Cesó la música, se oía constante el rumor de la quebrada.
Paró la melodía, escuchaba siempre la voz del agua.
Se detuvo el ruido, percibía el infinito murmullo del arroyo.
No hubo más sonidos, sentí perenne el silbo de la vida.
Se hizo el silencio, tocaba inmortal la sutileza del amor.
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No sé si conozca mi espacio,
Al parecer alguien más lo habita en sus borracheras.
Una vaca me observa con ojos tristes, en mis pies
Un tronco con cicatrices y lágrimas.
Toco las texturas rocosas y ellas saborean mi piel.
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El aleteo de la mariposa construye un tornado que arrasa con el mal.
Vuela la mariposa, compone un ciclón, que allana la desgracia.
Los insectos revolotean, revolucionan el viento
Asolando
Las Dolencias
Del Mundo.
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