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LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Las Palmas es la capital de Gran Canaria y está localizada a 20 km del aeropuerto en la punta norte de la isla. También es la capital de la comunidad de 7 islas canarias. Las Palmas es la ciudad más grande del Archipiélago con una población de 377.600 habs.
La ciudad se fundó oficialmente el 24 de Junio de 1478 después de haber sido tomada de los Guanches. En 1492, Cristóbal Col��n paró aquí en su primer viaje a las Americas, parando también en el camino de vuelta. Hoy Las Palmas es una ciudad muy cosmopolita, con muchas playas afamadas y un puerto muy activo. Debido a esto gente de todo el mundo viene a quedarse y trabajar en la capital. El Puerto Las Palmas ha sido puerto de escala para barcos en el Medio Atlántico por más de 500 años. Debido a su posición geográfica, las condiciones de su bahía y sus servicios de alta calidad lo hacen uno de los más importantes de Europa, África y América. Hay muchos cruceros que paran en Las Palmas, como el Queen Elizabeth 2; o el The World, un barco donde la gente puede comprar apartamentos para usarlos cuando ellos deseen. El QE2 es uno de los barcos de pasajeros que existen. En The World hay 165 camarotes que cuestan entre $1.3 millón y $3.6 millón Otras líneas de crucero también toman ancla en Las Palmas incluidas Royal Caribbean, Cunard Line, Fred Olsen, Sea Cloud Cruises, Silversea Cruises, y Hapag-Lloyd. La mayoría de los cruceros descansan en el muelle de Santa Catalina , que está muy cerca caminando de la Playa de las Canteras y de los centros comerciales de Mesa y López y Santa Catalina. Cada año visitan Gran Canaria en crucero 180,782 pasajeros. Si se aburre de Gran Canaria es muy fácil coger un ferry a cualquier isla, desde Las Palmas. Naviera Armas viaja desde aquí a 5 islas, La Palma, El Hierro, Tenerife, Fuerteventura, y Lanzarote. Las Palmas tiene pocas playas, siendo Las Canteras la más grande con 3 kms. protegida por una barrera natural que la hacen perfecta para la natación y los deportes acuáticos. También el Paseo de Las Canteras que va paralelo a la costa tiene numerosos cafés, restaurantes y tiendas. Otras playas de interés son Las Alcaravaneras, Playa de la Laja y la Playa de El Confital. En Las Palmas hay hoteles espléndidos donde alojarse. El más conocido e histórico es el Hotel Santa Catalina. Edificio de estilo colonial inaugurado por primera vez en 1890 y declarado monumento artístico histórico. Tiene un excelente spa, un casino, 3 restaurantes, 2 bares, y muy cercano a un campo de golf. Santa Catalina está muy cerca del centro comercial, y se puede ir perfectamente en taxi o en autobús. El hotel Melia Las Palmas tiene una situación ideal justo al lado de Las Canteras . Mucha gente se aloja aquí por esto y porque es el hotel más grande de la isla. Una fiesta que no debe perderse en su viaje a Gran Canaria es el Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, famosa fiesta local conocida en el mundo entero.
Si quiere ver la parte histórica de Las Palmas, debe ir a Vegueta se encuentran gran parte de los edificios históricos de la zona. Veremos: La Capilla de San Antonio Abad, la Plaza de Santa Ana , el Obispado, la Casa Regental y la Catedral de Santa Anal. Vegueta también posee la casa de Cristóbal Colón, Casa Colón, la cual en la actualidad es un museo. Otros museos de interés son el Museo Canario y el Museo de Arte Sacro.
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Roatán Honduras, Es Mencionado En la Revista Time
Roatán Honduras, rodeada por las olas color aguamarina de la segunda barrera de coral más grande del mundo. Situada frente a la costa de Honduras, lleva décadas atrayendo a mochileros y amantes de la naturaleza, pero las nuevas propiedades de lujo están transformando el atractivo rústico de la isla. Este verano, Kimpton Grand Roatan Resort & Spa inaugurará un complejo de cinco estrellas -con bar y piscina en la azotea y un spa con tratamientos basados en las tradiciones indígenas- con vistas a la playa de West Bay. En el resto de la isla, Azul, un nuevo restaurante gourmet del Blue Roatan Resort dirigido por el chef local Ramón Orozco. Es el responsable de algunas de las mejores comidas. Además, El carpaccio de caracolas y la langosta con coco y queso manchego se sirven en una exuberante zona ajardinada al aire libre, donde es probable ver guacamayos volando entre los árboles. En el Extremo Noreste de Roatán Finalmente, la tranquila localidad de Punta Gorda ostenta el título del asentamiento permanente más antiguo de la isla. Asentada por los afroindígenas garífunas en el siglo XVIII, la ciudad exhibe bailes, música y comida garífuna en fiestas callejeras semanales. A unos 32 km de la costa de Roatán Honduras, el archipiélago de Cayos Cochinos, reserva marina y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. También abrirá nuevas cabañas ecológicas de lujo esta primavera. En un ferry de 45 minutos desde Roatán se llega al paraíso aislado de Cayos Cochinos. Rebosante de belleza surrealista, la isla cuenta con 800 acres de tierra protegida y 110 especies de coral en sus aguas cristalinas. Las playas de arena nacarada albergan tortugas carey y la boa rosa de Cayos Cochinos. Desea vender o comprar una casa o lote en Roatán Honduras, llame a One West Realty Grupo Inmobiliario al 3376-5800 o desde Los Estados Unidos al (984) 246-2100 Read the full article
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Reveillon La Fiesta Punta 2020
Reveillon La Fiesta Punta 2020
La Fiesta 2020 – Punta del Este/UY/ 15 anos
O réveillon mais tradicional de Punta del Este, e também reconhecido internacionalmente no calendário cool de festas de Ano Novo, chega a sua 15.ª edição e promete muita diversão com atrações nacionais e internacionais e também um super open bar premium e open food de altíssimo nível.
Os clientes que optarem em estar conosco para celebrar a chegada de…
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Leonor Fini & Sylvia Plath
Era un verano singular, bochornoso, el verano en que electrocutaron a los Rosenberg, y yo no sabía qué hacía en Nueva York. Soy una estúpida por lo que se refiera a ejecuciones. La idea de que me electrocuten me marea y era lo único que se podía leer en los periódicos: titulares desorbitados que me contemplaban te en cada esquina y en cada boca de metro, que apestaban a cacahuetes rancios. No tenía ninguna relación conmigo, pero no podía dejar de preguntarme cómo sería que te quemaran viva a través de todos tus nervios.
Pensaba que sería lo peor mundo.
Nueva York era ya suficientemente terrible. A las nueve de la mañana la falsa frescura, la humedad campestre que de alguna manera se filtraba durante la noche, se evaporaba como la punta del rabo de un dulce sueño. Espejismos grises al fondo de sus desfiladeros de granito, las calles calurosas reverberaban al sol, las capotas de los coches se crepitaban y brillaban y el polvo seco, como de carbonilla, se me metía en los ojos y me bajaba hasta la garganta.
Por la radio y en la oficina se oían noticias sobre los Rosenberg, hasta que ya no pude apartarlos de mi pensamiento. Era como la primera vez que vi un cadáver. Durante semanas, la cabeza del cadáver —o lo que quedaba de ella— flotó sobre mis huevos con bacon durante el desayuno y tras el rostro de Buddy Willard, responsable de que lo viera por vez primera, y muy pronto me sentí como si arrastrara la cabeza del cadáver a mi alrededor con una cuerda, como un globo negro, sin raíz que apestara a vinagre.
Sabía que algo iba mal en mí aquel verano, porque sólo podía pensar en los Rosenberg y en lo muy estúpida que había sido al comprarme toda esa ropa incómoda, cara, que colgaba en mi armario, fláccida como un pescado, y cómo todos los pequeños éxitos que había sumado con tanta felicidad en la universidad se quedaban en nada ante las fachadas de mármol pulido y cristal a lo largo de Madison Avenue.
Se suponía que vivía el mejor momento de mi vida.
Se suponía que yo era la envidia de millares de universitarias como yo en toda Norteamérica, que lo único que deseaban era tropezar en aquellos mismos zapatos de charol, del número 37, que me había comprado en Bloomingdale, a la hora del almuerzo, con un cinturón de charol negro y un bolso de charol de conjunto. Y cuando apareció mi fotografía en la revista para la que estábamos trabajando las doce —tomando martinis, con una chapucera imitación de corpiño de lamé plateado, pegado a una gran nube de tul blanco, en algún ático luminoso, acompañadas de varios jóvenes anónimos con estructuras óseas auténticamente norteamericanas, contratados o prestados para la ocasión—, cualquiera podía pensar que yo vivía en un verdadero torbellino.
Mira lo que puede suceder en este país, dirían. Una muchacha que vive en cierta ciudad remota durante diecinueve años, tan pobre que no puede permitirse ni siquiera comprar una revista, y luego, consigue una beca para ir a la universidad y gana un premio por aquí y otro por allá, por lo que acaba conduciendo Nueva York como si se tratara de su coche particular
. Sólo que yo no conducía nada, ni siquiera mi propia persona. Me limitaba a saltar de mi hotel al trabajo y a fiestas y de las fiestas al hotel y vuelta al trabajo, como un estúpido autobús. Creo que podía entusiasmarme de la misma manera que se entusiasmaban las otras chicas, pero no conseguía reaccionar. Me sentía muy rígida y muy vacía, de la misma manera que debe sentirse el ojo de un tornado, moviéndose pesadamente en medio del tumulto circundante.
- La campana de cristal, Sylvia Plath. Traducción de Marta Pessarrodona.
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Una pequeña cosita llamada amor
Tenía 16 años cuando un yankee brasilero se enamoró de mí. Nos conocimos arriba de crucero navideño que pasaba por distintas islas de Brasil.
Todo empezó un domingo que fuimos a Cotto con mi hermana a comprar un huevo de pascua, de los grandes. Cuando nos acercamos a pagar, una cajera con cara de cansada nos avisó que ese día había grandes premios con los huevos extra large.
Sin ningún tipo de expectativa, casi por inercia, le hicimos caso y fuimos al mostrador donde pasaban el código de barras de tu huevo por una maquinita y en una pantalla veías si te habías ganabas algo. Andaba tan lento el sistema que a pesar de no tener nada de fe la espera daba cierto suspenso.
Ya seguras de que iba a salir un “seguí participando” empezamos a rotar el cuerpo de a poco como para volver a casa, cuando de pronto vimos que apareció en la pantalla un dibujo pixcelado de unos huevos que titilaban y explotaban por el aire transformándose en oro. Después aparecía un conejo loco que se ponía unos anteojos y se subía a un avión. Las dos abrimos los ojos y nos miramos. Parecía que habíamos roto la máquina. El tipo con una voz monocorde nos dijo “ah, crucero, se ganaron el crucero”. Nos dio un papel, llenó nuestros datos y nos dijo que volvamos al día siguiente. Nos habíamos ganado unos pasajes para ir a un crucero adentro de un huevo de pascua en el supermercado. ¿Quién nos iba a creer?
La idea de hacer un viaje a esa edad y con mis hermanas me hacía sentir re canchera. Siempre había querido ser más grande. Me acuerdo cuando ellas ya empezaban a ir a fiestas y a mí todavía no me dejaban porque era chica. Las primeras Navidades que ya eran más grandes y después de las doce tenían alguna fiesta, a mí me carcomía la bronca. Se pintaban, aceptaban el champagne para brindar que antes siempre nos había parecido vomitivo, preparaban sus carteras y salían. Yo, en cambio, me tenía que ir a dormir abrazada a los regalos, escuchando música fuerte de algún vecino a lo lejos mientras miraba el techo de mi cuarto a oscuras. Todo me hacía sentir patética. Me recordaba que era una niña y tenía la sensación de que la parte más interesante de mi vida todavía no había empezado.
Una vez una de ellas festejó su cumple en casa y vinieron todos sus amigos. Me acuerdo que no me dejó estar en el living así que tuve que espiar toda la tarde por el ojo de la cerradura de la puerta y después escribí frenéticamente en mi diario íntimo. Hice una crónica detallada, como si quisiera captarlo todo, como si escribirlo me hiciese sentir que yo también era parte de ese grupo de amigos.
Pero cuando vimos en la pantalla del Cotto que mi hermana había ganado los pasajes para el crucero, esta vez yo ya era un adolescente y ahora también podía ser protagonista de una aventura.
El viaje duraba una semana. Teníamos incluidas todas las comidas. “La perla” tenía quince pisos. Casino, dos piletas grandes, bares temáticos, un teatro, una sala de juegos, restaurantes de distinto tipo y lo mejor de todo: una bolichin lleno de jóvenes desconocidos de todas partes del mundo.
El primer día exprimimos todas las instalaciones. Estuvimos en la pileta, la fría y la caliente, probamos cada una de las comidas que había, hicimos una clase de salsa en la terraza, jugamos al metegol, hicimos surf en una pileta que tenía olas de mentira, puse cara de grande y no me pidieron documento para entrar al casino, corrimos por los pasillos largos, fuimos a tomar un café preparado por Toni: un robot ( esto es en serio), jugamos al golf aunque no sabíamos jugar al golf y varias pelotas se nos cayeron al agua, nos sacamos una foto en la punta del barco con los brazos abiertos simulando la escena de Titanic y a la noche fuimos a la discoteca. Ibiza se llamaba.
No me acuerdo bien cómo pero enseguida nos hicimos un grupo de amigos. Y cada noche ir a bailar era el plan que esperábamos todo el día. Hasta aprendí a dormir la siesta a la tarde para llegar con energía. Se fue armando un grupo muy sólido. Estaba tan bueno que cada día se sumaba más gente. Uno que las dos primeras noches había caído solo, a la tercera convenció a todas sus primas que vinieron curiosas a ver qué pasaba en la discoteca que era tan divertido. Éramos todos de lugares distintos así que nos comunicábamos como podíamos. Un poco inglés, un poco portugés, un poco español y un poco mucho de un idioma inventado.
Pero el secreto estaba en el baile. Bailábamos hasta transpirar. Era deportivo ya. Había muy buenos bailarines en el grupo que inspiraban al resto. Hasta una rusa, que las primeras noches se la pasaba sentada mirando todo, las últimas ya estaba descalza en el medio de la ronda revoleando su pelo largo para todos lados. Lo bueno es que cuando te cansabas te ibas a la terraza y ahí te volabas. Había un aire en el medio del océano que te desorganizaba la cara y te despertaba. Te refrescaba el cerebro.
Entre las actividades ridículas que tenía el barco una era que antes de cenar te sacaban unas fotos con tu familia o con la gente que estabas viajando. Justo antes de entrar al salón donde se comía pasabas por una especie de aduana donde Richard, un fotógrafo que hablaba muy rápido, te ubicaba y te hacía prácticamente un book de fotos en un fondo que tenía la imagen de un océano robada de Windows. Hasta sacaba fotos individuales de cada integrante y te podía llegar a pedir poses. A mí una de las noches, como me sentía mal porque había tormenta y el barco se movía mucho, me pidió que ponga cara de que estaba viendo al amor de mi vida a lo lejos. Ojalá nunca nadie vea esa foto- pensé- pero al día siguiente descubrimos que todas las fotos las exponían en uno de los salones frente al casino. Se llamaba “La calle de las estrellas” y ahí te buscabas. Las ponían cada noche para que la gente se fije si había salido bien y las terminen comprando.
Y ahí fui que lo vi por primera vez. Su foto con su familia estaba justo arriba de la mía con mis hermanas. Una madre joven medio bohemia y hermosa posaba al lado de dos chicos de unos quince años, probablemente sus hijos, que levantaban a un señor por el aire. Más que su papá parecía su abuelo. La foto estaba tan en movimiento que se podía escuchar hasta las risas. Algo en la ternura de los ojos de uno de esos hermanos hizo que me quede colgada mirando.
Esa misma noche en la discoteca, mientras la rusa cantaba como un perro en el medio de la pista “beso en la boca es cosa del pasado” con un micrófono con cable que hizo tropezar a más de uno, escucho al lado mío una risa nueva en el grupo pero que al mismo tiempo sentí que ya había escuchado antes. La risa del chico de la foto. Era la primera vez que aparecía por ahí y desde entonces nunca más dejó de venir.
