la segunda muralla encendieron sus flechas a su orden. Mientras tanto, el ejército de miles de Berna continuaba acercándose al Castillo Slain como un tsunami rojo. ¡Bum! ¡Boom! ¡Boom! Los tambores se hicieron más fuertes. Al mismo tiempo, una enorme oleada de antorchas llenó la vista de los soldados aliados. El ejército enemigo contaba con casi 10.000 hombres y se había extendido por todo el castillo. Algunos soldados tragaban saliva mientras sentían cómo el sudor empapaba sus camisas. Otros rezaban a sus respectivos dioses. Pero no todos estaban nerviosos. Un grupo de tropas estaba de pie en el muro situado justo encima de la puerta. El grupo de élites estaba compuesto por los guerreros orcos de Ancona y los elfos del Valle de la Luna Roja. Eran diferentes. "¡Keheung! Está demasiado oscuro. No puedo ver..." Murmuró un guerrero orco mientras entrecerraba los ojos. Aunque miles de antorchas iluminaban las llanuras, el entorno se sumergiría rápidamente en la oscuridad una vez comenzada la batalla. "¡Estúpido orco! ¡Los espantapájaros del interior de las murallas son nuestros espantapájaros! ¡Los espantapájaros que suben desde fuera son espantapájaros enemigos! ¡Puedes romperles la cabeza! Usa tu cabeza, usa tu cerebro". "¡Kaha!" Karuta habló mientras golpeaba al guerrero orco en la nuca. El guerrero orco sonrió y se palmeó la cabeza avergonzado. "¡Kuhaha! Tiene gracia que Karuta hable de usar la cabeza. Karuta es el orco más estúpido del bosque". "¿Qué has dicho?" "¡Kukelkelkel!" Los orcos estallaron en carcajadas cuando Kratul se unió a la conversación y se burló de Karuta. Los guerreros orcos de Ancona reían y conversaban como si hubieran salido a tomar algo, a pesar de que se enfrentaban a 10.000 soldados. Por el contrario, los elfos del Valle de la Luna Roja estaban tan callados como los soldados humanos. Pero su silencio estaba impregnado de algo diferente al de los soldados, que estaban invadidos por la tensión y el miedo. Los guerreros del Valle de la Luna Roja observaban al gran ejército de humanos con mirada inquebrantable, igual que los grandes árboles del Gran Bosque. Al igual que los gigantes verdes eran impermeables al viento, no les afectaba el gran tamaño del ejército enemigo. "Karuta. Eltuan." Raven gritó con voz fría. Karuta había estado riendo con los otros guerreros orcos, y Eltuan había estado rezando al Dios de la Tierra. Giraron la cabeza al mismo tiempo. "Como he dicho antes, esta batalla será muy dura. Así que lideren a sus propios guerreros y muévanse como crean conveniente". "¡Keung! Mientras no nos quedemos sin castillo..." "Así es. Si usted ve un área que está en riesgo de ser violada, puede proporcionar ayuda ". "Déjamelo a mí." Eltuan asintió con los ojos brillantes. "Ahora, entonces..." Raven miró a los dos con confianza en los ojos antes de girar la cabeza. "¡300 yardas!" Gritó el guardia a pleno pulmón y agitó una bandera. Como si hubieran oído sus gritos, los movimientos del enemigo cambiaron de repente. ¡Doowooooong! Después de golpear con regularidad hasta ahora, el tambor se detuvo con un sonido profundo y largo. Al mismo tiempo, "¡¡¡Uwaaahhhh!!!" Un enorme ejército de más de 10.000 personas comenzó a cargar con un fuerte grito. ¡Uwaaah! Miles de antorchas avanzaban hacia el Castillo de Slain como olas furiosas. Tras el tiempo que tardó en respirar, el vizconde Moraine tronó. "¡Fuego!" ¡Swaaaah! Cientos de flechas de fuego dibujaron deslumbrantes líneas en el oscuro cielo. ¡Pupupuput! Las flechas encontraron su blanco en los soldados principales del enemigo. "¡Argh!" "¡Kack!" Cubrieron sus cabezas con escudos, pero decenas de soldados se derrumbaron en un instante. Sin embargo, el daño fue bastante insignificante. Ya habían mojado sus ropas en caso de flechas encendidas. Docenas de los 10.000 soldados eran literalmente "irrelevantes". "¡Vamos, vamos, vamos! ¡A la carga! ¡Kuhahahaha!" Rugió Alberto Berna desde la retaguardia del ejército. Los maestros tamborileros situados frente a él empezaron a mover vigorosamente sus baquetas, y el ritmo brevemente suspendido se reanudó con renovada energía, vigorizando a los soldados de Berna. ¡Bum! ¡Bum! ¡Bum! ¡Bum! Las flechas continuaron siendo disparadas desde el Castillo Slain junto con el incesante tamborileo. ¡Shiiing! ¡Puck! "¡Keuck!" Los soldados que llevaban estructuras para cruzar el foso cayeron. Sin embargo, el aluvión de flechas pronto perdió su eficacia. Los enemigos eran simplemente demasiado numerosos y estaban ampliamente distribuidos. Sobre todo, los arqueros de las fuerzas enemigas comenzaron a devolver el fuego después de asegurar la distancia. "¡Fuego!" Mercenarios, soldados ordinarios y gente normal empezaron a disparar. Cualquiera que pudiera disparar una flecha había sido reclutado a la fuerza para la batalla. ¡Fwoooosh! Las flechas trazaron un amplio arco y llovieron sobre los soldados del Castillo Slain. Fueron devueltas varias veces más flechas que las que habían disparado las fuerzas aliadas. "¡Keugh!" Un gran número de soldados aliados cayeron. ¡Tutututung! El sonido de las flechas al caer sobre las tablas de madera sujetas a las almenas de las murallas fue similar al de una lluvia. Mientras los arqueros del Castillo de Slain se cubrían brevemente y se detenían, cientos de soldados se precipitaron hacia el foso y fijaron una larga escalera bajo la muralla. "¡Eltuan! Por allí!" Gritó Raven. Eltuan y los elfos del Valle de la Luna Roja se volvieron rápidamente hacia donde Raven había señalado. ¡Shuararark! Las manos de los guerreros elfos se movían como sombras, y las flechas se descargaban de sus arcos de cuerno de búfalo con cada aliento. Los soldados enemigos cayeron al agua al intentar cruzar el foso. La habilidad de los elfos con los arcos era rápida y precisa, y sólo podían ser descritos como genios del arco. Por desgracia, el número de soldados que caían seguía siendo "irrelevante". "¡¡¡Uwaaahhhh!!!" Miles corrieron hacia donde cientos habían caído. Detrás de ellos había varias veces el número de soldados. Atrás Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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niul4s · 2 years ago
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Hay drama en el teato
Tú mi dama yo tu lord
Una daga vestida de flor
Triología de dolor
No tardaré en darme a la fuga
Una estrella fugaz que no sirvio
Tal vez fue como lo pidió
Quizás la intención no es pura
Yo escuché palabras oscuras
No duraras siempre en las alturas
Fenómeno si mueve la cintura
Cuánto más lo pienso más me pone mal
Como una anemona sé que emana del mar
Aunque eres agua igual sabes quemar
Te vi en Arcadia
No te escapes zorra
Te dedique un aria
No lo sabe apreciar
Cuando no es tan natural la rabia
Deseo respirar calma
Tus acciones te traeran mal karma
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cchiroque · 2 years ago
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Biografía de José María Arguedas, por Blanca Varela
El niño pequeño no tendría más de tres años. Hundía el rostro en su escudilla de mote y sorbía sus lágrimas. De pronto su rostro de iluminaba y en el fondo de él la música crecía y llenaba la cocina oscura. Una canción en la lengua en que estaba aprendiendo a quejarse y a reír: un huayno.
