#brisa-no-para-brisa
Explore tagged Tumblr posts
anditwentlikethis · 9 months ago
Text
nunca vi um alemão tão chorão, qualquer dia é comentador da cmtv
1 note · View note
forumaberto · 2 years ago
Text
Teste limpador traseiro linha VW GVI na bancada
Linha VW GIV, GV e GVI • Teste de funcionamento do motor do limpador traseiro na bancada Veículo do teste: Gol 2014 1.0 TEC – Aplicações Gol, Fox, Polo, Golf – Anos 2008 a 2015 O limpador do Gol liga contínuo com o comando do módulo de carroceria, que fica no nó interno (caixa de fusíveis interna).Como estava fazendo o teste na bancada não me ative ao funcionamento, até porque chegou sem…
View On WordPress
0 notes
mirensiart · 15 days ago
Text
Oooh no pasa nada jajaja no lo tomé como crítica! Solo quería explicar mi razonamiento de por qué los nombres!
Yo siento que en español nos gusta poner nombres de cosas o conceptos (?) Como por ejemplo soledad o consuelo, etc, cosa que en inglés no hacen o lo hacen muy poco
Entonces por eso se siente así kfbdkf que la mitad tiene nombres semi normales y los otros tuvieron mala suerte jajaja
La verdad es que intenté darles nombres lo más parecido a un nombre que pude, pero siguiendo el concepto de llamarlas x cosas basadas en sus juegos y con algunas me rendí no más 🙈
honestly I could never make my own version of each link cause I would just make them all lesbians
104 notes · View notes
stuckwthem · 10 months ago
Text
in the world of boys, he's a gentleman. | enzo v.
summary: después de verte perder el tiempo con otros tipos, tu mejor amigo tiene algunas cosas que confesarte. puro fluff.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
nunca pensaste que ir con vestido en una bici fuera una experiencia tan emocionante, pero ahí estabas, agarrada al cuerpo de enzo e intentando mantener el equilibrio en la parte trasera de su bicicleta mientras reías como una loca. 
para ponerlo en contexto, enzo era tu mejor amigo hacía algún tiempo, desde que habías alquilado una habitación en su piso a dos años, por lo que la convivencia se convirtió inevitablemente en una genuina amistad. de vez en cuando, su mejor amigo y compañero de piso era también su superhéroe. ya fuera leyéndole el pensamiento cuando se moría de hambre y no quería cocinar, o llegando siempre a casa con sus dulces favoritos, o salvándole de emboscadas.
cuando antes llegaron sus mensajes al móvil de enzo, quejándose de una cita que iba de mal en peor con un tipo un poco arrogante, no dudó en levantarse y subirse a su bici para recogerla. la sola idea de imaginarte en una cita con un tipo horrible, y peor aún, un tipo que no era él, le ponía nervioso, así que ahora te encontrabas en esa situación tan improbable pero completamente cómica. no te había dado opción.
"no puedo creer que haya hecho eso", dijiste, estallando en risas, que enzo correspondió negando con la cabeza. "¡imagínate su cara cuando vuelva a la mesa!".
"lo siento mucho por él", responde enzo con ironía y una sonrisa que indica que no, que no se arrepiente de habérsela robado.
"apuesto a que sí", apoyando la cabeza en la espalda de el moreno, respondiste en el mismo tono. su cuerpo está caliente y un poco sudado, pero su aroma es bueno y familiar.
enzo conducía la bici calle abajo, mientras tú te sujetabas rodeando su cintura con los brazos, la brisa nocturna los envolvía. el silencio se hizo un momento antes de que decidieras romperlo.
"enzo, en serio, no tenías que hacer eso. ya iba a estar bien. iba a durar unos minutos más".
se rió, lanzándote una mirada esquinada. "bueno, a juzgar por tu desesperación en los mensajes, diría que 'bien' es una palabra bastante generosa".
bufaste, fingiendo indignación. "lo estaba dramatizando un poco, ve".
"lo sé, lo sé. pero, sinceramente, no podía dejar que mi amiga pasara una noche horrible con un tipo idiota. después de todo, ¿quién más va a aguantar mis estúpidas bromas?"
"oh, ¿para eso estoy yo? ¿una compañera que tolere tus bromas?".
enzo sonrió, divertido. "entre otras cosas, claro. pero en serio, no iba a dejar que te salieras con la tuya una vez más".
puso los ojos en blanco como ofendida, pero no pudo contener una sonrisa.
"¿a dónde quieres ir?" preguntó de repente, dejándote un poco confundida.
"creía que íbamos a casa", te encogiste de hombros.
"¡no puedo dejar que te vayas a casa tan arreglada sin haber tenido una cita decente!". exclama enzo, girando ligeramente la cabeza, lo que te permite ver su expresión indignada.
procesas lo que acaba de decir y sientes que el corazón te da un vuelco. estaba suponiendo cosas o...
"¿así que vamos a tener una cita?", es tu réplica automática, y entonces, tratando de disfrazar, te aclaras la garganta, preocupada por estar leyendo las líneas equivocadas.
quizá, además de compañero de piso, mejor amigo y superhéroe ocasional, enzo era también un pequeño flechazo tuyo. uno que habías intentado olvidar a base de citas terribles que siempre te devolvían a la casilla de salida: enzo. enzo, que te compró tu helado favorito cuando te dieron una patada en el culo cuando os conocisteis, aunque nunca le hablaste directamente de tu sabor favorito. enzo, que siempre te esperaba en casa con una sesión de cine y una manta calentita. enzo, que siempre escuchaba todo lo que decías. enzo, que era tu punto débil.
"si quieres llamarlo así, tendremos una cita, sí", dice, e involuntariamente tus manos se aprietan alrededor de su cintura. 
tras unos minutos pedaleando por las tranquilas calles, te das cuenta de la ruta conocida, la de todos los días. puede que enzo haya cambiado de opinión. realmente estabais de camino a casa y todas tus expectativas se habían venido abajo. hasta que, lentamente, se detiene, y lo siguiente que sabe es que están frente a una pizzería de la esquina. la misma pizzería nueva que había abierto hacía unos días cerca de su casa y de la que no paraba de hablarle a enzo.
"¿pizza?", pregunta como si esperara tu aprobación.”
enzo te tiende la mano para que te bajes de la bicicleta y él te acompaña en seguida. es curioso cómo contrastas, mientras el mayor lleva ropa casual y sencilla, tú vas arreglada con ese estúpido vestido. dentro de tu cabeza, maldices el momento en que aceptaste salir con ese idiota de antes. realmente no se merecía todas tus joyas, pero enzo, uau. realmente parecía estudiar cada parte de ti y admirar cada aspecto. desde la forma más inocente en que algunos hilos sueltos de tu moño desordenado enmarcaban tu cara hasta la forma más indecente en que se fijaba en lo bonitas que te quedaban las piernas con aquel vestido ajustado. 
los dos tuvisteis que sentaros fuera, ya que dentro estaba lleno, y cuando te sentaste en la pequeña mesa de la acera frente a enzo, tu mejor amigo dejó escapar un largo suspiro mientras te miraba fijamente. un suspiro que decía: por fin. 
"pero para serte sincera ahora, no sabes el alivio que supuso verte fuera de aquel restaurante", confesaste, con una risa ligera y sincera.
"¿tan mal estaba el clima?", preguntó el chico con expresión incrédula.
"¡simplemente no había humor! el tipo no paraba de hablar de las lecciones de vida que aprendió cuando su papá dejó de darle dinero durante un mes, o de cómo no debía sentirme especial si me llevaba a su piso después de cenar. y acabábamos de llegar!", exclamaste asombrada a enzo, que de repente parecía serio. demasiado serio. "¡no me ha hecho ni una sola pregunta en 45 minutos!".
"¡qué imbécil!", murmuró el moreno, poniendo los ojos en blanco. la mirada de enzo se apartó de ti por un momento, siguiendo su propia mano mientras jugueteaba con las salsas y arrancaba trozos de servilleta de la mesa. "¿por qué sigues saliendo con tipos así?".
preguntó, sin mirarte aún, y de repente la sangre te hirvió, subiéndote a la cabeza. respiraste hondo, sintiendo que una punzada de decepción te golpeaba el pecho, sin creerte lo que enzo acababa de decir. 
"¿estás insinuando que es culpa mía? soy responsable de que los hombres sean totalmente egoístas y..." cierras los ojos, colocando involuntariamente la mano contra tu propio pecho. indignada.
"¡no! no es eso a lo que me refería, mi vida". enzo levantó la cabeza rápidamente, encontrándose con tu mirada, dolida y traicionada. 
se sintió como un completo idiota, desesperado por la forma en que le mirabas, sin saber muy bien cómo dar marcha atrás. se irguió en su silla, inclinándose sobre la mesa para alcanzar tu mano, listo para defenderse cuando un camarero se detuvo justo a su lado.
"¡buenas noches, parejita! ¿qué les sirvo?", preguntó el hombre, con un tono amable y alegre, en contraste con los ánimos encendidos en la mesa.
te reíste irónicamente de la confusión del camarero, algo habitual cada vez que salías juntos, y te cruzaste de brazos, alejándote de enzo.
"ahm, hola", se rascó la nuca desconcertado, y entonces se dio cuenta de que ni siquiera había mirado el menú. tanteó las hojas, no sabía qué pedir y de repente parecía perdido.
"dos pedazos de marguerita, de la opción vegana, por favor", tu dije, enderezándose. "y una coca-cola, con limón, para él".
enzo te mira ansioso mientras el hombre toma su pedido, su pierna colgando bajo la mesa, rozando la tuya sin darse cuenta. el contacto hace que todo tu cuerpo se estremezca, pero sigues sin mirarle. el camarero se retira de la mesa y anuncia que te servirá en breve.
"mira, no digo que sea culpa tuya. en absoluto, chiquita", dice, con voz grave y tono preocupado. te miras las uñas, haciéndote la indiferente. un poco dramática. 
enzo suspira y junta su rodilla a la tuya. entrecierras los ojos, indiferente, mientras él se humedece los labios como si tratara de encontrar las palabras en la punta de la lengua. 
"estoy intentando decirte que te mereces algo mejor que estos tíos. tú lo sabes, yo lo sé." la forma en que conduce lo que dice es lenta y cuidadosa, continúa. "te mereces a alguien que realmente te aprecie, que vea todas las cosas increíbles que yo veo en ti. estos tipos que ves claramente no ven a la increíble persona que tienen delante y pierden por completo la oportunidad de conocer a la mejor persona que podrían tener en la vida."
sus ojos se elevan automáticamente al oír lo que dice, y sus pulmones parecen no realizar su acción rutinaria. su labio tiembla nervioso. se le acumulan las lágrimas en la comisura de los ojos, porque tiene que decirse a sí misma que sólo lo dice porque quiere su bien, porque es lo que diría un mejor amigo. y tienes que luchar con todas esas palabras antes de irte a dormir, tragándote todos tus sentimientos.
"sabes, eres amable, increíblemente inteligente, aunque sigas pensando que puedes ganarme jugando al mortal kombat apretando todos los botones a la vez". enzo continúa, suavizando su sermón, haciéndola reír por lo bajo. "eres divertida, talentosa, real. linda."
sin poder resistirte más, vuelves a encontrarte con la mirada del moreno, que te dedica una pequeña sonrisa al notar que te rindes poco a poco.
"por no hablar de tu paciencia, sobre todo cuando decido cocinar y dejar la cocina como un campo de batalla" 
esta vez no puedes contener la sonrisa que se extiende por tu cara, recordando la última vez que enzo había intentado preparar la comida. realmente, una negación para la cocina. 
"como cocinero, eres un gran actor", murmuras, lo que hace que enzo se ría y aproveche el espacio que le estás dejando.
"y cuando tienes esos estallidos creativos, escribiendo o creando tus propias recetas. es fascinante ver tu mente en acción, y siempre me pregunto cómo alguien puede ser tan... única. cómo iluminas allá donde vas, cómo haces que las cosas parezcan mucho más fáciles cuando estás cerca y...".  
enzo parece estar en medio de un gran descubrimiento. se ríe para sí mismo, sacudiendo la cabeza, como si se arrepintiera de haber dicho todo eso y sus cejas se levantan, casi en un gesto de desesperación.
