#Moto en carretera
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NUEVA EDICIÓN MOTOBOOK CAMPO ARAÑUELO 2023
¿Quieres venirte a rodar una nueva edición del Moto Book Campo Arañuelo? 18 de noviembre de 2023, Navalmoral de la Mata (Cáceres) 3 recorridos (300 km carretera, 500 km carretera y 500 km mixto). Para todos los niveles Video resumen de la última edición: Pulsa para verlo!! https://youtube.com/shorts/9rfmNBlAh3M Prueba tus habilidades de navegación ante el roadbook, o ponte a rueda de los que…
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Los destinos más populares para viajar en moto este año
Viajar en moto es una de las mayores alegrías de la vida. Hay algo que decir sobre la emoción de la carretera abierta, el viento que pasa a toda velocidad y la cruda sensación de libertad que acompaña a cada kilómetro. En un mundo cada vez más ajetreado, cada vez son más las personas que buscan escapar de la monotonía de sus rutinas diarias emprendiendo aventuras en moto. Pero, ¿adónde ir? El mundo está lleno de rutas espectaculares, paisajes impresionantes y culturas únicas, lo que hace que la elección sea abrumadora. No temas, intrépido motorista. Este artículo te guiará por algunos de los destinos más populares para viajar en moto en 2023.
1. La Ruta 66, EE.UU.
Nada deletrea mejor “viaje por carretera” que la legendaria Ruta 66 de Estados Unidos. Desde Chicago hasta Santa Mónica, este emblemático trayecto de 3.500 km es conocido como la “calle principal de América”. Recorrer la Ruta 66 permite experimentar una gran variedad de culturas, paisajes impresionantes y lugares emblemáticos, desde los bulliciosos paisajes urbanos de Chicago y San Luis hasta el majestuoso Gran Cañón y el resplandeciente Océano Pacífico. Este año, la Ruta 66 recupera su primer puesto en popularidad, tras haber sido totalmente restaurada y ofrecer numerosos festivales y eventos para los viajeros.
2. La Ruta Salvaje del Atlántico, Irlanda
Lo siguiente en la lista son los acantilados costeros más altos de Europa, pueblos pintorescos y paisajes esmeralda, todo ello combinado en la Vía Salvaje del Atlántico de Irlanda. Esta larga y sinuosa ruta costera a lo largo del borde atlántico de la Isla Esmeralda ha sido un éxito entre los motociclistas por sus impresionantes paisajes, la amabilidad de sus habitantes y su rica historia. La ruta de 1.500 millas está repleta de momentos dignos de ser fotografiados, desde los castillos históricos y las ruinas antiguas hasta la indómita belleza natural de Connemara y los acantilados de Moher.
3. La Gran Ruta Oceánica, Australia
La Great Ocean Road, una joya australiana, merece un lugar en la lista de deseos de todo motorista. Esta ruta panorámica de 151 millas ofrece uno de los recorridos costeros más impresionantes del mundo. Parte de Torquay y serpentea a lo largo del océano meridional, terminando en Allansford. Por el camino, los ciclistas pueden ver los famosos Doce Apóstoles, vibrantes bosques tropicales, encantadoras ciudades surferas y una gran variedad de animales salvajes, como canguros y koalas. El recorrido es una mezcla perfecta de emocionantes giros, curvas e impresionantes panorámicas, lo que lo convierte en uno de los favoritos de los entusiastas de las motos.
4. Carretera Transfagarasan, Rumanía
Considerada por muchos la “mejor carretera del mundo”, la Transfagarasan Highway de Rumanía es una visita obligada. Esta espectacular carretera serpentea a través de los Cárpatos, ofreciendo vistas increíbles, curvas cerradas y largas curvas en S. Construida como una ruta militar estratégica, la autopista Transfagarasan es una de las mejores del mundo. Construida como ruta militar estratégica, la Transfagarasan, de 56 millas de longitud, es un reto para los ciclistas, pero ofrece una recompensa incomparable en forma de sus impresionantes vistas y la sensación de logro una vez que se alcanza la cima. Recuerde visitar el misterioso Castillo de Drácula en la cercana Bran para añadir un toque extra de aventura a su viaje.
5. La autopista de la costa del Pacífico, EE.UU.
En Estados Unidos, la autopista de la costa del Pacífico de California, o autopista 1, siempre ha sido una de las favoritas de los motoristas. Esta impresionante ruta abraza los acantilados mientras serpentea a lo largo del Océano Pacífico desde Monterey hasta Morro Bay. Destacan el emblemático puente Bixby, el pintoresco 17-Mile Drive y la vida marina del acuario de la bahía de Monterey. Añada el cálido sol californiano y tendrá la receta para un viaje memorable.
6. La carretera de circunvalación de Islandia
Por último, pero no por ello menos importante, la Ring Road de Islandia ofrece un viaje en moto único y de otro mundo. La ruta de 828 millas abarca toda la isla y te lleva a través de un paisaje que incluye volcanes activos, imponentes glaciares, aguas termales y magníficas cascadas. Este viaje no es apto para pusilánimes, pero promete una aventura épica difícil de igualar.
Hay todo un mundo por explorar desde el asiento de una motocicleta. Ya sea el nostálgico viaje por la Ruta 66, los paisajes históricos de Irlanda o la belleza surrealista de Islandia, estos destinos avivará tu pasión por la carretera abierta. Recuerde que todo buen viaje requiere una cuidadosa planificación. Así que abróchate el cinturón, toma tus mapas, revisa tu moto y prepárate para un viaje inolvidable en 2023. ¡La carretera te espera, piloto!
Originally published at on https://viajeenmoto.com.ar May 25, 2023.
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MOONSTRUCK
teeth, tercera parte.
¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo?
pair: vampire!park sunghoon x f!reader
summary: park sunghoon volvió a por ti y esta vez, selló lo que debería haber sellado desde que hace tres meses.
warnings of part 3: sangre, mordiscos, besos en el cuello, menciones de dios, traición de una amistad, lenguaje malsonante y si veis alguno más decidme pls
words: 4587
quick note: esta es la penúltima parte escrita escuchando compulsivamente moonstruck y folklore porque estoy obsesionada, de ahí el cambio de título! disfrutad <3
primera parte segunda parte cuarta parte
Park Sunghoon miró a la Luna desde aquella azotea, lejos del lado por el cual podías llegar a verle desde la entrada. La miró con un corazón tembloroso y entrañas temerosas. Se sintió un niño, aquel que una vez fue él, mirando desde una de las grandes ventanas de su cuarto a la misma Luna que ahora todavía le proporcionaba esa simpatía que muchas veces, sintiéndose la criatura más horrorosa del mundo, necesitaba.
Te extrañaba.
Su pequeñez e iluminación de plenitud le provocaban paz, la misma que junto a ti minutos antes, dentro de toda la excitación y nerviosismo de vuestro primer encuentro, sentía. Porque os pertenecíais. Erais uno del otro.
Con una mano en su boca, intentando notar la relajación de sus colmillos, se dio cuenta de que todas aquellas veces de niño que hacía lo mismo, mirar a la Luna buscando una compañía específica, ya no se repetirían. ¿Por qué? Porque tú eras esa compañía que siempre su solitario corazón necesitó.
Tú eras su Luna. Y no podía perderte.
Tus manos, agarradas a los soportes laterales que tenía la moto en su asiento trasero, empezaban a congelarse mientras Park Jay conducía por la autopista.
Su camiseta holgada de tirantes sufría cada golpe del viento con pasividad, moviéndose descontroladamente mientras su pelo se revolvía al mismo ritmo. Tu corazón se relajó en tu pecho tras notar la prudencia con la que este ser que suponías inmortal conducía, preocupándose por seguir las normas de tráfico correspondientes pese a conducir una moto, conducta no muy seguida por la mayoría de los mortales.
Y, en verdad, mientras Sunoo te peinaba escasas horas antes preparándote para la fiesta, el trayecto no te había parecido tan largo.
Recordaste lo emocionada que te sentías entre las risas de Sunoo y los comentarios de Aerin y tu estómago se revolvió, rememorando por algún motivo muy claro, el sabor a sangre de animal que habías ingerido pensando que era ese vino de mala calidad que Aerin te recomendó -con ella las recomendaciones son prohibiciones- no beber.
Volver a pensar en ellos, en tus hasta el momento amigos, no te produjo buenas sensaciones. Aerin no estabas del todo segura pero Sunoo sí... Sunoo era lo mismo que el chico que te llevaba a los dormitorios sin pedir aparentemente nada a cambio; un vampiro. No sabías si por esa similitud Jay te había recordado a Sunoo, o si eran sus acciones amables. Comportamientos de Sunoo contigo que ya no te parecían tan bondadosos.
El frío de tus manos empeoró mientras salíais de la autopista, volviéndose sumamente doloroso. El frío quema, y no sentías las cenizas de tus manos mientras Park Jay al entrar en la carretera que dirigía hacia el pueblo cercano a dónde se situaba la Academia Bram Stoker, era parado por un semáforo en rojo.
Rápidamente, tras él sacar sus pies de los soportes de la moto apoyándolos en la tierra para estabilizarla y cuando tuviste la seguridad de que la gravedad no te haría caer, llevaste tus manos a tu pecho, intentando de alguna forma calentarlas. Jay giró la cabeza hacia ti, notando tu movimiento y, tras chasquear la lengua -gesto que te asustó al relacionarlo con molestia por ti cuando en verdad era hacia él mismo por no haberse dado cuenta de que probablemente hacía un frío de muerte- desató la sudadera que tenía atada a la cintura y te la entregó.
Guiada por esa percepción de molestia causada por ti en ese ceño fruncido suyo, negaste con la cabeza efusivamente. El semáforo se puso en verde pero Jay siguió tendiéndote aquella prenda de ropa. Gesticulaste hacia el semáforo -considerabas que al tener el casco no te escucharía si hablabas, en fin- pero Jay ni se inmutó. Pese a coches pitando o adelantándole, la mano de Jay seguía dirigida hacia ti con la sudadera. Tus mejillas se calentaron de, lo que supusiste, frío y decidiste aceptar la oferta, poniéndotela rápidamente. Mañana seguramente te despertarías con fiebre.
Tras terminar de ponértela, te diste cuenta de que Jay seguía girado hacia ti y, antes de que pudieras comentarlo, agarró una de tus manos que llevó consigo hacia delante mientras el volvía a mirar al frente, colocándola en su abdomen, rodeándolo. Tu primer instinto fue apartarte, pero volver a pensar en estar en la posición de antes cuándo ésta era mucho más cómoda te hizo replantearte la situación hasta acabar aceptando, rodeando el otro lado de su abdomen con tu otro brazo.
Además, Jay no tenía intenciones de arrancar y seguir con la marcha hasta que te situaras de esa forma. No viste su sonrisa satisfactoria después de que lo hicieras y antes de encender el motor al sus anchos hombros bloquear tu campo de visión.
No pudiste evitar darte cuenta de lo relajado que estaba tu corazón y pensar en a cuánta velocidad latiría si tus manos estuviesen sobre los abdominales de Park Sunghoon y no sobre los del capitán del equipo de béisbol.
Buscando distraerte de cómo la adrenalina se instauró en tu diafragma ante el mero pensamiento de tener a Park Sunghoon a esta mínima distancia, pensaste en las preguntas que le harías a Jay una vez llegado a la Academia.
Toda las dudas que te podría provocar esta situación (tener pruebas de la existencia de vampiros) se podrían ramificar de muchas maneras, centrándose en diversos efectos. Pero, por tus vivencias y tú ya existente sospecha de la Academia y los alumnos SSR, tus se centraron en la identidad: ¿Quién era vampiro y quién no? ¿Eran todos los alumnos SSR vampiros? ¿Era la Academia una Organización secreta de vampiros? ¿Era Aerin... un vampiro?