Facundacha, la sirvienta, lo tomaba entre sus brazos; doña Cayetana, india dulce, cocinera madre, le sonreía desde el fogón. Victo Pusa le acariciaba la frente con su fuerte mano de picapedrero. Estaban todos, el «concertado» Felipe Maihua; José Delgado, el lacayo; todos los peones, los humildes, la verdadera familia.
José María tuvo muchos padres y muchas madres y no un parque de infancia a lo Proust, sino campos de alfalfa que debía regarse a medianoche, con temor y frío.
Su madre, dama de Andahuaylas, murió cuando era un niño en brazos; su padre, don Víctor Manuel Arguedas, abogado cuzqueño, enfermo imaginario, juez de Puquio y nómade contra viento y marea, lo dejaba en casa de su segunda mujer, quien había destinado al hijastro a la cocina y a algo tan hermoso que puede nacer hasta de esa condición creada por el desamor: el arte.
Dueña de un corazón de piedra y de medio San Juan de Lucanas, esta señora contará con el agradecimiento eterno de la historia de la novela peruana. ¿Cómo hubiera podido nacer Agua, Los ríos profundos, Yawar Fiesta, si José María Arguedas no hubiera crecido entre sus personajes, siendo él mismo uno más entre ellos; serrano, tierno, hermético, gran lector de la naturaleza, auténtico en el canto y en la palabra, obstinado, triste, puro?
Las primeras letritas las aprendió en la escuelita de San Juan de Lucanas; el cuarto de primero lo cursó en Abancay, la secundaria, o parte de ella, en Ica. Por esos años vino la revelación. Nació la vocación de un descubrimiento realizado en la hacienda Huayuhuayu, a orillas del Apurímac, propiedad de un pariente materno y escenario que podemos identificar con un pasaje de Los ríos profundos.
La hacienda tenía una capilla colonial y una lujosa biblioteca, polvorienta y sin visitantes: José María descubrió allí un libro: Los miserables.
¿Quién diablos sería ese Víctor Hugo? Lo cierto es que al terminar el libro había nacido un novelista. Arguedas comenzó a escribir y no ha cesado de hacerlo no obstante que las circunstancias, a veces, se han empañado en convertirlo en otras cosas: empleado del Correo de Lima. Profesor de colegio y brillante etnólogo.
En 1931 Arguedas volvió a Lima. Tenía veinte años y esta vez venía a la Universidad. Todo fue diferente para el joven «recién bajado». Era un escritor. El padre muerto y la familia india detrás del Ande eran ya parte de su corazón y de su espíritu. Conoció a los primeros amigos: Emilio Adolfo Westphalen, Alberto Tauro, Luis Felipe Arco.
El novelista se casa en 1939 con una mujer inteligente, gran lectora y compañera, de la mejor estirpe cultural: Cecilia Bustamante Bernal. Dos mundos se abrazan y no pueden separarse más y crean otro, el del poeta que relata con voz castellana lo que vivió en quechua. El resultado es brillante. En 1933 aparece Signo su primer cuento en Warma Kuyay («Amor de niño»); en el 33 y el 34 los lectores de La Prensa de Lima encuentran su firma en las páginas literarias; en el 35 aparece el primero libro: Agua, el 38 Canto Quechua; el 40 Yawar Fiesta; el 49 Canciones y Cuentos del Pueblo Quechua; el 54 Diamantes y Pedernales; el 59 Los ríos profundos; el 62 El sexto; La agonía de Rasuñiti y El Haylly («Himno») a Túpac Amaru.
Esta valiosísima obra de nuestro mejor prosista y uno de los primeros de la América Latina, ha sido creada paralelamente a otra labor, la del etnólogo.
José María Arguedas está concluyendo actualmente un valioso trabajo de investigación que se titula «Estudio Comparativo de las Comunidades de Castilla (España) y el Perú»; 350 páginas que pudo documentar gracias a un viaje a España que realizó becado por la UNESCO. Al mismo tiempo escribe su próxima novela, cuyo nombre provisional es «Jonás«. Trabaja en ella desde hace seis años y ha debido abandonarla muchas veces para entregarnos en esos intervalos otras producciones, algunas literarias y otras etnológicas.
Traducidos al francés, ruso, alemán e inglés, sus libros han alcanzado tal difusión en el extranjero que han ocasionado el hecho de que Arguedas sea invitado incesantemente a reuniones y congresos internacionales de escritores. En estos momentos José María Arguedas se encuentra en Alemania, donde ha viajado para participar en el Coloquio de Escritores Alemanes y Latinoamericanos que tiene lugar en Berlín Occidental.
La más importante editorial francesa, Gallimard, está imprimiendo Los ríos profundos; pero esta vez, estamos seguros de ello, la crítica francesa con todas sus excelencias no nos hará descubrir a uno de los nuestros.
-Entrevista publicada en La Prensa. Lima, 14 de octubre de 1962.
-Fuente del texto de la publicación:
https://copypasteilustrado.wordpress.com/2012/06/28/biografia-de-jose-maria-arguedas-por-blanca-varela/
-De la imagen publicada: José María Arguedas y Blanca Varela hacia 1947 en el muelle de Supe Puerto con la locomotora que el escritor bautizó como "La Caballerosita". Fuente de la imagen publicada: Facebook Cronopios.
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babylon-crashing · 4 years ago
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barco (iii)
Dama de aguas oscuras, last night
I dreamed of phosphor under a starlit
dome. Far above such unending ghost-light
the gales harangued (as gales do). Your half-wit
brat sat in low, loathy dark; wheezing down
the last air in his rust iron coffin.
Lady of dark waters, they say to drown
is abysmal, but if I can return
to you through your blessed sea or ill ocean,
then I'll slip my box'd boat through opal waves
to rest my grave under high tide and slow
sea-swill. Lay me, if it's your will, all shrunken,
alone, calling this dream fate. Glow of graves,
Santa Muerte, lost in the tidal flow.
][][
Notes:
The Bony Lady, Santa Muerte, has many names; “Dama de las aguas oscuras,” Lady of the dark waters, is one of them. The idea of this poem actually came to me several years ago when I was reading about the early attempts of the Imperial Japanese navy to build their own submarine. In 1910 one of their first prototypes sank during a training dive in Hiroshima Bay. Although the water was only 18 metres deep it proved impossible for the crew to escape while submerged. The commanding officer, Lieutenant Tsutomu Sakuma, patiently wrote descriptions of his sailor's efforts to bring the boat back to the surface as their oxygen supply ran out. All of the sailors were later found dead at their stations when the submarine was finally raised the following day.