Él bailaba distinto. Más lento. Sintiéndose la piel. No había urgencia en sus movimientos. En los nuestros sí. Siempre me miraba y encontrábamos complicidad en algún baile pero nunca habíamos hablado directamente. Una noche le preguntó a mi hermana como me llamaba yo, se me acercó y con un acento raro me dijo “Paloma, ¿querés bailar conmigo?” Hicimos todos los trucos posibles que se pueden hacer bailando de a dos. Lo hice girar como un bailarín profesional. Siempre me había dado un poco de vergüenza bailar de a manos pero algo pasó entre nuestros brazos. Se movían solos con una agilidad que me sorprendí de mí misma. En un momento me dijo en el oído que yo le parecía muy divertida y algo de su voz tierna me dio ganas de quedarme ahí un rato más.
Durante el día, cuando tomábamos sol con mis hermanas, lo veíamos siempre sentado de frente al sol hablando solo con los ojos cerrados. Ellas me molestaban porque decían que se notaba que él gustaba de mí y que además tenía un leve aire al dibujito Doug Narinas. Nunca había visto ese programa pero lo único que me acordaba de ese personaje es que se la pasaba haciendo bollitos de papel con lo que escribía. Muy inseguro. Yo les decía que a mi él no me gustaba porque me parecía era muy chico, aunque sabíamos que tenía la misma edad que yo.
Un día estábamos en la pileta con mi hermana y mientras él estaba con los ojos cerrados, varias hojas sueltas se le volaron de su cuaderno. Vimos que empezó a juntar las que tenía cerca pero hubo una, sólo una que llegó para nuestro lado y el no alcanzó a verla. Fue como si la hoja quisiera quedarse conmigo. Porque se me pegó en la pierna que tenía medio pegoteada por un helado que recién había comido y no se movía de ahí. Me la saqué y empezó a volar. Mi hermana salió corriendo y la rescató antes de que se cayera al agua y me dijo: “obvio que es una carta para vos”. Yo creí que lo había dicho en chiste, y seguramente fue así, pero cuando subimos al camarote y abrimos desesperadas la hoja: efectivamente era una carta para mí.
La carta decía con una letra muy chiquita:
“I started to think that was just an atraction for you. But now i know what is. A little thing that we call love. In the second day at this boat, i felt in love for you. Your ways, your eyes, your smile... I can´t stand it anymore. I wouldn´t be a real lover, without telling this.
This is not a joke or a bullshit, i´m very honest. I was dating a girl for 5 eyes, so, i know what is love. But i´dont know how. How this happend so fast? Well, I wont think to much. I´m not that kind of guy who cares about beauty.
I just care about inside. This ...”
La última noche en el boliche del barco acepté salir a la terraza con él. Era nuestro primer momento a solas y probablemente el último. Nos apoyamos en la baranda de lo más alto y miramos el río. No se podía ver nada. El horizonte era sólo oscuridad. Parecía como si en realidad estuviésemos adentro de una caja negra. Solo se veía la forma que dejaba el barco cuando avanzaba. Una espuma breve en el agua que se iba borrando y armaba una nueva. Daba miedo el paisaje pero a la vez no podías dejar de mirar. Los ojos lo intentaban.
Ahí me contó que lo que hacía en la pileta era meditar, que era budista por elección propia desde los trece años. Me contó que su sueño era ser músico de jazz. Que vivía en Sao Pablo con su mamá y su hermano y que viajaban con su abuelo. Me contó que a los dieciocho años se quería ir a vivir a Nueva York y tocar en bares. Me contó que el había nacido ahí y que nunca más había vuelto aunque su papá seguía viviendo ahí. Yo le conté que quería ser actriz pero no tenía ni idea como empezar y después de una charla larga donde los dos hicimos lo que pudimos con nuestro inglés básico nivel uno, y hasta inventamos palabras, me miró y me dio un beso. Fue un beso largo y suave musicalizado por un viento fuerte que nos voló todos los pelos pero no pudo con nosotros. El sol ya empezaba a salir y había un rocío en el aire que nos hacía resbalar a cada rato. Después me confesó que estaba enamorado de mí y que me había escrito algo pero que nunca me lo iba a dar porque le daba vergüenza. Lo que nunca supo es que yo sí leí esa carta y nunca va a saber que ahora también la leyeron ustedes.
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Noviembre 2019 - Una noche de pasti por Caballito y una faca tumbera en mi camino
Una tormenta imprevista había atacado aquellas semillas recien germinadas de las que iban a ser nuestras plantas este año. El fuerte viento las arrojó y las empujó por nuestro balcón, estaban en pequeñas macetitas. Vera me dio la noticia mientras estaba en mi trabajo.
Tengo una buena y una mala noticia para contarte, me dijo. Pude rescatar sólo una.
Volví del trabajo un poco apenada, las semillas las había comprado en Chile. Una automatica, la otra feminizada. Compré una cerveza en un puesto de cervezas artesanales, la más cargada de alcohol.
Ya estabamos con el ritmo del fin de año, diciembre nos tocaba la puerta. Ella volvía del acto de cierre de los talleres en los que se desempeñaba todo el año como tallerista frente a un grupo de adolescentes en un programa sobre promocion de derechos. Siempre hablaba de su trabajo, de sus alumnas. Era parte de mi rutina escucharla, si se quejaba o si traía alguna anécdota. Ella siempre era la que más hablaba, llevaba la delantera en cualquier conversación. Siempre se interrumpía para preguntar si estaba hablando mucho. Yo podría dejarla hablar horas. En el fondo sabía que algún día extrañaría su voz o que me repita las mismas anécdotas divertidas y locas de su vida o de sus amigas.
Esa noche de viernes, mes de noviembre, a pocos días de haber vuelto de las últimas vacaciones, decidimos romper con la tragedia de nuestras pequeñas plantitas. Pusimos música, tomamos la cerveza, compartimos una picada. No vamos a amargarnos. Recordé que en una latita había guardado media pastilla de éxtasis. La compartimos. Bailamos un rato. Ella estaba hermosa, de negro, los labios rojos, el pelo corto.
Salgamos un rato. Veamos qué nos ofrece esta ciudad para hacer. Se me ocurrió de pronto decir. Buscamos eventos, no era una fecha muy prometedora. Encontramos pocas opciones. Una fiesta en Niceto. No nos convencía pero algo debíamos hacer. En el fondo ya nos estaba matando la rutina.
Encaramos la caminata. La pastillita empezaba a hacer su trabajo. Ella no paraba de hablar. Sus ojos verdes brillaban, la noche estaba hermosa. Era epoca de fiestas de egresados. Pendejos por todos lados. Recordé que la rola, según una teoría propia y por experiencias leídas en internet, me afectaría las hemorroides, entonces decidí no mezclar con alcohol. Lo decidí tarde, Vera ya había comprado cuatro latas que después intentamos venderselas a los adolescentes que hacian previa por las calles.
La pastilla te suelta la lengua, te saca el velo, te deshinibe, te hace sacar a la luz todos tus deseos hasta entregarte con ellos.
A Vera le pegó y no paraba de hablar y de sentir. Se hizo una maraña de sentimientos y de expresiones y de necesidad de liberar algo.
No hacía otra cosa que hablar de libertad, directa e indirectamente. Esa noche comprendí que ella ya empezaba a soltarme, quizá no se dio cuenta, pero ella sentía que algo debía cambiar. Yo la escuchaba y compartía todo lo que me decía. Ella ya no quería sentir celos, no quería arrinconarme, quería liberarme, quería un amor libre. Yo también.
Me hubiese gustado que funcione.
Decidimos y proyectamos mudarnos de nuevo al conurbano. Hablamos de lo miserable que es la gente de Capital.
Nuestras charlas coincidian la mayor parte del tiempo. Si puediera lamer su cerebro lo haría. Extraño su inteligencia, su sed de conocimiento, a veces nos potenciabamos. Con ella sentía que era la pieza del rompecabezas que encaja perfecta. Nuestros cuerpos en la intimidad de nuestras sabanas congeniaban tan bien. La unión entre nosotras era exquisita en muchos sentidos. No digo que era perfecta, recuerdo muy bien nuestros roces, nuestros choques, mi forma abusiva de ponerme a veces en victima. Después de todo...el drama también nos unía.
Nos pusimos a merodear nuestro barrio. Caballito. Tan menemista todo. Las dos estabamos un poco hartas de lo mismo. Nos sentamos en una vereda, en los escalones de la entrada de un edificio, nos poníamos a criticar y a hablar de la vida. Ya no tengo esas charlas con alguien así de especial.
Mirabamos a nuestro al rededor y todo era tan superficial. Queriamos bailar pero esa fiesta en Palermo no nos inspiraba para nada. Pusimos musica en el celular, bailamos en la vereda como si estuviesemos en un bar. Lo bueno de Vera es que podíamos ser nosotras mismas y no nos importaban los demás. Teníamos una burbuja hermosa a veces. Pero las burbujas tarde o temprano deben explotar.
Quisimos ir a Quilmes a ver a Damas Gratis. Esperamos mas de una hora el 85, eran más de las doce de la noche. Teníamos un delirio a esa altura. Ella no paraba de hablar y de expresar. Esa noche me dijo cien veces lo que yo significaba para ella. Ella para mi en ese momento era el cielo.
Ahora me doy cuenta que ese momento inauguraba una despedida y anticipaba un gran cambio en nuestras vidas. No existen los “para siempre”, aunque hoy, urgando en una vieja libreta que ella me regaló con mi nombre grabado, encontré un dibujo que hizo. Estamos las dos agarradas de la mano y están nuestros gatos. Nuestra familia. Fuimos un refugio durante cuatro años. Ahora sólo pienso que fuimos dos almas que se necesitaron en ese lapso de tiempo, en ese momento. Duramos todo un mandato presidencial con el peor canalla manejando el ´país. Tuvimos las agallas de ser compañeras en la macrisis, ahora agradezco esos momentos duros, no son nada comparado al año que venimos llevando. Ahora estamos obligadas a este aislamiento.
A veces junto valor y te espío sabiendo que está mal y que me va a romper un poco por dentro. Hay gente nueva al rededor tuyo, volviste a bailar, remodelaste la casa, disfrutas de las plantas, pintaste los muebles, tiraste las almohadas con las huellas de mi baba, cambiaste las cosas de lugar. No debo stalkear.
Cuatro años de amor pasaron volando, el olvido puede durar una eternidad sin embargo. Hoy mi mente es mi enemiga. Hoy tengo presente ese recuerdo, esa noche, esa ultima pastilla que compartimos juntas, ese ultimo paseo por nuestro barrio.
Nunca fuimos a Quilmes, nunca nos fuimos a ningun boliche. Nos quedamos esa noche atrapadas en Caballito. Terminamos ranchando en un kiosquito, ahi en la esquina de la calle Rosario. Nos metimos a charlar con dos extraños, tan típico de nosotras involucrarnos con extraños.
Antes de eso ranchamos con un flaco que nos pidió cigarros, armamos un tabaco y le compartimos la cerveza que yo no me atrevía a tomar. Hablamos de la vida, vos siempre con tu empatía y tu curiosidad. Amaba tu valentía, me excitaba tu forma de desenvolverte con la gente, nunca te va a costar hacerte nuevos amigos, sabes que sos interesante, sos segura de vos misma, Vera, así me conquistaste, así viniste una noche de repente a encararme. Me sorprendiste y me atrapaste. Tu parte de hacerte la dura y lo que mostras de vos para decir “yo soy esta Mostra, dispuesta a todo”. Tenés un lado humano hermoso, te haces siempre del dolor del otro, pero aprendiste a poner límites y ya me tenía que llegar algún día a mí también.
Después le terminamos yendo a comprar leche a un hombre que nos pidió ayuda, estaba en situación de calle, necesitaba una leche para su beba de seis meses y nos acompañó al kiosco. Esa noche yo no reventé de amor y no sé por qué no lo hice. Debí hacerlo. Esa fue la unica vez que la pasti no nos provocó terminar cogiendo, todo lo contrario, llegamos algo cansadas y ya de día a casa. Todavía tengo la imagen grabada en mi cabeza y nos veo a las dos regresando de la mano, saliendo de ese kiosquito después de haber fumado y escabiado con esos dos extraños, el que atendía el kiosquito era un pibe salteño y el otro un gede amigo de él haciendo ahi tiempo tocando en la viola canciones de rock nacional. Qué deprimente y bizarro y mágico a la vez.
Con vos podía resultar cualquier plan.
Al llegar a casa te desvaneciste en el sillón. Yo te miré quedarte dormida, esa imagen para mi era un montón, podría hacerla un cuadro. La luz que entraba por nuestro ventanal te pegaba en esa hermosa cara, tus labios rosados entreabiertos, tus pestañas largas cayendo. Te saqué las botas y te llevé a la cama y te besé, tenías un poco de baba. Cerré la persiana y me acosté al lado tuyo.
Y esta historia guarda un pequeño simbolo muy importante, del que meses mas tarde pude rescatarme. Esa noche encontré una faca tumbera tirada en la calle Doblas, cerca de Alberdi, yo estaba re loca y flashé en agarrarla. Seguro se le cayó a algun pibe que merodeaba la zona buscando a esos pichones egresados de secundaria, adolescentes borrachos, para robarles. Me iamginé toda la secuencia de pibitos que salen corriendo disparando, y que quizás a uno se le haya caido su arma por accidente, y ésta vino a dar conmigo a modo de señal. Una daga casera, un arma blanca punzante y cortante, fue un aviso del universo que me anticipaba que todo iba a ponerse oscuro en cuestion de semanas. Un cuchillo anticipa un corte. Un cuchillo anticipa una futura y posible herida. Esa daga quedó en esa casa, quizás Vera ya la haya tirado, no le gustó nada que la haya tomado, y yo no sé por qué quedé encantada con ese objeto tumbero, envuelto en cinta de papel todo discreto pero que escondía una peligrosa punta con filo.
Esa faca tumbera... no puedo cargarle toda la culpa, también quizás esté flashando, pero yo creo en las señales y esa para mí, fue una clara señal que anunciaba nuestro desgaste. Vos esa noche me despediste y te quedaste dormida y al final no hubo salida. Teníamos que dar ese paseo final.
Ahora no hablamos más, yo no sé en que andará, sólo se que está mutando, se está rearmando, está siendo la persona que quiere ser, estará teniendo nuevos planes, nuevas amigas, estará trabajando y de seguro me estará olvidando cada día un poco más.
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NUEVO CENTRO DEL UNIVERSO, BANDAS AUSSIES PARA SU PLACER DE ESCUCHA.(CLUBX)
Alguna vez escuché decir a un amigo que las verdaderas bandas de garaje siguen tocando en su garaje, ciertamente le decimos así a esta música porque los chicos enojados de los sesentas veían en ese lugar un paraíso para desahogarse, un espacio para convertirse en los reyes del mundo aunque fuese nada más en lo que durase el ensayo, los amplis prendidos, la aguja sobre el disco. Me gusta esta música porque dice mucho con realmente poco, primitivo, así es como uno vive, así es como me gusta que suenen las guitarras, y que lo que diga quien canta sea lo que me pasa por la mañana o un sábado por la noche o lo que le diría a una chica que me gusta, sin rodeos porque no se necesita una canción de 8 minutos para decirlo, mucho menos ponerle disfraces a la guitarra si con subirle el tono y el reverb al amplificador me alcanza. Un acorde, lo mejor, dos acordes, bien, tres acordes, ok, cuatro, equis, dijo alguna vez Peter Kember, bien ahí, estoy totalmente de acuerdo. La rebeldía y el talento de aquellos jóvenes que nos cautivaron grabando sólo 45’s y que difícilmente gozaron de fama fuera de su estado, refiriéndome específicamente a los grupos yankees, mediante un largo proceso de búsqueda de personas contagiadas de La Obsesión, llámelos coleccionistas, melómanos, músicos o entusiastas de este sonido, hizo posible que todas estas joyas llegaran a nuestros oídos, pues, como reza el título de una de las compilaciones más entrañables del género, ‘volvieron de la tumba’ donde estaban enterrados a fin de que no se perdiera la esencia del sonido de aquellos tiempos, la crudeza estaba de vuelta, los chicos que ensayaban en la cochera habían triunfado al final.
No era de sorprenderse que del otro lado del mundo los jóvenes, inspirados por los héroes que sonaban en esas salvajes compilaciones de sencillos y lados B, comenzaran su banda y, poniéndole cada uno su toque de talento y creatividad, lograran explotar un sonido que rogaba una nueva explosión, como aquella que tuvo lugar fugazmente en los ochentas, década del revival, que acabó por generar gran serie de bandas clones que imitaron hasta el cansancio y desgastaron los riffs de sus predecesores para lograr aburrirnos, se necesitaba música fresca, hacerle justicia una vez más al pedal de Fuzz y Reverb.
