Les doy la bienvenida a mi nueva página de literatura y arte visual "6Viagras". Primero que todo, ¿De dónde sale el nombre?, pues realmente no sé, aunque ¿Quién sobrevive a 6 viagras? Nadie. Pues nadie sobrevivirá a mis escritos. Criticas positivas y constructivas serán aceptadas pero al final bailaré la música que mejor me suene. Pueden seguirme en twitter como @6viagras y en instragam como @TodavíaNoMeHeCreadoEsaVaina. Gracias.
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A mi no me gutan’ lo’ rico’.
A lo mejor mi opinión sea un tanto generalizadora pero en verdad no me gustan los ricos. Ojo, cuando digo los ricos no me refiero a los que tienen mucho dinero, sino a los que tienen mucho dinero y optan por cambiar su estilo de vida envuelto en el estatus social de “rico”.
Me explico. Juan y Manuel, ambos tienen 1000 pesos, ambos tienen hambre.
Juan se antoja de hamburguesas y recuerda lo buenas que son en el puesto de comida rápida de la esquina. Cada hamburguesa vale 80 pesos pero con una no es suficiente así que compra dos, mas un jugo de 40. 200 pesos en total, barriga llena, 800 sobrantes en el bolsillo.
Manuel también se antoja de hamburguesas pero sus amigos siempre compran en O.Livia y pues, no puede cambiar la rutina por no pasar por “daña fiestas”. Pide una Wagyu Beef Burger y le sale en 990 pesos. No puede bajarse la hamburguesa sin nada de tomar, pero le quedan 10 pesos en efectivo, ¿Qué hace? pues utiliza la tarjeta para un jugo de 80 pesos (Lo que vale una hamburguesa en la esquina de Juan). Barriga no tan llena y -70 pesos del presupuesto. Pero al final su estatus no se vio afectado.
En este caso, Manuel es a quien yo llamo “Rico”, aunque ambos tenían el mismo presupuesto.
Siempre trato de evitar ir a sitios como Downtown center, Acrópolis, Silver Sun Gallery y Blue Mall porque están repletos de Manueles queriendo impresionar a otros Manueles y mirando por encima del hombro a los Juanes. Todo lo que envuelva “Valet Parkings”, “Membresías preferenciales”, “Cata de vinos”, “Clubes sociales”, “Revistas de figuereo”, “Sesiones de fotos en casa de campo”, “Alfombras de piso completo”, “Chóferes personales”, “Edificios residenciales exclusivos” y “Pasear chiguaguas mariposas en el mirador”, NO ME GUTA’.
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El barbero
(Llega un cliente a la barbería)
Hey, dígamelo todo mi jefe. ¿Cómo tamo’? Qué bueno, que bueno. (Estrecha su mano) venga, venga, siéntese (Sacude el polvo de la silla y le exhorta a tomar asiento. Lo acomoda y lo prepara) Lo de siempre verdad?. Perfecto, en 5 minuto’ lo pongo nítido. ¿Tenía mucho que no venía eh?, yo pensaba que ute’ se había ido de viaje, porque como ute’ e’ empresario, ute’ sabe, la gente como ute’ siempre anda viajando y haciendo reunione’ laboriale’, ¿me entiende?... eso tiene que se’ lindo pa’ alla pa lo paise’.
Oh. (Interrumpe el discurso y procede a recortar. Mide el ángulo desde lejos) óigame pero ese dengue está acabando con lo pobre. Yo no leo periódico en verdad, pero yo me fijo en las portadas y se la han pasado hablando del dengue. Y que eto, y que lo otro, y muchísimo muerto, y alerta epidemialo, epidemi, eso mismo. Hay que cuidarse. Digo, nosotro lo pobre. Porque el moquito del dengue no lo pican a utede los ricos. Al pobre lo pica una hormiga y le da el dengue también, asi e’ que tamo.
