#count de como
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Guess who took 3 days to make a Webtoon self insert in a style they've never attempted beforeee
I was not about to go all out on the background. Maybe later
#my art#my oc#webtoon#im the queen in this life#sister im the queen in this life#count de como#cesare de como
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OKAY. *deep breaths*
how..HOW?! Can a villian who we hated from the beginning and despised have such good looks, a well written back story and such 🤌🏻 chemistry with our FL😭
HOWWW??!!!😭
no fair count de como...why do you have to be this smooth and charming all of a sudden...😒
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Every once and a while the concept of language just messes me up. Like a few minutes ago my coworker turned to me and asked me how to say the name of our planet in English. And even though we've helped each other out with words in both our languages (Spanish and English) before, that one in particular hit me like a bucket of warm water. Like as he repeated it, struggling over the sounds I was just reminded that that's what language is. We can live in the exact same world, on the same planet, but it can be two different things to us, down to the name of the world we live on! These things are just so insane to me actually. One of the many reasons why I love languages I suppose <3
#also DONT hit me with the 'swishy doesnt know how languages work' bs bc i get the CONCEPT im like 60% bilingual guys. but its the EMOTION#THE FEELING in regards to that one particular word. like i know the name of the planet in 2 (.5?) languages not counting english plus can#likely recognize a couple more of the latinate ones but its like the emotion of 'hey all of this stuff is made up actually' and that i can#say the word earth and people can not know what that is#BUT ALSO AT THE SAME TIME its the realization that when i say tierra it doesnt mean the same thing as earth to me. like its missing#something because when i say it its so clinical i guess? or like emotionally im not including myself in it. because like earth/tierra as in#the ground like sure. as the planet also sure! but when i say el planeta tierra in my mind i just visualize like 3rd grade science class#like space but NO! thats home!!!! thats me!!!! cuando digo 'todas las personas de la Tierra' estoy una de las personas! estoy aquí!#y a jamas tengo eso sentido de la Tierra como una comunidad... como el mundo no como un planeta en el espacio pero como mi hogar#idk idk idk idk. i love words and also language and also people. if you even get what i mean#blah
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𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ excuses
pairing: actor!enzo x actress!r
sinopsis: Enzo y vos estan teniendo dificultades para filmar una de las escenas en su nueva pelicula, por lo que una noche se aparece en tu puerta con la excusa de practicar.
contenido: SMUT !! insultos, thigh-riding, creampie, p en v, sexo sin condon, diferencia de edad (reader 22 y enzo 34), mirror sex, un poquito de breeding kink, reader es un poco innocente (kinda) smut con plot
word count: 5.3k me re inspire sepan disculpar
a/n: holis !! primero que nada PERDON por tardar tanto, soy bastante perfeccionista y cada vez que decia que iba a subir el fic no me convencia como quedaba, pero me parece que ahora esta bastante decente, espero que les guste, me inspire en tres reqs que me mandaron asi que muchas gracias, sigan mandando !!!
i.
"¡No, no, no, corten!" El director grito repetidamente, su creciente irritación coloreaba su voz por completo. "Chicos... Ya se los dije antes, pero..."
Te restregaste la cara con un suspiro, levantandote del regazo de Enzo, quien se masajeaba el puente de la nariz en una clara seña de agotamiento. "No veo chispa... no veo-"
"No veo pasión", terminaste la oracion de tu director, quien asintió con seriedad. Era la quinceava vez que estaban intentando repetir esta escena ese dia, el cansancio se hacia presente en el set, sin embargo todo el equipo seguia ahi, inalterable, esperando a que el director diera las ordenes para poder retirarse a descansar ya que, despues de todo, eran casi las doce de la noche.
"Les juro que esto es igual de agotador para mí como para ustedes.", continuó el con el guión entre las manos. "Necesito que quede bien. Simplemente imaginense que esta escena es la culminación de seis meses de espera entre los personajes. Seis meses de tabú, de tensión sexual implacable. Nada más que miradas en clase y breves caricias... se supone que estan al borde de la locura el uno por el otro, feroces el uno por el otro. Pero aca solo veo nervios e inexperiencia... Ustedes son profesionales, les pido por favor que se concentren... Cuanto antes se suelten mas rapido vamos a terminar."
Enzo y vos estaban rodando la primera escena de sexo de una película que relataba la enfermiza y prohibida relación amorosa entre una alumna de 18 años y su profesor quien era mucho mayor que ella. Bueno, no exactamente filmando —ya que no estaban llegando muy lejos con la escena.
Esto era dificil para los dos, simplemente no podían complacer a su director.
El papel ya de por si era increíblemente agotador, incluso sin contar el estrés extra de la escena de sexo: eran jornadas de rodaje de 15 horas, viviendo en el set en una ciudad lejos de tu casa, y la mitad de esas horas se dedicaban a filmar o practicar esta misma escena, tener a un director perfeccionista que se creia la reencarnacion de Kubrick no era facil.
El problema de la escena era su extensa duracion, y el director quería que se hiciera en una sola toma.
una. sola. toma.
Daniel era un director brillante, y tenía un amor incondicional por este proyecto y sus personajes que desearías que todos los directores tuvieran por el suyo, pero él era inflexible en que todo sea hecho a la perfección ya que en varias reuniones previas al rodaje hablo sobre como esta escena estaba destinada a ser la mas "icónica" de toda la película, porque era el quid de la cuestion, el punto de inflexion para los personajes, el punto de no retorno.
"Con todo respeto, Daniel..." empezaste "nunca me habia imaginado en un escenario así, y tampoco tengo experiencia en este tipo de situaciones. ¿A que te referis con que nos falta pasion?"
"Ese es tu trabajo: imaginar e interpretar". El director exigió. Obviamente frustrado con la situacion.
Justo antes de que pudieras retrucarlo, Enzo intervino con suavidad. "Creo que lo que ella quiere decir", dijo, viendo las venas de la frente del director casi por estallar "es que es difícil actuar porque no es una situacion que se viva cotidianamente. Es fácil actuar enamorado porque amor hay por todas partes, ¿no? Pero aca no tenemos mucho en lo que basarnos mas que en lo que podemos llegar a imaginarnos."
La mirada del director se turnaba rápidamente entre vos y enzo por un momento antes de suspirar cansado.
"Me vas a decir que nunca pensaste en alguien mas grande de esta manera?" te insistió, obviamente bromeando y tratando de aligerar el ambiente en el set.
Hiciste una pausa, y trataste de no mirar a Enzo, tu co-protagonista de unos treinta y tantos años.
Enzo habia sido casteado no solo por su impecable actuación sino que tambien por lo absolutamente precioso que era.
Su personaje era enfermizo y asqueroso, por eso sabias que el haberlo elegido a él era una decision calculada y previamente analizada. Querian que el publico bajara la guardia ante su belleza para poder darle un plot twist y que la inmoralidad del personaje los tomara por sorpresa mas tarde.
Estaba destinado a ser visto como un hombre encantador, guapo, totalmente fuera de los límites. El objeto de deseo completamente prohibido, la línea que tu personaje estaba desesperada por cruzar.
No era muy distinto en la vida real; la joven actriz inexperta que anhelaba pasar por alto las reglas sociales y expresar con total sinceridad su admiración por el actor de mediana edad con años de experiencia a sus espaldas.
No estabas enamorada ni nada, pero te deleitabas ante su presencia, despues de todo Enzo era todo lo contrario a su personaje; el mayor era paciente, amable y completamente comprensivo con tu falta de experiencia en el ambito cinematográfico, siempre te guiaba durante el rodaje y te daba tips para sobrevivir a un rodaje. Eran cosas basicas, tales como cuando podias quitarte el maquillaje y el vestuario o como pedir ciertas cosas en set y lenguaje especifico, todas las cosas que a él le hubiera gustado que alguien le diga cuando estaba empezando.
Siempre estaban esos tiempos libres en donde compartian risas sinceras y conversaciones tontas que nunca esperabas de un hombre tan imponente como Enzo, conversaciones en donde sus manos ásperas apenas rozaban tu cintura y su mirada recorria con atencion tu rostro y tu cuerpo, en donde su voz sonaba sensual y provocativa a pesar de que nada vulgar salia de su boca.
Enzo hacía que tus interiores palpitaran, con anticipacion especialmente cuando llegaba la hora de rodar las escenas más íntimas, y solo podías aferrarte a la fantasía de que él sintiera lo mismo.
Todavia te acordabas de la primera escena que hicieron juntos: en la película, sus personajes se encontraban después de clase para conversar sobre un examen desaprobado, el punto en donde comenzaria su atracción del uno por el otro. Enzo estaba presionado contra tu espalda, inclinándose sobre vos para mirar con insistencia el examen, con una de sus grandes manos agarrando tu hombro. El aire se sentía cargado, su cuerpo cálido, su voz baja haciéndote sentir mareada mientras recitaba sus líneas.
Te estremeciste al recordar el momento, y, volviendo a la realidad, respondiste a la pregunta del director con un enérgico asentimiento de cabeza.
El director soltó una risa ‐forzada- y golpeó suavemente el guion contra la palma de su mano. "Bien. Bueno, les parece si cortamos por hoy. Aprovechen este tiempo extra para imaginar, investigar, cualquier cosa, e intenten practicar la escena antes de mañana, ¿Si? La práctica hace al maestro."
Enzo y vos asintieron al unísono, intercambiándose una mirada que gritaba "que vamos a hacer?" antes de apartar la vista mutuamente y regresar a sus caravanas.
Más tarde esa noche, estabas preparándote para irte a dormir, quitándote el pelo recién lavado de la toalla mientras veias el guión reposando sobre tu cama, la luz tenue te invitaba a relajarte, sin embargo un golpe en la puerta del trailer te saco del trance.
"Ahí va!!," exclamaste, mientras te ponías tus shorts de seda. Te percataste rapidamente de lo incómodo que podría ser ser vista en esos pijamas si el director o alguno de tus compañeros actores estaba detras de esa puerta, pero estabas demasiado cansada como para preocuparte.
Te importó, si, pero sin embargo, en vez de cambiarte cruzaste tus brazos de manera que estos estuvieran cubriendo tu pecho, el cual se encontraba ligeramente descubierto. Fue entonces cuando abriste la puerta y ahi, en los escalones, estaba tu compañero de reparto, Enzo.
Antes de hablar, te examinó de arriba a abajo, con sus oscuros ojos brillando detrás de un par de lentes de descanso, los cuales eran desconocidos para vos, no pudiste evitar pensar en lo lindos que le quedaban. "Uh, disculpame chiquita, ¿Te estabas por ir a dormir?" preguntó por lo bajo, su voz se escuchaba mas grave de lo normal. Ese tipo de apodos eran normales viniendo de Enzo, sin embargo hizo que tu piel se erizara, ¿O habia sido el frio aire del exterior? Sí, probablemente era eso.
Su mirada se paseo por tu cuerpo y se detuvo en la piel desnuda de tus piernas por unos segundos más, te moviste incómodamente, cruzando los tobillos en un intento pobre de esconderte. "Si... son casi las tres de la mañana En... ¿Pasó algo?" preguntaste con un tono un poco agresivo, un poco mas de lo que pretendías ser.
"Si ya se, disculpame", se corrigió, sacudiendo la cabeza y finalmente mirándote a los ojos. "Quería pasar antes... me quede pensando porque sé que esta escena nos está desconcertando, así que..." se interrumpió, levantando el guion que sostenía detrás de su espalda. "¿Estas muy cansada como para practicar un poco? Sino mañana temprano, no hay problema." Parpadeaste rápidamente ante la simple e inocente solicitud. Enzo estaba parado en tu puerta a las tres de la mañana preguntandote si podian ensayar. Solo un ensayo, no alguna travesura lasciva de última hora de las que te estabas imaginando. "Ah... sí, obvio, pasá que está frio.", asentiste entumecida, apartándote para dejarlo entrar.
Enzo asintio en forma de agradecimiento y te regalo una sonrisa, una vez dentro de la caravana se instaló en el borde de tu tocador, mirandote mientras cerrabas la puerta y te volteabas en su direccion. Se veia casual, tenia puestos unos joggings grises holgados y una camiseta blanca ajustada y desgastada.
Ya estaba todo predefinido en el guión, cada palabra que tenias que decir y cada acción que tenias que hacer, pero aún así. Decir y hacer cosas de esa índole después de las horas de trabajo parecia formar parte de una de tus fsntasias con el mayor. Sin embargo, te obligaste a despavilarte internamente -por segunda vez en menos de dos minutos-. Enzo había venido a ensayar la escena con intenciones profesionales y probablemente solo lo había hecho porque estaba cansado de que arruinaras la escena, despues de todo el podía hacer su parte magistralmente, y sabías que si hubiera estado acompañado por una actriz más experimentada, la filmación habría avanzado hace ya mucho tiempo. Caminaste temblorosamente hacia tu cama, acomodándote sentada como indiecito en la misma mientras lo veías hojear el guion; enzo levantó la vista y frunció el ceño con una sonrisa. "¿Qué estás haciendo ahí? Vení para aca", te indicó que te acercaras, casi como una orden sin embargo salil de su boca con amabilidad. "No tenemos un escritorio, así que podemos usar tu tocador. ¿Te parece?" Asentiste, mordiéndote el labio y obedeciendo nerviosamente a sus palabras. "¿Entonces, arrancamos desde el principio?" preguntaste, sintiendo de repente como tu voz y tus piernas se sentian débiles.
Sus ojos seguían fijos en el papel mientras respondía. "No, no creo que haga falta. La parte del sexo es lo único con lo que estamos teniendo problemas, ¿No?" Tragaste saliva, tu garganta estaba repentinamente seca.
"Sí, supongo que sí."
Con eso, Enzo termino de darle un último vistazo al guion antes de sumergirse en la escena.
Sus acciones ya eran familiares para vos ya que habian estado intentando filmar esta escena todos los días durante al menos tres dias. Su cuerpo se volvió hacia el tuyo, sus manos subieron a tu mandíbula y presionaron tu espalda ligeramente sobre la mesa. Te abrazó fuertemente y te hizo mirarlo, mientras recitaba sus líneas. Torpemente, hiciste lo mismo, recordando mal lo que necesitabas decir. "La puta madre, perdón, me puse nerviosa." dijiste de repente, apartándote de su contacto y suspirando. Él te dio una pequeña y cuidadosa sonrisa, rompiendo inmediatamente el personaje y dando un paso atrás del tocador. "No hay necesidad de ponerse nerviosa. La práctica hace al maestro, ¿te acordas?" Te burlaste de su cita al director.
"Sí, ya se... Es que no entiendo a qué se refiere con apasionado. Estoy tratando de ser una profesional al respecto, pero - pero nunca fui parte en una historia de amor de este tipo, me cuesta imaginarmelo..."
"No es muy raro igual viniendo de vos, es normal. Sos muy joven todavia, nena. Demasiado buena para este tipo de cosas... ¿No?" dijo, su mano subiendo a tu hombro, donde el tirante de tu pijama de seda se había resbalado, acariciándolo suavemente. Prácticamente te derretiste ante el apodo y cómo las yemas de sus dedos rozaban tu piel. Estabas tan cautivada que casi gemiste cuando se detuvo y levantó tu tirante caído, pero en cambio, tomaste en silencio el guion que se había caído sobre la mesa y encontraste una de las líneas, inhalando profundamente y preparándote para entrar en personaje.
Tu mano subió para tirar de la manga de la camisa de Enzo, según lo dictaba el guion. "Por favor", susurraste con la voz aguda de tu personaje, "Quiero que me toques."
"No, esto está mal... Soy tu profesor y..." respondió Enzo, rápidamente volviendo al personaje, el dorso de su mano rozando tu mejilla. "No te quiero romper el corazon."
Miraste a Enzo, las lagrimas nublaban tu vista, tal como lo indicaba el guión. "Por favor. Te necesito." Despues, una de tus temblorosas manos bajó por el pecho de Enzo mientras hablabas, tal como lo hacías en el set. "Pienso en vos todas las noches... Me mojé tanto el día que me regañaste enfrente de todos."
Escuchaste cómo a Enzo se le entrecortaba la respiracion.
No, Enzo no, su personaje, te recordaste a vos misma.
"Ay nena... Yo pienso en vos todos los dias, en clase, en mi casa...", gruñó despues de decir sus lineas.
Hasta ahora, todo bien, pensaste. No era incómodo y ya estaba siendo mucho mejor que las actuaciones mediocres que habías dado anteriormente. Continuaste inclinándote hacia Enzo, haciéndo que se siente en el tocador, esta era la parte de la escena a la que habían llegado antes de que el director les dijera que cortaran.
Esta vez, sin embargo, las acciones de Enzo difirieron de las que se suponía que tenia que realizar: en lugar de acariciar tu rostro, sus dedos bajaron por tus caderas, enviando escalofríos por tu espina dorsal.
"Te prometo que me voy a portar bien... Nunca le voy a contar a nadie...", recitaste, sintiendo calor en la cara mientras su mano se acercaba más a la curva de tu trasero. "Podes hacer lo que quieras conmigo".
La mirada de Enzo se oscureció recorriendo tus rasgos. No dijo su línea, y pensaste que se había perdido, por lo que retiraste tus manos de su cuerpo preocupada. "¿Enzo estás bien?"
Antes de que pudieras terminar tu oración, Enzo te agarró por el culo, cambiando sus lugares y colocándote en el borde del tocador.
"¡Enzo!" chillaste, era lo único que podías decir mientras procesabas lo que acababa de suceder. Tu mente divagaba en confusión - y anticipación - mientras él estaba de pie enfrente tuyo, con las piernas presionando a ambos lados de tus rodillas, su gran cuerpo atrapándote contra el tocador.
"Shh... un poquito de improvisacion nunca mató a nadie." musito en voz baja con su característico acento antes de que un guiño pícaro se dibujara en sus rasgos afilados.
Su mano luego acarició tu cabello, mientras que su otra mano subió a tu barbilla y te hizo mirar hacia arriba. "¿Todo lo que yo quiera?" murmuró, volviendo al guion.
Batiste las pestañas coquetamente. "Todo. Soy tuya".
Aca es donde pensabas que Enzo se detendría, porque después de tu línea venían los besos, los toques y las caricias intensas: todas las cosas que hasta ahora no habías filmado en absoluto, porque ni siquiera podías pronunciar el diálogo correctamente.
Pero en cambio, se inclinó y comenzó a besar vorazmente tu cuello, haciéndote jadear.
"¿Qué haces?"
"Seguime", exigió suavemente, "es todo parte de la escena, ¿te acordas?"
Parpadeaste aturdida, abriendo y cerrando la boca, incapaz de registrar un pensamiento o palabra coherente. Dijo que era parte de la escena, pero habías leído el guion, y sus dientes mordiendo ligeramente tu sensible piel no estaba escrito en ninguna parte.
Pero, te tragaste tus pensamientos y recitaste varias líneas más junto con las suyas. Sentias como su otra mano sostenia tu muslo tan fuerte que pensaste que podría dejar moretones, pars este entonces ya empezabas a creer que tal vez esto era una de esos sueños que tenias sobre el mayor, solo producto de tu imaginación.
Estabas siguiendo el guion, tal como él había dicho que harian, pero incluso así, era evidente lo sencillo que podria ser rendirte ante sus besos, después de todo, apenas te estabas reprimiendo para no entregarte por completo. Pero ¿cómo resistirse, con su hermoso rostro a escasos centímetros del tuyo? esa era la verdadera pregunta.
Actuando o no, estabas decidida a disfrutar cada minuto de esto.
Cuando una de sus manos comenzo a jugar con la cintura de tus diminutos shorts y sus labios succionaron levemente a piel de tu cuello -justo en ese punto-, no pudiste evitar el gemido que salió de tu boca.
Sin embargo, el ruido pareció asustarlo; lo sacudió, lo devolvió a la realidad, y tus sospechas se confirmaron cuando se apartó bruscamente de vos.
"Dios, perdon nena..." una mueca cubrió sus rasgos, mirándote de arriba abajo como si acabara de darse cuenta de lo que estaba haciendo. "No sé qué me pasó, yo... no tendria que haber venido tan tarde, perdón."
Lo miraste, tu cuerpo decepcionado por la falta de contacto, observándolo presionar sus labios rosados en una mueca conflictiva. "¿Qué - qué queres decir?"
Su mirada recorrió cada rasgo tuyo, tan intensamente que pensaste que estaba admirando tu rostro. "No puedo, no podemos. Sos mi compañera, sos... sos mas chica que yo y..."
"Entonces podemos parar. Si eso es lo que queres", murmuraste coqueta, levantando la mano para quitar un pequeño hilo de su delgada camisa. "Pero solo si lo decis, decime que no queres que esto siga." dijiste, peligrosamente cerca de sus labios.
Gruñó, mordiéndose el labio. "No me hagas esto. Por favor sabes que no puedo"
"Hacerte qué?" Inclinaste la cabeza hacia un lado mirandolo con ojos grandes, fingiendo inocencia.
"Provocarme asi, nena. Porque sabes que no te voy a decir que pares. Y porque lo haces sabiendo que no voy a poder controlarme", gruñó antes de darte un beso profundo y desesperado, bajandote del tocador y bajando los besos por tu pecho.
"Entonces no me lo pidas En." gemiste enredando tus dedos en su cabello, siguiendo cada movimiento suyo, derritiendote bajo su toque dominante. "Y cogeme de una vez."
Enzo jadeaba entre besos. "Decis todas esas cosas con esa boquita tan bonita... No sabes como me calentas."
Tus manos recorrían todo su cuerpo, te detuviste en el borde de su camiseta, levantando esta para quitarsela, Enzo se separo y se deshizo de la prenda el mismo. Estabas desesperada por sentirlo. Y él tenía pensamientos similares, sus largos dedos se sumergieron en tus pantalones de seda y acariciaron tu intimidad por encima de la tela de tu ropa interior.
"Te necesito tanto, Enzo", jadeaste, y, despues de escuchar tus palabras, te quito desesperadamente los shorts y las bragas, haciéndote estremecer ante la repentina exposicion.
Acto seguido, se sentó en la silla de tu tocador y te agarró bruscamente por las caderas para colocarte sobre uno de sus muslos. La gruesa tela de sus pantalones de jogging, absorbiendo tu humedad como una esponja.
"Dale entonces", exigió sombríamente, "Mostrame cuánto me necesitas y movete".
Te mordiste el labio, la cara ardiendo de vergüenza ante la orden. Pero había una necesidad dolorosa en tu centro, y la forma en la que cruzó los brazos, mirando y esperando a que te frotaras en su pierna, hizo que te apretaras contra su muslo.
Tus manos se aferraron a sus hombros, y comenzaste a mover tus caderas de adelante hacia atras lentamente, la suave tela de sus pantalones haciendo mal trabajo para complacerte, apretaste tu cara contra su hombro, molesta por la falta de fricción.
"No puedo yo sola", te quejaste, "por favor".
Él sonrió socarrón. "Dijiste que me necesitabas y ahora no te podes ni mover? Mira que vende humo que sos, hermosa.". Entonces, de repente movio su pierna hacia arriba haciendo que un gritito saliera de tu boca.
No habia nada que necesitaras mas que enzo adentro tuyo, pero ahi estabas, frotandote pateticamente en su muslo hasta que el te permitiera hacer otra cosa. Obedeciste con resignacion, comenzando a establecer un ritmo constante en tus caderas aumentando el calor en tu interior clavando tus uñas en sus hombros, buscando algo que sea tu cable a tierra ante el placer que te estabas inflingiendo.
Tus caderas se movian vigorosamente contra el muslo del mayor cada vez más fuerte, cada vez de una forma más necesitada, sintiendo la presión en tu coño crecer cada vez mas y más haciendo que te muevas desenfrenada.
"Enzo por favor... por favor te lo pido" hiciste una pausa al sentir una de las manos del mayor posicionarse en tu mejilla, acariciandola lentamente. "No puedo mas... te necesito adentro."
¿Te estas escuchando chiquita?" Preguntó, uno de sus dedos tomo tu barbilla, inclinandola hacia arriba para que lo miraras, acto seguido metio dos dedos dentro de tu boca abruptamente.
"¿Te das cuenta de lo necesitada que te escuchas? ¿De lo duro que me pone saber que estas asi... solo por mi y que todavia no te haya tocado ni un pelo?"
Asentiste extasiada mientras pasabas tu lengua por al rededor de sus gruesos dedos, pero en realidad no estabas prestando atención: estabas cerca de tu orgasmo a tan solo unos segundos de liberarte de toda esa presion en tu estomago que te estaba volviendo loca, tus caderas desincronizadas, buscando el alivio... "Basta."
Escuchaste la voz de Enzo cargada de deseo mientras posicionaba su otra mano en tus caderas, deteniendo la fricción. Lloriqueaste ante la perdida de tu climax, era casi como si te lo hiciera a proposito. El pelinegro se levanto y te giró, manteniendote presionada a su cuerpo con una mano en tu cintura y la otra todavia empujando sus dedos dentro de tu boca, quedaron de tal manera que tu cuerpo estaba mirando hacia el espejo de tu tocador, la vista de ambos siendo reflejada ante tus ojos, sin embargo no pudiste prestar mucha atencion a eso. La mirada de enzo bajo hacia sus pantalones, viendo la mancha que habias dejado en la zona del muslo "Mira como me enchastraste los pantalones, ¿Mh?" Musitó contra tu oido.
No respondiste, o mas bien no pudiste responder, ahora tus muslos estaban siendo presionados entre si, buscando la mas minima fricción entre ellos mientras te mordias el labio en un intento de ocultar los quejidos necesitados que amenazaban con salir de tus labios hinchados.
Él se dio cuenta de esto, sin embargo, en vez de hacer algo solamente sonrió y rápidamente presiono tu estomago contra la mesa que yacia enfrente de ambos, sus dedos salieron de tu boca y sostuvieron tu cara, obligandote a mirarte al espejo por primera vez desde que habias salido de la ducha, tus ojos estaban entreabiertos pero tus pupilas se encontraban dilatadas, tus labios rosados y humedos por la saliva, tu ceño ligeramente fruncido.
Te veias absolutamente destrozada, fue entonces cuando sentiste cómo Enzo alineaba la gruesa punta de su polla contra tu entrada, el momento en el que se deshizo de sus pantalones habia sido algo que te habia pasado desapercibido al estar tan absorta en tu expresion siendo reflejada en el espejo. Cerraste los ojos con anticipacion.
Y de repente, tomaste plena conciencia de la situación: te habías entregado por completo a tu compañero de reparto, quien era 12 años mas grande. Y ahora él sabía que no eras solo una talentosa aspirante a actriz, sino simplemente una chica desesperada y rogando por ser follada.
"Ey, ey, ey, no" dijo rapidamente, "abri los ojos y acordate de tus expresiones. Te va a servir para la escena". Gemiste sin poder evitarlo, obedenciendo a sus ordenes y abriendo los ojos mientras él introducía lentamente su miembro entre tus pliegues.
"E-En, Dios!", exclamaste cuando finalmente se adentró por completo. Te sentías tan llena, tus paredes estirandose hasta el límite para poder tomar su polla tan profundo que sus testículos rozaban tu clítoris.
"Dios, chiquita... Mira lo mojadita que estas, me vas a matar", comentó casi sin aliento desde atras, su expresion mlstraba lo extasiado que se sentia. Tus jugos facilitaban su entrada rápida, aunque su miembro seguía siendo una intrusión ajena para tu inexperiencia íntima. Eras joven y nunca habías sido del tipo de estar cogiendo por ahi- o al menos no tan intensamente como ahora.
Te contrajiste alrededor suyo, un gemido escapando de su boca debido a la presión en su miembro. Enzo comenzo a empujarse adentro tuyo con un ritmo moderado, haciendo que tu cuerpo presionado contra la mesa se moviera de adelante hacia atras, el tocador rechinaba ante la abrupta sacudida y tus labios se separaron ligeramente para dejar salir un dulce gemido.
Habías estado enfocada en su rostro en el espejo, te encantaba ver su ceño fruncido, como su cabello se pegaba a su frente, producto de su traspiracion, su boca levemente abierta, y como sus cachetes se volvian cada vez mas colorados, sin embargo la mano de enzo se enredó en tu cabello tomandote de sorpresa, agarrando un puñado y levantando tu cabeza para hacer que tu atencion vuelva a tu cara. "Te dije que te mires, nena" dijo con seguridad mientras sus caderas chocaban contra tu culo haciendo que la caravana se inunde en ese sonido acompañado de tus gemidos. "Mirate y aprende como tenes que actuar ante la cámara."
Su otra mano se posicionó en tus caderas, apretandola con fuerza mientras sus embestidas se volvian cada vez mas erraticas.
En cualquier otra situacion ya hubieras objetado por el repentino cambio de velocidad ya que apenas habías tenido tiempo para acostumbrarte a su largo miembro. Sin embargo, tu calentura era aún más intensa que antes, si eso era posible.
Tu boca estaba entreabierta, tu lengua afuera y estabas jadeando y gimiendo como si fueras un perro; tus ojos se ponian en blanco con cada fuerte embestida, y habia saliva cayendo por tu barbilla, sentias como Enzo te sacudía contra el pobre tocador y como estimulaba cada parte dentro tuyo. Los sonidos que emitías no hacían nada más que aumentar tu vergüenza, eran gemidos ininteligibles y quejidos necesitados, jamas pensaste en mostrarte asi adelante de un hombre, pero el simple hecho de ver lo grande que era a comparación de tu cuerpo y como te podia manejar a su antojo te excitaba de sobremanera.
Y sin duda los doce años de diferencia formaban parte de esa excitacion.
"¿Hace cuanto que necesitabas que te cogiera asi? ¿Te pensas que no me daba cuenta de lo desesperada que estabas? cuando te presionabas contra mi mientras filmabamos y como tus manos tocaban de mas... No perdias el tiempo vos tampoco preciosa.", se burló.
"Desde siempre En..."susurraste, con entusiasmo, apenas capaz de comprender lo que estabas haciendo con el placer que te envolvía y nublaba tus sentidos. "Dios me cojes ta-tan bien... No pares por dios que rico" Tu espalda se arqueaba hacia él, tus paredes tomaban su miembro con desesperacion experimentando un extasis casi desgarrador con cada embestida. Tus gemidos eran cada vez mas incoherentes, cada vez mas fuertes.