"ya lo tengo", dices, un poco tímida. tus mejillas se calientan y de repente te sientes como una adolescente.
"de todos modos, supongo que lo que intento decir es que eres una persona apasionante". enzo parece ceder, y su cuerpo se ablanda en la silla. "y cualquiera que no vea eso no merece estar contigo".
su respiración sale como si alguien acabara de darle un puñetazo en el estómago. tus manos corren por la mesa, buscando las suyas, que te agarran los dedos con suavidad. no decís nada durante un largo rato, durante el cual vuelve el camarero y os sirve en completo silencio. 
su confesión da a la atmósfera otro tipo de tensión. antes de que pudiera responder, enzo desvió la mirada, como si intentara escapar de la intensidad de la situación.
"¿sabes qué? olvida lo que he dicho. disfrutemos de la cena y olvidemos que he dicho todo eso. ¿qué soy yo? ¿shakespeare? ¿don juan?", bromeó, tratando de aligerar la situación gesticulando exageradamente. él da un sorbo a su coca-cola, disimulando su desesperación.
"enzo", su nombre en los labios sale como una súplica. todo le golpea a la vez. la conciencia de sus sentimientos, la conciencia de los tuyos. menea la cabeza negativamente y te suelta la mano.
"está bien, no tienes que intentar consolarme y decirme que somos amigos, lo sé. lo he aceptado". enzo se precipita, pasándose las manos por el pelo, nervioso.
"enzo", le dices, más firme ahora. "¿por qué no me lo dijiste antes? ¿por qué no me llevaste a una cita antes?".
parece ahogarse en su propia respiración, con las narinas inflamadas y el pecho subiendo y bajando rápidamente. enzo te mira con una mezcla de sorpresa e incredulidad. sus ojos buscan los tuyos, como si tratara de leer tu expresión y comprender si aquellas palabras eran reales. ¿cómo puede alguien conocerte tan bien y no tener ni puta idea?
"porque yo... no sabía cómo. siempre fue más fácil ser tu amigo. quedarme en la comodidad de no arriesgar demasiado. no sentir el rechazo. llevarte a una cita parecía cruzar alguna línea invisible, y tenía miedo de estropearlo todo". 
escondió la cara entre las manos, riéndose para sus adentros. enzo parecía al punto del colapso, asustado. nunca le habías visto así. te levantaste rápidamente, sentándose en la silla junto a él, tocando tranquilamente sus muñecas.
"qué estúpido eres", afirmas, riendo. él te mira con expresión ofendida y confusa. "¿de verdad no te has dado cuenta en todo este tiempo?".
la cara de tu mejor amigo se llena de algo parecido a expectación y espanto. esperando el golpe fatal en cualquier momento.
"espera, quieres decir que... que tú...", empieza a balbucear, pero tú le interrumpes con una sonrisa.
"sí, enzo. yo también" tu confesión hace que su rostro se ilumine y luego se sonroje. ¿de verdad tenía 30 años? porque le estabas haciendo sentir como un niño.
"nunca pensé...", murmura, y tú completas la frase.
"¿que yo pudiera sentir lo mismo? pues ahora ya lo sabes. era obvio". te ríes, acercándote un poco más a él. "¿cómo podría no enamorarme de ti?".
enzo siente tu susurro en los labios, provocándole escalofríos. su cálido aliento se mezcla con el de él, la incertidumbre se cierne entre ellos, un territorio desconocido por atravesar. la mirada de enzo examina su rostro, buscando cualquier rastro de indecisión, pero no lo encuentra, y entonces sus ojos bajan hasta la boca su boca.
"si me dejases mostrarte todo esto antes", susurra él también, mientras una de sus manos, grande y cálida, se posa en su muslo, bajo la fina tela de su vestido, y la otra descansa detrás del respaldo de su silla.
"todavía estás a tiempo" 
y con su confesión, es como si perdiera el control. sus pupilas, más oscuras y dilatadas ahora, son lo último que ve antes de sentir unos labios suaves contra los suyos. se te corta la respiración de golpe y una descarga recorre tu cuerpo, desconectando todo tu sistema nervioso durante milisegundos. te besa con ansia, como si recompensara todas las demás oportunidades que había perdido. la mano detrás de tu hombro se mueve rápidamente hacia tu nuca y se te escapa un jadeo. su boca tiene un gusto dulce, a cola y limón mezclados con su propio sabor.
enzo apenas puede contenerse, el resto del mundo deja de existir cuando tu lengua pasa por sus labios, como pidiendo permiso, y casi pone los ojos en blanco ante la sensación. dios, cómo había soñado con eso. lo había repetido en su mente un millón de veces y luego se había culpado por aquello. se sacudió los pensamientos cuando sintió los dedos de ella recorriendo su cuero cabelludo, mientras su otra mano le acariciaba suavemente la mejilla. como si un tornado de emociones no estuviera sucediendo en su interior en ese momento. todo lo que había pasado hasta entonces hacía que este momento valiera la pena. 
después de casi cinco minutos, el mundo real parece volver, al igual que la necesidad de oxígeno, inútil, en la percepción de enzo. los sonidos de la calle vuelven a resonar en sus oídos, todo vuelve a tener sentido poco a poco. el mundo deja de girar mientras os miráis con amplias y tontas sonrisas en los rostros. se lleva el dedo a la comisura de los labios de enzo, limpiando con cuidado los restos de carmín. le dan ganas de arruinar el resto que queda en sus labios bien delineados.
"entonces, ¿qué hacemos ahora?", preguntas, todavía un poco sin fuerzas, intentando no reírte. la sensación de besar a tu mejor amigo, algo que se te había pasado por la cabeza un millón de veces antes, parecía lejana. de hecho, era algo mucho mejor de lo que podría haber soñado.
"supongo que podríamos empezar con una primera cita", sugiere enzo, fingiendo cierta despreocupación, sacudiendo los hombros. sus dedos se pasean por su cara, apartando algunos hilos de cabello sobre sus ojos. es tan dulce y tranquilo que quieres atesorar sólo ese momento entre todos los demás.
durante el resto de la noche, comes esa pizza fría como si fuera la mejor que has comido en la vida. el resto de la cena se desarrolla con naturalidad, con ligereza, con besos y suspiros, conversaciones y confesiones, como todo lo que necesitabas. como si todo estuviera por fin en su lugar. una alineación milenaria. era tan fácil estar allí, junto a él, sin necesidad de máscaras ni disfraces, estar frente a él era poder verse de adentro hacia afuera. sin ocultar nada, sin ningún deseo de huir. completamente inmersos el uno en el otro. era como soñar medio despierta.
era lo perfecto, simplemente. había incertezas, guardadas para un futuro lejano, era aterrorizante perder esa conexión que tenían. mas tal vez no fue la manera mas correcta, tal vez fue imprevisto y completamente caótico, pero fue la mejor y última primera cita de su vida.
─━━━━━━⊱✿���━━━━━━─
hola! :)
español no es mi primer idioma (que es el portugués), así que ¡perdónenme los errores!
si quieres, hazme asks para fics con el cast de lsdln <3
902 notes · View notes
myillicitaffair · 10 months ago
Text
Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
Tumblr media
Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
549 notes · View notes
gimmenctar · 27 days ago
Text
lip and hip
Tumblr media
haechan x leitora. 1054k. rapidinha & dirty talk.
férias. fim de ano. friozinho de montanha. airbnb lotado com seus amigos que, no momento, estão no décimo oitavo sono.
você revira na cama outra vez. a sede te acordou, mas a preguiça de ir até a cozinha pegar água te faz enrolar por bons minutos. fita o escuro por algum tempo sem ver um palmo à sua frente até que seus olhos se ajustem. por fim, com um suspiro inconformado, chuta a coberta pra longe e se levanta a fim de um copo bem gelado d’água.
passando rapidamente pela sala, nota que alguém está jogando vídeo game na madrugada. devido ao sono e ao encosto alto do sofá, é difícil reconhecer quem está esparramado ali.
já na cozinha, o copo de vidro sua imediatamente com a temperatura fria do líquido que cessa a sequidão da sua garganta, e seu corpo desperta um pouco mais com o agrado. talvez não conseguisse voltar a dormir.
dirige-se ao outro cômodo com o propósito não só de matar a curiosidade acerca do jogador noturno, mas também de ter companhia até que seu corpo pedisse pelo seu travesseiro novamente.
aproxima-se devagar para não ser percebida, e assim que a pele bronzeada, os cabelos escuros e as pintinhas na bochecha de haechan entram no seu campo de visão, trata de assustá-lo.
“bu!”
o corpo alheio treme momentaneamente, te fazendo rir baixinho. o boneco do gta para o que estava fazendo porque o controle caiu das mãos do jogador de coração acelerado.
“garota maluca.” ele põe uma das mãos no peito e tenta assimilar o susto. pega o console do chão e volta a jogar mais ou menos, ainda ralhando pela sua presença repentina.
“por que não vai dormir? tá sem sono?” senta-se no espaço vazio ao lado de lee, encolhendo o corpo por causa da brisa gélida que entra pela janela entreaberta.
“ia te perguntar a mesma coisa.” seu olhar cai sobre o corpinho friento. “tá com frio?” você balança a cabeça. “vem cá.” ele bate numa das pernas com as mãos e abre os braços para te convidar ao seu colo.
você engatinha e se ajeita nas coxas de haechan, sentando-se sobre elas, pondo uma perna de cada lado do garoto. escuta sua risada leve borbulhar no peito quentinho ao recostar-se sobre seu ombro. aproveitando o pescoço aquecido também, encosta a pontinha do nariz em sua pele, fazendo com que ele puxasse ar entre os dentes.
“tá que nem um morto, cruz credo.”
“é normal ficar com a pele gelada no frio, não sei como você tá quentinho assim.”
“é um dom.” responde convencido, já concentrado na tela outra vez.
ao invés de refutar, você se aninha mais contra o embalo de hyuck a fim de se aquecer mais rápido. ele te envolve com os braços e apoia as mãos na tua lombar, dá pra sentir seus dedos rápidos mexendo nos botões do controle.
mesmo tarde na madrugada, o perfume leve pós-banho ainda não saiu da pele cálida de lee. “hm. cheiroso.” você murmura com o rosto colado nele, deixando um beijinho em seguida. não resistiu.
as mãos dele travam um instante.
“não começa.” ele alerta, mas o tom é desafiador. poderia começar sim, se quisesse.
em vez de ficar quietinha, não, você insiste e dá outro beijo, mas desta vez mais demorado — parte sua quis provocar, a outra apenas se deixou levar pelo momento.
haechan cerra as pálpebras ao sentir os batimentos acelerarem pela leve onda de prazer que percorre seu corpo, ele aperta o controle com força. é muito ruim ser sensível assim.
arriscando um pouco mais, usa a língua no terceiro selar, sentindo a pele doce no paladar. ele finalmente larga o bendito videogame para acariciar tua cintura sob o pano grosso de sua camiseta.
para te dar mais acesso, hyuck encosta a cabeça na almofada. entendendo o sinal, seus beijos se intensificam, explorando desde o trapézio, passando por todos pontos que o enfraquecem, até finalmente chegar nos lábios cheinhos e macios.
já faz um tempo desde que se beijaram a última vez, especificamente 15 dias. tiveram de contar. o culpado? bem…
“sempre quis beijar alguém de piercing.”
o sussurro vem depois da mordida carinhosa que deixa no lábio inferior do lee. ele ri fraco. a argolinha prateada enfeita o rosto perfeitinho.
“tava com saudade.” ele rouba outro beijo. “sabia?”
“sabia, você não disfarça muito bem.”
haechan ameaça te levantar, mas você ri, apertando as coxas contra ele. “não, amor, eu também tava. juro.”
“é? mostra então.”
não precisa responder com palavras. suas mãos puxam o garoto de volta para um beijo lento, com intenções claras de expor seus desejos latentes que se encostam devagarinho também.
quem te faz rebolar é ele. pede discretamente com as mãos primeiro ao que você atende, sentindo a ereção crescer debaixo de si.