Sunoo, Jay, Jake y Heeseung lo eran. También Sunghoon aunque no necesitaba morder a nadie para demostrarlo. No eras estúpida, la atracción que sentías hacia Sunghoon no era una conexión posible entre dos meros humanos. Ni siquiera os conocíais ni habíais hablado más de las palabras que hacía menos de una hora habíais intercambiado... ¿Cómo podías sentir que lo necesitabas para existir cada vez que vuestros ojos se encontraban y amar semejante disparate? No, los vampiros tenían que tener algún tipo de poder atrayente o de manipulación física y mental de la que los cuentos de hadas no hablaban.
Esta era otra de las preguntas que le harías a Jay con confianza y seguridad pero... ¿Entrarías en detalles? Una especie de poder como el mencionado tenían que tener los vampiros y el hecho de que el colmillo de Jay estuviese partido podría ser una explicación de por qué con él no sentías ese indescriptible que se volvía una droga con Sunghoon.
Aunque luego pensabas en Jake y Heeseung, incluso en Sunoo, y te dabas cuenta de que tampoco lo sentías. Sólo con Sunghoon. Recapitulando algunos momentos de vuestra interacción, a veces Sunghoon ni siquiera parecía atraerte voluntariamente, frunciendo su ceño como si no pudiera controlar sus acciones pese a querer la anulación de ellas cuánto antes.
Tenias una pieza de un puzzle que no era parte del que Park Jay podía darte pistas sobre su colocación exacta. Eso sí, el resto de alumnos veían a los SSR con esos ojos de admiración que no solía provocar el simple hecho de una capacidad adquisitiva mayor, no. Eso normalmente daba envidia y no admiración.
Así que llegaste a la conclusión de que los propios alumnos SSR tenían algo que ver siendo ellos los responsables de la actitud de los azules.
Justo cuando ibas a dejar que tus pensamientos buscaran alguna otra cuestión o que simplemente tuviesen la oportunidad de recordar lo bonitos y definidos que lucían los lunares de Sunghoon a la corta distancia a la que habías llegado a estar de él, en el camino oculto por grandes árboles que llevaba directamente a la verja gótica que conformaba la entrada de la Academia, Jay bajó súbitamente de velocidad hasta quedaros parados en medio de naturaleza.
Le miraste extrañado pero antes de que pudieras preguntar, Jay te indicó bajar con la cabeza. Así hiciste, con su sudadera en tu cuerpo, apoyando los tacones en la gravilla de la carretera. Tras unos intentos de encender el motor, un Jay frustrado se dirigió a ti.
—Parece ser que nos hemos quedado sin gasolina de repente. Lo que no tiene ningún sentido porque este cacharro suele avisarme casi horas antes— y no dudabas las palabras de Jay pues aquella moto parecía haber costado una fortuna.
Jay se llevó una de sus manos cubiertas por guantes de cuero a la frente, resoplando mientras bajaba del vehículo y se dirigía a tu figura de brazos cruzados y mirada inocente.
—Creo que vamos a tener que seguir andando, menos mal que estamos cerca— Estableció mientras observaba. Asentiste sin remedio y comenzasteis a caminar: tú más cerca de los árboles y Jay tirando de la moto situándola en la carretera, caminado a tu lado izquierdo. Tras unos pasos de silencio cómodo hablaste.
—Es hora de mis preguntas— Tus palabras sonaron más serias de lo que esperabas y te sentiste una detective en una novela de Poe. Jay sonrió.
—¿Qué es lo que quieres saber?— Ladeó la cabeza mirando al frente mientras seguíais caminando.
—Antes de nada, ¿por qué me has ayudado?— Jay susurró algo entre las líneas de sabía que ibas a decir eso. Te miró de soslayo, girando su cabeza para conectar sus ojos rasgados con los tuyos, dijo — Cuando vives tantos años, los actos pierden mucho significado. Te ayudé porque vamos los dos al mismo destino. Además de que va en contra de mis valores dejar a una chica tirada en la calle rodeada de vampiros a estas horas—.
Te sorprendió sus largas respuestas al tener en tu cabeza la idea de que Park Jay era bastante reservado. Hasta su comentario final te había hecho sonreír.
—Que yo sepa, tú también eres un vampiro—.
—Sí, pero soy algo así como un retirado de guerra— El movimiento burlesco que realizó con sus cejas te hizo reír. Jay te miró con una expresión indescriptible.
Sorprendentemente, te sentías a gusto en la presencia del vampiro, demasiado a gusto. Deberías desconfiar de este sentimiento, de él, ya que no lo conocías. Pero no, seguiste con tu sonrisa, volviendo a mirarle tras tu explosión de risa. Hiciste contacto visual con esa mirada tan extraña y decidiste falsear tu antes verdadera sonrisa.
—No voy a preguntar acerca de vuestra condición porque ahora no podría procesarlo todo. Sólo necesito saber ahora mismo dos cosas, pues mi madre me enseñó a no ser avariciosa y la verdad siempre acaba saliendo a la luz— Tu mirada se tornó un tanto oscura, sorprendiendo a Jay. Ni de broma ibas a aceptar su amable gesto hacia ti como insignificante. Los vampiros no tenían tan mala fama en los cuentos sin razón.
Rápidamente ocultaste tu verdadera desconfianza al continuar con tus preguntas. —Bram Stocker es un refugio de vampiros, ¿verdad? Y manejáis vuestra identidad como secreto a través de la manipulación, ¿verdad? Tal y como ahora lo estás haciendo. Para que sienta confianza contigo sin apenas conocerte—.
Jay permaneció pensativo durante unos segundos mientras miraba al frente, ya distinguiéndose las verjas de entrada a la Academia. No te lo demostró, pero en el fondo estaba sorprendido porque no se esperaba esta forma de actuar por tu parte. Sin duda, eras estudiante becada por alguna razón. Después de varios pasos, habló.
—He de ser honesto, no eres la primera alumna azul o, en general, humana en descubrirnos porque la Academia no es un refugio, no es un escondite. Es nuestro lugar, somos nosotros los que tienen el poder. Si te das cuenta, mira de quiénes somos hijos los alumnos SSR. — En tu cabeza apareció el recuerdo de Aerin relatándote su primer encuentro con su ahora ex suegro, el presidente del país —Básicamente, tu sociedad está gobernada por mi sociedad. Pero no hay nada que temer, no nos interesa acabar con los humanos ya que ellos mismos podrían acabar con nosotros al conocer las formas de matarnos y porque siguen siendo nuestro mayor placer— Evitaste hacer contacto visual con Jay mientras seguíais caminando, reflexionando en sus palabras. Tras aclararse la garganta, Jay prosiguió.
—La paz existente es esta. También está relacionada con lo que acabas de decir. Los vampiros os atraemos, pero no conscientemente como piensas. Hay algunos que sí que lo hacen, al fin y al cabo somos manipuladores por naturaleza, pero lo que tú estás sintiendo ahora, esa confianza, no te la estoy produciendo voluntariamente. Nosotros, por nuestra complexión y físico, hasta por la propia voz, atraemos a nuestras presas sin mover un dedo. Sois vosotros los que venís hacia nosotros— El contacto visual fue ahora inevitable y la sudadera de Jay ya no servía para protegerte del frío mientras un brillo rojo parpadeaba en sus pupilas. —Por eso los que descubren lo que somos, no se escandalizan, porque les gustamos. Quieren más de nosotros. Salvo tú, claro. No sé por qué desconfías. No deberíais y esa condición tuya, sólo aparece en estúpidas leyendas imposibles—.
Sólo se escuchaban el ruido que tus tacones provocaban al entrar en contacto con la gravilla de la carretera y las suaves pisadas de las botas de Jay mientras, pensativa, masticabas sus palabras internamente, siendo consciente de las respuestas que indirectamente te estaba aportando.
La primera, todos los SSR eran vampiros, incluyendo a Aerin. La segunda y que deriva de ésta, nuestro mundo parecía gobernado directa o indirectamente por ellos. La tercera, no había forma de resistirse o denunciar o nada. Parecía ser que su existencia en verdad era un secreto a voces. La cuarta, había una aparente paz que era mejor que no rompieras. La quinta y última, tal y como temías, eras diferente y Sunghoon lo sabía mejor que nadie.
Buscando poder especificar qué era esa diferencia que te separaba del resto, decidiste preguntar más.
—¿Qué leyendas?— Tras tu pregunta, el capitán del equipo de béisbol te miró por un momento guardando silencio. Un silencio que notaste lleno de secretos.
—Eso yo no te lo puedo decir— Su tono de voz sonó un poco frío, lo que te hizo captar el mensaje que se escondía detrás de éste. Por ahí no podías seguir con tus preguntas.
Finalmente, llegasteis a la entrada de la Academia y la hora de separarse al Jay tener que dirigirse al aparcamiento destinado a los coches y motos de los alumnos SSR.
En silencio os situasteis cara a cara. Te quitaste su sudadera.
—Gracias Jay— Dijiste devolviéndole la prenda de ropa. Jay esbozó una misteriosa sonrisa después de fijarse por unos segundos en tu cuello.
—No hay de qué, amiga de Aerin— Se giró y su oscura figura empujando su moto desaparecieron en la niebla nocturna que se había empezado a formar.
¿Acaso no sabía tu nombre? Aquello te había molestado, especialmente tras el tono de burla que había empleado para designarte como amiga. Ya no sabías muy bien si podías encajar en esa categoría y no necesitabas que alguien como él te lo especificara.
‧͙⁺˚・༓☾ ☽༓・˚⁺‧͙
Mientras caminabas a paso ligero por la bóveda central a partir de la cual se elevaba el resto de la estructura de la Academia, las palabras de Jay te perseguían mentalmente. ¿No era muy pronto para llegar a una conclusión exacta? Sí, te había dejado sola en la guarida del lobo, formando parte ella de la manada, además de todas aquellos comentarios o actuaciones que podían cuestionar perfectamente su moralidad como tu amiga. Siempre fuiste consciente de ello, pero a la vez, Aerin fue quién nunca te dejó sola y quién te hablaba de su vida con una elocuencia un tanto íntima. ¿Verdaderamente no significabas nada para ella? Y, si te lo esperabas, ¿por qué te dolía tanto?
Pero, ¿cómo de buena amiga eras tú si te encontrabas suspirando por su exnovio?
Seguiste caminando inconscientemente, sumergida a gran profundidad en tus pensamientos y emociones. Toda aquella noche había sido digna de las historias más fantasiosas del mundo y, aún así, era tu realidad. Giraste una esquina, acercándote a la salida trasera del edificio de piedra, donde se situaba el camino al aire libre hacia los dormitorios de los alumnos azules.
Pensar en Aerin te hacía pensar inevitablemente en Sunoo y en la proximidad en la que estos dos se habían encontrado durante el evento. Imagen que te hizo recordar la existencia de los vampiros y las palabras de Jay y... Era definitivamente demasiado.
La idea del mundo estar gobernado por vampiros no te hacía sentir muy cómoda. Aunque Jay habló de paz, la Academia te parecía ahora una granja en la que los depredadores criaban a sus presas con amor para después matarlos con esos colmillos. Podía ser que estuvieras exagerando un poco, pero ahora estaba todo demasiado reciente. La necesidad de estar con tus padres casi te atragantó.
Saliste del edificio principal hacia los soportales de los dormitorios, siendo bañada por una lluvia repentina y la luz de la Luna. Mañana definitivamente tendrías fiebre y un resfriado.