The Henchmen, The Deakins, The Atlantics, The Master’s Apprentices, The Elois, The Missing Links, The Easybeats y The Chosen Few, por nombrar algunos. ¿Qué tienen en particular estos grupos, aparte de lo genial de sus nombres? AUSTRALIA. Es sorprendente la cantidad de actos a mediados de los sesentas que con gran capacidad emulaban lo que del otro lado del mar se hacía, y sí, tal antecedente ayudó para lo que hoy por hoy se vive en dicho país. No se trata de elogiar una vez más Tame Impalas, Wolfmothers, Jets o The Vines, a esos mañana o pasado les vuelven a escribir un artículo. Regresémos a lo básico, a la cochera.
The Living Eyes. (Anti-Fade Records) Pertenecientes a la ciudad portuaria de Geelong (que será mencionada varias veces a partir de ahora) son un conjunto de 4 tipos aferrados al 60’s revival, guitarras estridentes y un vocal desquiciado incluido, con apenas dos largas duración (The Living Eyes, 2013 y Living Large, 2015) y unos cuantos sencillos, grabados en baja fidelidad –como tanto nos gusta- los convierte en un referente obligado, basta con escuchar su ep Livin’, el tema homónimo y A Mind In My Own, en el lado b, pero asegurándose de que el volumen sea enfermo, vamos, lo merecen, los Master’s Apprentices estarían orgullosos, lo juro.
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Hierophants. (Anti-fade, Aarght!!, Goner) Geelong, otra vez, que conste que advertí. Esta tengo que admitir que es una favorita personal, porque siempre sentiré nostalgia y cariño profundo por los desaparecidos Frowning Clouds, a los cuales jamás tuve la fortuna de ver, como sea, esta banda reúne a quienes para mi gusto, eran el alma de las nubes frunciendo el ceño, hablo del vocalista/guitarrista Zak Olsen y el bajista Jake Robertson a quienes se les une otro tipo en la batería y una chica en el teclado, una chica, en el teclado. Y aunque para su álbum debut modificaron en gran parte el sonido para introducir tintes pegándole al new wave, no se les puede negar que todos y cada uno de sus demos son puro oro. Surf, Garaje, Psych, es como mezclar a los Troggs con el Ty Segall crudo del 2007, querrás bailar, romper algo, tocar tu guitarra de aire, la prueba ahí está, directamente en el tubo, teclea ‘Wray Gunn’ y verás a lo que me refiero, te vas a menear, después ‘Human Being Human Going’ con un video que incluye a unos tales Ado and The Leaves (guys know their shit) debajo de unos coloridos efectos psicodélicos, te dará por poner a los Zakary Thaks sólo para aventarte contra la pared porque no tienes una batería al lado para aventarte encima, y mi consentida, que no sé cómo no la editaron jamás para sencillo, se trata de ‘Gang Gang Bird’ con un video grabado directamente desde el cuarto de alguien, amontonados, pero se hace lo que se puede, es solo Rock and Roll, ¿no? Gloria por siempre a The Frowning Clouds, sus ex miembros siguen en pie deleitándonos.
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Straight Arrows (Juvenile, HoZac, Goodbye Boozy) Ya era turno de remitirnos a la capital Australiana, y es que repasar el catálogo de estos jóvenes punks es una delicia, especialmente porque en ratos suenan al garaje a la escuela del pacífico noroeste de Norteamérica (Rocky and The Riddlers, Kingsmen o The Wailers) pero después le suben de intensidad y pareciese que se transforman en una banda de Punk, de esas que grababan como si estuvieran dentro de una caverna y el eco te derrite los oídos, y si alguna de estas bandas del listado rinde tributo a la revolución (por años casi invisible) que causó Lenny Kaye al recopilar todos esos ‘One Hit Wonders’ e intitulándolos ‘Nuggets’, son estos tipos y lo dejan en claro, canciones simples pero cuidadosamente armadas para que batería, bajo y la guitarra fuzzy suenen a la vieja usanza, vamos, hasta tienen una versión del clásico ‘Lies’ de los Knickerbockers. Hablarles de una u otra canción es menospreciarlos, por favor sírvase de dar un paseo por dos largas duraciones (It’s Happening de 2010 y Rising de 2014) y un bonche de sencillos y ep’s, ¿recuerdan lo de hacerle justicia al fuzz? A esto, cavernícolas, me refería.
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Cobwebbs (Lost Race, Sonic Masala, Saturno) Brisbane es una de las ciudades más grandes del país que nos concierne y es el lugar de origen de las Telarañas, quienes van más por el lado psych de los Nuggets anterioirmente mencionados y le imprimen todas esas tardes pegados a las tornamesas a su sonido, porque no se quedan en la onda garage/psych, se les nota que quieren ir de la mano del shoegaze, si, shoegaze aussie, dream pop y demás cosas interesantísimas que hacen pensar que se trata de una agrupación contemporánea que bien podría ser de Austin TX, meca de la psicodelia, pero no, y no quisiera animar ni motivar el uso de aditivos para mejorar la experiencia auditiva que uno tiene al escuchar su álbum ‘All Around’, pero tampoco es mi intención engañarlos, pipa, encendedor y audífonos de calidad son recomendables, compruébelo usted mismo. Canciones que si bien son un poco más largas, digamos, pasan de los 4 minutos pero sin caer en el absurdo, son también pasajes que van desde un sonido crudo que va subiendo desde un solo riff hasta formar un muro de sonido, con vocales que apenas y son entendibles pues se pierden entre los instrumentos, pero que cuando logran hacerse un espacio entre ellos, te llegan directo a la cara cual escupitajo, ‘Locals Only’, reza el título de la canción que abre su más reciente tapa, ‘Wold Wide Webbs’ una voz que ladra como perro, bajo potente y solos de guitarra invertidos, y otra vez ese sonido que pareciera sale del s��tano y que suena a través de todo el disco, vaya outsiders, vaya psychsters, hay quienes aún rinden culto a los pioneros, Roky Erickson, Jim Quarles, Tommy James o Kim Fowley, eso da fe en la humanidad.
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Los Tones (Groovie Records) De vuelta a Sydney, la (otra) cereza del pastel, pronunciados como ‘los touns’ son unos contemporáneos de esos que lo hacen ver tan fácil que te vuelves loco. Melodías pegajosas, sencillas de unos cuantos acordes y el punteo clásico acompañando todo aquello, y si, si querían más alaridos de perro, despáchense hasta reventar, Bodie Jarman, el frontman con bigote a la actor porno vintage, tiene hasta para llevar. Cuando un amigo me los puso pensé que se trataba de los Uh Bones, de Illinois, el primer corte de su único larga duración ‘Psychotropic’ (aquí no incitamos a nada, según) así me lo hizo pensar, sin embargo estos van un poquito más allá, ‘Shake Down’, ‘Buchanan Hammer’ (a lo Mourning Reign y su potente Satisfaction Guaranteed), y ese magnífico ‘Can’t Get Enough’ que recuerda a los Parrots de Madrid, qué gran disco, suena Psychotropic para que empiece la fiesta, suelta la botella y coge tu guitarra de aire, será inevitable que te pongas a bailar. Desafortunadamente el disco fue un tremendo sold out, pero la web está para salvarnos, que nada ni nadie te impida escuchar a estos bellacos.
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Son solo 5 agrupaciones que merecen ser escuchadas, dirijamos los oídos hacia países que pensábamos tenían una escena muerta, Australia no acaba aquí, por supuesto, pero esta es la probadita para que usted se decida a comprar el producto completo, King Gizzard & The Lizard Wizard, The Murlocs, The Babe Rainbow, Pipe Eye, Ausmuteants, ORB, son la punta del Iceberg, afortunadamente decidimos chocar y hundirnos hasta el fondo, La Obsesión así lo dicta y no podemos hacer nada al respecto. Las verdaderas bandas de garaje están haciendo música desde ahí, qué gusto, un placer poder apreciarles, hasta el próximo número, salud.
Keep Music Evil.
Reyes Carlos. <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<
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#UrielEnUK: Thanks for the memories.
Antes de empezar a escribir este blog viajé. Viajé una vez a ver a mi hijo después de estar casi seis meses hablando por videollamada. Bah, haciendo monólogos por videollamada. Tony jamás me prestó real atención por ese medio. Me acuerdo que tuve que inventar dinámicas, juegos, inventar trucos de magia para llamarle la atención. Nada. Lo que mejor funcionó fue ponerme un animoji de un mono en lugar de cara. De alguna forma estaba viendo a papá, pero de otra estaba viendo un mono en bata con una taza de té a las 6 de la mañana de Argentina. Tenía que viajar.
Cuando hice viajé antes de mi mudanza diciembre tenía 23 días. Llegaba justo a pasar las fiestas con él. Justo. De eso se trató todo: de una serie de casualidades y causalidades que hoy me causan gracia, pero que en ese momento me desesperaron al punto de los nervios. Hoy quiero contarles esa historia, la historia que pocos conocen sobre la razón por la que empecé a escribir este blog.
El avión EZE-LGW se había demorado una hora, pero me avisaron con casi 24 horas de anticipación, así que todo marchaba bien. De entrada, ya desde antes de tomar el avión, sabía que tenía que correr para poder llegar al Expreso de Gatwick. Si lo perdía, perdía las conexiones, así que en tiempo record llegué a plataforma.
Llegué. La máquina para retirar el ticket me empezó a pedir datos que yo no tenía. Me empezó a latir el corazón fuerte, si hubiese habido gente alrededor, los habrían escuchado. Un error y perdía el tren que se iba en minutos. Tenía que poner los datos de la tarjeta que usé para comprar el ticket, pero el pasaje me lo había comprado la madre de mi hijo porque hasta ese momento yo no tenía tarjeta ni banco en Reino Unido! Desesperado, empecé a preguntar a los "locales" que andaban por ahí cómo hacer y todos me explicaban lo mismo: sin la tarjeta con la que se realizó el pago es imposible tener el ticket. Dos, tres, cuatro personas. El quinto me dijo que pregunte en las casetas de venta. Fui y me atendió un hombretón con cara de haberse peleado con la madre, la suegra, la esposa y los diez hijos. Me transpiraban las manos y afuera hacían 7 grados. Me pidió el código de reserva. Me sonrió, dijo “feliz navidad” y desapareció haciéndose transparente. No mentira, pero sí. Salí corriendo y al voleo le pregunté a uno que andaba por ahí cuál era el tren que iba a St. Pancras. Me dijo que me tome el que iba a Victoria y después combine con el subte. “Perfecto", me dije. Gente que sabe. Gente solidaria. Gente londinense. Tendría que haberle hecho caso. Me subí a cualquier tren.
Es difícil saber en qué tren estás cuando solo tenés un nombre que leíste corriendo. Sin datos, ni Wi-Fi y solo la información del tren que no me tomé. Me puse a leer las estaciones en un mapa tan complicado que podría haberse usado para construir un satélite. Ahí me dije, "y si hay Wi-Fi en el tren?". No perdía nada. Solo podía ganar o quedarme como estaba. Era invierno. La noche hacía que me refleje en las ventanas del tren. De cualquier forma, no reconocería nada. Wi-Fi. Pum! Estaba conectado y me pude comunicar con la mamá de mi hijo. Me dijo que había tomado cualquier tren y me pasó unos horarios que no correspondían con el tren en el que estaba. Hablamos y hablamos hasta que encontramos los datos del tren. Llamale destino. Hasta puedo decir que el Universo sabe más y de alguna forma esperaba el reencuentro con mi bebé tanto como yo.
El tren que me tomé, el tren que nadie debería haberse tomado. Ese tren desconocido me dejaría en la estación a la que tenía que ir ANTES que el que supuestamente debería haber tomado. Calma una vez más. Me acuerdo que quería un cigarrillo. Quería un cigarrillo y una cerveza. Eran las 6:28 de la mañana. Sentía sed en la cabeza, en el corazón y en el pito. Quería una cerveza, pero estaba en un tren sin servicio, yendo a una estación que tocaba de oído y todavía no amanecía. Tenía la boca reseca y los tatuajes sin humectar. Estaba despeinado. Me sentía sucio y llovía. Siempre llueve. Pensé en el chocolate que me había comprado en una máquina expendedora mientras esperaba el equipaje. Una libra. 77 pesos en ese momento. Si lo pagaba con tarjeta, 30% más caro. Por suerte tenía una moneda. Pensé en el chocolate y en cómo el chocolate debería ser una cerveza y un cigarrillo. Ding-dong! "We are shortly arriving to St. Pancras International". Bien. Era ahí. Llegué y cuando necesité un ser humano con dedos índices y buena voluntad, encontré una estación vacía. Una estación vacía, una humedad porteña y el sonido de las ruedas de mi equipaje que cada vez pesaba más.
St. Pancras. Hay gente que trabaja ahí. Hay gente que trabaja ahí incluso un 24 de diciembre a la madrugada. Hay gente que ver pasar gente y que habla con gente sobre gente. Me tocan siempre hombretones que sonríen y dicen feliz navidad. "It's faster walking, mate". Así que caminé de St. Pancras a Euston. Las calles vacías. 34 kilos sobre mí. Sobre ruedas, pero sobre mí. Y las calles vacías. Los hombretones desaparecieron, gracias a Dios, o lo que sea que haya por ahí. Un tipo encorvado, con un gorro fez y un rosario en la mano, pero no de los rosarios rosarios, sino un algo distinto.
A todos los llamaba, "mate". Si les caía bien, me iban a ayudar. Si les caía mal, podrían haberme matado. No conocía la violencia londinense. Bueno, no conozco la violencia londinense. Toco de oído. No era local y cuando lo fuese, sería de Manchester, así que era un forastero por más que forzase el acento.
"Seguime", me dijo. Y corrió rezando el rosario. Vamos de nuevo: "Seguime", me dijo. Y corrió rezando el rosario. No agarró calles principales. Me dijo "follow me, follow me" y se metió por puertitas a mitad de las cuadras, pasó por interiores de edificios, grandes, chicos; por jardines angostos y húmedos. Y yo atrás. 34 kilos más mis 63, según la última visita a la balanza. Pero acá usan la métrica imperial. La métrica que no entiendo, ni entenderé. Le dije al hombre del rosario que me esperase. Debería tener unos 80, pero corría más rápido que yo. Seguro cogía mejor que yo y también estaba más cerca de dios. Se frenó. Me prendí un cigarrillo. Cuando vio la luz sobre la punta del cilindro, volvió a correr. Era imparable. Y yo atrás. Una cuadra desierta. Dos. Un puticlub, dos. Y se frenó de golpe en una esquina. Euston, Euston. E hizo señas. Le dije “gracias”. Gracias. No feliz navidad.
Llovía esa lluvia que no es lluvia, pero que hace parpadear. Corrí por calles oscuras. Corrí por calles que no me animaría a correr en Buenos Aires. Corrí, pero corrí porque corría por mi hijo. Corrí para verlo antes que mi yo atrasado. Euston. Seguí corriendo. No sabía ni cuándo pararía de llover. No sé ni cuándo me pedí una cerveza a las siete de la mañana y me puse a escribir estas líneas. Bueno, sí: Estaba en ese tren. Estaba en el tren correcto yendo al lugar correcto. Estaba a una hora de mi hijo. Y ustedes al día... Y ustedes viviendo el comienzo.
Después de la historia de cómo corrí un musulmán por calles que me podrían haber matado decidí hacer un diario de experiencias, de cosas que tal vez en otro momento no habría hecho. Hoy es un blog y un recuerdo que agradezco tener porque algún día Tony va a saber qué lo hice por él.