“quero mais, hyuck.”
“sabia que você não ia aguentar ficar sem pedir.”
“eu posso ir pedir ao jeno.”
“não fala merda.”
enquanto se bicam, também se livram das camadas que os atrapalhavam. você guia a cabecinha a se lambuzar com teu mel, provocando a vulva com o membro.
“enfia logo, amor.” pede entredentes, te sentir assim o deixa tonto. precisa te comer. “ah! putamerda.”
você afunda de uma vez, acostumada com o tamanho e com a espessura. habilidosa, apoia-se nos ombros de haechan pra brincar com a cadência.
ele revira os olhos e joga a cabeça pra trás, o barulho molhado mandando sua consciência pra puta que pariu. “fode, bem assim, cachorra.”
mudando a tática bem na hora do apelido, haechan te atinge mais fundo e mais gostoso. você geme só pra ele, apertando sua extensão sem querer.
“hyuck… caralho.”
“você gosta né? cachorra. porra, senta gostoso, vai. senta que nem a puta que você é.”
e o pior é que funciona. toda. vez. sempre que a boquinha suja dele te ofende, seu melzinho escorre muito mais.
as paredes grossas não permitem seus gemidos ecoarem, então você o recompensa com muitos. a cada palavra que sai dos lábios adornados de hyuck, apenas sons incoerentes saem dos teus. o pau de lee te preenche tão bem que tira tua capacidade de raciocinar.
assim, entre xingamentos, o nome de haechan e pedidos imodestos pra que você foda mais, ele te faz ver estrelas e, com as mordidas da sua buceta bem comida, acaba metendo o leitinho pra dentro.
181 notes · View notes
mafleur · 5 months ago
Text
em um recanto sereno, onde a brisa sussurra segredos antigos, encontra—se a @𝖿𝗅𝗈𝗋𝗂𝖼𝗎𝗅𝗍𝗎𝗋𝗂𝖾 da vida, um jardim encantado de cores e aromas. ali, floresce a rosa, altiva e graciosa, guardiã de mistérios e paixões. ao seu lado, o @𝗁𝗂𝖻𝗂𝗌𝖼𝗎𝗈 abre suas pétalas, revelando um esplendor fugaz que encanta os olhares atentos. nas manhãs de primavera, quando o sol beija as folhas com ternura, surge a @𝖿𝗅𝗈𝗋𝗆𝖾𝗂𝗀𝖺𝗌, tímida e @𝖾𝗇𝖿𝗅𝗈𝗋𝖺𝖽𝖺, uma pequena joia de delicadeza e pureza. seus tons suaves são uma sinfonia silenciosa, ecoando no coração de quem a observa. entre as plantas, um @𝖼𝖺𝗅𝗂𝖾𝗀𝗋𝖺𝖿𝗈 solitário traça @𝖾𝗇𝗀𝗋𝖺𝗏𝗎𝗋𝖺𝗌 no papel, cada letra uma dança, cada palavra uma profecia. com mãos habilidosas, ele @𝗉𝗋𝗈𝖿𝖾𝗍𝗂𝗓𝖾𝗋 amores e esperanças, inscrevendo nas linhas finas a essência do que é eterno e efêmero. assim, no ritmo calmo da natureza @𝖿𝗅𝗈𝗋𝗂𝖿𝖾𝗋𝖺𝗌, as flores e as palavras se entrelaçam, tecendo uma narrativa que transcende o tempo. em cada @𝗋𝗈𝗌𝖾𝖿𝗍𝗂𝖾, um verso; em cada hibisco, uma @𝖾𝗌𝗍𝗋𝗈𝖿𝗂𝖾; e na floricultura dos sonhos, um poema vivo que respira e floresce eternamente.
p.s───诗人♥︎.
Tumblr media
trecho de “flores”, escrita por @mafleur e enviada em carta para o seu amor. ❛❛ tudo no texto que está em negrito é user. ─── everything in the text that is in bold is user. ❜❜
289 notes · View notes
interlagosgrl · 2 months ago
Text
🎃 kinktober - day six: age kink com esteban kukurizcka.
Tumblr media Tumblr media
— aviso: age kink, sexo sem proteção, creampie, fluffy.
— word count: 4k.
— nota: inspirado em call me by your name. AMO VC KUKU.
Tumblr media
1984, Menorca - Espanha.
você nunca tinha visto cidade mais bonita que Menorca. pertencente às ilhas Baleares, era notória por suas praias paradisíacas e por suas paisagens pitorescas. era de tirar o fôlego na parte da manhã, quando o sol iluminava cada pedra das ruínas, refletia incandescente no mar de águas límpidas e aquecia a pele em um beijo morno. sobretudo, na parte da noite, quando a brisa era fresca e revigorante, fazendo os vestidos de verão inflarem como os de Marilyn Monroe, e as luzes eram brilhantes e hipnotizantes.
você morava em Portugal há bons anos e estudava literatura na Universidade de Lisboa. quando surgiu a oportunidade de escrever a monografia baseada nas obras um famoso escritor espanhol, não hesitou em fazê-lo. tinha sido seu professor de semântica que lhe apresentara a ideia, e tinha sido ele quem tinha entrado em contato com o tal escritor para que a sua monografia pudesse ser a mais completa possível, incluindo entrevistas com o próprio autor.
o problema era que Alfredo Kukuriczka, o escritor, era um homem de idade. tinha dificuldade para ouvir o que lhe era perguntado através de ligações e as cartas demoravam muito para irem e virem. aquilo significaria perder tempo, o que você não estava apta a fazer.
então, o escritor tomou a iniciativa de convidá-la para visitá-lo em Menorca. você estava de férias, ele estava livre e a comunicação seria mais fácil daquela maneira. ele pagaria pela sua passagem e ofereceria estadia em sua casa e você poderia passear pela cidade o quanto quisesse. era o plano perfeito.
e, por um tempo, tinha sido. a casa dele era uma maravilhosa construção cheia de janelas amplas, um jardim robusto, rodeada por um pomar de frutas graciosas. tinha uma piscina de água natural e a mobília era antiga, como se tivesse saltado de um filme de época. possuía espreguiçadeiras e um acesso remoto à praia.
a mulher dele, Isabel, era um anjo. cozinhava paella e polvo como ninguém. sempre enchia o seu prato no café da manhã e lia o seu trabalho com uma grande adoração. você a ensinou como fazer pastel de nata e ela lhe ensinou a fazer papas. frequentemente, era comum que ela pegasse os seus vestidos e blusas no varal para costurar um furinho ou outro no tecido.
Alfredo era genial. apesar da idade avançada, seus pensamentos eram como os de um jovem adulto cheio de energia. divagava por horas em qualquer assunto e lhe ensinava coisas que você jamais vira na faculdade. pediu para que você escrevesse para ele. falava por horas como via o talento em você e como você seria uma escritora de sucesso, mesmo que ainda não tivesse nada pronto. via como sua mente maquinava e se impressionava com o seu traquejo. não via aquilo há muito tempo.
foi em uma tarde chuvosa que um táxi parou no pátio de entrada. você estava no seu quarto, redigindo o trabalho em uma máquina de escrever antiga que o seu mentor tinha lhe emprestado. as gotas de chuva gordas batiam contra a janela, fazendo um barulho gostoso de ouvir. no entanto, o ronco do motor se sobressaiu, atraindo sua atenção. não era comum visitas.
quando o viu, jurou sentir um arrepio correr por toda a espinha. era alto, tinha cabelos claros e um nariz bonito. equilibrou duas malas nas mãos enquanto a esposa do seu mentor apareceu, o abraçando carinhosamente. ele tentava se mover para que ela não se molhasse, mas ela parecia não se importar.
você ficou os minutos seguintes no quarto, se perguntando quem era aquele homem e se ele ficaria com vocês no restante das férias. por um momento, teve pânico de que as suas tardes nas espreguiçadeiras tivessem fim com a chegada dele. ou então, que ele fosse outro orientado do autor e roubasse seu tempo de trabalho.
Isabel lhe chamou no quarto meia hora depois da chegada do desconhecido. quando você abriu a porta, pôde sentir o cheirinho de café coado aromatizando toda a casa. te convidou para tomar o café da tarde e você, que nunca recusava, assentiu timidamente.
o homem estava sentado em uma das cadeiras da mesa da cozinha, os cabelos molhados. tinha trocado a camiseta, optando por uma que não estivesse molhada. tinha uma toalha nas pernas, que secavam o restante do corpo. ria deliciosamente com Alfredo, bebericando a xícara de café.
a porta dupla da cozinha estava aberta, trazendo o cheirinho de chuva e terra molhada para dentro. os passarinhos cantavam fervorosamente enquanto o sol iluminava as gotas de chuva aqui e ali. o tom dourado lavava a cozinha e você jurou nunca ter visto um homem tão bonito.
"aí está ela!" Alfredo sorriu ao te ver entrar na cozinha. "Esteban, essa é a minha pupila. está escrevendo sua monografia sobre minhas obras e passando um tempo conosco."
"foi ela que me ensinou a fazer esses pastéis de nata!" Isabel colocou as mãos sobre os seus ombros, acariciando. sobre a mesa, o pratinho dele estava cheio dos docinhos portugueses.
"este é nosso filho, Estebán. estava em Londres e veio passar o restante das férias conosco."
"é um prazer." você se inclinou para a mesa para apertar a mão dele. "também é escritor?"
" não. meu pai bem que queria, mas não dei esse orgulho a ele." Estebán comentou com um sorrisinho de canto. "mas dou aula de literatura espanhola em Birmingham."
"em Birmingham? uau." você não evitou ficar surpresa, arrancando um sorrisinho orgulhoso do homem. "desde quando?"
"fazem alguns bons vinte anos."
"de repente, me sinto velho." Alfredo comentou, fazendo você e Estebán sorrir.
depois da chegada de Estebán, tudo havia ficado melhor. quando você se sentava para discutir o seu trabalho com Alfredo, ele sempre sentava junto com vocês dois. por ser formado em literatura espanhola, havia estudado a literatura do próprio pai e podia contribuir com a visão acadêmica que, sozinha, você jamais alcançaria.
quando você queria ir à cidade, Estebán sempre se oferecia para levá-la, te poupando do passeio de bicicleta no sol escaldante. tinha te apresentado a melhor sorveteria da cidade, além da melhor livraria onde vocês passavam horas lendo e tomando café. um dia, decidiu levar você e os pais dele para um jantar num restaurante aconchegante com uma deliciosa comida caseira. depois de deixar Alfredo e Isabel em casa, te convidou para ir até um bar na beira da estrada que ele sempre ia quando era adolescente e vivia em Menorca.
"e como foi crescer aqui?" você perguntou, bebericando a cerveja que havia pedido. pessoalmente, era uma menina que preferia aperol spritz, mas duvidada que o bar serviria aquilo.
"foi bom. tem muitos turistas, então eu conheci muitas pessoas enquanto morava aqui." ele brincou com o copo de uísque que bebia. "inclusive minha ex-mulher."
"você já foi casado?"
"por onze anos." ele sorriu, um pouco triste. "as coisas começaram a dar errado quando ela descobriu que eu era estéril e nós não poderíamos ter filhos biológicos. tentei convencê-la de adotar, mas... ela não se interessou."
"vocês se divorciaram recentemente?" não conseguiu evitar. estava tonta, um pouco letárgica. acariciou o braço dele para mostrar apoio.
"há um ano." ele encarou a sua mão delicada sobre a pele dele, cheia de anéis, com as unhas pintadas de preto. sorriu, grato pelo carinho. "mas eu não quero te encher com essas bobagens."
"claro... só estou um pouco chocada que você já se casou e divorciou. achei que você tinha uns trinta." você recolheu as suas mãos de volta ao seu copo de cerveja, mudando de assunto.
