#banco de niebla
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Banco de niebla afecta vuelos en el AICM
La terminal aérea pidió a los usuarios estar en contacto con su aerolínea ante la posibilidad de demoras de vuelos. La madrugada de este viernes se reporta la presencia de neblina en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que está afectando su operativa. Dicha condición meteorológica provoca que exista poca visibilidad en las pistas de despegue y aterrizaje, lo cual está retrasando…
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No sé si lo entiendes, pero me hice un bollito al costado de la cama, y mi estómago daba vueltas como una mariposa mareada, mi mente hablaba sobre mi cuerpo callado, mis muslos eran dos piedras de sal destartaladas, y mi corazón, un escarabajo herido que desgarraba mi interior con sus cuernos, en busca del último respiro.
No sé si lo entiendes, pero mis ojos eran dos perlas en un banco de niebla: te llamé en voz alta, juro que deletre tu nombre entre la pequeña oscuridad que te separaba de mí, pero fue en vano; no sé si lo entendías, pero mis pensamientos eran dagas en una nueva versión de la ruleta rusa.
Y no sé, no sé si me entendías, si lo entendías, o si yo podía comprenderte, pero tu voz sonó tan fuerte que mi pasado era un terremoto amigo que me abrazaba en el momento menos indicado; y te rogué que me abrazaras, juro que te llamé con mi pensamiento indecente, juro que pronuncie tu nombre en la niebla, juro que en la oscuridad te mire a los ojos y te pedí ayuda, pero a veces mi lenguaje es el silencio, y sé que tú no eres un perro que seduce los sonidos para apresurar el rescate.
Y no sé si lo entiendes cariño, no sé si lo entiendas, pero a veces muero un rato a pesar de sentirme bien dentro de tus ojos, a veces me desplomo, a veces tu voz es demasiado fuerte, y tus manos son demasiado tacto, a veces tus pensamientos son mucho silencio, y entonces, yo soy demasiado, y me parto, y no te pido que lo entiendas, solo te pido que me abraces, que me rompas las costillas ,que me quiebres en pedazos, que me mires a los ojos aunque tenga los párpados cerrados, y finjas por un segundo, que no le tienes miedo al desastre que tiembla y se afloja entre tus brazos para hacerse un lugar en tu pecho; y puedas empapar sus heridas con un te amo sin silencios, que le haga recordar que si le queda tiempo.
-danielac1world ~Tristeza sesgada~
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Antigua ciudad, Augusta Atenas! dónde están tus nobles ciudadanos, tus almas heroicas? Pasaron para no volver... Únicamente se nos aparecen cuando soñamos en tiempos remotos. Fueron los primeros que recorrieron el camino que conducía la gloria; llegaron a la meta; el mundo sólo les contempló un momento... Y, qué más hicieron?Sus hazañas constituyen los relatos de nuestras escuelas, causando nuestra sorpresa durante horas y horas...En vano buscamos las armas de tus guerreros y el banco de los sofistas por encima de las ruinas de tus torres, ennegrecidas por la niebla de las edades, planea la pálida sombra de tu grandeza.
(Canto segundo, II, Las peregrinaciones de Childe Harold de Lord Byron)
#lord byron#childe harold's pilgrimage#español#literature#poets#romantic#books#culture#tumblr milestone
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mira y me ve
puede ser
no puede ser
el techo toca mi cabeza
el tiempo para mi teorema
el gato hace ruido
el cielo quiebra en lío
el manto que hay en mi banco
no sé si es para tanto
no sé si hay lugar en mi cuarto
no sé si llego en blanco
no sé si notas cuando caigo
que hay oro en mis manos
que hay mierda en mis zapatos
que me ha atropellado un barco
que el cielo no es muy alto
y el pelo pinta inflado
y el cora está en llanto
que no hay ruido y espanto
que no se si es para tanto
pero creí
pero viví
y de la niebla me sentí
y el sonido de mi canto
no afina como tanto
no hace helar mi cuadro
no hace caer al gato
no crea negro y blanco
no piensa para tanto...
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Capítulo VI: El Festival de la Bruma pt. III
El ambiente seguía tenso incluso después de la cena, cuando la jarl se alzó y prometió reforzar las defensas durante la temporada de nieblas. Cuando empezó la música, apenas un puñado de gente se animó a bailar. Y de las once personas que no pudieron hacer su ofrenda, Joric fue el único.
Las rocas y los laterales de las casas resguardaban la carpa del frío viento que, aunque había amainado un poco, todavía soplaba. Tras la cena los guardias apartaron las mesas y los bancos para improvisar una pequeña pista. Era tradición que la familia de la jarl abriera el baile y Joric, acompañado por Idgrod, se esforzó por lucir sus mejores pasos.
—¿Es que no se cansa de llamar la atención? —preguntó Seth en voz baja.
A Alicent se le escapó una pequeña risa. Seguía mosqueada con Joric por todo lo que había pasado. No podía evitar pensar que si Joric no hubiera sido un crío habrían podido hacer sus ofrendas. Además, le parecía muy injusto que Seth tuviera que cargar con la desconfianza del pueblo tras lo ocurrido.
—Joric siempre ha sido así. Le encanta lucirse. Pero no baila tan mal, ¿no? El año pasado lo hacía mucho peor.
Pese al malestar, quiso defenderlo. Mantenía la esperanza de que Joric pudiera sobreponerse a los celos con el tiempo y que aceptara a Seth como a uno más del grupo. Seth sonrió discretamente.
—Es tan bueno que no sé ni qué decir —comentó con burla.
En cuanto la canción terminó, a Joric le faltó tiempo para acercarse a donde estaban.
—¿Qué te ha parecido, Ali? Lo he estado practicando solo para esta noche.
—Estuvo increíble, Joric —respondió Alicent, intentando sonar sincera.
El comentario de Seth, sin embargo, no fue tan amable.
—Sí que se notó el esfuerzo, sí.
Joric se puso rojo de rabia y se volvió a encarar con Seth.
—¿Todavía sigues aquí, Athan? ¿No te das cuenta de que nadie te quiere en esta fiesta?
Alicent no podía dar crédito a que su amigo pudiera ser tan mezquino. Nunca lo había visto comportarse de aquel modo con nadie. Entreabrió los labios para replicar, para decirle a Seth que aquello era una mentira, pero al mirarlo se encontró con sus ojos puestos en ella. Sonreía.
—Ella me quiere aquí, ¿verdad Ali? —preguntó sin mirar a Joric.
Alicent sintió su corazón derretirse al escuchar que la llamaba por su nombre de pila. Asintió como una autómata y se le escapó una sonrisa.
—De hecho —siguió Seth, sus palabras sonaron más afiladas que antes—, me parece que no soy yo el que no sabe notar que sobra.
Joric apretó los labios y ahora fue él quien la miró, buscando su complicidad.
—Eso es mentira, ¡díselo Ali!
Pero Alicent se llevó una mano a la nuca y desvió la mirada, sin querer responder. El gesto le cayó como un jarro de agua fría a Joric, que gruñó con frustración.
—Agh. Pues muy bien, si eso es lo que quieres, me voy.
Pero no hizo el gesto de irse hasta después de un silencio incómodo en el que ella volvió a mirarlo sin hacer o decir nada por impedirlo.
Cuando se quedaron a solas, Seth suspiró tras echar un vistazo a su alrededor.
—Puede que Joric tenga razón. Los vecinos me miran como si fuera a matar a sus gallinas o algo peor… —protestó, bajando la mirada al suelo.
Alicent hizo un puchero y le cogió de la mano.
—Entonces vamos a donde no puedan vernos —propuso ella, decidida a que dejara de sentirse así.
Al escuchar la propuesta los ojos de Seth brillaron y apretó su mano durante un momento.
Poco después, los dos estaban sentados sobre un tronco tumbado en el suelo, a una distancia prudencial del resto de la gente. El viento mecía la tela de sus ropas bajo la luz de las estrellas, envolviéndolos en una atmósfera de la que parecía imposible escapar.
—Cuéntame —pidió Seth, después de dar un bocado a su bollito dulce—. ¿Has vivido en Morthal toda tu vida?
—Desde que nací —asintió Alicent—. Aunque siempre he querido salir de aquí, al menos de viaje. Pero no puedo dejar a mamá sola con la tienda.
—Te entiendo. A mí me pasaría lo mismo con mi madre de no ser por mis hermanos.
—¿Tienes hermanos? —se sorprendió Alicent.