"Dios, mirate como gritas por mi, chiquita... ¿Queres que te coja y que mañana todos se enteren de lo desesperada que estas por mi pija? Mirate, mirate lo patetica que te ves, te encanta que te coja fuerte ¿O no?", murmuró, inclinándose para dar un beso en tu mejilla; dulce y encantador, una clara contradicción con sus embestidas freneticas y las palabras degradantes.
Gimiste ante sus palabras, pero sabías que eran ciertas: nunca te habías visto siendo penetrada ya que estabas ocupada, bueno, siendo penetrada. Ver tu reflejo en el espejo de esta manera te tenía inesperadamente más excitada que antes. Había algo en ello, tu rostro contorsionándose del placer, las manos de Enzo serpenteando por tu cuerpo mientras seguía embistiendote desde atras.
Era como ver tu propia pelicula porno, pensaste de pasada, y te preguntaste como seria grabaras a vos misma. Y si tenias suerte, con enzo.
Su otra mano se deslizó hacia tu coño, separando tus pliegues para poder ver cómo su miembro desaparecia en tu interiores. "Por dios mira como me tomas... Viviría adentro tuyo", gruñó, inclinando la cabeza hacia atrás, entregándose al placer.
El orgasmo que sentias venir no era como el que tuviste al restregarte contra su muslo, no, venía más rápido, haciéndote temblar debajo de su gran cuerpo.
"Enzo... más rápido" exclamaste "m-más fuerte",
"Por favor", rogaste sin muchas esperanzas de una respuesta, "dale, Enzo, p-por favor". lloriqueaste ante su indiferencia.
Sin embargo y para tu sorpresa, ambas manos agarraron tus caderas para mantenerse firme. "Mira lo necesitada que estas, bebé", gruñó, empujándose más profundo y rápido, sintiendo cómo las paredes de tu cavidad se adaptaban a su nuevo ritmo. "Llorando por que te de mas fuerte, ¿Mh? ¿Asi te gusta? ¿Queres que te coja hasta dejarte sin poder caminar?"
Con esas palabras, tu climax llegó tan rápido como un tren de carga, golpeándote y sacudiendote, haciéndote gritar su nombre. Tu orgasmo te destrozó, tu visión se volvió blanca y tus pensamientos se pararon por completo. Apenas distinguiste el suave murmullo de Enzo, diciendo "Muy bien chiquita, aca estoy... tranquila" en tu oído, sosteniendote con sus fuertes brazos, evitando que te cayeras.
Cuando volviste en sí, tenías la cabeza baja, los ojos desorbitados y los labios hinchados. Enzo seguía moviéndose adentro tuyo, pero esta vez sus estocadas eran más entrecortadas, inestables y necesitadas.
"Acabame adentro", rogaste de repente, agarrándote de la superficie, tus piernas temblando, tu voz debil de tanto gritar.
"¿Si? ¿Queres que te llene to-toda?", titubeo entre gemidos, dando una última embestida antes de correrse en tu interior, podias sentir su miembro latiendo adentro tuyo. Estaba tan adentro que podías sentir cómo su semen entraba directamente en tu cuello uterino, no estabas preocupada, despues de todo estabas tomando anticonceptivas.
Pero tampoco te molestaria si no fuera asi.
Después de un momento, retiró su miembro, de tu coño y te alzó por la cintura para colocarte en el tocador y evitar que cayeras al suelo.
"Gracias", susurraste, mirándolo a través de tus pestañas. Luego mordiste tu labio al sentir como su semilla se deslizaba lentamente fuera de tu coño.
Él también se percató, y soltando un gemido satisfecho, abrio ligeramente tus piernas para recoger parte de su semen con el dedo, empujándolo nuevamente dentro de tu coño. "Te portaste tan bien, chiquita", dijo, volviendo a ser tierno, acariciando tu cabello, mimando tu frágil figura y mirandote profundamente.
Te derretiste ante sus delicadas acciones. "¿Es un buen momento para decir que me gustas?"
Enzo se rió con ternura. "Es un buen momento, si. Y vos también me gustas."
"Pero dijiste que era muy joven" le recordaste, pasando tu mano por su cabello ligeramente transpirado
Él suspiró, desviando la mirada nerviosamente por un momento antes de regresar a vos "Sí, porque es verdad, pero si a vos no te va a molestar verme con un baston en un par de años lo podemos hacer funcionar...", se encogió los hombros, reprimiendo una sonrisa.
No pudiste evitar la risa que broto desde lo mas profundo de tu pecho ante sus palabras tan fantasiosas y alejadas de la realidad "Ah, bueno no voy a tener mucho problema con eso, mientras que te sigan funcionando las caderas" dijiste con una sonrisa socarrona.
Antes de que pudiera terminar de abrir la boca para decir algun otro chiste malo, tus brazos se envolvieron al rededor de su cuello y lo empujaste hacia vos, uniendolos en un suave beso.
"Me gustas de gustar, en serio..." le dijiste en un susurro, mirandolo a los ojos con sinceridad, Enzo no podia creer lo brillantes que se veia tu mirada.
Sus manos se acercaron a tu rostro, sosteniéndote suavemente, su mirada demostrando todo su aprecio "Ya se, bebé, a mi tambien me gustas de gustar". Dijo con suavidad antes de presionar un pequeño beso en tu frente.
ii.
"¡Corten!" exclamó el director, y sentiste cómo tu corazón se detenia. Mierda, pensaste, con la mente acelerada, ¿qué salió mal esta vez? ¿Fue el beso o las manos en el pelo? Capaz no le gusto la forma en la que estaban encuadrados...
Sin embargo, el director se acercó a Enzo y a vos y soltó un grito de deleite para nada característico de su persona. "Perfecto", dijo simplemente, bordeando lo catatónico por lo satisfecho que estaba.
Tus hombros se relajaron con alivio, y te inclinaste hacia Enzo, quien sutilmente acariciaba tus muslos. "¿Ya terminamos?" preguntaste, sin aliento de la emoción.
El director asintió. "Fue increible, eléctrico, necesitado y apasionado, muy, muy apasionado", continuó con un suspiro, juntando las manos con fuerza. "Ustedes dos son de los actores más increíbles con los que he trabajado; tienen un talento asombroso, fueron tan convincentes que por un momento pense que realmente habian mantenido relaciones sexuales". dijo seguido de una carcajada
Sonreíste con satisfacción ante sus palabras, pero no sin echarle un vistazo a Enzo, compartiendo una mirada complice tratando de mantener tu expresión contenta y neutral, y no delatarte al recordar los eventos de la otra noche.
Mientras el director divagaba sobre la obra maestra que sería la película, Enzo te siguió fuera del set, murmurando bajito en tu oído, "Al final la práctica sí hace al maestro".
#enzo vogrincic#enzo vogrincic blurb#enzo vogrincic one shot#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic x you#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic fic
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❀𝐅𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒 *:・゚
A little jealous dbf!miguel x fem!reader for those who are like me and are STARVED for more of this man. It’s concerning how much I want him :(((
MINORS DO NOT INTERACT!
Summary: After a sorority event at your college a guy decides to give you flowers. Bringing them home with you, your dads best friend Miguel gets a little jealous.
Word count: 2.7k
Pairing: dbf!miguel x fem!reader
Proof read-ish
⋆┈┈┈┈┈┈┈。゚❃ུ۪ ❀ུ۪ ❁ུ۪ ❃ུ۪ ❀ུ۪ ゚。┈┈┈┈┈┈┈┈ ⋆
(Outfit: baby pink long sleeve with really short shorts for the thick mamis yummy)
A crush was an understatement.
Definitely an understatement when it came to this man.
I peered outside of my bedroom window to look down at the pair that were standing in the yard. My attention wasn’t currently on my dad that hadn’t stopped talking for the past 5 minutes but instead was on the other man directly in front of him.
It was as if God himself came down to earth just to carve this handsome and incredibly sexy human being into existence.
Miguel continued nodding to whatever was coming out of my dads mouth with his arms crossed over his chest, making his veins fairly visible even at a distance. I felt myself drooling over this man. Quickly shaking my head I grabbed my school backpack and headed off to the sorority meeting that I needed to attend.
I took a deep breath before stepping out of the door to face both of the men outside.
“Princesa! A donde vas?” My dad quickly turned his attention to me as I opened the door, making Miguel’s eyes stray. I gulped. (Princess! Where are you going?)
“Apa I have to go see my sorority team for our charity event today, remember?” I crossed my arms over my chest as I spoke, knowing he had completely forgotten. (Apa- Dad)
“Ya te estás poniendo viejo! Como no te vas a acordar de los eventos de tu hija?” Miguel playfully hit my dads shoulder as he spoke. (You’re getting old! How are you going to forget your daughter's events?)
My eyes darted to Miguel as he made his comment. My dad instantly glared at him before turning back to me.
“Okay que te vaya bien mi niña…” My dad sighed before giving me a kiss on the forehead. Miguel stood there eyeing me before giving me a small grin and waving his hand. (Okay my girl good luck)
“Como andas mami?” He asked kindly, I felt my heart skip a beat. With a genuine smile I make my way towards him as well to give him a hug. He placed his big hands on my waist and gripped my hips tightly. (How are you mami?)
“I-I’m good…y tú?” Fuck me. God was not on my side this morning with the way my legs gave in a bit. I felt my face heat up as I quickly pulled away from his grasp. My gaze found his, he grinned down at me it almost felt taunting.(and you?)
“Bien mami, que te vaya bien hoy al rato nos vemos.” He said softly before turning his attention back to my dad. I nodded quickly and said goodbye to both of them before heading to my car. (Good mami, good luck I’ll see you later.)
My mind was everywhere after that simple conversation, it’s been like this since my dad and him became friends back in my freshman year of college. Both of them ended up working at the same carpenters company and became close instantly. He would invite Miguel to our cookouts, family parties, or just to watch the soccer games. My heart would beat out of my chest anytime he’d come over. Whenever he would come talk to me and let me chismear with him about college, he would always seem so interested in how I was and how school/life was going. Which was one of the reasons why I was starting to crush on him. (Chismear = gossip)
Not just because of how undoubtedly attractive he was. But it was definitely on the list.
I tried my best to draw my attention to anyone else in school to at least diminish the crush but it never worked. It would always be the comparisons between the guy and Miguel.
Was he attentive? No. Miguel would always be attentive to me.
Did he make sure to make me feel comfortable? No. Miguel always makes me feel comfortable.
Does he know your favorite color? No. Miguel knows my favorite color.
No.
No.
No.
It was aggravating how none of these other guys, who were my age, fit the Miguel checkbox. It was tiring enough to have a crush on my dads best friend.
•✿❀✿•
The sororitys charity event had gone smooth thankfully. It was dark out by the time I got back home. I quickly lock my car and unlock the front door to the house. Chatting and laughter was instantly heard as I stepped in.
He’s still here?
I grip the bouquet of flowers in my hands and make my way into the living room.
“I’m back apa.” I say before giving my dad a kiss on the cheek.
“Como te fue mija? Y esas flores que?” My dad asked curiously as he eyed the bouquet in my hand. I flush instantly. (How did it go sweety? And what about those flowers?)
“The event went well! A-Ah…this guy at the charity event gave them to me! He was one of the freshmen that came to assist us.” I stammer noticing Miguel’s stare from the corner of my eye.
“Why?”
Both mine and my dads eyes snapped towards Miguel. His tone wasn’t soft and sweet like how he would always talk to me but instead cold and harsh. After noticing the questioning looks me and my dad were giving him, he quickly changed his intense expression.
“I mean…was it for all of you girls or for the event?” He cleared his throat and caught himself quickly.
“Oh…no it was just for me actually. It was a really nice gesture.” I smiled genuinely as I tried to ease the awkwardness. My dad chuckled.
“He likes you~” My dad teased while poking my ticklish side.
“Apa no! He was just being sweet, that's all!” I frowned at him and swatted his hand away.
Miguel on the other end wasn’t having it. He was fuming in his seat as he took another sip of the beer in his hand. His eyes stayed on the bouquet of roses in your hand making him want to throw them away just to get you a better bouquet and not from some random boy.
Was it stupid to be jealous over someone younger than him? Sure. Did he give a fuck? Definitely not.
The daughter of his best friend has been a plague in his mind ever since he stepped in this house. He purposely tried to come over any chance he could just to see you. The way it was obvious how nervous you would get whenever he was around. The way you stammer over your words whenever he gets too close. The way your innocent eyes would look at him. He desperately wanted to see those eyes rolling back as he ruined you and pounded into you mercilessly.
It was addicting.
Too addicting.
Sometimes he’d have to keep himself from looking too long just like today. Those fucking shorts were too short for your own damn good. The plumpness of your thighs and how the meat of your ass was almost out for everyone’s eyes. It was too much for him. The way the color pink makes you look so innocent but so sexy at the same time made him go ballistic.
The sudden sound of a phone ringing snapped him out of his thoughts.
“Pinche madre… ahorita vengo me anda llamando el jefe. Bueno!” My dads voice echoed down the hall into his bedroom as he shut the door behind him. (Motherfucker…I’ll be right back, the boss is calling me. Hello?)
Silence.
I cleared my throat before heading into the kitchen and leaving the flowers on the counter. My heart was racing too much. I tried to keep my cool before speaking again.
“Do you want anything else to drink Miggy?” I called out to him.
Silence.
“Miguel?” I called out again. I pursued my lips together as I heard footsteps, assuming they were my dads I turn my back to the living room and grab water. The foot steps drew closer while I turned back around with a cup of water in my hand.
“Is Miguel mad apa?-“ I ask before two arms trapped me against the counter. My eyes widen as I look up to see Miguel’s eyes staring back down at me.
“Am I mad?” He asks back in a harsh tone.
My mouth fell open as I tried to answer back with my mind going completely blank.
“Cant even get an answer back…” He spit, he took the cup from my hand and took a sip before putting off to the side.
“I am mad mami because some random little boy decided to give you flowers…” He said with a grin before twirling a strand of my hair with his finger. My brows furrow, my hands press against his chest.
“And what about it? I-It was just a nice gesture!” I say back and turn away from him with a huff.
“Ha…a nice gesture? Don’t defend him mami because you and me both know that little shit likes you…”
I don’t respond but instead pushed him away from me. He stared down at me as I put some distance between the two of us.
“Why are you mad about it anyway…”
I mumble turning my back to him. My fingers delicately run over the petals before his hand gripped my wrist in a swift motion. His chest was pressed against my back as he leaned into my ear.
“Because I don’t want any man giving my girl flowers…”
Holy shit.
My breath hitched but not only because of how close he was. But “My girl?” My legs quivered a bit but I tried my best to stand my ground.
“No soy tuya…” I spit back knowing damn well I would drop at the chance of being called his again. He chuckled in my ear before pressing himself closer against me. (I’m not yours)
“Don’t pretend that you don’t like me mami. Those pretty eyes of yours tell me everything I need to know…” He whispered as his hand trailed up and down my waist.
“Miguel my dad is going to come out any minute!” I try to push back only to be met with his hips pressed against my ass. His hand grips my waist as he rubs himself against me.
“Mami me vale, lo único que quiero ahorita es tenerte para mi y solo para mi…” The tone in his voice softened down almost to a whisper. The way he spoke did something to me, it made me not care about my surroundings and the consequences of getting caught. I threw any sense of control away as I slowly leaned down on the counter to arch my back a bit. His hands gripped my hips tightly as he brought me closer to him. (Mami I don’t care, the only thing I want right now is to have you and only for me)
“Ves? Sueño en tenerte así…” He moaned softly, seeing me oblige to his touch. (See? I dream about having you like this)
”¿Sueñas conmigo?” I tease, completely letting go of the shyness that I originally felt. I rub my ass against his stiff erection that touched my inner thigh. He groaned in response. (You dream about me?)
“How the fuck could I not? Mírate mami…te rezo…” His tone only made me weak. He thrusted against my clothed area almost begging to take off what was separating us. (Look at you mami…I pray for you)
“Miguel~…” A soft whine left my lips as the dry thrusts were only making my neediness worse. He huffed in a frustrated manner.
“Fuck this.” Was all he said before moving the denim fabric to the side as he inserted two fingers into my dripping cunt. A small moan left my lips before my hand quickly covered my mouth.
“Calladita mami…we wouldn’t want your dad to hear how needy you are do we?” He whispers in my ear as he pumped faster into my cunt. My eyes shut tightly while my walls tighten around his thick fingers. (Quite Mami)
“You’re swallowing me mami…”
His dirty words only made me want more from him. My dad begin a couple rooms down from us completely left my mind, all I could think of now was Miguel. The adrenaline was sky rocketing as my hips bucked against his fingers for more friction.
“M-Miguel this- this isn’t right…” I moan helplessly, feeling a knot in my stomach forming once he sped up.
“Oh but it’s so right mami…look at you moving all on your own for my fingers.” He mused in my ear. Quiet moans were muffled by my hand as he continued to finger me mercilessly. But before I could release against him, the soft vibration of my phone echoed in the kitchen. My eyes darted instantly to the phone next to me before Miguel’s hand grabbed it. A small ‘tsk’ left his lips before he clicked answer.
“Hello?”
“H-Hi is Y/N there?”
“She’s busy right now. Who is this?” He mumbled back in an annoyed tone as he slowed his pace. I whine softly and I turn to glare at him.
“Can you let her know that Eric from the charity event called? I just wanted to ask if she liked the flowers…”
My eyes widen once I heard that familiar voice. Miguel instantly inserted another finger and fastened his pace again but this time more aggressively. I gripped the counter top tightly trying to hold back my moans while he was on the phone.
“We’ll this is her boyfriend speaking and I’d appreciate you not giving my girlfriend flowers.” He spat back before hanging up and putting the phone back down of the counter.
“Did you like the flowers mami? Tell me right now if you liked him giving you those fucking flowers.” He asked harshly into my ear as he continued pumping into me. I shook my head in response, feeling my release nearing again.
“Use your words mami…”
“N-No~ I-I didn’t like them…” I whine back as quietly as possible.
Satisfied, he pumped faster and faster before my sweet release dripped all over his hand. I held myself up with the little bit of energy I had left in me before standing up straight again.
“That’s my girl…always doing so good for me…” He said, staring down at me with a smirk as he licked on his fingers and hand until he was all cleaned up. He pulled me against his chest while I adjusted my shorts again before frowning at him.
“You didn’t have to be so mean you know?” I cross my arms over my chest as I tried to ease my panting. He shrugged before kissing my cheek.
“Serves him right for liking my girl.”
“Dónde están?” (Where are you guys?)
Our heads snapped to the sound of my dads voice getting closer. I pushed him away and quickly sat on the opposite side of the counter before my dad came in.
“Aquí estamos apa!” I say back. He stepped into the kitchen and stared at the both of us. (We’re in here dad!)
“Por que tan callados?” He asked suspiciously, turning his attention to Miguel who shrugged. (Why are you guys so quiet?)
“Por nada solo le decía que ese muchacho que le dio flores está enamorado de ella” Miguel smiled in a teasing manner before my dad turned back to me. (Nothing, I was just telling her that the guy that gave her flowers has a crush on her.)
“A lo mejor si mija échale ojo!” My dad laughed before going back into the living room. (Maybe my girl, keep an eye on him!)
I glared at him. He motioned me over with his hand, making sure my dad was out of sight. I peer into the living room before going back to him again.
“What?” I whisper.
“There’s gonna be something waiting for you tomorrow morning. Be on the look out okay?” He whispered back before planting another kiss on my cheek. I smiled before nodding as we both head back into the living room.
•✿❀✿•
I woke up bright and early to get a head start on my homework before running some errands. After finishing some assignments there was a soft knock at the front door. I waited a bit before heading out and opening the door.
An enormous bouquet of roses laid on the door mat. My mouth fell open as I looked around for anyone in sight that could have left them. I pick them up and shut the door behind me. There was a small note on the top that read:
“Estas flores son más hermosas que las que te dio ese idiota.
Con mucho amor, M”
(These flowers are way more beautiful than the ones that idiot gave you. With love, M)
Yeah. Definitely an understatement.
#dbf!miguel#miguel o'hara#miguel spiderverse#miguel 2099#miguel x reader#miguel smut#miguel spiderman#miguel x y/n#miguel x you#atsv miguel#miguel ohara#spiderverse miguel#jealous! Miguel O’Hara#miguel o’hara smut
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needy
pairing. enzo vogrincic x reader
cw/tw. smut, praise, established relationship, dry humping, unprotected sex, enzo un pocooo bromista, oral (reader recibe), dirty talk, age gap (no especificado), afab!reader/pronombres femeninos.
word count. 1.4k
rating. +18 (dejé ganar a mis pensamientos intrusivos)
"enzo" la joven musita bajito el nombre del hombre que se hallaba en la habitación que ambos comparten, acostado en la cama, viene de haber estado lavando la poca vajilla que quedaba sucia. él se encontraba leyendo un libro, llevando puesto lo que parecía ser una camisa bastante liviana y el resto de su cuerpo cubierto por una sábana.
"¿qué pasa, mi amor?" dice y aparta la mirada del libro brevemente para enfocarse en ti por unos segundos, sonríe y vuelve a prestar atención a su libro. "vení y acostáte ya".
"sobre eso..." ella ríe nerviosamente y empieza a caminar hacia su dirección, su ropa consistía en una camiseta negra oversize, la más grande que pudo haber encontrado, sus bragas y no llevaba sostén porque al encontrarse sola con su pareja, en su hogar ¿quién en su sano juicio usaría sostén?
la muchacha se sube a la cama, con enzo en la cabecera y ella en el otro extremo, pero planea cambiar eso. empezando a gatear hacia él y una vez a su costado, toma suavemente el libro de las manos del uruguayo y lo deja en la mesita de noche "¿podrías seguir leyendo mañana? tengo una situación aquí.”
él alza una ceja "bueno dale, pero tengo una pregunta para vos, ¿la situación es; 'necesito una culeada'?" él aprieta los labios divertido "no estoy que me quejo".
"¿cómo sabes?" se hace la sorprendida, como si esa no hubiese sido la intención de todo el asunto para empezar.
empieza desabotonar los botones de la camisa de enzo con paciencia, logra su objetivo y se la saca delicadamente por la cabeza, quita la sábana que cubría el resto de su cuerpo, para ahora bajar su bóxer, tarea que acaba con una sonrisa coqueta.
"un poco bastante necesitada andas vos"
ella ignora su comentario y se sube sobre él. pone sus piernas en los costados de enzo, al nivel de su miembro y de su clítoris cubierto, lleva también sus manos a la cintura del mayor. ambos jadean por el roce más que placentero y enzo agarra sus caderas guiando su ritmo, conociendo mejor que nada cómo es que a su chica le gusta.
la fémina mueve sus manos con la intención de quitarse la camiseta, sin dejar de jadear, una vez que cumple con su objetivo agarra las manos de enzo de donde estaban y las lleva a sus senos, incitandolo a tocar y masajear tanto como quiera. “vos serás mi muerte.” menciona mientras acaricia suavemente los pezones ya duros de su novia. “decime qué querés y lo tenés, mi sol.”
se mueve con más rapidez encima del miembro de enzo y toma fuerzas antes -casi- susurrar “q-quiero que me folles.” entre jadeos.
“¿con esa boca besás a tu vieja?”
“dios, enzo no menciones a mi mamá mientras estamos en esto.” dice ella, sintiendo sus cachetes más que calientes.
él se ríe “mmh, vienes acá, te hacés la que no pero sí, no demorás ni dos minutos y ya estás saltando sobre mí.”
“no estoy saltando-” menciona, podrían estar cogiendo como si de eso dependiera su vida pero jamás permitiría la oportunidad de llevarle la contra a su novio. “y yo vine a lo que vine.”
“quizás debería cogerte tan fuerte y duro como estoy seguro vos esperás.”
con delicadeza (no la misma que acaba de usar para decirle que la va a follar hasta el cansancio) él la toma y voltea a la chica acostando la en la cama.
le baja las bragas, su mirada sigue todo el breve momento y procede a quitarlas, sin importarle donde las arroja. su cabeza sube a la altura del centro de la muchacha, sus dedos caminan por los muslos de ella y los acaricia haciendo camino hasta llegar a su estrecho agujero e ingresa dos dedos que mueve a propósito, a un ritmo lento, lleva sus ojos en dirección a los de ella “toda mojada, no tenés ni puta idea de lo que me hacés sentir.”
sus labios van a su clítoris donde comienza el trabajo de chuparlo con adoración, la mujer gime alto y acaricia sus senos dejándose llevar.
“muy exquisita si querés saber.” comenta enzo, lo que causa que la chica suelta una pequeña y nerviosa risa, él mantiene su trabajo en ella, dedos en el fondo de ella y lengua y labios en su clítoris, moviéndose, chupando y lamiendo como solo él sabe y aprendió, que a su compañera le gusta.
sus labios dan lentas vueltas alrededor del punto más dulce de la muchacha y suelta bajos jadeos al probarla “mierda, sos tan adictiva.”
“e-en, yo…”
“decime qué querés”
“ya lo dije, en, sabes lo que quiero”
“no lo recuerdo” se encoge de hombros sabiendo que ella mantiene sus ojos en su figura.
“te quiero dentro, te necesito, quiero que me folles” dice con todas sus fuerzas, enzo nunca detuvo sus movimientos y los gemidos de la chica a la par, tampoco nunca cesaron.
enzo asiente con una sonrisa burlona. “nunca te diría que no.” aleja su rostro de ahí abajo, saca sus dedos contemplando lo mojados que están y alza una ceja divertido. nivela sus rostros y sonríe una vez más, sus dedos llenos de la esencia de la muchacha, van hacia la boca ella, donde los mete y mueve. “mi amor siempre sabe lo que quiere y yo se lo doy.” la fémina mueve su lengua alrededor de los dedos de enzo.
él después de un par de segundos separa sus dedos de su boca, usa ambas manos en el trabajo de poner las piernas ella a los costados de su cintura.
una mano finalmente se dirige a su miembro erecto para llevarlo al encuentro del centro de la joven. “siempre luces tan deliciosa cuando estoy apunto de enterrarme en ti.” finalmente comienza los movimientos de sus caderas contra las de la muchacha, suelta un par de gemidos mientras susurra su nombre, lleno de lujuria, adoración y gran amor. mantiene un ritmo rápido, estocadas que llevan a ambos a un muy alto placer.
“sos tan hermosa.”
“por-por favor, te necesito.” dice.
“lo sé, mi amor.” no planea detenerse y observa con fascinación la figura de la mujer que tanto ama debajo de él. “me tomas tan bien. ”acerca su rostro al de ella y empieza un más que apasionado beso, lenguas se tocan y exploran todo lo que el otro le puede dar a cada uno.
enzo, como ya se mencionó, conoce cada punto que tocar, besar, lamer y acariciar para que su novia se siente en el mismo cielo, y no duden en que usará cada uno de sus conocimientos sobre ti en cada oportunidad que se le presente de hacerte sentir bien. “justo así, mierda, esa es mi chica.”
desesperadamente, la joven lleva sus manos a la espalda del pelinegro, donde las mantiene y acaricia con veneración, respiraciones pesadas se sienten el uno contra el otro, besos mojados son depositados en el rostro de ella.
puede sentir como las paredes de ella lo presionan en su interior y sonríe, con más ternura que lujuria, al conocer que su amor está cerca de llegar a la cúspide de placer.
tal cómo él también lo es.
no tiene reparos en preparar y calcular cada uno de sus siguientes movimientos en ella, cualquiera podría llevarla al tope. sus estocadas premeditadas son un poco más lentas, entrando y saliendo, disfrutando cada segundo, sabiendo que es suya y que momentos así, estarían acompañándolo toda su vida, específicamente, ella lo estaría acompañando.
“sos tan linda desmoronándote debajo de mí.” susurra.
pensamientos de cómo es que dijo esas palabras con tanta facilidad llegan a él y sonríe, una sonrisa cargada de todas las posibles emociones que la situación le podría brindar, sigue los gemidos de ella diciendo todo los sinónimos de hermosa que llegan a su mente.
enzo acelera una vez más, moviendo sus caderas contra las de ella con la mayor precisión posible, toma el rostro de la jóven en sus manos. “mírame mientras te corres.” logra decir, muy sumergido en la neblina de placer en la que se encuentran ambos.
ella asiente, diciendo todo tipo de obscenidades, su orgasmo llega de manera abrumadora y suelta un último gran gemido. más respiraciones pesadas le siguen mientras el pelinegro busca también su liberación, ya que su prioridad ya había sido alcanzada.
luego de lo que parece casi nada, ella siente la carga de semen del mayor bañando sus paredes de forma deliciosa.
“¿fue esto más interesante que el capítulo de tu libro que estabas leyendo?”
“déjame en paz, amor, vamos a limpiarte.” le responde con una sonrisa cansada pero satisfecha.
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writer's note: esto fue, definitivamente más rápido de lo que pensé 😭 si me olvidé de algún tag ¡avísenme!
otra vez, cualquier tipo de feedback es bienvenido :p espero que les guste <3
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What If...? (Father's Day)
Pairings: Miguel O'Hara x Female!Reader Summary: It’s Father's Day and you celebrate Miguel, the father of your son. You surprise him with an unexpected gift! Word Count: 4.7k Warnings: pre-established relationship; reader is married to Miguel; parents of a three year old; breast fondling; oral sex, male receiving; unprotected sex (pls be safe); p in v; light spanking; soft Miguel Masterlist Link to part 1!
MINORS PLS DO NOT READ
In the kitchen, you put away some dishes you washed earlier from breakfast. You take care of other little tasks around your kitchen, making sure it’s organized and cleaned for dinner time.
In the living room, Miguel is hanging picture frames since you recently took new family photos. You’re both taking the time to do some quick chores since Gabrielito is taking a nap in his room.
Among your tasks, you put away some leftover homemade tortilla chips from this morning.
Today is Father’s Day and of course, you’re spoiling Miguel just like he spoiled you for Mother’s Day. You cooked his favorite breakfast - red chilaquiles, two fried eggs, and fried beans topped with queso fresco - a typical Mexican dish that can be served both for breakfast and dinner, hence the tortilla chips.
With a smile, you recall this morning when you surprised Miguel with his favorite breakfast in bed. You bought him flowers because you wholeheartedly believe men also deserve to receive some, at least your man does, and then cuddled with him and Gabriel for a while.
It’s now around one in the afternoon and you’ve had lunch already. Miguel subtly told you earlier in the week that he wanted to spend the whole day at home with his family and do little tasks around the house, like hanging new picture frames. That’s why you decided to order takeout for lunch from one of Miguel’s favorite places, at least.