"tenho quarenta e dois." ele riu, dando um fim no copo de uísque. "mas, obrigado pelo elogio."
quarenta e dois. soava bonito na boca. a língua tocava o céu da boca e o "s" era puxado ao final. ele já tinha dito que trabalhava como professor há vinte anos, mas você não conseguia acreditar que ele tinha passado dos trinta. quando sorria, parecia ter, no máximo, vinte e oito. você tinha se atraído por ele com tanta facilidade que era assustador.
tinha começado com as caronas e a ajuda acadêmica. depois, foi a presença. começou a sentar-se na mesinha na área da piscina enquanto você tomava sol, lendo um clássico qualquer enquanto te pedia opiniões sobre os livros. discutiram por dias o temperamento de Heathcliff e a fragilidade de Cathy enquanto tomavam soda italiana preparada por Isabel. Estebán a levou para conhecer as partes desertas da praia que rodeava a casa e te ensinou a mergulhar para observar os corais. vocês assistiam filmes antigos até tarde na televisão da sala da casa. faziam compras juntos para a casa nas feirinhas de Menorca.
era impossível não se apaixonar. ele estava sempre tão bonito. usava camisetas de botões, shorts acima do joelho e óculos de sol sempre que iria sair. andava com os cabelos bagunçados e te convidava para fumar tarde da noite no jardim de trás da casa. sempre levava uma garrafa de orujo para as sessões de escrita e vocês tomavam uma dose sempre que acabavam um tópico.
foi em uma noite quente que, depois de beberem muitas doses de orujo, vocês decidiram sentar à beira da piscina. seu trabalho estava nas conclusões finais e você deixaria Menorca em breve. estava triste, embora satisfeita. em breve estaria formada e poderia fazer o que quiser com a sua vida. por outro lado, talvez nunca mais voltasse a ver Alfredo, Isabel ou Estebán.
"você pode sempre visitar Menorca. meu pai já te considera uma filha." Estebán dizia. estava tão bêbado quanto você, com as bochechas vermelhas e os cabelos bagunçados, mas não admitia com facilidade. "e, claro, tem de conhecer Birmingham. eu serei o seu guia."
"seus pais adorariam Portugal. você devia convencê-los a ir. e claro, ir junto." seus pés balançavam na água límpida.
"podemos nos organizar quanto a isso." ele a mirou, os olhinhos quase fechados brilhando na escuridão. quando sentiu a mão de Estebán na parte de baixo das costas, gelou. "mas, antes, vamos nos concentrar em ficar sóbrios."
ele a empurrou com tudo para dentro da piscina. você evitou gritar para que não acordasse Isabel e Alfredo, mas o fuzilou com o olhar ao voltar a superfície. ele já estava na piscina, ao seu lado, retirando todo o seu poder de puxá-lo para dentro.
"você parece uma criança para um homem da sua idade." você comentou, emburrada, arrancando uma gargalhada de Estebán.
"obrigado, é o meu charme."
nadaram por minutos à fio na escuridão do jardim, banhados pela luz prata do luar. brincaram, riram, espirraram água um no outro como crianças. conversaram assuntos sérios de novo. pintaram as palavras de melancolia ao confessarem que sentiriam saudades de Menorca quando fossem embora. se encararam por bons segundos, se aproximando demais um do outro.
Estéban te olhou como se fosse a primeira vez. como se esquecesse que você tinha vinte e três e ele quarenta e dois. como se descobrisse o quão bonita você era. admirou o seu vestido florido agarrar-se ao seu corpo e adornar todas as suas curvas, do busto bonito até a cintura submergida. quis pegar o seu rosto e beijá-la, onde ninguém podia ver, mas sentia-se extremamente errado em pensar em fazer aquilo. dava aula para centenas de meninas da sua idade na Universidade e sabia que, no fundo, eram apenas crianças brincando de ser adultas.
"devíamos ir dormir antes que você pegue um resfriado." foi tudo o que ele disse, acariciando o seu ombro antes de sair da piscina e oferecer ajuda para que você saísse também.
na sua última semana de estadia, o clima era de despedida. Alfredo te levou mais uma vez na cidade para lhe presentear com diversos livros da sua livraria favorita (que era a mesma de Estebán). Isabel tinha cozinhado todas as suas comidas favoritas e você tinha pintado as unhas dela de preto, como ela mesmo havia pedido. Estebán tinha comprado uma garrafa de vinho especial para o seu último jantar em Menorca.
depois da noite na piscina, ele havia se distanciado um pouquinho. você jurou ver um relance da atração dele por você naquele dia, mas tão rápido como havia aparecido, se foi. e nos outros dias, só se encontrava com você quando Isabel ou Alfredo estavam por perto.
é claro que ele tinha visto o brilho nos seus olhos. a correspondência, o desejo, a súbita alegria quando ele te olhou de outra maneira. ele percebia os olhares quando estavam juntos, a sua gentileza, seu interesse em ouvir as histórias que ele tinha para tocar. sentia o quão sensibilizada você ficava quando se encostavam sem intenções. via a confusão nos seus olhos para decidir se deveria se aproximar ou se afastar.
o muro que ele havia construído na última semana para separá-los pareceu ruir quando você adentrou a sala de jantar em shorts jeans mom e com uma camiseta de botões. estava tão linda. percebeu como havia ficado mais bronzeada nos últimos dias somente à luz do ambiente. tinha parado de ir à área da piscina para lhe fazer companhia.
os labradores da casa estavam deitados preguiçosamente no chão, mas se ergueram ao vê-la entrar. você acariciou ambos, Bernard e Beatrice, antes de se sentar à mesa. percebeu os olhos de Estebán fixos em você e sustentou o olhar até que ele fosse obrigado a desviar.
o jantar tinha sido agradável. comeram salmão, beberam o vinho caro que Estebán havia comprado e degustaram a maravilhosa torta de limão siciliano que Isabel havia feito. quando o sol se pôs e o vento soprou o cheiro de chuva, não demorou muito para que as gotas caíssem. o jantar terminou ao som de Édith Piaf na vitrola e você e Estebán admiraram enquanto Alfredo e Isabel dançavam juntos pela sala de jantar.
você resolveu dar início à arrumação, retirando os pratos e talheres em meio as reclamações de Isabel. "é o mínimo que eu posso fazer para agradecer a estadia", você argumentou. Estebán te ajudou a retirar a mesa e a limpar os pratos, cantarolando a melodia da música que tocava no cômodo do lado.
"eu queria agradecer pela sua visita. meus pais estão mais felizes do que nunca." ele disse, secando os pratos enquanto você lavava. "acho que a sua visita trouxe calor para essa casa novamente. obrigado."
"foi um prazer ficar aqui. eu amei as últimas semanas, não tenho como agradecer seu pai e sua mãe." você secou as mãos nos shorts, um pouco tímida. "e a você. você me ajudou e me recebeu nesses últimos dias. sou muito grata por isso, Estebán."
ele assentiu, sorrindo um pouco sem jeito com a sua confissão. estava com as bochechas avermelhadas como no dia em que nadaram juntos, bêbados de oruja.
"sobre aquela noite na piscina..." ele começou, mas você sinalizou para que ele parasse.
"não precisa falar sobre isso. eu entendi." ser rejeitada já era ruim o suficiente. não queria ter que ouvir ele se explicar.
"eu gosto de você. acho você inteligente, sagaz, linda, atraente... e mais um milhão de qualidades que eu poderia dizer por horas. mas, você é nova demais para mim." ele sorriu, um pouco triste. "quando você nasceu, eu já estava na faculdade, noivo. eu dou aula para meninas da sua idade todos os dias, eu não posso fazer isso com você."
"então foi por causa da minha idade?" Estebán assentiu. "isso é uma bobagem, idade é só um número, Estebán. nós conversamos todos os dias durante essas semanas, você viu como somos tão iguais. eu gostei de passar o tempo com você e você gostou de passar o tempo comigo. então, qual o problema? eu sou maior de idade."
"seria errado. seria como beijar uma irmã mais nova."
"você me vê como uma irmã mais nova?" você ergueu uma das sobrancelhas, impaciente.
"não... eu queria, mas não consigo."
"eu não vou implorar para você ficar comigo, Estebán." você terminou de guardar a louça. "não vou ser a sua justificativa caso você se arrependa."
silenciosamente, você deixou a cozinha e alegou cansaço para que pudesse se retirar. abraçou Isabel e Alfredo e se despediu dos labradores com beijinhos antes de subir as escadas e ir para o seu quarto.
ainda tinha uma mala inteira para arrumar. odiava ser tão procrastinadora, mas era inevitável. era como se a sua mente implorasse para que você ficasse em Menorca para sempre. que esquecesse a graduação e vivesse na ilha dia após dia, escrevendo e tomando sol.
a chuva não havia parado. pelo contrário, parecia aumentar a cada segundo. por isso, às três da manhã, quando você terminava de fechar a mala e guardá-la ao pé da penteadeira, foi difícil ouvir as batidas na porta. levou duas ou três investidas para que você escutasse e fosse atendê-la.
"pensei que estivesse dormindo." era Estebán. vestia uma camiseta velha e um shorts largo como pijama. "mas, lembrei que você dorme tarde, assim como eu."
"você quer alguma coisa?"
sem mais gentilezas, Estebán a puxou pela cintura e selou os seus lábios aos dele. tinham gosto de ojuro e cigarro, o que provavelmente tinha sido utilizado para que ele ganhasse coragem para ir até você. a língua era terna, cuidadosa, embora a força com que ele segurava sua cintura fosse absurda.
seus dedos se enterraram nos cabelos dele, coisa que você gostaria de ter feito há muito tempo. se beijaram apaixonadamente por bons segundos, matando toda a vontade que sentiram nos últimos dias. estavam a caminho da cama quando ele tropeçou e levou os dois ao chão.
uma risada fraca escapou dos seus lábios enquanto ele xingava baixinho. você subiu em cima dele, deixando um selar carinhoso na testa dele.
"você se machucou?" Estebán perguntou, preocupado.
"não, está tudo bem." você começou a desabotoar a camisa de botões. por baixo, não utilizava nada mais. deixou os seios desnudos, revelando os mamilos rijos à luz amarela do quarto. "você se machucou?"
Estebán apenas negou com a cabeça, admirando o seu corpo. depois de sua esposa, não havia ficado com mais ninguém. não sentia o interesse, nem o desejo. você lavou aquele pensamento da cabeça dele com tanta facilidade que ele se sentia quase culpado.
você puxou a camiseta dele para cima, revelando a pele bronzeadinha pelos últimos dias. com certa impaciência, ambos chutaram os shorts para fora do corpo, além das peças íntimas.
passaram alguns segundos se observando, respirando pesado devido a umidade em que o quarto se encontrava. Estebán era lindo. tinha as bochechas avermelhadas e os cabelos bagunçados. o seu pau era grande, com a glande rosada, pingando o pré-gozo.
não se demoraram em preliminares. Estebán a tocou na sua intimidade, deslizando os dedos para dentro de si enquanto você o masturbava lentamente. beijaram-se mais uma vez, as línguas deslizando em harmonia, saboreando a boca um do outro. quando os gemidos abafados começaram a escapar, você soube que os dois estavam altamente sensíveis e necessitados.
encaixou o membro dele com facilidade na sua entrada. não precisava de muito para que ele a deixasse molhada daquele jeito. quando deslizou o pau dele para dentro, um gemido baixinho verberou pelo quarto. Estebán agarrou a sua cintura, gemendo com você.
o quadril se movimentou, você rebolou no colo dele e sentiu a cabecinha atingir o seu ponto sensível dentro do seu canal apertado. as unhas se alojaram no peito desnudo de Kukuriczka, arranhando com uma necessidade assustadora.
“porra… você é divina, chiquita." o homem gemeu, baixinho. as mãos encontraram os seus seios, os apertando com força para que guiasse a velocidade dos seus movimentos. "você não sabe quantas noites sonhei com você em cima de mim desse jeito."
"e eu correspondo às suas expectativas?" suas mãos viajaram até os fios de cabelo claro, os puxando para trás. inclinou o seu corpo para frente, colando seus seios no peitoral clarinho.