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danielbrujitaalexandra · 2 years ago
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Okey pero estaba escuchando una canción y nesecitaba escribir algo de margarita y Neithan porque amo su química!!!!
(rolita para acompañar la lectura)
Esto no es canon
Neithan había llevado a Margaret a una de esas fiestas elegantes, una por el estreno de una obra. Y aunque ya estaban de regreso a casa no pudieron bailar ni un poco, sin embargo fue una gran experiencia.
Luego de que el taxi los dejará en el edificio, no ubo mucho que hacer .
Ya en el departamento (el cual compartían Margaret lanzo los tacones que estaban matando sus pies y Neithan se quitó la corbata feliz de terminar con su tortura.
Voy a beber algo si no te importa antes de dormir.
Aviso la chica sacando su botella de whisky. Aunque el no bebía se acercó a la barra de la cocina — te acompaño— tomo uno de los dos vasitos y lo llenó de agua, mar sonrió y also su copa — ¿Y por que brindamos?— pregunto divertida al muchacho, que con una voz ronca por el cansancio pero con un ligero toque coqueto dijo — por ti, por mi por nuestra nueva vida— sintió sus mejillas calentarse — Por nosotros — guiño un ojo siguiendo con esa actitud coqueta — por nosotros — siguió el juego la peli roja , y luego de chocar los vasos rieron y bebieron a fondo. —Por cierto te viste bellísima — alago el cazatalentos. — lo se — sonrió de forma confiada desviando mirada — es una lastima que no te haya visto bailar — agregó, el se levantó y saco su celular buscó una canción al azar y luego dejo el teléfono en la barra — Aun no son las doce, entonces antes que el día acabé ¿Me concede este baile bella dama?— ella río ante su carisma, pero acepto, tomo su mano y en medio de la sala a oscuras iluminados por la luz de la luna empezaron a bailar, eran bastantes buenos, entonces el le dió un par de vueltas a Margaret, ella río divertida y siguió la corriente, dejando el baile formal de lado, solo dejándose llevar, y en medio de la luz de la luna se volvieron a hayar, frente a frente, se vieron a los ojos, y empezó una pelea entre el verde de sus ojos, ahora simplemente no se quitaron los ojos de encima y de pronto el se acercó, acercó su mano a su rostro y acarició sus labios , sus respiraciones comenzaron a mezclarse, y una sola idea paso por su cabeza, sin embargo reaccionó, ambos reaccionaron y simplemente se alejaron — el whisky era mas fuerte de lo que pensé — sonrió bobamente — creo que alucine con que íbamos a …— balbuceo — si el whisky — apenas pudo formular palabras. — voy a guardar eso y me voy a dormir — se alejo dejándolo solo en la sala.
Claramente no hablaron de eso por la mañana, porque este par no quería arruinar su amistad pero se re gustaron.
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allthatchernobyl · 3 years ago
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Una hermosa criatura (A Beautiful Child)
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El siguiente texto, transcrito de “Música para camaleones” (Ed. Anagrama), fue escrito por Truman Capote y traducido al español por Benito Gómez Ibáñez. 
Fecha: 28 de abril de 1955.
Escenario: La capilla de la Universal Funeral Home en la Avenida Lexington esquina a la Calle Cincuenta y Dos, en la ciudad de Nueva York. Una brillante asamblea se aglomera en los bancos: celebridades en su mayor parte, del campo del teatro internacional, del cine, de la literatura, presentes todos como tributo a Constance Collier, la actriz de origen inglés que había muerto el día anterior a los setenta y cinco años.
Nacida en 1880, miss Collier empezó su carrera como corista de variedades, pasando a convertirse en una de las principales actrices shakespearianas de Inglaterra (y, durante mucho tiempo, en la fiancée de sir Max Beerbhom, con quien nunca se casó y quizá por ese motivo inspirara el personaje de la heroína maliciosamente inconquistable, de la novela Zuleika Dobson, de sir Max). Finalmente, emigró a Estados Unidos, donde se asentó como una respetable figura de la escena de Nueva York, y del cine de Hollywood. Durante las últimas décadas de su ida, vivió en Nueva York dando clases de dramaturgia de una calidad única; como alumnos, sólo admitía a profesionales y, por lo general, consagrados que ya eran "estrellas": Katherine Hepburn era discípula permanente; otra Hepburn, Audrey, también era protegée de Collier, lo mismo que Vivien Leight, y durante unos meses antes de su muerte, una neófita a la que miss Collier se refería como "mi problema especial", Marilyn Monroe.
Marilyn Monroe, a quien conocí por medio de John Huston cuando éste la dirigía en su primer papel con diálogo, The Asphalt Jungle, entró bajo la protección de miss Collier por sugerencia mía. Hacía unos seis años que yo conocí a miss Collier, y la admiraba como una mujer de auténtica estatura, física, emocional y creativa, por todos sus modales dominantes, por su gran voz de catedral y por ser una persona adorable, levemente perversa, pero extraordinariamente tierna, digna, pero Germütlich. Me encantaba ir a los frecuentes y pequeños almuerzos que daba en su oscuro estudio Victoriano en pleno Manhattan; contaba historias increíbles acerca de sus aventuras como primera actriz junto a sir Beerbohm Tree y al gran actor francés Coquelin, de sus relaciones con Oscar Wilde, con el joven Chaplin y con Garbo en la época de formación de la silenciosa sueca. Efectivamente, era una delicia, igual que su fie secretaria y compañera, Phyllis Wibourn, una tranquila y parpadeante soltera que tras el fallecimiento de su patrona se convirtió en la dama de compañía de Katherine Hepburn, cosa que sigue siendo. Miss Collier me presentó a muchas personas con las que entablé amistad: los Lunt, los Olivier y, especialmente, Aldous Huxley. Pero fui yo quien le presenté a Marilyn Monroe, y al principio no estuvo muy inclinada a trabar relaciones con ella: era corta de vista, no había visto ninguna película de Marilyn y no sabía absolutamente nada de ella, salvo que era una especie de estallido sexual de color platino que había adquirido fama universal; en resumen, parecía una arcilla difícilmente apropiada para la estricta formación clásica de miss Collier. Pero pensé que harían una combinación estimulante.
La hicieron. “¡Oh, sí!”, me aseguró miss Collier, “hay algo ahí Es una hermosa criatura. No lo digo en el sentido evidente, en el aspecto quizá demasiado evidente. No creo que sea actriz en absoluto, al menos en la acepción tradicional. Lo que ella posee, esa presencia, esa luminosidad, esa inteligencia brillante nunca emergería en el escenario. Es tan frágil y delicada que sólo puede caparlo una cámara. Es como el vuelo de un colibrí: sólo una cámara puede fijar su poesía. Pero el que crea que esta chica es simplemente otra Harlow o una ramera, o cualquier otra cosa, está loco. Hablando de locos, en eso es en lo que estamos trabajando las dos: Ofelia. Creo que la gente se reirá ante esa idea, pero en serio, puede ser una Ofelia exquisita. La semana pasada estaba hablando con Greta y le comenté la Ofelia de Marilyn, y Greta dijo que sí, que podía creerlo porque había visto dos de sus películas, algo muy malo y vulgar, pero, sin embargo, había vislumbrado las posibilidades de Marilyn. En realidad, Greta tiene una idea divertida. ¿Sabe que quiere hacer una película de Dorian Gray? Con ella en el papel de Dorian, por supuesto. Pues dijo que le gustaría tener de antagonista a Marilyn en el papel de una de las chicas a las que Dorian seduce y destruye. ¡Greta! ¡Tan poco utilizada! ¡Semejante talento…!, y algo parecido al de Marilyn, si uno lo piensa. Claro que Greta es una artista consumada, una artista con un dominio sumo. Esa hermosa criatura no tiene concepto alguno de la disciplina o el sacrificio. En cierto modo, no creo que vaya a madurar. Es absurdo que lo diga, pero de alguna manera creo que seguirá siendo joven. Realmente, espero y ruego que viva lo suficiente como para liberar ese extraño y adorable talento que vaga a través de ella como un espíritu enjaulado”.