However, just because you plan to stay home all day doesn’t mean you didn’t plan something fun and special for the evening. Your plan is to cook another one of his favorite dishes for dinner and then end the day with a movie night.
You’ve bought Miguel’s favorite snacks and drinks for the movie, and you have plans to make the living room even more cozy than it already is with blankets and pillows.
You snap out of your thoughts when you hear Miguel’s drill from the living room, a smile forming on your face.
Your handy husband, gotta love him.
You grab two cold drinks from the fridge, one for Miguel and one for you before heading to the living room. You find Miguel standing in front of one of the walls with a pencil behind his ear as he drills into the wall. He looks so… You have to stop yourself from letting your thoughts wander but wow, he’s so handsome.
“I got you a drink,” you say approaching him.
Miguel turns, smiling at you. “You’re always thinking about me, preciosa. Gracias [precious, thank you],” he says, accepting your offering with appreciation. He opens it and takes a few sips. “Almost done here. ¿Como se mira [how does it look?]?” he asks, pointing his chin towards the wall.
You step closer and take a better look at the pictures of the three of you, smiling.
“It looks fantastic, corazón [heart]. Look at us,” you say softly as your eyes settle on one picture in particular. Miguel is holding Gabrielito, his arm wrapped protectively around his son. The other one? Around your waist in an equally protective manner. The three of you are smiling at the camera, a happy family.
Miguel steps behind you, quickly resting his head on top of yours, his arms finding their rightful place around your waist. “My whole life,” Miguel whispers sweetly. “In one picture alone.”
Your heart swells with love and tenderness. With a sigh, you place your hands on his arms.
“Our little family,” you whisper.
“Si, nuestra familia [yes, our family],” Miguel whispers. He moves his head and pecks your cheek from the side. “El amor de mi vida y mi hijo [the love of my life and my son].” He pecks your cheek again. Again. And again, until he has you giggling like a schoolgirl, his arms tightening around you. “Ven aquí, preciosa [come here, precious],” he murmurs against your lips. “Te amo [I love you].”
“Mm, I love you more,” you murmur back, eyes closed as you bask in Miguel’s attention.
“Impossible,” Miguel murmurs, his lips moving to your neck to continue their mission. “You’re my whole universe - the very air I breathe.”
With a low moan, you move your head aside to grant him more access.
“Good girl,” Miguel says, his mouth on your neck. He peppers your neck with more kisses before he gently bites the soft flesh, eliciting another sweet moan from you. “Dios, te amo mi reyna [God, I love you my queen].”
“I love you,” you reply. “Te amo, mi corazón [I love you, my heart].”
Miguel smiles and plants a few more kisses on your neck, creating an ache between his and your thighs. He pauses his kissing for a moment to look at the photograph, looking at the three of you. His arms tighten around you, even more somehow, protectively.
He can’t help but think about something. It’s been a few weeks since Mother’s Day, since that night when you both decided to start trying for a second baby. Ever since that night, the two of you have been going at it, which is not unusual, really. Your passion for each other has always been ignited, no matter the ups and downs of a normal, healthy marriage. Even when you both thought you’d find it difficult to make time as a couple with the arrival of your firstborn, it turned out that your baby boy only strengthened that passion - that love.
So, Miguel supposes your recent love making moments are not shocking, however he can’t deny that there’s an extra special layer because you’re trying for a second baby. Either way, he knows the two of you have been going at it and he can’t help but wonder if it’s happened yet, if his seed has taken and you’re now carrying another baby in the beautiful, gorgeous, goddess-like, and breathtaking body you have. The thought makes him giddy.
He really wants to be a dad of two, wants your little family to grow.
“Soon, mi amor [my love], there will be four of us there,” he whispers with hope and longing.
You smile at the thought. “Very soon. I have no doubt,” you whisper.
That makes Miguel grin. He kisses your neck again, his tongue darting out to taste your sweet skin. Your breath hitches when you feel his tongue running down your neck, moving to your shoulder. You lean back on him, pressing your ass to his groin area and immediately feeling his semi-hard cock.
“Miggy,” you whisper.
“Mhm?” Miguel runs his tongue upwards now.
“You’re growing hard.”
“I know, preciosa. Can’t help it,” he whispers. “I’ll stop if you want.” He begins to pull back, understanding you may not be in the mood and being respectful as always of your boundaries.
“No, come here,” you say holding him by his arms, attempting to stop him from moving away from you. Once you feel him pressed against you again, you lean back as much as possible, pressing your ass more firmly on his cock.
“Mmm, you want to, hermosa [beautiful]?” he asks pushing forward.
“Yes, I want to. I want - need you,” you reply realizing you’ve grown so wet just with his neck kisses and bites.
“Say that again,” Miguel whispers.
“I need you,” you whisper, making your husband groan softly.
“I need you, too, preciosa,” he whispers back, his mouth attaching to your neck again. His hands slide up from your waist to your breasts, cupping both of them with his large hands. He brings them closer together, squeezing gently and fondling them.
You whimper softly, laying your hands over his. “They’re a bit sensitive,” you whisper.
Miguel loosens up his grip. “’m sorry, princesa [princess]. Did I hurt you?” he asks, concerned. He begins to massage them even more gently, tenderly.
“No, you didn’t. Don’t worry. I’m just letting you know,” you reassure him. “They’ve been sensitive for a few days.”
“I’m sorry, baby, why didn’t you tell me?” Miguel asks, resting his chin on your shoulder, massaging your sensitive breasts. “I could’ve massaged them for you,” he says genuinely as he knows you find his large and warm hands helpful for these kinds of things - and other things, of course - but especially when you need a little massage, his hands are perfect for it.
“It hasn’t been bad, I promise,” you reply.
“Okay, but I still want to help you,” your sweet husband says, still massaging your tender breasts. “We can stop - we can focus on this, preciosa. I don’t want you hurting or feeling discomfort. Plus, you’ve been feeling fatigued, too. Maybe you ought to rest a bit, mi reyna [my queen].”
“N-no,” you say, shaking your head. “Please? I want to.”
“You sure?”
“Yes.”
“M’kay, but I’ll be extra gentle with your breasts.” Miguel gives a gentle squeeze, feeling your hardened nipples through your top and bralette. He lowers his hands and pulls your top up by the hem. You aid him by lifting your arms, knowing it’s only the beginning.
In a matter of seconds, you’re both naked in the living room, pressed against each other kissing. Miguel’s hands fondle your ass while your hands glide up and down his back, your nails digging slightly into his skin, leaving goosebumps behind. You chuckle while kissing him, getting an idea. Miguel pulls back, wondering what you’re chuckling about. He soon finds out the reason when you deliver a gentle but firm spank to his ass.
His eyebrows raise, a smirk on his lips. “Oye, oye,” he says in a feigned offended tone. “Spanking your husband’s ass?”
“What about it?” you ask nonchalantly, grinning up at him.
Miguel hums, smirking. He pulls you closer, leaving no space between you. “I love when you use that tone,” he whispers leaning down and taking your bottom lip between his teeth before he kisses you.
You return the kiss, your hands gliding to his hips. You give them a squeeze before you slide one of your hands between your bodies with a clear intention. Not even a second later, Miguel lets out a soft growl as he feels your fingers wrap around his thick cock.
Smiling, you pump his cock gently, swiping your thumb over the engorged tip. You let out a soft hum of approval when you feel pre-cum. “So hard, baby,” you whisper as your hand wraps around it more firmly.
“Mierda, preciosa [shit, precious],” Miguel groans, leaning down and pressing his forehead against yours, his breath fanning over your lips as he feels your fingers’ ministrations.
“I want to please you,” you whisper.
You push Miguel’s arms off you and get down on your knees, still holding his cock in your hand.
“Fuck, preciosa,” he says, looking down at you, the sight of you on your knees with his cock in your hand doing nothing to help his now throbbing member. “You look so pretty for me.”
His words encourage you - fuel you. You lean forward and lick the tip, wiping clean the new droplet of precum, staining your tongue.
“Ah - fuck,” Miguel lets out. “Your teasing licks. You’re gonna end me, mi reyna.”
You chuckle before licking again. “You like that, baby?” You don’t need to ask that, you know Miguel does but you still love to hear him say it.
“Yes - I do - You know I do.”
“I like to hear that, corazón,” you say before you take his cock into your mouth. Your tongue swirls around it, coating it with your saliva.
“Mi-erdaa- fuck- fuck - preciosa,” Miguel grunts.
You take more of him, struggling to take his size even years later because he’s so big. You slide back, only leaving the tip in to look at the rest of his cock for a second. It’s so damn big sometimes you’re still surprised at the fact that you can take him both in your mouth and pussy.
You lean forward, taking more of Miguel. Your mouth gets stuffed with your husband's cock, stretching your mouth. You hollow your cheeks out, causing Miguel to groan, before you begin to bop your head, settling into a rhythm that you know he loves.
“Fu- ayy - amor [love] - Esa boquita [that little mouth]- you're killing me”
You look up at him, making Miguel moan. “You look so pretty, preciosa. Look at those pretty eyes.” He cups your face with one hand, caressing your cheek tenderly. You notice the way his stomach and legs flex, fighting back the urge to move his hips. Tapping his thigh, you let him know he may do it.
He bites his bottom lip, understanding, before he holds your head still. He always does that, not to keep you still for his own need but to ensure he doesn't hurt you, it's the last thing he ever wants to do.
He groans as he pushes forward, his tip hitting the back of your throat. He stays like that for a few seconds, eyes closed and appreciating the way your mouth feels around him before he slides out, only leaving the tip in for a second before he pushes back in. He repeats his actions for a few moments, grunting as he feels your sweet, small mouth struggle to take him in but still trying nonetheless.
“That’s enough, preciosa, or I'm gonna cum in your mouth,” he says pulling out gently. You both look at his cock, shining with your saliva and his precum.
You lick your lips and lean forward again before taking the tip in your mouth again, sucking it gently.
“Ahhh- ahh- fuckkkk!!”
You moan, hearing Miguel's voice.
“Mmm,” you murmur, closing your eyes as you suck on his tip. You swirl your tongue greedily, trying to get more reactions from him because his grunts and whimpers always turn you on. Unfortunately, Miguel cups your face with both his hands, holding your head still. You whine, opening your mouth and reluctantly releasing him. “Miggyyy.”
“Shh,” he replies. “I’m gonna cum in your mouth if you keep going with that little mouth of yours.” He helps you up to your feet, always the gentleman.
“I want to please you,” you start, pouting. “It’s Father’s Day.”
That makes Miguel’s gaze soften. He pulls you into his arms, embracing you. “You want to give me a blow job for Father’s Day?” he whispers against your cheek before kissing it.
“Mhmmm.”
“How sweet, preciosa.” He kisses your cheek again, moving to your lips to kiss them. “So sweet - so sweet, my little pretty wife. You’re the sweetest.” He kisses your other cheek, your forehead, your nose, and chin. Your entire face is getting peppered with kisses.
“Migs, I’m the one that’s supposed to spoil you today,” you murmur, making him laugh.
“Who says you’re not spoiling me? Getting to kiss you is one of the best gifts I could receive,” he says continuing to kiss you. “But if you’re thinking in terms of this,” he pauses and motions to the state you’re both in - naked, aroused, and with the need to make love. “You know what I would love more than a blow job?” He leans close to your ear.
You nod, whimpering as he squeezes your ass cheeks with both hands. “Yea- yeah - mhmm.”
“Why don’t I show you instead?” he murmurs, tugging on your earlobe gently with his teeth.
“That sounds - good to me,” you whisper, your pussy soaked and needy for your husband’s cock.
So he does.
Miguel grabs a blanket from one of the couches and spreads it on the living room floor. He wastes no time to bring you to your knees, positioning himself behind you and pushing your torso down, leaving your ass high in the air.
He smacks your ass cheek firmly, eliciting a whimper from you and leaving a sting on your skin.
“Gonna take this pussy from the back, mi amor [my love],” Miguel mumbles, his cock hard and needy, ready to be buried deep, deep inside you. He pushes your legs apart with his knee, pressing behind you and rubbing his cock against your heat. He groans loudly, feeling how wet you are. “Mierda [shit] - you’re drenched, princesita [little princess]. You’re so eager for my cock?” he asks, moving his hips to rub his length up and down your slit, making you whine with need. “So eager to get fucked from behind - to get this pretty pussy filled with my cum?
“Yes - yes - I want it, Miggy,” you reply eagerly, moving your body to get more friction. You rub yourself against his body, pressing your ass to his hips. The movement earns you another spank.
“So needy, princesita - rubbing yourself on me like that,” Miguel murmurs, squeezing your ass cheek with his large hand. He lands another spank on your ass as he rubs against you, coating his cock with your sleek. “Good girl,” he praises, loving how soaked and needy you are. “Gonna fill this pretty pussy, baby, gonna make you feel good, okay?”
You hum in response, biting your bottom lip and feeling more than ready to take your husband’s big cock as he continues to rub the tip along your slit. He makes you gasp in pleasure when he suddenly slips in, pushing the tip with no trouble thanks to how wet you are. Your legs tremble as he slips in, burying himself into your heat while groaning and praising you.
“Good girl - so fucking wet for me - so ready - you’re so ready for me,” he says, his words coming in pauses to groan as he feels your walls stretch around his cock, accommodating to his size. “Mierda, princesa - so fucking tight, squeezing my cock so good.” He spanks you again, watching the way your ass recoils from it. “Look at this pretty ass - all mine, yeah, baby?”
“Fuck - yes -ahh!” you start but moan when you feel him push all the way in, his tip reaching that sweet spot of yours. “Miguel-”
“I know princesa, I’m all the way in - buried deep inside you. You feel so good, so good for me,” he says groaning, your walls clenching around him. “Gonna fill you with my cum, princesa - we’re gonna have another baby, yes?”
“Mhmm, another baby, yes,” you coo.
“Good girl, you’re gonna look so pretty pregnant with my baby again,” he says pulling back and leaving only the tip in. “So pretty carrying my baby, princesa, so fucking beautiful.” He’s barely done talking when he slams right in, pushing his heavy cock deep inside you. He relishes on the way your legs tense, the way you moan beneath him as he begins to thrust into you, quickly finding his rhythm.
“Fu-ckkk - Mig- ye-ah - don’t stop,” you beg, whining as he thrusts into you, over and over again, stretching your walls deliciously with his fat cock.
“Don't stop, baby?” Miguel asks as he grabs your ass with both hands to support himself, thrusting into you without faltering.
“Don't - pleas-e -ahh- ahh - please- fuc- me-!” you manage to get out, moaning and whimpering, feeling your husband's fingers dig into your soft flesh just the right way. He keeps hitting that sweet spot, making you a moaning mess beneath him. You curse in pleasure as his thrusts grow heavier and stronger, his heavy balls slapping against your clit, adding stimulation.
And God, Miguel's grunts as he slides in and out of your pussy is making you hazy - he sounds so pretty, so needy for you.
“Fuck,” Miguel groans as he leans on you, wrapping an arm around your waist as he keeps thrusting. He pulls your upper body up so your back is pressed to his chest before he presses kisses and little bites to your shoulder. He then slowly moves his hand down, reaching between your thighs to play with your clit, making you arch against him. He flicks your clit and rubs his thumb over it, making it his mission to make you orgasm before he does.
Thrust after thrust, your sweet moans and whimpers reach Miguel's ears, motivating him. He knows you're close when your walls start squeezing his cock, trying to milk him dry before he's even climaxed.
“Cum for me, preciosa,” he grunts out as his hips snap into your ass over and over again until he has you shaking beneath him and screaming his name.
Panting and whimpering from your climax, Miguel pulls out of you and quickly, but gently, turns you on your back. You whine as soon as he slips out, feeling empty, but Miguel takes care of it. He spreads your legs and immediately settles between them, slipping back into you, needing you.
You both moan as soon as he bottoms out and you waste no time in wrapping your legs around his waist, knowing, even in your hazy state, why he switched positions.
“Fuc- ‘m gonna - gonna - mierda - gonna cum inside you, preciosa,” he says in between groans as he thrusts into you fast and hard, chasing his own climax to fill you with hot seed.
His thrusts become sloppier and sloppier until he eventually goes still, moaning. A second later, you feel his cock twitch a few times before he fills you with his hot, thick cum, painting your walls white. You moan, your legs tightening around him as you get filled deliciously.
Watching your blissful face, Miguel lowers himself on top of you, wrapping his arms around protectively. You both pant, riding out your highs together. You kiss his head gently, whimpering as he thrusts a few more times, letting your hungry pussy milk him until he’s spent and you’re full of him. He stays buried inside you as you both recover from your highs, both of you wanting to let his seed take since you’re trying for a second baby.
A few minutes later, your sweet husband takes care of you during after care. When you feel like you can walk again, you both shower quickly to get properly cleaned up before Gabriel wakes up from his nap.
Once he does, the three of you chill until it’s time to make dinner. You keep Miguel out of the kitchen even though he keeps popping up with your son, offering to help but you stand your ground and keep him out in order to really surprise him.
You succeed, despite his attempts to help, and your sweet husband, not surprisingly, thanks you with lots of kisses and words of love, which you one hundred percent reciprocate.
Before you know it, it’s movie time. You give Miguel’s last surprise of the day by revealing your plans for the evening, including the basket full of Miguel’s favorite snacks and drinks. You also give him a proper gift, something you saw him eyeing a few weeks ago at the store but didn’t buy because he said he had an old one - a set of tools. You’re happy with your purchase when you see the way Miguel’s eyes lit up with excitement while he opens it. You have no doubt he’s already thinking about all the ways he’s going to use it before he’s even done opening it.
Once that’s done, you get Miguel on the couch and pamper him by throwing a blanket over him and Gabriel, who insists on cuddling with his “daddy.” You place the basket with snacks near him and finally start the movie.
The three of you are having a great time, or at least you think so, Gabrielito doesn’t seem too interested in the movie but more on playing with his dad’s hands before he asks to play with his toys on the ground.
Halfway through the movie, you begin to feel sick all of a sudden. You try to push past it, thinking maybe you’ve eaten too many snacks since Miguel has been sharing everything with you. It grows worse by the minute, nausea hitting you suddenly. That’s when you decide it’s better to head to the bathroom, just in case.
“I'll be right back,” you tell Miguel standing up and hurrying, looking off.
“Preciosa, what's wrong? Do you feel sick?” Miguel asks, quickly checking in on Gabrielito and making sure he's safe before following after you.
He reaches the bathroom in seconds where he finds you already vomiting, his concern going through the roof. He immediately reaches you, helping you as much as he can. He rubs your back gently, sticking by you all the way until you wash your mouth and face, trying to catch your breath.
You sigh softly as he helps dry your face, gentle as always.
“I’m so sorry, baby. Do you feel better? Is the nausea gone?” he asks, brows knitted with concern.
You nod, swallowing saliva and wincing a bit. “Yeah, much better now. I just started feeling sick out of nowhere.”
Miguel’s head tilts to the side, your words sinking in.
You stare at each other for a few seconds before you connect the dots. Miguel comes to the same conclusion because he suddenly smiles warmly and happily at you before he places a hand on your tummy.
“Mi reyna [my queen],” he coos.
You smile at him, knowing.
“No wonder,” you say as Miguel pulls you into an embrace. “Sore breasts, nausea, and I’ve been feeling a bit tired the last few days.”
Miguel kisses your forehead. “We’re expecting, mi preciosa [my precious],” he whispers. “We’re having a second baby.”
Hearing his words makes it suddenly feel real and you can’t help but let out a happy noise of content, throwing your arms around him. “I’m pregnant!” you say hugging your husband, who hugs you tight to him.
“You’re pregnant, mi amor [my love]. You're pregnant - I can't believe it. I mean, I do, we've been working on it,” Miguel says with a playful smile, making you laugh. “But it happened so fast. I'm so happy right now!” Miguel picks you up, hugging you. “I want to go outside and yell it to the whole world that we're having a second baby. Dios [God],” Miguel says, kissing your face. “I love you, I love you, I love you,” he repeats in between kisses. “Te amo [I love you].”
“I love you,” you whisper, caressing the curls at the back of his head. “I love you so much.”
“Yo a ti más, mi preciosa [I love you more, my precious],” Miguel whispers pulling back to kiss your lips, lovingly and tenderly. He breaks the kiss a few seconds later and holds you in his arms, the two of you standing in the bathroom. “Gracias, hermosa, gracias [thank you, beautiful, thank you]. You've given me the best gift for Father's Day.”
You chuckle softly, hugging him. “It was an unexpected gift.”
“Perfect way to end the day, hermosa.” Miguel smiles and kisses your forehead again. “God, I'm already thinking of all the things I'm gonna hang up in the new nursery using my new tool set.”
You laugh and pull back. “One step at a time, corazón. It's still early, but if all goes well, in a few months you'll be doing all of that.”
“Happily,” he replies. “You know I'll be there every step. I'll rub your feet and carry you to the bed. I'll do your nails, I'll do anything and everything,” Miguel promises, peppering your face with kisses, caressing your back.
You smile, knowing they're not empty promises.
You spend a few more moments in the bathroom before you return to the living room where you cuddle with your son, happy and excited that in a few months, your family will gain one new member.
A/N: Meant to post this earlier and then life happened, but it's still Father's Day for me so, happy Father's Day to my husband Miguel!! Thank you for reading!!
-Alondra ❤️
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part nine of the neighbors series. i just had to write this... it was too good of a thought to keep just in my head! javier going back to helena after you rightfully tell him to get lost for standing you up. he's not into it but decides to fuck her anyways?! this man and his unhealthy coping mechanism: sex. smh. this takes place after part seven 🖤
javier peña x f!reader. ~1.5k word count. spanish heavy (translated), s m u t, honestly javi just comes with his own warning at this point, angst (as always)
Javier winces as the door to your apartment shuts in his face, the sound echoing louder than it should in the quiet hallway. He stands there for a long moment, his heart lodged firmly in his throat as guilt churns in his stomach.
He’d known, from the moment you opened the door in that beautiful dress, that he’d made a colossal mistake. He’s not sure how the fuck he’s going to make things right between you.
He sighs deeply, dragging a hand down his face before pinching the bridge of his nose. The way you masked the hurt he caused with dismissiveness and a sharp, cutting comment before turning him away somehow stung worse than if you’d just yelled at him.
His feet feel heavy as he trudges back to his apartment, the guilt following him like a shadow.
When he opens the door, Helena is there, sprawled comfortably on his couch with her legs crossed and a glass of whiskey in hand. She looks up, a playful smile tugging at her lips as she watches him close the door behind him with a slow, almost reluctant motion.
“Eso fue rápido,” (That was fast) she comments, “¿Todo bien?” (Everything okay?) she tilts her head slightly, her gaze curious but not overly concerned.
Javier stands at the threshold of his sunken living room, his shoulders sagging with the weight of his thoughts. He doesn’t answer immediately, too busy replaying the image of you in his mind.
She sets the glass down and stands, closing the distance between them.“Puedo ver el conflicto en tus ojos, Javi. ¿Tu vecina te gritó o que?” (I can see the conflict in your eyes, Javi. Did your neighbor bitch at you or something?) she teases, resting her hands on his shoulders before letting her fingers curl into the soft curls at the nape of his neck.
Her touch pulls him out of his thoughts momentarily. “No,” he replies, his tone low, “Pero me porte como un culero y me siento mal por como la trate.” (But I acted like an asshole and I feel bad about how I treated her)
She raises an eyebrow, her lips quirking into an amused smile. “You’re an asshole to everyone,” she says lightly, brushing a kiss along his jaw.
He scoffs, his frown deepening. “¿Qué? No hagas ese ruido—sabes que tengo razón.” (What? Don’t make that noise—you know I’m right) she chimes in as she continues with her affectionate touches.
Normally, he’d lean into it, let her distract him the way she always does. But tonight, it feels hollow, like a cheap salve for a wound cut too deep.
She notices his hesitance, pausing as she cups his face in her hands. “Nunca he visto a nadie tan interesado en lo que hace su vecina. Should I be worried about her?” (I’ve never seen anyone so into what his neighbor is doing) she’s half-teasing as her gaze searches his face for an answer, but Javier avoids it, the hesitation clear in his brown eyes even as he tries to shrug it off.
“No,” he attempts to be nonchalant with his reply, “Solamente tengo ojos para ti, hermosa.” (I only have eyes for you, beautiful) His hand slips down to grip her ass, trying to redirect the moment, trying to bury the ache of guilt beneath something physical.
She narrows her eyes slightly, skeptical but willing to let it slide. “No mientas, Javier,” (Don’t lie) she murmurs. “Tengo suficiente de eso con todos los hombres en mi vida.” (I get enough of that from all the other men in my life)
Instead of responding, he leans in and kisses her, rough and insistent. She doesn’t push for more answers, letting him take what he needs, but she doesn’t miss the edge of hindrance in his touch.
“Si necesitas hablar de algo, sabes que aquí estoy,” (If you need to talk about something, you know I’m here) she says softly, more serious now as their lips brush together.
“Me ayudas más cuando no hablas,” (You help me more when you don't talk) he mutters before pulling her closer. She nips at his bottom lip, and it’s enough to spark the familiar lust between them.
Urgent touches, clothes discarded in a trail to the couch, and soon they’re a tangled mess with a throw blanket lazily thrown over their bodies.
She sinks down onto him, her lips on his neck as she whispers dirty encouragements against his skin.
It feels good—sex with Helena always does—but it’s different tonight.
No matter how tightly he shuts his eyes, no matter how hard he digs his fingers into her hips to ground himself, his mind keeps drifting back to you. To the way your lips trembled just slightly before you masked it, to the look in your eyes when you told him to ‘have fun vetting his lead.’
“Javi…” Helena’s airy moan pulls him back briefly, the clench of her around him sending a spark up his spine. He leans in to kiss her, messy and urgent, but it’s not to deepen their connection—it’s to keep her quiet.
The last thing he wants is for you to hear this, for you to know just how badly he’s handled things tonight.
Large hands move around to knead at her ass, guiding her movements, but his touch lacks its usual fervor.
The thought of you fills every corner of his mind even as he tries to lose himself in her. Your excitement that day by the fountain, the shy smile as you invited him out, and the way that smile disappeared the moment you saw him walk in with Helena.
And when her orgasm begins to crest and she’s shuddering around him, he barely notices, too consumed by the ache in his chest that no amount of physical release can fix.
She notices. She always does. Her rhythm falters slightly as she leans closer, her lips skimming his ear. “Pareces distraído.” (You seem distracted)
“Estoy bien,” (I’m fine) he growls, “Sigue moviéndote así.” (Just keep moving like that)
For the sake of not ruining this moment, she says nothing else, though he can feel the slight hesitation in her movements before she settles back into the pace he’s been guiding her toward.
Her breath hitches, her fingers tangling in his hair as she rides him, and he leans his head back against the couch, letting his eyes fall shut again.
It still doesn’t help.
Helena’s nails rake lightly down his chest, and he shivers, but it’s not desire that ripples through him—it’s frustration. With himself. With this situation. With the way he’s here, with a beautiful woman in his lap, and all he can think about is how badly he’s screwed things up with you.
Even as he drives her to her peak, there’s no satisfaction in it for him. His body is moving on autopilot, chasing a release that feels more like an obligation than a need.
When he finally comes, her name is the last thing on his mind. Yours, however, lingers at the tip of his tongue, threatening to lash out.
He bites it back, swallowing hard as she digs her nails into the skin of his shoulders, a guttural groan muffled against her neck, his hands clutching her ass like she’s the only thing tethering him to this moment of fleeting pleasure.
The instant it’s over, he feels heavier than before, the guilt settling back over him like a dense fog that refuses to lift.
Helena collapses against his chest, her breath warm and uneven against his neck. She’s still for a few seconds, and then she lifts her head, her dark eyes searching his face.
“¿Seguro que estás bien?” (Are you sure you’re okay?) she asks softly, concern threading through her voice.
Javier exhales sharply, avoiding her gaze as he gently shifts her off of him. “Estoy bien,” (I’m fine) he repeats for what feels like the millionth time, his words clipped. He stands, grabbing his discarded jeans from the floor and pulling them on hastily.
She watches him in silence, wrapping the blanket around her naked form, unspoken questions hanging in the air. He can feel her studying him, trying to piece together the puzzle of his distraction, but he doesn’t have the energy to reassure her. Not tonight.
He grabs the carton of cigarettes and lighter from the coffee table, his movements practiced, almost automatic. The flick of the lighter illuminates his face briefly before the glow fades, the cigarette catching with a faint crackle. He takes a deep drag, smoke filling his lungs before he exhales, watching it swirl toward the ceiling.
“¿Te vas a quedar?” (Are you staying?)
She doesn’t answer right away, licking her lips. “No. Tengo otros planes.” (No. I have other plans)
Relief floods through him, and for the first time since they started hooking up, he’s okay with her walking out the door. He nods, tapping ash into the tray on the table.
“Bueno entonces, cuidate. Here,” (Well then, take care) holding the cigarette between his lips, he fishes his leather wallet from the back pocket of his jeans. He pulls out a wad of cash, walking over and holding it out to her.
Her eyes drop to the money, her expression tightening. “Javi, ya te he dicho como me siento con esto.” (Javi, I’ve already told you how I feel about this)
“¿Qué?” He shrugs, speaking around the cigarette between his teeth. “Te estoy pagando como lo hacen todos los demás.” (What? I’m paying you like everyone else does)
“No eres como los demás.” (You’re not like the others)
They lock eyes, the tension between them heavy and tangible. His exasperation simmers, then bubbles over. He tosses the money onto the coffee table with a thud.
“Entonces no lo tomes. Me vale madre.” (Then don’t take it. I don’t give a damn)
Helena stands, redressing and stepping into her heels. Javier finishes his cigarette with slow drags as she collects her things. She swipes the cash on her way out, crumpling it in her fist.
“¿Ves lo que te dije? Eres un culero con todos.” (See what I told you? You’re an asshole to everyone)
He doesn’t flinch but his jaw flexes, a muscle ticking as he watches her brush past him, her heels clicking against the hardwood floor.
She stops at the door, one hand resting on the knob as she glances back at him. “No sé qué está pasando entre tú y tu vecina, pero necesitas arreglarlo porque odio cuando actúas así.” (I don’t know what's going on between you and your neighbor, but you need to straighten it out because I hate it when you act like this)
With that, she unlocks the door and leaves, leaving him standing there in his living room, now feeling worse than he did before and he has no one to blame but himself.
He stares at the spot where she stood, the remnants of her perfume lingering faintly in the air. He doesn’t move for a long moment, caught in the crossroads of her parting words.