—Tres. Dos mayores y una pequeña —respondió él, bajando los ojos hacia el trozo de bollo que le quedaba. Le dio una vuelta completa, jugando con él entre los dedos—. No te haces una idea de lo que es una casa con tanta gente.
Alicent quedó pensando en sus palabras. En lo que debía ser tener una gran familia. Siempre había sentido celos de Idgrod por tener a Joric. Se preguntó por qué había decidido dejarlos atrás.
—Seth… —titubeó. Él la miró con curiosidad—. ¿Por qué estás tan lejos de ellos?
La mirada de Seth se ensombreció; a Alicent se le encogió el estómago al darse cuenta.
—Después de lo ocurrido en Markarth, mi madre empezó un nuevo negocio en Soledad. Y es bastante pr��spero, pero las minas de mi familia llevan años sin atender y hay rumores de que otros herederos del clan las quieran usurpar. Así que decidí venir aquí para aprender el oficio. Separarme de mi familia fue difícil, pero tuve que hacerlo. Alguien tenía que hacerlo.
—Vaya… —susurró Alicent, mirándolo impresionada—. Eso es… Tú eres increíble. Pero… —su tono se volvió confuso. La mirada de Seth se intensificó, incitándola a seguir—. ¿Puedo preguntar qué ocurrió en Markarth?
Seth parecía sorprendido y también un poco arrepentido, como si aquel detalle se le hubiera escapado sin querer. Ella se sintió culpable por indagar, imaginando que debía ser duro para él.
—Si no quieres no tienes que hablar de ello —se apuró a decir con un hilo de voz.
—No, está bien. Pues… —empezó, con duda—. Hubo un altercado y mi padre murió junto a otros nobles. Los asesinaron como represalia —explicó. Alicent estaba horrorizada—. Después de eso, los que lo hicieron amenazaron con matarnos a nosotros también. A mi madre, a mis hermanos y a mí. Mi madre todavía estaba manchada de la sangre de mi padre cuando nos escabullimos de la ciudad en plena noche. Yo era pequeño, pero lo recuerdo con claridad, como si hubiera sido hace poco.
Todavía afectada por lo que acababa de escuchar, se sentó a horcajadas sobre el tronco para quedar de frente a él. Seth, cabizbajo, tenía la mirada puesta en sus propias manos.
—¿Por qué alguien haría algo así? —preguntó de forma retórica.
Él se encogió de hombros.
—Política. Markarth es cada vez más peligroso desde ese maldito día.
Alicent se apresuró a colocar la mano en su regazo.
—Lo siento mucho, Seth. Yo también perdí a mi padre, y… Sé que no es comparable —se cortó rápidamente, mirándolo con disculpa—. Pero… Me refiero a… Entiendo cómo te sientes.
Seth se quedó mirándola unos segundos antes de sonreír solo un poco, levantando únicamente una de las comisuras de sus labios.
—¿Sabes? —su tono se volvió apenas un susurro, mientras dirigía la mirada hacia el suelo—. A veces solo quiero llevar una vida de la que él pudiera sentirse orgulloso.
Alicent lo miró, conmovida. Podía ponerse en su lugar, sentir su tristeza como propia. Tuvo que tragar saliva antes de hablar, para no hacerlo con la voz llorosa. Volvió a sentarse como una persona decente, como diría su madre, quedando más cerca de él en esta ocasión.
—Espero que lo consigas, Seth. Aquí, con nosotros.
Ambos compartieron una mirada diferente a todas las demás que habían intercambiado a lo largo de la noche. La música de fondo, junto con sus manos todavía unidas, hicieron que se perdieran el uno en el otro. El silencio se prolongó, pero no fue incómodo, sino natural. De algún modo, sus cuerpos se encargaron de comunicarse. Alicent no supo cuánto tiempo pasó con la cabeza apoyada sobre su hombro, sintiendo su calor reconfortante y las agradables caricias de Seth entre sus dedos, con los que jugaba distraído.
De pronto la voz de su madre los sacó de su aturdimiento.
—Alicent, cielo, ya es la hora de volver a casa —anunció. Alicent abrió la boca para protestar, pero Lami no la dejó hablar —. Ya es muy tarde —dijo en un tono cariñoso aunque tajante.
Alicent suspiró, mirando a Seth antes de volver a dirigirse a su madre, haciendo un puchero con la mirada.
—¿Puedo despedirme de Seth? —pidió.
Lami miró hacia Seth, que soltó su mano para ponerse en pie. Él se dirigió a Lami con respeto.
—Señora, si me lo permite, ¿puedo acompañar a su hija hasta su casa? —El semblante de Lami se ensombreció, pero Seth se adelantó a la negativa—. Mi caballo está cerca de la Cabaña y, como bien ha dicho, ya es tarde. Debería volver ya al Cerro.
Alicent vio en la propuesta de Seth la oportunidad de alargar aquella noche mágica. Durante aquel rato en su compañía, había logrado evadirse de la preocupación por no haber hecho la ofrenda.
—Por favor mamá —suplicó, manteniendo el puchero, aniñando la voz—. Así puedes disfrutar del último baile… —sugirió, desviando la mirada hacia la carpa desde donde Thonnir los miraba.
Lami siguió su mirada y vaciló. Seth sonrió con una expresión que no dejaba duda de sus buenas intenciones.
—Prometo que no me separaré de ella hasta que no esté sana y salva en casa.
Lami miró una vez más en dirección a la pista de baile y suspiró con resignación. Alicent supo que la habían convencido.
—Está bien. Os daré un voto de confianza. Pero no os retraséis mucho. Y Seth —comenzó, con un tono dubitativo—. El camino hasta el Cerro a estas horas es peligroso y tampoco has hecho tus ofrendas. Deberías quedarte en la posada.
—Lo he pensado, pero Sorli y Parctur ya han partido y prometieron esperar despiertos a mi regreso. Pero agradezco su preocupación, señora. Tras lo que ha pasado hoy, me reconforta ver que alguien se preocupa por mi en un buen sentido.
—Llámame Lami, chico. Y dales tiempo, se les pasará tarde o temprano.
Ambos intercambiaron una sonrisa. Lami se despidió de Alicent con un abrazo que ella correspondió.
—Gracias mamá —susurró.
Minutos después, ambos dejaron atrás la carpa. Mientras caminaban en dirección a la casa de Alicent, Seth la miró, repentinamente preocupado.
—Alicent, ¿qué fue lo que le ocurrió a tu padre? —preguntó con cuidado.
Alicent se detuvo un segundo, haciendo que Seth dejara de caminar también. Se miró las manos y las apretó con nerviosismo antes de volver los ojos hacia él, dedicándole una sonrisa triste.
—Mi madre no habla mucho de él. Me dijo que se tuvo que ir cuando yo era pequeña.
—¿Puedo preguntar por qué?
No supo qué responder, pero entonces la mano de Seth envolvió la suya y sus dedos se entrelazaron. Estaba helado, pero aún así una oleada caliente sacudió todo el cuerpo de Alicent hasta arremolinarse en sus mejillas.
Seth dio un suave tirón de su mano y reanudaron la marcha.
—Nunca me lo ha contado. Ya te lo he dicho, no le gusta hablar del tema —respondió con un hilo de voz, sin terminar de creerse que realmente estuviera caminando por el pueblo con un chico de la mano. Y menos todavía que ese chico fuera Seth Athan, por muy deprimente que fuera el tema del que estaban hablando.
—¿Y sabes algo más aparte de lo que te cuenta tu madre?
—La gente… La gente del pueblo —repitió, tratando de sonar más segura. Aún así, Seth se dio cuenta de que su voz estaba cargada de temor, por lo que apretó suavemente su mano—, ellos dicen que fue porque no hizo sus ofrendas. Por lo que he escuchado, ese festival papá y mamá discutieron y papá se fue cuando Falion todavía no había terminado de bendecir el fuego. Pocos días después, desapareció.
—¿Y ya está? —preguntó Seth, incrédulo—. ¿Lo has consultado con Falion? Yo no podría vivir con esa duda…
Alicent dio una rápida bocanada, tratando de infundirse ánimos antes de responder.
—Ya lo has oído durante la ceremonia. —Llevó la vista hacia el frente mientras continuaban avanzando. Cuanto más cerca estaban de la cabaña, más lento caminaban—. Hacemos la ofrenda por algo, y mi padre no la hizo. Por eso desapareció. O… o algo peor.
Seth hizo una mueca, y Alicent tragó saliva, luchando por mantener la calma. El silencio cayó entre ellos, solo roto por el lejano bullicio de la aldea. Alicent miró a Seth, con los ojos llenos de lágrimas.