Gracias por leerme ;)
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Parejas
Habían pasado ya tres semanas en Hogwarts y todo parecía tranquilo, era viernes y se dirigían a su última clase, defensa contra las artes oscuras. El profesor Lupin les enseñó un boggart, una criatura que se transformaba en el mayor miedo de una persona. Para venzerlo usaban un hechizo, Riddikulus, que transformaba al boggart en algo cómico y provocaba la risa, lo que los ahuyentaba. Luke salió y el boggart se convirtió en un grupo de personas que cuchicheaban, lo apuntaban con el dedo y se reían de él, pero conjuró rápidamente el hechizo y les puso sombreros ridículos. Lilo reflexionó sobre esto; seguía siendo el mismo niño inseguro de primer año, y eso la enterneció. Luego tocaron Connor y Liv, que extrañamente vieron lo mismo: una pila de cadáveres de sus seres queridos, Connor vio a Liv encima del todo y Liv vio a Connor. Consiguieron transformarlo en una fiesta macabra de esqueletos bailantes que les hizo soltar una carcajada. Luego llegó el turno de Lilo. El boggart dudó un instante y luego se transformó en Sigui, su gemela, pero era como transparente. Su voz serena llenó la sala “Es tu culpa Lilo, todo siempre lo es. Nuestra familia volverá a ser poltergeist, pero tú te quedarás sola, como debe de ser. Como siempre debió ser…” Lilo no esperó más y conjuró “RIDDIKULUS!” Sigui apareció con ropa y zapatos ridículos, aunque a Lilo no le hizo gracia, el mensaje de Sigui había quedado claro: siempre era su culpa. Cuando la clase terminó salieron al jardín para pasara la tarde, donde Leo les quería decir algo “muy urgente”. Cuando el grupo de cuatro (cinco contando a Ágape, claro) se reunió bajo el árbol, Leo se puso a pasear de arriba abajo nervioso. “no se como decir esto pero… yo… esto…” parecía que no sabía como empezar, asi que Liv le cogió la mano “tranquilo Leo” el suspiró “s-soy bisexual.” Todos se quedaron en silencio y solo los chicos parecieron sorprendidos, pero no disgustados “Vale pero que es lo “importante”?”dijo Lilo. Leo miró a Liv y a Lilo confuso “pensabas que no lo sabíamos? El otro día te comías al pelirrojo con los ojos, y además, Lilo y yo nos enteramos de muchas cosas.” A Leo se le pusieron las orejas rojas y las chicas se chocaron los puños. “Si, ese es Marcus es un… amigo” Lilo y Liv rieron bajo y se dieron codazos. “Si, un amigo” acabó Liv con un guiño exagerado, haciendo reír a Lilo y sonrojarse a Leo. Los chicos se miraban confundidos, no entendían nada. Cuando ya terminaron las bromas, se separaron en parejas para dar una vuelta. Leo caminaba pensativo por el jardín, cuando una mano se posó en su hombro. Se giró y vio a Marcus, con su pelo corto rojo y vivaces ojos verdes. Le sonrió y se dieron un pequeño beso en los labios, luego siguieron caminando a su casa, Hufflepuff. Livvy y Connor se dirigían al invernadero, para ver a los ya-no-tan-pequeños dragones. Alpha y Cira habían crecido mucho, su piel escamosa brillaba, y tenían unas preciosas y fuertes alas. En cuanto la vieron se acercaron ronroneando a chuparla la cara, y luego su madre, Esme, una majestuosa galés verde, también se les unió. Cuando los dragones se tranquilizaron, la pareja se acurruco con ellos. Connor se giró para mirarla y la acarició la mejilla “Quieres cantar algo?” ella asintió “Que quieres cantar Connor?” sus caras empezaron acercarse “hmm no sé, esperaba que tu tuvieses alguna idea?” él la miraba con una sonrisa de medio lado. Se acercaron hasta que sus labios chocaron en un beso apasionado, con amor. El estiró las piernas y Liv se colocó encima de el, pero aparentemente Esme no aprobó el beso, ya que resopló y les llenó de ceniza. “Esme, que haces?!” Esme cogió a Livvy por la ropa y la levantó en el aire, mientras que Connor se moría de la risa, cubierto completamente de ceniza negra. Lilo y Luke caminaban cogidos de la mano hacia la sala común de Gryffindor. “Alguna vez has jugado al monopoly?” Luke la preguntó y ella puso cara rara. “Al mono-que?” el rio negando con la cabeza “Al monopoly, es un juego de mesa muggle. Tengo arriba uno, si lo quieres probar” Lilo asintió entusiasmada con la cabeza. Cuando llegaron, Luke subió rápido a su habitación y bajo una caja de cartón. “Ese es el juego?” Luke asintió y lo colocó en la mesa. Luke la explicó las reglas y Lilo lo pilló rápidamente “Lilo cámbiame esta propiedad por favor! Es la única que me falta!” Luke la miraba con un puchero, pero ella negó “Ni de broma, por que como caiga ahí te voy a tener que pagar quinientos en vez de cuatrocientos, asi que no” El puso un puchero y siguieron jugando. “LILO PERO SI TE DIGO QUE VOY A COMPRAR ESTA EN EL SIGUIENTE TURNO ES PARA QUE NO LA COMPRES!!” Ella se encogió de hombros “No habérmelo dicho, ahora te fastidias” ella le sonreía pícara y el dio con el puño en la mesa “recuérdame que nunca vuelva a jugar al monopoly contigo!” ella rio y se encogió de hombros “vale”. Lilo miró la sala mientras Luke movía su ficha. “oye ese cuadro se supone que tiene que tener escarcha?” Luke la miró frunciendo el ceño “Que?” ella señaló un cuadro de dos espadas cruzadas cubierto con una fina capa de escarcha “Ah, eso. Seguramente sea unos alumnos haciendo bromas, o a lo mejor una decoración nueva” Lilo asintió no muy convencida pero se volvió a centrar en el juego. Leo y Marcus se habían desviado de su ruta original y habían acabado en el bosque, hablando de temas banales. Se sentaron debajo de un árbol y Leo se apoyó en su regazo. Marcus era bastante alto y delgado, le sacaba media cabeza a Leo y además era un año mayor. “Y que tal en casa? Tus padres saben lo de…?” dejó la frase en blanco, pero Leo lo entendió. “No saben nada de nosotros ni de que me gustan los chicos” Marcus le tocó el pelo y se quedó pensativo. “Cuando se lo vas a contar? O sea, no quiero presionarte ni nada, pero crees que se lo tomarán bien?” Leo se encogió de hombros triste “La verdad es que no lo sé, cuando me vine aquí a Hogwarts a mis padres les pareció un alivio. Nunca hemos tenido una buena relación.” Marcus asintió triste y le beso en la frente. “Pasaremos juntos por esto”.
“Connor, como me empujes al agua te romperé las rotulas y me bañaré en tu sangre” El levantó las manos y soltó una gran carcajada “que poco confías en mi princesa” después de conseguir que Esme soltase a Liv, habían ido directos al lago negro, intentándose camuflar con las sombras, lo cual no les había costado mucho ya que estaban cubiertos de ceniza. Liv se había sacado a Ágape de la sudadera y la colocó en una roca. “Te he dicho que no me llames princesa, imbécil. A demás, en este lago no hay cosas peligrosas como selkies y grindylows?” Connor miró al extenso lago “el calamar nos debería proteger. Que pasa, tienes miedo Liv?” él sonreía de medio lado y ella levantó la barbilla “no tengo miedo Clutterbuck. Tu?” Connor seguía sonriendo pícaramente “pues en ese caso…” cogió a Liv como uno coge a un saco de patatas y se tiró al agua. Sintió como el agua la rodeaba e intentaba entrar por su nariz. Gritó, pero solo salieron burbujas. Cuando sacó la cabeza tosiendo, Connor la miró preocupada “estás bien?” ella asintió y vio como el agua se había empezado a teñir de negro sus alrededores. Le salpicó con agua “Eres imbécil Connor. Haces pie?” El asintió y ella se agarró a él “Que pasa, tu no?” si que hacia pie, pero quería estar con él. “Connor” “si?” “te quiero. Mucho.” Su sonrisa hizo sonreír a Liv. El pelo se le había oscurecido por la ceniza y el agua, le caía líquido negro por la nariz y todavía tenía un poco de polvo negro debajo de los ojos, pero aún así, a Liv le parecía el chico más guapo que había visto. El la dio un beso en la nariz y luego en los labios. Se acercó a su oreja y la susurró “yo también te quiero princesa”. Se volvieron a besar, el fue bajando por su cuello y ella le acariciaba con amor los pelos de la nuca. Liv reía cada vez que Connor la mordía, luego se quedaron abrazados, meciéndose lentamente. Se miraron con una sonrisa, tenían todo el día libre y el lago para ellos solos, no iban a desaprovecharlo. Luke y Lilo se habían recostado juntos en el salón, ya habían terminado de jugar, y ahora solo se abrazaban. “Que crees que estarán haciendo los otros?” Luke se encogió de hombros, haciendo a la cabeza de Lilo rebotar. “Leo estará con su amiguito y Liv y Connor estarán haciendo alguna tontería peligrosa y cantando, aparte de los morreos habituales, claro está” Lilo trazaba infinitos en el cuello de él y Luke jugueteaba con sus puntas turquesas. Después de un largo momento de silencio, Lilo habló “que tal en casa?” La mirada de Luke se apagó “Bien, mis padres están un poco confundidos y desorientados con la novedad del mundo mágico, pero el resto bien” ella subió el dedo hasta sus labios y los trazó. Colocó su palma en su mejilla y él se recostó contra ella. “tú?” ella asintió con la cabeza “muy bien, en general Sigui y yo nos llevamos bien, lo que pasa es que cuando está en Hogwarts, es como si se transformase en otra persona. Será el Draco Malfoy ese” Alguien se acercó jadeando a ellos, era Neville, temblando de miedo. “Lilo, tu hermana…” tomó una gran bocanada de aire y apoyó las manos en las rodillas “tu hermana y Draco me han dicho que si no os decía el mensaje me iban a poner un hechizo.” Luke y Lilo se incorporaron y se miraron entre ellos “Cual es el mensaje Neville?” Preguntó Lilo “Dice Sigui que vengáis a la entrada del bosque, y que traigáis a la otra pareja, Liv y Connor” “Para qué?” Luke sospechaba algo, pero Neville solo se encogió de hombros. “No me lo dijo, pero si dijeron que debíais estar ahí a media noche” Lilo se llevo una mano a la frente, exasperada “Seguro que será una broma o algo” pero Luke la interrumpió “Iremos”.
colaboracion con @carol-friki-06
siguiente capitulo
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Punta del Este
Punta del Este es el balneario más prestigioso y popular de Uruguay. Solo en 1916 apareció el primer sistema de suministro de agua y se construyó el primer hotel, y hoy los amantes de las vacaciones de playa de élite de todo el continente sudamericano vienen aquí.
Esta ciudad es a menudo comparada con Marbella (España) o Miami (EEUU), donde también todo es caro y lujoso. En Punta del Este, los mejores hoteles y restaurantes de la costa y los precios correspondientes son más altos que el promedio nacional.
Hay pocas atracciones históricas y culturales en Punta del Este. Vienen aquí principalmente para disfrutar de la playa y el mar, y muy especialmente del surf: hay excelentes olas durante todo el año en la costa, y para principiantes hay escuelas de surf y tiendas de alquiler de equipos.
Durante los meses de verano, desde diciembre hasta principios de marzo, esta ciudad junto a la playa se convierte en la meca de los turistas de todo el mundo, especialmente de sudamérica. Es un destino llamativo donde las fiestas se celebran sin parar en temporada alta. Pero también es un destino que atrae a una variedad de amantes de la playa a sus costas, desde familias hasta celebridades que viajan en jet particular.
Punta del Este, Uruguay, es uno de los destinos de vacaciones de playa más populares del mundo, pero también es un excelente lugar para vivir a tiempo completo. Si bien Punta del Este es uno de los lugares más caros de Uruguay, también se puede vivir allí a bajo precio. Las casas a solo unas cuadras de la playa se pueden encontrar por menos de $ 300,000. Es posible hacer de este oasis de playa un lugar potencialmente maravilloso para los jubilados. Tradicionalmente, la gente ha sido atraída aquí para experimentar algunas de las mejores playas del mundo ... donde puede explorar kilómetros de arenas doradas que bordean profundos mares azules, ofreciendo desde pequeñas aldeas hasta el centro turístico más popular de Sudamérica.
Tanto los visitantes como los residentes disfrutan de caminar por el paseo marítimo de varias millas de largo, observar el tráfico de barcas y yates, los visitantes de la playa o detenerse para disfrutar de una cena de mariscos frescos o una copa de vino en el paseo marítimo. Por las noches, muchos asistirán a un espectáculo con personajes como Ricky Martin, Bob Dylan o Tom Jones.
Punta del Este tiene muchos lugares donde puede pasar tiempo rodeado de naturaleza. Estos son los parques Camino de la Laguna, Parque el Jagüel , donde es muy agradable ir de picnic o hacer una barbacoa con amigos.
No muy lejos de Punta del Este se encuentra la reserva natural de la isla de Lobos , que alberga una enorme población de focas y cientos de especies de diversas aves. Los empleados de la reserva también vigilan la seguridad de especies vegetales únicas.
El famoso símbolo de Punta del Este La Mano, o Los Dedos, saluda a los turistas en la playa de La Brava. Representa a un hombre emergiendo de la arena, con dedos de más de cinco metros de altura. Está ubicado frente a un lugar peligroso donde las olas más altas. Esta escultura fue creada por Mario Irarrazabal para advertir a los bañistas frente al balneario 4.
Un punto obligatorio de un recorrido por la ciudad es un antiguo faro. Fue construido en 1860, su altura alcanza los 45 metros. Y para subirlo, debes superar 150 escalones.
Un viaje inolvidable a las islas de Gorriti y Lobos . La isla de Gorriti es famosa por sus hermosas playas y es muy popular entre los entusiastas de los deportes acuáticos. La isla está completamente plantada con pinos, que gradualmente reemplazaron a las palmeras y arbustos.
La isla de Lobos (también llamada Isla del Lobo) es un terreno rocoso que cubre un área de 41 hectáreas. Lobos es una gran reserva natural donde vive la mayor población de focas grises. En América del Sur se les llama lobos marinos, de ahí el nombre de la isla.
A 15 kilómetros de Punta del Este se encuentra la Laguna del Sauce, el mayor embalse de agua dulce en Maldonado . La laguna, ubicada entre las montañas, crea una impresión fabulosa. Aquí está el romántico hotel Las Cumbres , considerado uno de los mejores de la costa.
La cocina local es especialmente popular entre los turistas. Es importante de probar la carne cocinada al fuego, deliciosos mariscos y postres inusuales.La bebida favorita de los uruguayos, por supuesto, el mate. En los centros turísticos de Punta del Este, bajo cada sombrilla lo beben. En el país hay todo un culto asociado con el uso de esta bebida. Dicen que el mate limpia bien el cuerpo y atenúa la sensación de hambre. Tiene un sabor bastante amargo, por lo que muchas personas beben mate con azúcar o hierbas aromáticas. Y a pesar del hecho de que el mate ahora se vende en todo el mundo, se le enseñará a beber esta bebida correctamente solo en Uruguay.
Punta del Este ofrece relajación para todos los gustos, aunque el principal atractivo son las playas. Especialmente populares entre los turistas son las playas de Montoya, El Tesoro, Bikini Beach . A cuarenta kilómetros de Punta del Este se encuentra la famosa playa de José Ignacio . Es famoso por su arena blanca, agua clara y condiciones ideales para practicar windsurf, vela.
Los pescadores se sorprenderán de la abundancia de peces que viven en las aguas locales. Y los lugareños están felices de revelar los secretos de la pesca exitosa.
Cerca de la costa de Punta del Este se encuentra la isla de Gorriti , donde los fanáticos de los deportes acuáticos adoran relajarse. Si tienes suerte, serás testigo de un espectáculo sin precedentes: el baile de las ballenas de 17 metros.
En Punta del Este encontrará muchos restaurantes, cafeterías, cines, casinos, clubes nocturnos. La mayoría de ellos se concentran en el área de Barra de Maldonado . Alguna vez un pequeño pueblo de pescadores, hoy Barra de Maldonado se ha convertido en uno de los lugares favoritos para los jóvenes. La vida aquí comienza después de la medianoche: numerosas discotecas y clubes nocturnos abren sus puertas. El área de Barra de Maldonado también es famosa por las ferias de artesanos locales.
A pocas cuadras de la playa se encuentra el enorme centro comercial Punta. Fue diseñado por el reconocido arquitecto Carlos Ott, la inauguración tuvo lugar en 1997. El centro comercial de tres pisos con un área de aproximadamente 40,000 metros cuadrados incluye más de 100 tiendas, supermercados, varios cines, puntos de cambio de divisas y salones de belleza.