Finally, he curses under his breath and heads to the bathroom. The cool tile beneath his feet as he flips on the light, the hum of the fluorescent bulb filling the room. He leans over the sink, gripping the porcelain edges so tightly—his knuckles go white.
The faucet sputters to life with a twist of his wrist, and he splashes cold water onto his face, droplets streaking down his cheeks and dripping onto his bare chest. It does nothing to clear the haze in his head.
When he looks up into the mirror, the man staring back at him looks just as wrecked as he feels.
This isn’t sustainable and he knows it. He can’t keep making a mess of every little thing in his life, can’t keep masking his despair with sex, whiskey, and cigarettes.
But knowing is one thing. Doing is another.
started a tag list for my works here, so if you're interested— pls check it out 🖤
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im pretty sure i lost these in the train these past christmas, i wanna jump off the window, i was so proud of them
I FINISHED MY SONGBIRD MITTENS!!!!!!!!!!!!!!!!!
2nd mitten took a lot less than the first one. It's also got more mistakes, oops
I still need to block them
I'm itching to knit more!!!
#FUCK#whoever found them better make good use of them i dont count on them taking them to lost and found#aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa#fdaslkfdj#sob#me he pasao toda la mañana llamando a la renfe#pero básicamente me tengo que personar en la estación a preguntar#(cosa q no puedo hacer ahora mismo pq estoy pocha)#tambien hay una especie de web mística de adif para poner como anuncios de objetos perdidos#pero a) es una putisima mierda b) dudo mucho q nadie se vaya a tomar la molestia de registrarse para ver si de casualidad aparece el dueño#estoy: triste#turbotxt
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Headcanons - Twisted Wonderland
Sᴋᴜʟʟʏ J. Gʀᴀᴠᴇs - Cʀᴜsʜɪɴɢ
Translated✓
Word Count: +1233
Português (Brasil)
Se você em alguma momento pensou que ele nunca poderia ficar socialmente mais estranho do que já era é porque ainda não tivemos o prazer de ver esse meu bebê lindo de 2 metros tendo sua primeira paixão 😩❤️
Ele não tem ideia de como lidar com esse novo sentimento e por um tempo indeterminado, confundiria como sendo apenas mais um hiperfoco em que dedicaria quase todo o seu tempo a saber absolutamente tudo sobre você, suas coisas favoritas, o que mais detesta, hábitos e rotinas... é ele é meio que um stalker nessa fase...
Mas essa nova curiosidade não o impediria de te tratar da mesma forma cortez, cavalhereisca e amável de sempre, só que seria um pouco mais estranho...
Aquelas simples ações que para ele são nada mais que a educação adequada para qualquer um acabariam por significar muito mais se elas fossem praticadas com você. Ele toma seu tempo para beijar carinhosamente as costas de sua mão, sempre que possível abre as portas quando você for entrar ou sair de algum lugar, ajeita o paletó em seus ombros quando a temperatura esfria. Mas enquanto isso, o seu coração aquece com algo novo, alegre, animado, ainda que assustado com estas emoções
Infelizmente, ele é um garoto solitário, que adora falar de seus interesses, em especial, o Halloween, com tanto amor e fervor que as pessoas que ele já conheceu não buscaram compreendê-lo da maneira que ele merecia. E por isso, sempre tenta se esforçar ao máximo em ser gentil para as pessoas, porque apesar de tudo ele quer muito se conectar com elas e, te conhecer e te ter ao lado dele foi uma das maiores sortes que ele já teve
Sair tarde da noite para qualquer lugar sombrio ou mesmo se perder em alguns dos vários quartos esquecidos de Ramshackle Dorm, contanto piadas de Halloween, tagarelando sem parar sobre seus novos hiperfocos, limpando o dormitório ou tentando cozinhar algo. Todos esses momentos simples são tão significativos pra ele que raramente são as vezes em que ele consegue te tirar da cabeça
Provavelmente quando ele se dá conta de seus próprios sentimentos já é muito tarde para tentar fingir que eles não existem. Ele está tão apaixonado mas ao mesmo tempo apavorado com a rejeição ou mesmo com o término da amizade incrível que vocês dois compartilham
Como você é sua primeira paixão ele ainda não tentaria te cortejar, é tudo tão novo pra ele e é necessário que a mente e o coração dele reflitam um pouquinho mais sobre
E por isso, ele tentaria ao máximo, na sua forma mais embaraçosa esconder seus sentimentos... não que você ou qualquer outra pessoa não saiba...
Mas é muito importante pro Skully ter a chance de confessar seus sentimentos por você, faz parte de sua evolução como personagem e além do fato de que ele ficaria muito frustrado ainda que lisonjeado se você confessasse primeiro. Ele é um perfeito cavalheiro e foi ensinado como tal, então ele vai tentar o seu melhor✨️
Eu não vejo que um relacionamento não engataria porque ele das duas uma: ou vai tentar fazer a confissão e o pedido de namoro mais complicado do século, ou então da forma mais aleatória espontânea possível, agora é só esperar pra ver 😉
English
If you ever thought that he could never get more socially awkward than he already was, it's because we haven't yet had the pleasure of seeing my beautiful 2 meter baby having his first crush 😩❤️
He has no idea how to deal with this new feeling and for an indeterminate amount of time, he would mistake it as just another hyperfocus in which he would devote almost all of his time to knowing absolutely everything about you, your favorite things, what you hate most, habits and routines... he's a bit of a stalker at this stage...
But this new curiosity wouldn't stop him from treating you in the same courteous, gentlemanly and kind way as always, only it would be a little stranger...
Those simple actions that for him are nothing more than proper manners for anyone would end up meaning much more if they were practiced with you. He takes the time to kiss the back of your hand affectionately, whenever possible he opens doors when you're going in or out of somewhere, he smoothes his jacket over your shoulders when the temperature gets cold. But in the meantime, his heart warms with something new, joyful, lively, even if he frightened by these emotions
Unfortunately, he's a lonely boy who loves to talk about his interests, especially Halloween, with such love and fervor that the people he's met haven't tried to understand him in the way he deserves. And that's why he always tries his best to be kind to people, because despite everything he really wants to connect with them and meeting you and having you by his side was one of the luckiest things he's ever had
Going out late at night to any dark place or even getting lost in some of the many forgotten rooms of Ramshackle Dorm, telling Halloween jokes, chattering endlessly about his new hyperfocus, cleaning the dorm or trying to cook something. All these simple moments are so meaningful to him that he rarely manages to get them out of his head
Probably by the time he realizes his own feelings it's too late to try to pretend they don't exist. He's so in love but at the same time terrified of rejection or even of ending the incredible friendship you two share
Since you're his first crush, he wouldn't try to woo you yet, it's all so new to him and it's necessary for his mind and heart to think a little more about
And so he would try his best, in his most embarrassing way, to hide his feelings... not that you or anyone else wouldn't know...
But it's very important for Skully to have the chance to confess his feelings for you, it's part of his evolution as a character and apart from the fact that he would be very frustrated even if flattered if you confessed first. He's a perfect gentleman and has been taught to be one, so he will try his best ✨️
I don't see why a relationship wouldn't work because he's either going to try to make the most complicated confession of the century, or he's going to do it in the most random, spontaneous way possible, now it's better to wait and see 😉
#imagine br#imagine#fluff#fofo#skully j graves#twisted wonderland skully#skully x reader#twst skully#skully x yuu#twist x reader#twisted wonderland#twisted wonderland x reader
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𖹭 Wheels On The Bus 𖹭
"Harry sempre pega o ônibus mais cedo para poder vestir sua sainha curta e se exibir para o motorista gostoso."
𖹭 Voltei, finalmente!
tags: hinter • desuso de camisinha • palavras de baixo calão como: bucetinha, cacete, pau, grelinho, xotinha • leve diferença de idade
𖹭 Se algo citado acima te incomoda, não leia e pule por favor.
𖹭 Word count: 5330
𖹭
"I know the driver sees it, I know he's peeking in the rearview mirror" - Wheels On The Bus, Melanie Martinez.
Harry estava estressado. Ele se encontrava no ponto de ônibus uma hora mais cedo, suas amigas haviam decidido fazer o trabalho antes da aula. Ele tentou protestar contra a ideia, mas no final todas votaram que era melhor assim. Claro, todas elas tinham carro e não levariam mais que trinta minutos para chegarem na faculdade. Harry sentia que poderia chorar de tanto sono. Obviamente ele não poderia deixar de se cuidar, acordou duas horas mais cedo que o habitual para poder tomar banho, arrumar seus cachinhos e se maquiar.
Realmente ponderou deixar aquele trabalho de lado quando avistou o ônibus se aproximando do ponto. Ele já estava lotado, com pessoas em pé até mesmo antes da roleta. Isso sem contar as pessoas que iriam subir no mesmo ponto que ela. Frustrante.
Ele não pode evitar revirar seus olhos quando subiu no veículo, tendo que se acomodar perto do banco do motorista. As pessoas não paravam de subir, ele se perguntava como todos caberiam ali dentro.
Após alguns minutos, -que pareceram horas- esperando todos subirem, o motorista fechou a porta e ônibus finalmente arrancou do lugar. O corpo de Harry deu um solavanco, ele não estava apoiada em nada e quase caiu para a frente. Então se virou para a frente, apoiando suas mãos na barra de ferro que separava o motorista dos passageiros. Foi quando o garoto viu.
Harry analisou cada pedacinho do homem. Seu rosto estava sério, os olhos azuis brilhavam como o céu e estavam focados no trânsito. Ele tinha uma barba por faze, com alguns cabelos brancos que contornava os lábios finos e rosados. Por um instante Harry imaginou como seria dar um beijo no homem. O uniforme da empresa grudada em seu corpo, as coxas marcavam na calça jeans e o garoto também podia perceber como os músculos de seu braço flexionavam quando ele virava para poder olhar pela janela. Harry então notou suas mãos. Caralho. Ele tinha tatuagens em uma das mãos, seus dedos apertavam o volante com força. O garoto poderia soltar um gemido somente com o pensamento que veio em sua cabeça ao imaginar aquela mão em seu pescoço ou até mesmo os dedos tatuados enfiados em si.
O cacheado estava tão focada em observar o homem que não percebeu que também estava sendo observada. O ônibus estava parado em outro ponto e então o motorista virou para olhar os passageiros subindo. Foi quando percebeu dois olhinhos verdes vidrados em si.
O homem não pode deixar de reparar em como o garoto a sua frente era tão lindo... E gostoso. Por alguns segundos ponderou se era mesmo um garoto, devido a suas roupas. Seu corpo estava coberto por um cropped branco, que marcava perfeitamente os mamilos eriçados. Na parte de baixo ela vestia uma saia roxa, que ia até o meio de suas coxas. Ele mordia os lábios vermelhinhos, totalmente perdido em seus pensamentos. O motorista salivou. A figura parada ali era a perdição em pessoa.
Os dois saíram de seus devaneios quando alguém gritou do fundo do ônibus, reclamando da demora. Só então Harry percebeu que o homem o olhava de volta, e isso fez suas bochechas corarem de vergonha. Qual é. Não é todo dia que se pode aproveitar uma volta no ônibus com um motorista gostoso.
Os dois trocaram olhares pelo resto da corrida, o motorista o observava pelo retrovisor e ele desviava todas as vezes, explodindo em vergonha. Mas não passou de olhares. Nenhum dos dois teve coragem de dizer nada. Estavam cada um perdidos em suas próprias fantasias.
Não demorou muito tempo para que Harry visse a fachada de sua faculdade. Por alguns segundos ele se esqueceu que deveria descer ali, mas o motorista foi muito solicito em perguntar. O garoto carregava uma mochila, provavelmente estava indo estudar.
- Você não desce aqui, boneca? - O sorriso ladino em seu rosto estava descarado. Harry sentiu seu corpo ferver por ter a atenção do homem totalmente em si e também pelo apelido. Ele concordou com um aceno, rapidamente tirando seu cartão da bolsa para poder passar na roleta.
- Obrigada... Louis... - Ele olhou o nome no crach�� pendurado na camiseta. Um sorriso de lado apareceu em seu rosto, ela acenou para ele antes de rodar e então passar para trás no ônibus.
Louis o seguiu com os olhos por todo o trajeto que o garoto fez até sumir dentro do portão da faculdade. Sua língua molhou os lábios enquanto observava as coxas branquinhas, agora de costas, elas eram tão gordinhas que roçavam uma na hora a medida que o garoto andava. Ele tinha uma visão dos céus.
[...]
O dia havia sido tão corrido na faculdade, Harry se ocupou tanto com a faculdade que só teve tempo de pensar em qualquer coisa quando chegou em casa. Para terminar todo o trabalho, seu grupo ficou também depois da aula mas o garoto não protestou após uma de suas amigas dizer que o daria uma carona para casa.
Após tomar um banho relaxante, comer, e finalmente se deitar para dormir, foi quando as lembranças da manhã tomaram a cabeça de Harry. De repente, outro sentimento estava tomando o garoto. Ele sentia seu corpo quente enquanto lembrava do motorista, imaginando as situações mais eróticas possíveis. Harry estava frustrado, sem transar a tanto tempo e ainda fantasiando com um homem que havia visto apenas uma vez na vida.
Ele não resistiu em se virar na cama, estendendo seu braço para poder abrir a gaveta de seu criado mudo e pegar seu vibrador.
Aquele foi o primeiro dia que Harry meteu gostosinho em si mesmo enquanto pensava em Louis.
[...]
No manhã seguinte, apesar de todo o sono e cansaço, Harry estava de pé no ponto de ônibus uma hora mais cedo, como no dia anterior. Seu corpo queimava em excitação por saber que veria o homem mais velho mais uma vez. Ele sentia que todos os olhares estavam em si, como se todos soubessem que ele estava li apenas para ver Louis.
Quando o ônibus apareceu na esquina, o garoto sentiu seu corpo arrepiar. Se sentia como um bobo adolescente novamente, surtando por um crush no ensino médio. Mas ele não sabia que, dentro do ônibus, também havia um Louis ansioso por saber se veria o garoto novamente. Ele estava analisando cada terminal, afinal não havia visto em qual o garoto havia subido no dia anterior.
O homem parou o veículo no ponto, os olhos vidrados na porta querendo saber se final veria o cacheado. Um sorriso surgiu em seus lábios quando ele avistou a figura esbelta subindo a pequena escada do ônibus. Hoje ele estava com um vestidinho verde claro, coberto por desenhos de borboletinhas. O cabelo estava com os cachinhos perfeitos, prendidos de lado por uma presilha branca também de borboleta. Ele estava tão, tão lindo.
O sorriso no rosto de Louis aumentou quando o garoto se espremeu entre os outros passageiros para que me pudesse mais uma vez parar perto dele.
- Bom dia, Louis. - O garoto também sorria quando o cumprimentou. Os dois pareciam hipnotizados um com o outro.
- Bom dia, gracinha. - O motorista o respondeu, piscando para o garoto antes de se virar para frente e então voltar a dirigir.
Isso seguiu por dias.
Mesmo estando totalmente cansado e sofrendo para acordar cedo, Harry estava todos os dias as seis da manhã no ponto de ônibus. Ele entrava e ficava perto de Louis. O contato entre os dois não passava de bom dias e troca de olhares, mas a tensão sexual poderia ser sentida por qualquer um. Incontáveis foram as noites que Harry passou com seu vibrador enquanto sonhava em ser fodido por Louis. Ele estava a ponto de enlouquecer. O homem era simplesmente perfeito para ele. Alguns anos mais velho, e tão gostoso.
Foi quando ele tomou a decisão de que iria para cima de Louis. Ele acordou naquela quinta feira determinado. Seu banho levou mais tempo que o usual e ela também demorou para escolher sua roupa. Queria estar perfeito para Louis.
Faltando alguns minutos para sair de casa, parou na frente do espelho para dar mais uma checada. Estava novamente com um vestido, dessa vez rosa. O tecido era lido e com manguinhas curtas. O decote era mínimo, mas aconchegava perfeitamente os montinhos. Ele se sentiu confiante.
Mas, quando o ônibus parou em sua frente, a decepção tomou conta de Harry. Ao invés de Louis estar ali no banco do motorista, o esperando com um sorriso, estava outra pessoa. Harry se desesperou por alguns segundos. Louis havia mudado de linha? Sem o avisar? Ee se espremeu para poder chegar até o novo motorista.
- Bom dia, tudo bem? Você quem vai assumir essa linha agora? - Ele perguntou para o homem. A chateação estava por todo seu rosto. Ele estava tão animado para ver Louis naquele dia.
- Bom dia rapaz. - O homem o respondeu, o encarando pelo retrovisor. - 'Tô cobrindo o Tomlinson apenas hoje, ele teve um imprevisto mas amanhã 'tá aí.
Harry o agradeceu, sentindo um alívio o tomar. Ele iria ter que esperar mais um dia, mas pelo menos ainda teria Louis.
[...]
Na manhã seguinte ele estava mais uma vez arrumado para ver Louis. No fundo se perguntava se estava sendo idiota em levar aquilo a sério. Poderia não dar em nada, Louis poderia estar apenas sendo gentil, certo? Mas uma chama dentro do garoto apagava todas as dúvidas. Ele não iria desistir. Queria Louis e iria conseguir.
A chuva naquela manhã de sexta pegou Harry de surpresa. Ele estava no caminho para o ponto de ônibus quando foi tomado pelos pingos de água. Ele estava totalmente molhado quando alcançou o ponto. Por pouco, não perdeu o ônibus, que já estava parando. Ela esperou até que os outros estivessem entrado para poder subir. Felizmente, ou infelizmente, devido ao seu estado caótico, era Louis que estava sentado ali.
O homem sorriu ao ver o garoto, mas ele já estava chateado. Um biquinho se formava em seus lábios a medida que ele se aproximava de Louis. Agora que ele tinha Louis ali já estava totalmente arruinado, sua roupa molhada e penteado bagunçado. Louis, por outro lado, o achou extremamente adorável.
- Não ria, por favor. Estou péssimo. - Ele reclamou, se apoiando no ferro ao lado do motorista.
- Você não está péssimo, gracinha. Roupa seca, sabia? Aliás, eu adorei o vestido. - O elogio fez Harry sorrir. Claro que ele estava tentando chamar atenção de Louis, e era ótimo ver que estava funcionando.
- Obrigada, Louis... - O sorriso ainda estava em seu rosto. - Mas espero que não chova mais de volta na saída, odeio andar na chuva.
- Odeia a chuva, é? Você é feito de açúcar, por acaso? - O motorista também tinha um sorrisinho no rosto. Ele encarava o garoto pelo retrovisor. Apesar de gostar da companhia do garoto, odiava que seu único contato fosse apenas ali. Ele queria poder dar toda a sua atenção ao garoto sem ter que ficar ligado no trânsito ou nos passageiros.
- Sim, senhor.
- Então você é meu docinho de coco. - Louis jogou, vendo o garoto ficar ainda mais vermelho. Ele era simplesmente adorável. Mas, ainda assim, Louis podia ver que o biquinho ainda estava em seus lábios. - Você está tão birrento assim só por causa da chuva?
- Não! - Harry exclamou, negando rapidamente. - Você me deixou ontem, tive que ficar aqui sozinho... - O drama era certeiro, mas ele queria ver até onde podia levar Louis.
- Me desculpe, docinho. Tive um imprevisto com minha mãe, foi de última hora. - Ele se desculpou, parando no ponto e então se virando para o garoto. - Vou estar aqui para te levar todos os dias. Prometo que não vai mais acontecer.
- Espero que não, Lou. Minhas manhãs são melhores com você.
[...]
Harry tinha apenas uma certeza depois dele dia: Louis também o queria. Os dois estavam naquele flerte desgraçado a quase um mês. Harry sentia que poderia explodir de tanto tesão. Todas as noites ele tentava se distrair daquela tentação enquanto se masturbava, mas parecia nunca ser suficiente. Ele só iria estar satisfeito quando tivesse o pau de Louis indo fundo em sua buceta. E ele iria conseguir isso o mais rápido possível.
O próximo passo seria contar para Louis sobre o segredinho que tinha entre suas pernas. Aquilo não era um problema para o garoto. Mas ele sempre havia sido cuidadoso sobre a quem contar. Por isso não era sempre que o garoto estava com alguém. Mas sabia que podia confiar em Louis. Ele não iria ser um babaca como alguns dos garotos que havia saído. Louis era um homem. E, ah, que homem.
Harry passou todo o fim de semana ansioso. No domingo a noite, separou sua roupa. Fez questão de escolher uma saia vermelha, o pedaço de pano era o suficiente para cobrir sua bunda. Para a parte de cima, pegou um cropped branco, enfeitado com alguns corações vermelhos. Ia perfeitamente com a saia, com alcinhas finas e um decote mais puxado. Ele experimentou as peças antes de dormir. Estava ansioso para a manhã seguinte.
[...]
Harry sentia que todos olhares estavam em si. Se sentia como se todos soubessem o que ele estava prestes a fazer. O garoto se sentia uma perfeita vadia, vestindo as roupas mais curtas para se encontrar com o motorista de seu ônibus. Ainda mais quando lembrava que não estava vestindo nada por baixo da saia. Louis teria uma bela surpresa.
Sentiu seu coração bater forte quando viu o ônibus virar na esquina. Seus dedinhos apertavam a alça de sua mochila.
Como sempre, esperou que todos subissem antes de entrar. Era como se seu lugarzinho ao lado de Louis estivesse guardado. Talvez, apenas talvez Louis tivesse alertado todos os passageiros que pararam ali, dizendo que era perigoso. Apenas talvez.
O garoto subiu, seus olhos capturaram os de Louis no mesmo momento. Este, que parecia estar hipnotizado com a beleza do cacheado. Como todos os dias. Afinal, Harry sempre estava lindo. Tudo estava normal para Louis. Era Harry quem se sentia totalmente nervoso e ansioso.
- Bom dia, docinho. - Louis iniciou o contato, percebendo que o garoto estava um pouco aéreo. - Tudo bem?
Harry pareceu sair de seu transe ao escutar a voz de Louis. Ele sorriu de canto, se aproximando para se apoiar na barra de ferro e ficar perto de Louis. Esse, que já manejava o ônibus para fora do ponto.
- Bom dia, Lou. Estou muito bem, e você? - Toda a tensão parecia estar saindo de seu corpo ao que ele iniciou uma conversa com Louis. Harry realmente se sentia bem ao lado do homem.
- Com certeza estou melhor agora... Com uma coisinha linda dessas do meu lado... - O sorriso cafajeste estava em seu rosto. Harry sabia que Louis também tinha segundas intenções. Ele não estava sonhando ou vendo coisas.
- Que bom... Mas tenho certeza de que as coisas podem ficar bem melhores do que isso. - Ele sugeriu, encarando o homem.
- Ah, é mesmo? E como podem melhorar?
- Não seja tão apressado Louis, você vai ver... - Louis estava desconfiado de algo. Harry tinha um sorriso sapeca no rosto, mas não disse mais nada. O trajeto seguiu em mais puro silêncio, Louis estava curioso. Harry não tirava o sorriso do rosto. E não pareceu se importar quando perdeu o ponto que parava em sua faculdade. Ele estava aprontando, mas Louis não disse mais nada. Iria esperar para ver.
O ônibus esvaziou quase completamente após os alunos descerem na faculdade. Harry começou a se sentir mais confortável com o ambiente.
O garoto se virou de frente, apoiando suas duas mãos na barra para poder passar sua perna para o outro lado. Agora ele estava praticamente sentado no ferro. Ele sentiu o gelado tocar a parte interna de suas coxas e no mesmo instante seus lábios foram apertados pelos dentes branquinhos. A barra pressionava contra sua bucetinha, ele movimentou sua cintura levemente apenas para sentir seu clitóris ser apertado contra o pedaço de ferro. Naquele momento, ele não se importava com onde estava, ou se alguém estava o observando. Tudo que ele queria era a atenção de Louis.
- Hum, Louis? - Harry chamou pelo mais velho, que apenas murmurou para mostrar que estava ouvindo. Ele estava virando o ônibus em uma esquina, seus olhos estavam atentos no trânsito. - Tenho que te contar um segredo.
- O que, docinho? Louis o respondeu, rapidamente olhando pelo retrovisor. - Pode fa... - Sua fala foi interrompida pela visão que teve. Harry estava montado na barra, se esfregando como uma perfeita cadela. E, como se não bastasse, o garoto tinha a barra da saia levantada na frente, mostrando o tal segredinho.
Os olhos de Louis se prenderam ali, ele estava obcecado com a visão da xotinha molhada. Porra. Como Harry poderia ser mais perfeito?
- Caralho, Harry. - Ele murmurou baixinho, passando a língua por seus lábios. Ele queria tanto afundar seu rosto no meio das pernas do garoto comer a sua buceta.
Ele podia sentir seu pau ficando cada vez mais duro no meio de suas pernas. O olhar de Louis foi então para o rosto do garoto que o encarava de volta. Ele mordia os lábios com força, se segurando para não soltar um gemido. Ele estava tão molhado.
- Lou... - Ele sussurrou baixinho, forçando sua cintura a ir um pouco mais rápido. Louis estava hipnotizado, não conseguia desviar o olhar da cena. - Louis!
Ele saiu de seu transe com o grito alto de Harry, junto com alguns passageiros. Louis teve poucos segundos para segurar o volante e virar a direção do ônibus, antes que o veículo batesse em um carro na rua.
- Tá maluco, môto? - Uma mulher gritou do fundo. Louis sentia seu coração bater forte. O estrago que poderia ter causado aos passageiros e também ao ônibus era gigante.
- Porra! - Ele resmungou para si mesmo, olhando rapidamente para o rostinho agora assustado de Harry. Louis estava sério, claramente nervoso. Harry sentiu um arrepio correr por seu corpo com o olhar do mais velho. Ele se afastou da barra, ajeitando sua saia antes de sentar no banco atrás de Louis. Ele só queria chamar a atenção Louis e isso quase levou a uma tragédia.
Harry estava tão nervoso. Ele sabia que tinha feito besteira e sabia que Louis tinha motivo parra estar bravo. Conseguia observar sue rosto pelo retrovisor. O maxilar travado, os olhos focados no trânsito do lado de fora. Louis era um completo deus grego. Era tão errado que Harry estivesse ficando cada vez mais molhado ao pensar em Louis sendo agressivo com ele? Louis, por outro lado, dividia sua atenção entre dirigir e imaginar as coisas que poderia fazer com o garoto. Tudo que ele mais queria era seu pau indo fundo na buceta de Harry. Ele iria dar toda a atenção que queria.
Nenhuma palavra foi dita por nenhum dos dois até que o último passageiro desceu do ônibus.
Eles se aproximavam do ponto final, Louis parou o ônibus em uma rua vazia, afastada de qualquer movimento. O coração de Harry estava batendo na boca no minuto em que Louis virou a chave, desligando o ônibus. Agora o silêncio era total. Louis tomou impulso, saindo de seu banco e ficando agora em pé ao lado de Harry, que apenas o encarava.
- Você vai vir até aqui ou vai ficar apenas me olhando com essa carinha de cadela? - Seu tom era grosso. A calcinha de Harry estaria encharcada, se ele estivesse usando uma. Ele se levantou, parando de frente para Louis. Eles nunca haviam ficado tão próximos assim. O cacheado sentia agora de pertinho o cheiro do perfume forte.
Louis também estava encantado pelo garoto. Harry parecia ficar apenas mais lindo a cada vez que ele olhava. O garoto tinha os olhos pidões brilhando em sua direção. Louis sabia muito bem o que ele queria. Os lábios rosados pelo gloss eram maltratados por conta do nervosismo. Ele parecia uma perfeita bonequinha inocente. Exceto que, de inocente não tinha nada.
- Lou- eu... Sinto muito...- Harry murmurou, ele queria se desculpar pelo que havia feito. Mas não sabia se deveria falar muito naquele momento. Ele não conseguiu terminar sua frase.
O mais velho quem tomou a ação de se aproximar, levando sua mão até a saia do garoto. Ele levantou o tecido, expondo a bucetinha gostosa, que estava totalmente melada. Ele não resistiu em levar a outra mão ali, enfiando seus dedos entre os lábios grossos. Ela estava tão melada que Louis não tinha dificuldade em deslizar ali.
- Sente, Harry? Sente mesmo? - Ele perguntou olhando diretamente para o rosto do garoto, que fechava os olhos em prazer ao ter seu grelinho massageado. Ele havia sonhado tanto com as mãos de Louis... - Estou vendo o quanto você lamenta pelo que fez... Você queria tanto chamar a minha atenção, não é? Estava desesperado para que eu soubesse que você tem uma bucetinha, hum? Que gostosa, princesa.
Harry gemeu baixo, aprovando a forma que Louis o chamou. Ele gostava de ser tratado daquela forma.
- Olha como você me deixou, docinho... - Ele se afastou levemente para poder mostrar o volume em sua calça. Os olhos de Harry estavam grudados ali agora. Ele queria tanto, poder tocar ali. - Acho que você precisa me recompensar por toda a bagunça que você fez hoje, hum?
Louis não estava perguntando. Sua mão abandonou a xotinha melada, causando insatisfação nos dois. Seus dedos foram ágeis em abrir o zíper de sua calça e então descer a peça, junto com a cueca preta. O cacete duro balançou na frente de Harry, o fazendo salivar com a vista. Louis agora tinha seus olhos presos na boquinha gostosa. Ele levou a mão até o queixo do cacheado, o puxando para si. Eles estavam colados agora, a barba de Louis roçava na bochecha de Harry.
Os lábios cobertos pelo gloss de morango foram tomados pela língua do motorista, ele fez questão de provar o gostinho antes de iniciar um beijo molhado. Os dois estavam tão sedentos por aquilo, suas bocas se encaixaram da forma mais erótica possível.
Harry foi ágil em levar uma de suas mãos até o pau de Louis. Ele soltou um gemido baixo ao o sentir tão duro em sua mão. Sua mão se movimentava lentamente, batendo uma punheta gostosa para o mais velho. Ele aproveitava enquanto tinha sua boca sendo tomada pela de Louis, os lábios sendo chupados com força.
- Tá gostoso, hum? Quero ver se você aguenta ele na nessa boquinha gostosa. - Louis sugeriu, se afastando do beijo. - Ajoelha.
A ordem foi clara, mas Harry hesitou. Ele encarou o rosto de Louis.