Pero ahora, miss Collier había muerto. Y ahí estaba yo, remoloneando en el vestíbulo de la Universal Chapel esperando a Marilyn; habíamos hablado por teléfono la noche anterior, quedando de acuerdo para sentarnos juntos durante la ceremonia, cuyo inicio estaba previsto para mediodía. Llegó media hora tarde; siempre llegaba tarde, pero yo pensaba:
¡Por amor de Dios, maldita sea, sólo por una vez! Y, entonces, apareció de pronto y no la reconocí, hasta que dijo…
Marilyn: ¡Oh, cuánto lo siento, chico! Pero, mira, me maquillé toda, y luego pensé que quizá fuese mejor no llevar pestañas postizas, ni maquillaje, ni nada, así que tuve que quitarme todo aquello de encima, y no se me ocurría nada que ponerme…
(Lo que se le ocurrió ponerse habría sido apropiado para la abadesa de un convento en audiencia particular con el Papa. Llevaba el pelo enteramente oculto por un pañuelo de gasa negra; un vestido negro, suelto y largo, que de algún modo parecía prestado; medias negras de seda apagaban e brillo dorado de sus esbeltas piernas. Con toda seguridad, una abadesa no se habría calzado unos zapatos negros de tacón alto tan vagamente eróticos como los que ella había escogido, ni las gafas oscuras en forma de búho que dramatizaban la palidez de vainilla de su piel de leche fresca).
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Truman Capote: Tienes un aspecto estupendo.
Marilyn (mordisqueándose una uña roída ya hasta el final): ¿Estás seguro? Es que estoy tan nerviosa. ¿Dónde está el lavabo? Si pudiera entrar ahí nada más que un minuto…
TC: ¿Y meterte una pastilla? ¡No! Chsss. Esa es la voz de Cyril Ritchard: ha empezado al panegírico.
(De puntillas, entramos en la atestada capilla y nos abrimos paso hasta un pequeño espacio en la última fila. Acabó Cyril Ritchard; lo siguió Cathleen Nesbitt, una compañera de miss Collier de toda la vida, y, finamente, Brian Aherne se dirigió a los asistentes al funeral. A lo largo de todo ello, mi acompañante se quitaba periódicamente las gafas para enjugar lágrimas que se desbordaban de sus ojos azulgrises. En ocasiones la había visto sin maquillaje, pero hoy ofrecía una nueva experiencia visual, un rostro que yo no había observado antes, y al principio no me di cuenta de qué podría ser. ¡Ah! Se debía al sombrío pañuelo de la cabeza. Con los bucles invisibles y e cutis limpio de cosméticos, parecía tener doce años: una virgen pubescente que acaba de entrar en un orfanato y está llorando su desgracia. La ceremonia terminó al fin, y la reunión comenzó a dispersarse).
MM: Quedémonos aquí sentados, por favor. Esperemos a que salga todo el mundo.
TC: ¿Por qué?
Marilyn: No quiero tener que hablar con nadie. Nunca sé qué decir.
TC: Entonces, quédate ahí sentado, y yo esperaré fuera. Tengo que fumar un pitillo.
Marilyn: ¡No puedes dejarme sola! ¡Dios mío! Fuma aquí.
TC: ¿Aquí? ¿En la capilla?
Marilyn: ¿Por qué no? ¿Qué te quieres fumar? ¿Un petardo?
TC: Muy gracioso. Venga, vámonos.
Marilyn: Por favor. Hay un montón de fotógrafos ahí abajo. Y, desde luego, no quiero que me tomen fotografías con esta facha.
TC: No te lo reprocho.
Marilyn: Has dicho que tenía un aspecto estupendo.
TC: Y lo tienes. Sencillamente, perfecto…, si estuvieras interpretando La novia de Drácula.
Marilyn: Ya te estás riendo de mí.
TC: ¿Tengo yo pinta de reírme?
Marilyn: Te estás riendo por dentro. Y ésa es la peor clase de risa. (Frunciendo el ceño; mordisqueándose la uña del pulgar). En realidad, podría haber llevado maquillaje. Veo que toda esa otra gente lleva maquillaje.
TC: Yo sí. Gotitas.
Marilyn: Lo digo en serio. Es el pelo. Necesito un tinte. Y no he tenido tiempo de dármelo. Todo ha sido tan inesperado, la muerte de miss Collier y demás. ¿Ves?
(Levantó un poco el pañuelo, mostrando una franja oscura en la raya del pelo).
TC: Pobre inocente de mí. Y todo este tiempo pensando que eras rubia natura.
Marilyn: Lo soy. Pero nadie es así de natural. Y, de paso, que te follen.
TC: Muy bien, ya ha salido todo el mundo. Así que vamos, arriba.
Marilyn: Esos fotógrafos siguen ahí abajo. Lo sé.
TC: Si no te han reconocido al entrar, tampoco te conocerán al salir.
Marilyn: Uno de ellos me reconoció. Pero me escabullí por la puerta antes de que empezara a chilar.
TC: Estoy seguro de que hay una entrada trasera. Podemos ir por ahí.
Marilyn: No quiero ver cadáveres.
TC: ¿Por qué habríamos de verlos?
Marilyn: Esta es una funeraria. Deben tenerlos en alguna parte. Lo único que me faltaba hoy, aparecer en una habitación llena de cadáveres. Ten paciencia. Iremos a algún sitio y te invitaré a una botella de champaña.
(Así que nos sentamos y hablamos y Marilyn dijo: “Odio los funerales. Me alegro de no tener que ir al mío. Pero no quiero ceremonias, tan sólo mis cenizas arrojadas al agua por uno de mis hijos, si alguna vez tengo alguno. No habría venido hoy a no ser porque miss Collier se preocupaba de mí, de mi bienestar, y era como una abuela, como una abuela vieja y dura, pero me enseño mucho. Me enseñó a respirar. Hice buen uso de ello, además, y no me refiero sólo a actuar. Hay otras veces que respirar es un problema. Pero cuando me dijeron que miss Collier se había muerto, lo primero que se me ocurrió fue: ¡Oh, Dios mío, qué va a ser de Phyllis! Miss Collier era toda su vida. Pero he oído que se va a vivir con miss Hepburn. Qué suerte la de Phyllis; ahora sí que se va a divertir. Me cambiaría por ella sin pensarlo. Miss Hepburn es realmente una gran señora. Ojalá fuera amiga mía. De ese modo iría a visitarla alguna vez y… pues no sé, nada más que visitarla”.