—Yo… Hoy no hice mis ofrendas —sollozó—. ¿Y si…? —su voz se cortó a mitad de la pregunta. Sorbió su nariz, antes de intentarlo otra vez—. ¿Y si termino como él, Seth?
Seth se detuvo y la soltó. La miró en silencio y Alicent se abrazó, avergonzada. Entonces él levantó las manos y tomó su rostro, mientras la miraba directamente a los ojos. Sintió sus pulgares acariciar sus mejillas, limpiando sus lágrimas.
—Escúchame bien, Ali. No dejaré que te ocurra nada malo. Estoy aquí, contigo, y te protegeré de lo que haga falta. Confía en mí.
Ambos se quedaron así por un momento. Seth no se relajó hasta que Alicent asintió con timidez. Él la imitó, conforme, y retomó la marcha. Alicent no tardó demasiado en seguirlo, dándose prisa; Seth era alto, y un paso de él era como dos de ella.
—Dime, Ali —habló Seth, cuando llevaban un rato caminando—. ¿Qué sabes de Molag Bal?
—¿Por qué lo preguntas? —quiso saber, confundida.
—Es que… Me ha parecido curioso que las leyendas locales lo mencionen. Es extraño escuchar mitos daedricos fuera de la cuenca.
—Ah —vaciló, sin querer admitir que no sabía demasiado sobre el tema. Sus hombros se hundieron un poco al pensar en Idgrod, en que de estar allí, seguramente tendría algo interesante que comentar—. Solo sé lo que dicen las leyendas —confesó—. Que es un demonio temible.
—¿Un demonio temible? —preguntó Seth, con incredulidad. Intercambiaron una mirada, Seth parecía ofendido; Alicent no entendió el porqué—. Es más que un demonio temible, Alicent. Es un daedra. Uno de los príncipes daédricos —aclaró, provocando que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo—. Pero me refería más bien a si habías escuchado de algo que lo uniera a este sitio —añadió, cambiando el tono a uno más amable.
Alicent se retorció las manos, nerviosa e incómoda, segura de que Seth en esos momentos estaba pensando que era un poco tonta.
—Solo sé lo que has oído. Que aquí nacieron los vampiros y la nigromancia, y que por eso siempre intentan conquistar la comarca para él —reconoció—. No sabía que era tan peligroso…
Seth la miró con detenimiento, antes de suspirar y volver la mirada al frente. Habían dejado de caminar otra vez.
—Molag Bal es el daedra de la ambición y de la crueldad, de la dominación… y de otras cosas —explicó, cargando su voz de misterio en las últimas palabras. Hablaba con pasión del tema. A Alicent le pareció intrigante lo mucho que parecía estar interesado en la mitología—. Disfruta tomando esclavos y consumiendo sus almas. Tampoco sabías eso, ¿a que no?
Sus ojos brillaron. Parecía estar conteniendo la risa, pero eso no tenía ningún sentido.
—No… —susurró—. Pero… ¿para qué los quiere? ¿Qué hace con ellos?
—Según las leyendas, Molag Bal trata de construir su propio imperio en Puerto Gélido, su plano de Oblivion. ¿Sabes lo que es Oblivion? —preguntó.
Alicent negó.
—Es su dimensión, a donde van las almas que secuestra. Allí están a su merced y trabajan incansablemente. Aunque cuando se encapricha de algún alma, a esta le espera algo bastante peor que el trabajo eterno —dijo aquello último con una emoción que a Alicent le provocó un escalofrío.
Una vez más pensó en Idgrod. En si de estar allí, ella estaría hablando con Seth tan entusiasmada como sonaba él. Alicent se dio cuenta de que estaba esperando a que dijera algo.
—¿Qué es lo que les hace? —se atrevió a preguntar. Prefería no saberlo, pero no quería que Seth pensara que no le interesaba lo que estaba diciendo
—Cosas que te aterrorizarían —respondió Seth, con una mirada directa y una voz suave pero firme—. Cosas que te harían desear no haber nacido. La crueldad de Molag Bal no tiene límites.
Alicent se volvió a abrazar involuntariamente, llena de angustia. Las implicaciones de las palabras de Seth la aterrorizaron. Rompió a llorar, temiendo por su alma, pero también por la de su padre, por lo que podría estar sufriendo.
Seth frunció el ceño, como si no entendiera por qué estaba reaccionando así. Tiró de ella contra su pecho y la rodeó con los brazos. Alicent se agarró a él con fuerza, sollozando, demasiado asustada como para sentir vergüenza por estar llenando su pecho de lágrimas.
Sin soltarla, él inclinó la cabeza sobre la de ella y susurró sobre su oído.
—Shh… Ya te he dicho que te protegeré. Mientras estés conmigo, no te pasará nada. ¿O no confías en mí?
El resto del camino de vuelta a la Cabaña del Taumaturgo fue mucho más tranquilo. Las aguas del río Hjaal reflejaban la aurora boreal y el aire fresco de la noche hacía que el recuerdo de las revelaciones de Seth pareciera más distante.
Los temas de conversación se volvieron más ligeros; hablaron brevemente de Skyrim y de las las ciudades que había visitado Seth y que Alicent deseaba conocer algún día. Llegado el punto, Seth incluso se abrió un poco más, llegando a compartir algunas de las anécdotas de su hermana pequeña Eve y sus travesuras, las cuales parecían volver locos a todos sus hermanos y hasta a su madre.
Finalmente se detuvieron frente a la Cabaña. Los dos adolescentes se quedaron frente a la entrada, sintiendo como el ambiente se cargaba.
—Te… ¿Te lo has pasado bien? —preguntó Alicent, con sus ojos brillantes reflejando un atisbo de ansiedad.
Sabía la respuesta sin necesidad de que se lo dijera; no había manera de que lo hubiera hecho cuando gran parte del tiempo se lo había pasado asustada o, lo que era peor, llorando. Pero como ya era habitual, Seth volvió a sorprenderla.
—Realmente me gustas, Alicent —confesó. Hizo una pausa antes de volver a hablar, con un tono más oscuro—. Solo de pensar en que alguien más pudiera estar contigo como lo he estado yo esta noche… hace que se me revuelvan las tripas.
Después de una breve pausa durante la que Alicent no supo qué hacer más allá de mirarlo, Seth soltó un suspiro de aceptación, como si esa fuera la reacción que esperaba. Se inclinó hacia adelante, besando suavemente su mejilla. Luego, de forma inesperada, dejó un segundo beso, esta vez cerca de la comisura de sus labios.
—Nos vemos pronto, Ali. Ten buena noche —se despidió.
Alicent continuaba aturdida cuando Seth se dio media vuelta y empezó a caminar, alejándose de allí. Se sentía como si todo a su alrededor hubiera desaparecido. Su corazón siguió latiendo con rapidez por un buen rato, incluso cuando ya no podía verlo. Un torbellino de emociones la anclaban al rellano, impidiendo que se moviera de allí. Era una certeza, una convicción que la llenaba por completo: si no volvía a ver a Seth, su corazón se rompería en mil pedazos.
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“Aullido” Allen Ginsberg
II
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación? ¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques! ¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres! ¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos! ¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante! ¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades! ¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente! ¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch! ¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo! ¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas! ¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas! ¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro! ¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano! ¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible! ¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo! ¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo! ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!
#arte#poesía#poemas#acción poética#libros#books#escritos#lectura#allen ginsberg#generación beat#cultura
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"Ven conmigo... este es tu lugar..."
Puede llamarte en cualquier momento, como un susurro mandatorio que está dentro de ti, que supura por tus poros y corre entre tus venas. Hay invitaciones que no pueden ser desatendidas. Es esta fuerza irremediable que tira de ti por todo el mundo, de ser necesario, hasta esa pequeña isla insignificante al sur de Canadá. ¿Qué tiene de especial? ¿Será el viento que susurra entre las hojas de los árboles y los hace mecerse como si tuvieran vida propia? ¿O es el gruñido de un ser desconocido a la espalda de la presa que, lo sabe, no puede huir a ningún lado?
Si te paras en la orilla de tierra firme, lo más seguro es que no puedas ver la pequeña isla que te proclama, sólo a la hora marcada, sólo a la hora especial. A la vista poco entrenada, se trata de un banco de niebla de apariencia permanente, como si encerrara algo, como si quisiera esconder los secretos que viven a nivel del mar. ¿Cómo dar con Hope Island, entonces? La sangre que corre por tus venas es la brújula. Eso o un ferri del único navegante lo suficientemente valiente para atreverse a encallar en Bull Harbor cada hora y media. También, claro está, puedes esperar en la orilla a que el atardecer le dé a la espalda y marque, contra las nubes circundantes, la tétrica silueta del que puede ser tu nuevo hogar...