- Mas, Lou... O chão 'tá sujo.. - Seus lábios formaram um biquinho. Sua mão ainda brincava com o pau de Louis quando ele teve seu rosto tomado pelos dedos do outro.
- Você não estava reclamando de sujo enquanto esfregava sua essa buceta ali igual uma vagabunda, não é? - Ele perguntou irônico, soltando uma risada sarcástica. - Ajoelha, porra.
A buceta de Harry molhou ainda mais com o tom rude do motorista. Ela ignorou totalmente seu pensamento anterior, se ajoelhando no chão do ônibus. Ela observou o homem de baixo, tendo agora o cacete duro e molhado bem em sua frente,
- 'Tá esperando o que? Chupa, princesa. - As mãos de Louis foram para os cachos do garoto. Ele tirou os fios do rostinho bonito, os prendendo em sua mão em um rabo de cavalo. Ele queria observar perfeitamente enquanto o garoto recebia seu pau.
Nada poderia ter preparado Louis. Nenhuma das vezes que tentou se distrair, batendo uma punheta gostosa pensando no cacheado. Nada se comparava ao ter os lábios macios tomando sua glande.
Harry pousou segurava seu pau dela base, os dedinhos passeando por sua extensão o causavam arrepios. Sua cabeça foi jogava para trás a medida que o garoto enfiava o pau todinho em sua boca.
- Caralho, docinho... Que boquinha perfeita, hum? Me chupando assim... - Ele murmurou em meio a suspiros, apertando seus dedos nos fios cacheados. Se sentia no céu. - Porra, isso!
Harry começou a mover sua cabeça rapidamente, ele babava todo o pau de Louis a medida que o enfiava até o final de sua garganta. O único barulho ali eram os gemidos baixos de Louis e o som de Harry se engasgando com o pau grosso. O garoto passava a língua pelas veias grossas, babando toda a extensão até chegar na glande avermelhada, onde sugava com vontade. O líquido branco e espesso tocava sua boca e ele era muito bonzinho em engolir.
Louis deixou que o garoto se acostumasse com seu cacete antes de apertar ainda mais sua mão em seus cachos. Harry sabia o que estava por vir, mas não protestou em momento algum. Ele sentiu a glande inchada batendo no fundo de sua garganta repetidas vezes quando Louis tomou o controle e passou a mover sua cintura, fodendo a boquinha gostosa.
O motorista não tirava os olhos dali, observando como seu caralho grosso era engolido pelo garoto, que apenas o recebia.
- Porra, Harry. Você tem uma boquinha de puta, que delícia princesa. - Ele gemeu arrastado, parando com os movimentos aos poucos ao perceber que o garoto precisava de ar. Somente quando tirou sua atenção dos lábios avermelhados e babados que então percebeu a situação em seus pés. O garoto estava sentado em seu sapato, se esfregando no couro todo aquele tempo. Ele puxou os ombros do cacheado para cima, vendo que seu sapato agora estava todo melado.
- Não podia esperar mais um pouquinho, doce? - Ele murmurou, virando o garoto de costas. Suas mãos pousaram nas costas do garoto, indicando que ele se inclinasse. Harry apoiou suas mãos na mesma barra que estava se esfregando minutos atrás. Agora ele estava empinadinho para Louis, dando uma visão perfeita de sua bucetinha vermelha, maltratada por ter sido esfregada repetidamente. Harry queria tanto gozar. - Você quer tanto que eu coma essa xotinha, não é? 'Tá tão desesperada assim pelo meu pau?
Harry estava delirando de tanto tesão. Ele apenas acenou com a cabeça, se empinando ainda mais em direção ao mais velho. Ele queria ser tocado por Louis novamente, mas tudo que recebeu foi um tapa estalado em sua buceta.
- Eu fiz uma pergunta. - O homem o repreendeu, se afastando para apenas observar como o cacheadinho estava tão lindo daquela forma, a sainha levantada, exibindo a xota gostosa ao que ele empinava a bunda.
- Sim, Lou! Por favor, me come gostosinho... Quero tanto o seu pau na minha bucetinha. - Ele choramingou, virando o rosto para poder observar o motorista. Ele estava apenas com a calça abaixada, sua mão agora punhetava o próprio pau.
- Com você pedindo me pedindo assim igual uma cadela, como eu posso negar? - O sorrisinho sacana estava em seu rosto. Ele se aproximou por trás, pousando a mão direta na bunda de Harry. Um tapa estalado foi deixado na pele branquinha. - Que rabo gostoso, princesa. Vou me divertir tanto com você...
Seus dedos apertaram a bunda do garoto, ele afastou lado apenas para poder observar com atenção. Harry contraia a xotinha ao redor do nada, estava tão ansioso para receber o pau de Louis. O último, que não hesitou em dar o que seu docinho queria. Ele enfiou apenas a cabecinha, sentindo o interior quente de Harry o tomar. E então foi aos poucos, querendo o sentir por inteiro.
Era muito melhor do que qualquer um dos dois haviam imaginado.
- Louis, porra! - Harry gemeu alto, rebolando levemente no pau do motorista. O cacete de Louis era grosso, fazia sua xotinha arder. - Vai, Lou... Fode a minha bucetinha... - Harry o provocou, rebolando agora com mais força. O pau de Louis foi fundo, o fazendo gemer ainda mais alto.
O motorista não estava diferente. Suas mãos apertavam agora a cintura do garoto, ele soltava murmúrios baixos sentindo seu pau ser esmagado no buraco apertado.
- Puta merda, Harry. Você é tão gostosa, caralho. - Sua cintura moveu até o final, sua pélvis agora encostada na bunda do garoto. Ele começou a se mover, dando estocadas rápidas e fundas. Ele adoraria aproveitar o momento com o garoto mas sabia que já estava atrasado para sair com o ônibus.
O gemidos de Harry eram altos, sendo cobertos apenas pelo som das peles se batendo ao que Louis metia fundo no garoto. O mais velho sentia o corpo do cacheado ficando mole, sabia que ele estava sendo estimulado a algum tempo e estava prestes a gozar, mas Louis queria fazer algo antes.
Ele se afastou do garoto, tirando seu pau de dentro do garoto a muito contragosto. Ele se sentou no banco da frente e então puxou o garoto para se sentar em seu colo.
- Vem cá, docinho. Quero te olhar enquanto gozo dentro de você. - Ele ajudou Harry a se sentar, passando as coxas grossas pernas ao redor de sua cintura. As mãos do homem então voaram para a blusa do garoto, abaixando a parte da frente apenas para ter certeza do que já pensava: sem sutiã. - Você faz de propósito, não é? Sempre andando por aí sem sutiã, me deixando maluco só de imaginar...
Harry tinha peitos lindos. Nem tão grandes, nem pequenos. Perfeitos. Os biqinhos amarronzados estavam arrebitados, mostrando quão excitado ele estava. As mãos grandes do homem apertaram os montinhos, que cabiam perfeitamente em suas mãos. Ele apertou os mamilos durinhos, torcendo a pele apenas para ver o rostinho de Harry se revirando em prazer. O garoto estava adorando aquela atenção. Ele adorava tanto brincar com seus próprios peitinhos, mas era muito melhor ter seu ponto sensível sendo estimulado por Louis.
O mais velho logo tirou uma de suas mãos, deixando que sua boca tomasse o lugar. Sua língua se enrolou no mamilo direito, ele chupava, lambia e mordia enquanto apertava o outro. O gemidos de Harry estavam ficando cada vez mais altos, ele iria gozar a qualquer momento.
Com sua mão livre, Louis segurou seu pau, o guiando novamente para o buraquinho do mais novo. Ele enfiou de vez, arrancando um grito alto de prazer dos dois. As estocadas estavam mais bruscas dessa vez, Louis empurrava sua cintura para cima, fodendo a xotinha enquanto sua boca trabalhava em deixar o outro seio também marcado. Ele mamava nos peitinhos do garoto como se fosse sua coisa favorita. E talvez fosse, a partir daquele momento.
- Louis! Assim, assim. Eu vou gozar, Lou... Porra! - O garoto gritou, cravando seus dentes no ombro de Louis enquando sentia uma confusão no pé de sua barriga. O mais velho não o respondeu, apenas levou um de seus dedos para a bucetinha, o pressionando contra o grelinho inchado. Foram poucos segundos até ele sentir seu pau sendo molhado. Ele parou com os movimentos por alguns segundos com garoto se desmanchou em seu colo, finalmente gozando. - Awn, Louis...
- Que delícia, amor... Você foi tão gostosinha, hum? Mas eu ainda quero gozar nessa buceta. - Louis se afastou dos peitos do garoto pousando suas mãs agora em sua cintura para poder pegar mais impulso, voltando a meter sem dó.
Harry pousou suas mãos no peitoral do homem, tentando se afastar.
- Para, Louis! - Ele se sentia tão sensível, sentia como se fosse explodir, mas Louis não parou com os movimentos até que finalmente sentiu seu orgasmo vindo. Ele acertou seu pau fundo uma última vez antes de derramar toda sua porra dentro da xotinha.
- Puta merda, princesa... - Ele gemeu alto, colando seus lábios nos do garoto pela mais uma vez. - Minha intenção era te chamar para sair antes de tudo isso, mas você não conseguiria esperar não é?
Os dois rieam, ainda presos em uma bolha de tesão e cansaço, eles estavam totalmente suados e acabados. Louis estava extremamente atrasado, mas demorou mais alguns segundos antes de se afastar do garoto, o ajudando a se limpar com uma blusa que tinha dentro de sua mochila e depois a colocar suas roupas. - Vamos, você vai voltar para casa. Nem fodendo que vai para a faculdade assim.
Ele murmurou ciumento, vendo Harry se sentar quietinho no banco atrás dele. Somente então Louis levantou o olhar, encarando fixamente a câmera que ficava ali. Assustado pegou seu celular para checar as mensagens. O nome de Zayn, o monitor das câmeras, brilhava na tela com uma mensagem o agradecendo pelo show.
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"...𝐥𝐢𝐤𝐞 𝐚𝐧 𝐞𝐥𝐞𝐯𝐚𝐭𝐨𝐫"
⋆。𖦹°‧ enzo vogrincic x f!reader.
⋆。𖦹°‧ sumário: alguma coisa aconteceu naquele elevador, porém, o quê?
⋆。𖦹°‧ word count: 2.396!
⋆。𖦹°‧ avisos: 18+! smut, pegação no elevador, putaria em público, dirty talk, fingering, menção a oral, enzo sendo um canalha e puto (mais uma vez), palavras explícitas e conteúdo explícito.
"Las damas primero, bien?"
Titulando uma imagem de cavaleiro, com um suave toque ousado, o uruguaio estendeu uma mão em direção ao elevador, que havia chegado no ponto, e oferecendo o caminho. — Enzo riu, aumentando o sorrisinho pouco pilantra que se prendeu em seus lábios, ao receber uma sombrancelha arqueada de você.
Você achou uma graça, afinal, era de costume aquelas ações e entre outras; participando do pequeno divertimento, você inclinou sua cabeça na direção do mais velho, imitando um gesto antiquado e sorrindo desajeitadamente.
"Muito obrigada." — Proferiu ao entrar, observando seu reflexo no imenso e limpo espelho que se centralizava e, logo, Enzo desempenha o mesmo, sendo responsável em apertar o botão até o andar que seguia até o quarto de vocês. — Questão de segundos, uma de duas coxas recebeu um brincalhão beliscão por certos dedos grossos e tão familiares.
Homem maldito. — Você, mentalmente, proferiu e o sujeito se manteve quieto, agindo como se tivesse feito nada.
O sinal, alertando a confirmação do andar e sobre o fechamento das portas, exclamou pelo aconchegante ambiente; acompanhado pela clássica e simpática música ao fundo. — Nada que poderia incomodar, além da estranha lentidão para alcançar os andares iniciantes; talvez, uma manutenção ou verificação estaria em discussão. — Era o início da madrugada, ninguém iria constranger os funcionários.
Isso soava apropriado, afinal, não estava pronta para isso e imaginava que seu namorado se encontrava na mesma situação.
Aproveitando o espelho, você passava as mãos entre algumas mechas do cabelo, arrumando ou apenas empenhando planos para o dia; no fundo, questionando se, realmente, iria cumpri-los. — As vezes, cruzando certos amassos em sua roupa, mexendo distraída no tecido da saia. — Que foi muito atiçada pelo uruguaio durante o dia inteiro; jurando ao pé do seu ouvido que iria adorar arrancar ela de suas pernas ou também te comer enquanto você usa a peça.
Para deixar mais interessante, o insolente havia comentado isso a você e saiu correndo para uma entrevista. — Deixando você e suas bochechas se amargarem na promíscua vergonha.
E falando no diabo, seus olhos se atentaram pelo vidro refletor para encontrar a imagem do mais velho, que mexia no celular e, provavelmente, lendo alguma coisa relacionada a entrevista; decidindo postar, para mais tarde, um pequeno trecho em seu story. — A estatura concentrada, em qualquer coisa que estava explorando no aparelho, de Enzo clamou algo em seu peito; nada de surpreendente, claro, mas parecia. — A movimentação giratória e interna que a língua fazia na bochecha dele estabeleceu um nó em sua garganta, fazendo você engolir seco.
Querendo, e precisando, desviar a atenção da façanha, seus dedos se encaminharam até uma mecha escura dos cabelos do uruguaio, que teimava ficar com as outras, ficando grudada na testa e sendo arrumada atrás de sua orelha; não preparado com o toque, Enzo ficou surpreso e apreciou o ato através do espelho, encontrando com seus olhos. — Também, declarando um "mi linda" como agradecimento, que foi retribuído á um plácido sorriso por você.
"Que tal uma foto, hein?" — Sugeriu em tom pensativo, buscando a câmera no celular e ganhando, mais uma vez, uma sombrancelha arqueada de você junto com os braços cruzados; você viu uma diligente e espreita mirada cruzar em seu corpo vindo do rapaz.
Facilmente, dava para fazer uma pasta ou álbum com todas as fotos do Enzo em elevadores, — e isso não era uma reclamação, em primeiro lugar — e quase se formava em um costume; bem, era uma melhor que a outra e sempre a deixava em situações vulneráveis, ele sabia e gostava ainda mais de tirá-las por causa desse fato.
"Agora?" — Questionou e apoiando, encostando as costas nas paredes e ganhando um pequeno choque por causa da frieza, observando seu namorado arrumar minúsculos detalhes em sua roupa. — "Já podemos considerar isso uma tradição?" — Brincou. — "Ah, podemos sim." — Respondendo a si mesma, a risada de Enzo se instalou no ambiente.
"Pensei que gostava delas, linda." — Contestou com sobrancelhas franzidas e inclinando a cabeça para o lado, olhando para você de cima para baixo; captando o desejo em retirar aquela saia quando chegasse ao seu destino. — "Já falei o quão gostosa você fica nessa saia hoje?" — Voltou sua postura no espelho.
"Cê sabe que eu gosto..." — Respondeu a contestação sentindo um gostinho de manha em seu paladar enquanto presenciava o momento fotográfico. — "E... sim, você já falou." — Uma de suas pernas se esfregou na outra, uma ação ingênua, gostando de ser agradada.
Não se manifestando e conferido, mais uma vez, suas vestimentas, Enzo levantou o aparelho, que focava a imagem dele, e se preparou para tirar a foto. — Antes de tudo, não deixou de comprometer a típica pose e sua cara apolíneo; em outra palavra, de puto. — A face que transmitia austeridade, severidade e permitia um olhar despudorado no aparelho; exalando a mais pura imagem descarada.
Você não conseguiu se contentar, era evidente; seus olhos devorava com vontade o quê estava diante deles, sem nenhum pingo de vergonha, e ainda confortou a satisfação pelo fato daquele homem pertencer a palma de sua mão. — Assim, como vice-versa. — Mordendo o lábio inferior, movimentando, um pouquinho, a cabeça para o lado e sentindo uma intensa atenção no meio de suas pernas, você não escondeu a excitação que começava a não suportar.
Nem mesmo o controle de suas pernas você tinha noção, pois, pela segunda vez se esfregaram e procuravam apoio, um equilíbrio; já tornava a ficar incrédula.
Para piora a situação, Vogrincic, que não poderia negar seus olhares, continuava ocupado com sua foto; prendendo um sorrisinho mordaz, querendo ver o desfecho e se divertir. — Ele olhou para seu reflexo, sem que você perceba, e flagrou um pesado suspiro sendo livre. — Brevemente, verificou a sequência de andares que o elevador percorria, e influenciado pela lentidão, seguia no sexto; estava muito longe do destino.
"O que você achou, nena?" — Perguntou, sonso; virando o celular em sua direção e mostrando a foto, fingindo que esperava uma opinião e mesmo deixando explícito a verdadeira intenção. — "Hm?" — Mirou em busca de qualquer reação.
"Incrível." — Respondeu, rapidamente, e querendo encurtar um risco de conversa, com a foto recebendo sua atenção apenas por uma vez e sendo realista, você teria muito tempo para admirar aquela fotografia; seus olhos desceram pela boca do mais velho, ansiando em sentir-los.
"Ah, de verdad?" — Murmurou ao dirigir o celular para sua direção, estalando a língua e espreitando os olhos, salvando a foto. — "Estou pensando em colocar uma música, no sé..." — Vogrincic sentia um prazer, um divertido prazer em tentar se fazer de desentendido para ver o quê você iria fazer, qual impulso proporcionar.
Sem paciência, quase transbordando de inquietude e sedenta de erotismo, sua voz resmungou somente um "ah, por favor" e não admitindo perder tanto tempo, suas mãos se encontraram no rosto do uruguaio e, ligeiramente, uniu os lábios contra os de Enzo; não o pegou de surpresa, afinal, esperava isso e deu a liberdade para o beijo. — Um beijo faminto, desesperador e tão indecente, demonstrando muito a vontade que você havia enfrentado durante aquele meio tempo; Enzo pôde perceber.
Ele guardou, de forma nervosa, o objeto eletrônico no bolso, querendo ter as mãos livres para concentra-las em você; agarrando elas com força e robustez em sua cintura, e se controlando para não puxar, pelo menos, um pouquinho a saia. — Se duvidar, aquele homem criaria uma rivalidade contra a peça. — Ganhando impulso, Enzo pressionada os quadris contra os seus e a prensava ainda mais até a parede.
E você cruzou um caminho com suas mãos até o pescoço do sujeito, raspando, levemente e pouca pressão, as unhas pela região e não quero exaltar porque, no fundo, sabia que teria a chance de marca-lo; e notou uma ondinha de arrepio. — Os lábios sendo esmagados, não sabendo comparar com uma briga por espaço, entrando no completo controle, ou uma tentativa de diminuir o fogo que estendia entre vocês. — Talvez, as duas opções. — Se lambiam, chupavam, mordiam e agarravam sem dó, na mais pura putaria.
"Sabe..." — A boca do uruguaio se estalou contra a sua ao se separar, um fiozinho de saliva se tornou, rapidamente, presente e unido seus lábios com os dele; algo sujo, delirante. — "... agir como uma cadelinha durante isso?" — Seu sorrisinho vagabundo, que inalava sacanagem, chocou na pele. — "Es una cosita muy fea, amor." — Sussurrou. — "Muy, muy fea."
A humilhação aumentou, ainda mais, o tesão que percorria por suas veias e tencionando uma moleza, na verdade, um dengo impudente; seu olhar transmitia excitação, implorando para ser comida ou tocada, independente sobre o ambiente que estava, nem precisava sair uma palavrinha da boca. — Enzo sabia, e tinha a digna certeza, que morreria por causa de sua ingenuidade, completamente, sem vergonha.
Enzo sabia que vocês não tinham muito tempo para fartarem suas vontades naquele lugar, porém, com a graça e estimulo que tinha, não deixou de preencher seu pescoço com selares molhados e longos beijos desalinhados, inalando seu cheiro que se juntava com uma fragrância balsâmica. — Esse homem agia como um animal quando sentia, mesmo de forma leve, o seu aroma. — E de brecha, uma de suas mãos se encontrou com sua coxa, levantando uma parte da saia, mesmo no querer de arranca-la.
"Eu adoraria comer você, aqui mesmo, bebita." — O tom de voz do rapaz era desapontado, querendo convencer a frustação, entretanto, portando um lembrete para, futuramente, ter a oportunidade de atender esse cenário. — "Lo digo en serio." — Retirou o rosto estonteante do seu pescoço, fixando um olhar singelo em você e querendo que acredite e lembre de suas palavras.
O joelho de Enzo intrometeu-se entre suas pernas, destinando uma ordem para abri-las e imediatamente o pedido foi executado, com a mão, que estava em sua coxa, agora passou a levantar ela, segurando na altura dos quadris; sua calcinha já se tornava visível. — Você estava atordoada demais para prestar atenção em alguma coisa muito concreta, até as mínimas ações estavam sendo complicadas, apoiada nos ombros do mais velho, permitindo-se levar por ele.
Ao piscar de olhos, a outra mão do seu namorado alcançava sua peça intima, e constatava uma parte do tecido, plenamente, molhada, intrigado pela causa de sua excitação; conduzindo a calcinha de lado, o grosso e sagaz dedo do meio de Enzo se arrastou por sua bucetinha. — Deslizando com facilidade pelas suas dobras, conquistando uma atenção em seu clitóris, pela sensibilidade frágil e pulsava dentro de alguns segundos. — Os lábios articulados do maldito se formaram em algo oblíquo, contornado na perversidade.
"Você não tem vergonha mesmo, não é?" — Mais uma pergunta sem resposta, não precisava. — "Pingando pra' caralho por causa de uma foto é sacanagem." — O dedo esbarrou em seu buraquinho, você prendeu a respiração e queria fechar os olhos, nem força poderia restar. — "Maldita perra." — Riu, amargamente, mordendo seu lábio inferior e puxando; você queria beija-lo, tanto que chegou a inclinar para frente, querendo a sensação da boca dele contra a sua, mas, o uruguaio se afastou e manteve o sorrisinho perverso. — "Quer beijinho agora é?"
No décimo-primeiro andar, ao mesmo tempo que recebia a pergunta, e a pegando desprevenida, seu buraquinho foi preenchido pelo grosso dedo de Enzo; livrando um gemido, considerado um pequeno grito, delicado de sua garganta e pousando nos ouvidos do sujeito. — Também, ao ouvir, grunhiu contra. — A sensação era gostosa, muito mais do que isso, se tivesse a chance de arranjar palavras; você se sentia satisfeita, sempre com essa onda ao ser preenchida por Vogrincic. — Era viciante.
Suas paredes internas chupavam, engoliam, o dedo dele enquanto ele puxava e enfiava, novamente; agora, Enzo revelava um sorriso orgulhoso porém para si mesmo. — Quando ouvia os preciosos gemidos e pedidos com seu nome, o mais velho balançava a cabeça pela concordância e formando um pequeno biquinho nos lábios, sussurrando "eu sei que é bom, meu amor" — Até distribuiu um beijinho em sua têmpora.
"Enzo, Enzo..." — Você falou, completamente, arrastada e repetitivamente, sentindo corrompendo aos poucos; a velocidade do dedo poderia ser considerada ou comparada a uma martelada, arrancando as últimas linhas de sanidade que restava a ti. — "Por favor..." — Lágrimas de prazer já estavam presentes em seus olhinhos, ameaçando, levemente, a borrar sua maquiagem.
"O que não faço por você?" — Balbuciou. — "Vamos, bebita, goza no meu dedo." — Um pedido disfarçado de ordem, não importava; o aperto de sua bucetinha no dedo de Enzo arrancou um grunhido do mesmo, logo, uma vibração com a rapidez que obtinha. — "Nunca me cansaré de esto." — Confessou com um suspiro.
A tensão que existia em seu peito estava por um fio de ser liberada, quebrada e sendo substituída pelo alívio e amenização. — E não demorou muito para que isso acontecesse; sua buceta estremeceu quando esse fio se parte, afogando a onda do prazer para você e conquistando Vogrincic.
O dedo de Enzo encontrou-se molhado, ou melhor, ensopado do seu gozo, de todo seu prazer e excitação que a fez delirar; dando uma razão para choramingar mais um pouquinho, lágrimas desciam do seu rosto avermelhado. — O corpo que o uruguaio segurava estava tremendo, entregando espasmos. — E ele ainda mantinha o dedo dentro de você, aproveitando a sensação deliciosa e quente.
"Nena?" — Chamou sua atenção, e se retirando de sua entradinha, você gemeu com a sensação vazia e desaprovando; Enzo riu, desacreditado. — O cafajeste, antes de trazer a imagem de bom moço, manifestou seu dedo até a boca, chupando-o enquanto olhava, diretamente, para você e até fechando os olhos ao saborear o gosto. — "Deliciosa." — O elogio a fez vibrar, novamente.
"Seu sacana." — A tentativa de ofensa saiu de modo abrasileirado, um gostinho amargo com vontade de atacar aquele homem e de todas as maneiras possíveis; seus olhos se moviam por toda a extensão do rosto esculpido, agindo como uma presa atrás de sua caça.
"Ah, mas quem parecia uma putinha no cio por causa de uma irrisória coisa era você, meu bem." — Retrucou, e muito merecido, rindo e passando o polegar em sua boca. — "E tava lindinha fazendo isso." — De repente, a musiquinha havia se encerrado e uma anunciação do andar foi identificado no ambiente com as portas se abrindo; era o destino de vocês.
Um aperto foi feito em sua coxa, pela outra mão que a segurava, agindo como sinal; você ainda estava em êxtase e sem acreditar no que havia acontecido e feito. — Agora, teve um tempinho de vergonha na cara. — E teria que enfrentar muitas coisas durante o resto da madrugada.
"Vamos, querida?"
#enzo vogrincic#enzo vogrincic x reader#enzo vogrincic x reader smut#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic x you#lsdln cast
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🎃 kinktober - day one: primeira vez com matías recalt.
— aviso: menção à drogas ilícitas, álcool, virgindade, sexo desprotegido (nãaaao), linguagem imprópria, sangue, creampie.
— word count: 4k. (las mujeres aq no son televisores...)
— notas: FINALMENTE EU ESCREVI SOBRE MATÍAS RECALT. o Matí é meu amor, mas eu sempre tinha um bloqueio pra escrever com ele (quando vc n consegue bater siririca pro menino que vc gosta), MAS VEIO AÍ PORRAAAAA.
os smuts do kinktober serão sempre postados às 20h (o tempo da fudida do ano chegar em casa da faculdade e revisar o capítulo).
"qual foi o lugar mais maluco que você já transou?" a pergunta do garoto sentado na sua frente arrancou algumas risadinhas e comentários obscenos das pessoas presentes. a ponta da garrafa estava apontada para você, assim como todos os olhares.
seus ombros se encolheram, o seu olhar procurou pelo olhar da sua amiga que lhe olhava como se não pudesse fazer muito por você. maldita hora que deixara ela levá-la para uma festa estúpida de faculdade. maldita hora que havia topado jogar aquele jogo estúpido.
"e-eu... eu não tenho um." você admitiu, um pouco envergonhada. os presentes fizeram um coro de insatisfação, rebatendo que aquela pergunta 'nem era tão ruim assim.' "eu sou virgem, nunca transei em lugar algum."
o silêncio que seguiu atiçou os seus medos. nada além de uma música do Peso Pluma, abafada pela porta fechada do quarto, era possível de se ouvir. em poucos segundos, o choque de alguns se converteu em risadas desacreditadas, enquanto outros argumentavam que você estava mentindo. você tinha vinte anos, não tinha? era impossível ser virgem aos vinte. as garotas que você não conhecia trocaram risinhos e cochicharam entre si. alguns garotos te olharam com mais interesse. o garoto que fizera a pergunta, no entanto, não tirou os olhos deles do seu rosto. tinha uma máscara de divertimento no rosto e você assumiu que ele provavelmente também estava desacreditando de você.
com uma desculpa esfarrapada, você se levantou e disse que passava a sua vez. não tinha problema em admitir que era virgem. não era nenhuma puritana e não tinha nenhum plano para perder a virgindade em algum dia especial, como na noite de núpcias. simplesmente não tinha encontrado ninguém que a fizesse sentir o desejo, a luxúria, a vontade de se entregar. não era muito de sair, tampouco. passara dias e noites se dedicando a entrar para faculdade e a sua rotina era difícil o suficiente para mantê-la ocupada. mas, não gostava da ficar expondo cada fato sobre si na frente de pessoas que mal conhecia.
agarrou um dos copos plásticos dispostos pela bancada de bebida, servindo um pouco de tequila e coca-cola. deu um gole na mistura hedionda e fez uma careta. pretendia se embriagar para esquecer que tinha se aberto sobre sua vida sexual para pessoas aleatórias segundos antes.
"virgem, eh?" o garoto que havia feito a pergunta embaraçosa tinha entrado na cozinha. tinha um cigarro de maconha entre os lábios e o capuz estava erguido sobre os cabelos. os olhos avermelhados e semicerrados a fitavam curiosamente. "não sei se acredito nesse seu papinho."
"não preciso que você acredite. nem te conheço." dando de ombros, suas mãos agarraram a garrafa de tequila para aumentar o teor alcóolico do seu próprio copo. era isso ou pular no pescoço daquele maldito incoveniente.
"mas não se pode mentir em jogos de verdade ou desafio. não te avisaram?" ele tomou a garrafa da sua mão, despejando o líquido em um copo de dose disposto sobre a bancada e o tomando, puro.
"na verdade, eu devo ter sido a única tonta dali que realmente disse a verdade." você agarrou seu copo com força. o jeito intrometido dele a irritava, por mais que fosse bonitinho. "e por culpa sua."
"culpa minha, nada. você que decidiu jogar." ele ofereceu o cigarro para você. talvez fosse o jeitinho dele de fazer as pazes.