Tus pisadas hacían contacto con la hierba y tus pies estaban sufriendo demasiado en aquellos rojos tacones. Sin pensártelo mucho debido a lo agobiada que te encontrabas por toda la situación necesitando tumbarte en tu querida cama cuánto antes, te quitaste esos tacones, liberando tus pies para que hicieran contacto con la húmeda hierba. Estaba muy fría y, si no tuvieses esas heridas en los pies, correrías para resguardarte de la lluvia.
Con cada ligera pisada eras más consciente del silencio que te rodeaba. Con la nieblilla que se había instaurado y la ausencia de luz artificial, la escena que te rodeaba era bastante tenebrosa. Digno de Poe, otra vez.
Cuando tu imaginación empezó a crear sombras oscuras semejantes a seres extraños o personas con la nieblilla, decidiste caminar más rápido y lo escuchaste. El eco de tus pisadas que semejaban otras.
Sentiste los pelos de tu nuca erizarse. Caminaste todavía más rápido, intentando convencerte de que era una ilusión provocada por tu cerebro, que nadie te estaba siguiendo. Pero ahora ese eco que decidiste pensar que era de tus pisadas empezó a sonar más fuerte, diferenciándose de tus pasos. ¿Alguien estaba caminado detrás tuya?
Probablemente sí, pero llegaste a la tranquilizadora conclusión de que seguramente era otra alumna o alumno que volvía de la fiesta. Hasta que tu corazón empezó a latir a una velocidad sólo conocida en momentos determinados y sólo provocada por un único estímulo.
Dejaste de caminar súbitamente, rezando a Dios o a alguien esperando que el alumno o la alumna que te seguía pasase de largo, demostrando que no eran quién creías que era.
Pero con el fin de tus pasos vinieron el fin de los pasos que te seguían. Respirabas lenta pero profundamente mientras lo único que se movía eran las gotas que resbalaban por tu frente hasta decorar tus pestañas, junto con los árboles lejanos por el baile del viento. Con el corazón en un puño, las manos temblando y la boca repentinamente seca pese a la humedad de tus labios mojados por la lluvia, giraste tu cabeza lentamente para después acompañar el movimiento con tu cuerpo, dando un paso hacia atrás, apoyando la punta de tu desnudo pie derecho en la hierba. Dejaste de respirar, forzando los huesos de tu cuello y tu clavícula en un frío instante.
Un Park Sunghoon con la cabeza baja y el flequillo húmedo de la lluvia te recibió. Al escuchar la detención de tus pasos, él también se había parado, esperando con paciencia. Sus piernas ancladas en la tierra con firmeza, sus manos todavía en sus bolsillos. Escuchando como cesó el ruido de tu respiración, levantó la cabeza, dejando de mirar simplemente las huellas que tus pies habían dejado en la hierba para mirarte.
Unos ojos de sangre te recibieron entre las cortinas que su húmedo pero luminoso flequillo formaban. Hiciste contacto visual y tragaste la sequedad de tu garganta, pasando tu lengua brevemente por tus labios, frunciendo levemente el ceño en un gesto de puro anhelo.
Las indescriptibles sensaciones volvieron pero, buscando que no consiguieran dominar tu mente y hacerte perder el sentido, en medio de la adrenalina de su repentina aparición te provocó, hablaste.
—¿Qué haces aquí? Por aquí no se van a tus jodidos dormitorios— Intentaste sonar distante, cortante, fría. —No te acerques ni un segundo, Jay me ha contado todo y esto no es normal. Yo no debería...— Tus palabras finales sonaron débiles llenas de oxígeno más que de sonido mientras el anhelo que sentías por él incrementaba demasiado. Estabas cansada de toda la situación, de sentir incomprensibles.
En medio de tus agotadas palabras pestañeaste y Sunghoon, un vampiro con la antinatural velocidad que los caracterizaba, apareció a un sólo paso de ti, paso que cerró rodeándote con un brazo la cintura y con una mano acariciarte el cuello. Su tacto era gélido. Su voz sonó con el mismo cansancio y el mismo anhelo que habías impregnado en la tuya.
—Jay... Jay... Después de meses, meses aguantando esta estúpida necesidad de tenerte en mis brazos y de que por fin me hicieras el caso que necesito, que necesitamos, te pones a hablar de otros. Lo tuyo es— Se acercó a tu cuello, oliéndolo y sentiste como todo su cuerpo temblaba de necesidad —... Absolutamente increíble. ¿Crees que yo quería sentirme así hacia una mera humana aun sabiendo mi propio disgusto a gustaros, a probaros, a... —Su voz calló y sin fuerza alguna susurró con el limitado aire de una última respiración —¿morderos? Dime, ¿tienes alguna absoluta idea de esto? Hasta romper con Aerin sacando de quicio a mi padre para que luego huelas a ese capitán de pacotilla— Se apartó de tu cuello, haciendo contacto visual contigo.
Este era el momento de apartarlo. Separarte de un vampiro, del ex de tu mejor amiga, del maldito Park Sunghoon hijo del presidente del país. Deberías apartarlo, ¿no? Empujarlo y llamarlo asesino, llamarlo frío y egoísta y narcisista y... —¿Por qué sólo me siento así contigo, Sunghoon? ¿No era que todos los vampiros pueden..?— Tus palabras quedaron apagadas ante la jodida sonrisa y el leve movimiento hacia atrás que Sunghoon realizó tras tú llamarle por su nombre. —Dios, hoy ya no sé quién soy— Murmuró y tus cejas se fruncieron, no entendiendo ninguno de sus actos pero sintiendo un gran aprecio hacia él, pese a ser un desconocido. Sunghoon levantó la mano de tu cuello, acariciándote la mejilla. Su voz sonó rota. —Porque soy jodidamente tuyo y me acabo de dar cuenta—.
Una frustración interna desconocida se desató al verlo en ese estado y, sin darte cuenta, te acercaste a él mientras la lluvia te dificultaba ver claramente sus ojos ahora rojos, su cuerpo entero. Sunghoon, notando aquello, inclinó su cara hacia la tuya y llevó la mano que estaba en tu cuello a tu mejilla, rozando con su pulgar pestañas, quitándote el agua de éstas que no te permitía ver la sinceridad de sus palabras en su rostro, que no te dejaban observar la puerta a sus honestas emociones que sus ojos eran, que toda su expresión era. Lentamente dejó de rodear tu cintura para con la mano de ese brazo, hacer lo mismo en tu otra mejilla, en tu otro ojo.
Tras segundos de este íntimo cariño silencioso, susurró débilmente —Me vuelves loco. Dime que tú también sientes lo mismo, por favor—Notaste el temblor de unas manos que luchaban por no perder el control, por no expresar al cien por cien su deseo.
Aún en las últimas, Sunghoon quería escucharte. Quería saber si esto también lo sentías como él, que tú también compartieras el momento con la misma pena. Porque no deberíais desearos, necesitaros. Te anhelaba de una forma que iba más allá de algo terrenal, casi parecía una unión del destino y él no había elegido esto. Tú no habías elegido esto. Él odiaba notar el fuego de sus ojos ahora carmesís, lo puntiagudo de sus colmillos y el temblor de sus manos. No quería ser lo quién era y toda su vida se había comportado como un humano hasta que tú llegaste y activaste sus más olvidados sentidos. Tú odiabas tu incapacidad de separarte porque lo necesitabas y ¿quién era él? Un vampiro y además, el exnovio de Aerin, de tu maldita mejor amiga.
Pero, ¿cómo podíais resistiros a vuestro propio destino cuando él tenerte en sus brazos y tú estar en ellos se sentía tan correcto? Porque si Sunghoon quitaba su propio miedo a dejarse llevar contigo, ese futuro presentándose como suyo jamás se había sentido tan perfecto, encajando con el resto de su vida sin imperfecciones ni esquinas forzadas, la verdadera pieza de su puzzle existencial.
Lo mismo sucedía contigo. Él te proporcionaba la compañía que en tu solitaria infancia habías buscado en libros con personajes tolerantes y relatos apasionantes. Sunghoon era tu historia.
—No te conozco Sunghoon y aún así..— Te miró con unos ojos rotos de necesidad— Aún así, es como llevase toda la vida buscando tu compañía—.
Sunghoon tras tu confesión perdió cualquier tipo de control.
—¿Puedo probar una cosa que realmente nos ayudará a saber si esto es puro deseo o pura necesidad?— Sunghoon te miró como si te fueras a romper, hablándote con una intimidad muy personal. Tragaste tras escuchar un relámpago y, con tu corazón latiendo de emoción, asentiste mordiéndote el labio. Sabías perfectamente qué es lo que iba a hacer, qué es lo que necesitaba, cómo se podría probar esto.
Así Sunghoon, con una velocidad demasiado lenta buscando grabar cada segundo de este encuentro en su memoria, se acercó con cuidado, como si temiera romperte si actuase con toda la fuerza con la que te deseaba, como si de ti dependiera el silencio, como si necesitase concentración en semejante tiro para que su flecha encajara perfectamente.
Tu mente, cuándo sintió su gélido aliento sobre tu mojado cuello, se bloqueó. No hubo miedos, no hubo nerviosismo. Estabas a absoluta merced de su contacto, sintiéndote lo más segura que te habías sentido nunca. Sunghoon acercó sus carnosos labios casi violetas por la temperatura a tu cuello, permitiéndose rozarlo con ellos, mientras uno de sus brazos volvía a rodearte la cintura, acercándote a él. Vuestros cuerpos chocaron suavemente.
La delicadeza con la que te tocaba no era para nada la de un depredador hambriento, siendo consciente de cada uno de sus movimientos para negar cualquier posibilidad de dañarte. ¿Era verdaderamente deseo si a la hora de la verdad podía ser tan racional?
Notó tu acelerado pulso en sus labios y con el brazo que te rodeaba ejerció más presión, empujándote un poco más hacia él, besándote el cuello con más presión, gesto que hizo que emitieras un sonido ahogado que fue directo a su propio control, desafiándolo. Con una de tus manos, agarraste el bíceps del brazo que te rodeaba, necesitando un soporte.
Sunghoon escuchando tu petición desplazó la mano que había quedado en una de tus mejillas hacia tu otro brazo, deslizando sus dedos por tu desnuda piel hasta llegar a la palma de tu mano, juntándola con la suya y entrelazando vuestros dedos. Cuando apretaste su mano como respuesta, supo que eras suya y así lo selló.
Sus imposiblemente afilados colmillos penetraron tu piel y nunca habías sentido tanta satisfacción en tu vida. No era un placer sexual pero te sentías completa de una manera que sólo eso podía dar. Y Sunghoon, cuando probó tu sangre, sólo supo una cosa.
Estaba destinado a ella.
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taglist (open!): @strxwbloody @baaamkyu
notes: omg la parte 3 está aquí!! espero haberos acelerado un poco el corazón JAJSJAJAJ me gustaría saber vuestras impresiones so... comentarlas pls!!! ilysm <3
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28 notes
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Nada mal para un viejo, con una moto vieja, en una vieja carretera rodeada de árboles viejos
#las motos también son personas#motorcycle#ride to live#live to ride#free biker aliance#fba 621#bikerlife#yo#yo mismo#wheelie#caballito#suzuki gsx750f#gsxf750
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Capitulo 2 ya disponible! ORION 2
"...Sus manos temblaron y se las agarró por instinto, encogiéndose y cerrando los ojos mientras oía la voz de Artemis decir "respuesta incorrecta".
—Está bien, Jon —habló Damian, envolviendo los hombros del chico con sus brazos. Jon se acurrucó contra el cuerpo de Damian mientras su respiración se aceleraba—. Tranquilo..."