Varias docenas de tiendas se centran en Gorlero Avenue y Calle 20 . Aquí puede comprar productos de marcas tan conocidas como Valentino, Louis Vuitton, Ralph Lauren, Nike, Hermes y otros. También se pueden comprar antigüedades y artículos antiguos en un pequeño mercado, conocido como el "mercado hippie".
Punta del Este es el resort más prestigioso de América del Sur . Cada año, las inversiones de todo el mundo vienen aquí. Se dirigen principalmente al desarrollo de infraestructura turística. Los inversores extranjeros se sienten atraídos por la estabilidad económica y la ausencia de corrupción. El estado ofrece incentivos fiscales para los extranjeros. Además, puede registrar un negocio sin demoras burocráticas y en poco tiempo.
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Los Acapulco kids. Segunda parte
Agenda Amarilla del Novedades, El diario de la familia guerrerense. Viernes 21 de noviembre. Dos anuncios:
¡Chavita de secundaria! Tiernita, Bebita hermosa y sexy. ¿Qué esperas?
Chiquilla bonita. Soy estudiante de secundaria. Delgadita. Bustona. Llámame.
Llamé de un teléfono público. En el primer anuncio contestó un tipo que sabía su negocio. No recuerdo el nombre de la niña que ofrecía, pero la describió con tal labia que no dejaba resquicio alguno para creer que no existía cintura más delgada ni trasero más redondo y levantado que el de ella.
—Me hablas de una mujer de calendario, compa.
¿Estás seguro de que va en la secundaria?
—Te lo juro por Dios, carnal. La chamaca está garantizada, por eso te la estoy dejando en mil 500 pesos. Ira: ella va a tu hotel y después de dos horas me la regresas.
—Deja hospedarme y te llamo otra vez.
—Pásame tu celular.
Le di un número viejo que dejé de usar.
En el segundo anuncio clasificación xxx respondió una mujer con voz de niña. Suponiendo que sí era una estudiante de secundaria, dijo llamarse Lulú, se jactó de tener experiencia y reiteró que estaba dispuesta casi a todo. Cobraba 2 mil pesos y 500 más por tener sexo anal. Nada de fotos, nada de video.
—Estoy hospedado en el Mayan Palace –mentí–. ¿Y si no te dejan entrar?
—Ya he ido ahí. No te preocupes, me gusta su alberca, está bien grandota.
—Pues deja pensarlo y te busco.
—Anímate ya, más tarde voy a estar ocupada.
—¿Y no te da miedo que sea un asesino o algo así?
No me conoces.
—Tú tampoco.
—¿Y si te dijera que soy reportero y ando contando historias de niñas como tú?
Colgó.
***
Tú ponle ahí que me llamo Manuel. Tengo 16 años, pero me prostituyo desde hace 10, cuando me salí de la casa porque mi mamá nomás quería a mi padrastro, un viejo cabrón que sabe que si se mete conmigo mi banda de Ecatepec le pone en su madre. He andado por el DF, Hidalgo, Puebla, Veracruz, Cuernavaca y Chilpancingo. Aquí, a Acapulco, ya tiene que llegué como desde 2004. Y está chido.
[Estamos en el albergue del DIFmunicipal llamado Plutarca Maganda de Gómez, una religiosa a la que nadie recuerda. Aquí llegan los niños prostitutos que la directora del lugar, Rosa Muller, busca en las calles de Acapulco para darles comida, ropa, dejarlos que se duchen y, si quieren, vivir hasta que cumplan los 18. Ningún chico es obligado a quedarse.
Manuel es uno de esos niños que entra y sale del albergue dependiendo de las ganas que tenga de drogarse. Para comprar piedra y mariguana, con lo que le fascina dinamitarse el cerebro, sabe que debe cumplir con el círculo vicioso de escapar, prostituirse, comprar su cóctel letal y ropa nueva que le ayuda a alardear entre la banda de que él ha triunfado; luego vuelve al albergue.
Cuando está afuera, gana unos 6 mil pesos a la semana. A él se le hace una fortuna.]
En esto siempre hay clientes. La mayoría son viejos, pero hay de todo: gabachos, de Canadá, franceses y mucho mexicano. No es cierto que nomás los turistas de otros países nos busquen. Hay batos más dañados. Checa: está el payaso del Zócalo, el Chapatín; ese nomás quiere que uno le dé y nos regala drogas. Está el del Tsuru gris; es de Cuernavaca, le cae una vez al mes y levanta a dos o tres; paga bien. Está otro cabrón de la taquería Los Tarascos. Está un güey del hotel Real Hacienda que nos deja dormir y él tiene mucha piedra y PVC. Otro güey es uno que anda en una moto rojo; también es padrote. La que también le entra duro es una doña que luego vende burbujas de jabón en el centro; a ella le gustan las niñas y es madrota de mayates. Y está Fátima, una gringa ya señora que vive por el Fiesta Inn.
[Manuel no tendría por qué mentir, así que es mejor seguir escuchándolo.]
El precio que manejamos casi todos es de 200 pesos, más 100 por quedarnos a dormir. Los gabachos y las gabachas dan más: 400. Y lo chido también de ellos es que te llevan al parque Papagayo, a Recórcholis o se hospedan en hoteles bien chingones. Yo he ido al Avalón, al Hyatt, al Presidente, al Emporio y al Princess. Son muy bonitos. Pero no creas que me apantallan los gabachos. Sé inglés. Bueno, me defiendo. Sé decir cómo me llamo, mi teléfono, de dónde soy y todas las groserías. Así conquisté a una gringa. Tenía como 50 años. Es la gabacha más vieja con la que he estado. ¿La más chica? Una de 30, cuando yo tenía como ocho años.
[Manuel trae el cabello teñido de las puntas. Es un chico pura fibra con una mirada zigzagueante. Presume sus jeans Fubu o algo así, como si fuesen unos Versace. Lleva dos días sin drogarse.]
Eso es lo que no puedo dejar: las drogas. Los chochos no me gustan porque me amensan. Los hongos me ponen tonto y la coca me quita el sueño. Por eso prefiero la mariguana y la piedra. Unos se paniquean con la piedra, creen que los andan siguiendo, se les entume el cuerpo; a mí no. Ni siquiera me ha dejado loco. Ah, porque la piedra es cabrona. Muchos de la banda se han quedado idos, bien babosos. Con esos ya ni puedes platicar. Ni les entiendes lo que dicen. Pero te decía, con la mota y la piedra la hago. A veces también al PVC, pero poco porque se me mete el diablo. A ese le hago porque la lata cuesta 50 pesos y a mí, el de la ferretería, me lo da a 35. Es que hay noches que me quedo con él y me lo da más barato.
[Mientras habla, Manuel bosteza y parpadea como si lo hubieran sacado a patadas del sueño. Se despertó hace cosa de media hora. Por ahí de la una de la tarde.]
¿Qué más te puedo decir? Pues que aquí me ha tocado ver muchas muertes. A un jotito con el que me juntaba lo treparon a un carro y lo apuñalaron. No sé si eran sus clientes, pero yo vi caer al bato. Otro se murió de cáncer y una morrita de sobredosis. Ángel, el gordo, murió de sida. Yo hasta eso soy negativo. Aquí en el albergue nos hacen la prueba a cada rato. No le tengo miedo al sida. Soy un cabrón con suerte.
***
Allan García, uno de los editores de La Jornada Guerrero, tiene una memoria implacable para los datos duros y escalofriantes:
Hay paquetes exclusivos para pederastas que incluyen hotel y niño. Costos: de 200 a 2 mil dólares, según el grado de pubertad. El chico sólo recibe 20 dólares.
Desde los cinco años se prostituyen. A los 18 ya no sirven.
Los que controlan la prostitución infantil en Acapulco son, sobre todo, tailandeses.
Después del turismo y la venta de droga, la prostitución infantil es la actividad que deja más ingresos en Acapulco.
Allan recuerda bien esas cifras porque hace menos de un mes, durante la semana que el DIF Acapulco organizó para hablar del tema, los funcionarios locales de la PGRabrieron sus bases de datos.
En esas reuniones también se contó la historia del autobús con un azteca grabado en el parabrisas. Circula por todos lados, menos en su ruta. No levanta pasaje. Suben niñas que se van con hombres decrépitos cada vez que el camión se detiene. De hecho, a la hora de lavar el bus, en el río El Camarón, las chicas se pelean por hacer la limpieza porque el chofer no paga con dinero. Paga con droga y clientela que gasta a puño suelto.
***
Eric Miralrío, un acapulqueño que sirvió de guía al reportero, sugirió que buscáramos a Nayeli en el Malecón. La conocía porque apenas este año le había tomado algunas fotografías durante la realización de un documental. Por lo que le escuché decir, la chavita no pasaba de los 16 años, a los 13 fue mamá y su padrote le pegaba para imponer respeto. Parecía un gran personaje.
La segunda noche en que la buscamos, otro niño de la calle llamado Chucho nos dijo con su lengua drogada que a Nayeli la habían asesinado de 25 puñaladas. Ya no dijo más porque el PVC lo traía hecho un zombi.
Un día después, Rosa Muller, la directora del albergue del DIF municipal, contaría la historia de una Nayeli que resultó ser la misma que Eric conocía.
Y esto es lo que viene en la libreta de apuntes: Nayeli era una costeña que desde que nació fue linda. Antes de cumplir los siete años ya era parte del catálogo que un padrote mostraba a los clientes. A los 13, el proxeneta la hizo madre y le quitó el bebé porque le dijo que una adicta como ella lo terminaría matando. Nayeli se la pasó en las calles hasta que un chico de la banda se enamoró de ella y juntos lograron rentar un cuartucho allá por las fábricas. A principios de mayo pasado, salió drogada de su casa y se la tragó la tierra. Los reporteros de la nota roja la encontraron tirada en las calles, con 25 puñaladas. También la degollaron. Muller se enteró del asesinato por las páginas de El Sol de Acapulco, el diario que contabiliza a los muertos.
Lo que las autoridades llegaron a saber es que, por unos cuantos pesos, Nayeli delató un quemadero (lugar donde se consume droga). Y los traficantes no perdonan esas cosas. Cuando el DIF quiso recoger el cadáver en el forense para entregárselo a la familia, ya había desaparecido. Nadie quiso saber más del asunto. Muy pocos le lloraron.
***
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1.
Encontrar un nombre, unas ropas, un poema que hable, indirectamente, de lo que se siente.
Esto no va acá. Y esto tampoco.
Reflejos rotos, como los espejos que deseo quebrar. Mi cuerpo se autocensura, como una foto en una red social.
No sé mi nombre.
No sé mi cuerpo.
"El silencio es un cuerpo que cae" se llama una película.
¿quien soy?
2.
Me comentaron de una identidad. Del no-binarismo. De ser trans. De no ser nada y a la vez todo. De romper y construir. De habitarnos. De ser la otredad de la que habla la antropoligia, y las putas. De poder pensarnos en transformación y auto-mutilacion (así lo considera mirtha de 76 y toda la gente heterofacista biologicista binaria de lo cis y la vida).
Mastectomía, faloplastía, vaginoplastía, hormonas.
3.
Vivir veintitantos años así. Muertos de nombre. Muertos de placer.
7 días. 7 días para renacer. 7 días de mi parto y resurrección como Jesús Trans disidente colgado del caño del flete que dirige la marcha del orgullo.
Pero despedida. No todo es fiesta. Elegir es dejar algo. La punta de mi pezón que marca y encamina el hilo del orgasmo que estalla si te acercas y te miro. Me roza la cima la remera sin corpiño y renace el río que termina en catarata.
4.
Me acompañas y nos despedimos de quien fui cuando nos conocimos. Me acompañas y naturalizamos que entrar en un quirofano es como ir al mercado día a comprar el aceite de $90 pesos. Nos miramos y en el discimulo de estar a 4 días, sabemos que nos cagamos del miedo.
Pero me acompañas, me besas y me abrazas la cantidad de horas que tenga nuestro día, porque dejar un cuerpo es dejar una historia y empezar otra. O al menos eso es lo que se siente cuando me llamo Jaime Amancay y elijo dejar una parte sexual de mí para encontrarme en mi cuerpo libre, que en la cárcel solo ha sabido gemir pero no trotar.
5.
Aquí dejo, entre muchas cosas, la opresión, el lesbianismo, lo cis, la vergüenza, el corpiño y la falsa idea de que tiene que conformarnos si o sí el cuerpo natural que portamos.
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『Ashlyn Ashley - Ayleen Aymerick』- 『Creppypasta』
Ashlyn Ashley es una chica normal de 18 años,nacida en Argentina,es de piel blanca y su cabello es de color violeta,pero en las puntas es un violeta claro, aun que ese no era su color natural, a mitades de los 15 años tenia el cabello de color negro, pero luego de la fiesta prefirió teñirse a violeta,sus ojos eran de un tono marrones oscuros, y su vestimenta diaria se conformaba de una falda tipo escolar color negra y una remera de mangas cortas color blanca, también llevaba consigo un abrigo color azul oscuro,con un toque de violeta, en la parte inferior llevaba unas medias que llegaban hasta la rodillas color blanca, y una botas color marrón claro.
Su familia estaba conformada por su padre Jhon Ashley, su madre Amalia Ashley, y su hermano menor Hailee Ashley.
Era una familia normal y corriente,de clase media y algo afortunados, excepto su hija ya que sufría de paranoia creyendo que todos le iban a ser daño esto es por causa de una supuesta "Amiga Imaginaria" Que aun seguía viendo aun que tenga 18 años, su amiga se llamaba Ayleen Aymerick, fue creada por la mente de Ashlyn cuando tenia 12 años por causa de la soledad y el bullying que sufrió cuando era niña,aun que fue una imagen creada por ella en algún momento, un demonio se aprovecho de la situación así figurando ser aquella chica y poder estar mas cerca de su objetivo para traerle desgracias.
Por causa de esto,su familia o otras personas creen que esta loca por escucharla hablar sola,aun que en realidad esta hablando con su amiga,muchas veces sus padres la enviaron a psicólogos diferentes para ver si algo ocurría, cada tanto visitaban al medico para ver si era un problema cerebral, pero los médicos luego de hacer la revisión solamente podían decir que no había ningún daño que todo estaba bien, los psicólogos decían que solamente era una etapa que debía estar padeciendo,que con el tiempo se iba a ir sola,que no se debían preocupar.
Pero aquella etapa nunca ceso, aun siguió, y la familia se fue acostumbrando a ello,así ignorando la situación en la que se encontraba su hija, cada tanto su hermano menor le preguntaba como era su amiga, también él quería verla tenia bastante curiosidad por eso, Ashlyn le comentaba cada detalle como era su amiga, pero le dijo a su hermano una vez que Ayleen se deja ver aveces cuando se anima ya que es algo tímida para salir y presentarse.
Lo cual Hailee quedo algo sorprendido al escuchar eso, la relación de los dos era buena, cada tanto cuando Ashlyn se sentía bien jugaba videojuego con él o hablaban de cosas interesantes, aun que aveces sentía envidia de él ya que todos sus compañeros lo amaban y no lo traban mal, en teoría era popular y carismático,lo que ella no tenia,él lo tenia, pero aguantaba eso,ya que su hermano cada tanto la ayudaba, y si Ashlyn se animaba a contarle sus problemas él le escuchaba sin problema.
Por culpa del trabajo de su padre tuvieron que trasladarse a Inglaterra,lo cual su madre,su hermano y ella estaban en desacuerdo,pero no tuvieron mas opción que ir para seguir viviendo.
A ella no le gustaban los cambios, le gustaba adonde vivía,lo único que no le gustaba y odiaba era ir a la escuela ya que ahí era el infierno para ella,los cambios se le hacían difícil de aceptar,pero no le quedaba de otra.
Al llegar al nuevo vecindario en donde iban a vivir a partir de ahora,sus vecinos los fueron a visitar para darles las bienvenidas,lo cual fueron bien agradecidas por la familia Ashley.
Aun que ella no era muy de presentaciones y decir gracias,por lo tanto los ignoro así yendo a su habitación a desempacar sus cosas,mucho no le importaba ya lo que piensen los demás.
Ashlyn tuvo que ingresar a una nueva secundaria ya que le faltaba un año para poder terminarla,con ella también iba su hermano menor, todo iba bien,pudo conocer a nuevas personas, se pudo unir a los grupos para poder conversar entre ellas, nadie la criticaba,parecía el mismísimo cielo, una paz que nunca antes había tenido, cada tanto salia con sus compañeras a comer o comprar algo, al principio le fue bastante difícil ya que no se sabia comunicar bien con los demás ya que desde chiquita siempre estuvo sola,y nunca tuvo otra amiga que no sea Ayleen, aun que gracias a sus compañeras la pudieron sacar adelante e integrarla, ademas de eso empezó a ser carismática,y reconocida por sus profesores ya que sacaba muy buenas notas.