"vou me lembrar disso da próxima vez." agarrando o cigarro com a destra, você deixou a cozinha. ele assistiu enquanto você se encontrava com sua amiga na sala de estar que havia se transformado em uma pista de dança. se entreteve assim que você começou a se mover ao som de Aitana.
os olhares estavam em você. todos os homens presentes provavelmente já sabiam que você era virgem. Matías viu como os olhos de alguns deles brilharam quando você revelou tal fato no quarto onde se passava o jogo juvenil e se odiou profundamente por ter te dado de bandeja para aqueles filhos da puta. afinal, se fosse para alguém tirar sua virgindade, ele preferia que fosse ele próprio.
foi difícil acreditar enquanto te via dançar. você movia seu quadril de um jeito tão certo, de um jeito que confirmava que você sabia exatamente o que fazia. o cigarro dele ao redor dos seus lábios cheios de gloss o causava um desconforto na calça jeans. era enlouquecedor saber que ele tinha não só bolado aquele maldito baseado, mas também tinha fumado. e agora estava na sua boca, compartilhando um pouco dele.
passou bons minutos admirando o seu corpo no vestido branco minúsculo. era maldade como o seu corpo se moldava ao redor dos braços da sua amiga, como suas coxas estavam entre as delas, como o suor escorria pelo o seu colo, fazendo sua pele bronzeada se iluminar. se perdeu entre seus seios que apareciam vez ou outra através do tecido revelador do vestido quando a luz estroboscópica a iluminava em certo ângulo. admirou o modelo pequeno de calcinha que você escolhera que estava tão bem marcada pelo maldito pedaço de pano.
seus olhos encontraram o dele vez ou outra, inevitavelmente. era impossível não se sentir observada com os olhos dele tão fixos em você. pôde perceber melhor o quão bonito ele era. os fios castanhos bagunçados pelo capuz, o sorriso canalha que aparecia vez ou outra quando algum amigo o cumprimentava. era pequeno e magrelo, mas você se sentia ainda mais atraída por tal fato. sentiu-se enciumada uma vez ou duas quando alguma garota roubava a atenção dele de você e se pegou procurando por ele quando ele desapareceu do portal da cozinha.
seus olhos varreram a sala, o pouco do que podia ver da cozinha e do quintal, mas não o achou em lugar algum. sentia-se um pouco frustrada. talvez, se tivesse conversado um pouco mais com ele na cozinha, sua antipatia se converteria para interesse. se amaldiçoou por ser tão cabeçuda... até que seus olhos encontraram os dele. estava no topo da escada da casa, sorrindo como uma criança arteira. você se deu conta de que ele tinha saído de lá de propósito apenas para vê-la procurar por ele como uma cachorrinha.
com um aceno de cabeça, Matí te convidou para subir as escadas. você sabia o que viria depois. alguns beijos, talvez você até deixasse ele te dedar, como já deixara com alguns caras. talvez você batesse uma pra ele também. você não acharia ruim... mas penetração, não.
sussurrou para a amiga que iria ao banheiro, não querendo confidenciar que se encontraria com o garoto bocudo que a tinha feito se expor na frente de alguns colegas de faculdade e passeou um pouquinho pela pista de dança para se perder entre as pessoas.
subiu as escadas com os olhos fixos aos dele. ele não esperou por você. saiu andando em direção ao corredor e assumiu que você viria atrás como uma garota obediente. você odiava dar o que ele queria, mas era inevitável. tinha sido fisgada e precisava sanar a sua vontade.
entrou no quarto selecionado, deixando que ele trancasse a porta atrás de você. percebeu que o quarto era dele devido algumas fotos em um mural. as camisas do Boca jogadas ao chão, o cinzeiro cheio de pontas de baseados e cigarros brancos, os livros de engenharia da biblioteca (que provavelmente estavam atrasados há séculos da data de devolução). ele era a personificação de canalha. é claro que ele morava naquela república estúpida.
"veio se redimir por ter mentido no jogo?" você sorriu ao ouvir o tom de voz petulante. tinha tirado o capuz e estava mais gostoso do que nunca. o sorrisinho de criança malvada ainda adornava os lábios rosados.
"eu não menti." você cruzou os braços sob seus seios. era virgem, mas não era tonta. sabia que isso o faria olhar. dito e feito, os olhos dele se atraíram até o seu decote.
"isso eu só vou acreditar depois de tirar prova." as íris castanhas voltaram a encarar as suas, mas, dessa vez, estavam diferentes. estavam cheias de vontade, de possessão. sabia que o deixaria doente se negasse o seu corpo e aquilo fez os seus olhos brilharem em excitação.
"e por que você acha que eu deixaria você tirar minha virgindade se ninguém tirou até hoje?" um sorrisinho provocativo dançou nos seus lábios. o gosto de tequila ainda tomava a sua boca e sua mente de assalto. estava mais ousada do que deveria.
o garoto, que você nem sabia o nome, não respondeu. retirou o moletom que usava com um movimento rápido. usava uma camiseta preta lisa por baixo que lhe caía muito bem. ficava muito bonito usando preto, para a sua infelicidade.
largou o moletom na cadeira da mesa de estudos, com muita calma. andou até você em passos lentos e continuou andando até que estivesse por trás de ti. as mãos agarraram sua cintura com uma habilidade jamais vista. sentiu o meio das pernas se aquecerem com o contato.
"porque você nunca conheceu ninguém como eu, cariño." ele confidenciou em um tom baixo bem perto do seu ouvido. "e nem vai conhecer."
"eu não sei nem o seu nome, garoto."
"Matías Recalt. pode decorar porque é o nome que você vai gemer a noite inteira." os dedos ágeis subiram pelos seus braços, acariciando a sua pele com a ponta das dígitos. seu corpo se arrepiou. a confiança que ele apresentava era irritantemente excitante. "mas, eu facilito pra ti. pode gemer só Matí porque é a única coisa que você vai aguentar dizer quando eu estourar esse teu cabaço."
"você é um nojento." suas palavras saíram mansas, sem expressar a verdadeira irritação que corria por suas veias. como podia estar tão rendida por um babaca daqueles? o desejo, a luxúria, o clamor. tudo tinha aparecido ao ouvir aquelas palavras sujas.
"e o melhor de tudo é que mesmo assim você 'tá doida pra me dar." os dedos se entrelaçaram na alça fina do vestido. Matías as puxou para baixo muito lentamente enquanto apreciava o seu corpo se arrepiar e estremecer. "não te preocupa, cariño. no começo eu sou carinhoso."
desceu o vestido pelo seu busto numa velocidade torturante. queria que você sentisse o costumeiro frio ao ser desnuda, que seus mamilos ficassem enrijecidos tanto pela tensão quanto pela corrente de ar que tomava o cômodo. não ousou espiar. queria vê-la por completo no momento certo.
"agora, eu quero devolver a pergunta para você. por que eu se ninguém tinha merecido a sua virgindade até hoje?" você podia sentir que ele estava sorrindo ao perguntar aquilo. é claro que aquele fato o divertia. você tinha ido entregar a si mesma de bandeja para ele.
"porque eu sinto que você vai fazer valer a pena." os dedos agora puxavam o vestido para além da sua cintura. quando o forçou através dos quadris e para lá das ancas, expondo a sua calcinha de mesma cor que o vestido, você jurou que iria desmaiar de tanto tesão. o tecido da peça íntima já se convertia em uma bagunça molhada no meio das suas pernas. "já ouvi muitas garotas dizerem que nunca gozaram na primeira vez. não acho que vou ter esse problema com você, Matí."
o nome dele na sua voz manhosa e arrastada soou como algo proibido, sujo, extremamente vil. ele adorou aquilo. saberia que faria muito mais durante a noite para que pudesse ouvir o nome dele sendo proferido pelos seus lábios.
sorriu ainda mais quando seu vestido estava no chão. no entanto, não se deu por vencido. embora a sua ereção começasse a machucar dentro da calça jeans apertada, seguiu entrelaçando os dedos dele na sua calcinha, tirando-a com uma exímia aptidão. você desceu dos saltos em seguida, completamente nua.
Recalt colou o corpo dele ao seu, inalando o perfume doce que exalava da sua nuca. enterrou-se nos seus cabelos volumosos, sentiu o calor da sua pele se misturar com o calor da dele, pressionou toda a sua ereção contra a sua bunda. deixou que os lábios beijassem o seu pescoço de maneira afetada, lambendo toda a região antes de depositar algumas mordidas aqui e ali, subindo até encontrar o lóbulo da sua orelha.
te deitou na cama com delicadeza. apesar de tudo, mantinha a promessa de que seria cuidadoso no início. retirou a camisa negra com rapidez antes de tomar o seu lugar entre suas pernas. você jamais tinha recebido um oral e ao senti-lo tão perto da sua intimidade, seu corpo estremeceu violentamente ao ser tomado por arrepios e você tentou fechar as suas pernas. as mãos dele as mantiveram abertas ao pressiona-las com força de volta a posição anterior.
quando a língua quente deslizou pela sua intimidade já encharcada, um gemido alto escapou dos seus lábios. não era sua intenção gemer, ainda mais tão alto como havia sido, mas a sensação inédita a surpreendeu. era indescritível. sentia uma inquietação no seu baixo ventre e um prazer que tomava todo o seu corpo. assim como todo o resto, ele era muito habilidoso com a língua. sugava seu ponto sensível, desenhava padrões desconhecidos com a língua por toda a sua intimidade, invadia o canal apertado vez ou outra e repetia o processo incansavelmente. a respiração dele contra o seu sexo era suficiente para te deixar ainda mais louca do que antes.
suas costas estavam arqueadas, como se você tivesse perdido a habilidade de se manter quieta. Matías estava adorando como você se contorcia e gemia tão manhosa com tão pouco. era evidente a sua falta de experiencia. não sabia o que fazer com as mãos e vez ou outra você tentava empurrá-lo para longe quando ficava sensível demais, mas ele não deixava a distância durar por muito tempo. em segundos estava enterrado entre suas pernas de novo.
Recalt confiou que você não fecharia as pernas ao retirar a destra da sua coxa, os dígitos encontrando o caminho até a sua entrada. o dedo médio brincou um pouco antes de te invadir, aproveitando da sua lubrificação em uma provocação silenciosa. você sabia que ele só queria fazer você perceber o quão molhada estava com tão pouco. houve um pouco de dificuldade, um aperto ao redor do dedo médio, mas nada com que ele não pudesse lidar.
não demorou para que ele adicionasse um segundo dedo. uma vez dentro de si, foi impossível conter os gemido (não que você estivesse tentando). seu corpo se contorceu tomado por um prazer inigualável. já tinha sido masturbada antes, mas nunca tinha sido tão gostoso como era com Matías. a língua dele realizava todos os movimentos certos e os dedos se moviam lascivamente, tocando seu ponto sensível com tanta facilidade que você precisou segurar o lençol para confirmar que estava acordada.
seu corpo estava tomado por uma febre luxuriosa. sentia arder a pele, mas também sentia cada pelo do corpo se eriçar com o frio. não conseguia mais ouvir os próprios gemidos, a mente estava longe demais apreciando a imagem do garoto entre suas pernas. os cabelos bagunçados, o nariz grande roçando contra a sua testinha. tudo servia como incentivo para você atingir o nirvana.
timidamente seus dedos agarraram os fios de cabelo macios. permitiu-se buscar por mais, rebolando contra a língua dele sem a vergonha que antes a tomava. recebeu a confirmação de que estava fazendo direito quando ele suspirou profundamente enquanto te chupava, apertando sua coxa com a mão livre.
"eu quero que você goze no meu pau." ele ergueu a cabeça para que os olhos dele encontrassem os seus. estava com o rosto todo molhado pela dedicação com que havia te chupado, mas você ainda o achava o filho da puta mais gostoso que conheceu. os dedos ainda se enrolavam dentro de si, brincando com toda a sua sensibilidade. "confia em mim, nena. agora que você 'tá relaxada não vai doer nada."
você aquiesceu um pouco boba pela maneira que ele te tratava. era como se ele tivesse todo o poder sobre você. você gostava de saber disso. era como se sua obediência o fizesse mais satisfeito e era exatamente aquilo que você queria. não evitou o pensamento de que ele já deveria ter feito aquilo com muitas meninas e a sua falta de experiência não a tornaria a mais especial de todas. mas, contanto que fosse uma boa aluna, sabia que teria o interesse dele preso ao seu. você sabia que homens adoravam ensinar coisas que mulheres não sabem fazer.
Matías se ajoelhou na cama, retirando o cinto que usava enquanto as íris dele devoravam o seu corpo. sentiu cada centímetro de pele ser admirado. seu pescoço, seios, cintura, quadril e, especialmente, sua buceta. as bochechas queimaram, mas não desviou o olhar. deliciou-se com o sorriso travesso que surgiu nos lábios dele antes que ele chutasse a calça jeans para o chão do quarto.
"você é gostosa pra caralho, sabia?" ele tomou o lugar de volta entre suas pernas como se nunca devesse ter saído. você sentiu o pau dele, teso, roçando na sua barriga quando ele se inclinou para frente. você descobrira que Matías não era pequeno de tudo. "não sabe como fica minha cabeça em pensar que eu vou ser o primeiro dentro de ti."
"a gente devia usar camisinha." você relembrou, se sentindo um pouco tola. apesar de saber que era o correto, parecia um crime colocar um pedaço de látex entre vocês dois.
"na sua primeira vez você tem que sentir tudo, bebita." ele sorriu, encarando seus lábios com voracidade. "fica tranquila, eu gozo fora."
os lábios dele se uniram aos seus em uma necessidade espantosa. se deu conta de que ainda não tinha o beijado só quando sentiu a maciez da boca dele contra sua, aplicando a quantidade de pressão necessária para fazer você perder o resto de sanidade que tinha.
a língua deslizou sorrateiramente para dentro da sua boca, indo de encontro a sua que não resistiu na luta pela dominância. você podia sentir o gostinho de tabaco, de tequila e cerveja, tudo misturado. decidiu que amava o gosto dele e que não queria que ele parasse de te beijar.
durante o ato, Matías se posicionou na sua entrada. o ar fugiu dos seus pulmões por alguns segundos devido a ansiedade que antecedia o ato. o pré-gozo que escorria dele misturado à sua lubrificação fez com que ele deslizasse a cabecinha para dentro com rapidez.
a sensação de queimação foi quase insuportável. um gemido de desconforto escorreu dos seus lábios e Matí se afastou da sua boca, sussurrando pedidos de desculpas enquanto beijava a linha da sua clavícula. os olhos dele encontraram os seus, pedindo permissão para continuar. você consentiu com um aceno tímido de cabeça enquanto as unhas encontraram alento nos ombros pequenos, unhando a carne sem piedade.
o argentino continuou a forçar a sua entrada, arrancando alguns gritos e xingamentos seus. suas unhas continuaram a desenhar padrões desconexos através dos arranhões aplicados nas costas dele. a pressão e a ardência faziam você querer empurrá-lo para longe, mas os olhos cheios de prazer que te encaravam como se você fosse a melhor coisa da noite dele te faziam continuar.
"porra. tua buceta é tão apertada que faz o meu pau doer." ele confidenciou. respirou fundo, profunda e lentamente, antes de continuar o que estava fazendo. requeria muito para que ele não te machucasse, o que ele estava muito tentado à fazer. "você tá me aceitando tão bem, nena. aguentando tudo."
seus olhos estavam marejados e você se concentrava na sua respiração. se inspirasse no momento certo, quase não doía quando ele empurrava. quando ele finalmente rompeu o hímen, deslizou com tudo para dentro de você. um gemido mudo se calou na sua boca e uma lágrima escorreu dos olhos.
"no llores, a partir de agora não tem mais dor." o tom perverso fez seu corpo estremecer. Recalt limpou a sua lágrima com o polegar, segurando o seu pescoço logo em seguida. você sabia que ele estava esperando até que você se acostumasse com ele, embora lutasse contra a vontade se movimentar. as íris acastanhadas tinham fogo em seus reflexos, as pupilas dilatavam como se você fosse uma vítima. nunca tinha sentido aquilo com ninguém.
você era como uma miragem para Matías. os cabelos bagunçados, a pele arrepiada, as bochechas avermelhadas e os olhos de corça assustados e inexperientes o deixavam maluco. seu peito subia e descia descompassadamente devido à dor. quando ele se inclinou e colou o peito dele ao seu, não interrompendo o contato visual, você se acalmou. foi como o corpo de vocês dois virassem um só.
Recalt deu início aos movimentos de vai e vem. seu interior era apertado, mas deslizava fácil devido à falta de proteção. você o envolvia tão deliciosamente que não levou muito até que ele estivesse gemendo no seu ouvido, rasgando palavrões e elogios para você.
você aprendeu que ele perdia os sentidos quando você erguia seus quadris e auxiliava nos movimentos, então continuou fazendo, gemendo o nome dele com muita manha durante o processo. ser dominada por ele era bom, mas vê-lo tão refém era ainda melhor.
vorazmente, o garoto prendeu seus braços sobre a sua cabeça. você encarou como uma tentativa de inibir o seus movimentos, mas você não deixou que fosse tão fácil assim. enrolou suas pernas ao redor da cintura dele e continuou movimentando os quadris, a dor se tornando uma lembrança no fundo da mente. agora só restava o prazer que Matías lhe dava.
"sua filha da puta." ele murmurou, focado nos movimentos que enchiam o quarto com um som lascivo.
"muito mais do que você imagina." você sussurrou de volta. um sorriso surgiu nos lábios dele, quebrando a feição séria que ele trazia. você estava quebrando aos pouquinhos a fachada dele e nada podia te dar mais satisfação do que aquilo.
os movimentos seguiram, obstinados e ávidos, até que você sentiu algo que jamais havia sentido. era algo inédito que tomava todo o seu corpo em um arrepio único. seu baixo ventre se contorceu, assim como todo o corpo, dos dedos, às costas e às pernas que insistiam em se fechar. seus olhos reviraram involuntariamente.
"isso, meu bem. goza pra mim, vai." a provocação poderia ter dado fim no seu orgasmo se não tivesse sido sussurrada de uma maneira tão suja.
você gemeu o nome dele bem baixinho enquanto se perdia no mar de sensações que lavavam o seu corpo, drenando toda a sua energia. seu corpo colapsou no colchão e sua mente foi tomada por uma névoa de cansaço.
"pode gozar dentro de mim." você concedeu, não conseguindo negar tal ato diante das feições de prazer absurdo que o tomavam. "eu quero sentir tudo."
Matías não perguntou se você tinha certeza. não conseguia aguentar muito mais. segurou seu rosto com força e selou seus lábios, não permitindo que você o admirasse enquanto ele se derramava dentro de você. não queria que você notasse o quanto de poder tinha lançado sobre ele em tão pouco tempo.
o corpo exausto caiu ao seu lado, a respiração sôfrega revelando que o estado dele não era tão diferente do seu. não pôde evitar de sorrir. era bom saber que você era a causa do cansaço dele.
sentiu o líquido denso correr pelos lábios, caindo no colchão. era obsceno como você sentia-se orgulhosa por ele ter atingido o ápice dentro de você. sentia-se completa.
"é agora que eu vou embora?" você indagou em um tom brincalhão, embora um pouco receosa. sabia muito bem da fama dos garotos da faculdade mesmo que gostasse de pensar o melhor das pessoas.
Matías abriu os olhos como se estivesse extremamente ofendido. não se deu o trabalho de responder, levantando-se da cama para ir até o pequeno banheiro do quarto. você se sentou na cama, a chateação tomando conta do corpo. tinha se esquecido de quanto homens podiam ser babacas e se sentia uma idiota.
estava quase se levantando para pegar a calcinha e o vestido do chão quando ele voltou com uma toalha. se colocou entre suas pernas, começando a limpar tudo que tinha escorrido por entre suas coxas. você reparou, timidamente, que o lençol também estava sujo de sangue.
"foi mal." você disse, enquanto ele colocava a toalha no lugar para que você pudesse sentar em cima.
"para de ser tola." foi tudo que ele disse, antes de agarrar uma camisa do Boca no chão e enfiar pela sua cabeça e pelos seus braços como se você fosse uma criança. "eu sou a conchinha de dentro."
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Dad!Carlos Sainz x Mom!Reader ❀⋆.ೃ࿔*:・
Context: Your son is a menace in a car, just like Carlos was at his age
a/n: This is inspired by that video of baby Carlos in a car, drifting like a boss 😂. Also for Mateo's face claim i just took Carlos when he was a child to really give the feel that he is a carbon copy of his dad. I used google translate for the spanish.
“Mateo is an exact copy of Carlos no?” Reyes, Carlos’ mother says as you are out on a brunch date with her.
“Right?? Even the way he even scrunches his nose.” You say to your mother in law. “It’s unfair, I carried him for nine months, all for him to be a carbon copy of his papa.” You whine.
Reyes laughs and you guys continue talking then head to the car. As you’re fastening your seatbelt, the phone lights up with your husband’s caller ID.
“Hola cariño, have you picked up Mateo from preschool yet?” Carlos’ voice comes through the phone.
“Hi, I’m with your mom, we went out for a brunch date, I’m actually on my way to go pick him up right now, where are you?” You say as you pull out of the parking lot.
“I just finished golfing with my father, we were on our way back so I was thinking if it would take you more time then I would pick up Mateo.” Carlos says.
"No it's fine, the preschool is barely 10 mins away from here. How was golfing?" You say as you drive towards your son's preschool with your mother in law.
"I got a hole in one, th-", Carlos says as he's interrupted by his father.
"Hola Y/N, your husband cheated." Carlos Sainz sr, your father in law, says quickly.
"Eres sólo un mal perdedor, cariño. (you are just a sore loser, honey)" Reyes laughs as she tells her husband.
The conversation ends as you pull up at your son's preschool. His face lights up the moment he sees your car, as soon as you step in the gate, Mateo's joyous voice rings, "MAMAAA".
You pick Mateo up in your arms and carry him till the car while conversing with him. His face lights up even more when he sees his abuela in the car too.
"How was your day bubba? Abeula came too because she missed you." You ask him as you strap in him the baby seat.
"It was bueno (good). I did counting today." Mateo says as he imitates counting on his fingers.
"Mateo, tu papá te consiguió un auto en el que puedes conducir. (Mateo, Your papa got you a car that you can drive in)" Reyes says as you drive.
"¿Auto? como el de papa? (car? like papa's?)" Mateo tilts his head as he asks, clearly curious.
"Un poco diferente al de papa. (a little different that papa's)" You say as you guys arrive at you and Carlos' house.
"Hola hola." You greet your husband by kissing his lips when you enter and hug your father in law.
They seem to be watching moto gp but as soon as Mateo comes in with his abuela, he excitedly runs to his abuelo.
"Mateo ¿Qué pasa con papá? (what about papa?)", Carlos says as he feigns hurt.
Mateo's favourite one in the whole family is definitely his grandfather. Whenever people ask Mateo who is his best friend, he always says his abuelo.
Carlos sneakily goes to the abuelo-nieto (grandfather-grandson) duo and picks up Mateo and tickles him. Mateo's sweet laughter rings throughout the living room.
"Quiero ver bluey (i want to watch bluey)", Mateo whines and points at the tv when he sees the tv on but it's not showing his favourite show.
"Carlos, Sabes que quiere ver su programa cada vez que ve la televisión encendida (You know he wants to watch his show whenever he sees the tv on). You know what show him his new car, its in the backyard, that will distract him." You tell your husband.
"Mateo, vamos a ver tu auto (Mateo lets go check out your car)." Carlos says as he takes Mateo with him to the backyard. Mateo runs towards the car and immediately sits in it.
"Bebé, ten cuidado, ¿vale? No hay derivas, ¿vale? (baby be careful okay. No drifts okay?)", you say to your son.
Mateo, just like his father, drives fast and crazy. With every drifty turn he's making in his toy car, your heart drops to your stomach in fear he's going to hurt himself.
"¡¡CUIDADOSO!! (CAREFUL!!)"
"MATEO!"
"Mateo conduce bebé lento! (Mateo drive slow baby!)"
This is how he's driving for context.
You shriek until he finally stops and smiles for the picture his abuelo is taking.
"Bien, comamos y veamos Bluey ahora, ¿eh? (Okay, let's eat and watch bluey now huh?", You try to convince your son and luckily it works. He gets out of the car and dashes to the couch.
"¿Por qué le compraste ese auto peligroso? (Why would you get him that dangerous car?) He could have seriously hurt himself." You smack your husband's chest as he comes up behind you and hugs you from the back.
"Haha, Si te estás volviendo loco por esto, ¿cómo reaccionarás cuando empiece a hacer karting? (If you're freaking out about this then how will you react when he starts karting?)" He laughs and kisses you lightly on the lip and you guys walk inside.
It's later in the evening when you go over to the couch and kiss your baby boy's head, who is peacefully sleeping. "I just want him to stay safe forever. ¿es demasiado pedir? Como su madre, eso es todo lo que deseo. (is it too much to ask for? As his mother, that's all i wish for.)
"No siempre podemos proteger a nuestros hijos, pero podemos hacer todo lo posible para garantizar que se mantengan a salvo. Sentí lo mismo que tú ahora cuando Carlos era joven y empezó a hacer karting. (We can't always protect our children but we can do our best to ensure they keep themselves safe. I felt the same way you do now when Carlos was young and he started karting.)" Reyes says to you in hoping to aid your worry. And it does.
You cuddle with Mateo on the couch as you continue conversing with your mother in law while Carlos and his dad are preparing dinner. You look down at your son who is sleeping and looking at his adorable face, you know he's gonna be alright, but it doesn't hurt if you wanna do everything in your power to protect him for a few more years, right?
#carlos sainz x reader#carlos sainz jr#f1 x reader#carlos sainz jr x reader#carlos sainz#formula one#f1 imagine#carlos sainz fluff#carlos sainz fanfic#carlos sainz imagine#carlos sainz blurb
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hola reina te puedo pedir uno de matias recalt en donde haya consumo de marihuana?? si no queres esta todo bien pero me haria ilusion, me encantan tus escritos
‐🪽
HOLA HERMOSA !! Perdón por haber tardado tanto pero aca esta!! Gracias por la request, me super insipiraste jajsj.
𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ slow down
synopsis: Matias pasa a buscarte para ir a fumar en pos de celebrar buenas noticias, sin embargo no es lo unico por lo que va a terminar celebrando.
pairings: Matias Recalt x reader
content: SMUT! car sex, uso de drogas, marihuana, alcohol,breeding, fingering, blowjob, sobre estimulacion, dirty talk
word count: 7,2k jeje
i.
Esto ya se habia convertido una costumbre; donde Matías te pasaba a buscar a horas intempestivas para ir hasta la reserva natural de la costanera en su auto, siempre estacionando donde la vista es mejor para pasar un par de horas ahí y compartir un porro mientras esperan para ver el amanecer. No suena como un gran plan, pero son las noches que más esperas. Y esta es una de esas noches.
Estabas en la cama, el ventilador girando arriba tuyo intentando apaciguar las grandes oleadas de calor del mes de enero. El verano en la ciudad de buenos aires era el infierno en tierra. Te estabas revolviendo en la cama contra las sábanas delgadas que causaban mas calor del que creias posible que podia existir luchando contra el insomnio veraniego en donde los dias siempre terminaban en noches calurosas y pegajosas; las peores en tu opinion.
Podias sentir la ligera capa de sudor cubriendote, haciéndote sentir sucia, el ventilador haciendo poco para aliviar la pesadez del clima. -miraste el reloj despertador junto a tu cama por lo que se sentia como la centésima vez, y viste cómo pasaba de la 1:43 a la 1:44. Gracias a Dios es viernes; no estás de humor para levantarte en las próximas 4 horas y prepararte para ir a trabajar con una o dos horas de sueño. Tu horario de sueño ya estaba completamente desordenado y planeabas aprovechar ese fin de semana para intentar arreglarlo. Es justo ahí cuando escuchaste el "ping" de tu teléfono, iluminando el pequeño rincón de tu habitación con el mensaje de texto de Matías.
Holis consegui el papel, ¿venis a celebrar?
Te tapaste la boca con una sonrisa antes de abrir el chat.
Obviamente él sabia que estabas despierta, despues de todo era el quien se ocupo de arruinar tu horario de sueño llevándote a estas escapaditas a altas horas de la noche.
Sin embargo agradeciste internamente la invitación de Matías, hubieras estado dispuesta a inventar cualquier excusa para salir de tu calurosa casa. Tu respuesta fue rápida, y esperabas que no pareciera demasiado desesperada.
"obvio que si, ¿me pasas a buscar?"
Matias tardo un poco más en responder; probablemente estaba preparando sus cosas, llenando sus bolsillos de papelillos y de marihuana. No te sorprendería si se olvidara de traer un encendedor. Podrías contar con los dedos de las manos todas las veces que Matías te había invitado a fumar y se había olvidado de llevar uno. La última vez que se habian juntado, su encendedor se rompió y no habia traido uno de repuesto. Por lo que creiste conveniente recordárselo, porque seguramente ya habia fumado y su memoria no era la mejor cuando estaba drogado.
"Mati"
"acordate de llevar dos encendedores"
"que no nos vaya a pasar lo de la otra vez !!"
"(que no TE vaya a pasar)"
Y no pudiste evitar sentir una pequeña emoción cuando viste el texto debajo de su foto de perfil que te indicaba que estaba escribiendo.
"Jajsjsa, andate a cagar"
"te aviso cuando esté abajo."
Sonreíste ante su respuesta. Estabas segura de que se habia olvidado por completo.
Sin mas preambulos te levantaste de la cama, caminaste hacia el espejo que estaba colgado atras de tu puerta y te observaste. Las ojeras alrededor de tus ojos, y tu pelo desordenado definitivamente delataban tu lucha por conciliar el sueño. Tras ver eso corriste a darte una ducha rápida para refrescarte y al menos estar presentable antes de que él llegara. Te pusiste una musculosa blanca y un par de shorts que ni siquiera recordabas haber comprado. Todavía hacía calor afuera, así que no llevaste una campera ya que estos encuentros generalmente solian durar un par de horas y era cuando comenzaba a refrescar, pero no lo suficiente como para llevar un abrigo, ¿verdad? El auto de Matías llegó antes de que pudieras decidirte.
El claxon te hizo correr escaleras abajo, casi tropezandote al bajar. No pudiste evitar sentirte emocionada, podias sentir que había una gran y estúpida sonrisa en tu rostro. Aun así, no encontraste razones para borrarla, estaban por verse para salir a festejar que matias habia conseguido el papel, era razon suficiente para estar sonriendl. Justo antes de abrir la puerta, te revisaste una vez más: llaves, billetera, teléfono y encendedor. Por las dudas.
Con tus zapatos apenas puestos, cerraste la puerta atras tuyo y corriste por el patio delantero. El aire nocturno se sintió maravilloso y lo recibiste mientras golpeaba tu pelo todavia mojado. Lo sentiste refrescandote y de repente estuviste contenta de haber decidido no traer un abrigo, despues de tantos días de calor este aire fresco se sentia fenomenal.
Pudiste ver el perfil de Matías a través de la ventana del pasajero y casi jadeaste. Su cabello estaba tirado descuidadamente hacia atrás, algunos mechones sueltos enmarcando ligeramente su cara. La luz de los faroles hacian un buen trabajo iluminando su mandíbula, y te preguntaste si realmente era el aire frío lo que causaba los escalofríos.