"...Programó una ruta hasta el centro de Gotham y activó el piloto automático, dejando que la moto corriera sola mientras Damian cerraba los ojos y sentía el fuerte viento de la carretera de las afueras de la ciudad desordenar su cabello y acariciar su cara. Eso era lo que más le gustaba de salir en la moto; la sensación de libertad y velocidad. Era lo más parecido a cuando obtuvo poderes de metahumano y pudo volar de verdad..."
"—Eres mío, Fowl —susurró Damian, mientras sus ojos verdes parecían cobrar vida y atraían a los de Artemis hacia ellos—. Voy a someterte. Vas a saber lo que es estar indefenso ante una criatura despiadada..."
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#159 The Strangers (Chapter 1)
Maya y Ryan (Madelaine Petsch y Froy Gutierrez) están en un viaje de carretera de 3 días para celebrar su quinto año de novios. Pasan por un pequeño pueblo y toman algo, pero al ir a arrancar el coche se dan cuenta de que no hay manera de encenderlo. Un hombre que tiene un taller mecánico se acerca y le echa un vistazo y le dice que es el carter, pero que hasta mañana por la mañana no podrá pedirlo al pueblo más cercano. Ryan considera que esto es una trampa para pagarle al mecánico y que es este señor quien ha manipulado su coche. Maya le dice que no se preocupe, y una camarera del bar les dice que hay una cabaña de alquiler cerca. Lo que cabrea más a Ryan que considera que es un complot de los habitantes para sacarles el dinero. Pero sin más remedio aceptan.
Tomando algo en el porche se dan cuenta de que todo está absolutamente en silencio y es inquietante, pero a la vez lo agradecen. Se meten en casa para continuar con la velada y llaman a la puerta. Hay una figura de una mujer menuda que pregunta por Tamara, ambos le dicen que creen que se ha equivocado, pero les resulta extraño que no pueden verle la cara a esa persona. Esta persona se va y Ryan aprieta la luz del porche porque la habían soltado.
Se quedan extrañados, pero continúan con su vida, y como la nevera de la casa no funciona, Maya le pide a Ryan que vaya a por cena y a por el inhalador de él que se ha quedado en el coche, para eso usa una moto vieja que hay en el garaje. Mientras Ryan está fuera vuelven a llamar a la puerta y es la misma chica, pero Maya no abre, pero no hace falta porque ya se ha colado otra persona en la casa.
Maya sabe que hay alguien en la casa, y se esconde, para cuando llega Ryan ella está atemorizada, su novio le quita importancia, y le dice que es mejor que vayan a cenar. Mientras cenan caen gotas de sangre del techo y es que alguien ha dejado un animal muerto en la casa.
Antes de que se den cuenta, tres extraños con máscaras entran en la casa, armados con hachas y cuchillos, y van en contra de ellos. Ambos confundidos empiezan a huir de ellos que parece que solo quieren aterrorizarlos al extremo.
Huyen buscando un arma por toda la casa, esperando que el dueño al ser cazador tuviera alguna, pero no encuentran nada, mientras son perseguidos y aterrorizados por los tres extraños.
Encuentran una escopeta en el granero y se arman de valor para enfrentarlos, vuelven a la casa y Ryan le dispara al hombre que hay dentro. Maya se da cuenta de que es el dueño de la casa, ya que no lleva máscara y ha llegado en coche con una caja de herramientas para arreglar la nevera. Ambos usan el coche del señor, ya que la moto que usaban se la queman y que su coche está en el taller y les han llevado hasta allí.
Intentan huir, pero son bloqueados y atacados, ambos se tienen que separar y Maya coge el móvil del dueño de la casa y se esconde para llamar a urgencias, y pese a que lo logra y da alguna información, es capturada por los extraños, igual que a Ryan que le quitan la escopeta y lo dejan inconsciente.
La pareja se despierta atada en medio del salón, se miran sabiendo que han sido capturados y que su futuro es la muerte. Por ello deciden quedarse mirando e intentar darse la mano. Maya le pregunta que porque les hacen eso y le responden que porque están allí. El líder apuñala a Ryan en el pecho y empuja la silla y lo deja desangrarse en el suelo. Y después hacen lo mismo con Maya.
La película aborda, como en las anteriores entregas, la violencia porque si, sin lógica, sin que los atacantes tengan una razón para tomarla contigo, sino que te encuentras en un lugar donde ocurren los hechos. Pero viendo con perspectiva la película observamos que cuando Maya y Ryan hablan con el mecánico del taller, el coche con el que llegan los tres extraños está aparcado cerca de la pareja.
Maya despierta en el hospital, dolorida y en la cama postrada, cuando es consciente de su situación se pone a llorar. Todo es demasiado reciente. Pero parece que hay alguien más en la habitación, los extraños la han seguido hasta el hospital para acabar con ella, ¿o es su imaginación?
Así acaba el primer episodio, por lo que he podido leer, habrá dos más, conformando una trilogía en un formato más pequeño que una película al uso. Espero que puedan mantener el estilo y la tensión a lo largo de los tres episodios.
#madelaine petsch#froy gutierrez#gabriel basso#ema horvath#rachel shenton#film#cinema#pelicula#crimenes#tv series
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Kaede se ajusta, con dos tironcitos, la banda blanca que lleva en la frente. De pie sobre la moto, puede ver al final de la calle la silueta del instituto femenino de preparatoria Seien. Está algo nerviosa, pese a que ya ha hecho esto mil y una veces, nunca ha sido hacia un instituto privado.
La bota de cuero presiona contra el pedal del acelerador de la Kawasaki KZ400 tuneada, haciendo rugir el motor. La aguja del cuentarrevoluciones despierta y la rubia sale disparada calle abajo.
Según se acerca al edificio, pegando su cuerpo a la moto para reducir la resistencia al aire, comienza a hacer sonar la bocina, a moverse en zig zag por la carretera, a perforar el cielo con su grito de guerra.
ŌUMORI KAGAMIIIIIIII!!!
Derrapa ante el portón metálico del instituto con un chirrido agudo y, bandera y shinai a la espalda, se planta delante de la estructura con los brazos cruzados.
BAJA AQUÍ AHORA MISMO
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¡Personaliza tu Yamaha XSR900 con el nuevo kit de carenado y colín retro! 🏍️✨ Descubre cómo darle un toque clásico y elegante a tu XSR900 2022/2023 con estas increíbles piezas de actualización de Yamaha. Si eres un amante de las motos con estilo vintage, este kit es perfecto para ti. El carenado y el colín retro le darán a tu XSR900 un aspecto nostálgico y único, destacándola entre la multitud. Imagina cómo lucirá tu moto con esos detalles clásicos que capturan la esencia de las legendarias máquinas de dos ruedas. Con este kit, no solo mejorarás el aspecto de tu motocicleta, sino que también podrás experimentar una conducción más aerodinámica y eficiente. La combinación perfecta de belleza y funcionalidad. ¿Estás listo para llevar tu XSR900 al siguiente nivel? Dirígete a tu concesionario Yamaha más cercano y descubre cómo hacer realidad tus sueños de personalización. No dejes que tu moto sea solo una más en la carretera, ¡haz que sea una obra de arte sobre ruedas! #YamahaXSR900 #Personalización #MotosClásicas #RetroStyle #Modificaciones #YamahaEnLaCarretera #AdrenalinaSobreRuedas https://ift.tt/LSeM7vO
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La Leonart Lobo 450 es una moto de media cilindrada que destaca por su diseño clásico inspirado en las motocicletas de los años 70, con elementos que recuerdan a la tendencia scrambler.
Está equipada con un motor bicilíndrico de 446cc que genera 37 CV de potencia y 40 Nm de par, ideal para los conductores con carnet A2 sin necesidad de limitaciones. Cuenta con una transmisión de seis velocidades, chasis de doble cuna de acero, horquilla invertida y amortiguadores ajustables, ofreciendo una conducción cómoda tanto en asfalto como en rutas ligeras fuera de carretera.
El sistema de frenos incluye pinzas de cuatro pistones y discos grandes en el tren delantero, con ABS de doble canal para mayor seguridad. La moto pesa 175 kg y su asiento está a una altura accesible de 770 mm, lo que facilita su manejo.
Además, incorpora instrumentación digital y un puerto USB para dispositivos móviles. La Leonart Lobo 450 está disponible por 5.599 euros, con seguro gratuito el primer año y tres años de garantía, lo que la convierte en una opción atractiva en el creciente segmento de motos de media cilindrada.
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Manejar un auto es una experiencia aterradora, el temor a cometer un error con las velocidades (en Manual) y "chingarte" el motor es más grange que la adrenalina o alegría por tener la sensación o posibilidad de ir a donde tu quieras.
Apenas (y solo por que la pandemia nos afecto) en estos años he aprendido a usar el transporte público (esta chido cuando no sube tanta gente) y si bien los camiones se toman su tiempo y puede haber tráfico, me tranquiliza más saber que puedo ir a cualquier lugar sin ser "yo" la responsable.
El poco tiempo que llevo manejando no me ha pasado ningun accidente (ninguno aparatoso/desastroso), pero tampoco quiero correr ese riesgo. Los otros conductores confían en que los demás sepan lo que están haciendo en la carretera. Eso da miedo.
Es pura confianza.
Ya con eso dicho, no me terminan de gustar las motos. LAS ODIO. Solo por que el vehículo es más "pequeño" no significa que seas dueño de la carretera 🔥😠🔥
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Día 3, de Estella a Torres del Río
Cada día se nos pegan más las sábanas. Cada día hacemos más pasos. Quizá tenga algo que ver.
Comenzamos la etapa más larga, algo más de 30 kms, para no alargar tanto el último día.
Los 10 primeros minutos cojeo por Aquiles. Después ya se calienta y ni tan mal, aunque un parte de la energía se la lleva ese tobillo y talón derechos.
Hoy no sufro de flato. Las subidas y bajadas son más suaves, sobre todo en la segunda parte del tramo. Aún así, qué manía la de que el camino descienda antes de llegar a los pueblos que suelen situarse en alto.
Al poco de salir de Estella nos espera Irache y su fuente, que ofrece tanto agua como vino. Un poco más tarde seguro que llenaríamos la botella de rojo.
Son tradición en el Camino las tortillas de patata. En casi todos los pueblos encontramos y en muchos intentan llamar nuestra atención añadiendo al sustantivo de tortilla un recién hecha.
En Villamayor de Monjardín Jordi se encuentra con su primo Sancho, mismo bigote, casi idéntico perfil.
Después de saludarlo nos esperan 10 kms de suaves desniveles hasta Los Arcos.
Según pasan los días, parece que el tiempo pasa más rápido, y el camino se hace más corto.
Nos siguen acompañando campos de cereales principalmente, pero también distinguimos cultivos de espárrago blanco y guisantes (o tirabeques). La viña empieza a ganar hectáreas según nos acercamos a La Rioja.
Llegamos a Los Arcos y al primero que vemos es a un peregrino que ya nos cruzamos ayer varias veces. Es un señor mayor, de esos que despiertan ternura, que habla tranquilo, casi lento. De esos que, a pesar de quizá no quedarle muchos años, parece que no tengan prisa, como si tuviera toda la vida por delante. ¡Qué envidia! Viaja solo y ayer, aparte de verlo caminando, le ayudamos a encontrar la plaza en Estella donde se hospedaba y después coincidimos en la farmacia por la tarde. Ha de madrugar mucho si nos lo hemos encontrado a más de 20 kms de empezar, porque su paso, como su forma de vida, es calmado. A ver si mañana le volvemos a ver, como el gentleman de Puente la Reina, este señor me llama la atención. Me encantaría conocer sus historias.