Comentamos cuánto nos gustaba vivir en Nueva York y cómo detestábamos Los Angeles (“A pesar de que nací allí, sigue sin ocurrírseme nada bueno de ella. Si cierro los ojos y me imagino Los Angeles, lo único que veo es una enorme vena varicosa”); hablamos de actores y de actuación (“Todo el mundo dice que no sé actuar. Lo mismo dijeron de Elizabeth Taylor, y se equivocaron. Estuvo extraordinaria en Un lugar en el sol. Nunca conseguiré el papel adecuado, nada que realmente quiera. Mi físico está contra mí”); hablamos algo más de Elizabeth Taylor, quería saber si yo la conocía, y dije que sí, y ella me preguntó cómo era, cómo era en realidad, y yo contesté, pues se parece un poco a ti, es enteramente sincera y tiene una conversación ingeniosa, y Marilyn dijo que te follen, y añadió, bueno, si alguien te preguntara cómo es Marilyn, cómo es en realidad, ¿Qué le dirías?, y yo contesté que tendría que prensarlo.
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TC: ¿Crees que ya podemos largarnos de aquí? Me prometiste champaña, ¿recuerdas?
Marilyn: Lo recuerdo, pero no tengo nada de dinero.
TC: Siempre llegas tarde y nunca llevas dinero. ¿Es que por casualidad te figuras que eres la reina Isabel?
Marilyn: ¿Quién?
TC: La reina Isabel. La reina de Inglaterra.
Marilyn (frunciendo el ceño): ¿Qué tiene esa gilipollas que ver con esto?
TC: La reina Isabel tampoco lleva dinero nunca. No se lo permiten. El vil metal no debe manchar la real palma de su mano. Es una ley o algo parecido.
Marilyn: Ojalá aprobaran una ley como esa para mí.
TC: Sigue así y quizá lo hagan.
Marilyn: ¡Por Dios! ¿Cómo paga las cosas? Cuando va de compras, por ejemplo.
TC: Su dama de compañía la sigue con un bolso lleno de monedas de un cuarto de penique.
Marilyn: ¿Sabes una cosa? Apuesto a que todo selo dan gratis. A cambio de avales.
TC: Es muy posible. No me sorprendería nada. Por Decreto de Su Majestad. Perros galeses. Todas esas golosinas de Fortnum & Mason. Hierba. Condones.
Marilyn: ¿Para qué querría ella condones?
TC: Ella no, boba. Para ese tipo que la sigue a dos pasos. El príncipe Felipe.
Marilyn: Ah, sí. Ese. Es un encanto. Tiene aspecto de tener un buen nabo. ¿Te conté alguna vez lo de aquella ocasión en que vi a Errol Flynn sacarse la picha de repente y empezar a tocar el piano con ella? ¡Oh, vaya! Ya hace cien años de eso, yo acababa de empezar como modelo, fui a esa estúpida fiesta y ahí estaba Errol Flynn, tan orgulloso de sí mismo, se sacó a picha y tocó en el piano con ella. Aporreó las teclas. Toc�� You are my sunshine. ¡Cristo! Todo el mundo dice que Milton Berle tiene el chisme más grande de Hollywood. Pero ¿a quién le importa? Oye ¿no tienes nada de dinero?
TC: Unos cincuenta pavos, quizá.
Marilyn: Bueno, eso nos llega para pedir algo de champaña.
(Fuera, la avenida Lexington estaba vacía de todo, excepto de inofensivos peatones. Eran cerca de las dos, una tarde de abril tan espléndida como uno podría desear: un tiempo ideal para dar un paseo. De modo que deambulamos hacia la Tercera Avenida. Algunos transeúntes volvían la cabeza, no porque reconociesen a Marilyn, sino por sus galas de luto; se rió entre dientes con su risita particular, un sonido tan tentador como el cascabeleo de las campanillas en el Tren de la Risa, y dijo: “Quizá debería vestirme siempre de esta manera. Es enteramente anónima”.
Al acercarnos al local de P.J., sugerí que ése sería un buen sitio para refrescarnos, pero ella lo vetó: “Esta lleno de esos gacetilleros repugnantes. Y esa zorra de Dorothy Kilgallen siempre está ahí, entrompándose. ¿Qué les pasa a esos irlandeses? Esa manera en que beben; son peor que indios”.
Me sentí llamado a defender a Dorothy Kilgallen, quien, en cierto modo, era una amiga, y me permití decir que en ocasiones podía resultar una mujer inteligente y divertida. Ella dijo: “Sea como sea, ha escrito algunas cosas puñeteras de mí. Pero todas esas gilipollas me odian. Hedda. Louella. Comprendo que tú estés acostumbrado, pero sencillamente yo no puedo. Me hace mucho daño. ¿Qué es lo que les he hecho yo a esas brujas? El único que ha escrito una palabra decente acerca de mí es Sidney Skolski. Pero es un chico. Los chicos me tratan muy bien. Como si fuese una persona humana. Cuando menos, me conceden el beneficio de la duda. Y Bob Thomas es un caballero. Y Jack O’Brian”.
Miramos los escaparates de tiendas de antigüedades; uno de ellos contenía una bandea de anillos antiguos, y Marilyn dijo: “Ese es bonito. El granate con las perlas deterioradas. Ojalá pudiera llevar sortijas, pero detesto que la gente me mire las manos. Son demasiado gruesas. Elizabeth Taylor tiene manos gruesas. Pero con esos ojos, ¿quién va a fijarse en sus manos? Me gusta bailar desnuda delante del espejo y ver cómo me brincan las tetas. No tienen nada de malo. Pero me gustaría no tener las manos tan gordas”.
Otro escaparate exhibía un bello reloj antiguo, lo que le impulsó a observar: “Jamás he tenido un hogar. Uno auténtico, con mis propios muebles. Pero si alguna vez vuelvo a casarme y gano mucho dinero, alquilaré un par de camiones para pasar por la Tercera Avenida y comprar toda clase de cosas locas. Compraré una docena de relojes antiguos, los pondré en fila en una habitación y los tendré a todos marcando la misma hora. Eso resultaría muy hogareño, ¿no crees?).
Marilyn: ¡Eh! ¡En la acera de enfrente!
TC: ¿Qué?
Marilyn: ¿Ves el cartel con la palma de la mano? Dee ser el consultorio de una adivina.
TC: ¿Estás con ánimo para esas cosas?
Marilyn: Bueno, vamos a echar un vistazo.
(No era un establecimiento atrayente. A través de una tiznada ventana, distinguimos una yerma habitación con una gitana flaca y peluda sentada en una silla de lona bajo una lámpara de techo que castigaba con su duro resplandor; tejía un par de botitas de niño, y no nos devolvió la mirada. Sin embargo, Marilyn empezó a entrar y luego cambió de parecer).
Marilyn: A veces quiero saber lo que va a pasar. Luego pienso que sería mejor no saberlo. Pero hay dos cosas que me gustaría saber. Una es si voy a perder peso.
TC: ¿Y la otra?
Marilyn: Es un secreto.
TC: Vamos, vamos. Hoy no podemos tener secretos. Hoy es un día de dolor, y los afligidos comparten sus pensamientos más íntimos.