Oh ecuseme’ (Interrumpe el discurso y procede a recortar. Mide el ángulo desde lejos) Ya tamo en agosto mi jefe, ete año paso volao!!, orita tamo en diciembre. Yo tengo que coger pal barrio a cenar con la familia de mi mujer en noche buena. Ya ute’ sabe. Alla se cena de a duro y depue se bebe hasta el otro dia. El año pasado hubo que intername’ de un jumo (rie) y posiblemente me internen en ete’ tambien. Ute no ha bebido cleren, yo sé, no lo haga mi jefe, que como ute no baja de blu label si se da un trago se muere.
ay! ecuseme de nuevo. (Interrumpe el discurso y procede a recortar. Mide el ángulo desde lejos) Mi jefe, pero a mí se me acabaron la gillet. Yo no entiendo. Eso son los otros barberos que me la cogen y no me la reponen. Epereme ahí un segundito que voy y compro una al colmado. Vengo en 2 mi jefe. (Sale de escena y vuelve con la Gillette. El cliente ya se había ido) Oh, se me fue el don. Que vaina eta. Nah.
(Llega otro cliente a la barbería)
Hey, comando!!, venga, venga, siéntese. En 5 minuto’ lo pongo nítido.
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Los hijos del pescador ya no quieren pescado.
El sol ya comenzaba a quemar e insultar la espalda descubierta del ya no tan joven pescador. Luego de una mañana agotadora había recolectado los peces suficientes como para llenar su canasta y rebosarla. Peces gordos y tiernos, llenos de energía al coletear. Por los pequeños orificios del bote de caoba se filtraba agua, pero no demasiada. El pescador nunca le prestaba atención.
La rutina de todos los días era recolectar peces no tan lejos de las orillas del mar desde las cinco de la madrugada hasta las siete, y luego llevarlos frescos al mercado popular para vender la mayor cantidad posible. Así mismo hizo el pescador ese martes, llegó al mercado quince minutos después de las ocho. Algunos compradores ya lo estaban esperando.
Pasadas las seis de la tarde la luz del día se iba despidiendo en el horizonte, era hora de partir a casa, pero aún quedaban muchos peces sin vender. El pescador llamaba a la gente, bajaba el precio de la libra de pescado a diez pesos menos cada cinco minutos, pero ya casi todo el mundo se había marchado. Las moscas danzaban sobre el pescado seco y el pescador las espantaba con un pedazo de cartón polvoriento. El aroma se hacía cada vez menos atractivo.
El pescador tomó su canasta y con un suspiro profundo se fue a casa. Deseaba encontrar algún señor en el camino buscando pescado para comprar pero simplemente no sucedía.
Al abrir la puerta de su humilde casa de tablas y zinc lo esperaban sus cuatro hijos y su mujer embarazada. Los niños corrieron hacia él con alegría y lo abrazaron por las piernas. “Bendición pa’, ¿Qué nos traite’ pa’ cena’?” preguntaron al unísono.
Con un nudo en la garganta, finalmente el pescador logró dar respuesta a la pregunta con voz tenue y desanimada. “Pescado”....
Los niños sucumbieron ante un silencio desgarrador, soltaron las piernas del pescador y se marcharon a seguir en lo que estaban. La tristeza en sus rostros decía mil palabras. La mujer cerró los ojos, sacudió la cabeza, y con un suspiro se marchó a la cocina. El pescador quedó solo en la pequeña sala de la diminuta “casa”, con la única compañía de unos pescados que empezaban a ranciarse.
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Y sonará como un cliché
Mi nombre es Miguel José Antonio Hiraldo Morales. Mejor conocido como Mike y unos que otros artistas en proceso me apodan “El santo Mike”. Tengo 24 años, vivo en Santo Domingo Este, sector Lucerna.
No quisiera que esto suene como un cliché, y sonará como un cliché, pero no busco con esta página buscar fama, ni cientos de likes, ni ser reconocido en todo el país para salir en programas de televisión junto a personas “relativamente famosas” de las redes sociales. Lo que busco es distinto. Quiero meter mis pensamientos en una botella, lanzarla al mar y ver a quien pueda llegarle. Más o menos así como los cantantes, pero yo no canto ni japi berdey. Espero que algún día recibas la botella y que de alguna manera u otra, cambie tu forma de pensar. (No estoy hablando de botellas del gobierno por si lo pensaste, canalla)
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