Deseaba que todo siguiendo así, su nueva vida le encantaba,aun que desde la sombras había un grupito de tres chicas que se hacían las lindas del salón,y la envidiaban ya que como era nueva empezó a llamar la atención y ya a ellas no le prestaban atención, Uno que otras leves empujones le daban ellas cuando se cruzaban pero solamente eso, aun que las amigas de Ashlyn solamente le dijeron que las ignore,por lo tanto hizo eso.
Cada día se notaba mas el cambio en Ashlyn, no dependía mucho de Ayleen ahora que tenia nuevas amigas, aveces se olvidaba de que existía su "Mejor amiga", su cambio mas notorio era como iba vestida toda arreglada,antes eso a ella no le importaba,pero ahora si,gracias a eso empezaba a llamar la atención de los chicos aveces sus amigas se le burlaban por eso, pero a ella también le causaba gracia.
Un día de esos normales, el chico mas popular y lindo de la clase, que anteriormente era novio de la líder de aquel grupito que la envidiaban llamada Carla,se separo de ella, ya que se había fijado en Ashlyn, aun que él se le declaro, ella lo termino rechazando, ya que sabia que lo único que le importaba era lo físico y no lo de adentro.
Obviamente el rechazo fue adelante de todos sus compañeros y compañeras,así humillándolo, aun que Carla la había escuchado, aun así seguía irritada por que su ex novio había terminado con ella por una estúpida como Ashlyn, lo cual en su mente solo se decía a si misma que debía arruinarle la vida a ella, debía encontrar una forma cueste lo que cueste.
Asi pasaba el tiempo, Ashlyn seguía con lo suyo, y Carla con su grupo buscando una manera de arruinarle la vida.Los días y meses iban pasando normalmente, hasta al fin llegar al fin de año,en el cual todos se despidieron,algunos hasta prometían volverse a ver en las vacaciones,otros como no le fueron bien en el año tuvieron que ir a clases de verano.
Gracias a su gran esfuerzo pudo pasar de año así llegando al fin al ultimo, pero por ahora debía relajarse y disfrutar sus vacaciones, no lo podía creer, estaba tan feliz de tener esta vida, se adapto completamente, sus padres estaban bastante felices por ella, ademas de eso su felicidad fue por que ya su hija no hablaba mas sola, es mas ni ella misma ahora podía verla, pero si aun mantenía aquel espejo dorado que siempre llevaba Ayleen consigo en su cuarto.
En toda la vacación se pregunto adonde estaba su querida amiga Ayleen aun que la llamo y la busco no la encontró, lo único que podía hacer era mirar aquel espejo y reflejarse,aun que de mucho no le servia.
Así sucesivas paso el tiempo, las fiestas las paso con su familia, y en año nuevo visito algunas de sus amigas, hasta al fin llegar al inicio de clases, su hermano y ella estaban realmente preparados, mas ella, estaba feliz de volver a encontrarse con todos, aun que una sorpresa le esperaría al llegar a aquel lugar.
En los casilleros, en el suelo, en las paredes, en las manos de los estudiantes, se encontraba un pequeño cartel tamaño hoja y todas eran las misma, en el había una foto de Ashlyn cuando aun seguía viviendo en Argentina, y era desaliñada, ademas abajo se encontraba un breve resumen de su vida y otras cosas personales que Ashlyn no quería recordar y lo mantenía en secreto, también decía que era hija adoptada de los Ashley y que el hijo biológico era Hailee, lo peor de eso es que decía que quería quitarle el puesto a su hermano así es la favorita, aun que eso no era verdadero ya que ella nunca pensó de esa forma.
Al llegar noto aquel ambiente tenso,los rumores empezaron a expandirse,ademas la gente que llegaba también tomaba aquellos papeles que se encontraban en el suelo o simplemente los podían leer ya que estaban también pegado en las paredes y en las puertas, su hermano menor tomo uno y se lo alcanzo así leyéndolo los dos, a ambos le sorprendió bastante lo que decía, ademas ella le sorprendió aun mas que haya información que nunca a antes se lo había dicho, la única que sabia eso era su amiga Ayleen, le parecía algo bastante extraño, su hermano y ella trataron de explicarle a los demás, aun que su hermano mucho no podía hacer porque había cosas que ni él sabia, pero él quería creer en su hermana que eso no era cierto.
Aun que intentaran, no hubo caso las personas los ignoraban por completo así yéndose, Ashlyn otra vez se encontraba en el abismo,los amigos que tenia antes empezaron a dudar de ella y mirarle mal, esto siempre ocurría cuando decían que era "adoptada", no entendía el porque, no es la única que le ocurrió eso, pero parece que algunos lo tienen mal visto.
Carla se reía desde la sombra después de recibir información de una extraña persona pudo lograr su objetivo arruinarle la vida a Ashlyn, estaba tan feliz, le divertía mucho esta situación, y la iba a aprovechar a tope.
Pasaban los días, no podía soportar las miradas de los demás, se sentía traicionada, las que antes eran sus amigas ya ni le dirigían la palabra y la dejaban sola.
Aveces algunas que otras le golpeaban o le cortaban con una navaja aun que en esas ocasiones su hermano había llegado a presenciar aquella escena,por lo tanto las detuvo,aquellas chicas obviamente le obedecieron y se fueron ya que con él no tenían problema, solamente con el "Error" tenían el problema, es así como la reconocían en la escuela.
Su hermano menor siempre que la veía en una situación así se preocupaba un montón por ella, ya era como la octava vez que la llevaba a la enfermería para curarle las heridas,aun que cada ves que levantaba la mirada se encontraba con la vista de su hermana sin ningún brillo en absoluto.
Aun que ella nunca mostraba ninguna emoción,ni siquiera lloraba adelante de los demás o de su hermano,en su interior sufría,ademas de sentir una rabia inmensa hacia los demás, el odio que por un momento se había ido se había echo presente otra vez, ahora recordaba bien por que odiaba a todo el mundo y porque no se juntaba con ellos,y esa razón era por que "todos" eran hipócritas solo mostraban su cara de buenas personas pero cuando sabían un defecto se la agarraban contigo.
Esas ganas de desaparecer y no volverlos a ver le era buena idea, aun que también deseaba que ellos también desaparezcan pero con una dolorosa muerte para así reírse en sus propias tumbas. Cuando terminaban las clases era la primera entre todo el instituto en salir,así yendo a su casa a pasos lento, con su hermano, o aveces sin su hermano ya que él estaba en el equipo de fútbol, y cada tanto tenia entrenamiento.
Ella iba a pasos lentos ya que no tenia ganas de ir a su casa, en realidad no tenia ganas de ir a ningún lado,sentía como si no pertenecía a ningún lado, aun así continuo su camino a casa, al llegar noto una silueta particular en la entrada de su casa, al fijarse bien era Ayleen con su típica vestimenta, un vestido gótico e tétrico tipo a los que tienen las muñecas de porcelana y su piel color blanca como la nieve, la cual llamaba bastante la atención y su cabello naranja ademas de sus vendas no se quedaban atrás.
Le alegro mucho verla de vuelta,así que fue rápidamente hacia ella, y se le tiro encima a abrazarla, le alegraba que este bien y que haya regresado con ella, sin ella ahora mismo se sentiría sola,Ayleen le correspondió el abrazo y le comento que tuvo que hacer algo por eso no estuvo con ella en todo este tiempo.
La realidad era que Ayleen tuvo un ataque de celos por dejar de ser la favorita de Ashlyn,siempre se fijaba como salia con sus amigas y a ella la dejaba atrás,por lo tanto el año pasado planeo un plan para que sus supuestos amigos ya no estén estorbado y que ella pudiera volver a hacer la de antes,Ayleen era la única que la entendía perfectamente, creció con ella,y sabe como es el mundo exterior solo quería "Protegerla" de las "desgracias" o quizás quería traerle desgracias para alimentarse de su energía,lo único que sabia es que no quería verla con nadie mas que ella.
Las dos ingresaron a la casa, su madre había ido a ser las compras, su padre estaba en el trabajo, y su hermano en el entrenamiento del equipo de fútbol, ahora mismo se encontraba sola en su casa, subió por las escaleras al segundo piso así yendo a su habitación con Ayleen, al abrir la puerta, dejo su bolso en el suelo, y se tiro a la cama,estaba realmente agotada, y las heridas del brazo causada por aquella navaja le empezaban a doler un poco.
―Acaso... ―Ayleen hizo una pausa y luego retomo.―¿Esas heridas te lo hicieron ellos?.―Se refería a los compañeros de ella.
Ashlyn asintió con la cabeza a la pregunta que le dijo la chica.
―Si,Al pareces alguien esparció el rumor de que soy "Adoptada" el primer día de clases, y ahora todos están en contra mio, como si fuese un "Estorbo", un "Error",¿Entiendes?.
―Si entiendo...―Comento Ayleen de mientras se sentaba a un costado de la cama.
―¡Piensan que mi hermano es mejor por ser biológico!,y él no hace nada, solo me ayuda cuando ve que estoy en ese tipo de problemas... ¡Es un idiota!,¡Es igual que todos!,¡Todo el mundo esta podrido!. ―Aun quejándose de sus problemas,se daba vuelta abrazando a su almohada.
―Pero sabes...―Otra vez hizo una pausa para removerse el cabello de la cara y mirarla fijamente.― Esas personas también tienen un corazón encantador aun que muestren un apestoso ser,igual que tú, tú también tienes un corazón hermoso como una joya me encantaría tenerlo,¿Porque no me lo das?.―Ayleen comento, para luego hacer una leve sonrisa con el ceño fruncido.
―¿Que dices?, ¿Acaso te volviste loca?, ¿Como alguien como ellos pueden tener corazones lindos?, Tsk... De seguro son horribles!.―Dirigió su mirada a la muchacha sentía como en el aire había algo extraño, ademas se sentía bastante diferente, frió, ella se estaba comportando de una manera fría al responder, le dio un leve escalofrío.
―Nada, no es nada, ya lo entenderás a su tiempo, si necesitas ayuda para liberarte de esas pestes solo lleva este espejo.―Tomo su espejo dorado que se encontraba en la mesa de luz así mostrándoselo.―Llama 5 veces mi nombre y apareceré inmediatamente a ayudarte, solo te advirtió una cosa, cuando lo hagas tu corazón hará un pacto con el espejo y sera mio,luego de eso tomare posesión de tu cuerpo y tu ya no tendrás control de tu propio cuerpo, solo tienes una oportunidad, si te arrepientes y cancelas el llamado podrías morir, tu decides.
Ashlyn no entendía muy bien lo que decía, hasta se empezó a asustar,nunca había visto así a su amiga, tampoco pensó que aquel espejo era tan peligroso, ahora le tenia algo de miedo y desconfianza,¿Como era que su amiga había cambiado tanto todo este tiempo?.
En el momento de responder sintió algunos golpes leves en su puerta,lo cual despejo aquel ambiente intenso, Ashlyn se sentó en la cama y miro la puerta, al voltearse a ver a la chica se dio cuenta que había desaparecido, se levanto,así poniéndose de pie y dirigirse a la entrada de su habitación, al abrir la puerta vio a su madre, algo agitada y sudando, se notaba que había vuelto a casa corriendo,es mas aun seguía con las bolsas en las manos.
―¿Mamá?,¿Que pasa? ―Dijo algo preocupada por verla así.
―T-Tu padre!, ¡Esta muerto!.―Le brotaron lagrimas,se notaba su miedo, había visto como murió unas horas antes, y fue por culpa de un choque, ella no sabia que hacer, le comento a la policía lo que había visto, le comento el lugar para que lleven el cuerpo para el funeral.―Prepárate hoy haremos su funeral,avise a tu hermano que luego del entrenamiento vaya hacia el sitio,así que apúrate, debo llamar a todos nuestros familiares para que sepan...―Luego de a ver dicho eso,se aparto de la puerta y se fue lentamente ando derrotada por el suceso hacia abajo.
Ashlyn quedo perpleja por saber aquella noticia ni quiera pudo reaccionar,su mente había quedado en blanco, sintió un toque en el hombro fue ahí cuando reacciono,miro a ambos lados y no vio a nadie, ingreso de vuelta a la habitación y fue a preparar su ropa, de mientras elegía cada prendía en sus mejillas se notaban como caían aquellas lagrimas silenciosas, no podía creer que hasta hoy seguía vivo, estaba tan desorientada.
Luego de un tiempo ya estaba lista, su madre ya había echo los llamados para avisarle a toda su familia, algunos iban a asistir al velatorio, todos se sentían confundido, antes de salir de su habitación tomo aquel espejo dorado y lo guardo en uno de los bolsillos de su abrigo, luego salio de la habitación así bajando las escaleras y encontrándose en la puerta principal con su madre ya lista, cada vez el sol iba bajando lentamente, al salir de la casa noto como el atardeces se descoloro,su madre se subió primera al auto, y ella subió atrás,al cerrar la puerta, su madre empezó a conducir, así yendo al lugar en donde el cuerpo de su marido iba a ser velado.
Luego de algunos minutos llegaron, afuera del lugar se encontraba la mayoría de su familiares,hasta su hermano estaba en aquel lugar,al parecer apenas se entero y se fue volando hasta ahí,así perdiendo la otra mitad del entrenamiento.
Las dos bajaron del auto inmediatamente y saludaron a todos, así ingresando con todos los familiares al establecimiento, una encargada lo guió a una sala grande en donde se encontraba el ataúd abierto, así pudiéndose visualizar el cuerpo con una manta su los brazos cruzados de aquel hombre.
En aquella reunión cada uno se fue acercando al cuerpo y dando sus últimos mensajes para que pueda descansar en paz, así luego despidiéndose de los demás y volver a sus casad,luego de un tiempo, la ultima que faltaba era su hija Ashlyn despedirlo, se acerco al cuerpo, solo con verlo se le nublaba la vista, casi se cae, pero por suerte tomo aquella pequeña sabana la cual la pudo ayudar a mantenerse en pie,aun que por culpa de eso destapo al cuerpo que aun mantenía la ropa con la cual murió, al pararse bien, quiso tratar de volverlo a tapar pero se dio cuenta que en el pecho en la dirección al corazón había un gran agujero en donde el corazón no se encontraba, le sorprendió bastante, ademas se estremeció por la impresión.
―¿Acaso no fue un accidente?,¿C-Como es posible?...
Estaba tan inmersa en esa situación pensando que pudo pasar que apenas su madre la llamo para que regresen a casa, le asusto bastante así dando un pequeño salto, pero gracias a eso pudo volver a ser ella misma.
Cubrió el cuerpo con aquella manta y se fue rápidamente de aquella sala al lugar en donde se encontraba su hermano y su madre,así regresando a su casa, sin decir ninguna palabra en el trayecto.
Pasaron tres meses luego de eso, el bullying en la escuela empeoro,los cortes iban cada vez mas intenso igual que los rasguños y los golpes, cada vez se hacían mas notorios y costaba mucho que su piel vuelva a estar normal, cuando llegaba a su casa ella también se empezó a cortar el brazo por la depresión que le agarro luego de la muerte de su padre,fue un golpe bastante duro,ademas de eso, sus notas bajaron bastante, así llamándole la atención los profesores.
Su madre luego de aquel día empezó a beber alcohol y a fumar, trabajaba de noche,pero le pagaban muy poco apenas rozaban para pagar los impuestos,lo otro solo lo gastaba en alcohol y cajas de cigarrillo, ni siquiera compraba alimentos, estaba en lo mas hondo de la depresión,se había vuelto "loca",cada tanto golpeaba a su hermano por diversión o si no a ella por si traía una mala nota o desobedecía a una de sus ordenes, aveces desaparecía de su casa y volvía a los cinco días o quizás una semana,ya no le preocupaba sus dos hijos, para ella ellos dos eran un estorbo, que nunca debieron nacer.
Su hermano menor seguía siendo "normal",si se podía decir así, al ser influenciado por su madre y sus amigos empezó a fumar, cubría sus heridas llevando vendajes y una remera manga largas aun que haga calor, cada tanto cruzaba palabra con su hermana mayor, como un "Hola", o "¿Que hay de comer?", pero solamente para decir eso, ya no le gustaba escuchar los problemas de su hermana, ya ni le importaba si la herían en la escuela, eso ya no era su asunto.