"é muito melhor do que as minhas expectativas." o polegar acariciou as suas bochechas antes que ele segurasse o seu quadril, a deixando parada para que ele pudesse se movimentar dentro de você. os movimentos de vai e vem eram lentos e fortes, fazendo o seu corpo saltar a cada estocada. Estebán observava os seus olhos brilhando e a sua boca em formato de 'O', deliciado pela visão.
você sentiu os sentimentos da última semana fluírem pelo seu corpo violentamente. lembrou-se de todas às vezes que ele sorriu para você depois de uma piada, como segurou as suas mãos quando vocês mergulharam pela primeira vez e quando ele leu os seus trabalhos pessoais, elogiando cada um deles profusamente. sentiu-se completa ao ser possuída por ele, viciada nos olhos pequenos e escuros que a observavam com tanto interesse.
seus gemidos eram baixos, escondidos pelo constante gotejar da chuva. estavam abraçados àquela altura, escutando os corações palpitarem a todo vapor, enquanto Estebán se dedicava aos movimentos que, naquele momento, eram rápidos e descompassados.
"eu acho que estou apaixonado por você." ele confessou entre gemidos, segurando o seu rosto para que você o encarasse. a vontade de chorar quase a tomou por completo. doeria saber que voltaria à Portugal e teria que esquecê-lo.
"eu também estou apaixonada por você, Estebán. profundamente." o selar que veio em seguida foi calmo, destoando de todo o resto do ato. quando ele se agarrou aos seus cabelos e os movimentos tornaram-se mais errôneos, você soube que ele estava próximo. a visão dos olhos dele revirando foi o suficiente para trazer você ao ápice em harmonia ao dele.
se encararam por bons minutos enquanto a respiração se regularizava. você tremia, tomada por uma gama de emoções que jamais sentira antes.
"fique em Menorca." ele pediu, acariciando seus cabelos.
"eu não posso." você sorriu, tomada pela vontade de chorar, mais uma vez.
"eu sei. mas, não custava pedir, certo?" seus dedos se entrelaçaram e ele deixou um selar sobre as juntas dos seus dedos. "volte para Menorca."
"isso eu pretendo fazer. com você aqui, de preferência."
"não se preocupe. eu esperarei ansiosamente."
[...]
a apresentação da sua monografia tinha sido um sucesso. uma nota dez e um convite para publicação em uma revista científica eram mais que suficientes por todo o trabalho duro que havia feito.
tinha escrito para Alfredo e Isabel, enviando o seu convite de formatura, além da sua aprovação. tinha, também, enviado o convite para Estebán, embora não tivesse esperança de que nenhum deles comparecesse.
você e Estebán tinham trocado poucas cartas desde a sua volta à Portugal. contavam sobre as suas vidas monótonas e divagavam sobre a saudade que sentiam um do outro, mas nada trazia de volta a sensação que tinha vivido em Menorca. sentia falta do cheiro dele, dos olhos pequenos e do sorriso bonito. queria beijá-lo de novo e beber com ele até o sol nascer. queria fazer amor como haviam feito no último dia, por incansáveis horas, no chão, na cama, no chuveiro.
a cerimônia de formatura havia sido cansativa, embora emotiva. ganhou o seu diploma, abraçou seus pais e o irmão mais novo e se despediu das amigas que iriam embora para sempre. estava usando um dos vestidos que comprara na Espanha e sentia saudades dos Kukuriczka mais do que devia.
quando a multidão se dispersou do local da colação e você tirou um tempo para tirar foto com os familiares, foi quando o viu. de terno preto e gravata azul escura. estava de braços dados com a mãe e o pai ao lado. uma gotinha salgada de lágrima escorreu pela sua bochecha.
"ai está, nossa escritora." Alfredo sorriu, a puxando para um abraço. "não achou que eu fosse perder a formação de uma nova escritora, achou?"
"ah, que maravilha! foi tudo tão lindo. nós amamos ler o seu trabalho." Isabel a encheu de beijos no rosto.
Estebán a puxou para um abraço apertado e as lágrimas vieram sem pudor. o cheirinho dele continuava o mesmo. você queria mergulhar naquele homem e nunca sair de dentro dele.
"vou te levar de volta para Menorca." ele colou a testa dele a sua, deixando um selar logo em seguida. "ao contrário de você, eu vou implorar. e caso se sinta arrependida, pode me usar como justificativa."
151 notes · View notes
dreamwithlost · 3 months ago
Text
Tumblr media
SÓ NÃO EXPLANA
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Jaehyun x Reader
Gênero: Br!Au, é só vapo e tchau
W.C: 1.9K
Avisos: Insinuação de sexo, Jaehyun cadelinha
ᏪNotas: Essa aqui demorou para sair (perdão), mas ouso dizer que ficou boa! Ao menos eu gostei muito de desenvolver, e espero que gostem também!!! Jaehyun cadelinha e pp dominadora é meu novo vício 👀, boa leitura meus amores ♡
Tumblr media
Você estava na varanda do evento sofisticado promovido pela sua empresa, onde o mar do bairro Leblon, iluminado pela luz suave da lua, competia em beleza com a festa que se desenrolava ao som de música suave e o tilintar de taças de champanhe. A brisa noturna acariciava seu rosto, enquanto você respirava profundamente, sentindo o peito subir e descer, antes de se virar e caminhar de volta para o interior do salão. Seus cabelos esvoaçavam graciosamente ao vento, atraindo olhares admirados de alguns investidores que passavam, embora seu desejo fosse ser notada apenas por uma pessoa que, você sabia, não poderia encarar abertamente.
— Acho que deveria ser crime usar um vestido assim — Jaehyun murmurou quando seus destinos se cruzaram no bar, seus olhos fixos adiante em uma postura impecável, como se o elogio tivesse sido lançado ao acaso. Mas você sabia que não. Não havia chance de Jeong YoonOh se encantar por outra pessoa enquanto você estivesse ali.
Você esboçou um sorriso discreto, brincando com a taça entre os dedos.
— Talvez você deva ir à minha casa depois para cuidar de confiscá-lo — Sussurrou em resposta, virando-se para ele com uma elegância calculada, cumprimentando-o com um leve aceno de cabeça antes de se dirigir a um grupo de convidados mais distante, deixando no ar a promessa silenciosa do que poderia vir a seguir.
Enquanto você se afastava, o aroma suave do seu perfume ainda pairava no ar, uma lembrança sutil da sua presença. Seus passos eram firmes, mas graciosos, e cada movimento parecia cuidadosamente orquestrado para manter a atenção de Jaehyun presa em você, em seu quadril tão bem esculpido. O barulho leve dos saltos no piso de mármore ecoava enquanto você se aproximava do grupo de empresários, lançando sorrisos diplomáticos e trocando cumprimentos cordiais.
Mas o fato era que mesmo em meio às conversas que fluíam sobre investimentos e oportunidades de negócios, você não conseguia deixar de sentir o olhar de Jaehyun queimando em suas costas. Ele era uma presença constante, mesmo à distância, uma força silenciosa que fazia seu coração acelerar toda vez que pensava nele.
Era difícil explicar, não o amava, sem dúvidas não, mas amava deseja-lo.
Vocês estavam saindo há algum tempo, desde o dia que precisaram fazer uma viajem de negócios juntos, e uma coisa levou a outra. Se encontravam às escondidas, nos momentos mais inesperados, quando os corredores da empresa estavam vazios ou onde podiam se isolar sem levantar suspeitas. Era um relacionamento intenso, cheio de provocações e uma tensão palpável que se estendia a cada troca de olhares, cada toque casual disfarçado de profissionalismo, talvez essa fosse a parte mais divertida.
Mas ali, naquele evento que você havia planejado meticulosamente para a empresa, toda a sua concentração estava voltada para o sucesso da noite. Como uma das chefes, você sabia que tudo precisava ser impecável. Sua reputação como uma mulher em tal cargo, estava em jogo, e você não permitia que nada menos do que a perfeição transparecesse. Jaehyun, por sua vez, era tão ambicioso quanto você, ocupando uma posição de destaque na empresa e crescendo cada vez mais aos olhos do dono daquilo tudo.
Você conversava com os empresários, mas sabia que Jaehyun não estava longe. Você o viu se aproximar pelo canto do olho, sua presença inconfundível. Ele se inseriu na conversa com a elegância que lhe era característica, cumprimentando a todos com um sorriso que parecia cativar o grupo inteiro. Mas ele não se dirigiu a você diretamente, apenas se posicionou ao seu lado, tão perto que você podia sentir o calor de seu corpo, embora seus olhos nunca se encontrassem. Sua mente permanecia alerta, mas em algum lugar, na parte mais secreta de você mesma, uma faísca queimava. Era a antecipação do próximo encontro, do próximo toque disfarçado, e do próximo sussurro proibido de Jaehyun. Céus, ele estava tão impecável em seu terno, mas conseguia ficar ainda mais perfeito sem ele.
Enquanto um dos empresários falava sobre o crescimento do mercado de ações, você sentiu algo roçar levemente a parte de trás do seu braço. Era Jaehyun, brincando com a ponta de seus dedos contra sua pele de uma forma tão sutil que qualquer um pensaria que era apenas um movimento casual. A leveza do toque, porém, enviou uma onda de calor por seu corpo, mas você manteve a expressão firme, sem deixar transparecer o que estava acontecendo.
— E o que você acha dessa nova tendência, senhorita? — Um dos empresários perguntou, virando-se para você. Jaehyun retirou os dedos no exato momento em que você abriu a boca para responder, como se nada tivesse acontecido.
— Acho que estamos diante de uma grande oportunidade para expandir nossa participação nesse mercado — Você disse com confiança, mantendo o tom profissional, embora seus lábios estivessem perigosamente próximos de cederem a um sorriso e uma voz variante.
Enquanto o grupo concordava com sua observação, você sentiu algo deslizar pela lateral do seu corpo. Um olhar rápido para baixo revelou que Jaehyun estava segurando discretamente a faixa do seu vestido, puxando-a suavemente para brincar, sem que ninguém mais notasse. A ideia de reagir e chamá-lo à atenção passou pela sua cabeça, mas ao invés disso, você respirou fundo, segurando a vontade de rir e mantendo sua postura intacta.
Ele se virou ligeiramente, fingindo ajustar seu relógio, e sussurrou sem olhar para você:
— Seu perfume é novo também, gostei.
Você mordeu o lábio, tentando se concentrar na conversa ao redor, mas a faísca de diversão em seus olhos era evidente. Quando um dos empresários comentou algo particularmente engraçado, você aproveitou para rir alto e se afastar do rapaz, disfarçando o nervosismo e deixando a provocação de Jaehyun passar despercebida para todos, exceto para ele.
E então, como se o jogo não tivesse sido nada além de uma ilusão, Jaehyun se afastou do grupo, dirigindo-se a outro círculo de convidados. Ele deu um último olhar em sua direção, cheio de malícia contida, olhares furtivos entre vocês, enquanto ambos desejavam que as conversas entediantes chegassem ao fim. A noite no Rio de Janeiro estava estranhamente fria, fazendo você se encolher ocasionalmente, concentrando-se na brisa gelada para desviar sua atenção dos ombros largos de Jaehyun, que passava por você de vez em quando, tornando tudo aquilo mais e mais demorado.
Quando os últimos convidados se despediram, você sentiu um orgulho discreto ao receber elogios pela noite impecável que organizou. Agradeceu a equipe, insistiu em ajudar a recolher algumas cadeiras, apesar das recusas dos funcionários, e finalmente saiu pela porta, com a sensação de dever cumprido. Releu a mensagem que havia enviado ao seu motorista mais cedo, dispensando-o, e sorriu ao ver o carro do Jeong se aproximar. Talvez fosse por isso que você havia demorado tanto para sair, queria deixá-lo esperando, exatamente como ele fizera com você durante toda a noite.
Fingiu não notar sua chegada e continuou andando.
— Não precisa de uma carona? — Jaehyun perguntou, apoiando o braço na janela aberta do carro, a cena tão caricata que você quase riu, mas se manteve firme, continuando a caminhar.
— Perigoso entrar no carro de um pervertido como você a essa hora da noite — Respondeu, com os braços cruzados e o queixo erguido — Meu motorista está a caminho.
— Pervertido? Eu sou um cavaleiro! — Ele retrucou, fingindo-se ofendido — E, sinceramente, muito mais bonito que seu motorista.