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Banco de niebla paraliza operaciones en el AICM y AIFA
Usuarios enfrentan retrasos, desvíos y cancelaciones por niebla Por Deyanira Vázquez | Reportera Un banco de niebla afectó esta mañana las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el Felipe Ángeles, provocando retrasos en vuelos de llegada y salida. Las autoridades aeroportuarias emitieron un aviso temprano para advertir sobre las complicaciones meteorológicas y…
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Stellar mush, Remedio Varo
Papilla estelar, Remedio Varo
(English / Español)
In Stellar mush we observe a woman of fragile appearance inside a fantastic habitat, suspended in the thick fog that clouds the night. In all probability this construction is the tower of Anglés (Gerona), the artist's home town. Within an iconography of medieval influence with which the artist was accustomed to working, it shows a small female personage feeding a caged moon that is delighted to accept a starry mash.
The pipe that crosses the roof of the tower is an important element in Remedios Varo's art, as the chimney-pipe reminds her of the textile factory owned by her father. The blonde-haired woman is seated on a bench in front of a small table; the straightness of the legs and the angle formed by the legs give firmness, in contrast to the unusual weightlessness of the tower. In this sequence, the chimney functions as a sucker of stars and cosmic dust. The pipe ends in a manual grinder that grinds the stars and cosmic dust into an energetic galactic mush. The features of the night star are calm, tender, its light illuminates the whole room and gives balance to the composition, as well as producing a bucolic feeling to the scene.
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En Papilla estelar observamos a una mujer de aspecto frágil dentro de un fantástico habitáculo, suspendido entre la niebla espesa que enturbia la noche. Con toda probabilidad dicha construcción sea la torre de Anglés (Gerona) pueblo natal de la artista. Dentro de una iconografía de influencia medieval con la que la artista acostumbraba a trabajar, muestra a un personajillo de sexo femenino dándole de comer a una luna enjaulada que admite con deleite una papilla de estrellas.
El tubo que atraviesa el tejado de la torre es un elemento de importancia para el arte de Remedios Varo, ya que ese tubo-chimenea le recuerda a la fábrica textil propiedad de su padre. La mujer de cabellera rubia está sentada en un banco delante de una pequeña mesa; la rectitud de las patas y el ángulo que forman las piernas dan firmeza, en contraposición, a la inusitada ingravidez de la torre. En esta secuencia la chimenea funciona como succionadora de estrellas y polvo cósmico. La tubería termina en una picadora manual que tritura las estrellas y el polvo cósmico para conseguir una energética papilla galáctica. Los rasgos del astro nocturno son tranquilos, tiernos, su luz ilumina toda la estancia y da equilibrio a la composición, además de producir una sensación bucólica a la escena.
texto: HA! by Pili Egea
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Anuncia SMN lluvias "muy fuertes" en Guerrero, Puebla, Quintana Roo y Yucatán
CIUDAD DE MÉXICO * 2 de octubre 2024. ) SMN El pronóstico meteorológico para hoy es de lluvias extraordinarias (mayores a 250 milímetros ) en Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz; intensas (de 75 a 150 mm) en Campeche y Guerrero; muy fuertes (de 50 a 75 mm) en Puebla, Quintana Roo y Yucatán; fuertes (de 25 a 50 mm) en Colima, Jalisco y Michoacán; chubascos (de 5 a 25 mm) en la
Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Tamaulipas y Tlaxcala, y lluvias aisladas (de 0.1 a 5 mm) en Baja California Sur, Durango, San Luis Potosí y Sinaloa. Las lluvias de fuertes a extraordinarias pueden generar encharcamientos, deslaves, incremento en niveles de ríos y arroyos, así como desbordamientos e inundaciones en zonas bajas de los estados mencionados, por lo que se exhorta a la población a atender los avisos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y seguir las recomendaciones de Protección Civil. Se prevé viento de componente norte, con rachas de 70 a 90 kilómetros por hora (km/h) y
oleaje de 2 a 4 metros (m) de altura en costas de Veracruz, y con rachas de 40 a 60 km/h y olas de 1 a 2 m de altura en costas de Tabasco y Tamaulipas. Asimismo, se espera viento con rachas de 60 a 80 km/h y oleaje de 1 a 3 m de altura en costas de Chiapas y Oaxaca; rachas de 50 a 70 km/h y olas de 1 a 2 m de altura en costas de Guerrero; rachas de 40 a 60 km/h con posibles tolvaneras en Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tamaulipas y Tlaxcala, y rachas de la misma intensidad con oleaje de 1 a 2 m de altura y posible formación de trombas marinas en el istmo de Tehuantepec. Las condiciones mencionadas serán ocasionadas por una zona de baja presión con 30 por ciento de probabilidad para desarrollar un ciclónico tropical en 48 horas frente a las costas de Guerrero y Oaxaca; una circulación de baja presión al suroeste del golfo de México; un canal de baja presión sobre el occidente y centro de México; un frente frío con su masa de aire que se extenderá sobre el sur y sureste de los Estados Unidos de América (EUA) y la depresión tropical Once-E que se encuentra frente a las costas de Oaxaca. A las 06:00 horas, tiempo del centro de México, la depresión tropical Once-E se localizó a 65 kilómetros (km) al sureste de Bahías de Huatulco, y a 85 km al sureste de Puerto Ángel, localidades de Oaxaca. Tiene vientos máximos sostenidos de 55 km/h, rachas de 75 km/h y desplazamiento hacia el oeste-noroeste a 8 km/h. Debido a su aproximación a costas nacionales, el SMN, en coordinación con el Centro Nacional de Huracanes en Miami, EUA, mantiene zona de prevención por efectos de tormenta tropical desde Lagunas de Chacahua, Oaxaca, hasta Boca de Pijijiapan, en Chiapas. Durante la mañana, las temperaturas mínimas serán de -5 a 0 grados Celsius en zonas montañosas de Chihuahua y Durango, y de 0 a 5 grados en zonas montañosas de Aguascalientes, Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. Por la tarde, las temperaturas máximas serán de 40 a 45 grados Celsius en Baja California, Sinaloa y Sonora; de 35 a 40 grados en Baja California Sur y Nayarit, y de 30 a 35 grados en Campeche, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán. Pronóstico por regiones Para el Valle de México se pronostica cielo de medio nublado a nublado, ambiente fresco por la mañana, y frío con bancos de niebla en zonas altas. Durante la tarde, el ambiente será templado con descargas eléctricas en zonas con lluvia. Se espera viento del norte y noreste de 10 a 25 km/h con rachas de hasta 45 km/h. La temperatura mínima pronosticada para la Ciudad de México es de 12 a 14 grados Celsius y la máxima de 18 a 20 grados, mientras que, en Toluca, Estado de México, se prevé una mínima de 9 a 11 grados y máxima de 17 a 19 grados. En la península de Baja California se prevé, por la mañana, nubosidad dispersa, ambiente templado, fresco en zonas serranas y bancos de niebla en el occidente de la península. Durante la tarde, se espera cielo medio nublado, ambiente caluroso, muy caluroso en el norte de Baja California y descargas eléctricas en zonas con lluvia de Baja California Sur. El viento será del oeste y noroeste de 5 a 15 km/h con rachas de hasta 40 km/h. Las previsiones meteorológicas en el Pacífico Norte son de nubosidad dispersa por la mañana y ambiente templado, fresco en zonas serranas. Durante la tarde, se espera cielo de medio nublado a nublado con descargas eléctricas en zonas con lluvia y ambiente caluroso en Sinaloa, así como cielo parcialmente nublado y ambiente muy caluroso en Sonora. Se prevé viento de dirección variable de 10 a 25 km/h en la región y rachas de 40 a 60 km/h con posibles tolvaneras en Sonora. Para el Pacífico Centro se pronostica cielo de medio nublado a nublado, bancos de niebla matutinos en zonas altas y ambiente fresco, así como frío en zonas altas de Jalisco y Michoacán. Durante la tarde, se espera cielo nublado, descargas eléctricas y posible granizo en zonas con lluvia, ambiente cálido en la región y caluroso en Nayarit. Se prevé viento de componente este de 10 a 25 km/h en la región y rachas