Así continuaron las cosas, ella consiguió un trabajo a medio tiempo para mantener a su familia ya que ni su madre y hermano trabajaban de una manera limpia,aun que tampoco le iba tan bien en su trabajo,tenia compañeros que la molestaban y ni siquiera pagaban bien,pero algo era algo, aunque irritante.
Un octubre,martes 5, en su escuela sufrió el peor ataque de todos, un grupo conformado por cinco chicas una de ellas era Carla, la llevaron a la rastra al baño de chicas,aun que ella luchaba y forzaba para que la dejen, le era imposible, las otras eran bastante fuertes.
Al llegar al baño las dos chicas que la retenían la empujaron hacia la pared, la otra cerro la puerta con llave del baño para que nadie ingrese a molestar ni los profesores, Carla solamente disfrutaba de ver lo que sucedía, le empezaron a golpear y dar patadas entre todas bien fuerte, Ashlyn se cubría con las manos algunos golpes pero al fin y al cabo volvía a recibir uno nuevo, trato de escaparse pero la tiraron al suelo.
Una se subió encima de ella así aplastando la y las demás mostraron sus navajas,Carla en vez tenia una tijera con ella,empezó el juego de las cuatro chicas, la tercera que no tenia ningún arma piso la mano de Ashlyn que se estaba sacudiendo para tratar de liberarse la piso tan fuerte y sin compasión que le quebró los huesos de la mano, las otras dos con navaja la rayaban en cada parte,piernas,brazo, cuello, cadera, así rompiendo también sus ropas, Carla tenia unas ganas intensas de matarla y eliminar al "error" de su vida, con las tijeras le corto el cabello así dejándolo hasta los hombros, con las demás se reía y comentaban,ademas la insultaban, Carla le dio una patada en la cara bien fuerte, así haciendo que la nariz de Ashlyn se quebrara y empezara a salir un chorro de sangre intenso, luego ordeno a una de sus ayudante que abra una instancia para llevarla hacia un inodoro y meter la cabeza de ella para que se ahogue,Carla le presionaba la cabeza así haciendo que la cara no pueda salir del agua, Ashlyn trataba de salir,se movía, aun que estaba débil, tenia muy pocas fuerzas,una de las chicas para divertirse aun mas la apuñalo en el estomago, lo que hizo que se levantara fuertemente y así sacar levente su rostro del inodoro en aquel momento recordó algo, un dicho que le había dicho su amiga Ayleen hace tiempo.
"si necesitas ayuda para liberarte de esas pestes solo lleva este espejo."
"Llama 5 veces mi nombre y apareceré inmediatamente a ayudarte"
"advirtió una cosa, cuando lo hagas tu corazón hará un pacto con el espejo
y sera mio"
Sabia las consecuencias pero era mejor que morir en manos de estas chicas, grito como pudo su nombre.
―Ayleen!―Lo dijo cinco veces, aun que le costaba por que Carla trataba de meterle otra vez la cabeza a aquel lugar.
Luego de decir la cinco veces su nombre, el espejo salio solo de su bolsillo con un brillo intenso a su alrededor lo cual hizo que Carla y sus amigas retrocedieran y la dejaran en paz, ella se dio la vuelta como pudo, el espejo se dio la vuelta así reflejando a Ashlyn, luego de eso salio una voz proveniente de adentro así luego apareciendo el reflejo de Ayleen.
―Haz echo bien los pasos, ahora déjamelo a mi! ―Dijo con un tono simpático,así luego dedicándole una sonrisa malévola a Ashley, del espejo salio una mano, lentamente salio lo otro, así completando el cuerpo completo de Ayleen y quedando frente a frente con las demás chicas, su rostro era bastante horrible, tenia sangre en su ropa y en su cara,sus diente se hicieron filosos, y sus pupilas daban vuelta como si estuvieran perdidas, aun que las detuvo al mirar fijamente a las cuatro.
―¿Que veo aquí?. ―Dijo con una sonrisa, así saliendo de aquel lugar tan estrecho para quedar frente a frente a las demás. ―Ya veo, se estaban metiendo con alguien con... ¡MI AMIGA!.―Lo ultimo lo dijo gritando, así haciendo temblar a las cuatros.
―¡T-Tú!,¿quien eres?.―Pregunto Carla de manera nerviosa.
―¿Yo?, No me gusta presentarme adelante de escorias como tú. ―Le mostró una sonrisa, se estaba divirtiendo con esta situación.
―¿Como me dijiste?,¿Acaso sabes quien soy?. ―Dijo de manera directa y potente, le había enfadado aquellas palabras que le había dicho la chica.
―Si,claro que te conozco, ¿pero tú sabes quien soy?.
―¡No!,Por eso te pregunte!.
―Entonces yo también te quiero preguntar algo. ―Le salia una que otras risas.
Las otras tres se escondían atrás de Carla estaban realmente asustadas.
―¿Que quieres?.―Pregunto Carla.
―C-Carla, no creo que sea buena idea que la provoque...―Dijo una de las chicas que la acompañaban.
―Parece que una de tus amigas tiene conciencia de lo que ocurre aquí, pero da igual,ya que de aquí no podrán salir, ya que tienen unos corazones tan preciosos como una joya!.―Ayleen se acerco lentamente a Carla para quedar frente a frente, así dedicándole una dulce sonrisa y cambiando el ambiente.―¡I Love your heart, give it to me!.(¡Amo tu corazón!,¡Dámelo!).―Dijo para luego levantar una mano y atravesar le inmediatamente el pecho sin compasión,así quitando lentamente el corazón de la rubia,el cuerpo cayo a un costado luego de a ver extraído aquel órgano,se lo acerco a ella y lo admiro por un momento.―¡Sabia que era una Joya,ademas de delicioso!, Estas cosas son los bocadillos mas ricos y dulces!.―Se rió así dándose vuelta para poder visualizar a Ashlyn.―¡Mira esto!,¡Es un gran hallazgo!,De seguro estarás ansiosa por probarlo, tranquila, termino esto y lo compartiremos entre las dos.
De mientras Ayleen decía aquello las otras dos traban de escaparse, aun que no pudieron ya que su mano brazo se estilo así haciendo una brocheta con los cuerpos y quitar los tres corazones faltantes,y tomarlo todos con las dos manos, Ayleen se encontraba feliz, hoy iba a tener un gran banquete.
Ashlyn no lo podía creer estaba perpleja, la escena era horripilante, salio lentamente para bajar la mirada y ver los cuatro cuerpo de aquel grupo que la molestaba tirados en el suelo desangrándose,la sangre cada vez se esparcía hasta llegarle a los pies, así ensuciándole las botas, levanto la mirada en busca de Ayleen, así viéndola directamente.
―¿Oh,que pasa?, ¿Acaso no querías ayuda?, No me mires así querida, yo soy tu mejor amiga la que siempre te ayudara en todo,¿Acaso no te diste cuenta o aun lo dudas?.―Dijo con un tono burlón,así metiendo los cuatros corazones al espejo.
―T-tú,¿Q-que hiciste?, ¿Quien demonios eres?, ¡Tú no eres Ayleen!.―Su cuerpo empezó a temblar y cayo al suelo de rodillas su cuerpo tampoco daba mas, había perdido mucha sangre por la puñalada, este era su fin, iba a suceder lo que mas temía la "Muerte".
―Oww!,Cosita linda, Nunca existió Ayleen siempre fui un demonio que te mintió con su apariencia, pero mira lo bueno, gracias a mi te salvaste, y te puedes salvar, ya que aun no he obtenido tu corazón,Así que dime tu deseo antes de dar tu ultimo aliento.―Dijo apuntando su espejo para reflejas a Ashlyn.
Ashlyn estaba realmente agitada, su respiración estaba entre cortada,y casi podía decir algunas palabras sus ojos empezaban a cerrarse, pero visualizo aquel espejo dorado y tomo aire para poder decir sus ultimas palabras.
―Q-Quiero V-vivir!.―Era algo egoísta su petición,pero quería sobrevivir aun que odiase el mundo entero, ella quería poder seguir viéndolo.
―Ya veo, entonces te haré realidad tu deseo,así dándote vida eterna,pero primero te quitare tu sufrimiento.―Ayleen se acerco lentamente a Ashlyn y se agacho a la altura de su amiga, así estirando rápidamente su brazo, y atravesando su pecho así tomando el corazón de Ashlyn. Luego de eso lo acerco a su boca así besando al órgano y entregando el "Beso de la vida",al darle eso,le otorgo a Ashlyn vida eterna, sin necesidad de que conserve un corazón su cuerpo, pero aquel órgano se tiño de un negro oscuro significando que Ashlyn seguía viva por venganza y una oscuridad profunda que la mantiene viva.
Ashlyn se levanto del suelo, ya Ashlyn no existía solo era una marioneta de Ayleen que la titulo "Alice".
Luego de todo lo sucedido Ayleen ordeno a "Alice", que mate a los padres de Ashlyn,así diciendo antes de matar "A sinful heart, it must only cease to exist, and be a delicacy for the gods." (Un corazón pecaminoso, solo debe dejar de existir, y ser un manjar para los dioses.) y luego de asesinar dice: "My orders were fulfilled, I have released a soul in pain" (Mis órdenes se cumplieron, he liberado un alma en dolor.)
Su apariencia seguía siendo la misma que Ashlyn, pero con un hoyo en el pecho, la ropa toda rota y llena con sangre, su mano derecha toda rota, cortes en todo el cuerpo igual que rasguños, lo único que cambiaba era que su cabello llegaba ahora hasta los hombros, y ya no tenia control de si misma.
Así ellas dos van paseando juntas por las calles sin ninguna dirección matando a cualquier persona que se le cruce, son inseparable.
https://www.wattpad.com/735306404-%E3%80%8Eashlyn-ashley-ayleen-aymerick%E3%80%8F-%E3%80%8Ecreppypasta%E3%80%8F
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@warxfhearts
Jamás había asistido a una fiesta de los chicos populares, y eso le ponía un poco los nervios de punta. No era considerado completamente un ‘loser’, sencillamente prefería permanecer al margen la mayor parte del tiempo, en su zona de confort. El que una chica popular le invitase personalmente a una fiesta era algo que lo sacaba completamente de aquella zona, una invitación que habría rechazado probablemente. Pero la insistencia de Liz le había parecido particularmente adorable. El comprar un poco de tiempo y tranquilizarse un poco de la manera que mejor le funcionaba (es decir, ingiriendo una alta cantidad de alimento), además de averiguar un poco qué demonios le esperaba en aquel lugar, era lo mejor para él. Arregló su jersey y pasó una mano por su cabello antes de tocar el timbre de la casa.
#warxfhearts#‣ ⋮ ᴡᴇ'ʟʟ ʙᴇ ᴄᴏᴜɴᴛɪɴɢ sᴛᴀʀs. ( i: josh walker )#holaaaa; la continuación jajaj <3#espero que esté bien??? c:
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Invitado de honor
Empezó a dibujar cosas en mi muñeca. Una corona. Luego escribió Ama a tu madre, en árabe. Me relajaba sentir la punta del bolígrafo contra mi piel. Lo hacía con suavidad y concentración. Cada dos por tres, me echaba esa mirada tímida, me sonreia y me decía What. Pedimos dos shishas, algo de té y limonada. Luego fuimos a casa. Ya la tenía dura cuando se quitó los calzones. Nos besamos suavemente y nos acariciamos unos minutos. Me mataba el olor suave de su piel. Quería ese pene grueso que apenas podía abarcar con mi mano. Así de grande era.
Cubiertos de semen, permanecimos en silencio. Apoyé mi cabeza sobre su axila. Se quitó su rosario y me lo dio. Le pregunté si rezaba. Me dijo que sí. Le dije que me enseñara algunos rezos. Repitió algunos mientras yo veía cómo mi semen y el suyo, mezclados, fluían lentamente desde nuestros pechos hasta gotear sobre las sábanas. Empezó a contar las cuentas del rosario, una por una, susurrando en árabe: wahat, etneen, thalatha, arba, hamsa. Su voz era suave, como si estuviera hablándose a sí mismo. Contó del 1 al 104, muy lento. Un escalofrío sutil que me remontó a las sensaciones más tempranas de placer corporal en mi niñez me recorrió el cuello y luego el torso hasta llegar a la parte baja de mi abdomen. Estaba hipnotizado.
(Extracto de diario de viaje. El Cairo, julio de dos mil diecisiete)
You trust yourself this is wonderful, me escribe. Luego Translator es una mierda, especialmente del árabe. Pero sé qué quiere decir, tal y como supe qué quiso decir esos cinco días seguidos el verano de hace un año cuando dependíamos del cel para hablarnos frente a frente; cuando llegaba a mi puerta a las seis de la mañana, tocaba como loco el timbre de trino de pajaritos (que supe que era el timbre de mi depa veinte minutos después de que el pobre estuvo tocando y tocando el primer día que me visitó de sorpresa); cuando me sacó su identificación: Abdala, nacido en el año dos mil; y me vi en una cárcel egipcia encerrado por maricón y por tener sexo con menores; cuando caminábamos por el medio de las calles entre coches pitando sin parar y patrullas de policía, cogidos de la mano y besándonos el cuello cada vez que sentíamos que podíamos e, incluso, cuando sabíamos que no.
Salí de mi hotel en Giza ya entrada la noche. Quería ver a Ahmed, otro que levanté por la calle aquel mismo verano y con quien luego hablé horas y quien resultó trabajar para la misma organización que yo en México, pero en Egipto; y uno de los pocos egipcios que han dejado que me los coja. No olvidemos que estamos en el mundo de las activas, según esto. En aquel entonces, me lo cogí y me cogió. Estuvimos abrazados y besándonos por una hora en la cama de mi Airbnb cutre en Abdeen. I would not feel safe walking around this area, me dijo haciendo mala cara, mientras caminábamos a mi casa luego de encontrarnos por la calle, guiñarnos el ojo y decidir que queríamos coger, así, en lo que lo escribo. Yo era feliz en mi barrio cutre cairino: los viernes, el llamado al rezo duraba como una hora y yo me salía a recorrer las calles silenciosas forradas de tapetes y de hombres de todas las edades inclinados hacia Makkah. Yo los observaba con atención recargado en algún poste o contra un árbol; les miraba el culo y me imaginaba cogérmelos ahí mismo, empinados, mirando a la ciudad sagrada. Me excitaba su ghelabiya que, hecha para que un hombre vista con pudor y decoro, deja ver muy sutilmente los culos duros y las vergas tamaño de escape que tienen por aquí. Me preguntaba, mirándolos alineados ahí, contra el suelo, quién se la habría metido a quién la noche anterior mientras la sociedad y las familias pensaban que el uno y el otro eran simplemente amigos de toda la vida. Así mi barrio cairino. Desde aquella noche, nos escribimos unas cinco veces. I really look forward to seeing you again, beautiful, me decía Ahmed cada una de ellas.
Me bajé de la combi sobre la avenida El Haram, entre carretas, pitidos, burros, polvo y el aire caliente de las noches de septiembre. Ya me esperaba. Su cara era diferente de como la recordaba. Queda claro que luego de los 67 hombres que me cogí en esa vuelta al mundo del año pasado, más los cientos de hombres con los que estuve en México hasta mi vuelta a Al-Qahirah, más de una cara estará borrosa en mi cabeza (en especial porque la mayoría de los de aquí tienen un avatar como foto de perfil en redes y no tengo fotos de ellos más que en mi mente). Ojos grandes, más grandes de lo que recordaba. Labios gruesos, hermosos. Moreno. Peludo. Carnoso. Panza dura. Me había dicho desde antes que no tenía lugar esa noche, que sólo tomaríamos un té. Pues té sera (al fin que veré al otro después, pensé). Shay bil nana min fadlak. Ana aydan. Listo. Dos tés sobre la mesa tambaleante en una calle polvosa de Giza, rodeados de hombres con pinta de machos alfa de los que fuman shisha y toman té hasta el amanecer a no ser que levanten una verga antes y se vayan al depa que algún amigo les preste para ser maricas a escondidas por unos minutos. En pocos lugares del mundo vi cruising como el de los cafés callejeros de El Cairo. Todos son machos. Todos son heteros. Todos te comen con la mirada. Todos quieren verga. Todos la quieren ya.