Comemos algo rápido en Arcos, nos despedimos de nuestros amigos de Sabadell donde coincidimos siempre en sitios de plato y cuchara, y afrontamos el último tramo del día hasta Torres del Río.
Sansol, un kilómetro antes del destino, se vislumbra desde que salimos.
Los pájaros es lo que más oímos diferente a nuestro día a día. No paran. No sé qué son.
También al fondo, en estos kilómetros, oímos constantemente motos acelerando. Yo aventuro a que es porque la carretera es recta y se embalan. Jordi apuesta por un circuito cercano. Gana él. El Circuito de Navarra pertenece a Los Arcos.
Sansol y Torres del Río, dos pueblos pequeñitos, sin servicios apenas.
Dormimos y cenamos en el único hostal, regentado por una familia de ecuatorianos, presumo. Cuál será su historia también. Seguro que su camino ha sido más complicado que el nuestro.
Total día: 41.665 pasos. A dormir.
(Ayer, 39.361, lo que denota que además del camino seguimos con paseos extra posteriores).
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I like your curves, I wish you were a winding road, and I was riding my motorcycle, I could go around you enjoying it.
me gustan tus curvas, ojala fueras una carretera sinuosa, y yo montado en mi moto, poder recorrerte disfrutando de ella
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Os voy a contar una pequeña y medio triste historia..
Hace unos cuantos años, un mal bache posterior al fallecimiento de mi Padre, me llevo a tomar unas cuantas malas decisiones en mi vida.. a mandarlo todo a la mierda y dejarlo todo atrás sin pensar en nada más que en mi mismo.
Me ha costado otros tantos años volver a reconducir mi vida y volver a disfrutar de ella, de mis amigos, de mi familia.. de todo lo que me rodea.
No tengo excusa, tampoco me arrepiento al extremo, ya que he llevado experiencias, buenas y malas, para llenar dos vidas.
Por lo menos en ese tiempo, me ha dejado una pareja por orden de Dios, bueno, de un Dios, a ver quien supera eso.
Me he comprado una casa que después he vendido. He hecho buenos amigos y otros que no lo eran tanto se han quedado por el camino.
Me he tirado de un puente, atao claro está.. (chúpate esa Madre.. si tus amigos se tiran de un puente, tu también? .. pues si)
He ido a más de 330 km/h en una moto.
Me he tirado en paraca.
He realizado inmersiones hidrox a más de 70 metros.
He salido en moto y he acabado durmiendo en canteras abandonadas, en marquesinas de paradas de autobús, en el atrio de alguna pequeña iglesia y hasta en un viejo lavadero seco de un pueblo de la España rural.
Me he sacado el carnet de camión por el simple placer de poder llevar un bicho de 40T por la carretera.
Y cientos de cosas más.. y todas ellas no han valido de nada, simples cicatrices más en un cuerpo ya de por si bastante cicatrizado.
Y de repente, un día, me di cuenta que lo que me faltaba en mi vida, era eso mismo, vida..
Y fue cuando mire atrás y decidí volver a mi casa, a mis cacharros majaretas de dos ruedas, a mis amigos de toda la vida y a mi familia.
Y aquí estoy hoy, más viejo, más cansado e inmensamente feliz de haber llegado hasta aquí.
En medio de todo esto, aunque suene moñas aparecéis muchos de vosotros, mis queridos mutuals, mis queridos followers..
A todos los que perdéis un segundo de vuestras vidas para hablar conmigo, a los que he puesto puesto cara fuera de unas pantallas, a ti ( que no quiere que ponga su nombre el niño que es tímido y tal ) que has recorrido medio país para traerme tu vieja moto y que te la restaure para que tu hijo pueda seguir disfrutando de ella, (tan pronto este lista pondré las fotos aquí antes de mandártelas, que lo sepas).
A todas esas mozas que me llenan el buzón de nudes... (ojala 😁🤣)
A todos vosotros en general.. gracias por estar aquí.. gracias por ayudarme a regresar.
Y hasta aquí llega mi modo moñas, perdón por el tochaco que me he marcado.
Mañana prometo seguir poniendo fotos de motos, fotos de drones y memes.. no se volverá a repetir..
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BULTACO STREAKER 125.
En 1977 Bultaco dio un golpe sobre la mesa sacando la preciosa Streaker, su color negro con fileteados dorados y el bastidor y llantas también de ese color dorado, frenos de disco en las dos ruedas y unos 14 CV y 85 kg. hicieron desde el principio una moto ganadora. En color negro se fabricó poco más de un año para pasar a las menos vistosas de color blanco. Los quemados de asafalto con 16 años sólo podíamos elegir entre la Streker o la Montesa Crono, que fue la respuesta roja y dorada de la marca.
Aunque la crono no tenía frenos de disco y en principio era algo más lenta de punta, los tambores se dosificaban muy bien, pesaba menos y tenía una distancia entre ejes de 50 mm menos que la streaker, así como un angulo de ataque menor en la horquilla que la hacía muy manejable en las carreteras de montaña. La Streaker era muy estable, muy asentada, pero no tan ágil como la Crono. La Streaker era una moto más para el circuito y curvas largas.
Yo elegí la Crono y de inmediato empezamos con un carburador más gordo, eel cilindro de la Cappra de 125 y unos michelín M38 además de un escape que me hizo Pinter con un herrero y que se ajustaba más a un régimen muy alto. Finalmente me agencié de segunda mano unos amortiguadores Marzocchi rojos con deposito separado. Era muy exigente de manejar y necesitabas estar cambiando todo el tiempo, pero un misil en aceleración y subía de vueltas con rabia. Una delicia que sólo sabía manejar yo. El carburador tan gordo hacía que la mayoría que la intentaban llevar la ahogaran o no le sacaran rendimiento, o directamente si no manejaban con terciopelo el acelerador los tirara al suelo en una curva…Me epreaparó bien para la siguiente y última moto de mi vida.
Aquarelle sur papier 300 gr A3. jrg.art.com
B-1062
2023
DISPONIBLE EN jrg.art.com
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Capítulo 18
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
Autopista de Midgar
Acababamos de huir del edificio de Shinra y nos encontrábamos en una de las carreteras principales de todo Midgar. Nuestro rumbo era incierto pero sabíamos que teníamos que ir hacia adelante. Cloud y yo íbamos en la moto mientras que los demás iban en la furgoneta azul.
— ¿Habéis visto eso?- Dijo Barret.
Todos miramos hacia atrás, donde señalaba Barret. Un montón de Ecos se pronunciaron, volando por el cielo. Bajamos de los vehículos para verlo mejor y los Ecos empezaron a rodear el edificio de Shinra.
— Ecos.- Dijo Aeris con una mirada algo seria.
— No se ve la fachada del edificio con tanto fantasma…- Dijo Barret.
— Ya…- Agregó Cloud.
— No entiendo nada.- Mencionó Tifa.- ¿Qué hacen?
— A saber…- Dijo Aeris.
— Espero que los de dentro del edificio estén bien.- Dije yo haciendo que Cloud y Barret me miraran fijamente.
— Los de dentro que se vayan al diablo.- Dijo Barret.- Espera… ¡Wedge! No le habrán hecho nada, ¿no?
— No sé…- Añadió Tifa.- Pero ojalá esté bien…
— Vienen hacia aquí.- Mencionó Red XIII.
— ¿Quiénes?- Preguntó Barret.
En ese momento varios centinelas aparecieron en motos dirigiéndose directamente hacia nosotros.
— ¡Lo que nos faltaba!- Exclamó Barret.
— ¡Vámonos!- Dijo Cloud subiéndose rápidamente a la moto y haciéndome un gesto con la cabeza para que me subiera también.
Me subí a la moto a la vez que los demás montaban en el coche y empezamos a correr lo que podíamos. Los centinelas empezaron a atacarnos con pistolas desde detrás y usé mi materia protectora para que las balas nos rebotaran. Aún así ellos empezaron a apretar aún más el acelerador para ponerse justo a nuestra altura.
— Sil.- Me dijo Cloud.- Agarrate fuerte.
Asentí y me agarré fuerte a él, acercándome lo máximo que podía. Entonces Cloud aprovechó para acercarse al centinela más cercano y darle un buen golpe de espada haciendo que perdiera el equilibrio y el control de la moto. Por el otro lado nos vino un centinela y yo saqué mi espada clavándosela antes de que pudiera atacarnos a nosotros. No pude evitar sonreír un poco. Cloud me miró de reojo y me asintió con una pequeña sonrisa.
Cuando parecía que ya habíamos quitado a la mayoría de nuestro camino, aparecieron más.
— ¡Nos están alcanzando!- Exclamó Barret.- ¡Pisa a fondo!
— Ya lo hago.- Dijo Tifa.- Pero esto no da más de sí.
— ¿¡No había otro coche mejor para huir!?- Preguntó Barret.
— ¡Rendíos!- Exclamó uno de los centinelas en moto.- No tenéis escapatoria.
— Mira que pueden llegar a ser cansinos…- Dije yo usando mi materia PIRO contra uno de ellos haciendo que se incendiara su moto.
— ¡Cuanto más huyáis, peor para vosotros!- Exclamó otro centinela.
Seguimos avanzando rápidamente por la carretera. Cuando se acercaban demasiado a nosotros Cloud se encargaba de darles un buen espadazo. Barret intentaba controlar la situación de la camioneta desde atrás usando su arma de fuego y cuando necesitaban algo de ayuda usaba mis materias.
De un momento a otro llegó un camión de Shinra directamente hacia nosotros avanzándonos un poco.
— ¡Deteneos ahora mismo!- Exclamaron desde el camión.- ¡Deteneos o disparamos!
Desde el camión empezaron a dispararnos y Cloud hacía las maniobras posibles para esquivar todas las balas que pudiéramos. Rápidamente nos acercamos al camión y yo peté sus ruedas pinchándolas con mi espada haciendo que frenaran de golpe y no pudieran seguir avanzando.
Le dimos al acelerador y nos metimos en un túnel. La sorpresa vino al ver que había un montón de antidisturbios y una barrera esperándonos más adelante.
— ¡Mirad!- Exclamó Aeris.
— ¡Venga ya!- Respondió Tifa.
En ese momento Cloud se adelantó tirando uno de los vehículos que nos perseguía hacia adelante desmontando todo lo que los centinelas habían montado y dejándonos con pase libre para seguir avanzando.
— ¡A ver si así aprendéis!- Exclamó Barret.
De golpe escuchamos un helicóptero de Shinra que volaba sobre nosotros. Habian empezado a dispararnos. Era un no parar.
— ¡Yo me encargo del helicóptero!- Dijo Barret.- ¡Lo voy a derribar en un plis!
Cloud intentaba de la mejor manera posible esquivar las bombas que nos caían desde el helicóptero y yo me agarraba fuerte a él para no caerme.
— ¡Vaya pringados!- Exclamé yo con una sonrisa.- Es que no dan ni una.
— ¡A ver si nos pilláis ahora, capullos!- Exclamó Barret.
— No es por ser aguafiestas, pero…- Dijo Red XIII.- vienen más.
Esta vez ya no se trataban de centinelas, eran máquinas. Venían a toda velocidad hacia nosotros.
— A Shinra se le acaban las ideas.- Dije yo.- Dejadme a mi estos cacharros.
Empecé a usar mi materia electrificante haciendo que se escacharraran en medio de la carretera y no pudieran seguir avanzando. Hubo un rato en el que estuvimos más tranquilos pero cuando parecía que ya nos iban a dejar en paz Cloud miró al techo del túnel por el que pasábamos.
— ¡Agachaos!- Exclamó Cloud.