Marilyn: Bueno, se trata de un hombre. Hay algo que me gustaría saber. Pero eso es todo lo que voy a decirte. Es un secreto, de verdad.
(Y yo pensé: eso es lo que tú crees; yo te lo sacaré).
TC: Estoy preparado para beber esa champaña.
(Terminamos en un restaurante chino de la Segunda Avenida, desierto y con muchos adornos. Pero tenía un bar bien provisto, y pedimos una botella de Mumm’s; nos los sirvieron sin enfriar y sin cubo, así que nos lo bebimos en vasos largos con hielo).
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Marilyn: Es divertido esto. Como rodar exteriores, si es que a uno le gustan los exteriores. Cosa que desde luego a mí no me gusta nada. Niágara. ¡Qué asco! ¡Uf!
TC: Así que cuéntame lo de ese amante secreto.
Marilyn: (Silencio).
TC: (Silencio).
Marilyn: (Risitas).
TC: (Silencio).
Marilyn: Tú conoces a muchas mujeres. ¿Cuál es la más atractiva que conoces?
TC: Bárbara Paley, sin duda. Indiscutiblemente.
Marilyn (frunciendo el ceño): ¿Es ésa a la que llaman “Niña”? Desde luego, a mí no me parece que tenga nada de aspecto infantil. La he visto en Vogue y demás. Es tan elegante. Encantadora. Sólo con mirar fotografías de ella me siento como basura de cerdo.
TC: A ella le divertiría oír eso. Está muy celosa de ti.
Marilyn: ¿Celosa de mí? Ya estás otra vez tomándome el pelo.
TC: Nada de eso. Está celosa.
Marilyn: Pero ¿por qué?
TC: Porque una articulista, Kilgallen, creo, lanzó una noticia a ciegas que decía algo así: “Corre el rumor de que la señora DiMaggio se reúne con el más encumbrado magnate de la televisión, y no para hablar de negocios.” Bueno, ella leyó el artículo, y se lo creyó.
Marilyn: ¿Qué se creyó?
TC: Que su marido tiene un asunto contigo. William S. Pale, el principal magnate de la televisión. Es aficionado a las rubias bien formadas. Y también a las morenas.
Marilyn: Pero eso es estúpido. No conozco a ese tipo.
TC: ¡Ah, vamos! Puedes sincerarte conmigo. Ese amante secreto tuyo… es William S. Paley, n’est-ce-pas?
Marilyn: ¡No! Es un escritor. Es un escritor.
TC: Eso está mejor. Ya vamos a alguna parte. Así que tu amante es un escritor. Debe ser un auténtico ganapán, si no, no te daría vergüenza decirme cómo se llama.
Marilyn (furiosa, frenética): ¿Qué representa la “S”?
TC: ¡”S”! ¿Qué “S”?
Marilyn: La “S” de William S. Paley.
TC: ¡Ah! Esa “S”. No ceo que represente nada. La ha debido poner ahí por las apariencias.
Marilyn: ¿Es sólo una inicial que no representa ningún nombre? ¡Dios mio! Míster Paey debe encontrarse algo inseguro.
TC: Tiene muchos tics. Pero volvamos a nuestro misterioso escriba.
Marilyn: ¡Cállate! Tengo mucho que perder.
TC: Camarero, tomaremos otra Mumm’s, por favor.
Marilyn: ¿Estás tratando de tirarme la lengua?
TC: Sí. Te propongo una cosa. Haremos un trato. Yo te contaré una historia y, si la encuentras interesante, quizá podamos hablar luego de tu amigo escritor.
Marilyn (tentada, pero reacia): ¿De qué trata tu historia?
TC: De Errol Flynn.
Marilyn: (Silencio).
TC: (Sielncio).
Marilyn (odiándose a sí misma): Vale, empieza.
TC: ¿Recuerdas lo que has dicho de Errol? ¿Lo orgulloso que estaba de su picha? Puedo garantizarlo. Una vez pasamos una agradable noche juntos. ¿Me comprendas?
Marilyn: Te lo estás inventando. Me quieres engañar.
TC: Palabra de explorador. Estoy haciendo un trato limpio. (Silencio; pero veo que ha picado, así que, tras encender un pitillo…). Pues eso ocurrió cuando yo tenía dieciocho años. Diecinueve. Fue durante la guerra. En el invierno de 1943. Aquella noche, Carol Marcus, o quizá se había convertido ya en Carol Saroyan, dio una fiesta para su mejor amiga, Gloria Vanerbilt. La celebró en el piso de su madre, en Park Avenue. Una gran fiesta. Unas cincuenta personas. A eso de medianoche se presentó Errol Flynn con su amigo de confianza, un mujeriego fanfarrón llamado Freddie McEvoy. Los dos estaban bastante borrachos. A pesar de eso, Errol empezó a charlar conmigo y estuvo divertido, nos hicimos reír el uno al otr; de pronto dijo que quería ir a El Morocco, y que yo fuera con él y con su amigo McEvoy. Le dije que muy bien, pero McEvoy dijo entonces que él no quería dejar la fiesta con todas aquellas principiantes, así que Errol y yo terminamos yéndonos solos. Pero no fuimos a El Morocco. Tomamos un taxi hasta Gramercy Park, donde yo tenía un pequeño piso de una habitación. Se quedó hasta el mediodía siguiente.
Marilyn: ¿Y qué puntuación le darías? En una escala de uno a diez.
TC: Francamente, si no hubiera sido Errol Flynn, no creo que lo hubiese recordado.
Marilyn: No es una historia maravillosa. No vale lo que la mía; ni por asomo.
TC: Camarero, ¿dónde está nuestro champaña? Tiene usted sedientas a dos personas.
Marilyn: Y no me has contado nada nuevo. Siempre he sabido que Errol alternaba. Mi masajista, que prácticamente es como una hermana, atendía a Tyrone Power, y él me ha contado el asunto que se traían Errol y Ty. No, tendrá que ser algo mejor que eso.
TC: Me lo pones difícil.
Marilyn: Te escucho. Así que oigamos tu mejor experiencia. En ese aspecto.
TC: ¿La mejor? ¿La más memorable? Suponte que contestas tú primero a esa pegunta.
Marilyn: ¡Y soy yo quien lo pone difícil! ¡Ja! (Bebiendo champaña). Lo de Joe no está mal. Podía llegar al tope. Si sólo se tratara de eso, aún seguiríamos casados. Sin embargo, todavía lo quiero. Es auténtico.
TC: Los maridos no cuentan. En este juego, no.
Marilyn (mordiéndose las uñas; pensando en serio): Bueno, conocí a un hombre que está emparentado de alguna manera con Gary Cooper. Un corredor de bolsa, sin ningún atractivo a la vista; tiene sesenta y cinco años y lleva unas gafas de cristales muy gruesos. Gordo como una medusa. No puedo decir qué era, pero…
TC: Puedes parar ahí mismo. Otras chicas me han contado todo acerca de él. Ese viejo verde tiene mucha cuerda. Se llama Paul Shields. Es padrastro de Rocky Cooper. Dicen que es sensacional.
Marilyn: Lo es. Muy bien, listo. Te toca a ti.