Que cómo has estado. Que qué guapo te ves. Que voy llegando de Madrid. Que cuánto tiempo te quedas en Egipto. Yo, abierto de piernas, me marcaba el pene. Él me miraba, giraba los ojos y me decía que parase, que estaba en Egipto. Pues justo por eso, hijo. No te has dado cuenta del mariconeo que hay a tu alrededor, pensé. El siguiente comentario fue si me interesaba tener una relación en mi vida. Le dije que no. Me miró serio, con una mirada penetrante, intentando descifrarme. Me dijo que seguro era de esos que quieren ir por la vida cogiendo con todo mundo. Tienes la boca llena de razón, le dije; y que querer cogerme a todo el mundo no tenía que ver con querer una relación o no. Que con una relación también podría seguir cogiéndome a todo el mundo. Que el no querer una relación es un tema más vinculado a abrazar una soledad existencial, asumirla, vivirla y hacer algo hermoso de ella antes de desaparecer para siempre en lugar de comprar la fantasía heteronormativa de que alguien me va a salvar de esa soledad que todos, todos, sentimos en lo más profundo. Y que no significa no amar ni enamorarme ni apasionarme, sino todo lo contrario. Pues no, insistió. El compromiso hacia una sola persona es la base del único tipo válido de relación y todo lo demás es una mierda y una falacia. Relación hay una y punto, dijo.
Decidí cambiar de tema. Hacía mucho calor como para entrar en alegatos. Me encanta ese hombre. Estaba caliente. Me vale verga lo que piense. Me enfoqué en él, en su cuerpo, en sus gestos, en su persona y cómo intentaba ocultar esa hermosa fragilidad frente a mí: un hombre varonil, recto, estricto, lleno de reglas; universitario y letrado, sí; pero el Corán se le ve en la frente, en cada palabra que dice y en cada gesto que hace. Seguí mirándolo, guiñándole el ojo sutilmente y sonriéndole cachondo mientras hablábamos de cualquier tontería. No hay estructura de reglas que soporte un vergazo semejante. Vi que se estaba poniendo duro mientras conversábamos. Dimos un par de tragos más al té y me preguntó que si quería comerle el pito. La cuenta, por favor, dijo en árabe.
Anduvimos un par de cuadras hacia donde según esto era su casa. We can find a darker spot, me dijo. Entramos a un callejón oscuro que conectaba dos calles transitadas. Me cogió el pene con su mano derecha y me lo apretó sin expresión alguna en su cara. Le metí la mano al pantalón. Pene grueso, corto. Se lo jalé un par de veces. Al final de la calle, un hombre sentado en su coche con la ventanilla abierta, como si esperara a alguien, miraba en nuestra dirección. Ahmed me dejó de tocar y quitó la mano a pesar de la práctica imposibilidad de que alguien, desde una calle alumbrada, pudiera vernos entre la oscuridad. Qué estresado vive este pobre hombre, pensé.
Salimos del callejón a la calle principal. El hombre nos miraba de reojo, pero ponía más atención a su celular. Ni cuenta se dio. Ahmed me adelantó unos pasos. Yo miraba ese culo duro, hermoso, y lo rocé rápido con un dedo. Basta ya, balbuceó. Es mi barrio y me conocen todos. Conocen a mi padre, a mis hermanos; saben dónde trabajo. Deja ya de comportarte como un adolescente, me dijo serio y con el ceño fruncido. La próxima vez consigo las llaves de un depa por aquí y cogemos, añadió. Le sonreí. Llegamos a la esquina. Creo que hasta aquí llegué con este hombre, pensé; está sudando de los nervios. Le va a dar un infarto. Le di dos besos, nos abrazamos y me fui.
Anduve un par de kilómetros sobre el desmadre de El Haram. Abdala me estaba esperando. Me escribía en árabe. Que estaba con un amigo, que luego de encontrarnos íbamos a ir a casa de alguien. No entendía mucho, pero supuse que íbamos a una fiesta casera y luego, como se acostumbra aquí, podíamos quedarnos ahí haciendo nada hasta las seis de la mañana tomando té y fumando shisha o podíamos pasar la noche entera vagando por las calles de Giza o Abdeen caminando sin rumbo.
Llegué al ahwa donde me dijo que nos veríamos. Mesas a ambos lados de una calle arbolada. Olor a narguila, a té y a perfumes dulces y penetrantes. La temperatura empezaba a descender, pero se estaba bien en camiseta. De repente, apareció. No recordaba lo guapo que era y esa sonrisa que me calienta el pecho. Ya tiene dieciocho años, aunque parece de treinta con esa cachondez y esa corporalidad que irradia. Piel morena. Ojos enormes. De cuerpo ya no hablemos. Viene con un amigo, Yassir. Nalgón. Piernudo. Piel clara. Barba no muy poblada. Hermoso. Sólo hablan árabe. Dependíamos, una vez más, de los celulares, de las señas, de mi pobre árabe y de su nulo inglés.
Subimos a una combi. Yo no endendía aún a dónde íbamos. Pasamos mercados callejeros, avenidas bordeadas de edificios de diez o doce pisos en obra negra, sin ventanas ni puertas, habitados. Coches en sentido contrario pitando todo el rato. Autobuses con luz neón dentro y música en árabe a todo volumen. Puestos de comida. Humo de los hornos donde cuecen el pan. Humo de los escapes de los coches. La risa de Abdala mientras le besaba el cuello y le tocaba la verga a través el pantalón en el asiento trasero. El amigo nos miraba y sonreía. Le decía cosas que yo no entendía. Abdala respondía y me enmudecía la suavidad y la elegancia con que pronunciaba sus palabras. Transbordamos a un tuktuk de la muerte. Íbamos en sentido contrario, caíamos en hoyos del pavimento. Abdala me cogía de la mano y me sonreía a través del espejo del conductor puberto mientras pasábamos a toda velocidad las luces blancas de locales y puestos de comida callejera sobre aceras resquebrajadas.
Llegamos. Faysal 16, me dijo Abdala. No entendí. Sería el nombre de la calle o la dirección o el barrio, qué iba a saber yo. Caminamos por un callejón sin pavimentar, con escombro, basura y gatos por doquier. Entramos a un portal en ruinas. El elevador no servía. Parece que había que conectarlo a la corriente manualmente. Yassir cogió el cable pelado, intentó conectarlo. Pues no, nunca funcionó. Subimos ocho pisos por la escalera angosta. Pasamos de largo a un vecino que se veía muy religioso. Nos saludó con tono amable, pero mirándonos de arriba abajo. Me pregunté si se imaginaría que Abdala y yo íbamos a coger en algún momento de la noche y lo maricones y putas que éramos. También pensé que se le había antojado e iba a llegar a rezar y luego a jalársela en el baño y rezar otra vez para que Alá se apiadara de su mariconez incontrolable.
Entramos. En la sala había un refrigerador vacío y una cocina con trastes sucios. Un sillón viejo y una mesa de plástico. Al fondo, un cuarto con dos camas. Polvo por todos lados, como si el desierto también entrara por las ventanas, incluso en el octavo piso. Yassir se sentó en el sillón, con las piernas abiertas. Abdala, de pie frente a mí, me sonrió por unos segundos, mirándome a los ojos. I miss you, me dijo. Y me besó. Me besó los labios y el cuello. Me abrazó con fuerza y olió mi pelo como si quisiera aspirarme todo. Hice lo mismo. No podía creer tanta belleza frente a mis ojos. Le metí la mano en el calzón y le besé los labios. Estaba duro. Había olvidado lo inmensa que era su verga. Se la saqué. Yassir miraba atento desde el sillón. Me guiñaba el ojo cuando yo abrazaba a Abdala y él me quedaba a sus espaldas. En ese momento, entendí que eso no era una fiesta en casa de amigos ni íbamos a ir a ningún lado, sino que me habían tendido una emboscada; y no iba a oponer resistencia alguna.
Abdala me cogió la mano y me llevó hacia el cuarto. Nos acostamos sobre la cama. Nos desnudamos. Me abrazó por detrás y me decía al oído Enta wow. Enta habibi. Ana bahebek, que era wow, que era su amor, que me amaba. Nos comimos las vergas. Me comió el culo. Le quise meter el dedo y parecía que le había hecho cosquillas. Me quitó la mano y me dijo Nu, nu. Recordé que, hacía un año, me había dicho que no era pasivo por miedo a las pruebas que practica el ejército egipcio a los recién ingresados al servicio militar obligatorio. Al parecer, hay pruebas aleatorias donde un proctólogo determina, analizando los tejidos rectales, si un hombre ha tenido sexo anal como práctica cotidiana o no. Tienen tanto miedo a esa prueba –que a mí me suena más a leyenda urbana o a justificación del mito de que sólo los pasivos son maricas y los activos no– que ponerles un dedo en el culo los hace estremecerse y, en ciertos casos, hasta ponerse violentos. Con lo mágica que es una próstata. Bueno, pues va a ser que no; aunque no olvidemos que hace un año sí te dejaste coger, bonito. En fin, besos, amor y pasión por horas hasta que apareció Yassir con la verga dura y el pantalón y los calzones abajo. Parecía que se la había estado jalando en la sala oyendo cómo nos besábamos en el cuarto con la puerta abierta. Miré de reojo a Abdala. Le dije a Yassir que viniera a la cama. Se puso feliz. Abdala, quien ya me había hecho escenas de celos en el pasado, no respingó.
Así estuvimos horas. Abdala me cogió mientras Yassir me la metía por la boca o mientras yo me dedeaba a este último (ése sí se dejó). Cuchareo de tres. Besaba a Abdala detrás de mí y a Yassir en el cuello. Su olor me mataba. Todos nos vinimos sobre todos. Primero yo en la boca de Yassir; luego Abdala sobre mi pecho mientras yo me cogía con el dedo a Yassir y le jalaba el pito usando mi saliva y lo que escupió de mi corrida como lubricantes.
Nos quedamos abrazados un rato. Sus pieles se adherían a la mía refrescadas por el ventilador inmenso que soplaba sobre la cama. Habibi todo el rato. Esas sábanas y esos muros color pastel. Una plasta de semen sobre mi pecho. Yo jugueteaba con él y veía cómo se secaba y enredaba mis vellos. Yassir me dijo en árabe que tenía cuerpo de fiel (así llaman a los musulmanes). Me dijo que yo era musulmán, que él lo sabía. Le dije que no tenía religión. Se quedó mudo. Me preguntó que si era cristiano. Le dije que no, que no tenía religión alguna. Su cara de desconcierto no me resultó del todo ajena: es la cara de todo musulmán cuando le digo que no pertenezco a ninguna religión. Podrían tolerar que fuera cristiano o judío; pero ateo... El peor insulto a dios en cualquiera de sus formas. Me preguntó en árabe, algo exaltado, que quién me había creado, que quién me había dado la vida, que si sabía lo que estaba diciendo. Abdala le dijo que yo no le entendía y que lo dejara por la paz. (Es que Abdala ya me vio entrar en discusiones semejantes con otras personas y vio que casi me costó la vida una vez. O al menos casi me costó el tabique de la nariz.) Abdala cambió de tema. Yo respondí a los cuestionamientos de Yassir besándole el cuello y jugando con su pito húmedo. En unos segundos se calmó. Se puso duro. Me besó. Me chupó la verga. Me abrazó y lo abracé. Estuvimos en silencio. Nos acariciamos. Nos lamimos las gotas de sudor sobre las mejillas y las orejas.
Enta lover, Abdalla saddiqi, tmam. Que yo era su amante, dijo Yassir; pero que Abdala sólo era su amigo. Aclarándome. Ellos nunca se tocaron ni se besaron, es verdad. Invitado de honor, resulta. Enta habibi w hayati. Que yo era su amor y su vida, me dijo luego Abdala.
Nos quedamos unos minutos más jugando con nuestros penes. Me enseñaron algunas frases en árabe. Tuvimos una conversación más o menos completa y, al terminar, nos vestimos. Yassir me dijo que esa noche tenía casa sola y que podía quedarme a dormir abrazado a él. Mi vida. Me lo pensé unos minutos. Pero tenía que irme y Abdala también. Bajamos juntos. Tomamos un coche. Abdala se sentó en el asiento del copiloto. A las pocas cuadras, le hice la seña de que se pasara atrás conmigo. Le dijo al chofer que parara. El resto del camino nos acariciamos mientras el conductor nos miraba por el retrovisor algo confundido, pero sin mayor reacción. Me dijo como diez veces que me iba a extrañar y que me amaba tanto. Yo le dije lo mismo las diez veces. Aquí no se escatima en emociones.
Condujimos por una calle llena de baches que corre justo debajo de las autopistas modernas de dos niveles que atraviesan los barrios más pobres de la ciudad. Cafés polvosos, juegos mecánicos en ruinas, peluquerías, tiendas de celulares, verdulerías. Eran las tres de la mañana y había tanta vida por las calles. Nuestros cuerpos se agitaban al ritmo del coche esquivando los pozos de la terracería. Nubes de polvo ocultaban el camino. Entre una sacudida y otra, yo lo miraba a los ojos; él me sonreía y me apretaba la mano. Esa noche había sido víctima del discurso represor y de la emboscada más hermosa. Había visto las dos caras de un mundo que se antoja lejano y que parece esconderse tras esa fachada que se hace llamar otredad; para ver que no, que no existe lo otro ni lo diferente ni lo ajeno ni lo lejano ni lo hermético cuando se trata de la carne en su estado más crudo, cuando se trata del cuerpo y sus bondades infinitas.
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Cómo elegir el par de zapatos de fiesta perfecto
Prepararte para un evento de etiqueta o un cóctel puede ser estresante y desalentador. Quieres tener un aspecto elegante y sofisticado sin tener que gastar mucho dinero en ropa nueva. Además, no tienes mucho tiempo para preparar tu atuendo. Estos consejos sobre cómo elegir el par de zapatos de fiesta perfecto te servirán si vas a comprar zapatos online.
La difícil elección
Si no tienes una amplia colección de calzado a tu disposición, tendrás que ser creativa con lo que tienes. Sin embargo, encontrar el par de zapatos de fiesta perfecto no es tarea fácil. Tanto si se trata de un acto social con amigos como de un evento relacionado con los negocios en el que se conoce a gente nueva, tus zapatos son lo primero que ve la gente.
Elegir el par de zapatos de fiesta perfecto es una tarea abrumadora. Hay tantos estilos y colores diferentes para elegir que puede ser difícil elegir un solo par.
Desde un evento de alfombra roja hasta una fiesta del trabajo, aquí tienes algunos consejos para encontrar el tipo de zapatos de fiesta adecuado, sea cual sea el tipo de evento al que pienses asistir.
Cómo elegir el par de zapatos de fiesta perfecto
Para encontrar los zapatos de fiesta perfectos, debes pensar sobre a qué tipo de evento asistirás. Es posible que quieras unos tacones si vas a salir a una reunión social o unos zapatos planos si solo vas a ir a cenar.
También debes tomar en cuenta tu estilo personal y considerar lo que sea cómodo para tus pies. Si tienes un pie ancho, es posible que quieras un zapato de punta o algo con una puntera ancha.
Otras recomendaciones para la elección del zapato de fiesta son.
Conoce el código de vestimenta de tu evento antes de comprar: El código de vestimenta para su evento puede hacer o deshacer su experiencia. Asegúrate de conocerlo antes de comprar los zapatos.
No te gastes demasiado dinero en zapatos de fiesta: Puede ser que pases mucho tiempo buscando y veas muchas opciones, pero no te dejes llevar solo por el precio. Además, recuerda que es un calzado que usarás poco.
Elige un zapato versátil para ir a fiestas: El zapato perfecto para ir de fiesta es versátil. Cuando se trata de calzado, la elección correcta depende de tu estilo y de lo que planees usar. Considere el estilo, la altura del tacón, el color, el material y la comodidad.
Encuentra la mejor altura de tacón para ti: Los tacones vienen en muchas alturas diferentes. La mejor manera de determinar cuál es el adecuado para ti es elegir el que se sienta más cómodo y favorecedor para tu tipo de cuerpo.
Encuentra el ajuste adecuado el zapato: Ya sea que esté buscando un nuevo par de zapatillas, botas, chancletas, zapatos planos o sandalias a la moda, hay un estilo que se adapta a sus necesidades. Para obtener el mejor calzado para sus necesidades, es importante comprender qué tipo de pie tienes.
Ya sabes cómo elegir el par de zapatos de fiesta perfecto para ti. Considera todo lo que mencionamos antes de comprar o decidirte por uno de los de tu armario.
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