Você parou e se aproximou do carro, dando a volta para o lado do passageiro. Não era do tipo que exigia formalidades, mas esperou pacientemente que Jaehyun saísse do carro para abrir a porta para você. Com ele, você fazia questão.
— Hm... Não sei, o Jorge é uma gracinha — Provocou, antes de entrar no carro, observando uma sobrancelha curiosa se erguer no rosto do rapaz antes de ele fechar a porta e voltar ao volante.
No conforto do banco de couro, você tirou os saltos que estavam te matando, ligou o aquecedor e se aconchegou, como se conhecesse o carro de Jaehyun tão bem quanto o seu próprio. Seus olhos se fixaram nas mãos dele no volante, os dedos longos que você tanto adorava.
— Você precisa se comportar melhor na frente dos outros — Comentou depois de um tempo, lembrando-se de como Jaehyun esteve provocador naquela noite — Vão acabar descobrindo se continuar me provocando desse jeito. — Ou talvez fosse você que não aguentaria e acabaria o beijando na frente de todos.
— E seria tão ruim assim? — Ele perguntou, virando o rosto para te encarar.
Você riu e ergueu os pés, descansando-os sobre o banco como uma criança, abraçando as pernas.
— Relações entre colegas de trabalho não são proibidas, sabe? — Jaehyun deslizou uma das mãos do volante para seu joelho. O vestido, que ia até ali, subiu um pouco mais com a posição relaxada, deixando mais pele à mostra para o deleite dele — E eu poderia te tocar quando quisesse — Completou, puxando o tecido do vestido ainda mais para cima.
— Mas é aí que está — Interrompeu, voltando a se sentar normalmente — Eu não quero isso. — Você afastou a mão dele, apesar de ainda desejá-la ali, querendo retribuir as inumeras provocações que havia começado horas antes.
Enquanto o carro se aproximava de sua casa, você surpreendeu Jaehyun ao deslizar a mão pela coxa dele, invertendo os papéis. Ele diminuiu a velocidade, sua respiração se tornando mais pesada.
— Eu quero que você me toque apenas quando eu quiser — Sussurrou, puxando a gravata dele, forçando-o a te encarar, seus lábios quase se tocando — E eu vou te tocar apenas quando eu quiser, e quando achar adequado. — Sua mão desceu sobre o membro de Jaehyun, coberto pelo tecido caro da calça. — Claro que te excitar é algo que faço com facilidade em qualqier lugar... — Você apertou um pouco mais o toque, sentindo o moreno endurecer, enquanto a outra mão subia até o rosto dele, segurando seu queixo e impedindo-o de desviar o olhar para baixo — Mas eu sei que você gosta disso, e é isso que torna tudo mais divertido.
— Gosto, é? Posso encontrar outra pessoa para brincar, então — Ele ameaçou, a voz rouca, mordendo o lábio inferior, mas apesar das palavras, ele não se mexeu, permanecendo obediente sob seu controle, a respiração se descompassado com seus movimentos que alisavam o tecido da calça.
Você sorriu e inclinou a cabeça, deixando um beijo suave no pescoço dele.
— Mas não vai, porque nada se compara ao que temos — Sussurrou, ainda com a cabeça aninhada na curva do pescoço, embalada pelo perfume refinado que ele exalava.
Você ameaçou subir até o cós da calça do empresário, brincando com o cinto, mas de repente se afastou, selando rapidamente os lábios de Jaehyun com os seus.
— Só não explana, bebê — Disse, a voz carregada de um sotaque carioca propositalmente mais forte que o normal, quase irônico. Em seguida, virou-se e saiu do carro, começando a caminhar os poucos passos que faltavam até sua residência.
— Ei — Jaehyun chamou ainda de dentro do carro, dirigindo lentamente ao seu lado — Ei! — Chamou novamente, jogando o corpo para o banco do passageiro, tentando te olhar enquanto dirigia — Que história é essa? Desde quando você fala tão informal assim, hein?
Você ignorou a provocação, segurando o riso, e continuou caminhando até a porta de casa. Ouviu o som de Jaehyun trancando o carro e vindo atrás de você, enquanto propositalmente demorava para destrancar a porta.
— Só não explana? — Ele repetiu, parando ao seu lado na pequena varanda.
Sem responder, você deu um passo para dentro, e com um sorriso travesso, puxou Jaehyun pela gravata, trazendo-o junto consigo para dentro de casa.
Tumblr media
170 notes · View notes
jaquemuses · 9 months ago
Note
puedes hacer el mismo concepto de matías con la mariguana con enzo porfi? ame ese fic es increíble!!!!!
❋ ࣪ ⊹ lavender haze 𓂂˚ ﹒
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
pairing. enzo vogrincic x female reader.
synopsis. hacia un mes que no veias a Enzo sin embargo encuentran tiempo para volver a verse y compartir tiempo juntos, y un porro también
cw. marihuana, fluff, cuddling, actor!enzo, relacion a distancia
an. blurb muy simple con una idea reciclada pero al fin y al cabo una request !!
Tumblr media
Suspiraste con satisfacción mientras te acurrucabas más contra el pecho de Enzo, disfrutando de su calor en la fresca tarde de otoño. Estabas vestida con un atuendo acogedor pero casual: un top negro de mangas largas con un escote bajo, combinado con pantalones de jogging gris suave y Uggs rosados. Alrededor de tu cuello colgaba un delicado collar de plata con su inicial, un regalo de su primer aniversario juntos. Su brazo se encontraba envuelto de manera protectora alrededor de tus hombros mientras tus dedos trazaban patrones sin sentido en su pecho a través de su hoodie negro.
El sol se estaba poniendo sobre las montañas dejando detras un espectacular resplandor naranja. Ambos estaban felices, simplemente disfrutando de la compañía del otro después de tanto tiempo separados.
"Como extrañaba esto", susurraste contra su cuello, inhalando el familiar aroma amaderado de su colonia. Había pasado más de un mes desde su última cita adecuada debido a las grabaciones de Enzo en España. Las videollamadas simplemente no eran lo mismo que sentir el constante latido de su corazón bajo tu palma, pero ahora que -por fin- tenia un par de dias libres, no los iban a desaprovechar. Los labios de Enzo presionaron un tierno beso en tu frente, demorándose más de lo habitual.
"yo también extrañaba esto" dijo contra tu frente, sus ojos se llenaron de amor cuando alzaste la mirada, sentiste tu mejilla ser acariciada por sus asperas manos suavemente y presionaste un beso en su palma.
"Me alegra que hayas podido venir, ahora vamos a poder ponernos al día correctamente", dijo con una sonrisa.
"Bueno, creo que alguien prometió algo para ayudar con eso de ponerse al día..." Enzo resopló, buscando en su bolsillo para sacar una bolsita de plástico familiar y papeles para armar.
"Como mi señora diga", bromeó, dándote un rápido beso en los labios antes de sentarse para preparar.
El sol se estaba hundiendo por debajo del horizonte ahora, proyectando todo en un resplandor rosado que resaltaba sus fuertes facciones mientras trabajaba. Te tomaste un momento para admirar lo lejos que habían llegado: hace poco más de un año, este hombre perfecto era un rostro que observabas desde lejos, nunca imaginando el dulce vínculo que formarían. Tu sonrisa se amplió con la alegría del recuerdo, distrayendo a Enzo hasta que tocó la punta de tu nariz con su dedo juguetonamente.
"Deja de mirarme como una acosadora nena!" Exclamo alargando la 'A' "Ayúdame acá mejor, ¿dale?", dijo rodando los ojos con cariño, mientras te ponías a ayudar a moler los brotes verdes y meterlos en un papel.
Una vez que el porro estuvo preparado a la perfección, Enzo miró al cielo oscureciéndose y dijo suavemente: "Hagamoslo rapido porque estas horas que se vienen son muy frías." Fue entonces cuando te diste cuenta de que la brisa nocturna había aumentado, penetrando cualquier piel expuesta y haciéndote temblar ligeramente, ahora entendias a lo que se referia Enzo cuando te decia que hacia un frio que te calaba los huesos, no podias ni imaginarte lo que debian pasar ellos grabando en la montaña.
Tu novio observó tu reacción y chasqueó la lengua. "Amor, ¿por qué no me dijiste que tenías frío? Ponete esto...” dijo antes de quitarse su bufanda del cuello. "Esto debería aliviarte un poco, yo lo uso cuando filmamos."
Te derretiste ante su consideración y dejaste que él te colocara suavemente la bufanda al rededor de tu cuello y tu cabeza, envolviendo tus sentidos en su cálido algodón y aroma amaderado. "Amor, ¿estás seguro? Ahora vas a tener frío vos..."
Él desestimó tu preocupación, pasando un brazo alrededor de tu cintura para atraerte firmemente hacia su lado una vez más. "No gorda, con todos estos meses ya me volvi inmune al frio" dijo bromeando "Además, te queda más lindo a vos de todas formas." Te reíste y te acurrucaste en su pecho, jugueteando con la suave bufanda.
Enzo prendió el encendedor con un movimiento experto y observaste cómo la llama prendía el papel de liar hasta que brilló débilmente de un color morado. Él tomo una larga calada y retuvo el humo en sus pulmones por un momento antes de exhalar una nube billante hacia el cielo oscurecido. Vos hiciste lo mismo, sintiendo cómo la tensión en tus hombros se desvanecia instantáneamente mientras una agradable neblina se asentaba sobre tus pensamientos.
Te acurrucaste más profundamente en el abrazo de tu novio, absorbiendo el resplandor del atardecer y las notas terrosas del pasto alto en tu lengua. El aire frío ya no te molestaba ya que estabas envuelta en la calidez constante de Enzo, por dentro y por fuera. Finalmente, después de un mes separados, te sentiste completamente relajada por primera vez en semanas.
Él parecía sentirlo también; su pulgar retomo sus caricias a lo largo de tu brazo mientras suspiros relajados se escapaban contra tu cabello. Ninguno dijo una palabra, estaban demasiado absortos en la presencia y comodidad de la compañía del otro después de la larga separación. Esta era la calma y la cercanía que ansiabas, todas sus necesidades eran ahora saciadas entre los brazos del otro bajo la luz rosada del anochecer.
El porro ya había desaparecido cuando el crepúsculo se estableció completamente en tonos índigo. Adormecida y confundida por el humo, inclinaste la barbilla con un suave murmullo, encontrando a Enzo ya mirándote con afecto en sus ojitos entrecerrados. Sus labios rozaron los tuyos tiernamente, dulces y lentos como meterse en una cama acogedora después de estar parada todo el día.
Este era tu hogar: su abrazo, su cuidado, su amor.
Te derretiste aún más con cada segundo que pasaba, el corazón a punto de estallar como si fuera la primer cita mientras sus brazos te sostenían más firmemente cuidandote de la noche helada.
Ninguna cantidad de distancia o tiempo separados podría disminuir la perfección de momentos como estos, en donde su amor te nutría para florecer una vez más.
Nada en el mundo se sentía tan relajante o correcto como acurrucarse entre los fuertes brazos de Enzo.
Tumblr media
© jaquemuses 2024 please do not plagiarise, steal, modify or repost any of my works.
384 notes · View notes
saciada · 4 months ago
Text
me fala, é possível? esquecer alguém assim tão fácil e rápido quanto uma brisa que passa em dias de calor? para onde foi todo aquele sentimento e vontade de ficar junto e querer conversar o tempo todo e o desejo de se ver e se tocar e os sonhos sonhados juntos?
— saciada.
193 notes · View notes
dreaming-star20 · 6 months ago
Text
Aniversario
Una soleada tarde de primavera, una leve brisa entraba por las ventanas abiertas del apartamento de Michael. El hombre yacía boca arriba sobre su cama destendida, con nada más que un suspensorio puesto. El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor, resultado de su rutina de ejercicio matinal y el calor de la tarde. La luz de la habitación hacía los músculos de Michael resaltar aún más.