Esperabas que el color rojo en tus mejillas desapareciera antes de subirte al auto, querias ahorrarte las burlas de parte de tu amigo.
"Hola" dijiste alargando la "a" al entrar al auto, tu sonrisa de oreja a oreja mientras te acomodabas en el asiento para depositar un suave beso en la mejilla del castaño.
Él se inclinó hacia adelante y agarró el abrigo que estaba sobre el asiento del pasajero, tirandolo hacia atrás antes de que subieras. "Hola nena!!" te dijo con una sonrisa ladeada "mira que día festivo te clave ehh." Su habla salió un poco arrastrada; si no te habías dado cuenta ya por el olor en el auto, te dabas cuenta por su voz que ya estaba drogado, o al menos contentito. Te preguntabas qué pensarían tus padres si te hubieran visto ahi, en el auto del porrero de la facu yendo a fumar y a beber alcohol barato. Pero si no se enteran no les va a molestar.
"No es un día festivo, Matías. Deja de buscar excusas para fumar." dijiste riendote "Quiero que me cuentes TODO, como te llamaron que te dijeron que tenes que hacer." empezaste a hablar mientras te abrochabas el cinturon.
Conocías a Matías desde hacia ya bastante tiempo. Estuvieron en la misma secundaria sin embargo sus interacciones no comenzaron hasta que empezaron la universidad. Él se te acercó cuando mientras estudiabas para un examen. No era algo tan importante, pero siempre te estresabas y te ponias frenética dos semanas antes de cualquier examen. Matías no era tonto y habia notado eso, porque te ofrecio algunos consejos para tranquilizarte, por así decirlo.
Una cosa llevó a la otra, y de repente estabas en su habitación, con un bong en una mano y un encendedor en la otra. Empezaste a visitarlo más y más, quedándote por períodos cada vez más largos, hasta el punto en que habian dias que te quedabas a dormir, no siempre consumias porque tampoco te encantaba fumar, pero si disfrutabas de su presencia.
Cabe aclarar, desaprobaste el examen.
"Bueno che pero me estoy portando bien! Ahora decidí que solo voy a fumar en días festivos". Qué mentiroso. Hubieras apostado todo tu sueldo a que esa regla no le iba a durar mucho.
"Matías, si solo fumaras en días festivos, eso significaria que todos los dias de tu vida son festivos". Se metió entre los dos y subió el volumen de la música, chase atlantic sonaba dentro del auto.
"Y bueno, hay que festejar que estamos vivos" Se rió a tu lado, quitando una mano del volante para pasarte una cajita, empujándola contra tu hombro.
"Deja de reclamarme y abrí tu regalo".
Con una mirada confundida en tu rostro, la tomaste. Era larga pero pequeña, y estaba envuelta en una cinta que él había atado en un pequeño moño en la parte superior.
"¿Qué es esto?" Él estaba sonriendo como un nene chiquito.
"Si te fuera a decir entonces no lo hubiera envuelto, tarada", te dijo con un tono burlesco, y una amplia sonrisa en su rostro, "Dale, abrilo"
Y así desataste el pequeño lazo, la cinta se deslizó fácilmente de la caja. Levantaste la tapa y adentro había un porro enrollado de manera desordenada reposando sobre un pequeño almohadoncito de terciopelo. Rodaste los ojos.
"¿Posta envolviste un porro en papel de regalo?" dijiste burlandote.
Matias te miró, los ojos alternando entre tu rostro y la caja. "Ves que sos una forra, ni un gracias me decis..." dijo fingiendo estar ofendido. "Si sos tan desagradecida me lo quedo yo." Intentó agarrar el porro de tus manos, pero fuiste más rápida.
"Menos mal que no te dedicas a robar porque te cagas de hambre, no me podes ni sacar un porro de la mano." El castaño fingió estar herido antes de volver su atención a la carretera.
"Es culpa de la marihuana, hace que mis reacciones sean mas lentas."
"No me digas eso cuando estás manejando el auto, boludo", exclamaste.
"Ay nena. Vos sabes que manejé mucho mas drogado y nunca choqué."
Eso era mentira. ¿Se olvidó que estabas en el auto con él cuando chocó contra el auto de adelante? Tu mama no habia estado muy contenta cuando se entero, pero eras grande ahora; y no podía prohibirte verlo.
"Matias yo estaba con vos esa vez que chocaste contra el auto de un tipo que después te quería cagar a trompadas ¿O te olvidaste de eso?" Le recordaste.
"Bueno pero eso no cuenta. El flaco estaba frenando de golpe, se la buscó. Tuvo suerte de que yo no estaba con ganas de pelear."
"¿No estabas con ganas de pelear? Más bien estabas cagado." Te burlabas de Matías todo el tiempo por eso, pero para ser honesta siempre te sentías segura cuando él manejaba.
Bueno, sí, manejaba cuando estaba fumado, pero había fumado tanto a lo largo de su vida que parecía 100 veces más capaz que cuando estaba sobrio. Confiabas en él con tu vida, para la desgracia de tus papás.
"Y si boluda, ¿vos te acordas del tipo ese? ¡Era alto y estaba armado como si fuera un patovica! Nunca empiezo una pelea que sé que voy a perder. Soy más inteligente, no más fuerte, así sobreviví hasta ahora." Te reías, una sonrisa se te dibujaba en los labios cada vez que lo escuchabas hablar "Bueno, segui así y mira a la ruta cuando manejas."
ii.
Medio porro, tres birras cada uno y media hora de viaje en auto después, llegaron a la costanera. Eran poco más de las 3 am y el horizonte tenía un ligero tinte azul claro, una señal de que el sol pronto traería un nuevo día.
El aire era refrescante y llenaba tus pulmones mientras comenzabas a sentir como todos tus musculos empezaban a relajarse producto de la marihuana haciendo efecto en tu sistema nervioso. El calor parecía haberse ido y ahora el frío se instalaba en tus huesos haciéndote pensar en subir la ventana y en por qué no te habias traido ese abrigo. Matías debió haber notado cómo temblabas porque subió la ventanilla desde los controles en su lado.
"Gracias. ¿Estás pendiente de mí?" dijiste mirandolo a los ojos con una suave sonrisa.
"Siempre". Era verdad, siempre lo estaba.
Debía ser tarde, porque desde la última vez que escucharon al locutor en la radio habian pasado al menos cinco canciones. Ahora los débiles sonidos de clásicos de los 90 se filtraban por los parlantes uno tras otro. Un ruido de fondo perfecto para fumar a esas horas de la noche. Apoyaste tu cabeza contra el asiento y cerraste los ojos disfrutando la sensación de tus músculos volviéndose ligeros.
"Ya son casi las 4:20, ¿cómo vamos a celebrar?"
Matías preguntó sobre el sonido de la radio.
"No sé, ¿como siempre? Fumamos, tomamos, hablamos boludeces y despues vamos a comprar una happy meal." Giraste la cabeza hacia él. "¿Qué podría ser mejor que eso?"
Cogerte en el asiento trasero de su auto mientras fumaban un porro. Eso definitivamente superaría cualquier happy meal de McDonald's. Pensó, pero no lo dijo.
"Me parece perfecto." Dijo Matías aunque preferiria tenerte a su merced en el asiento de atras.
Te pasó el porro que había fumado hasta la mitad y observó como te lamiste los labios antes de deslizarlo entre ellos y tomar una profunda bocanada.
Matías siempre pensó que lucías mejor cuando estabas drogada. La hierba parecía hacer brillar tu piel, creando un cierto aspecto rosado en tus mejillas. Tus ojos siempre lucían más brillantes también, húmedos y un poco vidriosos. Se imaginaba que así era exactamente como te veías cuando estabas caliente, y no estaba equivocado.
Desde que empezaste a fumar, te habias dado cuenta que te ponía un poco más cachonda de lo habitual. No sabías qué te pasaba; era como si encendiera un interruptor adentro tuyo y tus sentidos se agudizaban. Te volvías un poco necesitada y un poco cariñosa, y definitivamente te mojabas mas que cuando estabas sobria. Y cuando estás con Matías fumando? Dios... Apenas dos porros y todo lo que ese hombre tenía que hacer era mirarte para ponerte como una perra en celo.
Tenías la sensación de que Matías sentia lo mismo, pero en todo este tiempo que habias estado haciendo esto con él, nunca habia dado el primer paso. Empezabas a pensar que tal vez no sentia lo mismo, ¿o estaba esperando a que seas vos la que daba el primer paso?
Bueno, apenas habías fumado medio porro y tomado tres cervezas. Pero capaz que otro porro y medio y dos cervezas más te iban a dar la valentia para encararlo.
iii.
El tiempo parecía volar. Matías te estaba contando una historia sobre una chica a la que le vendía marihuana en la universidad y cómo ella se ofreció a hacerle una mamada para pagarsela. Él le dijo que no era por ser desagradecido, pero que necesitaba el dinero. Una mamada hubiera sido genial y todo, explicó el castaño, pero no era lo que estaba buscando. En algún momento entre mencionar una mamada y algo sobre ser abofeteado por la chica mencionada anteriormente, dejaste de prestar atención. La cerveza y el porro ya te habian afectado, pero se mezclaban con algo más peligroso. No podías evitar que tus ojos se desviaran hacia sus labios, viéndolos formar palabras a las que no estabas prestando atención y preguntándote qué tan suaves se sentirían entre los tuyos. Luego tu mirada comenzó a bajar y ahora recién te diste cuenta de que estaba usando pantalones de jogging grises; por lo que podias ver contorno de su pene desde tu posición en el auto, haciendo que tus pensamientos se aceleraran.
"¿Me estas escuchando?" dijo matias cuando se dio cuenta que habias dejado de prestar atención.
No sabías por qué lo decías, pero no hubo forma de evitar que la pregunta saliera de tus labios.
"¿Te puedo chupar la pija?" Solo te diste cuenta de lo que habías dicho cuando volviste a mirar a Matías. Sus ojos estaban abiertos de par en par y parecía confundido.
Mierda.
Él simplemente se quedó allí, con la boca ligeramente abierta mientras procesaba lo que acababas de decirle. ¿Te había escuchado bien? No, seguro habia sido el efecto de la hierba jugandole una mala pasada. Aun así, tenía esperanzas y continuó, "¿Qué?"
Mierda, realmente acababas de decir eso. Pensaste en formas de recuperarte de esto, pero no había forma de que tu cerebro pudiera inventar algo que tuviera sentido. No habia vuelta atras, asi que continuaste, "La oferta no va a durar mucho más." Un nudo comenzó a formarse en tu garganta y tu boca se secó.
Matías empujó su asiento hacia atrás y dejó que sus ojos ligeramente enrojecidos te miraran fijamente, pasando su lengua por su labio inferior mientras su mirada recorría tu cuerpo antes de posarse en tus ojos. Pensabas que no se habia dado cuenta de cómo tus muslos se tensaron cuando el borde de su camiseta se levanto un poco con el movimiento, pero sí lo habia notado, y estaba disfrutando de la forma en que estabas retorciéndote a su lado. Se preguntaba si ya estabas mojada y si esa humedad estaba comenzando a manchar todo el asiento abajo tuyo.
Se preguntaba cuánto tiempo habías querido hacerle esa pregunta. ¿Fue desde que estacionó en la costanera, o mientras estaban en camino? Tal vez incluso antes de eso. ¿Podría haber comenzado cuando te envió un mensaje de texto? ¿O quizás habias tenido este sentimiento durante mucho tiempo, desde cuando solían pasar tiempo juntos en su habitación compartiendo un porro y jugando juegos de mesa? Tal vez, solo tal vez...
Mientras Matías pensaba, definitivamente disfrutaba de verte entrar en pánico. Se aseguró de que estuvieras mirando cuando llevó el porro a sus labios, humedeciéndolos antes de tomar una calada. Respiró profundamente, dejando que el humo llenara sus pulmones. Pudiste ver el extremo del porro brillar, ardiendo en un ámbar profundo.
Cuando Matías exhaló, estuvo velado por el humo; parecía un poco intimidante, sus ojos nunca se apartaron de los tuyos, y podías darte cuenta que estaba pensando en decir algo.
"Dale."
¿Dale? ¿Eso era todo lo que iba a decir? ¿No iba a cuestionarlo? Bueno. Ambos podían jugar ese juego.
Sin apartar la mirada de él, tus dedos fríos se deslizaron por el borde de su pantalón, él respiro entre dientes por el contacto repentino. Fue entonces cuando te diste cuenta de que no llevaba ropa interior, obvio que no, era Matías. Sacaste su miembro de sus pantalones viendo como ya estaba erecto, retorciendose ante tu fresco contacto. Casi jadeaste al verlo y tus muslos se tensaron. Sentiste como una vena prominente a lo largo de la parte inferior se hinchaba bajo tus dedos.
Delicadamente envolviste tus dedos alrededor de su eje y lo llevaste hacia tu boca, tu lengua rozando su punta y dejando que tu cálido aliento lo acaricie. Matías sabia que lo estabas provocando e hizo todo lo posible para no levantar la pelvis y follarte la boca, manteniendo sus ojos en los tuyos. No te iba a dejar ganar.
Sentiste cómo tu compostura comenzaba a flaquear cuando viste la punta goteante de Matías, y no pudiste evitar lamerla con lentitud. Él inhaló una bocanada entre dientes cuando sintio tu lengua, y cuando levantaste la vista, te encontraste con su mirada fija, incitándote con sus ojos.
Cuando saboreaste a Matías en tu lengua, no pudiste evitar succionarlo ligeramente hacia tu boca. Tenia un sabor un poco dulce, sin duda por la hierba que corria por sus venas. Cediste ante su miembro bastante fácilmente, ansiosa por sentir su pene llenando tu garganta. Tu boca se hundio en él lentamente mientras ahuecabas tus mejillas. Pudiste sentir como la saliva se acumulaba en tu boca y cubria su pene dandole un leve brillo. Matias gimió ante la sensacion e inclinó la cabeza hacia atrás, sus manos se hicieron puños a los costados del asiento. Sus gemidos y jadeos fueron los que te incentivaron a moverte y antes de que pudieras darte cuenta estabas subiendo y bajando tu cabeza con un buen ritmo.
Su pene era fino y largo, su punta golpeaba el fondo de tu garganta, cosa que hizo que tuvieras que separarte para retomar el aliento viendo como un jilo de saliva unia tus labios con su bombeante pene. Sus dedos se entrelazaron rapidamente al rededor de tu pelo, guiando tu boca de regreso a su pene.
"Dios nena, no me dejes asi, seguí por favor."
Sentiste tus rodillas temblar ante sus palabras y sin mas dilacion lo tomaste de nuevo dentro de tu boca.
Gemidos salian de tu boca y matias no podia creer que todo esto estuviera pasando, no entraba en su cabeza como podia tenerte wntre sus piernas chupandole la pija en su auto, por un momento pensó que estaba soñando. Sus caderas comenzaron a moverse hacia arriba, penetrando tu boca y haciendote tener algunas arcadas que no detuvieron tu labor. Sus dedos apretaban cada vez mas fuerte tu cabello hasta que en un momento, decidio tirar de ellos apartandote de su pene.
"Ah, mierda- si no te sacaba me iba a correr." dijo jadeando
Tratasgw de recuperar el aliento, ya sabias que posiblemente estabas hecha un desastre, sentias tu cabello pegado en tu rostro cubierto de saliva, la piel enrojecida y las lágrimas en tus pestañas. Pero él todavía te miraba como si estuvieras hecha de polvo de hadas.
"Vení para aca." musitó
Antes de que tu cerebro tenga tiempo de enviar ordenes a tu cuerpo, Matías se inclinó hacia adelante atrayendote hacia él, sus brazos rodeando tu pequeña espalda mientras te acercaba imposiblemente mas a su cuerpo, pecho contra pecho. Su boca se poso sobre la tuya inmediatamente, su lengua pasando por tus labios y metiéndose en tu boca. Podias sentir la tensión de su mandíbula contra la tuya y sus palpitaciones apresuradas contra tus manos sobre su pecho.
El momento era embriagador; podias saborear el dulce sabor de Matías en tu boca y su miembro presionando contra tu intimidad dejandote deseando mas. Simplemente no era suficiente.
Casi como si él hubiera leido tu mente, sentiste el leve roce de los dedos de Matías mientras jugando con el borde de tu musculosa. Sus dedos siempre habian sido fríos y gemiste ante la repentina sensación, gimiendo en su boca mientras sus dedos se deslizaban debajo de la tela, recorriendo la piel cálida de tu torso. Su toque provocó un escalofrío que provoco que tu piel se erizara.
Mierda, te sentías como una colegiala a punto de tener su primera vez. Ya lo habías hecho antes, pero nunca con Matías. Las mariposas revoloteaban en tu estómago por la forma en que te tocaba, y había algo en la forma en que te hablaba que te llenaba de nervios.
Sus dedos acariciando la suave carne de tus pechos te sacaron de tus pensamientos. Sentiste que la respiración de Matías se detenía, y ahí fue cuando recordaste que no estabas usando sostén. Abajo tuyo, tu amigo se rió para sí mismo por su pequeño descubrimiento. Sus pulgares pasaron sobre tus pezones endurecidos y, mierda, ¿habías estado sin sostén todo este tiempo? ¿Sentada junto a él, con los pechos desnudos rozando la tela de tu remera? Matias no pudo evitar preguntarse si tu coño estaba igual de desnudo y su corazón se aceleró ante la idea. Su sistema lleno de sustancias simplemente no podía con ello, y empezó a moverse hacia vos para averiguarlo.
"¿Sin sostén?" Matías susurró contra tu cuello, pudiste sentir el roce de sus labios contra tu piel, una sonrisa traviesa se extendio por su rostro. "¿Lo hiciste a propósito?"
Matías se rió contra tu cuello cuando tus muslos se contrajeron alrededor de él ante sus palabras. Por supuesto que era para él. Todo lo que hacías lo era.
Observaste cómo sus ojos, enrojecidos y vidriosos, caían sobre tus manos mientras tus dedos recorrian su piel hundiéndose ligeramente en esta y definitivamente notó tus escalofríos cuando tus manos encontraron su abdomen duro y, si ya de por si su ego no era lo suficientemente grande, definitivamente lo era ahora. ¿Lo habías deseado tanto como él te había deseado?
Fue entonces cuando Matías te miró, llevando el porro a sus labios resecos y tomando una larga calada, sosteniéndo el humo en su boca mientras se expandia en su garganta y pulmones. Desearías poder ver sus pensamientos en este momento; matarías por saber qué estaba pasando en esa mente nublada suya.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente soltó el humo y lo sopló sobre tu figura medio desnuda, envolviéndote en un suave halo de humo, con los ojos aún clavados en los tuyos como si estuviera esperando tu próximo movimiento.
El silencio de Matías te puso ansiosa. No podías decir si estaba disfrutando de la vista o pensando en cambiar de opinión. La mezcla de la marihuana corriendo por tus venas y los nervios que creaba la mirada de Matías te hizo sentir un poco mareada y nerviosa, así que le preguntaste.
"¿Me das una pitada?" Tenías una sonrisa coqueta en el rostro, un destello travieso en tus ojos mientras tu mano se aventuraba un poco más abajo. ¿Cómo podría decir que no?
Con una sonrisa ladeada, las palabras de Matías salieron lentas y un poco arrastradas mientras raspaban al pasar por sus labios. Siempre te había encantado lo ronca y áspera que se ponía su voz cuando estaba fumado. Nunca dejaba de hacer que tu conchita se mojara.
"Obvio hermosa." Sus manos apretaron más fuerte tus muslos antes de que llevara el porro a tus labios.
Recordó la primera vez que habian fumado juntos.
Nunca esperó que dijeras que sí, pero estaba muy, muy contento de que lo hicieras.
Fue cuando eras bastante inexperta. Ambos estaban en su habitacion, tu mente nebulosa por el consumo de marihuana. Era adorable lo exaltada que te ponías, riendote por cualquier cosa que él dijera o hiciera y haciendo chistes malos que solamente vos encontrarías absolutamente hilarantes. Pero tambien empezaste a volverte audaz, tus manos agarrando su mandíbula para acercarlo para pedir otro porro. Matias recordaba muy bien como tus labios se acercaban hasta que estuvieron casi rozando los suyos, prácticamente suplicando ser besados; pero nunca lo hizo, mas que nada porque no sabia si estabas en tus cabales. Pero se lo pusiste difícil.
La marihuana te ponia mas cariñosa y necesitada a medida que pasaba la noche. Agarrabas el cuello de Matías para acercarlo y susurrarle cosas al oído. Tan cerca que podía sentir tu aliento caliente contra su piel, tus labios presionando ligeramente contra su oreja. Matías apostaba a que tus labios sabrían deliciosos con tu brillo labial de cereza mezclado con el dulce sabor de la marihuana.
Sabia que iba a ser difícil para él detenerse, así que nunca comenzó. Pero con el pasar del tiempo, ibas cada vez más a su casa, y pronto ya no eras tan inexperta.
Dejaste de estar tan exaltada y necesitada a medida que desarrollabas tu tolerancia, incluso eras capaz de manejar un porro entero vos sola. Matías casi estaba orgulloso de lo lejos que habías llegado, pero eso significaba no más mimitos y no más trenzas en el cabello. Estaría mintiendo si dijera que no lo iba a extrañar.
Así que podías imaginarte lo emocionado que estaba en ese momento mientras te restregabas contra él, tan necesitada como las primeras veces que habias fumado, tu coño cubierto frotándose contra su miembro desnudo y palpitante haciendo un desastre en tus shorts.
Los dedos de Matías rodearon tu mandíbula, el pulgar pasando por tus labios incitandolos a abrirse. Lo unico que tuvo que hacer fue meter la punta de su dedo dentro para ver cómo tu boca lo recibia, tu lengua girando alrededor de su dígito. Te acercó un poco más, lo suficiente para mantenerte queriendo más mientras exhalaba, envolviéndote en una nube de humo.
Lo inhalaste y lo sentiste ir directo a tu cabeza, mareandote y haciéndote sentir tan ligera como el aire.
Joder, lo habías extrañado. No pudiste evitar la forma en que tus caderas se movieron hacia él mientras lo hacía de nuevo con su lengua sumergiéndose en tu boca esta vez.
"Mirate. Tan desesperada por tenerme adentro, ¿eh?" Dios, Matías sabia que te morías por él, y nada podía calmar tu hambre excepto su pene llenándote por completo. Cada vez estabas mas impaciente, pero antes de que tuvieras tiempo de tonar cartas en el asunto, sentiste los dedos errantes del castaño rozando tu entrepierna cubierta. La tela de tus shorts y de tus panties formando una especie de barrera y sentiste la necesidad de sentir esos largos dedos profundamente dentro tuyo, sentias que si pasabas un minuto mas sin ser follada ibas a estallar.
Sus dedos frotaron circulos sobre la tela por encima de tu clitoris y sentiste como tu ropa interior se empapaba bajo sus dedos.
"Matías, necesito tus dedos adentro." El simplemente se burló de lo desesperada que estabas y le encantó el hecho de tenerte suplicando encima suyo.
"¿No vas a decir por favor?" Matías podía ser un tarado a veces, pero hoy no estabas en condiciones de responder con algo inteligente, tu cerebro era un lío confuso y todo en lo que podías pensar era en Matías y sus dedos y su pene y cuánto lo necesitabas. Así que simplemente te rendiste, ni siquiera intentaste ser un poco sutil al respecto.
"Ugh, por favor, por favor. Cogeme con tus dedos, por favor." gemiste retorciéndote bajo el su toque, el cual simplemente no era suficiente.
"No puedo si tenes esos shorts puestos."
Obedeciendo a sus deseos, te sacaste los shorts sin rechistar, deseando que esa fastidiosa capa de tela ya no estuviera ahí. El castaño gimio debajo tuyo al ver lo que tenía adelante.
Tenías puesta ropa interior gris, y el color hacía que tu humedad fuera visible para Matías, quien no pudo evitar pasar su dedo índice a lo largo de tu entrepierna y hasta tu clítoris. La acción te sacó un gemido delicioso, y él tuvo que apartar la mirada de tu entrepierna para mirarte.
Observabas connatencion y anhelo cada movimiento de Matías, viendo como su dedo dibujaba circulos alrededor de tu clítoris, tu ropa interior oscureciéndose a medida que la humedad crecía. Tus caderas empezaron a moverse hacia adelante, desesperada por sentir esa presión que tanto deseabas.
Si Matías hubiera tenido la mente clara y no estuviera tan drogado, te hubiera hecho rogar por ello, te habría hecho esperar hasta que estuvieras al borde de las lágrimas antes de darte lo que querías. Pero él estaba tan desesperado como vos, y su compostura estaba al límite.
Entonces, con una mano, apartó tus panties hacia un lado, y un gemido gutural se te escapó cuando sentiste las yemas de los dedos del chico deslizarse entre tus pliegues. Sus dedos esparcieron tu humedad hasta tu clítoris, y despues, tal como había prometido, metio uno dentro de tu coño. Jadeaste mientras sentias como su dedo se colaba entre tus paredes, y soltaste un gemido de alivio que no sabias que estabas conteniendo.
"Mirate bebé. ¿Estas tan mojadita por mí?" Sí. Todo era para él. Siempre lo había sido y siempre lo sería. Tus interiores succionaban su dedo profundamente, apretandose contra sus nudillos, enviando olas de excitacion directamente a su polla palpitante. No podias esperar para que reemplazara sus dedos con su pene. El simple pensamiento de matias cogiendote duro hizo que tus rodillas temblaran con anticipacion.
Su dedo medio se unió a su dedo anular dentro tuyo, y movió su muñeca para posicionarse mejor para poder mover sus dedos a un ritmo más rápido. No tardo mucho en establecer un ritmo que te huzo temblar hasta el alma, y tuviste que extender las manos contra la -ya empañada- ventana. Con cada embestida tus yemas golpeaban ese punto dentro tuyo y justo cuando creias que era demasiado subio su otra mano a tu intimidad para frotar tu clitoris.
Sentiste la conocida sensacion de placer acumulandose en tu centro y antes de que tu cerebro pudiera procesarlo, te estabas corriendo contra sus dedos, tus piernas temblando y tus labios soltando gemidos con su nombre contra su cuello.
"¡D-dios, Matías!" exclamaste, tus uñas clavandose en su antebrazo.
"Shhh. Tranquila, aca estoy." Matías sintió cómo te apretabas alrededor de sus dedos después de haberte corrido, sin embargo retiro sus dedos de tu interior y se los llevo a la boca, gimiendo al rededor de ellos. "No puedo esperar más, bebé. Necesito estar adentro tuyo."
Antes de que tuvieras tiempo de calmarte de tu clímax volviona apartar tu rompa interior hacia un lado y alineó su polla con tu entrada. Lentamente, te hundiste en él.
Gimieron juntos mientras lo tomaste lentamente en tu coño, centímetro a centímetro. Podías sentir esa vena prominente sobresaliendo contra tus paredes, y tus interiores se apretaron ante la sensación.
Una vez que Matías estuvo completamente dentro tuyo, tu cuerpo comenzó a moverse por sí solo, desesperada por sentirlo. Empezaste a moverte hacia abajo, pero él agarró tus caderas para detener tus movimientos, manteniendote quieta encima suyo. Sus ojos estaban cerrados y su ceño fruncido, por lo que te preocupaste. "Mati? Estas bien?" dijiste pasando tus manos por su rostro, quitando el cabello que cubria sus hermosas facciones.
"Si gorda... pero si te moves tan enseguida me voy a correr... Deja, deja que me concentre."
Te reiste por lo bajo y empezaste a dejar un camino de besos desde la comisura de sus labios hasta su cuello, de vez en cuando algunos gemidos ahogados salian de tu boca, necesitabas moverte pero entendias que tenias que darle su tiempo, despues de todo sabias que la marihuana agudizaba todos los sentidos y esto no era excepcion.
"Matías, por favor, no sé cuánto más puedo aguantar.". rogaste en un jadeo que hicieron tido lo ckntrario a ayudarlo a que se concentre. La marihuana tampoco ayudó; lo volvió aún más sensible a las tus cálidas y húmedas paredes apretandolo.
Estabas arriba de él, con su polla bien dentro tuyo durante lo que pareció una eternidad. Te estabas impacientando un poco y casi comenzás a moverte hasta que lo escuchaste debajo de vos.
"Dale, bebé, movete". Y eso fue todo lo que necesitaste escuchar. Comenzaste a mover tus caderas sobre las suyas, la punta de su polla tocando ese punto tan placentero dentro tuyo. Soltaste un pequeño grito cuando sentiste como sus caderas subian para embestirte un poco.
Una de sus grandes manos estaba en tu cadera, balanceándose de un lado a otro con tus movimientos, mientras la otra sostenía el porro entre sus dedos, ofreciéndotelo después de darle una pitada y soplar el humo sobre tu cuerpo, envolviéndote en una neblina de humo. Mientras tanto, la luz naranja de las farolas afuera te bañaban en un resplandor celestial, suavizando tu piel. Matías se inclino a darte un tierno beso. Carajo, te veías etérea y el sabia que iba a recordar esta imagen para siempre, deseaba poder tatuarselanoara revivirla cuando quisiera.
La forma en que tu cuerpo se movía sobre él lo tenía mirándote con asombro. Juraba que eras un puto ángel enviado a la Tierra solo para él. Parecías estar bañada en una luz que lo rodeaba a el también. Todavía no podía creer que esto estuviera pasando realmente.
Parte de Matías quería darte vuelta y tenerte abajo suyo. Quería levantarte la pierna sobre su hombro y llegar un poco más profundo, la punta rozando ese punto dulce dentro tuyo... pero ¿por qué habría de hacerlo cuando lo estabas haciendo tan bien vos misma? Y él tenía la vista más perfecta desde abajo; podía ver todo, desde tu coño hasta los hilos de tu previo orgasmo acumulandose en la base de su polla, hasta tus tetas perfectas rebotando tan perfectamente frente a él. Ni hablar de tu hermosa cara. Si pudiera personificar la euforia, estaba seguro de que eras vos, con las cejas fruncidas, los ojos cerrados y la boca abierta, todos tus sentidos concentrados en todo lo que era él.
Matías no pudo evitar hablar. Tal vez era la marihuana hablando a traves de él o tal vez eran simplemente sus pensamientos sobrios, pero carajo, no podía mantener la boca cerrada y te volvía loca.