En ese momento agache mi cabeza como pude y unas explosiones enganchadas al techo estallaron. Barret aprovechó para disparar las que aún seguían vivas para intentar que no nos estallaran encima pero varios Ecos se le adelantaron poniéndose justo en el techo.
— ¿Otra vez estos?- Preguntó Barret sin entender nada.
En ese momento los Ecos tiraron parte del túnel dejándolo detrás nuestro y así evitando que nos siguieran más por el momento.
— Parece que les debemos otra.- Comenté.
En los siguientes minutos volvió a aparecer el helicóptero de Shinra y empezó a apuntar a las ruedas de la moto. Barret se encargaba de dispararles y en una de estas acertó haciendo que helicóptero bajara poco a poco hacia donde estábamos nosotros. Cloud aprovechó y usó su espada para reventar el helicóptero haciendo que este saliera disparado por la carretera con la mala suerte de ir directo hacia el coche donde estaban Tifa y los demás provocando una explosión. Cloud y yo miramos el fuego pensando que los demás habrian sido derribados en la explosión con el corazón encogido pero no fue así. De golpe los vimos salir como si nada rodeados por un montón de Ecos. Cloud frenó poniendose a la misma altura.
— ¿Estáis bien?- Pregunté.
— ¡De milagro!- Exclamó Aeris.
— ¿Ahora están de nuestro lado?- Preguntó Barret.
— Los Ecos no intervienen para defendernos.- Aclaró Red XIII.- Sino para asegurar el curso del destino.
Mientras manteníamos esta conversación escuchamos como una máquina gigante con unas ruedas gigantes se acercaba rápidamente a nosotros por la carretera paralela. En ese momento saltó hacia nosotros.
— ¡Esto ya es abusar!- Exclamó Barret.- ¿¡No veis que esta chatarra no acelera ni a tiros!?
— Será porque lleva demasiado peso.- Dijo Red XIII.
— ¡Oye!- Dijo Barret sintiéndose aludido por las palabras de Red XIII.
— ¡Centraos!- Exclamó Tifa para poner orden.
Cloud le dio al acelerador acercándose por el lado a la máquina.
— Cloud.- Dije.- Centrémonos en reventarle las ruedas.
Cloud me asintió y usó el tajo giratorio contra las tres ruedas de la parte derecha de la máquina haciendo que sus luces se apagaran. Rápidamente pusimos rumbo al otro lado de la máquina y yo me encargué esta vez de reventarle las ruedas de la parte izquierda con mi materia electro haciendo que se quedara vulnerable.
— ¡Ahora!- Exclamé.
En ese momento tanto Barret, como Cloud, como yo empezamos a usar nuestros ataques más potentes para conseguir vencerla de una vez por todas pero no fue suficiente. La máquina se recuperó volviendo a encender todas las luces y aceleró quedando delante nuestro. Empezó a tirar una especie de electro a la carretera para intentar desviarnos y perder velocidad. Me agarré fuerte a Cloud y él aceleró lo más rápido posible para poder llegar de nuevo a su altura.
— ¡Chicos no os rindáis!- Animó Aeris.
— ¡Así se hace!- Dijo Tifa.
Volvimos a repetir el mismo proceso de eliminar sus seis ruedas y una vez vulnerable atacar con todo lo que podíamos y teníamos. Esta vez no pude evitar usar ELECTRO++ que hizo que la máquina se escacharrara y perdiera un poco el control.
— Sil. Vamos a acabar con él.- Me dijo Cloud.- Ya sabes que hacer.
Asentí. No era la primera vez que íbamos a realizarlo. Cloud le dio fuerte al acelerador y cuando estuvo cerca de la máquina salió de un salto hacia ella. En ese momento yo agarré la moto, conduciendola. Cloud le clavó la espada a la máquina atravesándola de arriba hasta abajo rompiéndola por completo. Rápidamente de otro salto, aprovechando la máquina, Cloud volvió a la moto y yo me puse rápidamente atrás para que pudiera ponerse en su sitio.
— ¡Bien hecho, máquina!- Dije yo con una sonrisa.
Él se limitó a sonreír de lado, como un ganador mientras la máquina explotaba detrás nuestro.
Fin de la autopista.
Continuamos la carretera y llegamos a un punto donde había una especie de peaje pero no había absolutamente nadie. Parecia que la carretera terminaba allí. Empezamos a frenar los vehículos y yo vi caer al suelo una pluma negra como la última vez. Le di un golpecito suave en la espalda a Cloud haciendo que frenara del todo. Miré a los demás mientras me bajaba de la moto. Todos sabiamos que a partir de aquí el destino nos mandaba que teníamos que seguir a pie. Pasamos el peaje andando, nadie decía ni una palabra.
Al andar un poco más vimos aparecer a Sephiroth delante de nuestros ojos desde el cielo. Se puso a unos escasos metros delante nuestro con una sonrisa.
— Bueno, capullo, al lío…- Dijo Barret intentando acercarse pero Aeris lo paró de inmediato.
— No.- Dijo Aeris seria, redirigiendo su mirada a Sephiroth.- Tú… Te equivocas.
— Para quienes se ciegan a la verdad, todo es oscuridad.- Mencionó Sephiroth.
— La oscuridad mana de ti.- Dijo Aeris.
Sephiroth sonrió. Cloud miraba fijamente la situación, tenia rabia en los ojos. Yo me sentía tan removida. No tenía sentimientos de ira o de enfado, ni de venganza. No sabia que me conducía a él o qué relación tenía con él pero todo me daba tanta intriga.
Curiosidad.
Quiero saber más de ti… el porqué…
— Los hijos de Gaia se deben a ella.- Dijo Sephiroth.- Si ella muriera hoy, sus hijos morirían también.
— Hoy no será el fin del mundo, pero…- Agregó Cloud sacando su espada.- el tuyo sí.
— Escuchad.- Dijo Sephiroth mirando a los Ecos que rodeaban el edificio de Shinra. En ese momento los Ecos rodearon la zona en la que estábamos.- El destino brama.
Un gran dolor en la cabeza sentí al escuchar esas palabras. Lo miré como pude y vi como su mirada se reflejaba en mi, con una sonrisa.
Todo a mi alrededor fluye. No veo ni siento nada. Solo escucho. ¿Te escucho? ¿Es mi cabeza? ¿Qué es? ¿Quién es?
Sil, recuerdame. Recuerdanos.
El destino no se puede romper. Todo tiene su curso. Ni lo intentes.
Aguanta un poco más. No lo dejes. Estamos unidos.
Volví en sí rápidamente cuando Cloud tocó mi hombro. Miré hacia adelante y vi a Sephiroth abriendo un portal.
— Sil. ¿Qué tal si convences a Cloud para que venga con nosotros? Os estaré aguardando.- Sephiroth entró al portal mientras decía esas palabras.
Sin pensarlo ni un momento me dirigí hacia el portal. Quería frenar a Sephiroth. Tenía que hablarme y explicarme. Me iba a volver loca con tanta pregunta. En ese momento sentí a alguien que agarraba mi brazo.
— Ya no hay marcha atrás.- Me dijo Aeris mientras sostenía mi brazo.
La miré sin entender muy bien a lo que se refería. Ella me soltó y dio unos pasos hacia adelante. En ese momento levantó su mano y una magia amarilla apareció a su alrededor cambiando el color del portal. Un sonido muy lejano se escuchó pero rápidamente fue borrado por el mismo viento.
— Es el cruce del destino.- Añadió Aeris.
— ¿Qué pasa?- Pregunté sin entender nada.
— No estoy segura…- Respondió Aeris desviando la mirada.
— ¿Qué nos espera al otro lado?- Preguntó Tifa.
— La libertad.- Contestó Aeris.- Una libertad infinita y aterradora. Un cielo azul sin límites… Lo que habéis oído era la voz del planeta. Las voces de quienes nacieron de Gaia y, al final de su vida, volvieron a ella. Sufren aún.
— ¿Por culpa de Sephiroth?- Preguntó Cloud.
— Él no los oye.- Respondió Aeris.- No percibe la ternura de sus recuerdos ni la felicidad que hallaron en vida… Hace oídos sordos. Cuando sus voces se apaguen, no derramará ni una lágrima, ni sufrirá por ellos. Según él, lo único que importa es el planeta, y hará lo que sea por protegerlo de cualquier amenaza.
Lo más importante de esta vida no son tus seres queridos. Es el planeta. El planeta de…
— Pero el planeta está sufriendo.- Continuó Aeris.- Sephiroth es quien lo amenaza, más que nadie. Hay que detenerlo. Sí o sí. Por eso… Os pido por favor que me ayudéis. Sé que juntos podemos derrotarlo. Pero si lo logramos…
— Cambiará algo más que nuestro destino.- Añadí yo. Aeris me miró fijamente después de decir esa frase. No se por qué había salido eso de mi cabeza, pero estaba segura de ello.
— Si… Si vencemos… Nosotros mismos cambiaremos también.- Dijo Aeris.- Quizá por eso no me hubiera gustado que cruzaras, Sil.
Unos sonidos muy fuertes empezaron a salir del portal. Todos nos tapamos nuestros oidos como podiamos. Si, definitivamente parecía que alguien estaba sufriendo. El sonido cesó rápidamente y todos nos reincorporamos.
— Tú misma has dicho que hay que derrotarlo.- Dijo Cloud.- Y yo ya estoy harto de oír sufrir a los demás.
Todos miramos el portal fijamente. De algo estábamos seguros y es que daba igual lo que nos dictara el destino, teníamos un objetivo claro aunque posiblemente a cada uno nos movían cosas diferentes. A Aeris y a Barret el salvar el planeta. A Cloud y a Tifa la venganza. Red XIII tendría sus propios motivos también.
Y a mi… la verdad.
— Nunca he intentado patear al destino.- Dijo Tifa.
— Se defenderá a capa y espada, así que no será fácil vencer.- Añadió Red XIII.
— Vamos.- Dijo Cloud.
— No es la primera vez que le planto cara al destino.- Mencionó Barret.- Toda la vida me ha puesto obstáculos. Esta vez su muro es tangible, pero da igual un muro que cien. Mi niña, ¡papá volverá pronto a casa!
El cruce del destino.
En ese momento todos dimos un paso adelante y cruzamos el portal. Parecía que era el mismo mundo, el mismo mapa como si hubiéramos dado la vuelta.
— No sé.- Dijo Barret.- A mí esto me parece una carretera normal.
— ¡Mirad allí!- Dijo Aeris señalando el cielo.
Una tormenta morada se alzaba en el cielo. Los rayos parecían atraer a más de un millón de Ecos. Estos empezaron a bajar hacia la carretera a toda velocidad formando un remolino que venia directamente hacia nosotros.
— ¡Retiro lo dicho!- Exclamó Barret.
Empezamos todos a correr en dirección contraria al remolino intentando escapar de este pero no pudimos. El remolino nos agarró lanzándonos por los aires a cada uno de nosotros y a todo lo que pillaba de Midgar.
Me encontraba sola. Me intenté agarrar a una roca que flotaba y me subí a ella como pude. Miré fijamente la situación. Tenia Midgar a mis pies, muchos escombros volaban y un monstruo gigantesco salió del centro de Midgar. Empezó a tirarme escombros y yo los iba esquivando como podía.
¿Era esto parte de mi destino?
Salté hacia una gran plataforma. Un monstruo de color rojo apareció delante mio. Lo analicé rápidamente con mi materia y vi que se trataba de un presagio carmesí. No dejaba de ser un enemigo simple pero parecía tener más vida que un enemigo normal. Atacaba a básicos al enemigo, intentando esquivar como podía para que no pudiera alcanzarme.
— ¡Sil!- La voz de Tifa resonó detrás mío.