Tumblr media
La habitación estaba bastante ordenada, a excepción de un poco de ropa sucia desperdigada por el suelo. El aroma masculino de Michael era perceptible en toda la habitación. Era el resultado de la mezcla de colonia, desodorante y sudor. A la mayoría le hubiera parecido un olor demasiado intenso, a algunos incluso repugnante, pero a Ernesto le encantaba ese olor. Lo único que Ernesto amaba más que el olor de Michael, era usar el cuerpo de Michael.
En la habitación contigua al cuarto, Ernesto se daba un baño refrescante. Por más que amara utilizar a Michael, el calor del ambiente hacía sofocante estar dentro de él por mucho tiempo. Para poder regular su temperatura, Ernesto tenía que salir un par de veces al día del interior de su anfitrión para darse un respiro. El agua tibia resbalaba por su rostro redondo y de barba desaliñada, hasta llegar a su abdomen globoso, y luego a sus piernas regordetas. La luz del sol que entraba al baño hacía relucir la pálida piel de Ernesto, haciéndole ver algo fantasmal.
Ernesto cerró la regadera y secó rápidamente su piel con la toalla de Michael. Michael estaba comenzando a despertar. Estaba desorientado, su memoria era muy nubosa. Lo último que recordaba era estar en una fiesta y tomar un par de cervezas, pero ahora estaba en su apartamento. Aunque, a decir verdad, de no ser por los muebles que reconocía a la perfección, no habría sabido en donde estaba. Todo el lugar estaba organizado de una manera diferente. Desde su closet, que ahora estaba empotrado al muro, hasta su cama, que antes estaba junto a la pared. Pero ahora estaba justo en el centro de la habitación, debajo de una extraña estructura de metal que seguramente serviría para sostener algo.
Aun tratando de entender el cambio en la habitación, Michael notó un cambio aún más importante. Recordaba perfectamente haberse afeitado el día anterior. A las chicas siempre les gustaba más su rostro limpio y cuerpo liso. Pero de alguna manera, todo su cuerpo se había cubierto de vello de la noche a la mañana. Había pelo por todos lados, incluso en sus axilas y entrepierna. Siempre había odiado tener un cuerpo tan peludo. Ahora tendría que salir a comprar crema para afeitar y varios rastrillos para poder eliminar todo el desastre que había sobre su piel.
Michael comenzó a frotar su cuerpo, notando aún más cambios. Su cuerpo parecía un poco más grande de lo que recordaba. Sus pectorales se habían vuelto más voluminosos. Sus piernas se notaban un poco más gruesas. Las venas de sus brazos eran más visibles de lo que recordaba. Era el avance de meses de ejercicio, pero de alguna manera lo había logrado de un día para otro. Como cereza del pastel, Michael vio dos enormes tatuajes, cada uno en un brazo diferente. El nunca marcaría su piel de manera permanente. Por alguna razón, los tatuajes no se veían recién hechos, por el contrario, cualquiera diría que les hacía falta un retoque.
Michael se bajaba de la cama cuando escuchó el ruido de la puerta del baño al abrirse. “Seguramente mi nena de ayer sigue aquí. Ya que no recuerdo nada de anoche, creo que una ronda matutina no estaría mal”, pensó Michael, emocionándose un poco. Su pene había comenzado a llenarse de sangre. El hombre abrió sus ojos como dos platos cuando del baño no salió una chica joven y sexy, sino una bola de grasa desnuda, bajita y muy blanca, parada despreocupadamente frente a él.
"Veo que estás despierto”, Dijo Ernesto en voz alta. “Bueno, disfrútalo. No volverá a ocurrir en mucho tiempo". Antes de que Michael pudiera reaccionar, Ernesto se lanzó contra él y lo tacleo, haciéndolo caer de nuevo a la cama. Michael trató de luchar, pero aún en su condición física, Ernesto era mucho más fuerte y ágil. Ernesto se levantó y tomó las piernas de Michael con sus manos. En un solo movimiento, el cuerpo musculoso de Michael quedó boca abajo. Las redondas y peludas nalgas de Michael estaban apuntando al techo, totalmente expuestas ante el pervertido hombre detrás de él.
Tumblr media
“Esta pelea ha hecho que me emocione”, Dijo Ernesto mientras acariciaba su creciente miembro con una mano. Ernesto jaló a Michael al borde de la cama y se lanzó sobre su ancha espalda, usando su barriga para aprisionarlo contra el colchón. Aún contra tanto músculo, Ernesto no tuvo problemas para someter a Michael gracias a su peso. Ernesto alineó su pene ya erecto con el ano sudoroso de Michael, e inmediatamente comenzó a presionar hacia adentro. El agujero de Michael solo había sido utilizado por Ernesto, aún si el primero no lo sabía. Para Ernesto fue muy fácil abrirse paso por la estrecha entrada, introduciendo todo su miembro de un solo golpe.
Un gemido de dolor y placer se escapó de los labios de Michael. Ernesto movió sus caderas de adelante hacía atrás. Su pene por debajo del promedio casi se sale del ano de Michael en más de una ocasión. Michael se sentía asfixiado por el peso de Ernesto sobre él. Ernesto lograba tocar el punto G de Michael en algunos momentos, y de vez en cuando un leve gemido salía de los labios de Michael. Antes de que Michael siquiera se diera cuenta, las piernas de Ernesto ya se habían fusionado con las suyas. Solo las tonificadas y peludas piernas de Michael quedaron apoyadas en el piso a un lado de la cama.
Ernesto siguió empujando su cadera, y de un momento a otro, su pelvis se perdió en la de Michael. Ahora la cadera que se movía era la de Michael, y el placer que sentía se había incrementado exponencialmente. Su verga, hasta ahora flácida, había comenzado a levantarse dentro del suspensorio, y liberaba hilos de líquido preseminal en la tela. Michael ya no controlaba la mitad inferior de su cuerpo, pero podía sentir cada movimiento que esta hacía bajo el mando de Ernesto. En lo más profundo de su mente, una débil y familiar voz comenzó a resonar, le decía que este era su papel en el mundo, y que no le quedaba más que disfrutarlo.
El roce de las suaves sábanas de la cama estimulaba a Ernesto y Michael por igual. Ernesto bufó como toro al sentir la potencia del poderoso miembro que ahora controlaba. El pene de Michael era lindo, a Ernesto le gustaba verlo desde afuera, pero le encantaba poder sentir placer con él. A la vez que los bufidos de Ernesto se hacían más intensos, los gemidos de Michael también aumentaban en volumen y frecuencia. La cabeza de Michael era un desastre. Los instintos más básicos de su mente le decían que debía liberarse y correr. Al mismo tiempo la voz se hacía más y más intensa. La voz le repetía a Michael una y otra vez que debía dejarse llevar por el placer, que era su deber entregarse totalmente al desconocido.
Con un solo movimiento, Ernesto fusionó su gran vientre con el firme torso de Michael. La gran barriga de Ernesto se hundió dentro de Michael como si nunca hubiese existido. Ernesto empujó un poco más y logró dejarse caer completamente sobre los anchos hombros de Michael, y al hacerlo, también logró controlar sus brazos y sus manos en un solo movimiento. Ernesto usó los grandes y fuertes brazos de Michael para levantarse de la cama. Ahora el cuerpo de Michael tenía dos cabezas, por un lado estaba su cabeza original, y del otro estaba la del ladrón de cuerpos. Michael podía ver y sentir cómo su cuerpo se movía bajo la voluntad de Ernesto.
Ernesto caminó usando sus nuevas piernas gruesas para dirigirse hasta el espejo de cuerpo completo que tenía en el cuarto. Se paró frente a él y admiró su adquisición. Sin duda Michael había sido la mejor opción de todas las que tenía disponibles. Casi todas las partes del viril cuerpo de Michael estaban bajo el control de Ernesto, quien comenzó a flexionar sus brazos y a apretar sus pectorales peludos, enmarcando aún más la masa magra que ahora poseía.
La cabeza de Michael estaba inmóvil, pero con los ojos bien clavados en su reflejo. De vez en cuando, un gemido de placer salía de su garganta. En el interior, la conciencia de Michael no podía concentrarse en otra cosa que no fuera la voz. Era su propia voz hablándole en el interior. Decía que estaba siendo un buen contenedor para el amo. Decía que su deber era servir a su maestro sin importar qué. Decía que su cuerpo ahora era única y exclusivamente propiedad de su maestro. Michael ya no luchó más. Solo podía pensar en complacer a su raptor.
"Gracias por darme este gran cuerpo. Hoy es un día especial, así que te dejaré estar consciente. Así podrás ver cómo me hago cargo de él jeje", las bocas de Ernesto y Michael dijeron al unísono. Ernesto bajó las manos de Michael por todo su cuerpo. Una vez en sus caderas, tomó el elástico del suspensorio y lo dejó caer hasta sus tobillos. Con toda su gloria masculina al descubierto, Ernesto comenzó a masturbar su verga, que estaba tan firme como un mástil. Ambas cabezas comienzan a gemir y bufar a la vez. La mente de Michael aún era semi independiente, pero el resto de su cuerpo ya había sucumbido al control del ladrón.
“Hora del gran final", dicen Ernesto y Michael a la vez. Aún frente al espejo, Ernesto continuó masturbándose, usando su verga robada. El sudor salía de cada poro de la piel de Michael, y escurría por todas partes, funcionando como lubricante. Después de un par de frotamientos más, Ernesto pudo sentir que estaba a punto de correrse, y antes de soltar su carga, empujó su cabeza contra la de Michael, tomando el control total al mismo tiempo que dejaba su leche caliente y espesa por todo el espejo. Ernesto se dejó caer de rodillas y usó la lengua de Michael para limpiar hasta la última gota de semen del espejo. "Delicioso", dijo en voz alta para sí mismo.
Tumblr media
El cuerpo de Michael estaba bañado en sudor. Ernesto se levantó del piso, tomó la toalla que había usado para secarse previamente y se quitó el exceso de sudor de la piel. Rápidamente se vistió con un conjunto que tenía preseleccionado. Este era el comienzo de un gran día, un día de celebración. Después de todo, justo hace un año, Ernesto había dejado su trabajo como conserje y había robado el cuerpo y la vida del adinerado Michael, el DILF del edificio en el que trabajaba. Casi nadie notó la ausencia del conserje latino del edificio, y a los pocos días contrataron uno nuevo. Ernesto ya no tenía que preocuparse nunca por el dinero o tener un trabajo que involucrara esfuerzo físico. Sin duda, robar el cuerpo y vida de Michael fue la mejor idea que pudo haber tenido.
Tumblr media
201 notes · View notes
imninahchan · 2 months ago
Text
Tumblr media
⠀⠀⠀ ⠀ ⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀⠀ ˖˙ ᰋ ── part I. Ποσειδῶν ˚
⌜ Você sempre teve a mais forte das conexões com o mar. ⌝
﹙ ʚɞ˚ ﹚ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: mitologia grega (wagner moura!poseidon), leve pitada de angst, literatura erótica (dirty talk, sexo sem proteção, breeding, manhandling).
⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀ .⸙
⠀⠀
⠀⠀
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
𝐏𝐎𝐃𝐄 𝐎𝐔𝐕𝐈𝐑 𝐎 𝐌𝐀𝐑; o ricochete das ondas sobre as ondas. Jura, os ouvidos focam e captam os sussurros que chegam a cada remessa que se choca com a sua pele. Embora escute, não compreende cem por cento o que lhe é dito. São murmúrios suaves demais, possivelmente não feitos para serem decodificados pelos mortais. Mas você escuta — desde de criança. Pode descansar a cabeça no travesseiro e a maré vai trazer seus burburinhos. Pode estar a quilômetros da costa e vai sentir o sopro do vento gélido, salgado, lhe beijando a face e sussurrando palavras que não consegue interpretar.
Cresceu à beira do oceano. Enquanto o seu pai trabalhava na areia instruindo os turistas que procuravam se aventurar nas águas, o resto da família cuidava dos clientes no quiosque. Aprendeu a nadar com facilidade, a surfar também. Não te era nenhum pouco angustiante encarar o horizonte vazio sem registro de terra à vista. Por horas e horas, sentada sobre a prancha. Tinha, de alguma maneira, a segurança de que, mesmo que desaparecesse mar adentro, ainda seria resguardada por algo ou alguém.