de 40 a 60 km/h en Jalisco. En el Pacífico Sur se prevé cielo nublado, bancos de niebla y ambiente fresco por la mañana. Durante la tarde, se espera ambiente cálido, fresco en zonas altas de Chiapas y Oaxaca, así como descargas eléctricas en zonas con lluvia. Se estima viento con rachas de 60 a 80 km/h y oleaje de 1 a 3 m de altura en costas de Chiapas y Oaxaca, y rachas de 50 a 70 km/h con olas de 1 a 2 m de altura en costas de Guerrero. El tiempo atmosférico en los estados de la vertiente del golfo de México será de cielo nublado, ambiente templado durante la mañana, frío zonas montañosas de Veracruz y bancos de niebla en Tabasco y zonas montañosas de Veracruz. Hacia la tarde, se espera ambiente cálido, y caluroso en el noroeste de Tamaulipas. Se prevé viento de componente norte con rachas de 70 a 90 km/h y oleaje de 2 a 4 m de altura en costas de Veracruz, y rachas de 40 a 60 km/h y olas de 1 a 3 m de altura en costas de Tabasco y Tamaulipas. Para la península de Yucatán se pronostica cielo de medio nublado a nublado, bancos de niebla matutinos, ambiente de cálido a caluroso, descargas eléctricas en zonas con lluvia y viento del este y sureste de 10 a 25 km/h con rachas de hasta 40 km/h. En los estados de la mesa del Norte se prevé cielo parcialmente nublado, ambiente fresco en la región, frío en zonas serranas y muy frío durante la mañana en sierras de Chihuahua y Durango. Por la tarde, se espera cielo nublado, ambiente cálido y caluroso en el suroeste de Chihuahua, noreste de Coahuila y Nuevo León. Se prevé viento del este y noreste con rachas de 40 a 60 km/h y posibles tolvaneras en Coahuila, Nuevo León y San Luis Potosí. Las condiciones del tiempo previstas para las entidades de la mesa Central son de cielo medio nublado, bancos de niebla, ambiente fresco en la región y frío durante la mañana en zonas serranas. Por la tarde habrá ambiente de templado a cálido, fresco en zonas altas, cielo de medio nublado y nublado en Puebla, con descargas eléctricas y posible caída de granizo en zonas con lluvia. Se prevé viento del noreste de 10 a 25 km/h en la región, con rachas de 40 a 60 km/h en zonas de Guanajuato, Hidalgo, Puebla, Querétaro y Tlaxcala. Mantente informado en las páginas de internet www.gob.mx/conagua y https://smn.conagua.gob.mx, en las cuentas de X @conagua_mx y @conagua_clima, y de Facebook www.facebook.com/conaguamx, así como en la aplicación para dispositivos móviles ConaguaClima, donde se puede consultar el pronóstico por municipio. ) www.acapulcopress.com Read the full article
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🗺️LAS ISLAS PERDIDAS🗺️
Situadas al Oeste de las Tierras de La Muerte, muchos creen que el nombre de este pequeño archipiélago se debe a los bancos de niebla que acostumbran a borrarlas del mapa durante meses.
Sin embargo, sus gentes saben que ese nombre es más antiguo, un recuerdo de una época en la que nada podía llegar a las islas... ni salir de ellas...
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Siento que aquella Rosas del ayer son de algun modo distintas a mí, de la misma manera que la vieja que hoy me ha secuestrado tampoco soy del todo yo. << Lo peor de envejecer es que no se envejece>>, decía Oscar Wilde en una de sus muchas frases célebres, y tenía razón. No consigo incorporarme a mi verdadera edad. No entiendo cómo he llegado a esto. No atino a descubrir en qué momento de mi juventud me perdí, cómo caí en el agujero de gusano espaciotemporal que me trajo hasta aquí. La edad es una traición del cuerpo; por dentro, como sostenía Wilde, nunca se envejece. Por añadidura, ese cuerpo conspirador y desleal cuenta con la colaboración de la sociedad con el golpe de estado que está perpetrando contra ti. Nada tan triste como la jubilación, pero no ya la tuya, sino la de todos los demás. De pronto llega un día en el que empieza a desaparecer tu dentista, tu médico, tu mecánico en el taller de coche, tu asesora en el banco, tu farmacéutica, el dueño del restaurante al que llevas treinta años acudiendo, tu librera. No se han muerto: se han retirado. Una inmensa escoba cronológica los ha barrido. Esto es, los ha borrado. Ya no conoces a nadie alrededor. La niebla va bajando y todo se desdibuja mientras tu ser más íntimo, aquí el yo emocional con el que te identificas, que es y será eternamente joven, se repliega poco a poco a un rincón cada vez más remoto de tu cerebro.
El peligro de estar cuerda
Rosa Montero. 2022
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Bandera a cuadros para Capurro en San Nicolás Bandera a cuadros para Capurro en San Nicolás El necochense clasificó 8° para la final de este domingo y disputó la primera carrera que el TC2000 concretó este sábado en San Nicolás finalizando 9°, Matías apuesta a ser protagonista en el “Gran Premio Juan María Traverso” Un importante banco de niebla retrasó el inicio de la actividad para el TC2000 este sábado en el autódromo San Nicolás Ciudad. Igualmente, tras esperar que se disipe la misma, la categoría llevó adelante el arranque de la tercera fecha del campeonato con los dos entrenamientos. Mientras los ensayos eran dominados por Matías Rossi y Bernardo Llaver, Matías Capurro lograba finalizar 11° y 12°, respectivamente en cada una de las tandas. Así, el piloto del Axion Sport Energy, aunque intentaba mejorar su performance que en el primer ensayo lo dejaba a 1s757 de la punta, se mantenía dentro de valores acordes terminando a 1s628 del último líder. En la clasificación, que definieron los 19 pilotos que compiten en el TC2000, Matías Capurro finalizó 8° a una diferencia de 0s320 de quien fue el poleman de la tercera fecha, su compañero de equipo, Leonel Pernía. El cierre de la jornada lo dio la primera carrera de la fecha que se disputó a 20 minutos más una vuelta de duración. Desde el puesto 10 de la grilla el necochense realizó una no muy buena maniobra de largada, perdiendo un par de posiciones pero tras la única neutralización que sufrió la competencia pudo recuperarse. Así, el integrante del equipo Axion Sport Energy logró meterse sobre el final entre los diez primeros lugares, arribando a la caída de la bandera a cuadros, que determinaba la victoria para Tiago Pernía, en el 9° lugar. De esta manera el de Necochea completó la primera competencia y se prepara para lo que será la segunda y última de la fecha, a disputarse este domingo a las 11:30 Hs. Cabe recordar que la carrera tendrá una duración de 30 minutos más una vuelta y en que el Renault Fluence de Matías Capurro largará desde el 8° lugar.
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Capítulo V: El Festival de la Bruma pt. II
El río Hjaal dividía Morthal en dos partes. Los vecinos de la villa se reunieron al este de la región meridional, junto a la casa de Falion. Como mago de la corte, era su deber oficiar la ceremonia. Habían colocado varias filas de bancos de madera y, mientras el pueblo tomaba asiento, Falion terminó de preparar la antorcha para bendecir el fuego.
Cuando la ceremonia empezó, ya había caído la noche y las estrellas brillaban en el cielo. Alicent se sintió minúscula al mirar el firmamento; Maser y Secunda brillaban sobre sus cabezas en aquella noche clara, y la luz de la aurora tenía el color del tórax de las luciérnagas y de las alas azules de las mariposas.
Falion se situó frente a la hoguera que la guardia encendió para la ocasión y contempló a su audiencia. A su espalda las frías aguas del Hjaal devolvían los destellos de luz y las ramas de los sauces se mecían al paso de la brisa, dejando caer algunas hojas y creando sombras serpenteantes en el ambiente.
—Habitantes de la comarca, nos reunimos otro año para recordar las hazañas de Magnus, el arquitecto de Mundus. —Falion giró sobre sí, encarando al fuego. Encendió la antorcha y luego alzó ambos brazos al cielo—. ¡MAGNUS! ¡Escucha nuestra voz, pues hoy recordamos tu sacrificio para que tú nos recuerdes cuando las nieblas lleguen y nos oculten a tus ojos!
Alicent se compadeció de Falion. El brujo no era una persona de multitudes y casi podía sentir su incomodidad cuando volvió a encarar al público. Era un orador terrible: dejó caer el brazo libre a un costado, donde se quedaría hasta el final del monólogo, y procedió a relatar por enésima vez el enfrentamiento que habían tenido Magnus y Molag Bal allí mismo, en la Comarca de Hjaal.