Me giré rápidamente y le sonreí.
— Venga, juntas.- Dije.
Tifa me asintió y ya sabíamos las dos que significaba eso. Me agaché un poco y Tifa cogió carrerilla para venir corriendo hacia mi. Ella se subió encima mio y yo estiré mis piernas haciendo que ella saliera volando hacia el enemigo pegándole una patada de arriba a abajo que lo mató.
— ¡Así se hace!- Dije yo con una sonrisa poniendo mi mano en alto.
— ¡Somos un buen equipo!- Agregó Tifa sonriendo y chocando los cinco conmigo.
En ese momento apareció otro monstruo parecido pero de otro color. Tifa y yo nos miramos y empezamos a pelear. En ese instante vimos unas balas penetrarle al bicho.
— ¡Fuera, bicho!- Exclamó Barret quien aparecía por detrás.
En ese momento un viento muy fuerte empezó a resoplar hacia nosotros. El monstruo gigante del centro de Midgar estaba intentando tirarnos de la plataforma.
— ¡Corred!- Exclamé yo señalando un túnel que se había puesto en el camino.
— ¡Esto ya es abusar!- Dijo Barret empezando a correr.
— ¡Vamos!- Dijo Tifa mirándome antes de empezar a correr.
El problema vino cuando el túnel empezó a desmoronarse detrás nuestro, si parábamos íbamos a caer.
— ¡Joder! ¡Cuidado!- Exclamó Barret.- ¡Corred, corred! ¡Moved el culo!
Mis piernas fallaban ya, no daba más de mí así que sin querer bajé el ritmo. Como consecuencia, al final del túnel, la plataforma de debajo de mis pies se esfumó. Cuando me iba a caer Tifa fue más rápida y me agarró la mano. La miré a los ojos y ella me sonrió de manera cómplice y Barret rápidamente se acercó agarrando mi brazo y subiéndome a la plataforma.
— Gracias.- Dije con algo de emoción en los ojos.
No tardó mucho más cuando los mismos monstruos de antes y uno más aparecieron delante de nuestros ojos. Asentimos y fuimos corriendo rápidamente hacia ellos. Me di cuenta que en cuanto matábamos a uno el monstruo gigante se debilitaba.
Terminamos con los tres y seguimos avanzando por donde podíamos. No sabíamos por dónde íbamos pero sabíamos que el destino nos guiaba. De plataforma en plataforma rápidamente apareció otro de los presagios. Nos pusimos a matarlo rápidamente y el monstruo gigante, es decir, el presagio principal parecía que estaba ya en las últimas.
— ¿Hemos ganado?- Preguntó Barret.
— ¡Esperad!- La voz de Aeris sonó detrás de nosotros.
Los tres nos giramos y allí estaban Aeris, Red XIII y Cloud quien habían llegado a la misma plataforma que nosotros. Por fin estábamos todos reunidos. Una luz se encaminó rápidamente hacia nosotros y en ese momento vi una visión. Era Red XIII o lo que parecía él corriendo por un paisaje algo desértico. De un momento a otro volvimos, parecía que todos lo habíamos visto.
— ¿Qué acabamos de ver?- Preguntó Barret.
Todos miramos fijamente a Red XIII para que nos diera una explicación, si podía.
— El mañana que nos espera si fracasamos hoy.- Respondió Red XIII.
De golpe el presagio principal dejó caer su brazo en la plataforma donde estábamos partiéndola en dos y dividiendo al grupo una vez más. Miré a mi alrededor, dos presagios más habían aparecido. Me encontraba con Tifa y con Aeris y les dediqué una sonrisa.
— Tenemos un objetivo, ¿verdad?- Dije yo señalando a los presagios.
Ellas dos asintieron y nos pusimos a luchar una vez más. Les empezaba a coger el tranquillo pero no quería usar mis materias de momento así que solo me quedaba mi espada. Al terminar con ellos varios Ecos aparecieron en el tablero, volando alrededor del presagio principal. La luz de antes volvió a aparecer y esta vez vimos como la tierra era destruida por una especie de meteorito de fuego.
— ¡No!- Exclamó Tifa al verlo.- Este no puede ser el futuro…
Un presagio más apareció e intentó aprovechar que Tifa estaba distraída para atacarla. Rápidamente me puse en medio y paré el ataque con mi espada tirando al enemigo hacia atrás.
— El futuro no está escrito.- Añadí.
Cloud, Barret y Red XIII se pusieron a nuestro lado en ese momento. Habían conseguido llegar justo a tiempo de que tres presagios más de color azul, rojo y amarillo aparecieran de nuevo.
— ¿Otra vez?- Preguntó Barret.- ¡Si acabábamos de cargárnoslos!
— Será mejor separarnos.- Mencionó Cloud ante la situación.- Y luchar con todos a la vez.
— Entonces, ¡me pido al grandullón!- Exclamó Barret.
Barret salió corriendo para ir hacia el presagio principal y Red XIII decidió ir con él. El presagio rojo intentó pararlos pero rápidamente Cloud se interpuso.
— ¡Tú eres mío!- Exclamó Cloud.
— Nuestro, querrás decir.- Dije yo con una pequeña sonrisa.
Los cuatro nos pusimos a eliminar los tres presagios que teníamos delante pero esta vez se nos resistian incluso más. Parecía que cada vez iban ganando más y más fuerza. Tanto es así que de un momento a otro se fusionaron convirtiéndose en el presagio supremo o más bien en un Eco de Bahamut.
— Todos juntos.- Dijo Cloud esta vez.
— ¡Sí!- Contestó Tifa.
— ¡Ganaremos si estamos juntos!- Añadió Aeris.
Esta vez no frené mi poder y usé varias de mis materias para intentar acabar con él lo más rápido posible pero cuando ya pensábamos que le quedaba poco se volvió a dividir en los tres presagios de antes, con toda la vida llena una vez más.
— Pero… ¡Serán pesados!- Exclamé.
La batalla estaba siendo dura, todos estábamos más cansados pero no por eso frenamos. Era nuestro momento. Cloud le dio el golpe de gracia al ultimo presagio en pie.
— ¡Barret, ahora!- Exclamó Cloud.
— ¡Vamos a acabar con él!- Dijo Barret apuntando desde la distancia al presagio principal.
En ese momento disparó su bomba ígnea hacia él consiguiendo que se le rompiera alguna extremidad. En ese momento la luz volvió a aparecer. Vi a Cloud, luchando contra Sephiroth y nada más.
— ¿Ha funcionado?- Preguntó Tifa.
— Eso parece.- Respondió Aeris.
Los presagios de los tres colores volvieron a aparecer. Había un claro patrón de batalla y hasta que el presagio principal no muriera los pequeños presagios no iban a parar de aparecer.
— Barret, ¡vamos!- Exclamé yo al darle el golpe de gracia una vez más.
— ¡Regresa al planeta!- Exclamó Red XIII apoyando a Barret con su habilidad de Rayo Estelar.
El presagio principal cayó de rodillas, parecía que estaba en sus últimas. La luz empezó a venir hacia nosotros una vez más. Esta vez una materia completamente blanca se apareció ante mi. Nunca había visto una materia así pero mi curiosidad invadió mi cuerpo en ese momento.
— ¡Casi estamos!- Dijo Tifa.
Volvio a salir un presagio, esta vez solo uno. Solo quedaba ese por lo que parecía y rápidamente me lancé a él sin esperar nada pero dándolo todo. Cloud le dio el último golpe y volvió a llamar a Barret para que disparara.
— ¡Por AVALANCHA!- Dijo Barret apuntando al monstruo.
La luz rápidamente vino hacia mí y escuché una voz mientras veía algo de agua. No reconocía nada más.
Tienes que llegar a tiempo.
El presagio principal cayó encima de la plataforma y usé mi materia electrificante para derribarlo por completo. El monstruo empezó a agonizar mientras moria y la luz se desprendía de su cuerpo yendo directamente hacia el grupo.
En un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos en otro escenario. Un escenario donde no había nada y el suelo estaba inundado de agua. Todos miramos a nuestro alrededor.
— ¿Dónde estamos?- Preguntó Cloud.
Aeris negó con su cabeza, parecía que desconocía el lugar.
Os estoy esperando, Sil, Cloud.
El cielo empezó a ponerse de un color anaranjado y todos nos juntamos un poco más.
— ¿Qué demonios es esto?- Preguntó Barret.
— Esto…- Respondió Red XIII.
El meteorito que habíamos avistado antes apareció derrumbando el lugar y en el centro de este apareció alguien, volando, rodeado por un aura maligna.
— Sephiroth…- Dije yo al mirar fijamente esa figura.
De golpe muchísimos Ecos rodearon el meteorito y mientras lo hacían iban directos hacia Sephiroth. Parecía que iba a integrar el meteorito en él y así pasó, solo quedó Sephiroth en un ambiente caótico. El cielo estaba cubierto por nubes grises pero de un momento a otro se abrió un rayo de luz directamente hacia donde estaba Sephiroth. Él sonrió, parecía que esperaba este momento. Levantó la mano y todos los escombros de una Midgar derrumbada se levantaron hacia el cielo y no dudó en dar la orden para que los escombros salieran disparados hacia nosotros. Empezamos a correr lo más rápido posible de allí pero los escombros fueron más rápidos y nos dispersamos todos.
Era como al inicio, empecé a caer, sola otra vez. Cerré los ojos por un momento y agarré aire, respirando profundamente.
Sí, este es mi destino.
Abrí los ojos de golpe y rápidamente caí en una plataforma. Me levanté decidida y miré hacia arriba. Sephiroth bajaba hacia mi mirándome fijamente y al llegar abajo me apuntó con su espada.
— ¿No vas a hablar?- Pregunté mirándolo fijamente.- Parece que tienes varias respuestas a mis preguntas.
— Todo a su tiempo.- Me respondió con una sonrisa.- No es momento de subestimar la fuerza del destino.
Me cabreó, mucho. No quería hablar, solo me mataba la cabeza a preguntas sin respuesta y a ideas sin sentido. No aguantaba más. Saqué mi espada y me lancé a él pero sin problemas desvió mi ataque.
Empezamos lo que parecía un uno versus uno a muerte pero él tenia más poder de lo que sabía, mucho más. Aunque a mi me estaba dejando algo cansada la batalla parecía que para él era solo un juego, como si jugara con un gato y su lucecita.
De un momento a otro me lanzó un fuerte ataque que aunque intenté parar con una barrera me mandó lejos, a otra plataforma. Me intenté levantar y cuando miré hacia arriba vi como me lanzaba una piedra gigantesca. Cerré los ojos como acto involuntario, mi cuerpo no podía moverse aunque pasado unos segundos vi que la piedra no se había estampado en mi así que abrí los ojos encontrándome con Cloud delante de mis ojos, en guardia.
— ¿Estás bien?- Me preguntó Cloud.
— Sí, gracias. Ten cuidado, es muy fuerte.- Agregué.
Cloud asintió y miré de nuevo a Sephiroth quien parecía incluso más orgulloso en ese momento. Bajó casi a nuestra altura y Cloud se apresuró a atacarle de un salto pillándole en el momento justo para estamparlo contra el suelo.
Aproveché y usé PIRO++ contra él consiguiendo debilitarlo un poco más. En ese momento se levantó y esta vez nos mandó a volar a los dos hacia otra plataforma. Quedamos en el suelo parados por unos segundos y él empezó a elevarse. Una sola ala negra salió de su cuerpo y nos apuntó con su espada lanzando una especie de magia contra nosotros. Ahora si que no nos podíamos mover.