Durante muito tempo o único respaldo pra essa certeza foi os barquinhos entregues a vida toda a cada virada de ano. As flores brancas, o arroz-doce, o manjar, aquele aroma doce da essência de alfazema misturada aos acessórios e o espelho entre os seus pedidos pra mais doze meses de prosperidade. Que as oferendas chegaram à Senhora das Águas, não duvida, mas que possam ter alcançado outra deidade também não é impossível.
Ele diz que o nome é ‘Wagner’, apesar de que você duvida. Pelo menos, é o nome que escolheu pra ouvir da sua boca. Nunca se esquece do som, o dentes frontais pressionando nos lábios pra ecoar a primeira consoante. Deve ser isso que as ondas tanto te cochicham — o nome d’Ele.
Começa a fazer duas oferendas. Já que não sabe ao certo qual divindade também te abençoa, apenas mentaliza. Pensa nos pés afundando na areia, a caminho de ti. Nos ombros largos, nos pelinhos do peitoral. Aquele sorriso em linha, miudinho, ao te ver de longe. Pede por prosperidade e alcança sem demora. Sempre. Ele já te garantiu isso, não?
Segura o canto do seu rosto, o peso do corpo por cima do seu, enquanto deitados na cama. Te olha no olho, quer passar seriedade. “Tudo que você quiser”, diz, sem sussurrar. O indicador passeia da pontinha do seu nariz até o lábio inferior, “Tudo que você quiser, eu vou te dar.”
Tudo?, você ainda repete, só pra ter certeza da oferta, e ele afirma novamente, tudo.
“Então, me dá um bebê.”
Wagner deixa a frase no ar, solta, por um tempinho. Busca as melhores palavras assim como busca no seu rosto algum vestígio de chiste tolo. Porque não encontra, ergue o torso, sentado-se sobre o colchão. “Sabe que não vai me prender assim.”
Você se senta também, “mas teria que vir mais vezes.” O nariz resvala na nuca alheia, aspira o aroma da maresia.
O homem ri, soprado, encarando a janela ampla à frente. “Eu já pensei em te engravidar mesmo”. Lá fora, quase fim da tarde, o vento sopra a brisa pra dentro do chalé. “Seria bacana ficar aqui contigo”, te olha, quando o seu braço se estica sobre o ombro masculino, ele pega na sua mão, “ter um filho, ter uma vida calminha...”, a outra mão espalma na sua coxa. Encara a sua pele esprimida entre os dedos dele, e depois te oferece mais um olhar. “Você me ama?”
O seu rostinho se escora no ombro dele antes que pudesse deixá-lo ver o sorriso bobo. “Você sabe a resposta.” E, de verdade, ele sabe. Conhece as suas vontades, as suas certezas, as incertezas. Está contigo em todos os lugares e a qualquer momento. Então, sim, ele sabe muito bem que está fortemente apaixonada por ele.
Tem facilidade pra te dominar mais uma vez sobre a cama. Te coloca deitada, com o corpo dele pairando o teu. Acaricia a sua bochecha, com um sorriso doce, “eu gosto tanto de estar com você, minha linda”. Cerra os olhos, e parece que nesse instante somente o físico dele fala, pois a psiquê está voando longe, num mundo platônico onde pode, sem empecilho nenhum, ficar ao seu lado pela eternidade. Encaixa os corpos nus, separando-te as pernas. “Você é e sempre vai ser a minha preferida”, vai falando, jogando as palavras ao pé do seu ouvido, “Eu te preciso tanto, tanto, que parece que eu não vou conseguir viver sem você... Se sente assim também, hm?”
A sua resposta é um aceno positivo, igualmente de olhos fechados. A ansiedade de sentir o cume da ereção roçando antes de se introduzir é de se roubar o fôlego, ou as palavras. Wagner distribui beijos pelo seu pescoço, se afunda no vale do seios, tomando ambos entre as palmas das mãos. Tamanha fome e necessidade que não parece que se alimentou de ti há poucos minutos, repetidas vezes. Mas para, de repente, abandonando os biquinhos babados e doloridos.
Pega na sua garganta, com delicadeza. Funga, os olhos escuros brilham ao te observar boquiaberta. Um sorrisinho pequeno ameaça crescer, porém ele amedece os lábios antes de falar. “Vou te dar um filho”, soa, aliás, feito uma promessa, “Um menino”, especifica, “Pra ele continuar o meu legado e te proteger quando eu, por qualquer motivo, não estiver aqui.” Finalmente, o sorriso toma conta da face, “Combinado, vida?”
Você sorri de volta, combinado.
Como pode uma sensação que já tanto sentiu ainda ser suficiente pra te abarrotar dessa forma? Ele te completa a cada centímetro, farta. Envolve o seu corpo entre os lençóis amarrotados, a voz reverberando rouca na curva do seu pescoço, quero deixar um pedacinho de mim aqui dentro, ou seja lá as coisas de amor que ele murmura com charme. As suas unhas arranham as costas dele, os dentes também não controlam a selvageria: mordisca o ombro do homem, a língua toca e capta o gosto salgadinho da pele quente. Se pudesse, guardaria-o no íntimo assim pela vida toda, só pra não abrir mão do vício. Mas Wagner quer alterar a posição. Enrola a mão nos seus cabelos, te ajeita como deseja, “vira, fica de quatro”, embora também oriente com as palavras.
Você empina o quadril no ar, o rosto descansa na cama. Sente o toque se espalhando nas suas costas, apalpando a sua bunda. Suspira. Quando ele retorna, o ângulo presenteia à conexão profundidade ainda maior. É erótico — os sons são eróticos —, é delirante. O corpo chacoalha, os olhos reviram, porém conseguem assimilar a paisagem à frente.
A onda alta se colide por cima da outra. Sequenciais, o ritmo aumentando ao passo que a força também. Se engolem, se penetram. Mais próximas da porta do chalé, você não tem certeza se está alucinando de tesão. O choque, por fim, é tão intenso que a ressaca d’água vem parar pra dentro do cômodo. A própria pele está úmida, espumando entre as pernas. Recheada.
Mal respira, mas serve de apoio para que ele possa resvalar a testa suada na altura da sua omoplata. E, depois de um beijo na região, Wagner traz o rosto pra perto do seu ouvido. “Eu te amo também, minha garota”, esfrega o nariz por trás da sua orelha. O ar sai quente dos lábios enquanto continua cobtando: “Quero mudar a sua vida, mas tenho medo de quando tiver que me despedir de novo. Queria ser um pouco como você: apaixonada, simples, mortal.” Sobre o seu ombro, vê de relance, o pingente de tridente dourado esfriando na sua pele.
Tumblr media Tumblr media
104 notes · View notes
cartasparaviolet · 1 year ago
Text
Está tudo bem não saber o que fazer, está tudo bem sentir-se confuso e não saber para onde ir, está tudo bem sentir preguiça e só querer se encolher e dormir, está tudo bem vivenciar seus dias nublados apenas não se apegue a eles, os dias de verão também retornarão. Quero que saiba que está tudo bem ser temporal em alguns momentos, faz bem deixar essas águas fluírem. Está tudo bem ser furacão e a brisa suave. Está tudo bem ser sol intenso e noite de lua minguante. Está tudo bem deixar para amanhã, só não se deixe para depois. Está tudo bem se priorizar, só não faça mais do que os seus limites permitem. Está tudo bem, não há nada de errado contigo. É só a natureza nos mostrando que seus ciclos também regem as nossas vidas. Está tudo bem, só não desista. Você é um Universo único e essencial, o mundo não seria o mesmo sem você.
@cartasparaviolet
403 notes · View notes
gimmenctar · 3 months ago
Note
livie, tenho pensado bastante nas mãos do jisung... imagina ele todo bonitinho te colocando sentada no capô do carro so pra te dedar 😖 ele te encarando todo bobinho por conseguir te satisfazer 😩
Tumblr media Tumblr media
Tudo que aconteceu foi o seguinte: Jisung te chamou pra sair depois do incentivo de Jaemin. Não é como se você fosse uma estranha, é amiga de um amigo, Jeno, e se viam sempre. Park sempre teve uma certa atração, mas, por ser o mais novo, ele achava que nunca teria chance.
Como é que veio parar aqui, então?
Depois do encontro, ele te levou para um mirante para que pudessem ver o sol se por. Jisung pensou que seria romântico. E foi mesmo. O lugar está vazio, a visão impecável, a brisa leve.
Atos românticos são muito atraentes, a inocência de Jisung é muito atraente. Você deu todos os sinais possíveis para que ele entendesse que poderia te beijar, porém ele demorou demais. Quem tomou a atitude foi você.
Isso não significa que ele não correspondeu à altura. Park estava escondendo o jogo, parece. O jeito que ele capturou seus lábios fez com que uma corrente elétrica passeasse sobre cada centímetro do seu corpo.
Seu corpo esquenta rapidamente, e você quer mais. Sentando-se no capô, abraça o quadril de Jisung e o traz para perto, encaixando-o perfeitamente entre suas coxas.
A mente do pobre coitado gira. Ele tenta não focar na textura da sua pele o envolvendo, muito menos na quentura do seu centro roçando no membro semi-ereto na calça. Quem ele quer enganar? É impossível.
As mãos fortes exploram seu corpo com urgência, ele quer muito você. A voz grave deixa um gemido soprado escapar quando seus lábios trabalham habilidosamente com chupadas leves em seu pescoço sensível. Jisung teme não passar de um sonho.
"Ji, preciso de você." Não dá pra saber o que aconteceu, mas você está pingando desejo. Necessita de um toque.
"Onde, aqui?" Ele provoca, apertando sua cintura.
Você balança a cabeça negativamente, se divertindo também. "Mais embaixo."
Ele apalpa suas coxas, e pergunta outra vez. "Aqui?"
Seus olhos não escondem a luxúria, ele também quer.
"Um pouco mais pra cima."
Os dedos longos, adornados por anéis que acentuam sua beleza, deslizam vagarosamente pela parte interna das suas coxas até encontrar a umidade da sua lingerie.
"Ji..."
Ele acaricia por cima do pano o centro pulsante. "Puta merda." Xinga baixinho. "Tá encharcada." Diz impressionado.
"Tira, Jisung."
Ele obedece, mas nem sabe o que fazer com a peça. Muito fofo, todo atrapalhado, guarda no bolso. Não quer perder tempo, precisa te fazer gozar.
Sem aviso, Park insere um dedo. Te faz gemer alto. Ele fode bem lento, não quer te machucar.
"Tá gostoso?"
A visão é magnífica, ele está bêbado da sua sensualidade. A cabeça jogada para trás, a sua boceta molhadinha e exposta só pra ele. Poderia chegar ao próprio ápice só de te ver.
"Mais um, Ji."
Dedicado, atende seu pedido rapidamente. Mas também se inclina, poderia morrer de sede se não sentisse seu gosto. Abocanha os sucos que vazam, sendo generoso com a língua.
Você emite os gemidos mais deliciosos do mundo, que incentivam Park a continuar. O ritmo dos dedos chegam à perfeição, não consegue ver mais nada senão estrelas no canto dos olhos.
Jisung não consegue acreditar que está prestes a te dar um orgasmo, tomara mesmo que não seja um sonho. Ele sente seu corpo vibrar e aumenta a velocidade, chupando mais forte.
"Assim, bem aí. Jisung, Jisung, Jisung."
Você se disfaz na boca e nos dedos de Park, que está com o queixo completamente lambuzado. Ele não liga, nunca se sentiu assim. Está no topo do mundo e orgulhoso de si.
86 notes · View notes
fallenangel01 · 3 months ago
Text
Eu fui o precipício na vida de alguém, mas também fui o abrigo para outro alguém. Eu fui a calmaria e a ventania, fui uma brisa suave e também um temporal. Eu fui o caos e também o equilíbrio. Eu fui tudo e ao mesmo tempo nada. Causei dor e também dei amor. Um dia eu fui o errado, mas também já fui o certo. Um paradoxo constante e sem fim.
_ fallenangel01
89 notes · View notes