Falion siguió contando aquella leyenda que ya se sabía de memoria. La familia de la jarl ocupaba la primera fila y Alicent pilló a Joric mirando en su dirección. Ella se había sentado en la última fila junto a Seth y desde allí podía verlos a todos. Había personas a las que no conocía demasiado, ciudadanos de las afueras que solo visitaban Morthal para conseguir suministros o, en un día como aquel día, la bendición de Magnus.
Buscó a su madre con la mirada y la encontró junto a Thonnir. Últimamente pasan mucho tiempo juntos, pensó al ver cómo se inclinaban el uno hacia el otro para intercambiar comentarios. Su atención volvió a Seth; parecía estar absorto en la narración de Falion.
—Las raíces de Molag Bal en nuestra comarca son profundas. Tamriel todavía era joven cuando el señor de la dominación y la esclavitud pisó por primera vez estas tierras. En esa ocasión el cruel daedra se burló de Arkay, tras arrebatarle el alma de Lamae Beolfag, quien se convertiría en la primera hija de la noche.
Alicent se inclinó hacia Seth.
—Se refiere a los vampiros. Según las historias, Lamae vivía en esta comarca cuando conoció a Molag Bal —explicó, buscando impresionarlo.
—Había escuchado algo al respecto —respondió él sin mirarla.
—No conforme con la transgresión —Falion elevó la voz, haciendo un esfuerzo por hacerse escuchar por encima del murmullo de la gente y de la corriente del río—, Molag Bal decidió burlar una vez más a Arkay y retorció la magia de Tamriel para dar a sus creyentes el poder de secuestrar las almas de los difuntos. El poder de esclavizarlas, impidiendo su paso al más allá.
—Ahora habla de los nigromantes —comentó Alicent, intentando llamar su atención de nuevo.
Seth la ignoró por completo. A Alicent se le escapó un pequeño suspiro. Se quedó pensando en si había hecho algo mal.
—¿Tú crees que algo de lo que dice es cierto? —preguntó Seth de pronto.
La pregunta la pilló por sorpresa.
—Pues… No lo sé.
—Vamos, alguna opinión tendrás. ¿Crees que son ciertas? —Seth se inclinó hacia ella sin desviar la mirada de Falion.
Alicent se encogió de hombros.
—Cada vez que alguien no hace sus ofrendas, pasan cosas malas.
Aquello captó la atención de Seth, que la miró directamente y orientó el cuerpo en su dirección. Alicent hizo lo mismo.
—¿Qué tipo de cosas malas?
—Lalette no hizo sus ofrendas el año pasado —susurró con secretismo.
—Tenía entendido que Lalette se fue por voluntad propia —replicó él.
Alicent buscó de nuevo a su madre entre el gentío, y cuando la encontró se quedó mirando a Thonnir y a Virkmund, el hijo pequeño que el hombre había tenido con Lalette.
—Sí, pero…, no sé. Me sigue pareciendo raro.
Seth torció el gesto.
—¿Qué tiene de raro? —preguntó con impaciencia.
—No sé. Es raro, sin más —respondió ella, empezando a sentirse incómoda—. Me cuesta creer que dejase a su hijo por una guerra de la que nunca había hablado. Además, ya ha pasado otras veces…
Alicent se frotó el hombro con incomodidad y apartó la mirada cuando sus ojos se empañaron.
—¿Era alguien importante? —preguntó Seth, suavizando el tono.
—Sí… mi padre —confesó con la voz quebrada.
—Vaya —dijo Seth, tras un breve silencio—. Siento haber sacado el tema —añadió con una mirada sincera—. Perdona, estoy haciendo que no te enteres de nada.
—No pasa nada. Me sé esta historia de memoria —respondió ella, tras colocar un mechón de pelo tras la oreja.
Seth miró hacia Falion por un momento, antes de devolverle la atención.
—Entonces, prefiero que me la cuentes tú —contestó él.
Eso le arrancó una pequeña sonrisa.
—No sé yo… —dudó.
Alicent bajó la mirada hacia el suelo con timidez; la mano de Seth atrapó su barbilla y la obligó a levantarla. No necesitó decir nada, su sonrisa y aquella forma de mirarla que él tenía la animaron a hablar.
—A Magnus no le gustó mucho cómo Molag Bal usó la magia, ni tampoco que volviera a desafiar a Arkay, así que se metió en el cuerpo de uno de sus seguidores para enfrentarse a él y a su ejército. Aunque Magnus lo derrotó y lo desterró del pueblo por un tiempo, durante la pelea Molag Bal le arrancó un ojo. Por eso la niebla cubre Morthal durante meses. Y por eso hoy se bendice la llama de la antorcha, para que hoy nos vea y nos proteja de sus seguidores cuando esta llegue.
Seth quedó pensativo tras escuchar la historia, con la mirada fija en la antorcha que Falion sostenía.
—Creo que debería leer más sobre las leyendas locales —giró la cabeza para mirarla una vez más—. ¿Qué me recomiendas?
Alicent negó, cabeceando en dirección a la familia de la jarl. Joric se apuró en mirar al frente.
—Eso deberías preguntárselo a Idgrod. Ella es la que sabe de libros.
Seth asintió y volvió la vista al frente. Falion estaba terminando de narrar la batalla que habían mantenido Magnus y Molag Bal. Más que una pelea, aquello había sido la conclusión de una guerra. Tras prestar atención al mago unos minutos, tuvo la sensación de que no había explicado nada bien los hechos.
—¿Por qué nos mira así? —preguntó Seth en voz baja.
Alicent volvió a pillar a Joric mirando hacia ellos. Esta vez se fijó en sus ojos. Parecía molesto. Enfadado.
—No te preocupes por él —murmuró Alicent, tratando de quitar hierro al asunto—. Probablemente solo se está preguntando de qué hablamos.
—También me miró de esa manera cuando lo conocí. Creo que le molestó que su madre insinuara que tal vez Idgrod y yo deberíamos pasar tiempo juntos —contó como si nada.
Alicent lo miró con sorpresa.
—Oh —musitó, con una decepción muy mal disimulada—. Pensé que era por mí. Parecía muy enfadado cuando les hablé de…
Seth esperó a que continuara y Alicent se puso completamente roja, consciente de que había hablado de más.
—...¿De mí? —preguntó Seth, antes de cambiar el tono a uno más ligero—. Supongo que no vienen muchos forasteros por aquí.
—No, no muchos —dijo Alicent, sin apartar los ojos de la hoguera—. Y tú eres el primero que se queda.
—No es un mal sitio —reconoció. Alicent siguió su mirada, estaba puesta en su amiga—. Tal vez considere la recomendación de la jarl.
—¿De pasar tiempo con Idgrod? —preguntó ella, desanimada.
—De establecerme aquí. No tiene por qué ser con Idgrod.
Alicent giró la cabeza hacia él con rapidez y la volvió a dirigir hacia adelante casi a la misma velocidad, como si lo hubiera hecho sin querer. Sin saber qué decir, apuntó con la barbilla hacia la fogata, queriendo que Seth volviera la atención a la ceremonia.
Falion ya había terminado de contar la leyenda, así que dejó la antorcha en un soporte metálico junto a la mesa, donde lo tenía todo listo para preparar las ofrendas de los habitantes de la comarca. Colocó un cuenco y una vela, encendió esta última con la llama bendecida de la antorcha, y vertió un poco de cera derretida en el cuenco para pegar la vela al recipiente.
—Magnus, hoy enciendo esta vela en tu nombre para rogar tu protección. Y ofrezco este pergamino a Julianos para que él me guarde cuanto tus ojos no me vean.
Falion depositó con cuidado el pergamino en el recipiente. Con la ofrenda completa, se acercó al río Hjaal y se agachó para dejar el cuenco sobre sus aguas. La ofrenda del mago se empezó a alejar lentamente, mecida por el río.
El murmullo de las gentes de la comarca subió algunos tonos y, tan pronto la jarl se puso en pie, muchos la imitaron. Idgrod Cuervo Viejo siempre era la segunda en hacer la ofrenda. Tras eso, cada habitante de la comarca debía esperar su turno para que el mago preparase su ofrenda y, con ella, hacer su petición al aedra.
—¿Crees que le gusto? —preguntó de la nada, con inocencia.
Alicent buscó con la mirada a quién se refería. Alva estaba de pie unos bancos más adelante. Comentó algo a Benor y se acercó a la mesa de las ofrendas, a cuyo alrededor ya se había formado un corro.
—¿A Alva? —Seth asintió y ella frunció el ceño—. Llegas tarde. Ya está con alguien.
Seth siguió mirando a Alva, y Alicent dio un pequeño pisotón en el suelo, atrayendo de nuevo su atención.