"¿Qué diría tu vieja si te viera ahora, ¿eh? ¿Su perfecta hija fumando porro y montandome en el auto?" Los ojos de Matías estaban oscuros, y te hacían sentir como si estuvieras haciendo algo que no deberías. Te daba mariposas en el estómago y sentías una ola de deseo ir directo a tu coño.
Matías se volvía tan charlatan cuando estaba drogado, y definitivamente había fumado demasiado, así que no había forma de detener las palabras que salían de su boca. Pero Dios, sonaba tan malditamente: su voz se escuchaba ligeramente ronca y quejumbrosa mientras te elogiaba, diciéndote lo bien que lo estabas haciendo, cómo estabas tomando su polla tan bien y montandolo como una puta diosa. Mientras tanto, la punta de su pene latía y se retorcía y golpeaba tan profundo desde este ángulo. El placer era casi insoportable pero se sentia tan bien que deseabas que el momento no se acabara jamas.
El ritmo era crudo, duro y tan jodidamente bueno. Era todo lo que podrías haberte imaginado y sabias que estabas al borde de correrte encima suyo. Ningún pensamiento coherente pasaba por tu mente y sentias que no podías formar palabras, pero Matías entendió. Podía notarlo por la forma en que tus movimientos se volvieron bruscos y por la forma en la que tus caderas titubeaban con cada embestida y tu respiración se volvía rápida, casi erratica. Por lo que comenzo a mover sus caderas, parando las tuyas connun fuerte agarre, empujando adentro tuyo con tanto vigor que sentiste que podrias desmayarte en ese momento.
"Muy bien, nena. Correte para mí dale, correte encima mio." Sus palabras de elogio, cargadas de deseo y teñidas de dulzura, fueron las que te llevaron al borde. Habías tenido muchos orgasmos en tu vida, pero ninguno habia sido como este, no cuando estabas tan drogada y encima de Matías. Se sintió glorioso, sentiste que tocabas las estrellas con las yemas de tus dedos. El orgasmo comenzó desde tu centro, extendiéndose a cada centímetro de ti de adentro hacia afuera. Te sentías sin peso y era como si estuvieras flotando, lo unico que te traia a tierra eran los suaves besos que el castaño estaba presionando sobre tu hombro y el fuerte agarre en tus caderas.
Matías no estaba muy lejos; de hecho, el pulsar de tus paredes lo hizo derramar todo lo que tenía dentro tuyo sin darle tiempo de sacar su polla. Era la marihuana la que lo hacía así, adormecía sus sentidos y hacía que sus músculos se sintieran pesados. Aunque en realidad no era eso en absoluto. Simplemente estaba demasiado atrapado en el momento como para detenerse sacar y correrse en tu panza. ¿Y por qué lo haría cuando estabas tomando pastillas anticonceptivas y te sentías tan bien? Sería un loco si no se corria dentro.
Guturales gemidos lastimeros pasaron por sus labios con cada carga que salía disparada. Tuvo que agarrarse de tus caderas como si ellas fueran a salvarlo mientras su orgasmo parecía arrastrarlo hasta el cielo.
Cuando Matías regresó a la Tierra de golpe, fue como si estuviera envuelto en una manta cálida y acogedora. Sus ojos finalmente parpadearon abiertos, y juró que se encontró con un ángel.
Realmente creyó que había muerto y había ido al cielo.
iv.
Ya eran las 5:17 am y ambos estaban de nuevo vestidos, la ligera campera que matias habia tirado anteriormente al asiento trasero -en el cual se encontraban recostados ahora.- te cubria los hombros, protegiendote de la fria brisa matutina. El sol ya comenzaba a asomarse lentamente sobre el horizonte, y Matías apenas comenzaba a sentir cómo la sobriedad lo alcanzaba. Percibió el peso reconfortante de tu cabeza sobre su pecho, tus pestañas y tu respiración suave le hacian cosquillas en la piel.
No puede evitar mirar a su alrededor y recordar con cariño. Las huellas de manos adornan las ventanas, y decide dejarlas allí, como un dulce recordatorio de lo ocurrido en las primeras horas del día. Una sonrisa tierna se dibuja en sus labios al rememorar, recuerdos tenues llenando su mente. Esa noche no solo había conseguido el papel de su vida, sino que también había compartido momentos íntimos con la chica de sus sueños. La vida parecía ser hermosa.
Tus respiracion pacífica lo reconforto mentrias sentia cómo sus párpados se volvian pesados. Antes de ceder al sueño observó con ternura hacia abajo, donde te encontrabas acurrucada junto a él, un ligero rayo de sol iluminando tu piel, y no pudo evitar desear que esta no fuera la última vez.
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no es un secreto para nadie que la virginidad es solo un constructo inventado desde el machismo. las mujeres no sufren de ningún tipo de cambio después de tener relaciones sexuales por primera vez. a pesar de saber que el concepto de la virgnidad no tiene ni pies ni cabeza, siempre pensaste que tu primera vez sería con alguien que de verdad significase algo para ti.
con un novio como enzo, sabías que la comodidad y el respeto son cosas con las que puedes contar, ya sea en este tema en específico o en cualquier otro aspecto, el peli negro encaja en tu definición de confianza.
enzo va a ser paciente y amable contigo, te dices a ti misma y sacudes tu cabeza buscando desaparecer de tu mente todo lo que piensas podría salir mal, ¿por qué llenar tu mente de todos los posibles escenarios negativos? todo irá bien y tendrás otro recuerdo precioso con tu novio que llevarás contigo con mucho cariño.
prefieres no darle más vueltas al asunto y buscas en tu armario un outfit para la cita de hoy. el plan era ir al nuevo restaurante frente a la playa, irían un poquito antes de las 7pm para apreciar la puesta del sol en la arena, la ida al restaurante y la cena, por último, volverían hacia el departamento del mayor.
habían hablado del tema la tercera noche que habías pasado en su departamento, discutiendo todo lo que pasaba por tu mente sobre tu falta de experiencia.
“¿te molesta esperar?”
“¿por qué me molestaría esperar?” enzo te había contestado, haciendo latir más rápido tu corazón. ambos acostados en la cama de él, viendo hacia el techo y tomándose de la mano después de una sesión de besos más que intensa.
luego de lo que parecieron horas, decidiste ponerte tu vestido favorito, de color negro, bastante cómodo y ligero. escuchaste la puerta ser tocada y miraste hacia tu reloj, notando que el mayor había llegado un minuto antes de lo acordado.
“ya voy” dices en voz alta y te pones en marcha para abrirle, encarando al pelinegro, que como tu, tenía una cálida sonrisa en su rostro “hola, linda” dice enzo, elimina la distancia entre ambos y pone sus manos tu cintura, miradas encontrándose y diciendo en aquel lenguaje único cuanto se extrañaron y cuánto aman estar en la presencia del otro.
“¿soy linda?” tú dices con una sonrisa llena de diversión.
“tan linda que sos lo único en lo que puedo pensar, sos muy preciosa” contesta, lo que hace calentar tus mejillas. se aleja de ti solo para tomar una de tus manos con una de la suyas. caminan de la mano hacia la salida del edificio, en busca de un taxi.
después de algunos minutos se suben al auto que los conducirá hasta la playa, apoyas tu cabeza en el hombro de enzo, sin soltar su mano en ningún momento, cierras los ojos y hueles el perfume de enzo con una pequeña sonrisa. dos cuerpos apoyados en los asientos del taxi, calentándose y latiendo el uno por el otro.
el tiempo parece volar y pronto llegan a su destino. enzo se aparta de tu lado con gentileza para abrirte la puerta, ocuparse del pago y agradecer al conductor. puedes decir que no está dispuesto a tener las manos lejos de ti por mucho tiempo, ya que te ofrece una vez más su mano, rápidamente volviendo a tener contacto contigo.
caminan hacia la playa mientras tarareas tu canción favorita. “son las 6:40, tiempo perfecto para ver la puesta del sol si me lo preguntas.” dices y jalas de su mano para avanzar más rápido con él hacía la arena. ambos sueltan un pequeño suspiro una vez que están ahí, contemplando la hermosa vista, escuchando las voces de las personas a su alrededor, el mar y las olas contra la arena.
comparten minutos llenos de silencio, llenos de tranquilidad hasta que enzo decide romper el vacío de diálogo;
"viviría feliz en montevideo contigo, en pequeños y grandes roles. sería el hombre más afortunado por toda mi vida", dice, dejando escapar sus pensamientos con la misma franqueza de siempre, sin filtro ni reservas.
"¿qué? ¿estás bromeando?" respondes con evidente confusión, arqueando una ceja mientras lo observas en busca de alguna señal que aclare sus palabras.
"no estoy de joda con vos, nunca lo estoy", responde él, encogiéndose de hombros con sinceridad.
"no te lo permitiría", piensas en cruzar los brazos para reforzar tu punto, pero decides mantener el contacto físico con tu novio, prefiriendo esa conexión.
"¿por qué no?" enzo finge sorpresa, consciente de que esa sería tu reacción.
"¿qué clase de novia sería si te dijera 'sí, enzo, quédate aquí conmigo, no te aventures fuera del país para explorar tu potencial. podríamos ser felices, pero siempre viviríamos con la incertidumbre de lo que podría haber sido'?"
"esperaba ese comentario de vos", responde enzo con calma.
"gracias por esperar lo mínimo de mí. me reconforta saberlo", dices con sarcasmo pero con una sonrisa cómplice. estás en un breve silencio, contemplando el atardecer antes de volver la mirada hacia enzo. "no deberías esperar que sea egoísta contigo y todo lo que puedes lograr. ya te ha ido bien más de una vez, y eso me llevó a conocerte en primer lugar", añades con una tranquilidad reflexiva. "y, aunque me hagas sentir... dios, no sé cómo explicarlo, este sentimiento de ser amada por ti, tú debes ser siempre tu primera prioridad. si estás dispuesto a esperarme, yo también lo estaré", admites, evocando el recuerdo de esa noche y la conversación que marcó un punto de inflexi��n en su relación.
"son dos cosas distintas", comenta enzo, también recordando claramente aquel diálogo
“¿mi primera vez y tu carrera de actuación? la verdad sí, no es el mejor ejemplo pero se entiende.” ahora es tu turno para encogerte de hombros.
se quitan los zapatos y deciden sentarse en la arena, tú con las piernas estiradas, quizás no fue tu mejor elección el vestido para esta ocasión, pero no importa cuando estás con él.
el silencio los envuelve por unos minutos mientras contemplan la puesta del sol, como si el tiempo se detuviera para permitirles disfrutar de ese momento juntos. enzo acaricia tu mano con delicadeza, voltea para encontrarse con tu rostro y procede a dar inicio a la reunión de sus labios, un beso lleno de ternura y pasión. toma tus mejillas con suavidad, intensificando el contacto, y se sumerge en la profundidad del beso, compartiendo un instante de intimidad que les pertenece solo a ustedes. duran unos preciosos minutos disfrutando del ya no tan delicado roce entre sus bocas, perdidos en el éxtasis del amor compartido.
"me haces muy feliz, siempre", él murmura al romper el toque entre sus labios, su voz cargada de sinceridad y emoción. "más de lo que te podes imaginar."
sus palabras llenan el aire con un sentimiento cálido y reconfortante, confirmando lo que ya sabías en lo más profundo de tu corazón: que este amor es real y todo tuyo. las olas continúan su danza rítmica, chocando contra la arena, mientras la oscuridad de la noche se adueña del entorno, acompañada del inconfundible aroma marino. reposas tu cabeza en el hombro de enzo una vez más, dejando escapar un suave suspiro.
“gracias por amarme tanto.” expresas con gratitud.
“no tenés que agradecer ser amada, gorda, nunca.” responde enzo, manteniendo su mirada en ti. mientras tú sonríes con serenidad, él muestra una sonrisa que refleja comodidad y un toque de diversión, creando un momento impregnado de afecto y complicidad en la brisa nocturna.
"sé que no es necesario, pero aún así, gracias", respondes con una suave risa. tus pies juguetean en la arena, moviendo los dedos mientras te zambulles completamente en el momento. observas cómo los pies de enzo también comienzan a moverse y ríes bajito.
hubo momentos en los que creíste que ser amada era una tarea ardua, que lo mejor de ti se veía eclipsado por tus propias inseguridades. pero entonces, el peli negro irrumpió en tu vida, haciendo que amarte pareciera tan fácil.
se ponen de pie, sacudiendo la arena en su ropa, continúan poniéndose de vuelta el calzado y caminan hacia el restaurante, en pocos minutos están sentados en la mesa, deliberando sobre qué elegir para la cena. decides optar por el mismo plato vegano que el de enzo.
“¿qué querés ver hoy en casa, amor?” pregunta él en el momento en el que el mesero recoge sus pedidos.
“¿ver?” dices, parecía que ya tenías una idea muy clara sobre cómo ibas a pasar la noche con enzo y eso no incluía ver tele. “lo hablamos mientras vamos para allá.”
“dale, igual tengo un par de ideas si no tenés nada pendiente por ver.” asientes ante lo que menciona y no le das mucha importancia por ahora. “hay varias cosas que tengo apuntadas, de hecho.”
los platos de ambos llegan, le dan las gracias al mesero y la cena entre pequeños diálogos da inicio.
“tuve un lindo día en el trabajo, los niños son fenomenales… hicimos algo que vi en internet sobre escribir una reseña de una película al estilo de letterboxd. primero aprendieron sobre las partes de una reseña, sus funciones y bastante de cine, había impreso unas plantillas con el logo de la app. vimos elementos, yo tampoco la había visto así que también escribí mi propia reseña.” hay mucha alegría en tu rostro mientras le cuentas a tu novio tus recuerdos de unas horas antes de ese mismo día. “fue una interesante didáctica, bastante desarrollo de pensamiento analítico y crítico, a parte que se la pasaron muy bien mientras veíamos la película y cuando compartieron sus reseñas con toda la clase. dibujaron y todo para explicar sus puntos.” comentas muy amenamente y das otro bocado a tu plato.
“sos la mejor.” dice enzo, bastante fascinado por tu amor por lo que haces. “ahora yo también quiero conocer las partes de una reseña.”
asientes y con una sonrisa divertida le dices. “aprendes muy rápido, yo te enseño sin problema.”
durante la cena, en medio de una atmósfera serena, comparten entre sí los detalles de lo que hicieron durante el tiempo en que estuvieron separados. enzo relata con entusiasmo las sesiones fotográficas que llevó a cabo antes de la próxima rueda de prensa de su nueva película, mientras que tú detallas cada día como profesora, siempre con una nueva anécdota que contar.
al terminar los platos, pagan la cuenta y emprenden el camino de regreso a casa.mientras caminan en busca del transporte que los lleve a casa tu cabeza está inundada de distintos pensamientos, más que nada sobre lo que pueda suceder en el departamento con tu pareja.
al llegar a la casa del actor, te diriges a la cocina en busca de un vaso. “gracias por la cita, en, la pasé más que bien.” le dedicas una dulce mirada y luego procedes a servirte un poco de agua.
“no sé qué sería de mí si no es así.” dice él, devolviéndote la mirada con mucho cariño. aunque estás enfocada en tu agua. "sobre la peli… ¿vos pensaste en algo o preferís que decida yo?", pregunta, buscando captar tu atención.
giras en su dirección y respondes con voz apenas audible, consciente de que es hora de abordar el tema pero indecisa sobre cómo hacerlo. "um, más o menos." tratando de encontrar la manera correcta de decirlo, pero tu respuesta sólo logra confundir al morocho.
"¿estás bien, gorda?", preguntó él, preocupado por tu actitud.
“¿por qué no lo estaría?” llevas una vez más el vaso a tu boca, tu mente maquina como decírselo, no quieres darle tanta vuelta al asunto que se resumía en algo tan simple como tener sexo.
“conozco esa cara tuya de ‘mi mente está yendo a mil por hora’, amor.” expresa enzo y te observa fijamente.
tomas toda el agua restante en el vaso, lo lavas y lo dejas en su lugar. suspiras, sabes que no hay manera de decirlo con mucho tacto, por lo que terminas soltando “quiero… quiero que tengamos sexo.” dice lo último de manera apresurada, si el uruguayo no estuviera acostumbrado a tu rápido hablar aseguraría que no te hubiera entendido.
enzo no muestra sorpresa en su rostro; en cambio, sólo se percibe preocupación por ti y tu inesperada solicitud. "¿estás segura? amor, ya te dije que no tengo problema con esperar. no tenés que hacerlo si sentís presión", expresa mientras apoya sus manos en uno de los muebles de la cocina.
"lo sé, sé que no te importa, pero realmente es lo que quiero", respondes. enzo simplemente asiente con una sonrisa leve; si estabas segura de tu elección, él está más que encantado.
te diriges hacia él, tomas su mano y lo conduces hacia el sillón. una vez allí, lo haces sentar y luego te acomodas en su regazo, tus piernas chocando suavemente contra los cojines. "considero que tengo experiencia en el juego previo", comentas, gozando de molestarlo y entrando en calor.
“¿quién te enseñó? debería darle las gracias.” enzo acaricia tus piernas, moviendo su atención a tus muslos ya descubiertos por tu vestido algo subido debido a la posición en la que te encontrabas.
“lo conoces muy bien, es un gran tipo, el mejor de todos.”
“¿ah, sí? su novia debe ser muy afortunada.” él respondió, esbozando otra sonrisa, pero esta vez llena de picardía.
asientes con la cabeza, luciendo una sonrisa ingeniosa. "lo es.” el roce de tus manos se desliza suavemente hacia las mejillas de enzo, sosteniéndolas con una delicadeza que parece sostener el tiempo. sus ojos se encuentran, creando un vínculo intenso que se prolonga durante varios segundos, como si el universo entero se detuviera para dar espacio a ese momento. y entonces, en ese instante cargado de anticipación, comienza el encuentro entre sus labios, sellando un pacto silencioso de amor que trasciende las palabras.
el beso inicialmente inocente, se torna en uno completamente intenso. desesperados por sentirse el uno contra el otro. sus boca se mueven con frenesí, enzo no duda en introducir su lengua dentro de tu boca, empezando a jugar con la tuya, sin ninguna preocupación por lo que pueda estar pasando a su alrededor pues ahora todo lo que les importa se reduce a ustedes dos.
rompes el beso recibiendo una mirada juzgadora de enzo, hasta lo que sabe, ya se la está pasando muy bien. te ríes y dices “quiero hacer algo.” te bajas de su regazo, poniéndote de rodillas en el piso frente al sillón y acercándote a las cinturas de su bermuda beige, para empezar a bajarlo ante su intensa mirada, enzo sacude su cabeza intentando volver en sí.
“amor, esta noche se trata de vos.” con suma delicadeza, enzo toma tu mentón con una de sus manos, sosteniéndolo con ternura. en la cara de enzo, se refleja un cálido torrente de cariño y aprecio. un silencioso intercambio de emociones se despliega entre sus miradas.
“pero de verdad quiero hacerlo.” haces un pequeño puchero con la intención, otra vez, de molestarlo.
enzo resopla y culmina cediendo con una pequeña sonrisa cómplice “dale.” sonríes al lograr tu cometido, no es que te haya costado mucho. terminas de sacarle la bermuda, acaricias juguetona y lentamente sus muslos con la yema de tus dedos por un par de segundos, hasta que tus manos llegan a su bóxer, bajándolo de una vez para contar con toda su parte inferior desnuda y a tu disposición. prácticamente babeas al verlo en todo su esplendor y a su pene ya bastante duro, lo único que pasa por tu mente es tenerlo dentro de tu boca.
“estoy empezando a creer que vos tenías todo esto calculado.” dice enzo inquisitivamente, lleva una mano a tu cabello y lo jala sin mucha fuerza “empezá ya que me estás matando, princesa.”
le das una mirada divertida antes de introducir la cabeza de su polla en tu boca. das lamidas pausadas y lentas, sintiendo cada rasgo de su deliciosa punta y disfrutando de su líquido preseminal que comienza a formarse. “vamos amor, no estoy para jodas.” enzo musita y jala una vez más de tu cabello. “vos podés más que eso.” sus ojos ahora te ruegan que dejes los juegos. das una larga lamida en toda su prolongación y esta vez puedes sentir cada vena en su miembro, lo que sólo logra excitarte y mojarte más, tratas de apretar tus muslos en busca de algún tipo de alivio. enzo se da cuenta y ríe con un poco de malicia.
no lo molestas más e introduces su polla en tu boca, o al menos todo lo que esta alcanza abarcar, tus manos van a los centímetros restantes que acaricias gentilmente. con tus labios y lenguas y empiezas el vaivén de su polla dentro de ti, aguantando el reflejo nauseoso y poniendo todas tus habilidades en acción. “sí mi amor, así me gusta, sos tan buena, la mejor, mierda.”
el solo verlo así logra causar un mar entre tus piernas, alcanzas a crear una rica fricción entre tus muslos y jadeas aún con su polla en tu garganta. te separas unos segundos para poder respirar. “dale princesa, sé que podes.” dice enzo que sonríe mientras te observa. suelta lindos jadeos a los que le siguen gemidos de tu nombre en voz alta. “así, carajo, sigue así.”
chupas su polla de manera impaciente, mientras una de tus manos baja a tu coño, al que tocas melosamente encima de tus bragas, gimes en su miembro causando que las vibraciones lo vuelvan loco, trabajando en él de manera profesional. enzo sabe que no durará mucho contigo chupando su pene de ese modo, trata de ordenar sus pensamientos teniendo claro que hoy sólo debe correrse en lo profundo de tu coño. “princesa…”
“qui-quiero que te corras en mi boca.” alcanzas a pronunciar. enzo puede ver tus labios algo hinchados, tu pelo desordenado y tu mano debajo de tu vestido, al ver tu imagen tan descompuesta casi lo hace soltar un jadeo.
“mañana, mañana temprano… hoy quiero venir dentro de ti, ¿sí?” asientes algo decepcionada, te dedica una dulce sonrisa mientras separa su miembro de ti, contempla el hilo de saliva entre tu boca y su duro miembro. y carajo, como deseo hundirse y follarte la boca en ese segundo, le costó toda su voluntad poder pararse, te ayuda en la misma tarea y van a su habitación procede a acostarte en su cama.
comienza quitándote los zapatos los que tira al piso sin mucha importancia, conserva su atención en tu rostro y te preguntas a ti misma cómo es que hace que algo tan simple como quitarte los zapatos se vea lujurioso.
sube la falda de tu vestido hasta la altura de tu pecho, acaricia y deja suaves besos en tus muslos, sus dedos forman círculos y más figuras no identificables en ellos. “¿me permitis tocarte, amor?” pregunta con dulzura.
“sí, en por fa, tócame.” musitas y mueves tu parte inferior buscando su toque.
él asiente “como ordene mi princesa.” empieza a jugar con tu montículo cubierto, sus ojos se abren con un poco de diversión y sorpresa al sentir tu gran humedad. “estás mojadita, ¿tanto te calentó chuparme la pija en el sillón?” susurra para ti y no pasa mucho tiempo hasta que te baja las bragas lentamente “te haré sentir bien.”
“siempre lo haces.” dices de forma perezosa, en este momento dirías lo que fuese para que el peli negro calme tu excitación.
enzo ingresa dolorosamente lento dos de sus dedos en ti, los mete y saca una y otra vez. vuelves a soltar grandes gemidos con el nombre del uruguayo. retira sus dígitos empapados para pasearlos por el contorno de tu clítoris, cierras los ojos rendida ante el placer, no puedes formular ningún tipo de oración, agarras la sábana a tus costados con tus manos, cerrando tus puños contra la tela.
las ansias por finalmente saborearte son demasiadas, no puede soportar ni un minuto más, por lo que acaba deslizando su larga y cálida lengua en tu coño. “deliciosa, mierda… toda hecha para mí.” extensas lamidas son depositadas en ti. conserva los movimientos de sus dedos jugando en tu clítoris.
“tan exquisita y solo mía para probar.” tus ojos se abren para encontrarte con la hermosa vista de enzo comiéndote como si se tratase de su última cena. busca darte el subidón de placer más satisfactorio que jamás hayas tenido y pone en uso todo lo que ha aprendido que sabe te vuelve masilla en sus manos.
gritas su nombre al percibir su cambio de planes ya que sus largos dedos se introducen nuevamente y perfectamente dentro de ti. ahora son tres de sus dígitos en lo profundo de ti, moviéndose a la par de su boca chupando tu clítoris con la gran destreza que lo caracteriza. “sos mi dulce virgen, ¿mmh?”
asientes tontamente, estás tan cerca y el peli negro lo sabe de inmediato, sonríe con picardía y agiliza todos sus esfuerzos por hacerte llegar. “en, estoy tan cerca…” consigues decir.
“lo sé, princesa, déjame saborearte.” envuelves tus muslos con fuerza alrededor de enzo, como si lo instaras a no ir a ninguna parte, como si le suplicaras, por favor, sigue comiéndome hasta que muramos.
es cuestión de segundos para que finalmente te corras gentilmente en sus dedos, los cuales enzo procede a probar. “la más deliciosa.” finaliza ingresando el tercero de sus dedos mojados en tu boca.
por tu mente pasa que si esta no era la noche en la que dejabas de ser virgen, juras que podrías morir.
el uruguayo finalmente te desnuda completamente, pasa el vestido por tus brazos, lo arroja al piso y nota que no llevabas sostén, sonríe hacia sus adentros, confirmando su teoría de que tenías todo planeado pero a quién le importa si luces tan bien toda desnuda debajo suyo. “sos preciosa, la más linda de todas.”
sus labios ahora bajan a tus pechos, los cuales llena de húmedos besos, comienza a chupar y lamer tu pezón izquierdo, se mueve al otro para darle el mismo trato, juega otros pocos minutos en tus muy erectos pezones. “en...”
“decime qué querés y es tuyo.” levanta su cabeza de entre tus pechos para mirarte y espera tu respuesta.
“sabes que quiero” pronuncias, enzo está a punto de llevarse tu virginidad y el solo pensamiento de aquello te da una sensación similar a tu reciente orgasmo.
“esa no es una respuesta, linda, tenés que usar tus palabras.” vuelve a tomar uno de tus senos en su boca. no puedes esperar más, lo necesitas dentro tuyo, tu coño palpita en necesidad
“quiero que me folles.” sueltas de una vez por todas.
él asiente “sos tan hermosa, ¿cómo me podría negar cuándo me lo pedís así?” lleva sus labios a los tuyos, compartiendo un beso lujurioso y muy cargado de amor a la vez, como solo él sabe hacer.
“si duele, decimelo” decide mantener el contacto visual contigo en todo momento, en alerta por si halla cualquier indicio de incomodidad en tu rostro. "pellízcame si es demasiado, ¿entendido?" se hace un recordatorio mental para más tarde sobre acordar una palabra segura. murmuras un rápido sí y enzo deja un beso en tu cuello mientras bombea lentamente dentro de ti, sus piernas sobre el colchón, las tuyas alrededor de sus caderas.
sueltas un suave jadeo ante la nueva sensación, que duele ligeramente. “tan linda y toda para mí, no sabés cuánto deseaba tenerte así.” los recuerdos de las noches en las que enzo usó su mano, pensando que era tu coño lo que lo apretaba, llegaron esporádicamente a su mente.
primero mantiene un ritmo lento, buscando que te adaptes a la nueva sensación, sí bien ya has tenido sus dedos en ti en varias ocasiones, era completamente distinto tener toda su polla hundida en ti. pone sus manos alrededor de tu cintura y sientes pequeños besos en tu cuello mientras tus ojos se cierran con fuerza, el calor del cuerpo de enzo contra el tuyo.
“puedes moverte, en, más rápido.” pides, él asiente ante tus palabras y agarra tu cintura, tu cabeza se echa hacia atrás sobre la almohada, formando un delicioso arco. dejas atrás ese leve ardor y gimes con fuerza, temes que los vecinos de enzo escuchen claramente los ruidos causados por ti y la cama. "por favor, por favor, en" suplicas, él sigue follándote con las rodillas en la cama. cuando mira hacia abajo y ve su polla entrando y saliendo tu coño, brillando con tu humedad, no puede evitar gemir, elevándote al puto espacio mientras muele su polla contra tu entrada.
luces tan hermosa siendo follada contra el colchón y más sudorosa de lo que jamás la haya visto. el sonido del chasquido de tu coño es música literal para los oídos de enzo, vuelve a mirar hacia abajo para ver su polla entrando y saliendo, entrando y saliendo de ti. “carajo, sos tan divina, nadie más te podrá tener así,” dice, más como una afirmación que un simple comentario. “esta vista me pertenece solo a mí.” dice, su lado más posesivo saliendo a la luz.
“m-más, en.” roza su polla entre los labios de tu coño, mojándola con tus jugos. se introduce una vez más en tu profundidad, con un ritmo más duro y rápido.
“sos toda mía.” asientes contra la almohada mientras él repite tu nombre incontables veces. “mierda, te sentis tan bien” tus caderas moviéndose en busca del choque entre ambos cuerpos. “vení conmigo, mi princesa.” bajo una de sus manos que se encontraban en tus caderas hacia tu clítoris, sus dedos se mueven rápidamente en él, busca tu liberación y está a punto por lograrlo. te preguntas sí así es como se siente estar en el cielo.
menos de un minuto después te corres y enzo no necesita de mucho más tiempo para seguir el mismo camino. se viene dentro de ti, pensando que eso ya será una preocupación para mañana. se retira gentilmente y observa tu pecho agitado, todo en tu cara grita que acaban de darte duro.
“¿estás bien, mi amor? enzo arranca con las preguntas para cerciorarse de tu bienestar. solo asientes, tomándote tu tiempo para ordenar tus pensamientos y procesar todo lo que acaba de suceder.
“debimos hacerlo hace mucho.” dices, enzo niega con una sonrisa floreciendo en su rostro.
“todo a su tiempo.” dice con diversión y acaricia tus piernas. “sos la mejor, tenés que saberlo.” tapas tu rostro con tus manos con las mejillas calientes. “¿ahora te hacés la tímida?” te molesta y planta un corto beso en tus labios. “que tal si vamos a darte un baño, hablamos de cómo te sentís y nos acostamos juntitos.”
“suena como un plan que me gustaría.”
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w/n. soy un asco para los finales
casi una semana sin subir nada y me moría por alimentarlas, espero que haya valido la pena la espera 😭 gracias a la hermosa anon que mandó la request, perdón por la demora, realmente espero que te guste 🤍
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