Sephiroth se acercó hacia nosotros y puso la espada cerca de la cara de Cloud, con una sonrisa. Cloud igual que yo sólo podíamos mirar. Un nudo cerró mi garganta en ese momento. ¿Era éste acaso el fin?
De golpe Sephiroth salió disparado hacia el lado y al mirar mejor Tifa había llegado a donde estábamos y podido desviarlo. La magia en ese momento desapareció y nos pudimos levantar.
— ¡Tifa!- Dije yo con una sonrisa.
— ¿Me he perdido algo?- Preguntó ella con una gran sonrisa.
Sephiroth se plantó delante nuestro alzando su ala.
— Vamos.- Dijo Cloud.
Los tres asentimos y fuimos a atacarle con todas nuestras fuerzas. Ahora éramos tres y nuestro poder había aumentado considerablemente. Sephiroth lo empezó a notar e invocó a varios Ecos por lo que parecía. Estos se fueron hacia el cielo y de golpe volvió a aparecer aquel meteorito de antes. Ahora estábamos a contrarreloj pero eso solo me motivó más. Me fui corriendo hacia Sephiroth sin mirar atrás y le volví a atacar. Parecía que él no se lo esperaba ya que le conseguí dar haciendo que tirara un paso hacia atrás. Tifa y Cloud vinieron rápidamente hacia mí pero unos Ecos se pusieron delante nuestro, parecía que iban a atacarnos.
Unas balas aparecieron disparando a los Ecos, dispersandolos. Nos giramos y allí se encontraba Barret.
— ¡Barret!- Dije yo feliz de verlo.
Aeris y Red XIII aparecieron también en escena. Otra vez reunidos.
— ¡Hola!- Dijo Aeris con una sonrisa.- Espero que no hayamos llegado demasiado tarde.
— Justo a tiempo.- Añadió Cloud.
Sephiroth se incorporó volviendo a relucir su espada hacia nosotros. Parecía algo más serio.
— Podemos con él.- Dijo Aeris.- Estoy segura. ¡Podemos cambiar el mundo para bien!
Sephiroth se fue varias plataformas hacia atrás y lanzó unos Ecos hacia nosotros. Aeris frenó como pudo a varios de ellos usando su magia. Red XIII y Tifa dispersaron a unos cuantos más y yo crucé miradas con Cloud. Sabíamos que momento era.
Empezamos a correr por los escombros dirección donde había ido Sephiroth, juntos. Barret dispersaba a los Ecos que venían hacia nosotros con sus balas. Seguimos subiendo y llegamos hacia donde estaba Sephiroth.
Cloud me miró y yo me acerqué a él, íbamos a terminar con Sephiroth. Cloud agarró su espada con una mano y yo la agarré también. Saltamos a la misma vez y levantamos su espada contra Sephiroth.
Sephiroth nos sonrió y al parpadear nos encontrábamos entrando Cloud y yo a lo que parecía ser otra dimensión. Cloud me acercó a él hasta que tocamos suelo. El ambiente era todo rojo y solo había una pequeña plataforma en un mundo que parecía la nada.
Allí se encontraba Sephiroth mirándonos fijamente con una sonrisa. En ese momento parecía que a los dos nos dio un gran dolor, el mismo dolor, en la cabeza. Cloud puso su mano en su frente intentando calmar el dolor. En ese momento Sephiroth le agarró la mano quitándosela de la frente y nos miró fijamente a los dos.
— Es mejor que vayáis con cuidado.- Nos dijo Sephiroth- El futuro… es inexistente.
Cloud se soltó del agarre de Sephiroth y me agarró fuerte la mano tirándonos hacia atrás, manteniendo las distancias. Sephiroth sonrió.
— Nuestro mundo formará parte de él… algún día.- Sephiroth miró hacia el cielo, una brecha había aparecido en este.- Pero yo… no desapareceré. Ni dejaré que Sil lo haga. Y tu, Cloud, eres bienvenido.
— Este lugar…- Dijo Cloud.
— Es el horizonte de la creación.- Respondió Sephiroth acercándose a nosotros.- Cloud, únete a nosotros. Liberémonos del yugo del destino los tres juntos.
— ¿A nosotros?- Pregunté yo.- Das por supuesto que estoy de tu lado.
Sephiroth en ese momento sonrió.
— Me lo prometiste.- Me respondió él.
— Jamás.- Dije yo apartandome rápidamente sacando mi espada.
Cloud me miró y se puso en guardia también. Sephiroth nos apuntó con su espada y rápidamente Cloud y yo fuimos hacia él pero bastante en vano, paraba cada uno de nuestros intentos de asesinato. En un momento se puso detrás mio y me agarró.
— ¿Acaso crees que todo es casualidad?- Me dijo Sephiroth casi en un susurro.- Sil, tu camino lo he marcado yo.
En ese momento me deshice de su agarre empujándolo lejos y Cloud se puso a mi lado comprobando con la mirada si me encontraba bien.
— Estamos a siete segundos del fin.- Dijo Sephiroth.- Quizá sea tiempo suficiente para vosotros. Pero, ¿en qué lo emplearéis? Ansío verlo…
Una pluma negra apareció en escena y Sephiroth desapareció. Cloud y yo nos miramos fijamente a los ojos, nos lo estábamos contando todo con la mirada.
Estamos juntos en esto. Es nuestro destino.
En ese momento todo se volvió negro.
Hace tiempo atrás…
Hace días que no vuelves. Normalmente me habrías llamado, ¿tan peligrosa es la situación? No sé. Quiero ir a mirar, aunque Tseng me haya dicho que definitivamente no puedo ir a ningún sitio que involucre una misión oficial de Soldado o de Shinra, la curiosidad me mata.
...
Está todo en llamas. Zack, ¿dónde estás? ¿Puede que en el reactor?
...
¡NO! Zack. Por favor. No puedes morir aquí... ¿Ha sido Sephiroth? Hijo de puta.
De esta no sale vivo tampoco.
— Sil, no... No vayas...
...
Intenté enfrentarme a él pero Sephiroth solo me sonreía.
— Tienes el poder necesario para venir conmigo, lo sé perfectamente bien. ¿Ves esto, Sil? Es nuestra ...
Sephiroth me señalaba lo que parecia ser un experimento. ¿Eh? ¿Un centinela? ¿Por qué tiene la espada de Zack?
Acaba de clavarle la espada a Sephiroth. Sephiroth se agarró fuerte del tubo experimental pero se giró de golpe clavándole la espada varias veces al centinela. Un humo negro salía de ellos dos.
Es mi oportunidad.
Empujé a Sephiroth al vacío. Sonrió.
¿Eh? ¡NO!
¡NO QUIERO IR CONTIGO!
-
Salida 1 de Midgar.
Abrí mis ojos. Estábamos todo el grupo donde todo había empezado, al final de la carretera de Midgar, a un paso de salir de la gran ciudad.
— Marlene.- Dijo Barret mirando hacia atrás.- Espérame.
— ¿Qué hacemos ahora?- Preguntó Tifa.
Cloud sujetaba una pluma negra y cerró el puño haciendo que se desvaneciera, con mucha rabia.
— Sephiroth…- Dijo Cloud.- Mientras él siga vivo, yo…
— ¿No os lo habéis cargado?- Preguntó Barret.
— Desapareció.- Dije yo, con una mano en el corazón. Me dolía.
— Lo derrotaremos.- Mencionó Aeris convencida de ello.- Seguro.
— Contad conmigo.- Dijo Tifa poniendo su mano en la cintura.
— Si vais a darle caza, os ayudaré a seguirle el rastro.- Añadió Red XIII.
— ¡Yo también me apunto!- Expresó Barret seguro de si mismo.- Ese cabrón quiere cargarse el planeta, ¿no? ¡Los enemigos del planeta son enemigos de AVALANCHA!
— ¿Qué nos espera allí fuera?- Pregunté mirando el horizonte.
— El destino.- Respondió Cloud mirando hacia donde yo miraba.
— ¿No tienes miedo?
— No, estamos juntos.
En ese momento Cloud me agarró la mano, entrelazando sus dedos con los míos, mientras todo el grupo mirábamos hacia el horizonte que marcaba una única cosa.
Nuestro destino.
La desconocida aventura continuará.
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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100 cosas que quiero hacer con mi novio
1. Ver un atardecer
2. Hacer un picnic
3. Ir al cine
4. Subirnos a los columpios
5. Tomar café
6. Quedarnos en silencio con una manta y buena música mientras vemos un amanecer
7. Ir a una fiesta juntos
8. Viajar juntos
9. Conocer lugares desconocidos
10. Caminar hasta encontrar un restaurante romántico que ninguno conozcamos .
11. Ir al Spa juntos
12. Andar en bici
13. Acampar juntos
14. Ir a un hotel y quedarnos una noche
15. Noche de Netflix y maratón de series.
16. Comer helado juntos
17. Beber vino y jugar verdad o reto .
18. Hacer yoga juntos
19. Ir a una tienda para juegos sexuales
20. Jugar juegos de mesa
21. Crear un postre juntos
22. Jugar CSGO
23. Conocer lugares turísticos
24. Moldear con arcilla
25. Probar maquillaje de Holloween
26. Ir a un museo
27. Ir a un jardín botánico
28. Ver una comedia en vivo
29. Ir a un bar
30. Hacer un mini viaje por carretera a un lugar no muy lejos
31. Ir a un escape room
32. Ir a la piscina
33. Hacer una fogata
34. Recrear fotos tumblr
35. Hacernos mascarillas
36. Maquillarnos mutuamente
37. Hacer una búsqueda de tesoros
38. Ver doramas
39. Ir de compras
40. Tomarnos fotos locas en una cabina de fotos
41. Subir a un carrusel
42. Subir a una montaña rusa
43. Hacer volar un cometa
44. Ver películas de nuestra infancia
45. Hacer un casita con almohadas y mantas
46. Cocinar juntos
47. Hacer nuestro propio cóctel
48. Jugar billar
49. Crear una manualidad juntos
50. Ir a un parque de diversiones
51. Leer juntos
52. Jugar con pistolas de agua
53. Sentarnos en un lugar tranquilo escuchando música
54. Hacer un mini álbum
55. Hacer tik toks
56. Hacer un karaoke
57. Hacer deporte extremo
58. Montar en caballo
59. Beber vino y comer pizza
60. Mirar un partido de fútbol
61. Pasear en un globo aerostático
62. Hacer un video como si fuésemos youtubers
63. Escribirnos cartas de amor
64. Jugar charadas
65. Hacer una lista de deseos
66. Fumar juntos
67. Dormir ebrios
68. Bañarnos juntos
69. Pescar juntos
70. Crear un diario
71. Caminar por lugares desconocidos
72. Aprender a manejar moto
73. Jugar básquet
74. Hacer paracaidismo
75. Ir a un concierto juntos
76. Combinar la ropa en una salida a caminar
77. Hacer una lista misiones que debes cumplir y ver cuántas puedes superar
78. Tomar mucha cerveza
79. Crear nuestro mundo de minecraft
80. Ir al lugar donde nos dimos nuestro primer beso
81. Ir a un recreo campestre
82. Subir a un salta salta
83. Pasar una navidad juntos
84. Pasar Año Nuevo juntos
85. Comprarnos medias con orejitas
86. Ver dibujos animados
87. Pintar con temperas
88. Ver videos de YouTube
89. Quedarnos en cama todo el día
90. Ponernos disfraces
91. Comprarnos pijamas iguales
92. Hacer nuestros propio helado
93. Pasar nuestros cumpleaños juntos
94. Salir a correr juntos
95. Hacer una pijamada
96. Tomarnos fotos sexis
97. Ver películas de terror
98. Hacer nuestro propio calendario
99. Casarme con el
100. Vivir con el
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