—¿Sabes? —fingió cambiar de tema—. Mamá dice que algún día heredaré la Cabaña del Taumaturgo.
—¿En serio? —preguntó Seth—. ¿Y me harás descuento?
—Podrías incluso no pagar…
A Seth se le escapó la risa y ella dejó de mirarlo. Además de ellos, solo quedaban un par de parejas sentadas en los bancos. Casi todos los vecinos charlaban animadamente en torno a la hoguera, esperando su turno para hacer las ofrendas. Vio a Joric salir de entre la multitud, dirigiéndose hacia donde estaban.
Alicent recogió la ofrenda de su regazo y se puso de pie para saludar a su amigo. Seth hizo lo propio, colocándose a su lado.
—Joric, ¿ya has hecho tu ofrenda? —preguntó Alicent como saludo.
Joric lanzó una mirada fugaz a Seth y luego negó. Adoptó una expresión infantil, tímida e ilusionada. Joric tenía el pelo de un tono castaño ceniza y, aunque siempre lo llevaba corto y desordenado, aquel día había intentado peinarse.
—Esperaba que hiciéramos juntos nuestras ofrendas este año —propuso con la esperanza brillando en los ojos.
Al igual que a Seth, tampoco podía dejar de mirarlo. Pero no porque estuviera guapísimo, sino porque parecía que una vaca le había lamido la cabeza.
—Claro. Seth, ¿te unes a nosotros? —lo invitó, preguntándose si tendría el mismo aspecto a sus ojos que Joric a los propios. Tímidamente se atusó el pelo.
—Me refería a nosotros. A ti y a mí —puntualizó Joric—. No quiero hacer mis ofrendas anuales con un extraño.
—Oh, vamos Joric. No seas malo —protestó, tendiéndole la mano a Seth—. Ven… —pidió.
Aquello le arrancó una sonrisa al chico, que tomó su mano. Los tres se acercaron a la zona de las ofrendas. Había bastante gente dispersa por los alrededores aunque la mayoría se apiñaba en torno a la mesa. Los tres chicos se apartaron un poco del grupo tras reconocer que todavía les quedaba un buen rato de espera hasta que llegara su turno.
—¿Qué te pareció Falion este año? —preguntó Joric.
Alicent notó algo de resentimiento en su pregunta y frunció el ceño.
—No sé, ha estado bien… como todos los años.
Joric apretó los labios. Ahora se notaba a todas luces que estaba molesto.
—¿Ah sí? ¿De verdad escuchaste algo? Porque te vi hablando todo el rato.
Que Joric le hablase así la molestó. Abrió la boca para responder, pero Seth fue más rápido.
—Alicent me estaba explicando vuestras costumbres. Es bueno ver que alguien aquí tiene educación —reprochó con frialdad.
Aquella réplica le cayó a Joric como un jarro de agua fría. Apretó los puños mirando desafiante a Seth.
—¿Tienes algún problema conmigo, Athan?
Seth, a su lado, se llevó una mano a la cabeza y estiró los dedos para masajearse las sienes. Alicent percibió una sonrisa irritada tras su brazo. Él suspiró y luego se quedó mirando hacia la multitud. Ella siguió su mirada y se detuvo en la antorcha. La brisa había arreciado y sacudía la llama. Cada poco, Falion alzaba el brazo para encender una vela que añadir a otra ofrenda.
—¿Yo? —Seth volvió en sí de golpe, decidido a confrontar a Joric—. Parece que eres tú quien tiene un problema. Si quieres lo hablamos en privado —retó.
Joric frunció el ceño y miró a Alicent. Esta levantó los brazos, negando, pero él sacó pecho y se enfrentó a Seth.
—Con mucho gusto, Athan. Sígueme.
Joric caminó siguiendo el río, yendo tras las rocas y arbustos que los ocultarían del resto. Seth lo siguió mientras ella intentaba hacerlos entrar en razón.
—Chicos no seáis idiotas, es una fiesta, no hay razón para pelear.
Pero ninguno le hizo caso.
—Cuál es tu problema, Cuervo Imberbe —empezó Seth en cuanto estuvieron lo suficientemente lejos.
Pese a la oscuridad, Alicent pudo imaginar las mejillas de Joric rojas por el comentario.
—¿Qué me has llamado, Athan? —preguntó acortando distancias, con un tono tan chillón que a Alicent le dio la sensación de que iba a pegarle.
Una energía blanca y luminosa brotó de los dedos de Seth, envolviendo sus manos.
—Joric, basta ya… —pidió ella, intentando ponerse entre los dos, enfrentándose a él. Pero éste la apartó con gentileza para volver a encarar a Seth.
—Mi problema eres tú, Athan. No me gustas.
Seth alzó ambas cejas.
—Yo no te he hecho nada, mocoso. Que no sepas gestionar tus celos es problema tuyo, no mío.
No parecía intimidado en absoluto por la agresividad de Joric. Alicent contuvo el aliento, preparándose para intervenir si hacía falta. Por suerte, Joric se limitó a dedicarle una mueca de asco.
—Me pareces un falso, Athan. No me gusta cómo miras, ni cómo hablas, ni cómo te comportas. Y tampoco me gusta que estés todo el rato alrededor de Alicent —espetó antes de escupir frente a los pies de Seth.
Seth respondió con un mohín de disgusto.
—Qué vulgar… —se limitó a comentar Seth, con tanto desdén como frialdad—. ¿Así es como educa la jarl a sus hijos?
—¡En Morthal tenemos las formas de Morthal, y no necesitamos que venga un repeinado de la ciudad a decirnos cómo comportarnos! —exclamó Joric como un resorte.
—Si yo fuera tú, me lo pensaría dos veces antes de hablar de repeinados.
Joric la miró buscando su apoyo pero ella tardó en reaccionar, conteniendo una risa nerviosa tras el último comentario de Seth.
—Chicos —interrumpió, queriendo evitar que las cosas siguieran escalando—, es una fiesta. No hay ninguna necesidad de…
De pronto, el viento rugió sobre sus cabezas interrumpiendo la conversación. Aunque la luz de la hoguera brillaba tras las rocas que hacían de cortavientos, solo el fuego de la antorcha estaba bendito. Las flores entre sus manos la hicieron recordar que todavía no había hecho su ofrenda.
—Creo que deberíamos…
—Tal vez fue un error venir, Alicent —la cortó Seth—. Está claro que estoy estropeando la fiesta para algunos.
Las palabras de Seth acertaron en su pecho como flechas. Por aquella riña estúpida, él no estaba disfrutando del festival y quería irse. Trató de irse, pero Alicent lo sujetó de un brazo.
—No dejaré que te vayas por culpa de Joric.
—¡No entiendo por qué lo defiendes! —se quejó Joric, frustrado.
—Porque a diferencia de ti, él ha demostrado respeto por nuestras tradiciones. Y tú… Tú estás actuando por celos —reprochó ella. Estaba tan mosqueada con él, que ni se paró a pensar en cómo se sentía su amigo.
Joric la miró herido y soltó un suspiro abatido.
—Haz lo que quieras, Alicent —y pegó una patada a una piedra y se alejó de ellos.
—Gracias —dijo Seth en un susurro.
Alicent sonrió, pero se quedó mirando cómo Joric se alejaba. En cuanto se asomó a la multitud, escucharon la voz de Idgrod.
—¡JORIC!
Aquel grito sonó igual que todas las veces que Idgrod había visto a Joric estar a punto de hacerse daño. Joric se acercó a su hermana y empezaron a hablar, y no mucho después se giró hacia Alicent alarmado. Alzó ambos brazos y los zarandeó en el aire, para que se diera prisa.
Alicent cruzó el camino de la rivera a paso rápido, hasta alcanzarlos. Tan pronto se asomó a las rocas, vio que Falion no preparaba las ofrendas solo. Los vecinos apuraban sus propias ofrendas viendo que el fuego de la antorcha era más débil ante cada zarandeo del viento. Ella y Joric intercambiaron una mirada de pánico.
Los dos echaron a correr. Cuando Alicent llegó a la mesa Joric estaba cogiendo dos cuencos. El viento pegó otro revés y la antorcha se apagó sobre sus cabezas, dejándolos a ambos en completo silencio. A ellos y a todos los allí presentes.
Un susurro cada vez más alto se extendió por la rivera del Hjaal hasta que Brelas, un elfo oscuro que vivía en una cabaña al noroeste de Skyrim, pronunció en voz alta lo que todos estaban pensando.
—Esto tiene que ser un mal presagio.