TC: Olvídalo. No tengo que contarte absolutamente nada. Porque sé cuál es la maravilla que ocultas. Arthur Miller. (Bajó sus gafas oscuras: ¡cielos!, si las miradas mataran, ¡uf!). Lo adiviné en cuanto dijiste que era escritor.
Marilyn (balbuceando): Pero ¿cómo? Quiero decir, nadie…, quiero decir, casi nadie…
TC: Hace tres años, por lo menos, quizá cuatro, Irving Drutman…
Marilyn: ¿Irving qué?
TC: Drutman. Es un redactor del Herald Tribune. Me contó que andabas tonteando con Arthur Miller. Que estabas colada por él. Soy demasiado caballero para haberlo mencionado.
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Marilyn: ¡Caballero! ¡Un bastardo! (Balbuceando de nuevo, pero con las gafas oscuras en su sitio). No lo entiendes. Eso fue hace tiempo. Aquello terminó. Pero esto es nuevo. Ahora todo es distinto, y…
TC: Que no se te olvide invitarme a la boda.
Marilyn: Si hablas de esto, te mato. Haré que te liquiden. Conozco a un par de tipos que me harían gustosos ese favor.
TC: No lo pongo en duda ni por un momento.
(Por fin volvió el camarero con la segunda botella).
Marilyn: Dile que se la vuelva a llevar. No quiero más. Quiero largarme de aquí.
TC: Si te he hecho enfadar, lo siento.
Marilyn: No estoy enfadada.
(Pero lo estaba. Mientras yo pagaba la cuenta, se fue al tocador, y deseé tener un libro para leer: sus visitas al lavabo de señoras a veces duraban tanto como el embarazo de una elefanta. Mientras pasaba el tiempo, me pregunté tontamente si se estaría metiendo estimulantes o tranquilizantes. Tranquilizantes, sin duda. Había un periódico encima de la barra y lo cogí; estaba escrito en chino. Cuando pasaron veinte minutos, decidí investigar. Quizá se había metido una dosis mortal, o a lo mejor se había cortado las muñecas. Encontré el lavabo de señoras, y llamé a la puerta. Ella dijo: “Pase”. Dentro, se estaba observando en un espejo mal iluminado. Le dije: “¿Qué estás haciendo?”. Contestó: “Mirándola a ella”. En efecto, se estaba pintando los labios con lápiz de color rubí. Además, se había quitado el sombrío pañuelo de la cabeza y se había peinado su lustroso pelo, fino como algodón de azúcar).
Marilyn: Espero que te quede suficiente dinero.
TC: Eso depende. No lo bastante como para comprar perlas, si ésa es tu idea de enmendar las cosas.
Marilyn (con risitas, otra vez de buen humor. Decidí no volver a mencionar a Arthur Miller): No. Sólo lo bastante para un largo paseo en taxi.
TC: ¿A dónde vamos? ¿A Hollywood?
Marilyn: ¡No, demonios! A un sitio que me gusta. Lo averiguarás cuando lleguemos.
(No tuve que esperar tanto, porque nada más parar un taxi dio órdenes al conductor para que se dirigiese al muelle de South Street, y pensé: ¿no es ahí donde se toma el transbordador para Staten Island? Y mi siguiente conjetura fue: se ha tragado pastillas encima del champaña y ha perdido la chaveta).
TC: Espero que no vayamos a dar un paseo en barca. No he recogido mi Dramamine.
Marilyn (contenta, riéndose): Sólo por el muelle.
TC: ¿Puedo preguntar por qué?
Marilyn: Me gusta estar allí. Huele a algo remoto y doy de comer a las gaviotas.
TC: ¿Con qué? No tienes nada que darles de comer.
Marilyn: Si tengo. Mi bolso está lleno de pastelitos de la suerte. Los he robado del restaurante.
TC (tomándose el pelo): ¡Vaya! Cundo estabas en el lavabo abrí uno. El envoltorio de dentro era un chiste verde.
Marilyn: ¡Vaya! ¿Pastelitos de la suerte verde?
TC: Estoy seguro de que a las gaviotas no les importará.
(Nuestro camino nos llevó por el Bowery. Diminutas casas de empeño y puestos de donar sangre y pensiones de cincuenta centavos el catre y pequeños hoteles sombríos de un dólar la cama y bares para blancos, bares para negros, en todas partes mendigos, pedigüeños jóvenes, nada jóvenes, ancianos, vagabundos en cuclillas al borde de la acera, agachados entre vidrios otros y restos de vómito, pordioseros reclinados en portales y apelotonados como pingüinos en las esquinas. Una vez, al detenernos ante un semáforo rojo, un espantapájaros de purpúrea nariz se acercó hacia nosotros dando traspiés y empezó a restregar el parabrisas del taxi con un trapo húmedo, sujeto con mano temblorosa. Nuestro conductor, protestando, gritó obscenidades en italiano).
Marilyn: ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre?
TC: Quiere una propina por limpiar la ventanilla.
Marilyn (tapándose la cara con el bolso): ¡Qué horror! No lo puedo soportar. Dale algo. De prisa. ¡Por favor!
(Pero el taxi se alejó zumbando, derribando casi al viejo borrachín. Marilyn se echó a llorar).
Marilyn: Me he puesto mala.
TC: ¿Quieres irte a casa?
Marilyn: Todo se ha estropeado.
TC: Te llevaré a casa.
Marilyn: Espera un minuto. Me pondré bien.
(Así llegamos a South Street, y efectivamente la visión de un transbordador ahí anclado, con la silueta de Brooklyn al otro lado del agua y blancas gaviotas en picado, haciendo cabriolas contra un horizonte marino salpicado de leves y algodonosas nubes como encajes delicados, ese cuadro, tranquilizó pronto su espíritu.
Al bajarnos del taxi vimos a un hombre con un chow llevado de una correa, un posible pasajero en dirección al transbordador y, cuando nos cruzamos con ellos, mi acompañante se agachó para acariciar la cabeza del perro).
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El hombre (con tono firme, pero no hostil): No debería tocar a perros desconocidos. Especialmente a los chow. Podrían morderla.
Marilyn: Los perros no me muerden. Sólo los seres humanos. ¿Cómo se llama?
El hombre: Fu Manchú.
Marilyn (riendo): ¡Oh! Como en las películas. Tiene gracia.
El hombre: ¿Cuál es el suyo?
Marilyn: ¿Mi nombre? Marilyn.
El hombre: Lo que me figuraba. Mi mujer nunca me creerá. ¿Podría darme su autógrafo?
(Sacó una tarjeta y una pluma, utilizando el bolso como apoyo, escribió: “Dios lo bendiga. Marilyn Monroe”).
Marilyn: Gracias.
El hombre: Gracias a usted. Ya verá cuando lo enseñe en la oficina.
(Llegamos a la orilla del muelle, y escuchamos el chapoteo de agua contra él).
Marilyn: Yo solía pedir autógrafos. A veces lo hago todavía. El año pasado, Clark Gable estaba sentado junto a mí en Chasen’s y le pedí que me firmara la servilleta.
(Apoyada en un poste de amarre, ofrecía el perfil: Galatea inspeccionando lejanías inconquistadas. La brisa le acariciaba el pelo, y su cabeza se volvió hacia mí con etérea suavidad, como si el aire la hubiera hecho girar).