Brelas estaba junto a la mesa y tampoco había hecho sus ofrendas. Alicent dejó caer sus flores al suelo, desanimada. Entonces el miedo se empezó a apoderar de ella. No fue la única; algunas voces se alzaron e incluso llegó a escuchar algún llanto.
Miró hacia Joric tras recordar que él tampoco la había hecho, justo a tiempo de ver cómo salía corriendo hacia Seth.
—Esto es culpa tuya, Athan —acusó.
Seth, que caminaba tranquilamente en su dirección, paró en seco y se cruzó de brazos. Cuando Joric llegó hasta él, le atizó un empujón. Seth se tambaleó y recuperó la postura sin hacer amago de defenderse.
—¿Mía? Fuiste tú el que empezó.
Idgrod aceleró el paso con Alicent pisándole los talones y se puso entre ambos.
—¡Déjalo, Joric! —ordenó—. Mamá quiere verte.
—Mierda —maldijo Joric, pasándose una mano por el pelo—. Va a matarme.
Joric les dio la espalda y se alejó. Idgrod se despidió con mirada antes de seguirlo. Hasta ese momento, Alicent no se dio cuenta de que la gente los miraba. Entendió por qué cuando atendió a los cuchicheos.
—No puede ser coincidencia que primero llegue el chico y luego se apague la antorcha —comentó Uthna a su esposo Hroggar.
Se giró hacia Seth preocupada por cómo podría sentarle aquello y se sorprendió al darse cuenta de que tenía la atención puesta en otra parte. Siguió su mirada y se encontró la de Falion puesta en él, cargada de dudas. Cuando Seth volvió sus ojos a ella, Alicent fingió que no se había dado cuenta.
—¿Estás bien? —le preguntó Seth, ladeando la cabeza—. Pareces preocupada.
—Yo… —musitó, con los hombros hundidos y lágrimas en los ojos—. Mi ofrenda…
—Ha sido mi culpa —dijo Seth con arrepentimiento. Puso una mano en su hombro, la atrajo contra su cuerpo y la abrazó—. Lo siento. Hagamos una cosa. Te prometo que no dejaré que te pase nada.
Alicent alzó la cabeza sobre su pecho y le sonrió con timidez.
—¿De verdad? —preguntó con un hilo de voz.
—De verdad. —Seth sonrió.
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Algunos dibujos
***
Cargué los ojos de mi madre
como un beso suyo
que guardé por cinco años
hasta volver a tenerlo.
Fueron ellos
los que muchas noches
hicieron guardia en el invierno
de Buenos Aires.
Hicieron construir el mundo
en poco tiempo,
con frisos transparentes.
Yo temí gastarlos,
obtener de ellos
una zanja oscura.
A mi crueldad, responden
llevándome atrás,
a una silla en el fondo del patio.
Fulminados,
convertidos en arena,
del montoncito debo sacar,
como un niño
mis nuevos ojos.
***
Como las fibras del papel
cuando ha recibido intacto el tiempo,
pierdo fuerza estando en mis manos.
Y arranco pedacitos de mí
como gusanos
que se han amontonado sobre carne muerta.
A cada gusano, para secarse
le corresponde un sol,
y así
el sol también se ha desgranado.
***
Todas las veces que me he ahogado lo olvido, y ya van doscientas veces que me he sacado del agua. El río de actos que, agotado, me recibe.
Ya sólo soy vestigios de dudosas partes, rodillas, alas.
La fuente amplia de los actos, y la fuerza con que me extraen mis manos del fondo, son mi único relato.
No mi adentro que es sólo un promontorio.
***
Yo, que hoy me puse
los ojos, de mala gana,
hoy, en la tienda de comestibles,
vi un incendio
un incendio, tan grande, que abarcaba los árboles hasta diciembre,
a lo lejos,
hasta los pinos más altos,
mezclados con la selva de objetos, artículos
navideños
incendiados,
como si no hubiera un fin de las palabras,
y allí murieran mis ojos.
Es por dolor de las palabras me los pongo
así, a veces
de mala gana.
***
He recibido una, dos,
tres,
miles de respuestas.
He pedido mucho,
y por todo he visto caer
millones de tiempos
a la tierra.
En cada escenario escribo,
tomo notas.
Pero en vista
de que son muchas respuestas,
Señores,
les pido
que no me dejen solo
con ellas,
que apoyen su lápiz
diligente,
recto
en mi mano
y un sello
para cuando haya aprendido.
***
Un zamuro entra como una gaviota,
un vivo como la tierra, y llena los cuartos,
todo vivo. Un perro
también entró
como un caballo.
Horas
como el labrado de un diamante.
Toda mi casa
llena de cambios.
Un sólo detenimiento,
para reunir las hebras de una historia muy pequeña
casi tan insignificante
que no se refleja en los mármoles.
***
Como un fragmento
escrito a los treinta años,
lejos de mi país.
Yo decidí volver dando pequeños saltos.
Las batallas
habían terminado adentro de mí;
no supe a quién se dedicaron
los honores de la victoria.
Sólo supe que el verano había llegado.
Los huecos parecen solo sombras
y tengo que descubrir de nuevo su tamaño, si hay gusanos
que viven en casas de sobras y fango y monte que imita olas.
Antes, este tipo de belleza
me aferraba.
***
Frente al panteón que veo líquido
leones plantados en las puertas
lloro por mi propia mínima
infinitamente pequeña historia.
En mis palabras es como una palmadita,
como olas bajas. Amplia en afanes,
horas muertas
Sin derramarse,
y contenida siempre por debajo
de la cruz de mayo.
Falta en métodos
cuadros de barcos con nombres.
A veces
por debajo hago un cuerpo.
De ramas, carbones
riesgos industriales
Masas, nudosas.
Llegué a sentir que por dentro eso era suficiente.
Es un dueño muy antiguo el fuego.
***
Duele
como si no lo hubieran
anunciado.
Escribir con una lanza
de punta doble
y usando un jardín
como espejo.
Hasta el oficio de extraer babosas,
gusanos
a la tierra de adentro
y allí mismo
ser reinsertados.
Un banco de endurecimientos,
y estelas plateadas.
Un banco de nieblas
para peregrinos del cristal.
***
hoy siento hasta el fondo
lo que he sido
la silla
se volvió a llenar de cosas
autos que había olvidado
hasta las piernas falsas
que levanto de mi cama
para poder salir
las dunas el miedo las perlas
observadas largamente
para al final
no decidirse por ninguna
el cariño de los primeros rostros
que juré honrar
y hasta ahora nada he hecho
más que horadar el paraíso en mi contra
para buscarlos
***
Quisiera yo ser alto
como el caballo de un guardia
en la playa.
Y pisar la playa
con asuntos de acero.
Ver desde mi guardia
cómo bajan desde el cerro
altos hunos
como el caballo
o los jueces desnudos
que hicieron desastres
en el cielo.
Es un día tranquilo,
el río amaneció
sin cadáveres.
En cambio, las cabezas flotan como cocodrilos quietos
Sin culpa, con culpa, ¿quién puede decirlo?
No pensar
“la culpa ha hecho una laguna
y el veneno se esconde
entre las ramas”
No caminar tanto
hacia mis adentros
donde el torno que divide
es la única especie de un infierno palpitante.
***
Sonido
por sonido
voy llegando
a la ciudad
de mis años.
Una ciénaga
plateada
y caballos
que miran sin correr.
Lo que atrás
queda,
siempre
es el espanto.
No importa
si no lo fue,
si estuvo calmado
todo
el tiempo.
La flor más fresca
es de ceniza.
***
Si este poema no existe es porque estoy solo.
Este poema necesita amigos
Este poema solo
no cree en la belleza
En el arrinconado que gotea
desde mis ojos, ni en el hallazgo
de Pérgamo hecha carbón,
en mis sábanas,
también saqueadas
por mi brutalidad.
Este poema codicia
la solitaria dignidad de una calle llena
de estruendos, y sólo allí
quisiera verlo a diario.
***
Valencia, Venezuela. Febrero de 2024
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¡Prepara chocolate con bombones! Frente frío 31 y aire polar traerán lluvias, heladas y bancos de niebla
El frente frío interaccionará con la masa de aire polar, el evento de “Norte”, la corriente en chorro subtropical y la vaguada polar La ciudad de Tijuana. Foto: Cuartoscuro/EL UNIVERSAL Por: Samyra Sosa El Servicio Meteorológico Nacional (SMN), informó que el frente frío 31 traerá lluvias intensas, bajas temperaturas, rachas de viento de hasta 110 kilómetros por hora, además de la posible…
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