TC: Pero ¿cuándo damos de comer a los pájaros? Yo también tengo hambre. Es tarde y no hemos almorzado.
Marilyn: Recuerdas que te dije que si alguien te preguntaba cómo era verdaderamente Marilyn Monroe…, bueno, ¿qué le contestarías? (Su tono era inoportuno, burlón, pero también grave: quería una respuesta sincera). Apuesto a que dirías que soy una estúpida. Una sentimental.
TC: Por supuesto. Pero también diría…
(La luz se iba. Marilyn parecía esfumarse con ella, mezclarse con el cielo y las nubes y alejase más allá de ellos. Quería elevar mi voz más alto que los chillidos de las gaviotas y llamarla para que volviese: ¡Marilyn! ¿Por qué todo tuvo que acabar así, Marilyn? ¿Por qué la vida tiene que ser tan jodidamente podrida?).
TC: Diría…
Marilyn: No te oigo.
TC: Diría que eres una hermosa criatura.
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cazamentes · 3 years ago
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Avatar: La leyenda de Aang
Katara fue llevada de su tribu por la nación de fuego (No Zuko), y a pesar de que apenas era una novata no maestra agua sin entrenamiento y en un nivel muy bajo, escapó del barco luego de algunas semanas en alguna parte del recorrido de barco. El lugar en el que escapó ya no estaba rodeado de hielo, y ya no sabía donde estaba. Comienza a moverse sin saber hacia adónde, aunque quisiera volver con su hermano sabe que realmente ella no es de mucha ayuda, no sabe pelear muy bien y su control en el agua es muy torpe, decide muy tercamente que puede moverse hacia el norte e intentar encontrar a la otra tribu agua que queda, y así quizás conseguir un maestro que pueda enseñarle. El destino decide poner muchas rocas en su camino y termina teniendo muchas peleas, heridas, robos... Y no está muy orgullosa de muchos de ellos, pero puede asegurar que todo es por un propósito y fue aprendiendo algunas cosas de todo lo que paso, ya no seguirá siendo débil. El fuego quemo su cuerpo y varias armas lo cortaron, pero ella se mantuvo firme y huyó en cuanto pudo, manteniendo en su corazón el collar que ahora no sólo le recuerda a su madre, sino que a todo su pueblo, su padre, su hermano, su gran gran, las pocas mujeres adultas y los pocos niños y niñas que fueron quedando solos. Su cabello se recortó en el camino, pues el fuego lo fue chamuscando con los encuentros, pero ella siguió adelante y le comenzó a crecer de nuevo, hasta que se encontró con el hielo una vez más. (Pudo encontrar a alguien que compartía su dolor de la separación, luego de pelear y mostrar todo lo que tenía) Aprendió a curarse a si misma y a los demás, y luego volvió a salir. Su pensamiento en su familia, su hermano. Estrujando en su corazón con dolor el pensamiento real de haber abandonado a su hermano para que protegiera a la aldea solo, un solitario guerrero y sin respaldo. Su resolución la empuja a patinar sobre el hielo y luego crear el propio cuando es sólo líquido. Ella es más poderosa ahora, ahora puede demostrar que es una verdadera maestra agua, y nada ni nadie impedirá que regrese a defender lo que más ama. Y como se equivocó. Cruzó en su camino dificultades tan grandes como su propio crecimiento, dificultades en su mente y su corazón. En un bosque rodeada de plantas y árboles gigantes siguiendo la ilusión de su hermano herido. Y luego una titiritera de la muerte que sólo obligó a su cuerpo a doblarse y su alma a romperse. Aprendió más de lo que pensaba, se volvió maestra de otro elemento. Su alma estaba quebrada ante la confianza destrozada a alguien que le hizo pensar que era de la familia, pero sólo junto sus pedazos y continuó su camino, sus dedos no controlarán la vida de nadie más. (Se susurro una y otra vez las primeras noches) No llego a su hogar, pero se detuvo, se detuvo a pesar de todo. Se estancó en una aldea abandonada por todo y todos. La nación del fuego controlando las pobres vidas de hombres, mujeres, niños y ancianos por igual, y ella no pudo soportarlo. Allí decidió esconder su nombre y volverse la dama pintada. ________________ Zuko en algún momento de su viaje de redención cruza está aldea y se encuentra con La dama pintada y no puede creerlo. Quizás se vuelven a encontrar cuando él estuviera bajo su máscara azúl. ____________ Vuelven a encontrarse en Ba Sing Se, cuando el grupo del Avatar está buscando su Bisonte Volador y Zuko se encuentra en medio de una redención apoyado por su tío. Katara no ve a su hermano con el Avatar y sólo ayuda los anillos inferiores de Ba Sing Se ya que nadie más lo hace. Se encuentra con un muchacho llamado Jet que realmente sólo la hace enojar, porque interrumpe su trabajo e intenta coquetear intentando convencerla de hacer cosas que ella no quiere hacer. Y nadie más la va a obligar á hacer cosas que no quiere. ____________ No podía darle la espalda a las personas que me necesitaban, personas que necesitaban la ayuda que cualquiera estuviera dispuesto a dar. Y no había nadie que intentará o pudiera detenerme. ____________ Armas de Sokka - Garrote - Hoja
de mandíbula - Machete - Espada ________ La guerra se comió a una chica / No puedes / Soy damisela / Pensé mi alma / "Me sacaron del mar. Y la sal, nunca salió de mi cuerpo ..." / El mar es cruel, entonces yo soy más cruel. ___________ “Acabo de ver morir al hombre que amo… la peor parte es que nunca le dije que lo amo; ni una sola vez" __________ Calcular donde está Katara cuando muere Yue en el Polo Norte. (Ella llora a la luna, porque el cielo se baña en sangre y su conección con el agua se esfuma de su consciencia) (Final alternativo: Ella siente la pérdida, el espíritu de la Luna murió y algo dentro de ella la está empujando a la ira incontrolable, la furia en todo su esplendor, doblando agua sin una luna presente, las olas bailando con furia a su alrededor y las lágrimas irreconocibles. El vacío en su pecho y su cuerpo en sincronía con el dolor. Ella se mueve de nuevo por donde vino, las telas oscuras en su cuerpo queman mientras las aguas que se volvieron turbias, enfrían su carne. Ella no se detiene, es la fuerza de un pequeño vínculo de familiaridad con el dolor de todo el océano (Y la conexión con el espíritu también). Su cuerpo se funde con el agua, y no estaba muy lejos del norte, sus malas señales no le permitían alejarse tanto los últimos días, ahora siente el porqué. Sus ojos brillan azules, y en su frente una media luna que mira hacia el cielo, hacia la luna por la que llora, se hace presente. Sus manos se mueven sobre el agua como sino fueran parte diferente del elemento, y sus piernas bailan una danza tan mortal como los deseos de venganza bañados en dolor. Apunta con su dedo anular hacia el cielo y toda el agua se eleva por los barcos de metal antes de empujarlos contra el muro de hielo. Ella camina hacia el borde. Y todo el agua salta sobre el muro.) ___________ (Los pedazos rotos que guardo en mi bolsillo tienen filo) (Por la forma en que miras a la luna me doy cuenta de que no es a ti a quien buscas en tu viaje)
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